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La Inmortalidad Sacada A Luz - The Mary Baker Eddy Science Institute

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no! <strong>La</strong> Ciencia Cristiana nos enseña tan clara e inequívocamente la inmortalidaddel hombre, que no tenemos que fallecer, para comprender y demostrar esto.Sabemos ahora quiénes somos, gracias a la Verdad del Cristo. Sabemos quésomos y sabemos qué es lo que verdaderamente está sucediendo. Sabemosmás allá de toda sombra de duda que nunca hemos nacido, que somosespirituales y perfectos, y que nunca moriremos. Sabemos que la muerte nopuede manifestarse, pues es una imposibilidad debido a su completa inexistencia.Ahora somos los hijos del Rey, ya perfectos en nuestro ser, en nuestropensamiento, en nuestra demostración; y no tenemos que morir para hallar esto,para entenderlo o para demostrarlo.Una de las verdades más poderosas a utilizar cuando estamosestableciendo la irrealidad de la muerte, es la verdad de que Dios, la única Vidadivina y eterna, no sabe absolutamente nada acerca de la muerte. <strong>La</strong>s viejasteorías ortodoxas señalan que Dios sabe mucho acerca de la muerte, y muchosCientíficos Cristianos no han sido suficientemente radicales en su repudio a estavieja teología.En muchos sermones de los funerales de antaño se oía la afirmación: “Diosnos da; Dios nos quita”. ¡Ninguna mentira es mayor que ésta; jamás ha sidoestablecido que Dios quita a la gente, por medio de la muerte! Un muy bienconocido Científico Cristiano con quien hablaba el año pasado, me dijo: “Cuandollegue mi hora de partir, cuando Dios esté listo para llevarme, (?) yo estaré listo”.Esto indicaría que Dios tiene conocimiento de esa cosa llamada ‘muerte’. Tanintegrado está este criterio con el pensamiento de algunas personas, que no sesienten inclinadas a soltar el conocimiento de la muerte para obtener el verdaderoconocimiento de la Vida eterna. Muchos creen aún en el dicho: “Sólo dos cosastenemos ciertas: la muerte y los impuestos”.Ahora bien, en el mismo momento en que las personas detengan suconocimiento de la muerte y comiencen con el reconocimiento del hecho de queDios no posee conocimiento sobre ella, en ese mismo momento comenzarán sudemostración sobre la muerte.En la crucifixión de Jesús, los legisladores judíos estaban tratando deprobar que él tenía conocimiento del mal, y específicamente de la muerte. Através de su resurrección yo estoy segura que él reconoció que Dios, su PrincipioPadre-Madre celestial, no conocía nada acerca de la muerte. Él se vio a símismo como uno con ese Principio divino, y por lo tanto, de ninguna maneraligado con cualquiera de las experiencias que los demás esperaban. Este hechofue por supuesto, lo que hizo posible que saliera fuera de la tumba y demostrarasu domino sobre lo que la gente llamaba muerte.Nunca jamás es la voluntad de Dios que alguien deba morir. En el librode Ezequiel leemos: “No tengo placer en la muerte del que muere, dice el SeñorDios; por lo tanto, volveos vosotros mismos y vivid”. Dios no solamente no tieneplacer en la muerte de aquel que muere, sino que no tiene conocimiento alguno dela muerte. ¿Cómo podría tenerlo cuando Él es VIDA por siempre? ¿Cómo22

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