provincia de rio negro versión taquigráfica legislatura 37º periodo ...

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Julio 10
Díaz
Entonces, volviendo a la actualidad, recuperando nuevamente el impulso de la
producción como modelo de desarrollo y la más justa distribución de los recursos,
avanzamos en los desafíos que nos va a proponer la educación técnica del hoy.
Creemos que los principales retos para el siglo XXI están en relación –y ya
está dicho- a la inversión en educación, al sentido de la formación continua y
profesional, al desarrollo de la capacidad de aprender para aprender y a construir
herramientas que nos podamos apropiar para ser constructores de los propios
emprendimientos, o sea, a lograr la formación profesional que nos permita
autónomamente generar, luego, emprendimientos.
En primer lugar se debe financiar la renovación tecnológica de las escuelas,
a fin de que profesores y alumnos incorporen un saber actualizado y vinculado a la
realidad; también desarrollar mecanismos de alternancia y pasantías pedagógicas para
que profesores y alumnos puedan seguir el ritmo de una vertiginosa renovación
tecnológica que la escuela siempre pueda acompañar.
En segundo lugar, tener en cuenta que las escuelas técnicas ya no son
únicamente instancias de educación terminal. Nuestros jóvenes necesitan trabajar, pero
también ofrecer la posibilidad de continuar estudios superiores. Es imprescindible, junto
con las competencias técnicas, brindar una sólida formación académica general, y en
esto se trabajó también en la comisión, que posibilite la continuidad de los estudios, y
asimismo permitir a los jóvenes participar en la transformación de la sociedad en la que
viven.
En tercer lugar, las escuelas técnicas de hoy no deben ser pensadas para
responder a las necesidades puntuales del mercado de trabajo, ya que ellas se
modifican cotidianamente. En la escuela también se deben adquirir competencias que
están más allá de los cambios que pudieran sobrevenir: aprender a aprender, a trabajar
en equipo, comprender la lógica del proceso productivo, aprender a tomar decisiones, a
crear e innovar.
Finalmente, el desafío de poder ser emprendedores en sí mismos. Muchos
de nuestros jóvenes no tendrán un puesto de trabajo esperándolos cuando se reciban,
deberán crearlo ellos mismos. Es imprescindible que la educación estimule la
capacidad de gestionar, de emprender, de crear cooperativas, de asociarse. Los
técnicos y profesionales necesitan estar capacitados, no sólo para insertarse en una
empresa sino también para conducir sus propias iniciativas.
A partir de la sanción de la Ley Nacional de Educación Técnica, en el 2005,
comienza esta nueva oportunidad para la educación técnica en el país; no es una tarea
menor si pensamos, y todos lo hemos reconocido, que atravesamos el vacío de los 90 y
que este sistema o subsistema ha sido el más golpeado dentro del sistema educativo.
Algunos datos provenientes del Ministerio de Educación son elocuentes
respecto del mapa de las escuelas técnicas en el país, existen poco más de 1.200
instituciones de formación de técnicos medios y aproximadamente 320.000 estudiantes
matriculados.
Los datos oficiales marcan, además, la existencia de un caos en cuanto a los
títulos ofrecidos: en la actualidad existen en la educación técnica entre instituciones
terciarias y superiores no universitarias 1.537 formas de denominar las credenciales
obtenidas por los alumnos y 2.073 planes de estudios diferentes.
Otra gran cuestión que debe enfrentar la educación técnica es el de la
desinversión durante tantos años, consecuencia de una política que ya hemos
explicado y que nos tiene que permitir pasar de una economía de especulación a una
economía de producción, con la consecuente inversión en la formación técnica
profesional.