I CERTAMEN DE RELATOS CORTOS - Instituto de la Mujer de ...
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Miguel. Siempre dispuesto a encontrar un pretexto para<br />
sus arrebatos. Una l<strong>la</strong>mada, un email o una mirada podían<br />
ser el <strong>de</strong>tonante. Era tal su insistencia que estuvo a punto<br />
<strong>de</strong> hacerle creer que el<strong>la</strong> era <strong>la</strong> responsable. La culpable,<br />
solía <strong>de</strong>cir él.<br />
Una maraña <strong>de</strong> preguntas y recuerdos asediaban<br />
a Nuria cuando el pan saltó <strong>de</strong> <strong>la</strong> tostadora. Como cada<br />
mañana, pero aquel<strong>la</strong>, era distinta. Había representado<br />
mentalmente esa escena en un centenar <strong>de</strong> ocasiones,<br />
envuelta en un amasijo <strong>de</strong> esperanza y terror. Llevaba<br />
meses p<strong>la</strong>nificando, meticulosamente, ese momento.<br />
El azar era un lujo que no podía permitirse. Su madre<br />
había sido su principal apoyo. El<strong>la</strong> siempre lo intuyó.<br />
Deseaba equivocarse, pero <strong>la</strong>s ausencias repentinas,<br />
el distanciamiento <strong>de</strong> su hija y sus continuas evasivas<br />
dibujaban una realidad evi<strong>de</strong>nte.<br />
Los ojos <strong>de</strong> Miguel escudriñaban a Nuria por<br />
encima <strong>de</strong>l periódico. ¿Cuándo se había acostumbrado a<br />
esa sensación <strong>de</strong> alerta constante? A veces le asaltaban<br />
recuerdos <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong> su re<strong>la</strong>ción. Cuando todo era<br />
normal. Cuando no tenía miedo.<br />
Nuria miraba cautelosa el reloj <strong>de</strong> pared cuando<br />
Miguel se levantó. Recogió su maletín y <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves <strong>de</strong>l<br />
coche. No pronunció una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. El golpe seco <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> puerta fue su única <strong>de</strong>spedida. El<strong>la</strong> esperó paciente<br />
hasta que el sonido <strong>de</strong>l motor se apagó en <strong>la</strong> distancia. Su<br />
corazón <strong>la</strong>tía con fuerza, <strong>de</strong>jando entrever <strong>la</strong> magnitud <strong>de</strong><br />
su <strong>de</strong>cisión. Subió <strong>la</strong>s escaleras <strong>de</strong>spacio, repasando, en<br />
silencio, cada paso. Mientras reunía algunas fotos, cientos<br />
<strong>de</strong> imágenes <strong>de</strong>l pasado brotaban, atropel<strong>la</strong>damente,<br />
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