Muertos con Cristo - Toda la Escritura es inspirada por Dios

Muertos con Cristo
2 Timoteo 2:11
“Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él”
Introducción.
Hoy en día hay muchos productos light. Light quiere decir liviano o ligero. Pues contiene pocas
calorías. Para que las personas no suban de peso y no padezcan diabetes. Entre los productos
que encontramos están: la leche, azúcar, mayonesa, galletas, refrescos, chicles, chocolates,
etc. esto está bien si ayuda a la gente. Lamentablemente esta idea de liviano se ha trasladado al ámbito
espiritual. Muchos cristianos quieren vivir un cristianismo light. Quieren descansar en un evangelio fácil
y ligero. De mucha prosperidad, de gozo, de risa, y de paz. Pero de poca santidad, sin pruebas, sin
persecución, sin compromiso. Pero en términos cristianos, Jesús fue un anti "light". Pues dijo: “ninguno
que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. (Lucas 9:62) “Si
alguno no aborreciere a madre o padre y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo”. (Lucas 14:26)
No se puede pretender vivir un cristianismo fácil o ligero. Los apóstoles y muchos cristianos pudieron
morir por Cristo porque estaban viviendo con Cristo. Un cristiano que no vive con Cristo, jamás podrá
morir por Cristo. Por tanto, si queremos vivir con Cristo, necesitamos morir con Cristo.
I) ¿Muertos a qué
A. Muertos al yo.
Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo
por mí” (Gálatas 2:20) Estas palabras las debemos hacer nuestras. La crucifixión aquí significa
muerte. Por eso dice: “ya no vivo yo”. Hemos muerto al yo, yo. Ya no vive el “viejo yo” (Romanos
6:6). Pues el viejo yo era: borracho, mentiroso, pleitista, avaro, infiel, altivo, desagradecido etc. pero
el viejo yo ha muerto. Ahora es Cristo quien vive en nosotros. Por eso ahora, ya no hago lo que yo
quiero, sino lo que Cristo quiere. Mis deseos ya no son mis deseos, sino los deseos de Cristo. Por eso
Pablo lo dijo muy claro: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos”. (Gálatas 5:24) El punto de partida para una vida trasformada es, morir con Cristo al yo.
Para que el nuevo yo viva por fe mirando con los ojos de Cristo. Ahora nuestra vida debe ser el
reflejo de la vida de Cristo
B. Muertos a las normas de este mundo.
Pablo escribió: “Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué,
como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos 21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun

toques 22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen
con el uso” (Colosenses 2:20-22) Había quienes enseñaban en los tiempos de Pablo -como los hay
hoy- que no se deberían hacer ciertas cosas que eran buenas, pero que los falsos maestros las creían
malas. De allí que enseñaban “No manejes, (tomes) ni gustes, ni aun toques” basados en magias
supersticiosas, en la mala compresión de las cosas que Dios creo, en creencias judaizantes y el
gnosticismo. Pablo las llama “rudimentos del mundo”. Es decir, los elementos básicos en los que se
desenvolvía el mundo. Habían hecho una religión cuyo lema era: NO:
“No manejes” Hablando de las relaciones sexuales. Algunos pensaban que era mejor no casarse para
no tener relaciones sexuales y así mantenerse más puros. Ahora existen monjes o monjas y demás
religiosos que piensan que la relación sexual dentro del matrimonio es pecado y por tanto lo
prohíben o se abstienen.
“No gustes”. Hablando de ciertas comidas como la carne, el aceite etc. Que era mejor ser
vegetariano. (1 Timoteo 4:3-5) Y otros decían que era malo comer la carne de ciertos animales.
“No toques”. Hablando de no tocar leprosos, personas inmundos, cadáveres. (Lev. 12-15; Núm. 19:
11-22). Suponiendo que en tales contactos había peligro de contaminaciones además de influjos del
mundo supra-terrenal.
Lo mismo sucede hoy día, le dicen a usted: “No menee la comida con un cuchillo porque va a traer
pleitos a su casa”, “No pase por debajo de una escalera porque van a ser siete años de salazón”, No
mire a alguien con una nube en el ojo porque le hará mal de ojo”, “No te embarques un martes 13
porque es de mala suerte” Así como “no abrir el paraguas dentro de la casa, porque era de mala
suerte” “Si esta embarazada no salga de su casa sin un seguro en la barriga, no sea que le afecte al
bebe” ect.
Pero como cristianos hemos muerto a las formas de ser de este mundo. El mundo ya no es nuestra
norma, nuestra ayuda o dirección para vivir. Ahora lo es Cristo. Por eso Pablo dijo: “No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…”
(Romanos 12:2) Juan dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama
al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15) Ahora es Cristo con su palabra el que nos
dirige y no las supersticiones o creencias de los hombres.
C. Muertos al pecado.
Pablo dijo: “Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para
Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:10-11) Una cosa es estar muertos en pecado, que es en lo que
está el incrédulo. (Efesios 2:1) Pero otra cosa muy diferente es estar muertos al pecado. El cristiano

está muerto al pecado, no en pecado. Así que, si estamos muertos al pecado, el pecado ya no debe
ser parte de nuestras vidas. Alguien preguntara: ¿Pero, que es pecado Es “…adulterio, fornicación,
inmundicia,(Perversión) lascivia, (Lujuria) idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes
a estas…” (Gálatas 5:19:21) Si hemos muerto al pecado, los muertos al viejo yo ya no reviven. La
muerte al pecado es un estado continuo y no intermitente.
Pero lo que necesitamos hacer, es que nos consideremos muertos al pecado, “consideraos”. Esto no
solo significa aceptarlo mentalmente, sino tomar una disposición en relación con el pecado. Velar
para que el pecado no domine de nuevo. Debemos seguir demostrando cada día que ya no somos los
mismos que antes éramos. Porque fuimos muerto con Cristo para poder vivir con Cristo.
II) ¿Muertos cómo
A. Muertos a través del arrepentimiento.
Pablo dijo: “¿Qué, pues, diremos ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde 2 En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él 3 ¿O no
sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su
muerte” (Romanos 6:1-3) Todos los que hemos sido bautizados en Cristo, nos identificamos y
unimos con Cristo en su muerte. Y por eso podemos obtener los beneficios de su muerte. Ser muerto
al pecado es dejar de vivir en el pecado. La palabra muerte significa separación. Cuando la persona
se arrepiente por fe y decide obedecer el evangelio, muere al pecado. Porque arrepentimiento es
cambio. La persona deja de amar y practicar el pecado.
Así que ésta separación (Muerte) se realiza en el arrepentimiento, y en el bautismo sepultamos al
viejo hombre de pecado. Así como Cristo primero tuvo que morir para luego ser sepultado, así
también nosotros. No se puede sepultar a alguien que no ha muerto. La persona tiene que morir al
pecado a través del arrepentimiento, para poder sepultarlo en el bautismo. No podemos sepultar a
personas vivas, personas que no se han arrepentido. La persona tiene que morir antes en el
arrepentimiento por fe. Por eso Pablo dijo: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de
esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por
cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien
designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. (Hechos 17:30-31)
B. Muertos a través del bautismo.
Pablo también dijo: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin
de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos

en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así
también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no
sirvamos más al pecado”. (Romanos 6:4-6) En nuestro bautismo nos identificamos y unimos con
Cristo en su muerte. El hecho de sepultar, implica la existencia de la muerte. Y cuando alguien
muere, la sepultura es el sello de que ha muerto. Es la despedida de la persona que ha muerto. En la
tumba de las aguas del bautismo se quedara la antigua vida. La vieja conducta, el viejo vocabulario,
la vieja actitud. Resucitamos para andar en una nueva vida. Continuaremos en un estado de muerte
al pecado, pero continuaremos en un estado de vida en Cristo Jesús. Es en el bautismo donde
cruzamos la línea divisoria entre no ser de Cristo y ser de Cristo. Por tanto el bautismo no es una
opción, sino una necesidad. Es allí donde se manifiesta que hemos muertos de una vez por todas al
pecado.
III) ¿Muertos para qué
A. Para ser justificados.
Pablo dijo a los romanos: “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado”. (Romanos
6:7) Cuando nosotros somos muertos en la muerte y sepultura con Cristo, Por gracia Dios nos
declara justos, inocentes, absueltos. Entendido en sentido forense, significaría que, desde el punto de
vista de la ley, una persona muerta está eximida o absuelta. La muerte termina todas las demandas.
Una vez que una persona ha muerto no tiene más obligaciones terrenales. Lo mismo sucede con el
cristiano. Esto no significa que es libre de la tentación o libre de las consecuencias de su pecado,
sino libre la culpa. Ya que hemos muerto con Cristo al pecado, para no vivir más en él, Cristo nos ha
justificado. Por tanto, ahora somos libres ante Dios. Esto no significa que la persona ya no pecará,
sino que somos libres de la condenación, y de culpa que el pecado nos trae. Hemos sido perdonados
y ahora estamos completamente libres a los ojos de Dios. Lo que nos toca ahora hacer, es: dar
“gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”
(Colosenses 1:12)
B. Para que vivamos para Cristo
Pablo también dijo: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por
todos, luego todos murieron; 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino
para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:14-15) Ya que Cristo nos amado tanto y a
muerto por nosotros y hemos sido objeto de su perdón, ya no debemos vivir egoístamente para
nosotros mismos, sino dedicarnos en cuerpo y alma a servir a Cristo agradándole en todo. Los
propósitos egoístas y las ambiciones han sido desechados, ahora el propósito de los cristianos es
vivir para aquel que murió por nosotros. Por eso Pedro dijo lo mismo pero con otras palabras:

“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24) Si
antes nos gastábamos andando en pecado, sirviendo a Satanás, ahora debemos gastarnos sirviendo a
Cristo quien fue quien murió por nosotros para darnos lo que más anhelaba nuestra alma, la
salvación. (Romanos 6:19)
C. Para encontrar nuestra vida.
Pablo escribió: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:1-3) Puesto
que el cristiano a muerto al pecado en el bautismo, ha resucitado a una nueva vida. Vida que está
resguardada para el cristiano y escondida para el mundo porque no cree. Esta vida esta oculta ante
sus ojos por el materialismo y las falsas enseñanzas. Por eso no la ve ni la puede conocer. Esta clase
de vida no se encuentra en el mundo, sino con Cristo en Dios. Esta vida es nuestra ahora, y se
convertirá en gloriosa inmortalidad cuando Cristo venga por segunda vez (Juan 8: 51).
Jesús dijo: “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”
Mateo 10:39) Si nos apegamos a esta vida podemos perder lo mejor de Cristo en este mundo y en el
venidero. Cuanto más amemos las recompensas de esta vida, como el placer, poder, popularidad,
seguridad económica) más descubriremos cuán vacías son. La mejor manera de disfrutar de la vida
de Cristo es perder nuestro interés desmedido por las recompensas de este mundo, a fin de quedar
libre para seguir a Cristo (Mateo 16:25). “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también
viviremos con él” (2 Timoteo 2:11)
Conclusión
Todos los que somos cristianos estamos muertos. Hemos dicho, a que, como y para qué. Y no es que
seamos sambíes, sino que hemos resucitado a una nueva vida que el mundo no puede comprender.
Por eso se burlan, critican y menosprecian. Pero Cristo aún está llamando a la gente que quiera venir
y que esté dispuesta a morir a su egoísmo, a las normas de este mundo y al pecado. Y quiera
convertirse en nueva persona por gracia de Dios. Si alguien está interesado en lo que Cristo hizo por
él y lo que está dispuesto aun hacer, lo invitamos a que sea uno de los ganadores de la nueva
oportunidad de vida que Cristo ofrece. Que Dios le bendiga.
Juan Ramón Chávez Torres
E-mail: monche91@hotmail.com
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