PN 1306 23 de marzo

4 COLABORACIONES• CONCILIOS de la iglesiaPÍO IXJosé Carlos VizueteLA GRAN RESPUESTA ALA VOCACIÓN LAICALLa fama de «liberal» al nuevo Papa,¿de dónde le venía? En 1827 LeónXII lo había nombrado arzobispode Spoleto y allí, durante las revueltasde 1831, defendió a los revolucionariositalianos frenteal general austriaco queexigía su entrega inmediata. Al año siguientefue trasladado a la diócesis deImola, en la que acometió numerosasreformas. Fue aquí donde se ganó elaprecio de los liberales y una reputaciónde «liberal» con la que entró en el cónclavede 1846.Los testimonios de la época indicanque el cardenal Mastai debía tal famamás a su abierta crítica al gobierno temporalde Gregorio XVI sobre los EstadosPontificios, que a su afinidad ideológicacon los neogüelfos -partidarios de queel Pontífice fuera la cabeza de la confederaciónitaliana- o los liberales y nacionalistasrevolucionarios. Pero paramuchos con Pío IX se sentaba en la cátedrade San Pedro un liberal.Las primeras medidas que tomóparecían confirmarlo: reformó la administración,concedió un cierto grado delibertad de prensa, decidió construir unferrocarril e iluminar las calles de Romacon gas, se habló de liberalizar el CódigoPenal y, sobre todo, concedió unaamnistía a los adversarios políticos.Pero su primera encíclica, «Quipluribus»(9-XI-1846), enlazaba directamentecon el magisterio de los Papasprecedentes.Durante el año 1848 tuvo lugar latercera oleada revolucionaria en Europa,en la que confluyeron los deseos dela burguesía de conquistar el poder políticocon las primeras manifestacionesdel movimiento obrero y el sentimientonacional en los países plurinacionales oen los divididos. La revolución tambiénllegó a Roma y Pío IX hubo de dejar laciudad para refugiarse en Gaeta.La breve y violenta experiencia revolucionariafue decisiva en el cambiode actitud del Pontífice que en los añossiguientes se empeñará en clarificar larelación que debe existir entre la Iglesiay el «mundo moderno», es decir, elque se deriva del principio liberal de laautonomía del individuo.Una conciliaciónque no pareceposible y que haproducido grandesdivisiones entre loscatólicos.•José Díaz RincónLos interesantes objetivos del PlanPastoral Diocesano de este cursonos deben llevar a impulsar lacoherencia entre la fe y la vida, que estoes la santidad, despertando en todoslos creyentes la respuesta a la vocacióno llamada que cada uno recibimos deDios. Los seglares debemos descubrir,como contenido de esta vocación, la necesidaddel asociacionismo. El incorporarsea una asociación católica suponela mejor respuesta a nuestra vocación,el medio más eficaz para la formación yayuda mutua. Es la forma más eficaz detrabajar apostólicamente. Así de claro.Si siempre fue necesario en la Iglesia, lavida moderna lo hace más inexcusable.Me permito recordaros una Asociaciónsingular, profundamente eclesialy nítidamente seglar, con una finalidadeducativa y evangelizadora, que llevamás de un siglo y medio trabajandoen la Iglesia y en el mundo, con frutosespectaculares. Nació en el seno de laIglesia, porque el Espíritu Santo la suscitóen el Pueblo de Dios, por eso carecede fundador humano. Tiene una estrecharelación con el ministerio pastoral.Es maestra de formación a todos los nivelesy en todas las edades. Ha superadotodas las vicisitudes, pruebas, crisisy problemas que surgen en la vida convulsade nuestras sociedades contemporáneas.Se llama «Acción Católica».Todos la conocemos por sus obras, comoel fruto del árbol del que nos hablaJesús. Muchos cristianos, en distintasgeneraciones, hemos sido formados porella. De su fecundidad han surgido nuevasrealidades eclesiales y sociales. Elparticipar en esta asociación es la granrespuesta a la vocación laical.No se trata de algo pasadoAlgunas personas, cuando se les habla opropone la Acción Católica, la asocianal pasado o lo que es peor, al «nacionalcatolicismo».Esto sólo refleja superficialidade ignorancia. La AcciónCatólica vivió en esa y otras etapas muycomplicadas, sin que se pueda identificarsu identidad con ninguna situacióno realidad política. Por supuesto, susmiembros, como laicos, pueden tenersus legítimas opciones. La Acción Católicacomo le ocurre a otras institucionesvitales, como la Iglesia, las órdenesreligiosas, la familia, el ejército, la escuela,la universidad... viven las situacioneshistóricas que se suceden, peroson algo muy distinto, que superan esascontingencias, y sus objetivos se renuevany adaptan a su misión y a sus principiosen cada época.Soy testigo que en anteriores situacionesla Acción Católica ha sido la mejorayuda espiritual y humana en todoslos sentidos. En la guerra fue el mejoralcázar para la permanencia y defensade la fe. En la posguerra fue el gran baluarte,la más eficiente organización dela caridad para tantas necesidades y laconciencia más crítica de los políticosde turno. Como ocurre exactamente enla actualidad.Reclamamos mucho respeto y atencióna esta organización. La visión proféticade Isaías (43,18) se cumple hoyen la Acción Católica: «Mirad que algoestá surgiendo, ya está brotando ¿nolo notáis?» Os invito a los que os sintáisllamados y queráis ser testigos deJesucristo a que os incorporéis a estaasociación laical y jerárquica que aglutinaa todas las edades y clases sociales.Tendréis la gracia de militar en unaOrganización que se caracteriza por suapostolicidad-seglaridad-organicidadjerarquicidad(AS 20).Todos los Papas, desde que surgiócon el beato Pío IX hasta hoy, la hanrespaldado, mimado y orientado. Le oípersonalmente a Pablo IV, dos mesesantes de morir, algo apasionante y quesigue siendo verdad: «La Acción Católicaes la fórmula del apostolado seglarno superada». Los últimos discursosde Juan Pablo II y Benedicto XVI a laAcción Católica son impresionantes yde interés excepcional.A mí me llegan aestremecer, me estimulany confortan. Avosotros igual, os loaseguro.•PADRE NUESTRO / 23 DE MARZO DE 2014