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LOS RECURSOS MINERALES

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<strong>LOS</strong> <strong>RECURSOS</strong> <strong>MINERALES</strong>«El cerro es rico todavía - me decía sin asombroun desocupado que arañaba la tierra con las manos -.Dios ha de ser, figúrese: el mineral crece como sifuera planta, igual.» Frente al cerro rico de Potosí,se alza el testigo de la devastación.Es un monte llamado Huakajchi,que en quechua significa «cerro que ha llorado».Desde sus laderas brotan manantiales de agua pura,«los ojos del agua» que dan de beber a los mineros...Convertidas en piñas y lingotes,las vísceras del cerro rico alimentaron sustancialmenteel desarrollo de Europa.Eduardo GaleanoUno de los elementos centrales en el debate sobre los límites al crecimiento cero es elargumento de que los recursos naturales no renovables pueden agotarse en un periodorelativamente cercano. Dentro de esos recursos cabe hacer una distinción entre los mineralesy los combustibles fósiles. Este capítulo concierne a los minerales.La civilización moderna, sus patrones de desarrollo y estilos de vida, se sustentan en el usode una gama sumamente amplia de recursos minerales existentes en la corteza terrestre y enlos fondos marinos, que son transformados, gracias a la tecnología, en materialessusceptibles de ser usados por la sociedad.Durante la década de los setenta, en pleno auge del neomalthusianismo, espoleado por lascrisis petroleras de 1973 y 1978, y cuando el debate sobre los límites al crecimiento y elcrecimiento cero, se señalaba que el consumo anual mundial percápita de productosminerales era de 3.37 toneladas métricas, con una tasa de crecimiento de 7% promedio anual.El promedio ocultaba grandes disparidades: así, en Estados Unidos era de 15 toneladasmétricas anuales per capita. El argumento era que el desarrollo requiere cada vez mayorescantidades de minerales, no sólo para mantener la tasa de expansión de las economíascentrales, que absorben 80% de la producción mundial, sino también para acelerar eldesarrollo en los países del tercer mundo. Si la expansión del consumo de minerales seproyectaba al nivel de su ritmo histórico, 7%, se afirmaba que antes del 2020 se requerirían32 veces más minerales de los usados en la década de los setenta; pero si la tasa debeincrementarse a fin de reducir la brecha de consumo entre países industrializados y endesarrollo y además acelerar el desarrollo de estos últimos, la presión sobre los recursos «norenovables» se multiplicaba varias veces. La pregunta de moda era: ¿hasta qué punto lacorteza terrestre puede suministrar esos minerales, habida cuenta que se trata de recursos norenovables?Lo anterior lleva al examen de dos aspectos relacionados: qué se entiende por recursos ycómo se miden sus disponibilidades; y qué se entiende por no renovabilidad. La literatura


existente provee diversas interpretaciones, por lo general reflejando los puntos de vistaparticulares de cada disciplina. Los geólogos y los ingenieros tienden, por lo general, areferirse a medidas puramente físicas, tales como las partes por millón de un mineralespecífico existente en la corteza terrestre, o lo que ha sido definido por Harris y Skinnercomo la dotación de minerales de la tierra. Sin embargo, este tipo de medida es de escasautilidad para fines de política económica, o para analizar la eventual escasez de un mineralsobre los patrones de desarrollo o el ritmo de crecimiento económico de un país. Lamedición de las disponibilidades de minerales deben incluir aspectos concernientes a loscostos de producción, a los precios, a los requerimientos de inversiones y a las característicasfísicas y químicas de los minerales.El distinguir entre recursos renovables y no renovables ha demostrado tener poca relevancia.En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en Estocolmo, seenfatizó el problema del agotamiento de los recursos «no renovables», se mostraronproyecciones de diferente tipo: unas pronosticando el colapso definitivo de la especie humanapor el agotamiento del petróleo y otros recursos minerales; otras contrarrestando talesproyecciones. Curiosamente más tarde en la Conferencia de las Naciones Unidas sobreMedio Ambiente y Desarrollo, en Río de Janeiro, la preocupación dominante era: la escasezde agua, la pérdida de diversidad biológica, la desaparición de los bosques, el agotamiento delos recursos del mar, la degradación de las tierras agrícolas; todos éstos consideradosrecursos renovables. El problema es, en definitiva, de cómo se utilizan los recursos; es unproblema de gestión de recursos naturales, gestión que puede ser sustentable o nosustentable. Lo que implica inmediatamente una dimensión fundamental: la temporal. Ladiferencia entre los recursos está determinada por la escala temporal de renovabilidad de losmismos y su sustentabilidad determinada por la relación entre la tasa de crecimiento de lareserva de los mismos y su tasa de extracción o cosecha. Si las tasas de extracción superanlas de crecimiento de la reserva el recurso corre el riesgo de agotarse, y se dirá que suexplotación es insostenible.Permanentemente se forman cuerpos mineralizados: es sabido que el cobre y el oro seforman debajo de ciertos volcanes, y el cobre y el zinc en algunas zonas de los fondosmarinos; el petróleo se forma en diversos lugares del mundo, de la misma manera que latierra fértil en tiempos que van de 10 a 50 y 100 años, o que determinados bosques serenuevan en periodos que van desde unas cuantas décadas hasta 100 años.Fundamentalmente es un tema de horizontes temporales determinados por la vida humana ylos tiempos del mundo natural, y asociado con ello el ritmo al cual se realiza la extracción.Al parecer, la cantidad existente de minerales es enorme. Sin embargo, para satisfacer lasnecesidades industriales del mundo moderno, su abastecimiento queda circunscrito a un tipoespecial de rocas con concentraciones elevadas de ciertos elementos y que representan unafracción pequeña de la corteza terrestre. Lo importante es entonces el grado de concentraciónde un elemento específico en una determinada localización, elemento que, dada una ciertatecnología, es susceptible de ser extraído a costos convenientes desde el punto de vistasocial.En función de lo anterior los recursos minerales se podrían definir como las concentracionesnaturales de elementos existentes en la corteza terrestre en forma tal que puedan serpotencialmente extraídos y procesados, dados los conocimientos científico-tecnológicos


existentes.Según Amílcar Herrera, \l "84" la capa sólida de la corteza terrestre en que están contenidos losrecursos mineros, es de un espesor que fluctúa entre 32 y 40 km. En las actualesexplotaciones mineras, la profundidad media alcanza 300 m raramente supera 2 000 hastaalcanzar, en casos muy excepcionales, 3 000 m. En esta corteza terrestre los elementosrequeridos por el sistema social se encuentran entonces en diversos grados de concentración.A medida que esta concentración disminuye, se llega a un punto en el que las partículas delos elementos no son susceptibles de ser separadas, y están integradas en la estructuracristalífera de las rocas y otros minerales de la corteza terrestre. En este nivel se dice que loselementos se presentan en la abundancia característica de la corteza terrestre. Los elementosde la corteza terrestre susceptibles de ser utilizados deben de presentarse en concentracionesmínimas, generalmente con combinaciones específicas: óxidos, sulfuros, sulfatos,carbonatos, y en algunos casos aparecen en estado nativo. En este nivel se puede hablar yade recursos propiamente dichos. Es decir, hay un límite que separa aquellos elementos de uncierto grado de concentración de los mismos elementos, dispersos, integrados en la estructurade la corteza terrestre en concentraciones infinitamente pequeñas. Tal límite es un límitemineralógico determinado por características químicas y geológicas, y obviamente varía segúnlos diferentes productos.Schurr y Netschert \l "85" elaboraron un sistema de clasificación que distingue entre reservas,recursos y recursos base. El concepto de recurso base se refiere a la suma total deelementos, minerales o fuentes energéticas, existentes en la corteza terrestre. Es una medidade disponibilidad de minerales puramente física, enormemente amplia. Para dar un ejemplo,el U.S. Geological Survey ha estimado los recursos base de cobre en 1.5x10 15 toneladas.Un volumen que, a los ritmos actuales de explotación, garantizaría el abastecimiento por lomenos por otros 200 millones de años. Obviamente la cifra carece de valor práctico, lamayor parte de esos recursos cupríferos o están en lugares inaccesibles o sus procesos deextracción y concentración son demasiado complejos y por consiguiente caros.Para fines prácticos y como primera aproximación, interesan aquellos elementos que estánpor encima del límite mineralógico y que, de acuerdo con la clasificación de Schurr yNetschert se califican como recursos. Se tiene así una masa de recursos minerales. De éstos,algunos se conocen con cierto detalle, mientras que otros se calculan por métodos científicoso se supone su existencia gracias a los conocimientos geológicos disponibles en ciertaszonas.La segunda aproximación consiste, entonces, en separar los recursos entre aquellos que hansido positivamente identificados y los no identificados o aún no descubiertos. Esta distinciónse muestra gráficamente con un rectángulo que representaría la totalidad de recursosidentificados y no identificados, conocido como clasificación de McKelvey. \l "87" Estaclasificación es un avance de la clasificación de Schurr y Netschert, y distingue entre reservasprobadas, probables y posibles, y entre recursos recuperables, paramarginales ysubmarginales.La clasificación de McKelvey deja fuera todos aquellos recursos que no son reservas yrecursos, en aras de la mayor precisión de lo que realmente es conocido y asequible. Porotro lado, llega a precisiones más convenientes para el uso práctico al englobar bajo el\l "86"


concepto de factibilidad o viabilidad los efectos tecnológicos, de precio y costos, pordesgracia sin desarrollar ampliamente las implicaciones de cada uno de estos factores, o laforma como ellos se interrelacionan.Los recursos identificados, suelen a su vez dividirse según la exactitud del conocimientosobre sus características y volúmenes. En 1933 Leith \l "88" había hecho ya una clasificación entérminos de recursos probables y posibles. Esta clasificación fue reemplazada por los\l "89"conceptos de «medidas, indicadas e inferidos», propuestos por Blondell y Lasky en 1956y adoptados posteriormente por la U.S. Bureau of Mines y el U.S. Geological Survey. Estosconceptos se fundamentan en el conocimiento de las dimensiones del cuerpo mineralizado.En el caso de los recursos medidos e indicados su existencia ha sido demostrada porestudios geológicos, que han permitido medir sus dimensiones principales y lascaracterísticas, y leyes del mineral o de los cuerpos mineralizados. Los recursos inferidosson aquellos cuya existencia ha sido comprobada, pero cuyas magnitudes, en términos devolumen, y sus características mineralógicas no se conocen con exactitud y se infieren dealgunas de sus dimensiones o características geológicas conocidas.Hasta aquí el único elemento considerado en la identificación de los recursos minerales es elde la existencia de ciertos elementos, en concentraciones diversas y en ciertos volúmenes.Este conocimiento de su existencia, su distribución en la corteza terrestre, la forma como sepresentan, sus características mineralógicas, etc., nos proporcionan una dimensión física ybásicamente geológica de los recursos. Es este mínimo conocimiento el que nos señala lapotencialidad de recursos aún no descubiertos. El conocimiento de los fenómenos geológicosy las características de los elementos conocidos, sus procesos de génesis, permiten unaextrapolación geológica que, de acuerdo con el grado de precisión, puede tener un carácterhipotético o especulativo. En el primer caso, la extrapolación se lleva a cabo en áreas minerasrelativamente conocidas y, por lo tanto, concretas que permiten suponer la presencia deciertos elementos. La extrapolación de carácter especulativo se lleva a cabo en áreas aún nosuficientemente conocidas o, a veces, del todo desconocidas, y de las cuales se tienen


conocimientos geológicos muy generales. Con base en lo anterior, la sección del gráfico derecursos no identificados o por descubrir se puede dividir en dos grandes secciones, segúnlas potencialidades más o menos ciertas de ocurrencia de minerales.Pero este conocimiento geológico, físico, de la disponibilidad de recursos es insuficientedesde el punto de vista socioeconómico. No basta con conocer la existencia de elementos quepueden satisfacer necesidades; es preciso que esas existencias físicas puedan ser extraídas,transformadas y procesadas para posibilitar su uso, es decir, se requieren conocimientoscientíficos y técnicos que posibiliten que la existencia física se transforme en unadisponibilidad real. Dicho conocimiento científico-tecnológico tiene a su vez que cotejarse consu costo económico, es decir, la extracción, la transformación y la utilización de los recursosminerales tienen que efectuarse en condiciones económicas aceptables por la sociedad. Elconcepto de recursos debe ser entonces calificado mediante un conjunto de parámetrostecnológicos y económicos. La disponibilidad real o efectiva de recursos minerales vieneentonces definida por la existencia física de recursos comprobados por técnicas deprospección geológica y consideraciones tecnológicas y económicas en relación con lafactibilidad de su extracción, transformación, procesamiento y consumo. Mas aún, se podríarestringir todavía más el concepto incluyendo la idea de rentabilidad o beneficio económico dela explotación, así se trataría de un concepto de recursos limitado a aquellos elementos de lacorteza terrestre que pueden ser explotados con ganancias pecuniarias. Se incluirían aquíestimaciones relacionadas con diferentes niveles de rentabilidad en diferentes niveles deprecios, costos y concentraciones del mineral. Se podrían incluir otros parámetrosrestrictivos, por ejemplo, normas ambientales que establezcan prohibiciones o umbralesmínimos de calidad ambiental. Respecto a lo primero podrían considerarse límites aexplotaciones mineras en ciertas áreas (por ejemplo, en terrenos agrícolas) o, en relación conlo segundo, normas de emisiones de contaminantes, con lo cual el volumen de recursos serestringe nuevamente.Esta variable técnico-económica se indica en el cuadro en forma de dimensión horizontal quepermite distinguir dos áreas: la superior, que se define como de recursos económicos, y lainferior, como subeconómica. Podrá apreciarse que la sección izquierda superior del cuadroha quedado perfectamente delimitada por una línea que separa los recursos identificados deaquellos no identificados, y por un límite inferior que separa aquellos recursos identificados,susceptibles de ser extraídos --y utilizados con la tecnología disponible en condicioneseconómicamente aceptables-- de otros recursos cuya explotación no es factible por razones deíndole técnica o económica.Estos recursos identificados y susceptibles de ser extraídos, procesados y utilizados encondiciones económicas convenientes con la tecnología disponible, reciben el nombre dereservas. Por debajo de la línea de factibilidad técnico-económica tenemos los recursossubeconómicos. Siempre siguiendo el esquema propuesto por McKelvey, estos últimospueden, a su vez, clasificarse en recursos paramarginales y submarginales; losparamarginales son aquellos identificados y susceptibles de ser explotados con la tecnologíaexistente, pero a costos 1.5 veces superiores a los actuales; a su vez, los recursossubmarginales son los que pueden ser explotados, pero a costos 2 o 3 veces superiores a losvigentes.


Las cifras de reservas de minerales son las que habitualmente se emplean en las discusionessobre la disponibilidad de recursos, los debates sobre la escasez y las proyeccionescatastróficas de algunos informes. Pero las reservas son sólo una parte pequeña de loselementos existentes en la corteza terrestre; son parte de un sistema dinámico y no puedeninventariarse como si fueran existencias finitas y definitivas.Así como el concepto de recurso base es demasiado amplio, el de reserva es extremadamenterestrictivo, ellas incluyen solamente las partes más ricas de los depósitos conocidos, y cuyaexplotación es rentable en las actuales condiciones tecnológicas y económicas. Son unapequeñísima parte de los recursos base, volviendo al ejemplo del cobre las reservas actuales(1987) serían del orden de los 5.1x10 8 toneladas, es decir se tendría una cifra de reservasequivalente a menos de 3.4x10 -5 % de la cifra de recurso base, y dados los ritmos actuales de\l "90"explotación garantizaría su suministro por unos 63 años.La información de que se dispone corresponde, en gran medida, a las minas actualmente enoperación, y por lo general, las empresas no proporcionan información respecto a lasvariaciones de disponibilidades de recursos al variar la ley de corte del mineral. Laevaluación de reservas cambia de año en año, tanto por reducciones causadas por lasextracciones como por adiciones que resultan del mayor conocimiento de las minas enexplotación, cuyas prospecciones se hacen más fáciles y económicas, pari passu con laexplotación o por innovaciones tecnológicas. En general, la empresa minera desarrolla lostrabajos geológicos de prospección, necesarios para evaluar una magnitud mínima delyacimiento, que permita su explotación y una recuperación de la inversión, dada una ciertatecnología y una situación de precios imperante en los mercados mundiales. Para la empresaminera las reservas son un capital, resultado de esfuerzos económicos y tecnológicos enexploración, prospección y preparación de la mina, etapas que, por lo común, se extiendenpor varios años durante los cuales la empresa no recibe ingreso alguno. Por lo tanto, ella noestá motivada para invertir en la detección de nuevas reservas más allá de un límite tal, que lepermita una programación adecuada en un cierto plazo, de tiempo que varía según losproductos y las características de explotación. Una vez determinada la factibilidad, se inicia laexplotación del yacimiento. Por tanto, el inicio de explotación de un yacimiento no tiene quecoincidir con una evaluación definitiva de sus reservas, y de hecho las informacionesestadísticas son por lo común inferiores a las reales. A medida que la explotación avanza, sevan haciendo nuevas prospecciones, facilitadas en gran medida por la explotación misma. Esasí como las compañías revisan constantemente sus cálculos de reservas.En 1912, cuando se inició en Chile la explotación del Mineral del Teniente, se le predijo unavida de 25 años. Hoy, después de 85 años, el Teniente sigue siendo la mina de cobresubterránea más grande del mundo. Al cumplirse los diez años de explotación del mineral defierro de Marcona, en Perú, parecía que su proceso de agotamiento se estaba completando.Exploraciones realizadas en la base del yacimiento revelaron un nuevo cuerpo mineralizadode 400 millones de toneladas de minerales de fierro. Al iniciarse la explotación del mineral defierro del Romeral en Chile, las reservas se calculaban en 30 millones de toneladas. Despuésde 20 años de explotación a una tasa de dos a tres millones de toneladas anuales, las reservasdel yacimiento se calculaban, a mediados de los setenta, en 180 millones de toneladasmétricas.


En otros casos, la explotación de un yacimiento permite el descubrimiento de otrosminerales. Por ejemplo, la mina de Mount Ise, en Kingsland (Australia), explotada durantemuchos años por su zinc y su plomo, reveló en su fondo un enorme yacimiento de cobre. Elconcepto de reserva no proporciona una medida adecuada respecto de las disponibilidades alargo plazo de recursos minerales. En realidad, el concepto, aun cuando pueda ser muypreciso técnicamente, es estático: mide una cantidad de minerales en un momento dado, esdecir, una existencia de recursos, definida por el conocimiento habido, la tecnologíadisponible y las condiciones económicas nacionales e internacionales que determinan unasituación de costos y precios. Si se aceptase un concepto de escasez como característica deuna situación dinámica de desequilibrio entre oferta y demanda, el concepto de reservastambién resultaría inadecuado como indicador de la escasez, pues una situación dinámicacomo la indicada no puede evaluarse con un concepto estático, sino utilizando otro, tambiéndinámico, determinado por las posibilidades de innovación tecnológica, los nuevosdescubrimientos, la posible reducción de los costos de extracción o la aparición de recursoscomplementarios.Lo anterior refleja que los conceptos de reservas y recursos deben ser considerados concierta flexibilidad. Proyectar el agotamiento total de un recurso sobre las bases de lascantidades de reservas publicadas en determinada fecha no tiene mucho sentido. Tal conceptorefleja sólo la cantidad de minerales conocida dentro de ciertos márgenes y susceptible deextraerse con tecnologías existentes a un costo compatible con las condiciones de losmercados internacionales, en una fecha precisa. Sobre este aspecto conviene, además,recordar que las cifras de reservas, publicadas por las grandes compañías mineras y por losgobiernos, son inferiores a las conocidas, pues, en general, las compañías prefieren mantenerestas informaciones en secreto. La nuevas expansiones realizadas en la minería del cobrechileno en los últimos 15 años revelaron muy poca información respecto de los volúmenes delas reservas en explotación, pero ciertamente significa un aumento importante de las reservasmundiales de cobre.El grado de concentración o ley del mineral es un factor fundamental en la determinación delos volúmenes de recursos y reservas disponibles. La ley del mineral indica la cantidad demetal por unidad de material estéril. Los minerales económicamente utilizables sonconcentraciones de ciertos elementos que, asociados con otros en cantidades variables,constituyen lo que se llama un yacimiento. Históricamente, el desarrollo tecnológico,combinado con la disponibilidad de energía barata, ha hecho posible usar cuerposmineralizados de concentraciones cada vez menores, es decir, de leyes cada vez más bajas, oque se presentan en compuestos diversos. El problema adquiere así otra connotación. No seplantea ya cuánto mineral existe en la corteza terrestre, sino hasta qué niveles deconcentraciones puede llegar la explotación, dada una cierta tecnología, el costo por empleardicha tecnología, así como el costo y la disponibilidad de recursos energéticos necesariospara su extracción y transformación.Según algunos expertos, la experiencia en explotaciones mineras sugiere que hay una relaciónnegativa entre la ley del mineral y el volumen del cuerpo mineralizado: \l "91" a medida que laley del mineral disminuye, parece que el metal disponible aumenta en progresión geométricahasta llegar a un punto máximo, a partir del cual tiende a presentarse una situación en la que


tanto la ley del mineral como los volúmenes del mismo disminuyen \l "92" , \l "93" Skinner sugiereque la situación podría ilustrarse con la gráfica siguiente, que indicaría que el agotamiento deminerales de alta ley viene más que compensado por el incremento de volúmenes susceptiblesde ser explotados a leyes de corte inferiores. Sin embargo, el mismo Skinner advierte queesta teoría no está probada y que no debería alimentar euforias expansionistas (véase gráficode Skinner).Otra interpretación esquemática es el triángulo de Govett, reproducido en el gráfico siguiente,donde la base del triángulo representa el total de recursos conocidos y no conocidos dada laley del mineral más baja posible en un periodo de tiempo determinado.A medida se sube hacia el vértice superior, aumenta la ley pero disminuye el volumen. Laparte achurada del gráfico corresponde a los recursos conocidos, clasificados en los términostradicionales de reservas medidas, indicadas e inferidas, y recursos conocidos pero noexplotables por razones técnicas o económicas.El desarrollo tecnológico mueve el límite «L» hacia abajo, y las exploraciones geológicasexitosas la línea «R» hacia la izquierda, aumentando el área achurada.Las posibilidades de explotar minerales de menor ley son en función de la tecnologíadisponible, de la energía y de su costo y el costo total de la operación. Históricamente, estosfactores se han combinado de modo favorable para posibilitar la explotación de recursosminerales de leyes cada vez menores. El caso del cobre es el que más frecuentemente se cita.Al iniciarse este siglo, la ley de corte en los minerales de cobre era en algunos casos de hasta6%; en 1980 era de 0.4%. Lasky, \l "94" ha demostrado cómo aumentan rápidamente lasreservas a medida que la ley media baja. Tal demostración es la que utiliza la President’sMaterial Policy Commission de Estados Unidos para la estimación de las disponibilidades dematerias primas.A su vez, Landsberg \l "95" hacía, hace 20 años, los siguientes cálculos: la disponibilidad decobre, considerando leyes que fluctúan entre 2 y 6%, es de 200 millones de toneladas. Si seincluyen minerales de cobre con leyes hasta de 1% la cifra anterior llega a 500 millones detoneladas. Y si la ley se baja 0.5% las reservas de los yacimientos conocidos alcanzarían 1000 millones de toneladas. A este respecto hacía notar que las tecnologías disponiblespermitían la explotación de minerales de hasta 0.4% de ley, y que el promedio de losminerales de cobre en explotación en Estados Unidos tenía leyes de 0.6%.Con base en las consideraciones anteriores, lo lógico es suponer que la magnitud de reservasdisponibles de minerales tiende a aumentar rápidamente a medida que declinan sus leyes, yque este aumento es mayor en leyes menores. En otras palabras, parece lógico suponer queuna reducción de la ley de corte en los minerales de cobre de 0.6% a 0.5%, que es la que seprodujo en la década de 1960, se tradujo en un aumento de reservas de mineralessignificativamente superior al incremento de reservas resultante de una reducción de la ley decorte de 3 a 2.5% como la que se había producido en las décadas anteriores.Históricamente, los descubrimientos han ido creando nuevas reservas que han más que


compensado aquellas que se han agotado. Para el caso del cobre, se ha señalado que en 1940las reservas mundiales se calculaban en 100 millones de toneladas métricas de metal; a finesde 1974 las reservas se calculaban en 382.3 millones de toneladas métricas de metal, perohay que considerar que la producción de cobre acumulada entre 1950 y 1973 fue de 107.8millones de toneladas métricas. Por lo tanto, el aumento neto de reservas de cobre fue de390.1 millones de toneladas métricas de metal, cifra que no incluye el cobre contenido en losnódulos de los fondos marinos. Finalmente, los recursos potenciales se calculaban en 2 120millones de toneladas métricas, y los recursos en 1 770 millones, incluyendo 690 millones detoneladas de nódulos de los fondos marinos.El informe del gobierno norteamericano Global 2000, \l "96" resume la situación dedisponibilidades de los principales minerales, agrupándolos en reservas y recursos,englobando aquí los recursos que de acuerdo con la descripción anterior se han calificadocomo subeconómicos (paramarginales y submarginales) y los recursos potenciales queindicarán los volúmenes de recursos no identificados aún. Las cifras se resumen en el cuadrosiguiente:Reservas mundiales, recursos y recursos potenciales(millones de toneladas métricas)Reservas Recursos Recursos potencialesAluminio 5.200 (a) 2.800 (a) 3.519.000Hierro 93.100 (b) 143.000 (c) 2.035.000Potasio 9.960 103.000 --Manganeso 2.200 (d) 1.100 (e) 42.000Fósforo 2.400 (f) 12.000 51.000Fluorita 72 (g) 270 20.000Azufre 1.700 3.800 (h) --Cromo 780 (i) 6.800 3.260Zinc 159 4.000 3.400Níquel 54 103 2.590Cobre 456 1.770 (j) 2.120Plomo 123 1.250 550Estaño 10 27 68Tungsteno 1.8 3.4 51


Mercurio 0.2 0.4 3.4Plata 0.2 0.5 2.8Fuentes: Global 2000, informe técnico cuadro 12.7.Nota:(a) En bauxita base seca promedio 21% Al recuperable.(b) En minerales y concentrados promedio 50% Fe recuperable.(c) En minerales y concentrados promedio 26% Fe recuperable.(d) En minerales y concentrados promedio 40% 100. Mn.(e) No incluye nódulos de manganeso de los fondos marinos.(f) En roca fosfórica y concentrados 13% P.(g) En «fluospar», roca fosfórica y concentrados promedio 44% fluorita.(h) No incluye recursos no identificados de azufre, en enormes cantidades de azufre en anhidritas y calizas, enpetróleo y aproximadamente 600 000 millones de azufre contenido en carbones, esquistos, etcétera.(i) En minerales y concentrados promedio 32% cromo.(j) Incluye 690 millones de nódulos de fondos marinos.Las proyecciones de agotamiento de minerales, sobre todo cuando son de largo plazo, tienenque manejarse con mucho cuidado. Si bien es cierto que también se pueden produciralteraciones de los cálculos en el lapso de pocos años. En efecto, los cambios en lasmagnitudes conocidas de reservas varían en el plazo de pocos años. Por ejemplo, si se tomansolo tres importantes recursos mineros; cobre, hierro y aluminio, resulta que, según elUnited States Bureau of Mines, \l "97" entre 1974 y 1976 sus reservas aumentaron enporcentajes realmente importantes: 12% para el cobre, 2.8% para el hierro y 41% para labauxita.Esto lleva a examinar el argumento de Brobst, l "98" en el sentido de que el esquema deMcKelvy tiene que ser ampliado por la consideración de la posibilidad de descubrir recursoscuya existencia hoy no se concibe y de incorporar el proceso económico a aquellos recursosque se podrían calificar como no económicos y que caen fuera de los subeconómicos(submarginales y paramarglnales). Se tendrá así un cuadro como el siguiente:El argumento esgrimido por Brobst sostiene que lo que consideramos como recurso, son loselementos cuyas características y capacidad de satisfacer necesidades conocemos. Pero en lacorteza terrestre existen muchos elementos cuya utilidad se desconoce aún y para los cuales,lógicamente, no existe demanda económica alguna y, probablemente, ni siquiera unatecnología adecuada para su extracción y su procesamiento. Estos elementos se incluyen en elesquema de McKelvey. Sin embargo, es válido suponer que en cuanto se descubran susposibilidades de uso y se desarrollen las tecnologías adecuadas, serán considerados comorecursos. El mismo Brobst señala que, hasta la fecha, materiales que contienen 80 de los 90elementos naturales identificados en la corteza terrestre han sido incorporados al procesoeconómico, y menciona además el caso de la esfalerita, un sulfuro de zinc descubierto en lacuenca del Illinois, compuesto mineral que no sólo no había sido descubierto, sino queademás ni siquiera se concebía su existencia.Por otro lado, el límite inferior del esquema de McKelvey señala un límite técnico-económicopotencial definido por las características de la tecnología disponible y una relación de costos.Pero Brobst señala que esto no significa necesariamente que no existan minerales quepuedan, desde un punto de vista geológico y mineralógico, ser explotados; en otras palabras,


ese límite inferior sólo indica el grado de concentración, o ley mínima de valor económicopotencial de un material demandado por el sistema socioeconómico. Pero desde un punto devista estrictamente mineralógico, las posibilidades de recuperar metal de minerales se extiendehasta el punto en que es posible la formación separada de partículas de ciertos elementos, quepodrían ser explotadas con fines económicos si existieran en cierta abundancia.Más abajo del grado de concentración que permite la formación de partículas separadas, loselementos se encuentran dispersos en la estructura de las rocas o de otros elementos,incluyendo las rocas comunes de la corteza terrestre. Se tiene así un nuevo límite definidoexclusivamente por dimensiones geomineralógicas. En función de esto, conviene revisar losplanteamientos sobre el agotamiento de los recursos minerales.En general, todos los sistemas de clasificación de recursos adolecen de un defecto, sonestáticos: indican la reserva de un determinado mineral, bajo ciertas condicionespreestablecidas, en un cierto momento. Los recursos minerales no constituyen una reservadefinida. Este es un concepto estático que desconoce tanto las potencialidades del sistemanatural como del sistema social para generar nuevos conocimientos y técnicas. Tanto elconcepto de reservas como el de recursos deben ser examinados en una perspectivaesencialmente dinámica. Sus magnitudes y características cambian constantemente comoresultado de los cambios en los patrones de consumo, en el desarrollo de mayoresconocimientos, el desarrollo de nuevas técnicas, un mayor y más detallado conocimiento dela tierra y, finalmente, por los cambios en las condiciones económicas. Esta dinámica sepuede ilustrar con el mismo esquema de McKelvey y en la versión ampliada de Brobst. En elesquema cabe apreciar que el desplazamiento desde la base hacia arriba indicaría una crecienteviabilidad técnico-económica, mientras que el desplazamiento desde la derecha hacia laizquierda del cuadro va señalando mayor certeza y conocimiento geológico.Las reservas pueden variar, por lo tanto, dependiendo de fluctuaciones en las estructuras decostos y precios que pueden hacer viable la explotación de recursos paramarginales, o hacerinviable la de otros que estaban siendo explotados. Por ejemplo, alzas sustanciales ysostenidas en los precios de un determinado mineral motivarán la incorporación de recursosparamarginales a las reservas económicamente explotables. Esto hace que se incremententambién los volúmenes de recursos paramarginales, por el paso de recursos submarginales, ala categoría de paramarginales. Un efecto similar se produce por una baja en los costos deextracción y transformación. En este caso, la causa puede estar asociada a un desarrollotecnológico.En ambos casos, el aumento de las disponibilidades se reflejaría, en el esquema, por undesplazamiento hacia abajo, de las líneas que separan las reservas de los recursosparamarginales y éstos de los submarginales, eventualmente por un desplazamiento, siemprehacia abajo, de la línea del límite económico-potencial.Algunas consideraciones adicionales parecen convenientes. El límite económico que separalas reservas de los recursos, está definido por las características del recurso propiamente tal ylas características técnicas y económicas del proceso productivo. Es decir, por la forma decombinarse los factores de producción para la obtención del producto final. La combinaciónmás adecuada dependerá de los lugares y el momento histórico. Así, la combinación de unatecnología de alta productividad junto con otros factores de producción subvaluados --por


ejemplo, energía y mano de obra-- puede traducirse en cuantos recursos geológicamentesimilares sean en algunos casos considerados marginales mientras en otros como reservas.La subvaluación histórica de la mano de obra en los países en desarrollo ha ido asociada condesarrollos tecnológicos que han facilitado los procesos extractivos y de transformación.Ambos fenómenos se vinculan, además, con un periodo caracterizado por la subvaluación delos recursos energéticos, en especial los combustibles fósiles. Estos factores económicotecnológicosse combinaron con un mayor conocimiento geológico en los países endesarrollo, que daban la impresión de existencias de recursos mineros en calidades ycantidades muchas veces superiores a las reales de los países desarrollados.La importancia del desarrollo tecnológico en el proceso extractivo explica la incorporación deminerales de menores leyes al concepto de reserva. Entre 1850 y 1880 el costo de extracciónde cobre bajó considerablemente a pesar de la disminución de las leyes promedio desde 6%hasta 4% a finales de siglo, lo cual fue posible por las mejoras en la forma de explotaciónintroducidas por los métodos square-set-mining y block-caving, que redujeron los criterios deselectividad. l "99" \l "100",Posteriormente, el rápido desarrollo de los métodos de explotación a cielo abierto permitieronla incorporación de grandes cantidades de minerales relativamente superficiales y de leyesmenores, proceso éste asociado al desarrollo de los equipos mecánicos para remoción detierras y manejo de grandes cantidades de materiales, y facilitado por la disponibilidad deenergía barata.Los procesos de flotación fueron un avance tecnológico que posibilitó una reducciónadicional en las leyes de corte hasta menos del 20%, a consecuencia de lo cual la escala deoperación pudo aumentar con bajas considerables en los costos.La cantidad de recursos identificados --y entre ellos las reservas-- puede incrementarsegracias a mayores y más detalladas prospecciones geológicas en áreas conocidas o porconocer que permitan confirmar recursos hipotéticos, y/o por las exploraciones de regionesgeográficas desconocidas que hagan posible confirmar estimaciones de carácter especulativosobre la existencia de determinados recursos. En este caso, las líneas que separan losrecursos identificados de aquellos no identificados tienden a desplazarse hacia la derecha delcuadro, aumentando por lo tanto, el área correspondiente a los recursos indicados.Si el agotamiento de los minerales se determina fundamentalmente por razones económicas,entonces es importante examinar qué factores son los que definen las variaciones de costos.La primera se refiere a las características del recurso natural, más específicamente concierne aaspectos tales como distribución, naturaleza de los minerales, calidad. Estas característicasdeterminan la curva de oferta del mineral, ceteris paribus el resto de los factores. Pero estacurva de oferta será diferente de la habitual en otras actividades productivas: en agricultura seproduce un flujo de bienes año tras año y, si la gestión es adecuada, ese flujo se puedemantener indefinidamente. Con mayor razón el argumento es válido para la industria, pero enel caso de la minería el flujo carece de importancia, lo que cuenta es la producción acumuladaen los periodos anteriores y su relación con la reserva conocida. Esta relación explica lastendencias a largo plazo de los costos y por consiguiente de los precios, habiendo supuestoconstante el desarrollo tecnológico y de nuevos descubrimientos. La explotación incurre encostos crecientes, ya que comienza a explotar depósitos de menor calidad.


Un segundo conjunto de factores, supuesto constante en el ejemplo anterior, es el mayorconocimiento, las mayores exploraciones, los avances tecnológicos, el precio de la energía.En una perspectiva de largo plazo el cambio tecnológico es el más importante, y de acuerdocon la experiencia histórica su efecto ha sido el de contrarrestar las alzas de costos, asociadasa la disminución de la reserva y a la explotación de minerales de menor calidad. Finalmente,hay que considerar los factores determinantes de la demanda, entre éstos no sólo laspreferencias de los consumidores, el ingreso, los gustos, etc., sino también aspectosparticulares de este sector, como el reciclaje y la sustitución, los cuales han sido importantespor el ahorro de material virgen que implican. Está también la mayor eficiencia en lasactividades productivas industriales que tienden a utilizar menos materias primas por unidadde producto final, fenómeno que se conoce como desmaterialización del proceso productivo.Se calcula que en lo que va del siglo la desmaterialización es del orden de 3%.Durante la década de los sesenta y comienzos de los setenta se constató un rápidocrecimiento de la demanda de minerales, lo que junto con el alza de los precios del petróleoalimentó los temores de agotamiento de recursos. Pero justamente en esos mismos años sedesaceleró el crecimiento de la demanda, lo cual por un lado alejó los temores de agotamientoy por otro explica una relativa sobrecapacidad en el sector minero, debida a las inversionesque las expectativas de los años anteriores crearon y no se cumplieron.Existe una correlación importante entre el contenido metálico y los requerimientos de energíanecesarios para recuperar el metal: los minerales de alta ley y relativamente simples,asociados a procesos tecnológicos también simples, tienden a minimizar la utilización deenergía. El consumo energético en la actividad minera es función de la ley del mineral, losmétodos de extracción y los procesos de transformación a los que hay que someter el mineralpara obtener el producto final. En la fase de explotación minera propiamente dicha, el tipo demineral tiende a tener poca influencia en la cantidad de energía requerida, considerando otrosfactores constantes --dureza y calidad de la roca, profundidad, etc.--, la energía para extraeruna tonelada de material es similar sin importar cuál sea la ley del mineral.Las explotaciones subterráneas son considerablemente más consumidoras de energía queaquéllas a tajo abierto. Sin embargo, si la sobrecarga por remover en una explotación a tajoabierto es muy grande, dicha ventaja se pierde, como es el caso de muchas explotacionescupríferas de Estados Unidos que tenían en los ochenta una relación mineral/estéril de 2.5.La energía necesaria en los procesos de concentración con base en métodos de separaciónfísica de los minerales depende fundamentalmente de las características físicas y químicas delmineral. De nuevo los consumos varían notablemente cuando se trata de rocas duras o deminerales aluviales. En este último caso, los procesos de perforación, tronadura, chancado y\l "101"molienda se evitan o minimizan, con el consecuente menor consumo energético.Cuando las leyes del mineral son muy bajas no es posible la concentración física. En estecaso, se emplean métodos químicos o térmicos, y los requerimientos energéticos variaránsegún los procesos empleados.Tanto la explotación minera propiamente tal, como la concentración, se han visto afectadaspor la tendencia histórica a la reducción de las leyes de los minerales económicamente


explotables. Es tradicional que los recursos de mejor calidad tienden a ser explotadosprimero. Con el aumento de la demanda y la disminución de la reserva de recursos de altacalidad, recursos de inferior calidad se incorporan a la explotación, por lo general resultandoen un mayor costo por unidad de metal obtenido, con mayores requerimientos energéticos ymayores volúmenes de material estéril. En el caso de Estados Unidos, los promedios de lasleyes de minerales de fierro y cobre fueron de 55% y 1.1%. En los ochenta eran de 34% y0.6% respectivamente. Las proyecciones indican que el promedio de las leyes de cobre será --siempre en Estados Unidos-- de 0.3% en el año 2000. Esto quiere decir que losrequerimientos energéticos para recuperar una tonelada de cobre se habrán prácticamente,duplicado. Además, será necesario ubicar 2 000 millones de toneladas de rocas estériles y\l "102"colas de concentración anuales, el doble de lo que se descargaba en 1977.La relación inversa entre los requerimientos energéticos y la ley del mineral ha sidoconstatada históricamente. Los minerales de más baja ley requieren una mayor remoción dematerial, mayores esfuerzos de molienda y concentración, todos altamente intensivos en usode energía. Dado que gran parte de los recursos necesarios para el hombre existen enconcentraciones bajas en la corteza terrestre, se ha llegado a afirmar que con energíaabundante y barata, no habría límites para la explotación de ciertos minerales.Por ejemplo, los requerimientos de energía en el caso del cobre se mueven en relacióninversa con la ley del mineral y directa con la profundidad del yacimiento, como ha sidodemostrado por Cook en las minas peruanas de Cuajone y Toquepala. \l "103" El mismo autorseñala que a comienzos de siglo sólo eran económicamente aprovechables aquellos recursosde más de 3% y que la ley de corte a mediados de los setenta había caído a 0.35%. A esenivel, la producción de una tonelada de cobre lleva asociada la remoción, el chancado, eltransporte de 300 toneladas de roca y una cantidad similar de material estéril removido,proceso que requiere una cantidad equivalente a 26 000 kilovatios por hora.A medida que las leyes bajan, la cantidad de material por remover y la cantidad de energíanecesaria tanto para el proceso de extracción como por el de molienda aumentan por unidadde cobre recuperado. Cook muestra cómo aumentan estos requerimientos energéticos,comparando los datos de la mina de Cuajone, en Perú, para diferentes leyes, y tambiéncomparando distintas minas. Con ello se revela que los requerimientos son más bajos en ElTeniente, para subir lentamente en Chuquicamata y Exótica (todas minas de Chile),alcanzando niveles más elevados en Toquepala (Perú). Los requerimientos de energía portonelada métrica de cobre son más elevados en Estados Unidos, con el caso extremo deSierrita (Arizona), que casi duplica los requerimientos de El Teniente. Las leyes promedioson de 0.4% en Sierrita y de 1.8% en la mina chilena.En la explotación cuprífera a cielo abierto de Estados Unidos, la ley del mineral disminuyó27% entre 1963 y 1973, equivalente a una tasa anual compuesta de 2.4%. Esta disminuciónen la ley media de los minerales de cobre estuvo asociada con un aumento de 22% en losrequerimientos de energía por libra de cobre, o una tasa anual compuesta de 22%, y para elproceso completo, que va desde la extracción al refino, pasando por los procesos deconcentración y fundición, los requerimientos energéticos por libra de cobre aumentaron 16%en el mismo periodo.Con base en estas consideraciones, algunos autores opinan que la energía requerida para


producir una unidad de metal es la que en realidad determina el límite para definir lapotencialidad de los recursos en cuanto a su utilización por la sociedad. El límite extremo seda por debajo del que Brobst denomina límite mineralógico, ya que por debajo de ese límitela cantidad de roca por remover para extraer una tonelada de mineral es extraordinariamenteelevada. El mismo Brobst lo ilustra para el caso del cobre: si la concentración de cobre en lacorteza terrestre es de 50 gr por tonelada métrica, la obtención de una tonelada de metal apartir de los silicatos en que se encuentra, obliga a una remoción de 20 000 t de roca. Perosi la ley del mineral es de 0.1% (cifra señalada como el límite mineralógico para el cobre)entonces la cantidad de roca por remover es de 1 000 para obtener una tonelada de metal (apartir de sulfuros). Si se calcula un tipo de cobre de 0.5% típico de la explotaciónnorteamericana, la obtención de una tonelada de metal requiere la remoción de 200 toneladas.Los yacimientos no son cuerpos mineralizados homogéneos, no sólo las leyes del mineralpueden variar apreciablemente en diferentes partes del mismo, sino que además los minerales,por lo habitual, vienen en compuestos, óxidos, sulfuros, etc., lo que ofrece la posibilidad,dependiendo de la disponibilidad de tecnología y de los costos que ello signifique, derecuperar otros elementos de valor comercial. Así, por ejemplo, de la explotación de cobre seobtiene además molibdeno, azufre, arsénico, oro, plata, platino, etcétera.En estos casos el costo energético para su extracción está ya imputado al del mineralprincipal, y su proceso de transformación tiene un costo energético imputable, sólo a partirdel momento que su proceso se separa del mineral principal. Por ejemplo, en el caso delmolibdeno, cuando se encuentra asociado con minerales de cobre, como en el caso chileno,su ley es de aproximadamente 0.02% de molibdeno, lo que equivale e menos de la décimaparte de los minerales de molibdeno típicos. Esas pequeñas concentraciones de molibdeno serecuperan conjuntamente con el cobre en el proceso de concentración. El costo energético derecuperación del molibdeno puede, en esta fase, considerarse cero, ya que ha sido imputadoal consumo energético del metal principal. El costo energético imputable a la producción demolibdeno en este caso es aquel en que se incurre por la flotación selectiva de la molibdenitaa partir del concentrado de cobre y del procesamiento de los óxidos de molibdeno. Elconsumo energético de esta fase se estima en 13 x 10 6 BTU por tonelada.Lo anterior no puede generalizarse. Según Hayes, "\l "104" cada material tiene su propio nivel derequerimientos energéticos; por tanto, el balance energético debe ser considerado no sólo enel proceso productivo mismo, sino en función del sistema económico total. Por ejemplo, unatonelada de acero requiere, aproximadamente 25 x 10 6 BTU, en tanto que una tonelada dealuminio requiere 245 x 10 6 BTU. Si el análisis se limita a ese nivel de consumo energético,parece obvia la conveniencia de producir acero en vez de aluminio. Pero una tonelada deacero ocupa un tercio de volumen de una tonelada de aluminio. Así, la sustitución delaluminio podría reducir grandemente el ahorro de energía por volumen de material usado. Porotra parte, si los productos tienen que ser movidos mediante distintos sistemas de transporte,el hecho de que el aluminio sea más liviano vuelve a traducirse en nuevos ahorrosenergéticos.Si se examina el problema en términos aún más amplios --abarcando el balance energético anivel sectorial, regional o nacional-- las posibilidades de reciclaje introducen un nuevoelemento por considerar. El reciclaje del aluminio ahorra aproximadamente 97% de energíaen relación con las necesidades para obtenerlo a partir de material virgen (bauxita). En el


caso del acero el porcentaje de ahorro de energía fluctúa entre 10% y 47%. Las diferenciasen los requerimientos de energía para obtener materiales a partir de chatarras, medianteprocesos de reciclaje, o a partir de recursos vírgenes por extracción y procesamiento deminerales, tenderán sin duda a aumentar en la medida que las leyes de corte sean más bajas,los minerales se encuentren geográficamente más dispersos o su localización sea másinaccesible. Esto nos lleva nuevamente al examen de los problemas de los costos.La discusión en torno a la escasez de recursos naturales, siguiendo la tradición ricardiana,indica que ella se reflejará en incrementos sucesivos y persistentes de los costos deextracción. En el caso de la actividad minera, la ubicación más desfavorable --respecto de losmercados-- de los nuevos yacimientos y las persistentes caídas en las leyes de corte deberíanhaberse reflejado en costos crecientes. Sin embargo, parecería que estas presiones hacia alzasde costos se han visto neutralizadas por el progreso tecnológico, y que este avancetecnológico seguirá ejerciendo un efecto similar en el futuro. Herfindhal ha hecho notar quela extracción de cobre se ha efectuado a costos decrecientes pese a la caída en las leyes decorte. En general, la tendencia a la baja de los costos en la extracción minera fue estudiada ycomprobada por Barnett y Morse l "105" para los años 1870-1957. El trabajo posterior deSmith. \l "106" que abarca hasta 1972, confirma esta tendencia a la caída de los costos.Una de las contribuciones más interesantes en relación con la economía de los recursosminerales es el de Norgaard, \l "107" que muestra cómo la economía asociada a la tasa de cambiotecnológico que lleva a costos de extracción menores es mucho mayor que la que inicialmentese había supuesto. En el caso de la industria petrolera, Norgaard hace notar que entre 1939 y1968, el costo de perforación de pozos petroleros se redujo entre 53% y 87% gracias aldesarrollo tecnológico. De no haber existido este desarrollo tecnológico, el efecto combinadode la mayor profundidad de los pozos, las mayores dificultades geológicas, el menorporcentaje de éxito en la exploración petrolera, etc., se habrían traducido en un alza de loscostos de perforación de 223% en el mismo periodo.Evidentemente, los requerimientos de energía no son los únicos que pueden llegar a sercríticos. Otros pueden deberse al agua, factor de producción fundamental en la actividadminera, que generalmente escasea, sobre todo en las regiones donde se lleva a cabo estaactividad económica.En resumen, examinar el problema de los recursos minerales en función de una concepciónestática de recursos o reservas y confrontarla a una presión dinámica: crecimientopoblacional, aumento y diversificación del consumo, lleva inevitablemente a conclusionescatastróficas. Los recursos minerales no son pequeñas reservas finitas, condenadas a suagotamiento, sino que son fracciones constantemente cambiantes de una reserva«astronómicamente amplia», l "108" cuyos cambios responden a avances tecnológicos, asituaciones económicas a veces declinantes, a veces expansivas, pero sin llegar a situacionesen las cuales se puede afirmar taxativamente que el recurso está agotado para siempre;perpetuamente habrá minerales si la sociedad está dispuesta a pagar el precio necesario parasu recuperación. Sin ir más lejos, actualmente se recuperan minerales de baja ley desechadosa lo largo de 40 años de explotación y acumulados en canchas de estéril, mediante el uso debacterias en procesos de lixiviación in situ.Los economistas son partidarios de recurrir a las evoluciones de costos como signos de


escasez, y más concretamente al costo marginal de la explotación minera, esto es el costo deproducir una unidad adicional, o marginal, de mineral. Este costo ha sufrido dos tendenciasopuestas: por un lado las leyes declinantes, el mayor costo de la energía, los mayoresrequerimientos energéticos por unidad de mineral extraído (al caer la ley aumentaautomáticamente el estéril por remover, por unidad de energía empleada). La otra tendenciaestá determinada por el avance tecnológico que posibilita la extracción de minerales de bajaley a costos menores y con menores intensidades energéticas (por ejemplo, por lixiviaciónbacteriana in situ); la incorporación de los sistemas de informática y computación a laplanificación, a la prospección y a las operaciones mineras.Por otra parte, el avance tecnológico se manifiesta también por el lado de la demanda, ya seapor procesos de transformación más eficientes, y por consiguiente ahorradores de materiasprimas o mediante la creación de sustitutos. Respecto de lo primero, es un hecho que ladesmaterialización del proceso productivo sigue actuando como factor de control de lademanda de minerales. Los ahorros de material que acompañan a los procesos industrialesson motivados por aspectos económicos (reducciones de costos), se deben a la mejorplanificación y organización del proceso productivo (introducción de computación,informática, etc.), a tecnologías más eficientes, y a la necesidad de cumplir con normasambientales que fijan máximos a las descargas de contaminantes y a la generación deresiduos y vertidos, dando aquí pleno valor a la famosa aseveración de que «a pollutant is aresource in a wrong place». Otro factor es la sustitución por nuevos materiales, por ejemploel uso creciente de cerámicas en productos de comunicaciones y de consumo. En la medidaque la tecnología de la cerámica mejore, eventualmente reemplazará a los bloques de losmotores de combustión, sustituirá así el acero del motor y de paso permitiría descartar alradiador, con lo cual se elimina un mercado importante para el cobre y el aluminio, peroademás un motor de cerámica puede operar a temperaturas mucho más elevadas y en formamás eficiente, ya que al mejorar la combustión de los hidrocarburos reduce el consumo degasolina.

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