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6 El Mollete Literario 15.05.2015CuentoRepugnanciaPor P.I.G.¿Dónde vivo? Lo peor de todo es que notengo estrictamente un hogar, puede queme permita un lugar para guarecerme,pero no necesariamente debe llamarse MiHogar. Vivo con los míos, eso sí; somosmuchos yo y hemos sobrevivido gracias anuestra inteligencia más que a otra cosa.Nos movemos de un lado a otro porquela realidad no nos deja alternativa; hemossido despojados a lo largo de nuestra historiade ese espacio que por derecho nos correspondía.Ahora nos dedicamos a viajar,errantes e impacientes por encontrar la paz.Al principio no nos tomaban en cuenta,claro, solemos pasar inadvertidos. Ahora senos persigue cual criminales buscados poruna justicia que no termino por comprender,por quién fue conferida. Si logramosllegar hasta aquí es porque hemos demostradoque incluso esa justicia, deshonestay vil sigue sin estar a la altura de nuestrascapacidades.Ahora somos legión, antes sólo un pequeñoejército de seres que intentabansobrevivir. Hoy sabemos que vivir bajo latierra o por encima de ella es tener unaoportunidad de encontrar la muerte o dehacerse de un día más de vida.No crean que es grato vivir escondidoen las alcantarillas, pero las situaciones nosobligan a eso, a organizarnos, a defendernos,a no dar por muertas las posibilidadesde extender nuestros territorios y retornara los buenos tiempos donde moríamos porequivocación o por las complejas instruccionesde la naturaleza, pero no azotados porun exterminio cada vez más exacerbado.La historia lo confirma, nunca nos hemoscaracterizado por ser opresores de lasdemás razas, sólo nos hemos dedicado a vivir,a rentar este espacio al más bajo costopero sin alterar el mismo con nuestras acciones.Extraño resulta que no todos piensenasí cuando en verdad deberían hacerlo;no comprendo las razones de algunos dequerer iniciar un suicidio colectivo, lentopero asegurado al corto o mediano plazo.Autor: María BazanaNosotros somos víctimas de un despropósitode la realidad, vivimos presas de unaexpectativa que también merma nuestras actividades.No podemos salir a tomar un pocode sol o sombra, derecho inexorable de todoel mundo, sin sentirnos presas de las miradaslascivas de la gente, ora de terror, ora de angustia,ora de desprecio o de odio irracional.¿Qué hemos hecho? Nunca hemos levantadouna guerra en contra de ellos, nuncahemos atacado sus puntos estratégicosde vida; si sobrevivimos fue gracias a nosotrosmismos y no debido a las circunstanciasque ellos habrían de permitirnos paraseguir adelante.Las nuestras son acciones ya no de venganzasino de absoluta necesidad, necesitamoscomer, necesitamos descansar, ocultarnosde las inclemencias del clima, evitarhasta el hartazgo a los depredadores. Actuamospara sobrevivir, no para vivir cómoday placenteramente, como ellos por cierto.Sí, nuestro aspecto puede ser patético,pero quién puede jactarse en este mundo deno serlo, ¿los humanos? Serían ellos quienesdeberían ocupar la lista de los seres más despreciablesdel planeta;luego lo que hancreado y luego, másaún, el futuro queles espera. Eso espatético en serio.Nosotros nobuscamos la guerra,una guerra que deentrada no hará másque multiplicarnosy hacernos más ymás fuertes comoha sido hasta ahora.Lo que queremos esvivir en paz, poderdesplazarnos sin temora ser aplastadoso devorados, o desquiciadospor aquellosque se dicen serseres inteligentes.Las cucarachasvivimos en la oscuridad,hemos sidoprivadas de la luzno porque lo dictela siempre inflexibleley de la naturaleza,sino porque asílo han establecido los caprichos del “homosapiens”. Tenemos que roer las sobras, tenemosque tolerar caminar sobre la mierda,sobre la saliva que tan salvajemente arrojanlos hombres al suelo.Ése es nuestro camino que a diario tenemosque recorrer. Me sirve de consuelo elhecho de pensar que a pesar de sus esfuerzosnunca moriremos; podrán asesinarnosa miles de nosotros sí, pero llegaremos máslejos que ellos en la línea del tiempo. La historia,insisto, nos da la razón.Uriel Arteaga Apolinar, autodenominado“P.I.G.” (en abierta referencia al personaje de XavierVelasco), o en su modo más laxo “El DoctorPluma” (referencia al Doctor Alquitrán de Poe),fue colaborador de principio a fin de los extintosfanzines universitarios Almohadón de Plumasy Noúmeno. Colaborador permanente del blogliterario Regiones Inferiores, tuvo oportunidad depublicar una crónica para el periódico 24 Horas,en 2012. Egresado de la carrera de Comunicacióny Periodismo de la Facultad de EstudiosSuperiores Aragón, con especialidad en prensaescrita, durante los últimos años se ha desempeñadocomo analista de información y correctorde estilo. Recientemente labora como asistenteeditorial en la Coordinación de PublicacionesAcadémicas de la Universidad Anáhuac.


15.05.2015 El Mollete Literario 7MinificcionesPor Marco VillavicencioEncuentros PuntualesSe veían, a diario se veían,a una cierta hora de la tarde,con las campanadas queacompañaban el encuentro,con las gaviotas, las nubesy el calor azul marino quepegaba a los niños a las sombras,bajo los árboles, sudandoy tragando aire a bocanadaspara seguir jugando.El oleaje del mar se mezclabacon los ruidos de la genteque pasaba, mientras ellos seveían, se encontraban, uno alotro, caminando, con perfectasincronía en sus pasos. A diariose detenían, se miraban, cambiabanpalabras y se iban.Daban las tres de la tarde ylos ojos enamorados se juntabanhasta besarse y reír. Se marchabantras un enorme juego decaricias, abrazos y palabras queacababan antes que las campanadasdel reloj, en una eternacarrera.Se iban, esperando el díasiguiente, hasta que todas laspalabras de amor pudieran serusadas de nuevo, hasta salir porun encuentro y otro día más,basta esperar que la aguja delreloj marque las tres de la tarde para que laspuertas se abran y se vuelvan a encontrar.El árbolEl árbol llora hojas y nos dice de qué colordebemos llorar, a veces exagera y sequeda calvo, a veces sólo lloramos algunaslágrimas verdes.El árbol crece y nos dice hacia dónde debemosmirar cuando soñamos, el sol nosciega, el árbol nos protege.Ayer vine a ver al árbol, toqué su grantronco, sus arrugas fuertes, escuché su silenciolargo y abismal. Le hice una preguntamuy importante, la más importante de todaslas preguntas, su respuesta fue una hojacolor naranja, la mía la absorbió la tierra.No empujar al niñoUn día de esos en que el universo se encontrabainusualmente inestable, un niño queFotografía: Lucía López Canalesse columpiaba comprendió la complejidadabsoluta del tiempo y del infinito, comprendióque su movimiento pendular se había hechoimprescindible para la continuidad del todo.Así que nunca dejó de columpiarse, hoyse cumplen 86 años desde ese incidente, elniño sigue teniendo el mismo aspecto y estácategóricamente prohibido ir a empujarlopues cualquier alteración en su balanceopodría hacer que pasaran 15 años como segundos,ya pasó una vez y fue fatal.MilagrosA veces nuestros ángeles guardianes decidenpresentarse visibles ante nosotros, perolos matamos creyendo que son solo moscas.Milagros IIUn hombre espera a su mujer, que esperaa que éste le llame, pero él no llamaporque espera la llamada de su amante yésta espera a su marido queestá en la sala de espera deun hospital y convalece, yespera al doctor que esperatener una cura para su paciente.El doctor hace unallamada a una mujer y ésta asu amante y éste a su esposay la última mujer que esperala llamada recibe la noticiaque su marido ha muerto.El náufragoComo buen náufrago, avientabotellas con cartas capaces dehacer llorar a los burócratas,se deja una barba monumentalla cual podría ser usadapara barrer toda la arena,lleva un taparrabos hecho depalmas digno de los aplausosdel sindicato de artesanos,nada y pesca con las manose incluso ha atrapado presascon su boca, es experto enprender fogatas que duran semanasen tiempos de lluvia,es hábil en la construcción decasas hechas con varas.Cuenta las horas y esperaalgún día viajar en un cruceroy escapar hacía alguna isladesierta porque ya está hartode trabajar en el call center, delpiso trece.Milagros IIICuando un hombre, que por designiosde fuerzas inconcebibles es destinadoa morir, muere; pero si por otras fuerzasincluso más extrañas tiene la fortuna deevitar el choque en el auto, el rayo a mediacalle, la bala perdida, etcétera, ambas fuerzasvan a dar en él la inmortalidad, que almismo tiempo es la peor de las muertes yla peor de las vidas.Marco Villavicencio. “A veces escribo poemas ominificciones, a veces las dos y a veces ninguna.No acabé Letras porque no pude acabar de leerLa Araucana y estudié diseño integral”. Villavicencioobtuvo tercer lugar de poesía en el concursoDécima Muerte de la UNAM y sus cuentoshan sido publicados en las revistas El puro cuentoy Migala, además de que ha realizado comics.Actualmente participa en un medio independienteque se llama El pequeño gran.


Fotografía: Lucía López Canales8 El Mollete Literario 15.05.2015Fotografía: Mathieu DomínguezEl extraño caso de Jean CarloDurán y el doctor Enzo EncinoSegunda partePor Samuel EncisoCuando despertó no recordaba ya casinada. Sólo vagamente su mente canalizóel recuerdo de una voz que parecíaperdida en la lejanía del tiempo, esa vozhabía dicho: “El siguiente”. Pero los ojosde Jean miraban otra cosa, a la joven devoz rara que lo veía directamente a losojos. El muchacho sintió frío y acabó pordespertar completamente.—¿Q-q-qué pasó? –dijo titubeando.—Es tu turno. Ya todos pasamos, eresel último del día, parece –dijo la joven, lasmanchas de su cuello eran visibles aún peroparecían más tenues. Sin embargo su vozera nítida y bella como el rocío matutino.—Tu voz –dijo Jean aturdido–.¿Cómo?... Yo pensé que...—El doctor Enzo es bastante bueno –dijo la joven y, con una sonrisa enigmáticay mirada soñadora en el rostro, se fue regocijadahacia el pasillo oscuro.“Bastante misterioso”, pensó Jean,“¿quién es ese tal Doctor Enzo?”.Entonces la asistente se le acercó.—Le sugiero que entre, señor Durán, elDoctor Enzo lo espera, ya casi es la hora desu salida y en ese aspecto el doctor es bastanteestricto. Apresúrese o no le atenderá.Al decir esto la asistente se cubrió la bocacon ambas manos como si lo que acababade decir fuera horrible.—Disculpe –Jean notó que ella no lo miraba,Martha parecía ver sólo el pasillo negroque quedaba frente a ella–. Vayamos. Ella lolevantó de su asiento y se alejó hacia su escritorioapenas él hubo cruzado el umbral.Dentro el mundo era diferente. Más luminoso...más natural. Todo relucía con untono blanquiazul, como en un sueño. Justofrente a la entrada había un amplio librerocon muchos compartimentos. Libros depsicología lo cubrían casi completamente.Sin embargo, en otros escondrijos yacíancosas como El Señor de los Anillos, Los Miserablesde Víctor Hugo, Don Quijote de laMancha y una extenuante colección en tomosde Dante Alighieri. Por aquí y por alláretozaban, en contraste, novelas baratas, algunasotras de escritores de moda e inclusorevistas sin que una tendencia en especialpredominara; las había de cine, de cocina,de televisión, música, arte, moda, etcétera.La puerta abría hacia adentro, ocultandoun perchero y parte de una pared quedaba con el librero, esa pared estaba tapizadacon un montón de marcos que conteníandiplomas, al centro, no obstante, estabauna réplica de La Gioconda. Al lado dellibrero había un ventanal enorme cubiertocon persianas, pero la poca luz que entrabapor los resquicios parecía azul, no comola del sol, sino como iluminación artificialpara un set de cine.Lo más inquietante era un diván en elcentro de la habitación. Más allá estaba elescritorio del doctor y detrás de éste, en lapared, había otros tantos diplomas, más alcentro, había una fotografía del propio doctor,sonriente, confiado, perturbadoramenteconfiado, era casi molesta la autosuficienciaque demostraba. Jean, que no comprendíanada se preguntó que si así lucía en la fotografíacómo sería en persona. Se sorprendióentonces, porque el doctor no estaba.Aquello era un error. Una absoluta locura.Y de pronto Jean vio algo que lo asustó,una mano que venía de abajo se posó sobreel escritorio. Y unos cabellos mal peinadosasomaron. Luego unos lentes mal acomodadosy mientras se incorporaba, una ridículasonrisa, casi tonta, se dibujaba en la carade... ¿el doctor Enzo? No se parecía nada ala foto. De hecho la visión en persona de esehombre tan porfiado de las fotografías eracomo una caricatura de sí mismo. El hombreestaba despeinado y desarreglado, y esasonrisa tan idiota le daba el aspecto de ungenio extravagante, un loco.Jean dio un respingo en su lugar. Eldoctor levantó la otra mano y dejó ver quesostenía la muleta que la mujer de antes lehabía lanzado.—La mujer que entró antes de ti estabaen un apuro... –dijo el doctor mientrascaminaba hacia Jean con la muleta en lamano y se acomodaba las gafas con la otra–.Se fue tranquila, espero, pero como entrócomo una ráfaga no me dio tiempo de recogeresto –y dejó la muleta en el perchero dedetrás de la puerta.El doctor se acomodó el cabello tambiény lentamente, mientras susurraba cosasininteligibles se sentó tras su escritorio.Ahora sí que se parece a su foto, pensó Jean.—¡Bueno muchacho! –dijo el doctorcon una voz profunda y reconfortante, señalandoel diván–. ¿Qué esperas? Siéntate.Casi por instinto el muchacho obedeció.De pronto sintió mucho calor y hasta unaspequeñas gotas de sudor que le resbalabanpor la cabeza. Se acomodó para sentarse.Apenas había tocado el forro de piel delmueble cuando... ¡MALDITA SEA!Tuvo que levantarse como si le hubieranmarcado el trasero con un hierro al rojovivo. La cabeza comenzó a dolerle.Una imagen le llegó de la nada, clavándoseleen el cerebro como una flecha disparada,certera. Veía el cielo. El amarillo solque le quemaba y varias caras lo rodeaban.Más o menos con la misma fuerza con laque vino el pensamiento se le escapó, dejándolesólo una extraña resaca.—Ya empieza –dijo el doctor mirando


15.05.2015 El Mollete Literario 9unas hojas que estaban dentro de un folderazul–. Tranquilízate. Ya pasará. Inténtalo denuevo, sólo que ve más despacio. Vamos,siéntate –añadió al ver que el muchacho mirabadesconfiado el diván.Al fin obedeció, puso un dedo primero,luego la palma de su mano, al final un brazoy entonces tuvo la confianza para sentarse.Pensó que aquello debía ser demasiadocómico, y lo era, pero al parecer el doctorEncino ya estaba bastante acostumbradopues no hizo la menor mueca de sonrisa.Después de revisar extenuantemente aquellospapeles al fin le dirigió una mirada aJean, una mirada por encima de sus gafasque parecía lástima, pero también algocomo el reproche.Súbitamente Jean tuvo una extraña impresión,más bien una pregunta. ¿Por quéhabía pensado que desde fuera el consultorioparecía una tumba? Apartó ese pensamientoen el instante en que el doctor convoz potente le decía:—Bueno, muchacho, tienes dos opciones...–y se levantó de su silla–. Recuéstatepor favor.El muchacho, intimidado, obedeció. Enel techo había un letrero con letras blancassobre un fondo negro:MEJOR ACÉPTELOUSTED ESTÁ MUERTO (A)Fotografía: Monserrat Méndez PérezJean cerró los ojos no dando crédito alo que veía, pero de todos modos se pusopálido. Cuando los abrió descubrió que elletrero seguía allí, tan nítido e implacablecomo hacía un momento. Sintió vértigo.—¿Es una broma? –preguntó el chico,pensando que el detalle de la A entre paréntesisera bastante hilarante, pero aun así, supregunta surgió apenas con un hilo de voz,el doctor estaba a su lado e hizo un gestonegativo con la cabeza.—Te quedas o te vas –dijo el doctor.—¿Qué?—Esas son tus opciones.—¿De qué está hablando? ¿Mis opcionespara qué?—Para este mundo. Alégrate. De todaslas posibles decisiones que habrías tomadoen toda tu vida sólo hay una ya, elemental,obligatoria, pero liberadora –el doctor rió–.Ya me gustaría estar en tu lugar. Me muerode ganas... Ja, ja, ja. Si tú me entiendes. Elige:te quedas o te vas.—No comprendo.—¿No ha leído el letrero, joven Durán?Está usted muerto, ya no es de carne y hueso.De hecho, técnicamente ni si quiera loestoy tocando –agregó el doctor que en esemomento masajeaba a Jean en las sienes.—Tiene que ser una broma. ¿De quése trata? ¿Es por haberle robado la novia aTony? Ese maldito imbécil la golpeaba, nadieme puede culpar por eso. Además yo nola obligué...El doctor se llevó un dedo en posiciónvertical hacia los labios. Jean calló. Enzo teníalos ojos cerrados y seguía frotándole lassienes a Jean en una actitud concentrada,casi solemne. Los ojos de Jean adquirieronduda y temor. ¿Qué demonios ocurría allí?Si era una broma era mejor que parara. Yde pronto otra imagen. Miraba un campoverde y corría por él cuando todo se poníanegro y caía dolorosamente, con la cara enel pasto, azotando después de desmayarse.El dolor de cabeza que acompañaba aesas visiones era tan intenso que creía desmayarsede nuevo, pero la voz del doctor losacó del ensimismamiento.Entonces tuvo otro instante de iluminación,el consultorio era como una tumba,sí, pero como una tumba al abrirse y era tanlúgubre como el pedazo de cielo que puedeverse desde dentro del hoyo en la tumba.Oh sí, ya lo recordaba todo muy claro, peroprefirió no pensar en ello en ese instante.El doctor se había ido a sentar nuevamentetras su escritorio. Sonreía.—Jean Carlo Durán... –dijo el hombrecon voz de anunciante que presenta a uncantante en un programa de televisión–,¿tienes alguna duda?Esa pregunta era insultante. Por Diosque tenía preguntas, millones le bullían enla garganta y sin embargo no era capaz dearticularlas.Otra imagen le nubló el pensamientopor un momento: corría hacia una porteríacon un balón de americano en las manos.Escuchaba a lo lejos, como a través de unvidrio a sus contrincantes que venían detrás.De pronto no podía correr más, alguien losostenía por los tobillos. Cayó de bruces sobrela cal que marcaba una yarda cualquieray entonces, así tumbado como estaba unaopresión en su pecho le impidió respirar.Sentía el peso de un mundo a sus espaldas yescuchaba algo, como cuando uno se truenaun dedo de la mano, pero más fuerte y eldolor era tan intenso que no lo soportaba.—¡Jean! –dijo el doctor–. ¡Vamos muchacho,casi es la hora de mi comida! Noahora, contén los recuerdos para el Pasillode los Desprendimientos.—¿El qué?—Olvídalo. Si te soy sincero estoy bastantecansado. Las personas de hace ratome dieron un buen dolor de cabeza. A cadauna le cuesta mucho trabajo entender queen realidad está muerta. Te lo hubiese explicadocon más tacto pero el hambre y elcansancio –a esto el doctor se apuntó conlos dedos a la cabeza– me tienen agotado.No sé tú, pero siento que me muero.Parecía que Enzo Encino tenía un peculiarsentido del humor que de alguna maneralo hacía frío, cínico para el trabajo que,sospechaba Jean, desempeñaba.—Todo indica que lo estás tomando naturalmente.Así debería ser con todos, perolos accidentes suceden. Fuiste víctima deuno, al parecer. Esta acta dice que ayer a las5:37 diste tu último suspiro. Lo lamento, chico,pero sólo puedo decirte una cosa: valor.


10 El Mollete Literario 15.05.2015Fotografía: Mathieu DomínguezJean veía al doctor con la boca abierta,tratando de asimilar todo al momento, perolas imágenes de un ataúd y una iglesia, laprocesión, el entierro ya se le habían acumuladomientras el hombre parloteaba. Asíque lo escuchó con atención.—Casi todos ustedes... Bueno, sufrende un mal muy común. Doble personalidad.Una pasiva, otra activa. La activa es porsupuesto la parte consiente, como tú ahora,la pasiva son los recuerdos. La activa dictaa la pasiva que aún queda... ¿cómo decirlo?Vida. Sí, su subconsciente cree que aún estávivo. Las personas que llegan aquí, por logeneral son aquellas que han muerto inesperadamente,y, perdona que lo diga de esamanera, pero pienso que eres un pacienteexcepcional, tu calma así me lo sugiere, eresun hombre inteligente y que nada tiene dearrepentimiento.Jean se sintió ridículamente abrumadopor el cumplido.—Entonces bien –continuó el docto–, laparte activa no acepta lo ocurrido y borramomentáneamente todo aquello que sufrió,el episodio del accidente, si me sigues.Hasta antes de pisar este consultorio nosabías qué pasaba. Te apuesto que no podíasrecordar como llegaste aquí.Jean Carlo sacudió la cabeza.—Ya me lo imaginaba –prosiguió eldoctor Encino–. Pues bien, he aquí que túya lo asimilaste. Yo no tuve nada que ver.Te felicito.—Doctor –logró escupir Jean–... ¿cómoes que usted puede...?—¿Hablar con los muertos? –Jean asintió,estaba sorprendido–. Acércate, miraesto.Jean se levantó sintiendo que el mundose le movía bajo sus pies, fue hacia el escritorio.El doctor tenía una mano levantada,señalando algo en la pared, uno de tantosdiplomas. Aquél se le expedía como PsicólogoParanormal.—Psicólogo de Fantasmas, en otras palabras,hijo –y se rió–. Soy una rara especie.Digamos que tuve experiencias fuertesdurante mi crecimiento. Eso me acercó a laotra dimensión. La gente –volvió a reír–, lagente viva quiero decir, me toma por loco,por un charlatán. No me importa. Hago loque más me divierte, a veces es grotesco,como el hombre que entró cojeando. Se habíaquedado sin ojos.“¡La sangre de su traje!”, pensó Jean sintiendoun escalofrío.—Al parecer el pobre hombre iba de visitaa la granja de sus padres. Mientras llegaba,caminando por el sembradío, trastabillócon una piedra en el camino, metió su pieen un hoyo y ahí se quedó, adolorido, sinpoder levantarse pues se había fracturado laespinilla. Lo demás es perturbador. Algunoscuervos le picotearon el rostro y le arrancaronsus glóbulos... –el doctor miró por suventana, pensativo–. Esas horribles cosassuelen pasar. ¿Pero qué se puede hacer? Loconsolé un rato y le di un par de ojos nuevosde mi colección.Enzo señaló hacia un estante en el rincónderecho donde había varios frascos,entre ellos uno en donde flotaban pequeñascanicas en un líquido de consistencia extraña:eran ojos, pero no parecían reales.–Son como los ojos de un maniquí, perofuncionan, cuando uno está muerto ya nonecesita cosas tangibles, lo que percibe espor medio de la conciencia, y la concienciano necesita ojos, ni orejas, ni lengua, bastacon un placebo. Si el hombre creía que coneso vería, entonces efectivamente vería. Y sefue, cojeando, sí, pero más feliz que comohabía entrado. Sobre su traje no pude hacernada. La sangre es sangre... y ni el maestrolimpio la borra –el doctor rió como si fuerael mejor chiste del mundo, luego miró aJean con impaciencia.—¿Qué me dice de los otros? –preguntóJean–, ¿cómo murieron?—Bueno el hombre de la cara de espantoque entró después cayó desde una alturade veinte pisos.Entonces Jean recordó que cuando lohabía visto marcharse hacia el pasillo negrohabía visto que el hombre regordete, quepensó se estaba rascando, tenía la nuca sumida,rota como una calabaza, se le veíanlos sesos, pero había entrado en una posiciónextraña y un gesto indecible, sin embargohabía salido sonriente.—El hombre fue asesinado por un ladrónque entró a su departamento en mediode la noche. Bueno... con él sólo tuve queser paciente y explicarle que la muerte noera tan horrible. Se fue muy feliz.Enzo tomó agua de una jarra que teníaen su escritorio, la levantó ofreciéndole aJean y éste notó que tenía la boca seca. Quisoun poco. El doctor se la dio y bebió ávido.Se sintió un poco mejor después, más sosegado.Encino comenzó a reír fieramente.—La mujer de las muletas –dijo entre risashistéricas–. ¡Oh pobre mujer! Creyó quela insultaba cuando vio el letrero de encimadel diván. Hay personas que simplemente loniegan. Esas no tienen elección: sólo pueden


15.05.2015 El Mollete Literario 11quedarse. Lo lamento por eso, pero es bastantegracioso. Siempre me han dado lástimalas personas materialistas. Ella pertenecía auna asociación de caridad para niños enfermos.Y compraba su escalera al cielo conbuenas obras, pero su vida estaba vacía...—¿Cómo murió?—No lo sé. Ella no lo recordó, pero aldarse cuenta que no tenía pierna se pusocomo loca y empezó a aventar todo.“Ahora lo recuerdo”, pensó Jean, “medesmayé porque vi que estaba despellejada,su cara era como si estuviese quemada”.—Quizás se quemó –aventuró el jovenDurán, Encino asintió dubitativo.—Es probable –dijo–, muchas personasse mutilan en incendios. Quizás una viga lecortó la pierna y alguna otra cosa quemó su“bello” rostro.Jean rió para sus adentros pensandoque, efectivamente Enzo era bastante profesional,pero no lo suficientemente profesionalcomo para ser serio. Cínico. Ya lo habíasospechado, ahora lo confirmaba. Cuandola señora de las muletas había salido en suhistérica carrera del consultorio, Jean notóque el doctor estaba desesperado porqueella no hiciera una locura porque entoncesse quedaría... según el doctor, se quedaría...¿en dónde? No era momento para hacer esapregunta, algo más lo intrigaba.—¿Y la joven?—Pobre de ella –argumentó inmediatamenteEnzo–. Pudo haber sido una genio.Era retraída, linda, inteligentísima, culta.Pero también muy depresiva. Hace unashoras, parece, no resistió más y se colgó enun parque, desde un pasamanos. ¡Ay de losniños que la vieron! Así es la vida. Tiene susvueltas. Ella decidió irse. Pero se fue felizal final de todo. Apliqué algún “ungüento”para que la garganta se le desinflamara.Sobre los moretones que la cuerda dejó ensu cuello no pude hacer nada. Ya lo dije, lasangre es sangre.Enzo volvió a tomar agua.—Ahora que tu curiosidad está satisfecha...—No del todo –dijo Jean–. Aún no séqué me pasó a mí.—Mmm –el doctor puso los ojos en blanco–.Me tendrás que excusar, pues no tengomucho tiempo ya. Jugabas futbol americano.Supongo recuerdas que eso hacías. Corríaspara hacer touch down cuando de pronto eltacle estrella del equipo contrario te sostuvotramposamente de los tobillos... y luego unamole humana cayó sobre tu espalda. Primerofue uno que cayó justo encima de tus omoplatosy te sacó el aire. El golpe que te disteen el suelo te raspó la nariz aún con el cascopuesto. Perdiste un diente –Jean se llevó lasmanos a la cara para comprobar y sintió calienteen la parte blanda de su olfato. Carneviva. En cuanto al diente, notó que podía silbarsin intentarlo. Aquello casi lo hace reír–.Pero no fue el único que en su ávido intentopor desposeerte del balón se tumbó sobre ti.Uno tras otro cayeron como troncos sobreardillas indefensas y al final tu cuello no resistiómás. Se resquebrajó. Puede que hastaahora no lo hayas notado pero tu cabeza noestá muy bien sostenida que digamos.Verdad. Jean observó que el mundo parecíainclinado. Trató de acomodarse la cabeza,pero no se quedaba quieta, incapaz desostenerse por sí misma. Jean se puso triste.—En fin, todo esto me lleva a mi preguntaprimordial. ¿Te quedas o te vas? Site quedas sufrirás el mismo destino que lamujer de las muletas. Quedarse es permaneceren el mundo, no con un cuerpo físicosino como un ente que asusta a los vivos.No tendrás descanso. Vagarás y vagarássin encontrar nada que te complazca. Si tevas... bueno, ¿quién podría decirlo? ¿Haycielo? ¿Hay infierno? ¿A dónde irías? ¿Hassido bueno o terriblemente egoísta y vil? Nopodría decirte yo si alguno de esos auguriosse haga realidad o si sólo duermas eternamentey tu conciencia muera también hastael fin de los tiempos. No sabrás que vivisteasí como no sabías que existías antes de nacer.Es extraño, pero puede ser. ¿Qué eliges?—-Yo...—-No lo sé –Enzo le puso palabras enla boca a Jean–. Vamos... ayúdame, hijo. Micomida es a las 5, son 4:59.Fotografía: Mathieu Domínguez—No tiene usted consideración.—Cuando yo muera, ¿quién me ayudará?Con esa extraña pregunta en el aire eldoctor se levantó y fue hacia el perchero.Allí había un suéter de cuello de tortuga.—Quizás su asistente. Martha.—¡Oh no! –-dijo el doctor con una vozprofundamente triste que a Jean le sonó desconsolada–.Ella no. No me lo permitiría.—¿Por qué?Enzo Encino levantó una ceja. Por qué,en verdad.—Ella... Yo la amaba.—¿Cómo? Si es apenas una jovencita.–Jean se ruborizó, gestó que no pasó desapercibidopor el Dr., quien sólo sonrió tristemente–.Usted está cerca de los cincuenta.¿Y usted la retiene aquí?Enzo se sentó junto a Jean en el diván.—Este lugar –dijo lentamente– era nuestracasa. Tú lo ves como... si tuviera un brilloangelical, ¿no? Y a ella también la ves así. Yla luz que hay encima de su escritorio. Esoses porque tú eres un fantasma y aquello quees real es... intocable para ustedes. Es comodifuso, como si lo vieran en un sueño.—Sí, es cierto –dijo Jean casi entusiasmado.—Ella está muerta –dijo el doctor sombrío.—Pero, ¿cómo? Si la veo como veo todolo demás que pertenece a su mundo –la formaen que comenzaba a hablar lo asustaba.Enzo señaló su cabeza e hizo como quetenía un sombrerito en ella.La cofia.—Decidió quedarse –dijo Enzo–. Nosamamos locamente pero ella murió. Y cuandofue mi turno de atenderla entonces elladecidió quedarse. Por mí. Supongo que almorir también me quedaré. Por ella. Creo


12 El Mollete Literario 15.05.2015que el amor que le profeso la mantiene viva.¿No has oído eso? Que aquellos a los quemás quieres están siempre contigo aún másallá de la muerte. Creo que el amor quenos tenemos la mantiene un poco más vivaque a todos los demás. ¿Y cómo no iba aamarla si fue casi la única que me creyó yme acompañó en esta locura paranormal?¿Comprendes? Es triste, pero es real.El doctor, aunque fuera inverosímil comenzóa reír de nuevo.—Nunca le gustó mi trabajo hasta quemurió. No me creía. Y como un castigo quese impuso ella misma decidió ser mi asistente.Pero no le gusta. Procura no ver aninguno de los que llegan. Aún le provocanmiedo.Jean comprendió porqué Martha no lomiraba a los ojos. Enzo soltó un gran suspiro.—¿Te quedas o te vas? –esperó dos segundosy dijo–: Son las 5:05.—Me voy. No tengo nada aquí que meretenga.—Buena elección. Así obtengas un arpao vayas al más profundo y caliente receptáculodel infierno, es la mejor elección quepudiste haber hecho en toda tu vida… Esdecir, muerte. Lo que sea.El doctor se levantó no sin antes darle elFotografía: Monserrat Méndez Pérezsuéter de cuello de tortuga al joven Durán,quien al ponérselo pudo sostener su cabezaen su sitio. Casi se sintió feliz. Cuando saliódel consultorio, estando aún en el umbralmiró a Martha que estaba distraída en susdocumentos y al doctor, que lo veía conuna mirada de cariño en su rostro barbudoy con gafas.—Que tengas suerte hijo, partiendo deésta puerta sigue derecho hacia el pasillooscuro, el Pasillo del Desprendimiento yentonces, si puedes, regresa a verme algúndía y me dices que hay más allá... Nadie losabe. Disculpa mi comportamiento pero...es que es algo tarde.—No se preocupe doctor. Ya vendré sipuedo regresar... yo también quiero saberqué hay más allá. Me muero de ganas...Los dos rieron, cómplices.—Adiós –dijo Jean. Cerró la puerta ycomenzó a caminar hacia la negrura.—Jean –el muchacho escuchó una vocecitatras él. Era Martha–. Gracias. Hacíamucho que Enzo no recordaba esas cosas.Ahora podría acompañarte, pues sé quesólo me ha querido a mí y sólo a mí mequerrá pero...Enzo pensó que Jean le recordaba muchoa sí mismo. La puerta del consultoriose abrió.—Señorita Solís... –dijo Enzo con lágrimasen los ojos, pero una tonta sonrisa decaricatura en el rostro–. Ha cumplido sucondena. Ya has sufrido bastante y por nada.Por un momento los tres se quedaron ensilencio. Un silencio desconcertado. Martharompió en lágrimas.—Adiós, amado mío. Nos veremos porquetus tontas hipótesis no son más que falacias,ya lo verás. Gracias por todo.—Gracias a ti –el doctor sólo pudo reírtristemente, pero liberado de alguna formatambién. Entonces Martha se quitó la cofia,regalo de graduación de Enzo, y la dejó bajola luz de la lámpara de su escritorio. Allí brillabamás, no como ella, cuyo brillo se habíaextinguido a los ojos de Jean. Martha hizouna seña de adiós con la mano al hombre delas gafas y él se despidió con la mano levantada,moviendo los dedos graciosamentesin poder borrar su torpe sonrisa.—Eso fue lo que me conquistó de ti.—Ay de mí tan ingenuo –dijo Enzo yella rió. Luego caminó hacia Jean y lo tomóde la mano como una niña tomaría a unamigo.Y ambos se perdieron en aquel pasillomisterioso que Enzo sólo podía ver de unamanera bastante ordinaria, una extensiónde paredes blancas y suelo verde con techode plafón y puertas a derecha y a izquierda.Enzo deseó poder verlo como ellos loveían aunque fuera por una vez. Y es que,aunque algunos de sus pacientes lo describíancon terror, otros se convertían en poetasy sus palabras se parecían a la Escalera alCielo. Además quiso verla por última vez. AElla. A Martha. Que llegó un día toda despistadaal consultorio, sin cofia y sin nada.Martha que se quedó por la estúpida sonrisade caricatura. Pero no. Ya había vistobastante para toda una vida llena de espantos.Entonces decidió que era suficiente. Erauna pena por los diplomas, pero… ¿qué sele iba a hacer?El reloj marcaba las 5:14, pero Enzo yano tenía hambre. Aquel día iba a renunciar.Escribiría dos libros acerca de terror y amor,y luego viviría como una persona normaldurante el resto de su vida.Samuel Enciso (Estado de México). Estudió periodismoen la UNAM y ha colaborado en Cinemaspro,una página web dedicada al séptimo arte,y la página web de la revista Vértigo. Es amantedel rock, la literatura y el cine de fantasía y cienciaficción. En sus escritos hay algo de oscuro yalgo de esperanzador, como la vida misma.


15.05.2015 El Mollete Literario 13Günter Grass, el escritor preocupado porla ecología y el futuro de la humanidadPor Monserrat Méndez PérezAGünter Grass locaracterizaba sumordaz opiniónsobre un futurodesolador para la humanidadde no tomarse las medidaspertinentes, inmediatas. Si bienel ser humano, que parece hostilconsigo mismo, ha destruidolugares imprescindibles parasu subsistencia, ahora parecepaliar con un futuro que de notrabajarse, como proponía Grass,sería desolador e irremediable.Ante el reciente fallecimiento delescritor (13 de abril), retomamosuna entrevista realizada porel periodista Ricardo Rocha alescritor alemán.En dicho encuentro con el periodista,Günter Grass resaltó, talvez sin querer, unacualidad que lo destacó siempre, su estridentepreocupación por el porvenir, nocomo un futuro inmediato, sino como unoque lo construimos todos los días y que, encierta medida, promete generar problemasirremediables, que incluso ya comienzan averse; un apocalipsis generado por el hombre,creado por y para la humanidad.Grass le dijo a Rocha que a la infanciadel nuevo milenio “le dejaremos un mundoterrible, donde el futuro ya está predeterminado”.No mentía.Sin embargo Grass creía en la redencióndel humano aunque la consideraba más unacto necesario que de meditación: “Nosotrosen realidad, por primera vez despuésde haberse terminado la confrontación esteoeste,ahora estamos ante la posibilidad deque todos los recursos que se malbaratanpara el armamentismo se empleen ahorapara sanar todos estos daños. Pero nada estáocurriendo en ese sentido y eso me conducea una apreciación muy escéptica y a unacondena, a una denuncia frente a los políticamenteresponsables”.Así, aseguraba el escritor alemán, autorde El Tambor de hojalata: “Todo esto no esun Apocalipsis que nos viene impuesto porun poder celestial, sino es obra humana exclusivamente,y por ser obra humana puededarse, o podría concluirse también con recursoshumanos”.“A ellos, a los niños de hoy, les estamoslegando un futuro espantoso”.Para Grass, las peores advertencias sehan visto superadas y para otras tantas yaes demasiado tarde, por ejemplo el cambioclimático, pero aún conservaba una pocade esperanza: “creo que existiría una posibilidadde evitar lo peor, esto, sin embargo,presupone que ante cualquier acción políticauno ponga en primer plano a la ecologíay por fin se establezca un orden económicomundial justo entre los países desarrolladosy los países del tercer mundo. Mientras lospaíses industrializados de occidente todavíamalgasten aproximadamente el 80 por cientode los energéticos, no habrá una justiciaequilibrada entre unos y otros. Yo creo quelos países del tercer mundo se tienen que ponerde acuerdo entre sí para convertirse enuna fuerza política exigente, reivindicatoria”.Rocha, le pregunta al final: “Probablementeen todas partes, lo mismo en Asiaque en América, en Europa, sigamos necesitandoa un niño que con un tambor talvez pueda llamarnos a todos a la buena fey a la acción”.Günter responde: “Probablemente seanecesario, pero también se requieren oídosabiertos para ese sonido”.


14 El Mollete Literario 15.05.2015DiarioPor Edwing Roldán OrtizM.,Para Ángel BeltránLa vida es intolerable. Para todos hay un pedazo de sol sobreesta tierra y una dosis de amargura, igual de inconmensurable.Por este motivo últimamente no escribo nada, las preguntas(reproches) que siempre te hago al mirarnos se acabaron. Tú oyo, no importa quién fue el culpable, quién la víctima, es igualde insoportable para cualquiera de los dos. Te abrazo; cadauno sabe el cacho de tierra y sol, humo y lodo que le toca. Teveo como un igual y me admiro porque no hay palabras paratodo el daño que nos hicimos, no las hay sin más dolor, ni másdistancia.P.d. Sigo alzando mi pregunta a los cielos, en espera de unarespuesta de nube. Caminando a mi costado izquierdo aparece ungrillo de alas verdes como árbol y ojos como un diminuto dios.Lo levanto y se mantiene quieto sobre mi dedo índice. Luego seva volando. Un gavilán lo apresa entre sus garras como manos,lo quiebra fácil y rápido lo engulle. Yo no observo nada de estoúltimo, me lo dice el policía parado frente a mí. Ahí estaremos, M.,andando hacia nuestro inevitable destino.Memoria colectivaMe acuerdo más o menos. Nos congregamos desde diferenteslugares. Compartimos la lengua, el oído, el estómago y la gargantajunto con la voz. Aunque muchas veces nos volvimos elprograma televisivo de chistes malos, o bien, de chistes malcontados, recuerdo cómo varias palabras comenzaron a señalarun norte temporal en el mapa de un lugar que ahora ya casi nofrecuento. Si escarbo más, hay incluso un índice que no sigueun orden alfabético pero si una secuencia genuina de palabras,cambiando de rumbo, de acuerdo a las voces y cuerpos que seencontraba al paso. Esto a veces importa porque aunque el paísde ese mapa ya no existe, yo me descubro su sitio más alejadodel progreso.He aquí el índice de esta breve historia: gajos, bobalicón, silencio,ahíto, cúmulo, magia, gratefully, libar, manifestarse, monchis,needy, chimba, procastinar, resonar, rodar, resilencia, cocho… Repitoesta lista de palabras que comparto con cierta gente. La repitocomo si fuera una letanía, como si fuera un santo peregrinopidiendo posada y por supuesto pasan días hasta que algún amigome abre la puerta. Entonces me doy cuenta de la imposibilidad deque varios de ellos me recuerden con esas mismas letras. Entoncesla memoria otra vez se vuelve un chiste a veces bien o mal contadopero que volvemos a escuchar al congregarnos.Fotografía: Mathieu Domínguez


15.05.2015 El Mollete Literario 17Si la memoria se está reconfigurandoa cada lectura, ¿qué es lo que llamamosrecuerdo? ¿Es posible modificar una experiencia?Lo vivido, lo concreto, puedellegar a ser reconfigurado; algunos autoresincluso, hablan de la necesidad de reconfigurarla experiencia para poder asimilarlaa nuestra memoria. La Memoria, nos diceCassirer en su ya clásica Antropología filosófica,“supone un proceso de reconocimientoe identificación, un proceso ideacional deun género complejo. Tienen que repetirselas impresiones anteriores”; Umberto Eco,en la introducción a su Semiótica General,sostiene la necesidad de la repetición de laexperiencia para comprenderla y asimilarla.Desde esta perspectiva nuestras experienciasserían apenas una serie de impresionesque deben repetirse para poder serconsiderados parte de nuestra memoria.¿Cómo construimos nuestra memoria siresulta imposible repetir las impresionestal como fueron recibidas por primera vez?Diversos mecanismos, unos más complejosque otros, permiten este proceso que elmismo Cassirer designa como inherente alo humano, entre ellos la lectura. A travésde la lectura es posible “repetir” estas impresiones.Bachelard en su Poética del sueño abre lapuerta para que nos apropiemos de la lectura.Nos exige ser nosotros mismos quienessueñen las imágenes que los poetas hanlogrado capturar. Nos propone tomarle lapalabra al poeta y dejarnos guiar con él ypor él hacia ese camino de estática belleza,hacia el recuerdo.El poeta produce imágenes capaces dealcanzar las “impresiones pasivas” que hemosrecibido de la experiencia directa. Imágenesque a la postre se superponen a esaprimera impresión para reforzar y definir elrecuerdo, y que vendrán a ser la cara visiblede nuestra memoria. Fijar los recuerdosdesde la lectura es elaborar una ficción apartir de una experiencia diferenciada, consolidamosnuestro pasado con la tristeza desaber que al mismo tiempo lo hemos perdido.Y es que acaso, ¿no es todo recuerdouna nostálgica reimpresión de la vida? Enmayor o menor medida atravesamos en reversanuestra existencia en cada viaje a lamemoria. Eliminamos la distancia temporalpara reconstruir esa experiencia. Somosarqueólogos entre nuestros vestigios, nosasomamos a nuestro pasado con la miradaajena del que somos ahora, del que ha leído.Me detengo por un momento en unaexperiencia lectora que me ha causado unaprofunda impresión, el cuento de Imbert Elleve Pedro; impresión que he llegado a sentirenclavada en mi infancia y que sin embargotengo que reconocer como nueva. Busco enla memoria sin encontrar más conexión entrela impresión y mi recuerdo que la lecturadel cuento. La emoción despertada al releer


15.05.2015 El Mollete Literario 19Memoria de un personajeque no existePor Ulises CasalTraspasoVoy a tomar mi pastilla...... no me esperen mañana,tengo una cita con un doctor lejano...... de vuelta a casa,a cuestas, me pongo de pie como puedo,tomo la silla por el respaldo,me siento a ver la noche...... la noche se ve blanca...(Traspaso)... del otro lado no hay luz,pero hay un ayer y la vida...(la Luna es negra)Primavera(Hace tiempo... y luz)La dama de las violetastocó mi rostro pueril,de inocente mirada y sueños mojados.Yo no tenía nada y me sonrojócon pánico escénico,y el parpado húmedo de mi morenaera el sostén de la esperanza.Nunca las lágrimas caen en vano.Hay un cementerio de lágrimas en la memoria.Debajo de la tierra el marhace un lavado de cerebroa la inconsciencia, al abandono.La mujer es una sorda convenenciera,y en cambio, yo era silencio.Las flores fuera de mi ventana me odiaban,me miraban con su androceo odio de puta.Tan hermosas y malditas,tan fúnebres de cariñohacían de las delgadas mejillasun verso de Baudelaire.(Voces voces voces)Era temprano y máquina.La noche era un jardín de diamantes.Me asomaba despacio a la realidad,para darme cuenta que era común,tan común como una mentira.Afuera las sonrisas son falsas,en mi colchón el silencio era arrullo,no hacía falta asomarme por la ventana.La dama era una cabrona de sucia ternura.(yo soy la salvación, no te preocupes...me voy a aventar, lo haré)He crecido con mis amigos de papel.Cada uno con su equipo e historia.Naturaleza muerta.Obra de arte de la imaginaciónde un niño que extraño.(“I can´t get no satisfaction”me susurraba el fantasmacon un cuchillo en la lengua)... también hace hambre, frío y dolor.


20 El Mollete Literario 15.05.2015FantasmaSilencio, el cielo está sumergido en ti,al irte te llevas contigo, como un peregrino,unas migajas de mi rabia.Dejas en la neblina mensajes de humoque yo no percibo,yo estoy hecho de luz y trocitos de almasque han marcado la historia,yo soy un vestigio del universoque distorsiona la realidad.Dime que sientes silencio,destrózate como bragas en medio de la excitación,no eres más que un parpado,una hermosa libélula que no perdura,no eres nada.Devuélveme las palabras que ocultas en el paladar,no te sirven, eres hoja blanca,la jaula de los gritos, de las ondas quiméricas de la voz.No me lleves contigo,déjame tendido donde mis versos se han detenido,déjame en el mismo lugar dondemi alma descansa.Cuídate de míCuídate de mí,porque ya sea en mis ojos o en mi vozse te puede escapar el pensamiento,dentro de una alcoba para dosen un momento que se lleva el viento.Cuida tus pasos,porque tras mis huellas hay un respiroy delante de ellas una pisada hundiday sobre esa un corazón y un suspiroy entre respiro y suspiro, yo como hoja perdida.Cuida tu almohada,porque tal vez en ella deje parte de mi pechoe imagines en él tu rostro dormidoy al despertar olvides mirar el negro techopor buscar en la almohada a quien no está contigo.Cuida tu espejo,porque tal vez en tu imagen veas la míay me hables y grites y no te conteste,y gotee sobre tu mejilla la melancolíaen una tiesa lágrima cuando pase por tu mente.Cuida tu voz,porque tal vez repitas tus palabrasa cada hombre que a tu puerta toca,esperando que yo aparezca cuando la abrasy la cierre para beber de tu boca.Cuida tus sueños,porque en ellos puedo estar aunque no quieras,tal vez en un abrazo o en la sencillez de un beso,o en una postal que no logrará ser verdad,porque nunca será en vano un tierno rezoque busca que el sueño se haga realidad.Ulises Casal (Estado de México, 1988), estudió periodismo en la Facultadde Estudios Superiores Acatlán, de la UNAM. Profesional en elperiódico La Crónica de Hoy como coeditor y reportero de espectáculoscon especialidad en cine y música, crítico de cine en su sección deopinión La pluma y la lente en el mismo diario, cronista en la revistaradiofónica Crónicas de Asfalto y apasionado y adicto de la poesía, elséptimo arte, los viajes, la noche, el amor, la comida y la cerveza, siempreinspiradora.


15.05.2015 El Mollete Literario 21Ocho pasos para huirdel mundanal ruidoPor Luis Flores Romero1.Usted trabaja en una oficia. Estáformado para sacar fotocopias. Depronto le llega un inmenso fastidio.Le pesa la ropa, las tazas de café, la juntacon sus colegas, la hora de comer, la horade salir, las horas perdidas. Está cansado delas corbatas, el desodorante, las cuentas, loscalcetines, el elevador. Odia las filas en elbanco, la publicidad de una funeraria, elruido de su reloj, el ruido de todos los relojes,la computadora y su silla. Se pone histéricoal saludar amablemente. Los trámites,los créditos, los depósitos, los archivos ydemás papeles lo despeinan y lo arrugan. Eltráfico lo acribilla con sus cláxones. Tieneganas de ahorcar a su jefe, o hacer que seahorque él solo.Es momento de cerrar los ojos, detenersey pensar: “voy a dejar este horrible trabajoy huiré muy lejos”. Siéntase invadido poresa idea, imagine que en ese mismo instanteusted se va lejos, muy lejos. Qué satisfacciónpensar que todo quedará a medias, quese irá sin previo aviso, el jefe sentirá doloren el hígado, quizás hasta se ahorque. Ustedni se enterará, tendrá una vida alegre pordelante. Una vida descansada.Ya que pensó escapar, ahora visualiceun destino. No diga solamente: “debocorrer muy lejos”, es necesario imaginarcómo es exactamente ese “muy lejos”.Piense, por ejemplo, en una playa, pienseen el mar, en un lanchero que lo llevaráa conocer ballenas, en una pequeña casacon árboles frutales, piense sobre todo enlas actividades nuevas que haría en eselugar, cómo será otra su existencia, cómoserá su nuevo estilo de vida. Usted sabráque es bienaventurado. Bienaventuradoaquel que sale de sus inútiles tareas citadinascotidianas para dedicarse a unavida lejos del ajetreo. Usted exclamará:“feliz aquél que abandona sus preocupacionesy escapa a un lugar pacífico…”, yenumerará así todas las virtudes de esesitio meta a la par de los defectos de dondehuye.Usted sigue formado para sacar fotocopias,esa incómoda labor de colocar unpapel en la máquina, apretar unos botonesy esperar a que el artefacto reproduzca unaserie inútil de palabras. Usted sabe que todoes inútil, que a nadie le importa su trabajoy que mañana mismo realizará tareas similares.Usted ya tiene los ojos cerrados,contempla su escape y se dibuja un espacioencantador: “dichoso aquel…” Después deeste ritual, abra los ojos nuevamente: ahísigue la máquina fotocopiadora, ahí siguensus problemas, ahí sigue usted y la certezade que nunca podrá escapar. No, usted noescapará de su rutina. Parte de su rutina espensar en huir.2.El viejo tío que alguna vez exclamó:“qué ganas de mandar todo al carajo y huira la Huasteca para vivir feliz y tranquilo”, nosupo que dos mil años antes un latino llamadoHoracio escribió un poema (epodo)que habla sobre esto y que sirvió como modelopara muchos textos posteriores. Ignoróque Garcilaso de la Vega y Luis de Góngoracantaron a favor de los que mandan todo alcarajo y se van a otra parte. Seguramentetampoco supo que en el siglo XVI Fray Luisde León escribió una “Oda a la vida retirada”en donde también hay un anhelo por“escapar a la Huasteca”, por huir de “aquestemar tempestuoso”, de los trabajos que elmundo nos impone:


22 El Mollete Literario 15.05.2015¡Qué descansada vidala del que huye el mundanal ruïdo,y sigue la escondidasenda, por donde han idolos pocos sabios que en el mundo han sido.Nadie lo dijo mejor que Fray Luis deLeón: el ambiente hostil es un “mundanalruido”. La vida descansada se encuentra lejosde este escándalo; distante de las fábricas,neumáticos, máquinas, zapatos, bocinas…Serán muy pocos los que huyan,pero todos tenemos, tarde o temprano,un anhelo de escapar; aunque nos llamenhippies, alternativos, inadaptados, locoso cobardes. A este deseo de abandonar elmundanal ruido se le conoce como Beatusille (bienaventurado aquel, dichoso aquelo feliz aquel…), por ser así como iniciael poema de Horacio; aquí los primeroscuatro versos en la traducción de RubénBonifaz Nuño:Feliz aquel que lejos de negocioscual la mortal gente antigua,paternos campos ara con sus bueyes,soltado de toda usura.El viejo tío pudo ser malhablado e ignorante,pero su deseo de vivir dichoso enun lugar apartado lo acerca a los “pocossabios que en el mundo han sido”. Sabiosy felices son los que huyen a la Huasteca,a cualquier lugar donde no hay soberbia,adulación, envidia, egoísmos u otro malque, como dijo don Quijote, están presentes“en estos nuestros detestables siglos”.Dichosos los que alcanzan su descansadavida, bienaventurados aquéllos. El tópicodel Beatus ille es casi una necesidad en todaslas personas, con o sin Horacio de pormedio.3.El poema del autor latino está en vozde un personaje: Alfio, prestamista cansadode su oficio y deseoso de una vida enel campo. Así como el hombre de oficinadesea cambiar su destino y evoca un lugarlejos de su entorno, Alfio desea tambiénescapar y celebra la vida campestre. Amboscomparten una maldición: no veránrealizado su plan. El oficinista abrirá losojos y sacará las fotocopias; Alfio, cobraráel dinero que le deben y lo volverá aprestar. Ambos están condenados a su detestabledestino. Condena que se repite encada persona: en el tío que nunca huyó ala Huasteca, en el lector, en el editor deeste texto, en mí mismo (qué ganas de noenviar ninguna colaboración y largarme aValle de Bravo), en todos los que odian eldía lunes.Al principio del poema, Alfio mencionaalgunos aspectos negativos de la vidarutinaria: los negocios, el ruido de lastrompetas militares, el temor del mar airadoy las soberbias puertas. Los siguientesversos son la descripción del dichosoque huye y de todos aquellos bienesque la naturaleza le otorga. Más adelante,se matizan rasgos negativos y positivos:Alfio quisiera tomar las aceitunas de unolivo y no todas aquellas exquisitecesculinarias que las personas de renombreacostumbran. El poema, como ya se dijo,acaba de manera satírica: el personaje cobraunos dineros y en seguida los vuelvea prestar: renuncia, con ironía, a la vidadescansada.4.Otros grandes ejemplos del Beatus ille selocalizan en Garcilaso de la Vega y Luis deGóngora. Ambos autores celebran la vidarural, pero ya instalados en el campo: noes un deseo sino su plena realización. Garcilasohabla a través de un pastor; Góngora,con la voz de un peregrino. Pastor y peregrinoguardan en su pasado un momento detransformación: el naufragio, por un lado;la lejanía de una dama, por el otro. Ambospersonajes son reflexivos y conscientes de ladescansada vida en donde se encuentran. Elpastor así inicia su alabanza:¡Cuán bienaventuradoaquel puede llamarseque con la dulce soledad se abraza,y vive descuidadoy lejos de empacharseen lo que al alma impide y embaraza!Y el peregrino de Góngora:¡Oh bienaventuradoalbergue a cualquier hora,templo de Pales, alqueria de Flora!No moderno artificioborró designios, bosquejó modelos,al cóncavo ajustando de los cielosel sublime edificio…


15.05.2015 El Mollete Literario 23A diferencia del pastor, en Góngora es elpropio albergue el bienaventurado. En Garcilaso,por el contrario, el poema versará entorno al dichoso habitante que “con la dulcesoledad se abraza”. El albergue es bienaventuradoporque es un sitio natural. Delmismo modo, la dulce soledad nos vuelveauténticos. Estas son apenas los primerosversos de ambos poemas, en los siguientesse verá el desarrollo del Beatus ille, pero sinel final irónico de Horacio.5.En situaciones de fastidio, no sé qué lesfuncione a los otros, a mí me sirve repetiralgunos de los versos que he citado. Los digode corrido, como si se trataran de un sólotexto. Estoy en una fila interminable, debollegar a una ventanilla donde tendré que entregarun recibo para que me entreguen uncheque el cual después habré de cambiar pordinero a fin de comprarme un libro; es decir:entregaré un papel para que me den otro papelpara cambiarlo por otros papeles que meservirán para comprar otros papeles. Entoncesrepito, casi como un mantra, estos versos:Feliz aquel que lejos de negociospaternos campos ara con sus bueyes,qué descansada vida,la del que huye el mundanal ruïdo,cuán bienaventurado,aquel puede llamarseque con la dulce soledad se abraza,oh bienaventuradoalbergue a cualquier hora.6.El viejo tío que nunca huyó a la Huastecano supo que su sobrino escribiría ensayosy en uno de ellos lo habría de mencionar.Tampoco supo que ese sobrino esaficionado a escuchar un grupo de rapbrasileño llamado Racionais Mc’s. No seenteró que uno de los raperos del grupotambién pretendía una vida tranquila ycampestre. Ello se constata en la canción“Vida loka, (parte 2)” donde reaparece eldeseo del tío, es decir, el tópico del Beatusille:A veces pienso que todo es negro como yo.Sólo quiero un terreno en el campo, sólo tuyo,sin lujo, descalzo, nadar en un río,sin hambre, tomando los frutos de unárbol.Amigo, eso creo y quiero también,pero en São PauloDios es un billete de cien.7.¿Usted sigue en la fila de las fotocopias?Si es así, es tiempo que tome comoterapia la lectura de Horacio, Fray Luis deLeón, Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora.Es más: yo le consigo los libros yusted, en su trabajo, saca varios juegos defotocopias, sus colegas se lo agradecerán.El rap de los Racionais Mc’s es un tratamientoopcional. También es opcional elsiguiente ejercicio: después de leer todosesos poemas, intente escribir su propiaversión del Beatus ille.8.“A la chingada todo, yo me largo,voy a vivir contento en la Huasteca,sin el estrés que día a día cargo,sin mortificaciones, sin jaqueca;ya no soporto mi perfil amargo,los créditos, las deudas, la hipoteca;me voy, he dicho, bola de culeros,áhi se quedan, urbanos prisioneros”.“Dichoso el que en un limpio campo broteviviendo de los árboles, y estévolando su fatiga en papalote,libre del tabaquismo y del café;dichoso quien escapa del borlotesin decir a dónde va y por qué;afortunado todo el que se ausentede la ciudad horrible y pestilente.”“Ya estoy hasta la madre del bullicio,del tráfico, las filas, el esmog,de tanta multitud, tanto edificio,tanto comer frituras y hot-dog,y tanta hipocresía y tanto vicio…”esto un poeta publicó en su blog;después firmó un espléndido contrato:será un Godínez más por mucho rato.Luis Flores Romero (Ciudad de México, en1987), Estudió Letras Hispánicas en la UNAM.Ha publicado en algunas revistas impresas yelectrónicas como La palabra y el hombre, Casadel tiempo y Punto de partida. Es autor del poemarioGris urbano, publicado en 2013 por laUACM. Becario de la Fundación para las LetrasMexicanas durante los períodos 2010–2011 y2011–2012. Actualmente es locutor radiofónicoy comparte poesía satírica y burlesca en la Fanpage Lufloro Panadero


24 El Mollete Literario 15.05.2015Semilla InsólitaPor Lydia ZárateA ciegasEstas nostalgias se han hecho una estancia en mismanos.El impulso adelanta su ademán de nubey yo y tu memoria nos hemos procurado encuentros agrande escalaen los territorios de lo insólito... de lo incierto.Hay una respuesta arrastrando su pregunta como atientas,hay un reflejo y un espejismo.Las miradas desenredan sus pronunciamientoscon más de una intención de lluvia.¿Qué parte de silencio es todo este discurso a ciegas?A expensas del dañoLos parajes son inciertos.Está el anuncio, la diáspora, el azul,una fiebre abrevada,como a tientas,hermosa de ti…un desorden de tacto y nostalgia,como la memoria de los puentes.Aves en mi cinturaMe fui desdoblando hasta tu tacto,hasta el concierto enternecido de tus luces.Llovías desde algún lugar conocido y profundo.Llovías desde tu nombre,desde tu blanco itinerario de pájaros.Entonces me enteraste de las cosas del airey tus manos fulgieron sobre mi elevada circunstanciade zafiro,hospedaron aves trémulas en mi cintura,tramaron redes alígeras en mis pasos desgarbados.Entonces creció de pronto un trastorno en lasventanas.Entonces remontaron los invitados de las flores.Todo era de oleaje en mis zapatos diferentes,todas las presencias cayeron de sus tallos.Y tú, profesando en mis ingrávidas estancias,poniéndome en el pecho un desorden de rosas,acercándome a los rostros de las nubes…apretándome con tu ventiscaa otro revuelo del mundo.No hay silencio.Hay acuerdos,abalorios,métrica,rastros guarecidos en la fiebre cotidiana,la distancia y su oficio de pobre,el alma guardada a expensas del daño.Urgen tus manos,tu espalda lírica(espuma detenidacontinentecordillera).Urge el influjo de tu voz,tu silencio abarrotado de presencias.Urge la daga,la niebla en el vientre,saciar las guaridas de brisa y arenadonde los peces nos cedieron sus máscaras nocturnas.Fotografía: Lucía López Canales


26 El Mollete Literario 15.05.2015SextingAutor: María BazanaPor Luis VillalónEliza murió hace un año y ocho meses.El duelo fue duro, como era de esperarse.Las noches en vela se volvieronrutina, la posibilidad de un nuevo amorrepugnante. Frecuenté putas mensualmente,más como mero trámite fisiológico quecomo necesidad de compañía femenina. Undía sin previo aviso el luto fue superado,sentí que había guardado un lapso respetuosopor Eliza, estaba listo para seguiradelante. De repente me encontré chateandocon Eliza en algún sitio web que es irrelevantepara el relato. No, no era mi Eliza, ala que había sepultado un par de años atrás.Era su tocaya, una chica estadounidenseque radicaba en Nevada, Eliza Bradley. Ellapodía leer y comprender a la perfección elespañol, le costaba escribirlo por la conjugaciónde verbos en diferentes tiempos. Amí me pasaba exactamente lo mismo conel inglés; nuestras conversaciones eranfluidas, ella escribía en inglés y yo en elespañol más neutro posible. Las charlas seextendían por horas, una relación epistolarinmediata. Escribíamos sobre todo; nuestrosgustos cinematográficos, musicales yliterarios eran muy afines, temas nos sobraban.Charlábamos sobre nuestro pasado,le contaba de Eliza, de nuestra vida, de sumuerte. Ella me contaba sobre un exnovioque tuvo, un tal Richard. Él la dejó paramudarse a California y perseguir su sueñode convertirse en actor, me contaba que eraun tipo bastante guapo, aunque carentede talento interpretativo, sus actuacioneseran increíbles, adjetivo que encuentra susentido negativo cuando se refiere al artede actuar o mentir. Eliza, al igual que yo,se encontraba soltera. Nuestras conversacionesse volvieron una complicidad parasoportar nuestras soledades. Ambos éramoslo suficiente maduros para comprender laimposibilidad de una relación románticapor los impedimentos geográficos; olvidémencionarlo, resido en México. Por fotosdescubrí la belleza de Eliza, sus ojos erangrandes, azul oscuro, profundos como elmar, sus labios eran delgados y un tantoalargados, nariz fina y respingada, quijadaafilada terminada en barbilla partida,pómulos prominentes, cabellolargo, muy lacio y oscuro como lamaldad, lo peinaba con una líneaen medio y lo dejaba caer hacia loslados de manera que no cubriera surostro. Yo no soy guapo, tampocofeo, quizá esté situado exactamenteen la línea promedio. A la larga comenzamosa charlar sobre sexo, ambos rayábamosen lo antisocial y nos resultaba difícilrelacionarnos con nuevas personas, ahoratomo a esas charlas como un desahogo delibido mutuo, sin intento de trascender loepistolar. Por lo que contaba, era una mujermuy liberal respecto a lo sexual, cuandoaún vivía con Richard, siempre estaba a lacaza y práctica de nuevas posiciones sacadasde revistas de belleza y moda. Yo, pormi parte, soy un tanto conservador, máspor pereza que por aventura, sólo he practicadounas seis o siete posiciones distintas,algunas de ellas variaciones de la misma.Los textos de Eliza me hacían excitar bastante,regularmente terminaba haciéndomela paja mientras la leía, a veces me la hacíasin leerla pero teniéndola muy presenteen el pensamiento. Un día, tras conseguiruna computadora equipada con Web Camtuvimos una videoconferencia. Me sentímuy satisfecho al descubrir que la hermosachica de las fotos era real, estaba ahí en elmonitor, sonriendo, los labios moviéndoseal ritmo de su voz chillona. Desde ese momento,lo epistolar se acabó, todos nuestrosencuentros eran por medio de Skype, habituábamosbeber mientras charlábamos, aligual que antes, por horas. En una ocasiónbebimos por unas cinco horas, ella coñac,yo cerveza Corona. Eliza estaba hermosamenteborracha, me dijo que me teníauna sorpresa, acto seguido reprodujo unacanción, una Power Balad de Glam Metal,no recuerdo cuál, y se dispuso a darme


15.05.2015 El Mollete Literario 27Fotografía: Monserrat Méndez Pérezun striptease privado, su cuerpo era largo,bien proporcionado, al quitarse la blusa y lafalda pude ver que llevaba buena lencería,medias y liguero; lo había planeado todo,sólo le faltaba la borrachera para desinhibirse,sus senos eran pequeños, muy firmesy redondos, pezones rosados, aureola casiinexistente. Su culo estaba bien dotado,firme aunque paradójicamente con algo decelulitis, la cual, lejos de quitarle atractivo,le daba cierto halo de belleza verdadera dela que carecen las mujeres de catálogo. Anteel espectáculo me desabroché la bragueta yprocedí a masturbarme, lentamente, aplazandolo más posible la eyaculación. Al vermi pene en el monitor, Eliza me regaló unasonrisa pícara, seguida de un movimientocircular con la lengua por el perímetro de suslabios mientras sus ojos, fijos en la pantalla,me daban una mirada sensual, cómplice.Eliza se quitó las pantis para masturbarsetambién, noté sin darle mucha importanciaque tenía un lunar en el pubis, con las mismascaracterísticas y situado en el mismolugar dónde la difunta Eliza tenía uno, nole di gran importancia, nunca he creído enlos Doppelgängers. Tras masajearse duranteun rato con el dedo índice y el medioel clítoris en un movimiento circular, Elizase penetró con un dildo, tamaño regular.Cuando ambos llegamos, seguimos bebiendoy platicando como buenos amigos, Elizase quedó dormidaen unsillón, con lacomputadoray la cámaraencendida. Nosé por qué, beséel monitor.Nuestros encuentrosde cibersexose sucedieron con regularidad,al igual que nuestras largaspláticas. Nos llevábamos muy bien,era como si la distancia hubiera perdidotodo el significado. Evaluándolo desde estemomento, puedo afirmar que estaba enamoradode Eliza Bradley, lo suficiente comopara desinteresarme por el hecho de la totalcarencia de contacto físico, nuestras sesionesde masturbación me bastaban, sin embargo,en ocasiones tenía la necesidad de masturbarmeviendo a otras chicas, no lo tomabacomo infidelidad, al fin y al cabo no habíacontacto físico. Frecuentaba sitios en Internetde videos pornográficos cuando Elizano estaba disponible para una video llamada.Encontré un video donde Eliza Bradleymantenía relaciones con un hombre, un videopara nada amateur, con una buena producciónpornográfica, incluso tenía historia.Eliza contrataba a un pintor para hacer undesnudo de ella, Eliza no quedaba satisfechacon la obra deestética cubistay procedíaa cogerse altipo de manerahard core.Lo vi completo,me pajeé con undejo de celos. Alterminar el video loscréditos apuntaban a quela protagonista era una tal ZeliaBradley, su co-estrella se llamaba DickReynolds. Tecleé el nombre de Zelia Bradleyen el buscador del sitio, se desplegaron variasdocenas de videos, la mayoría coprotagonizadospor Dick Reynolds. Vi otros cuatrocon tristeza o nostalgia, entré a la secciónde comentarios del quinto para leer: “R.I.P.Zelia Bradley”. Googleé el nombre ZeliaBradley. Fue una estrella de la industria paraadultos, hace dos años fue diagnosticadacon SIDA, al enterarse de eso y del inminentecontagio su inseparable patiño, Dick Reynolds,la asesinó asestándole un hachazo enla cabeza sólo para después suicidarse con eltiro de una Colt en el corazón.Luis Villalón, México, D.F. 1987., Egresado de lacarrera de periodismo en la FES Acatlán. Escritora tientas. Co-creador y colaborador frecuente enel blog de literatura de-tetas.blogspot.mx Bajistade la banda de Hard Rock: Xkeban. Comediante.


28 El Mollete Literario 15.05.2015De mi Cuaderno de apuntesDel desalientoFotografía: Monserrat Méndez PérezPor Margarita Salazar MendozaEn días pasados, altomarme unos díasde descanso (que eneste caso fue dejarpor un momento las actividadesen las que últimamente heestado inmersa, para tomarotras distintas, así mi mente sedesembota y se refresca) regreséa la lectura de poesía. Y caí denuevo en los mismos brazos,García Lorca, Juana Ramírez,Lope, Góngora, Quevedo, ¿cómoolvidarme de ellos?, claro, sólomenciono algunos nombres, hayotros en mi corazón.Pero también León Felipe está entre mismejores recuerdos. Y vean por qué.la peruana Irene Lambarri, de quien pocotiempo después se separó, vivió en Guineaecuatorial, que en ese entonces era una coloniade España.Por la manchega llanurase vuelve a ver la figurade Don Quijote pasar.Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,va cargado de amargura,que allá encontró sepulturasu amoroso batallar.Va cargado de amargura,que allá «quedó su ventura»en la playa de Barcino, frente al mar.Por la manchega llanurase vuelve a ver la figurade Don Quijote pasar.Va cargado de amargura,va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.Yo no sé muchas cosas, es verdad.Digo tan sólo lo que he visto.¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,Y he visto:en horas de desaliento así te miro pasar!que la cuna del hombre la mecen con cuentos,que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,que los huesos del hombre los entierran con cuentos,y que el miedo del hombre…ha inventado todos los cuentos.Yo no sé muchas cosas, es verdad,pero me han dormido con todos loscuentos…y sé todos los cuentos.¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu monturay llévame a tu lugar;hazme un sitio en tu montura,caballero derrotado, hazme un sitio en tu monturaque yo también voy cargadode amarguray no puedo batallar!Ponme a la grupa contigo,caballero del honor,ponme a la grupa contigo,y llévame a ser contigopastor.Por la manchega llanurase vuelve a ver la figurade Don Quijote pasar…Ese conocidísimo texto se encuentra ensu libro titulado Llamadme publicano, de1950. León Felipe nació en Zamora, España,en 1884, y por los azares propios deldestino murió en la ciudad de México, en1968. ¿Saben qué estudio?, pues nada menosque una licenciatura en farmacéutica.A eso se dedicó, juntamente con su participaciónen una compañía de teatro. El resultadofue que empezó a llevar una vidabohemia, estuvo en la cárcel, se casó conFotografía: Monserrat Méndez Pérez


15.05.2015 El Mollete Literario 29Ese poema titulado “Vencidos”, fue creadoa partir de una obra ya existente y muyconocida por el público, se encuentra en ellibro Versos y oraciones del caminante, publicadoen 1929. Fue amigo de Alfonso Reyes,quien lo invitó por primera vez a México,cuando ya casi terminaba la revolución, ytrabajó como bibliotecario en Veracruz. Sinembargo, decidió regresar a España, que enese momento sufría su propia guerra civil.Obviamente, debido a que “gritó, sufrió,protestó, blasfemó” y a declararse militanterepublicano, como él mismo lo expresó,tuvo que exiliarse definitivamente en 1938,por lo que radicó en México, en donde contrajoun segundo matrimonio, ahora con laprofesora Berta Gamboa.De aquí no se va nadie.Mientras esta cabeza rotadel Niño de Vallecas exista,de aquí no se va nadie. Nadie.Ni el místico ni el suicida.Antes hay que deshacer este entuerto,antes hay que resolver este enigma.Y hay que resolverlo entre todos,y hay que resolverlo sin cobardía,sin huircon unas alas de percalinao haciendo un agujeroen la tarima.¿Piensan con ese poema en la actualsituación de México? Además de poeta,León Felipe es autor de dos obras deteatro, La manzana (1951) y El juglarón(1961), pero también hizo unas ‘adaptaciones’sobre tres obras de Shakespeare:Macbeth o el asesino del sueño, Otelo o elpañuelo encantado y No es cordero… que escordera, cuya base es Noche de Reyes o Laduodécima noche. Así mismo, incursionóen la traducción, que —se dice— fue muyabundante; pero desgraciadamente todoese trabajo está perdido.Así es mi vida,piedra,como tú. Como tú,piedra pequeña;como tú,piedra ligera;como tú,canto que ruedaspor las calzadasy por las veredas;como tú,guijarro humilde de las carreteras;como tú,que en días de tormentate hundesFotografía: Monserrat Méndez Pérezen el cieno de la tierray luegocentelleasbajo los cascosy bajo las ruedas;como tú, que no has servidopara ser ni piedrade una lonja,ni piedra de una audiencia,ni piedra de un palacio,ni piedra de una iglesia;como tú,piedra aventurera;como tú,que tal vez estás hechasólo para una honda,piedra pequeñayligera...Como habrán notado, León Felipe eraun profundo conocedor del ser humano.Quizá porque su obra está impregnada deun tono enérgico, de proclama y de unaarenga casi religiosa, así como –tal vez– porsu independencia de las corrientes y gruposliterarios de su época, no ha sido consideradoun poeta digno de ser incluido en losprogramas de estudios literarios.De aquí no se va nadie. Nadie.Ni el místico ni el suicida.


30 El Mollete Literario 15.05.2015La teoría del pensamientocomplejo de MorinPor Ximena CobosDía 1 Nace por cesárea en unhospital de Álvaro Obregón una niñaque a los once años comenzará adegenerar la calidad de su vista. Hecho quereconocerá al constatar que se ha equivocadoen el resultado de las operaciones, puescopió mal las cantidades que había anotadola maestra. Cinco meses después, en algúnpunto quizá no muy lejano, nace un niño quedisfrutará aventando piedras a los sapos y unaque otra vez reventará los globos que hacenen sus gargantas y se verá salpicado de unasustancia que describirá como asquerosa.26 años más tarde y tras una vida a 80revoluciones por hora, un aumento en lagraduación de cinco puntos y los mismoslentes anchos de los que siempre se hanburlado, esa misma niña aborda el tren delas 12:30 en la estación Atlalilco de la Línea12. En el mismo vagón algo vacío, viaja unchico nervioso porque acudirá a una entrevistade trabajo. Aquella joven se dirige a suempleo aburrido, donde seguro tendrá undía normal, plano, poco excitante, de comidaseca y agua simple, por lo que antes deencerrarse en ese largo cuarto de casi 136metros cuadrados, sostenido por un sólo pilarde color absurdamente amarillo, decidearañar cada minuto en el metro leyendo unanovela brasileña de principios del siglo XX.Pocos días después, aquel chico nervios,acostumbrado a usar sus lentes sólo para leeraunque de lejos no vea un carajo, ha iniciadoen el empleo. La chica, que ahora llamaremos“X”, que subió al tren aquella tarde delnervio de quien ahora nombraremos “DobleE”, se sienta en el comedor de su terrible trabajoa las 4:30. Sincronizados los relojes delmundo (ignorando diferencias en las zonashorarias del planeta), aquella hora se marcarácomo el momento justo cuando él levantóla cara del libro que sostenía, para descubrirel mismo cabello alborotado y largo de aqueldía de su entrevista de trabajo y el tren de las12:30 y la Línea 12 y el sudor en sus manosy la duda de decir hola y la chica de la miradabaja puesta en un libro de portada que ahorarecuerda rosa.Luego de un respiro, un año adelante,recostada en una cama acomodada en la esquinaderecha (según desde donde se ve)de un cuarto del Centro de la Ciudad deMéxico, la misma niña, que ha comenzadoa leer otra novela, recibe una noticia salidade los labios de aquel chico que ha averiguadosiempre nervioso, no sólo en las entrevistasde trabajo. Noticia que bellamenteajusta mecanismos averiados. Y, entonces,aunque no le dice, entiende la, poco valoradaentre académicos y estudiosos, teoríadel pensamiento complejo de Morin con elmejor ejemplo de sistema que es su vida.Aquella “X” solitaria y distraída viviráeternamente agradecida, no con Edgar Morinpor su teoría que ahora trata de recordarconstantemente, ni con “Doble E” por explicarlaen varias tardes que pasaron juntos,sino porque la noticia de cierto encuentroque ignoraba ha destapado uno de los puntosmás importantes, pero que había bloqueadoy reprimido, de su cause de vida:Las casualidades elevadas a Destino…“Ximena Cobos CRUZ (para no olvidar el puerto que le puso a mi sangrela necedad de buscar calor a toda costa), es una mujer que a sus 26 añosbusca titularse de la carrera de Letras Hispánicas, pero que, ya que la únicamontaña rusa a la que me he subido es a la de las emociones, escribo entodas las hojas que me encuentro textos muchas veces ininteligibles. Porello, me declaro una de las categorías faltantes en el Manifiesto Infrarrea-lista de Mario Santiago Papasquiaro: El Caos Total. He publicado en dosocasiones en la revista Letras de Reserva, pero manejo un blog junto a unamigo en el que, creyente fervorosa de que un escritor, antes de ser leído,necesita generar un público, busco acercar a cualquiera que se deje conmis textos a los autores que me han construido”, así se autodefine nuestracolaboradora.


15.05.2015 El Mollete Literario 31Reseñas literariasPor El bolillo escépticoLa Descendencia. Jack Michonik. Plaza y Valdés,España, 2015. 389 pp.Luego de escribir La insólita historia de ChristianWhite, el autor israelí latinoamericano —como él se autonombra— nos presenta ahora eneste nuevo libro una historia de las familias judíasque en 1926 huyeron de la pobreza y el antisemitismoen la Europa Oriental hacia América delSur. En la saga de esas familias, cuando están viajandoa América, ocurren ciertos acontecimientoshistóricos como; el asesinato en París de ungeneral a manos de un judío, o una mujer queatravesó el Canal de la Mancha nadando. Todosesos son hechos históricos que ocurrieron en lasfechas precisas que figuran en el libro, que es el nacimiento de unacomunidad judía en una ciudad católica. El autor prefiere hacerficticia la ciudad en que se desarrolla la historia, aunque de hechoes la ciudad colombiana de Cali, en la que residió cerca de 20 años,y lo hace para que el lector pueda reconocer la historia de la comunidadjudía de su propia ciudad, que bien podríaser la de cualquier Caracas, Lima o Bogotá.Erotismo en Oriente: sombras de placer. José LuisTrueba Lara. Editorial Porrúa, México, 2014.250 pp.Este libro es una compilación y notas del maestroJosé Luis Trueba Lara, en el que nos da a conoceruna breve muestra de los tratados amatoriosorientales, escritos por los antiguos indios que sacralizaronel sexo. Documentos que comenzaron aformar parte de las bibliotecas europeas a finalesdel siglo XIX, sobre todo desde la publicación dela edición en inglés del KamaSutra en 1883. El recorridopor el erotismo oriental quepropone Trueba Lara, en estaspáginas se inicia con El Cantarde los cantares del rey Salomón,continua con algunos textosdel Jeque Nefzaqui publicadosen El jardín perfumadoy sigue con algunos escritosárabes de distintas épocas, se adentra en los librosdescubiertos por el rey Salomón y culminacon un acercamiento a la sensualidad del LejanoOriente a través de novelas y canciones de lasgeishas. El libro en sí nos lleva a una exploraciónen pos de la erotología,que parte del amor semíticopara arribar al antiguo Japón.Octavio Paz. Semblanzas, territorios y dominios.Braulio peralta. Fundación Iberoamericanapara el Arte y la Cultura, México, 2015.Un libro que causará motivación e inquietudes la nueva producción del periodista y editorBraulio Peralta. En Octavio Paz, Semblanzas, territoriosy dominios, Peralta hace una excelenterecopilación de entrevistas, ensayos y conversacionescon Octavio Paz entre 1981 y 1996,entre los que destaca lo escrito por Jorge AguilarMora, quien hace un recuento de la ruptura dePaz con el suplemento La Cultura en México dela revista Siempre, en la que Carlos Monsiváisdecidió no publicar un texto, para que el poetano se enojara con ellos. El mérito de este nuevo libro de Peraltaes que reúne a autores que tuvieron diferencias ideológicas ypersonales irreconciliables con el poeta como lo fue con HéctorAguilar Camín.Para leer del mismo autor: El poeta en su tierray Diálogos con Octavio Paz, dos excelentes librosde Braulio Peralta.El estudio científico de la felicidad. MarianoRojas. FCE, México, 2014. Breviarios 582.366pp.Un libro enfocado al caso latinoamericano, esun acercamiento al estudio de la felicidad y unanálisis de cómo esto implica un cambio epistemológicoy metodológico para la disciplina económica.Mariano Rojas centra sus esfuerzos en elestudio de la relación entre el bienestar con distintasvariables —ingreso, pobreza, desempleo,crisis económicas— y su vinculación con las políticaspúblicas.El Caballero de los siete Reinos. Canción dehielo y fuego: la precuela. George R. R. Martin.Plaza y Janes, España, 2015. 360 pp.Esta novela es la recopilación de los tres primeroscuentos de Dunk y Egg, ya publicados poreste autor. Por primera vez se editan juntos y seles han añadido ilustraciones. En esta edición seincluyen: El Caballero errante, La Espada leal y ElCaballero misterioso. Y la lectura de esta novela noslleva a doscientos años después de la Conquista,en la que la dinastía Targaryen vive su apogeo. LosSiete Reinos de Poniente atraviesan un momentode relativa paz en los últimos años del reinadodel buen rey Daeron. Es con este escenario comotelón de fondo que Dunk, un muchacho pobre del Lecho de Pulgas,tiene una oportunidad única: dejar su vida miserable y convertirseen el escudero de un auténtico caballero. Pronto, el caballero muerey Dunk decide tomar su lugar y hacer historia en el torneo deVado Ceniza. Es aquí dondeconoce a Egg, un niño de diezaños, tímido y enjuto, quienen realidad es mucho más delo que parece ser. Dunk aceptaa Egg como su escudero yjuntos viajan por Poniente enbusca de trabajo y aventuras.Una gran amistad nace entreellos, una amistad para todala vida, incluso cuando, añosmás tarde, ambos tendrán unpapel fundamental en la estructurade poder de los SieteReinos.

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