Revista: Chispas No. 7 - conafe.edu.mx

Otra cosa que me gusta jugar es a la tienda, no necesito estar en una tienda para hacerlo, sólo hago
como si estuviera en ella ¡y ya! 5
Sigo prefiriendo jugar solo o con adultos y en ocasiones creo un amigo imaginario y le doy un nombre,
pero eso sí, poco a poco estoy abriendo mis horizontes y encontrándole gusto al juego con niños
de mi edad.
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Mi lenguaje y comunicación
He mejorado muchísimo en mi manera de hablar y de comunicarme, ya comprendo frases largas y
difíciles. Comprendo más lo que ocurre en mi entorno, identifico varios objetos por su uso y nombre.
Además, ya puedo decir más palabras 6 y con éstas logro comunicarme muy bien (bueno, al menos eso
creo). Pregunto “¿por qué” para todo, me da risa cómo los adultos se cansan de mis preguntas y se
desesperan; lo que sucede es que necesito encontrar una explicación a la vida, estoy construyendo
apenas mi realidad y mi entorno a partir de las respuestas de la gente.
Hablo mucho y me gusta que me escuchen y entiendan. ¿Saben soy un gran conversador y
en ocasiones hasta me pongo a cantar las canciones que más me gustan y repito las rimas que
mamá me enseña.
Mis emociones
Ya no lloro tanto ni grito cuando quiero darme a entender, prefiero hablar y pedir con palabras
lo que necesito. Mis emociones son más claras para mí, puedo expresarlas mejor. 7
Me doy cuenta que puedo tomar decisiones propias y conseguir lo que quiero por mí mismo,
esto hace que cuando los adultos se meten en mis decisiones me enojo y soy muy terco,
negativo y hago berrinches. Pero no lo hago por hacerlos enojar, si no porque necesito mi espacio
para conocerme mejor y manejar mis emociones.
Sigo creciendo y me sigue sorprendiendo todo lo que encuentro a mi alrededor. Ser un niño de dos
años no es cualquier cosa. Ya cumplo tres años y me sigo desarrollando a ritmos muy rápidos. ¡Nos
vemos pronto!
Información adaptada de: Justo, Marisol, La propuesta didáctica: La educación de 2 a 3 años, Aula
práctica, España, Editorial de la Infancia, 2004.
Notas
1 Para lograr que el pequeño alcance un control tónico correcto es necesario que realice ejercicios de relajación, los cuales
le rebajan la tensión muscular y favorecen su adaptación a situaciones nuevas que lo hacen sentir ansioso.
2 De los dos a los tres años se recomienda estimular el sentido temporal en los pequeños, estableciendo un régimen horario
cotidiano y promoviendo la percepción del ritmo, la duración y la velocidad.
3 Va aumentando la precisión y el control al sujetar los colores. Los primeros garabatos van de un lado a otro del papel, y
son fruto del dominio de coordinación y del placer por el movimiento.
4 Es importante tener en cuenta que aunque a esta edad es posible
que el niño cuente hasta diez o más, no ha
comprendido aún el concepto de número,
pero sí puede ser que ya haya comprendido
cantidades (mucho, poco, nada,
uno, etcétera).
5 Aparece el juego simbólico donde
el niño “hace ver que o hace
ver como” pasando de la utilización
realista de los objetos,
a usarlos de manera simbólica
asociada a una emoción.
6 Más de 200 palabras, vocabulario
que se incrementa cada
día, llegando a incorporar diez
palabras nuevas diariamente.
7 A través del juego, el adulto
puede demostrarle al niño cómo
se puede utilizar el lenguaje para
expresar los sentimientos, para
que tenga la capacidad de decir
cada vez mejor lo que siente y así
esté más seguro de sí mismo.