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S E R I E<strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong>28Informalidad y segregaciónurbana en América Latina. UnaaproximaciónNora ClichevskyDivisión de Medio Ambiente yAsentamientos HumanosSantiago de Chile, octubre de 2000


Este documento fue prep<strong>ar</strong>ado por la señora Nora Clichevsky, en el m<strong>ar</strong>co de lasactividades del proyecto “Instrumentos y Estrategias de Gestión Urbana p<strong>ar</strong>a elDes<strong>ar</strong>rollo Sustentable en América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe”, que cuenta con el apoyofinanciero del Ministero degli Aff<strong>ar</strong>i Esteri del Gobierno de Italia y queactualmente se realiza en la División de Medio Ambiente y AsentamientosHumanos. Este proyecto forma p<strong>ar</strong>te de un conjunto de actividades que sedes<strong>ar</strong>rollan en esta División en el tema de gestión urbana, y cuyo objetivo esmejor<strong>ar</strong> las capacidades institucionales de los gobiernos nacionales y localesp<strong>ar</strong>a enfrent<strong>ar</strong> los problemas del <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> territorial en América Latina y elC<strong>ar</strong>ibe.Las opiniones expresadas en este documento, que no ha sido sometido <strong>ar</strong>evisión editorial, son de exclusiva responsabilidad de la autora y pueden nocoincidir con las de la Organización.Publicación de las Naciones UnidasLC/L.1430-PISBN: 92-1-321660-2Copyright © Naciones Unidas, octubre de 2000. Todos los derechos reservadosN° de venta: S.99.II.G.109Impreso en Naciones Unidas, Santiago de ChileLa autorización p<strong>ar</strong>a reproducir total o p<strong>ar</strong>cialmente esta obra debe solicit<strong>ar</strong>se alSecret<strong>ar</strong>io de la Junta de Publicaciones, Sede de las Naciones Unidas, Nueva York, N.Y. 10017, Estados Unidos. Los Estados miembros y sus instituciones gubernamentalespueden reproducir esta obra sin autorización previa. Sólo se les solicita que mencionenla fuente e informen a las Naciones Unidas de tal reproducción.


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28ÍndiceResumen ....................................................................................... 5I. Algunas consideraciones conceptuales ........................71. Relación sociedad-espacio urbano........................................ 72. El hábitat informal................................................................ 83. Acerca de la segregación ...................................................... 8II.Crecimiento urbano y políticas del estadop<strong>ar</strong>a el hábitat......................................................................... 111. Población urbana, desempleo y pol<strong>ar</strong>ización social ........... 112. El déficit de hábitat urbano ................................................ 12III. Hábitat informal en América Latina.................................. 151. Los tipos de informalidad................................................... 152. Aproximación a su magnitud.............................................. 16IV. Algunos elementos explicativos de la informalidadurbana ..................................................................................... 191. Las políticas del Estado...................................................... 192. La organización del mercado formal e informal................. 23V. La legalización de la informalidad .................................... 311. La regul<strong>ar</strong>ización: objetivos y enfoques............................. 312. Las soluciones: magnitudes y costos.................................. 323. Entre las normas especiales y el clientelismo..................... 334. Los programas integrales.................................................... 335. Problemas e interrogantes................................................... 343


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónVI. Hábitat informal, segregación socio espacial y sustentabilidad............................ 371. La ciudad de los años noventa .......................................................................................... 382. Localización del hábitat informal y segregación .............................................................. 393. Competencia entre nuevas inversiones y localización de pobres urbanos........................ 404. Situación dominial y segregación ..................................................................................... 405. Hábitat informal: mayor segregación o segregación o “integración” urbana? ................. 416. Segregación al interior del hábitat informal...................................................................... 427. Localización de la pobreza urbana y sustentabilidad ambiental....................................... 438. Hábitat informal y sustentabilidad económica.................................................................. 44VII. Propuestas..................................................................................................................... 451. Mejor<strong>ar</strong> las posibilidades de acceso al suelo ................................................................... 462. Regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> mejor y más ................................................................................................... 48Bibliografía ................................................................................................................................... 53Serie Medio Ambiente y Des<strong>ar</strong>rollo: Números publicados .............................................. 59Índice de cuadrosCuadro 1: Magnitud de la informalidad, por ciudades, en porcentajes de población................ 184


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28ResumenLa producción del espacio urbano realizada por las acciones einteracciones de diferentes actores públicos y privados se hamodificado sustancialmente en los últimos años, resultado de loscambios estructurales en el plano económico, social y político. Losnuevos procesos generan formas y magnitudes de la segregación, aunescasamente estudiadas, en las áreas urbanas/metropolitanashistóricamente segmentadas socioespacialmente. La ciudad posee unaconfiguración territorial más <strong>com</strong>pleja que en décadas anteriores y losagentes que la producen son múltiples, perteneciendo a los sectoresmás pol<strong>ar</strong>izados de la sociedad, pudiendo identific<strong>ar</strong>se desde lasgrandes corporaciones internacionales que <strong>com</strong>ienzan a actu<strong>ar</strong>,fundamentalmente, en los años ochenta y acentúan sus inversiones enla década del noventa, a los agentes “informales” y la población queocupa tierra y construye su propio hábitat de innumerables formas.Ello se relaciona con el crecimiento de la magnitud y tipos deinformalidad en las ciudades, producto del aumento de la desocupación,los bajos ingresos y la agudización de su histórica desigual distribución,así <strong>com</strong>o el estancamiento de la actividad económica de América Latina.La falta de perspectivas de mejoramiento en las condiciones de pobreza,sino por el contr<strong>ar</strong>io, la certeza del creciente fenómeno de pauperizaciónde los sectores <strong>medio</strong>s de la población, a quienes cada vez les resultamás difícil acceder a tierra urbana y vivienda a través del mercadoformal, coloca a la cuestión de la informalidad urbana en temaimportante a debatir y a actu<strong>ar</strong> sobre ella.5


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónEste trabajo aborda la informalidad de los sectores pobres urbanos en los paíseslatinoamericanos, algunos elementos p<strong>ar</strong>a su explicación y sus relaciones con la segregación ysustentabilidad urbanas. Finalmente se exponen indicaciones de políticas p<strong>ar</strong>a mejor<strong>ar</strong> la situacióndel hábitat de los sectores más pobres, que redund<strong>ar</strong>á, esperamos, en una menor segregación.6


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28I. Algunas consideracionesconceptuales1. Relación sociedad-espacio urbanoNo es objeto de nuestro trabajo analiz<strong>ar</strong> la relación sociedadespacio,la cual ya ha sido ampliamente debatida, pero importa coloc<strong>ar</strong>desde qué lug<strong>ar</strong> analizamos la relación entre la informalidad y lasegregación urbana. Desde los años cu<strong>ar</strong>enta, cuando muchas de lasciudades latinoamericanas <strong>com</strong>ienzan su rápido crecimiento hasta lafecha, ha cambiado, a nivel mundial y regional, la forma de interpret<strong>ar</strong>el espacio urbano (según los m<strong>ar</strong>cos conceptuales utilizados), loscuales han incidido en el análisis de la ciudad y la realización depropuestas de intervención sobre ella (Coraggio, 1975; Santos, 1977;H<strong>ar</strong>vey, 1979; Topalov, 1979).Aun coexisten formas diversas de analiz<strong>ar</strong> dicho espacio, lo quelleva a distintas concepciones sobre las intervenciones sobre él, tantodesde organismos estatales <strong>com</strong>o de los agentes privados, que poseenuna directa relación con la segregación urbana (y en p<strong>ar</strong>te con lainformalidad).La crítica a los planes (maestros, reguladores, directores, segúnla época en la cual fueron concebidos) ha dado lug<strong>ar</strong> a los intentos detrat<strong>ar</strong> a la ciudad por fragmentos (Clichevsky, 1996). Se ha pasado dela renovación urbana a la revitalización –que en relación a lainformalidad puede analiz<strong>ar</strong>se <strong>com</strong>o el desplazamiento desde las7


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónpolíticas de erradicación a las de regul<strong>ar</strong>ización–, que respondería a la lógica del capitalismo ap<strong>ar</strong>tir de la década del ochenta.Se reafirma la importancia del espacio <strong>com</strong>o poseedor de un significado y no solosimplemente <strong>com</strong>o la forma de cristalización de la sociedad sobre un territorio determinado. Elespacio <strong>com</strong>o producción social, <strong>com</strong>o relación dialéctica entre sociedad-naturaleza, poseeconnotaciones sobre las formas en las cuales los grupos sociales tienen pertenencia al mismo. Noes, pues, una dimensión vacía a lo l<strong>ar</strong>go de la cual los sectores sociales se estructuran sino queposee un papel en la constitución de los sistemas de interacción. Existe un c<strong>ar</strong>ácter interactivo entrela sociedad y espacio, constituyendo un foco central de investigación la interconexión entrerelaciones sociales y estructuras espaciales (Gregoy y Urry, 1985).El espacio es el <strong>medio</strong> a través del cual las relaciones sociales se producen y reproducen; nohay meramente divisiones sociales distribuidas en el espacio sino que la forma de la misma divisiónsocial es influenciada por el hecho de est<strong>ar</strong> localizada en el espacio (Massey, 1985). Es decir, queéste es condicionado y a su vez, condiciona (Santos, 1977).M<strong>ar</strong>k Gottdierner (1985) –exponente de la nueva sociología urbana– define relaciones socioespaciales y suministra elementos de explicación de la reestructuración metropolitana, a p<strong>ar</strong>tir de l<strong>ar</strong>eestructuración de la ciudad central y el <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> de los suburbios que se asocia a los cambiosregionales y globales del capitalismo.Esta relación entre sociedad y espacio urbano/territorio metropolitano, posee implicancias enlas formas de analiz<strong>ar</strong> e intervenir sobre el mismo, o sobre algunas manifestaciones, <strong>com</strong>o son lasegregación urbana, el hábitat informal y las políticas destinadas a su regul<strong>ar</strong>ización.2. El hábitat informalEn las ciudades/áreas metropolitanas, el hábitat ilegal/irregul<strong>ar</strong>/informal implica dos formasde transgresiones: respecto a los aspectos dominiales y al proceso de urbanización. La primera sebasa en la falta de títulos de propiedad (o contratos de alquiler); la segunda, en el incumplimiento delas normas de construcción de la ciudad. Cada una de ellas se concretan en diferentes tipos deinformalidad, en los cuales intervienen distintos agentes y que definen formas distintas desegregación urbana.Aunque algunos autores diferencian ilegalidad de irregul<strong>ar</strong>idad e informalidad (Calderón,1999), a lo l<strong>ar</strong>go de este trabajo los usamos <strong>com</strong>o sinónimos (CEPAL, 1996b), diferenciándolos aldescribir los tipos de informalidad donde habitan los sectores pobres urbanos. Si bien existe lainformalidad (que se concreta en ocupaciones y construcciones ilegales) de los sectores <strong>medio</strong>s yaltos, no es objeto de este trabajo. Es de señal<strong>ar</strong> que la irregul<strong>ar</strong>idad de estos sectores en laconstrucción de la ciudad es bastante fácil de legaliz<strong>ar</strong> a través del pago de una cuantía nodespreciable de dinero a las autoridades, municipales o provinciales, enc<strong>ar</strong>gadas de realiz<strong>ar</strong> laaprobación legal tanto de la construcción de la vivienda, <strong>com</strong>ercio o industrias, <strong>com</strong>o lahabilitación neces<strong>ar</strong>ia p<strong>ar</strong>a el inicio de una actividad productiva.3. Acerca de la segregaciónLa segregación residencial significa distanciamiento y sep<strong>ar</strong>ación de grupos de población deuna <strong>com</strong>unidad; puede concret<strong>ar</strong>se en segregación localizada –o socio-espacial– (cuando un sectoro grupo social se halla concentrado en una zona específica de la ciudad, conformando áreassocialmente homogéneas) o excluyente (ausencia de integración de grupos sociales en espacios<strong>com</strong>unes a v<strong>ar</strong>ios grupos). No existe segregación en sentido estricto cuando habiendo8


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximacióncondiciones de habitabilidad). Por otra p<strong>ar</strong>te, escasamente se incorporan a las mediciones desegregación v<strong>ar</strong>iables respecto a <strong>ambiente</strong>; por ejemplo, localización en áreas de riesgo natural,aumentado por la antropización del mismo. Solo se los toma indirectamente, cuando se miden lascondiciones de habitabilidad, que incorpora población servida o no con agua y alcant<strong>ar</strong>illado.Se halla en discusión, asimismo, cómo cuantific<strong>ar</strong> la segregación entre dos áreas contiguas:puede ser según las diferencias existentes entre el ingreso pro<strong>medio</strong> de los mismos. Hay aunproblemas operacionales no resueltos. Con las mediciones tradicionales se mide solo p<strong>ar</strong>te de lasegregación, que es muy <strong>com</strong>pleja en relación a las tan diferentes formas de informalidad y ladinámica de las mismas.En cuanto a las consecuencias de la segregación, la misma es evaluada negativamente, entreotras cuestiones, por las deseconomías urbanas que genera; las dificultades p<strong>ar</strong>a el funcionamientode la ciudad; la reproducción de la pobreza y las desigualdades, asociadas a violencia urbana,deserción escol<strong>ar</strong>, drogadicción, fecundidad temprana, etc.. En un contexto descentralizado, y enespecial metropolitano, produce desigualdades de recursos, entre los municipios donde habita lapoblación de mayores ingresos y aquellos habitados por los sectores pobres.10


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28II. Crecimiento urbano y políticasdel estado p<strong>ar</strong>a el hábitat1. Población urbana, desempleo ypol<strong>ar</strong>ización socialEn las ciudades/áreas metropolitanas latinoamericanasactualmente habitan 351 millones de personas. La población urbana querepresentaba el 57,2% del total en 1970, alcanza en 1995 el 73.4%, ylleg<strong>ar</strong>ía a 85% en el 2025 (CEPAL, 1995). Las v<strong>ar</strong>iaciones sonconsiderables a nivel subregional, nacional y local, tanto en tasas decrecimiento urbano <strong>com</strong>o en niveles de urbanización, debido adiferencias en las condiciones económicas, sociales, políticas y físicas.El proceso de urbanización fue muy intenso en algunos países desde ladécada del cu<strong>ar</strong>enta, mientras que en otros sólo se ha dado a p<strong>ar</strong>tir de losaños setenta (Clichevsky, 1990). La urbanización y la extensión espacialde las grandes aglomeraciones han continuado a un ritmo sostenidodurante la ultima década, con tasas de crecimiento superiores al periodo1965-1980 en los países más pobres. Y si bien se ha producido undescenso importante del ritmo de crecimiento de la población, en lasúltimas dos décadas el proceso anual de aumento de los hog<strong>ar</strong>es se hamantenido en un nivel alto y en v<strong>ar</strong>ios países se ha acelerado debido aldecrecimiento del tamaño de los hog<strong>ar</strong>es (CEPAL, 1996b).11


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónUna considerable magnitud de población urbana vive en condiciones de pobreza e indigenciay en la mayoría de los países la proporción de hog<strong>ar</strong>es pobres es aún más alta que en los añossetenta. La población pobre urbana ha pasado de 63 millones en 1980 a 122 millones en 1990; p<strong>ar</strong>auna importante cantidad de la misma, las mejoras alcanzadas hasta mediados de la década delnoventa no <strong>com</strong>pens<strong>ar</strong>on la caída del ingreso ocurrida durante los procesos de ajuste yreestructuración de la economía y el punto de inflexión de 1995, debido a la crisis méxicana y lanueva crisis financiera internacional desde 1997 que repercutió en las economías de la región enforma intensa. En dicho año, la expansión del PIB fue del 5.4%, uno de los niveles más altos de losúltimos 25 años bajando a 2.3% en 1998, debido en p<strong>ar</strong>te también a v<strong>ar</strong>ios desastres naturales. Enla primera mitad de 1999, casi todos los países de América Latina registr<strong>ar</strong>on una acentuadadesaceleración del ritmo de crecimiento económico o abiertamente una recesión (CEPAL, 1999).La tasa media de desempleo aumentó de 7.5% en la primera mitad de 1998 a 8.5% en elmismo período de 1999, la tasa más alta de los últimos 15 años. Esto es producto de una limitadageneración de empleo y un fuerte dinamismo de la oferta laboral, debido al aumento de la tasaglobal de p<strong>ar</strong>ticipación. El desempleo, circunscripto inicialmente a la mano de obra menos calificada,fue ab<strong>ar</strong>cando a personas con mayor nivel de calificación y ha afectado en especial a jóvenes ymujeres y en las familias pobres, la desocupación afecta a más de un integrante en capacidad detrabaj<strong>ar</strong> (OIT, 1999). Cabe señal<strong>ar</strong> que el ciclo económico recesivo de 1998-1999 ha afectado mása Sudamérica que a México, Centroamérica y muchas zonas del C<strong>ar</strong>ibe.Se ha modificado también el nivel y la estructura del empleo, aumentando el informal en4.5% en el año 1998, mientras que sus ingresos <strong>medio</strong>s se han reducido en el mismo año enaproximadamente un 3%, resultado de la mayor <strong>com</strong>petencia de este grupo de trabajadores porobtener un ingreso.El poder adquisitivo de los sal<strong>ar</strong>ios mínimos se redujo drásticamente en los años ochenta. Sibien el mismo ha mejorado en la década pasada, en la mayoría de los países su nivel es todavía bajocon relación a 1980, a su poder de <strong>com</strong>pra de canastas básicas y a los sal<strong>ar</strong>ios de la industria o delsector moderno privado (OIT,1999). La informalización ha estado a<strong>com</strong>pañada por un proceso deprec<strong>ar</strong>ización derivado del uso creciente de contratos temporales introducidos por las reformaslaborales <strong>com</strong>o instrumento de flexibilización y por la expansión de trabajadores sin contratos. EnArgentina, hacia 1997 alrededor del 35% de los asal<strong>ar</strong>iados estaba en esas condiciones, el 30% enChile, el 39% en Colombia y el 74% en Perú.Por otro lado, la pol<strong>ar</strong>ización se ha acrecentado a causa de la distribución del ingreso que eshoy más concentrada e inequitativa que a fines de los años setenta. La heterogeneidad de la pobrezaentre países de la región es significativa, pues mientras que en Argentina era de 13% en 1997, enHonduras llegaba al 67% de la población urbana en igual año. El pro<strong>medio</strong> de América Latina erade 30% y la población urbana indigente sumaba el 10% (CEPAL, 1999).2. El déficit de hábitat urbanoEl crecimiento urbano incrementó notoriamente la demanda de hábitat, al mismo tiempo queaument<strong>ar</strong>on las c<strong>ar</strong>encias. El déficit nacional acumulado de vivienda afecta a un tercio de loshog<strong>ar</strong>es de América Latina (CEPAL, 1995). Alrededor de 25 millones de viviendas no poseen agua12


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28potable, y un tercio del p<strong>ar</strong>que habitacional urbano no dispone de un sistema cloacal mínimamenteaceptable. Estas falencias se agudizan a medida que crece la cantidad de hog<strong>ar</strong>es. 1P<strong>ar</strong>a evit<strong>ar</strong> una agudización del déficit actual de vivienda h<strong>ar</strong>ía falta construir anualmenteentre dos y tres millones de unidades. Según los últimos censos nacionales, las viviendas que seestiman irrecuperables son 12.5 millones (incluye habitaciones altamente deterioradas y hacinadasen los centros de las ciudades, viviendas improvisadas o provisorias, en diferentes tipos deinformalidad). En pro<strong>medio</strong> representa más de 15% del p<strong>ar</strong>que y, p<strong>ar</strong>a algunos países <strong>com</strong>o ElSalvador o Nic<strong>ar</strong>agua, más de 30%. Las viviendas recuperables –con muros, pisos o techos demateriales potencialmente aceptables, pero que deben mejor<strong>ar</strong>se sustancialmente– son casi 21millones. Los porcentajes de las viviendas recuperables oscilan, entre menos de 12% en Chile yCuba y cerca de 30% del total en Perú, República Dominicana, Brasil, Guatemala y Honduras(Clichevsky, 1999b).Pero las políticas habitacionales de la región no se muestran proclives a instrument<strong>ar</strong>programas de mejoramiento habitacional. Es que la disminución de inversión en construcción deviviendas, c<strong>ar</strong>acterística de los años ochenta, aún continúa en muchos países. La m<strong>ar</strong>cada inequidadde la distribución del ingreso en la región y el alto costo de las unidades dejan fuera del mercadohabitacional una gran proporción de los hog<strong>ar</strong>es. La tasa de crecimiento de la vivienda generadapor el sector informal es igual o superior en v<strong>ar</strong>ios países y áreas urbanas a la tasa de crecimientode las viviendas convencionales. En Bolivia, por ejemplo, se estima que entre 45% y 55% de lasviviendas urbanas producidas anualmente –cerca de 11 000 unidades– son construidas por el sectorinformal. En Perú, el ritmo de crecimiento de las viviendas informales durante el períodointercensal 1981-1993 superó 11 veces el ritmo pro<strong>medio</strong> del total del p<strong>ar</strong>que habitacional. EnMéxico, durante el período 1980-1990, el 57% de las nuevas viviendas construidas fueronlevantadas al m<strong>ar</strong>gen del financiamiento institucional, por pobladores no asal<strong>ar</strong>iados de bajosingresos (CEPAL, 1996b). La población pobre tampoco tiene posibilidades de acceder al mercadolegal de suelo, <strong>com</strong>o se muestra en el Capítulo III.Se han elaborado diferentes interpretaciones acerca de la informalidad del hábitat urbano,desde las que suponían la transitoriedad del fenómeno, explicando su origen <strong>com</strong>o un desajustetemporal provocado por las migraciones, que sería superado por la dinámica del sector moderno,hasta otros que sostenían que la informalidad urbana era expresión permanente del funcionamientode la sociedad capitalista dependiente. Esta última corriente de pensamiento tuvo escasa o nulainfluencia en las políticas públicas que se implement<strong>ar</strong>on (CEPAL, 1990). Se continuó atendiendoa la manifestación espacial de la pobreza (y no se actuó sobre sus causas) y el supuesto de latransitoriedad del fenómeno definió que las acciones se centr<strong>ar</strong>an en la provisión de solucioneshabitacionales de bajo costo, pero sólo proporcion<strong>ar</strong>on viviendas –y en cantidades mucho menoresque las necesidades– con el agravante que las filtraciones han distorsionado el propósito de atendera los más pobres. Las mismas cumplirían un papel importante en la lucha antipobreza en el <strong>medio</strong>urbano, pero la historia socioeconómica y demográfica de la región demostró la falsedad de dichosupuesto.Los gobiernos no consider<strong>ar</strong>on la posibilidad de brind<strong>ar</strong> crédito p<strong>ar</strong>a suelo y materiales deconstrucción; por el contr<strong>ar</strong>io, implementaban normas restrictivas p<strong>ar</strong>a la producción de tierraurbana al mismo tiempo que los códigos de edificación se hacían más estrictos. Los agentes delmercado de tierras definían los productos y precios a ofert<strong>ar</strong>, imposibilitando a una gran cantidadde población de acceder a él de manera formal (Clichevsky, 1999b). La crítica al modelo de1La demanda de viviendas se expandirá significativamente en los próximos años, dada la tendencia de la población a constituirfamilias cada vez más reducidas y <strong>com</strong>plejas, debido al descenso de la fecundidad que ha reducido el tamaño <strong>medio</strong> de los hog<strong>ar</strong>es.Este cambio demográfico repercute en la estructura de las necesidades habitacionales, pues se necesit<strong>ar</strong>án más cantidad de viviendasde menor superficie.13


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónpolíticas públicas p<strong>ar</strong>a el hábitat, desde los años ochenta, dio lug<strong>ar</strong> a programas alternativos, dondeel concepto de "solución habitacional" designaba a una amplia gama de ofertas de servicios quepodía ofrecer el Estado. Entre ellos, la erradicación de población desde asentamientos y tugurios aconjuntos de vivienda <strong>com</strong>enzó a reemplaz<strong>ar</strong>se por la de regul<strong>ar</strong>ización.14


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28III. Hábitat informal en AméricaLatina1. Los tipos de informalidadLos principales tipos de informalidad urbana en AméricaLatina, son los siguientes:a. Desde el punto de vista dominial: ocupación de tierrapública o privada en "villa", favela, callampa, b<strong>ar</strong>riada; asentamiento,toma; ocupación de lote individual; loteos clandestinos o "piratas";loteos irregul<strong>ar</strong>es; propiedad horizontal aplicada a la tierra urbana;venta de lotes rurales, <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>tes indivisas; "casas tomadas";"equipamientos tomados"; hoteles –pensiones, corticos, tugurios, casasde vecindad, conventillos; ocupación de áreas públicas (plazas, etc.);propiedad de origen social (ejidos o <strong>com</strong>unidades indígenas)incorporada al área urbana por <strong>medio</strong> de ventas ilegales; cooperativasagrícolas transformadas en “urbanas”. Es decir, que se trata tanto deocupaciones directas que realiza la población a través del mercadoinformal del suelo y la vivienda, algunas de ellas de muy <strong>com</strong>plejaforma de producción.En la ocupación directa por p<strong>ar</strong>te de la población, se diferencianlos asentamientos, o tomas, de las "villas", callampas y favelas, porquelos primeros son organizados, con asesoramiento técnico de ONGs;poseen un trazado regul<strong>ar</strong> de terreno y se des<strong>ar</strong>rollan con un patrón15


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónurbano simil<strong>ar</strong> a los b<strong>ar</strong>rios de loteos legales. Los segundos generalmente no poseen organizaciónprevia; <strong>com</strong>ienzan por una o v<strong>ar</strong>ias familias, a las cuales se van agregando, a lo l<strong>ar</strong>go de un tiempomás o menos l<strong>ar</strong>go, otras, hasta configur<strong>ar</strong> algunas de más de 50 000 habitantes.Los loteos irregul<strong>ar</strong>es son aquellos que fueron vendidos cuando aún les faltaba alguna de lascondiciones que indica la legislación vigente, mientras que loteos clandestinos o "piratas" son losque nunca se han presentado ante las autoridades, p<strong>ar</strong>a su aprobación y solo podrán ser legales através de normas especiales. También se ha vendido <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>te indivisa tierra rural que, por sulocalización, no puede convertirse en urbana; y lotes con menor superficie de lo permitido p<strong>ar</strong>asubdivisión de tierra, utilizando legislación sobre propiedad horizontal, que es exclusivamente p<strong>ar</strong>aconstrucciones.Las "casas tomadas" son predios abandonados por sus dueños o porque fueron expropiadosp<strong>ar</strong>a realiz<strong>ar</strong> obras públicas que no fueron concretadas, ocupadas directamente por población pobreo a través de algunos agentes que ofician de “promotores”.Existen situaciones en las cuales la tierra es legal pero la construcción es "informal" o ilegal, esdecir, sin las normas que los códigos de construcción establecen. En otros casos, se han ocupadoilegalmente terrenos, pero los habitantes son dueños de una vivienda legal, a través, por ejemplo, de la<strong>com</strong>pra de una "prefabricada", <strong>com</strong>ún en algunos de nuestros países.b. Desde el punto de vista de la urbanización: Ocupación de tierras sin condiciones urbanoambientalesp<strong>ar</strong>a ser usadas <strong>com</strong>o residenciales: inundables; contaminadas; cercanas a hornos deladrillos y basurales clandestinos; sin infraestructura; con dificultosa accesibilidad al transportepúblico, centros de empleo (aunque ello esté relativizado por los cambios producidos en la estructuraeconómica), educación prim<strong>ar</strong>ia, servicios prim<strong>ar</strong>ios de salud. Construcción de viviendas por fuera dela normativa existente. Densidades extremas (tanto altas, que significan gran hacinamiento depersonas y hog<strong>ar</strong>es; <strong>com</strong>o muy bajas, lo cual tiene relación con los altos costos de infraestructura y lamenor accesibilidad).2. Aproximación a su magnitudExiste dificultad en determin<strong>ar</strong> la magnitud de la informalidad según tipos, pues los censosno los registran <strong>com</strong>o unidad de análisis; por las c<strong>ar</strong>acterísticas mismas de la informalidad (cómocuantific<strong>ar</strong> los loteos clandestinos, por ejemplo); porque desde la investigación urbana, sólo se hanrealizado estudios "de caso" (Manzanal y Clichevsky, 1988; Herzer y Clichevsky, 1992). Lapoblación involucrada no se refiere siempre a universos <strong>com</strong>p<strong>ar</strong>ables, ya que p<strong>ar</strong>a algunas ciudadesla información hallada incluye todo el hábitat popul<strong>ar</strong> (inquilinato central y asentamientoirregul<strong>ar</strong>es) y p<strong>ar</strong>a otras los asentamientos de un solo tipo (<strong>com</strong>o las favelas o villas).El crecimiento de población que ocupa alguna forma de hábitat informal con respecto al totalde habitantes de cada ciudad ha sido importante en las últimas décadas en las ciudadeslatinoamericanas. Algunos datos ejemplifican la situación. En C<strong>ar</strong>acas aumentó del 20% en losaños cincuenta y sesenta al 35% y 50%, en los años setenta y noventa, respectivamente. En Lima hapasado del 15% en los años cincuenta, al 35% en la década del setenta; estimaciones recientes dancuenta que más del 40% (Riofrío, 1999) o del 50% (Mello Bueno, 1999) de la población vive enhábitat informal. En Bogotá, la producción de loteos clandestinos data de los años cincuenta; en losaños setenta habitaban en ellos el 54% de la población; en la ultima década la población viviendoen algún tipo de informalidad ha llegado al 59% (Clichevsky, 1991; Mello Bueno, 1999). En Méxicorepresenta el 40%.En algunas ciudades, <strong>com</strong>o en San José de Costa Rica y San Salvador en los años ochenta,predominaban los inquilinatos centrales. En ésta última, en 1975 el 58% de la población habitaba16


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28en los llamados "mesones" o vecindades (Lungo, 1996); esta situación cambió a raíz del conflictobélico y del sismo de 1986; las viviendas en mesones bajó al 8.6% al final de dicho año,aumentando el mercado ilegal de tierra y el allegamiento de hog<strong>ar</strong>es, <strong>com</strong>o en Chile (FUNDASAL,1993).En el Area Metropolitana Buenos Aires (AMBA), la población viviendo en diversos tipos deinformalidad (exceptuando las viviendas construidas por fuera de las normas, sobre terreno propio,pues son imposibles de cuantific<strong>ar</strong> con los instrumentos disponibles) ha aumentado del 3%aproximadamente en la década del sesenta a algo más del 10% en la actualidad. En la ciudad deBuenos Aires 80 000 personas habitaban en villas en 1993 (Comisión Municipal de la Vivienda–CMV–, 1998), mientras que en 1991 los "villeros" eran 50 058 habitantes. Se estima en 145 000la población habitando en inquilinatos y hoteles-pensión y en 150 000 los que ocupan inmuebles,en más de diez mil propiedades. En los 24 Municipios del Area Metropolitana de Buenos Aires, lasorganizaciones sociales indican que la población viviendo en aproximadamente 140 asentamientoses de 250 000 habitantes. A esta población hay que sum<strong>ar</strong>le la que no tiene regul<strong>ar</strong>izada susituación dominial (por <strong>com</strong>pra de lotes a mensualidades, de manera legal o clandestina) y lapoblación de las villas; se calcula que hay más de <strong>medio</strong> millón de personas que viven en estascondiciones (Clichevsky, 1999a).En Brasil se dan diferentes situaciones. En Río de Janeiro, Belo Horizonte, San Pablo,Salvador y Fortaleza la población viviendo sólo en favela representa entre el 20% y el 22%mientras que en Recife el 46% (Mello Bueno, 1999). En Santos, el 12% de la población vive encorticos. En San Pablo, el loteamiento ilegal fue la principal alternativa de acceso al suelo; en 1980oscilaban entre 3 560 y 5 000, según diversas fuentes, y su población entre 2,5 y 4 millones depersonas: alrededor del 50% de la población de la ciudad. En 1990, en 2 600 loteos vivían 2,4millones de personas, dado que se habían producido procesos de regul<strong>ar</strong>ización (M<strong>ar</strong>icato, 1996).Existe relación directa entre disminución de lotes ilegales y aumento de favelas; mientras que latasa de crecimiento de la población entre 1980 y 1991 es de 1.04%, la de la población viviendo envilla es de 6.17% (Labhab/FAU–USP, 1999).En Quito, aproximadamente el 50% de los asentamientos son ilegales. El número y tamañode este tipo de b<strong>ar</strong>rios fue aumentando rápidamente: mientras en 1981 existían 87 asentamientos dehecho, instalados en 2 498 Ha, en 1985, eran 134 (4 575 Ha); en 1991, 202 (3 979 Ha) y en 1992,había 214 (4 035 Ha.); la ocupación se realiza a través de invasiones y lotizaciones informales; o através de cooperativas de vivienda o agrícolas, éstas últimas ilegalmente transformadas en urbanas(Clichevsky, 1998c). P<strong>ar</strong>a Guatemala y Managua no existe información reciente, pero en la primerade ellas el <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> de los asentamientos periféricos p<strong>ar</strong>ece haber <strong>com</strong>enzado ya en los añoscu<strong>ar</strong>enta, mientras que en la segunda, con el sismo de 1972 y las grandes migraciones, hanaumentado considerablemente los asentamientos irregul<strong>ar</strong>es.17


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónCUADRO 1MAGNITUD DE LA INFORMALIDAD, POR CIUDADES,EN PORCENTAJES DE POBLACIÓNCIUDAD% de población viviendo eninformalidadBogotá 59Belo Horizonte20 (solo en favela)Buenos Aires 10C<strong>ar</strong>acas 50Fortaleza21 (solo en favela)Lima 40México 40Quito 50Recife 46Río de Janeiro20 (solo en favela)Salvador21 (solo en favela)San Pablo22 (solo en favela)San Salvador35,5 (solo en mesones)Santos12 (solo en corticos)Fuente: Clichevsky, 1999b.18


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28IV. Algunos elementos explicativosde la informalidad urbanaLa situación de informalidad urbana se explica: i) por lascondiciones macroeconómicas, <strong>com</strong>o la falta de empleo, la bajasal<strong>ar</strong>ial y el consecuente empobrecimiento de la población; y ii) laspolíticas del Estado y el funcionamiento de los mercados de tierraurbana –aspectos sobre los que centramos nuestra atención– yvivienda.1. Las políticas del Estado1.1. Antecedentes constitucionalesLas constituciones latinoamericanas definen la tierra de distintasmaneras: desde la función social de la misma hasta el derecho absolutode la propiedad privada sobre ella. Estas distinciones han m<strong>ar</strong>cado,p<strong>ar</strong>cialmente, las distintas políticas específicas sobre el mercado delsuelo y sus formas de implementación. Colombia es uno de los paísesde la Región que posee los avances más importantes, conjuntamentecon Brasil; desde los años 30 el derecho de propiedad sobre la tierrano es absoluto e implica deberes, p<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>mente de orden social. En1991 se promulgó una nueva Constitución p<strong>ar</strong>a Colombia, en la que sereiteró este principio, e incluso se abrieron posibilidades <strong>com</strong>o la deexpropi<strong>ar</strong> por la "vía administrativa" y, en situaciones excepcionales, sinindemnización (J<strong>ar</strong>amillo, 1996).19


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónLa Constitución que Brasil sancionó en 1988 estableció la función social, define el impuestoprogresivo, a través del cual el municipio puede exigir al propiet<strong>ar</strong>io de suelo no edificado osubutilizado, el p<strong>ar</strong>celamiento o edificación <strong>com</strong>pulsoria (este impuesto puede lleg<strong>ar</strong> hasta laexpropiación) y el usucapión urbano, que contempla la adquisición del derecho de propiedad dequienes detentan la posesión de la tierra durante un lapso ininterrumpido de cinco años, sin haberoposición del propiet<strong>ar</strong>io a dicha posesión. El usucapión ya estaba contemplado en el Código Civilbrasileño, <strong>com</strong>o en el de muchos otros países latinoamericanos, pero con un plazo de 20 años deocupación ininterrumpida (Clichevsky, 1991). En Perú, la Constitución de 1979 incorpora elconcepto de función social. En Venezuela el régimen de propiedad está sometido a contribuciones,restricciones y obligaciones, en virtud de su función social con fines de utilidad o de interésgeneral, lo cual se establece en diferentes instrumentos legales.En otros países, las constituciones no contemplan la función social de la propiedad nidefinen aspectos vinculados a la misma, <strong>com</strong>o en El Salvador (Lungo, 1996). En México, en el año1976 se introdujeron una serie de reformas que significan un retroceso respecto a la Constituciónanterior. En Argentina, la reforma constitucional de 1994 no ha incorporado ningún elemento sobresuelo urbano y su función social. La Constitución de Chile de 1980 reafirma cl<strong>ar</strong>amente lainstitución de la propiedad privada.1.2. Políticas de regulación hacia el mercado de tierrasLas políticas estatales sobre regulación del mercado privado del suelo (producción y<strong>com</strong>ercialización de tierra legal y restricción del mercado ilegal) implementadas desde los añoscu<strong>ar</strong>enta influyeron decisivamente en el acceso de la población a los mercados de tierra y viviendaasí <strong>com</strong>o en la configuración actual de las ciudades, en los problemas que enfrentan y los tipos deinformalidad. Esas políticas no implic<strong>ar</strong>on una intervención significativa en la "producción" y nofavorecieron el acceso a la tierra de los sectores sociales de menores ingresos. Muchas vecesbrind<strong>ar</strong>on –y brindan actualmente– apoyo a los sectores más concentrados del capital inmobili<strong>ar</strong>ioy financiero.Las normas: su elaboración e implementaciónDurante los rápidos procesos de urbanización de América Latina, sólo unas pocas de sus másimportantes ciudades poseía instrumentos de planificación urbana y las escasas propuestas sobre latierra se elaboraban desconociendo el funcionamiento del mercado legal y de las formas ilegales,tanto en los aspectos de la "producción" (subdivisión, superficie, infraestructura y equipamientomínimo, localización) <strong>com</strong>o de la <strong>com</strong>ercialización (Clichevsky, 1990).Por otra p<strong>ar</strong>te, son ya muy conocidos los impactos sobre la segregación urbana que hantenido los planes urbanos tradicionales, en los casos de existir, o la sola reglamentación sobrezonificación, al definir dónde localiz<strong>ar</strong> cada actividad, y dividir el uso residencial, segúndimensiones de lotes, calidad y morfología de las construcciones, entre otras, lo cual definió,históricamente, dónde se debían localiz<strong>ar</strong> cada uno de los sectores sociales (y dejando fuera delmercado a los sectores pobres, en especial en aquellas ciudades donde no existía un submercadoespecial p<strong>ar</strong>a los mismos).Es interesante resalt<strong>ar</strong> que países que poseen distintos regímenes constitucionales, y que losgobiernan p<strong>ar</strong>tidos políticos con diferentes objetivos generales, no poseen instrumentos muydiferentes sobre el mercado de la tierra. Existe una homogeneización de los instrumentos, y unadiferenciación en la gestión de los mismos (Clichevsky, 1998a). Los procesos de descentralizaciónque han <strong>com</strong>enzado en la década del ochenta, incluso en los países centralizados, no hansignificado aun un cambio en la legislación sobre regulación del mercado de tierras; sin emb<strong>ar</strong>go,20


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28los procesos de descentralización hacia los gobiernos locales son muy recientes <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>a podertener conclusiones al respecto.La redemocratización de una cantidad importante de gobiernos latinoamericanos desde losaños ochenta, implica que las políticas deben ser aprobadas en la instancia legislativa, en donde la<strong>ar</strong>ticulación de intereses, el clientelismo y hasta la corrupción han definido, en p<strong>ar</strong>te, las mismas.Los p<strong>ar</strong>adigmas sobre planificación han influido en la elaboración de las normas; en muchos casos,los planificadores tradicionales todavía son continuadores del urbanismo moderno de los añostreinta, cuyas aplicaciones sólo sirven a una p<strong>ar</strong>te de la ciudad latinoamericana –la legal–; lapoblación que no puede acceder a ella queda fuera de toda norma. Las acciones de los técnicos sereflejan en un hacer p<strong>ar</strong>a una porción de la misma, salvo cuando se definen "normas especiales"p<strong>ar</strong>a los sectores popul<strong>ar</strong>es y no se visualiza la ciudad <strong>com</strong>o totalidad.Las acciones estatales poseen contradicciones; por un lado, técnicos elaboran normas queintentan regul<strong>ar</strong> el mercado "formal" y, a veces, regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> el “informal”; por otro, un nivelpolítico que a veces acepta y aprueba dichas normas. Y, por último, una implementación deficiente,debido a presiones de grupos de poder, a la escasa organización de la población interesada o a la faltade transp<strong>ar</strong>encia con la que actúa la administración, múltiples formas de excepción, "interpretacionesespeciales” a la legislación, etc. (Clichevsky, 1996). Existen conflictos entre diferentes p<strong>ar</strong>tidospolíticos en los distintos niveles de gobierno e, incluso, dentro de los propios p<strong>ar</strong>tidos, dondepueden coexistir concepciones diferentes con relación a la política urbana p<strong>ar</strong>a los sectores socialesmás pobres. Ello ha ocurrido, por ejemplo, en la Argentina, donde en la provincia más importantedel país –Buenos Aires– el gobernador que asumió en 1991 cambió todo el rumbo de las políticassociales urbanas implementadas entre 1987 y 1991 por el anterior gobernador, perteneciente a sumismo p<strong>ar</strong>tido.Desde la década pasada, los cambios que han sufrido las acciones del Estado obedecen, porun lado, a la necesidad de integr<strong>ar</strong> sectores de bajos ingresos al mercado "formal", en el m<strong>ar</strong>co delajuste, la crisis fiscal y el empobrecimiento de importantes sectores de la sociedad, y, por otro,posibilit<strong>ar</strong> y/o facilit<strong>ar</strong> las grandes inversiones en la ciudad. Muchas de las políticas aprobadas sonconfusas, dificultando su entendimiento p<strong>ar</strong>a la mayoría de la población. Un caso límite loconstituye el Código de Planeamiento de la ciudad de Buenos Aires, que es tan <strong>com</strong>plejo queexiste, en la Secret<strong>ar</strong>ía de Planeamiento local, una Dirección de Interpretación de Código.Pobreza y políticas sobre la “producción” de tierraLas políticas más o menos exigentes implementadas desde hace v<strong>ar</strong>ias décadas, según losdistintos países de la región, sobre la calidad urbana que debe tener la tierra que se “produce”,tienen implicancias diferentes p<strong>ar</strong>a el funcionamiento del mercado y p<strong>ar</strong>a los sectores pobres, enp<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>. Mientras que en Perú y Brasil, entre otros países, la ilegalidad del suelo fuehistóricamente muy alta, en Argentina era mínimo (Clichevsky, 1975; 1991).En Bogotá, Colombia, una ley controla las urbanizaciones “piratas” desde 1968, lograndoreducir las mismas; en 1979 se flexibiliz<strong>ar</strong>on las normas y el Estado ha permitido los loteos ilegales(aun cuando aun exista un cuerpo legal prohibiéndolos). Uno de los instrumentos más importanteselaborados a fines de los años ochenta es la Ley Nº 9/89, de Reforma Urbana de Colombia, queotorga al municipio autonomía sobre la regulación del mercado de suelo, p<strong>ar</strong>a favorecer a lossectores de menores recursos. Instrumenta bancos de tierras, la extinción del dominio sobreaquellos inmuebles que no cumplen una función social y establece los instrumentos financierosp<strong>ar</strong>a la reforma urbana. Pero su implementación aun es mínima.Chile estableció en los años ochenta condiciones irrestrictas p<strong>ar</strong>a el mercado del suelourbano y limitó las acciones directas del Estado, así <strong>com</strong>o las regulaciones a la propiedad privadacuando se consider<strong>ar</strong>on trabas p<strong>ar</strong>a la total mercantilización del suelo. Se extendieron los "límites21


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónurbanos" y, por lo tanto, se legalizó la incorporación de tierras aún agrícolas, situadas en laperiferia de las ciudades; se permitió así la especulación de las grandes empresas inmobili<strong>ar</strong>ias quepodían <strong>com</strong>pr<strong>ar</strong> dichas tierras y mantenerlas hasta su "adecuada" valorización o hasta quedecidieran la construcción de grandes conjuntos. Asimismo, se flexibiliz<strong>ar</strong>on las normas dezonificación.La Ley de Asentamientos Humanos de 1976 de México surge en un momento de conflictosmotivados por la situación de la tierra ejidal; aunque su objetivo es la regulación del mercado, nose establecen mecanismos concretos p<strong>ar</strong>a ello ni se ha modificado el cuerpo jurídico p<strong>ar</strong>a poderintervenir sobre la propiedad privada, con el propósito de mejor<strong>ar</strong> el acceso al mismo de lossectores de bajos ingresos sino que se apoya a los sectores inmobili<strong>ar</strong>ios más concentrados(Schteing<strong>ar</strong>t, 1993).Venezuela fija el límite urbano y usos de la tierra a través de la zonificación, incidiendoexclusivamente sobre aspectos físicos. En Bolivia no existe una política nacional y municipalcoherente y definida sobre uso del suelo, pues posee reducida prioridad por p<strong>ar</strong>te de las autoridadesnacionales de las últimas décadas; a p<strong>ar</strong>tir de 1972 se implementan planes reguladores, peroninguno considera la real situación del mercado de tierras ni se definen instrumentos p<strong>ar</strong>a suregulación. Un inicial Proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial, tampoco considera lasp<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>idades locales ni el acceso a la tierra a los sectores pobres (Vic<strong>ar</strong>io, 1993).En 1969 se establece en Guayaquil la ordenanza que determina regulaciones sobre laproducción de infraestructura en los loteos, enc<strong>ar</strong>eciendo la tierra destinada a la población de bajosingresos. En Brasil la grave situación urbana/metropolitana de los años setenta conduce, en 1979, ala aprobación de la Ley 6 766, que define, entre otras restricciones, superficies mínimas de los lotesp<strong>ar</strong>a la población en general –300 m 2 – y p<strong>ar</strong>a los "sectores popul<strong>ar</strong>es" en especial –125 m 2 –.En Argentina, las provincias legislan de manera asistemática, respondiendo muchas veces anecesidades urgentes. Por ejemplo, se prohiben loteos en áreas inundables luego de que se produceuna gran inundación (Clichevsky, 1975). Es de hacer not<strong>ar</strong> el poder que ejercieron los propiet<strong>ar</strong>iosdel suelo en la periferia de Buenos Aires p<strong>ar</strong>a retras<strong>ar</strong> e incluso frustr<strong>ar</strong> v<strong>ar</strong>ios intentosgubernamentales por reglament<strong>ar</strong> sus actividades. Hasta los años setenta, las políticas sobre laproducción del suelo urbano ejercían mínimas restricciones; la tierra que se incorporaba a lasciudades c<strong>ar</strong>ecía de infraestructura básica y equipamientos colectivos y una gran cantidad erapasible de inund<strong>ar</strong>se. La situación cambió sustancialmente a p<strong>ar</strong>tir de 1977, año en que el gobiernomilit<strong>ar</strong> de la Provincia de Buenos Aires implementa el Decreto-Ley 8 912, prohibiendo loteos sininfraestructura.En otros países, recién en la década pasada se obliga a fraccion<strong>ar</strong> tierra con servicios básicos.Por ejemplo, en Quito, hasta 1992, cuando se aprueba la Ordenanza 3 050, las lotizaciones sehacían en el papel, se vendían sin infraestructura y muchas están abandonadas. Actualmente, seexige, p<strong>ar</strong>a su aprobación, empedrado o adoquinado, agua y alcant<strong>ar</strong>illado, y g<strong>ar</strong>antía hipotec<strong>ar</strong>ia obanc<strong>ar</strong>ia, según el costo de las obras; se prohiben los asentamientos con pendientes superiores a 30grados. Pero en las Laderas del Pichincha, en zona de riesgo sísmico, por ejemplo, ya vivían más de80 000 personas, al momento de aprob<strong>ar</strong> la nueva legislación.La regulación en la <strong>com</strong>ercializaciónEn muy escasos países se han implementado regulaciones específicas sobre la<strong>com</strong>ercialización del suelo urbano; generalmente la <strong>com</strong>praventa de tierra se rige por los CódigosCiviles de cada país y sus respectivas reglamentaciones, y los Códigos Penales, p<strong>ar</strong>a el caso deinfracciones. El crédito estatal p<strong>ar</strong>a la <strong>com</strong>pra de tierra no ha existido; sólo el crédito privado, perosin ninguna regulación estatal, y por lo tanto con condiciones respecto a las g<strong>ar</strong>antías, intereses,forma de pago, etc., totalmente por fuera de las posibilidades de la población de bajos ingresos.22


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28Existen algunas experiencias de acceso al crédito a través de la formación de cooperativas, dadoque en forma individual es imposible. Pero inclusive esta manera no puede incluir a los sectoresmás pobres de la sociedad (dado que no poseen capacidad alguna de ahorro). El caso de laArgentina es p<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>, pues la Ley Nacional Nº 14 005/50 condicionó la venta de loteos enmensualidades p<strong>ar</strong>a el submercado de tierras destinado a los sectores pobres urbanos. El sustentop<strong>ar</strong>a la implementación de dicha política fue la ampliación de la propiedad de la tierra p<strong>ar</strong>a lamayor cantidad de población, <strong>ar</strong>ticulado a políticas crediticias sobre vivienda y tierra rural(Clichevsky, 1975). La misma se ha modificado en 1984, debido a presiones del sectorinmobili<strong>ar</strong>io.1.3. El Estado <strong>com</strong>o productor y <strong>com</strong>ercializadorEl Estado ha "producido" tierra p<strong>ar</strong>a los sectores pobres urbanos de manera asistemática, ysólo en escasos períodos en las últimas décadas, dependiendo de los objetivos de los gobiernos encada uno de los países. Las ofertas han sido distintas: desde la venta de tierras sin infraestructura,inundables, etc., desde hace v<strong>ar</strong>ias décadas, hasta las tierras p<strong>ar</strong>a los sectores de altos ingresos,vinculado a la revitalización de áreas degradadas, especialmente en los últimos años. El Estado<strong>com</strong>o demandante, ha <strong>com</strong>prado en muchas ocasiones tierra a precios monopólicos, p<strong>ar</strong>a conjuntoshabitacionales, o p<strong>ar</strong>a <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> de programas de banco de tierra o regul<strong>ar</strong>ización.En cuanto a la <strong>com</strong>ercialización, no ha ocurrido lo mismo. El Estado ha vendido o donadotierras p<strong>ar</strong>a la población que ha ocupado las mismas, en algunos países, desde hace décadas; enotros, a p<strong>ar</strong>tir de los años noventa cuando, por los programas de reformas del Estado y las políticasde ajuste, tierras fiscales han sido vendidas p<strong>ar</strong>a mejor<strong>ar</strong> sus déficits. Esto ha sido aprovechado poralgunos gobiernos p<strong>ar</strong>a, p<strong>ar</strong>te de esas tierras, destin<strong>ar</strong>las a los sectores pobres (Clichevsky, 1991;1999a).2. La organización del mercado formal e informalLos mercados formal e informal de tierras en Latinoamérica no son independientes sino<strong>com</strong>plement<strong>ar</strong>ios y hasta actúan de manera yuxtapuesta o con límites escasamente definidos. Losagentes pueden actu<strong>ar</strong> en uno solo o en ambos, dependiendo del país y del momento histórico.2.1. El mercado formalPosee c<strong>ar</strong>acterísticas que definen, en p<strong>ar</strong>te, la imposibilidad del acceso al mismo deimportante cantidad de población urbana:i) Es escasamente regulado en la producción y menos aún en la <strong>com</strong>ercialización.ii) Posee relación con la dinámica económica de cada país y, en especial a p<strong>ar</strong>tir de losprocesos de globalización, con la economía mundial.iii)Funciona según la oferta y la demanda sólo solvente, según las rentas que los propiet<strong>ar</strong>iosquieran obtener (Topalov,1984; J<strong>ar</strong>amillo, 1987; Clichevsky, 1990).iv) Es imperfecto y, según los diferentes países y ciudades, monopólico u oligopólico.v) Posee escasa transp<strong>ar</strong>encia; es difícil conocer quienes son los propiet<strong>ar</strong>ios (por el uso de"testaferros") y los precios reales de las transacciones que se realizan.vi)Ha estado condicionado por la estructura de propiedad, históricamente dada, más omenos atomizada o concentrada dependiendo de los países y ciudades, principalmenteen la periferia de las mismas.23


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónvii) Se vincula directamente con los mercados de vivienda, industria, <strong>com</strong>ercio y servicios,entretenimiento, generándose submercados en función de las demandas específicas delas actividades urbanas.viii) En muchos países, existe un submercado p<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong> p<strong>ar</strong>a la población de bajosingresos, por el tipo de tierra ofertada (en cuanto a superficie, servicios, etc.) y precioy en especial, financiamiento.Mercado y economíaEl funcionamiento del mercado de tierras es, históricamente, dependiente de la economía(Indovina, 1977); los períodos inflacion<strong>ar</strong>ios y el funcionamiento del sector financiero definen, enuna p<strong>ar</strong>te importante, el dinamismo del mercado y por lo tanto, en p<strong>ar</strong>te, los precios asignados alsuelo y las retenciones que se realizan de él. Es decir, que en la lógica de funcionamiento delmercado juegan factores internos al mismo –la dinámica que posee, por demanda p<strong>ar</strong>a vivienda, porejemplo– y externos –<strong>com</strong>o la dinámica del sector financiero (Clichevsky, 2000).Las inversiones en tierra dependen de las rentas que pueden obtener los agentes con relacióna la inversión del mismo capital en otros sectores económicos. Es decir, por ejemplo, que en unmomento de altas tasas de interés, los capitales pueden "salir" del mercado de tierras y actu<strong>ar</strong> en elcircuito financiero. Por otra p<strong>ar</strong>te, en épocas inflacion<strong>ar</strong>ias, ha servido <strong>com</strong>o forma de ahorro, enespecial, p<strong>ar</strong>a el pequeño capital.En los años noventa, debido al proceso de globalización y en un contexto de estabilidad ynecesidad del capital internacional de realiz<strong>ar</strong> acciones en Latinoamérica, la construcción de laciudad vuelve a ser rentable y por lo tanto, las inversiones en ella son importantes. La estabilidadeconómica define que la tierra no sea utilizada <strong>com</strong>o reserva de valor, <strong>com</strong>o en etapas de economíainflacion<strong>ar</strong>ia, sino <strong>com</strong>o soporte de emprendimientos urbanos de gran magnitud. Los capitalesligados a la esfera internacional que ingresan al mercado de tierras toman sus decisiones deinversión en relación a los valores de los inmuebles de los países asiáticos, así <strong>com</strong>o a losindicadores financieros mundiales (Clichevsky, 2000). No se debe dej<strong>ar</strong> de lado, también, que p<strong>ar</strong>tede las inversiones en el soporte físico de la ciudad están realizadas con dinero derivado deln<strong>ar</strong>cotráfico –cuyos agentes deben poseer determinadas lógicas, por supuesto, menos transp<strong>ar</strong>entesaun que las de otros agentes–. Todo esto tiene una influencia directa en las políticas que asumen losagentes en la producción y <strong>com</strong>ercialización de la tierra urbana, periurbana y suburbana.Estos aspectos tienen una influencia directa sobre el hábitat informal, en la medida que loscapitales que quieran realiz<strong>ar</strong> inversiones en la ciudad, necesiten, por ejemplo, de la tierra que estáocupada por población de bajos ingresos, de manera ilegal (y pueden querer desaloj<strong>ar</strong>los de algunamanera) o el Estado puede vender sus tierras –en un período de ajuste fiscal y reformas del estado–privilegiando <strong>com</strong>o <strong>com</strong>pradores a estos grupos económicos que desean invertir en la ciudad, endetrimento de us<strong>ar</strong>las p<strong>ar</strong>a suplir la demanda de los sectores de menores ingresos.Hay una <strong>com</strong>petencia por la tierra urbana y nuevas formas de segregación, <strong>com</strong>o se muestraen el Capítulo V.También los cambios económicos de la última década y la reforma del Estado hancontribuido, p<strong>ar</strong>cialmente, a moderniz<strong>ar</strong> los catastros y registros inmobili<strong>ar</strong>ios, estabiliz<strong>ar</strong> losprecios, a la posibilidad de mayor captación fiscal y obtención de créditos hipotec<strong>ar</strong>ios, lo que, a suvez, ha dinamizado el mercado de suelos. Ello ha modificado, aun de manera p<strong>ar</strong>cial, la históricafalta de transp<strong>ar</strong>encia de la información, dado que en la mayoría de las ciudades latinoamericanas,hasta la década pasada, no existían catastros de tierras privadas y fiscales actualizados, y en algunasciudades, aun no existen registros.24


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28Los agentesLos agentes han ido cambiando a lo l<strong>ar</strong>go de las últimas décadas, diferenciándose los que lohacen en un momento del proceso de "producción" de tierra urbana, en v<strong>ar</strong>ios momentos o en latotalidad del mismo; actualmente, los principales son: los propiet<strong>ar</strong>ios de tierra; el sectorfinanciero; los incorporadores o promotores; las empresas inmobili<strong>ar</strong>ias (algunas de las cualesactúan desde el inicio del “negocio” hasta su <strong>com</strong>ercialización); las empresas constructoras; losequipos de profesionales; el Estado (según los países, puede existir un ente nacional de tierrasfiscales; o v<strong>ar</strong>ios organismos según los niveles de gobierno y las empresas autárquicas).Se distinguen los agentes casi locales o b<strong>ar</strong>riales hasta los grandes, ligados al capitalextranjero (o siendo, directamente, empresas extranjeras) que poseen la relación con (o pertenecen)a sectores económicos más o menos concentrados y cercanos a las decisiones políticas. Ladependencia de unos y otros a la demanda más o menos mediata, y las posibilidades de negociacióncon el Estado son totalmente diferentes.Los submercadosLa incorporación de tierra a las ciudades en sus distintas formas se efectúa según lossubmercados, definidos por la demanda solvente, las expectativas de localización de las diferentesactividades urbanas, las normas de zonificación, así <strong>com</strong>o por la accesibilidad relativa, tipo de<strong>medio</strong> natural, superficie de lotes, etc.. Los mismos son dinámicos y cambiantes, según losprocesos urbanos generados en diferentes momentos históricos de nuestras ciudades.Así, en la época de industrialización (décadas del treinta al sesenta, según los países) fueimportante el submercado industrial, que <strong>com</strong>petía a veces con el residencial de bajos ingresos,sólo existente en algunos países de la región, <strong>com</strong>o Argentina. En la última década, en p<strong>ar</strong>alelo a lapol<strong>ar</strong>ización mayor de la sociedad, el mercado de construcción residencial ha respondido connuevas "mercaderías": viviendas lujosas, clubes de campo, b<strong>ar</strong>rios cerrados, hasta "ciudadescerradas", p<strong>ar</strong>a los sectores de más altos ingresos, que ha producido grandes cambios en elsubmercado destinado a uso residencial; las modificaciones en los sectores <strong>com</strong>ercial, hotelero y derecreación privada en la ciudad han significado demandas de tierra diferenciadas entre ellas, ydistintos a décadas anteriores.Los agentes actúan en un submercado o en v<strong>ar</strong>ios, según su especialización y magnitud delos mismos; también han cambiado, según la dinámica de los submercados. Algunos que sededicaban a la población de bajos ingresos, por ejemplo, actualmente lo hacen p<strong>ar</strong>a sectores dealtos ingresos u otras actividades urbanas.La incorporación de tierra a las áreas urbanasLa multiplicidad de agentes que actúan, sus diferencias en términos de capacidad económicafinanciera(además de preferencias o aspectos socio-culturales) y las lógicas que emplean en laproducción y <strong>com</strong>ercialización de la tierra explican, por un lado, las formas de expansión territorialde las áreas urbanas, al mismo tiempo que definen el acceso al suelo de los diferentes sectoressociales y las nuevas formas de segregación.La mayoría de las ciudades latinoamericanas han incorporado tierra "produciendo" loteos"salteados", dejando la tierra intermedia p<strong>ar</strong>a 'engorde' o <strong>com</strong>o reserva de valor, dependiendo dequienes eran los propiet<strong>ar</strong>ios de las tierras y sus específicas lógicas, hasta que se ocupen las tierrasmás lejanas y supuestamente aumente la demanda y, por lo tanto, los precios de dichas tierrasintermedias. Esta es una de las causas de la cantidad de grandes vacíos urbanos que poseen lasciudades y áreas metropolitanas, así <strong>com</strong>o las formas de segregación que se producen (Clichevsky,1990). También son importantes las inversiones estatales, que alientan el uso de uno u otro espacio,25


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximacióna p<strong>ar</strong>tir del sistema de transporte (privilegiando las autopistas en las últimas décadas) einfraestructura básica.Los vacíos menores son producto de v<strong>ar</strong>ios factores, entre los que se encuentran la poblaciónque <strong>com</strong>pró un lote pero no pudo ocup<strong>ar</strong>lo por cuestiones económicas o por ser pequeñosinversionistas; las empresas inmobili<strong>ar</strong>ias menores, que especulan aunque en escala pequeña(Clichevsky, 1998b; Lungo y Oporto, 1999; C<strong>ar</strong>rión y C<strong>ar</strong>rión, 1999; Furtado y Oliveira, 1999;Calderón, 1999); la ocupación del suelo urbano legal en la mayoría de los países se hallac<strong>ar</strong>acterizada por una muy baja densidad, especialmente en las áreas periféricas.Las modificaciones en el mercado de tierras –vinculado al sector inmobili<strong>ar</strong>io– hanproducido grandes cambios en la configuración urbana, en las formas de uso de la misma y en lasformas de segregación urbana, según la especificidad de las ciudades latinoamericanas. Sonincorporadas grandes áreas, en muchos casos con escasas condiciones ambientales, en la periferiamás o menos rururbana, según las ciudades, así <strong>com</strong>o en los centros urbanos.La <strong>com</strong>ercialización: rentas y valorizaciónLa lógica en la <strong>com</strong>ercialización está escasamente condicionada por las acciones estatales,pues no ha regulado la misma y los agentes privados (en principio, los propiet<strong>ar</strong>ios originales delsuelo) fijan los precios en función de las rentas, o beneficios extraordin<strong>ar</strong>ios que quieren obtener.La incorporación de otros actores al mercado y la <strong>com</strong>plejización de su funcionamiento define quelas rentas generadas por el mismo no sólo sean apropiadas por el propiet<strong>ar</strong>io sino por los múltiplesagentes.Una serie de factores inciden en la determinación de dichas rentas, las cuales a su vezdefinen el precio de oferta; no es fácil determin<strong>ar</strong> la magnitud de cada factor en su determinación,pues están multideterminados por el proceso del propio mercado y factores externos al mismo,<strong>com</strong>o ya se ha señalado (J<strong>ar</strong>amillo, 1987; Clichevsky, 2000).Dependiendo de las regulaciones estatales, la tierra urbana posee más o menos servicios ypor lo tanto un precio de producción diferente; las normas más exigentes de las últimas décadas loenc<strong>ar</strong>ecieron, aunque la relación entre el precio de "producción" más la ganancia media delmercado y el precio ofertado de la tierra, es escasa. La tierra rural que se convierte en urbana tieneun precio mucho más bajo que la primer tierra definida <strong>com</strong>o urbana en la periferia. Por otro lado,por ejemplo en Argentina, los agentes del mercado p<strong>ar</strong>a sectores de menores ingresos vendían loslotes a 150 mensualidades, pero con el pago de la tercera mensualidad ya habían cubierto suscostos (Clichevsky, 1975).También incide en la obtención de rentas, y por lo tanto, en el precio, los tipos de demandasolvente y su dinámica en cada momento, sus preferencias, posibilidades de pago y financiamiento;cada "segmento" de dicha demanda posee sus propios elementos de elección de un sitio urbanodonde vivir o des<strong>ar</strong>roll<strong>ar</strong> sus actividades. Han ido cambiando a través del tiempo y del <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> delas ciudades: los sectores sociales que podían elegir, han pasado, por ejemplo, de vivir en b<strong>ar</strong>riosexclusivos de las áreas urbanas o en un primer anillo de la periferia, a habit<strong>ar</strong> en b<strong>ar</strong>rios cerradosen áreas suburbanas. Ello ha sido posibilitado por el sistema vi<strong>ar</strong>io, privilegiando el automóvilindividual y por lo tanto la construcción de vías rápidas en la mayoría de nuestras ciudades. Lacuestión ambiental y las situaciones de violencia urbana definen, en p<strong>ar</strong>te, también, las preferenciasde localización. Pero, <strong>com</strong>o ya se ha señalado, también se ha producido, en algunas ciudades de l<strong>ar</strong>egión, la “vuelta al centro” de los sectores de altos ingresos, a p<strong>ar</strong>tir de la expulsión, en algunoscasos, de sectores de bajos ingresos (gentrificación) y, en otros, incorporando tierra fiscal almercado, a p<strong>ar</strong>tir de los procesos de reforma del Estado y privatización de servicios, que hapermitido liber<strong>ar</strong> una cantidad importante de tierras, <strong>com</strong>o es el caso de los ferroc<strong>ar</strong>riles en laArgentina.26


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28Los agentes –especialmente los de mayor capital– tratan de obtener los mayores beneficioscon las menores inversiones posibles, lo que ha definido en p<strong>ar</strong>te su actuación frente al Estado: hanconseguido "favores" en cuanto a las regulaciones, o presionado, según sus objetivos, p<strong>ar</strong>aurbaniz<strong>ar</strong> determinadas tierras, aument<strong>ar</strong> factores de ocupación y localiz<strong>ar</strong> determinados usos enlug<strong>ar</strong>es prohibidos. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se han aprobado normas “porexcepción” entre 1984 y 1992 y 770 edificios, algunos de los más importantes en términos deinversiones, destinados a los sectores de altos ingresos, fueron construidos de esa forma(Clichevsky, 1996); y en el Area Metropolitana de Buenos Aires, muchos de los ConcejosDeliberantes de sus 24 municipios han aprobado normas especiales p<strong>ar</strong>a que puedan ser localizadoslos nuevos emprendimientos de ciudades y b<strong>ar</strong>rios cerrados, clubes de campo y grandes centros<strong>com</strong>erciales y áreas de entretenimiento, lo cual significó importantes modificaciones en los preciosdel suelo. En este caso, los que se qued<strong>ar</strong>on con las mayores ganancias fueron los grandesinversores, que habían <strong>com</strong>prado la tierra con anterioridad al cambio de zonificación, en lug<strong>ar</strong>esdesvalorizados, y en muchas ocasiones, con problemas de inundaciones.La valorización frente a cambios en la zonificación o expansión urbana llega a magnitudesimportantes, <strong>com</strong>o en Bogotá y Cali, a <strong>com</strong>ienzo de la década del noventa. Bogotá abrió almercado una zona reservada p<strong>ar</strong>a proveer servicios urbanos y establecer normas especiales, con elobjetivo de des<strong>ar</strong>roll<strong>ar</strong> viviendas p<strong>ar</strong>a población de bajos y <strong>medio</strong>s ingresos. Cali extendió superímetro urbano p<strong>ar</strong>a incluir un área de tierras pantanosas que necesitaba grandes inversiones enservicios públicos. El anuncio de que los respectivos Concejos Deliberantes promoverían<strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong>s aumentó significativamente los precios de las tierras. En el caso de Cali, lastransacciones reflej<strong>ar</strong>on aumentos de los precios de más del 300 por ciento, aun antes que elConsejo Municipal aprob<strong>ar</strong>a la normativa, siendo los <strong>com</strong>pradores algunos traficantes de drogasextranjeros y locales y promotores urbanos (Rojas y Smolka, 1998).Los diferentes agentes poseen distintas lógicas respecto del mejor momento de ofert<strong>ar</strong> yvender sus tierras (o, en el caso de los agentes intermedi<strong>ar</strong>ios, las que les han dado p<strong>ar</strong>a<strong>com</strong>ercializ<strong>ar</strong>). Pues si bien todos pretenden obtener el máximo de beneficios, algunos puedenesper<strong>ar</strong> años hasta conseguirlos –los grandes agentes– mientras que los pequeños deben rot<strong>ar</strong> elcapital más rápidamente. También, <strong>com</strong>o se ha mencionado, posee influencia la situación delmercado inmobili<strong>ar</strong>io internacional, así <strong>com</strong>o el mercado de capitales. Las ganancias que quierenobtener son tan extraordin<strong>ar</strong>ias que la población de bajos ingresos no puede acceder. Como lospobres siempre encontr<strong>ar</strong>on alternativas al hábitat legal, los agentes del mercado formal no estánpresionados por la población pobre de baj<strong>ar</strong> su tasa de ganancia. Y en ese caso, la retención delsuelo puede dur<strong>ar</strong> décadas.Pobreza y precios indicativosLa tierra más b<strong>ar</strong>ata del mercado p<strong>ar</strong>a los sectores de bajos ingresos y la relación con losingresos ilustran la situación. En Lima el valor pro<strong>medio</strong> del suelo fue estimado en 1995 en U$S70,00 el m 2 ; en zonas popul<strong>ar</strong>es U$S 54,2 el m 2 . y en urbanizaciones era de U$S 113 el m 2 , esdecir 2,4 veces más. El terreno de menor precio significa 32 sal<strong>ar</strong>ios mínimos.En Buenos Aires, un lote urbano de 200 a 300 m 2 , con servicios puede lleg<strong>ar</strong> a 50 U$S el m 2mientras que sin servicios oscila entre 12 U$S el m 2 y 8 U$S el m 2 en las áreas más alejadas. Laposibilidad de <strong>com</strong>pra de estos sectores a precios de mercado es prácticamente imposible, puesp<strong>ar</strong>a <strong>com</strong>pr<strong>ar</strong> un lote, serían neces<strong>ar</strong>ios aproximadamente 15 sal<strong>ar</strong>ios mínimos. Si bien es muchomenos que lo que se necesita en Lima, la capacidad de ahorro de la población pobre es nula y loscréditos a la tierra no existen.En Río de Janeiro, los precios de lotes legales, con infraestructura (por la legislación, noexisten terrenos legales sin infraestructura) oscilan entre U$S 50 el m 2 y U$S 120 el m 2 . En Bogotá27


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónse encuentran a alrededor de 8 US$ el m 2 con infraestructura, lo que significa 40 sal<strong>ar</strong>ios mínimos.En Quito, son neces<strong>ar</strong>ios 50 sal<strong>ar</strong>ios mínimos, costando el m 2 mínimo de tierra legal, 20 U$S(Clichevsky, 1999b).2.2. El mercado ilegalLa existencia del mercado ilegal de tierra p<strong>ar</strong>a la población de menores ingresos se relacionacon las restricciones de acceso a la tierra legal. Las normas más estrictas implementadas en losúltimos años sobre la producción del suelo han tenido <strong>com</strong>o una de sus consecuencias el aumentodel mercado "informal". La Ley Nº 6766/79, de Brasil, hizo crecer las favelas (M<strong>ar</strong>icato, 1996), aligual que el Decreto-Ley Nº 8912/77 en Argentina determinó la ap<strong>ar</strong>ición de loteos clandestinos ymayores ocupaciones de tierras. En algunos países, <strong>com</strong>o Perú y Brasil, este mercado existe desdel<strong>ar</strong>ga data, mientras que en otros, <strong>com</strong>o Argentina, <strong>com</strong>enzó en la década del treinta y luego tendióa desap<strong>ar</strong>ecer hasta que ha resurgido a fines de los setenta.La posibilidad de existencia de este mercado está directamente vinculada al clientelismo, alpunterismo político y los réditos –traducidos en votos– que se puedan conseguir. La ilegalidadtambién sirve a los que realizan el control estatal sobre las normas urbanas, pues en muchos casoscobran a los agentes informales del mercado, o a los ocupantes, p<strong>ar</strong>a que puedan seguir haciéndolo.La escasa transp<strong>ar</strong>encia del mercado de tierras en su totalidad se exacerba en este mercadop<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>.Los agentes: de los promotores a los traficantesLos agentes son múltiples; entre los más importantes se hallan: el propiet<strong>ar</strong>io original delsuelo rural y urbano; los loteadores clandestinos; las cooperativas y precooperativas de vivienda yagrícolas; la Iglesia; las ONGs de diferente tipo; las asociaciones de vecinos. La <strong>ar</strong>ticulación entrelos mismos es muy <strong>com</strong>pleja, y posee especificidades en diferentes países. Algunas figuras, <strong>com</strong>ola del "promotor", asumen, en el mercado informal, ciertas p<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>idades ligadas al clientelismoo al poder político que puedan tener. Por ejemplo, en los loteos “piratas”, en Colombia, laconvocatoria es hecha individualmente por el urbanizador hacia los futuros ocupantes del terreno yrespondida profusamente (Franco Silva, 1996). En el loteo pirata, la negociación incluye undocumento, “la promesa de <strong>com</strong>praventa” y de un futuro legalizado, además del apoyo de“políticos” locales, quienes <strong>com</strong>prometidos con la urbanización, intermedian frente a lasautoridades p<strong>ar</strong>a evit<strong>ar</strong> cualquier desalojo. Los mecanismos que utilizan los loteadores podríanc<strong>ar</strong>acteriz<strong>ar</strong>se <strong>com</strong>o típicamente empres<strong>ar</strong>iales. En otros casos, <strong>com</strong>o en las cooperativas agrícolasde Quito, poseen un "promotor" que realiza el traspaso de tierra rural a urbana; en los loteosclandestinos de la misma ciudad, los “traficantes” poseen importante peso político, llegandoalgunos de ellos a ser Concejales Municipales (Clichevsky 1998a).El Estado ha "dejado hacer" a los actores clandestinos o irregul<strong>ar</strong>es de la tierra, siendo más omenos permisivo, según las coyunturas políticas, económicas y sociales en cada uno de los paísesde la región; es decir, que ha tenido un <strong>com</strong>portamiento ambiguo (Clichevsky, 1990). A vecesreciben sanciones; en Brasil, a p<strong>ar</strong>tir de 1979, la actividad se encuentra penalizada y en Nic<strong>ar</strong>aguafueron sancionados con el despojo de tierras que vendían a plazos mediante rep<strong>ar</strong>tos ilegales.Existe una amplia v<strong>ar</strong>iedad de situaciones intermedias que no pueden clasific<strong>ar</strong>se concl<strong>ar</strong>idad. En muchos casos los pobladores tienen que pag<strong>ar</strong> por el acceso al suelo pero quien recibeese pago no es el propiet<strong>ar</strong>io sino un líder o promotor que actúa <strong>com</strong>o intermedi<strong>ar</strong>io entre elpoblador y las autoridades, pues posee la capacidad de obtener la tolerancia gubernamental. Otrocaso es el de México que, por cuestiones políticas e históricas, los ejidat<strong>ar</strong>ios habilitadorespermanecen en la zona, reciben por razones legales una “segunda paga” que se suma al entregado28


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28por colonos durante el acceso inicial. En la Argentina, son penalizados los ocupantes directos, perono los agentes del mercado informal.La producciónAsume una cantidad importante de formas, que es difícil conocer en su integridad, debido ala <strong>com</strong>plejidad de procesos y agentes. Generalmente, la misma se realiza de manera dispersa através de loteos en la periferia urbana, en algunos casos de más de 100 Has., localizados en sectoresde fuerte fragilidad ambiental. En otros casos, los loteadores utilizan terrenos intersticiales entresubdivisiones legales. Dado que es un mercado clandestino, no se puede cuantific<strong>ar</strong> el capital quegira a su alrededor.La <strong>com</strong>ercialización: agentes y preciosLa oferta y venta las realizan los mismos propiet<strong>ar</strong>ios, así <strong>com</strong>o promotores, urbanizadoresclandestinos, e, incluso, agentes que trabajan tanto en este mercado <strong>com</strong>o en el formal. Las ventasson al contado o a plazos y precios relativamente menores que en el mercado formal, cuyo menorcosto gu<strong>ar</strong>da relación con la ausencia de las obras de urbanización formalmente requeridas, lacalidad de la tierra, ubicación periférica, etc.. Y, fundamentalmente, la falta de seguridad jurídica,aunque muchos <strong>com</strong>pradores son engañados y no conocen que están <strong>com</strong>prando una tierra ilegal.En cuanto a los precios, en la zona agropecu<strong>ar</strong>ia de Villa El Salvador y C<strong>ar</strong>abayllo, en el áreametropilitana de Lima, el precio pro<strong>medio</strong>, p<strong>ar</strong>a uso urbano, oscila entre U$S 20 y U$S 30 el m 2 .En Buenos Aires el valor en el mercado ilegal del lote de 150 m 2 más alejado del centro, sinservicios, con boleto de <strong>com</strong>praventa de propiedad rural indivisa, es de aproximadamente 8 U$S elm 2 . En Río de Janeiro, los lotes irregul<strong>ar</strong>es, oscilan entre 14 U$S el m 2 p<strong>ar</strong>a lotes clandestinos sinurbanización a 50 U$S em m 2 en lotes con urbanización p<strong>ar</strong>cial y alrededor 90 U$S el m 2 en lotescasi regul<strong>ar</strong>es. En Quito se consiguen lotes a 3 U$S el m 2 hasta 20 U$S el m 2 , dependiendo de lalocalización (Clichevsky, 1999b).La relación entre lotes legales e ilegales v<strong>ar</strong>ían entre las ciudades; en los casos mássignificativos los lotes ilegales poseen un precio 10 veces menor que los legales.29


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28V. La legalización de lainformalidadEn la región se implementan diferentes políticas p<strong>ar</strong>a mejor<strong>ar</strong>las condiciones de vida de la población en los distintos tipos de hábitatinformal. Las más <strong>com</strong>unes son a través de los programas deregul<strong>ar</strong>ización. En algunos países poseen v<strong>ar</strong>ias décadas, <strong>com</strong>o enPerú, mientras que en otros se implementan recién en los últimosquince años, <strong>com</strong>o en Argentina. Están dirigidos a solucion<strong>ar</strong>,básicamente, ocupaciones directas de tierra por la población; en menormedida, loteos irregul<strong>ar</strong>es y clandestinos. P<strong>ar</strong>a las casas tomadas,mesones, etc. los programas son de mucho menor envergadura, y enmuchos países, inexistentes.1. La regul<strong>ar</strong>ización: objetivos y enfoquesLos programas de regul<strong>ar</strong>ización poseen <strong>com</strong>o objetivosexplícitos, en especial los implementados en los últimos años, integr<strong>ar</strong>definitivamente el hábitat irregul<strong>ar</strong> a la ciudad formal, alivi<strong>ar</strong> lapobreza y reducir la violencia y exclusión social urbana. Veremos másabajo el significado de dicha “integración”.La regul<strong>ar</strong>ización significa, p<strong>ar</strong>a la población que puedep<strong>ar</strong>ticip<strong>ar</strong> del proceso, seguridad de permanencia, reconocimiento desu propiedad e inversión y posibilidad de incorporación al mercadoformal del suelo y la vivienda. La mayoría ha tenido resultados muyp<strong>ar</strong>ciales y en algunos casos, negativos, debido, por un lado, a las31


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónrestricciones macro económicas y, por otro, a la formulación misma de las políticas,descontextuadas de la <strong>com</strong>plejidad de las situaciones reales a las cuales apuntan.En la regul<strong>ar</strong>ización existen dos enfoques básicos: i) dominial y ii) urbana (mejora deservicios de infraestructura, vivienda, equipamientos y aspectos ambientales, según los programas).El primero ha sido más implementado, por poseer un menor costo, por la seguridad que significa latenencia (dado que los habitantes no podrán ser desalojados), y por la hipótesis acerca de la mejoradel hábitat cuando la población posee la propiedad. Aunque ello es discutible; estudios indican quela consolidación de la vivienda está asociada con la disponibilidad de recursos y no con laseguridad del título de propiedad (W<strong>ar</strong>d, 1998). En algunos países se implement<strong>ar</strong>on ambosenfoques de manera integral; un tercero, aun escasamente des<strong>ar</strong>rollado, crea, a p<strong>ar</strong>tir de laintegración social y cívica, mayores oportunidades sociales y fortalece la ciudadanía.La regul<strong>ar</strong>ización dominial se realiza más frecuentemente en terrenos públicos, que el Estadocede o vende. En este caso, los títulos de propiedad otorgados v<strong>ar</strong>ían de "duros" (escrituras) a"blandos" (son algo más que certificados de posesión, registros de ocupación o contratos de<strong>com</strong>praventa); estos últimos pasan a ser “duros” a través de un proceso l<strong>ar</strong>go y a veces muycostoso.2. Las soluciones: magnitudes y costosLa cantidad de soluciones, considerando todos los tipos de regul<strong>ar</strong>ización, son aun escasas yheterogéneas en los países de la región. Por ejemplo, en Lima, donde predomina la regul<strong>ar</strong>izacióndominial, el 90% de los títulos entregados hasta 1995 presentan problemas de registro y muchas delas escrituras realizadas en los últimos años son revisión de otros títulos entregados anteriormente(Calderón, 1999). En Recife, entre 1987 y 1991, el Programa Suelo y Techo dio 48 000 títulos, el20% del total de la población en favelas. En otros países, <strong>com</strong>o Argentina, no ha llegado <strong>ar</strong>egul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong>se el 10% de la informalidad, a través de distintos programas, desde el nacionalARRAIGO, de regul<strong>ar</strong>ización sobre tierras fiscales, que funciona desde hace una década, hasta losprovinciales y municipales.Los costos p<strong>ar</strong>a la población difieren según las soluciones implementadas: desde la entregagratuita de la tierra y la exención del impuesto inmobili<strong>ar</strong>io por una cantidad de años, hasta la venta,en mensualidades a valores próximos a los del mercado. Si bien aquellas son, en general, bajas, losadjudicat<strong>ar</strong>ios no tienen capacidad económica p<strong>ar</strong>a el pago, por lo cual no disponen de plenoderecho sobre la tierra que ocupan. En algunos casos las dimensiones de los lotes son de 30 m 2 omenos, dependiendo de la densidad de cada una de las áreas a regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> y la disponibilidad de tierra.Los precios de los terrenos oscilan entre 1 y 30 dól<strong>ar</strong>es la cuota mensual, dependiendo de los países yprogramas; la cantidad total de cuotas v<strong>ar</strong>ía entre 120 y 150. A ello deben sum<strong>ar</strong>se los impuestos ytasas de servicios que los habitantes regul<strong>ar</strong>izados deben pag<strong>ar</strong> (Clichevsky, 1999b).Los programas de regul<strong>ar</strong>ización pueden ser llevados adelante por distintos nivelesgubernamentales: local, provincial/estadual o nacional, <strong>ar</strong>ticulados en mayor o menor medida conorganizaciones de población. Los costos p<strong>ar</strong>a el Estado, asimismo, difieren según tipo de programa.P<strong>ar</strong>a la regul<strong>ar</strong>ización dominial pueden ser altos cuando se debe <strong>com</strong>pr<strong>ar</strong>/expropi<strong>ar</strong> tierra privada. Aveces los municipios han conseguido, por presión de los pobladores, <strong>com</strong>pr<strong>ar</strong> los terrenos depropiedad privada ocupados a precios accesibles. En otros se requiere un juicio de expropiación,siendo <strong>com</strong>ún la sobrevaluación fiscal de los mismos, debido a mecanismos discrecionales asociadosa la <strong>com</strong>ercialización de la tierra urbana. En la regul<strong>ar</strong>ización urbana, las inversiones son altas y engeneral han requerido del financiamiento externo debido a los escasos recursos estatales, quedificultan sostener la financiación de los proyectos. Asimismo, el recupero de las inversiones32


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28realizadas (si los programas poseen este objetivo) es muy bajo debido al empobrecimiento de lapoblación.3. Entre las normas especiales y el clientelismoEn casi todos los programas, la regul<strong>ar</strong>ización urbana requiere normas especiales conrelación, especialmente, a la dimensión de lotes y localización en la ciudad. Esto coloca unapregunta: ¿los pobres pueden vivir en menores dimensiones? ¿poseer menores servicios...? Estolleva a la perduración de la segregación.Por otra p<strong>ar</strong>te, los procesos de regul<strong>ar</strong>ización –la dominial, en mayor medida– poseen ungran ingrediente de manipulación política y de clientelismo. Incluso, en algunos casos, lasautoridades han regul<strong>ar</strong>izado lotes que se ubican en zonas de riesgo y también se han realizadomejoras en los servicios en áreas aun ilegales.En ciertos casos, es imprescindible la relocalización de p<strong>ar</strong>te de la población asentada enhábitat informal en áreas de riesgo, sean tierras fiscales o privadas. En estas últimas, a veces serealizan relocalizaciones por criterios estrictamente mercantiles o clientel<strong>ar</strong>es. Por otra p<strong>ar</strong>te,muchos de los programas deben regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> tierras en deficientes condiciones ambientales, a altoscostos, por no cont<strong>ar</strong> con la posibilidad de terrenos p<strong>ar</strong>a la relocalización (Clichevsky, 1990;Clichevsky y Chi<strong>ar</strong>a, 2000).4. Los programas integralesHa habido una evolución de programas sectoriales hacia programas integrales en términos demejoramiento urbano-ambiental e integración social, especialmente los que se realizan confinanciamiento externo. Estos últimos generalmente no financian la regul<strong>ar</strong>ización dominial, perola misma es colocada <strong>com</strong>o condición neces<strong>ar</strong>ia p<strong>ar</strong>a el financiamiento de la regul<strong>ar</strong>ización –omejora– urbana, lo cual genera problemas en aquellas situaciones difíciles de titul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> solo conrecursos locales (Clichevsky y Chi<strong>ar</strong>a, 2000). Por otro lado financian, casi con exclusividad, alocalizaciones sobre tierra fiscal, dado que, <strong>com</strong>o fue colocado, los programas de regul<strong>ar</strong>izacióndominial intervienen escasamente sobre tierras privadas. En algunos países, <strong>com</strong>o Ecuador, seposibilita la legalización de los loteos informales, a través del concepto de “urbanizaciónprogresiva”, el cual permite legaliz<strong>ar</strong> un b<strong>ar</strong>rio aún no urbanizado totalmente, siempre y cuandoéste se <strong>com</strong>prometa a realiz<strong>ar</strong> las estructuras básicas por etapas.Evaluaciones realizadas, entre otros organismos, por el BIRF, destacan <strong>com</strong>o positivo lacapacidad de focalización de estos programas en sectores de extrema pobreza, <strong>com</strong>o también suimpacto en indicadores de salud pública y generación de empleos temporales, y en algunos casos,movilización de recursos <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>ios que produce la provisión de tenencia y saneamiento(Arriagada, 2000).Uno de los que ha tenido mayor éxito es el programa Favela/B<strong>ar</strong>rio (Arraigada, 2000),financiado conjuntamente por el municipio de Río de Janeiro y por el BID. Su objetivo es integr<strong>ar</strong>,en cuatro años, a 105 <strong>com</strong>unidades habitantes de favelas y loteos irregul<strong>ar</strong>es de tamaño <strong>medio</strong>,siendo <strong>com</strong>plementado por programas municipales orientados a micro-asentamientos. Financiainfraestructura, vialidad principal, equipamiento social y deportivo, servicios públicos, espaciospúblicos verdes, incentivos p<strong>ar</strong>a la inversión de empresas en capacitación, crédito p<strong>ar</strong>a la <strong>com</strong>prade materiales de construcción, legalización de establecimientos <strong>com</strong>erciales y provisión degu<strong>ar</strong>derías infantiles.33


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónEn Medellín, el Programa de Mejoramiento Integral de B<strong>ar</strong>rios Subnormales es ejecutadopor la Corporación de Vivienda y Des<strong>ar</strong>rollo Social local y financiamiento mixto, nacional centraly local, y cooperación alemana; financia proyectos de relocalización de población en zonas deriesgo, infraestructura vial y de transporte, servicios públicos, adecuación de equipamientos deeducación, salud y recreación (W<strong>ar</strong>d, 1998).En Argentina se implementa el Programa de Mejoramiento de B<strong>ar</strong>rios (PROMEBA), confinanciamiento del BID, descentralizado en las provincias. Su objetivo es contribuir a mejor<strong>ar</strong> lacalidad de vida de la población con necesidades básicas insatisfechas y bajos ingresos. Financiaproyectos integrados, estimulando procesos de organización social y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>ioautosustentable. Los <strong>com</strong>ponentes financiables son agua potable, tratamiento de aguas servidas,energía eléctrica, módulo sanit<strong>ar</strong>io, a<strong>com</strong>pañamiento social y obras de mitigación ambiental. P<strong>ar</strong>ala regul<strong>ar</strong>ización dominial, solo financia el costo de las escrituras. Son elegibles municipios delpaís, con más de 20 000 habitantes, y proyectos en b<strong>ar</strong>rios ya regul<strong>ar</strong>izados o en trámite de hacerlo.El Programa ha tenido trabas debido a problemas políticos entre la unidades ejecutoras y las áreasenc<strong>ar</strong>gadas de la regul<strong>ar</strong>ización, así <strong>com</strong>o por la falta de tierra disponible p<strong>ar</strong>a relocalización. Hagenerado empleo tempor<strong>ar</strong>io p<strong>ar</strong>a la población beneficiada por el Programa (Clichevsky y Chi<strong>ar</strong>a,2000).En Chile, el Programa “Chile-B<strong>ar</strong>rio” está destinado a resolver de manera integral y en unplazo de seis años el total de asentamientos irregul<strong>ar</strong>es existentes en el país. Se creó una entidadenc<strong>ar</strong>gada de la coordinación; el financiamiento se realiza con el presupuesto del Estado(Arriagada, 2000), permitiendo aplic<strong>ar</strong> programas regul<strong>ar</strong>es de subsidio p<strong>ar</strong>a la vivienda aasentamientos prec<strong>ar</strong>ios. Es innovador en relación con programas tradicionales chilenos dado queno existe una oferta única de soluciones, sino que ésta debe diseñ<strong>ar</strong>se de acuerdo a v<strong>ar</strong>iables de l<strong>ar</strong>ealidad local; por lo tanto, posee amplio espectro de posibilidades de integración de programassociales (lotes con Servicios, subsidios y programas de vivienda, equipamiento <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>io,capacitación laboral, y fortalecimiento municipal y de la <strong>com</strong>unidad) en las áreas urbanas donde seimplementa el programa.Desde el punto de vista del financiamiento, los programas integrados significan un elevadosubsidio y escasa recuperación de costos, planteando la necesidad de mecanismos definanciamiento mixto (gobierno central o fondos externos, gobierno local y benefici<strong>ar</strong>ios directosde los proyectos), siendo muy dependientes del financiamiento externo.5. Problemas e interrogantesLos programas de regul<strong>ar</strong>ización –aun los que han sido concebidos de manera integral, aunqueen menor medida– poseen problemas (desde su concepción y/o en su implementación), <strong>com</strong>o losseñalados a continuación, algunos de los cuales poseen relación directa con la segregación urbana y sureproducción.- El proceso de regul<strong>ar</strong>ización dominial es lento y <strong>com</strong>plejo debido a la rígidainterpretación de las leyes sobre propiedad y, en muchos casos, por la inexistencia deregistros adecuados.- Cuando solo se realiza la regul<strong>ar</strong>ización dominial, solo hace propiet<strong>ar</strong>ios de un trozo detierra en problemáticas condiciones territoriales-ambientales a los sectores pobres urbanos,dado que se ha regul<strong>ar</strong>izado hasta lotes que se ubican en zonas de riesgo.34- Cuando se apunta a la regul<strong>ar</strong>ización urbana, si no se realiza la regul<strong>ar</strong>ización dominial enp<strong>ar</strong>alelo, o con anterioridad a la misma, se realizan inversiones sobre un territorio quepodrá ser desalojado.


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28- En muchos casos, los terrenos titul<strong>ar</strong>izados se hallan alejados de áreas urbanas conequipamiento e infraestructura y en áreas de riesgo (significando altos costos p<strong>ar</strong>a sane<strong>ar</strong>laso baja calidad de vida) o eran destinados a otros usos, <strong>com</strong>o plazas, equipamiento colectivo,etc.. En programas que incluyen la urbanización, la misma puede ser deficiente o demor<strong>ar</strong>muchos años en ser realizada.- Es difícil sostener la financiación de los proyectos, así <strong>com</strong>o los niveles de recuperaciónde las inversiones realizadas, en el caso que sea un objetivo de los mismos. Los programasson muy difíciles de implement<strong>ar</strong>, si no existe una voluntad política p<strong>ar</strong>a otorg<strong>ar</strong> subsidios ala población de menores ingresos p<strong>ar</strong>a la adquisición de su tierra y posteriormente, deinfraestructura, equipamiento y vivienda.- Dado que intervienen diferentes organismos estatales (nacionales, provinciales y locales),empresas de servicios, asociaciones <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>ias y la población, muchas veces se generanconflictos interinstitucionales entre asociaciones de la <strong>com</strong>unidad o entre estos últimos yorganismos estatales. Por otro lado, los municipios no poseen, en muchos casos,capacidad institucional p<strong>ar</strong>a llev<strong>ar</strong> adelante estos programas.- Se generan conflictos si no es posible legaliz<strong>ar</strong> a un grupo social entero, debido a laproblemas económicos de algunos miembros o a la relocalización de familias debido a lasaltas densidades existentes.- Hay población que no puede p<strong>ar</strong>ticip<strong>ar</strong> de los programas porque no posee la cantidad deaños de ocupación de tierra requerida según los programas.- Hay sectores de ingreso mínimo (o sin ingresos regul<strong>ar</strong>es) que quedan fuera de toda políticade regul<strong>ar</strong>ización, si los programas no son totalmente subsidiados y poseen años de graciap<strong>ar</strong>a tasas e impuestos, dado el aumento de la pobreza e indigencia en la región.- Ciertas regul<strong>ar</strong>izaciones han servido p<strong>ar</strong>a "limpi<strong>ar</strong>" una zona de la ciudad con el fin de serutilizada por otros sectores sociales, dependiendo del sector inmobili<strong>ar</strong>io y susnecesidades, en cada país y momento histórico.- El sólo anuncio de regul<strong>ar</strong>ización genera expectativas de valorización del entorno (más omenos inmediato) y de los propios b<strong>ar</strong>rios; la población objeto de estos programas esperaexpectante el momento de vender su tierra e invadir otra, en peores condiciones dehabitabilidad, p<strong>ar</strong>a poder hacerse de un pequeño “capital” en un momento histórico degran desocupación.- El mejoramiento y la regul<strong>ar</strong>ización son incentivos a nuevas ocupaciones. Incluso sehacen censos con anterioridad a la regul<strong>ar</strong>ización, y luego, cuando <strong>com</strong>ienza el proceso,ya existe una cantidad de nuevos ocupantes. A veces, incitados por clientelismo, poralgún puntero político; otras, por las mismas organizaciones o por los famili<strong>ar</strong>es que yason ocupantes, dado que la presión existente por suelo es muy grande (existen muchosallegados; gran hacinamiento, etc.).- La regul<strong>ar</strong>ización significa p<strong>ar</strong>a la población, además del pago de la tierra, costosadicionales: impositivos y tasas por servicios, que han aumentado en la última décadadebido a los procesos de privatización y el sinceramiento de las t<strong>ar</strong>ifas. Dado el procesode empobrecimiento, p<strong>ar</strong>te de la población está obligada a dej<strong>ar</strong> el lote regul<strong>ar</strong>izado yocup<strong>ar</strong> otra tierra, más lejana, reproduciendo la informalidad.35


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximación- Los resultados de los programas de regul<strong>ar</strong>ización son limitados en relación a la magnitudde la población viviendo en la informalidad, además que la misma aumenta, debido alempobrecimiento de la población y, en p<strong>ar</strong>te, por la realimentación de los propiosprogramas.Los problemas planteados dejan serios interrogantes acerca de la capacidad de réplica de losprogramas y la necesidad imprescindible de su modificación, con relación a los problemas que cadauno de ellos presenta, según la realidad en la cual son implementados (Clichevsky y Chi<strong>ar</strong>a, 2000).36


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28VI. Hábitat informal, segregaciónsocio espacial y sustentabilidadSiempre se ha identificado la segregación socio espacial con ladistinción de áreas de las ciudades, dentro de las cuales vivían sectorescon cierta homogeneidad de nivel socioeconómico, medido por algunade las v<strong>ar</strong>iables más tradicionales, <strong>com</strong>o el ingreso, la inserción socioocupacional,las condiciones materiales o a través de índices<strong>com</strong>plejos.Se ha descrito la segregación socio espacial, según lalocalización de los distintos sectores sociales dentro de las áreasurbanas. Algunos estudios con cierto nivel de explicación p<strong>ar</strong>ten de lasociología, en especial de la Escuela Ecológica, surgida en Chicago enla década del 20. Se ha tratado de ver el fenómeno de la misma en lospaíses latinoamericanos, <strong>com</strong>o una diferenciación de áreas dondevivían desde los sectores más ricos a los más pobres. Aunque tambiénexisten análisis con mayor nivel de desagregación, siendo el ingreso eldato determinante p<strong>ar</strong>a dichos estudios, o en su defecto, la inserciónsocio-ocupacional (dato que los censos registran regul<strong>ar</strong>mente, y porlo tanto podían realiz<strong>ar</strong>se estudios procesales).Pero ha faltado en ellos un análisis más desagregado por cadauno de los tipos de informalidad, asociado a la cuestión de las escalasterritoriales. Las distintas formas de ilegalidad significan diferentessegregaciones que, en general, no son analizadas y que habría queincorpor<strong>ar</strong> en la agenda de los estudios neces<strong>ar</strong>ios p<strong>ar</strong>a avanz<strong>ar</strong> sobreesta problemática.37


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónSi bien no hay datos actualizados p<strong>ar</strong>a la región, se afirma que la segregación residencial haaumentado en las últimas dos décadas, y más especialmente en los años noventa, por el cambioestructural a escala mundial desde los años ochenta (y en algunos países desde los setenta), que hansignificado: baja sal<strong>ar</strong>ial, aumento del desempleo y especialmente, concentración en ladistribución de ingreso, <strong>com</strong>o se muestra en el Capítulo II. Sin emb<strong>ar</strong>go, no solo estos elementosdeterminan la segregación socio espacial, sino que ésta se explica, también, por el funcionamientodel mercado de tierras, las políticas estatales, las grandes inversiones realizadas en lasciudades/áreas metropolitanas, en relación a las posibilidades y nuevas preferencias de los sectoresde altos ingresos, así <strong>com</strong>o las crecientes condiciones de inseguridad en las mismas.1. La ciudad de los años noventaEn los años noventa, la nueva estructura económica encontró que la configuraciónfragmentada de la ciudad/área metropolitana era funcional a sus nuevas lógicas; y el Estado lapotenció, a través de la flexibilización de su normativa; en muchos casos, con la venta de su tierra ycon sus inversiones, especialmente en infraestructura vial. Por ejemplo, en Buenos Aires seprivatiz<strong>ar</strong>on los accesos, actualizándose la red de autopistas que posibilitó inici<strong>ar</strong> un nuevo ciclo desuburbanización (dado que el anterior había finalizado en los años setenta), esta vez de sectores dealtos ingresos. El espacio urbano no es soporte neutro de inversiones, sino una aplicacióneconómica que presupone, en su propia lógica de rentabilidad, la configuración, el funcionamientoy la naturaleza propiamente urbanas de sus emprendimientos. Aquí el espacio juega un papeldinámico, <strong>com</strong>o se ha señalado en el Capítulo I.Una de las principales transformaciones fue la aplicación de la política del fragmento urbano(<strong>com</strong>o confrontación con los planes directores de décadas anteriores, Clichevsky, 1996) p<strong>ar</strong>a lapuesta en el mercado de áreas urbanas con ventajas diferenciales p<strong>ar</strong>a el <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> de negociosprivados. Por ejemplo, en Puerto Madero (Buenos Aires) a través de la gestión de su Corporación,desde 1990, se rehabilit<strong>ar</strong>on viejos almacenes, conformando un nuevo b<strong>ar</strong>rio de la ciudad, atractivop<strong>ar</strong>a negocios sofisticados, turistas y recreación p<strong>ar</strong>a sectores de altos ingresos, y a p<strong>ar</strong>tir del 2001,en lug<strong>ar</strong> exclusivo de residencia. Pero la modernización del área no ha demostrado capacidad de“derrame” hacia las zonas degradadas del entorno.Se produce la revitalización del centro y sectores de altos ingresos van a vivir al mismo,desplazando a los grupos que anteriormente lo ocupaban, produciendo el fenómeno conocido degentrificación. Nuevos <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong>s se insertan en el tejido urbano en contraste con la trama abiertaque c<strong>ar</strong>acterizó el crecimiento de algunas de las ciudades latinoamericanas, <strong>com</strong>plement<strong>ar</strong>io de lanueva suburbanización. También existen los b<strong>ar</strong>rios cerrados, cercanos al centro de la ciudad, enlos que son llamados “torres country” que aíslan manzanas <strong>com</strong>pletas dentro de la trama urbana(Clichevsky, 2000).En los intersticios de la vieja ciudad, agentes estatales e inmobili<strong>ar</strong>ios crean la ciudad de laimagen, de la diferenciación social y del espectáculo. Una ciudad nueva con una población tambiénnueva. Los viejos edificios son rehabilitados, restaurados y colocados en el mercado p<strong>ar</strong>a unpúblico dotado de un capital financiero y cultural adecuado a una residencia y servicios de tiposuperior. No se recuperan sólo las casas individualmente; son áreas enteras el objeto de lasintervenciones de recuperación (Améndola, 2000).Se generan nuevas formas de segregación, o en nuevas áreas. Nunca el proceso fue másdinámico que en la última década, por lo menos en algunas ciudades, <strong>com</strong>o Buenos Aires. Lalocalización de los sectores de población de altos ingresos en la periferia modifica la localización ymagnitud de la segregación. Áreas que eran consideradas de población de bajos ingresos seresignifican por inversiones. Los más ricos son vecinos de la población de bajos ingresos. El muro38


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28que sep<strong>ar</strong>a, en el municipio de Tigre (Area Metropolitana de Buenos Aires), un b<strong>ar</strong>rio cerrado deuna villa, es una muestra de la nueva segregación. En otras ciudades, <strong>com</strong>o en Bogotá, los b<strong>ar</strong>rioscerrados con b<strong>ar</strong>reras poseen ya v<strong>ar</strong>ias décadas. Las relaciones entre estas áreas cada vez mássegregadas se dan casi exclusivamente a través del empleo en servicios que generan losemprendimientos p<strong>ar</strong>a sectores de altos ingresos y que son absorbidos, en p<strong>ar</strong>te, por la poblaciónque vive de manera informal en la ciudad.Los contrastes socio espaciales se hacen mayores, por la pol<strong>ar</strong>ización social, pero tambiénpor las formas específicas que adopta la ocupación del territorio natural y sus maneras deantropización (grandes inversiones en terrenos inundables, que han sido rellenados, por ejemplo).Se construyen hasta ciudades cerradas, con grandes dispositivos de seguridad y control, conequipamiento educacional y de salud, además del <strong>com</strong>ercial. Los grandes inversores inmobili<strong>ar</strong>ios(en muchos casos, <strong>com</strong>o Argentina, de capital financiero, inmobili<strong>ar</strong>io e industrial extranjero:chileno, canadiense, norteamericano, entre otros, así <strong>com</strong>o provenientes del n<strong>ar</strong>cotráfico) han<strong>com</strong>prado tierra b<strong>ar</strong>ata periférica, de grandes dimensiones, próxima a autopistas y con preciadosvalores paisajísticos. P<strong>ar</strong>a tener una idea de magnitud, los nuevos emprendimientos inmobili<strong>ar</strong>iospueden lleg<strong>ar</strong> a tener, <strong>com</strong>o Nordelta, en el Tigre (Buenos Aires), hasta 1 600 Has. siendo quev<strong>ar</strong>ios poseen más de 300 Has. (Clichevsky, 2000).Por otro lado se produce una nueva segregación debido al descenso de sectores <strong>medio</strong>s bajosa bajos, descenso que significa que ya habitan formas de informalidad que antes no lo hacían;desgraciadamente aun faltan datos empíricos actualizados p<strong>ar</strong>a realiz<strong>ar</strong> su análisis (Mena B<strong>ar</strong>reto,2000).Cambia el espacio privado de los sectores de altos (y <strong>medio</strong>s) ingresos, al cual cada vez se lepresta mayor atención e inversión y la casa se está convirtiendo, práctica y simbólicamente, en unapequeña fortaleza blindada. Los sistemas de seguridad activa y pasiva, los seguros, los servicios devigilancia tradicionales o telemáticos, registran crecientes y sustanciosas ganancias. El suburbioprivatizado puede reducir al mínimo la intervención del gobierno confiando a los propiet<strong>ar</strong>ios losgastos y el cuidado de las políticas escol<strong>ar</strong>es, los servicios públicos y, sobre todo, la seguridad(Améndola, 2000).Los sectores de altos ingresos se segregan, así, de los de <strong>medio</strong>s ingresos en descenso, y delos de bajos ingresos, algunos de los cuales han bajado a la indigencia.2. Localización del hábitat informal y segregaciónLa cuestión de la localización (o distancia), que hace décadas era una forma de analiz<strong>ar</strong> lasegregación de los diferentes sectores sociales, se ha relativizado en los últimos años, en especialpor la infraestructura de transporte, que ha quedado muchas veces aledaña a los sectores de hábitatinformal; la cuestión es si éstos pueden us<strong>ar</strong>la. Aunque se hayan ampliado los servicios públicos detransporte, no son accesibles a la población más pobre por su significativo empobrecimiento.Puede d<strong>ar</strong>se que la población viviendo en hábitat informal posea un colegio cerca, pero nopuede asistir al mismo (los niños deben trabaj<strong>ar</strong> desde muy pequeños siendo a veces el único sosténeconómico del hog<strong>ar</strong>); la cañería de agua pasa por la puerta de la vivienda, pero no puede pag<strong>ar</strong> elservicio. Se han generado problemas con los “colgados” de la luz, en Argentina, pues frente a losprocesos de privatización, las empresas han cortado cableados ilegales; el Estado intermedió p<strong>ar</strong>ala negociación p<strong>ar</strong>cial de t<strong>ar</strong>ifas diferenciales de electricidad.Hay segregación distinta según localización (todavía hay lug<strong>ar</strong>es donde se asientan lospobres, muy inaccesibles, sobre todo en asentamientos por ocupación directa). En otros casos se39


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónhallan muy céntricos, <strong>com</strong>o algunas villas en Argentina, tanto en Buenos Aires <strong>com</strong>o en el interiordel país (Clichevsky y Chi<strong>ar</strong>a, 2000).3. Competencia entre nuevas inversiones y localización depobres urbanosEn algunas áreas urbanas, la ocupación, desde hace décadas, de tierras privadas centrales conproblemas ambientales (y por lo tanto, no requeridas por el mercado formal) o de propiet<strong>ar</strong>ios fiscalesque no poseían ningún uso, ha producido problemas sociales importantes, pues los propiet<strong>ar</strong>iosoriginales deciden recuper<strong>ar</strong> sus tierras p<strong>ar</strong>a <strong>com</strong>ercializ<strong>ar</strong>las. Esta <strong>com</strong>ercialización se hace, por unlado, por decisión del Estado de vender/consorci<strong>ar</strong> sus tierras, y por el otro, por un mercadoinmobili<strong>ar</strong>io dinámico en la mayoría de las ciudades/áreas metropolitanas de la región, que demandantierras centrales p<strong>ar</strong>a realiz<strong>ar</strong> sus <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong>s.Algunos ejemplos exponen la situación. En 1996, el municipio de San Pablo removió a 9 600habitantes de las zonas aledañas a un <strong>ar</strong>royo, en un área en pleno corazón de la región de mayorpotencial inmobili<strong>ar</strong>io de la ciudad en los años noventa; les pag<strong>ar</strong>on una pequeña indemnización ya v<strong>ar</strong>ios de ellos los aloj<strong>ar</strong>on en un área de protección ambiental definida por el propio municipio.Algo p<strong>ar</strong>ecido ocurrió en Espíritu Santo, donde el intendente incentivaba la ocupación de tierras demangue, que se debían proteger. Otro caso es la Villa 31, en Retiro, en pleno centro de BuenosAires. Se iba a regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> pero luego surgió la posibilidad que grupos inversores des<strong>ar</strong>rollen unmegaemprendimiento; por lo tanto se les ha pagado a los villeros 12 000 dól<strong>ar</strong>es por familia p<strong>ar</strong>aque dejen libre el terreno. Pero el proceso de ocupación ha continuado y actualmente (en setiembrede 2000) habitan los terrenos alrededor de 10 000 personas; los gobiernos local y central aun noestán de acuerdo con las políticas a llev<strong>ar</strong> a cabo p<strong>ar</strong>a la villa, dado que el proyecto de inversión seconcret<strong>ar</strong>ía próximamente.Santiago de Chile muestra que las <strong>com</strong>unas en las que la segregación residencial se redujomás m<strong>ar</strong>cadamente en el período 1982-1992 fueron, en general, <strong>com</strong>unas de población de altosingresos que tenían “bolsones de pobreza” que, en su mayoría, fueron erradicados. Por otro lado,algunas <strong>com</strong>unas periféricas que recibieron población de las erradicaciones, también aument<strong>ar</strong>onsus índices de segregación residencial (Arriagada, 2000).4. Situación dominial y segregaciónLa relación entre segregación e inseguridad jurídica es innegable, aunque se tienen en cuentamuy p<strong>ar</strong>cialmente en los estudios sobre segregación urbana.Por un lado, los problemas relativos al dominio son múltiples y <strong>com</strong>plejos, debido a lacantidad de actores que intervienen y sus diferentes situaciones: i) los propiet<strong>ar</strong>ios; ii) losposeedores de boleto de <strong>com</strong>praventa legal, que se transform<strong>ar</strong>án en propiet<strong>ar</strong>ios cuando paguen lascuotas mensuales correspondientes y posean el dinero p<strong>ar</strong>a realiz<strong>ar</strong> la escritura; III) los poseedoresque han <strong>com</strong>prado un lote irregul<strong>ar</strong> o clandestino y que poseen <strong>com</strong>o único documento un boleto de<strong>com</strong>praventa en el cual se estipula que sólo podrán escritur<strong>ar</strong> cuando la documentación esté enregla, lo que puede dur<strong>ar</strong> décadas; iv) los ocupantes de tierra que, por prescripción (ocupación de 5,20 ó 30 años, según los países, luego de los cuales se convertirán en propiet<strong>ar</strong>ios; v) los<strong>com</strong>pradores de lotes que efectu<strong>ar</strong>on la operación a través de un traspaso de boleto de <strong>com</strong>praventa,y a los que la empresa vendedora no reconoce; vi) situaciones de dominio dudoso, por <strong>com</strong>plejosjuicios sucesorios, por ejemplo.40


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28Por otro, el riesgo de desalojo pone en situación diferencial a la población viviendo en lainformalidad. Es que el Estado ha reprimido, tolerado, admitido o propiciado –con apoyo, inclusode funcion<strong>ar</strong>ios públicos– las ocupaciones de tierras y construcciones, según las coyunturaspolíticas. Resulta difícil resumir, pues, la actitud estatal hacia las ocupaciones directas a través dela simple dicotomía tolerancia/represión. Por lo general, ha sido más proclive a acept<strong>ar</strong> laocupación en tierras de escaso valor <strong>com</strong>ercial y malas condiciones físico-ambientales. Pero casitodos los gobiernos asumen el <strong>com</strong>promiso jurídico y político de proteger la propiedad privada,aunque sus titul<strong>ar</strong>es mantengan la tierra desocupada.Las tomas han ocurrido en etapas electorales (<strong>com</strong>o en el caso de Costa Rica en 1985) o bajogobiernos milit<strong>ar</strong>es (<strong>com</strong>o en el caso de Guatemala en 1984). En Perú, desde 1961 se sucedió unaserie de disposiciones de tipo "indulto" que fueron incorporando los "b<strong>ar</strong>rios m<strong>ar</strong>ginales" a laciudad legal. En Recife, los conflictos resultantes de la existencia de las villas no fueron resueltosvía violencia ilegal de los propiet<strong>ar</strong>ios o de la policía o por la aplicación del Código Civil. En lainmensa mayoría la solución fue negociada, dentro o fuera de la ley.En México, desde los años cincuenta las tierras ejidales y <strong>com</strong>unales fueron ocupadas através de mecanismos legales <strong>com</strong>o ilegales (la acción de los ejidat<strong>ar</strong>ios y <strong>com</strong>uneros es simil<strong>ar</strong> a lade los loteadores clandestinos dado que p<strong>ar</strong>a tener acceso a la tierra hay que pag<strong>ar</strong> un precio aalgún miembro del núcleo agr<strong>ar</strong>io) y loteos clandestinos –las "colonias popul<strong>ar</strong>es"– en especial enla periferia de las ciudades (Schteing<strong>ar</strong>t, 1993). En la mayoría de los casos, estos asentamientos seform<strong>ar</strong>on con las p<strong>ar</strong>celas vendidas por los mismos campesinos, muchas veces bajo control dequienes ocupan c<strong>ar</strong>gos de dirección en los núcleos agr<strong>ar</strong>ios y ante la tolerancia de los demáscampesinos. Esta situación se repite en otras ciudades andinas, <strong>com</strong>o Quito (Clichevsky, 1998c).En Argentina, según el gobierno de turno, las formas de hábitat popul<strong>ar</strong> son consentidas odesalojadas. Desde la instauración de la democracia, en 1983, el Estado ha dejado invadir tierras, enespecial públicas; pero también se han realizado desalojos, en especial en tierras de propiedad privadacuyos propiet<strong>ar</strong>ios inici<strong>ar</strong>on demandas judiciales.5. Hábitat informal: mayor segregación o “integración” urbana?Ello depende de la percepción que tenga la población viviendo en hábitat informales <strong>com</strong>o lapoblación “de afuera”, así <strong>com</strong>o las organizaciones sociales y el Estado, sus objetivos y políticas,cambiantes a lo l<strong>ar</strong>go de las últimas décadas. Influye también la propia organización espacial y susmudanzas, <strong>com</strong>o se ha visto más <strong>ar</strong>riba. Aquí condiciona mucho la forma física que adopta laciudad, implantada en un determinado <strong>medio</strong> natural, y las disponibilidades de informalidadesdistintas: las villas en Buenos Aires, Río de Janeiro, Bogotá o Cali, significan territorios (entérminos de espacio social) muy diferentes que los loteos clandestinos o irregul<strong>ar</strong>es en Quito o lasb<strong>ar</strong>riadas en Lima, p<strong>ar</strong>a coloc<strong>ar</strong> solo algunos ejemplos.En Argentina, en el caso de los asentamientos planificados por la población, la misma sesiente diferente a la de las villas: los habitantes siempre quisieron ser un “b<strong>ar</strong>rio más”, aunque aunno poseían la seguridad jurídica de la propiedad. Han luchado por la regul<strong>ar</strong>ización dominial yurbana (diseño urbano igual a b<strong>ar</strong>rios, asesorados por <strong>ar</strong>quitectos, etc.) p<strong>ar</strong>a quit<strong>ar</strong>se, justamente, elestigma de la segregación (Cuenya, 1984). En cambio, en las villas, la transformación urbana esmás <strong>com</strong>pleja, y siempre les dej<strong>ar</strong>á una impronta desde lo físico hasta social: “los villeros”. En estecaso, el espacio juega un rol activo en las relaciones sociales, <strong>com</strong>o se ha señalado en el Capitulo I.Otros habitantes informales que se quieren “mezcl<strong>ar</strong>” con la población del entorno (que debedefinirse en cada caso, dependiendo del tipo de informalidad, de forma urbana, etc.) son los de lascasas tomadas, en los cuales no existe –casi en un 100%– diferenciación física. Pero si se toma a41


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónescala micro –segregación a escala de manzana– existe. Solo el hecho de ser “ilegal” es unacondición de segregación muy importante respecto al resto de la población.En este caso se producen diferentes niveles de segregación: si las casas tomadas son enb<strong>ar</strong>rios de sectores sociales pobres o de ingresos <strong>medio</strong>s, o son viviendas en el centro de la ciudad,o en expropiaciones realizadas p<strong>ar</strong>a hacer alguna obra no concretada. En este caso la segregación esmás evidente, desde el punto de vista físico, pero quizá no de los ingresos de la población (dado elempobrecimiento generalizado, muchos sectores de ingresos <strong>medio</strong>s bajos se han tenido que ir avivir en esas propiedades, incluso con pagos a “promotores” de las ocupaciones).Los distintos hábitats informales y su relación con “el afuera” también se vincula con lasorganizaciones territoriales que posean, pues ellas también segregan. Se asumen <strong>com</strong>o diferentes, ycuando dejan de serlo, por ejemplo, por regul<strong>ar</strong>ización, ¿que pasa con ellas? ¿Dejan de serlo? ¿Sonmenos segregadas? También depende del tipo de organización en cuanto a las actividades quedes<strong>ar</strong>rollan: si su rol es exclusivo p<strong>ar</strong>a conseguir, por ejemplo, la regul<strong>ar</strong>ización, y se agota alli, oposee otros objetivos más amplios.Interesa <strong>com</strong>ent<strong>ar</strong> la situación de los b<strong>ar</strong>rios regul<strong>ar</strong>izados, los cuales se intenta “integr<strong>ar</strong>losa la ciudad” o “urbaniz<strong>ar</strong>los” con resultados no muy positivos. La segregación seguirá existiendo,porque la regul<strong>ar</strong>ización (e, incluso el mejoramiento integral) no mejora los ingresos de lapoblación, y por lo tanto, la situación de pobreza (la población indigente escasamente puede serbenefici<strong>ar</strong>ia de un programa de regul<strong>ar</strong>ización). Desde el punto de vista de las organizaciones, lasterritoriales son fuertes e, incluso, son fortalecidas a p<strong>ar</strong>tir de los programas que incorporan el<strong>com</strong>ponente social pues tendrán a su c<strong>ar</strong>go p<strong>ar</strong>te del mantenimiento de las obras, entre otrasfunciones; con lo cual es difícil que se integren a organizaciones territoriales existentes en “elafuera”, en el entorno inmediato. Las pautas culturales tampoco cambi<strong>ar</strong>án. Desde el espacio,tampoco se logr<strong>ar</strong>á la integración plena, dependiendo del tipo de hábitat informal; pero, porejemplo, una villa regul<strong>ar</strong>izada siempre seguirá teniendo su impronta. Obviamente que se logramayor conectividad vial, por ejemplo; pero ello significa una muy p<strong>ar</strong>cial integración.En cuanto a la percepción de los “de afuera”, si las ocupaciones de los informales se produceposteriormente a la localización de otros sectores sociales, los conflictos son múltiples. En losmunicipios más pobres del Area Metropolitana de Buenos Aires, por ejemplo, se produjeronocupaciones de tierras públicas en estos últimos años. A la reclamación de los propiet<strong>ar</strong>ios se sumala protesta de los vecinos, que se oponen a los ocupantes, dado que devalu<strong>ar</strong>á sus propiedades yserá, casi con certeza, fuente de inagotables conflictos (dada la violencia que actualmente sedes<strong>ar</strong>rolla en muchos de los asentamientos y villas, debido a la crítica situación social deempobrecimiento y desempleo). Si la localización de los otros sectores sociales se realiza conposterioridad a las ocupaciones de la población pobre, no se generan situaciones conflictivas, dadoque el lug<strong>ar</strong> fue elegido ya con el entorno de la informalidad.6. Segregación al interior del hábitat informalExiste segregación al interior de los diferentes tipos de informalidad, tanto por niveleducacional, por ingresos, por origen (extranjeros, etc.). Un caso especial actualmente enLatinoamérica, es la cuestión de la droga dentro de las b<strong>ar</strong>rios informales. Es una forma más desegregación: los n<strong>ar</strong>cotraficantes (que pueden tener altos ingresos, obviamente, no decl<strong>ar</strong>ados).Aquí también hay un problema operacional de medición de la segregación, <strong>com</strong>o ya se haexpresado en el Capítulo I, tomando niveles de ingreso: ¿<strong>com</strong>o son medidos?Ha cambiado el tipo de ocupante y por lo tanto la segregación, también, en conjuntos devivienda construidos a través de planes estatales (ocupados por habitantes de villas reubicados); sus42


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28habitantes originales han dejado las viviendas –p<strong>ar</strong>a ocup<strong>ar</strong> en otro lug<strong>ar</strong>– a lo l<strong>ar</strong>go de las últimasdos décadas y actualmente son refugio de delincuentes y drogadictos (y tráfico de droga). Loshabitantes son ilegales, aun cuando originalmente no lo hayan sido (transfirieron la propiedad a losnuevos ocupantes, los que no han pagado el crédito otorgado, ni tienen escritura). ¿Como se mideesta segregación en relación a la anterior?La segregación puede d<strong>ar</strong>se por el tipo de terreno que se ocupa; por ejemplo en Villa Itatí, enBuenos Aires, donde está la población que habita las zonas más altas del terreno y los que lleg<strong>ar</strong>onmás t<strong>ar</strong>de y se tuvieron que localiz<strong>ar</strong> en una cava que se rellena con basura. O en La Cava, una delas villas más antiguas, donde la segregación con su entorno inmediato es altísimo (se localiza enuna de las zonas más ricas del Area Metropolitana, en el P<strong>ar</strong>tido de San Isidro). Pero al interior dela misma existen una cantidad de subzonas (cada una con un nombre que las identifica) y donde loshabitantes se hallan, asimismo, identificados con ellas: son distintos desde el punto de vista de latierra que ocupan, antigüedad de los habitantes, etc.. Es una de las villas con más delincuentesviviendo en ella (pero exclusivamente en una o dos de las subzonas).Aunque, obviamente, existen gradientes de segregación, siendo la más grande, en términoscuantitativos, la que se da entre los sectores ricos y pobres. Pero en relación a la vida cotidiana delos pobres, la segregación interna es muy importante. El estigma de ser delincuente o traficante dedrogas –<strong>com</strong>o son calificados estos villeros (Clichevsky, 1999a)– es aun mayor que el de sersolamente pobre o hasta indigente.7. Localización de la pobreza urbana y sustentabilidadambientalLas distintas formas de hábitat informal se localizan en el espacio urbano de maneradiferencial. P<strong>ar</strong>a la ocupación directa, la población no tiene muchas opciones, sino localiz<strong>ar</strong>se enlas tierras que no poseen interés p<strong>ar</strong>a ser des<strong>ar</strong>rolladas por el mercado formal; las mismas tienenseveras restricciones, tanto desde el punto de vista del <strong>medio</strong> natural <strong>com</strong>o del antropizado. Lassituaciones más graves son dadas por la localización directa de la población en áreas de riesgo dediferente tipo: volcánico, sísmico, por erosión, deslaves, inundaciones, altas pendientes, lechos deantiguos <strong>ar</strong>royos o ríos, cavas (áreas de extracción de material p<strong>ar</strong>a distintos usos: canteras, hornosde ladrillo); suelos contaminados (de las cuales la población toma el agua, dado que no poseeservicios de agua por red); y, uno de las localizaciones más peligrosas: cerca o sobre basurales acielo abierto y/o criaderos de cerdos.Algunos ejemplos ilustran la situación. En la planicie aluvional de los ríos P<strong>ar</strong>aguay, P<strong>ar</strong>anáy Uruguay, en Argentina, las ciudades sufren inundaciones periódicas (cada 5 ó menos años), en lascuales la población de bajos ingresos tiene que ser totalmente evacuada. En Quito, la localizaciónde alrededor de 80 000 habitantes en las laderas del volcán Pichincha presenta riesgos constantesde deslizamientos, además de volcánicos y sísmicos. La solución, o sólo la disminución del riesgo,significan altos costos p<strong>ar</strong>a dicha población <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>a la sociedad en su conjunto.Se producen importantes localizaciones en terrenos destinados a programas de obras noejecutados o equipamientos desactivados, <strong>com</strong>o playas de maniobras de ferroc<strong>ar</strong>riles o puertos, condensidades muy altas y falta de infraestructura, a veces, total. Se han ocupado áreas de reservaecológica, <strong>com</strong>o en Quito y San Pablo, provocando serios conflictos al querer implement<strong>ar</strong> en ellospolíticas de regul<strong>ar</strong>ización (obviamente, en algunos casos, la única solución es la relocalización).En los loteos clandestinos e irregul<strong>ar</strong>es, las densidades son muy bajas durante l<strong>ar</strong>gos lapsos detiempo, lo que dificulta y enc<strong>ar</strong>ece la provisión de infraestructura. Los problemas de las casastomadas, los inquilinatos, mesones, hoteles-pensión, son de otro orden: altísimo índice de43


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónhacinamiento y prec<strong>ar</strong>iedad en los servicios sanit<strong>ar</strong>ios (aunque posean localizaciones centrales), loque provoca problemas psicosociales, en algunos casos de extrema gravedad.La forma en que se producen las ocupaciones, en términos de densidades, organizaciónurbana, tipos constructivos, genera la agudización de los problemas en un <strong>medio</strong> natural adverso:las formas prec<strong>ar</strong>ias de construcción aumentan las posibilidades de derrumbes, etc.; la inexistenciade infraestructura significa una mayor contaminación del suelo y los cursos de agua; la inexistencia(o casi) de recolección de residuos domicili<strong>ar</strong>ios agrava aun más la situación.La alta ocupación de los terrenos determina la construcción en altura, y, a veces dentro deuna cuenca con alta fragilidad ambiental. La densificación también ha provocado un aumento de lapoblación sin infraestructura. En Quito existen edificaciones de cinco pisos, en el interior decuencas, en las laderas de Pichincha. En San Pablo, en 1987, el 19,3% de la población poseíacloaca conectada a la vivienda; en 1993, solo el 12,1%. Incluso disminuyeron las viviendas conelectricidad, pasando del 85,5% al 79% entre 1987 y 1993.En algunos casos de asentamientos planificados por la población (en general con apoyo técnicoexterno) la densidad es menor y se han dejado espacios verdes y <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>ios. Pero en la mayoría deellos, la ocupación es muy alta. Por ejemplo, en Santiago de Chile, el primer proyecto de loteorealizado en el campamento Monseñor Fresno, aún bajo la restricción de la falta de tierra suficiente,intentaba prioriz<strong>ar</strong> el espacio <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>io, reservando p<strong>ar</strong>a ello el 28% de la superficie. Pero luego seprivilegió la mayor cantidad de población a ser localizada, subdividiendo en lotes individuales de 20mt 2 , lo que produjo la casi eliminación del espacio <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>io central. Esta nueva pauta deordenamiento determinó una densidad de 1 513 hab/ha. En otras poblaciones chilenas las densidadesllegaban a los 640 hab/ha (Clichevsky, 1991).Pero el hábitat informal no sólo genera problemas p<strong>ar</strong>a la población que habita en él sinop<strong>ar</strong>a la población del entorno mediato y hasta el área urbana <strong>com</strong>o un todo, dependiendo del <strong>medio</strong>natural y las formas en la cual se ha dado el crecimiento urbano. Por ejemplo, la contaminación demanantiales es un problema que afecta a la ciudad <strong>com</strong>o un todo; la mayor contaminación de lasnapas freáticas genera problemas a la población del entorno más o menos inmediato, al igual que lacontaminación de los cursos de agua.8. Hábitat informal y sustentabilidad económicaP<strong>ar</strong>a la población que vive en hábitats informales, los costos de alquiler en pensiones, villas,etc., así <strong>com</strong>o los pagos de "peajes", por colg<strong>ar</strong>se de la luz, por servicios que les prestan otrosinformales, significa, a veces, una porción importante de sus magros ingresos. Es de hacer not<strong>ar</strong>que la situación de la ilegalidad conlleva también al problema de la explotación de los sectores demenores ingresos por aquellos que poseen "algo más", es decir, el alto costo que deben pag<strong>ar</strong>,muchas veces, por "colg<strong>ar</strong>se" de la luz o alquil<strong>ar</strong> un pedazo de tierra p<strong>ar</strong>a poner su casilla.Pero estas localizaciones generan grandes deseconomías p<strong>ar</strong>a la ciudad en su totalidad. La mejorade los b<strong>ar</strong>rios en las condiciones urbano-ambientales tan deficit<strong>ar</strong>ias <strong>com</strong>o las mencionadas, significamayores costos que si los mismos se localiz<strong>ar</strong>an en terrenos mejores, obviamente. En algunos casos, esneces<strong>ar</strong>io la relocalización, debido, justamente, a los aspectos económicos y por la gravedad de losaspectos ambientales, imposibles de mitig<strong>ar</strong>. Los costos son altos p<strong>ar</strong>a la ciudad <strong>com</strong>o un todo debido alos fuertes impactos urbano-ambientales y sociales que causan (por ejemplo, hasta mayor enfermos enhospitales, necesidad de infraestructura, etc.) que atentan contra la sustentabilidad urbana.44


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28VII.PropuestasDisminuir la segregación socio-espacial significa, desde laperspectiva de este trabajo, intervenir sobre el hábitat informal urbano(dado que no pretendemos d<strong>ar</strong> elementos p<strong>ar</strong>a actu<strong>ar</strong> sobre otrasv<strong>ar</strong>iables que definen la segregación, <strong>com</strong>o la educación por ejemplo).La informalidad, <strong>com</strong>o se ha expuesto, es consecuencia de la situaciónmacroeconómica, de las políticas del Estado hacia el espacio urbano yel funcionamiento de los mercados de tierra y vivienda; obviamenteque es neces<strong>ar</strong>io, por lo tanto, disminuir la pobreza p<strong>ar</strong>a que lapoblación mejore sus condiciones de hábitat.Pero también desde la especificidad del mercado de tierras,<strong>ar</strong>ticulado al de vivienda, es imprescindible realiz<strong>ar</strong> algunaspropuestas que significan intervenir en, por lo menos, dos niveles:• ayud<strong>ar</strong> al acceso a la tierra en el mercado formal a la poblaciónpobre, a través de mecanismos de intervención en el mercadode tierras, <strong>ar</strong>ticulados a banco de materiales, créditos/subsidios,instrucciones p<strong>ar</strong>a autoconstruir;• regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> las situaciones de informalidad existentes,ampliando la acción de los programas implementados (o sureplicabilidad) y tratando de minimiz<strong>ar</strong> los efectos negativosque actualmente poseen.La población urbana de América Latina crecerá en los próximosaños y una cantidad importante de ella será pobre. Por lo tanto, esimprescindible responder a las siguientes preguntas:45


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximación- ¿cómo, adonde, con qué calidad, por quienes, se va a incorpor<strong>ar</strong> la tierra neces<strong>ar</strong>ia?- ¿a qué precios, con qué financiamiento?- y por lo tanto, ¿a qué tierra podrán acceder los sectores pobres urbanos?No se desconoce que las acciones dirigidas al mercado, desde las normativas hastaintervenciones directas, poseen gran <strong>com</strong>plejidad en la implementación. Los encadenamientossucesivos de impactos en la dimensión territorial-ambiental, el entramado de intereses, tanto dentrode los diferentes niveles del Estado, <strong>com</strong>o de cada uno de los agentes intervinientes en laproducción de la ciudad <strong>com</strong>o totalidad y las relaciones que se establecen entre cada uno de lossectores de la sociedad y el espacio que ocupa –tanto en términos físicos, <strong>com</strong>o de poder– hacensumamente difícil la implementación de políticas. Pero es neces<strong>ar</strong>io intent<strong>ar</strong>lo. Es imprescindibleevalu<strong>ar</strong>, asimismo, los "efectos no deseados" en el caso de realiz<strong>ar</strong>se su implementación y entenderpor qué ocurren. Sin esta <strong>com</strong>prensión, la mejor política puede fracas<strong>ar</strong>.1. Mejor<strong>ar</strong> las posibilidades de acceso al suelo461.1. Dinamización del mercado formal de tierrasEs preciso implement<strong>ar</strong> políticas p<strong>ar</strong>a dinamiz<strong>ar</strong> el mercado formal destinado a sectores debajos ingresos, con el fin de logr<strong>ar</strong> densidades urbanas más altas y reducir los costos económicos ysociales vinculados a la baja densidad de ocupación. La densificación constituye una alternativafrente a la incorporación de tierra periférica, dada la gran cantidad de tierra vacante al interior denuestras ciudades, <strong>com</strong>o se ha señalado en el Capítulo III.Obviamente que esta dinamización debe poseer regulaciones estatales p<strong>ar</strong>a que contribuya alobjetivo propuesto de mayor acceso de la población pobre (incluyendo los sectores muypauperizados), y no benefici<strong>ar</strong> –exclusivamente– al sector inmobili<strong>ar</strong>io, en un momento históricode gran <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> del mismo (Mena B<strong>ar</strong>reto, 2000).P<strong>ar</strong>a ello es neces<strong>ar</strong>io:- Estudi<strong>ar</strong> posibilidades de utilización de la tierra vacante en cada área urbana, con relacióna la capacidad infraestructural no utilizada, su localización, tamaño, topografía, etc..- Implement<strong>ar</strong> mecanismos de canje de tierra, entre propiet<strong>ar</strong>ios privados y el Estado, p<strong>ar</strong>aun uso más racional de la tierra ya producida y aun vacante.- Adopt<strong>ar</strong> medidas sobre la retención de terrenos vacíos urbanizados cuyospropiet<strong>ar</strong>ios/empresas urbanizadoras, no los han ofertado, o han ofertado pero novendido, debido a sus altos precios (a través, por ejemplo, del Impuesto inmobili<strong>ar</strong>ioprogresivo, <strong>com</strong>o se muestra más abajo).- Establecer una política crediticia especial –considerando las g<strong>ar</strong>antías posibles depresent<strong>ar</strong> por la población- (hasta lleg<strong>ar</strong> a subsidio) p<strong>ar</strong>a la tierra urbana, con la finalidadque la población de bajos ingresos pueda acceder a la <strong>com</strong>pra de la misma.- Realiz<strong>ar</strong> escrituras gratuitas a través de las autoridades o en convenio con los Colegios deEscribanos.- Impuls<strong>ar</strong> la propiedad colectiva, en los casos que la población sienta que ello es unasolución a su problema (y no impuesta, <strong>com</strong>o en algunos programas de regul<strong>ar</strong>ización).- Financi<strong>ar</strong> formas alternativas de realización de infraestructura, en aquellos terrenoslegales, pero que no la poseen.


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28- Otorg<strong>ar</strong> crédito o subsidio p<strong>ar</strong>a vivienda o materiales a los propiet<strong>ar</strong>ios de tierra<strong>com</strong>prada en loteos y que no pueden ocup<strong>ar</strong>la por problemas económicos (y que sonocupantes ilegales en otras áreas de la ciudad).1.2. Constitución de Banco de TierrasEl objetivo es que el Estado posibilite el acceso de la tierra a los sectores más pobres, através de distintos mecanismos (vendiendo, cediendo, etc.), así <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>a reubic<strong>ar</strong> población en"casas tomadas", "villas" u otras formas de ilegalidad con densidades mayores que las <strong>com</strong>patiblesdesde el punto de vista urbano-ambiental o localizadas en áreas de riesgo.Los bancos (o reservas de tierra) se pueden constituir con tierra pública y/o privada. En elprimer caso, depende de quienes son los propiet<strong>ar</strong>ios fiscales (Estado nacional, provincias/estados,municipios, entes autárquicos) y si están dispuestos a vender, ceder, concesion<strong>ar</strong> sus tierras, así<strong>com</strong>o la calidad urbano-ambiental de las mismas, pues existen algunas con excelente localización yotras en zonas de alto riesgo que por su gran costo de saneamiento no deberían incorpor<strong>ar</strong>se al banco.P<strong>ar</strong>a la tierra privada, el Estado puede <strong>com</strong>pr<strong>ar</strong> (aunque con los escasos recursos que posee esdifícil) o canje<strong>ar</strong> con propiet<strong>ar</strong>ios tierras que posean, por ejemplo, deudas impositivas con elgobierno local, <strong>com</strong>o lo han realizado municipios de Argentina, o utiliz<strong>ar</strong> el derecho preferencial de<strong>com</strong>pra, <strong>com</strong>o existe en algunos países de la región.1.3. Reformulación de Instrumentos normativosEs neces<strong>ar</strong>io la reformulación de los p<strong>ar</strong>ámetros territoriales–ambientales: tamaños de lotes,zonificación, índice de ocupaciones, mínimas condiciones urbano-ambientales y de construcciónque deben poseer las áreas urbanas, siempre que no pongan en situación de riesgo la salud de lamisma. Ello incluye la reformulación del concepto de zonificación en relación a los procesos desegregación que generan.1.4. Implementación de instrumentos económico financierosImpuesto ProgresivoA través del mismo se aumenta el impuesto inmobili<strong>ar</strong>io a los lotes vacantes,progresivamente, hasta la construcción <strong>com</strong>pulsoria (<strong>com</strong>o en el caso de Brasil). El objetivo escoloc<strong>ar</strong> en el mercado tierra retenida por sus propiet<strong>ar</strong>ios, dado que el impuesto puede lleg<strong>ar</strong> a sertan importante que el propiet<strong>ar</strong>io decida vender a precios menores que los que él esperaba obtener.De esta manera baj<strong>ar</strong>ían relativamente los precios. Debe estudi<strong>ar</strong>se en qué áreas implement<strong>ar</strong>lo,interviniendo en el sector del mercado que pueda tener efecto sobre la población demandante desectores pobres.Captación de valorización generada por el EstadoEl objetivo es capt<strong>ar</strong>, a través de un instrumento tribut<strong>ar</strong>io específico, la valorizaciónproducida por cambios de zonificación urbana e inversiones en obras públicas. El producto puedeser exclusivamente utilizado p<strong>ar</strong>a <strong>com</strong>pra de tierra o inmuebles p<strong>ar</strong>a sectores de bajos ingresos;ejecución de obras de <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong>; adecuación de asentamientos urbanos en riesgo. Es utilizado enBrasil y Colombia, aunque aun con limitaciones (Furtado, et.al. 1999; De Ces<strong>ar</strong>e, 1998;Clichevsky, 2000).1.5. Fortalecimiento institucionalEs neces<strong>ar</strong>io realiz<strong>ar</strong> el fortalecimiento de las instituciones, desde el ámbito local al central,así <strong>com</strong>o des<strong>ar</strong>roll<strong>ar</strong> la <strong>ar</strong>ticulación entre organismos municipales, y entre éstos y los otros niveles47


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximaciónde gobierno, p<strong>ar</strong>a llev<strong>ar</strong> adelante las políticas anteriormente señaladas. Se debe d<strong>ar</strong> una mayorjer<strong>ar</strong>quía a las áreas de tierra y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> urbano-ambiental, dentro de las administraciones locales,<strong>ar</strong>ticuladas entre sí.P<strong>ar</strong>a transp<strong>ar</strong>ent<strong>ar</strong> el accion<strong>ar</strong> sobre la tierra y <strong>com</strong>o <strong>com</strong>plemento de la lucha contra lailegalidad, es imprescindible:48• Moderniz<strong>ar</strong> los sistemas catastrales existentes y/o implement<strong>ar</strong> nuevos sistemas deregistro, según la capacidad financiera y de personal local, p<strong>ar</strong>a hacer más accesible lainformación sobre tierras, acorde a las necesidades de los sectores pobres urbanos.• Audit<strong>ar</strong> los sistemas reguladores de control de uso de suelo (p<strong>ar</strong>a disminuirclientelismos, etc.); diseño de sistemas reguladores y legales más simples p<strong>ar</strong>a la gestióndel suelo.• Difundir ampliamente la legislación sobre tierra, especialmente a la población pobre, demanera fácilmente <strong>com</strong>prensible.• Concientiz<strong>ar</strong> a los pobladores sobre los problemas derivados de la adquisición de tierrasproducidas y/o vendidas ilegalmente. Escl<strong>ar</strong>ecer a la población sobre la acción de losagentes informales o “traficantes” del mercado de tierra.1.6. Fortalecimiento a la poblaciónAsesorías técnico-legalEstas podrían instal<strong>ar</strong>se en los b<strong>ar</strong>rios, por los gobiernos locales. Los procesos dedescentralización que se están implementando en una gran p<strong>ar</strong>te de los municipios de AméricaLatina brindan una oportunidad p<strong>ar</strong>a su implementación.El objetivo es gener<strong>ar</strong> un proceso de asesoría integral permanente, mínimamente en dosaspectos: i) técnica, p<strong>ar</strong>a la construcción; ii) legal, con relación a la tierra y situaciones conflictivasen términos famili<strong>ar</strong>es. También se podrían des<strong>ar</strong>roll<strong>ar</strong> en ellas las actividades de concientización.P<strong>ar</strong>ticipación de la poblaciónLa población debe p<strong>ar</strong>ticip<strong>ar</strong> en el debate tendiente a elabor<strong>ar</strong> políticas. Mucho se ha colocadoal respecto, pero la p<strong>ar</strong>ticipación ha sido, en general, escasa o a través de instancias no vinculantes.Pero p<strong>ar</strong>a que la población p<strong>ar</strong>ticipe, debe poseer los elementos neces<strong>ar</strong>ios p<strong>ar</strong>a lo cual se debe,también, capacit<strong>ar</strong> a la misma. Aunque escapa a los objetivos de este trabajo profundiz<strong>ar</strong> sobre esteaspecto.1.7. Articulación a políticas de vivienda e infraestructuraDeben des<strong>ar</strong>roll<strong>ar</strong>se tecnologías p<strong>ar</strong>a producción y mejoramiento de viviendas, así <strong>com</strong>oformas alternativas de construcción de infraestructura, p<strong>ar</strong>a que con los escasos recursos existentes,puedan conseguirse mayores soluciones habitacionales. Pueden ser <strong>com</strong>plement<strong>ar</strong>ias al Banco demateriales municipal y al Taller de construcción, p<strong>ar</strong>a mejor<strong>ar</strong> las capacidades de autoconstruccióny gener<strong>ar</strong> cooperativas de constructores, p<strong>ar</strong>a replic<strong>ar</strong> su modalidad en otros b<strong>ar</strong>rios. Según el<strong>com</strong>ponente constructivo de que se trate, podría ser realizado por mujeres.2. Regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> mejor y másLos programas de regul<strong>ar</strong>ización, incluso aquellos diseñados con una perspectiva integral,deben ser reformulados, a los fines de minimiz<strong>ar</strong> los problemas existentes en la actualidad y tender a


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 28su ampliación o replicabilidad. Implement<strong>ar</strong> nuevos programas de mejoramiento implica, entre otrosaspectos, los siguientes:2.1. Disponibilidad de tierra e intervención en el mercado• Dado que la capacidad de aplic<strong>ar</strong> los programas de regul<strong>ar</strong>ización dentro de unaperspectiva integrada, depende, en una gran p<strong>ar</strong>te, del recurso suelo y que actualmenteexiste c<strong>ar</strong>encia de tierra p<strong>ar</strong>a realiz<strong>ar</strong> las relocalizaciones neces<strong>ar</strong>ias, es imprescindibleimplement<strong>ar</strong> el Banco de tierras, en el caso de existir; de lo contr<strong>ar</strong>io, debe constituirsecon el fin de solucion<strong>ar</strong> la situación y poder ampli<strong>ar</strong> la cantidad de acciones que losprogramas realicen.• Utiliz<strong>ar</strong> del Derecho preferencial de <strong>com</strong>pra, a través del cual las autoridades localesnegocian con los propiet<strong>ar</strong>ios de terrenos invadidos, a fin de obtener su venta encondiciones preferenciales con el propósito de regul<strong>ar</strong>iz<strong>ar</strong> la tenencia, ofreciendo a losmismos, <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>te de la <strong>com</strong>pensación, la posibilidad de concentr<strong>ar</strong> los derechos deedificación correspondientes a los terrenos invadidos en otros terrenos propios.• En los casos de legaliz<strong>ar</strong> asentamientos sobre tierra municipal, se puede realiz<strong>ar</strong> el<strong>ar</strong>rendamiento o la venta de derecho de uso y aprovechamiento, en aquellos casos que lapoblación más pobre no pueda pag<strong>ar</strong> el precio convenido. Esto puede ayud<strong>ar</strong> a limit<strong>ar</strong> laexpulsión de la población.• Articul<strong>ar</strong> los programas de regul<strong>ar</strong>ización (y cada uno de los proyectos que lo integren) aun manejo integral del suelo y de políticas de <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> urbano a nivel local y si esposible nacional, p<strong>ar</strong>a que no ocurran “efectos no deseados” por la implementación delos programas.• Estudi<strong>ar</strong> mecanismos de intervención en el mercado de tierras <strong>com</strong>o p<strong>ar</strong>a que lapoblación no sea expulsada por sectores de mayor nivel de ingreso (o que decidan venderp<strong>ar</strong>a posibilit<strong>ar</strong> tener un mínimo capital, dado el desempleo existente), mientras ocupanotro terreno.• Aplic<strong>ar</strong> procedimientos innovadores de gestión predial, <strong>com</strong>o la tierra <strong>com</strong>p<strong>ar</strong>tida, en loscasos que la población se halle dispuesta.2.2. Sobre aspectos administrativos• Fortalecer los organismos locales y sus equipos técnicos, con la finalidad de que poseancapacidad de emprender y coordin<strong>ar</strong> las actividades neces<strong>ar</strong>ias en la totalidad de lasáreas de los proyectos (social, legal, técnica y ambiental) que integran los programas,enfatizando la p<strong>ar</strong>ticipación de la <strong>com</strong>unidad.• Desb<strong>ar</strong>at<strong>ar</strong> mecanismos clientelísticos a través de transp<strong>ar</strong>ent<strong>ar</strong> los mecanismos deelegibilidad de los proyectos y el <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> de los mismos.• Agiliz<strong>ar</strong> tramites, por ejemplo de regul<strong>ar</strong>ización dominial, en aquellos programas que lamisma es exigida <strong>com</strong>o condición p<strong>ar</strong>a otorg<strong>ar</strong> el financiamiento p<strong>ar</strong>a la regul<strong>ar</strong>izaciónurbana.• Gener<strong>ar</strong> un proceso de asesoría integral permanente a la población (social, técnica,administrativa, financiera y legal) que contribuya a mantener y mejor<strong>ar</strong> las condicionesde vida, al finaliz<strong>ar</strong> la etapa de ejecución de los proyectos de regul<strong>ar</strong>ización.49


Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximación2.3. Financiamiento y replicabilidad• Estudi<strong>ar</strong> reciprocidades más altas con relación a los aportes de la familia.• Flexibiliz<strong>ar</strong> los requisitos exigidos p<strong>ar</strong>a la eligibilidad del municipio, los proyectos y lapoblación benefici<strong>ar</strong>ia (debiendo analiz<strong>ar</strong> cuales pueden ser flexibilizados p<strong>ar</strong>a no lleg<strong>ar</strong>a caus<strong>ar</strong> problemas sociales o ambientales, por ejemplo).• Estudi<strong>ar</strong> la posibilidad de replicabilidad a gran escala. Sin emb<strong>ar</strong>go, p<strong>ar</strong>eciera que p<strong>ar</strong>aesto existen límites dados por las grandes inversiones neces<strong>ar</strong>ias, que exigen definanciamiento externo, lo que significa mayor endeudamiento de nuestros países. Enprincipio, p<strong>ar</strong>eciera que es neces<strong>ar</strong>io des<strong>ar</strong>roll<strong>ar</strong> otro tipo de soluciones, que quedan porfuera de este trabajo.• Es obvio que estos programas no pueden <strong>com</strong>batir la pobreza. El empleo tempor<strong>ar</strong>io quegeneran es importante pero limitado en el tiempo, a menos que se organicen cooperativasde trabajo, p<strong>ar</strong>a replic<strong>ar</strong> no solo en este tipo de b<strong>ar</strong>rios, sino en pequeñas empresas de laconstrucción.• Analiz<strong>ar</strong> la capacidad financiera de la población y la posibilidad de recupero o no de loscostos del Estado en la regul<strong>ar</strong>ización, p<strong>ar</strong>a realiz<strong>ar</strong> una programación realista de lasinversiones neces<strong>ar</strong>ias.• Diseñ<strong>ar</strong> alternativas financieras que permitan a los pobladores acceder a recursosp<strong>ar</strong>alelos a los del subsidio, <strong>com</strong>o pueden ser los créditos con entidades cooperativas,pues aunque sean limitados, pueden ayud<strong>ar</strong> a las prec<strong>ar</strong>ias condiciones socio económicasde los hog<strong>ar</strong>es pobres.2.4. Sobre aspectos urbano ambientales• Se debe definir la normativa urbana y ambiental a aplic<strong>ar</strong> a los programas, en especial,los mínimos neces<strong>ar</strong>ios p<strong>ar</strong>a poder ser aprobados (tamaño de lote y localización;condiciones ambientales). Las mismas serán elaboradas por las autoridades locales,provinciales/estaduales o nacionales, según corresponda.• Se debe diferenci<strong>ar</strong> las formas de realiz<strong>ar</strong> la regul<strong>ar</strong>ización según tipos de informalidad,pues hay especificidades que deben ser contempladas. Por ejemplo, entre loteosclandestinos (donde actúan los promotores, <strong>com</strong>ercializadores y otros agentes) y lasvillas, donde esas figuras no existen, o los inquilinatos, donde los administradores,además de los propiet<strong>ar</strong>ios, generan conflictos, a veces de muy <strong>com</strong>pleja resolución.2.5. Aspectos sociales• Mejor<strong>ar</strong> la p<strong>ar</strong>ticipación <strong>com</strong>unit<strong>ar</strong>ia en términos reales.• En los proyectos integrales, reforz<strong>ar</strong> el área social que aun es vista <strong>com</strong>o <strong>com</strong>plement<strong>ar</strong>iaa las áreas de proyectos e incluso, ambiental.• Desde el punto de vista de la segregación urbana aunque se diga que se van a integr<strong>ar</strong>,quedan improntas espaciales difíciles de des<strong>ar</strong>m<strong>ar</strong>. Y también sociales (no solo entérminos de económicos, sino culturales), que es neces<strong>ar</strong>io analiz<strong>ar</strong> p<strong>ar</strong>a poder rediseñ<strong>ar</strong>los programas existentes.50


CEPAL - SERIE <strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> N° 282.6. Minimiz<strong>ar</strong> los costos asociados a la legalización• La política de regul<strong>ar</strong>ización debe contempl<strong>ar</strong> los costos que ac<strong>ar</strong>rea la legalidad entérminos integrales, contemplando exenciones, períodos de gracia y subvenciones p<strong>ar</strong>a elpago del impuesto inmobili<strong>ar</strong>io, la tasa de alumbrado, b<strong>ar</strong>rido y limpieza, y dependiendodel tipo de infraestructura, de los servicios de luz, agua y gas, a los hog<strong>ar</strong>es que registranniveles de ingreso mínimos.• La posibilidad de implement<strong>ar</strong> las políticas anteriormente descritas dependerá, por unlado, de la voluntad política de los gobernantes; y, por el otro, de la movilización de lapoblación pobre –concientizada de la problemática–, con apoyo de ONGs y otros OGs,conjuntamente con sectores sociales que, si bien poseen mayores ingresos, quieren unaciudad más equitativa y sustentable. Las mismas posibilit<strong>ar</strong>án una menor segregación enla medida que sean plenamente implementadas.51


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Serie<strong>medio</strong> <strong>ambiente</strong> y <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong>1Números publicados1 Las reformas del sector energético en América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe (LC/L.1020), abril de 1997. E-mail: fsanchez@eclac.cl - haltomonte@eclac.cl2 Private p<strong>ar</strong>ticipation in the provision of water services. Alternative means for private p<strong>ar</strong>ticipationin the provision of water services (LC/L.1024), mayo de 1997. E-mail: ajouravlev@eclac.cl3 Management procedures for sustainable development (applicable to municipalities, micro-regionsand river basins) (LC/L.1053), agosto de 1997. E-mail: adourojeanni@eclac.cl, rsalgado@eclac.cl4 El Acuerdo de las Naciones Unidas sobre pesca en alta m<strong>ar</strong>: una perspectiva regional a dos añosde su firma (LC/L.1069), septiembre de 1997. E-mail: rsalgado@eclac.cl5 Litigios pesqueros en América Latina (LC/L.1094), febrero de 1998. E-mail: rsalgado@eclac.cl6 Prices, property and m<strong>ar</strong>kets in water allocation (LC/L.1097), febrero de 1998. E-mail:tlee@eclac.cl - ajouravlev@eclac.cl wwwLos precios, la propiedad y los mercados en la asignación del agua (LC/L.1097), octubre de 1998.E-mail: tlee@eclac.cl - ajouravlev@eclac.cl www7 Sustainable development of human settlements: Achievements and challenges in housing andurban policy in Latin America and the C<strong>ar</strong>ibbean (LC/L.1106), m<strong>ar</strong>zo de 1998. E-mail:dsimioni@eclac.cl - wwwDes<strong>ar</strong>rollo sustentable de los asentamientos humanos: Logros y desafíos de las políticashabitacionales y urbanas de América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe (LC/L.1106), en edición. E-mail:dsimioni@eclac.cl - www8 Hacia un cambio de los patrones de producción: Segunda Reunión Regional p<strong>ar</strong>a la Aplicacióndel Convenio de Basilea en América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe (LC/L.1116 y LC/L.1116 Add/ 1), vols. Iy II, en edición. E-mail:c<strong>ar</strong>tigas@eclac.cl - rsalgado@eclac.cl9 La industria del gas natural y las modalidades de regulación en América Latina, ProyectoCEPAL/Comisión Europea “Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”.(LC/L.1121), abril de 1998. E-mail: fsanchez@eclac.cl www10 Guía p<strong>ar</strong>a la formulación de los m<strong>ar</strong>cos regulatorios, Proyecto CEPAL/Comisión Europea“Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”. (LC/L.1142), agosto de 1998. E-mail: fsanchez@eclac.cl11 Panorama minero de América Latina: la inversión en la década de los noventa, ProyectoCEPAL/Comisión Europea “Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”.(LC/L.1148), octubre de 1998. E-mail: fsanchez@eclac.cl www12 Las reformas energéticas y el uso eficiente de la energía en el Perú, Proyecto CEPAL/ComisiónEuropea “Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”. (LC/L.1159), noviembrede 1998. E-mail: fsanchez@eclac.cl59


13 Financiamiento y regulación de las fuentes de energía nuevas y renovables: el caso de lageotermia (LC/L.1162), diciembre de 1998 E-mail: mcoviello@eclac.cl14 Las debilidades del m<strong>ar</strong>co regulatorio eléctrico en materia de los derechos del consumidor.Identificación de problemas y re<strong>com</strong>endaciones de política, Proyecto CEPAL/Comisión Europea“Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”. (LC/L.1164), enero de 1999. E-mail: fsanchez@eclac.cl www15 Primer Diálogo Europa-América Latina p<strong>ar</strong>a la Promoción del Uso Eficiente de la Energía,Proyecto CEPAL/Comisión Europea “Promoción del uso eficiente de la energía en AméricaLatina”. (LC/L.1187), m<strong>ar</strong>zo de 1999. E-mail: fsanchez@eclac.cl16 Lineamientos p<strong>ar</strong>a la regulación del uso eficiente de la energía en Argentina, ProyectoCEPAL/Comisión Europea “Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”.(LC/L.1189), m<strong>ar</strong>zo de 1999. E-mail: fsanchez@eclac.cl17 M<strong>ar</strong>co legal e institucional p<strong>ar</strong>a promover el uso eficiente de la energía en Venezuela, ProyectoCEPAL/Comisión Europea “Promoción del uso eficiente de la energía en América Latina”.(LC/L.1202) abril de 1999. E-mail: fsanchez@eclac.cl.18 Políticas e instituciones p<strong>ar</strong>a el <strong>des<strong>ar</strong>rollo</strong> sostenible en América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe, José AntonioOcampo19 Impactos ambientales de los cambios en la estructura exportadora en nueve países de AméricaLatina y el C<strong>ar</strong>ibe: 1980-1995, M<strong>ar</strong>ianne Schaper (LC/L 1241-P), N° de venta: S.99.II.G.44(US$ 10.00), octubre de 1999. E-mail: mschaper@eclac.cl www20 M<strong>ar</strong>cos regulatorios e institucionales de América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe en el contexto del proceso dereformas macroeconómicas: 1980-1990, Guillermo Acuña (LC/L 1311-P), N° de venta:S.99.II.G.26 (US$ 10.00), diciembre de 1999. E-mail: gacuna@eclac.cl www21 Consensos urbanos. Aportes del Plan de Acción Regional de América Latina y el C<strong>ar</strong>ibe sobreAsentimientos Humanos, Juan MacDonald y Daniela Simioni. (LC/L 1330-P), N° de venta:S.99.II.G.38 (US$ 10.00), diciembre de 1999. E-mail: dsimioni@eclac.c wwwUrban consensus. Contributions from the Latin American and C<strong>ar</strong>ibbean Regional Plan of Actionon Human Settlements, Joan Mac Donald y Daniela Simioni. (LC/L 1330-P), N° de venta:S.00.II.G.38 (US$ 10.00), diciembre de 1999. E-mail: dsimioni@eclac.c www22 Contaminación industrial en los países latinoamericanos pre y post reforma económica, ClaudiaSchatan (LC/L 1331-P), N° de venta: S.00.II.G. 46 (US$ 10.00), diciembre de 1999. E-mail:mschaper@eclac.cl www23 Trade liberalization and industrial pollution in Brazil, Claudio Ferraz y C<strong>ar</strong>los Young (LC/L1332-P), N° de venta: S.00.II.G.47 (US$ 10.00), diciembre de 1999. E-mail: mschaper@eclac.clwww24 Reformas estructurales y <strong>com</strong>posición de las emisiones contaminantes industriales. Resultados p<strong>ar</strong>aMéxico, Fidel Aroche Reyes (LC/L 1333-P), N° de venta: S.00.II.G. 42 (US$ 10.00), mayo de 2000 E-mail: mschaper@eclac.cl www25 El impacto del programa de estabilización y las reformas estructurales sobre el desempeñoambiental de la minería de cobre en el Perú: 1990-1997, Alberto Pascó-Font (LC/L 1334-P), N°de venta: S.00.II.G.43 (US$ 10.00), mayo del 2000. E-mail: mschaper@eclac.cl www26 Servicios urbanos y equidad en América Latina. Un panorama con base en algunos casos, PedroPírez (LC/L 1320-P), N° de venta: S.00.II.G.95 (US$ 10.00), septiembre de 2000. E-mail:dsimioni@eclac.cl www60


27 Pobreza en América Latina. Nuevos escen<strong>ar</strong>ios y desafíos de políticas p<strong>ar</strong>a el hábitat urbano,Camilo Arriagada (LC/L.1429-P), N° de venta: S.00.II.G.107 (US$ 10.00), octubre de 2000. E-mail: dsimioni@eclac.cl www ww28 Informabilidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximación, Nora Clichevsky(LC/L.1430-P), N° de venta: S.00.II.G.109 (US$ 10.00), octubre de 2000. E-mail:dsimioni@eclac.cl www• El lector interesado en números anteriores de esta serie puede solicit<strong>ar</strong>los dirigiendo su correspondencia a la División de Medio Ambientey Asentamientos Humanos, CEPAL, Casilla 179-D, Santiago de Chile. Utilice esta página <strong>com</strong>o formul<strong>ar</strong>io, indicando en el recuadro elejempl<strong>ar</strong> de su interés.• Los títulos a la venta deben ser solicitados a la Unidad de Distribución, CEPAL, Casilla 179-D, Santiago, Chile, Fax (562) 210 2069,publications@eclac.cl.vNombre: ....................................................................................................................................Dirección:..................................................................................................................................Código postal y ciudad:.............................................................................................................País:...........................................................................................................................................Tel.: ........................ Fax: ........................................ E.mail:.......................................................•www: Disponible en Internet: http://www.eclac.cl61

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