Gobernabilidad y Democracia en Venezuela
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<strong>Gobernabilidad</strong> y <strong>Democracia</strong> <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela<br />
Luis Loaiza Rincón *<br />
Palabras Claves: <strong>Gobernabilidad</strong>, democracia, diálogo, control político.<br />
El término gobernabilidad ha estado, desde su nacimi<strong>en</strong>to, ligado al funcionami<strong>en</strong>to de<br />
la democracia y hoy resulta fundam<strong>en</strong>tal para dar cu<strong>en</strong>ta de la calidad y profundidad de la<br />
misma. Como tal, la noción de gobernabilidad comporta tanto un carácter descriptivo como<br />
uno normativo, dado que a través de ella se persigue no sólo compr<strong>en</strong>der el funcionami<strong>en</strong>to<br />
de la democracia, <strong>en</strong> el marco de los profundos cambios sociopolíticos que hoy <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el<br />
planeta, sino, también, apuntar <strong>en</strong> la dirección del establecimi<strong>en</strong>to de un gobierno<br />
responsable, capaz de at<strong>en</strong>der con justicia y efici<strong>en</strong>cia las legítimas aspiraciones sociales y<br />
los reclamos de una ciudadanía más consci<strong>en</strong>te.<br />
El uso de este concepto, por tanto, no implica dejar de lado o ignorar la exist<strong>en</strong>cia de<br />
los inevitables antagonismos, t<strong>en</strong>siones y conflictos que prevalec<strong>en</strong> <strong>en</strong> nuestras sociedades,<br />
sino, por el contrario, establecer una pauta de acción <strong>en</strong> la que el Estado y la sociedad civil<br />
<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>t<strong>en</strong> esos mismos antagonismos, t<strong>en</strong>siones y conflictos de manera interactiva y<br />
constructiva. Por ello mismo, esta es una herrami<strong>en</strong>ta útil para dar cu<strong>en</strong>ta, por lo m<strong>en</strong>os<br />
parcialm<strong>en</strong>te, de los procesos de ruptura y de cambio.<br />
A. La <strong>Gobernabilidad</strong> como categoría útil.<br />
La noción de gobernabilidad ha trasc<strong>en</strong>dido el estrecho marco que le dio orig<strong>en</strong> y hoy<br />
sirve para dar cu<strong>en</strong>ta tanto del cambio como de la continuidad, convirtiéndose <strong>en</strong> una<br />
categoría crítica y útil.<br />
Diego Achard y Manuel Flores (1997:23-24), desde un ángulo empírico y desde la<br />
realidad latinoamericana, id<strong>en</strong>tificaron cuatro acepciones de gobernabilidad y <strong>en</strong> cada una de<br />
ellas ubicaron un conjunto de importantes subtemas. Así t<strong>en</strong>emos que la gobernabilidad se<br />
define por:<br />
a. La efici<strong>en</strong>cia del gobierno y del Estado para formular y aplicar políticas económicas<br />
y administrar la gestión pública.<br />
Subtemas:<br />
� El tamaño del Estado y la definición de los campos público y privado.<br />
� Las car<strong>en</strong>cias institucionales tanto <strong>en</strong> la formulación de los presupuestos<br />
nacionales como <strong>en</strong> la regulación estatal de las nuevas áreas antes estatales<br />
ahora asumidas por la sociedad.<br />
� El problema de la burocracia y la capacidad del servicio civil.<br />
* Luis Loaiza Rincón es Politólogo, MSc., ex Director de la Escuela de Ci<strong>en</strong>cias Políticas de la<br />
Universidad de los Andes (2003-2006). Actualm<strong>en</strong>te es el presid<strong>en</strong>te de la Asociación de Profesores<br />
de la Universidad de Los Andes (APULA).<br />
1
� La eficacia del sistema legal y de la administración de justicia.<br />
� La desc<strong>en</strong>tralización administrativa y la compatibilización de las<br />
administraciones nacionales, regionales y locales.<br />
� La transpar<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la toma de decisiones o su obstaculización por presiones<br />
vinculadas a la corrupción.<br />
� La seguridad pública como garantía de los ciudadanos y la aptitud del combate<br />
contra el narcotráfico.<br />
b. El grado de sust<strong>en</strong>tación social que alcanzan las políticas públicas <strong>en</strong>medio de los<br />
ajustes modernizantes.<br />
Subtemas:<br />
� Nuevos modelos de políticas sociales sectoriales —educación, salud, vivi<strong>en</strong>da,<br />
empleo, microempresa, trabajo informal, etc.— que optimic<strong>en</strong> el uso de los<br />
recursos ya exist<strong>en</strong>tes.<br />
� Funcionalidad económica de la equidad y la integración social como soportes<br />
del crecimi<strong>en</strong>to económico.<br />
� Estrategia de la reforma social para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar el dualismo estructural, la pobreza<br />
y la marginalidad.<br />
� Políticas específicas para las arcas de emerg<strong>en</strong>cia social.<br />
� Articulación social de las diversidades culturales, sean étnicas, religiosas o de<br />
otro tipo.<br />
� Nuevas expresiones societales (las ONG, p. ej.) que coelaboran políticas con el<br />
Estado.<br />
c. La capacidad decisoria que emerge de las reglas de juego de cada democracia, y<br />
de las respectivas dotaciones de decisionalidad, repres<strong>en</strong>tación y participación<br />
políticas que egres<strong>en</strong> de su sistema de gobierno, de su sistema de partidos y de<br />
sus sistemas electorales, así como la relación <strong>en</strong>tre dichas variables y los<br />
elem<strong>en</strong>tos distintivos de la cultura política de cada país.<br />
Subtemas:<br />
� Aptitud de los respectivos sistemas políticos para mant<strong>en</strong>er la estabilidad.<br />
� Aptitud de los sistemas políticos para configurar mayorías gobernantes.<br />
� Aptitud de los partidos políticos para canalizar satisfactoriam<strong>en</strong>te la<br />
repres<strong>en</strong>tación popular.<br />
� Aptitud de los partidos políticos y de las organizaciones sociales para canalizar<br />
satisfactoriam<strong>en</strong>te la participación popular.<br />
� Aptitud del sistema político de g<strong>en</strong>erar instancias de concertación social.<br />
� Aptitud de las democracias para establecer el control político sobre las fuerzas<br />
armadas y <strong>en</strong>carar nuevas doctrinas profesionales.<br />
d. La capacidad de administrar los ajustes producidos como consecu<strong>en</strong>cia de los<br />
procesos de integración económica.<br />
Subtemas:<br />
2
� Las opciones de cada país <strong>en</strong> términos de bloques intralatinoamericanos y<br />
extralatinoamericanos.<br />
� Las tradicionales rivalidades geopolíticas como obstáculos a la integración.<br />
� La capacidad de los gobiernos para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los intereses corporativos que<br />
perjudica un proceso de integración económica.<br />
� La capacidad de los gobiernos de lograr que el público acepte como propias la<br />
consideración de la variables de las otras economías integradas, o lo que es lo<br />
mismo, la asunción del concepto de interdep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia al mismo tiempo que el<br />
replanteami<strong>en</strong>to del concepto de soberanía nacional‖.<br />
Estas acepciones sobre la gobernabilidad, a pesar de su innegable importancia, al<br />
privilegiar la dim<strong>en</strong>sión procedim<strong>en</strong>tal de la democracia, soslayan la necesidad de<br />
compr<strong>en</strong>der los conflictos subyac<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la estructura social y, de esta forma, las raíces<br />
profundas de la política.<br />
De allí, que desde una perspectiva claram<strong>en</strong>te normativa, algunos autores destaqu<strong>en</strong><br />
el especial vínculo <strong>en</strong>tre gobernabilidad y democracia y las soluciones que <strong>en</strong> democracia<br />
deb<strong>en</strong> darse al problema de la gobernabilidad, sin necesidad de recurrir a la autocracia.<br />
Un modo democrático de salvar la efectividad de los poderes<br />
públicos es recuperar su mutua coordinación y equilibrio. Un<br />
recurso democrático contra su pérdida de eficacia, por sobrecarga<br />
de demanda, es ceder compet<strong>en</strong>cias de iniciativa y gestión a la<br />
propia sociedad (organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales). Y el modo<br />
propio de reaccionar una democracia fr<strong>en</strong>te a los conflictos que<br />
pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> peligro su legitimidad no puede ser otro que el r<strong>en</strong>ovado<br />
esfuerzo por la paz mediante el diálogo, no la guerra. Puede que<br />
una sociedad que quiera la paz no quiera, equivocadam<strong>en</strong>te, la<br />
democracia, pero la que no quiere aquella no hay duda que<br />
tampoco quiere ésta. Sólo fr<strong>en</strong>te a este problema la democracia<br />
ya no puede hacer nada (Bilb<strong>en</strong>y, 1998:193).<br />
En efecto, la democracia gobernable es aquella que cu<strong>en</strong>ta con reglas para la<br />
resolución de conflictos que evit<strong>en</strong> la viol<strong>en</strong>cia, reglas que a partir del respeto del principio de<br />
la mayoría, limitado por los derechos de las minorías, permitan procesar los conflictos<br />
internos a través de vías electorales. En otras palabras, la gobernabilidad democrática<br />
requiere un sistema institucional capaz de absorber, canalizar y resolver por medio de sus<br />
mecanismos los diversos conflictos societales, sobre todo <strong>en</strong> un tiempo signado por una<br />
<strong>en</strong>orme fragm<strong>en</strong>tación social.<br />
Para ir más allá de las definiciones ubicadas <strong>en</strong>tre el efici<strong>en</strong>tismo institucional y la<br />
refundación democrática, se habla ahora de ―repolitizar‖ el concepto de gobernabilidad. En<br />
este s<strong>en</strong>tido se destaca que más que un problema de incapacidad funcional del Estado para<br />
responder a las demandas de la sociedad y los mercados, la gobernabilidad hace refer<strong>en</strong>cia<br />
tanto a un mom<strong>en</strong>to de viabilidad política, como a una determinada int<strong>en</strong>sidad de las<br />
t<strong>en</strong>siones y los conflictos que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el ejercicio del gobierno (Medellín Torres, 2002:4).<br />
3
De allí que la gobernabilidad, además de <strong>en</strong>contrarse determinada por el tipo de<br />
confrontación, la territorialidad <strong>en</strong> discordia y la capacidad de los cont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes para imponer<br />
su razón sobre las demás; revela la capacidad o incapacidad de los gobernantes para lograr<br />
tanto la transformación de los intereses particulares de los gobernados (ciudadanos y<br />
funcionarios) <strong>en</strong> un interés g<strong>en</strong>eral de toda la sociedad y el Estado <strong>en</strong> su conjunto, como la<br />
instauración, desde el gobierno, de una dirección determinada al proceso político, económico<br />
y social (Medellín Torres, 2002:5).<br />
De esta manera la gobernabilidad no es otra cosa que ―la medida de la int<strong>en</strong>sidad y el<br />
s<strong>en</strong>tido con que se produce la relación <strong>en</strong>tre gobernantes y gobernados. La int<strong>en</strong>sidad hace<br />
refer<strong>en</strong>cia a la sincronía <strong>en</strong> la relación <strong>en</strong>tre gobernantes y gobernados, <strong>en</strong> tanto que el<br />
s<strong>en</strong>tido indica la direccionalidad <strong>en</strong> que se des<strong>en</strong>vuelve la relación‖ (Medellín Torres,<br />
2002:5).<br />
Por tanto, restablecer la naturaleza política del ejercicio de gobierno no sólo supone<br />
que los principios y valores institucionales sean conocidos, aceptados y practicados por<br />
todos los ciudadanos (incluso aquellos que están contra esos principios y valores), ―sino que<br />
las instituciones readquieran su naturaleza como instancias del ejercicio de gobierno,<br />
<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como conducción política del Estado y la sociedad que se gobierna‖; dado que,<br />
cuando se gobierna, lo que se pone <strong>en</strong> juego es un proyecto de<br />
dirección política y un proyecto de dirección ideológica del Estado<br />
y la sociedad que son gobernadas. O para decirlo más<br />
precisam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> términos gramscianos, la tarea de gobernar es la<br />
tarea de construir hegemonía. Es decir, hacer confluir los intereses<br />
particulares hacia un interés colectivo que, al ser definido por<br />
qui<strong>en</strong> gobierna, confiere asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y control político sobre los<br />
gobernados (Medellín Torres, 2002:5-11).<br />
La gobernabilidad, por tanto, no sólo es un asunto que involucra eficacia, legitimidad y<br />
justicia sino un proyecto político capaz de g<strong>en</strong>erar hegemonía y, <strong>en</strong> ese mismo s<strong>en</strong>tido, la<br />
articulación a largo plazo <strong>en</strong>tre Estado y sociedad.<br />
B. La <strong>Gobernabilidad</strong> <strong>en</strong> América Latina.<br />
Comúnm<strong>en</strong>te se asume <strong>en</strong> América Latina que la gobernabilidad es el rostro político<br />
de la globalización, dado que implica adaptar las condiciones <strong>en</strong> las cuales se des<strong>en</strong>vuelv<strong>en</strong><br />
nuestros países a sus requerimi<strong>en</strong>tos, dotándolos de condiciones jurídicas, políticas y<br />
sociales para que el mercado interno, reinsertado <strong>en</strong> la economía internacional, pueda<br />
funcionar. La gobernabilidad democrática, sin embargo, es mucho más que eso.<br />
Construir gobernabilidad <strong>en</strong> nuestros países pasa por desactivar la peligrosa bomba<br />
social y política que am<strong>en</strong>aza toda conviv<strong>en</strong>cia civilizada y ello, a su vez, exige transformar<br />
profundam<strong>en</strong>te instituciones y m<strong>en</strong>talidades. La gobernabilidad también se conecta a un<br />
conjunto de atributos o cualidades que se deb<strong>en</strong> dar <strong>en</strong> el gobierno y <strong>en</strong> la comunidad,<br />
referidas al respeto de los derechos humanos, la regla de la mayoría para la elección de<br />
4
autoridades, la participación ciudadana <strong>en</strong> el proceso de toma de decisiones, el respeto al<br />
pluralismo y al estado de derecho y la eficacia para alcanzar altos niveles de desarrollo<br />
humano. Adicionalm<strong>en</strong>te, la gobernabilidad implica conciliar institucionalidad democrática con<br />
cierto equilibro <strong>en</strong>tre libertad e igualdad.<br />
Esta situación, no obstante, adquiere especiales connotaciones cuando el contexto se<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra determinado por democracias <strong>en</strong> construcción. En efecto, tal como ha sido<br />
apuntado ya por Diego Achard y Manuel Flores, cuando se traslada la teoría de la<br />
gobernabilidad al espacio latinoamericano ―ya no se puede hablar de una crisis de la<br />
democracia por exceso (…), sino que debemos situarnos <strong>en</strong> un proceso de construcción<br />
democrática‖ (Achard y Flores, 1997:30). De allí que <strong>en</strong> nuestro contexto los problemas de<br />
gobernabilidad se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> referidos no sólo a la legitimidad y a la eficacia, sino también a<br />
la justicia.<br />
En América Latina, por tanto, luchar contra la marginación social y la pobreza extrema<br />
resulta imposible con instituciones políticas inefici<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong> contextos marcados por la<br />
corrupción, la intolerancia y la viol<strong>en</strong>cia. En otras palabras, resolver los grandes problemas<br />
sociales que aquejan a millones, ineludiblem<strong>en</strong>te obligará a revisar los niveles de legitimidad,<br />
el funcionami<strong>en</strong>to de las estructuras administrativas <strong>en</strong>cargadas de conectar ciudadanos y<br />
Estado y su impacto sobre la producción de equidad social. Por ello, hoy se asume que el<br />
éxito de la democracia dep<strong>en</strong>de, cada vez <strong>en</strong> mayor medida, del éxito <strong>en</strong> la implem<strong>en</strong>tación<br />
de políticas que permitan alcanzar un equilibrio <strong>en</strong>tre ―las aspiraciones sociales relacionadas<br />
con el crecimi<strong>en</strong>to y el bi<strong>en</strong>estar económico, la equidad y la igualdad de oportunidades y la<br />
participación ciudadana <strong>en</strong> el gobierno‖ (Tomassini, 2001:64).<br />
1. <strong>Gobernabilidad</strong> y Control Político.<br />
En América Latina la crisis de gobernabilidad se vincula también con la erosión de la<br />
confianza de los ciudadanos <strong>en</strong> la institucionalidad política.<br />
Los gobiernos de la región <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan problemas que van desde la corrupción<br />
administrativa, pasando por las vinculaciones gubernam<strong>en</strong>tales con el narcotráfico, la presión<br />
militar, la exist<strong>en</strong>cia de actores antisistémicos y movimi<strong>en</strong>tos sociales alternativos, hasta el<br />
riesgo de golpes militares. Se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan también serios conflictos estructurales que se<br />
produc<strong>en</strong> cuando el conjunto social (o sus partes) ti<strong>en</strong>e intereses incompatibles, aunque no<br />
exista conci<strong>en</strong>cia de ello. De allí la necesidad de crearle cauces institucionales a dichos<br />
conflictos.<br />
Por tanto, alcanzar niveles aceptables de gobernabilidad también implica fortalecer las<br />
instituciones <strong>en</strong>cargadas de ejercer el control gubernam<strong>en</strong>tal y para ello resulta<br />
impostergable dotar de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y autonomía a los tribunales y a las instituciones<br />
políticas y sociales concebidas para controlar el ejercicio del poder <strong>en</strong> cualquiera de sus<br />
instancias. Las constituciones nacionales no deb<strong>en</strong> utilizarse para impedir cualquier<br />
limitación sustantiva del gobierno ni mucho m<strong>en</strong>os invocarse contra los opositores y contra la<br />
búsqueda de salidas pacíficas a los innumerables conflictos sociales y políticos. De igual<br />
forma se debe <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de convertir a los militares <strong>en</strong> una fuerza de<br />
sust<strong>en</strong>tación partidista.<br />
5
Todo ello no significa otra cosa que superar la recurr<strong>en</strong>te evasión de los mecanismos<br />
institucionales a la hora de dilucidar los conflictos <strong>en</strong>tre los grupos políticam<strong>en</strong>te relevantes.<br />
Pero el arreglo institucional de las difer<strong>en</strong>cias exige que las instituciones no sólo funcion<strong>en</strong>,<br />
sino que sean capaces de g<strong>en</strong>erar equilibrios y balances <strong>en</strong>tre ellas mismas.<br />
Adicionalm<strong>en</strong>te, la profundización de la democracia no puede hacerse sino d<strong>en</strong>tro de<br />
una cultura de paz y para ello también resulta clave que se respete el derecho y, sobre todo,<br />
el funcionami<strong>en</strong>to autónomo de las instituciones de control porque sin Estado de Derecho y<br />
sin un sistema de protección de los derechos humanos, no hay democracia.<br />
C. <strong>Gobernabilidad</strong> y <strong>Democracia</strong> <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela.<br />
Con Hugo Chávez llegó al poder una voluntad política, una práctica y un discurso de<br />
ruptura con el anterior modelo de democracia. El nuevo modelo, por tanto, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra su<br />
razón de ser <strong>en</strong> el desplazami<strong>en</strong>to del protagonismo de los actores agrupados <strong>en</strong> torno a los<br />
partidos tradicionales (AD y COPEI).<br />
Se estableció, <strong>en</strong>tonces, una relación de conflicto con los actores políticos y sociales<br />
que estaban si<strong>en</strong>do desplazados del poder por el Chavismo: Iglesia, partidos políticos,<br />
sindicatos, medios de comunicación, grupos económicos. Progresivam<strong>en</strong>te, además, se ha<br />
reestructurado al Estado a partir de un diseño institucional que desmonta todas las relaciones<br />
de poder que caracterizaron al sistema político v<strong>en</strong>ezolano por más de cuar<strong>en</strong>ta años. Estas<br />
acciones incluyeron la instrum<strong>en</strong>tación de nuevos poderes –Poder Ciudadano, Poder Moral,<br />
Poder Electoral-, el nombrami<strong>en</strong>to de nuevas figuras institucionales –Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />
Vice-presid<strong>en</strong>te de la república- y el progresivo control de los órganos de repres<strong>en</strong>tación<br />
pública, Asamblea Nacional, gobernaciones, alcaldías, consejos municipales y juntas<br />
parroquiales.<br />
En el ejercicio del poder, la V República muestra una clara vocación c<strong>en</strong>tralista y ya es<br />
evid<strong>en</strong>te que los dispositivos institucionales que nacieron de la nueva Constitución no gozan<br />
de autonomía. Se ha creado, por tanto, una situación de desconfianza hacia instituciones y<br />
procedimi<strong>en</strong>tos sesgados por su partidismo.<br />
Esta situación, una <strong>en</strong>orme brecha social y la incapacidad del Estado para resolver los<br />
más graves problemas de la población han g<strong>en</strong>erado una pronunciada crisis de<br />
gobernabilidad que se complica por la persist<strong>en</strong>te dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia estructural del gasto público<br />
con respecto a la evolución de los precios del petróleo, la s<strong>en</strong>sible disminución de la<br />
inversión privada y la exist<strong>en</strong>cia de niveles preocupantes de pobreza, desempleo e<br />
informalidad.<br />
En este contexto, se requiere revisar la estructura y funcionami<strong>en</strong>to del Estado y<br />
evolucionar <strong>en</strong> la dirección contraria que el chavismo impone. Esto es, otorgarle<br />
indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y autonomía efectiva a los órganos de control, erradicar la corrupción,<br />
<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la defici<strong>en</strong>te formación del sector público; impulsar la desc<strong>en</strong>tralización como un<br />
medio para inc<strong>en</strong>tivar la participación ciudadana y la responsabilidad gubernam<strong>en</strong>tal a escala<br />
estadal y local y activar los mecanismos institucionales de consulta y planificación.<br />
6
De manera que los problemas de gobernabilidad <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela, originados tanto<br />
desde el Estado como desde la sociedad, obligan construir cons<strong>en</strong>sos básicos y<br />
procedim<strong>en</strong>tales t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que los del primer tipo se relacionan con la legitimidad y<br />
los valores democráticos de la sociedad y los del segundo, con la adopción de reglas de<br />
juego no excluy<strong>en</strong>tes que ord<strong>en</strong><strong>en</strong> la compet<strong>en</strong>cia política y el manejo de las difer<strong>en</strong>cias.<br />
Este aspecto resulta clave para profundizar el alcance de la democracia dado que la<br />
ingobernabilidad se acreci<strong>en</strong>ta cuando se incumple o desconoce la Constitución y el<br />
funcionami<strong>en</strong>to autónomo de las instituciones de control.<br />
1. Diálogo y <strong>Gobernabilidad</strong>.<br />
En V<strong>en</strong>ezuela, durante el periodo previo al triunfo electoral de Chávez, a ningún<br />
analista se le ocurrió hablar de crisis de gobernabilidad para explicar la delicada situación<br />
política del país. Se habló, s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te, de una crisis <strong>en</strong> la democracia o de una crisis<br />
político-institucional.<br />
Sin embargo, antes y después de los sucesos de abril de 2002, el tema de la<br />
gobernabilidad ocupó, como ningún otro, el interés de la opinión pública <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela. Tanto<br />
desde el gobierno como desde la oposición, <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido u otro, se invocó hasta el<br />
cansancio esta palabra y, <strong>en</strong> ocasiones, se le usó como un recurso onniexplicativo para dar<br />
cu<strong>en</strong>ta de lo que estaba pasando. Todos hablaban de una crisis de gobernabilidad.<br />
T<strong>en</strong>gamos pres<strong>en</strong>te que la democracia v<strong>en</strong>ezolana estuvo durante todo el año seriam<strong>en</strong>te<br />
am<strong>en</strong>azada por el recal<strong>en</strong>tado clima político, las divisiones de clases, las fisuras <strong>en</strong> las filas<br />
castr<strong>en</strong>ses, un l<strong>en</strong>guaje agresivo, extremo y descalificatorio utilizado tanto por la oposición<br />
como por el gobierno, incluido el presid<strong>en</strong>te, y numerosos hechos de viol<strong>en</strong>cia política y<br />
social.<br />
Las multitudinarias marchas y conc<strong>en</strong>traciones de la oposición y del gobierno, los<br />
pronunciami<strong>en</strong>tos de militares disid<strong>en</strong>tes, el clima de viol<strong>en</strong>cia y pugnacidad, el asesinato de<br />
manifestantes <strong>en</strong> las calles de Caracas, la int<strong>en</strong>tona golpista contra Chávez y su retorno al<br />
poder, g<strong>en</strong>eraron <strong>en</strong>tre muchos analistas y observadores políticos nacionales e<br />
internacionales, la idea de que el país se <strong>en</strong>contraba inmerso <strong>en</strong> una transición para salir de<br />
Chávez, qui<strong>en</strong> era, a su vez, percibido como un obstáculo para alcanzar niveles aceptables<br />
de gobernabilidad. Esta crisis recién se resolvió <strong>en</strong> el 2004 y ya todos conocemos sus<br />
resultados: Chávez y su proyecto se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran claram<strong>en</strong>te fortalecidos.<br />
No obstante, <strong>en</strong> el 2002 ni siquiera los más recalcitrantes def<strong>en</strong>sores del ―proceso‖,<br />
podían imaginar este des<strong>en</strong>lace. En ese mom<strong>en</strong>to, la incertidumbre y la prud<strong>en</strong>cia<br />
aconsejaron propiciar diversas iniciativas para alcanzar acuerdos de gobernabilidad.<br />
En este contexto, el diálogo se convirtió <strong>en</strong> el último recurso para evitar la catástrofe,<br />
aunque s<strong>en</strong>tarse a dialogar fue más el resultado de la presión internacional que de la<br />
necesidad interna de alcanzar un arreglo conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te a todos.<br />
a. El Pacto de <strong>Gobernabilidad</strong> CTV-Fedecámaras-Iglesia.<br />
7
El 5 de marzo de 2002, Jesús Urbieta (Director del Instituto Nacional de Estudios<br />
Sindicales), Carlos Ortega (Presid<strong>en</strong>te de la CTV), Pedro Carmona Estanga (Presid<strong>en</strong>te de<br />
Fedecámaras) y Luis Ugalde (Repres<strong>en</strong>tante de la Confer<strong>en</strong>cia Episcopal V<strong>en</strong>ezolana)<br />
firmaron un docum<strong>en</strong>to que se conoció como el ―Pacto de <strong>Gobernabilidad</strong> CTV-Fedecámaras<br />
y la Iglesia‖.<br />
En él se indicaba que ante la incertidumbre creci<strong>en</strong>te, los claros signos de<br />
ingobernabilidad, los riesgos que corría la estabilidad democrática y la negativa oficial a<br />
propiciar los <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos necesarios para que el país avanzara, la CTV, Fedecámaras y la<br />
Iglesia Católica tomaban la iniciativa de ―diseñar las estrategias para producir respuestas y<br />
soluciones a mediano y largo plazo y lograr cons<strong>en</strong>sos de los diversos sectores y actores<br />
principales para llevarlo a cabo‖. Esta fue, precisam<strong>en</strong>te, una de las ideas c<strong>en</strong>trales del<br />
docum<strong>en</strong>to: alcanzar un "acuerdo social" que movilizara a los diversos sectores y actores <strong>en</strong><br />
su cumplimi<strong>en</strong>to y que cada sector pudiera ver incluidas <strong>en</strong> él, sus legítimas aspiraciones.<br />
Los propon<strong>en</strong>tes partían de un diagnóstico desal<strong>en</strong>tador: decepcionante desempeño<br />
económico, social e institucional durante las últimas dos décadas; caída del ingreso;<br />
estancami<strong>en</strong>to del empleo formal, profundización de la pobreza; deserción escolar y deterioro<br />
sost<strong>en</strong>ido de las instituciones públicas y privadas. Resaltaban que la masiva pobreza era el<br />
principal problema del país y que la estrategia para su superación debía constituir el eje<br />
inspirador de políticas públicas cuyo cont<strong>en</strong>ido sustantivo fuera la base de un acuerdo<br />
nacional sost<strong>en</strong>ible a mediano y largo plazo (Pacto de <strong>Gobernabilidad</strong>, 2002).<br />
En este s<strong>en</strong>tido, la superación de la pobreza, la g<strong>en</strong>eración de empleo, la elevación<br />
creci<strong>en</strong>te de los activos de los trabajadores y el crecimi<strong>en</strong>to de la producción y la<br />
productividad pública y privada, la competitividad y la responsabilidad ciudadana, resultaban<br />
indisp<strong>en</strong>sables ―para acercarnos como sociedad al logro de metas legítimas y realistas‖<br />
(Pacto de <strong>Gobernabilidad</strong>, 2002).<br />
De igual forma, el docum<strong>en</strong>to cont<strong>en</strong>ía un reclamo a los partidos y un reconocimi<strong>en</strong>to<br />
a la sociedad civil y a los medios de comunicación. A los primeros se les indicaba que una<br />
sociedad moderna y democrática era imp<strong>en</strong>sable sin partidos políticos, por lo cual debían<br />
actualizarse programáticam<strong>en</strong>te, democratizarse y adoptar nuevos esquemas de<br />
relacionami<strong>en</strong>tos con la sociedad civil. Esta, a su vez, se reconocía como la mejor garantía<br />
para controlar y exigir a los gobiernos el rescate de los objetivos y la efici<strong>en</strong>cia del Estado.<br />
Los medios eran ―las voces vigilantes del desempeño gubernam<strong>en</strong>tal y privado‖ y <strong>en</strong> esta<br />
coyuntura juegan ―vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te un papel c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la formación de la conci<strong>en</strong>cia crítica de<br />
la sociedad‖ (Pacto de <strong>Gobernabilidad</strong>, 2002).<br />
Finalm<strong>en</strong>te, este pacto de gobernabilidad se articuló alrededor de 10 propuestas:<br />
� Superar la pobreza.<br />
� Acordar un plan inclusivo y de unidad nacional.<br />
� Impulsar un modelo político civil, democrático y constitucional.<br />
� Def<strong>en</strong>der un contexto pacífico y tolerante.<br />
8
� Fijar el papel de la Fuerza Armada Nacional <strong>en</strong> el contexto de una sociedad<br />
democrática.<br />
� Alcanzar la efici<strong>en</strong>cia, productividad y transpar<strong>en</strong>cia de las políticas públicas.<br />
� Restablecer el equilibrio y complem<strong>en</strong>tariedad <strong>en</strong>tre Estado y Sociedad.<br />
� Articular los factores ligados al capital y al trabajo.<br />
� Revisar la inserción internacional del país.<br />
� Reforzar la ética, los valores y la educación.<br />
―Celestial‖, fue el calificativo que algunos analistas le dieron a esta iniciativa. Este<br />
―supremo acto de inoc<strong>en</strong>cia‖, supuso que el Gobierno discutiría las líneas de un docum<strong>en</strong>to<br />
promovido por los sectores que precisam<strong>en</strong>te pret<strong>en</strong>día desplazar. Ciertam<strong>en</strong>te, la revolución<br />
bolivariana no concibe anclaje <strong>en</strong> las fuerzas tradicionales de la sociedad y desde el principio<br />
ha postulado una política de corte absoluto con el pasado y sus instituciones. ¿Cómo<br />
alcanzar acuerdos con actores que no se reconoc<strong>en</strong> como interlocutores?. Además, no se<br />
puede pasar por alto que cualquier resolución que excluya al chavismo está cond<strong>en</strong>ada al<br />
fracaso (Sierra, 2002).<br />
Los sucesos de abril de 2002 dejaron al descubierto las costuras del sistema y las<br />
inconsist<strong>en</strong>cias del liderazgo nacional. En una vertiginosa secu<strong>en</strong>cia de acontecimi<strong>en</strong>tos se<br />
apostó por la salida de Chávez sin medir el impacto que ello t<strong>en</strong>dría <strong>en</strong> la institucionalidad<br />
democrática y cuando la dinámica de los hechos dejó <strong>en</strong> el camino, leyes, procedimi<strong>en</strong>tos,<br />
valores y operadores políticos y sociales, se buscó rectificar. Al final, no hubo ganadores,<br />
todos perdieron.<br />
Cabe destacar que la movilización civil ocurrida <strong>en</strong> abril puso de manifiesto la<br />
naturaleza pluralista de la sociedad, que hay un universo de v<strong>en</strong>ezolanos que los aparatos<br />
políticos oficiales y los de la oposición no expresan y que no es posible conducir al país sin<br />
llegar a ciertos acuerdos. Por lo demás una de las consecu<strong>en</strong>cias de tales sucesos fue el<br />
reconocimi<strong>en</strong>to gubernam<strong>en</strong>tal de la importancia del diálogo y de la articulación operativa de<br />
las distintas instancias del poder público para resolver con efici<strong>en</strong>cia los problemas más<br />
urg<strong>en</strong>tes de la población. Fue necesario pasar por esta tragedia para que se empezaran a<br />
cumplir expresas disposiciones constitucionales, incompr<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te pospuestas. Este es<br />
el caso de las instituciones creadas para coordinar políticas y propiciar acuerdos de<br />
gobernabilidad: El Consejo Federal de Gobierno, los Consejo de Planificación y Coordinación<br />
de Políticas Públicas y los Consejos Locales de Planificación Pública.<br />
No obstante, a las fuerzas opositoras sólo las vincula la urg<strong>en</strong>cia de la salida de<br />
Chávez y más allá de ese objetivo no hay cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong> torno al país posible. El drama quedó<br />
de relieve durante el breve gobierno de Pedro Carmona Estanga, <strong>en</strong> el que cada cual sólo se<br />
ocupó de def<strong>en</strong>der su particular parcela de intereses.<br />
Una vez restituido Chávez <strong>en</strong> su cargo, desde el gobierno se com<strong>en</strong>zó a hablar de<br />
perdón, diálogo y reconciliación. Para concretar ese propósito, se nombró la Comisión<br />
Presid<strong>en</strong>cial para el Diálogo Nacional, que operaría por medio de las llamadas ―Mesas de<br />
Diálogo‖.<br />
9
Valga indicar que esta iniciativa fue bi<strong>en</strong> recibida por la comunidad internacional y que<br />
la misma Asamblea G<strong>en</strong>eral Extraordinaria de la OEA, celebrada <strong>en</strong> Washington el 18 de<br />
abril de 2002, respaldó el proceso de diálogo, ―sin exclusiones‖. Posteriorm<strong>en</strong>te, la Asamblea<br />
G<strong>en</strong>eral de la OEA <strong>en</strong> su cuarta sesión pl<strong>en</strong>aria del 4 de junio de 2002, acordó una<br />
―Declaración sobre la <strong>Democracia</strong> <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela‖ <strong>en</strong> la que se resolvía, <strong>en</strong>tre otros puntos,<br />
―al<strong>en</strong>tar al Gobierno de V<strong>en</strong>ezuela a que explore las posibilidades que ofrece la OEA, <strong>en</strong> la<br />
promoción del diálogo nacional (…) <strong>en</strong> aras de profundizar la reconciliación nacional‖ y<br />
―reconocer y acoger la decisión unánime de la Asamblea Nacional de la República<br />
Bolivariana de V<strong>en</strong>ezuela de conformar una Comisión de la Verdad para investigar los<br />
hechos de viol<strong>en</strong>cia, con la consigui<strong>en</strong>te pérdida de vidas humanas <strong>en</strong>tre el 11 y el 14 de<br />
abril del 2002, considerando que este esfuerzo contribuye a la transpar<strong>en</strong>cia del ejercicio<br />
democrático‖ (OEA, 2002).<br />
De manera que <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela se asumió el diálogo como una vía para evitar el<br />
desastre y recomponer la gobernabilidad perdida. Las circunstancias obligaron a dialogar a<br />
qui<strong>en</strong>es por mucho tiempo no se reconocieron como interlocutores válidos. No obstante,<br />
después de los propósitos iniciales, el diálogo se tornó cada vez más difícil y cada bando se<br />
dedicó a fortalecer sus posiciones <strong>en</strong> espera de una nueva y definitiva confrontación. Tuvo<br />
de nuevo que hacerse pres<strong>en</strong>te la comunidad internacional para forzar un arreglo <strong>en</strong>tre las<br />
partes, que finalm<strong>en</strong>te llegó <strong>en</strong> mayo del 2003.<br />
La idea era formalizar un pacto que conjugara voluntades y galvanizara el compromiso<br />
político de impulsar la recuperación de la gobernabilidad democrática, ―a través de acciones<br />
dirigidas a redefinir y revitalizar el ord<strong>en</strong> político democrático del país y dar respuesta<br />
efici<strong>en</strong>te a las demandas ciudadanas‖ (Casas, 2002).<br />
El trasfondo de la necesidad de un acuerdo lo constituían: a) la inmin<strong>en</strong>te “cesación<br />
efectiva del mandato del Presid<strong>en</strong>te‖, por lo cual ―todos los partidos políticos democráticos<br />
sin exclusiones, la Confederación de Trabajadores de V<strong>en</strong>ezuela, las organizaciones de la<br />
sociedad civil organizada, Fedecámaras, la Iglesia, los recetores académicos, la Fuerza<br />
Armada‖, sin m<strong>en</strong>oscabo de que otros actores se incorporaran <strong>en</strong> el futuro, debían asumir el<br />
compromiso y b) la urg<strong>en</strong>cia de restablecer la democracia y alcanzar satisfactoriam<strong>en</strong>te la<br />
pl<strong>en</strong>a gobernabilidad democrática <strong>en</strong> lo político, económico, social e institucional (Casas,<br />
2002).<br />
Para la ―Asamblea de Ciudadanos‖, instancia <strong>en</strong> la cual surgió esta iniciativa, el pacto<br />
además de servir para el pl<strong>en</strong>o restablecimi<strong>en</strong>to de la democracia t<strong>en</strong>ía que atacar cuatro<br />
problemas fundam<strong>en</strong>tales para la gobernabilidad: La pérdida de legitimidad de los poderes<br />
públicos; la extrema ineficacia de las políticas públicas; la invalidación de los mecanismos<br />
institucionales de procesar cons<strong>en</strong>sos y dis<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos y el grave increm<strong>en</strong>to de la<br />
conflictividad social (Casas, 2002).<br />
Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> octubre de 2002 seis gobernadores se reunieron <strong>en</strong> el estado<br />
Anzoátegui para impulsar una ag<strong>en</strong>da de trabajo común, <strong>en</strong> la que estuviera incluido el<br />
sector oficialista y <strong>en</strong> virtud de la cual se posibilitara la búsqueda de una salida pacífica a la<br />
crisis de gobernabilidad. Asistieron a la cita los mandatarios Eduardo Lapi (Yaracuy), Enrique<br />
10
M<strong>en</strong>doza (Miranda), Enrique Salas Feo (Carabobo), Guillermo Call (Monagas), Manuel<br />
Rosales (Zulia) y David De Lima (Anzoátegui). ―Declaramos <strong>en</strong> emerg<strong>en</strong>cia a todo el<br />
liderazgo regional de V<strong>en</strong>ezuela para ponerle un parado a una situación que jamás debió<br />
llegar a estos niveles lam<strong>en</strong>tables para el ciudadano común‖, afirmó Salas Feo (Cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong><br />
Anzoátegui, 2002).<br />
Lo que <strong>en</strong> esa oportunidad no señalaron públicam<strong>en</strong>te los gobernadores, era que su<br />
molestia radicaba <strong>en</strong> la inexplicable negativa del gobierno de <strong>en</strong>tregarle los recursos a las<br />
gobernaciones, por lo cual todo el problema de gobernabilidad al que hacían refer<strong>en</strong>cia se<br />
reducía a dinero. No obstante, tampoco resulta compr<strong>en</strong>sible la conducta de un gobierno que<br />
t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do los recursos para las regiones, los represa y los utiliza como instrum<strong>en</strong>to de castigo<br />
político.<br />
Sin embargo, ―el empedrado camino del diálogo‖, tal como lo calificó la pr<strong>en</strong>sa<br />
nacional, no detuvo el nefasto paro nacional que los sectores de oposición organizaron<br />
contra Chávez, ap<strong>en</strong>as unas después.<br />
No obstante, recordemos que antes de mayo de 2003, no fue posible cerrar ningún<br />
trato <strong>en</strong>tre gobierno y oposición. Ni siquiera fue posible firmar la declaración de principios<br />
preparada por el Grupo de Trabajo Tripartito (GTT) bajo el auspicio del secretario g<strong>en</strong>eral de<br />
la OEA, César Gaviria.<br />
Este docum<strong>en</strong>to que no era una ag<strong>en</strong>da de negociación sino un cuerpo de<br />
compromisos elem<strong>en</strong>tales, tales como el repudio a la viol<strong>en</strong>cia y el compromiso de colaborar<br />
con el GTT, para constituir una mesa de diálogo, ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te le otorgaba al Secretario<br />
G<strong>en</strong>eral, y a la OEA como un todo, mayor autoridad a la hora de manejar el debate<br />
polarizado.<br />
Pese a todo, existían criterios coincid<strong>en</strong>tes sobre la necesidad revisar y relegitimar<br />
todo el Poder Electoral y los mecanismos electorales; activar la Comisión de la Verdad e<br />
impulsar la investigación de los sucesos de abril y, finalm<strong>en</strong>te, implem<strong>en</strong>tar un operativo de<br />
desarme de la población.<br />
Por su parte la oposición exigió discutir algún mecanismo electoral, consulta para<br />
<strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da o para relegitimación de poderes, que permitiera sacar a Chávez por medio de los<br />
votos. Se planteo, incluso, la necesidad de convocar un referéndum consultivo sobre una<br />
<strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da constitucional para el recorte del período. Como era de esperarse, el gobierno<br />
invocó la Constitución y los mecanismos y lapsos que al efecto se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran consagrados<br />
<strong>en</strong> ella, lo cual abría la posibilidad del referéndum revocatorio para el 2004. El problema era<br />
que a la oposición le resultaba demasiado lejana esa opción.<br />
Lo único que parecía estar claro para <strong>en</strong>tonces, era que la magnitud de la crisis<br />
justificaba la participación de la OEA como facilitadora de una solución negociada.<br />
El 02 de diciembre de 2002, se dio inicio a una de las paralizaciones nacionales más<br />
largas que país alguno haya soportado. Era el cuarto para organizado contra Chávez desde<br />
que había llegado al poder. Esta paralización fue organizada por la Confederación de<br />
11
Trabajadores de V<strong>en</strong>ezuela, Fedecámaras y la ger<strong>en</strong>cia de PDVSA. Además contó con el<br />
apoyo de los partidos de oposición, los principales medios de comunicación nacional y la<br />
jerarquía de la Iglesia Católica.<br />
La primera reacción del gobierno fue minimizar el impacto y alcance de la paralización<br />
y exigirle a la oposición regresar a la Mesa de Negociación y Acuerdos. No obstante, el 06 de<br />
diciembre ocurrió un hecho asombroso: a las 7:15 de la noche un pistolero acabó con la vida<br />
de varias personas <strong>en</strong> la plaza Francia de Altamira y dejó cerca de una veint<strong>en</strong>a de heridos.<br />
El manejo errado que el gobierno hizo de este episodio provocó la radicalización de las<br />
posiciones y que la Mesa de Negociación <strong>en</strong>trara <strong>en</strong> un punto muerto.<br />
El "paro cívico" fue una medida extrema con la que la oposición buscó sacar a Chávez<br />
del poder, aunque formalm<strong>en</strong>te dijera que su objetivo era ―presionar al gobierno para que<br />
aceptara una salida electoral a la crisis política v<strong>en</strong>ezolana‖. Esta presión llegó al límite<br />
cuando <strong>en</strong> las principales ciudades v<strong>en</strong>ezolanas se realizaron difer<strong>en</strong>tes marchas exigi<strong>en</strong>do<br />
la r<strong>en</strong>uncia del presid<strong>en</strong>te. Incluso, la Coordinadora Democrática convocó a la población de<br />
la capital a recibir el año nuevo <strong>en</strong> el distribuidor Altamira. En esta oportunidad se detuvo la<br />
producción, movilización y refinación petrolera. Se produjeron largas colas de vehículos que<br />
esperaban para reponer sus tanques de combustible y una peligrosa escasez de alim<strong>en</strong>tos.<br />
Si bi<strong>en</strong> las conversaciones <strong>en</strong>tre el gobierno y la oposición se reanudaron el 7 de<br />
diciembre, no se llegó a un acuerdo efectivo que solucionara la crisis hasta mayo del 2004.<br />
2. El Acuerdo Gobierno-Coordinadora Democrática.<br />
El lunes 26 de mayo de 2003, después de múltiples contratiempos, marchas y<br />
contramarchas, se produjo un acuerdo <strong>en</strong>tre la repres<strong>en</strong>tación del gobierno y la de la<br />
Coordinadora Democrática. Este acuerdo fue el resultado de la voluntad de <strong>en</strong>contrar una<br />
solución constitucional, pacífica, democrática y electoral para la crisis v<strong>en</strong>ezolana y,<br />
básicam<strong>en</strong>te, señala.<br />
1. La total adhesión y respeto de las partes a la Constitución de la República<br />
Bolivariana de V<strong>en</strong>ezuela por lo cual cualquier cambio para at<strong>en</strong>der las<br />
experi<strong>en</strong>cias del proceso político debe ser hecho d<strong>en</strong>tro de sus normas y de una<br />
manera prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te cons<strong>en</strong>suada.<br />
2. La necesidad del acuerdo como instrum<strong>en</strong>to fundam<strong>en</strong>tal para garantizar una<br />
democracia participativa, pluralista, vigorosa y auténticam<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tativa.<br />
3. La adhesión a los principios consagrados <strong>en</strong> la Carta Democrática Interamericana;<br />
la Carta de la Organización de Estados Americanos; la Conv<strong>en</strong>ción Interamericana<br />
de Derechos Humanos; el derecho internacional como norma de conducta de los<br />
estados <strong>en</strong> sus relaciones recíprocas; el respecto a la soberanía y a la nointerv<strong>en</strong>ción;<br />
a la autodeterminación de los pueblos; a la igualdad jurídica de todos<br />
los estados; y a la solución pacifica de las controversias. De igual forma se ratificó<br />
la pl<strong>en</strong>a adhesión de las partes a la "Declaración contra la Viol<strong>en</strong>cia por la Paz y la<br />
<strong>Democracia</strong>" suscrita el 18 de febrero de 2003.<br />
4. El reconocimi<strong>en</strong>to de que el monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado, a<br />
través de la Fuerza Armada Nacional, y policías metropolitanas, estadales y<br />
12
municipales, es una prerrogativa fundam<strong>en</strong>tal e indeclinable <strong>en</strong> la lucha contra la<br />
viol<strong>en</strong>cia y <strong>en</strong> la de asegurar la es<strong>en</strong>cia de un Estado democrático. La función de<br />
los órganos policiales será dirigida por las autoridades civiles que ejerc<strong>en</strong> su<br />
mando conforme lo dispon<strong>en</strong> la Constitución y la Ley, para lo cual se deberá dar<br />
cabal cumplimi<strong>en</strong>to a las disposiciones legales y a las decisiones judiciales que<br />
regulan las labores de Coordinación de Seguridad Ciudadana. En todo caso, con<br />
apego a la Ley, debe racionalizarse la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de armas por parte de los cuerpos<br />
de policía, y cualquier otro organismo de seguridad con compet<strong>en</strong>cias nacionales,<br />
estadales o municipales. Ninguno de estos cuerpos deberá utilizarse como<br />
instrum<strong>en</strong>to de represión arbitraria o desproporcionada, así como tampoco para<br />
ejecutar acciones que impliqu<strong>en</strong> intolerancia política.<br />
Operativam<strong>en</strong>te, la adhesión a estos principios y valores, <strong>en</strong> la práctica debía<br />
traducirse <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes compromisos:<br />
1. Adelantar una vigorosa campaña de desarme efectivo de la población civil.<br />
2. Exhortar a los grupos parlam<strong>en</strong>tarios de opinión repres<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la Asamblea<br />
Nacional a concluir la Ley para la conformación de la Comisión de la verdad, a fin<br />
de que la misma coadyuve <strong>en</strong> el esclarecimi<strong>en</strong>to de los sucesos de Abril de 2002 y<br />
coopere con los órganos judiciales para que se establezcan las debidas<br />
responsabilidades y se sancione a los culpables.<br />
3. Asumir que la solución de la crisis del país por la vía electoral, implica acogerse al<br />
Artículo 72 de la Constitución de la República Bolivariana de V<strong>en</strong>ezuela, <strong>en</strong> el que<br />
se prevé la ev<strong>en</strong>tual celebración de refer<strong>en</strong>dos revocatorios del mandato de todos<br />
los cargos y magistraturas de elección popular que han arribado a la mitad del<br />
período para el cual fueron elegidos (Gobernadores, Alcaldes, Legisladores<br />
Regionales y Diputados a la Asamblea Nacional), o arribarán a dicha mitad <strong>en</strong> el<br />
transcurso de este año, como es el caso del Presid<strong>en</strong>te de la República conforme<br />
a la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del Tribunal Supremo de Justicia del 13 de febrero del 2003. Tales<br />
refer<strong>en</strong>dos, incluy<strong>en</strong>do los ya solicitados y los que se solicitar<strong>en</strong> <strong>en</strong> adelante, serán<br />
posibles si son formalm<strong>en</strong>te requeridos por el número exigido de electores y se<br />
aprueban por el nuevo Consejo Nacional Electoral, una vez que se establezca que<br />
se han cumplido los requisitos constitucionales y legales.<br />
4. Contar con un árbitro electoral confiable, transpar<strong>en</strong>te e imparcial, a ser designado<br />
<strong>en</strong> la forma prevista <strong>en</strong> la Constitución.<br />
5. Trabajar con los medios de comunicación públicos y privados, para promover su<br />
id<strong>en</strong>tificación con los propósitos <strong>en</strong>unciados <strong>en</strong> este docum<strong>en</strong>to y <strong>en</strong> la declaración<br />
contra la viol<strong>en</strong>cia y por la paz y la democracia, particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo que hace<br />
relación a la desactivación de la viol<strong>en</strong>cia y a su papel de informar a los<br />
ciudadanos sobre las opciones políticas, con un s<strong>en</strong>tido de equidad e<br />
imparcialidad, lo cual contribuiría significativam<strong>en</strong>te a crear el clima más apropiado<br />
para que se realic<strong>en</strong> con éxito los procesos electorales y refer<strong>en</strong>dos previstos <strong>en</strong> el<br />
Artículo 72 de la Constitución.<br />
6. Acoger el ofrecimi<strong>en</strong>to de asist<strong>en</strong>cia técnica realizado por la OEA, el C<strong>en</strong>tro Carter<br />
y las Naciones Unidas para la realización de cualquier tipo de consulta electoral,<br />
ajustándose cualquier requerimi<strong>en</strong>to al principio de la legalidad cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> la<br />
Constitución de la República. Esta asist<strong>en</strong>cia técnica podría incluir desde las<br />
13
actividades preparatorias o pre-electorales hasta las actividades propias de<br />
observación electoral.<br />
7. Aceptar que la fecha de los refer<strong>en</strong>dos revocatorios la determine el CNE, una vez<br />
cumplidos los requisitos legales y constitucionales pertin<strong>en</strong>tes, y <strong>en</strong> forma que<br />
resulte dilig<strong>en</strong>te y oportuna, conforme a la Ley Orgánica del Sufragio y<br />
Participación Política, comprometiéndonos a no proponer ni impulsar<br />
modificaciones a dicha norma.<br />
8. Reconocer el apoyo y la facilitación prestada por los repres<strong>en</strong>tantes de la OEA,<br />
particularm<strong>en</strong>te su Secretario G<strong>en</strong>eral, el C<strong>en</strong>tro Carter y el PNUD, ―que con la<br />
firma de este Acuerdo culmina constructivam<strong>en</strong>te su función‖.<br />
9. Crear un <strong>en</strong>lace perman<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> virtud de lo establecido <strong>en</strong> el apartado 7 de la<br />
Declaración contra la Viol<strong>en</strong>cia por la Paz y la <strong>Democracia</strong>, designando cada una<br />
dos repres<strong>en</strong>tantes, con el fin de abrir canales de comunicación y ejercer acciones<br />
dirigidas al cumplimi<strong>en</strong>to efectivo de los cont<strong>en</strong>idos de dicha Declaración y de este<br />
acuerdo, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do el contacto con la facilitación internacional cuando lo<br />
consider<strong>en</strong> necesario.<br />
Apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te nadie desea un quiebre democrático <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela. El gobierno se<br />
apoya <strong>en</strong> la legitimidad derivada de los votos, los sectores opositores reclaman una<br />
democracia <strong>en</strong> la que funcion<strong>en</strong> los mecanismos institucionales que permitan regular el<br />
ejercicio de un poder considerado arrogante e incompet<strong>en</strong>te. En todo caso el espacio para la<br />
negociación política se reduce y la propuesta de reforma constitucional no es sino la<br />
expresión de una voluntad que reclama para si el poder total. En un marco como este no sólo<br />
pierde todo s<strong>en</strong>tido hablar de gobernabilidad sino también de democracia.<br />
Conclusiones.<br />
Mi<strong>en</strong>tras haya democracia habrá que seguir luchando para hacer de la Asamblea<br />
Nacional una efectiva instancia de negociación política pluripartidista y ello implica<br />
participación y organización. Se debe construir un modelo alternativo al de la quinta república<br />
que contemple un diseño estratégico de país modelado a partir de articulaciones y<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros para crear riqueza y superar estructuras y prácticas g<strong>en</strong>eradoras de injusticia,<br />
inefici<strong>en</strong>cia y corrupción, aún <strong>en</strong> medio de grandes ingresos petroleros.<br />
Se impone rehacer la institucionalidad democrática y revisar el peso y espacio del<br />
Poder Ejecutivo C<strong>en</strong>tral, dada su vocación interv<strong>en</strong>tora y modeladora del funcionami<strong>en</strong>to de<br />
los diversos órganos del Poder Público; se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que establecer acuerdos, coaliciones y<br />
negociaciones <strong>en</strong>tre los difer<strong>en</strong>tes actores, fuerzas sociopolíticas, económicas y demás<br />
organizaciones que ejerc<strong>en</strong> sus acciones y presiones desde los difer<strong>en</strong>tes ámbitos de la<br />
sociedad; promover que los c<strong>en</strong>tros de saber contribuyan a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las dificultades de la<br />
gobernabilidad por medio de acciones como: la promoción de ―coaliciones de soporte‖ para<br />
apoyar al Estado <strong>en</strong> el desarrollo de determinadas políticas públicas; g<strong>en</strong>erar matrices de<br />
opinión a través del perman<strong>en</strong>te ejercicio de la crítica y la ilustración <strong>en</strong> el debate sobre los<br />
diversos problemas nacionales; exigir los espacios necesarios para el diálogo, la<br />
participación y la confianza <strong>en</strong> la búsqueda de soluciones a los problemas del país (Narváez,<br />
2002).<br />
14
T<strong>en</strong>gamos pres<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela una efectiva revolución democrática todavía se<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te y que ésta, necesariam<strong>en</strong>te, t<strong>en</strong>drá que transferir poder desde el<br />
gobierno a los ciudadanos y desde el Estado a la sociedad. Todo ello, sin duda, implica<br />
derrotar democráticam<strong>en</strong>te la vocación totalitaria de un régim<strong>en</strong> empeñado <strong>en</strong> fortalecer una<br />
institucionalidad burocrática c<strong>en</strong>tralista que <strong>en</strong> la práctica ha demostrado ser incapaz de<br />
garantizar la universalidad de los servicios, destruye la democracia y g<strong>en</strong>era estructuras de<br />
privilegios y exclusión, relegando al ciudadano a la condición de súbdito impot<strong>en</strong>te.<br />
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