10.07.2015 Views

25 DICIEMBRE 2005 - Escucha de la Palabra

25 DICIEMBRE 2005 - Escucha de la Palabra

25 DICIEMBRE 2005 - Escucha de la Palabra

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

su vanidad, su sentido <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r o su violencia, así como sucodicia, eso es <strong>la</strong> impotencia <strong>de</strong> un niño. Dios eligió esaimpotencia para vencernos y para hacernos entrar <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> nosotros mismos.Pero no olvi<strong>de</strong>mos en este punto que el mayortítulo <strong>de</strong> dignidad <strong>de</strong> Jesucristo es el <strong>de</strong> «hijo», hijo <strong>de</strong>Dios; <strong>la</strong> dignidad divina se <strong>de</strong>scribe mediante una pa<strong>la</strong>braque muestra a Jesús como un niño (= Hijo) que siempre ha<strong>de</strong> permanecer como tal. Así su condición <strong>de</strong> niño es <strong>la</strong>orientación <strong>de</strong> cómo po<strong>de</strong>mos llegar a Dios, a <strong>la</strong>divinización. A partir <strong>de</strong> ahí es como hay que enten<strong>de</strong>raquel<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: «Si no os hacéis como niños, noentraréis en el reino <strong>de</strong> los cielos (Mt 18,3).El que no haya entendido el misterio <strong>de</strong> <strong>la</strong>navidad, no ha entendido lo que es más <strong>de</strong>cisivo yfundamental en el ser cristiano. El que no ha aceptadoeso, no pue<strong>de</strong> entrar en el reino <strong>de</strong> los cielos. Esto es loque Francisco pretendía recordar a <strong>la</strong> cristiandad <strong>de</strong> suépoca y a <strong>la</strong> <strong>de</strong> todos los tiempos posteriores.En <strong>la</strong> cueva <strong>de</strong> Greccio, por indicación <strong>de</strong>Francisco, se pusieron aquel<strong>la</strong> noche un buey y un asno.Efectivamente, él había dicho al noble Juan:Desearía provocar el recuerdo <strong>de</strong>l niño Jesús con toda <strong>la</strong>realidad posible, tal como nació en Belén y expresar todas<strong>la</strong>s penas y molestias que tuvo que sufrir en su niñez.Desearía contemp<strong>la</strong>r con mis ojos corporales cómo eraaquello <strong>de</strong> estar recostado en un pesebre y dormir sobre<strong>la</strong>s pajas entre un buey y un asno.Des<strong>de</strong> entonces, un buey y un asno forman parte<strong>de</strong> <strong>la</strong> representación <strong>de</strong>l pesebre o nacimiento. ¿Pero <strong>de</strong>dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>n propiamente estos animales? Los re<strong>la</strong>tos<strong>de</strong> <strong>la</strong> navidad <strong>de</strong>l nuevo testamento no nos narran nadaacerca <strong>de</strong> esto. Pero, si profundizamos esta cuestión,topamos con un hecho que es importante para todas <strong>la</strong>scostumbres navi<strong>de</strong>ñas y sobre todo para <strong>la</strong> piedadnavi<strong>de</strong>ña y pascual <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia en <strong>la</strong> liturgia y al mismotiempo en los usos popu<strong>la</strong>res.El buey y el asno no son simples productos <strong>de</strong> <strong>la</strong>fantasía; se han convertido, por <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia, en <strong>la</strong>unidad <strong>de</strong>l antiguo y nuevo testamento, en losacompañantes <strong>de</strong>l acontecimiento navi<strong>de</strong>ño. En efecto, enIs 1,3 se dice concretamente: «Conoce el buey a sudueño, y el asno el pesebre <strong>de</strong> su amo, pero Israel noentien<strong>de</strong>, mi pueblo no tiene conocimiento».Los padres <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia vieron en esas pa<strong>la</strong>brasuna profecía que apuntaba al nuevo pueblo <strong>de</strong> Dios, a <strong>la</strong>iglesia <strong>de</strong> los judíos y <strong>de</strong> los cristianos. Ante Dios, erantodos los hombres, tanto judíos como paganos, comobueyes y asnos, sin razón ni conocimiento. Pero el Niño, enel pesebre, abrió sus ojos <strong>de</strong> manera que ahora reconocenya <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> su dueño, <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> su Señor.En <strong>la</strong>s representaciones medievales <strong>de</strong> <strong>la</strong> navidad,no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> causar extrañeza hasta qué punto ambasbestezue<strong>la</strong>s tienen rostros casi humanos, y hasta quépunto se postran y se inclinan ante el misterio <strong>de</strong>l Niñocomo si entendieran y estuvieran adorando. Pero esto eralógico, puesto que ambos animales eran como los símbolosproféticos tras los cuales se oculta el misterio <strong>de</strong> <strong>la</strong>iglesia, nuestro misterio, puesto que nosotros somos bueyy asno frente a lo eterno, buey y asnos cuyos ojos seabren en <strong>la</strong> nochebuena <strong>de</strong> forma que, en el pesebre,reconocen a su Señor.¿Pero le reconocemos realmente? Cuandonosotros ponemos el buey y el asno en el portal, <strong>de</strong>benvenirnos a <strong>la</strong> memoria aquel<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Isaías, <strong>la</strong>scuales no son sólo evangelio -promesa <strong>de</strong> un conocimientoque nos ha <strong>de</strong> llegar- sino también juicio por nuestraceguera actual. El buey y el asno conocen, pero «Israel notiene conocimiento, mi pueblo no tiene inteligencia».¿Quién es hoy el buey y el asno, quién «mi pueblo», queestá sin inteligencia? ¿En qué se conoce al buey y al asno yen qué a «mi pueblo»? ¿Por qué se da el fenómeno <strong>de</strong> que<strong>la</strong> irracionalidad conoce y <strong>la</strong> razón se hal<strong>la</strong> ciega?Para encontrar una respuesta, <strong>de</strong>bemos volvernosnuevamente, con los padres <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia, a <strong>la</strong> primeranavidad. ¿Quién es el que no conoció? ¿Y quién conoció?¿Y por qué ocurrió así?Ahora bien, el que no conoció fue Hero<strong>de</strong>s, el cualtampoco compren<strong>de</strong> nada cuando se le anuncia elnacimiento <strong>de</strong>l Niño. Sólo sabe <strong>de</strong> su afán <strong>de</strong> dominio y <strong>de</strong>su ambición <strong>de</strong> mando y <strong>de</strong> <strong>la</strong> manía persecutoriacorrespondiente y, por ello, se hal<strong>la</strong>ba profundamentecegado (Mt 2,3). El que no conoció fue también «todoJerusalén con él». Quienes no conocieron fueron loshombres vestidos lujosamente, <strong>la</strong>s gentes importantes(Mt 11,8). Los que no conocieron fueron los señoressabihondos, los entendidos en Biblia, los especialistas en<strong>la</strong> interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong> sagrada Escritura, los cualesconocían con exactitud los pasajes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia, y, sinembargo, no entendían una pa<strong>la</strong>bra (Mt 2,6).Los que conocieron, comparados con esta famosagentecil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l «buey y el asno» fueron: los pastores, losmagos, María y José. ¿Podía ser <strong>de</strong> otra manera? En elestablo don<strong>de</strong> él se encuentra no se ve gente fina, allíestán como en su casa el buey y el asno.¿Pero qué es lo que ocurre con nosotros? ¿Noshal<strong>la</strong>mos tan alejados <strong>de</strong>l establo porque somos <strong>de</strong>masiadofinos y <strong>de</strong>masiado sesudos para ello? ¿No nos enredamostambién nosotros en sabihondas interpretaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong>Biblia, en pruebas <strong>de</strong> <strong>la</strong> autenticidad o inautenticidad, <strong>de</strong>forma que nos hemos hecho ciegos para el Niño y nopercibimos ya nada <strong>de</strong> él? ¿No estamos <strong>de</strong>masiado en«Jerusalén», en el pa<strong>la</strong>cio, encasil<strong>la</strong>dos en nosotrosmismos, en nuestra propia gloria, en nuestras maníaspersecutorias para que podamos oír en seguida <strong>la</strong> voz <strong>de</strong>los ángeles, acudir al pesebre y ponernos a adorar?Así en esta noche nos contemp<strong>la</strong>n los rostros <strong>de</strong>lbuey y <strong>de</strong>l asno que nos interrogan: mi pueblo carece <strong>de</strong>inteligencia, ¿no compren<strong>de</strong>s tú <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> tu Señor?Cuando nosotros colocamos <strong>la</strong>s figuras que nos sonfamiliares en el pesebre, <strong>de</strong>bemos pedir a Dios queotorgue a nuestros corazones aquel<strong>la</strong> simplicidad osencillez que sabe <strong>de</strong>scubrir en el niño al Señor, tal comolo hizo, en tiempos, Francisco en Greccio. Entonces nospodría ocurrir lo que nos cuenta Ce<strong>la</strong>no, con unas pa<strong>la</strong>brasmuy simi<strong>la</strong>res a <strong>la</strong>s <strong>de</strong> san Lucas acerca <strong>de</strong> los pastores <strong>de</strong><strong>la</strong> primera nochebuena (Lc 2,20), sobre los queparticiparon en <strong>la</strong> celebración <strong>de</strong> Greccio: todosregresaban a sus casas llenos <strong>de</strong> alegría.JOSEPH RATZINGER. EL ROSTRO DE DIOSSígueme. Sa<strong>la</strong>manca 1983, págs. 19-<strong>25</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!