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pestes en París y Milán: la que no pretende ninguna exclusividad.
Así, en el año en el que su emporio cumple 30 años, Hilfiger se
dio un baño de masas y convirtió el Park Avenue Armory en un
tremendo campo de fútbol americano, como si se celebrara
la mismísima Super Bowl y se jugara un partido con modelos
vestidas como Ally McGraw en “Love Story”. La ropa casi pasó
desapercibida, pero el desfile será recordado muchos años.
VETERANÍA Y JUVENTUD
Hilfiger es, en su categoría popular, vieja guardia, como Carolina
Herrera lo es en la suya, la de la elite. Con la muerte de Oscar de
la Renta, quedan ahora ya solo ella, Ralph Lauren y Diane Von
Fürstenberg en el decanato “fashion”. Narciso Rodríguez quiere
pertenecer a ella, pero todavía le quedan años.
INVASIÓN ASIÁTICA
No solo Jason Wu y Alexander Wang son piezas clave de esta
Semana de la Moda, sino que Nueva York se ha convertido en
el escaparate de la moda por y para asiáticos, como las colecciones
de Taoray Wang, Vivinne Tam, Oudifu o Lie Sangbong,
entre otros.
Frente al purismo de Milán y París, estaba claro que Nueva York,
más abierto a las propuestas más frescas y, también, a las empresas
que montan su pasarela con la chequera por delante,
sería la primera Semana de la Moda en sucumbir a la que ha
sido definida como una invasión oriental.
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