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Introducción al proyecto de la Ley Agraria de Jovellanos - Revista ...

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REVISTA ASTURIANA DE ECONOMÍA - RAE Nº 39-40 2007<br />

Acaso el único español con quien pueda compararse, por esa conjunción<br />

<strong>de</strong> patriotismo, y saber, fue Menén<strong>de</strong>z y Pe<strong>la</strong>yo. Pero don Marcelino<br />

era más puro como sabio y como patriota; porque se había formado en <strong>la</strong><br />

soledad y serenidad augustas <strong>de</strong> bibliotecas y archivos, don<strong>de</strong> lejos <strong>de</strong>l<br />

«mundan<strong>al</strong> ruido» todo se <strong>de</strong>pura; y por eso; <strong>al</strong> estudiar y revivir nuestro<br />

pasado, sólo por ser pasado y por ser nuestro lo amó, con todas sus virtu<strong>de</strong>s<br />

y todos sus <strong>de</strong>fectos. A Jovel<strong>la</strong>nos, en cambio, le enseñaron tanto<br />

los libros como los hombres; por su mesa <strong>de</strong> trabajo pasaban obras literarias,<br />

tratados científicos y documentos históricos, y a<strong>de</strong>más <strong>proyecto</strong>s,<br />

informes, pleitos, <strong>de</strong>nuncias y recomendaciones, que removían <strong>la</strong> paz <strong>de</strong>l<br />

estudio con todas <strong>la</strong>s inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad y <strong>de</strong>l campo. Por esto si,<br />

como historiador estudió nuestro país y como español lo amó, como<br />

hombre preocupado por los problemas <strong>de</strong> su tiempo escudriñaba en <strong>la</strong><br />

historia el espíritu permanente que había mo<strong>de</strong><strong>la</strong>do nuestras tradiciones<br />

e instituciones, pero que <strong>la</strong>s había adaptado también a <strong>la</strong>s exigencias <strong>de</strong><br />

cada época. Reformador por imperativo <strong>de</strong>l siglo y tradicion<strong>al</strong>ista por<br />

temperamento, <strong>de</strong>sechaba con igu<strong>al</strong> fuerza todo lo que en <strong>la</strong> tradición dificultaba<br />

<strong>la</strong> marcha <strong>de</strong>l progreso y todo lo que en el progreso <strong>de</strong>svirtuaba<br />

el espíritu <strong>de</strong> <strong>la</strong> tradición.<br />

Quienes citicaron su progresismo avanzado, por haber propugnado<br />

muchas veces lo más nuevo contra lo viejo, no advieten que otras tantas<br />

<strong>de</strong>fendió lo más viejo contra lo nuevo. Un buen ejemplo <strong>de</strong> esto, entre los<br />

muchos que pue<strong>de</strong>n sacarse <strong>de</strong> su obra variadísima, es <strong>la</strong> comedia «El<br />

<strong>de</strong>lincuente honrado». La paradoja <strong>de</strong>l título no hace más que expresar <strong>la</strong><br />

contradicción entre una novedad extranjera y una vieja tradición españo<strong>la</strong>:<br />

el conflicto entre <strong>la</strong> ley francesa, introducida por los Borbones, que<br />

prohibía los duelos y el españolismo «honor c<strong>al</strong><strong>de</strong>roniano», que los<br />

fomentaba, conflicto en que el «<strong>de</strong>lincuente» para <strong>la</strong> ley francesa, es<br />

«honrado» para <strong>la</strong> tradición españo<strong>la</strong>. El personaje princip<strong>al</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra,<br />

«Don Justo <strong>de</strong> Lara», <strong>al</strong>c<strong>al</strong><strong>de</strong> <strong>de</strong> Casa y Corte, que tiene en su mente <strong>la</strong>s<br />

i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l siglo y en su <strong>al</strong>ma los sentimientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> tradición (Jovel<strong>la</strong>nos<br />

mismo), dice en una réplica: «Para un pueblo <strong>de</strong> filósofos sería buena <strong>la</strong><br />

legis<strong>la</strong>ción que castigase con dureza <strong>al</strong> que admite un <strong>de</strong>safío, que entre<br />

ellos fuera un <strong>de</strong>lito gran<strong>de</strong>, pero en un país don<strong>de</strong> <strong>la</strong> educación, el clima,<br />

<strong>la</strong>s costumbres, el genio nacion<strong>al</strong> y <strong>la</strong> misma constitución inspiran a <strong>la</strong><br />

nobleza estos sentimientos fogosos y <strong>de</strong>licados a que se da el nombre <strong>de</strong><br />

pundonor; en un país don<strong>de</strong> el más honrado es el menos sufrido, y el más<br />

v<strong>al</strong>iente el que tiene más osadía..., ¿será justa <strong>la</strong> ley que priva <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida<br />

a un <strong>de</strong>sdichado sólo porque piensa como sus igu<strong>al</strong>es; una ley que solo<br />

podrán cumplir los muy virtuosos o los muy cobar<strong>de</strong>s?» 4 . Y remata su<br />

i<strong>de</strong>a diciendo, poco más o menos, que en <strong>la</strong>nces <strong>de</strong> honor no pue<strong>de</strong>n<br />

imponerse i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> los franceses <strong>de</strong> hogaño a quienes sienten como los<br />

godos <strong>de</strong> antaño.<br />

Este gran amor <strong>de</strong> Jovel<strong>la</strong>nos a todo lo típicamente español, pero<br />

amor encuadrado por su lucida sensatez, es lo que explica el que todos<br />

(4) «El <strong>de</strong>lincuente honrado», I, p. 95.<br />

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