Revista Cultura de Inteligencia

6EPICENTRO
INTELIGENCIA ECONÓMICA:
LA VOLUNTAD DE EMPRENDER UNA MEJOR
MATRIZ PRODUCTIVA
“The curious task of economics is to demonstrate
to men how little they really know about what they
imagine they can design.”(Friedrich Hayek)
La historia de la humanidad está caracterizada
por relaciones sociales, políticas, económicas,
religiosas, entre otras. Sin duda, cada una de
ellas fortalece o encarece la esencia de una persona,
un grupo e inclusive una nación. Refiriéndonos al
caso particular de las relaciones económicas a nivel
macro, podemos constatar la existencia de varios
enfrentamientos que han provocado, localmente
e internacionalmente, que los Estados desarrollen
técnicas de protección y seguridad.
Antes era evidente que los procesos de naturaleza
económica aborden expresiones irrefutables de lo
que en un futuro se denominaría “guerra económica”.
Hechos como el descubrimiento de nuevos
territorios, las disputas territoriales, el desarrollo
científico y especializado o conflictos comerciales,
elevaron el nivel de rivalidad económica entre los
Estados, pues debían cuidar sus intereses en el sistema
internacional.
De esta manera, la política y la economía
concebían un rol en las relaciones
interestatales, es decir estos ámbitos se
unían en nuevos escenarios bélicos induciendo
hacia un nuevo estereotipo de
conflicto cuya complejidad era extremadamente
alta. De aquí la importancia del
concepto “geoeconomía”, desarrollado
por el rumano Edward Luttwak quien
la definía como «el mantenimiento de la
antigua rivalidad existente entre las naciones
utilizando medios económicos, en
lugar de bélicos».
A inicios de los noventa, el concepto de geoeconomía
tomaba más fuerza. Pascal Lorot, fundador
y director de la revista francesa Géoéconomie, la precisaba
como: «el análisis de las estrategias de orden
económico -especialmente comerciales- decididas
"LA MANERA
EN QUE LOS
ESTADOS DEBÍAN
RESPONDER
A ESTE TIPO
DE GUERRAS
REQUERÍA
SER MÁS
SOFISTICADA"
por los Estados en el contexto de las políticas
conducentes a proteger las economías
nacionales o ciertos elementos
bien determinados de estas, a adquirir el
dominio de ciertas tecnologías claves y a
conquistar ciertos segmentos del mercado
mundial relativos a la producción o
comercialización de un producto o de
una gama de productos sensibles, sobre
los cuales su posesión o su control confiere
a los detentadores -Estado o empresa
nacional- un elemento de poder o de
proyección internacional y contribuye al reforzamiento
de su potencial económico y social».
Por lo tanto, la manera en que los Estados debían
responder a este tipo de guerras requería ser más
sofisticada. Sus estrategias debían actualizarse e ir
de acuerdo a las nuevas necesidades y técnicas dis-