Los Abismos del Condor - Proyecto ClÃo
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poner entonces que, precisamente por su<br />
ausencia de vocación marítima, la élite nazca<br />
desatendió –y probablemente hasta reprimió–<br />
el desarrollo náutico, porque no lo controlaban<br />
directamente, y no tenían experiencia<br />
personal en ello, y en consecuencia no<br />
estaba dentro <strong>del</strong> conjunto de sus propios y<br />
directos intereses<br />
Mediterráneos como eran, sí estaba en<br />
cambio dentro de sus intereses inmediatos el<br />
comercio terrestre. Y en efecto harto que lo<br />
desarrollaron, enlazándose con ese propósito<br />
con sus vecinos chankas, con los lejanos kollas<br />
<strong>del</strong> Altiplano, e incluso hasta con pueblos<br />
de la amazonía 320 .<br />
Una y otra hipótesis parecen harto verosímiles,<br />
de momento que, cuando siglos más<br />
tarde, la hegemonía sobre la nación ica volvió<br />
a la costa, pero esta vez a manos de los<br />
chincha, éstos efectivamente alcanzaron un<br />
sensacional despliegue naval y marítimo–comercial,<br />
como habrían de constatar asombrados<br />
los inkas, primero, y los conquistadores<br />
españoles, después.<br />
No se crea que pretendemos mostrar o<br />
insinuar que el desarrollo <strong>del</strong> transporte terrestre<br />
y el complementario <strong>del</strong> comercio por<br />
tierra que hicieron los nazca, es menos importante<br />
que el marítimo que podrían haber<br />
llevado a cabo los paracas, o que el que efectivamente<br />
llevaron a la práctica los chinchas.<br />
O, a la inversa, qué este es mejor que aquél.<br />
No.<br />
Pero sí pretendemos sugerir que, cuando<br />
el mo<strong>del</strong>o de desarrollo histórico–económico–productivo<br />
es centralista –aunque sólo lo<br />
sea de manera implícita–,sólo termina destacando,<br />
selectiva y excluyentemente, la o las<br />
actividades económicas en las que la élite<br />
hegemónica concentra efectivamente sus intereses:<br />
agricultura o pesca, comercio terrestre<br />
o comercio marítimo, etc.. Y que, por el<br />
contrario, bajo mo<strong>del</strong>os sensatamente descentralistas,<br />
en cada sector <strong>del</strong> territorio, concurrente<br />
y complementariamente, se desarrollan<br />
las actividades para las que hay vocación<br />
natural (agricultura aquí, pesca allá y minería<br />
más allá, etc.).<br />
Y, para complementar la propuesta, no es<br />
difícil imaginar cuán vulnerable e intrínsecamente<br />
frágil –tanto en términos económicos,<br />
políticos y hasta militares–, resulta el pueblo<br />
o la nación que sustenta su desarrollo en una<br />
sola o pocas actividades productivas. Y, por el<br />
contrario, cuán más resguardado y sólido<br />
resulta aquél que se apuntala en todos los<br />
sectores productivos que tiene a su alcance.<br />
Parece pues una verdad de perogrullo,<br />
mas hay que decirla explícitamente y con todas<br />
sus letras –sobre todo porque en los textos<br />
clásicos de la historia <strong>del</strong> Perú es todavía<br />
una monumental omisión–: la descentralización<br />
económico–productiva (y la consecuente<br />
descentralización poblacional), es invariablemente<br />
ventajosa, y el centralismo es<br />
en cambio inexorablemente pernicioso.<br />
Las culturas moche y mochica:<br />
paradigmas<br />
de la estratificación social<br />
Las guerras acabaron de perfilar la profunda<br />
estratificación social en los grandes<br />
pueblos y naciones de los Andes.<br />
<strong>Los</strong> mitimaes prisioneros de guerra –y sus<br />
descendientes– ocupaban el peldaño más bajo<br />
de la escala social. El grueso de la población<br />
campesina de los pequeños pueblos<br />
vencidos cubría, probablemente, el escalón<br />
siguiente. Más arriba se ubicaba la población<br />
campesina de la nación dominante o con-<br />
EL MUNDO PRE-INKA: <strong>Los</strong> abismos <strong>del</strong> cóndor • Alfonso Klauer 166