Julio Aragón

Hay varios
mitos que hay
que desechar
de la cabeza
cuando se
quiere hablar
de inversiones.
El primero de ellos es que no es necesario contar
con grandes sumas de dinero para poder hacerlo.
Actualmente existen instrumentos financieros
que permiten al público inversionista participar
formalmente en el mercado de acuerdo al perfil,
los objetivos y la personalidad de cada uno de los
interesados. Otro de los mitos que hay que
sacudirse, es que al participar en estas inversiones
se requiere un conocimiento especializado y
complejo para que puedas obtener rendimientos
atractivos. Desde luego que mientras más
conocimiento se adquiera, más y mejores
resultados se obtendrán en los mercados, sin
embargo existe un abanico de posibilidades para
inversionistas expertos, amateurs y novatos que
flexibilizan la entrada de participantes.
Establecer objetivos de
inversión y un portafolio
adecuado para el tipo de
objetivos a cumplir
Un requisito que sin duda se vuelve indispensable
antes de invertir, es establecer objetivos y metas
que conformen un proyecto de inversión. Lo
anterior impacta de manera fundamental en el
portafolio de opciones que tiene el inversionista
para elegir. Por ejemplo, si lo que se quiere es
asegurar la vida familiar, la educación de los hijos,
el retiro laboral, o una combinación de todas las
anteriores tendríamos que pensar en una
selección de instrumentos adecuados o bien, una
combinación de varios para cumplir sus objetivos.
Estos elementos definen el horizonte de inversión
y la aversión al riesgo del inversionista. Además,
se identifica el perfil del inversor que es pieza
clave para trazar una buena ruta y tener éxito en
las decisiones de inversión. Esta toma de
decisiones son las que el inversionista tiene que
comprender como una suma aritmética.
14 | Junio 2015