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Reflexiones derivadas de las Conferencias de la ONU sobre Desarrollo
Sostenible Río+20
Ésta fue la primera oportunidad que tuve de asistir a una Conferencia de la ONU. Lo
que hizo esto posible fue el hecho de que, durante la semana precedente, participé en
un taller en Bogotá, Colombia, con líderes de la familia franciscana de nueve países
latinoamericanos. El taller fue organizado por el Hno. Ignacio Harding OFM, con
financiamiento alemán.
Sha Zukang, Secretario General de la ‘Conferencia de la ONU sobre Desarrollo
Sostenible Río+20’ en Río de Janeiro, la calificó de gran éxito. Su criterio para decir
esto fue el consenso unánime de 100 líderes del mundo presentes sobre el documento
final denominado ‘El futuro que queremos’; además de la promesa de 513 mil millones
de dólares en financiamiento para lograr un futuro sostenible.
‘Gran éxito’ no es como la conferencia podría ser descrita por muchos de los y las
40.000 participantes que habían ejercido presión apasionadamente por un enfoque
centrado en las personas, contrariamente a otro centrado en lo económico, para el
desarrollo sostenible. Para garantizar que hubiera consenso, el documento final de 53
páginas de Río+20 quedó en una versión insustancial del trabajo original para el
documento. Está sesgado hacia el crecimiento económico, no contiene obligaciones
vinculantes para los gobiernos ni controla la implementación de las recomendaciones
dentro de un plazo específico.
Decisiones duras con implicaciones económicas como la remoción de subsidios para
combustibles fósiles con valor de alrededor de 800 mil millones de dólares fueron
descartadas del documento final, como lo fue la propuesta del impuesto a las
transacciones financieras (ITF) denominado originalmente ‘tasa Tobin’. En 2011 el ITF
operante en 40 países recaudó 38 mil millones de dólares, dinero que los gobiernos
pueden usar para implementar políticas amistosas para la tierra y programas para los
pobres. Cuando se aprobó el documento final, la respuesta de muchos grupos de la
sociedad civil, incluyendo organizaciones no gubernamentales (ONG) fue clamar:
‘¡Ese es el futuro que NO queremos!’
Durante una reunión informal con Mary Robinson, expresidenta de Irlanda, y Alta
Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, ella dijo que era fácil hablar de
éxito ‘¡si se colocan las expectativas a un nivel muy bajo!’ Durante nuestra reunión con
ella estuvimos de acuerdo en que podíamos optar por lamentarnos de lo que no se
logró mediante la Conferencia Río+20 o por concentrar nuestra energía en trabajar
con las iniciativas positivas en el documento final. Necesitamos avanzar de forma
colectiva en la marcha urgente hacia la sostenibilidad. Se hizo notar por primera vez
en un documento de la ONU que algunos países están reconociendo los derechos de
la naturaleza y están usando el término “Madre Tierra”, confirmando la necesidad de
promover la armonía con la naturaleza.
Participación de FI: Franciscans International fue parte de la nutrida delegación
franciscana de 60 miembros en la Conferencia Río+20. Unidos en nuestra visión
franciscana de la persona humana, de la naturaleza y de la sociedad, hicimos un
compromiso de promover relaciones saludables con toda la creación, con atención
especial en los marginados. FI también se compromete activamente a desarrollar los
‘objetivos de desarrollo sostenible’ para ir en armonía con los Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM), y seguir a partir de ellos ‘post-2015’. Jeffrey Sachs, el conocido
economista, insta a las ONG y a la sociedad civil a comprometerse plenamente en
este proceso ya que los objetivos de desarrollo sostenible serán de esa manera
vinculantes y los gobiernos tendrán la responsabilidad de acciones específicas, dentro

de un límite de tiempo, por ejemplo, de erradicar la pobreza a través de iniciativas para
seguridad alimentaria, del abastecimiento de agua potable y saneamiento, además de
la promoción de prácticas agrícolas respetuosas del medio ambiente.
Cumbre de los pueblos: Paralela a la Conferencia de la ONU, tuvo lugar la Cumbre
de los Pueblos, donde todos unidos hicieron oír sus voces los representantes de los
pueblos indígenas, ambientalistas, sindicatos y ONG. El propósito de la ‘Cumbre del
Pueblo’ era unir a grupos interesados de todas partes del mundo en una posición clara
acerca del futuro que querían, en contraste con los que promovían el crecimiento
económico como puntal central del desarrollo futuro. En diversos eventos paralelos de
la ‘Cumbre de los pueblos' y en la Conferencia de la ONU se debatió con fiereza un
concepto importante conocido como ‘economía verde’. Según el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA/UNEP), economía verde es “la que
se traduce en una mejora de la equidad y el bienestar social reduciendo de manera
significativa los riesgos ambientales y la escasez ecológica”.
Es un tema polémico, por la manera en que grandes multinacionales y muchos
gobiernos están usando esta frase para sus propios fines. Según Leonardo Boff, el
término ‘economía verde’ como era usado en el contexto de la Conferencia Río+20,
‘era solamente una máscara’ para el mismo modelo y las mismas prácticas que
terminaron en la crisis financiera global! FI y muchas otras organizaciones no
gubernamentales se resisten firmemente a este uso indebido del término, en especial
porque guarda estrecha relación con la creencia de que toda la naturaleza es un factor
económico, e.d., la mercantilización de la vida misma, en términos de semillas, suelo,
agua y todos los sistemas vivos. En el sentido más estricto del término, una economía
verde tiene poco o ningún impacto adverso sobre la vida en el planeta, relacionada
como está al ‘triple bottom line’ descrito por Kevin Danaher del Centro del Ciudadano
Global. Él la cita como una economía ‘que es ambientalmente sostenible, socialmente
justa y con raíces locales’. Un aleccionador comentario de un científico que
representa a ‘Científicos Trabajando por el Medio Ambiente’ fue que no habrá Río+40
a menos que corrijamos urgentemente las insostenibles actividades humanas que
tienen impacto negativo sobre el medio, vale decir, la contaminación, el agotamiento
de los recursos naturales, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la
calidad de vida de muchos humanos.
Eventos de FI: FI, en colaboración con sus asociados, preparó dos eventos paralelos
a la conferencia Río+20. Nuestros socios para el evento titulado ‘La agricultura
agroecológica puede alimentar al mundo: Agroecología en práctica’ fueron los
Dominicos por Justicia y Paz (DpJP), la alianza ecuménica de defensa de derechos -
Ecumenical Advocacy Alliance (EAA)-, Edmund Rice International (ERI) y las
Hermanas del Buen Pastor. El panel estuvo compuesto por Leonardo Boff, el teólogo y
filósofo brasileño; la Sra. María Elena Aradas, directora ejecutiva del CEFEDER,
Centro Franciscano de Estudios y Desarrollo Regional (Argentina); la Hna. Plácida,
FMM, gerente de proyecto de Iniciativas de Desarrollo Agrícola (Sri Lanka) y un
representante de la alianza EAA de Sudáfrica. El objetivo de nuestros eventos
paralelos era contribuir a Río+20 destacando ejemplos positivos de iniciativas que
empoderan a comunidades locales para afrontar desafíos medioambientales, sociales,
culturales y económicos. Cada uno de los panelistas dio muy buenas presentaciones;
sin embargo, Leonardo demostró ser la gran atracción, porque es reconocido
globalmente como la voz profética de la justicia en la tierra.
Para el segundo evento paralelo, la misión de la Santa Sede (NY) se puso al frente en
la organización del programa con el apoyo de FI, Caritas Internationalis y CIDSE (la
alianza internacional de agencias católicas de desarrollo). Bajo el título ‘Agricultura y
sociedades sostenibles: Seguridad alimentaria, Tierra y Solidaridad’, los diversos

disertantes, entre ellos Su Eminencia el Cardenal Odilo Scherer, Arzobispo de Sao
Paulo, se enfocaron en promover estrategias sostenibles centradas en los humanos,
incluyendo la promoción de la seguridad alimentaria, el buen manejo de la tierra y de
los recursos naturales, con énfasis en la solidaridad global, para afrontar estas
inquietudes de manera adecuada.
Sociedad civil: Durante la conferencia de la ONU tuve la oportunidad de participar en
una excelente iniciativa del gobierno brasileño, llamada los ‘Diálogos de Río+20’.
Éstos proporcionaron esencialmente una oportunidad para que la sociedad civil se
enfrascara en debates sobre temas clave relativos al desarrollo sostenible, a saber,
desempleo/trabajo digno; crisis financiera; combate de la pobreza; economía de
desarrollo sostenible; bosques; seguridad alimentaria y nutrición; energía sostenible;
ciudades sostenibles; agua y saneamiento; océanos. A través de un diálogo en línea
previo a la Conferencia Río+20, se votó por los 10 principios más importantes en
relación con cada tema. Estos principios fueron los discutidos por el panel de discusión
y nosotros como participantes los debatimos primero y luego votamos. Las tres
recomendaciones emanadas de cada uno de los Diálogos fueron entregadas
directamente a los jefes de Estado y de Gobierno presentes en la Cumbre. Nuestra
esperanza es que estas recomendaciones sean incorporadas en los objetivos de
desarrollo sostenible, pues participaron en los diálogos y votaron en línea más de un
millón de personas.
En tres ocasiones durante la Conferencia de la ONU hemos tenido la oportunidad de
participar de reuniones con Ban Ki-moon, donde él escuchó atentamente las opiniones
y los puntos de vista de la sociedad civil y luego expresó sus esperanzas para el
resultado de Río+20. En su discurso de clausura, flanqueado por los directores de 29
agencias de la ONU, admitió que “será largo y duro el camino a seguir en la definición
de una ‘economía verde’ y en el desarrollo de los ‘objetivos de desarrollo sostenible’”.
¿Cómo avanzar? Por nuestra parte como Franciscans International, estamos
decididos a comprometernos plenamente en el proceso de desarrollar un enfoque
sostenible a la vida, el cual tiene que integrar una relación de justicia con la Madre
Tierra, centrarse en la persona y dar una atención especial a los más vulnerables.
Denise Boyle fmdm, 5 de julio de 2012
Directora ejecutiva de FI
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