10.07.2015 Views

Descargar Derechos humanos completo en ... - Agustín Gordillo

Descargar Derechos humanos completo en ... - Agustín Gordillo

Descargar Derechos humanos completo en ... - Agustín Gordillo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Capítulo ILOS DERECHOS HUMANOS EN UN MUNDO NUEVAMENTEEN CRISIS Y TRANSFORMACIÓN1. La democratización de la administración, laconstitucionalización del derecho administrativo, lainternacionalización 1 de los derechos <strong>humanos</strong>Los pactos internacionales suscriptos por nuestro país, y otros delcontin<strong>en</strong>te, han int<strong>en</strong>tado sin duda crear un “sistema” de derechos<strong>humanos</strong>, garantías individuales o libertades públicas. Pero sóloti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tido la búsqueda de bases para crear <strong>en</strong> la realidad unsistema vivi<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> caso que no exista. Ello supone también,necesaria y simultáneam<strong>en</strong>te, d<strong>en</strong>unciar las asistematicidadesd<strong>en</strong>tro del ord<strong>en</strong> jurídico y con respecto a su funcionami<strong>en</strong>to real.En nuestros países hemos t<strong>en</strong>ido, <strong>en</strong> distintos mom<strong>en</strong>tos delsiglo XX, largos períodos de oscurantismo autoritario, con supresióno debilitami<strong>en</strong>to de los mecanismos básicos de repres<strong>en</strong>tación,participación, libertad, opinión pública, control, responsabi-1.1Si bi<strong>en</strong> la frase internacionalización de los derechos <strong>humanos</strong> es deuso común y la <strong>en</strong>contramos por ejemplo <strong>en</strong> PADILLA, MIGUEL ÁNGEL, Leccionessobre derechos <strong>humanos</strong> y garantías. Apéndice, Abeledo-Perrot, Bu<strong>en</strong>osAires, 1989, pp. 34 a 36, el lector advertirá importantes difer<strong>en</strong>ciasjurídicas <strong>en</strong> cuanto a su alcance práctico, como explicamos <strong>en</strong> el capítulo II.Así <strong>en</strong> materia de supraconstitucionalidad, irreversibilidad del derechosupranacional <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>, obligatoria aplicación directae inmediata <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> interno por los jueces y la administración etc.Un mayor desarrollo puede <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong> nuestro Tratado de derechoadministrativo, tomo 1, 8° ed., Bu<strong>en</strong>os Aires, FDA, 2003, capítulo VI.


I - 2DERECHOS HUMANOSlidad, etc. Por lo tanto, que los derechos <strong>humanos</strong> hayan casiperecido <strong>en</strong> estos mom<strong>en</strong>tos históricos no puede sorpr<strong>en</strong>der a nadie.La mayor parte de nuestros países ha emergido de lasautocracias, y se han restituido <strong>en</strong> muchos de ellos los mecanismosdemocráticos. Incluso muchos han suscripto la sumisión alord<strong>en</strong> jurídico supranacional de los derechos <strong>humanos</strong>. Hanpervivido sin embargo <strong>en</strong> cada sistema jurídico interno una <strong>en</strong>ormecantidad de trazos derivados de los períodos autoritarios. Pormom<strong>en</strong>tos cabe preguntarse, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong>tre nosotros, si hat<strong>en</strong>ido impacto o repercusión práctica la suscripción de los tratadosinternacionales. Por cierto que no cabe ser tan pesimista,pero sí corresponde señalar que el objetivo de un sistema eficaz yefici<strong>en</strong>te de derechos <strong>humanos</strong>, se halla muy distante de poderser concretado <strong>en</strong> la realidad.En otras palabras, el funcionami<strong>en</strong>to normal de la democraciapolítica, cuando ocurre, no ha garantizado automáticam<strong>en</strong>te, nipodía quizás haberlo hecho, una paralela y consecu<strong>en</strong>te democratizaciónde la administración, un respeto g<strong>en</strong>eralizado de las libertadespúblicas y derechos individuales, sea por la administracióno por los particulares <strong>en</strong>tre sí, ni la vig<strong>en</strong>cia interna de lostratados suscriptos solemnem<strong>en</strong>te ante la comunidad internacional.Han subsistido una administración y una sociedad autoritariasd<strong>en</strong>tro de un contexto político superficialm<strong>en</strong>te democrático<strong>en</strong> cuanto a las grandes líneas —de existir un sistema de partidospolíticos, funcionar los tres poderes del Estado, existir pr<strong>en</strong>salibre, haber elecciones libres, etc. Es <strong>en</strong> ese contexto, y no <strong>en</strong> otroimaginario, que t<strong>en</strong>emos un esquema normativo básico de derechos<strong>humanos</strong>, libertades públicas, garantías y derechos individuales:normativo, pero no vivi<strong>en</strong>te, vig<strong>en</strong>te, ni eficaz.No son pocos los logros si miramos para atrás <strong>en</strong> la historia.Pero no son significativos si miramos hacia el futuro.Más aún, completado el paso <strong>en</strong> muchos países de un estadopreconstitucional (sea por no t<strong>en</strong>er Constitución vig<strong>en</strong>te, o no t<strong>en</strong>erlacon cont<strong>en</strong>ido democrático) al estado constitucional, la


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 3constitucionalización no ha llevado tampoco <strong>en</strong> forma completa eintegral al sistema de derechos <strong>humanos</strong>, ni por lo tanto al derechoadministrativo, civil, p<strong>en</strong>al, etc. ¡Qué duda cabe que tampocopueda describirse como vig<strong>en</strong>te un sistema de pactos internacionalesde derechos <strong>humanos</strong>! Tampoco ha llegado, pues, lasupranacionalidad al derecho interno. 2T<strong>en</strong>emos así un estado de cosas <strong>en</strong> el cual el derecho civil,p<strong>en</strong>al, administrativo, es a veces preconstitucional y pre—supranacional, con superviv<strong>en</strong>cia legal, jurisprud<strong>en</strong>cial ydoctrinaria de muchos rasgos autoritarios. Ello dep<strong>en</strong>de de lospaíses y las épocas. A la vez, los derechos individuales no sontutelados eficazm<strong>en</strong>te por la justicia, al par que la administraciónsigue —con cons<strong>en</strong>so social— si<strong>en</strong>do autoritaria <strong>en</strong> múltiplesformas de comportami<strong>en</strong>to. Ni el derecho público o privadohan resultado aptos para dar una propuesta eficaz al problema. Ya veces ni siquiera para formular una propuesta, al m<strong>en</strong>os teóricam<strong>en</strong>tecorrecta, <strong>en</strong> el marco de una forma de gobierno definidacomo democrática.Son tantas la posibilidades de exceso administrativo y privadosobre los derechos individuales, tan pocos los controles y limitacionesefectivam<strong>en</strong>te operantes, que no está <strong>en</strong> modo alguno logradoun equilibrio aceptable <strong>en</strong>tre libertad y autoridad. Todoello cuando funcionan, al m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> apari<strong>en</strong>cia, los órganos decontrol específico. El derecho vivi<strong>en</strong>te está sesgado inequívocam<strong>en</strong>tea favor de la autoridad y <strong>en</strong> desmedro de la libertad.Es así, básicam<strong>en</strong>te, un derecho de la administración, de laautoridad, del poder, p<strong>en</strong>sado las más de las veces por y paraaquélla, y raram<strong>en</strong>te por y para el individuo. Más aún, qui<strong>en</strong>esint<strong>en</strong>tan restablecer el equilibrio <strong>en</strong>tre autoridad y libertad son aveces criticados por hacer supuestam<strong>en</strong>te “un derecho del administrado”y no de la administración. A ello se lo considera —<strong>en</strong> larealidad del desfasaje exist<strong>en</strong>te— equivocado, cuando es el sesgocontrario el claram<strong>en</strong>te disvalioso fr<strong>en</strong>te a la realidad descripta.Def<strong>en</strong>der los derechos <strong>humanos</strong> es, para muchos, atacar la socie-1.2Ver el capítulo VI de nuestra obra citada <strong>en</strong> la nota anterior.


I - 4DERECHOS HUMANOSdad, el ord<strong>en</strong> constituido, las instituciones, la seguridad jurídica,la paz social, cuando no integrar las bandas de delincu<strong>en</strong>tes subversivos.Nadie califica ni d<strong>en</strong>igra de tal modo a qui<strong>en</strong>es atacan otransgred<strong>en</strong> los derechos individuales. Sin embargo ello sí lesionalas instituciones, pone <strong>en</strong> peligro la paz y el ord<strong>en</strong> social, creainseguridad jurídica, echa leña al fuego de las m<strong>en</strong>tes cal<strong>en</strong>turi<strong>en</strong>tasde qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> que la sociedad se puede mejorar con laviol<strong>en</strong>cia y la muerte. Los m<strong>en</strong>sajeros de la muerte, como siempre,se un<strong>en</strong>, y a veces son una misma persona <strong>en</strong> distintos roles.Pi<strong>en</strong>se un poco el lector y <strong>en</strong>contrará rápidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su memorialos ejemplos personificados.2. Experi<strong>en</strong>cias y conflictos. Su influ<strong>en</strong>cia asistemáticaLas experi<strong>en</strong>cias concretas contribuy<strong>en</strong> al aum<strong>en</strong>to del desequilibriodescripto y no a su corrección. Es difícil o prácticam<strong>en</strong>te imposiblepedirle al magistrado, funcionario público o abogado particular queti<strong>en</strong>e que resolver aquí y ahora un problema de derecho positivo,que t<strong>en</strong>ga pres<strong>en</strong>te el marco conceptual y sistemático <strong>en</strong> el cual susolución habrá de insertarse. O que perciba el contexto social ypolítico y procure ayudar <strong>en</strong> el caso concreto al progreso y a la pazsocial, y no convertirse <strong>en</strong> otra pequeña parte de este granproblema.Cada uno resuelve el problema concreto sin visualizarnecesariam<strong>en</strong>te al propio tiempo toda una suerte de filosofía g<strong>en</strong>eralde la disciplina y del ord<strong>en</strong> jurídico nacional y supranacional.Pues bi<strong>en</strong>, ¿cómo se pres<strong>en</strong>tan los datos de la realidad que recogeel derecho <strong>en</strong> su aplicación material, cuáles son los conflictos realesmás frecu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>tre autoridad y libertad, administración yadministrado? ¿Cómo se resuelv<strong>en</strong> los casos <strong>en</strong> que están <strong>en</strong> juegoderechos <strong>humanos</strong>?2.1. Los funcionarios públicosEn una primera situación, que cuantitativam<strong>en</strong>te es importante ycualitativam<strong>en</strong>te determinante, se trata de la perspectiva que de


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 5los conflictos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> qui<strong>en</strong>es ejerc<strong>en</strong> concretam<strong>en</strong>te el poder público:los funcionarios y autoridades públicas, los concesionarios ylic<strong>en</strong>ciatarios del poder. Obviam<strong>en</strong>te, es casi imposible que not<strong>en</strong>gan un sesgo proclive al poder que precisam<strong>en</strong>te están ejerci<strong>en</strong>do<strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to dado.2.2. Las grandes empresasUna segunda percepción, poco significativa desde el punto de vistade su utilidad sistemática, se da <strong>en</strong> los conflictos que puedan t<strong>en</strong>ercon la administración las grandes o medianas empresas y losgrupos económicos relativam<strong>en</strong>te fuertes. En estos supuestos, el“administrado” suele hacer una muy bu<strong>en</strong>a y eficaz utilización delos recursos y remedios que le brinda el ord<strong>en</strong> jurídico; está at<strong>en</strong>toa la def<strong>en</strong>sa de sus derechos, y hace además uso de todos losmecanismos informales de influ<strong>en</strong>cia y relación con laadministración pública. En estas situaciones el conflicto autoridad—empresa se resuelve ya sea con cierto equilibrio, a favor de lasegunda parte de la ecuación y no de la primera, a la inversa.Lo interesante del caso es que este grupo de personas jurídicasno ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> principio la tutela del Pacto de San José de CostaRica, pues éste compr<strong>en</strong>de principal o exclusivam<strong>en</strong>te a las personasfísicas.2.3. El público <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral: usuarios, consumidores, etc.El tercer grupo de situaciones es a la vez el mas numeroso y el peorresuelto, y aquel que determina la mayor cantidad de defectos delsistema: es el de la <strong>en</strong>orme masa de ciudadanos, profesionales,empleados, obreros, amas de casa, jubilados y p<strong>en</strong>sionados, pequeñosempresarios, desempleados, estudiantes, etcétera, que carec<strong>en</strong> dela efici<strong>en</strong>te def<strong>en</strong>sa de sus derechos del anterior grupo y sinembargo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> per capita la mayor cantidad de relacionespot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te conflictivas con la administración.Son simples usuarios de los servicios públicos de transportecolectivo, teléfonos, gas, electricidad, correos, educación, televisión,salud, previsión social, etc.


I - 6DERECHOS HUMANOSSon los marginados sociales que están al borde o afuera delsistema, <strong>en</strong> precario e inestable equilibrio de superviv<strong>en</strong>cia, porlo tanto <strong>en</strong> conflicto actual o pot<strong>en</strong>cial con las fuerzas de seguridad,la represión, el sistema p<strong>en</strong>al y carcelario.Son los consumidores, cli<strong>en</strong>tes forzosos de las empresas públicasdel Estado que produc<strong>en</strong> y v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> determinados productos;son los que deb<strong>en</strong> acudir a las múltiples mesas de <strong>en</strong>tradas parahacer colas y ser at<strong>en</strong>didos por los funcionarios de más bajo rangode que dispone la administración, para ll<strong>en</strong>ar formularios qu<strong>en</strong>o siempre compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>, para traer papeles y cumplir recaudosque les exced<strong>en</strong> <strong>en</strong> relación al tiempo que s<strong>en</strong>satam<strong>en</strong>te pued<strong>en</strong>dedicarle a cada uno de tales problemas de su vida cotidiana.2.4. Resum<strong>en</strong> comparativo2.4.1. Los funcionariosComparando los tres grupos de experi<strong>en</strong>cias concretas, y analizandola forma <strong>en</strong> que habitualm<strong>en</strong>te se las vive y se las percibe, podemosseñalar sin temor a equivocarnos que <strong>en</strong> el primer grupo, el de losfuncionarios, las viv<strong>en</strong>cias que tales actividades suel<strong>en</strong> g<strong>en</strong>erarson pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te de alto cont<strong>en</strong>ido espiritual. Se trata de colaborara la realización del bi<strong>en</strong> público colectivo, al desarrollo y cambiosocial o económico, la redistribución de la riqueza, o lo que paracada uno sea el bi<strong>en</strong> concreto de la colectividad contemplado desdesu punto de vista, el del ejercicio activo y concreto del poder público.En tal perspectiva, el administrado no suele ser s<strong>en</strong>tido comoel titular real de una red de derechos y garantías que puede ejerceractivam<strong>en</strong>te, sino que más bi<strong>en</strong> puede ser percibido, global yg<strong>en</strong>éricam<strong>en</strong>te como objetivo final, feliz destinatario y pasivo recipi<strong>en</strong>dariode las bondades que se realizarán desde el poder; ocomo el “mezquino interés individual” que <strong>en</strong> el caso hay queviolar lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te para poder realizar el “interés público” yel bi<strong>en</strong> colectivo. En ambos supuestos, la perspectiva sigue si<strong>en</strong>dola preocupación del poder, no la del administrado de carne y huesoque hace individualm<strong>en</strong>te la cola o utiliza anónimam<strong>en</strong>te elservicio.


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 72.4.2. Las grandes empresasEn relación a la segunda clase de viv<strong>en</strong>cias, las empresas fuertes,si bi<strong>en</strong> percib<strong>en</strong> con claridad cuál es el tipo de disfuncionalidad quepadece el derecho vivi<strong>en</strong>te, cu<strong>en</strong>tan con más y mejores recursospara luchar contra ellas.Por de pronto, realm<strong>en</strong>te se emplean con alguna frecu<strong>en</strong>cia losmedios de def<strong>en</strong>sa que el ord<strong>en</strong> jurídico pone a disposición de losadministrados: se recurre y reclama ante la administración, seacciona ante la justicia por la nulidad de los actos administrativos,se demanda la responsabilidad pecuniaria de la administracióny sus ag<strong>en</strong>tes, etc.Por sobre todo, se ejerce también la influ<strong>en</strong>cia sobre el poder(el trato directo, la negociación, etc.) que contribuye, bu<strong>en</strong>a partede las veces decisivam<strong>en</strong>te, con más el empleo de los remediosjurídicos, a dar una solución más o m<strong>en</strong>os razonable al problema.En este segundo grupo de experi<strong>en</strong>cias, si bi<strong>en</strong> se conoce perfectam<strong>en</strong>teel desequilibrio del sistema, los particulares están <strong>en</strong>mejores condiciones, <strong>en</strong> los casos concretos, de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar con algúnéxito su disfuncionalidad.2.4.3. El usuario, consumidor, etc.En relación a la cantidad de situaciones concretas que se pres<strong>en</strong>tan,el tercer grupo es abrumadoram<strong>en</strong>te más numeroso. (Usuarios,consumidores, público <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, etc.) Y a su vez son mas laspersonas que <strong>en</strong> el ámbito jurídico lo int<strong>en</strong>tan <strong>en</strong>carar desde elplano dogmático del derecho civil, constitucional, p<strong>en</strong>al,administrativo, etc. Ahí debe poner su énfasis, y ahí <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra unade sus primeras justificaciones metodológicas, el estudio especificode los derechos <strong>humanos</strong>, derechos individuales, libertades públicas.Es el individuo aislado, el cli<strong>en</strong>te forzoso de los servicios administrativos,el sujeto pasivo del poder estatal, el que a veces nosabe ll<strong>en</strong>ar siquiera un formulario, no ti<strong>en</strong>e tiempo para ir a unaoficina pública ni persona a qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>viar, el usuario de todos losservicios públicos que por la escasa importancia económica delproblema <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra que no hay qui<strong>en</strong> pueda ocuparse de ayudar-


I - 8DERECHOS HUMANOSle a <strong>en</strong>carar y resolver el conflicto jurídicam<strong>en</strong>te; a veces él mismoda por perdida la batalla sin siquiera haber consultado a ningúnabogado.Son los millones de ciudadanos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> contactos y problemasdiarios con los millares de funcionarios y autoridades, sint<strong>en</strong>er posibilidad efectiva de lograr un razonable equilibrio <strong>en</strong>tresu libertad v la autoridad. Sin lograr tampoco que se despierte <strong>en</strong>todos los demás actores del conflicto (funcionarios, magistrados,letrados) una constante y perman<strong>en</strong>te preocupación por resolversu situación individual y concreta d<strong>en</strong>tro del conjunto del sistemajurídico, por preservar, valorizar o increm<strong>en</strong>tar sus derechos<strong>en</strong> la vida cotidiana.2.4.4. El medio ambi<strong>en</strong>te y su progresivo deterioroTampoco se reconoce fácil legitimación a los que quier<strong>en</strong> luchar porla preservación y mejorami<strong>en</strong>to del medio ambi<strong>en</strong>te y los recursosnaturales depredados y <strong>en</strong> progresivo deterioro apar<strong>en</strong>te.3. Otras influ<strong>en</strong>cias asistemáticas3.1. La influ<strong>en</strong>cia asistemática de la justiciaEn lo que precede hemos hablado de viv<strong>en</strong>cias de conflictos, y cómoellas influy<strong>en</strong> <strong>en</strong> un determinado modo de ser asistemático delprocurado sistema de derechos <strong>humanos</strong>, libertades públicas,garantías individuales fr<strong>en</strong>te al poder.Sin embargo, cabe agregar que hay también otras verti<strong>en</strong>tesasistemáticas que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a introducirse más clínicam<strong>en</strong>te, sinemotividad alguna perceptible, casi diríamos fríam<strong>en</strong>te.La primera ha sido destacada para el caso del Consejo de Estadofrancés por el magistral RIVERO, y consiste <strong>en</strong> dictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciasque, si son bu<strong>en</strong>as, sirv<strong>en</strong> para la historia, para la formación delp<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to jurídico ci<strong>en</strong>tífico, para la cátedra y para la ci<strong>en</strong>cia,pero no para la resolución eficaz de los problemas que se le somet<strong>en</strong>.


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 9Porque, claro está, redactar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias que sirv<strong>en</strong> a los libros,pero no a los s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciados, no es precisam<strong>en</strong>te una forma de contribuira la formación de un derecho publico y privado vivi<strong>en</strong>te,justo y eficaz. Lo mismo les pasa, desde luego, a la inm<strong>en</strong>sa mayoríade los tribunales administrativos o judiciales <strong>en</strong> el resto delmundo.Que los tribunales hagan a veces s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias de cátedra, pero<strong>en</strong> numerosos casos omitan resolver la causa por factores formales,o dict<strong>en</strong> s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia tan tardíam<strong>en</strong>te que la cuestión haperdido ya todo interés y toda utilidad práctica para el justiciable,ésa es una de las formas más usuales de confundir el rol de lajusticia con el rol de la cátedra. Esto, sin <strong>en</strong>trar todavía al detallede todo el disfuncionami<strong>en</strong>to de la justicia <strong>en</strong> su rol de control dela administración y tutela de los derechos de los administrados.Y ello sin <strong>en</strong>trar tampoco a detallar que muchas veces parec<strong>en</strong>carecer del impulso vital de hacer progresar el control y la democratizaciónde la administración con ideas r<strong>en</strong>ovadas, con cambiosy progresos hacia el futuro, y se cont<strong>en</strong>tan con repetir lasviejas fórmulas del pasado. En una palabra, <strong>en</strong> llevar la prud<strong>en</strong>ciaa un defecto, al quietismo y al inmovilismo conceptual.3.2. La influ<strong>en</strong>cia asistemática del legisladorLa segunda colaboración asistemática provi<strong>en</strong>e de los parlam<strong>en</strong>tos.A veces dictan leyes que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a suplir el quietismo jurisdiccional;un ejemplo de ello son las leyes que se han ido dictando reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<strong>en</strong> el mundo sobre acceso de la sociedad a los docum<strong>en</strong>tos y archivosestatales. En verdad una jurisprud<strong>en</strong>cia que aplicara directam<strong>en</strong>teobvios preceptos y principios constitucionales de publicidad, def<strong>en</strong>sa<strong>en</strong> juicio, debido proceso, democracia, etc., hubiera debido ser másque sufici<strong>en</strong>te para destruir la superviv<strong>en</strong>cia medieval del secretode Estado. No existe razón alguna concreta que pueda justificarlo;pero de todos modos, a veces los parlam<strong>en</strong>tos y las cortes hac<strong>en</strong>avanzar el derecho <strong>en</strong> estas materias.Otras veces, los parlam<strong>en</strong>tos se cont<strong>en</strong>tan con dedicarse a tantosotros problemas, que olvidan el de corregir las defici<strong>en</strong>cias


I - 10DERECHOS HUMANOSjurídicas estructurales del sistema de control de la administración,<strong>en</strong> cuanto a los individuos aislados que a diario se vinculancon ella.En ocasiones, dejan también impertérritos que subsistan normasdictadas por gobiernos autoritarios, librando a la justicia ell<strong>en</strong>to rol de ir poco a poco declarándolas inconstitucionales oadecuándolas a los tiempos.Con todo, la justicia si<strong>en</strong>te a veces que se le quiere <strong>en</strong>com<strong>en</strong>darmás esfuerzo que el que le corresponde, y que al fin de cu<strong>en</strong>tas elparlam<strong>en</strong>to debería contribuir más a la democratización del derecho,si de ello se trata. El inmovilismo y el tradicionalismo serealim<strong>en</strong>tan así recíprocam<strong>en</strong>te.3.3. La influ<strong>en</strong>cia, asistemática de la doctrinaDejamos para el final, obviam<strong>en</strong>te, a los que se aproximan alsistema de los derechos <strong>humanos</strong>, garantías individuales ylibertades públicas no por vocación política ni como actores necesariosdel proceso administrativo, legislativo o jurisdiccional,sino por vocación de análisis objetivo o ci<strong>en</strong>tífico: los autores yprofesores de derecho administrativo, civil, constitucional, p<strong>en</strong>al,derechos <strong>humanos</strong> o libertades públicas cuando existe como disciplinaautónoma, etc.En el l<strong>en</strong>to progreso hacia la democratización de la administracióny constitucionalización del derecho, e incorporación realy efectiva del país a la comunidad de naciones civilizadas (que nosólo se somet<strong>en</strong> formalm<strong>en</strong>te, sino que además con sus comportami<strong>en</strong>tosde los tres poderes acatan intrínsecam<strong>en</strong>te el sistemasupranacional de derechos <strong>humanos</strong>) pareciera que la mayor responsabilidadpor contribuir a dicho progreso debiera objetivam<strong>en</strong>tecorresponderle a este sector de la sociedad.Claro está, su primera exim<strong>en</strong>te es que no ti<strong>en</strong>e ningún rolactivo <strong>en</strong> la resolución de conflictos: el profesor no puede dictaractos administrativos arbitrarios (salvo las notas, quizás), no resuelvepleitos o litigios <strong>en</strong>tre administración y administrados (salvola doctrina que aporta con sus libros y artículos), no hace leyes


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 11(salvo cuando aconseja o contribuye a su preparación); no lesionaél mismo derechos <strong>humanos</strong> (salvo si discrimina <strong>en</strong>tre sus alumnos,o como jurado; o si invade la privacidad de sus colegas convivaces artículos ad hominem; todo ello, desde luego, muy raro).Por todo lo expuesto, pareciera prima facie el grupo social m<strong>en</strong>osresponsable del estado de cosas que <strong>en</strong> este libro analizamos.Pero si los académicos y doctrinarios no asum<strong>en</strong> sobre si lacarga de la r<strong>en</strong>ovación y critica constante de las ideas, ¿quién lohabrá de hacer por ellos? O dicho de otra manera, ¿quién ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>la sociedad más deber moral de producir ideas nuevas que mejor<strong>en</strong>el sistema jurídico?Si no son los escritores y profesores, si estos se limitan a informaro explicar el ord<strong>en</strong> legal o jurisprud<strong>en</strong>cial constituido, a repetirlo que las leyes y s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias ya han resuelto antes que ellos,y omit<strong>en</strong> criticar los vacíos y los errores de ambos; si interpretanlas normas de los pactos internacionales como siempre“programáticas” <strong>en</strong> cada caso concreto “difícil” que les toca resolver,y sólo se animan por la operatividad <strong>en</strong> casos sin riesgo socialalguno para ellos, como el solve et repete, <strong>en</strong>tonces se produceun reciclaje constante de las mismas viejas ideas.Se <strong>en</strong>seña al alumno de hoy, magistrado o legislador de mañana,las ideas y principios apr<strong>en</strong>didos del pasado ya insufici<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> la sociedad de hoy, a más de violatorios del ord<strong>en</strong> jurídicosupranacional interpretado con un mínimo de s<strong>en</strong>tido de contemporaneidady futuro, con una s<strong>en</strong>sata dosis de bu<strong>en</strong>a fe internacional,con la mirada puesta <strong>en</strong> el horizonte del mundo y no <strong>en</strong> lavereda de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te. Se <strong>en</strong>seña mirando hacia el atrás que fueracond<strong>en</strong>ado, convertidos <strong>en</strong> estatuas de sal, pero todavía transmiti<strong>en</strong>dolo que debieran haber abandonado <strong>en</strong> su espíritu.El cambio se produce de vez <strong>en</strong> cuando, sí, y se expone fielm<strong>en</strong>te;pero, ¿cuántas veces la doctrina se adelanta al cambio, seapresura a señalar la disfuncionalidad concreta del sistema dedef<strong>en</strong>sa de los derechos <strong>humanos</strong>, se compromete a <strong>en</strong>señar ap<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> una perspectiva democrática y humanista, antes quecont<strong>en</strong>tarse con describir un mecanismo exist<strong>en</strong>te aunque defec-


I - 12DERECHOS HUMANOStuoso y a veces perderse <strong>en</strong> especiosos análisis de algún detalletécnico interpretativo que con razón comi<strong>en</strong>za por no interesarsiquiera a los propios discípulos?No es malo, sino tardío, sólo felicitar desde la cátedra los adelantosoperados <strong>en</strong> la administración, la legislación o la justicia;lo que resulta más necesario, <strong>en</strong> cambio, es proporcionar desde lacátedra las ideas nuevas que puedan servir al cambio y al progresojurídico y social.Nadie va a modificar por si solo nada, ciertam<strong>en</strong>te. Todo cambioes fruto de una larga y compleja labor colectiva. Pero la parteque <strong>en</strong> ello le corresponde a la doctrina es así la de adelantarse aindicar el s<strong>en</strong>dero y advertir sus peligros, no la de v<strong>en</strong>ir historiandolo que ha pasado antes, el camino recorrido, las “verdades”ya oficializadas por el uso colectivo, sin indagar cuántas falsedadesocultan.En esta línea hemos querido siempre hacer nuestra producciónci<strong>en</strong>tífica; esto es lo que nuevam<strong>en</strong>te queremos resumir y proponercomo idea fuerza <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>te obra. Sepa el lector fiel, siexiste, perdonar las reiteraciones e insist<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> relación a loantes publicado, y rescatar si es posible lo que pueda hallar d<strong>en</strong>uevo.4. El problema sistemático <strong>en</strong> una crisis estructural y <strong>en</strong> unaépoca de naturaleza finalm<strong>en</strong>te adversaObsérvese, por fin, que no hablamos aquí de la ev<strong>en</strong>tual soluciónde fondo, obviam<strong>en</strong>te inalcanzable <strong>en</strong> un mundo <strong>en</strong> crisis <strong>en</strong> el cual:1°) el desempleo o paro se torna a veces estructural, 2°) el serviciode la deuda externa de muchos países absorbe todo crecimi<strong>en</strong>toposible <strong>en</strong> términos reales, 3°) y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral sólo resta unaadministración de la crisis, la pobreza y la austeridad, <strong>en</strong> lugar deuna administración distributiva, del desarrollo, del crecimi<strong>en</strong>to, dela prosperidad. 1 4°) Agreguémosle los datos de una naturaleza queparece pronosticar a) sequías mayores, b) recal<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de la4.1Desarrollamos todo ello <strong>en</strong> el capítulo IV de nuestro citado Tratadode derecho administrativo, tomo 1, 8° ed., 2003.


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 13atmósfera, c) disminución de la producción de oxíg<strong>en</strong>o, c)pot<strong>en</strong>ciami<strong>en</strong>to de la p<strong>en</strong>etración de los rayos ultravioletas pordebilitami<strong>en</strong>to o agujeros de la capa de ozono, d) aum<strong>en</strong>to de laproducción de dióxido y monóxido de carbono, e) de las emanacionesde tetrahetilo de plomo, f) elevación ev<strong>en</strong>tual de la superficie de losmares con inundación de ciudades costeras, y veremos, 5°) que unEstado empobrecido y <strong>en</strong>deudado no ti<strong>en</strong>e ya prognosis bu<strong>en</strong>a, y quesus habitantes deberán <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar creci<strong>en</strong>tes dosis de austeridad,exig<strong>en</strong>cia, esfuerzos supremos de autosuperación aún <strong>en</strong> laadversidad, necesidad de adaptación al cambio tecnológico <strong>en</strong>situación de pobreza y subdesarrollo, aum<strong>en</strong>to de sus dosis desacrificio individual y social, para compr<strong>en</strong>der cuán adversos sepres<strong>en</strong>tan a nuestros jóv<strong>en</strong>es y a los por nacer el ahora y el futuroinmediato de las próximas dos o tres décadas al m<strong>en</strong>os.Pero aún sin hallar <strong>en</strong> lo inmediato solución económica o socialde fondo a tales problemas, puede al m<strong>en</strong>os corregirse eldesfasaje de legitimación democrática que significa no darles tampocoa tales sectores sociales (<strong>en</strong> cuanto ello sea materialm<strong>en</strong>teposible) medios efectivos, s<strong>en</strong>cillos, accesibles, de lograr el mayorequilibrio posible, o al m<strong>en</strong>os el m<strong>en</strong>or desequilibrio real, <strong>en</strong>treautoridad y libertad, <strong>en</strong>tre administración y administrado, <strong>en</strong>trevig<strong>en</strong>cia u olvido de los derechos <strong>humanos</strong>.Para todos esos millones de personas no habrá posiblem<strong>en</strong>tesolución mágica que elimine las desigualdades económicas y sociales,a m<strong>en</strong>os que se revierta la crisis y la naturaleza predecible,y se produzca un mejorami<strong>en</strong>to ecológico sustancial y unacelerado desarrollo socio—económico, todo lo cual no parece muyprobable <strong>en</strong> el corto y mediano plazo.La gran pregunta liminar que debemos formularnos qui<strong>en</strong>esnos preocupamos de los problemas de la exist<strong>en</strong>cia o inexist<strong>en</strong>ciade derechos y garantías individuales y libertades públicas fr<strong>en</strong>tea la administración, y del sistema de derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral,es si tampoco habremos de brindarles al m<strong>en</strong>os una perspectivajurídica e institucional que les proporcione la dosis de accesoal poder a que <strong>en</strong> una democracia de objetivos igualitarios deberíant<strong>en</strong>er derecho.


CRISIS Y TRANSFORMACIÓN I - 15mostración de la falsedad de la supuesta insolubilidad del problema,la nuevam<strong>en</strong>te descubierta solución.Cuán difícil y conflictivo es todo esto, cuántas discusiones provoca,cuántos dis<strong>en</strong>sos y cuán pocos cons<strong>en</strong>sos, y qué poco se avanzade verdad, es lo que iremos vi<strong>en</strong>do a lo largo de esta obra,repiti<strong>en</strong>do una vez más críticas, ideas, suger<strong>en</strong>cias, aportes milveces dichos y mil veces ignorados o desechados. Pero persistamos<strong>en</strong> la brecha: alguna semilla cae siempre <strong>en</strong> terr<strong>en</strong>o fértil ygerminará, y producirá más semillas, y así sucesivam<strong>en</strong>te.El progreso de la humanidad no se mide ni siquiera <strong>en</strong> siglos.Tal vez se mida <strong>en</strong> millones de años. No desesperemos, cuidemossólo de ir siempre, sistemáticam<strong>en</strong>te y sin desmayos, <strong>en</strong> la bu<strong>en</strong>adirección.


Capítulo IILA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHO *1. IntroducciónSi bi<strong>en</strong> la materia de los derechos <strong>humanos</strong> es la primera y másimportante manifestación de la internacionalización del derecho,no es la única. Este capítulo ti<strong>en</strong>e por finalidad mostrarla <strong>en</strong> sucontexto, antes de pasar al análisis detallado de otros aspectosespecíficos de la materia.2. La realidad económica y jurídica supranacional a fines delsiglo XX y comi<strong>en</strong>zos del XXIEs frecu<strong>en</strong>te que el estudioso del derecho local <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre dificultadespara aceptar el fundam<strong>en</strong>to de la supremacía aquí postulada delderecho supranacional conv<strong>en</strong>cional sobre el derecho constitucionalinterno. 1Nuestra propia Constitución peca de ambival<strong>en</strong>cia cuandoubica a los tratados por <strong>en</strong>cima de las leyes —y no, al m<strong>en</strong>osexpresam<strong>en</strong>te, de la Constitución— pero <strong>en</strong> cambio acepta expresam<strong>en</strong>tela cesión de compet<strong>en</strong>cia y jurisdicción a órganossupranacionales (art. 75 inc. 24), que desde luego prevaleceránpor sobre la Constitución.Si bi<strong>en</strong> es difícil que se pres<strong>en</strong>te un conflicto interpretativo<strong>en</strong>tre las normas supranacionales y la Constitución, por ser am-* Para un mayor desarrollo ver GORDILLO, Tratado, t. 1, 8° ed., 2003, cap.VII y otros.


I - 2DERECHOS HUMANOSbas de carácter garantista sobre todo <strong>en</strong> materia de derechos<strong>humanos</strong>, <strong>en</strong> todo caso ya hemos expuesto <strong>en</strong> otro lugar cómo seresuelve dicha cuestión <strong>en</strong> materia de derechos fundam<strong>en</strong>tales. 2Distinta es la cuestión de los tratados internacionales que impon<strong>en</strong>limitaciones a derechos de carácter económico. En el caso dela limitaciones internacionales al medio ambi<strong>en</strong>te difícilm<strong>en</strong>tepueda haber conflicto <strong>en</strong> virtud del artículo 41 de nuestra Constitución.En otros temas como pat<strong>en</strong>tes, GATT <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, etc., lomás probable es que con el tiempo prevalezca también <strong>en</strong> los hechosla norma supranacional.En todo caso, tal vez al lector dubitativo fr<strong>en</strong>te a este dilema leresulte reconfortante saber que <strong>en</strong> el país más importante delmundo exist<strong>en</strong> qui<strong>en</strong>es expresan similares dudas: Estados Unidos,que aplica a sus habitantes la jurisdicción norteamericana inclusopor los actos de corrupción cometidos <strong>en</strong> el extranjero; 3 que no2.1Con el aditam<strong>en</strong>to del d<strong>en</strong>ominado derecho de g<strong>en</strong>tes que m<strong>en</strong>ta elartículo 118 de la Constitución y el artículo 21 de la ley 48.2.2Como dijo hace mucho tiempo ZAFFARONI, RAÚL, La Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos y el sistema p<strong>en</strong>al, “Revista de DerechoPúblico”, FDA, n° 2, Bu<strong>en</strong>os Aires, 197, p. 61, las normas constitucionales“sólo pued<strong>en</strong> interpretarse <strong>en</strong> el futuro <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido compatible con eltexto de la Conv<strong>en</strong>ción”, por lo demás, <strong>en</strong> muchos casos, “parece tratarse deconsecu<strong>en</strong>cias que también hubies<strong>en</strong> podido deducirse de una correcta ygarantizadora exégesis de nuestros preceptos constitucionales”. Una de lasdiscusiones concretas la explicamos más abajo <strong>en</strong> el capítulo XII, Los amparosde los arts. 43 y 75 inc. 22, y como dijo PESCATORE: “Es <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to deprepararse para ratificar los tratados cuando cada Estado ha debido o deberáconsiderar y resolver los problemas de tipo constitucional que se leplante<strong>en</strong>. Cada uno es dueño de la solución que les dé; pero una vez que seha aceptado el compromiso internacional con toda libertad, hay aquí unhecho histórico sobre el que ya no es posible volver”. “Jurídicam<strong>en</strong>te nohay, pues, vuelta atrás <strong>en</strong> la Comunidad. No está permitido poner de nuevo<strong>en</strong> tela de juicio los compromisos una vez asumidos; no está admitido nacionalizarde nuevo los sectores que han pasado ya bajo la autoridad de laComunidad”. Del mismo modo, el artículo 27 de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>asobre Derecho de los Tratados, aprobada por ley 19.865, establece que “unaparte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificacióndel incumplimi<strong>en</strong>to de un tratado”.2.3Nuestro artículo Com<strong>en</strong>tarios al Proyecto de Ley de Contratos Públicos,“Revista Arg<strong>en</strong>tina del Régim<strong>en</strong> de la Administración pública”, Ed.Ci<strong>en</strong>cias de la Administración, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1994, p. 8 y ss.; se trata de laley sobre prácticas corruptas <strong>en</strong> el extranjero, Foreign Corrupt Practices


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 3suscribió el Pacto de San José para no quedar sometido a la jurisdicciónsupranacional de la Corte con sede <strong>en</strong> Costa Rica, 4 ni todavíala conv<strong>en</strong>ción sobre el derecho del mar, por razones de cont<strong>en</strong>idoy de jurisdicción; sin embargo, ha suscrito y ratificado elNAFTA, que como todo tratado de integración lleva a la creaciónde normas supranacionales; suscribió igualm<strong>en</strong>te el GATT, <strong>en</strong>cuyo organismo supranacional de aplicación cu<strong>en</strong>ta con solam<strong>en</strong>teun voto.La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la integración jurídica supranacional, aún paraEstados Unidos, es pues un bu<strong>en</strong> indicador de qué podemos esperarlos demás países acerca del futuro. Agréguese a ello la totalinterdep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los países, la globalización de la economía, elnotable increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> todo el mundo de las empresastransnacionales —incluidas las de capitales arg<strong>en</strong>tinos— y nuestracondición de deudores crónicos, 5 y se compr<strong>en</strong>derá que el ord<strong>en</strong>de prelación de las normas supranacionales conv<strong>en</strong>cionalesescapa <strong>en</strong> alguna medida a nuestro poder de determinación. Yello, sobre todo, si queremos movernos d<strong>en</strong>tro de la economíamundial. De todas maneras es la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia universal y cada vezque suscribamos un tratado (necesitados, obligados o conv<strong>en</strong>cidos),el principio de la bu<strong>en</strong>a fe que rige <strong>en</strong> la materia impideoponer posteriorm<strong>en</strong>te la supuesta violación del derecho interno,Act, de 1977, que complem<strong>en</strong>ta la ley contra la mafia o ley sobre organizacionescorruptas y negocios ilícitos, ley RICO, Racketeer Influ<strong>en</strong>ced andCorrupt Organizations, 18. U.S.C. Secs. 1962 et seq.; otra ley contempla laconfiscación lisa y llana de todos los sobornos (18. U.S.C. Sec. 3666), sinperjuicio de otras figuras p<strong>en</strong>ales concurr<strong>en</strong>tes.Antes de criticar <strong>en</strong> exceso la solución norteamericana convi<strong>en</strong>e recordarque nuestra propia Constitución libra a una ley especial el juzgami<strong>en</strong>tode los delitos contra el derecho de g<strong>en</strong>tes cometidos fuera de nuestro territorio(art. 118).2.4HENKIN, LOUIS, International Human Rights and Rights in the UnitedStates, <strong>en</strong> MERON, THEODOR (compilador), Human Rights in InternationalLaw. Legal and Policy Issues, Clar<strong>en</strong>don Press, Oxford, 1992, p. 25 y ss., 50y ss.2.5Nuestro Tratado de derecho administrativo, tomo 1, 8° ed., capítulosIV y capítulo XI, número 8.3, p. 34 y sus remisiones; nuestro capítulo Elcontrato de crédito externo, <strong>en</strong> el libro Después de la reforma del Estado, 2°ed., 1998.


I - 4DERECHOS HUMANOSasí sea constitucional. Suscrito un tratado, ratificado y depositado,por definición no le es oponible norma alguna del derecho internode los países signatarios, inclusive de sus respectivas constituciones.6 La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la regulación <strong>en</strong> materia de fondosmarinos, derecho de altamar, 7 protección del medio ambi<strong>en</strong>te,etc., 8 es inexorable.2.1. Los derechos individuales <strong>en</strong> el derecho supranacionalLa Constitución faculta al Congreso a aprobar tratadosinternacionales con transfer<strong>en</strong>cia de jurisdicción a organismossupranacionales, sin la obligación formal de someterlo a consultapopular (artículo 75 inc. 24). Tampoco hay derecho de iniciativapopular para los tratados internacionales (artículo 39), aunque nose excluye la consulta popular al respecto (artículo 40).Ello hace que el derecho supranacional modifique el ord<strong>en</strong> constitucionalsin interv<strong>en</strong>ción directa del pueblo, titular de la soberanía<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> interno, a m<strong>en</strong>os que el Congreso decida someterloa consulta popular, que es lo que <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>os principios debierahacer.En todo caso, cabe destacar que tales tratados internacionales,sean los de derechos <strong>humanos</strong> o los de integración, por su propianaturaleza ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a limitar los poderes del Estado <strong>en</strong> lo internoo externo. Resulta de ello que este mecanismo no puede normalm<strong>en</strong>teresultar <strong>en</strong> detrim<strong>en</strong>to de los derechos individuales fr<strong>en</strong>teal Estado.2.6Es “la irreversibilidad de los compromisos comunitarios”; “Jurídicam<strong>en</strong>t<strong>en</strong>o hay, pues, vuelta atrás <strong>en</strong> la Comunidad. No está permitidoponer de nuevo <strong>en</strong> tela de juicio los compromisos una vez asumidos; no estáadmitido nacionalizar de nuevo los sectores que han pasado ya bajo laautoridad de la Comunidad”, PESCATORE, PIERRE, Aspectos judiciales del “acervocomunitario”, “Revista de Instituciones Europeas”, Madrid, 1981, p. 331 yss., p. 336.2.7Ver ROZAKIS, CHRISTOS L., y STEPHANOU, CONSTANTINE A., The New Law ofthe Sea, North-Holland, Amsterdam, 1983; nuestro Tratado de derecho,tomo 1, 8ª ed., capítulo IV.2.8AMAN JR., ALFRED C., Administrative Law in a Global Area, CornellUniversity Press, Ithaca, Nueva York, 1992.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 5La Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió in re Giroldi,el 7 de abril de 1995, que las opiniones consultivas de la CorteInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos de San José de Costa Ricason obligatorias <strong>en</strong> el derecho interno de nuestro país. A su vez,dicha Corte de San José decidió el 16 de julio de 1993, <strong>en</strong> la opiniónconsultiva n° 13, que la Comisión es compet<strong>en</strong>te para calificarcualquier norma del derecho interno de un Estado Parte comoviolatoria de las obligaciones que éste ha asumido al ratificar oadherirse a la Conv<strong>en</strong>ción.De este modo, ya no basta con que la administración esté sometidaa la ley y ésta a la Constitución, sino que todo el derechointerno está sometido a un derecho supranacional <strong>en</strong> materia dederechos <strong>humanos</strong> y libertades públicas.Por tales razones los derechos individuales preexist<strong>en</strong> a todoacto estatal: a la Constitución, a las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias, a las leyes y a losactos y reglam<strong>en</strong>tos administrativos. Las leyes pued<strong>en</strong> regularlos derechos de los individuos, fijando sus alcances y límites; peroaunque ninguna ley sea dictada, el derecho individual existe noobstante, por imperio de la Constitución, la Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos y demás pactos internacionales dederechos <strong>humanos</strong> previstos <strong>en</strong> el inciso 22 del artículo 75 de laConstitución.2.2. La articulación de la legislación nacional con lainternacionalDe acuerdo con el artículo 31 de la Constitución, “Esta Constitución,las leyes de la Nación que <strong>en</strong> su consecu<strong>en</strong>cia se dict<strong>en</strong> y lostratados con las pot<strong>en</strong>cias extranjeras son la ley suprema de laNación ...”. En consecu<strong>en</strong>cia, “puede afirmarse que, <strong>en</strong> principio,la sola aprobación de los tratados internacionales, de acuerdo conel procedimi<strong>en</strong>to que establece la misma Constitución, incorporaa éstos al derecho interno de la Nación”. 9 La Constitución de 1853/60 establecía un ord<strong>en</strong> jerárquico d<strong>en</strong>tro del ámbito de su2.9Dictám<strong>en</strong>es de la Procuración del Tesoro de la Nación, 21-VIII-1956,t. 58, p. 222.


I - 6DERECHOS HUMANOScompet<strong>en</strong>cia territorial y <strong>en</strong> consonancia a los tiempos de sudictado; esa norma, más de un siglo después, debe ser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida <strong>en</strong>consonancia con la jerarquía actualm<strong>en</strong>te vig<strong>en</strong>te de normas.Lo relativo a determinar si el cont<strong>en</strong>ido normativo del tratadopasa a ser legislación interna sin otro requisito que el de la aprobaciónpor el Congreso, había dado lugar a soluciones diversas 10según las particularidades que pres<strong>en</strong>ta la conv<strong>en</strong>ción e inclusola ley de aprobación. Demás está decir que cuando una ley ratificaun tratado por el cual se establec<strong>en</strong> reglas de derecho que serefier<strong>en</strong> exclusivam<strong>en</strong>te a seres <strong>humanos</strong> individuales (derechodel trabajo, derechos <strong>humanos</strong>, etc.) carece de asidero pret<strong>en</strong>derque la ratificación vale sólo fr<strong>en</strong>te a los demás Estados y no paralos habitantes del país respectivo; la ley de ratificación transformaa esas proposiciones <strong>en</strong> normas jurídicas que también soninternas. 11El tema de los tratados se vincula íntimam<strong>en</strong>te con la cuestiónde la exist<strong>en</strong>cia y alcances de un derecho comunitario latinoamericano.La integración económica usualm<strong>en</strong>te no formaba parte delas estrategias nacionales reales 12 y era común acordar a estospactos el carácter de un tratado—marco, faltándole el más claros<strong>en</strong>tido dinámico que se atribuye desde antaño a los tratados de lacomunidad europea. 13 Se sigue de ello que la Corte Suprema hayainterpretado <strong>en</strong> el pasado que un tratado posterior de esta índole2.10Dictam<strong>en</strong> citado, y Corte Suprema, Fallos, t. 150, p. 84 y t. 186, p.258.2.11Supra, punto 1. Ha seguido las afirmaciones preced<strong>en</strong>tes ALTAMIRA,PEDRO GUILLERMO, Curso de derecho administrativo, op. cit., p. 63.2.12INTAL, La integración económica de América Latina, Bu<strong>en</strong>os Aires,1968, p. 172; Instituto de Estudios Políticos para América Latina, serie“Estudios de actualidad”, nº 9, ALALC, Montevideo, 1964, p. 19; DELL SYDNEY,Apreciaciones sobre el funcionami<strong>en</strong>to del Tratado de Montevideo, <strong>en</strong> ellibro dirigido por WIONCZEK, MIGUEL, Integración de América Latina, México,1964, p. 96.2.13OPHÜLS, CARL FRIEDRICH, Die Europäisch<strong>en</strong> Gemeinschaftsverträge alsPlanungsverfassung<strong>en</strong>, <strong>en</strong> el libro Planung I, dirigido por J. H. KAISER,Bad<strong>en</strong>-Bad<strong>en</strong>, 1965, p. 229 y ss.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 7no prevalecía sobre leyes nacionales anteriores. 14 Algunos instrum<strong>en</strong>tosjurídicos latinoamericanos comunitarios carecían <strong>en</strong>toncesde la vig<strong>en</strong>cia jurídica que algunos estudios int<strong>en</strong>taban darle. 15La discusión europea 16 <strong>en</strong>tre los partidarios de los derechosnacionales soberanos 17 y los sost<strong>en</strong>edores de la tesis del cuasifederalismo18 llega a nosotros resuelta de antemano, como luego2.14Fallos, t. 254, p. 500, caso La República, año 1962. En cambio, <strong>en</strong>Francia se les reconoce correctam<strong>en</strong>te un carácter “superior a la ley” yobligatorio para la administración: RIVERO, op. cit., pp. 53 y 54.2.15Así ocurre con la Declaración de los Presid<strong>en</strong>tes de América, el Actade Negociaciones, el Acuerdo de Complem<strong>en</strong>tación, los Protocolos del Acuerdode Complem<strong>en</strong>tación, las Resoluciones de la Confer<strong>en</strong>cia de Ministros,del Comité Ejecutivo Perman<strong>en</strong>te, etcétera. Ampliar <strong>en</strong> Instituto Interamericanode Estudios Jurídicos Internacionales, Derecho de la integraciónlatinoamericana, Depalma, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1969, pp. 1047-48, 1054-55,etc.; CÁRDENAS, EMILIO S., Hacia un derecho comunitario latinoamericano,“Derecho de la Integración”, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1967, nº 1, p. 32 y ss.; y demásbibliografía del punto 4.1.3. del capítulo II de nuestro tomo 1, 5° edición,1998.2.16Se decía <strong>en</strong> Europa que “estas tesis e hipótesis dejan reconocer quese está aún lejos de un juicio uniforme. Esto ti<strong>en</strong>e su fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> elpres<strong>en</strong>te estado de fluctuación <strong>en</strong> que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran no solam<strong>en</strong>te el derechocomunitario, sino las comunidades mismas. En esta incertidumbre escompr<strong>en</strong>sible que aún persista el forcejeo <strong>en</strong>tre los ‘eurofóricos’, los partidariosde los derechos soberanos y los ‘realistas’. La opinión jurídica dep<strong>en</strong>deráde si la pres<strong>en</strong>te época de estancami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la cuestión de la integracióneuropea se ori<strong>en</strong>ta hacia un retroceso o un desarrollo mayor. Con estealcance ti<strong>en</strong><strong>en</strong> poco valor nuevos int<strong>en</strong>tos de interpretación y debería dejarsela multiplicidad de construcciones hasta hoy transitadas”. “estas tesise hipótesis dejan reconocer que se está aún lejos de un juicio uniforme.Esto ti<strong>en</strong>e su fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te estado de fluctuación <strong>en</strong> que se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran no solam<strong>en</strong>te el derecho comunitario, sino las comunidadesmismas. En esta incertidumbre es compr<strong>en</strong>sible que aún persista el forcejeo<strong>en</strong>tre los ‘eurofóricos’, los partidarios de los derechos soberanos y los‘realistas’. La opinión jurídica dep<strong>en</strong>derá de si la pres<strong>en</strong>te época de estancami<strong>en</strong>to<strong>en</strong> la cuestión de la integración europea se ori<strong>en</strong>ta hacia un retrocesoo un desarrollo mayor. Con este alcance ti<strong>en</strong><strong>en</strong> poco valor nuevosint<strong>en</strong>tos de interpretación y debería dejarse la multiplicidad de construccioneshasta hoy transitadas”: EBERHARD MENZEL, com<strong>en</strong>tario aparecido <strong>en</strong> larevista “Die öff<strong>en</strong>tliche Verwaltung”, Stuttgart, 1969, cuaderno 15/6, pp.579 y 580.2.17GRABITZ, Gemeinschaftsrecht bricht nationales Recht, Hamburgo,1966.2.18OPHÜLS, C. F., Quelle und Aufbau des Europäisch<strong>en</strong>Gemeinschaftsrecht, revista “Neue juristische Woch<strong>en</strong>schrift”, Munich-


I - 8DERECHOS HUMANOSveremos, pero fluye también naturalm<strong>en</strong>te de la aceptación <strong>en</strong>1983 del Pacto de San José de Costa Rica y de los progresos <strong>en</strong>materia de integración, 19 como es el caso del MERCOSUR.2.3. La creci<strong>en</strong>te regulación internacionalYa vimos que el sistema de derechos <strong>humanos</strong> es hoy <strong>en</strong> díaclaram<strong>en</strong>te supranacional, y que exist<strong>en</strong> algunos sectores de laeconomía que están virtualm<strong>en</strong>te internacionalizados, como elsistema financiero; 20 hay otros <strong>en</strong> que la regulación internacionales creci<strong>en</strong>te. Así, la protección de los recursos naturales, 21 <strong>en</strong> quehay progresos respecto a la regulación de los fondos marinos, elderecho del mar y diversas cuestiones de medio ambi<strong>en</strong>te. 22Berlín-Frankfurt a.M., 1963, cuaderno número 38, p. 1697 y ss.; SATTLER,ANDREAS, Das Prinzip der «funktionell<strong>en</strong> Integration» und die EinigungEuropas, Götting<strong>en</strong>, 1967.2.19Ver INTAL, Proyectos multinacionales de infraestructura física,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1970; KAPLAN, MARCOS, Corporaciones públicas multinacionalespara el desarrollo y la integración, Estudios Internacionales, Chile,julio-septiembre de 1969, p. 186 y ss.2.20Algo de esto explicamos <strong>en</strong> el capítulo IV de la 8° edición del tomo 1de nuestro Tratado de derecho administrativo, 2003.2.21Puede verse ROZAKIS, CHRISTOS L., y STEPHANOU, CONSTANTINE A., The NewLaw of the Sea, North-Holland, Amsterdam, 1983; AMAN JR., ALFRED C.,Administrative Law in a Global Area, Cornell University Press, Ithaca,Nueva York, 1992. En una perspectiva ideológica ubicada <strong>en</strong> otra realidadnacional e internacional, ya antes se hablaba también de Le nouvel ordreéconomique international e l´administration publique, libro coordinadopor GÉRARD TIMSIT, Unesco-IISA, Aire-sur-la-LYs, Francia, 1983.2.22Algunos ejemplos: ley 15.802, Tratado Antártico; ley 18.590, Tratadode la Cu<strong>en</strong>ca del Plata <strong>en</strong>tre Arg<strong>en</strong>tina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay;ley 21.836, Conv<strong>en</strong>ción para la protección del patrimonio mundial,cultural y natural; ley 21.947, Conv<strong>en</strong>io sobre la prev<strong>en</strong>ción de la contaminacióndel mar por vertimi<strong>en</strong>to de desechos y otras materias (<strong>en</strong> su forma<strong>en</strong>m<strong>en</strong>dada); ley 22.344, Conv<strong>en</strong>ción sobre el comercio internacional deespecies am<strong>en</strong>azadas de fauna y flora silvestres (“CITES”); ley 22.502, Protocolode Londres sobre la seguridad de la vida <strong>en</strong> el mar; ley 23.456, Conv<strong>en</strong>iointernacional relativo a la interv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> alta mar <strong>en</strong> casos de accid<strong>en</strong>tesque caus<strong>en</strong> una contaminación por hidrocarburos; ley 23.778, Protocolode Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono; ley23.815, Conv<strong>en</strong>ción sobre el comercio internacional de especies am<strong>en</strong>azadasde fauna y flora silvestre; ley 24.089, Conv<strong>en</strong>io internacional paraprev<strong>en</strong>ir la contaminación por los buques; ley 24.126, Protocolo al Tratadosobre Protección al Medio Ambi<strong>en</strong>te; prohibición de actividades; evaluación


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 9Pero es posible que haya todavía más desarrollo regulatoriointernacional. En efecto, hay actividades que se desarrollan actualm<strong>en</strong>te<strong>en</strong> los mares internacionales, fuera de la jurisdicciónde todos los países. Los casos más antiguos y conocidos fueron loscasinos flotantes, all<strong>en</strong>de las cuatro millas de las aguas jurisdiccionalesde Estados Unidos. Le siguieron las radios instaladasfuera de la jurisdicción marítima, por ejemplo de Inglaterra, paraescapar a las regulaciones nacionales.Al mismo tiempo la pesca <strong>en</strong> aguas internacionales se abaratócon los buques factorías, que realizan todo el proceso fabril <strong>en</strong>aguas internacionales y fuera de la jurisdicción de Estado alguno,no siempre respetando los conv<strong>en</strong>ios internacionales sobrelímites racionales a la explotación de los recursos marinos.Exist<strong>en</strong> también al pres<strong>en</strong>te buques factorías que, bajo banderade conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia (conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ce flag), constituy<strong>en</strong> fábricas queproduc<strong>en</strong> otros productos <strong>en</strong> altamar, sin sujeción a las normasimpositivas o laborales locales, obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do así costos más bajosy que ni siquiera tocan puerto. Otras naves se acercan a retirarla producción, hacer los recambios de personal, etc. Todo estesistema de creci<strong>en</strong>te actividad <strong>en</strong> aguas internacionales puedellegar a t<strong>en</strong>er sufici<strong>en</strong>te importancia económica como para quelas naciones quieran regularlo, controlarlo y por qué no, tributarlo.Cabe pues, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, esperar un l<strong>en</strong>to pero progresivo avancede la regulación internacional al cual nuestro país como otrosestarán también sometidos.3. Distintas fu<strong>en</strong>tes supranacionales3.1. Tratados <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eralNuestro país se halla sometido a varios tipos de ord<strong>en</strong> jurídicosupranacional. Por ahora puede distinguirse:del impacto ambi<strong>en</strong>tal; ley 24.216, Protocolo al Tratado Antártico sobreprotección del medio ambi<strong>en</strong>te; ley 24.375, Conv<strong>en</strong>io sobre la diversidadbiológica.


I - 10DERECHOS HUMANOSa) aquellos ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un órgano judicialsupranacional de aplicación, como es el Pacto de San José de CostaRica.b) los demás tratados de derecho <strong>humanos</strong> incorporados por elart. 75 inc. 22 de la Constitución pero que carec<strong>en</strong> de tribunalsupranacional.c) Los incipi<strong>en</strong>tes tratados de integración autorizados por elinciso 24 del mismo artículo pero que tampoco ti<strong>en</strong><strong>en</strong> tribunalsupranacional. Es posible que con el correr del tiempo los tratadosde integración t<strong>en</strong>gan tales tribunales, como ya ocurre <strong>en</strong> Europa,con lo cual podrán ser clasificados junto al de San José como underecho comunitario más efectivo por la exist<strong>en</strong>cia de tribunalesde aplicación; esos tribunales seguram<strong>en</strong>te ext<strong>en</strong>derán su compet<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> el siglo XXI.d) Las demás normas supranacionales, de las cuales el medioambi<strong>en</strong>te es una bu<strong>en</strong>a muestra, con 69 conv<strong>en</strong>ciones suscriptaspor nuestro país.3.2. El caso específico de la Conv<strong>en</strong>ción AmericanaEn 1983 el Congreso arg<strong>en</strong>tino sancionó por ley 23.054 la sumisióndel país a la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos y susprocedimi<strong>en</strong>tos supranacionales, 1 <strong>en</strong> especial el sometimi<strong>en</strong>to a lajurisdicción de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos consede <strong>en</strong> San José de Costa Rica, 2 y luego realizó el acto formal desu depósito internacional. 3 Posteriorm<strong>en</strong>te la Constitución de 1994les dio “jerarquía constitucional,” al igual que a otros tratados.3.1TREJOS, GERARDO, Órganos y procedimi<strong>en</strong>tos de protección de los derechos<strong>humanos</strong> <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana, <strong>en</strong> HERNÁNDEZ , RUBÉN y TREJOS,GERARDO, La tutela de los derechos <strong>humanos</strong>, Juric<strong>en</strong>tro, San José, CostaRica, 1977, p. 59 y ss.3.2Ver DE ABRANCHES, C. A. DUNSHEE, La Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos, <strong>en</strong> O.E.A., La Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos,Washington, 1980, pp. 91-143; TREJOS, Órganos y procedimi<strong>en</strong>tos de protecciónde los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana, op. loc. cit.3.3Publicado <strong>en</strong> la “Revista de Derecho Público”, n° 2, Bu<strong>en</strong>os Aires,F.D.A., 1987.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 11Daremos aquí especial énfasis a dicho pacto, por ahora, por serel único que cu<strong>en</strong>ta con un tribunal supranacional. Ello no cambiala obligatoriedad que todos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> el derecho interno, perofuerza es reconocer que desde un punto de vista práctico no es lomismo que la interpretación del tratado termine <strong>en</strong> el propio paíso pueda continuarse ante un tribunal internacional osupranacional.No es lo mismo introducir el caso federal para ocurrir <strong>en</strong> suoportunidad por ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación,sea por violación a la Constitución o a los tratados, que introducirtambién el caso supranacional para ocurrir <strong>en</strong> su oportunidadpor ante la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.En cualquier caso y así como nuestra Constitución, <strong>en</strong> unalectura no excesivam<strong>en</strong>te atada al pasado, ya permitía leer <strong>en</strong>ella lo que el Pacto de San José se limita a explicitar, lo mismoocurre con los demás pactos de derechos <strong>humanos</strong>: pued<strong>en</strong> y deb<strong>en</strong>ser aplicados por nuestros tribunales, solo que no hay recursoante otros. En cuanto a los de integración, pareciera evid<strong>en</strong>teque la negociación no es sufici<strong>en</strong>te medio de resolución dedifer<strong>en</strong>dos. De avanzarse <strong>en</strong> la integración, la creación de tribunalesindep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes devi<strong>en</strong>e un complem<strong>en</strong>to indisp<strong>en</strong>sable parasu funcionami<strong>en</strong>to y aplicación eficaces.La Conv<strong>en</strong>ción conti<strong>en</strong>e una importante <strong>en</strong>umeración de garantíasindividuales y libertades públicas, que <strong>en</strong> su gran mayoríaconstituy<strong>en</strong> un avance sobre el estado previo de nuestra legislación,y que además defin<strong>en</strong> con mayor amplitud que nuestraConstitución muchos derechos individuales; 4 ella ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> primerlugar una importancia práctica como propósito normativo de acrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tomaterial del ámbito de libertad y de la esfera dederechos de los individuos.3.4Ampliándolos, no reduciéndolos, por lo que no existe <strong>en</strong> tal aspectoconflicto normativo alguno. Incluso puede sost<strong>en</strong>erse que la Conv<strong>en</strong>ciónmeram<strong>en</strong>te explicita lo que ya está implícito <strong>en</strong> la Constitución.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 13expresam<strong>en</strong>te el ord<strong>en</strong> de jerarquía de las normas que nosotrosutilizamos. 11La pregunta que el lector se formula de inmediato es ¿por quésupranacionalidad? ¿No es acaso la Constitución la primera ymás importante de las fu<strong>en</strong>tes, la cúspide del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico?Es una pregunta que se responde de a poco, y satisfarásolam<strong>en</strong>te con el correr del tiempo. De acuerdo con el artículo 31de la Constitución, “Esta Constitución, las leyes de la Nación que<strong>en</strong> su consecu<strong>en</strong>cia se dict<strong>en</strong> y los tratados con las pot<strong>en</strong>cias extranjerasson la ley suprema de la Nación ...” En consecu<strong>en</strong>cia,“puede afirmarse que, <strong>en</strong> principio, la sola aprobación de los tratadosinternacionales, de acuerdo con el procedimi<strong>en</strong>to que establecela misma Constitución, incorpora a éstos al derecho internode la Nación”. 12 La Constitución de 1853/60 establecía un ord<strong>en</strong>jerárquico d<strong>en</strong>tro del ámbito de su compet<strong>en</strong>cia territorial y <strong>en</strong>consonancia a los tiempos de su dictado. Lo relativo a determinarsi el cont<strong>en</strong>ido normativo del tratado pasaba a ser, sin otro requisitoque el de la aprobación por el Congreso, legislación interna,había dado lugar a soluciones diversas 13 según las particularidadesque pres<strong>en</strong>ta la conv<strong>en</strong>ción e incluso la ley de aprobación.Cuando una ley ratifica un tratado por el cual se establec<strong>en</strong> reglasde derecho que se refier<strong>en</strong> exclusivam<strong>en</strong>te a seres <strong>humanos</strong>individuales (derechos <strong>humanos</strong>) carece de asidero pret<strong>en</strong>der quela ratificación vale sólo fr<strong>en</strong>te a los demás Estados y no para loshabitantes del país respectivo; la ley de ratificación transforma aesas proposiciones <strong>en</strong> normas jurídicas que también son internas.14 Pero es más, a partir de allí son ya derecho supranacional.3.11Lo cual plantea dudas interpretativas a muchos autores. Una de lastantas discusiones la explicamos <strong>en</strong> Los amparos de los arts. 43 y 75 inc. 22,infra, cap. XII. Ver también el t. 1 de nuestro Tratado, 8° ed. 2003, caps. VIy VII.3.12Dictám<strong>en</strong>es de la Procuración del Tesoro de la Nación, 21-VIII-1956,t. 58, p. 222.3.13Dictam<strong>en</strong> citado, y Corte Suprema, Fallos, t. 150, p. 84 y t. 186, p.258.3.14Había seguido este criterio ALTAMIRA, PEDRO GUILLERMO, Curso de derechoadministrativo, op. cit., p. 63. Pero ya el derecho internacional de losderechos <strong>humanos</strong> es indubitable: HITTERS, JUAN CARLOS, Derecho interna-


I - 14DERECHOS HUMANOS3.4. Los tratados de integración económica.El tema de los tratados se vincula íntimam<strong>en</strong>te con la cuestión dela exist<strong>en</strong>cia y alcances de un derecho comunitario latinoamericano,pero también con la observación de qué pasa <strong>en</strong> la Unión Europea,pues ello nos muestra, como otras veces, un seguro camino. Laintegración económica no formaba parte de las estrategias nacionalesreales 15 y era común acordar a estos pactos el carácter de untratado—marco, faltándole el s<strong>en</strong>tido dinámico de los tratados dela comunidad europea. 16 Se sigue de ello que la Corte Suprema hayainterpretado que un tratado posterior no prevalecía sobre leyesnacionales anteriores 17Los instrum<strong>en</strong>tos jurídicos latinoamericanos comunitarioscarecían pues de la vig<strong>en</strong>cia jurídica que algunos int<strong>en</strong>taban darle.18 Ciertam<strong>en</strong>te, el paso de mayor significación ha sido el reconocimi<strong>en</strong>toconstitucional <strong>en</strong> 1994 tanto de los tratados de derechos<strong>humanos</strong> como de los de integración. Pero ya empiezan a nacercional de los derechos <strong>humanos</strong>, EDIAR, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1991; LILICH, RICHARDB., y NEWMAN, FRANK C., International Human Rights, Little, Brown and Co.,Boston, 1979; BUERGENTHAL, THOMAS, International Human Rights, WestPublishing Company, St. Paul, Minnesota, 1988, y sus refer<strong>en</strong>cias.3.15INTAL, La integración económica de América Latina, Bu<strong>en</strong>os Aires,1968, p. 172; Instituto de Estudios Políticos para América Latina, serie“Estudios de actualidad”, nº 9, ALALC, Montevideo, 1964, p. 19; DELL SYDNEY,Apreciaciones sobre el funcionami<strong>en</strong>to del Tratado de Montevideo, <strong>en</strong> ellibro dirigido por WIONCZEK, MIGUEL, Integración de América Latina, México,1964, p. 96.3.16OPHÜLS, CARL FRIEDRICH, Die Europäisch<strong>en</strong> Gemeinschaftsverträge alsPlanungsverfassung<strong>en</strong>, <strong>en</strong> el libro Planung I, dirigido por J. H. KAISER,Bad<strong>en</strong>-Bad<strong>en</strong>, 1965, p. 229 y ss.; GONZÁLEZ, FLORENCIA, Solución de conflictos<strong>en</strong> un sistema de integración: los casos del Mercosur y la CEE, <strong>en</strong> INTAL,Integración Latinoamericana, año 17, 1992, p. 33 y ss.; Legislación y administración<strong>en</strong> un sistema de integración: el caso de la Comunidad Europea,“Revista de Derecho Administrativo”, n° 14, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1994, p. 455 y ss.3.17Fallos, t. 254, p. 500, La República,1962. En cambio, <strong>en</strong> Europa deantaño se les reconoce un carácter “superior a la ley”.3.18Instituto Interamericano de Estudios Jurídicos Internacionales,Derecho de la integración latinoamericana, Depalma, 1969, pp. 1047-48,1054-55, etc.; CÁRDENAS, EMILIO S., Hacia un derecho comunitario latinoamericano,“Derecho de la Integración”, 1967, nº 1, p. 32 y ss.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 15las voces interpretativas que quier<strong>en</strong> poner el derecho supranacionalpor debajo de la Constitución, y <strong>en</strong> caso de mayorgarantía <strong>en</strong> el derecho supranacional, optar por la interpretaciónque de m<strong>en</strong>or garantía a la luz de alguna cláusula constitucional.193.5. Jurisprud<strong>en</strong>cia y opiniones consultivas supranacionales.Nuestra Corte Suprema ha dicho que la interpretación de laConv<strong>en</strong>ción Americana debe efectuarse “tal como la Conv<strong>en</strong>cióncitada rige <strong>en</strong> el ámbito internacional y considerandoparticularm<strong>en</strong>te su efectiva aplicación jurisprud<strong>en</strong>cial por lostribunales internaciones compet<strong>en</strong>tes para su interpretación yaplicación”; “De ahí que la aludida jurisprud<strong>en</strong>cia deba servir deguía para la interpretación de los preceptos conv<strong>en</strong>cionales <strong>en</strong> lamedida <strong>en</strong> que el Estado Arg<strong>en</strong>tino reconoció la compet<strong>en</strong>cia de laCorte Interamericana para conocer <strong>en</strong> todos los casos relativos a lainterpretación y aplicación de la Conv<strong>en</strong>ción Americana (confr.arts. 75 de la Constitución Nacional, 62 y 64 Conv<strong>en</strong>ción Americana(artículo 2° ley 23.054)”, incluy<strong>en</strong>do las opiniones consultivas deltribunal. 20 Sobre esto volveremos más adelante.Por ahora no son fu<strong>en</strong>te cuantitativam<strong>en</strong>te importante los fallosy opiniones consultivas de la Corte Interamericana, pero yase ha reconocido su carácter de fu<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nuestro país, incluidaslas opiniones consultivas. Es un paso cualitativam<strong>en</strong>te fundam<strong>en</strong>tal.Del mismo modo pued<strong>en</strong> llegar a aparecer otros órganos judicialessupranacionales y, de progresar los tratados de integracióny otros multilaterales, pued<strong>en</strong> aparecer normas reglam<strong>en</strong>tariaso de segundo rango d<strong>en</strong>tro del ord<strong>en</strong> jurídico supranacional.Es el camino que tomó la integración europea, es el camino queseguiremos nosotros si avanzamos <strong>en</strong> el proceso de integración.3.19Una discusión ilustrativa es la que se ha hecho <strong>en</strong> torno al tema quehemos d<strong>en</strong>ominado Los amparos de los arts. 43 y 75 inc. 22, infra, cap. XII.3.20In re Giroldi, 7 de abril de 1995; BUERGENTHAL,THOMAS, InternationalHuman Rights, West Publishing Company, St. Paul, Minnesota, 1988, p.166.


I - 16DERECHOS HUMANOSEs por ahora prematuro preguntarse <strong>en</strong> detalle cómo se insertaránrespecto al ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to local, pero parece prima facie claroque el derecho interno, leyes incluidas, deberán ceder ante elderecho supranacional creado por los organismos a los que el paíssuscriba, y que corresponderá a los jueces locales aplicar dichoderecho supranacional de manera inmediatam<strong>en</strong>te operativa y<strong>en</strong> base a la jurisprud<strong>en</strong>cia internacional.3.6. Transacciones y compromisos internacionalesNo debe descuidarse la importancia práctica y jurídica de loscompromisos y transacciones que el país realiza ante la ComisiónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, para evitar ser llevada alos estrados de la Corte Interamericana, y que luego debe honrarcomo los propios fallos. Lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te no son compromisospúblicos, pero siempre se termina conociéndolos cuando la parteactora invoca el incumplimi<strong>en</strong>to estatal. Seguram<strong>en</strong>te es unamateria que evolucionará con el paso de las décadas, a medida quesiga avanzando el derecho supranacional.Un ejemplo lo vemos <strong>en</strong> el caso Birt, <strong>en</strong> que la Corte Supremase refiere al cómputo de la indemnización conferida por el decreto70/91, modificado por la ley 24.043. 21 La mayoría de cinco votosrechaza el recurso extraordinario y confirma la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia apelada;la disid<strong>en</strong>cia de tres de sus miembros admite el recurso extraordinarioy también confirma la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia apelada. Los análisisde ambos pronunciami<strong>en</strong>tos, referidos al cómputo escalafonario,SINAPA, etc., parecieran referirse a un tema de función pública.3.21El plazo previsto para reclamar las indemnizaciones de la ley 24.043fue ampliado por la ley 24.436 <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>to och<strong>en</strong>ta días a partir de su propiapromulgación (el 11-I-95); la ley 24.321 de desaparición forzada de personasocurrida hasta el 10 de diciembre de 1983 no ti<strong>en</strong>e plazo para el ejercicio desus acciones y tal vez no pueda considerarse limitada por la ley 24.447. Laindemnización de la ley 24.411 por la desaparición forzada de personast<strong>en</strong>ía como plazo 180 días desde su <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia (se publicó el 3-I-95); la ley 24.499 (B.O.13-VII-95) amplió a cinco años este último plazo. Estoda un adicional fundam<strong>en</strong>to de analogía para ext<strong>en</strong>der también el plazopara reclamar la indemnización de la ley 24.043 y para el ejercicio de lasacciones de la ley 24.321.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 17Sin embargo, la disid<strong>en</strong>cia del nov<strong>en</strong>o miembro de la Corte,que también admite el recurso extraordinario y confirma la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciaapelada (hay, pues, unanimidad total <strong>en</strong> mant<strong>en</strong>er la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciaapelada) se funda, <strong>en</strong> definitiva, <strong>en</strong> exponer el contexto delproblema —in textu et contextu consideratam—, 22 que no es uncálculo escalafonario <strong>en</strong> la función pública.Esa última disid<strong>en</strong>cia es la que explica, <strong>en</strong> su cons. 9°, queesas normas “procuraron reparar económicam<strong>en</strong>te los daños sufridospor qui<strong>en</strong>es —<strong>en</strong> un período difícil de nuestra historia—fueron privados de su libertad, sin importar que las acciones porresponsabilidad extracontractual estuvieran prescriptas”, para“superar situaciones” <strong>en</strong> que “se había producido la prescripciónde dicha acción”, pues “aunque las soluciones dadas al respecto<strong>en</strong> el ámbito judicial se ajustaban al derecho positivo, no alcanzaban,empero, a dar equitativa solución, ello, <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> a lograr lapl<strong>en</strong>itud del derecho y la justicia”. 23Lo importante de la disid<strong>en</strong>cia de fundam<strong>en</strong>tos es destacar laincid<strong>en</strong>cia de los acuerdos y transacciones celebrados por el paísante la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, comoderecho interno de nuestro país. “Al mismo tiempo se int<strong>en</strong>tó...dar cumplimi<strong>en</strong>to a la promesa dada por el Gobierno Arg<strong>en</strong>tino ala Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, refer<strong>en</strong>tes aldictado de una norma que reconociera dichos b<strong>en</strong>eficios a las víctimas,cuestión ésta que importaba no sólo hacer honor a un com-3.22Codici Iuris Canonici, art. 17.3.23Tal situación fue analizada <strong>en</strong> 1979 por parte de la doctrina <strong>en</strong> lossigui<strong>en</strong>tes términos: “Al considerar un acto particular de viol<strong>en</strong>cia o intimidaciónd<strong>en</strong>tro de un contexto político g<strong>en</strong>eral, se torna también m<strong>en</strong>osnítido el problema de la prescripción de la acción o <strong>en</strong> su caso de la caducidad:p<strong>en</strong>samos que la prescripción o la caducidad no pued<strong>en</strong> com<strong>en</strong>zar acomputarse sino a partir del mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que la intimidación o viol<strong>en</strong>ciahan cesado. Ahora bi<strong>en</strong>, puede ocurrir que cese el acto particular de intimidación,pero subsista el clima g<strong>en</strong>eral de inseguridad. En ese caso <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demosque debe adoptarse un criterio amplio, y aceptar la acción o el recursocualquiera sea el tiempo transcurrido desde el acto concreto de intimidacióno viol<strong>en</strong>cia”: GORDILLO, AGUSTÍN, Tratado de derecho administrativo, t. 3,El acto administrativo, 4° ed., cap. IX, pp. 55-56, F.D.A., Bu<strong>en</strong>os Aires,1999.


I - 18DERECHOS HUMANOSpromiso asumido, sino también una forma de evitar las sancionesinternacionales que podría haber sufrido la Nación”.Otros casos no han t<strong>en</strong>ido repercusión judicial directa, pero síperiodística, y es posible que las transacciones sean más de lasque conozcamos. 244. Caracteres g<strong>en</strong>eralesUna interpretación a) realista y s<strong>en</strong>sata, b) valiosa o justa, c)teleológica o finalista, d) que tome cu<strong>en</strong>ta de la circunstanciafáctica 1 que determinó nuestra adhesión, 2 no puede sino buscaraquellos métodos de interpretación que <strong>en</strong> cada caso mejor asegur<strong>en</strong>la efectividad y vig<strong>en</strong>cia de tales normas y principios.No se trata <strong>en</strong>tonces de hacer una suerte de “neutra” orfebreríao albañilería jurídica, un trabajo de dogmática o de l<strong>en</strong>guajeformal de textos positivos <strong>en</strong> el cual busquemos de qué modo interpretarcada artículo para llevarlo a su inexigibilidad, no vig<strong>en</strong>ciao inaplicabilidad.La única interpretación finalista congru<strong>en</strong>te con la circunstanciarectora del sometimi<strong>en</strong>to a la Conv<strong>en</strong>ción y al derecho internacionalde derechos <strong>humanos</strong> y comunitario <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, seráaquella que busque construir soluciones <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de afirmarla vig<strong>en</strong>cia, garantía y aplicabilidad o exigibilidad inmediata delos derechos individuales y la integración regional, y no a la in-3.24Cuando hace poco <strong>en</strong> el país asomó su cabeza un proyecto restrictivode la libertad de pr<strong>en</strong>sa, nos <strong>en</strong>teramos por los diarios que un conocidoperiodista, cond<strong>en</strong>ado hace algún tiempo por desacato periodístico a unmiembro de nuestra Corte, había tiempo antes transado su reclamo <strong>en</strong>Washington a cambio del compromiso formal del gobierno arg<strong>en</strong>tino dederogar la figura del desacato. Visto el proyecto de ley de pr<strong>en</strong>sa el periodistase pres<strong>en</strong>tó nuevam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Washington, alegando que el proyecto deley violaba el texto y el espíritu de la transacción internacional. Ante lafuerza obligatoria de la transacción, el proyecto de ley fue debidam<strong>en</strong>teabandonado. Esto implicaría que los mecanismos supranacionales de transacciónestán funcionando más eficazm<strong>en</strong>te.4.1O arcóntica, rectora, determinante, que fue “causa” <strong>en</strong> suma de lasanción legislativa.4.2Que no es otra que la insufici<strong>en</strong>cia previa de tales derechos <strong>en</strong> sufuncionami<strong>en</strong>to o aplicación práctica.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 19versa, la indef<strong>en</strong>sión de los individuos y su sometimi<strong>en</strong>to a laautoridad o gobierno de turno, para más aislado del contexto internacional.3Es claro por lo demás que la globalidad del mundo, <strong>en</strong> las comunicacionesy la economía, incluso <strong>en</strong> las políticas e ideologíasdominantes, no deja lugar para países que elijan quedar comoparias de la comunidad internacional... el precio es demasiadocaro.4.1. Derecho internoUna de las primeras y mínimas afirmaciones que parece asíinevitable hacer es que estas normas constituy<strong>en</strong> no solam<strong>en</strong>tederecho supranacional sino también y cuanto m<strong>en</strong>os, al propiotiempo, derecho interno, vig<strong>en</strong>te, operativo, aplicable de pl<strong>en</strong>oderecho a toda situación que quepa <strong>en</strong>cuadrar <strong>en</strong> sus normas, <strong>en</strong>tanto éstas t<strong>en</strong>gan un cont<strong>en</strong>ido que no sea manifiesta eindiscutiblem<strong>en</strong>te programático. 4 Esa adicional nota de derechointerno es ahora de nivel constitucional.La Conv<strong>en</strong>ción y otras normas supranacionales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> así eldoble carácter señalado, que implica la obligación de las autoridadesnacionales de aplicarlas, sin perjuicio de la aplicación quetambién harán de ellas las autoridades judiciales supranacionalesexist<strong>en</strong>tes según el caso.4.2. Derogación ipso jureDe lo expuesto surge que toda norma contraria preexist<strong>en</strong>te hacesado automáticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su vig<strong>en</strong>cia. Es obvio que toda otranorma legislativa anterior que se oponga directa o indirectam<strong>en</strong>tea estas normas ha quedado inmediatam<strong>en</strong>te derogada o car<strong>en</strong>te devig<strong>en</strong>cia, por incompatibilidad con la legislación posterior.4.3Algunas de las dificultades concretas de interpretación pued<strong>en</strong> verse<strong>en</strong> este mismo libro <strong>en</strong> el capítulo Los amparos de los arts. 43 y 75 inc. 22.4.4Ver HYNES, LUISA MARÍA, La operatividad de los derechos reconocidos<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos, <strong>en</strong> “Revista de DerechoPúblico”, nº 2, de la Fundación de Derecho Administrativo, Bu<strong>en</strong>osAires, 1987.


I - 20DERECHOS HUMANOSUna interpretación que pret<strong>en</strong>diera que estos pactossupranacionales o al m<strong>en</strong>os de rango constitucional no son sinouna expresión de deseos (salvo, claro está, su única norma claram<strong>en</strong>teprogramática), insusceptible de aplicación directa por losjueces, no invocable por los individuos, constituiría una burla alord<strong>en</strong> jurídico y a las libertades y garantías públicas.Es cierto que hubo doctrina y fallos que inexplicablem<strong>en</strong>te sostuvieronel carácter programático de toda la Conv<strong>en</strong>ción, perofueron los primeros tiempos de aplicación del Pacto y era todavíamuy reci<strong>en</strong>te el retorno a la democracia. La jurisprud<strong>en</strong>cia ydoctrina actuales han iniciado lo que parece una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia segurade cambio.Una norma legislativa posterior sería igualm<strong>en</strong>te ineficaz paraapartarse de sus normas, <strong>en</strong> tanto el país no retire su adhesión ysometimi<strong>en</strong>to al derecho supranacional. Si el Congreso quiereapartarse de las normas supranacionales a que válidam<strong>en</strong>te sesometió, debe previam<strong>en</strong>te retirarse de esa comunidad jurídicainternacional, conforme al procedimi<strong>en</strong>to allí establecido. Seríaun paso atrás hacia la barbarie, muy difícil de realizar por nuestropaís <strong>en</strong> el actual contexto internacional.4.3. Aplicación legislativa y jurisdiccional.En el caso de la Conv<strong>en</strong>ción los Estados signatarios se han obligadoipso jure “a respetar los derechos y libertades reconocidos <strong>en</strong> ella”(artículo 1º, inc. 1º), y a “garantizar su libre y pl<strong>en</strong>o ejercicio” através de la tutela jurisdiccional y por aplicación directa de laConv<strong>en</strong>ción y sus principios; ello, sin perjuicio de la obligación quetambién ti<strong>en</strong><strong>en</strong> de instrum<strong>en</strong>tarlos con los mecanismoscomplem<strong>en</strong>tarios que fuer<strong>en</strong> conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, 5 sin poder mi<strong>en</strong>tras4.5Art. 2º: “Si el ejercicio de los derechos y libertades m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> elart. 1º no estuvier<strong>en</strong> ya garantizados por disposiciones legislativas o de otrocarácter, los Estados Partes se compromet<strong>en</strong> a adoptar, con arreglo a susprocedimi<strong>en</strong>tos constitucionales y a las disposiciones de esta conv<strong>en</strong>ción,las medidas legislativas o de otro carácter que fuer<strong>en</strong> necesarias para hacerefectivos tales derechos y libertades”. Es claro que la Corte de San José noes el único intérprete que aplica la conv<strong>en</strong>ción, sino el último <strong>en</strong> los casossometidos a su jurisdicción.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 21tanto pret<strong>en</strong>der negarles operatividad y aplicación directa einmediata. Esa obligación alcanza a los órganos jurisdiccionales,que deb<strong>en</strong> aplicar tales normas <strong>en</strong> forma directa e inmediata.No todos los juristas han aceptado o receptado esta conclusión,<strong>en</strong>tre ellos algunos legisladores, que a veces prohijan leyes dandoa <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que están “creando” determinados derechos que yaestán consagrados <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción. En ello ha de verse nadamás que una búsqueda de mejor instrum<strong>en</strong>tación y más efectivaoperatividad de la cláusula, pero no la afirmación de que ellacarecía de exist<strong>en</strong>cia o vig<strong>en</strong>cia antes de la ley reglam<strong>en</strong>tariapertin<strong>en</strong>te.En defecto de ley reglam<strong>en</strong>taria del Congreso, corresponde —lo mismo que <strong>en</strong> materia constitucional— la aplicación directa dela Conv<strong>en</strong>ción por los jueces.4.4. Carácter supranacionalLa Conv<strong>en</strong>ción y demás actos similares, como derecho supranacionaleliminan, obviam<strong>en</strong>te, el dogma del poder interno de cada país —o gobierno— como poder incondicionado e ilimitado. El precio de serparte de la comunidad civilizada es reconocer el respeto a susmínimas normas de conviv<strong>en</strong>cia y comportami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el planointerno. Incluso los países con sufici<strong>en</strong>te poder como para pret<strong>en</strong>deraislarse del mundo terminan reconoci<strong>en</strong>do que no está <strong>en</strong> su propiointerés hacerlo.No hay más poderes nacionales ilimitados <strong>en</strong> un mundo tanestrecham<strong>en</strong>te interconectado como el actual, y m<strong>en</strong>os aún loshabrá <strong>en</strong> el futuro. En nuestro caso particular, es obvio que el rolque nos cabe es harto m<strong>en</strong>or.El país ha reconocido pues <strong>en</strong> forma expresa la jurisdicción deun tribunal internacional de justicia, con compet<strong>en</strong>cia para dictars<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> su contra <strong>en</strong> caso de desconocimi<strong>en</strong>to por éstede las garantías individuales mínimas de sus propios habitantes.Ello se ha hecho ext<strong>en</strong>sivo a las opiniones consultivas, y prontotomará también inevitablem<strong>en</strong>te la jurisprud<strong>en</strong>cia de otros tribunales,<strong>en</strong> especial el europeo de derechos <strong>humanos</strong>.


I - 22DERECHOS HUMANOSLo m<strong>en</strong>os que se puede decir <strong>en</strong>tonces, <strong>en</strong> una perspectivateleológica y de razonable futuro, es que t<strong>en</strong>emos allí un verdaderoderecho supranacional, con todas las notas propias de un ord<strong>en</strong>jurídico supremo.Las características que explicamos <strong>en</strong> su lugar 6 para la Constitucióncomo ord<strong>en</strong> jurídico superior <strong>en</strong> el derecho interno, sonasí <strong>en</strong> un todo aplicables a las normas de la Conv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> cuantoord<strong>en</strong> jurídico superior supranacional.Muchos autores e intérpretes se resistirán a considerarlo derechosupranacional. Quizás más que los que ya se negaban antesde la reforma constitucional a considerarlo derecho interno, oderecho a secas.También están los que negaban a ultranza a la misma Constitucióncomo derecho, 7 y no faltaron los que de igual modo razonaroncon las leyes. Pero son éstas conjeturas falsas que no pued<strong>en</strong><strong>en</strong>torpecer el razonami<strong>en</strong>to ci<strong>en</strong>tífico y político del jurista quebusque interpretar el mejor ord<strong>en</strong> jurídico con el cual asegurar lapaz, la justicia, el ord<strong>en</strong>, etc., <strong>en</strong> su país.El camino del futuro está a nuestro juicio claram<strong>en</strong>te señalado:por <strong>en</strong>cima de las vacilaciones, contradicciones, y hasta negacionesformales que este nuevo ord<strong>en</strong> jurídico supranacional t<strong>en</strong>gaque sufrir, no serán <strong>en</strong> suma sino como la misma negaciónque hasta la Constitución debió padecer. Ello no cambia el cursodel destino, al m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> el largo plazo.El camino de la evolución europea <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>,que también avanzó l<strong>en</strong>ta pero seguram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tidode la vig<strong>en</strong>cia de un ord<strong>en</strong> jurídico supranacional, marca tambiénel derrotero.Por lo demás, parece obvio que <strong>en</strong> los casos aberrantes ya noexiste lugar para el retorno a la barbarie nacional, por lo m<strong>en</strong>os ala barbarie bajo pret<strong>en</strong>dido color de legalidad. Pase lo que pase <strong>en</strong>4.6Nuestro Tratado, t. 1, op. cit., capítulo VI.4.7Creemos haber probado el error de tales concepciones a partir de la 1ºedición de nuestra Introducción al derecho administrativo, Bu<strong>en</strong>os Aires,Perrot, 1962, y estimamos ahora oportuno formular la subsigui<strong>en</strong>te hipótesisde progreso jurídico.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 23los hechos <strong>en</strong> determinada comunidad nacional, ya no podrá más<strong>en</strong> derecho decirse “que el g<strong>en</strong>ocidio, la tortura o el delito cesáreode un déspota constituyan asuntos exclusivam<strong>en</strong>te internos, dejurisdicción doméstica”. 8 Los demás países y la propia Organizaciónde las Naciones Unidas podrán no siempre t<strong>en</strong>er la voluntadpolítica de interv<strong>en</strong>ción multilateral <strong>en</strong> las masacres internas,pero nadie podrá pret<strong>en</strong>der reconocer el carácter de jurídicasa tales aberraciones.En efecto, “hace al bi<strong>en</strong> común de la humanidad salvaguardaral hombre <strong>en</strong> todas las partes del globo, cualquiera sea la soberaníadel Estado bajo la cual se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre. En última instancia, lapaz mundial no es la mera aus<strong>en</strong>cia de guerras, ni se reduce alsolo equilibrio de fuerzas adversarias, sino que es obra de la justicia”.94.5. No d<strong>en</strong>uncia unilateralEn el caso Cafés la Virginia del 13 de octubre de 1994, la CorteSuprema recordó que por el principio de la bu<strong>en</strong>a fe <strong>en</strong> lainterpretación de los tratados no es coher<strong>en</strong>te sost<strong>en</strong>er que untratado “sólo consagra un compromiso ético pero no jurídico”, sinoque crea auténticos “derechos y obligaciones” (cons. 6°), con lo cual“La aplicación por los órganos del Estado arg<strong>en</strong>tino de una normainterna que transgrede un tratado —además de constituir elincumplimi<strong>en</strong>to de una obligación internacional— vulnera elprincipio de la supremacía de los tratados internacionales sobre lasleyes internas” (cons. 8°); “una ley que prescribiese disposicionescontrarias a un tratado o que hiciese imposible su cumplimi<strong>en</strong>to...sería un acto constitucionalm<strong>en</strong>te inválido” (cons. 10).En ese fallo, el voto de BOGGIANO avanza <strong>en</strong> recordar a JOHN JAY<strong>en</strong> cuanto a que un tratado no puede ser alterado o canceladounilateralm<strong>en</strong>te, sino que debe serlo de común acuerdo (cons. 21y 22) y niega a fortiori compet<strong>en</strong>cia al Congreso a derogarlo por4.8ORTIZ PELLEGRINI, MIGUEL ANGEL, Introducción a los derechos <strong>humanos</strong>,Ed. Abaco de Rodolfo Depalma, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1984, p. 63.4.9ORTIZ PELLEGRINI, op. cit., página 63, qui<strong>en</strong> cita <strong>en</strong> tal s<strong>en</strong>tido Gaudiumet Spes, P. II, c. 5, nº 78.


I - 24DERECHOS HUMANOSley (cons. 23); por lo demás “los pactos se hac<strong>en</strong> para ser cumplidos;pacta sunt servanda”, con lo cual “carece de s<strong>en</strong>tido postular,como principio g<strong>en</strong>eral, la posibilidad de su revocación unilateral.Esta <strong>en</strong>traña incumplimi<strong>en</strong>to del acuerdo” (cons. 26); tambiéninvoca la jurisprud<strong>en</strong>cia del Tribunal de Justicia de las ComunidadesEuropeas (cons. 29).En su conjunto, el fallo sigue la inevitable t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de aplicarel nuevo ord<strong>en</strong> jurídico y económico mundial, y el voto com<strong>en</strong>tadoavanza un paso más; aunque la terminología cueste,hay un ord<strong>en</strong> jurídico supranacional. 10 Poco a poco deberemosacostumbrarnos a consultar las colecciones de jurisprud<strong>en</strong>ciasupranacionales, y no debemos tampoco olvidar que las opinionesconsultivas de la Corte de San José son igualm<strong>en</strong>te obligatorias<strong>en</strong> el plano interno.5. La articulación de la justicia nacional con la justiciasupranacional5.1. La Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.El país ya se había sometido válidam<strong>en</strong>te a la jurisdicciónsupranacional y supraconstitucional de la Corte Interamericanade <strong>Derechos</strong> Humanos 1 y la Corte Suprema había declarado <strong>en</strong>1993 la operatividad de sus cláusulas aún <strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia de regulaciónlegislativa. 2No obstante ello, el artículo 75 inciso 22 perfecciona el punto alprever un mecanismo muy estricto de d<strong>en</strong>uncia de los tratadosde derechos <strong>humanos</strong>, más severo que el que establece para lostratados de integración <strong>en</strong> el inciso 24.4.10En tal s<strong>en</strong>tido, GORDILLO, 8° ed. del tomo 1 del Tratado, Bu<strong>en</strong>os Aires,F.D.A., 2003, Prólogo y capítulos VI y VII.5.1Nuestro artículo La supranacionalidad operativa de los derechos<strong>humanos</strong> <strong>en</strong> el derecho interno, “La Ley”, 17 de abril de 1990, e infra, cap.III.5.2Ekmekdjian, Miguel Ángel c. Sofovich, Gerardo y otros, Fallos, 308:647:“El Derecho”, 148: 338; Fibracca (7-VII-93), Hagelin (22-XII-93), Cafés LaVirginia (10-X-94). Ampliar <strong>en</strong> BOGGIANO, ANTONIO, Introducción al derechointernacional, “La Ley”, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1995.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 25Ello implica claram<strong>en</strong>te que la subordinación al organismosupranacional y supraconstitucional de control de derechos <strong>humanos</strong>es virtualm<strong>en</strong>te irrevocable <strong>en</strong> el derecho interno, sin perjuiciode que es irrevocable <strong>en</strong> el derecho supranacional.No ha de olvidarse el principio de “la irreversibilidad de loscompromisos comunitarios”; “Jurídicam<strong>en</strong>te no hay, pues, vueltaatrás <strong>en</strong> la Comunidad. No está permitido poner de nuevo <strong>en</strong>tela de juicio los compromisos una vez asumidos; no está admitidonacionalizar de nuevo los sectores que han pasado ya bajo laautoridad de la Comunidad”. 3Del mismo modo, el artículo 27 de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>asobre Derecho de los Tratados, aprobada por ley 19.865, estableceque “una parte no podrá invocar las disposiciones de su derechointerno como justificación del incumplimi<strong>en</strong>to de un tratado”, locual no puede razonablem<strong>en</strong>te pret<strong>en</strong>derse aplicable sólo <strong>en</strong> lasrelaciones internacionales del Estado, pues ello importaría unaduplicidad de interpretación contraria a la indisp<strong>en</strong>sable unidaddel ord<strong>en</strong> jurídico; es igualm<strong>en</strong>te evid<strong>en</strong>te que al referirse al derechointerno como inoponible al tratado incluye la Constitución.“Es <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de prepararse para ratificar los tratados cuandocada Estado ha debido o deberá considerar y resolver los problemasde tipo constitucional que se le plante<strong>en</strong>. Cada uno es dueñode la solución que les dé; pero una vez que se ha aceptado elcompromiso internacional con toda libertad, hay aquí un hechohistórico sobre el que ya no es posible volver.” 4 Por ello carece des<strong>en</strong>tido procurar, peor aún, interpretar la constitución de 1994<strong>en</strong> cualquier s<strong>en</strong>tido que la haga supuestam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>os garantistaque el derecho supranacional.5.2. Las “condiciones de vig<strong>en</strong>cia” de los tratadosYa vimos que la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvióel 7 de abril de 1995, <strong>en</strong> el ya recordado caso Giroldi, que cuando5.3PESCATORE, PIERRE, Aspectos judiciales del “acervo comunitario”, “Revistade Instituciones Europeas”, Madrid, 1981, p. 331 y ss., p. 336.5.4PESCATORE, op. cit., p. 348.


I - 26DERECHOS HUMANOSla Constitución da “jerarquía constitucional” 5 a los tratados yconcordatos “<strong>en</strong> las condiciones de su vig<strong>en</strong>cia,” 6 ello significa quees “tal como la Conv<strong>en</strong>ción citada efectivam<strong>en</strong>te rige <strong>en</strong> el ámbitointernacional y considerando particularm<strong>en</strong>te su efectiva aplicaciónjurisprud<strong>en</strong>cial por los tribunales internacionales compet<strong>en</strong>tespara su interpretación y aplicación” (cons. 11, primer párrafo), “Deahí que la aludida jurisprud<strong>en</strong>cia deba servir de guía para lainterpretación de los preceptos conv<strong>en</strong>cionales <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> queel Estado Arg<strong>en</strong>tino reconoció la compet<strong>en</strong>cia de la CorteInteramericana para conocer <strong>en</strong> todos los casos relativos a lainterpretación y aplicación de la Conv<strong>en</strong>ción Americana (confr.arts. 75 de la Constitución Nacional, 62 y 64 Conv<strong>en</strong>ción Americanay articulo 2° ley 23.054)”. 75.3. Vig<strong>en</strong>cia interna de las opiniones consultivasDe lo cual resulta que nuestra Corte debe aplicar los tratados “<strong>en</strong>los términos anteriorm<strong>en</strong>te expuestos, ya que lo contrario podríaimplicar responsabilidad de la Nación fr<strong>en</strong>te a la comunidadinternacional.” 8 Nuestro tribunal integra tales fallos y opinionesconsultivas al texto constitucional por la cláusula según la cual lostratados se han de aplicar “<strong>en</strong> las condiciones de su vig<strong>en</strong>cia”. Elloincluye precisam<strong>en</strong>te la jurisprud<strong>en</strong>cia actual y futura de losorganismos internacionales de aplicación que existier<strong>en</strong>, <strong>en</strong> el caso,la Corte de San José.El mismo criterio resulta aplicable para los tribunales que <strong>en</strong>el futuro se instituyan para tratados de integración como el5.5La Constitución emplea <strong>en</strong> el primer párrafo del art. 75 inc. 22 la frase“jerarquía superior a las leyes” y <strong>en</strong> el tercero “jerarquía constitucional”. Laprimera elección semántica podría indicar una jerarquía intermedia <strong>en</strong>trela ley y la constitución, la segunda alternativa es aceptar como mínimo elnivel constitucional del tratado. La Corte es explícita <strong>en</strong> elegir la segundavariante. P<strong>en</strong>samos que con el tiempo reconocerá también lasupraconstitucionalidad de tales normas y principios, según lo expusimos<strong>en</strong> La supranacionalidad operativa de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> el derechointerno, La Ley, 17 de abril de 1990 e infra, cap. III.5.6Art. 75, inc. 22, 2° párrafo.5.7Considerando 11, segundo párrafo.5.8Considerando 12.


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 27MERCOSUR, 9 o los organismos supranacionales de otros tratadosinternacionales suscriptos y aprobados por el país.5.4. Preval<strong>en</strong>cia sobre “cualquier” norma de derecho internoA su vez, dicha Corte de San José decidió el 16 de julio de 1993 <strong>en</strong>la opinión consultiva n° 13, que la Comisión es compet<strong>en</strong>te paracalificar cualquier norma del derecho interno de un Estado Partecomo violatoria de las obligaciones que éste ha asumido al ratificaro adherirse a la Conv<strong>en</strong>ción, con lo cual ni siquiera una interpretaciónconstitucional local podría oponerse a la jurisprud<strong>en</strong>ciasupranacional.5.5. Su aplicación por la jurisprud<strong>en</strong>cia nacionalSi se complem<strong>en</strong>ta lo aclarado <strong>en</strong> el citado voto in re Birt con el fallode la Corte in re Giroldi 10 y la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia internacionalista ouniversalista 11 que la Corte está adoptando <strong>en</strong> los últimos tiempos(Ekmekdjian, 12 Fibracca, 13 Hagelin, 14 Cafés La Virginia 15 ), es claroque nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación quedacorrectam<strong>en</strong>te incorporada y articulada al sistema internacionalque <strong>en</strong> primer lugar repres<strong>en</strong>ta la Corte Interamericana de<strong>Derechos</strong> Humanos de San José de Costa Rica con sus fallos yopiniones consultivas, sin perjuicio de los demás tribunalesinternacionales; ello, a nivel de organización jerárquica del poder5.9Como con acierto lo reclama la doctrina: GONZÁLEZ, FLORENCIA, Soluciónde conflictos <strong>en</strong> un sistema de integración: los casos del Mercosur y la CEE,Integración Latinoamericana, INTAL, año 17, diciembre de 1992, p. 33 ysigtes.; Legislación y administración <strong>en</strong> un sistema de integración: el casode la Comunidad Europea, Revista de Derecho Administrativo, n° 14, p.455 y sigtes., p. 483, Depalma, 1993; DREYZIN DE KLOR, ADRIANA S., El sistemade solución de controversias <strong>en</strong> el Mercosur, La Ley, 4 de mayo de 1995.5.107-IV-1995.5.11OYHANARTE, JULIO, La visión universalista de la Corte Suprema, LaNación, 25 de junio de 1995, secc. 7, p. 3.5.12Fallos: 308:647; La Ley, 1992-C, 543; ED, 148:338.5.13Fallo del 7-VII-93.5.14S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 22-XII-93.5.15S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 10-X-94. Ampliar <strong>en</strong> BOGGIANO, ANTONIO, Introducción alderecho internacional, La Ley, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1995.


I - 28DERECHOS HUMANOSjudicial nacional y supranacional. En materia de otras fu<strong>en</strong>tes, yavimos que además de los tratados t<strong>en</strong>emos también los acuerdostransaccionales celebrados por el país ante reclamos fr<strong>en</strong>te a laComisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos: puede ser unafu<strong>en</strong>te creci<strong>en</strong>te de derecho supranacional e interno.5.6. Medidas “de otro carácter”Fr<strong>en</strong>te a la clásica cuestión de si los Estados parte, cuando seobligan a adoptar las medidas legislativas “o de otro carácter”(artículo 2° de la Conv<strong>en</strong>ción Americana), se obligan sólo a dictarleyes o también a dictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias 16 que suplan la ev<strong>en</strong>tualfal<strong>en</strong>cia legislativa, esta Corte ya ti<strong>en</strong>e tomada posición in reEkmekdjian, 17 que recoge el lejano principio rector de Kot 18 y Siri: 19la obligación es también de los jueces, no solam<strong>en</strong>te del legislador.Es la línea argum<strong>en</strong>tal que retoma el considerando 12 de Giroldicuando afirma que “a esta Corte, como órgano supremo de uno delos poderes del Gobierno Federal, le corresponde —<strong>en</strong> la medidade su jurisdicción— aplicar los tratados...”. Agrega nuestrotribunal que el artículo 1° de la Conv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> cuanto exige que losEstados parte deb<strong>en</strong> no solam<strong>en</strong>te “respetar” los derechos y libertadesreconocidos <strong>en</strong> ella sino además “garantizar” su ejercicio, esinterpretado por la Corte Interamericana <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que ello“implica el deber del Estado de tomar todas las medidas necesariaspara remover los obstáculos que puedan existir para que losindividuos puedan disfrutar de los derechos que la Conv<strong>en</strong>ciónreconoce.” 205.16Y actos administrativos, <strong>en</strong> su caso.5.17Ekmekdjian, Miguel Ángel c. Sofovich, Gerardo y otros, Fallos,308:647: “El Derecho”, 148: 338.5.18Fallos, 241:291; LL, 92:632.5.19Fallos, 239:459.5.20Otra particularidad de interés <strong>en</strong> el fallo es que invoca expresam<strong>en</strong>t<strong>en</strong>o ya una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de la Corte Interamericana sino la opinión consultivan° 11/90 del 10 de agosto de 1990, a la que además transcribe <strong>en</strong> cuantoafirma que esa debida garantía importa “el deber de los estados parte deorganizar todo el aparato gubernam<strong>en</strong>tal y, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, todas las estructurasa través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público (parágrafo23 de la opinión consultiva, considerando 12 “in fine” del fallo aquí


LA CRECIENTE INTERNACIONALIZACIÓN DEL DERECHOI - 295.7. Derecho a s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un plazo razonableLa cuestión, <strong>en</strong>tonces, es qué hará la Corte Suprema <strong>en</strong> otrosasuntos <strong>en</strong> que el legislador ha sido remiso, por ejemplo <strong>en</strong> lacreación de más tribunales cont<strong>en</strong>cioso administrativos para qu<strong>en</strong>o haya una violación al mismo artículo 8° <strong>en</strong> cuanto otorga <strong>en</strong> suinc. 1° la garantía de t<strong>en</strong>er s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia “d<strong>en</strong>tro de un plazo razonable.”El Tribunal Europeo de <strong>Derechos</strong> Humanos, aplicando igualcláusula de la Conv<strong>en</strong>ción europea, cond<strong>en</strong>ó a Suiza por violaciónal derecho a t<strong>en</strong>er s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un plazo razonable (<strong>en</strong> el caso, elproceso administrativo tardó casi tres años y medio), no porneglig<strong>en</strong>cia de sus magistrados, sino del legislador <strong>en</strong> no crearoportunam<strong>en</strong>te los tribunales a medida que aum<strong>en</strong>taban lascausas. Ahora que nuestros tribunales cont<strong>en</strong>cioso administrativosse <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran nuevam<strong>en</strong>te abarrotados de causas, se les hanagregado nuevas compet<strong>en</strong>cias y se ha obligado a demandar alEstado por la ley 24.447, 21 ya se v<strong>en</strong> forzados a recurrir a métodosformularios para resolver asuntos. Tal vez deba también nuestraCorte recurrir a la jurisprud<strong>en</strong>cia comparada europea, que no hahecho sino interpretar la misma cláusula que también ti<strong>en</strong>e laConv<strong>en</strong>ción Americana. No t<strong>en</strong>dría s<strong>en</strong>tido, <strong>en</strong> verdad, reconocerla obligatoriedad de la jurisprud<strong>en</strong>cia supranacional americanacomo aquí se hace y desconocer luego el preced<strong>en</strong>te de la europea,cuando la cláusula es igual y no existe preced<strong>en</strong>te distinto de laCorte Interamericana. Esperamos, pues, la versión nacional deZimmerman y Steiner antes que nos cond<strong>en</strong>e expresam<strong>en</strong>te laCorte de San José. 22com<strong>en</strong>tado). La opinión consultiva vi<strong>en</strong>e a adquirir, del modo expuesto,carácter vinculante para nuestro país.5.21Que com<strong>en</strong>tamos <strong>en</strong> Emerg<strong>en</strong>cia residual <strong>en</strong> la deuda pública interna(La Ley 24.447 sobre caducidad de créditos contra el Estado previos a1991) La Ley, 29 de mayo de 1995; reproducido <strong>en</strong> Después de la reformadel Estado, 2° ed. 1998.5.22Ver infra, cap. VI.


Capítulo IIILA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVA DELOS DERECHOS HUMANOS EN ELDERECHO INTERNOI. INTRODUCCIÓN *1. La irreversibilidad del derecho supranacional <strong>en</strong> materia dederechos <strong>humanos</strong>No ha de olvidarse el principio de “la irreversibilidad de loscompromisos comunitarios”; “Jurídicam<strong>en</strong>te no hay, pues, vuelvaatrás <strong>en</strong> la Comunidad. No está permitido poner de nuevo <strong>en</strong> telade juicio los compromisos una vez asumidos; no está admitidonacionalizar de nuevo los sectores que han pasado ya bajo laautoridad de la Comunidad”. 1La Conv<strong>en</strong>ción como derecho supranacional elimina, obviam<strong>en</strong>te,el dogma o mito interno de cada país —o gobierno— comopoder incondicionado o ilimitado. Si había dudas posibles al respecto,“Es <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de prepararse para ratificar los tratadoscuando cada Estado ha debido o deberá considerar y resolverlos problemas de tipo constitucional que se le plante<strong>en</strong>. Cada unoes dueño de la solución que les dé; pero una vez que se ha acepta-* El acápite III de este capítulo, pp. 16 a 30, pert<strong>en</strong>ce a ADELINA LOIANNO.1.1PESCATORE, PIERRE, Aspectos judiciales del “acervo comunitario”, “Revistade Instituciones Europeas”, Madrid, 1981, p. 331 y ss., p. 336.


III - 2DERECHOS HUMANOSdo el compromiso internacional con toda libertad, hay aquí unhecho histórico sobre el que ya no es posible volver”. 2“Lo que sería <strong>en</strong>tonces inadmisible, porque se opone a la bu<strong>en</strong>afe de los tratados internacionales, sería que un Estado Miembro,o una de sus autoridades, por ejemplo, una jurisdicción, tratarade poner <strong>en</strong> duda los compromisos aceptados invocando, ‘aposteriori’, obstáculos constitucionales”. 3Del mismo modo, el artículo 27° de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>asobre Derecho de los Tratados, aprobada por ley 19.865, estableceque “una parte no podrá invocar las disposiciones de su derechointerno como justificación del incumplimi<strong>en</strong>to de un tratado”, locual no puede razonablem<strong>en</strong>te pret<strong>en</strong>derse aplicable sólo <strong>en</strong> lasrelaciones internacionales del Estado, 4 pues ello importaría unaduplicidad de interpretación contraria a la indisp<strong>en</strong>sable unidaddel ord<strong>en</strong> jurídico.2. Innecesariedad de su admisión constitucionalEn materia de derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral t<strong>en</strong>emos un ord<strong>en</strong>jurídico supranacional 1 y supraconstitucional 2 que cumplir,1.2PESCATORE, op. cit., p. 348.1.3PESCATORE, op. cit., p. 349. BIDART CAMPOS, Tratado elem<strong>en</strong>tal de derechoconstitucional arg<strong>en</strong>tino, tomo III, Ediar, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1989, ps. 117 y118, aunque m<strong>en</strong>os categórico. Comparar GUTIÉRREZ POSSE, HORTENSIA D.T.,Los derechos <strong>humanos</strong> y las garantías, Zavalía, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1988, p. 35.1.4Como lo hace uno de los párrafos de la opinión del Procurador G<strong>en</strong>eralde la Nación <strong>en</strong> la causa E. F. E., suc., LL, 1/IX/87, p. 3, con nota deFERNANDO N. BARRANCOS y VEDIA. La Corte Suprema de Justicia y laoperatividad de las normas del Pacto de San José de Costa Rica <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>jurídico interno, revista y lugar citados.2.1En el plano europeo, SÁNCHEZ MORÓN habla de un derecho internacionalde los derechos <strong>humanos</strong>: E. GARCÍA DE ENTERRÍA y otros, El sistemaeuropeo de protección de los derechos <strong>humanos</strong>, 2ª ed., Civitas, Madrid,1983, p. 27.2.2GARCÍA DE ENTERRÍA, op. cit., p. 15, destaca “un standard mínimo ycomún de libertad <strong>en</strong> todo el espacio europeo, por <strong>en</strong>cima tanto de Estadosy regím<strong>en</strong>es políticos, como, sobre todo, <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> práctico, de sistemas ytradiciones jurídicas”.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 3operativo, 3 directa 4 e inmediatam<strong>en</strong>te aplicable 5 también <strong>en</strong> elord<strong>en</strong> interno 6 y por los jueces 7 y demás órganos 8 nacionales delEstado. A tal efecto de operatividad directa e inmediata 9 nonecesitamos de una previa reforma constitucional.Por supuesto, de llegarse a concretar la reforma no estará demás puntualizarlo expresam<strong>en</strong>te, 10 para sosiego o desazón, segúnsea el caso, de los escépticos del derecho supranacional, losanti- “eurofóricos” locales 11 Pero el tiempo no necesariam<strong>en</strong>te sequedará a la vera del camino, a la espera del avance de los rezagados.El desarrollo europeo del derecho comunitario de los dere-2.3Sobre la herm<strong>en</strong>éutica para “una inmediata e incondicionada aplicaciónde normas de rango constitucional”, equival<strong>en</strong>te al “particular empeñopara asegurar la aplicabilidad inmediata de cláusulas de tratados y otrosactos internacionales”, ver VANOSSI, La protección de los derechos <strong>humanos</strong><strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina, <strong>en</strong> “R.D.P.”, nº 2, Fundación de Derecho Administrativo,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1987, 36 y 37.2.4Ver por ejemplo SÁNCHEZ MORÓN, La aplicación directa de la Constitución<strong>en</strong> materia de derechos fundam<strong>en</strong>tales: el nuevo derecho de asociaciones.“REDA”, nº 22, p. 442 y ss.; SÁINZ MORENO, Los casos de aplicacióndirecta de la Constitución: el acceso de los ciudadanos a los archivos yregistros administrativos, “REDA”, nº 24, p. 118 y ss., etc.2.5Para no caer <strong>en</strong> las palabras de GARCÍA DE ENTERRÍA cuando expresa quedebe dejarse atrás el “procedim<strong>en</strong>talismo y leguleyismo”—”típica huida dela responsabilidad de toda burocracia”— que caracteriza la “degradación dela Justicia <strong>en</strong> burocracia”, Reflexiones sobre la Ley y los princicios g<strong>en</strong>eralesdel <strong>Derechos</strong> Civitas, Madrid, 1984, p. 110.2.6GARCÍA DE ENTERRÍA, op. cit., p. 16, recuerda <strong>en</strong> el caso europeo el “valor<strong>en</strong> derecho interno” de la Conv<strong>en</strong>ción. BIDART CAMPOS, op. cit., p. 119; COLAUTTI,CARLOS E., El Pacto de San José de Costa Rica, Lerner, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1989,p. II.2.7Art. 8º.2.8Art. 2º in fine: “...medidas legislativas o de otro carácter...”.2.9ZAFFARONI, La Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos y elsistema p<strong>en</strong>al, “Revista de Derecho Público”, nº 2, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1987, p. 61;EKMEKDJIAN, La ejecutoriedad de los derechos y garantías reconocidos <strong>en</strong> elPacto de San José de Costa Rica y la acción de amparo, LL, 1987-B, p. 263.2.10Al respecto puede verse MUÑOZ MACHADO, SANTIAGO, El ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tojurídico de la Comunidad Europea y la Constitución española, Civitas,Madrid, 1980, p. 23 y ss.2.11Para esta antinomia del pasado europeo ver MENZEL, EBERHARD, com<strong>en</strong>tario<strong>en</strong> la revista “Die öff<strong>en</strong>tliche Verwaltung”, Stuttgart, 1969, cuaderno15/6, p. 579 y 580.


III - 4DERECHOS HUMANOSchos <strong>humanos</strong> debiera marcar el derrotero. 12 Esas normassupranacionales, <strong>en</strong> las bellas palabras de LORD DENNING, son cadavez más como la “marea creci<strong>en</strong>te. P<strong>en</strong>etra <strong>en</strong> los estuarios ysube por los ríos. No puede ser det<strong>en</strong>ida”. 13Si algunas normas internas admitían dos o más interpretacionesposibles, “sólo pued<strong>en</strong> interpretarse <strong>en</strong> el futuro <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tidocompatible con el texto de la Conv<strong>en</strong>ción”; 14 es que <strong>en</strong> verdad ellineami<strong>en</strong>to garantizador de la Constitución se ve ahora precisado<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción. 15Por todo lo expuesto, <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong> no esnecesario reformar la Constitución. Basta con aplicar la Conv<strong>en</strong>ciónAmericana de <strong>Derechos</strong> Humanos y, <strong>en</strong> forma congru<strong>en</strong>tecon ella, armonizar la interpretación y aplicación del resto delderecho interno.3. Aplicación directa <strong>en</strong> el derecho internoNo podemos, sea <strong>en</strong> materia de derechos constitucionales o de losreconocidos <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, retornar a las épocas <strong>en</strong> que sesost<strong>en</strong>ía que una garantía determinada era inaplicable “por noexistir aún ley que la reglam<strong>en</strong>te”. La misma tesis clásica de laaplicación directa de la Constitución ha de ser <strong>en</strong>tonces la tesis dela aplicación directa de la Conv<strong>en</strong>ción.En ello no ha de perderse de vista que el artículo 31º inciso 1ºde la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a establece que el tratado debe ser interpretado“de bu<strong>en</strong>a fe”, “<strong>en</strong> su contexto y a la luz de su objeto yfinalidad” y esa finalidad no es otra que la reafirmación y mayor2.12GARCÍA DE ENTERRÍA y otros, El sistema europeo de protección de losderechos <strong>humanos</strong>, Civitas, Madrid, 1983.2.13LORD DENNING, The Discipline of Law, Butterworths, Londres, 1 979,p. 18.2.14ZAFFARONI, op. cit., p. 61, qui<strong>en</strong> agrega que por cierto, <strong>en</strong> muchos casos“parece tratarse de consecu<strong>en</strong>cias que también hubies<strong>en</strong> podido deducirsede una correcta y garantizadora exégesis de nuestros preceptos constitucionales”.2.15ZAFFARONI, op. cit., p. 62.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 5tutela de los derechos, no su restricción. 1 A igual conclusión llevaráel t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te la circunstancia fáctica que determinónuestra adhesión, 2 todo lo cual debe ser t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> lainterpretación. Así por ejemplo, si algunas normas internas admitíandos o más interpretaciones posibles, “solo pued<strong>en</strong>interpretarse <strong>en</strong> el futuro <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido compatible con el texto dela Conv<strong>en</strong>ción”. 3 En verdad, el lineami<strong>en</strong>to garantizador de laConstitución se ve ahora precisado <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción. 43.1. Claro está, cabe distinguir <strong>en</strong> ella las disposiciones de carácterprogramático, 5 operativa, 6 y principios jurídicos indeterminados,7 así también el tipo de derechos y la consigui<strong>en</strong>te legitimaciónprocesal, 8 los conflictos <strong>en</strong>tre derechos de igual fu<strong>en</strong>te oev<strong>en</strong>tuales jerarquías de derechos.3.2. Como consecu<strong>en</strong>cia de la aplicación directa de la Conv<strong>en</strong>ción,toda norma contraria preexist<strong>en</strong>te—sea legal o regla-3.1Entre otros, ZAFFARONI, EUGENIO RAÚL, La Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre<strong>Derechos</strong> Humanos y el sistema p<strong>en</strong>al, <strong>en</strong> “Revista de Derecho Público”, nº2, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1987, ed. Fundación de Derecho Administrativo, p. 78.3.2O arcóntica, rectora, determinante, que fue “causa” <strong>en</strong> suma de lasanción legislativa; o sea, la insufici<strong>en</strong>cia previa de tales derechos <strong>en</strong> sufuncionami<strong>en</strong>to o aplicación práctica.3.3ZAFFARONI, op. cit., p. 61, qui<strong>en</strong> agrega que “parece tratarse de consecu<strong>en</strong>ciasque también hubies<strong>en</strong> podido deducirse de una correcta ygarantizadora exégesis de nuestros preceptos constitucionales”.3.4ZAFFARONI, op. cit., p. 62.3.5La norma más claram<strong>en</strong>te programática es el art. 260.3.6El derecho a la propia personalidad jurídica (art. 3º), a no ser sometidoa esclavitud (art. 6º inc. 1º), a la vida y no ser privado de ella arbitrariam<strong>en</strong>te(art. 4º inc. 1º), libertad de conci<strong>en</strong>cia y religión (art. 120), p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to yexpresión (art. 13º), reunión pacífica (art. 15º), de asociación (art. 16º), derechoa la nacionalidad (art. 200), circulación y resid<strong>en</strong>cia (art. 230), etc3.7O, <strong>en</strong> otras palabras; “Es preciso reconocer operatividad a todas susnormas <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que constituy<strong>en</strong> directivas de interpretación paralos jueces”: COLAUTTI, CARLOS E., La protección del derecho a la vida <strong>en</strong> elPacto de San José de Costa Rica, separata, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1987, p. 15. Aún<strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia de prescripción concreta, los juicios de valor de sus normas sonde necesaria aplicación ori<strong>en</strong>tadora <strong>en</strong> la interpretación por el juez de launidad del ord<strong>en</strong> jurídico. Comparar COLAUTTI, El Pacto de San José deCosta Rica. Protección a los derechos <strong>humanos</strong>, op. cit., p. 23.3.8Derecho subjetivo, interés legitimo (o derecho reflejo, debilitado, difuso)e interés simple; derechos así llamados de primera, segunda y tercerag<strong>en</strong>eración, etc.


III - 6DERECHOS HUMANOSm<strong>en</strong>taria—ha perdido automáticam<strong>en</strong>te vig<strong>en</strong>cia a partir de la<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vigor de la Conv<strong>en</strong>ción, 9 <strong>en</strong> la medida que la respectivacláusula pueda interpretarse como operativa. 10 Esta cuestiónha dado y seguirá dando lugar a no pocas controversias; así porejemplo se había resuelto que el artículo 17° inciso 5° de la Conv<strong>en</strong>ción,sobre igualación de los hijos, no era operativo sinoprogramático, por lo cual sólo <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia para el futuro <strong>en</strong>el derecho interno <strong>en</strong> tal tesitura—al sancionarse la ley 23.264estableci<strong>en</strong>do otra vez lo mismo. 114. Obligación judicial de tutelar <strong>en</strong> el derecho interno losderechos de la Conv<strong>en</strong>ciónLos jueces deb<strong>en</strong> llevar a cabo esa aplicación directa de la normaposterior de mayor jerarquía,1°) por la obligación que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los órganos de los Estados deinstrum<strong>en</strong>tarlos con los mecanismos complem<strong>en</strong>tarios —legislativos“o de otro carácter”— que fuer<strong>en</strong> conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes; 12°) porque los Estados signatarios se han obligado ipso jure “arespetar los derechos y libertades reconocidos <strong>en</strong> ella” (artículo1°, inciso 1°), y a “garantizar su libre y pl<strong>en</strong>o ejercicio”, a lo cualmal podrían nada m<strong>en</strong>os que los jueces declararse aj<strong>en</strong>os;3.9ZAFFARONI, op. cit., p. 61; ERMEKDJIAN, MIGUEL ANGEL, La ejecutoriedad delos derechos y garantías reconocidos <strong>en</strong> el Pacto de San José de Costa Ricay la acción de amparo, <strong>en</strong> LL, 1987-8, p. 263; <strong>en</strong> contra BARRANCOS Y VEDIA,artículo citado más abajo, punto II.3.10Ver HYNES, LUISA MARÍA, La operatividad de los derechos reconocidos<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos, <strong>en</strong> la “Revista de DerechoPúblico”, nº 2, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1987, ed. de la Fundación de DerechoAdministrativo, p. 89 y ss.3.11Corte Suprema, E.F.E., <strong>en</strong> LL del 1/IX/87, con nota <strong>en</strong> igual s<strong>en</strong>tidode BARRANCOS Y VEDIA, FERNANDO N.: La Corte Suprema de Justicia y laoperatividad de las normas del Pacto de San José de Costa Rica <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>interno, revista y lugar citados. La solución transgrede el juicio de valor delart. 17º inc. 5º, al no <strong>en</strong>contrar arbitraria ni disvaliosa la solución contrariade la legislación anterior.4.1Art. 20: “Si el ejercicio de los derechos y libertades m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> elart. 19 no estuvier<strong>en</strong> ya garantizados por disposiciones legislativas o de otrocarácter, los Estados Partes se compromet<strong>en</strong> a adoptar... las medidas legislativaso de otro carácter que fuer<strong>en</strong> necesarias para hacer efectivos talesderechos y libertades”.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 73°) porque esa garantía de libre y pl<strong>en</strong>o ejercicio requiere laindisp<strong>en</strong>sable tutela jurisdiccional, por aplicación de la garantíade acceso a la justicia que consagran los artículos 8° inciso 1° 2 y25° inciso 1°. 3II. LOS DERECHOS HUMANOS COMO ORDEN JURÍDICOSUPRANACIONAL Y SUPRACONSTITUCIONAL5. Carácter de normas jurídicas operativas de las normas yprincipios supranacionalesSe ha dicho que el país ha decidido ser “fiel a un principio básico <strong>en</strong>materia de derechos <strong>humanos</strong>; el de que la comunidad internacional,a través de los órganos jurisdiccionales creados al efecto es elárbitro final de su vig<strong>en</strong>cia y de sus violaciones”, de allí la firma delTratado y el Protocolo “que reconoce la jurisdicción obligatoria” dela Corte de San José. 1Conforme los mismos criterios interpretativos que hemos siempresost<strong>en</strong>ido para la Constitución nacional como ord<strong>en</strong> supremo<strong>en</strong> el derecho interno, postulamos como hipótesis o conjetura básica,2 como concepto fundante 3 del nuevo sistema 4 u ord<strong>en</strong> jurí-4.2“Toda persona ti<strong>en</strong>e derecho a ser oída, con las debidas garantías yd<strong>en</strong>tro de un plazo razonable por un juez o tribunal compet<strong>en</strong>te, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tee imparcial...”.4.3“Toda persona ti<strong>en</strong>e derecho a un recurso s<strong>en</strong>cillo y rápido o a cualquierotro recurso efectivo ante los jueces o tribunales compet<strong>en</strong>tes, que laampare contra actos que viol<strong>en</strong> sus derechos fundam<strong>en</strong>tales reconocidospor... la pres<strong>en</strong>te Conv<strong>en</strong>ción”.5.1RABOSSI, EDUARDO, Los derechos <strong>humanos</strong> y la política del gobiernonacional, “R.D.P.”, op. cit., nº 2, p. 47.5.2En tal s<strong>en</strong>tido POPPER, KARL, La lógica de la investigación ci<strong>en</strong>tífica,Tecnos, Madrid, 1973.5.3LINARES, J. F., Los sistemas dogmáticos <strong>en</strong> el derecho administrativo,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1984, Fundación de Derecho Administrativo, pp. 51 y 52: “demodo tal que los elem<strong>en</strong>tos de ese conjunto observ<strong>en</strong> una correlación talque pued<strong>en</strong> ser derivados por deducciones escalonadas desde unsuperconcepto fundante. Pero estas deducciones no son de pura lógicaformal sino de lógica compositiva”.5.4ALCHOURRÓN y BULYGIN, Introducción a la metodología de las ci<strong>en</strong>ciasjurídicas, Ed. Astrea, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1975, capítulo IV, pp. 92 y 93, y capítuloV.


III - 8DERECHOS HUMANOSdico supranacional, la aplicación <strong>en</strong> un grado superior de las mismaspautas interpretativas elaboradas <strong>en</strong> el plano interno parala Constitución nacional. En primer lugar y según estamos vi<strong>en</strong>do,es un derecho a la vez objetivo y compulsivo, es un derechoque obliga pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te; 5 más aún, es “un ord<strong>en</strong> público común”. 6Para algunos no se trata de una primacía <strong>en</strong>tre un derechocomunitario preemin<strong>en</strong>te y un derecho nacional subordinado, sino“la sustitución del derecho nacional por el derecho comunitario,<strong>en</strong> los dominios <strong>en</strong> que la transfer<strong>en</strong>cia de compet<strong>en</strong>cias hasido operada: <strong>en</strong> estos dominios es, <strong>en</strong> lo sucesivo, la regla delderecho comunitario la que se aplica”. 7 Para otros existe primacía;8 cualquiera sea el caso, lo cierto es que el carácter jurídico,obligatorio, imperativo, incondicionado, de este derecho es indubitable.9 6. Las sanciones supranacionales e internas porincumplimi<strong>en</strong>to. La invalidaciónAún <strong>en</strong> los supuestos <strong>en</strong> que no exista una sanción puntual yespecífica establecida <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción para el caso deincumplimi<strong>en</strong>to a sus normas, el tribunal nacional e internacionalti<strong>en</strong><strong>en</strong> siempre como obligación mínima la de invalidar todaactuación o comportami<strong>en</strong>to estatal o privado que se haya apartadode tales preceptos jurídicos. Si se trata de un comportami<strong>en</strong>tomaterial, corresponderá ord<strong>en</strong>ar la cesación del mismo. 1Esa invalidación o privación de efectos, que podrá ser constitutivao declarativa según la gravedad de la infracción, 2 consti-5.5PESCATORE, op. cit., p. 340 y ss., y jurisprud<strong>en</strong>cia que cita.5.6VASAK, KAREL, Las dim<strong>en</strong>siones internacionales de los derechos <strong>humanos</strong>,vol. III, Serbal/UNESCO, Barcelona, 1984, p. 873, transcribi<strong>en</strong>do unafrase del caso Austria contra Italia.5.7LAGRANGE, citado por MUÑOZ MACHADO, op .cit., p. 27.5.8PESCATORE, op. cit., p. 344.5.9PESCATORE, op. cit., p. 340.6.1Como dic<strong>en</strong> PIGRETTI y BELLORIO, Derecho ambi<strong>en</strong>tal, Educa, Bu<strong>en</strong>osAires, 1985, pp. 14 y 15.6.2Según lo desarrollamos para el derecho nacional <strong>en</strong> el Tratado deDerecho Administrativo, tomo 3, El acto administrativo, 8° ed., F.D.A.,Bu<strong>en</strong>os Aires, 2004, capítulo XI.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 9tuye por cierto una sanción, 3 que integra el concepto de normajurídica de la disposición respectiva, aún <strong>en</strong> una estricta aproximaciónkels<strong>en</strong>iana.7. La cond<strong>en</strong>a pecuniariaPero, a mayor abundami<strong>en</strong>to, no sólo el tribunal nacional sinotambién y muy <strong>en</strong> especial el internacional de la Conv<strong>en</strong>ción, estánexpresam<strong>en</strong>te facultados, además de declarar la antijuricidad de laconducta y consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te invalidarla, también para aplicarsanciones pecuniarias <strong>en</strong> favor de la persona física cuyos derechosfundam<strong>en</strong>tales hayan sido lesionados por actos, hechos u omisionesde su país, <strong>en</strong> el plano interno. 1 Adviértase que hay <strong>en</strong> ello una“aplicabilidad directa como estado normal del derecho” 2 comunitario,que no dep<strong>en</strong>de para nada del derecho nacional.Por lógica derivación de la misma potestad, el Tribunal puedetambién fijar astreintes hasta tanto cese la conducta lesiva, yreparaciones ejemplificadoras cuyo objeto sea castigar la conductadañosa y prev<strong>en</strong>ir su repetición a través de un m<strong>en</strong>saje claro alresto de la comunidad. Entre tales reparaciones puede incluirsela publicación de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia a costa del infractor al ord<strong>en</strong> jurídicosupranacional.Es de recordar, por lo demás, el “carácter compulsivo del derechoderivado”, 3 donde cabe sin duda reconocer a la jurisprud<strong>en</strong>ciasupranacional como fu<strong>en</strong>te de derecho comunitario.De todas maneras, es clara la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia hacia la definiciónprogresiva de los derechos protegidos, la compet<strong>en</strong>cia progresiva6.3Y reafirmar por esa vía el carácter jurídico de tales normas, paraqui<strong>en</strong>es adoptan la definición kels<strong>en</strong>iana. Desarrollamos el punto <strong>en</strong> laremisión de la nota preced<strong>en</strong>te.7.1Obviam<strong>en</strong>te, es el ciudadano o habitante de su propio país de nacimi<strong>en</strong>too resid<strong>en</strong>cia, el que resulta lesionado <strong>en</strong> sus derechos individualespor su propio gobierno. Hay por ello al mismo tiempo derecho nacional ysupranacional violado.7.2Para recordar las palabras de PESCATORE, op. cit., p. 352, explicando lajurisprud<strong>en</strong>cia del tribunal europeo.7.3PESCATORE, op. cit., p. 343, y jurisprud<strong>en</strong>cia que cita.


III - 10DERECHOS HUMANOSsupranacional, la progresiva operatividad del sistema, 4 y elloimporta el necesario desarrollo de la potestad anulatoria yreparativa, además de interpretativa y prev<strong>en</strong>tiva, de la jurisprud<strong>en</strong>ciadel tribunal.8. La imperatividad y supremacía de las normassupranacionalesTanto la coacción interna prevista <strong>en</strong> el sistema jurídico nacional,como la coacción internacional por la vía jurisdiccional prevista <strong>en</strong>el tratado, son los medios por los cuales los órganos jurisdiccionalesnacionales y supranacionales deberán hacer efectiva talimperatividad. Del mismo modo, la supremacía del ord<strong>en</strong>supranacional por sobre el ord<strong>en</strong> nacional preexist<strong>en</strong>te no puedesino ser supremacía jurídica, normativa, provista de fuerza coactiva,de imperatividad. Estamos <strong>en</strong> suma ante “un normativismosupranacional”. 1No ti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tido resolver el sometimi<strong>en</strong>to a un ord<strong>en</strong> jurídicosupranacional, y a un tribunal con compet<strong>en</strong>cia formal para aplicarloy sancionar al incumplidor, para luego pret<strong>en</strong>der la supuestasupremacía del ord<strong>en</strong> local por sobre el ord<strong>en</strong> internacional.Por ello dice Lord D<strong>en</strong>ning que “sin duda” las cortes nacionales“deb<strong>en</strong> seguir los mismos principios” que las cortes internacionales,<strong>en</strong> la aplicación de los tratados que conti<strong>en</strong><strong>en</strong> normas de derechointerno. 2Ninguna norma nacional o car<strong>en</strong>cia de ella puede hoy <strong>en</strong> díaser argum<strong>en</strong>to válido para declararse esclarecido y honroso partidariode la esclavitud, la tortura, el asesinato, el g<strong>en</strong>ocidio, lapersecución racial, y así sucesivam<strong>en</strong>te. Por ello, tampoco puede“jurídicam<strong>en</strong>te” argüirse un “derecho” interno, así sea constitu-7.4NIKKEN, PEDRO La protección internacional de los derechos <strong>humanos</strong>.Su Desarrollo progresivo, Instituto Interamericano de <strong>Derechos</strong> Humanos,y Civitas, Madrid, 1987, capítulos III y IV.8.1PIGRETTI y BELLORIO, op. cit., pp. 14 y 15.8.2LORD DENNING, The Discipline of Law, Butterworths, Londres, 1979, p.18.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 11cional, 3 para justificar la lesión de un derecho supranacional <strong>en</strong>materia de cualesquiera otras garantías, derechos y libertadespúblicas mínimos de cada individuo <strong>en</strong> su propio país.El precio de ser parte de la comunidad civilizada es reconocerel respeto a sus mínimas normas de conviv<strong>en</strong>cia y comportami<strong>en</strong>topor lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> el plano interno. Así como una persona de vidadisipada no es admitida <strong>en</strong> sociedad, así también el país debeapr<strong>en</strong>der a vivir <strong>en</strong> la austeridad y auto-control del perman<strong>en</strong>te ydiario respeto a tales derechos, asumi<strong>en</strong>do a través de sus ciudadanosy todos sus poderes el criterio de rechazar unahipotéticam<strong>en</strong>te “válida” violación o desconocimi<strong>en</strong>to interno delos derechos individuales previstos <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción.Por lo expuesto, dado que el país ha establecido <strong>en</strong> forma expresasu sometimi<strong>en</strong>to a la jurisdicción de un tribunal internacionalde justicia, con compet<strong>en</strong>cia para dictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>contra del Estado arg<strong>en</strong>tino <strong>en</strong> caso de desconocimi<strong>en</strong>to por éstede las garantías individuales mínimas de sus propios habitantes,lo m<strong>en</strong>os que se puede decir, <strong>en</strong> una perspectiva teleológica y derazonable futuro, es que t<strong>en</strong>emos allí un verdadero derechosupranacional, con todas las características propias de un ord<strong>en</strong>jurídico supremo.Concluimos pues que las características de la Constitución comoord<strong>en</strong> jurídico supremo <strong>en</strong> el derecho interno, 4 son aplicables <strong>en</strong>un todo a las normas de la Conv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> cuanto ord<strong>en</strong> jurídicosupremo supranacional. No dudamos que muchos intérpretes seresistirán a considerarlo derecho supranacional y supraconstitucionalsin perjuicio de los que ya se niegan a considerarlosiquiera derecho interno, o derecho a secas.También están, por lo demás, los que han negado a ultranzaa la misma Constitución como derecho, 5 y no faltaron ni faltan8.3Ese será, por supuesto, el seudo argum<strong>en</strong>to o la falsa excusa, puesninguna norma constitucional se halla <strong>en</strong> pugna con la Conv<strong>en</strong>ción y ningúnconflicto es posible para el intérprete bi<strong>en</strong> inspirado. El punto estáclaro por lo demás <strong>en</strong> los incisos a), b) y c) del artículo 29 de la Conv<strong>en</strong>ción.8.4Tratado de derecho administrativo, op. cit., tomo 1, capítulos VI y VII.8.5Creemos haber probado el error de tales concepciones a partir de la Iedición de nuestra Introducción al derecho administrativo, Ed. Perrot,


III - 12DERECHOS HUMANOSsiquiera los que de igual modo razonan con las leyes, preconizandosu inexigibilidad <strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia de reglam<strong>en</strong>tación administrativa.Pero son estas conjeturas falsas del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to humano, qu<strong>en</strong>o pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>torpecer el razonami<strong>en</strong>to ci<strong>en</strong>tífico y político del juristacontemporáneo que busque racionalm<strong>en</strong>te interpretar elmejor ord<strong>en</strong> jurídico con el cual asegurar la paz, la justicia, elord<strong>en</strong>, <strong>en</strong> su país. El camino del futuro está claram<strong>en</strong>te señalado:por <strong>en</strong>cima de las vacilaciones, contradicciones y hasta negacionesformales que este nuevo ord<strong>en</strong> jurídico supranacionalt<strong>en</strong>ga que sufrir, ellas no debieran poder cambiar el curso sustancialde la historia del mundo, a m<strong>en</strong>os que también <strong>en</strong> estoprefiramos, como país, no seguir el signo de los tiempos.El proceso de evolución europea <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>,que consagra la vig<strong>en</strong>cia de un ord<strong>en</strong> jurídico supranacional<strong>en</strong> aquel caso, la Conv<strong>en</strong>ción europea y el resto delderecho comunitario—, marca el derrotero <strong>en</strong> forma por demássimple y obviam<strong>en</strong>te aplicable por analogía de métodointerpretativo.9. Interpretación ext<strong>en</strong>siva de los derechos <strong>humanos</strong>Por lo demás, convi<strong>en</strong>e seguir la ori<strong>en</strong>tación del Tribunal deEstrasburgo, que “no se muestra partidario, <strong>en</strong> conjunto, deuna lectura exegética, timorata o estrecha de las cláusulas que<strong>en</strong>uncian los derechos y libertades garantizados. En este s<strong>en</strong>tido,hace constar el carácter puram<strong>en</strong>te indicativo de la lista de losderechos”. 1Bu<strong>en</strong>os Aires, 1962, que reiteramos <strong>en</strong> el Tratado, t. 1, op. cit., cap. V;estimamos ahora oportuno formular la subsigui<strong>en</strong>te hipótesis que estamosdesarrollando <strong>en</strong> el texto.9.1EISSEN, MARC-ANDRÉ, El Tribunal Europeo de los <strong>Derechos</strong> Humanos,Civitas, Madrid, 1985, ps. 90 y 91.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 1310. Los principios jurídicos indeterminados10.1. CaracterizaciónNo sólo cabe aplicar <strong>en</strong> forma directa e inmediata los derechostaxativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>umerados, sino algunos no <strong>en</strong>umerados y losjuicios de valor y principios jurídicos de la Conv<strong>en</strong>ción. Pornuestra parte, ya sostuvimos el carácter constitucional de ciertosprincipios jurídicos, 1 criterio hoy <strong>en</strong> día bastante difundido:corresponde también plantearlo a nivel del nuevo ord<strong>en</strong> jurídicosupranacional.Es conocido el concepto de principios jurídicos indeterminados, 2sea <strong>en</strong> relaciones <strong>en</strong>tre particulares (abuso del derecho, bu<strong>en</strong>a fe,lesión), o como límites al Estado fr<strong>en</strong>te a los individuos: desviacióny exceso de poder, arbitrariedad o razonabilidad, etc., y sólo se tratade visualizarlo aquí <strong>en</strong> la definición amplia de la esfera de derechosindividuales.10.2. La garantía de la razonabilidadEste principio, aplicable al legislador, 3 administrador 4 y juez, 5 seincorpora a nuestro derecho como garantía de razonabilidad, porvía del derecho norteamericano, como parte del debido proceso <strong>en</strong>s<strong>en</strong>tido sustantivo, 6 y es el mismo que <strong>en</strong> el derecho inglés se10.1Introducción al derecho administrativo, Ed. Perrot Bu<strong>en</strong>os Aires,1962, p. 52 y ss. Lo hemos mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> nuestro Tratado de derecho administrativo,t. 1, Bu<strong>en</strong>os Aires, 2003, cap. VI, n°4 y ss., p. 29 a 56; cap. VII, n°18.3, p. 70; Teoría g<strong>en</strong>eral del derecho administrativo, Madrid, 1984, p. 160y ss. y obras ulteriores.10.2SÁINZ MORENO, FERNANDO, Conceptos jurídicos, interpretación ydiscrecionalidad administrativa, Civitas, Madrid, 1976, cap. IX.10.3LINARES, JUAN FRANCISCO, Razonabilidad de las leyes. El “debido proceso”como garantía, innominada <strong>en</strong> la Constitución Arg<strong>en</strong>tina, 2° ed., Astrea,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1970. Comparar PADILLA, op. cit., pp. 71 a 80.10.4LINARES, Razonabilidad de las leyes, op. cit., p. 107; Poder discrecionaladministrativo, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1958, p. 155 y ss.10.5CARRIÓ, Recurso extraordinario por s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia arbitraria, Bu<strong>en</strong>os Aires,1967; SAGÜÉS, Recurso extraordinario, Bu<strong>en</strong>os Aires, Depalma, 1984.10.6Para una explicación <strong>en</strong> ese derecho <strong>en</strong> comparación al derecho francés,ver SCHWARZ, BERNARD, Fr<strong>en</strong>ch Administrative Law and the Common-LawWorld, New York University Press, Nueva York, 1954, p. 211 y ss.


III - 14DERECHOS HUMANOSincluye d<strong>en</strong>tro de la justicia natural; 7 también ha llegado al derechofrancés 8 y belga, 9 <strong>en</strong>tre otros.La garantía de razonabilidad, que hasta ahora t<strong>en</strong>ía rangoconstitucional, pasa a t<strong>en</strong>erlo también supraconstitucional o supranacional.Ella no solam<strong>en</strong>te está pres<strong>en</strong>te como garantía innominada<strong>en</strong> los artículos 8° inciso 1° y 25° inciso 1° de la Conv<strong>en</strong>ción,sino que también está explícitam<strong>en</strong>te contemplada comoexclusión de arbitrariedad o garantía de razonabilidad <strong>en</strong> los artículos4° inciso 1°, 7° incisos 3° y 5°, 11º inciso 2°, 13° inciso 3°(“abuso”), 20° inciso 3°.10.3. Otros principios jurídicos supranacionalesOtras normas y principios jurídicos de la Conv<strong>en</strong>ción son la nodiscriminación, 10 proscripción del odio y la persecución, 11 protecciónde la vida, integridad y salud humanas fr<strong>en</strong>te a la contaminacióndel medio ambi<strong>en</strong>te, 12 dignidad de la persona humana, 13 tutela de10.7WADE, H. W. R., Administrative Law, 5° edición, Clar<strong>en</strong>don Press,Oxford, 1982, p. 41410.8DE LA CRUZ FERRER, JUAN, Una aproximación al control de proporcionalidaddel Consejo de Estado francés: el balance costes-b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong>las declaraciones de utilidad pública de la expropiación forzosa, “REDA”,n° 45, Madrid, 1985, p. 71 y s.; BRAIBANT, GUY, Le principe de proportionnalité,Mélanges Waline, París, 1974, p. 297 y ss.10.9PERELMAN, CHAÏM, Le raisonnable et le déraisonnable <strong>en</strong> Droit. Audeladu positivisme juridique, L.G.D.J., París, 1984.10.10Art. 1°, inciso 1°; art. 249. A su vez, el decreto-ley 7.722 aprobó la“Conv<strong>en</strong>ción internacional sobre eliminación de todas las formas de discriminaciónracial” y previam<strong>en</strong>te el n° 17.677 hizo lo propio con el conv<strong>en</strong>io111 de la OIT referido a la discriminación <strong>en</strong> el empleo.10.11Art. 13°, inciso 50 <strong>en</strong> igual s<strong>en</strong>tido el artículo 4° de la Conv<strong>en</strong>ciónm<strong>en</strong>cionada <strong>en</strong> la nota preced<strong>en</strong>te.10.12Arts. 4° y 5°. Su aplicación <strong>en</strong> este contexto es explicada por PIGRETTI,EDUARDO, y BELLORIO, DINO LUIS, Derecho ambi<strong>en</strong>tal, ed. EDUCA, Bu<strong>en</strong>os Aires,1985, p. 15.10.13Art. 11°, inciso 1° in fine.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 15la privacidad, 14 respeto a las tradiciones y costumbres, 15 derecho ala tolerancia y al pluralismo, 16 derecho a la participación, 17 etc.Ellos se v<strong>en</strong> reforzados <strong>en</strong> su aplicación concreta por el principiodel debido proceso legal tanto <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido adjetivo (derecho aser oído) como sustantivo (garantía de razonabilidad), de previonivel constitucional y hoy <strong>en</strong> día, como ya dijimos, de rango tambiénsupranacional.10.4. Aplicación directa. Garantías o derechos no <strong>en</strong>umeradosTales principios pued<strong>en</strong> invocarse para la aplicación directa de laconv<strong>en</strong>ción y utilizarse como guía interpretativa <strong>en</strong> la solución decasos <strong>en</strong> apari<strong>en</strong>cia no taxativam<strong>en</strong>te resueltos por normas derango inferior.De igual modo que <strong>en</strong> la Constitución los artículos 19 y 33tutelan los derechos no <strong>en</strong>umerados, así también tales principiosjurídicos de la Conv<strong>en</strong>ción g<strong>en</strong>eran iguales derechos “no <strong>en</strong>umerados”a nivel supranacional como por lo demás lo estatuye expresam<strong>en</strong>teel artículo 29° inciso 3° de la Conv<strong>en</strong>ción. 18En el capítulo pertin<strong>en</strong>te volvemos sobre el punto paraejemplificarlo <strong>en</strong> lo at<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te a la salud y medio ambi<strong>en</strong>te, pero10.14Art. 11°, inciso 2°.10.15Puede construírselo a partir del art. 12° (conservar, profesar y divulgarsu religión y cre<strong>en</strong>cias); 8° inc. 2°, ap. a (ser asistido por traductor ointérprete, por lo tanto usar su propio idioma), 20° (mant<strong>en</strong>er la nacionalidad),22° incisos 6° a 8° (tutela del extranjero <strong>en</strong> sus condiciones de tal, yprincipio consigui<strong>en</strong>te de tolerancia y pluralismo), a contrario s<strong>en</strong>su, de laprohibición de toda forma de m<strong>en</strong>oscabo étnico o racial que surge del art.1°.10.16Que, por cierto, es nota tradicional de todo régim<strong>en</strong> que se pret<strong>en</strong>dademocrático: VANOSSI, JORGE REINALDO, El estado de derecho <strong>en</strong> elconstitucionalismo social, Eudeba, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1982, p. 367 y ss.10.17Art. 23°, inciso a). Nuestro libro Problemas del control de la administraciónpública <strong>en</strong> América Latina, Civitas, Madrid, 1981, capítulo I;Participation in Latin America, Nueva York, 1982; nuestro artículo <strong>en</strong> la“Revista Internacional de Ci<strong>en</strong>cias Administrativas”, Bruselas, 1981, volum<strong>en</strong>XLVII, 1981, nº 2, pp. 126 a 132.10.18Igual interpretación ext<strong>en</strong>siva de los derechos <strong>en</strong> la conv<strong>en</strong>cióneuropea, cuyo Tribunal ha señalado “el carácter puram<strong>en</strong>te indicativo de lalista de derechos”: EISSEN, MARC-ANDRÉ, El Tribunal Europeo de los <strong>Derechos</strong>Humanos, Civitas, Madrid, 1985, pp. 90 y 91.


III - 16DERECHOS HUMANOSpodemos adelantar aquí que se produce una inversión normativa:<strong>en</strong> lugar de s<strong>en</strong>tar como norma que puede dañarse la saludaj<strong>en</strong>a cuando un texto legal no lo prohíbe, el principio pasa a serque no puede dañarse la salud de los demás ni el medio ambi<strong>en</strong>tesino con específico y expreso sust<strong>en</strong>to legal, sufici<strong>en</strong>te y razonable.Este razonami<strong>en</strong>to, que desarrollamos a continuación, sirvea fortiori para otros temas <strong>en</strong> los cuales falta ley instrum<strong>en</strong>tadorapero alcanza y sobra con el principio jurídico supranacional y lavoluntad judicial de tutelarlo <strong>en</strong> los casos ocurr<strong>en</strong>tes.11. Nacimi<strong>en</strong>to ipso jure de norma interna faltante. Losderechos y deberes implícitosComo inevitable consecu<strong>en</strong>cia de la aplicación directa de laConv<strong>en</strong>ción, de la exist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> ella de una garantía sustantiva derazonabilidad, de la derogación ipso jure de las normas internasque se le opusier<strong>en</strong>, de la obligación de los jueces de arbitrar losmedios jurisdiccionales para la efectiva tutela de los derechos, dela supranacionalidad de sus normas y principios jurídicos, se sigueinevitablem<strong>en</strong>te que no puede argüirse la necesidad de esperar lasanción de alguna norma interna “reglam<strong>en</strong>taria” para proceder ala inequívoca aplicación garantizadora de la Conv<strong>en</strong>ción.En algunos casos puede tal vez int<strong>en</strong>tarse una argum<strong>en</strong>tacióndogmática, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de mostrar la supuesta inexist<strong>en</strong>cia d<strong>en</strong>orma expresa <strong>en</strong> determinado s<strong>en</strong>tido. También puede, a la inversa,argum<strong>en</strong>tarse cómo diversas normas de la Conv<strong>en</strong>ciónconsagran <strong>en</strong> forma inequívoca determinados derechos y hac<strong>en</strong>incongru<strong>en</strong>te e ilógico abst<strong>en</strong>erse de tutelarlos a la espera de lanorma “reglam<strong>en</strong>taria” de derecho interno. Veremos este aspecto,<strong>en</strong> el capítulo sigui<strong>en</strong>te, a la luz del derecho a la salud y almedio ambi<strong>en</strong>te.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 17III. INCIDENCIA DE LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTEINTERAMERICANA Y DE LAS RECOMENDACIONES DE LACOMISION EN EL DERECHO INTERNOADELINA LOIANNO1. Esquema actual de la supremacía constitucional.Uno de los temas trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de la reforma constitucional de1994 ha sido la modificación del esquema de supremacíaconstitucional tradicional, al reducir los márg<strong>en</strong>es interpretativosque permitieron a nuestra Corte Suprema mant<strong>en</strong>erse hasta nohace mucho aj<strong>en</strong>a al derecho público contemporáneo, al considerarsubsist<strong>en</strong>te la prelación del derecho interno respecto del derechointernacional.Si bi<strong>en</strong> resulta normativa y axiológicam<strong>en</strong>te inaceptable queun Estado se comprometa internacionalm<strong>en</strong>te ratificando un tratadopara luego sujetar su ejecutoriedad e interpretación a criteriosde subsidiariedad, la experi<strong>en</strong>cia jurisprud<strong>en</strong>cial arg<strong>en</strong>tinase deslizó por ese carril hasta poco antes de la reforma, 1 de maneraque la incorporación del art. 75 inciso 22 <strong>en</strong> la ConstituciónNacional no sólo despejó dudas respecto del ord<strong>en</strong> del prelación<strong>en</strong>tre los tratados y las leyes, sino que elevó expresam<strong>en</strong>te algunosde ellos a su mismo rango.En su consecu<strong>en</strong>cia, la intelig<strong>en</strong>cia acordada a los diversosaspectos de la supremacía y especialm<strong>en</strong>te el control deconstitucionalidad pres<strong>en</strong>tan <strong>en</strong> la actualidad cambios significativos.A su vez el reconocimi<strong>en</strong>to que ha efectuado la Corte a la obligatoriedadde la jurisprud<strong>en</strong>cia que deriva de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias yopiniones consultivas de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos e incluso de las recom<strong>en</strong>daciones e informes de la ComisiónInteramericana; muestra una visión bastante aproximadadel novedoso panorama de la reforma <strong>en</strong> el tema de la prelaciónnormativa.1.1Ekmekdjian Miguel A. c/ Sofovich Gerardo y otros, CSJN, 7/7/92, LL,1992-C, 543.


III - 18DERECHOS HUMANOS2. Algunos problemas interpretativosLa redacción del art. 75 inciso 22 de la CN parece sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teexplícita, sin embargo su interpretación provoca algunas dificultadesderivadas de la incid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el razonami<strong>en</strong>to del intérprete de supersonal modo de reconocer la relación <strong>en</strong>tre reglas y principios. 1Un ejemplo podría ser la regla de la supremacía de los tratadosrespecto de las leyes, que si<strong>en</strong>do expresa <strong>en</strong> el texto constitucional,admite la posibilidad de su postergación ante la calificaciónde programaticidad que pudiere otorgarle el intérprete <strong>en</strong> elcaso concreto. Ello como resultado de la escisión <strong>en</strong>tre la citadaregla y el principio que la sust<strong>en</strong>ta, que sería <strong>en</strong> este punto laobligación del estado de cumplir el tratado que ha suscripto. 2 Asimismo,debiéndose imponer la bu<strong>en</strong>a fe <strong>en</strong> la tarea de interpretacióny aplicación de los tratados, el esfuerzo por presumir suoperatividad no parece desmedido. 3El problema pres<strong>en</strong>ta mayor complejidad cuando se aplica alos tratados sobre derechos <strong>humanos</strong> a los que se otorga “jerarquíaconstitucional”. Es indudable que el constituy<strong>en</strong>te ha pret<strong>en</strong>didocolocar a los once instrum<strong>en</strong>tos internacionales a quealude el inciso 22 del art. 75 <strong>en</strong> idéntico nivel con la Constitución.Las refer<strong>en</strong>cias a la “complem<strong>en</strong>tariedad” y “no derogación” delas normas constitucionales preexist<strong>en</strong>tes afianzan el s<strong>en</strong>tido dela referida jerarquización. 42.1Comparar ALEXI, qui<strong>en</strong> plantea una insoslayable separación <strong>en</strong>tre“reglas” y “principios”, que reside <strong>en</strong> que los principios son también normaspero que ord<strong>en</strong>an hacer algo <strong>en</strong> relación con las posibilidades jurídicas yfácticas, <strong>en</strong> tanto que las “reglas” son normas que exig<strong>en</strong> un cumplimi<strong>en</strong>topl<strong>en</strong>o, de manera que “pued<strong>en</strong> ser sólo o cumplidas o incumplidas”: ALEXI,ROBERT, Sistema jurídico, principios jurídicos y razón practica, Cuadernosde Filosofía del Derecho, Doxa 5/88, Alicante, p.139 y ss.2.2Conforme el art. 27 de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a:”...una parte no podráinvocar las disposiciones de su derecho interno como justificación delincumplimi<strong>en</strong>to de un tratado”2.3HYNES, LUISA MARÍA, La operatividad de los derechos reconocidos <strong>en</strong> laCADH, <strong>en</strong> Revista de Derecho Público, n° 2, p. 89, Fundación de DerechoAdministrativo, 1986.2.4BIDART CAMPOS, GERMÁN, Manual de la Constitución Reformada, t.1,p.346, Ediar, 1996.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 19Sin embargo, algunos <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que la “no derogación” manti<strong>en</strong>ealgún tipo de superioridad para los artículos que ya integrabanla Constitución, tesis que a nuestro <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der desconoce elúnico s<strong>en</strong>tido con que debe interpretarse de bu<strong>en</strong>a fe la reformaintroducida <strong>en</strong> el art. 75.Los aspectos antes aludidos muestran porqué se impone interpretar<strong>en</strong> primer término la propia Constitución para luego atribuirun significado al derecho infraconstitucional a partir del resultadodel primer proceso. 5 Precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ese punto es dondela obligatoriedad de la interpretación del derecho internacionalde los derechos <strong>humanos</strong> realizada previam<strong>en</strong>te por los organismosinternacionales incorpora un elem<strong>en</strong>to nuevo al proceso deformación de la decisión judicial, ampliando su fu<strong>en</strong>te material. 63. Obligatoriedad de las decisiones de la Corte Interamericanade DH según su propia jurisprud<strong>en</strong>cia.La doctrina mayoritaria <strong>en</strong> materia de derecho internacionalpúblico es coincid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> negar a la jurisprud<strong>en</strong>cia el carácter defu<strong>en</strong>te de derecho internacional, reservando esa condiciónexclusivam<strong>en</strong>te a los tratados, la costumbre y los principiosg<strong>en</strong>erales de derecho. No obstante se puede advertir una importanciacreci<strong>en</strong>te de su incid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la interpretación de las normas.Sin desconocer que la jurisprud<strong>en</strong>cia es un medio auxiliar parades<strong>en</strong>trañar el significado de las normas de derecho internacional,ha sido la propia Corte Interamericana qui<strong>en</strong> fue perfilandocon sus fallos y opiniones consultivas la importancia de esos pronunciami<strong>en</strong>tospara los Estados que han aceptado expresam<strong>en</strong>tesu compet<strong>en</strong>cia. Por ello actualm<strong>en</strong>te podría admitirse la exist<strong>en</strong>ciade un usus fori de indiscutible valor. Para los tribunalesde los países involucrados <strong>en</strong> el sistema de protecciónsupranacional de los derechos <strong>humanos</strong>, se han constituido por2.5BIDART CAMPOS, op. cit., t.1, p.312; VIGO, RODOLFO L., Interpretación constitucional,p. 83 y ss., Abeledo Perrot, 1993.2.6Sobre las dificultades que pres<strong>en</strong>ta reconocer la fu<strong>en</strong>te material de ladecisión judicial puede verse PRIETO SANCHIS, LUIS, Ideología e InterpretaciónJurídica, p. 54 y ss., Tecnos, 1987.


III - 20DERECHOS HUMANOSese medio una serie de pautas que amplían considerablem<strong>en</strong>telos parámetros de interpretación de los tratados sobre derechos<strong>humanos</strong>. 1Algunas difer<strong>en</strong>cias deb<strong>en</strong> marcarse respecto de la obligatoriedadde los pronunciami<strong>en</strong>tos de la Corte Interamericana segúnse trate de s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias o de opiniones consultivas.Las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias, que repres<strong>en</strong>tan la decisión del Tribunal <strong>en</strong>casos específicos <strong>en</strong> los que se han d<strong>en</strong>unciado violaciones de derechos<strong>humanos</strong> constituy<strong>en</strong> jurisprud<strong>en</strong>cia obligatoria yvinculante para los tribunales internos.La obligatoriedad de los fallos dictados por la CorteInteramericana ti<strong>en</strong>e fundam<strong>en</strong>to normativo <strong>en</strong> la jerarquía constitucionalde la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos.Al actuar éste Tribunal como órgano de control del Pactoti<strong>en</strong>e compet<strong>en</strong>cia para conocer <strong>en</strong> cualquier caso relativo a laaplicación e interpretación del mismo (art. 62) si<strong>en</strong>do sus s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciasdefinitivas e inapelables y <strong>en</strong>contrándose los Estados obligadosa cumplirlas (arts. 67 y 68 CADH).Respecto de las opiniones consultivas, que implican una funciónde colaboración con los integrantes del sistemainteramericano <strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>to de sus obligaciones relativasa la protección de los derechos <strong>humanos</strong>, la propia Corte ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didoque “no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el mismo efecto vinculante que se reconocepara sus s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> materia cont<strong>en</strong>ciosa”. 2Sin embargo el desarrollo posterior de la función consultivaque ha producido hasta hoy quince opiniones sobre diversos aspectosrelacionados tanto con la interpretación de los instrum<strong>en</strong>tosinternacionales de derechos <strong>humanos</strong> como del derecho internode los países consultantes; muestran el desarrollo de cont<strong>en</strong>idosque han ido construy<strong>en</strong>do el marco interpretativo particulardel sistema interamericano.3.1El desarrollo de la influ<strong>en</strong>cia que paulatinam<strong>en</strong>te adquiere la jurisprud<strong>en</strong>ciade los tribunales internacionales <strong>en</strong> los pronunciami<strong>en</strong>tos del lostribunales nacionales puede verse <strong>en</strong> TRAVIESO, JUAN ANTONIO, La jurisprud<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> el derecho internacional, LL, 1997-D, 934.3.2Opinión consultiva OC-1/82, “Otros Tratados”, CIDH 24/9/92, considerando51.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 21En la OC-3/83 se dijo que “el proceso consultivo está destinadoa ayudar a los Estados y Órganos a cumplir y aplicar lostratados... sin someterlos al formalismo y al sistema de sancionesque caracterizan el proceso cont<strong>en</strong>cioso”, pero la evolución<strong>en</strong> cuanto a la importancia de esos pronunciami<strong>en</strong>tos para el funcionami<strong>en</strong>toefectivo del sistema se advierte <strong>en</strong> la OC-14/94 del 9/12/94, cuando la Corte afirma que es su función “... emitir interpretacionesque contribuyan a fortalecer el sistema de protecciónde los derechos <strong>humanos</strong>...” (párr. 23).En la OC-15/97 (14/11/97) el Tribunal estimó que “...aún cuandola opinión consultiva no ti<strong>en</strong>e el carácter vinculante de unas<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un caso cont<strong>en</strong>cioso, ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> cambio efectos jurídicosinnegables” (párr. 26). Pero es a través del voto concurr<strong>en</strong>tedel Juez A.A.CANCADO TRINDADE donde se advierte con mayor precisiónla trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia que pose<strong>en</strong> las opiniones consultivas parala propia Corte <strong>en</strong> la actualidad. El magistrado critica el razonami<strong>en</strong>toprevio de la Comisión respecto de la compet<strong>en</strong>cia del Tribunalpara decidir la emisión de una Opinión Consultiva, dici<strong>en</strong>doque “... su razonami<strong>en</strong>to (de la Comisión) revela una visiónde... la función consultiva internacional propia de otra época yde muy difícil sust<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> nuestros días”. En cuanto a lafinalidad que se persigue con el procedimi<strong>en</strong>to consultivo expresaque consiste <strong>en</strong> “... obt<strong>en</strong>er una interpretación... que facilite yperfeccione la aplicación” (de la CADH y de otros tratados, conformela OC-1/82). Seguidam<strong>en</strong>te el voto resalta que el procedimi<strong>en</strong>toactúa <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de todos los Estados Partes y de losórganos del sistema de protección y que se inspira <strong>en</strong> valorescomunes superiores.Es decir que si bi<strong>en</strong> el objetivo de las opiniones de la Cortevertidas a través del ejercicio de su compet<strong>en</strong>cia consultiva escolaborar <strong>en</strong> la tarea de interpretación para afianzar la aplicaciónuniforme de los docum<strong>en</strong>tos internacionales; dicho mecanismose va fortaleci<strong>en</strong>do paulatinam<strong>en</strong>te.Nuestra Corte Suprema ha avanzado más que el propio tribunalinteramericano <strong>en</strong> cuanto a la obligatoriedad de la jurisprud<strong>en</strong>ciaemanada de las opiniones consultivas, al considerar que


III - 22DERECHOS HUMANOSla interpretación que surge de tales pronunciami<strong>en</strong>tos se constituye<strong>en</strong> obligatoria para nuestros tribunales. Es así como <strong>en</strong>Giroldi al considerar la responsabilidad <strong>en</strong> que incurriría la Nación<strong>en</strong> caso de ignorar lo resuelto por la Corte Interamericana,integró <strong>en</strong> el concepto de jurisprud<strong>en</strong>cia a los fallos y las opinionesconsultivas. 34. La Comisión Interamericana de DH y la obligatoriedad desus pronunciami<strong>en</strong>tosPara la Corte Interamericana las “recom<strong>en</strong>daciones” a que aludela Conv<strong>en</strong>ción Americana no constituy<strong>en</strong> decisionesjurisprud<strong>en</strong>ciales de carácter obligatorio de manera que suincumplimi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> principio no g<strong>en</strong>eraría responsabilidad delEstado. 1 Sin embargo de la propia redacción de la Conv<strong>en</strong>ción y suinterpretación a través de las Opiniones Consultivas, surg<strong>en</strong>varios aspectos que merec<strong>en</strong> considerarse y de los cuales derivanespeciales consecu<strong>en</strong>cias respecto de la obligatoriedad de suspronunciami<strong>en</strong>tos.La Conv<strong>en</strong>ción cuando se refiere a la forma que adquier<strong>en</strong> lasdecisiones de la Comisión Interamericana, emplea los términos“informes” (arts. 41 c) y g), 49, 50.1.2.3 y 51.1.2.3) “proposiciones”(art. 50.2) y “recom<strong>en</strong>daciones” (art. 41.b, 50.3 y 51.2).Podríamos decir que los informes son docum<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> los quese expone una determinada situación respecto de la vig<strong>en</strong>cia delos derechos <strong>humanos</strong>, pudi<strong>en</strong>do difer<strong>en</strong>ciarse el informe anual ala Asamblea G<strong>en</strong>eral de la O.E.A. (art. 41.g), de los informes quese emit<strong>en</strong> durante el procedimi<strong>en</strong>to desarrollado ante la Comisión<strong>en</strong> relación con una d<strong>en</strong>uncia o comunicación relativa a algunaespecífica violación de derechos (arts. 49, 50, 51).Por su parte las “recom<strong>en</strong>daciones” indican una determinadaconducta a seguir por los gobiernos del Estado al que se dirig<strong>en</strong>,según la pauta g<strong>en</strong>eral del art. 41.b. y como veremos, pres<strong>en</strong>tanciertas complejidades.3.3Giroldi, Horacio D. y otro, LL, 1995-D, 463.4.1S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de la CIDH <strong>en</strong> Caballero Delgado y Santana, 8/12/95.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 23Las “proposiciones” no sólo “recomi<strong>en</strong>dan” alguna modificación<strong>en</strong> la situación que provoca la lesión a los derechos, sino quesugier<strong>en</strong> concretam<strong>en</strong>te el modo <strong>en</strong> que debería procederse con elfin de que el Estado destinatario lo adopte. Recom<strong>en</strong>daciones yproposiciones pued<strong>en</strong> ser formulados <strong>en</strong> oportunidad detransmitirse el informe del art. 50.3.El alcance y cont<strong>en</strong>ido del informe que emitirá la Comisióncuando se arribe a una solución amistosa (art. 49) no pres<strong>en</strong>tadificultades interpretativas. Por el contrario los informes de losarts. 50 y 51 ha sido objeto de motivo de varios pronunciami<strong>en</strong>tosde la Corte, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la OC-15/97 (14/11/97).El del art. 50 constituye un informe preliminar at<strong>en</strong>to que noclausura la interv<strong>en</strong>ción de la Comisión, expone los hechos y conclusionesde lo actuado hasta ese mom<strong>en</strong>to y ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te puedeincluir proposiciones y recom<strong>en</strong>daciones (OC-15/97 cons. 35).A partir de la remisión de éste informe se abre una plazo de tresmeses, período durante el cual el asunto podrá ser solucionado osometido a la decisión de la Corte.La tercera posibilidad es la que se regula <strong>en</strong> el art. 51 y quecorresponde al segundo informe de la Comisión, de carácter facultativo,<strong>en</strong> el que se dejará constancia de la opinión del Cuerpoy las conclusiones de lo actuado, se harán las recom<strong>en</strong>dacionespertin<strong>en</strong>tes y se fijará un plazo para que el Estado tome las medidasnecesarias para remediar la situación examinada. Si bi<strong>en</strong> laOC -13/93 calificó este informe como definitivo; <strong>en</strong> la OC 15-97 laCorte dijo expresam<strong>en</strong>te que las expresiones “preliminar y definitivoson términos puram<strong>en</strong>te descriptivos que no establec<strong>en</strong> categoríasjurídicas de informes”.Según la interpretación <strong>en</strong> ese docum<strong>en</strong>to el proceso a travésdel cual la comisión puede tomar una decisión de publicar el informedel art. 51 ti<strong>en</strong>e dos etapas: Primera: La Comisión poseeun poder discrecional para emitir su opinión y conclusiones, efectuarlas recom<strong>en</strong>daciones pertin<strong>en</strong>tes y fijar el plazo para queéstas sean cumplidas. Segunda: Si la comisión ha ejercido supoder discrecional, al final del plazo debe decidir: a) Si el Estado


III - 24DERECHOS HUMANOSha tomado o no las medidas adecuadas y b) si publica o no suinforme, es decir su opinión, conclusiones y recom<strong>en</strong>daciones(OC 15-97 cons. 46).Queda <strong>en</strong> claro que cuando ha precluído el período <strong>en</strong> que laComisión o el Estado pued<strong>en</strong> someter un caso a la Corte, la primeracontinúa conoci<strong>en</strong>do si<strong>en</strong>do el único órgano de la Conv<strong>en</strong>ciónque puede hacerlo. En estas circunstancias el informe queemita y las recom<strong>en</strong>daciones que formule conforme el art. 51.2,¿son obligatorias para el Estado receptor?Para BIDART CAMPOS y ALBANESE la única recom<strong>en</strong>dación noobligatoria sería la que emite la Comisión <strong>en</strong> función del art.51.2. con posterioridad a la pres<strong>en</strong>tación del caso a la Corte. Detal modo, tanto las recom<strong>en</strong>daciones del informe preliminar comolas del definitivo aludido <strong>en</strong> el art. 51.2 son obligatorias y g<strong>en</strong>eranresponsabilidad al Estado incumplidor. 2Parecería que sin perjuicio de lo resuelto <strong>en</strong> Caballero Delgadoy Santana, la Corte coincide <strong>en</strong> el mismo criterio de los autorescitados cuando al resolver sobre el punto principal de la consulta<strong>en</strong> la OC 15-97 analiza la validez del informe del art. 51cuando ha sido modificado, hipótesis que autoriza sólo <strong>en</strong> circunstanciasexcepcionales.En conclusión, si bi<strong>en</strong> las recom<strong>en</strong>daciones, proposiciones einformes emitidas por la Comisión no son “decisiones jurisdiccionales”ti<strong>en</strong><strong>en</strong> efectos jurídicos y pose<strong>en</strong> obligatoriedad para losEstados.En la causa Bramajo 3 la Suprema Corte arg<strong>en</strong>tina otorgó unvalor significativo al criterio de la Comisión expuesto <strong>en</strong> el informeanual 1988/9 <strong>en</strong> relación con el concepto de “plazo razonablede det<strong>en</strong>ción sin juzgami<strong>en</strong>to”. Dijo al respecto que “la opinión dela Comisión...debe servir de guía o jurisprud<strong>en</strong>cia para nuestrostribunales <strong>en</strong> lo que hace a la interpretación de los preceptosdel Pacto de San José de Costa Rica” (cons. 15). Si para4.2BIDART CAMPOS, GERMÁN y ALBANESE, SUSANA, La interpretación del términorecom<strong>en</strong>daciones a la luz de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos,JA, 25/9/96, p. 2.4.3CSJN, Bramajo, 12/9/96, cons. 8° y 9°, LL, 1996-E, 411.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 25nuestra Corte Federal el parecer de la Comisión cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> uninforme se constituye <strong>en</strong> “jurisprud<strong>en</strong>cia” o “guía de interpretación”no cabe duda respecto de la obligatoriedad de las recom<strong>en</strong>dacionescont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> ese informe. 45. El criterio de nuestra Corte Suprema. Pautas deinterpretación a partir de la Jurisprud<strong>en</strong>cia Supranacional.Fue al resolver la causa Giroldi Horacio David y otro s/ recursode casación (7/4/96) que la Corte Suprema al examinar el s<strong>en</strong>tidode la expresión “<strong>en</strong> las condiciones de su vig<strong>en</strong>cia” del art. 75 inciso22 CN, expresó que las conv<strong>en</strong>ciones internacionales (<strong>en</strong> el caso setrató de la CADH), operan para el derecho interno <strong>en</strong> igualescondiciones que lo hac<strong>en</strong> <strong>en</strong> el ámbito internacional.Considerando que el modo como rige un tratado internacionalse determina no solo por la forma <strong>en</strong> que un estado lo ratifica sinopor la manera como se manifiesta su vig<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el derecho internacional,será necesario verificar la manera <strong>en</strong> que se produce laoperatividad del docum<strong>en</strong>to a través de la interpretación que hagandel mismo los órganos supranacionales <strong>en</strong>cargados de esatarea.Es así como la jurisprud<strong>en</strong>cia emanada de la CorteInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos se hace imperativa paranuestros tribunales no sólo por su propia manifestación a travésde los fallos ya m<strong>en</strong>cionados, sino por haberlo admitido expresam<strong>en</strong>t<strong>en</strong>uestro supremo tribunal federal.Con anterioridad a la reforma constitucional de 1994, ya laCorte Suprema se había manifestado <strong>en</strong> Ekmekdjian Miguel A.c/ Sofovich s/ Amparo sobre la importancia de la jurisprud<strong>en</strong>ciade la Corte Interamericana para nuestros tribunales. EnGiroldi la Corte al hacer suya la interpretación que la CorteInteramericana hizo <strong>en</strong> la Opinión Consultiva 11/90 del art. 1 dela Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos, dijo que lo4.4Ver SAGÛÉS, NÉSTOR P., El valor de los pronunciami<strong>en</strong>tos de la ComisiónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, JA, 15/4/97, p. 2.


III - 26DERECHOS HUMANOSresuelto por ese Tribunal debía servir de “guía para la interpretación”del mismo docum<strong>en</strong>to por los magistrados arg<strong>en</strong>tinos.Con fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la doctrina expuesta <strong>en</strong> Giroldi, un añodespués <strong>en</strong> la causa Bramajo ya citada, la Corte Suprema otorgótambién la calidad de guía para la interpretación de los preceptosconv<strong>en</strong>cionales a “la opinión de la Comisión Interamericana”desarrollada <strong>en</strong> un informe <strong>en</strong> el que fijaba las pautas a t<strong>en</strong>er <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>ta para reglam<strong>en</strong>tar el “plazo razonable de det<strong>en</strong>ción”.En Urteaga se llegó incluso a admitir la importancia de recom<strong>en</strong>dacionescont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> los “Com<strong>en</strong>tarios” del comité de <strong>Derechos</strong>Humanos del Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles yPolíticos. 1Sin embargo conforme lo resuelto reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la causaAcosta, la Corte Suprema ha dicho que los informes y las opinionesde la Comisión Interamericana “constituy<strong>en</strong> criterios jurídicosde ord<strong>en</strong>ación valorativa” si<strong>en</strong>do una “inestimable fu<strong>en</strong>te deherm<strong>en</strong>éutica <strong>en</strong> el ámbito del derecho internacional de los derechos<strong>humanos</strong>”, pero que “no equival<strong>en</strong> a consagrar como deberpara los jueces el de dar cumplimi<strong>en</strong>to a su cont<strong>en</strong>ido al notratarse ... de decisiones vinculantes para el poder judicial”. 2Parecería despr<strong>en</strong>derse del fallo un retroceso <strong>en</strong> cuanto a laobligatoriedad de los pronunciami<strong>en</strong>tos de la Comisión cont<strong>en</strong>idos<strong>en</strong> sus informes al otorgarles exclusivam<strong>en</strong>te valorinterpretativo. Creemos sin embargo que a pesar de las consideracionesdel alto tribunal, las recom<strong>en</strong>daciones cont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> elinforme 55/97 impon<strong>en</strong> claram<strong>en</strong>te deberes que el Estado debe5.1Urteaga Facundo c/ Estado Mayor s/ Habeas Data. En lo refer<strong>en</strong>te ala legitimación del actor también deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los Com<strong>en</strong>tariosdel Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos del PIDCP adoptados <strong>en</strong> la reunión 1411del 5 de abril de 1995 (Informe del Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos , Vol1...<strong>en</strong>tre los cuales se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran las recom<strong>en</strong>daciones al Estado Arg<strong>en</strong>tinopara continuar las investigaciones acerca del destino de las personasdesaparecidas...” (Considerando 16 del voto del Dr. BOSSERT, LL, 1998-F,251).5.2Acosta, Claudia B., CSJN 22/12/98 voto de mayoría, consid. 13, votosde BOGGIANO y BOSSERT, cons. 10 y 14, JA, 30/6/99, boletín n° 6148, con notasde SUSANA ALBANESE, GERMÁN, BIDART CAMPOS y NÉSTOR P. SAGÛEs.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 27cumplir no sólo a través de la interv<strong>en</strong>ción de sus jueces, sino detodos los poderes públicos (art. 1 CADH). 36. Limitaciones al control de constitucionalidad del derechosupranacional.Los tratados indicados <strong>en</strong> el art. 75 inciso 22 de la Constitución, alt<strong>en</strong>er su misma jerarquía imposibilitan cualquier supuesto decontradicción si<strong>en</strong>do presumible que el constituy<strong>en</strong>te ha verificadosu coincid<strong>en</strong>cia con la regulación constitucional preexist<strong>en</strong>te de losderechos fundam<strong>en</strong>tales.Es éste el criterio expuesto <strong>en</strong> Monges Analía c/ Universidadde Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> que la Corte dijo “...los constituy<strong>en</strong>tes hanefectuado un juicio de comprobación, <strong>en</strong> virtud del cual hancotejado los tratados y los artículos constitucionales y han verificadoque no se produce derogación alguna, juicio que no pued<strong>en</strong>los poderes constituidos desconocer”. 1Descartado el control de constitucionalidad de los tratados quehan adquirido la misma jerarquía que la norma suprema, quedapor considerar el modo <strong>en</strong> que los jueces t<strong>en</strong>drán que efectuar elanálisis de la constitucionalidad de las normas de derecho internoinfraconstitucionales ante una ev<strong>en</strong>tual contradicción con otrasde derecho internacional de los derechos <strong>humanos</strong>.Al considerar sus propias atribuciones, la Corte Interamericana<strong>en</strong> la OC 13/93 decidió que es compet<strong>en</strong>te “para calificar cualquiernorma de derecho interno de un Estado parte comoviolatoria de las obligaciones que éste ha asumido”. Por el con-5.3A nuestro modo de ver, la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia int<strong>en</strong>ta más bi<strong>en</strong> concordar elprincipio de seguridad jurídica que impone mant<strong>en</strong>er la estabilidad de lasdecisiones judiciales con su deber de aplicar los criterios interpretativosemanados de los órganos de control de la CADH conforme lo admitiera <strong>en</strong>los preced<strong>en</strong>tes Giroldi y Bramajo. En ese s<strong>en</strong>tido reafirma la inexist<strong>en</strong>ciade una cuarta instancia y desplaza el deber de cumplir lo recom<strong>en</strong>dado <strong>en</strong>el informe 55/97 a los demás poderes del Estado con fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> lodispuesto expresam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tales recom<strong>en</strong>daciones.6.1CSJN, Monges Analía M. c/ Universidad de Bu<strong>en</strong>os Aires, 15/3/96,LL, 1996-D, 111.


III - 28DERECHOS HUMANOStrario no lo es “para dictaminar si contradice o no el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tojurídico interno de dicho Estado”.De tal modo ha ratificado que las contradicciones <strong>en</strong>tre el derechointerno de un Estado parte y el derecho internacional de losderechos <strong>humanos</strong> son de la compet<strong>en</strong>cia de los órganos de controlde la CADH. Cab<strong>en</strong> aquí las consideraciones preced<strong>en</strong>tes respectode la obligatoriedad de los pronunciami<strong>en</strong>tos de la Corte yde la Comisión Interamericanas de <strong>Derechos</strong> Humanos.Por el contrario, al impedirse de actuar <strong>en</strong> las contradiccionesd<strong>en</strong>tro del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico de un Estado, ha afianzado lanecesidad de la interv<strong>en</strong>ción específica de los órganos a los que elpropio ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to constitucional de cada país ha otorgado eldeber de ejercer el control de constitucionalidad. Se trata de unade las formas de cumplimi<strong>en</strong>to de los deberes asumidos por losEstados parte conforme el art. 1 de la CADH.Sin embargo si la cuestión planteada puede resolverse por aplicaciónde las normas de derecho internacional, no solo sería innecesariosino inadecuado, recurrir a los mecanismos internos decontrol. 2En otras palabras, si “la armonía o concordancia <strong>en</strong>tre lostratados y la Constitución es un juicio constituy<strong>en</strong>te” el controlefectuado por el órgano supranacional sustituye la interv<strong>en</strong>ción<strong>en</strong> tal s<strong>en</strong>tido de los órganos judiciales nacionales. 3 Se trata de laúnica forma posible de interpretar sistemáticam<strong>en</strong>te y de bu<strong>en</strong>afe los derechos cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> la primera parte de la Constitucióny <strong>en</strong> los Tratados aludidos <strong>en</strong> el art. 75 inciso 22.7. Consideraciones finalesLo resuelto <strong>en</strong> “Giroldi” respecto de la obligatoriedad de lospronunciami<strong>en</strong>tos de la Corte Interamericana, cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> unas<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia o <strong>en</strong> las opiniones consultivas, constituye un imperativoineludible tratándose de la “jurisprud<strong>en</strong>cia” emanada del más alto6.2Ver TRAVIESO, JUAN A, op. loc. cit.6.3RENATO RABBI-BALDI CABANILLAS, La Corte Suprema <strong>en</strong> el orig<strong>en</strong> y desarrollode la constitucionalización de los Tratados sobre <strong>Derechos</strong> Humanos,ED, 180:1383.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 29Tribunal al que el sistema interamericano de protección de losderechos <strong>humanos</strong> asigna la función de control de cumplimi<strong>en</strong>to delas normas conv<strong>en</strong>cionales.En cuanto a los criterios expuestos por la ComisiónInteramericana <strong>en</strong> sus informes, a través de recom<strong>en</strong>daciones oproposiciones, es evid<strong>en</strong>te que ellos no constituy<strong>en</strong> técnicam<strong>en</strong>te“jurisprud<strong>en</strong>cia”, hecho que no obsta a reconocerles efectos jurídicos.Nuestra Corte Suprema de Justicia si bi<strong>en</strong> reconoció la importanciade las opiniones de la Comisión <strong>en</strong> la causa “Bramajo”, dealgún modo retrocedió <strong>en</strong> “Acosta” cuando admitió que los juecesno ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el deber de observar las recom<strong>en</strong>daciones de dicho órgano,sin perjuicio de asignarles trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia como “fu<strong>en</strong>te de herm<strong>en</strong>éutica”.Recordemos que la propia Comisión ha admitido esecriterio.Sin embargo el sistema de valores que integra la Constitucióna partir del reconocimi<strong>en</strong>to de su misma jerarquía a los tratadossobre derechos <strong>humanos</strong>, impone la obligación de asumir las directivasemanadas de las recom<strong>en</strong>daciones de la Comisión, <strong>en</strong> lamedida <strong>en</strong> que amplí<strong>en</strong> el status de protección.La autolimitación asumida por la Comisión respecto de laimperatividad de sus opiniones no impide la activa interv<strong>en</strong>ciónde los tribunales <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido indicado por una recom<strong>en</strong>dación,at<strong>en</strong>to las obligaciones contraídas por el Estado <strong>en</strong> relación con laefectiva vig<strong>en</strong>cia de los derechos protegidos.Es evid<strong>en</strong>te que la actuación de los jueces <strong>en</strong> tal s<strong>en</strong>tido conducea un “protagonismo judicial” que seguram<strong>en</strong>te provocará algúntipo de roce con los otros poderes del Estado. 1La bu<strong>en</strong>a fe <strong>en</strong> la interpretación de las normas conv<strong>en</strong>cionalesde protección de los derechos <strong>humanos</strong> impone a todos los poderesde un Estado, abst<strong>en</strong>erse de rigideces técnicas apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teindiscutibles, cuya aplicación dogmática implique la postergacióninjustificada de medidas posibles a favor de los derechos <strong>humanos</strong>cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> las recom<strong>en</strong>daciones de la ComisiónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.7.1VIGO, RODOLFO, op. cit., p. 5.


III - 30DERECHOS HUMANOS8. Guía de lectura1.- ¿Qué criterio expuso la Corte Suprema <strong>en</strong> Ekmekdjian c/Sofovich respecto de la jerarquía normativa de los tratados <strong>en</strong>relación con el derecho interno?2.- ¿Constituye esa argum<strong>en</strong>tación una novedad <strong>en</strong> la jurisprud<strong>en</strong>ciade la Corte arg<strong>en</strong>tina? Describa los aspectos que id<strong>en</strong>tificanla originalidad del fallo.3.- ¿Resulta coincid<strong>en</strong>te el criterio expuesto <strong>en</strong> ese caso con loregulado <strong>en</strong> la reforma constitucional de 1994?4.- Comparando la jurisprud<strong>en</strong>cia del caso Ekmekdjian con elesquema normativo actual de la Constitución, ¿cuál es el criterioque implica mayor standard de protección? Indique los elem<strong>en</strong>tosque ha considerado para dar su respuesta.5.- Desde la misma óptica, ¿Cómo se compatibiliza la “jerarquíanormativa” con la “complem<strong>en</strong>tariedad” de que habla el art.75 inciso 22 de la CN? ¿Y con el concepto de “no derogación”?6.- ¿Cómo fundam<strong>en</strong>taría Ud la obligatoriedad de las OpinionesConsultivas como pauta de interpretación de los tratados sobrederechos <strong>humanos</strong>?7.- ¿Qué difer<strong>en</strong>cias respecto de su obligatoriedad para los Estadosparte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción se podría establecer respecto de lass<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias? ¿Y que similitudes? ¿De dónde provi<strong>en</strong>e su efectoimperativo?8.- ¿La jerarquía constitucional de los tratados sobre derechos<strong>humanos</strong> indicados <strong>en</strong> el art. 75 inciso 22 obliga <strong>en</strong> todos los casosa su aplicación inmediata por los jueces? ¿Cabría la calificaciónde “programaticidad” para dejar de aplicar un Tratado? ¿Cuáles el límite para esa interpretación? ¿Cómo juegan <strong>en</strong> el tema losestándares de protección?9.- ¿Qué argum<strong>en</strong>tos podría esgrimir un Estado para dejar deaplicar un pacto sin violar el art. 27 de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a?10.- ¿Qué rol cumpliría ese artículo respecto de la efectividadde los informes de la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos?


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 3112.- ¿Los informes de la Comisión Interamericana, constituy<strong>en</strong>jurisprud<strong>en</strong>cia? ¿Son obligatorios para los Estados que hanratificado la Conv<strong>en</strong>ción? ¿En qué condiciones?13.- ¿Qué parte del cont<strong>en</strong>ido de un informe podría considerarseobligatorio? ¿Cual sería la pauta de difer<strong>en</strong>ciación <strong>en</strong>tre aspectosobligatorios y no obligatorios de un informe? ¿Qué ha dicho laComisión al respecto? ¿Cómo puede difer<strong>en</strong>ciarse el informe delas recom<strong>en</strong>daciones y proposiciones que el mismo cont<strong>en</strong>ga? ¿Exist<strong>en</strong>difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre las recom<strong>en</strong>daciones y las proposiciones?14.- ¿Qué ha resuelto nuestra Corte Suprema respecto de laobligatoriedad de las recom<strong>en</strong>daciones de la Comisión? ¿Qué difer<strong>en</strong>ciaspued<strong>en</strong> señalarse <strong>en</strong>tre los argum<strong>en</strong>tos expuestos <strong>en</strong>Giroldi y Bramajo <strong>en</strong> relación con el pronunciami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la causaAcosta? ¿Puede considerarse que ello importa un retroceso <strong>en</strong>la jurisprud<strong>en</strong>cia de la Corte Suprema? Id<strong>en</strong>tifique las razonesque justifican su respuesta. ¿Cuál es el valor de los informes <strong>en</strong> elvoto de la mayoría?15.- ¿Cuáles son las normas de la CADH que podrían invocarsepara justificar la obligatoriedad de las recom<strong>en</strong>daciones de laComisión?ANEXOS AL CAPITULO IIIANEXO ILA DEMARCACIÓN TEMÁTICADENTRO DE LA UNIDAD DEL ORDEN JURÍDICO1. Problema c<strong>en</strong>tral:¿Dónde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran regulados normativam<strong>en</strong>te los derechos ygarantías individuales, derechos de la persona física, libertades públicas,derechos <strong>humanos</strong>?¿Qué distinciones terminológicas <strong>en</strong>tre esas u otras expresionespued<strong>en</strong> sust<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>tes regulaciones normativas exist<strong>en</strong>tes?2. Problemas particulares:¿Exist<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>cias normativas, valorativas y prácticas <strong>en</strong>tre derechosde carácter individual, grupal o social?


III - 32DERECHOS HUMANOS¿Se justifica el empleo de la expresión “derechos <strong>humanos</strong>” o “derechos<strong>humanos</strong> y garantías”? ¿Por qué? ¿Con qué alcance?¿Cuáles derechos concretos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te estudiar <strong>en</strong> esta materia,<strong>en</strong> función del tiempo disponible?3. Objetivos particulares:3.1. Entr<strong>en</strong>ar al alumno <strong>en</strong> la id<strong>en</strong>tificación de las distintas ramasdel derecho que tratan partes de lo que lato s<strong>en</strong>su son los derechosindividuales.3.2. Entr<strong>en</strong>ar al alumno <strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificar las estipulaciones verbalesque respond<strong>en</strong> a difer<strong>en</strong>cias de régim<strong>en</strong> jurídico, y las estipulacionesverbales que respond<strong>en</strong> a otros criterios, por ejemplo valorativos ofilosóficos.3.3. Entr<strong>en</strong>ar al alumno a id<strong>en</strong>tificar y consultar los difer<strong>en</strong>tescuerpos normativos relacionados con los distintos derechos individuales,cualquiera sea su calificación o definición.4. Actividades4.1. Normas programáticas y operativasLos Sres. alumnos traerán confeccionado y completado, para sudiscusión <strong>en</strong> clase, un cuadro de doble <strong>en</strong>trada que t<strong>en</strong>ga las líneas ycolumnas que a continuación se indican, <strong>en</strong> cuyo interior estarán consignadoslos derechos y las normas que los contemplan, conforme alsigui<strong>en</strong>te esquema:A) Líneas:l°) <strong>Derechos</strong> emerg<strong>en</strong>tes de normas operativas.2°) <strong>Derechos</strong> previstos <strong>en</strong> normas programáticas.B) Columnas:1°) Pacto de San José,2°) Constitución nacional.3°) Código P<strong>en</strong>al.4°) Código Civil.5°) Otras normas nacionales o internacionales (una columna paracada grupo o cuerpo normativo).En la discusión <strong>en</strong> clase se analizarán los trabajos escritos pres<strong>en</strong>tados,con las conclusiones comparativas efectuadas previam<strong>en</strong>te porlos Sres. alumnos, procurando id<strong>en</strong>tificar aquellos derechos queemerg<strong>en</strong> de normas operativas <strong>en</strong> forma simultánea de más de uncuerpo normativo, y aquellos de igual alcance que nac<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>ormas internacionales o nacionales.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 334.2. <strong>Derechos</strong> tutelados <strong>en</strong> forma análoga <strong>en</strong> el derecho internacional y<strong>en</strong> el derecho interno. Discusión de cuáles son las más conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tespara desarrollar el estudio de tales derechosa) En base a la actividad 4.1., los señores alumnos id<strong>en</strong>tificaráncuáles derechos emerg<strong>en</strong>tes de normas operativas están solam<strong>en</strong>tetutelados <strong>en</strong> forma explícita <strong>en</strong> normas internacionales, y que <strong>en</strong> principiono estarán necesariam<strong>en</strong>te compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> el estudio de lasdisciplinas referidas al derecho internob) Luego de la actividad preced<strong>en</strong>te, los Sres. alumnos discutiránlos casos de derechos emerg<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> forma explícita de normas internacionalesoperativas, y al mismo tiempo susceptibles de ser interpretadoscomo compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> forma implícita <strong>en</strong> normas internasprogramáticas u operativas, y procurarán id<strong>en</strong>tificar los argum<strong>en</strong>tos<strong>en</strong> pro y <strong>en</strong> contra de su inclusión d<strong>en</strong>tro de la pres<strong>en</strong>te materia o delas demás m<strong>en</strong>cionadas.4.3. <strong>Derechos</strong> previstos <strong>en</strong> normas programáticasLos Sres. alumnos <strong>en</strong>umerarán los derechos previstos <strong>en</strong> normasprogramáticas <strong>en</strong> el derecho internacional y <strong>en</strong> el derecho constitucional,no instrum<strong>en</strong>tados tampoco por otras normas del derecho positivointerno, y procurarán clasificarlos <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> a los sigui<strong>en</strong>tes criterios:a) su importancia política y social histórica, yb) actual;c) la posibilidad política y práctica de su instrum<strong>en</strong>tación legal <strong>en</strong>el corto, mediano y largo plazo;d) la deseabilidad de su instrum<strong>en</strong>taciónEn todos los casos darán sust<strong>en</strong>to fáctico y axiológico a su respuesta.4.4. Selección de derechos cuyo análisis es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te realizar <strong>en</strong> estadisciplina4.4.1. Trabajo escrito de id<strong>en</strong>tificación de los fundam<strong>en</strong>tos fácticosy axiológicos, <strong>en</strong> pro y <strong>en</strong> contra, que a juicio de los Sres. alumnosjustifiqu<strong>en</strong> o no la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia metodológica de estudiar determinadosderechos <strong>en</strong> esta disciplina, del total de derechos contemplados<strong>en</strong> normas operativas y programáticas.4.4.2. Discusión <strong>en</strong> clase de los trabajos pres<strong>en</strong>tados y decisión porlos profesores a cargo del curso de los derechos sobre los cuales seorganizará la sigui<strong>en</strong>te unidad temática.


III - 34DERECHOS HUMANOS4.5. Esquema comparativo de los medios de tutela nacional einternacional de los difer<strong>en</strong>tes derechos, y las disciplinas a quecorresponde su estudio4.5.1. Id<strong>en</strong>tificación, <strong>en</strong>umeración, clasificaciónEn base a los materiales que les serán proporcionados por los Sres.profesores, y los demás que investigu<strong>en</strong> y seleccion<strong>en</strong> los Sres. alumnos,id<strong>en</strong>tificarán y clasificarán según la disciplina los medios de tutelay los órganos ante los cuales se ejerc<strong>en</strong>, de los diversos derechossegún estén contemplados específicam<strong>en</strong>te:a) <strong>en</strong> el derecho internacional <strong>en</strong> forma exclusiva;b) <strong>en</strong> el derecho procesal constitucional;c) <strong>en</strong> el derecho procesal civil y comercial;d) <strong>en</strong> el derecho procesal administrativo;e) <strong>en</strong> el derecho procesal p<strong>en</strong>al;f) <strong>en</strong> el procedimi<strong>en</strong>to administrativo;g) <strong>en</strong> el procedimi<strong>en</strong>to parlam<strong>en</strong>tario.La id<strong>en</strong>tificación y caracterización de los medios de tutela y losórganos antes los cuales se ejerc<strong>en</strong>, conforme a la <strong>en</strong>umeración y clasificaciónm<strong>en</strong>cionadas, se hará <strong>en</strong> forma somera, procurando <strong>en</strong> unaprimera etapa señalar solam<strong>en</strong>te el objeto del medio de tutela, elórgano ante el cual se ejerce, y la duración estimada <strong>en</strong> el tiempo querequiere habitualm<strong>en</strong>te su trámite. No se incluy<strong>en</strong> <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia,<strong>en</strong> principio, plazos de interposición, difer<strong>en</strong>tes procesos o procedimi<strong>en</strong>tos,carácter de las acciones, recursos, d<strong>en</strong>uncias, etc., todo locual queda para su análisis <strong>en</strong> las disciplinas antes m<strong>en</strong>cionadas.4.5.2. Órganos y medios de tutela no analizados <strong>en</strong> otras materiasLos Sres. alumnos id<strong>en</strong>tificarán qué medios de tutela resultan nocompr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> otras materias, <strong>en</strong> sus respectivos programas concretosde estudio.Tales medios y órganos de tutela serán estudiados <strong>en</strong> el curso medianteactividades a desarrollar <strong>en</strong> las unidades temáticas sucesivas,<strong>en</strong> forma conjunta con el problema de fondo que se analice <strong>en</strong>cada caso.ANEXO III. Algunos objetivos g<strong>en</strong>erales del apr<strong>en</strong>dizaje con casosActividades como las que sigu<strong>en</strong> a continuación ti<strong>en</strong><strong>en</strong> como objetivoprocurar <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ar a:1°) percibir objetivam<strong>en</strong>te los hechos internos y externos del caso;reconocer el carácter dinámico de todo caso; producir y valorar la pruebade los hechos; id<strong>en</strong>tificar el objeto del acto administrativo; id<strong>en</strong>tifi-


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 35car su causa fáctica, difer<strong>en</strong>ciándola de su motivación; muy especialm<strong>en</strong>tedeterminar su razonabilidad; todo ello, sin incurrir <strong>en</strong> falaciasformales o no formales del razonami<strong>en</strong>to;2°) buscar y <strong>en</strong>contrar la información teórica —normas, jurisprud<strong>en</strong>cia,doctrina— que se refiere a los aspectos que cada caso conti<strong>en</strong>e,y desde luego analizarla y aplicarla;3°) <strong>en</strong>contrar las normas legales ó reglam<strong>en</strong>tarias aplicables acada aspecto del caso, interpretarlas razonablem<strong>en</strong>te según lascircunstancias fácticas del caso, y aplicarlas a su solución;4°) imaginar y sobre todo razonar una o más vías de solución ocomportami<strong>en</strong>to, conducta procesal, etc., plausibles y razonables parael caso, que no contrav<strong>en</strong>gan desde luego el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico yque a su vez t<strong>en</strong>gan también viabilidad práctica desde todo punto devista,5°) difer<strong>en</strong>ciar cada caso de otro “semejante” o “análogo” que hayancreído haber hecho o visto previam<strong>en</strong>te, y evit<strong>en</strong> tanto caer <strong>en</strong>errores anteriores como <strong>en</strong> “soluciones” de casos previos —una variantedel mismo error metodológico—;6°) reconocer <strong>en</strong>tonces que no hay casos “típicos”, que es el métodolo que hay que apr<strong>en</strong>der, no los casos, y que <strong>en</strong> cada uno debe ejercitarse<strong>en</strong> la búsqueda de una solución nueva, creativa, imaginativa peroajustada a la realidad del caso y de los hechos que le sirv<strong>en</strong> de “causa”,que no sea <strong>en</strong>tonces una mera adaptación o repetición de “soluciones”anteriores <strong>en</strong> casos semejantes <strong>en</strong> apari<strong>en</strong>cia, pero que <strong>en</strong> verdadresultarán siempre difer<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la nueva situación fáctica y por<strong>en</strong>de jurídica;7°) id<strong>en</strong>tificar y analizar la razonabilidad de toda norma g<strong>en</strong>eral oparticular <strong>en</strong> un caso concreto, y la razonabilidad intrínseca de lasolución del caso, con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la norma; como, finalm<strong>en</strong>te, larazonabilidad de todos los demás aspectos no jurídicos <strong>en</strong> apari<strong>en</strong>ciaque el caso pres<strong>en</strong>te.II. Algunos de los problemas que pres<strong>en</strong>ta ta resolución de casos1°) Inexist<strong>en</strong>cia de fórmulas g<strong>en</strong>éricas previas para la solución decasosConstituye una falsa quimera el p<strong>en</strong>sar que los casos de derechoti<strong>en</strong><strong>en</strong> una única, necesaria y verdadera y válida solución; convi<strong>en</strong>e


III - 36DERECHOS HUMANOSrecordar que la moderna filosofía de la ci<strong>en</strong>cia, a partir de KARL POPPER,se basa <strong>en</strong> supuestos diametralm<strong>en</strong>te opuestos de aquellos que estamosaquí criticando, por lo cual puede resultarles útil y hasta indisp<strong>en</strong>sablela lectura de la parte pertin<strong>en</strong>te de libros tales como VILANOVAy otros, Introducción al conocimi<strong>en</strong>to ci<strong>en</strong>tífico, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1985,distribuidora EUDEBA, <strong>en</strong>tre otros.Igualm<strong>en</strong>te falaz es aún la pret<strong>en</strong>sión de que la solución de un casopueda sugerirse o darse por adelantado, cuando el objetivo es que seael destinatario qui<strong>en</strong> ejercite, perfeccione o apr<strong>en</strong>da a descubrir cómose analizan los hechos, cómo se construye un razonami<strong>en</strong>to, cómo seefectúa un discurso hilvanado y lógico, cómo se propone una soluciónconvinc<strong>en</strong>te y razonable, cómo se argum<strong>en</strong>tan los pro y los contras delas diversas alternativas que cada caso puede pres<strong>en</strong>tar.A tal efecto puede ser pertin<strong>en</strong>te recordar el axioma popperiano deque “Nunca se puede estar seguro de nada”; pero ello no excluye quealgunas pautas al m<strong>en</strong>os puedan indicarse, siempre que se t<strong>en</strong>ga <strong>en</strong>claro que ellas no constituy<strong>en</strong> la fórmula de solución de los casos, sinoalgunas advert<strong>en</strong>cias de posibles errores comunes a ser evitados;2°) Del análisis de los hechos <strong>en</strong> el objeto del actoEn tal s<strong>en</strong>tido, cabe destacar <strong>en</strong> primer lugar la prioritaria y agudanecesidad de un análisis sumam<strong>en</strong>te detallado, pausado, reflexivo,cuidadoso, crítico, imaginativo pero emin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te realista de loshechos, como primera y fundam<strong>en</strong>tal tarea a ser realizada, de cuyoev<strong>en</strong>tual fracaso dep<strong>en</strong>de el fracaso de todo el análisis posterior.D<strong>en</strong>tro de ese minucioso análisis de los hechos queda compr<strong>en</strong>didadesde luego la cabal compr<strong>en</strong>sión del problema <strong>en</strong> su totalidad, incluyéndoseaquí <strong>en</strong> primer lugar la adecuada percepción de cuál es elproblema c<strong>en</strong>tral a resolver, o cuáles son los problemas c<strong>en</strong>trales <strong>en</strong>su caso.Resulta necesario advertir <strong>en</strong>tonces que debe darse at<strong>en</strong>ciónprioritaria al objeto del acto, y reflexionarse realista y empíricam<strong>en</strong>tesobre el tipo de problema que ese objeto o cont<strong>en</strong>ido c<strong>en</strong>tral del actoplantea <strong>en</strong> la práctica, <strong>en</strong> la realidad material, prescindi<strong>en</strong>do de merasreacciones emotivas no sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te razonadas (falacias adhominem, ad baculum, ad populum, etc.).En tal s<strong>en</strong>tido, cabe también recordar a Santo Tomás cuando <strong>en</strong>señabaque no se razona con la fe, ni se ti<strong>en</strong>e fe con la razón, axiomaque puede también ser parafraseado <strong>en</strong> su aplicación a los aspectosemotivos y racionales que cada caso pueda cont<strong>en</strong>er.


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 373°) Del análisis de los hechos exteriores al acto, o “causa” del acto, orealidad fáctica específica <strong>en</strong> la cual el mismo se inserta o fr<strong>en</strong>te a lacual es dictadoAsimismo, resulta indisp<strong>en</strong>sable que <strong>en</strong> el análisis de los hechosse perciba no solam<strong>en</strong>te el texto del propio acto, tratándose de un actoescrito, o las palabras y circunstancias <strong>en</strong> que se lo expresa si se tratade un acto verbal, o ambos si se superpon<strong>en</strong> actos verbales y escritos.En efecto, el análisis del objeto del acto desde el punto de vistafáctico compr<strong>en</strong>de indisp<strong>en</strong>sablem<strong>en</strong>te el análisis de los hechos, expresadoso no <strong>en</strong> el acto, de la realidad externa al acto y a la cual el mismoobjetivam<strong>en</strong>te se refiere o relaciona, o <strong>en</strong> la cual se inserta, o que lo<strong>en</strong>marca y <strong>en</strong>cuadra;Una de las más difíciles tareas del estudiante y del abogado esprecisam<strong>en</strong>te la adecuada percepción de la realidad <strong>en</strong> la cual el actose inserta, o sea, de la “causa” o motivo que el acto ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> dicharealidad, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de cuáles sean sus expresiones de razoneso invocación de argum<strong>en</strong>tos.Debe también evitarse el error común de creer que todo lo que laautoridad dice es cierto, por el sólo hecho de que lo diga, confundi<strong>en</strong>do<strong>en</strong>tonces presunción de legitimidad con verdad lisa y llana, lo queresulta no sólo lógicam<strong>en</strong>te insost<strong>en</strong>ible sino también un error políticosustancial.4°) De la importancia del análisis de las vías alternativas de solucióndel casoLuego de haber analizado exhaustivam<strong>en</strong>te los hechos,a) luego de haber adecuadam<strong>en</strong>te resuelto lo atin<strong>en</strong>te a la validezdel acto, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a su razonabilidad fr<strong>en</strong>te a loshechos del caso, derechos que afecta, etc., lo más importante <strong>en</strong>el análisis jurídico es determinar:b) cuáles son las vías alternativas de comportami<strong>en</strong>to jurídico omaterial, incluso de acciones u omisiones;c) y cuáles son los aspectos positivos y negativos de cada una deellas.Dicho <strong>en</strong> otras palabras, qué razones <strong>en</strong> pro y <strong>en</strong> contra de cada unade ellas van llevando al estudioso del problema a preferir o no algunao algunas de tales vías de acción, recurso, omisión, comportami<strong>en</strong>tomaterial, etc.


III - 38DERECHOS HUMANOSResulta igualm<strong>en</strong>te importante, una vez elegido el tipo de comportami<strong>en</strong>toque se considera preferible, desarrollarlo a través de la redaccióndel acto jurídico (recurso, reclamo, d<strong>en</strong>uncia; acción judicial, etc.)que <strong>en</strong> su caso se considera preferible, o de la explicación del comportami<strong>en</strong>tomaterial u omisión que se recomi<strong>en</strong>da.III. Objetivos g<strong>en</strong>erales y articularesLos objetivos g<strong>en</strong>erales antes expuestos podemos ahora particularizarlosy especificarlos, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que se procura el <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to<strong>en</strong> distinguir:a) los hechos del caso, incluido el tiempo o mom<strong>en</strong>to histórico <strong>en</strong>que se lo resuelve,b) las valoraciones sociales de la época, de la persona que opina oresuelve, y del legislador,c) que <strong>en</strong>tre las valoraciones del legislador debe t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta lascont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> otra legislación que la directam<strong>en</strong>te aplicable al caso,d) que debe interpretar armónicam<strong>en</strong>te el ord<strong>en</strong> jurídico como unaunidad sistemática, procurando dar un s<strong>en</strong>tido razonable y coher<strong>en</strong>teal conjunto,e) que la interpretación de las normas, sea de la Conv<strong>en</strong>ción, otrasleyes internas dictadas u omitidas, y la Constitución nacional, es unanálisis dinámico y no estático, <strong>en</strong> el cual no debe ponderarse exclusivam<strong>en</strong>teel texto gramatical de la norma sino su s<strong>en</strong>tido a la luz de loshechos y las valoraciones sociales.f) la formulación y aplicación al caso de distintas filosofías jurídicasque pued<strong>en</strong>. emplearse, y que llevan a soluciones difer<strong>en</strong>tes delos problemas, unidas a distintas valoraciones y percepciones de loshechos. Esto último se percibe particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el análisis del casosigui<strong>en</strong>te.ANEXO IIIEl caso de los exploradores de cavernasConvi<strong>en</strong>e analizar detalladam<strong>en</strong>te el pres<strong>en</strong>te caso a fin de <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>arse<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificar las similitudes y difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre los distintosvotos, <strong>en</strong> lo que hace a los hechos descriptos u omitidos, los juicios devalor, la interpretación del l<strong>en</strong>guaje y las normas, y <strong>en</strong> especial lasdifer<strong>en</strong>tes filosofías jurídicas aplicadas. Estos criterios serán emplea-


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 39dos reiteradam<strong>en</strong>te a lo largo de todos los casos, de modo que esfundam<strong>en</strong>tal difer<strong>en</strong>ciarlos y aplicarlos adecuadam<strong>en</strong>te.Bibliografía: FULLER, El caso de los exploradores de cavernas, Ed.Abeledo-Perrot.CARRIÓ, Cómo estudiar un caso, Ed. Abeledo-Perrot.VILANOVA y otros, Introducción al conocimi<strong>en</strong>to ci<strong>en</strong>tífico, Ed. Fundaciónde Derecho Administrativo, cap. V (l<strong>en</strong>guaje), y ps. 270 a289 (es<strong>en</strong>cialismo aristotélico, empirismo, falsacionismo).GORDILLO, El método <strong>en</strong> derecho, Ed. Civitas, Madrid, 1988.1°) Los hechos del casoGuía de reflexiónDistinga <strong>en</strong> cada uno de los votos de FULLER cuáles son los hechosdel caso, tal como los relata el magistrado opinante.Id<strong>en</strong>tifique si exist<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> la descripción o percepción delos hechos <strong>en</strong> cada uno de los votos sucesivos respecto del de TRUEPENNY.Señale qué hechos que influy<strong>en</strong> <strong>en</strong> cada voto sigui<strong>en</strong>te al primerohan sido omitidos por éste u otros.Señale qué contradicción frontal respecto de un hecho existe <strong>en</strong>trequé votos.Efectúe un listado de las contradicciones de hecho y las omisionesde hecho que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> los votos al compararlos <strong>en</strong>tre sí.¿Cuáles son las omisiones de hecho del voto de TRUEPENNY puntualizadaspor FOSTER?¿Cuáles son las omisiones de hecho de TRUEPENNY puntualizadaspor HANDY?Procure id<strong>en</strong>tificar razones metodológicas o de otra índole de estadistinta descripción o percepción de los hechos.¿Los datos de la realidad son finitos o infinitos?¿Qué es lo más importante <strong>en</strong> un caso de derecho?2°) Las valoracionesDistinga <strong>en</strong> cada uno de los votos de FULLER cuáles son las valoracionesexplícitas o apar<strong>en</strong>tes de cada uno de los magistrados.Id<strong>en</strong>tifique si alguno o alguno de ellos ti<strong>en</strong>e juicios de valor noexplicitados que difier<strong>en</strong> de los explicitados.Id<strong>en</strong>tifique la razón o el por qué de esta contradicción


III - 40DERECHOS HUMANOSId<strong>en</strong>tifique qué votos conti<strong>en</strong><strong>en</strong> valoraciones más prop<strong>en</strong>sas a introducir<strong>en</strong> la aplicación del derecho al caso una modificación del “statuquo ante” normativo, cuáles ti<strong>en</strong><strong>en</strong> juicios de valor, expresos o implícitos,adversos a la modificación del mismo sistema.Compare los votos con valoraciones prop<strong>en</strong>sas al cambio del “statuquo ante”, a fin de difer<strong>en</strong>ciar el tipo de fundam<strong>en</strong>tación que ellasti<strong>en</strong><strong>en</strong>.¿Qué tipo de ideología repres<strong>en</strong>ta TRUEPENNY?¿Es preval<strong>en</strong>te la aplicación del iusnaturalismo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido dehacer prevalecer la valoración por sobre la norma, <strong>en</strong> la aplicación delderecho?¿En la toma de decisión de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias judiciales <strong>en</strong> el país,influy<strong>en</strong> <strong>en</strong> la consideración los intereses sociales <strong>en</strong> juego (políticos,económicos, etc.)? ¿Es esto lo mismo que el punto anterior?¿La percepción de la realidad se ve influ<strong>en</strong>ciada o teñida por lasvaloraciones del observador?¿Cuál es la valoración real implícita <strong>en</strong> TRUEPENNY, aplicando lamáxima conforme a la cual “No me interesa lo que los jueces dic<strong>en</strong> quehac<strong>en</strong>, sino lo que hac<strong>en</strong>”?3°) Las normas. La interpretación. Las filosofías jurídicas.¿Por qué el voto de FOSTER está mejor escrito o argum<strong>en</strong>tado que losdemás?¿Por qué el voto de HANDY está escrito por mom<strong>en</strong>toscaricaturescam<strong>en</strong>te (por ejemplo, la refer<strong>en</strong>cia a la sobrina)?Id<strong>en</strong>tifique qué interpretación y aplicación hac<strong>en</strong> de las normasvig<strong>en</strong>tes los distintos votos.¿Qué tipo de filosofía jurídica emplean respectivam<strong>en</strong>te TRUEPENNY,FOSTER y HANDY?Relacione las difer<strong>en</strong>tes interpretaciones con las distintas percepcionesde la realidad y juicios de valorSeñale <strong>en</strong> qué medida <strong>en</strong> cada voto la percepción de la realidad y eljuicio de valor respectivo han sido determinantes de la solución normativaescogida¿En nuestras s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias judiciales, tal como quedan escritas y sondadas a luz, es frecu<strong>en</strong>te hallar razonami<strong>en</strong>tos desde la perspectivade HANDY? ¿Se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta al mom<strong>en</strong>to de resolver ese tipo derazonami<strong>en</strong>tos?¿En nuestras s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias judiciales, tal como quedan escritas, exist<strong>en</strong>casos <strong>en</strong> que se emplee una filosofía jurídica similar a la de FOSTER?¿Cuáles son? ¿No ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> verdad mayor analogía con los razonami<strong>en</strong>-


LA SUPRANACIONALIDAD OPERATIVAIII - 41tos de HANDY, quitada la parte caricaturesca? Id<strong>en</strong>tifique los razonami<strong>en</strong>tosde uno y otro tipo <strong>en</strong> casos concretos.¿Qué característica del l<strong>en</strong>guaje excluye la precisión <strong>en</strong> la interpretaciónde las normas?


Capítulo IVFILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓN *I. CASO E., F. E.Análisis comparativo con Fuller, Sejean, y otros 1CS, junio 9-987 — E., F.E.Opinión del Procurador G<strong>en</strong>eral de la NaciónEn la sucesión ab intestato promovida por la esposa y la hija m<strong>en</strong>ordel causante, se pres<strong>en</strong>tó la repres<strong>en</strong>tante legal de una hijaextramatrimonial de aquél, solicitando se declarase la “igualdadabsoluta” <strong>en</strong>tre ambas hijas, conforme al art. 16 de la ConstituciónNacional, calificando como inconstitucional cualquier norma <strong>en</strong>contrario que se pret<strong>en</strong>diera invocar <strong>en</strong> el caso. Añadió luego quedebía aplicarse retroactivam<strong>en</strong>te la ley 23.264 por ser de ord<strong>en</strong>público.Contestada la vista pertin<strong>en</strong>te por la otra parte interesada, asícomo por el fiscal y el asesor de m<strong>en</strong>ores, qui<strong>en</strong>es sostuvieron qu<strong>en</strong>o correspondía hacer lugar a lo peticionado, la jueza de primerainstancia así lo resolvió a fs. 33-35.En primer lugar, consideró que la ley 23.264 no podía ser aplicadaal caso de autos por cuanto ella <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia el día 1° de*El acápite II, pp. 16 a 18, pert<strong>en</strong>ece a ADELINA LOIANNO.1.1Caso “E.,F.E.”, L.L, 1°-IX-87, con nota de BARRANCOS y VEDIA. Casos“Saguir y Dibb”, “Sejean”, “Vieytes de Fernández”, incluidos <strong>en</strong> el libro deMILLER-GELLI-CAYUSO y otros, Constitución y poder político, Ed. Astrea, ysus respectivos cuestionarios. Artículo de BIDART CAMPOS, La Corte Supremay el divorcio vincular, reproducido <strong>en</strong> la obra citada, p. 1129 y ss.


IV - 2DERECHOS HUMANOSnoviembre de 1985, mi<strong>en</strong>tras que el deceso del causante, hechoque fijó definitivam<strong>en</strong>te el derecho aplicable a su sucesión, habíaacaecido el 25 de abril del mismo año. Observó, asimismo, conbase <strong>en</strong> el art. 3° del Código Civil, que no cabía ext<strong>en</strong>derretroactivam<strong>en</strong>te los efectos de la ley citada. Por último, desechóel planteo de inconstitucionalidad efectuado por la peticionantepor cuanto carecía de los recaudos mínimos de fundam<strong>en</strong>tación,sin perjuicio de consignar que las difer<strong>en</strong>ciaciones <strong>en</strong>tre hijosmatrimoniales y extramatrimoniales <strong>en</strong> materia de vocación hereditaria,que cont<strong>en</strong>ía el régim<strong>en</strong> legal anterior (Código Civil yley 14.367), no conculcaban el art. 16 de la Constitución Nacional,según la interpretación que la Corte efectuó de dicho precepto.Al apelar el fallo, la parte cuya petición había sido desestimada,reiteró sus planteos e introdujo un argum<strong>en</strong>to nuevo, basado<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos llamada“Pacto de San José de Costa Rica”, particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su art. 17,inc. 5°, donde dice que “la ley debe reconocer iguales derechostanto a los hijos nacidos fuera del matrimonio como a los nacidosd<strong>en</strong>tro del mismo.” Indicó que este conv<strong>en</strong>io internacional estabavig<strong>en</strong>te con anterioridad al deceso del causante, pues la ley 23.054que lo aprobó data de marzo de 1984.La sala B de la Cámara Nacional <strong>en</strong> lo Civil, que intervino <strong>en</strong>la alzada, confirmó lo resuelto <strong>en</strong> primera instancia. Para decidirde ese modo, tuvo <strong>en</strong> consideración que los argum<strong>en</strong>tos de la juezade primer grado atin<strong>en</strong>tes a la irretroactividad de la ley 23.264 ya la aplicabilidad <strong>en</strong> el caso del régim<strong>en</strong> anterior a ella, no habíansido desvirtuados por la apelante. Ent<strong>en</strong>dió, asimismo, que el planteode inconstitucionalidad, por su vaguedad y sus términos abstractosy g<strong>en</strong>éricos, no era admisible. Por último, <strong>en</strong> cuanto a laconv<strong>en</strong>ción internacional invocada, ambos integrantes de la salacoincidieron <strong>en</strong> que ella no importaba crear un nuevo sistema detransmisión, mortis causae <strong>en</strong> la República, sino únicam<strong>en</strong>te elcompromiso de sancionar normas que se adaptaran a dicho tratado,de conformidad con las directivas de su art. 2.


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 3Contra ese pronunciami<strong>en</strong>to dedujo la interesada recurso extraordinarioa fs. 67-69, cuya d<strong>en</strong>egatoria de fs. 75 dio orig<strong>en</strong> a lapres<strong>en</strong>te queja.En su recurso, insiste la apelante <strong>en</strong> que la solución dada alcaso importaría un quebrantami<strong>en</strong>to de la igualdad que imponeel art. 16 de la Constitución Nacional, y califica de arbitrario alfallo por no haber admitido ese argum<strong>en</strong>to que considera fue elmás importante que hiciera contra la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de primer grado.Insiste también, supletoriam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la retroactividad de la ley23.264, conclusión que int<strong>en</strong>ta extraer del art. 21 de esa ley, alque juzga modificatorio del art. 3° del Cód. Civil. Sosti<strong>en</strong>e, porúltimo, que no se habría t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el art. 27 de la Conv<strong>en</strong>ciónde Vi<strong>en</strong>a sobre el Derecho de los Tratados (ratificada por laley 19.865) <strong>en</strong> cuanto expresa que un Estado “no podrá invocarlas disposiciones de su derecho interno como justificación delincumplimi<strong>en</strong>to de un tratado”, regla ésta que esgrime para sost<strong>en</strong>erla aplicabilidad del art. 17, inc. 5° de la Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos, antes citado.El análisis de estos agravios exige considerar por separado lascuestiones de difer<strong>en</strong>te naturaleza involucradas <strong>en</strong> el recurso.En este ord<strong>en</strong> de ideas, cabe señalar que la virtual incid<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> el caso de la ley 23.264 y la posibilidad de aplicación retroactiva,así como la interpretación del art. 3° del Cód. Civil, son todospuntos concerni<strong>en</strong>tes a la aplicación intertemporal de normas dederecho común, tema éste que, como principio, es aj<strong>en</strong>o a la víaextraordinaria elegida (conf. Fallos, t. 298, p. 721; t. 299, p. 49; t.300, ps 61, 589, 700; t. 302, p. 190 —Rev. La Ley, t. 1978-C, p.175; Rep. La Ley, t. XLI, J-Z, p. 2819, sum. 1016; Rev. La Ley, t.1978-D, p. 117; Rep. La Ley, t. XLI, J-Z, p. 2812, sum. 950— t.306, p. 1786; <strong>en</strong>tre otros).No <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro razones que autoric<strong>en</strong> un apartami<strong>en</strong>to de talprincipio <strong>en</strong> este caso, ya que las razones expuestas <strong>en</strong> ambasinstancias, basadas <strong>en</strong> que el régim<strong>en</strong> legal aplicable a la sucesiónhereditaria es el vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to del fallecimi<strong>en</strong>to delcausante (conf. arts. 3282, 3283, 3286, 3287 y concs., Cód. Civil)


IV - 4DERECHOS HUMANOSconstituy<strong>en</strong> fundam<strong>en</strong>to sufici<strong>en</strong>te que excluye la tacha de arbitrariedadarticulada.Análoga reflexión me merec<strong>en</strong> las afirmaciones del a quo <strong>en</strong>cuanto a la irretroactividad de la ley 23.264, <strong>en</strong> función de loestablecido por el art. 3° del Cód. Civil. Este último sólo autorizael efecto inmediato de la nueva ley, no retroactivo, salvo disposición<strong>en</strong> contrario. En la especie, no cabe inferir esa salvedad delart. 21 de la ley 23.264, como pret<strong>en</strong>de la apelante, porque ello nosurge ni de la letra ni del espíritu de ese precepto, cuyo únicos<strong>en</strong>tido se agota <strong>en</strong> preservar la equiparación jurídica de los hijosmatrimoniales y extramatrimoniales, ext<strong>en</strong>diéndola a cualesquieradisposiciones legales no específicam<strong>en</strong>te contempladas<strong>en</strong> la reforma. Pero es claro que ello no altera los alcances temporalesde la ley, regidos por el art. 3° del Cód. Civil, como lo corroborael texto mismo del citado art. 21, cuando <strong>en</strong> el párrafo sigui<strong>en</strong>tedice: “<strong>en</strong> lo sucesivo”, connotando la vig<strong>en</strong>cia futura delprecepto.Con lo expuesto queda descartada la objeción que se int<strong>en</strong>tacon base <strong>en</strong> la doctrina de la arbitrariedad, lo que hace improced<strong>en</strong>teel recurso extraordinario <strong>en</strong> ese aspecto.Los restantes agravios de la apelante, concerni<strong>en</strong>tes a lainconstitucionalidad del régim<strong>en</strong> legal aplicable al caso (<strong>en</strong> particularel art. 8, ley 14.367) y la pret<strong>en</strong>dida incid<strong>en</strong>cia de una normacont<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> una conv<strong>en</strong>ción internacional <strong>en</strong> la medida quesupon<strong>en</strong> establecer los alcances de la cláusula constitucional quese dice vulnerada (art. 16) e interpretar las disposiciones de tratadosinternacionales suscriptos por la República, suscitan cuestiónfederal que habilita la compet<strong>en</strong>cia extraordinaria de la Corte,<strong>en</strong> los términos del art. 14, inc. 30 de la ley 48 (conf. Fallos, t.306, p. 1312, consid. 2° y sus citas —Rev. La Ley, t. 1984-D, p.467—, <strong>en</strong>tre otros). En esa medida, cabe admitir la proced<strong>en</strong>ciaformal del recurso, sin que obst<strong>en</strong> a ello las defici<strong>en</strong>cias que eltribunal a quo observó <strong>en</strong> el planteami<strong>en</strong>to del primero de dichosagravios, toda vez que tales defectos no impid<strong>en</strong> considerar losustancial del reclamo y expedirse sobre él a fin de no incurrir <strong>en</strong>una ev<strong>en</strong>tual frustración del derecho federal invocado (ver Fa-


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 5llos, t. 296, p. 743, consid. 3° —Rev. La Ley, t. 1977-B, p. 169—; t. 301, p. 485, consid. 3°, y otros).En cuanto al fondo del asunto, empero, estimo que los agraviosque se tra<strong>en</strong> a consideración de V. E. carec<strong>en</strong> de <strong>en</strong>tidad sufici<strong>en</strong>tepara modificar lo resuelto.En lo que hace al art. 16 de la Constitución Nacional, no esposible ver una afectación del principio de igualdad ante la leyque él consagra, <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong> legal vig<strong>en</strong>te al tiempo del fallecimi<strong>en</strong>todel causante, esto es, el art. 80 de la ley 14.367, <strong>en</strong> cuantolimitaba la porción hereditaria de los hijos extramatrimoniales ala mitad de lo que correspondería a los nacidos d<strong>en</strong>tro del matrimonio.Aunque esa directiva pudiera considerarse, <strong>en</strong> la actualidad,desacertada desde el punto de vista de la política legislativa <strong>en</strong> lamateria, ello no implica que deba ser descalificada por lesiva aprincipios constitucionales, cuando éstos no se hallan directam<strong>en</strong>teafectados <strong>en</strong> forma que impongan a la Corte invalidar la normaimpugnada <strong>en</strong> salvaguarda de esos principios.En ese s<strong>en</strong>tido, cabe recordar la constante doctrina de la Corteacerca de los alcances de la garantía de igualdad, <strong>en</strong> tanto hadicho que ella no obsta a que el legislador contemple <strong>en</strong> formadistinta situaciones que considera difer<strong>en</strong>tes, con tal que la discriminaciónno sea arbitraria ni importe ilegitima persecución oindebido privilegio de personas o de grupos de personas, aunquesu fundam<strong>en</strong>to sea opinable (conf. Fallos, t. 286; t. 299, ps. 146,181; t. 300, ps. 194, 1049, 1087; t. 301, ps. 1094, 1185; t. 302, ps.192, 457, 705; t. 305, p. 823; t. 306, ps. 533, 1844 —Rev. La Ley,t. 1978-C, p. 168; Rep. La Ley, t. XLI, A-I, p. 1601, sum. 3; Rev.La Ley, t 1979-B, p. 673, fallo 35.052-S; t. 1979-B, p. 274; t. 1978-A, p. 612, Rep. La Ley, t. XLI, A-I, p. 1601. sums. 4 y 1: Rev. LaLey, t. 1980-C, p. 506; t. 1981-A, p. 317; D.T., t. 1984-B, p. 1704—; s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 27 de mayo de 1936 “in re”: “Badano y Perazzo, S.C. s/apelación de multa”, B. 482, L. XX —Rev. La Ley, t. 1986-D, p. 171—; <strong>en</strong>tre otros).Ciertam<strong>en</strong>te, ninguna de estas situaciones puede predicarsedel régim<strong>en</strong> legal que ha sido aplicado <strong>en</strong> el “sub lite”. Sólo se


IV - 6DERECHOS HUMANOSadvierte <strong>en</strong> él una distinción normativa basada <strong>en</strong> una causaobjetiva para discriminar supuestos de hechos que se considerandifer<strong>en</strong>tes. En su génesis se hallará el propósito de privilegiar ala familia legítima, sust<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> un vínculo matrimonial válido,aun cuando el camino elegido por el legislador pudiera apareceropinable. Mas nada hay allí de un espíritu persecutorio o unadiscriminación arbitraria, que es lo que repudia el texto constitucional<strong>en</strong> cuestión.Para corroborar que no fue así, bastará releer la nota al art.3579 del Cód. Civil, donde Vélez Sársfield expuso los anteced<strong>en</strong>tesdel derecho comparado que había t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta al redactar eseartículo, luego reemplazado por la ley 14.367. Los reparos al Códigofrancés y la adopción del sistema previsto por el Código deHaití, muestran, <strong>en</strong>tre otros, que aquella discriminación era unlugar común <strong>en</strong> las legislaciones de la época. Sin embargo, nocabe sil<strong>en</strong>ciar la parte final de la misma nota, donde el codificador,apartándose de prestigiosa doctrina francesa, afirma categóricam<strong>en</strong>teque el derecho del hijo natural <strong>en</strong> la sucesión de los padres“es absolutam<strong>en</strong>te, salvo la cantidad, de la misma naturalezaque el de los hijos legítimos”, con todas las implicaciones que ellosignifica. He aquí, una vez más, el sesgo humanístico que predominó<strong>en</strong> nuestra codificación civil.El tiempo hizo que <strong>en</strong> 1954 la ley 14.367 aum<strong>en</strong>tara la alícuotaestablecida como porción hereditaria de los hijosextramatrimoniales. Y <strong>en</strong> 1985, la hoy vig<strong>en</strong>te ley 23.264 los equiparóa los matrimoniales también <strong>en</strong> ese aspecto cuantitativo.Pero esta actualización o mejorami<strong>en</strong>to de las leyes, impulsadapor nuevas concepciones acerca de los problemas sociales, no convierte“per se” <strong>en</strong> inconstitucionales a las leyes modificadas o derogadas.Este agravio, sust<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> la impugnación con base constitucionaldel derecho aplicable al caso, debe pues ser desestimado.Por último, <strong>en</strong> cuanto concierne a la pret<strong>en</strong>dida aplicabilidadde la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos, mi opiniónes coincid<strong>en</strong>te con la conclusión a que arribara el tribunal aquo.


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 7En primer lugar, el art. 2° de dicho tratado es bi<strong>en</strong> claro <strong>en</strong>el s<strong>en</strong>tido de que los derechos y libertades m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> el artículopreced<strong>en</strong>te —que son todos los que consagra la propia conv<strong>en</strong>ción—deb<strong>en</strong> ser específicam<strong>en</strong>te incorporados al derecho internode los Estados partes, <strong>en</strong> caso de no <strong>en</strong>contrarse ya garantizados<strong>en</strong> ellos, mediante las disposiciones legislativas o deotra índole que deberán adoptarse con arreglo a los procedimi<strong>en</strong>tosconstitucionales de cada país.Esta directiva pone de relieve, <strong>en</strong> lo concerni<strong>en</strong>te a la materiaque nos ocupa, el carácter predominantem<strong>en</strong>te programático delas cláusulas cont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> el art. 17 de la conv<strong>en</strong>ción, a las qu<strong>en</strong>o cabe atribuir operatividad propia. De no ser así, carecería des<strong>en</strong>tido esta obligación que asum<strong>en</strong> los Estados que suscrib<strong>en</strong> eltratado <strong>en</strong> cuanto a adoptar las disposiciones de derecho internoque se requieran para efectivizar la tutela de los derechos que <strong>en</strong>él se <strong>en</strong>uncian.La aprobación exteriorizada a través de la ley 23.054 no hapodido t<strong>en</strong>er otro s<strong>en</strong>tido, pues, que el de ratificar la asunción deese compromiso por parte de la República, es decir, el compromisode adecuar su legislación a los principios cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> la conv<strong>en</strong>ción.Esa aprobación; casi es redundante señalarlo, era el únicoprocedimi<strong>en</strong>to admisible para acordar eficacia al aludido compromisorespecto de nuestro país, a t<strong>en</strong>or de las atribuciones que elart. 67, inc. 19 de la Constitución Nacional acuerda al Congreso.La ulterior sanción de la ley 23.264, que incorporó <strong>en</strong> nuestroderecho interno el principio establecido por el art. 17° inc. 5° dela ya citada conv<strong>en</strong>ción, no es ni mas ni m<strong>en</strong>os que la efectivizacióndel compromiso asumido <strong>en</strong> ese punto. Y es también una sil<strong>en</strong>ciosaverificación de lo sost<strong>en</strong>ido antes <strong>en</strong> cuanto a la necesidad deuna incorporación específica de aquel principio <strong>en</strong> nuestra legislacióncivil, pues de otro modo la ley 23.264 hubiera sido redundantemas no fue ésa la óptica de los legisladores que la proyectaron,debatieron y sancionaron.Un argum<strong>en</strong>to extraído de la letra misma del art. 17° inc. 5°,de la conv<strong>en</strong>ción, vi<strong>en</strong>e a corroborar también la conclusión expuesta.Se dice allí: “la ley debe reconocer. . .”, lo que pat<strong>en</strong>tiza,


IV - 8DERECHOS HUMANOSuna vez más, que se trata de una cláusula programática queconsagra un principio ori<strong>en</strong>tador al cual deberán adecuarse laslegislaciones de los Estados signatarios de la conv<strong>en</strong>ción.En nada obsta a esta conclusión lo establecido <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ciónde Vi<strong>en</strong>a sobre el Derecho de los Tratados, aprobada por ley19.865, <strong>en</strong> cuanto dice: “una parte no podrá invocar las disposicionesde su derecho interno como justificación del incumplimi<strong>en</strong>tode un tratado” (art. 27).Esta regla apunta a la situación jurídica de un Estado respectode otro u otros signatarios de un mismo tratado y es conformecon la regla de la bu<strong>en</strong>a fe <strong>en</strong> la interpretación de los acuerdosinternacionales que consagra el art. 31 de la misma Conv<strong>en</strong>ciónde Vi<strong>en</strong>a. Pero nada ti<strong>en</strong>e esto que ver con las cuestiones que sehan suscitado <strong>en</strong> autos, vinculadas a la aplicación intertemporalde normas del derecho interno y a la intelig<strong>en</strong>cia que, d<strong>en</strong>tro deese ámbito, cabe atribuir a las reglas de un tratado suscripto porla República, a fin de juzgar sobre el alcance de los derechos desus habitantes.En este s<strong>en</strong>tido, cobra especial relevancia la naturalezaprogramática que corresponde, a mi juicio, asignar a la regla dela Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos que ha invocadola apelante, la cual fue <strong>en</strong> verdad cumplida por nuestro país,como ya se ha dicho, mediante la sanción de la ley 23.264.Por lo expuesto, opino que corresponde confirmar el pronunciami<strong>en</strong>toapelado <strong>en</strong> cuanto ha podido ser materia de recursoextraordinario. Abril 25 de 1987.— Juan 0. Gauna.Bu<strong>en</strong>os Aires, junio 9 de 1987.Considerando: Que los agravios del apelante <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran adecuadaapreciación <strong>en</strong> los fundam<strong>en</strong>tos del dictam<strong>en</strong> del ProcuradorG<strong>en</strong>eral que esta Corte comparte y a los que se remite porrazón de brevedad.Por ello y de conformidad con lo dictaminado por el ProcuradorG<strong>en</strong>eral, se declara proced<strong>en</strong>te el recurso extraordinario y se confirmala s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. Agréguese la queja al principal. Reintégreseel depósito de fs. 1.— Augusto C. Belluscio. - Carlos S. Fayt. -Enrique S. Petracchi. Jorge A. Bacqué.


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 91. Hechos del casoDescriba los hechos del caso.Distinga si variaría la posible apreciación de los hechos si elfallecimi<strong>en</strong>to del causante hubiera ocurrido:a) <strong>en</strong> 1982, b) un día antes de la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia de lanueva ley, c) <strong>en</strong> la fecha que efectivam<strong>en</strong>te ocurrió.Compare el elem<strong>en</strong>to temporal con las consideraciones de igualíndole realizadas por el Procurador G<strong>en</strong>eral y la Corte Suprema<strong>en</strong> el caso Saguir y Dib, 302: 1284, LL 1981-A-397, reproducido<strong>en</strong> MILLER, GELLI y CAYUSO, Constitución y poder político, t. I, ps.68 a 80; ver el cuestionario de ps. 80-81.Id<strong>en</strong>tifique si el razonami<strong>en</strong>to de la Corte Suprema <strong>en</strong> Saguiry Dib se aproxima al voto de TRUEPENNY, FOSTER, HANDY u otro dellibro de FULLER.2. La norma analizada de la Conv<strong>en</strong>ciónEn las consideraciones del Procurador G<strong>en</strong>eral de la Naciónrespecto al artículo 17° inciso 5° él analizó dos alternativas deinterpretación:a) norma operativa,b) norma programática.¿Qué distinta alternativa de interpretación t<strong>en</strong>ía?3. Los juicios de valor empleadosEn el mismo punto anterior, ¿el Procurador G<strong>en</strong>eral de la Naciónhace un juicio de valor expreso respecto de la norma de cuyaaplicación o inaplicación trata (art. 17° inc. 5°)?Compare con los votos de TRUEPENNY y FOSTER, e id<strong>en</strong>tifiquecon cuál de ellos se asemeja.En el mismo punto y norma anterior, ¿cuál es el juicio de valorimplícito que surge de su análisis?Distinga <strong>en</strong>tre lo que un magistrado resuelve, y lo que diceque resuelve.Considerando la unidad del ord<strong>en</strong> jurídico, ¿debió el ProcuradorG<strong>en</strong>eral de la Nación haber analizado ese punto <strong>en</strong> conjunto


IV - 10DERECHOS HUMANOScon el sigui<strong>en</strong>te, o pudo razonablem<strong>en</strong>te haberlo resuelto separadam<strong>en</strong>tedel modo que lo hizo?Compare con el razonami<strong>en</strong>to del voto de HANDY, y <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tresimilitudes o difer<strong>en</strong>cias según sea el caso.Al tratar de la ley de filiación vig<strong>en</strong>te al mom<strong>en</strong>to del fallecimi<strong>en</strong>todel causante, ¿el Procurador G<strong>en</strong>eral de la Nación haceun juicio de valor expreso sobre la misma?Compare y difer<strong>en</strong>cie con 1°) las argum<strong>en</strong>taciones y 2°) la resolución,respectivam<strong>en</strong>te, tanto del voto de TRUEPENNY como deFOSTER.¿ El juicio de valor que hace lo pres<strong>en</strong>ta como personal o comoderivado de normas vig<strong>en</strong>tes?4. L<strong>en</strong>guaje utilizadoAl referirse como parte del juicio de valor que <strong>en</strong>uncia a la familialegítima, y <strong>en</strong>cuadrar a ésta <strong>en</strong> la Constitución nacional, estáhaci<strong>en</strong>do interpretación dogmática o literal de ésta?Compare y difer<strong>en</strong>cie con los estilos 1°) de razonami<strong>en</strong>to y 2°)las conclusiones de TRUEPENNY y FOSTER, respectivam<strong>en</strong>te.¿El concepto que emplea la Constitución es el de familia legítima?Al referir el Procurador un determinado concepto de familia altexto constitucional, ¿hace con ello un juicio de valor personal?En caso afirmativo, ¿lo fundam<strong>en</strong>ta?En igual caso, ¿se hace cargo del juicio de valor que emerge dela ley 23.054, artículo 17°, inciso 5° del tratado aprobado porella?Compare con el estilo de razonami<strong>en</strong>to de HANDY y señale similitudeso difer<strong>en</strong>cias.¿Cómo puede fundam<strong>en</strong>tarse y construirse interpretativam<strong>en</strong>teuna tesis que sost<strong>en</strong>ga, como lo hace el Procurador, que la Constitucióntutela la familia legítima, prescindi<strong>en</strong>do de la ley 23.054?¿Qué argum<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> contra de esa tesis pued<strong>en</strong> esgrimirse?Efectúe el mismo ejercicio razonando sucesivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el estilode TRUEPENNY, FOSTER y HANDY.


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 115. Juicios de valor cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> las normas¿Qué normas de las tres leyes m<strong>en</strong>cionadas conti<strong>en</strong><strong>en</strong> qué juiciosde valor, sobre el fondo de la cuestión, <strong>en</strong> el caso considerado?En una interpretación armónica de las tres leyes que se m<strong>en</strong>cionan<strong>en</strong> el dictam<strong>en</strong> del Procurador, ha prevalecido <strong>en</strong> el análisisel juicio de valor del legislador o el del Procurador?6. Criterios de interpretaciónCompare el razonami<strong>en</strong>to del pres<strong>en</strong>te caso con el de la CorteSuprema <strong>en</strong> el caso Sejean (MILLER, GELLI y CAYUSO, obra citada, t.II, ps. 1098 a 1126, y preguntas de ps. 1126 a 1129, y 1136 a 1137respecto del com<strong>en</strong>tario de BIDART CAMPOS de ps. 1129 a 1136), <strong>en</strong>los sigui<strong>en</strong>tes puntos:¿Qué difer<strong>en</strong>cias y similitudes <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra Ud. <strong>en</strong>tre la elecciónpor el Procurador del juicio de valor con el cual considera razonablela discriminación o distinción, y el juicio de valor empleadopor la Corte Suprema <strong>en</strong> el caso Sejean para declarar <strong>en</strong> cambioarbitraria la norma legislativa preexist<strong>en</strong>te?¿Ha sido coher<strong>en</strong>te la Corte <strong>en</strong> confirmar el pronunciami<strong>en</strong>toapelado, <strong>en</strong> el caso E., F.E., y <strong>en</strong> el caso Sejean? ¿Por qué?Los votos de la mayoría <strong>en</strong> el caso Sejean invocan el preced<strong>en</strong>tede Ponzetti de Balbín, y uno de ellos expresam<strong>en</strong>te la Conv<strong>en</strong>ciónde Costa Rica. En dicho fallo, a su vez, uno de los votosinvoca igualm<strong>en</strong>te la Conv<strong>en</strong>ción. Id<strong>en</strong>tifique de qué normas yprincipios se trata y determine su aplicabilidad o inaplicabilidadal caso.Difer<strong>en</strong>cie el concepto de familia empleado <strong>en</strong> el caso Sejean y<strong>en</strong> el caso E., F. E.La distinción preced<strong>en</strong>te ¿ti<strong>en</strong>e sust<strong>en</strong>to fáctico?, ¿axiológico?,¿normativo?Resuelva el caso Sejean <strong>en</strong> el estilo de TRUEPENNY, analizandoexpresam<strong>en</strong>te la constitucionalidad o inconstitucionalidad de lanorma.Resuelva el caso Sejean <strong>en</strong> el estilo de HANDY y de FOSTER, separadam<strong>en</strong>te.


IV - 12DERECHOS HUMANOSCompare la solución del caso E., F. E. <strong>en</strong> materia de juicios devalor, <strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia o contra textos legales tradicionales formalm<strong>en</strong>tevig<strong>en</strong>tes, con lo resuelto por la Corte Suprema <strong>en</strong> materiade actualización monetaria (Vieytes de Fernández y otros, 295:973,LL 1976-D-241; MILLER y otros, op. cit., t. I, ps. 90 a 94, y preguntasde ps. 94 y 95).El derecho tutelado <strong>en</strong> el caso Vieytes de Fernández, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>traa) explícitam<strong>en</strong>te, b) implícitam<strong>en</strong>te contemplado <strong>en</strong> laConv<strong>en</strong>ción?¿Existe <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción algún matiz cualitativo o axiológicodifer<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>tre la protección del derecho de propiedad y los demásderechos?¿Y <strong>en</strong> el instrum<strong>en</strong>to de ratificación?¿Los sujetos titulares de este derecho son los mismos <strong>en</strong> laConstitución y <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción?¿Es justa la distinción que efectúa la Conv<strong>en</strong>ción?¿Es congru<strong>en</strong>te con otros derechos que ella misma reconoce,por ejemplo el art. 16°? ¿Por qué?¿Es congru<strong>en</strong>te con el reconocimi<strong>en</strong>to de los derechos de tercerag<strong>en</strong>eración? ¿Cuáles? ¿Por qué?Compare el caso E., F.E., con el caso de los exploradores decavernas de Fuller, <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes puntos:¿En materia de juicios de valor expresos o implícitos, el pronunciami<strong>en</strong>todel Procurador y por <strong>en</strong>de de la Corte se asemeja alvoto de TRUEPENNY o al voto de HANDY? ¿O se asemeja a algún otrode los votos?¿Y <strong>en</strong> materia de descripción de los hechos?¿La filosofía jurídica subyac<strong>en</strong>te al voto del Procurador G<strong>en</strong>eralde la Nación se aproxima a la filosofía jurídica de cuál de losvotos <strong>en</strong> el caso de FULLER?7. Justicia de la solución del caso¿Cuál es su juicio de valor personal sobre la cuestión de hechorallada <strong>en</strong> el caso E., F. E.?


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 13¿Cuál es el juicio de valor que predomina <strong>en</strong> el conjunto de loscuatro cuerpos normativos m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> el fallo (Conv<strong>en</strong>ción,dos leyes sobre filiación, Constitución nacional), analizados a laluz del tiempo pres<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> una interpretación armónica y coher<strong>en</strong>teque salvaguarde la unidad del ord<strong>en</strong> jurídico?¿Existía alguna otra alternativa más justa y razonable de resolverel caso, que la elegida por el Procurador y la Corte <strong>en</strong> elcaso?8. La interpretación según la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a¿Se ajusta a las normas interpretativas del artículo 29° in fine dela Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a sobre Derecho de los Tratados, la soluciónintegral de:a) prescindir del art. 17° inc. 5°,b) aplicar la ley formalm<strong>en</strong>te vig<strong>en</strong>te al tiempo del fallecimi<strong>en</strong>to,declarándola razonable;c) desechar la aplicación de la nueva ley <strong>en</strong> forma retroactiva oanalógica,d) hacer una lectura de la Constitución congru<strong>en</strong>te con la leyb), pero incompatible con las leyes a) y c). ¿Por qué?En el mismo caso anterior, ¿la solución se ajusta a la normadel artículo 31° inciso 1° de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a? ¿Por qué?¿Se modifica la respuesta dada a las preguntas preced<strong>en</strong>tes siademás de considerar el artículo 17° inc. 5° se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>talas demás normas de la ley 23.054 que se m<strong>en</strong>cionan <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tesacápites?9. Normas de la Conv<strong>en</strong>ción omitidas <strong>en</strong> el análisis delProcurador y de la Corte9.1. La cláusula principalm<strong>en</strong>te omitidaEl Procurador G<strong>en</strong>eral de la Nación analiza la constitucionalidadde la ley formalm<strong>en</strong>te vig<strong>en</strong>te al mom<strong>en</strong>to del fallecimi<strong>en</strong>to, fr<strong>en</strong>tea la norma constitucional de la igualdad ante la ley. Además delartículo 17 inc. 5 de la Conv<strong>en</strong>ción de Costa Rica, ¿existía <strong>en</strong> ella


IV - 14DERECHOS HUMANOSalguna otra cláusula cuya aplicación debió necesariam<strong>en</strong>teponderarse, simultáneam<strong>en</strong>te a la garantía de la igualdad?¿Existe un juicio de valor implícito, sea consci<strong>en</strong>te o inconsci<strong>en</strong>te,<strong>en</strong> la apercepción de no haber m<strong>en</strong>cionado esa otra cláusulaaplicable de la Conv<strong>en</strong>ción?¿O exist<strong>en</strong> razones de dogmática jurídica que autorizaban nom<strong>en</strong>cionarla?En caso afirmativo, ¿cuáles eran?¿Qué argum<strong>en</strong>tos pued<strong>en</strong> esbozarse a favor y <strong>en</strong> contra de lainclusión de dicha cláusula <strong>en</strong> el análisis del caso?¿La cláusula cuya aplicación al caso se omite analizar, esoperativa o programática?¿El juicio de valor cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> dicha cláusula, apoya el juiciode valor escogido por el Procurador <strong>en</strong> su interpretación de laConstitución, o lo debilita?9.2. Medidas de derecho interno de otro carácter¿Analiza el Procurador G<strong>en</strong>eral de la Nación, d<strong>en</strong>tro de los mediospor los cuales los Estados se compromet<strong>en</strong> a respetar y hacerrespetar los derechos consagrados <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, lo expresado<strong>en</strong> el artículo 2° in fine <strong>en</strong> cuanto a que los Estados adoptarán “lasmedidas legislativas o de otro carácter” que sean necesarias?¿Los fallos judiciales constituy<strong>en</strong> normas jurídicas?¿Puede decirse que integran el plexo u ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to normativo?¿Son fu<strong>en</strong>te de derecho <strong>en</strong> el caso concreto que resuelv<strong>en</strong>?¿Puede razonablem<strong>en</strong>te decirse que constituy<strong>en</strong> disposicionesde derecho interno?En consecu<strong>en</strong>cia de lo anterior, ¿las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias judiciales <strong>en</strong>cuadrano no d<strong>en</strong>tro de lo relativo a las medidas de otro carácterque fuer<strong>en</strong> necesarias, que los Estados se han obligado a dictarconforme al artículo 2° de la Conv<strong>en</strong>ción?¿El cumplimi<strong>en</strong>to por el Poder Judicial del ord<strong>en</strong> jurídico internoincluye la ley 23.054, <strong>en</strong> lo que ésta t<strong>en</strong>ga de operativa oaplicable <strong>en</strong> forma directa?En caso afirmativo, ¿el Poder Judicial está obligado <strong>en</strong> la esferade su compet<strong>en</strong>cia a aplicar las medidas “de otro carácter que


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 15fuer<strong>en</strong> necesarias”, para cumplir con su parte del “Deber de adoptardisposiciones de derecho interno”?En caso negativo, ¿las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias del Poder Judicial no pued<strong>en</strong>ser consideradas “disposiciones de derecho interno”? ¿No integranel plexo normativo? ¿No son fu<strong>en</strong>te de derecho <strong>en</strong> el caso concreto?¿No son normas jurídicas? ¿O exist<strong>en</strong> otras razones que puedanexplicar mejor cuál es su carácter y por qué no <strong>en</strong>cuadraríand<strong>en</strong>tro de lo establecido <strong>en</strong> el artículo 2°, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de la preguntapreced<strong>en</strong>te?Compare:a) el criterio del Procurador desechando la aplicabilidadoperativa del artículo 17° inc. 5° y del artículo 1° no m<strong>en</strong>cionado,a la luz de las dos leyes de filiación <strong>en</strong> juego, conb) lo resuelto por la Corte Suprema <strong>en</strong> los casos Siri y Kot(MILLER y otros, op. cit., ps. 533 a 553, y sus preguntas de ps. 538-540, 553-555).¿Es coher<strong>en</strong>te el criterio de interpretación?¿Exist<strong>en</strong> juicios de valor explícitos o implícitos que llev<strong>en</strong> asoluciones difer<strong>en</strong>tes?En caso afirmativo, ¿cuáles son?9.3. <strong>Derechos</strong> del niño¿El derecho del niño garantizado por el artículo 19° de la Conv<strong>en</strong>ciónunido al principio de no discriminación del artículo 1°, aportaelem<strong>en</strong>tos valorativos adicionales a los cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> el artículo 17°inciso 5°? ¿Hay otras normas o principios de la Conv<strong>en</strong>ción cuyoanálisis se haya omitido <strong>en</strong> su aplicación al caso?¿Analiza el dictam<strong>en</strong> del Procurador la incid<strong>en</strong>cia de este derecho<strong>en</strong> el caso? ¿Correspondía que lo hiciera? ¿Por qué?10. Otras soluciones al caso E., F.E. según los votos de FULLERResuelva este mismo caso E., F. E. como si Ud. fuera HANDY.Haga la misma tarea como si Ud. fuera FOSTER.Haga la misma tarea como si Ud. fuera TRUEPENNY.


IV - 16DERECHOS HUMANOSII.— PONZETTI DE BALBIN INDALIA C/EDIT. ATLANTIDA S. A. 1(C.S., Dic. 11, 1984)ADELINA LOIANNOProfesora Adjunta (i) de <strong>Derechos</strong> Humanos y Derecho Constitucional<strong>en</strong> la Facultad de Derecho y Ci<strong>en</strong>cias Sociales de la Universidadde Bu<strong>en</strong>os Aires.1. Hechos del caso1) Describa porm<strong>en</strong>orizadam<strong>en</strong>te los hechos del caso.2) Indique cuál es el hecho que implica la lesión a la intimidad.3) Determine qui<strong>en</strong> es el titular del derecho lesionado <strong>en</strong> estecaso. ¿Podría ser otro?4) ¿Ti<strong>en</strong>e relación el derecho a la intimidad con la profesión oactividad de su titular? ¿En qué medida? ¿Cómo lo resuelveel fallo?5) ¿Cuál es el cont<strong>en</strong>ido concreto del derecho a la intimidad?¿Qué voto lo analiza expresam<strong>en</strong>te?6) ¿Cuáles son los límites del derecho a la intimidad? ¿Quévoto lo analiza <strong>en</strong> forma detallada? ¿Qué incid<strong>en</strong>cia ti<strong>en</strong>eese criterio <strong>en</strong> la solución global del fallo?2. Las normas1) ¿Qué normas constitucionales y de la Conv<strong>en</strong>ción de CostaRica fundan la solución del fallo? Amplíe las que no han1 El derecho a la intimidad desde distintos <strong>en</strong>foques puede estudiarseademás por los sigui<strong>en</strong>tes casos:Saguir y Dib, Intimidad de la familia. Integridad familiar vs. integridadfísica. Decisión familiar.Portillo, Intimidad de conci<strong>en</strong>cia. Libertad religiosa. Incid<strong>en</strong>cia de losdeberes civiles Jerarquía de derechos.Bazterrica, Consumo personal de estupefaci<strong>en</strong>tes. T<strong>en</strong><strong>en</strong>cia. Peligrosocial. Incid<strong>en</strong>cia Prev<strong>en</strong>ción Sanción p<strong>en</strong>al (se aconseja analizar tambiénla ley de estupefaci<strong>en</strong>tes), Igual caso Bernasconi.Costa c/Municipalidad de la Ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires, Libertad de pr<strong>en</strong>say derecho a la intimidad. Derecho a la información.


FILOSOFÍAS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓNIV - 17sido consideradas expresam<strong>en</strong>te por los jueces. ¿Hay normasjurídicas vig<strong>en</strong>tes que también han sido omitidas? ¿Porqué?2) ¿Qué otros derechos, además de la intimidad, se relacionancon el caso <strong>en</strong> estudio?3) ¿De qué difer<strong>en</strong>tes maneras puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse la libertad depr<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> el voto de los Ministros CARRIÓ y FAYT?4) ¿Sobre qué aspecto de los actos privados se efectiviza la tutelajurídica?3. Los valores1) ¿En qué se funda el dictam<strong>en</strong> del Procurador para aconsejarel rechazo del recurso?2) ¿Técnicam<strong>en</strong>te el dictam<strong>en</strong> del Procurador es correcto? ¿Porqué cree Ud. que la Suprema Corte de Justicia de la Naciónfalló sobre el fondo del asunto?3) ¿Cuantos votos ti<strong>en</strong>e el fallo? ¿Qué difer<strong>en</strong>cias es<strong>en</strong>cialesadvierte <strong>en</strong>tre ellos y qué coincid<strong>en</strong>cias? ¿Cómo los compararíacon los votos de FULLER?4) ¿Sobre qué condiciones g<strong>en</strong>erales reposa la libertad de impr<strong>en</strong>ta<strong>en</strong> el voto del Ministro PETRACCHI? ¿Algún otro Ministro<strong>en</strong>cara el tema?5) ¿El cont<strong>en</strong>ido que se asigna al derecho a la intimidad es unacuestión de hecho o de valores? ¿Es una cuestión variablede un caso a otro? ¿Es mudable según la época y las circunstancias?¿Por qué?6) ¿Qué ord<strong>en</strong> de prelación normativa o de otro carácter establec<strong>en</strong>los distintos votos? ¿Qué aspecto determina ese ord<strong>en</strong>?¿Existe alguna conjetura plausible <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> exist<strong>en</strong>te<strong>en</strong> los diversos votos? Haga un cuadro comparativode doble <strong>en</strong>trada.7) En todos los casos de la Corte Suprema analizados <strong>en</strong> elcapítulo VI de esta obra hay votos que m<strong>en</strong>cionan la Conv<strong>en</strong>cióny votos que no la m<strong>en</strong>cionan. Formule una hipótesisexplicativa de la difer<strong>en</strong>cia.


IV - 18DERECHOS HUMANOS8) En los mismos casos y votos, es frecu<strong>en</strong>te <strong>en</strong>contrar que laConv<strong>en</strong>ción no es utilizada como argum<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>tral delrazonami<strong>en</strong>to. Formule una hipótesis explicativa.9) En los mismos casos y votos, hay otras disposiciones y principiosjurídicos o juicios de valor de la Conv<strong>en</strong>ción que sonomitidos <strong>en</strong> el análisis. Formule una hipótesis explicativade la omisión.10) Lo ocurrido <strong>en</strong> los casos m<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> las preguntas 7) a 9),a) ¿es coyuntural?b) ¿puede variar con el correr de los años?c) ¿debería modificarse <strong>en</strong> el futuro?d) ¿se vincula con el grado de desarrollo político del país?e) ¿ti<strong>en</strong>e algo que ver con un problema señalado <strong>en</strong> el prólogo?f) ¿qué prognosis formula Ud. <strong>en</strong> relación a la pregunta e)y lo sost<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el capítulo II?g) ¿que deber ético considera Ud. que ti<strong>en</strong>e, y cómo debemanejar esta fu<strong>en</strong>te del derecho <strong>en</strong> su futura labor profesional?h) ¿podrá Ud. materialm<strong>en</strong>te estar a la altura de su deberético?


Capítulo VALGUNAS CUESTIONES VINCULADAS CON LAINTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOSGUILLERMO A. GORDO1. IntroducciónEs lugar común <strong>en</strong> materia de interpretación jurídica, especialm<strong>en</strong>tea partir de las doctrinas positivistas sost<strong>en</strong>er que sólo existe underecho <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que una norma vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un estado lorecepta expresam<strong>en</strong>te, mediante una formulación que no requierade otro aditam<strong>en</strong>to para su aplicación.Sigui<strong>en</strong>do tal razonami<strong>en</strong>to, el individuo sólo sería titular deaquellas potestades que le han sido conferidas por el ord<strong>en</strong> jurídicopositivo, y estaría <strong>en</strong> condiciones de ejercerlos exclusivam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que, una norma sancionada conforme a las previsionesde aquél, estableciese una sanción por su incumplimi<strong>en</strong>to.Visto así el derecho como un ord<strong>en</strong> coactivo, la tarea del intérpretese reduciría a la comprobación de la exist<strong>en</strong>cia de una disposiciónnormativa, que ésta ha sido creada conforme los procedimi<strong>en</strong>toslegalm<strong>en</strong>te previstos, y que su inobservancia trae aparejadauna sanción; luego de lo cual podrá afirmar que un derechodeterminado ti<strong>en</strong>e vig<strong>en</strong>cia. 11KELSEN, HANS, Teoría pura del derecho, caps. I, II y III, Eudeba, Bu<strong>en</strong>osAires, 1968.


V - 2DERECHOS HUMANOSTal manera de visualizar el derecho, y <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, deinterpretarlo seduce inicialm<strong>en</strong>te puesto que amén de su innegablerigor lógico, “pareciera” coadyuvar a que todos los individuosque habitan <strong>en</strong> jurisdicción de un estado determinado conozcanclaram<strong>en</strong>te cuáles son las facultades que pose<strong>en</strong>, de qué maneray ante quién deb<strong>en</strong> ejercerlos; mediante el s<strong>en</strong>cillo recurso deconocer los textos normativos, y previo establecer que ellos no se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> pugna con otro de jerarquía superior.Fuera de tales parámetros un hombre no podría invocar válidam<strong>en</strong>tela exist<strong>en</strong>cia de una potestad, ni fr<strong>en</strong>te al Estado, nifr<strong>en</strong>te a los otros hombres.Se vacía de todo cont<strong>en</strong>ido axiológico al derecho, quedando éstesometido indefectiblem<strong>en</strong>te a la voluntad del legislador que podríaagregar o quitar facultades a su antojo, o modificarlas sinotra limitación que la derivada de los procedimi<strong>en</strong>tos establecidospara la creación o reemplazo de normas <strong>en</strong> el estado <strong>en</strong> cuestión.El derecho se transforma, de esta manera, <strong>en</strong> un fin <strong>en</strong> símismo, quedando desvinculado de las necesidades concretas delos hombres y permiti<strong>en</strong>do justificar cualquier clase de ord<strong>en</strong>normativo con la única limitación de haber sido sancionado sigui<strong>en</strong>dodeterminados procedimi<strong>en</strong>tos preestablecidos.Principios como los <strong>en</strong>unciados han llevado a la legitimaciónde todos los regím<strong>en</strong>es autoritarios que conoció este siglo, con lasatrocidades por todos conocidas. 22“...el carácter coactivo del Derecho se realiza mejor aún <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong>autoritario. La teoría imperativa del Derecho es un instrum<strong>en</strong>to excel<strong>en</strong>tepara uso de un tirano que puede justificar con ella su régim<strong>en</strong> despóticocomo “ord<strong>en</strong> jurídico”....Si Kels<strong>en</strong> tuviera razón, las naciones libres delmundo contemporáneo no t<strong>en</strong>drían título alguno válido para considerarsecomo def<strong>en</strong>soras del Derecho fr<strong>en</strong>te al despotismo....La teoría imperativadel Derecho...Deja de lado el hecho de que aquél <strong>en</strong>carna ciertos valores yno es únicam<strong>en</strong>te un mecanismo inanimado de coacción....el cont<strong>en</strong>ido ycarácter sustantivo de las normas cuyo cumplimi<strong>en</strong>to coactivo garantiza elestado es de importancia primordial y decisiva. Para averiguar si un ord<strong>en</strong>social es un ord<strong>en</strong> jurídico hay que examinar la distribución efectiva dederechos, deberes y poderes, tanto <strong>en</strong> la esfera privada como <strong>en</strong> la pública”,agregando por último, siempre <strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia a la teoría kels<strong>en</strong>iana “Todoslos amigos del Derecho deb<strong>en</strong> def<strong>en</strong>der el rápido abandono de aquélla”,


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 3Fr<strong>en</strong>te a esto debemos recordar que el hombre ha formado lasociedad para convivir <strong>en</strong> ella con sus semejantes y creado instituciones<strong>en</strong>cargadas de resguardar dicha conviv<strong>en</strong>cia, a las queles otorga determinadas facultades ord<strong>en</strong>atorias para su mejordesarrollo. Sin embargo, no <strong>en</strong>trega su exist<strong>en</strong>cia al <strong>en</strong>te así creado,sino que <strong>en</strong> todo caso le traslada ciertos poderes para quepueda regular, <strong>en</strong> forma adecuada, la coexist<strong>en</strong>cia de los individuos.No implica, <strong>en</strong>tonces, el otorgar potestades omnímodas pararegular a su antojo la situación de los individuos, sino por el contrario,como acertadam<strong>en</strong>te se dijera hace ya más de dos siglos,“Sost<strong>en</strong>emos como evid<strong>en</strong>tes estas verdades: que todos los hombresson creados iguales; que son dotados...de ciertos derechosinali<strong>en</strong>ables; que <strong>en</strong>tre éstos están la vida, la libertad y la búsquedade la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituy<strong>en</strong><strong>en</strong>tre los hombres los gobiernos, que derivan sus podereslegítimos del cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de los gobernados; que cuando quieraque una forma de gobierno se haga destructora de estos principios,el pueblo ti<strong>en</strong>e el derecho a reformarla o abolirla e instituirun nuevo gobierno que se funde <strong>en</strong> dichos principios, y a organizarsus poderes <strong>en</strong> la forma que a su juicio ofrecerá las mayoresprobabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”. 3Tal concepción no puede considerarse obsoleta dado que aparecereiterada a mediados del pres<strong>en</strong>te siglo, al sost<strong>en</strong>erse “Que lospueblos americanos han dignificado la persona humana y quesus constituciones nacionales reconoc<strong>en</strong>, que las institucionesjurídicas y políticas, rectoras de la vida <strong>en</strong> sociedad, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> comofin principal la protección de los derechos es<strong>en</strong>ciales del hombre yla creación de circunstancias que le permitan progresar espiritualy materialm<strong>en</strong>te y alcanzar la felicidad”. 4BODENHEIMER, EDGAR, Teoría del derecho, Fondo de Cultura Económica, terceraedición, México, 1964, pp. 332/333.3Acta de la declaración de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los Estados Unidos deAmérica, Filadelfia, 4 de julio de 1.776.-4Declaración Americana de los <strong>Derechos</strong> y Deberes del Hombre, Considerando.Dicho instrum<strong>en</strong>to al pres<strong>en</strong>te ha adquirido jerarquía constitucional<strong>en</strong> virtud de lo dispuesto <strong>en</strong> el artículo 75 inciso 22 de la C.N.


V - 4DERECHOS HUMANOSAsí miradas las cosas, resulta que el hombre devi<strong>en</strong>e el c<strong>en</strong>trode la problemática social y que los estados se hallan instituidospara lograr el resguardo de los derechos que aquél, como tal posee,y su coordinación con los de sus semejantes de manera queunos no anul<strong>en</strong> a los otros y que a su vez, todos puedan gozar desus facultades <strong>en</strong> un pie de igualdad.Poco interesa el rótulo o <strong>en</strong>casillami<strong>en</strong>to jurídico-filosófico quepudiera efectuarse a lo hasta aquí expresado, sino que es m<strong>en</strong>estermeditar acerca de si <strong>en</strong> el actual estadio histórico resultaríaadmisible que un ord<strong>en</strong> normativo no reconociera que todos losindividuos a los que deba aplicarse pose<strong>en</strong> <strong>en</strong> un pie de igualdadderecho a la vida y a la integridad corporal, a la libertadambulatoria, de conci<strong>en</strong>cia, de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y expresión, etc. Larespuesta negativa brota espontáneam<strong>en</strong>te. No puede hoy considerarsecomo “derecho” a un conjunto de disposiciones que desconozcanque el hombre resulta titular de derechos por su sola condiciónde tal y que ellos no dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>en</strong> manera alguna de suinclusión <strong>en</strong> formulaciones legales escritas.Esta es la concepción que ilumina la totalidad de los instrum<strong>en</strong>tosinternacionales que <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong> hanido sucediéndose a partir de la segunda posguerra. En los mismos<strong>en</strong>tre otras cosas se consigna “que la libertad, la justicia y lapaz <strong>en</strong> el mundo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> por base el reconocimi<strong>en</strong>to de la dignidadintrínseca y de los derechos iguales e inali<strong>en</strong>ables de todos losmiembros de la familia humana”. 5 Todos los seres <strong>humanos</strong> nac<strong>en</strong>libres e iguales <strong>en</strong> dignidad y derechos y, dotados como estánde razón y conci<strong>en</strong>cia, deb<strong>en</strong> comportarse fraternalm<strong>en</strong>te los unoscon los otros,” 6 “que los derechos es<strong>en</strong>ciales del hombre no nac<strong>en</strong>del hecho de ser nacional de determinado Estado sino que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>como fundam<strong>en</strong>to los atributos de la persona humana,” 7 “estos5Declaración Universal de los <strong>Derechos</strong> del Hombre, Preámbulo.6Idem, art. 1ro.; tal afirmación aparece reiterada <strong>en</strong> forma casi textual<strong>en</strong> el primer párrafo del Preámbulo de la Declaración Americana.7Declaración Americana, Considerando; idéntico texto aparece <strong>en</strong> elPreámbulo de la Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos, la queagrega “razón por la cual justifican una protección internacional”.


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 5derechos (<strong>humanos</strong>) se derivan de la dignidad inher<strong>en</strong>te a la personahumana,” 8 Todo lo que antecede ti<strong>en</strong>e como común d<strong>en</strong>ominadorla admisión de la exist<strong>en</strong>cia de derechos que anteced<strong>en</strong> a lasociedad y que ésta no puede sino reconocer. Más aún, <strong>en</strong> la actualidadno puede dejar de recordarse que los instrum<strong>en</strong>tos queconsignan tales fórmulas son supraconstitucionales, 9 o estan incorporadosa la Carta Magna con similar jerarquía a ésta, 10 por loque, más allá de cualquier método interpretativo, hoy, además,forman parte del derecho positivo arg<strong>en</strong>tino.Podemos <strong>en</strong>tonces avanzar a partir de admitir que el hombrees el c<strong>en</strong>tro y la razón de ser del ord<strong>en</strong> jurídico, y a su vez qui<strong>en</strong>lo crea; que posee derechos inali<strong>en</strong>ables que preced<strong>en</strong> a la sociedad,la que “debe” reconocerlos por imperativo humano y jurídicoconforme se viera. 11 Cabe ahora ingresar al punto más algido yque mayor debate ha sembrado, dado que, más allá de posturasfilosófico-jurídicas, hay determinados derechos que nadie <strong>en</strong> susano juicio podría hoy negar, y si lo hiciera <strong>en</strong>contraría el casiunánime repudio de la comunidad internacional. Dicha cuestiónes y ha sido, ¿cuáles son los derechos inali<strong>en</strong>ables que no pued<strong>en</strong>dejar de admitirse?; ¿sólo los cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> los docum<strong>en</strong>tos internacionales?,¿exist<strong>en</strong> otros?, <strong>en</strong> su caso, ¿de dónde emerg<strong>en</strong>?, ¿pued<strong>en</strong>aparecer nuevos con el dev<strong>en</strong>ir histórico?; todos estosinterrogantes son los que conllevan las principales críticas a laconcepción que se ha v<strong>en</strong>ido expresando y que <strong>en</strong>arbolan comobandera los positivistas.8Preámbulos del Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Económicos Socialesy Culturales, y del Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos.9Pacto de San José de Costa Rica, ver capítulo II.10Los demás instrum<strong>en</strong>tos m<strong>en</strong>cionados.11“El punto de partida y de refer<strong>en</strong>cia constante, ha de ser la realidadpara la cual y por la cual, ti<strong>en</strong>e vida el Derecho Positivo, vale decir, elhombre mismo. El hombre al existir y co-existir <strong>en</strong> una sociedad, le aportasus derechos y sus correlativos deberes. Unos y otros traduc<strong>en</strong> lo que lasociedad ha de respetar y promover para ser efectivam<strong>en</strong>te humana”. GELSIBIDART, ADOLFO, “Jusnaturalismo y derechos <strong>humanos</strong>”, Cursillo sobre los<strong>Derechos</strong> Humanos y sus garantías, Cuadernos de la Facultad de Derechoy Ci<strong>en</strong>cias Sociales, segunda serie, nro. 13, Montevideo, junio de 1990.


V - 6DERECHOS HUMANOSPues bi<strong>en</strong> la respuesta que ha de darse a las preguntas que seformularan es que el hombre, como c<strong>en</strong>tro de la sociedad y razónde ser del estado es titular real o pot<strong>en</strong>cial de todos y cada uno delos derechos que puedan ser vinculados a la persona humana, y<strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, más allá del alcance e importancia de las declaracionesde derechos, a las que luego hemos de referirnos; aún afalta de ellas, el hombre resultaría poseedor de todos las facultadesque pudieran aparecer, sin perjuicio de las limitaciones legalm<strong>en</strong>teadmisibles, como se verá. Los instrum<strong>en</strong>tos que describ<strong>en</strong>los derechos <strong>humanos</strong> son meram<strong>en</strong>te ejemplificativos.Para llegar a tal conclusión ha de partirse de la premisa cont<strong>en</strong>ida<strong>en</strong> nuestra Constitución, que sosti<strong>en</strong>e que las acciones de loshombres que no afect<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> público ni perjudiqu<strong>en</strong> a tercerosca<strong>en</strong> fuera de la égida del Estado (art. 19 C.N.); y <strong>en</strong> los instrum<strong>en</strong>tosinternacionales, referidas a que “Los derechos de cadapersona están limitados por los derechos de los demás, por laseguridad de todos y por las justas exig<strong>en</strong>cias del bi<strong>en</strong> común <strong>en</strong>una sociedad democrática”. 12De ello se extrae fácilm<strong>en</strong>te que toda acción que no perjudiquea terceros, ni ponga <strong>en</strong> peligro la seguridad común no sólo estápermitida, sino que, además, no podrá ser afectada bajo ningúnconcepto, desde que el Estado, <strong>en</strong> principio, carece de potestadespara reglam<strong>en</strong>tar más allá de tales supuestos. En ningún caso,los intereses estatales podrán hacerse valer por sobre los de loshabitantes, salvo <strong>en</strong> cuanto ti<strong>en</strong>dan a preservar la seguridad g<strong>en</strong>eral;y por supuesto que tampoco podrán anteponerse las necesidadesde ningún gobierno al pl<strong>en</strong>o ejercicio de los derechos.Lógica consecu<strong>en</strong>cia de lo antedicho es que los derechos <strong>humanos</strong>pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er un piso mínimo (derivado del cont<strong>en</strong>ido de lasdeclaraciones formales) pero carec<strong>en</strong> de techo conocido, puestoque el dev<strong>en</strong>ir histórico puede ampliar los horizontes actuales,12Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos, art. 32.2; <strong>en</strong> análogos<strong>en</strong>tido Declaración Americana, art. XXVIII; Declaración Universal, art.29.2; Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Económicos Sociales y Culturales,art. 4.


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 7incorporando nuevas potestades, como ha v<strong>en</strong>ido acaeci<strong>en</strong>do hastael pres<strong>en</strong>te.Por el contrario, la constitución política reglam<strong>en</strong>tapuntillosam<strong>en</strong>te las facultades del Estado, de cada uno de susórganos y las funciones a ellos atribuidas; y tales previsiones configuranel techo por sobre el cual carece de compet<strong>en</strong>cia parainterv<strong>en</strong>ir. El hombre ha delegado determinados poderes, perosólo los indisp<strong>en</strong>sables para que pueda conseguir los fines paralos cuales fuera creado, o sea, lograr el goce de los derechos de loshabitantes <strong>en</strong> un pie de igualdad, conseguir su desarrollo materiale intelectual, y aportarle seguridad.En consecu<strong>en</strong>cia, las facultades estatales han de ser interpretadas<strong>en</strong> forma restrictiva, siempre que puedan interferir o rozarderechos <strong>humanos</strong>. En este supuesto, sólo t<strong>en</strong>drá potestades parareglam<strong>en</strong>tar cuando expresam<strong>en</strong>te se le confiera y siempre que elejercicio del derecho por parte del individuo, pueda afectar a terceros,a la seguridad o bi<strong>en</strong>estar de la comunidad. Nunca la limitaciónpodrá estar fundada <strong>en</strong> intereses mom<strong>en</strong>táneos de un gobiernoo de un grupo d<strong>en</strong>tro de la sociedad; sino que deberá estarbasada <strong>en</strong> una mejor coordinación para asegurar el ejercicio delos derechos <strong>humanos</strong> a todos <strong>en</strong> un pie de igualdad.Arribamos así a que el estado <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>puede interv<strong>en</strong>ir mínima y exclusivam<strong>en</strong>te como ord<strong>en</strong>adorde la coexist<strong>en</strong>cia social; carece <strong>en</strong> esta materia de facultadesimplícitas; está obligado como sujeto pasivo de derechos a adoptartodas las medidas para otorgar operatividad a aquellos derechosque lo requieran y le está vedado interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> toda oportunidad<strong>en</strong> que el legítimo ejercicio de un derecho humano no interfieracon el de un tercero. También la responsabilidad del Estadose exti<strong>en</strong>de la obligación de adoptar medidas reales y efectivaspara garantizar el goce de los derechos <strong>humanos</strong> por parte de laspersonas sometidas a su jurisdicción, removi<strong>en</strong>do los obstáculosque pudieran pres<strong>en</strong>tarse. 1313Ver <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos,OC-11/90 del 10 de agosto de 1.990, ED, 12-12-90. Similares consideracionespued<strong>en</strong> advertirse <strong>en</strong> los Fallos del citado Tribunal: casos Velázquez


V - 8DERECHOS HUMANOSAparec<strong>en</strong> importantes limitaciones a las potestades estatalesal estarle vedado interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia a acciones de los hombresque no produzcan daños a terceros (reales o pot<strong>en</strong>ciales; actualeso inmin<strong>en</strong>tes), ni interfieran el legítimo ejercicio del derechode otro.Fuera de estas funciones coordinadoras de derechos de los habitantes,se admite que el estado posee facultades para reglam<strong>en</strong>tarderechos de los habitantes <strong>en</strong> función del bi<strong>en</strong> común. “Esposible <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der el bi<strong>en</strong> común...como un concepto refer<strong>en</strong>te a lascondiciones de la vida social que permit<strong>en</strong> a los integrantes de lasociedad alcanzar el mayor grado de desarrollo personal y la mayorvig<strong>en</strong>cia de los valores democráticos. En tal s<strong>en</strong>tido, puedeconsiderarse como un imperativo del bi<strong>en</strong> común la organizaciónde la vida social <strong>en</strong> forma que se fortalezca el funcionami<strong>en</strong>to delas instituciones democráticas y se preserve y promueva la pl<strong>en</strong>arealización de los derechos de la persona humana....No escapa ala Corte, sin embargo, la dificultad de precisar de un modo unívocolos conceptos de “ord<strong>en</strong> público” y “bi<strong>en</strong> común”,...A este respectodebe subrayarse que de ninguna manera podrían invocarse....comomedios para suprimir un derecho garantizado...o para desnaturalizarloo privarlo de cont<strong>en</strong>ido real...Esos conceptos, <strong>en</strong> cuantose invoqu<strong>en</strong> como fundam<strong>en</strong>to de limitaciones a los derechos <strong>humanos</strong>,deb<strong>en</strong> ser objeto de una interpretación estrictam<strong>en</strong>te ceñidaa las “justas exig<strong>en</strong>cias” de “una sociedad democrática” quet<strong>en</strong>ga <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el equilibrio <strong>en</strong>tre los distintos intereses <strong>en</strong> juegoy la necesidad de preservar el objeto y fin de la Conv<strong>en</strong>ción”. 14Esbozadas, sin excesivas pret<strong>en</strong>siones ci<strong>en</strong>tíficas las reglasg<strong>en</strong>erales que regulan la imputación de derechos a cada ser humano<strong>en</strong> una sociedad moderna, hemos de pasar a analizar ahoraalgunas de las cuestiones que pued<strong>en</strong> plantearse al intérprete, ala luz de tales parámetros.Rodríguez del 29-7-88, ED, 1-12-88; Godínez Cruz del 20-1-89, ED, 132:569;y Fair<strong>en</strong> Garbi y Solís Corrales del 15-3-89, ED, 135:668.14Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, OC-5/85 del 13 de noviembrede 1.985, párrafos 66 y 67.


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 92. Importancia de las declaraciones escritas <strong>en</strong> materia dederechos <strong>humanos</strong>Dado lo hasta aquí expresado podría p<strong>en</strong>sarse que resultaabsolutam<strong>en</strong>te innecesario y sobreabundante el consignar losderechos <strong>en</strong> textos escritos, toda vez que, aún cuando ellos noexistieran, el individuo igualm<strong>en</strong>te se <strong>en</strong>contraría protegido por lanorma g<strong>en</strong>eral que estatuye su titularidad pot<strong>en</strong>cial de todos y cadauno de los derechos.Si bi<strong>en</strong> esto último resulta acertado desde la óptica expuesta,no puede negarse la utilidad de contar con catálogos que los describancon la mayor minuciosidad posible, toda vez que la historiademuestra la común resist<strong>en</strong>cia del Estado (especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>esta parte del orbe) a admitir y respetar las potestades de losparticulares, pese —muchas veces— a hallarse plasmadas <strong>en</strong>prolijas declaraciones. Tanto peor resultaría si tuviéramos quehacer valer una regla jurídica g<strong>en</strong>eral como la que explicitáramossupra.La referida conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia debe ser evaluada, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do siemprepres<strong>en</strong>te que “La declaración de los derechos <strong>humanos</strong> que realizaun Estado o una Comunidad Regional o Internacional, es unre-conocimi<strong>en</strong>to de los mismos, no los constituye, porque su constituciónse apoya <strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia humana. Podemos reclamar taldeclaración, porque ti<strong>en</strong>e un sólido fundam<strong>en</strong>to, más allá de lanorma escrita. Se t<strong>en</strong>ga o no ésta, cabe siempre reclamar su respetoy su promoción, sin perjuicio de que aquel reconocimi<strong>en</strong>to leañada certeza y le asegure (ojalá) su más efectivo cumplimi<strong>en</strong>to”.1 Por otra parte, tales instrum<strong>en</strong>tos describ<strong>en</strong> no solo los derechos,sino también las garantías que (conforme su semántica loindica) no son otra cosa que métodos o instrum<strong>en</strong>tos para hacerefectivo el mejor resguardo de aquellos. Así la libertad ambulatoriaaparecerá custodiada por el hábeas corpus y todas las obligacionesimpuestas al estado para la sustanciación de procesos p<strong>en</strong>a-2.1GELSI BIDART, op.cit., p. 9.


V - 10DERECHOS HUMANOSles; los restantes derechos serán protegidos mediante el amparo yel libre acceso a los tribunales para conseguir su reconocimi<strong>en</strong>to,etc.Pero quizás lo más importante resulte que, si bi<strong>en</strong> como se havisto no crean derechos, los docum<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> cuestión permit<strong>en</strong> laformulación de un vallado infranqueable para las potestades delEstado que no podrá avanzar sobre los principios así descriptos. 2Los comp<strong>en</strong>dios de derechos pose<strong>en</strong> una mayor efectividad si,como sucede <strong>en</strong> nuestro ord<strong>en</strong> jurídico, provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de fu<strong>en</strong>tes distintas,externas (regionales o internacionales), toda vez que, ademásde insertarnos <strong>en</strong> el esquema universal de los derechos <strong>humanos</strong>,crean mecanismos de control aj<strong>en</strong>os al propio Estado, ypor <strong>en</strong>de, no manipulables por él. Esto es lo que sucede actualm<strong>en</strong>tecon la Comisión y la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong>,con refer<strong>en</strong>cia al Pacto de San José de Costa Rica; y con el Comitéde <strong>Derechos</strong> Humanos de las Naciones Unidas <strong>en</strong> relación al PactoInternacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos.Demás está decir que, <strong>en</strong> base a la regla g<strong>en</strong>eral fijada <strong>en</strong> unprincipio, la interpretación de los docum<strong>en</strong>tos descriptivos de derechosdebe hacerse con carácter ext<strong>en</strong>sivo, amplio, admiti<strong>en</strong>doel hecho de que puedan surgir otros no incluídos <strong>en</strong> el catálogo, oque los que están puedan poseer un alcance superior al que podríaindicar su formulación.3. Operatividad y programaticidad de las normasDeterminada la necesidad práctica de la exist<strong>en</strong>cia de docum<strong>en</strong>tosque cristalic<strong>en</strong> los derechos <strong>humanos</strong>; la lectura de los mismospone de resalto la coexist<strong>en</strong>cia de dos grandes clases de disposiciones,2.2“compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do que la ignorancia, el olvido o el desprecio de losderechos del hombre son la sola causa de la infelicidad pública y de lacorrupción del Gobierno, han resuelto exponer <strong>en</strong> una declaración solemnelos derechos naturales, inali<strong>en</strong>ables y sagrados del hombre, a fin de queesta declaración, constantem<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>te para todos los miembros delcuerpo social, les recuerde sus derechos y sus deberes”, Declaración de los<strong>Derechos</strong> del Hombre y del Ciudadano, adoptada por la Asamblea G<strong>en</strong>eralde la Revolución Francesa el 27 de agosto de 1.789.


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 11unas que resultan inmediatam<strong>en</strong>te aplicables, auto-ejecutivas(self-executing <strong>en</strong> el derecho americano), pued<strong>en</strong> hacerse valer anteun tribunal sin otro aditam<strong>en</strong>to o norma que precise su cont<strong>en</strong>idoo alcance. Estas, son llamadas operativas y compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a lamayoría de los derechos descriptos <strong>en</strong> las declaraciones que formanparte del ord<strong>en</strong> jurídico arg<strong>en</strong>tino. Así, no resulta necesaria lasanción de ninguna ley para efectivizar el derecho de los habitantesa que no se les imponga la p<strong>en</strong>a de muerte (art. 4.3 C.A.D.H.), nia que se respete su libertad de conci<strong>en</strong>cia y religión (art. 12C.A.D.H.), o de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y expresión (art. 13 C.A.D.H.), etc.Por el contrario, exist<strong>en</strong> otras que <strong>en</strong> realidad fijan directivaspara el dictado de disposiciones normativas que permitan su aplicación;ellas se limitan a fijar un programa a seguir por el legislador,e impon<strong>en</strong> a éste la obligación de dictar las leyes que permitanefectivizar el derecho <strong>en</strong> cuestión. Estas son las llamadasnormas programáticas.D<strong>en</strong>tro de este grupo cabe distinguir distintos supuestos deprogramaticidad, según el grado de precisión de la descripciónhecha por la norma, o los condicionami<strong>en</strong>tos por ella misma establecidospara su vig<strong>en</strong>cia.Hay previsiones que requier<strong>en</strong> para su implem<strong>en</strong>tación de laexist<strong>en</strong>cia de circunstancias de hecho determinadas para poderser desarrolladas y puestas <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia; y mi<strong>en</strong>tras tales condicionesno se d<strong>en</strong> <strong>en</strong> el plano fáctico carec<strong>en</strong> de toda posibilidad deser implem<strong>en</strong>tadas. 1Otras pres<strong>en</strong>tan formulaciones dirigidas no al intérprete, sinoal legislador, imponiéndole el dictado de normas que hagan regirefectivam<strong>en</strong>te el derecho de que se trate, indicándole un determinadocont<strong>en</strong>ido. 2Por último, aparec<strong>en</strong> mandatos claram<strong>en</strong>te dirigidos al órganolegislativo que obligan a éste, no solo a dictar una ley de3.1Es el caso del artículo 26 de la C.A.D.H., que establece el desarrolloprogresivo de los derechos económicos sociales y culturales, “<strong>en</strong> la medidade los recursos disponibles”.3.2Por ejemplo, art. 17.4 y 17.5, C.A.D.H.; art. 20, P.I.D.C.P.


V - 12DERECHOS HUMANOSimplem<strong>en</strong>tación, sino que también le impon<strong>en</strong> fijar su cont<strong>en</strong>idoy alcance. 3Para determinar si una norma es operativa o programática,sin perjuicio de las reglas que luego se expondrán, deberá estarseprincipalm<strong>en</strong>te a su formulación gramatical, a qui<strong>en</strong> se halladirigida, el tipo y tiempo de verbo empleado, etc. Así si se expresaque “la ley debe” o “la ley deberá” reconocer tal o cual derecho, noshallaremos ante una previsión programática; pero no será asícuando se aluda a que las personas “ti<strong>en</strong><strong>en</strong>” derechos sujetos a“las limitaciones prescriptas por la ley “, o “las condiciones queestablezca la ley”, o “según las formas establecidas por la ley”,etc. En este último supuesto, la norma indica, a través del tipo ytiempo de verbo (“ti<strong>en</strong>e”) que el individuo es poseedor de un derechovig<strong>en</strong>te, y que el legislador puede fijar las condiciones de tiempoy modo imprescindibles para asegurar su adecuado ejercicio, sindesnaturalizarlo.Al tiempo de analizar si una norma es operativa o programáticadebe t<strong>en</strong>erse especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que, se presume que lasnormas <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong> son operativas. Estofue admitido desde antaño por la Corte Suprema de Justicia, especialm<strong>en</strong>tea partir del caso Siri, <strong>en</strong> cuanto sostuvo que “lasgarantías individuales (léase <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guaje actual derechos <strong>humanos</strong>)exist<strong>en</strong> y proteg<strong>en</strong> a los individuos por el solo hecho de estarconsagradas por la Constitución e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de las leyesreglam<strong>en</strong>tarias, las cuales sólo son requeridas para establecer“<strong>en</strong> qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanami<strong>en</strong>toy ocupación”, como dice el art. 18 de la Constitución apropósito de una de ellas”, para agregar a r<strong>en</strong>glón seguido, citandoa JOAQUÍN V. GONZÁLEZ que “No son, como puedecreerse...simples fórmulas teóricas: cada uno de los artículos ycláusulas que las conti<strong>en</strong><strong>en</strong> pose<strong>en</strong> fuerza obligatoria para los3.3Por ejemplo, artículo 19, C.A.D.H. y 24.1 del P.I.D.C.P. En la actualidadtales derechos han sido adecuadam<strong>en</strong>te precisados a partir de la ratificaciónpor nuestro país de la Conv<strong>en</strong>ción sobre los <strong>Derechos</strong> del Niño (aprobadapor ley 23.338), que conforme el art. 75 inc. 22 de la C.N. poseejerarquía constitucional.


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 13individuos, para las autoridades y para toda la Nación. Los juecesdeb<strong>en</strong> aplicarla <strong>en</strong> la pl<strong>en</strong>itud de su s<strong>en</strong>tido, sin alterar odebilitar con vagas interpretaciones o ambigüedades la expresasignificación de su texto. Porque son la def<strong>en</strong>sa personal, el patrimonioinalterable que hace de cada hombre, ciudadano o no, unser libre o indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te”. 4 Y ya contemporáneam<strong>en</strong>te ha agregadoque “es consecu<strong>en</strong>cia de esta distinción (<strong>en</strong>tre Tratados y Tratados<strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>) la presunción deoperatividad de las normas cont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> los tratados internacionalessobre <strong>Derechos</strong> Humanos. En otros términos, el Tribunalconsidera que las normas aludidas establec<strong>en</strong> derechos que—se presume— pued<strong>en</strong> ser invocados, ejercidos y amparados sinel complem<strong>en</strong>to de disposición legislativa alguna. Ello se funda<strong>en</strong> el deber de respetar los derechos del hombre, axioma c<strong>en</strong>traldel Derecho Internacional de los <strong>Derechos</strong> Humanos.” 5También la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos has<strong>en</strong>tado idéntico principio, al decir que “el sistema mismo de laConv<strong>en</strong>ción está dirigido a reconocer derechos y libertades a laspersonas y no a facultar a los Estados para hacerlo.” 6Mas, la circunstancia de hallarnos fr<strong>en</strong>te a una normaprogramática no implica que carezca de cualquier efecto, sinoque, por el contrario, pued<strong>en</strong> extraerse varias consecu<strong>en</strong>cias. Laprimera de ellas es que la disposición impide la adopción, por elestado, de normas que se opongan al mandato o plan cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>aquella, puesto que de lo contrario se estaría desconoci<strong>en</strong>do elprograma.En segundo término, si el mandato normativo aparece claro,el intérprete estará obligado a seguirlo al escudriñar el s<strong>en</strong>tido deotras normas.Por último, se ha sost<strong>en</strong>ido que el órgano legislativo quedaemplazado a poner <strong>en</strong> marcha el plan esbozado <strong>en</strong> la norma <strong>en</strong> un3.4Fallos 239:4593.5CSJN, Ekmekdjian, Miguel A. c. Sofovich, Gerardo y otros, LL, 1992-C, 543, del voto de los Dres. PETRACCHI y MOLINÉ O’CONNOR.3.6C.I.D.H., OC-7/86, parrafo 24.


V - 14DERECHOS HUMANOSplazo razonable, 7 lo que ha sido reconocido por la Corte con relaciónexpresa a los tratados <strong>en</strong> materia de <strong>Derechos</strong> Humanos, aldecir que “la violación de un tratado internacional puedeacaecer...por la omisión de establecer disposiciones que haganposible su cumplimi<strong>en</strong>to”. 8No debe aquí perderse de vista que <strong>en</strong> materia de interpretaciónde derechos <strong>humanos</strong>, rige el principio “in dubio pro libertate”o “favor libertate” que posee diversas acepciones dado que, ademásde reforzar la presunción de operatividad de las normas quelos conti<strong>en</strong><strong>en</strong>, propicia la adopción de las soluciones que mejor ymás ampliam<strong>en</strong>te coordin<strong>en</strong> los derechos de los individuos; y porotra parte, indica que, cuando se plantea el crudo dilema de todaslas sociedades modernas <strong>en</strong>tre las potestades estatales y facultadesde los individuos; <strong>en</strong>tre seguridad y libertad, debe adoptarseuna solución que <strong>en</strong> ningún caso conculque los intereses de lapersona humana.En síntesis, siempre ante cualquier incertidumbre que se plantee<strong>en</strong> el proceso interpretativo, habrá de escogerse la soluciónque resulte más próxima al pl<strong>en</strong>o ejercicio de los derechos delhombre.4. Los sujetos de los derechos <strong>humanos</strong>El derecho presupone la exist<strong>en</strong>cia de una vida <strong>en</strong> sociedad, de conviv<strong>en</strong>cia,puesto que aquél sólo resulta necesario como regulador,cuando <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> juego más de una persona. Esto trae aparejada, <strong>en</strong>el tema que nos ocupa, la necesidad de determinar quién puede sertitular de derechos <strong>humanos</strong> y fr<strong>en</strong>te a quién los hace valer, o quiénintervi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> una relación de derechos <strong>humanos</strong>.3.7Ver BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Tratado elem<strong>en</strong>tal de Derecho ConstitucionalArg<strong>en</strong>tino, t. I, p. 88, qui<strong>en</strong> lo llama inconstitucionalidad “por omisión”.3.8C.S.J.N., Ekmekdjian c/ Sofovich, fallo citado; BIDART CAMPOS, GERMÁNJ., El “ad<strong>en</strong>tro” y el “afuera” del derecho de réplica, ED del 25-8-92, especialm<strong>en</strong>tecap. III, párr. 9; ver de este autor y HERRENDORF, DANIEL E., Principiosde <strong>Derechos</strong> Humanos y Garantías, p. 147.


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 15No puede caber ninguna duda que tal como su nom<strong>en</strong>claturalo indica el hombre es es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te el titular de la clase de potestadesque nos ocupa.Igualm<strong>en</strong>te claro resulta que el Estado como tal no es titularde ninguno de los derechos cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> los catálogos que conformannuestro ord<strong>en</strong> jurídico. Ello así, puesto que es un <strong>en</strong>te quecarece de caracteres <strong>humanos</strong>, y si bi<strong>en</strong> puede suceder que, <strong>en</strong>algunos casos, goce de derechos propios de las personas, tal extremono lo convierte <strong>en</strong> una.Más aún, la jurisprud<strong>en</strong>cia de la Corte Interamericana quehemos v<strong>en</strong>ido citando y los propios tratados internacionales muestrana las claras que el Estado no es el recipi<strong>en</strong>dario de los derechos,sino que, por el contrario es el que debe operar como impulsory garante de ellos.Resulta dudoso si debe reconocerse la titularidad de derechos<strong>humanos</strong> a las sociedades o asociaciones, civiles, comerciales,gremiales o políticas. Hay qui<strong>en</strong> ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido que al estar integradaspor personas, los <strong>en</strong>tes colectivos, <strong>en</strong> la medida que le esadmitida la titularidad de ciertos derechos análogos a los de aquellas,podrán ser reconocidos como derechos <strong>humanos</strong>. 1 Sin dejarde reconocer que tal doctrina aparece inspirada <strong>en</strong> la int<strong>en</strong>ción dedar la mayor cobertura posible al ser humano <strong>en</strong> sus múltiplesactividades d<strong>en</strong>tro de la sociedad; y también de admitir que es underecho del hombre el de asociarse librem<strong>en</strong>te con fines lícitos, 2pero tampoco puede ignorarse que la lectura de los instrum<strong>en</strong>tosexist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong> parec<strong>en</strong> indicar conclaridad que los catálogos están referidos a hombres, e incluso <strong>en</strong>el más importante de ellos se id<strong>en</strong>tifica claram<strong>en</strong>te al sujeto activodici<strong>en</strong>do “Para los efectos de esta Conv<strong>en</strong>ción, persona es todoser humano”. 34.1Así BIDART CAMPOS y HERRENDORF, op. cit., p. 105.4.2Arts. 14, 14 bis y 38 de la C.N.; XXII de la D.A.D.H.; 20 y 23.4 de laD.U.D.H.; 16 de la C.A.D.H.; 8. a, b y c del P.I.D.E.S.C.; 22 del P.I.D.C.P.,<strong>en</strong>tre otros.4.3Art. 1.2 de la C.A.D.H.


V - 16DERECHOS HUMANOSEl problema de la determinación del titular de los derechos<strong>humanos</strong> resulta fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> el proceso interpretativo, puestoque de la respuesta que se de al interrogante, dep<strong>en</strong>derá si unapersona jurídica está autorizada a exigir una obligación determinadapor parte de algui<strong>en</strong>, con base <strong>en</strong> los instrum<strong>en</strong>tos internacionalesque los describ<strong>en</strong>.Así como <strong>en</strong> principio, sólo el hombre puede ser titular de derechos<strong>humanos</strong>, igualm<strong>en</strong>te pareciera que sujeto pasivo de la relación(o sea fr<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong> pued<strong>en</strong> hacerse valer) sería cualquiera,el Estado u otra persona física o jurídica.No puede existir duda <strong>en</strong> cuanto a que determinados derechosy garantías ti<strong>en</strong><strong>en</strong> como único obligado posible al estado. Así, asolo título ejemplificativo pued<strong>en</strong> m<strong>en</strong>cionarse la prohibición dereimplantar la p<strong>en</strong>a de muerte, 4 las garantías judiciales, 5 el principiode legalidad y de retroactividad de la ley p<strong>en</strong>al más b<strong>en</strong>igna,6 etc..En otros supuestos el sujeto pasivo puede ser un individuo ouna sociedad, como podría acaecer si la vida o la integridad corporales afectada por el accionar de personas o grupos de ellas novinculadas al Estado. Pero <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>, siempreéste resultará obligado <strong>en</strong> forma directa, indirecta o ev<strong>en</strong>tual,desde que “El deber de los Estados de garantizar el libreejercicio de los derechos reconocidos por la Conv<strong>en</strong>ción implica laobligación de tomar todas las medidas necesarias para removerlos obstáculos que puedan impedir el disfrute de tales derechos”. 7Esta obligación que convierte al estado <strong>en</strong> sujeto pasivo de todarelación de derechos <strong>humanos</strong> está puesta <strong>en</strong> cabeza del órganojudicial y ha sido admitida por la Corte Suprema de Justicia de laNación. 84.4Art. 4.3 de la C.A.D.H.4.5Art. 8 de la C.A.D.H.4.6Art. 9 de la C.A.D.H.4.7C.I.D.H. OC-11/904.8CSJN, Ekmekdjian c/ Sofovich cit., consid. 16 y 20; lo que aparecereiterado reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el fallo Giroldi, Horacio D. y otro del 7-4-95,


INTERPRETACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS V - 175. Quiénes deb<strong>en</strong> interpretarEs por demás evid<strong>en</strong>te que la interpretación de textos normativosno se halla necesariam<strong>en</strong>te vedado a persona alguna, y de hecho,tal operación intelectual es llevada normalm<strong>en</strong>te a cabo diariam<strong>en</strong>tepor el habitante, el abogado, el jurista, el estudiante, etc.Sin embargo, resulta imprescindible para comprobar la vig<strong>en</strong>ciareal de un sistema de derechos <strong>humanos</strong> el conocer la jurisprud<strong>en</strong>ciade los tribunales puesto que, sus decisiones reflejaránel grado de adaptación de una sociedad a los parámetros de aquél<strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to dado de su historia.Nuestra Corte Suprema de Justicia, con específica refer<strong>en</strong>ciaal Pacto de San José de Costa Rica, ha admitido que la interpretacióndel mismo debe “guiarse por la jurisprid<strong>en</strong>cia de la CorteInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos”. 1 Ello vi<strong>en</strong>e a reafirmarel carácter supraconstitucional del sistema implem<strong>en</strong>tado a partirdel instrum<strong>en</strong>to antes m<strong>en</strong>cionado.En consecu<strong>en</strong>cia, más allá del andamiaje teórico, para la exist<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> la realidad cotidiana de un sistema que resguarde ydesarrolle la personalidad del hombre a partir del amplio respetode sus derechos fundam<strong>en</strong>tales es m<strong>en</strong>ester contar con un PoderJudicial fuerte e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te que adopte una firme postura <strong>en</strong>def<strong>en</strong>sa de tales principios.Sólo de esta manera se ha de lograr el objetivo expresado <strong>en</strong> elPreámbulo de la Conv<strong>en</strong>ción Americana “de consolidar <strong>en</strong> estecontin<strong>en</strong>te, d<strong>en</strong>tro del cuadro de las instituciones democráticas,un régim<strong>en</strong> de libertad personal y de justicia social, fundado <strong>en</strong> elrespeto de los derechos es<strong>en</strong>ciales del hombre”.Suplem<strong>en</strong>to de Jurisprud<strong>en</strong>cia P<strong>en</strong>al de L.L. del 20-9-95 pp. 3/8, especialm<strong>en</strong>teconsid. 12.5.1CSJN, casos Ekmekdjian c/ Sofovich, especialm<strong>en</strong>te consid. 21 yGiroldi, puntualm<strong>en</strong>te consid. 11, ambos citados <strong>en</strong> notas anteriores.


Capítulo VIRESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSGERMÁN GONZÁLEZ CAMPAÑA1. IntroducciónLos derechos <strong>humanos</strong> garantizados <strong>en</strong> los tratados internacionales,al igual que los derechos constitucionales reconocidos <strong>en</strong>los ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos locales, no son absolutos, pudi<strong>en</strong>do ser limitados<strong>en</strong> aras de armonizar su ejercicio con los derechos de los demásy con el interés g<strong>en</strong>eral de la comunidad.En el ord<strong>en</strong> jurídico arg<strong>en</strong>tino, el art. 14 de la Constituciónnacional <strong>en</strong>uncia un catálogo abierto de derechos –completadocon los derechos implícitos a los que alude el art. 33–, los que sereconoc<strong>en</strong> conforme las leyes que reglam<strong>en</strong>tan su ejercicio. Ahorabi<strong>en</strong>, no cualquier reglam<strong>en</strong>tación es constitucionalm<strong>en</strong>te aceptable,sino sólo la que importa una razonable limitación que nodestruye su sustancia. La pauta es<strong>en</strong>cial para determinar el gradode regulación legal está dada por el art. 28, que dispone que lasleyes reglam<strong>en</strong>tarias deb<strong>en</strong> cuidar de no alterar los principios,derechos y garantías reconocidos <strong>en</strong> la Constitución. A su vez, elart. 99 inc. 2°, al <strong>en</strong>umerar las atribuciones del Ejecutivo, loautoriza a expedir los reglam<strong>en</strong>tos que sean necesarios para laejecución de las leyes, cuidando de no alterar su espíritu con excepcionesreglam<strong>en</strong>tarias.Del juego armónico de dichas normas, se puede concluir que,para ser razonables, las leyes que restring<strong>en</strong> derechos constitu-


VI - 2DERECHOS HUMANOScionales deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er un cont<strong>en</strong>ido de justicia (LINARES). 1 Lo opuestoes la arbitrariedad. De ello se colige que todo acto estatal arbitrarioes irrazonable y todo acto irrazonable es inconstitucional (BIDARTCAMPOS). 2 El quid de la cuestión pasa, <strong>en</strong>tonces, por el grado deafectación del derecho: si se degrada (altera) su sustancia, dejade ser una restricción (razonable) para ser una supresión (inconstitucional).3Lo mismo acontece <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> supranacional. Los tratadosinternacionales reconoc<strong>en</strong> a los Estados la facultad de reglam<strong>en</strong>tar–bajo determinadas pautas– los derechos y garantías por ellosreconocidos, a la vez que los autorizan a susp<strong>en</strong>der, <strong>en</strong> ciertassituaciones excepcionales, algunos derechos por un tiempo limitadoy por los motivos taxativam<strong>en</strong>te especificados.Se trata, por consigui<strong>en</strong>te, de dos institutos bi<strong>en</strong> distintos,aunque a veces se los confunda. Uno, se refiere a las restriccioneshabituales que sufr<strong>en</strong> los derechos y garantías por las leyes quelos reglam<strong>en</strong>tan. Así por ejemplo, una norma que limita la exhibiciónde películas a mayores de dieciocho años, con clara finalidadtuitiva de la minoridad. Lo otro, <strong>en</strong> cambio, se vincula con latotal susp<strong>en</strong>sión de un derecho por un tiempo determinado <strong>en</strong>razón de una situación de emerg<strong>en</strong>cia. Su equival<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>interno, es el estado de sitio previsto <strong>en</strong> el art. 23 de la Constituciónnacional.La restricción alude a las limitaciones normales que puedeimponer la autoridad pública a los derechos de los particulares,1LINARES, JUAN FRANCISCO, Razonabilidad de las leyes. El ‘debido proceso’como garantía innominada <strong>en</strong> la Constitución arg<strong>en</strong>tina, Bu<strong>en</strong>os Aires,Astrea, 2ª ed., 1989, p. 108.2BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Tratado Elem<strong>en</strong>tal de Derecho Constitucional,Bu<strong>en</strong>os Aires, Ediar, Nueva edición ampliada y actualizada a 1999-2000, t. I-A, p. 806.3La distinción <strong>en</strong>tre restricción y privación de un derecho ha sido elaboradapor la Corte Suprema a partir de los preced<strong>en</strong>tes “Iachemet”, Fallos316:779 (1993) y “Escobar”, Fallos, 318:1593 (1995). Ampliar <strong>en</strong> ROSALESCUELLO, RAMIRO: “La frustración y susp<strong>en</strong>sión de los derechos, ¿una distinciónartificial? (Algunas derivaciones del caso Iachemet c. Estado Nacional)”,ED, 155-627. Hemos tratado la cuestión <strong>en</strong> GONZÁLEZ CAMPAÑA, GERMÁN:“Límites constitucionales de la consolidación de deudas,” LL, 2004-B, 628.


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 3<strong>en</strong> razón del interés público o del bi<strong>en</strong> común, <strong>en</strong> tanto no hayderechos absolutos, sino que deb<strong>en</strong> ser ejercidos d<strong>en</strong>tro de losmárg<strong>en</strong>es establecidos por la ley para lograr la conviv<strong>en</strong>cia pacíficade toda la comunidad.Por el contrario, la susp<strong>en</strong>sión refiere a la falta de vig<strong>en</strong>cia deciertos derechos por un tiempo determinado motivada <strong>en</strong> circunstanciasextraordinarias, como pued<strong>en</strong> ser las catástrofes naturales,las conflagraciones bélicas u otras graves crisis. Se trata deun supuesto que debe ser tratado con sumo cuidado, pues su aplicacióndesmedida puede reducir a letra muerta a los derechos ygarantías consagrados <strong>en</strong> los pactos internacionales. De ello noshemos de ocupar <strong>en</strong> el próximo Capítulo.2. Restricciones a los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong>los instrum<strong>en</strong>tos internacionalesTodas las declaraciones y conv<strong>en</strong>ciones internacionales de derechos<strong>humanos</strong> permit<strong>en</strong> a los Estados establecer límites al ejercicio delos derechos por ellas consagrados. Ello no quiere decir que se tolerecualquier restricción indiscriminada, sino sólo las que respondana las razones específicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>umeradas, que no persigan fines<strong>en</strong>cubiertos que conllev<strong>en</strong> el desconocimi<strong>en</strong>to mismo de los derechos.Cuando sucede esto último, nos <strong>en</strong>contramos fr<strong>en</strong>te a un supuestode abuso o desviación de poder.Haci<strong>en</strong>do un repaso de los instrum<strong>en</strong>tos internacionales, podemosobservar que:2.1. En el ámbito universalLa Declaración Universal de <strong>Derechos</strong> Humanos dispone que <strong>en</strong>el ejercicio de los derechos y <strong>en</strong> el disfrute de las libertades, todapersona estará solam<strong>en</strong>te sujeta a las limitaciones establecidaspor la ley con el único fin de asegurar el reconocimi<strong>en</strong>to y respetode los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justasexig<strong>en</strong>cias de la moral, del ord<strong>en</strong> público y del bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral<strong>en</strong> una sociedad democrática (art. 29.2); y que estos derechosy libertades no podrán <strong>en</strong> ningún caso ser ejercidos <strong>en</strong> oposición a


VI - 4DERECHOS HUMANOSlos propósitos y principios de las Naciones Unidas (art. 29.3).Pero, sabi<strong>en</strong>do que la invocación del ord<strong>en</strong> público o del bi<strong>en</strong>estarg<strong>en</strong>eral puede llevar a abusos por parte de los gobernantes, previ<strong>en</strong>e,como pauta fundam<strong>en</strong>tal para la validez de los límitesimpuestos por los Estados, que ninguna disposición de la Declaraciónpuede interpretarse <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que autorice a los Estadosa realizar actos t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a la supresión de cualquiera de losderechos proclamados (art. 30).De la misma forma, el Pacto Internacional de los <strong>Derechos</strong>Civiles y Políticos prevé la posibilidad de constreñir el goce deciertos derechos <strong>humanos</strong>, por razones justificadas. Así, autorizala restricción del derecho de circular librem<strong>en</strong>te por el territoriodel Estado <strong>en</strong> que la persona se halle y del derecho de escogerlibrem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> él su resid<strong>en</strong>cia, siempre que: a) se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre prevista<strong>en</strong> la ley; b) sea necesaria para proteger la seguridad nacional,el ord<strong>en</strong> público, la salud o la moral públicas o los derechos ylibertades de terceros y; c) sea compatible con los demás derechosreconocidos <strong>en</strong> el Pacto (art. 12.3). Las mismas limitaciones sonaceptadas respecto de la libertad de manifestar la religión o cre<strong>en</strong>ciaspropias (art. 18.3); de la libertad de expresión –con el agregadodel respeto de los derechos y reputación de los demás– (art.19.3); del derecho de reunión pacífica (art. 21); y del derecho aasociarse librem<strong>en</strong>te con otras personas y de formar sindicatos yafiliarse a ellos (art. 22.2).El Pacto de 1966 legisla, además, algunas situaciones <strong>en</strong> particular.Respecto del derecho de todo extranjero de exponer antela autoridad compet<strong>en</strong>te las razones que lo asistan <strong>en</strong> contra deser expulsado del país <strong>en</strong> que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra, sólo admite comoexcepción el caso que razones imperiosas de seguridad nacionalse opongan a ello (art. 13). Además, autoriza a que la pr<strong>en</strong>sa y elpúblico puedan ser excluidos de los juicios –que, <strong>en</strong> principio,deb<strong>en</strong> ser públicos– por consideraciones de moral, ord<strong>en</strong> público oseguridad nacional <strong>en</strong> una sociedad democrática, o cuando lo exijael interés de la vida privada de las partes o, <strong>en</strong> la medida estrictam<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ecesaria <strong>en</strong> opinión del tribunal, cuando por circunstanciasespeciales del asunto la publicidad pudiera perjudi-


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 5car a los intereses de la justicia (art. 14). Ese mismo artículodispone que, de la misma forma, se puede exceptuar del principiode publicidad de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias, los casos <strong>en</strong> que el interés dem<strong>en</strong>ores de edad así lo exija, o <strong>en</strong> las actuaciones refer<strong>en</strong>tes apleitos matrimoniales o a la tutela de m<strong>en</strong>ores.En cambio, el Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Económicos,Sociales y Culturales no contempla restricciones a los derechosconsagrados <strong>en</strong> el mismo, posiblem<strong>en</strong>te, porque sólo –o, mejordicho, prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te– establece obligaciones positivas (de hacer)<strong>en</strong> cabeza de los Estados y no obligaciones de abst<strong>en</strong>ción o noinjer<strong>en</strong>cia (de no hacer), como sucede con los derechos civiles ypolíticos. 4 No obstante, contempla limitaciones al derecho de fundarsindicatos y afiliarse al de su elección –que también figura <strong>en</strong>el otro Pacto– y al derecho de los sindicatos a funcionar sin obstáculos,siempre que las restricciones estén prescriba la ley y quesean necesarias <strong>en</strong> una sociedad democrática <strong>en</strong> interés de laseguridad nacional o del ord<strong>en</strong> público, para la protección de losderechos y libertades aj<strong>en</strong>os (art. 8.1). Al igual que el Pacto de los<strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, también autoriza a restringir el derechode formar sindicatos a los miembros de las fuerzas armadas,de la policía o de la administración del Estado (art. 8.2).Una fuerte –y justificada– restricción al derecho a la libre expresióny difusión de las ideas se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ciónpara la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial,que prohíbe toda propaganda y todas las organizaciones quese inspir<strong>en</strong> <strong>en</strong> la superioridad de una raza de un grupo de personasde un color u orig<strong>en</strong> étnico o que pret<strong>en</strong>dan justificar o promoverel odio racial o la discriminación (art. 4).4En contra: ABRAMOVICH, VÍCTOR y COURTIS, CHRISTIAN, “Hacia la exigibilidadde los derechos económicos, sociales y culturales,” <strong>en</strong> ABREGU, MARTÍN yCOURTIS, CHRISTIAN (comp.), La aplicación de los tratados sobre derechos<strong>humanos</strong> por los tribunales locales, Bu<strong>en</strong>os Aires, Editores del Puerto-CELS, 1997, p. 283, y ABRAMOVICH, VÍCTOR: “La justiciabilidad de los derechoseconómicos, sociales y culturales,” <strong>en</strong> AA.VV., Pres<strong>en</strong>te y futuro de losderechos <strong>humanos</strong>. Ensayos <strong>en</strong> honor de Fernando Volio Jiménez, SanJosé, Instituto Interamericano de <strong>Derechos</strong> Humanos, 1998, p. 137.


VI - 6DERECHOS HUMANOSAlgo similar ocurre con la Conv<strong>en</strong>ción sobre los <strong>Derechos</strong> delNiño, que obliga a los Estado a adoptar las medidas necesariaspara impedir la explotación de niños <strong>en</strong> espectáculos o materialespornográficos (art. 34.c), lo que importa un –razonable– cerc<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tode la libertad de expresión. Este Pacto también autorizala restricción del derecho del niño de salir del país (art. 10.2), a lalibre expresión (art. 13.2), a la libertad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, de conci<strong>en</strong>ciay de religión (art. 14.3) y del derecho de asociación y a lalibertad de celebrar reuniones pacíficas (art. 15.2), siempre que:a) sea únicam<strong>en</strong>te la que prescribe la ley; b) sea necesaria paraproteger la seguridad nacional, el ord<strong>en</strong> público, la salud o lamoral públicas o los derechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales de otraspersonas y; c) que esté <strong>en</strong> consonancia con los demás derechosreconocidos por la Conv<strong>en</strong>ción.2.2. Ámbito regionalLa Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos conti<strong>en</strong><strong>en</strong>umerosas disposiciones relativas a las limitaciones aplicables alos derechos contemplados <strong>en</strong> la misma. Así, autoriza a los Estadosreglam<strong>en</strong>tar la libertad de manifestar la religión o cre<strong>en</strong>ciaspropias (art. 12.3), pero no así la de conservar o cambiar la religióno cre<strong>en</strong>cias que la persona t<strong>en</strong>ga, que no puede ser objeto demedida restrictiva alguna (art. 12.2). Es decir, que la libertadreligiosa puede ser cerc<strong>en</strong>ada <strong>en</strong> el ámbito externo –<strong>en</strong> cuantoexposición pública de las cre<strong>en</strong>cias o ritos– pero no <strong>en</strong> el fuerointerno, <strong>en</strong> lo que hace a las convicciones íntimas de cada uno.El Pacto de Costa Rica cu<strong>en</strong>ta con una porm<strong>en</strong>orizada regulaciónde las restricciones permitidas a la libertad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>toy de expresión, prohibi<strong>en</strong>do toda c<strong>en</strong>sura previa y admiti<strong>en</strong>do sólola sujeción a las responsabilidades ulteriores (art. 13.2). Comoexcepción, la autoriza <strong>en</strong> los espectáculos públicos con el exclusivoobjeto de regular el acceso a ellos para la protección de la moralde la infancia y la adolesc<strong>en</strong>cia (art. 13.4). También prohíbe alos Estado coartar el derecho de expresión por vías o medios indirectos,tales como el abuso de controles oficiales o particulares de


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 7papel para periódicos, de frecu<strong>en</strong>cias radioeléctricas o aparatosusados <strong>en</strong> la difusión de la información o cualquier otros medios<strong>en</strong>caminados a impedir la comunicación y la circulación de ideasy opiniones (art. 13.3). Por último, prohíbe toda propaganda afavor de la guerra o apología del odio racial, nacional o religiosoque constituyan incitaciones a la viol<strong>en</strong>cia o cualquier otra acciónilegal similar (art. 13.5).La CADH también autoriza las limitaciones al derecho de asociarse,siempre que estén previstas <strong>en</strong> la ley, sean necesarias <strong>en</strong>una sociedad democrática, <strong>en</strong> interés de la seguridad nacional odel ord<strong>en</strong> público, o para proteger la salud o la moral públicas olos derechos o libertades de los demás (art.16.2), pudi<strong>en</strong>do inclusollegar a la privación de ese derecho a los miembros de las fuerzasarmadas y de la policía (art. 16.3).Una importante limitación al ejercicio del derecho de propiedadsurge del art. 21.1, que autoriza subordinar su uso y goce alinterés social. Respecto del derecho de circulación y resid<strong>en</strong>cia, yde salir librem<strong>en</strong>te de cualquier país, permite que sea restringidopor la ley, <strong>en</strong> la medida indisp<strong>en</strong>sable <strong>en</strong> una sociedad democrática,para prev<strong>en</strong>ir infracciones p<strong>en</strong>ales o para proteger la seguridado el ord<strong>en</strong> públicos, la moral o la salud públicas o los derechosy libertades de los demás (art. 22.3), pudi<strong>en</strong>do también restringirel derecho de circulación, <strong>en</strong> zonas determinadas, por razones deinterés público (art. 22.4).Por último, los derechos políticos –de participar <strong>en</strong> la direcciónde los asuntos públicos, votar y ser elegido, y acceder a las funcionespúblicas– pued<strong>en</strong> ser reglam<strong>en</strong>tados por las leyes exclusivam<strong>en</strong>tepor razones de edad, nacionalidad, resid<strong>en</strong>cia, idioma, instrucción,capacidad civil o m<strong>en</strong>tal, o cond<strong>en</strong>a, por juez compet<strong>en</strong>te,<strong>en</strong> proceso p<strong>en</strong>al (art. 23.2).Además de la casuística particular, la CADH cu<strong>en</strong>ta con unanorma g<strong>en</strong>eral –aplicable a todos los casos, t<strong>en</strong>gan o no regulaciónespecífica– que establece que las restricciones permitidas algoce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos no pued<strong>en</strong>ser aplicadas sino: a) conforme a las leyes que se dictar<strong>en</strong>; b) porrazones de interés g<strong>en</strong>eral y; c) con el propósito para el cual han


VI - 8DERECHOS HUMANOSsido establecidos (art. 30). Asimismo, al <strong>en</strong>unciar los deberes es<strong>en</strong>cialesde las personas, señala que los derechos sólo están limitadospor los derechos de los demás, por la seguridad de todos y porlas justas exig<strong>en</strong>cias del bi<strong>en</strong> común, <strong>en</strong> una sociedad democrática(art. 32.2).3. Alcance de las restricciones autorizadasComo pauta fundam<strong>en</strong>tal para determinar el alcance de las restriccionespermitidas se debe acudir al principio de la bu<strong>en</strong>a fe,según el cual, la interpretación debe hacerse conforme al s<strong>en</strong>tidocorri<strong>en</strong>te que ha de atribuirse a los términos empleados por eltratado <strong>en</strong> su contexto y t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta su objeto y fin (art.31 de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>a).Ahora bi<strong>en</strong>, el objeto y fin de los tratados internacionales dederechos <strong>humanos</strong>, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y de la Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos, <strong>en</strong> particular, no es un intercambiorecíproco de derechos para b<strong>en</strong>eficio mutuo de los Estados contratantes–como podría ser un acuerdo comercial–, sino la protecciónde los derechos fundam<strong>en</strong>tales de los seres <strong>humanos</strong>, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tede su nacionalidad, tanto fr<strong>en</strong>te a su propio Estadocomo fr<strong>en</strong>te a los otros Estados contratantes. 5 Por ello, todalimitación a los derechos, por más que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre impuesta deacuerdo a la legislación interna de lo Estados, debe ser analizadaa la luz de la naturaleza tuitiva del Pacto. En definitiva, la protecciónefectiva de los derechos <strong>humanos</strong> constituye el objeto yfin de la Conv<strong>en</strong>ción Americana, por lo que al interpretarla sedebe hacerlo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que el régim<strong>en</strong> de protección dederechos <strong>humanos</strong> t<strong>en</strong>ga todos sus efectos propios (effect utile). 6La Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos tuvo oportunidadde analizar el alcance de las restricciones autorizadas –o lo5Corte IDH, El efecto de las reservas sobre la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia de laConv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos (arts. 74 y 75), OpiniónConsultiva OC-2/82, del 24 de septiembre de 1982, Serie A: Nro. 2, párr. 29.6Corte IDH, El derecho a la información sobre la asist<strong>en</strong>cia consular <strong>en</strong>el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva OC-16/99, Serie A: Nro. 16, del 1° de octubre de 1999, párr. 58.


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 9que nosotros podríamos llamar, gráficam<strong>en</strong>te, los límites a laslimitaciones– <strong>en</strong> una opinión consultiva solicitada por Uruguaysobre la expresión “leyes” <strong>en</strong> el citado art. 30 de la CADH. 7De acuerdo a la interpretación sust<strong>en</strong>tada por el Tribunal Interamericano,una restricción será legítima cuando respete lassigui<strong>en</strong>tes exig<strong>en</strong>cias: a) que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre expresam<strong>en</strong>te autorizadapor la Conv<strong>en</strong>ción y <strong>en</strong> las condiciones particulares <strong>en</strong> quela misma ha sido permitida; b) que estén dispuestas por las leyesy se apliqu<strong>en</strong> de conformidad a ellas; c) que los fines para loscuales se establece sean legítimos, es decir, que obedezcan a razonesde interés g<strong>en</strong>eral y no se apart<strong>en</strong> del propósito para el cualhan sido establecidas y; d) sean impuestas <strong>en</strong> la medida necesaria<strong>en</strong> una sociedad democrática.3.1. Que las restricciones se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> expresam<strong>en</strong>te autorizadaspor la Conv<strong>en</strong>ciónLas restricciones deb<strong>en</strong> estar expresam<strong>en</strong>te autorizadas por laConv<strong>en</strong>ción Americana. Esto plantea dos clases de problemas: <strong>en</strong>primer lugar, determinar si exist<strong>en</strong> limitaciones implícitas o inher<strong>en</strong>tesa los derechos <strong>humanos</strong>; y, <strong>en</strong> segundo término, precisarsi los condicionami<strong>en</strong>tos g<strong>en</strong>erales del art. 30 de la CADHresultan aplicables a las limitaciones expresam<strong>en</strong>te admitidaspara cada derecho <strong>en</strong> particular.Respecto de lo primero, se debe ser sumam<strong>en</strong>te cuidadoso, yaque admitir otras restricciones a las expresam<strong>en</strong>te contempladas<strong>en</strong> el Pacto puede terminar por desvirtuar el significado mismode los derechos consagrados <strong>en</strong> él. Si los Estados se <strong>en</strong>contraranfacultados para reglam<strong>en</strong>tar a su antojo los derechos y libertadesreconocidos la Conv<strong>en</strong>ción, fácilm<strong>en</strong>te podrían desnaturalizarloso vaciarlos de cont<strong>en</strong>ido con excepciones reglam<strong>en</strong>tarias. Comoha dicho la Corte Interamericana, “el sistema mismo de la Con-7Corte IDH, La expresión «leyes» <strong>en</strong> el art. 30 de la Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos, Opinión Consultiva OC-6/86, Serie A: Nro.6, del 9 de mayo de 1986.


VI - 10DERECHOS HUMANOSv<strong>en</strong>ción está dirigido a reconocer derechos y libertades a las personasy no facultar a los Estados para hacerlo.” 8La duda se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> saber si exist<strong>en</strong> restricciones inher<strong>en</strong>tesa ciertos derechos <strong>humanos</strong>, más allá de que estén contempladaso no <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción. Si bi<strong>en</strong> la Corte Interamericana nose ha expedido al respecto, si lo ha hecho el Tribunal Europeo,qui<strong>en</strong> dijo explícitam<strong>en</strong>te que la formulación restrictiva del art.8(2) de la Conv<strong>en</strong>ción Europea de <strong>Derechos</strong> Humanos “no dejaespacio al concepto de limitaciones implícitas.” 9Un asunto que ha despertado fuertes disputas es el relativo alas condiciones que impon<strong>en</strong> las leyes de los Estados para elegir oser elegido para ocupar cargos públicos, que parec<strong>en</strong> no armonizarcon el art. 23 de la CADH, <strong>en</strong> cuanto <strong>en</strong>umera las razones porlas cuales exclusivam<strong>en</strong>te se puede reglam<strong>en</strong>tar los derechos electorales.La Comisión Interamericana tuvo oportunidad de analizar estacuestión ante una d<strong>en</strong>uncia planteada por el ex-dictador de Guatemala,Efraín Ríos Montt (1993), qui<strong>en</strong> había conducido el gobiernode facto <strong>en</strong> ese país <strong>en</strong>tre 1982 y 1983, y había sido amnistiadopor un decreto de 1985. El conflicto se suscitó con la reformaintroducida a la Constitución <strong>en</strong> 1986, que impedía ser presid<strong>en</strong>tea qui<strong>en</strong>es hayan alterado el ord<strong>en</strong> constitucional o asumidola jefatura de Estado como consecu<strong>en</strong>cia de ello. Ríos Montt pret<strong>en</strong>diópostularse a presid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1990, si<strong>en</strong>do negada la inscripciónde su candidatura por el Tribunal Supremo Electoral. Llevadoel caso ante la Comisión Interamericana, ésta rechazó la petición,al afirmar que la restricción de los derechos políticos a qui<strong>en</strong>eshayan irrumpido el ord<strong>en</strong> constitucional constituía una delas “justas exig<strong>en</strong>cias del bi<strong>en</strong> común <strong>en</strong> una sociedad democráti-8Corte IDH, El efecto de las reservas sobre la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia de laConv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos (arts. 74 y 75), OpiniónConsultiva OC-2/82, del 24 de septiembre de 1982, Serie A: Nro. 2, párr. 33.9CEDH, Golder vs. Reino Unidos, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 21 de febrero de 1975,Serie A: No. 18, párr. 44. Ampliar <strong>en</strong> OVEY, Clare y WHITE, Robin C. A.,European Conv<strong>en</strong>tion on Human Rights, Oxford, Oxford University Press,Third Edition, 2002, p. 201.


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 11ca” (art. 32.2, CADH). Respecto del carácter <strong>en</strong>umerativo del art.23, la CIDH recordó que varios regím<strong>en</strong>es constitucionales establec<strong>en</strong>como condición de inelegibilidad el haber ejercido el PoderEjecutivo por elección, sea por períodos consecutivos o no, así comootras limitaciones que buscan evitar el nepotismo, el conflicto deintereses (contratistas del Estado, etc.), condición de miembro deórd<strong>en</strong>es religiosas, de otros poderes o servicios del Estado (magistradosjudiciales y militares activos), etc. 10No hizo lo mismo nuestra Corte Suprema <strong>en</strong> Alianza Fr<strong>en</strong>tepara la Unidad (2001). 11 El Tribunal arg<strong>en</strong>tino, pecando de unainterpretación excesivam<strong>en</strong>te literal del artículo 23.2 del Pactode Costa Rica, declaró la inconstitucionalidad del Código Electoralde Corri<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong> cuanto dispone que no pued<strong>en</strong> ser electoresqui<strong>en</strong>es se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran det<strong>en</strong>idos por ord<strong>en</strong> de juez compet<strong>en</strong>te,mi<strong>en</strong>tras no recuper<strong>en</strong> su libertad, al juzgar que no se <strong>en</strong>contrabaprevista dicha causal <strong>en</strong> el art. 23, por lo que correspondíaat<strong>en</strong>erse a “las pautas herm<strong>en</strong>éuticas específicas que conti<strong>en</strong>e laConv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong> cuanto disponeque no podrá admitirse restricción o m<strong>en</strong>oscabo de ningúnderecho reconocido <strong>en</strong> el pacto o limitarlos <strong>en</strong> mayor medida quela prevista <strong>en</strong> él, [por lo que] la condición de inoc<strong>en</strong>tes de laspersonas que, aunque det<strong>en</strong>idas, no han sido cond<strong>en</strong>adas <strong>en</strong> unproceso p<strong>en</strong>al, determina que no se pueda afectar su derecho aser elegidas <strong>en</strong> los comicios.” 12La rígida interpretación sust<strong>en</strong>tada por la Corte arg<strong>en</strong>tina <strong>en</strong>el caso Romero Feris condujo al absurdo de que cualquier personaque se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra procesada, cumpli<strong>en</strong>do prisión prev<strong>en</strong>tiva y10CIDH, Informe Nº 30/93, caso 10.804 (Guatemala), 12 de octubre de1993, párrs. 30-32.11BIDART CAMPOS, GERMÁN J., “El derecho a ser elegido y la privación delibertad sin cond<strong>en</strong>a. Las interpretaciones literales rígidas,” LL, 2001-F,539. Puede verse también la nota crítica de LOÑ, Félix y MORELLO, AUGUSTOM., “La Corte Suprema y el candidato con prisión prev<strong>en</strong>tiva,” LL, 2001-F,881.12CSJN, Alianza “Fr<strong>en</strong>te para la Unidad» (elecciones provinciales gobernadory vicegobernador, diputados y s<strong>en</strong>adores provinciales) s/oficialización listas de candidatos -Romero Feris-,” Fallos, 324:3143 (2001).


VI - 12DERECHOS HUMANOSque sea elegida para ocupar un cargo público, deba quedarautomáticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> libertad, ya que de lo contrario se estaríanvulnerando sus derechos políticos.No nos merece crítica, sin embargo, la solución arribada <strong>en</strong>Mignone (2002), <strong>en</strong> donde la Corte nacional, como contrapartidade lo resuelto <strong>en</strong> el caso anterior, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió que el art. 23 del aCADH impone que las personas con prisión prev<strong>en</strong>tiva ti<strong>en</strong><strong>en</strong>derecho a votar <strong>en</strong> las cárceles, ya que “la condición de inoc<strong>en</strong>tesde las personas que, aunque det<strong>en</strong>idas, no han sido cond<strong>en</strong>adas<strong>en</strong> un proceso p<strong>en</strong>al, determina que no se pueda afectar su derechode sufragio.” 13El segundo problema se refiere a la conjugación de las restriccionesespecíficam<strong>en</strong>te previstas para cada derecho <strong>en</strong> particular–vgr., libertad de expresión, de circulación, de reunión y asociación–con las pautas g<strong>en</strong>éricas <strong>en</strong>unciadas <strong>en</strong> el art. 30 de laCADH.En la OC-6/86 la Corte Interamericana dispuso que los criteriosque si<strong>en</strong>ta el art. 30 del Pacto se aplican a todos los casosdonde el Pacto alude a la expresión “leyes” a propósito de las restriccionesque ella misma autoriza respecto de cada uno de losderechos protegidos. En otras palabras, el art. 30 –dijo– no puedeser interpretado como una suerte de autorización g<strong>en</strong>eral paraestablecer nuevas restricciones a los derechos protegidos; por elcontrario, lo que dicho artículo pret<strong>en</strong>de es imponer una condiciónadicional para que las restricciones, singularm<strong>en</strong>te autorizadas,sean legítimas. 14Veamos un ejemplo. P<strong>en</strong>semos <strong>en</strong> una ley que limite el derechoa asociarse (o no asociarse) librem<strong>en</strong>te –vgr., que imponga lamatriculación obligatoria para ejercer la abogacía–. De acuerdo ala jurisprud<strong>en</strong>cia interamericana, la misma sólo será legítimacuando cumpla con las condiciones particulares prevista por laCADH respecto del derecho de asociación (art. 16.2) y, además,13CSJN, Mignone, Emilio Fermín s/ promueve acción de amparo, Fallos,325:524 (2002).14Corte IDH, OC-6/86, cit., párr. 17.


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 13con los requisitos g<strong>en</strong>erales que <strong>en</strong>umera el art. 30. De esamanera, si la imposición de la matriculación persiguiera un propósito<strong>en</strong>cubierto antidemocrático, como podría ser el control políticoo ideológico de qui<strong>en</strong>es ejerc<strong>en</strong> la profesión o cerc<strong>en</strong>ar elderecho de def<strong>en</strong>sa, se tornaría ilegítima <strong>en</strong> virtud del art. 30.3.2. Que estén dispuestas por las leyes y se apliqu<strong>en</strong> de conformidadcon ellasLos Estados suel<strong>en</strong> imponer limitaciones al ejercicio de los derechos<strong>humanos</strong> mediante todo tipo de normas, emanadas de losmás diversos órganos. No sólo leyes adoptadas por el Poder Legislativo,mediante el procedimi<strong>en</strong>to de sanción y promulgación previsto<strong>en</strong> las constituciones, restring<strong>en</strong> derechos fundam<strong>en</strong>tales,sino también lo hac<strong>en</strong> decretos dictados por el Poder Ejecutivo;edictos policiales que coartan la libertad ambulatoria de las personas;circulares del Banco C<strong>en</strong>tral que impid<strong>en</strong> la disponibilidaddel derecho de propiedad, etc.¿Es ésto compatible con la Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong>Humanos? Evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, no. Si bi<strong>en</strong> el concepto de “leyes” nopuede definirse <strong>en</strong> abstracto –esto es, con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tojurídico de que se trate–, tampoco puede desvinculárselode la naturaleza y del orig<strong>en</strong> del régim<strong>en</strong> de protección de losderechos <strong>humanos</strong>, <strong>en</strong> el que está necesariam<strong>en</strong>te compr<strong>en</strong>didala noción de la restricción al ejercicio del poder estatal. 15La protección de los derechos <strong>humanos</strong> –sostuvo la CorteInteramericana– “requiere que los actos estatales que los afect<strong>en</strong>de manera fundam<strong>en</strong>tal no qued<strong>en</strong> al arbitrio del poder público,sino que estén rodeados de un conjunto de garantías <strong>en</strong>derezadasa asegurar que no se vulner<strong>en</strong> los atributos inviolables de la persona,d<strong>en</strong>tro de las cuales, acaso la más relevante t<strong>en</strong>ga que serque las limitaciones se establezcan por una ley adoptada por elPoder Legislativo, de acuerdo con lo establecido por la Constitución.A través de este procedimi<strong>en</strong>to no sólo se inviste a talesactos del as<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de la repres<strong>en</strong>tación popular, sino que se15Corte IDH, OC-6/86, cit., párr. 21.


VI - 14DERECHOS HUMANOSpermite a las minorías expresar su inconformidad, proponer iniciativasdistintas, participar <strong>en</strong> la formación de la voluntad políticao influir sobre la opinión pública para evitar que la mayoríaactúe arbitrariam<strong>en</strong>te. En verdad, este procedimi<strong>en</strong>to no impide<strong>en</strong> todos los casos que una ley aprobada por el Parlam<strong>en</strong>to lleguea ser violatoria de los derechos <strong>humanos</strong>, posibilidad que reclamala necesidad de algún régim<strong>en</strong> de control posterior, pero sí es, sinduda, un obstáculo importante para el ejercicio arbitrario delpoder.” 16Por ello, la Corte concluyó que la expresión leyes (art. 30,CADH), no puede t<strong>en</strong>er otro s<strong>en</strong>tido que el de ley formal, es decir,norma jurídica adoptada por el órgano legislativo y promulgadapor el Poder Ejecutivo, según el procedimi<strong>en</strong>to requerido por elderecho interno de cada Estado, ya que “si se la interpretara comosinónimo de cualquier norma jurídica, ello equivaldría a admitirque los derechos fundam<strong>en</strong>tales pued<strong>en</strong> ser restringidos por lasola determinación del poder público, sin otra limitación formalque la de consagrar tales restricciones <strong>en</strong> disposiciones de carácterg<strong>en</strong>eral […] La expresión leyes, <strong>en</strong> el marco de la protección alos derechos <strong>humanos</strong>, carecería de s<strong>en</strong>tido si con ella no se aludieraa la idea de que la sola determinación del poder público nobasta para restringir tales derechos. Lo contrario equivaldría areconocer una virtualidad absoluta a los poderes de los gobernantesfr<strong>en</strong>te a los gobernados. En cambio, el vocablo leyes cobra todosu s<strong>en</strong>tido lógico e histórico si se le considera como una exig<strong>en</strong>ciade la necesaria limitación a la interfer<strong>en</strong>cia del poder público <strong>en</strong>la esfera de los derechos y libertades de la persona humana.” 17La Corte no quiso con ello desautorizar las cesiones de facultadeslegislativas que realiza el Congreso a favor del presid<strong>en</strong>te,“siempre que tales delegaciones estén autorizadas por la propiaConstitución, que se ejerzan d<strong>en</strong>tro de los límites impuestos porella y por la ley delegante, y que el ejercicio de la potestad delegadaesté sujeto a controles eficaces, de manera que no desvirtúe, ni16Corte IDH, OC-6/86, cit., párr. 22.17Corte IDH, OC-6/86, cit., párrs. 26 y 27.


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 15pueda utilizarse para desvirtuar, el carácter fundam<strong>en</strong>tal de losderechos y libertades protegidos por la Conv<strong>en</strong>ción.” 18De la misma forma, el Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos de laONU indicó, respecto de las limitaciones autorizadas por el PactoInternacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, que los Estados deb<strong>en</strong>guiarse siempre por el principio de que las restricciones no deb<strong>en</strong>comprometer la es<strong>en</strong>cia del derecho; así como, también, deb<strong>en</strong>utilizar criterios precisos y no conferir una discrecionalidad sintrabas a los <strong>en</strong>cargados de su aplicación. 19Por último, cabe hacer una aclaración de suma importancia:la exig<strong>en</strong>cia de ley formal para restringir derechos <strong>humanos</strong> noes ext<strong>en</strong>sible a su creación o aplicación, que puede serlo por mediode una ley material. En otras palabras, para la operatividadde los derechos, esto es, para ponerlos <strong>en</strong> marcha, la Conv<strong>en</strong>ciónautoriza que sea a través de “las medidas legislativas o de otrocarácter que fuer<strong>en</strong> necesarias para hacer efectivos tales derechosy libertades” (art. 2,CADH), ya que lo que interesa es que elderecho rija efectivam<strong>en</strong>te, más allá de cuál sea el órgano que lodispone. En cambio, para limitar los derechos, la restricción debeprov<strong>en</strong>ir obligatoriam<strong>en</strong>te de una ley sancionada por el Congreso.Así, respecto del derecho de rectificación o respuesta (art. 14.1,CADH), la Corte Interamericana sostuvo que “el concepto de “ley,”tal como lo utiliza el artículo 14.1, compr<strong>en</strong>de todas las medidasdirigidas a regular el ejercicio del derecho de rectificación o respuesta.Pero si se tratara de restringir el derecho de rectificacióno respuesta u otro cualquiera, sería siempre necesaria la exist<strong>en</strong>ciade una ley formal, que cumpliera con todos los extremos señalados<strong>en</strong> el artículo 30 de la Conv<strong>en</strong>ción.” 2018Corte IDH, OC-6/86, cit., párr. 36.19Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos, Com<strong>en</strong>tario G<strong>en</strong>eral No. 27, del 2 d<strong>en</strong>oviembre de 1999, párrs. 12 y 13.20Corte IDH, Exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta (arts.14.1, 1.1 y 2 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos), OC-7/87, Serie A: Nro. 7, del 29 de agosto de 1986, párr. 32.


VI - 16DERECHOS HUMANOS3.3. Que los fines para los cuales se establece la restricciónsean legítimosLas limitaciones a los derechos <strong>humanos</strong> no pued<strong>en</strong> imponersecon fines ilegítimos, sino sólo por aquellos autorizados <strong>en</strong> los pactos.Como vimos, la Declaración Universal autoriza las restriccionespara satisfacer las justas exig<strong>en</strong>cias de la moral, del ord<strong>en</strong>público y del bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> una sociedad democrática (art.29.2). El Pacto Internacional de los <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticoslas permite mi<strong>en</strong>tras sean necesarias para proteger la seguridadnacional, el ord<strong>en</strong> público, la salud o la moral públicas o los derechosy libertades de terceros (arts. 12.3, 18.3, 19.3, 21, 22.2). Porsu parte, la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos aludeal interés de la seguridad nacional o del ord<strong>en</strong> público (arts. 12.3,16.2, 22.3), al interés social (art. 21.1), al interés g<strong>en</strong>eral (art.30), y al bi<strong>en</strong> común (art. 32.2).Se trata, <strong>en</strong> todos de los casos, de conceptos jurídicos indeterminados–como son el bu<strong>en</strong> padre de familia, el hombre de negociosdilig<strong>en</strong>te, el interés superior del niño, la oferta más conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te,la cuestión federal sufici<strong>en</strong>te, etc.– que sólo marcanestándares o patrones de conducta <strong>en</strong> abstracto, que deb<strong>en</strong> serllevados a la práctica y valorados caso por caso.Ahora bi<strong>en</strong>, ningún gobierno –por autoritario que sea– alegaráante la comunidad internacional que ha restringido derechos fundam<strong>en</strong>talesde sus súbditos para hostigar o aniquilar a un grupoo raza de personas, o expulsar a qui<strong>en</strong>es considere indeseables; dela misma forma que ningún presid<strong>en</strong>te democrático reconoceráque ha postergado la celebración de elecciones para perpetuarse<strong>en</strong> el poder, o saqueado las propiedades de los ciudadanos paraafrontar el déficit público, solv<strong>en</strong>tar la maquinaria partidaria oacrec<strong>en</strong>tar su fortuna personal. Para ello, utilizará argum<strong>en</strong>tosg<strong>en</strong>éricos bajo un l<strong>en</strong>guaje emotivo, con frases tales como “el sacrificioindividual <strong>en</strong> aras del bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral”; o “las restriccio-


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 17nes de la libertad ambulatoria por razones de ord<strong>en</strong> público omant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la paz social”, etc. 21Por ello, habrá que juzgar, <strong>en</strong> cada caso concreto, la compatibilidadde las limitaciones con los recaudos –particulares y g<strong>en</strong>erales–establecidos <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, para determinar si la invocacióndel ord<strong>en</strong> público o interés g<strong>en</strong>eral se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra justificadao no. Si han sido alegadas para desconocer o suprimir un derecho,o con fines discriminatorios o antidemocráticos, el acto onorma que las imponga será ilegítimo. El abuso de los fines paralos cuales se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra autorizada la restricción importa un controlde la desviación de poder.La Corte Interamericana ha reconocido, sin embargo, que nole escapa "la dificultad de precisar de modo unívoco los conceptosde ord<strong>en</strong> público y bi<strong>en</strong> común, ni que ambos conceptos pued<strong>en</strong>ser usados tanto para afirmar los derechos de la persona fr<strong>en</strong>te alpoder público, como para justificar limitaciones a esos derechos<strong>en</strong> nombre de los intereses colectivos. A este respecto debesubrayarse que de ninguna manera podrían invocarse el ord<strong>en</strong>público o el bi<strong>en</strong> común como medios para suprimir un derechogarantizado por la Conv<strong>en</strong>ción o para desnaturalizarlo o privarlode cont<strong>en</strong>ido real (art. 29, letra a, de la Conv<strong>en</strong>ción). Esos conceptos,<strong>en</strong> cuanto se invoqu<strong>en</strong> como fundam<strong>en</strong>to de limitacionesa los derechos <strong>humanos</strong>, deb<strong>en</strong> ser objeto de una interpretaciónestricta, ceñida a ‘las justas exig<strong>en</strong>cias de una sociedad democráticaque t<strong>en</strong>ga <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el equilibrio <strong>en</strong>tre los distintos intereses<strong>en</strong> juego y la necesidad de preservar el objeto y fin de la Conv<strong>en</strong>ción.”223.4. En la medida necesaria <strong>en</strong> una sociedad democráticaPor último, y más importante aún, las medidas dispuestas ti<strong>en</strong><strong>en</strong>que resultar necesarias <strong>en</strong> una sociedad democrática. Esta21Cfr. CARRIÓ, GENARO, Notas sobre derecho y l<strong>en</strong>guaje, Bs. A., Abeledo-Perrot, 1994, p. 24, PECES-BARBA, GREGORIO, Derecho y <strong>Derechos</strong> Fundam<strong>en</strong>tales,Madrid, C<strong>en</strong>tro de Estudios Constitucionales, 1993, p. 193.22Corte IDH, La colegiación obligatoria de periodistas, Opinión ConsultivaOC-5/85, Serie A: Nro. 5, del 13 de noviembre de 1985, párr. 67.


VI - 18DERECHOS HUMANOSválvula permite filtrar las acciones que persigu<strong>en</strong> fines <strong>en</strong>cubiertos,reñidos con los valores democráticos, bajo la alegación g<strong>en</strong>éricadel bi<strong>en</strong> común o del ord<strong>en</strong> público.El Tribunal Interamericano ha afirmado que necesarias, sinser sinónimo de indisp<strong>en</strong>sables, implica la exist<strong>en</strong>cia de una necesidadsocial imperiosa, por lo que no es sufici<strong>en</strong>te demostrarque sea útil, razonable u oportuna. Esta conclusión sugiere quela necesidad y, por <strong>en</strong>de, la legalidad de las restricciones dep<strong>en</strong>deráde que estén ori<strong>en</strong>tadas a satisfacer un interés público imperativo.Entre varias opciones para alcanzar ese objetivo debe escogerseaquélla que restrinja <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or escala el derecho protegido.Dado este estándar, no es sufici<strong>en</strong>te que se demuestre, por ejemplo,que la ley cumple un propósito útil u oportuno; para quesean compatibles con la Conv<strong>en</strong>ción las restricciones deb<strong>en</strong> justificarsesegún objetivos colectivos que, por su importancia,preponder<strong>en</strong> claram<strong>en</strong>te sobre la necesidad social del pl<strong>en</strong>o gocedel derecho y no lo limit<strong>en</strong> más de lo estrictam<strong>en</strong>te necesario. Esdecir, la restricción debe ser proporcionada al interés que la justificay ajustarse estrecham<strong>en</strong>te al logro de ese legítimo objetivo.23 Un caso interesante de control de proporcionalidad de las restriccionesimpuestas a los derechos <strong>humanos</strong>, es “Canese” (2004),donde la Corte Interamericana sancionó a Paraguay por haberprocesado y cond<strong>en</strong>ado al actor, candidato a la presid<strong>en</strong>cia de larepública, con motivo de unas declaraciones periodísticas <strong>en</strong> lasque sostuviera que su contrincante, Juan Carlos Wasmosy –finalm<strong>en</strong>teelecto como primer mandatario– había forjado su fortunagracias a la obra pública, como prestanombre de Stroessner,si<strong>en</strong>do presid<strong>en</strong>te de la empresa constructora de la c<strong>en</strong>tral hidroeléctricade Itaipú. Los tribunales paraguayos cond<strong>en</strong>aron aCanese por los delitos de difamación e injuria y, durante los 8años y medio que tramitó el proceso, le fue impedida su salida delpaís. La Corte de San José juzgó que, si<strong>en</strong>do la p<strong>en</strong>a máxima quese le habría podido imponer la de 22 meses de p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría, la23Corte IDH, OC-5/85, cit., párr. 46.


RESTRICCIONES A LOS DERECHOS HUMANOSVI - 19medida «cautelar» cuadriplicó el tope de la cond<strong>en</strong>a imponible, locual era manifiestam<strong>en</strong>te irrazonable y constituía una abusivadesproporción <strong>en</strong>capsulada <strong>en</strong> la medida cautelar, que exorbitabael principio de proporcionalidad. 244. Abuso de las restricciones: desviación de poderLas restricciones deb<strong>en</strong> aplicarse de acuerdo a los fines para loscuales han sido previstas, conforme lo dispone el art. 30 de laConv<strong>en</strong>ción Americana. De lo contrario, carecerían de causa,traduciéndose <strong>en</strong> un m<strong>en</strong>oscabo ilegítimo a los derechos <strong>humanos</strong>.La Corte de Estrasburgo ha dicho, respecto del art. 18 del Conv<strong>en</strong>ioEuropeo de <strong>Derechos</strong> Humanos, que el mismo delimita elárea de discreción de las autoridades nacionales, excluy<strong>en</strong>do elabuso o desviación de poder (détournem<strong>en</strong>t de pouvoir). Por ello,cuando el propósito real de las autoridades al establecer una restricciónse <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra al marg<strong>en</strong> de los fines autorizados, aquél nopuede utilizarse como pretexto para su imposición. 25Son numerosos los casos <strong>en</strong> que la jurisprud<strong>en</strong>cia ha detectadoapartami<strong>en</strong>to de los fines previstos por la Conv<strong>en</strong>ción, y declaradola invalidez de las restricciones. Así, por ejemplo, a principiosde la década del ‘80 la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos cond<strong>en</strong>ó una ley de Haití que obligaba al impresor apres<strong>en</strong>tar, con 72 hs. de antelación, a las autoridades correspondi<strong>en</strong>tescinco ejemplares de la publicación, por considerarlo queobstaculizaba la inmediatez que requiere la divulgación de lasnoticias. 26 Es decir, que el propósito invocado por el Estado –vgr.,24Corte I.D.H., Ricardo Canese c. Paraguay, Serie C: Nro. 111, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciadel 31 de agosto de 2004, cons. 131, L.L., Supl. de Derecho Constitucional deabril de 2005 (<strong>en</strong> pr<strong>en</strong>sa), con nota de MORELLO, Augusto M. y GONZÁLEZCAMPAÑA, Germán, "Aspectos del debate electoral a la luz del Pacto deCosta Rica".25CEDH, Lawless v. Irlanda, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias del 14 de noviembre, 7 de abrily 1° de julio de 1961, Series A, N° 1-3.26CIDH, Informe Anual 1981/82, p. 123, cit. por FAPPIANO, OSCAR L. yLOAYZA TAMAYO, CAROLINA, Repertorio de la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos (1971 a 1995), Bs. As, Ábaco, 1999, p. 341.


VI - 20DERECHOS HUMANOSdef<strong>en</strong>sa de la seguridad nacional o la protección del ord<strong>en</strong> público–no se condecía con su verdadera int<strong>en</strong>ción, cual era la c<strong>en</strong>suraideológica del material periodístico que pudiera afectarlo.De la misma forma, <strong>en</strong> Ivcher Bronstein (2001), la CorteInteramericana cond<strong>en</strong>ó al Perú por cancelar la nacionalidad delos extranjeros naturalizados, sin procedimi<strong>en</strong>to administrativoprevio, como medio indirecto para quitar al Sr. Bronstein la titularidadde las acciones que poseía, <strong>en</strong> virtud de una ley dictada <strong>en</strong>1997 que disponía que, para ser propietario de empresasconcesionarias de canales televisivos, se requería gozar de la nacionalidadperuana. El Tribunal tuvo <strong>en</strong> especial consideración elcontexto <strong>en</strong> que se desarrollaron los acontecimi<strong>en</strong>tos, ya que setrataba de un canal de TV opositor al gobierno de Fujimori, quehabía difundido informes periodísticos sobre la supuesta fortunade Vladimiro Montesinos, asesor del servicio de intelig<strong>en</strong>cia. LaCorte concluyó que “al separar al señor Ivcher del control delCanal 2, y excluir a los periodistas del programa Contrapunto, elEstado no sólo restringió el derecho de éstos a circular noticias,ideas y opiniones, sino que afectó también el derecho de todos losperuanos a recibir información, limitando así su libertad paraejercer opciones políticas y desarrollarse pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una sociedaddemocrática.” 27En conclusión, si bi<strong>en</strong> puede afirmarse que no exist<strong>en</strong> derechos<strong>humanos</strong> absolutos, y que los mismos deb<strong>en</strong> ser ejercidosconforme las leyes que los reglam<strong>en</strong>tan, éstas no pued<strong>en</strong> imponerotras restricciones que las expresam<strong>en</strong>te autorizadas <strong>en</strong> los pactosy por los fines taxativam<strong>en</strong>te contemplados, si<strong>en</strong>do sumam<strong>en</strong>tecelosos los tribunales internacionales al juzgar su adecuación conlos propósitos reales perseguidos por los gobiernos y con su necesidady proporcionalidad a la luz del standard de la sociedaddemocrática.27Corte IDH, caso Ivcher Bronstein c. Perú, Serie C: Nro. 74, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciadel 6 de febrero de 2001, párr. 163.


Capítulo VIISUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTÍAS EN ESTADOSDE EMERGENCIAGERMÁN GONZÁLEZ CAMPAÑA1. IntroducciónDecíamos, <strong>en</strong> el capítulo anterior, que los derechos <strong>humanos</strong>consagrados <strong>en</strong> los pactos internacionales pued<strong>en</strong> ser restringidospor las leyes que los reglam<strong>en</strong>tan, y hasta lisa y llanam<strong>en</strong>tesusp<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> situaciones excepcionales. A difer<strong>en</strong>cia de loprimero –que alude a las limitaciones normales u ordinariasque puede imponer la autoridad a los derechos de los particulares,<strong>en</strong> razón del interés público o del bi<strong>en</strong> común–, lo segundorefiere a la derogación de ciertos derechos y garantías por untiempo determinado motivada <strong>en</strong> circunstancias anormales oextraordinarias, como pued<strong>en</strong> ser los desastres naturales, lasguerras u otras graves crisis. Su equival<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> interno,es el estado de sitio previsto <strong>en</strong> el art. 23 de la Constituciónnacional, que autoriza a susp<strong>en</strong>der las garantías por ellacontempladas <strong>en</strong> caso de ataque exterior o conmoción interior.Se trata de un supuesto que debe ser analizado con sumo cuidado,pues su aplicación desmedida puede reducir a letra muerta a losderechos y garantías consagrados <strong>en</strong> los pactos internacionales,lo que acontece cuando las emerg<strong>en</strong>cias dejan de responder a


VII - 2DERECHOS HUMANOSsituaciones excepcionales para convertirse <strong>en</strong> crónicas operman<strong>en</strong>tes. 12. La susp<strong>en</strong>sión de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> losinstrum<strong>en</strong>tos internacionalesLa mayoría de las declaraciones y pactos internacionales dederechos <strong>humanos</strong> no conti<strong>en</strong>e disposición alguna que permita oimpida la susp<strong>en</strong>sión de los derechos por ellos reconocidos. Estoautorizaría a suponer que la interrupción de su vig<strong>en</strong>cia se<strong>en</strong>contraría prohibida, cualquiera fuese la causa que la origine.Sin embargo, la realidad indica que exist<strong>en</strong> circunstanciasexcepcionales donde resulta virtualm<strong>en</strong>te imposible cumplir contodos los compromisos asumidos, por razones externas a los Estados,que justifican una mayor restricción a los derechos que <strong>en</strong>épocas de normalidad o, cuando no, su temporal derogación. P<strong>en</strong>semos<strong>en</strong> una guerra o revolución interna, o un desastre natural,como puede ser una epidemia, un terremoto, o un maremoto,como el tsunami que azotó reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el océano Índico y dejóci<strong>en</strong>tos de miles de muertos y millones de desplazados. Pret<strong>en</strong>derallí una aplicación rigurosa de los derechos consagrados <strong>en</strong> lostratados internacionales at<strong>en</strong>ta contra toda posibilidad humanay, lo que es más, contra el s<strong>en</strong>tido común.Por ese motivo, algunos pactos conti<strong>en</strong><strong>en</strong> previsiones específicassobre la susp<strong>en</strong>sión de derechos, con el deliberado propósitode impedir su invocación abusiva por los gobiernos. La preocupaciónno es casual, puesto que los países subdesarrollados suel<strong>en</strong>transitar por largos períodos de crisis políticas y económicas, conlo que los derechos se verían lícitam<strong>en</strong>te susp<strong>en</strong>didos sine die,convirti<strong>en</strong>do a los tratados <strong>en</strong> un mero catálogo de ilusiones,como alguna vez se tachó a los derechos sociales. El tema revistesuma importancia, pues –como recuerda Grossman– <strong>en</strong> la inm<strong>en</strong>samayoría de los casos, la exist<strong>en</strong>cia de situaciones de emer-1Lo que sucede <strong>en</strong> nuestro país con las cíclicas crisis por las que atraviesa.Ver: CRIVELLI, JULIO CÉSAR, La emerg<strong>en</strong>cia económica perman<strong>en</strong>te, Bu<strong>en</strong>osAires, Ábaco, 2001.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 3g<strong>en</strong>cia va acompañada de violaciones masivas y sistemáticas alos derechos <strong>humanos</strong>. 2La susp<strong>en</strong>sión de los derechos <strong>humanos</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra contemplada<strong>en</strong> dos de los once instrum<strong>en</strong>tos internacionales a los que elart. 75 inc. 22 reconoce jerarquía constitucional –y que el Congresoha ampliado a trece– 3 , esto es: <strong>en</strong> el Pacto Internacional de<strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos y <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre<strong>Derechos</strong> Humanos, que si bi<strong>en</strong> conti<strong>en</strong><strong>en</strong> cláusulas similares,no son idénticas. La forma adecuada de leer s<strong>en</strong>das normas essumando todos los presupuestos que de las mismas surg<strong>en</strong>, at<strong>en</strong>tola pautas interpretativas que conti<strong>en</strong>e el art. 29 letras b) y c)de la CADH.A estos dos pactos cabe agregar la disposición del art. 2.2 de laConv<strong>en</strong>ción contra la Tortura y Otros Tratos o P<strong>en</strong>as Crueles,In<strong>humanos</strong> o Degradantes, que establece que “<strong>en</strong> ningún casopodrán invocarse circunstancias excepcionales tales como estadode guerra o am<strong>en</strong>aza de guerra, inestabilidad política interna ocualquier otra emerg<strong>en</strong>cia pública como justificación de la tortura”.De todas maneras, esta prohibición ya se <strong>en</strong>contraba prevista<strong>en</strong> el Pacto de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos y <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ciónAmericana, <strong>en</strong> cuanto incluy<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre los artículos no susp<strong>en</strong>dibleslos números 7 (prohibición de torturas u otras p<strong>en</strong>as o tratoscrueles, in<strong>humanos</strong> o degradante) del primero, el 5 (Derecho a laintegridad personal) del segundo.3. PresupuestosLa declaración de emerg<strong>en</strong>cia no constituye una autorizacióng<strong>en</strong>érica y g<strong>en</strong>erosa a los Estados para que incumplan cuando2GROSSMAN, CLAUDIO, “El régim<strong>en</strong> hemisférico sobre situaciones de emerg<strong>en</strong>cia,”<strong>en</strong> AA.VV., Estudios Básicos de <strong>Derechos</strong> Humanos I, San José,Instituto Interamericano de <strong>Derechos</strong> Humanos, 1994, p. 156.3Con la incorporación de la Conv<strong>en</strong>ción Interamericana sobre DesapariciónForzada de Personas, mediante ley 24.820, y de la Conv<strong>en</strong>ción deNaciones Unidas sobre Imprescriptibilidad de los Crím<strong>en</strong>es de Guerra y delos Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad, por ley 25.778. Véase nuestra columnade opinión: GONZÁLEZ CAMPAÑA, GERMÁN, “El juicio de compatibilidad de lostratados internacionales realizado por el Congreso,” LL del 10/11/04.


VII - 4DERECHOS HUMANOSquieran y como quieran las obligaciones internacionalm<strong>en</strong>teasumidas. Sino, por el contrario, resulta un mecanismo excepcional,cargado de requisitos formales y sustanciales, p<strong>en</strong>sado para limitary no para ampliar las practicas abusivas llevadas a cabo conanterioridad por los gobiernos. 4La Corte Interamericana ha señalado que “lejos de adoptar uncriterio favorable a la susp<strong>en</strong>sión de los derechos, la Conv<strong>en</strong>ciónestablece el principio contrario, es decir, que todos los derechosdeb<strong>en</strong> ser respetados y garantizados a m<strong>en</strong>os que circunstanciasmuy especiales justifiqu<strong>en</strong> la susp<strong>en</strong>sión de algunos, <strong>en</strong> tantoque otros nunca pued<strong>en</strong> ser susp<strong>en</strong>didos por grave que sea laemerg<strong>en</strong>cia.” 53.1. SujetoEl primer presupuesto que surge de los pactos citados es el quealude al sujeto facultado para declarar el estado de excepción. Tantoel Pacto de la ONU como el de la OEA autorizan a los EstadosPartes a dictar estas medidas, sin realizar aclaración alguna sobrecuál es el órgano habilitado para hacerlo.Por ello, y <strong>en</strong> at<strong>en</strong>ción a la naturaleza coadyuvante y subsidiariadel sistema internacional de protección de los derechos <strong>humanos</strong>(Preámbulo CADH), la determinación del órgano compet<strong>en</strong>tepara oficializar la alarma queda librada a los Estados, qui<strong>en</strong>es, através de sus constituciones internas, optarán por <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dárselaal Poder Ejecutivo, o al Legislativo, o a ambos, con contralorjudicial formal o sustancial.En el derecho arg<strong>en</strong>tino, la Constitución nacional –cuyas normaspermanec<strong>en</strong> inalteradas desde 1853-60– establece que es alCongreso a qui<strong>en</strong> compete declarar el estado de sitio <strong>en</strong> caso deconmoción interior, aunque el Poder Ejecutivo puede decretarlodurante el receso de las sesiones parlam<strong>en</strong>tarias, debi<strong>en</strong>do aquél4Un desarrollo exhaustivo puede <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong>: ZOVATTO, DANIEL, LosEstados de Excepción y los <strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong> América Latina, SanJosé, Instituto Interamericano de <strong>Derechos</strong> Humanos, 1990.5Corte I.D.H., El Hábeas corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OpiniónConsultiva OC-8/87, del 30 de <strong>en</strong>ero de 1987, Serie A No. 8., párr. 21.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 5aprobar o susp<strong>en</strong>der lo dispuesto, conforme los arts. 75 inc. 29 y99 inc. 16 (ant. arts. 67 inc. 26 y 86 inc. 19 de la Constituciónhistórica). El Poder Judicial, <strong>en</strong> cambio, no está facultado paradeclararlo, aunque sí para controlar su legitimidad (art. 4°, ley23.098), t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que a partir del agregado realizado<strong>en</strong> la reforma 1994, los jueces deb<strong>en</strong> resolver los pedidos de habeascorpus, aún durante la vig<strong>en</strong>cia del estado de sitio (art. 43,4° párr., in fine).3.2. ObjetoEl objeto de la situación de excepción es aquello que la declaraciónmisma afecta. La declaración de emerg<strong>en</strong>cia faculta a los Estadosa susp<strong>en</strong>der las obligaciones contraídas <strong>en</strong> virtud de la Conv<strong>en</strong>ción(arts. 4.1, PIDCP; 27.1 CADH), esto es, la obligación de respetar losderechos <strong>humanos</strong>. Debido a la amplitud de esta autorización, y delos peligros que se corr<strong>en</strong> por su posible (y frecu<strong>en</strong>te) abuso, lospactos citados conti<strong>en</strong><strong>en</strong> numerosos requisitos para su proced<strong>en</strong>cia(infra, § 4), a la par que <strong>en</strong>umeran un catálogo de derechosinsusp<strong>en</strong>dibles o inderogables (infra, § 5), lo mismo que lasgarantías indisp<strong>en</strong>sables para su vig<strong>en</strong>cia (infra, § 6), todo ello bajoestricto controles jurisdiccionales interno e internacional (infra, §8).3.3. CausaNo cualquier motivo habilita la susp<strong>en</strong>sión de las obligacionescontraídas <strong>en</strong> los tratados internacionales, sino sólo los que ellosmismos <strong>en</strong>umeran. La Conv<strong>en</strong>ción Americana refiere al “caso deguerra, de peligro público o de otra emerg<strong>en</strong>cia que am<strong>en</strong>ace laindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia o seguridad del Estado Parte” (art. 27.1), mi<strong>en</strong>trasque el Pacto de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos alude, de forma másg<strong>en</strong>érica, a “situaciones excepcionales que pongan <strong>en</strong> peligro la vidade la Nación” (art. 4.1). De s<strong>en</strong>das disposiciones surge la claravoluntad de limitar su uso a casos extremos, donde no quede otraalternativa posible que su declaración.


VII - 6DERECHOS HUMANOSPara que dichas causales puedan ser invocadas por los Estados,deb<strong>en</strong> reunirse las sigui<strong>en</strong>tes condiciones:3.3.1. Debe tratarse de una situación real o inmin<strong>en</strong>te. Ti<strong>en</strong>eque originarse <strong>en</strong> hechos objetivos, verificables por cualquierobservador imparcial, y reales, esto es, no pued<strong>en</strong> ser pot<strong>en</strong>cialeso ev<strong>en</strong>tuales. Además, la emerg<strong>en</strong>cia ti<strong>en</strong>e que ser seria, motivadapor una situación excepcional, que signifique una am<strong>en</strong>azapara la vida organizada del país. La Comisión ha establecido quelas medidas relacionadas con el estado de emerg<strong>en</strong>cia “sólo pued<strong>en</strong><strong>en</strong>contrar justificación fr<strong>en</strong>te a am<strong>en</strong>azas reales al ord<strong>en</strong>público o a la seguridad del Estado” 6 La Comisión ha calificadocomo “estados de sitio ficticios” aquellos <strong>en</strong> que los hechos alegadosque justificarían su declaración no han ocurrido. 73.3.2. La emerg<strong>en</strong>cia debe ser de extrema gravedad. De acuerdoa los términos utilizados <strong>en</strong> las conv<strong>en</strong>ciones que analizamos, laemerg<strong>en</strong>cia debe poner <strong>en</strong> peligro la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia o seguridaddel Estado. Es decir, es una herrami<strong>en</strong>ta de ultima ratio, a laque cabe acudir solam<strong>en</strong>te ante el fracaso de los medios ordinariosde solución de los conflictos. Caso contrario, los Estados pued<strong>en</strong>restringir los derechos, tal como lo explicamos antes (supra,Capítulo VI), con mayor o m<strong>en</strong>or int<strong>en</strong>sidad, sin necesidad det<strong>en</strong>er que recurrir al estado de sitio. Por ello, la ComisiónInteramericana ha criticado la práctica de varios países –<strong>en</strong>treellos el nuestro– que han dictado estados de emerg<strong>en</strong>cia “sin quelas circunstancias lo justifiqu<strong>en</strong>, como un medio de acrec<strong>en</strong>tar ladiscrecionalidad del ejercicio del poder público.” 83.3.3. La emerg<strong>en</strong>cia debe afectar la continuidad de la comunidadorganizada. Tal como exige el Pacto de Naciones Unidas,sólo es viable disponer estas medidas cuando median circunstanciasque “pongan <strong>en</strong> peligro la vida de la Nación”, es decir, que6CIDH, Informe Anual 1980-1981, p. 115.7CIDH, Estudio preeliminar del Estado de Sitio y la Protección de los<strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong> los Estados Americanos, Washington, Secretaría dela Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.8CIDH, Informe Anual 1980-1981, p. 115.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 7afect<strong>en</strong> los pilares mismos de la organización sociopolítica. En elleading case Lawless vs. Ireland (1961), la Corte Europea definióla emerg<strong>en</strong>cia pública como una situación de crisis excepcional einmin<strong>en</strong>te que afecta al público <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y no solam<strong>en</strong>te aalgunos grupos <strong>en</strong> particular, y que se erige como un peligro parala vida organizada de la comunidad. 9 El Tribunal de Estrasburgotambién sostuvo que esta exig<strong>en</strong>cia se aplica tanto durante gobiernosconstitucionales como revolucionarios. 10Es común <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias de la Corte Supremaarg<strong>en</strong>tina este tipo de alegaciones a la hora de evaluar laconstitucionalidad de las medidas adoptadas durante las (frecu<strong>en</strong>tes)emerg<strong>en</strong>cias. El alto Tribunal comi<strong>en</strong>za siempre afirmandoque “acontecimi<strong>en</strong>tos extraordinarios justifican remedios extraordinarios.”11 Así, <strong>en</strong> “Peralta” (1990), la Corte sostuvo que la situaciónde grave riesgo social exigía la preservación de la vidamisma de la Nación y del Estado; 12 <strong>en</strong> “Chocobar” (1996), dijo querazones de interés colectivo que hac<strong>en</strong> al bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral requeríanlimitar los derechos adquiridos; 13 y, más reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>“Bustos” (2004), afirmó que, a fin de superar el estado de adversi-9CEDH, Lawless vs. Ireland, Judgm<strong>en</strong>ts of 1 July 1961, Series A, Nos. 1-3, Para. 28. La Corte Europea juzgó que la emerg<strong>en</strong>cia había sido razonablem<strong>en</strong>tedeclarada por Irlanda, <strong>en</strong> at<strong>en</strong>ción, especialm<strong>en</strong>te, a tres factores:la exist<strong>en</strong>cia de un ejército secreto (el Ejército Republicano Irlandés,IRA); el hecho de que este ejército estaba operando también fuera delterritorio del país y; el alarmante increm<strong>en</strong>to de las actividades terroristas<strong>en</strong> el período anterior a que la emerg<strong>en</strong>cia fuera declarada. La exist<strong>en</strong>ciade una emerg<strong>en</strong>cia pública a raíz de las actividades terroristas del IRA fuetambién considerada por la Corte <strong>en</strong> Ireland vs. United Kingdom, Judgm<strong>en</strong>tof 18 January of 1978, Series A, No. 25 (1979-80).10CEDH, The Greek Case (1969), Yearbook II, p. 32. Ampliar <strong>en</strong> OVEY,CLARE y WHITE, ROBIN C. A., European Conv<strong>en</strong>tion on Human Rights, Oxford,Oxford University Press, Third Edition, 2002, p. 371.11CSJN, Fallos, 238:76 y sus citas, repetido <strong>en</strong> “Guida,” Fallos, 323:1566,cons. 7°.12CSJN, Peralta, Luis A. y otro c/ Estado nacional (Ministerio de Economía- Banco C<strong>en</strong>tral), del 27 de diciembre de 1990, Fallos, 313:1513 (LL,1991-C, 158) cons. 24 y 26.13CSJN, Chocobar, Sixto C. c/ Caja Nacional de Previsión para el Personaldel Estado y Servicios Públicos, del 27 de diciembre de 1996, Fallos,319:3241 (LL, 1997-B, 247), cons. 39, con cita de Fallos, 278:232.


VII - 8DERECHOS HUMANOSdad que significa la situación de emerg<strong>en</strong>cia, des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ada afines de 2001, todos los sectores debían deponer sus intereses individuales<strong>en</strong> pos del bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral. 14 Toda esta fraseologíadebe ser pasada por el tamiz de los requisitos que analizamos(infra, § 4).3.4. FormalidadLos tratados internacionales establec<strong>en</strong> requisitos de publicidadpara que la declaración de emerg<strong>en</strong>cia sea válida. El Pacto de laONU exige que la situación de excepción “haya sido proclamadaoficialm<strong>en</strong>te” por el Estado (art. 4.1), qui<strong>en</strong> deberá “informarinmediatam<strong>en</strong>te a los demás Estados Partes <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te pacto,por conducto del secretario G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas de lasdisposiciones cuya aplicación haya susp<strong>en</strong>dido y de los motivos quehayan suscitado la susp<strong>en</strong>sión. Se hará una nueva comunicaciónpor el mismo conducto <strong>en</strong> la fecha <strong>en</strong> que haya dado por terminadatal susp<strong>en</strong>sión” (art. 4.3).De manera similar, la Conv<strong>en</strong>ción de la OEA establece que“todo Estado Parte que haga uso del derecho de susp<strong>en</strong>sión deberáinformar inmediatam<strong>en</strong>te a los demás Estados Partes <strong>en</strong> lapres<strong>en</strong>te Conv<strong>en</strong>ción, por conducto del secretario g<strong>en</strong>eral de laOrganización de los Estados Americanos, de las disposiciones cuyaaplicación haya susp<strong>en</strong>dido, de los motivos que hayan suscitadola susp<strong>en</strong>sión y de la fecha <strong>en</strong> que haya dado por terminada talsusp<strong>en</strong>sión” (art. 27.3).No cabe duda que el Estado que infringe su deber de informara las autoridades de los pactos <strong>en</strong> la forma prescripta, y que ademásabusa de una situación de excepción, susp<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do derechosinderogables o haciéndolo por tiempo indeterminado, o con excesivorigor, responderá por sus actos. Ahora bi<strong>en</strong>, la duda surgerespecto del Estado que incumple este presupuesto formal, perorespeta los requisitos sustanciales. En este caso, ¿la declaraciónde emerg<strong>en</strong>cia devi<strong>en</strong>e por ello inválida? La Comisión14CSJN, “Bustos, Alberto R. y otros c. Estado Nacional y otros,” del 26 deoctubre de 2004, Supl. Esp. La Ley de octubre de 2004, p. 41.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 9Interamericana se ha volcado por su respuesta negativa, <strong>en</strong> baseal principio de informalidad, sost<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do que el no acatami<strong>en</strong>tode la obligación de publicidad no afecta la legitimidad de la declaración,si se han cumplido los requisitos de fondo establecidos porel Pacto, conservando las facultades para requerir al Estadoinvolucrado le proporcione la información (art. 41 letra d, CADH)e, incluso, para controlar ex officio la legalidad de las medidasdispuestas <strong>en</strong> invocación de la emerg<strong>en</strong>cia (infra, § 8.2). 15Explica con toda razón Faúndez Ledesma que el deber de informaciónque establece el art. 27.3 de la CADH no constituyeuna disposición es<strong>en</strong>cial para la consecución del objeto o fin deltratado, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido del art. 60.3 de la Conv<strong>en</strong>ción de Vi<strong>en</strong>asobre el Derecho de los Tratados, de manera que justifique lasusp<strong>en</strong>sión o terminación de la Conv<strong>en</strong>ción respecto del Estadoinfractor, pues ello t<strong>en</strong>dría el efecto negativo de liberar a ese Estadode sus otras obligaciones <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>. 163.5. ConductaLa autorización de susp<strong>en</strong>sión de derechos y garantías que conti<strong>en</strong><strong>en</strong>los tratados internacionales no constituye un cheque <strong>en</strong> blancopara que el Estado viole los mismos, sino, por el contrario, es unasuerte de compr<strong>en</strong>sión por parte de la comunidad internacional, dela situación excepcional por la que atraviesa y de la necesidad queti<strong>en</strong>e de volver a la normalidad institucional. Por ello, el Estadodebe mostrar una conducta dirigida a cumplir y respetar losderechos reconocidos <strong>en</strong> los pactos.De forma categórica, la Corte Interamericana ha dicho que“d<strong>en</strong>tro de los principios que informan el sistema interamericano,la susp<strong>en</strong>sión de garantías no puede desvincularse del ejercicioefectivo de la democracia repres<strong>en</strong>tativa a que alude el artículo 3de la Carta de la OEA.” Por ello, concluyó que “la susp<strong>en</strong>sión de15CIDH, Informe sobre la situación de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> la Repúblicade Bolivia, junio de 1981, pp. 2-4.16FAÚNDEZ LEDESMA, HÉCTOR, El Sistema Interamericano de Protección delos <strong>Derechos</strong> Humanos. Aspectos Institucionales y Procesales, San José,Instituto Interamericano de <strong>Derechos</strong> Humanos, 1999, 2ª ed., p. 124.


VII - 10DERECHOS HUMANOSgarantías carece de toda legitimidad cuando se utiliza para at<strong>en</strong>tarcontra el sistema democrático, que dispone ciertos límitesinfranqueables <strong>en</strong> cuanto a la vig<strong>en</strong>cia constante de ciertos derechoses<strong>en</strong>ciales a la persona.” 174. RequisitosDel análisis de las normas reseñadas y de la doctrina jurisprud<strong>en</strong>cialemanada de las mismas, podemos señalar las sigui<strong>en</strong>tes exig<strong>en</strong>ciasinternacionales, que constituy<strong>en</strong> condiciones sine qua non paraque las emerg<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>cuadr<strong>en</strong> <strong>en</strong> los compromisos internacionalesasumidos:4.1. NecesidadNo debe existir otra alternativa de acción <strong>en</strong> el caso concreto queel dictado de las medidas que susp<strong>en</strong>d<strong>en</strong> tales derechos, lo que leotorga un carácter estrictam<strong>en</strong>te subsidiario. Es decir, las medidasdeb<strong>en</strong> ser absolutam<strong>en</strong>te imprescindibles para salvar la “vida de laNación” (art. 4 del Pacto de Naciones Unidas) ante un peligro queam<strong>en</strong>ace la “indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia o seguridad del Estado Parte” (art.27.1, CADH).La am<strong>en</strong>aza a la seguridad del Estado no debe confundirse con ladoctrina de la seguridad nacional, que durante los años ’70 ycomi<strong>en</strong>zos de los ’80 sirvió de pretexto para la comisión de violacionesmasivas de derechos <strong>humanos</strong>. Ello, pues no sólo los derechos a lavida y a la integridad física son inderogables, cualquiera sea lagravedad de la emerg<strong>en</strong>cia (infra, § 5), sino que ésta debe serdispuesta de conformidad con la normas imperativas del derechointernacional, <strong>en</strong>tre las que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran la interdicción de loscrím<strong>en</strong>es de lesa humanidad (infra, § 4.4).La Corte de San José ha reconocido que “la susp<strong>en</strong>sión de lasgarantías puede ser, <strong>en</strong> algunas hipótesis, el único medio paraat<strong>en</strong>der a situaciones de emerg<strong>en</strong>cia pública y preservar los valoressuperiores de la sociedad democrática. Pero no puede la Corte17Corte I.D.H., El Hábeas corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OC-8/87, cit., párr. 20.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 11hacer abstracción de los abusos a que puede dar lugar, y a los quede hecho ha dado <strong>en</strong> nuestro hemisferio, la aplicación de medidasde excepción cuando no están objetivam<strong>en</strong>te justificadas a la luzde los criterios que ori<strong>en</strong>tan el artículo 27 y de los principios que,sobre la materia, se deduc<strong>en</strong> de otros instrum<strong>en</strong>tosinteramericanos.” 18El Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos de Naciones Unidas ha resaltado,<strong>en</strong> su Observación G<strong>en</strong>eral sobre el art. 4 del Pacto Internacionalde <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, que las medidas dispuestas<strong>en</strong> situaciones de emerg<strong>en</strong>cia están limitadas a lo estrictam<strong>en</strong>terequerido por las exig<strong>en</strong>cias de la situación <strong>en</strong> particular,lo que refiere tanto a su duración, como a su ámbito geográficoy al alcance material del estado de emerg<strong>en</strong>cia y de las medidasde derogación dispuestas <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia. 194.2. TemporalidadEl Pacto de Costa Rica establece que estas disposiciones sólo pued<strong>en</strong>ser adoptadas <strong>en</strong> la medida y por el tiempo estrictam<strong>en</strong>te limitadosa las exig<strong>en</strong>cias de la situación, por lo que resultan ilegítimasaquellas que se decret<strong>en</strong> por tiempo ilimitado o que se mant<strong>en</strong>ganhabi<strong>en</strong>do desaparecido las causas que las motivaron. 20La Comisión ha resaltado la gravedad de decretar estados deemerg<strong>en</strong>cia por períodos de tiempo indefinidos o prolongados, sobretodo cuando ellos otorgan al Jefe de Estado una amplia conc<strong>en</strong>traciónde poder, incluy<strong>en</strong>do la abst<strong>en</strong>ción del poder judicialrespecto a las medidas decretadas por el Ejecutivo, lo que <strong>en</strong> cier-18Corte I.D.H., El Hábeas corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OC-8/87, cit., párr. 20.19Human Rights Committee, G<strong>en</strong>eral Comm<strong>en</strong>t No. 29, States ofEmerg<strong>en</strong>cy (Article 4), CCPR/C/21/Rev.1/Add.11, 31 August 2001, par. 4.20En ese s<strong>en</strong>tido, la Comisión Europea ha dicho que las medidas desusp<strong>en</strong>sión de derechos sólo pued<strong>en</strong> ser dictadas por las causas que autorizael art. 15 de la Conv<strong>en</strong>ción Europea, repres<strong>en</strong>tando una violación deésta si permanec<strong>en</strong> vig<strong>en</strong>tes después de que desaparezcan esas circunstancias.Caso De Becker vs. Belgium, serie B, 1962, p. 133.


VII - 12DERECHOS HUMANOStos casos puede llevar a la negación misma de la exist<strong>en</strong>cia delEstado de Derecho. 21Este requisito reviste particular importancia para nosotros,por el abuso de los institutos de emerg<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> nuestro país, tanto<strong>en</strong> el pasado reci<strong>en</strong>te, como <strong>en</strong> la actualidad. Un estudio muestraque durante el período compr<strong>en</strong>dido <strong>en</strong>tre 1900 y 1983 –añoeste último de la restauración democrática– el estado de sitio fuedeclarado durante veintiséis años, lo que repres<strong>en</strong>ta un 31,50%de esos och<strong>en</strong>ta y tres años. 22 Es decir, que si tomamos todo elsiglo XX, un cuarto de c<strong>en</strong>turia fue vivido bajo susp<strong>en</strong>sión de lasgarantías constitucionales.Luego de la restauración democrática, el problema ha cambiadode formas. De los decretos-leyes emitidos por los dictadores conel Congreso cerrado, hemos pasado a los decretos cuasi-legislativosdictados por el Ejecutivo, aún durante los períodos parlam<strong>en</strong>tarios,lo que ha conducido a un increm<strong>en</strong>to sideral de las facultadespresid<strong>en</strong>ciales, <strong>en</strong> desmedro de las que correspond<strong>en</strong> al Legislativo.Respecto de la delegación legislativa, tal requisito surge expresam<strong>en</strong>tedel art. 76 de la Constitución nacional, <strong>en</strong> cuanto exigeal Legislativo fijar un plazo de caducidad de las facultades cedidas.En cambio, respecto de los decretos de necesidad y urg<strong>en</strong>cia(art. 99 inc. 3, CN), tal exig<strong>en</strong>cia devi<strong>en</strong>e también constitucional,pero por el juego armónico del art. 75, inc. 22 con el art. 27(1) dela CADH. 23 Por ello, <strong>en</strong> los excepcionales casos <strong>en</strong> que se admiteel dictado de decretos delegados y de necesidad y urg<strong>en</strong>cia porparte del Ejecutivo, su duración nunca puede ser ilimitada, sinotemporal. 2421CIDH, Informe Anual 1980-1981, pág. 115.22GELLI, MARÍA ANGÉLICA, Constitución de la Nación Arg<strong>en</strong>tina. Com<strong>en</strong>taday Concordada, Bu<strong>en</strong>os Aires, La Ley, 2ª ed., 2003, p. 203.23MIDÓN, MARIO A. R., Decretos de necesidad y urg<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la Constituciónnacional y <strong>en</strong> los ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos provinciales, Bu<strong>en</strong>os Aires, La Ley,2001, p. 122, <strong>en</strong> opinión que compartimos.24Sin embargo, la Corte Suprema arg<strong>en</strong>tina desvincula el concepto deemerg<strong>en</strong>cia de lo transitorio. Así, <strong>en</strong> “Peralta,” Fallos, 313:1513, el altoTribunal nacional sostuvo que la emerg<strong>en</strong>cia no puede ser fijada de antemano<strong>en</strong> un número preciso de años o meses, sino que lo que cabe afirmar


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIA4.3. ProporcionalidadVII - 13Estos remedios se adoptan sólo <strong>en</strong> cuanto lo requieran lascircunstancias, lo que importa un criterio de razonabilidad <strong>en</strong>trelos medios empleados y los fines perseguidos. Por ello, tanto el Pactode <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos como la Conv<strong>en</strong>ción Americanaautorizan a los Estados Partes a adoptar disposiciones que susp<strong>en</strong>danlas obligaciones contraídas <strong>en</strong> virtud de esos pactos, pero sólo <strong>en</strong> lamedida estrictam<strong>en</strong>te limitada a las exig<strong>en</strong>cias de la situación(arts. 4.1, y 27.1, respectivam<strong>en</strong>te).Este requisito se refiere a la prohibición de susp<strong>en</strong>der innecesariam<strong>en</strong>teciertos derechos, imponer restricciones mayores a lasque demanda la situación, o ext<strong>en</strong>der injustificadam<strong>en</strong>te la susp<strong>en</strong>siónde derechos a áreas no afectadas por la emerg<strong>en</strong>cia.El Comité de Naciones Unidas sostuvo que <strong>en</strong> virtud del principiode proporcionalidad, no sólo la declaración de emerg<strong>en</strong>ciadebe estar pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te justificada, sino que además, el Estadodebe demostrar que medidas específicas dictadas para paliaraquélla, eran requeridas por las exig<strong>en</strong>cias de la situación. Ellosignifica –sostuvo el órgano fiscalizador del Pacto de Nueva York–que aún cuando un derecho se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre válidam<strong>en</strong>te derogado<strong>en</strong> virtud de la emerg<strong>en</strong>cia, no será totalm<strong>en</strong>te inaplicable, sinosólo <strong>en</strong> la medida que resulte necesario a la consecución del fin,que no es otro que el regreso a la normalidad institucional. 25La Corte de San José ha considerado ilegales las medidas que“violaran la legalidad excepcional de la emerg<strong>en</strong>cia, si se prolongaranmás allá de sus límites temporales, si fueran manifiestam<strong>en</strong>teirracionales, innecesarias o desproporcionadas, o si paraadoptarlas se hubiere recurrido <strong>en</strong> desviación o abuso de poder.” 26razonablem<strong>en</strong>te es que misma dura todo lo que duran las causas que la hanoriginado. Puede verse un estudio det<strong>en</strong>ido del fallo <strong>en</strong>: LUGONES, NARCISO J.,GARAY, ALBERTO F., DUGO, SERGIO O., CORCUERA, SANTIAGO H., Leyes de emerg<strong>en</strong>cia.Decretos de necesidad y urg<strong>en</strong>cia, La Ley, 1993, pp. 195-219.25Human Rights Committee, G<strong>en</strong>eral Comm<strong>en</strong>t No. 29, States ofEmerg<strong>en</strong>cy (Article 4), par. 5.26Corte I.D.H., El habeas corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OC-8/87,cit., párrs. 38/39.


VII - 14DERECHOS HUMANOS4.4. Compatibilidad con el derecho internacionalTanto el conv<strong>en</strong>io de Naciones Unidas como el de la OEA autorizanla susp<strong>en</strong>sión de derechos, siempre que tales disposiciones no seanincompatibles con las demás obligaciones que les impone el derechointernacional. Ello lleva a examinar todos los tratadosinternacionales de derechos <strong>humanos</strong> y de derecho humanitarioratificados por el Estado que invoca la emerg<strong>en</strong>cia para determinarsi las medidas de emerg<strong>en</strong>cia resultan violatorias de otras fu<strong>en</strong>teslegales.Esta es una limitante muy importante a la hora del contralorinternacional: el Estado no podrá invocar la validez de la susp<strong>en</strong>siónde derechos, si se prevaleció del mecanismo del estado desitio para violar los derechos <strong>humanos</strong>, especialm<strong>en</strong>te cuandocomete crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad, con actos contrarios al iusg<strong>en</strong>tium, como pued<strong>en</strong> ser la tortura o la desaparición forzada depersonas.El tema reviste significancia <strong>en</strong> aquellos países que no sonparte <strong>en</strong> gran número de instrum<strong>en</strong>tos internacionales. Por ejemplo,<strong>en</strong> el caso de Estados Unidos, que no ha ratificado la Conv<strong>en</strong>ciónAmericana de <strong>Derechos</strong> Humanos –pese a que su órganoprincipal de promoción, la Comisión Interamericana, ti<strong>en</strong>e su sede<strong>en</strong> Washington– pero sí el Pacto de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos,<strong>en</strong> virtud del art. 4.1 de éste, las disposiciones que pueda dictardurante la emerg<strong>en</strong>cia –que <strong>en</strong> ese país se conoce como susp<strong>en</strong>siónde habeas corpus– no pued<strong>en</strong> resultar incompatibles conotras obligaciones nacidas de los otros tratados que ha ratificado,como son las cuatro Conv<strong>en</strong>ciones de Ginebra sobre DerechoHumanitario, la Conv<strong>en</strong>ción sobre Prev<strong>en</strong>ción y Sanción del Delitode G<strong>en</strong>ocidio, la Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura y otros Tratoso P<strong>en</strong>as Crueles, Inhumanas o Degradantes, y la Conv<strong>en</strong>ción contraTodas Formas de Discriminación Racial. 2727Puede verse un estudio de los tratados ratificados por Estados Unidos,y sus reservas, <strong>en</strong> STEINER, HENRY J. y ALSTON, PHILIP, International HumanRights in Context. Law, Politics and Morals, Oxford, Oxford UniversityPress, 2 nd Edition, 2000, pp. 1029-48. También puede verse: BUERGENTHAL,


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIA4.5. No discriminaciónVII - 15Ambos tratados permit<strong>en</strong> la susp<strong>en</strong>sión de derechos y garantías, deacuerdo a los principios señalados, siempre que no <strong>en</strong>trañ<strong>en</strong>discriminación alguna fundada <strong>en</strong> motivos de raza, color, sexo,idioma, religión u orig<strong>en</strong> social.Este es un principio de ius cog<strong>en</strong>s, 28 cuya violación acarreala nulidad absoluta de la declaración de emerg<strong>en</strong>cia. Es decir,que no puede alegarse una situación de excepción para negar arbitrariam<strong>en</strong>tea algunos los derechos fundam<strong>en</strong>tales que se reconoc<strong>en</strong>a todo ser humano por su condición de tal.4.6. LegalidadEl estado de emerg<strong>en</strong>cia no susp<strong>en</strong>de ni anula el Estado deDerecho, 29 por lo que las autoridades deb<strong>en</strong> actuar de acuerdo ala legislación vig<strong>en</strong>te. Recuérdese que <strong>en</strong>tre los derechosinderogables que m<strong>en</strong>ciona el art. 27.2 se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el delegalidad (art. 9, CADH). Por ello, la Corte Interamericana haafirmado que “<strong>en</strong> un Estado de Derecho, los principios delegalidad e irretroactividad presid<strong>en</strong> la actuación de todos losórganos del Estado, <strong>en</strong> sus respectivas compet<strong>en</strong>cias.” 30 Tambiénha dicho que no puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse que “la susp<strong>en</strong>sión degarantías comporte la susp<strong>en</strong>sión temporal del Estado de Derechoo que autorice a los gobernantes a apartar su conducta de lalegalidad a la que <strong>en</strong> todo mom<strong>en</strong>to deb<strong>en</strong> ceñirse. Estandosusp<strong>en</strong>didas las garantías, algunos de los límites legales de laactuación del poder público pued<strong>en</strong> ser distintos de los vig<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> condiciones normales, pero no deb<strong>en</strong> considerarse inexist<strong>en</strong>tesTHOMAS, International Human Rights, St. Paul, Minn., West Group, NutshellSeries, 2 nd Edition, 1995, p. 278.28Es decir, una norma imperativa de derecho internacional que no admiteacuerdo <strong>en</strong> contrario, <strong>en</strong> los términos del art. 53 de la Conv<strong>en</strong>ción deVi<strong>en</strong>a sobre el Derecho de los Tratados, de 1969.29GORDILLO, AGUSTÍN, “El estado de derecho <strong>en</strong> estado de emerg<strong>en</strong>cia,” LL,2001-F, 1050.30Corte I.D.H., Ba<strong>en</strong>a Ricardo y otros c. Panamá, del 2 de febrero de2001, Serie C: No. 72, párr. 107.


VII - 16DERECHOS HUMANOSni cabe, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que el gobierno esté investidode poderes absolutos más allá de las condiciones <strong>en</strong> que tallegalidad excepcional está autorizada.” 315. <strong>Derechos</strong> inderogablesLos pactos internacionales que prevén la susp<strong>en</strong>sión de derechos <strong>en</strong>situaciones de excepción establec<strong>en</strong> un listado de derechos aj<strong>en</strong>osa la misma, que no pued<strong>en</strong> derogarse por más grave que sea laemerg<strong>en</strong>cia. Este grupo, conocido como el núcleo duro de losderechos <strong>humanos</strong>, 32 haya fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el límite infranqueabledel respeto a la dignidad humana, aún durante el estado de sitio.Una crisis sociopolítica o un desastre natural no pued<strong>en</strong> nuncaautorizar a los gobernantes a matar, torturar, someter a esclavitud,imponer p<strong>en</strong>as sin leyes o aplicarlas retroactivam<strong>en</strong>te, etc.El Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, que plasmó<strong>en</strong> obligaciones concretas de los Estados los importantes anheloscomunes de todo el género humano afirmados <strong>en</strong> la DeclaraciónUniversal, de 1948, previó que tan importantes derechossean reducidos a letra muerta durante las guerras, las revolucioneso rebeliones internas o los desastres naturales. Por esas razones,<strong>en</strong> su art. 4.2 prohíbe la susp<strong>en</strong>sión del derecho a la vida; laprohibición de torturas u otras p<strong>en</strong>as o tratos crueles, in<strong>humanos</strong>o degradantes; la prohibición de la esclavitud y servidumbre;el <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to por incumplimi<strong>en</strong>to de obligaciones contractuales;el principio de legalidad y de retroactividad; el reconocimi<strong>en</strong>tode la personalidad jurídica y; la libertad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to,de conci<strong>en</strong>cia y de religión.Por su parte, el art. 27.2 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre<strong>Derechos</strong> Humanos impide la susp<strong>en</strong>sión de los sigui<strong>en</strong>tes derechos:al reconocimi<strong>en</strong>to de la personalidad jurídica; el derecho a31Corte I.D.H., La expresión ‘leyes’ <strong>en</strong> el artículo 30 de la Conv<strong>en</strong>ciónAmericana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos, Opinión Consultiva OC-6/86, del 9 demayo de 1986, Serie A: N° 6, párr. 32.32En feliz expresión de CARRILLO SALCEDO, JUAN, Soberanía de los Estadosy <strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong> el Derecho Internacional Contemporáneo, Madrid,Técnos, 1995, p. 64.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 17la vida; el derecho a la integridad personal; la prohibición de laesclavitud y servidumbre; el principio de legalidad y deretroactividad; la libertad de conci<strong>en</strong>cia y de religión; la proteccióna la familia; el derecho al nombre; los derechos del niño; elderecho a la nacionalidad; los derechos políticos, y las garantíasjudiciales indisp<strong>en</strong>sables para la protección de tales derechos.Del confronte de sus textos surge, como nota <strong>en</strong> común, queambas conv<strong>en</strong>ciones declaran inderogables el derecho a la vida;al reconocimi<strong>en</strong>to de la personalidad jurídica; a la integridad física,la prohibición de la esclavitud y servidumbre; la libertad dep<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, conci<strong>en</strong>cia y religión; y los principios de legalidad yretroactividad.Pero también se observan algunas difer<strong>en</strong>cias, las que serviránpara complem<strong>en</strong>tar el régim<strong>en</strong> de protección internacional,pero no para restar amparo (art. 29 letra b, CADH). Así, el Pactode Nueva York incluye <strong>en</strong> el núcleo irreductible de derechos a laprohibición del <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to por incumplimi<strong>en</strong>to de obligacionescontractuales, que no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra prevista <strong>en</strong> el Pacto deCosta Rica. Nótese que este impedim<strong>en</strong>to de prisión por deudarefiere a las contractuales, pero nada dice respecto de las obligacionesfiscales, o de otra naturaleza, como pued<strong>en</strong> ser lasalim<strong>en</strong>tarias, que no son alcanzadas por dicha garantía.Por su parte, la Conv<strong>en</strong>ción Americana <strong>en</strong>umera <strong>en</strong> su art.27(2) el derecho al nombre; a la protección de la familia, los derechosdel niño, el derecho a la nacionalidad y los derechos políticos.Además, y esto resulta de suma trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, establece quetampoco pued<strong>en</strong> susp<strong>en</strong>derse las garantías judiciales indisp<strong>en</strong>sablespara la protección de los derechos que no toleran derogación,como veremos más adelante (infra § 6.1).La Corte Interamericana tuvo oportunidad de expedirse sobreel tema <strong>en</strong> ocasión de una opinión consultiva solicitada por laComisión Interamericana a raíz de la reserva que hizo Guatemalaal ratificar la CADH, por la cual conservaba la facultad deaplicar la p<strong>en</strong>a de muerte a delitos que no t<strong>en</strong>ían esa sanción almom<strong>en</strong>to de efectuar la ratificación. El Tribunal de San José re-


VII - 18DERECHOS HUMANOSchazó categóricam<strong>en</strong>te dicha posibilidad, <strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>cia que“toda reserva destinada a permitir al Estado la susp<strong>en</strong>sión deuno de esos derechos fundam<strong>en</strong>tales, cuya derogación está <strong>en</strong> todahipótesis prohibida, debe ser considerada como incompatible conel objeto y fin de la Conv<strong>en</strong>ción y, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, no autorizadapor ésta. Otro sería la situación, <strong>en</strong> cambio, si la reserva persiguierasimplem<strong>en</strong>te restringir algunos aspectos de un derecho noderogable sin privar al derecho <strong>en</strong> conjunto de su propósito básico.”336. Susp<strong>en</strong>sión de garantíasUna cuestión que ha g<strong>en</strong>erado –y sigue g<strong>en</strong>erando– fuertes debates,tanto <strong>en</strong> el plano interno como <strong>en</strong> el internacional, es la referida asaber si la declaración de estado de emerg<strong>en</strong>cia susp<strong>en</strong>de, ademásde los derechos fundam<strong>en</strong>tales, las garantías judiciales para laprotección de los mismos.La Constitución de Estados Unidos, modelo seguido por casitodos los países de América –<strong>en</strong>tre ellos el nuestro– prohibió alcongreso “susp<strong>en</strong>der el privilegio de habeas corpus, salvo <strong>en</strong> aquelloscasos de rebelión o invasión <strong>en</strong> que la seguridad pública lorequiera” (Art. I, Secc. IX, párr. 2°). La Corte Suprema de esepaís, <strong>en</strong> una decisión de 1866 contraria a la concesión de poderesespeciales <strong>en</strong> situaciones de emerg<strong>en</strong>cia, sostuvo que la Constituciónes la misma <strong>en</strong> tiempo de paz y <strong>en</strong> tiempo de guerra, y que<strong>en</strong> el ing<strong>en</strong>io del hombre no había ninguna doctrina más perniciosaque la que sugiere que algunas de las disposiciones pued<strong>en</strong>susp<strong>en</strong>derse toda vez que el gobierno se vea <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado a grandesexig<strong>en</strong>cias, ya que ello conduciría directam<strong>en</strong>te a la anarquía o eldespotismo. 34Nuestra Constitución adoptó un temperam<strong>en</strong>to similar, alautorizar la susp<strong>en</strong>sión de las garantías constitucionales duran-33Corte IDH, Restricciones a la p<strong>en</strong>a de muerte, Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de septiembre de 1983, Serie A: N° 3, párr. 61.34U.S. S.C., Ex Parte Milligan, 4, Wall. (71 U.S.), 2 (1867). Véase: GUNTHER,GERALD – SULLIVAN, KATHLEEN, Constitutional Law, New York, FoundationPress, University Casebook Series, 13 th Edition, 1999, p. 78.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 19te el estado de sitio, lo que ha planteado el problema de su posibleincompatibilidad con lo normado por los tratados internacionales.6.1. En el ámbito universalEl Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos regulódetalladam<strong>en</strong>te el instituto de la emerg<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> su texto imponi<strong>en</strong>do,además de los presupuestos y condiciones antes estudiados, unlistado de derechos que no admit<strong>en</strong> derogación <strong>en</strong> circunstanciaalguna. Se trata de una versión mejorada del catálogo cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>la Conv<strong>en</strong>ción Europea para la Protección de los <strong>Derechos</strong> Humanosy Libertades Fundam<strong>en</strong>tales, de 1950, 35 pero, al igual que ésta, noincluyó a las garantías necesarias para protegerlos.Como se sabe, un derecho que no está rodeado de salvaguardas<strong>en</strong> caso de violación, se transforma <strong>en</strong> una declaración de bu<strong>en</strong>avoluntad, sin valor práctico alguno. Por esas razones, el Comitéde <strong>Derechos</strong> Humanos de Naciones Unidas, órgano de controlestablecido <strong>en</strong> dicho Pacto (art. 28) –al que nuestro país se sometióal ratificar el Protocolo Facultativo, que goza de expresa jerarquíaconstitucional <strong>en</strong> virtud del art. 75 inc. 22– se ha esforzado<strong>en</strong> integrar dicha laguna a través de una interpretación sumam<strong>en</strong>terazonable, que compartimos.Ha dicho reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el Comité de la ONU, que el derechode toda persona de interponer un recurso efectivo ante las autoridadescompet<strong>en</strong>tes (art. 2.3), más allá de no <strong>en</strong>contrarse compr<strong>en</strong>didod<strong>en</strong>tro del listado de derechos inderogables (art. 4.2),“constituye una obligación conv<strong>en</strong>cional inher<strong>en</strong>te al Pacto comoun todo.” 36 Respecto de los derechos inderogables –dijo– ellos deb<strong>en</strong>ser protegidos con las garantías procesales adecuadas, incluidaslas judiciales. En relación a los derechos que admit<strong>en</strong>susp<strong>en</strong>sión, no debe olvidarse –recordó el Comité– que los princi-35Que sólo impide susp<strong>en</strong>der el derecho a la vida (salvo legítimos actosde guerra), la prohibición de la tortura, la prohibición de la esclavitud, y losprincipio de legalidad y retroactividad (art. 15.2).36Human Rights Committee, G<strong>en</strong>eral Comm<strong>en</strong>t No. 29, States ofEmerg<strong>en</strong>cy (Article 4), par. 14.


VII - 20DERECHOS HUMANOSpios de legalidad y de Estado de derecho requier<strong>en</strong> que los recaudosdel proceso justo (fair trial) sean respetados durante el estado deemerg<strong>en</strong>cia. Por ello –concluyó– una persona sólo puede ser cond<strong>en</strong>adapor un tribunal de justicia, de la misma forma que deberespetarse la presunción de inoc<strong>en</strong>cia, y el derecho de toda personaa ser llevada sin demoras ante un juez para que decida sobrela legalidad de su arresto o det<strong>en</strong>ción. 376.2. En el ámbito regionalLa Conv<strong>en</strong>ción Americana, suscripta <strong>en</strong> 1969, innovó respecto delPacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, de 1966, <strong>en</strong>cuanto al listado de derechos intangibles al añadir las garantíasjudiciales indisp<strong>en</strong>sables para su protección. Pero la cuestión –delicada <strong>en</strong> sí misma y objeto de fuertes pujas durante siglos– setornó de más difícil elucidación <strong>en</strong> razón de las propias palabrasempleadas por la Conv<strong>en</strong>ción. En efecto, la prohibición de susp<strong>en</strong>derlas garantías judiciales indisp<strong>en</strong>sables para la protección de losderechos que no admit<strong>en</strong> derogación, establecida <strong>en</strong> el art. 27.2,resulta manifiestam<strong>en</strong>te contradictoria con el título de dichoartículo, que lleva el rótulo de “susp<strong>en</strong>sión de garantías”. Más aún,incluso el epígrafe del Capítulo IV, que abarca de los artículos 27a 31, reza: “Susp<strong>en</strong>sión de garantías, interpretación y aplicación.”Ello ha llevado a la ardua tarea de precisar el alcance de laprohibición de susp<strong>en</strong>sión de las garantías judiciales cuando lospropios títulos del articulado refier<strong>en</strong> a la susp<strong>en</strong>sión de garantías.Coincidimos con Hitters <strong>en</strong> que la redacción del art. 27 noha sido feliz, al resultar una mezcla de los distintos proyectos quele sirvieron de fu<strong>en</strong>te, de ahí la imperiosa necesidad que tuvo laCorte de acotar y determinar su alcance. 3837Human Rights Committee, G<strong>en</strong>eral Comm<strong>en</strong>t No. 29, States ofEmerg<strong>en</strong>cy (Article 4), cit., par. 16.38HITTERS, JUAN C., Derecho internacional de los derechos <strong>humanos</strong>,Bu<strong>en</strong>os Aires, Ediar, 1993, T. II, p. 285. Sobre los distintos proyectos quesirvieron de anteced<strong>en</strong>tes a este artículo de la Conv<strong>en</strong>ción, puede verse:COLAUTTI, CARLOS, El Pacto de San José de Costa Rica. Protección de losderechos <strong>humanos</strong>, Bu<strong>en</strong>os Aires, Lerner, 1989, p. 139.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 21El Tribunal Interamericano ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, <strong>en</strong> la Opinión Consultivasobre “El Habeas Corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías”,que los recursos de amparo y habeas corpus constituy<strong>en</strong> los mediosidóneos para proteger los derechos inderogables, razón por locual no cabe su susp<strong>en</strong>sión durante el estado de sitio o de emerg<strong>en</strong>cia,pues “dichos procedimi<strong>en</strong>tos [son] indisp<strong>en</strong>sables paragarantizar esos derechos”. 39 En palabras de la Corte, “como losEstados Parte ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la obligación de reconocer y respetar losderechos y libertades de la persona, también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la de protegery asegurar su ejercicio a través de las respectivas garantías (art.1.1), vale decir, de los medios idóneos para que los derechos ylibertades sean efectivos <strong>en</strong> toda circunstancia”. El Tribunal deSan José concluyó que “debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse que <strong>en</strong> la implem<strong>en</strong>tacióndel estado de emerg<strong>en</strong>cia –cualquiera que sea la dim<strong>en</strong>sión o d<strong>en</strong>ominacióncon que se le considere <strong>en</strong> el derecho interno– nopuede comportar la supresión o la pérdida de efectividad de lasgarantías judiciales que los Estados Partes están obligados a establecer,según la misma Conv<strong>en</strong>ción, para la protección de losderechos no susceptibles de susp<strong>en</strong>sión o de los no susp<strong>en</strong>didos <strong>en</strong>virtud del estado de emerg<strong>en</strong>cia.” 40La Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos concluyó que“las garantías judiciales indisp<strong>en</strong>sables para la protección de losderechos <strong>humanos</strong> no susceptibles de susp<strong>en</strong>sión, según lo dispuesto<strong>en</strong> el artículo 27.2 de la Conv<strong>en</strong>ción, son aquéllas a las queésta se refiere expresam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los artículos 7.6 (habeas corpus)y 25.1 (amparo), consideradas d<strong>en</strong>tro del marco y según los principiosdel artículo 8 (garantías judiciales), y también las inher<strong>en</strong>tesa la preservación del Estado de Derecho, aun bajo la legalidadexcepcional que resulta de la susp<strong>en</strong>sión de garantías.” 4139Corte I.D.H., El Habeas Corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OC-8/87, cit., párr. 27.40Corte I.D.H., El habeas corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OC-8/87,cit., párr. 25.41Corte I.D.H., El habeas corpus bajo susp<strong>en</strong>sión de garantías, OC-8/87,cit., párr. 38.


VII - 22DERECHOS HUMANOSPor su parte, <strong>en</strong> la Opinión Consultiva OC-9/87, sobre las “Garantíasjudiciales <strong>en</strong> estados de emerg<strong>en</strong>cia,” la Corte de SanJosé destacó que “la implem<strong>en</strong>tación del estado de emerg<strong>en</strong>cia –cualquiera sea la dim<strong>en</strong>sión o d<strong>en</strong>ominación con que se le considere<strong>en</strong> el derecho interno– no puede comportar la supresión opérdida de efectividad de las garantías judiciales que los EstadosPartes están obligados a establecer, según la misma Conv<strong>en</strong>ción,para la protección de los derechos no susceptibles de susp<strong>en</strong>siónde los no susp<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> virtud del estado de emerg<strong>en</strong>cia.” 42 Porello, el Tribunal consideró que no podía hacer una <strong>en</strong>umeraciónexhaustiva de todas las posibles garantías judiciales indisp<strong>en</strong>sablesque no pued<strong>en</strong> susp<strong>en</strong>derse, lo que dep<strong>en</strong>derá <strong>en</strong> cada caso deun análisis del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico y de la práctica de cadaEstado Parte, de cuáles son los derechos involucrados y de loshechos concretos que motiv<strong>en</strong> la indagación. 436.3. En la Constitución nacionalUn tema que ha sido objeto de fuertes debates <strong>en</strong> el derecho nacionales el rol que le cabe al Poder Judicial <strong>en</strong> el control del estado de sitio.La principal dificultad radica <strong>en</strong> la letra del propio art. 23 de laConstitución, que establece que durante el mismo quedansusp<strong>en</strong>didas las garantías constitucionales.La jurisprud<strong>en</strong>cia de la Corte Suprema pasó por varias etapas.En un primer período, anterior a 1959, llegó a sost<strong>en</strong>er que“el estado de sitio importa la susp<strong>en</strong>sión de todas las garantíasconstitucionales.” 44 Luego, <strong>en</strong> “Sofía” (1959), 45 adoptó la doctrinafinalista, según la cual sólo son pasibles de susp<strong>en</strong>sión los dere-42Corte IDH, Garantías judiciales <strong>en</strong> estados de emerg<strong>en</strong>cia, OpiniónConsultiva OC-9/87, del 6 de octubre de 1987, Serie A: N° 9, párr. 25.43Corte IDH, Garantías judiciales <strong>en</strong> estados de emerg<strong>en</strong>cia, OC-9/87,cit., párr. 40.44CSJN, “Bertotto, José Guillermo,” Fallos, 160:104 (1931); y “Grosso,Juan Antonio,” Fallos, 236:41 (1956).45CSJN, “Sofía, Antonio y Baquero, Fulvio,” Fallos, 243:504 (1959).


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 23chos y garantías que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> vinculación con el motivo que originóla declaración del estado de sitio. 46Sin embargo cabe preguntarse si cuando la Constitución afirmaque el estado de sitio susp<strong>en</strong>de las garantías constitucionales,alude a las mismas <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido estricto –como son los procesosde amparo, habeas corpus, habeas data, acción declarativa, etc.–o <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido amplio, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didas como sinónimo de derechos constitucionales.La Corte Suprema se ha volcado por esta últimaposibilidad, ya que ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, respecto del habeas corpus, queel mismo no se susp<strong>en</strong>de durante el estado de sitio, 47 criterio queahora ost<strong>en</strong>ta expresa consagración constitucional (art. 43).Un tema particularm<strong>en</strong>te espinoso es la susp<strong>en</strong>sión ya no delas garantías judiciales, sino de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias mismas donde resultecond<strong>en</strong>ado el Estado. 48 En “Russo” (1959) 49 la Corte estableciótres requisitos para que la susp<strong>en</strong>sión de la ejecución de lass<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias sea reputada constitucional: i) que las normas impugnadashayan sido dictadas para paliar una grave situación deemerg<strong>en</strong>cia; ii) que haya susp<strong>en</strong>dido sólo “temporalm<strong>en</strong>te” los efectosde las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias firmes y; iii) que se haya salvado la “sustancia”de los derechos reconocidos <strong>en</strong> los pronunciami<strong>en</strong>tos judiciales.La seguridad jurídica –concluyó– sólo se vería dañada si laley alterara o degradara la sustancia de una decisión judicial, esdecir, si anulara la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia o le privara de eficacia ejecutiva.En “Peralta” (1990), la Corte sostuvo que “no hay violación delart. 17 cuando por razones de necesidad se sanciona una normaque no prive a los particulares de los b<strong>en</strong>eficios patrimonialeslegítimam<strong>en</strong>te reconocidos ni les niega su propiedad y sólo limitatemporalm<strong>en</strong>te la percepción de tales b<strong>en</strong>eficios o restringe el uso46Ampliar <strong>en</strong>: ZIULU, ADOLFO G., Estado de sitio: ¿emerg<strong>en</strong>cia necesaria oautoritarismo <strong>en</strong>cubierto?, Bu<strong>en</strong>os Aires, Depalma, 2001, p. 58; GREGORINICLUSELLAS, EDUARDO L., Estado de sitio y la armonía <strong>en</strong> la relación individuo-Estado,Bu<strong>en</strong>os Aires, Depalma, 1987.47Fallos, 167:235; 203:256.48Hemos tratado la cuestión <strong>en</strong> GONZÁLEZ CAMPAÑA, GERMÁN: “Límites constitucionalesde la consolidación de deudas,” , 2004-B LL, 628.49C.S.J.N., “Russo, Ángel y otra c/ C. de Delle Donne, E.,” Fallos, 243:467(1959); “Nadur, Amar c/ Borelli, Francisco,” Fallos, 243:449 (1959).


VII - 24DERECHOS HUMANOSque pueda hacerse de esa propiedad.” 50 Por su parte, <strong>en</strong> “VidelaCuello” (1990), 51 ante una disposición de la ley 23.696 que preveíala susp<strong>en</strong>sión por el plazo de dos años de las ejecuciones por cobrode honorarios y gastos, el Tribunal <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió que dicha medida noera desmesurada, por cuanto se ajustaba a las exig<strong>en</strong>cias de lapolítica trazada por el legislador y guardaba relación inmediatacon la preservación del interés nacional.Se trata de una jurisprud<strong>en</strong>cia convalidatoria de los ampliospoderes acopiados por el Ejecutivo durante las emerg<strong>en</strong>cias, queconllevan una severa restricción de los derechos constitucionales.Por ello, nos parece atinada la suger<strong>en</strong>cia que hace Gialdino,<strong>en</strong> cuanto a la exist<strong>en</strong>cia de una nueva norma constitucional,que consiste <strong>en</strong> acumular las exig<strong>en</strong>cias del art. 23 de la Constituciónnacional con los arts. 27 y 4 de la Conv<strong>en</strong>ción Americanay del Pacto de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, respectivam<strong>en</strong>te. Ello,<strong>en</strong> cuanto el bloque de constitucionalidad debe ser interpretadocomo una unidad, como un conjunto armónico, sin que sea posibleque sus normas se destruyan o alter<strong>en</strong> recíprocam<strong>en</strong>te. Poresa razón, <strong>en</strong> virtud del principio in dubio pro homine (art. 29letra d, CADH), habrá que t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te los derechos que no sonpasibles de susp<strong>en</strong>sión, categoría aus<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la letra del art. 23de la Constitución, lo mismo que la imposibilidad de susp<strong>en</strong>derlas garantías judiciales (<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido estricto) de aquellos derechosinderogables, etc. 527. ¿Estado de sitio económico?Esto nos lleva directam<strong>en</strong>te a una cuestión tan delicada comoactual, como es la de saber si la emerg<strong>en</strong>cia económica es unacausal de declaración del estado de sitio o si, por el contrario, es un50C.S.J.N., “Peralta, Luis A., y otro c/ Estado Nacional (M. E. – B.C.R.A.),”Fallos, 313:1513 (1990), consid. 24.51C.S.J.N., “Videla Cuello, Marcelo c/ Pcia. de La Rioja s/ daños yperjuicios,” Fallos, 313:1638 (1990).52GIALDINO, ROLANDO E., “Estados de excepción o de emerg<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> elderecho internacional de los derechos <strong>humanos</strong> y estado de sitio, ¿unanueva norma constitucional?,” <strong>en</strong> GELLI, MARÍA ANGÉLICA (dir.), Emerg<strong>en</strong>ciaeconómica y recurso extraordinario, Supl. Esp. La Ley, dic. 2003, p. 51.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 25instituto autónomo, que se rige por sus propias normas y criteriosjurisprud<strong>en</strong>ciales. El tema es complejo, ya que ni la Constituciónnacional ni los tratados internacionales alud<strong>en</strong> expresam<strong>en</strong>te a lascrisis financieras, aunque éstas podrían quedar <strong>en</strong>globadas, dealguna forma, d<strong>en</strong>tro del concepto de conmoción interior de laprimera.En “Guida” (2000), la Corte nacional afirmó que los poderes deemerg<strong>en</strong>cia surg<strong>en</strong> “<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de desastres o graves perturbacionesde carácter físico, económico o de otra índole […] La restricciónque impone el Estado al ejercicio normal de los derechospatrimoniales debe ser razonable, limitada <strong>en</strong> el tiempo, un remedioy no una mutación <strong>en</strong> la sustancia o es<strong>en</strong>cia del derechoadquirido por s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia o contrato, y está sometida al controljurisdiccional de constitucionalidad, toda vez que la emerg<strong>en</strong>cia,a difer<strong>en</strong>cia del estado de sitio, no susp<strong>en</strong>de las garantías constitucionales.”53Como se despr<strong>en</strong>de de la lectura del fallo, la Corte arg<strong>en</strong>tinaconfunde restricción con susp<strong>en</strong>sión de derechos, afirmando que<strong>en</strong> el caso de la emerg<strong>en</strong>cia económica no cabe acudir a las normasconstitucionales que regulan el estado de sitio, ya que de esaforma se trabaría la eficacia de las medidas adoptadas para remediarla.No compartimos tal intelig<strong>en</strong>cia. Coincidimos con Sagüés <strong>en</strong>que, mediante un esfuerzo dialéctico, la Corte nacional pret<strong>en</strong>dejustificar las profundas limitaciones de derechos constitucionales–y <strong>humanos</strong>, agregamos– dispuestas por el Gobierno sin la declaraciónformal del estado de sitio. 54Debemos hacer notar que detrás de este debate se esconde unacuestión sumam<strong>en</strong>te relevante, ya que mi<strong>en</strong>tras el Poder Ejecutivocu<strong>en</strong>ta –luego de la reforma constitucional de 1994– con las53CSJN, “Guida, Liliana c. Poder Ejecutivo Nacional,” Fallos, 323:1566(2000), cons. 7°.54SAGÜES, NÉSTOR P., “Conexiones <strong>en</strong>tre la declaración del estado de emerg<strong>en</strong>ciaeconómica <strong>en</strong> el derecho constitucional arg<strong>en</strong>tino y <strong>en</strong> el Pacto deSan José de Costa Rica. Su control judicial,” <strong>en</strong> GELLI, MARÍA ANGÉLICA (dir.),Emerg<strong>en</strong>cia económica y recurso extraordinario, Supl. Esp. La Ley, dic.2003, p. 46.


VII - 26DERECHOS HUMANOSfacultades de dictar decretos de necesidad y urg<strong>en</strong>cia y delegados<strong>en</strong> materias determinadas de emerg<strong>en</strong>cia (arts. 99 inc. 3 y 76,CN), el estado de sitio debe ser declarado siempre por el Congreso,salvo que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> receso, lo que autoriza excepcionalm<strong>en</strong>tea aquél a formalizarlo, debi<strong>en</strong>do luego el Legislativo aprobarloo reprobarlo (arts. 75 inc. 29 y 99 inc. 16, CN).Por esas razones, que hac<strong>en</strong> a un mayor escrutinio de los poderesde emerg<strong>en</strong>cia, estamos de acuerdo <strong>en</strong> hablar de “estado desitio económico”, 55 el que sólo puede ser declarado por el PoderLegislativo –salvo durante su receso, por el Ejecutivo, qui<strong>en</strong> debeconvocar inmediatam<strong>en</strong>te a las cámaras– sin perjuicio de que,una vez formalizado, pueda dictar decretos <strong>en</strong> las condicionesexcepcionales que autoriza la Constitución.8. Control de la emerg<strong>en</strong>ciaLa declaración de emerg<strong>en</strong>cia suele v<strong>en</strong>ir acompañada de unacrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de los poderes presid<strong>en</strong>ciales, <strong>en</strong> desmedro de quecorrespond<strong>en</strong> al Legislativo. Ello hace que la balanza se inclinehacia el Ejecutivo, con el peligro que la vida, propiedad y libertadde las personas quede a merced del Gobierno, y que la suma delpoder público –<strong>en</strong> la terminología del olvidado art. 29 de laConstitución nacional– conduzca al despotismo o a la tiranía. Taltemor es ciertam<strong>en</strong>te fundado, ya que cada vez que una nuevacrisis asoma <strong>en</strong> el horizonte nacional, el presid<strong>en</strong>te reclama alCongreso que le delegue superpoderes, a los que suma la emisiónde ci<strong>en</strong>tos de decretos de necesidad y urg<strong>en</strong>cia, cuyo cont<strong>en</strong>ido yvig<strong>en</strong>cia resultan indescifrables.Por estas razones, devi<strong>en</strong>e imprescindible un estricto controljurisdiccional de las medidas dispuestas durante los estados desitio políticos o económicos. Sin embargo, una vieja doctrina de laCorte nacional limita la fiscalización judicial a los aspectos formalesde la declaración, limitando el contralor del cont<strong>en</strong>ido delas mismas. Este criterio resulta insufici<strong>en</strong>te a la luz de las pau-55Tal como hace BIANCHI, ALBERTO B., “El estado de sitio económico,”Revista del Colegio de Abogados de Bu<strong>en</strong>os Aires, t. 50., n° 1, p. 13.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 27tas internacionales s<strong>en</strong>tadas por los tribunales compet<strong>en</strong>tes parala interpretación y aplicación de la Conv<strong>en</strong>ción Americana y delPacto de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos.8.1. Control jurisdiccional internoDesde antiguo, la Corte Suprema arg<strong>en</strong>tina ha ubicado la declaracióndel estado de sitio <strong>en</strong>tre las cuestiones políticas no judiciables. Esmás, <strong>en</strong> un principio <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió que las facultades presid<strong>en</strong>cialesejercidas durante el estado de sitio eran prácticam<strong>en</strong>te irrevisablesjudicialm<strong>en</strong>te, 56 doctrina que fue atemperada a finales de la décadadel ’50, donde estableció el criterio según el cual no son revisablesjudicialm<strong>en</strong>te los motivos que tuvieron <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los poderespolíticos para la declaración del estado de excepción, pero sí lo sonaquellas medidas administrativas dictadas <strong>en</strong> su consecu<strong>en</strong>cia. 57En el citado caso “Sofía” (1959), el alto Tribunal sostuvo quecorrespondía el control de las medidas adoptadas por el PoderEjecutivo “cuando ellas sean clara y manifiestam<strong>en</strong>te irrazonables,es decir, cuando impliqu<strong>en</strong> medios que no guard<strong>en</strong> relación algunacon los fines del artículo 23”. Por ello, concluyó que “al ejercer elcontrol de razonabilidad de los actos ejecutados <strong>en</strong> virtud delartículo 23, los jueces deb<strong>en</strong> referirlo a la causa constitucional einmediata del estado de sitio –situación de conmoción interior– y noa los motivos concretos que el legislador haya m<strong>en</strong>cionado como susfactores iniciales.” 58En 1984 se produjo un avance de la legislación interna, con laadopción de la Ley Nacional de Habeas Corpus, que lleva el número23.098, <strong>en</strong> cuyo artículo 4° establece que “cuando sea limitadala libertad de una persona <strong>en</strong> virtud de la declaración prevista<strong>en</strong> el art. 23 de la Constitución Nacional, el procedimi<strong>en</strong>tode hábeas corpus podrá comprobar, <strong>en</strong> el caso concreto: 1) la legi-56CSJN, “Fermín Rodríguez,” Fallos, 48:17 (1892). También <strong>en</strong> decisionesmás cercanas a la década del ’60, como “Rub<strong>en</strong>s Iscaro,” Fallos, 236:632(1956); “Jorge Antonio,” Fallos, 236:657 (1956), <strong>en</strong>tre otros.57Ampliar <strong>en</strong>: BIANCHI, ALBERTO B., Control de constitucionalidad, Bu<strong>en</strong>osAires, Ábaco, 2ª ed., 2002, t. 2, p. 169.58CSJN, “Sofía, Antonio y Baquero, Fulvio,” Fallos, 243:504 (1959).


VII - 28DERECHOS HUMANOStimidad de la declaración del estado de sitio; 2) la correlación<strong>en</strong>tre la ord<strong>en</strong> de privación de libertad y la situación que dio orig<strong>en</strong>a la declaración del estado de sitio […].” En su art. 6°, facultaa los jueces a declarar de oficio la inconstitucionalidad del preceptolegal que imponga la limitación a la libertad contraria a laConstitución nacional.Pese a tan importante herrami<strong>en</strong>ta legal, la Corte, <strong>en</strong> el caso“Granada” (1985), –única oportunidad que tuvo de resolver el temadesde <strong>en</strong>tonces– sostuvo que “no cabe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que haya sido int<strong>en</strong>cióndel legislador apartarse de la reiterada jurisprud<strong>en</strong>ciadel Tribunal, que ha reconocido como facultades privativas de lospoderes Legislativo y Ejecutivo las refer<strong>en</strong>tes a apreciar las circunstanciasde hecho que tornan aconsejable la adopción de talrecurso […] El juicio de legitimidad a que remite el art. 4° de laley 23.098 no ha de versar, pues, sobre las características de lasituación <strong>en</strong> la cual se proclama el estado de sitio, sino sobreotros elem<strong>en</strong>tos que son realm<strong>en</strong>te referibles al concepto de legitimidad.”59Tal doctrina judicial, que hace gala del self-restraint, resultaincompatible con los tratados internacionales que, desde 1994,gozan de jerarquía constitucional. En ese s<strong>en</strong>tido, cabe recordarque la Comisión Interamericana ha dicho que “los actos relativosal estado de emerg<strong>en</strong>cia, prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes normalm<strong>en</strong>te del Ejecutivo,no constituy<strong>en</strong> ‘cuestiones políticas’ ex<strong>en</strong>tas de control por elpoder judicial nacional. Muy por el contrario, dichos actos, dadasu naturaleza, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran especialm<strong>en</strong>te sujetos a revisiónpor el Poder Judicial.” 608.2. Control internacionalEl estudio de los presupuestos, requisitos y límites de los estados deemerg<strong>en</strong>cia establecidos <strong>en</strong> los tratados de derechos <strong>humanos</strong> no hasido <strong>en</strong> vano, ni ha perseguido un fin meram<strong>en</strong>te académico. Por59CSJN, “Granada, Jorge H.,” Fallos, 307:2284 (1985).60CIDH, Walter Humberto Vázquez Vejarano (Perú), caso N° 11.166, del13 de abril de 2000, p. 53.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 29el contrario, quisimos poner de resalto que fr<strong>en</strong>te a disposiciones dederecho interno contrarias a aquéllos o ante doctrinas judicialesreduccionistas del rol institucional de la Justicia, queda la posibilidadde acudir a la protección internacional. Mecanismo éste de naturalezasubsidiaria y coadyuvante (Preámbulo, CADH), al sólo puedeacudirse recién agotados los recursos internos previstos <strong>en</strong> lalegislación procesal local (art. 46.1, letra a, CADH), pero que unavez abierto devi<strong>en</strong>e ineludible si termina <strong>en</strong> una cond<strong>en</strong>ainternacional (art. 68.1, CADH).De todo ello se colige una consecu<strong>en</strong>cia fundam<strong>en</strong>tal: el principiode la responsabilidad de los Estados ante la comunidad internacionalcuando adopt<strong>en</strong> medidas que susp<strong>en</strong>dan los derechos<strong>humanos</strong> <strong>en</strong> contrav<strong>en</strong>ción de lo estrictam<strong>en</strong>te autorizado. 618.2.1. En el ámbito universal. La fiscalización universal se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra m<strong>en</strong>os desarrollada que la regional, ya que las posibilidadesde acción del Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos de NacionesUnidas se limitan a recibir una comunicación –obsérvese que nisiquiera se llama d<strong>en</strong>uncia o demanda– por parte de los individuosque alegu<strong>en</strong> violaciones al Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong>Civiles y Políticos, y cuyo país de orig<strong>en</strong> haya ratificado el ProtocoloFacultativo que confiere compet<strong>en</strong>cia a aquel órgano, y aemitir una observación sobre la misma al Estado <strong>en</strong> cuestión yal individuo que la solicitara (art. 5.4 Protocolo Facultativo). Lomismo cabe decir respecto de las facultades del Comité contra laTortura de recibir y examinar comunicaciones sobre los Estadosque le hayan reconocido compet<strong>en</strong>cia (art. 21, Conv<strong>en</strong>ción contrala Tortura y Otros Tratos o P<strong>en</strong>as Crueles, In<strong>humanos</strong> o Degradantes).También podría llevarse ante la Corte Internacional de Justiciaun caso de susp<strong>en</strong>sión de derechos <strong>humanos</strong> que result<strong>en</strong> contrariosa la Carta de Naciones Unidas, como podrían ser los quese dictan con un propósito de discriminación racial. De la mismaforma, podría accederse a la Corte P<strong>en</strong>al Internacional, <strong>en</strong> casos61FAPPIANO, OSCAR L., El derecho de los derechos <strong>humanos</strong>, Bu<strong>en</strong>os Aires,Ábaco, 1997, p. 124.


VII - 30DERECHOS HUMANOSde delitos de lesa humanidad, como es el g<strong>en</strong>ocidio perpetrado <strong>en</strong>un estado de excepción.8.2.2. En el ámbito regional. En primer lugar, cabe m<strong>en</strong>cionara la OEA, que efectúa un control de carácter internacional,aunque de naturaleza diplomática. En ese s<strong>en</strong>tido, el nuevo art. 9de la Carta de la OEA, reformado por el Protocolo de Washington,autoriza la susp<strong>en</strong>sión de un Estado del ejercicio del derecho departicipación <strong>en</strong> las sesiones de la Asamblea G<strong>en</strong>eral cuando hayaaccedido al poder derrocando a un gobierno democráticam<strong>en</strong>teconstituido, lo que suele ir acompañado de revueltas internas yestados de sitio.También la Comisión Interamericana ejerce fiscalización, comoórgano <strong>en</strong>cargado de la observancia y def<strong>en</strong>sa de los derechos<strong>humanos</strong> <strong>en</strong> todo el contin<strong>en</strong>te americano (art. 41, CADH). Enese s<strong>en</strong>tido, ha señalado que si bi<strong>en</strong> “<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral recae <strong>en</strong> los propiosEstados y sus poderes públicos <strong>en</strong> particular el «marg<strong>en</strong> deapreciación» para determinar la necesidad de declarar el estadode emerg<strong>en</strong>cia, por t<strong>en</strong>er un conocimi<strong>en</strong>to directo e inmediato delas circunstancias de hecho por las que atraviesa el país, esemarg<strong>en</strong> de apreciación no es ilimitado […] En consecu<strong>en</strong>cia, elmarg<strong>en</strong> de apreciación a nivel interno está acompañado por unasupervisión interamericana. La Comisión debe valorar apropiadam<strong>en</strong>teaspectos relevantes, tales como naturaleza de los derechosafectados por la susp<strong>en</strong>sión, las circunstancias que motivaronel estado de emerg<strong>en</strong>cia y su duración.” 62En aplicación de estos principios, el órgano regional puede evaluarsi se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran satisfechas las exig<strong>en</strong>cias fácticas que justificanla declaración de emerg<strong>en</strong>cia. En un antiguo informe sobrelos traslados de un sector de la población de orig<strong>en</strong> miskitospor el gobierno de Nicaragua, lo que ponía <strong>en</strong> juego los derechosde tránsito y de resid<strong>en</strong>cia protegidos por el art. 22 de la CADH,susceptibles de susp<strong>en</strong>sión por no <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong>umerados <strong>en</strong> elart. 27.2, la Comisión sostuvo que se aceptaba la proced<strong>en</strong>cia dela susp<strong>en</strong>sión “solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los casos <strong>en</strong> que existan aconteci-62CIDH, Walter Humberto Vázquez Vejarano (Perú), cit., p. 55.


SUSPENSIÓN DE DERECHOS Y GARANTIAS ENSITUACIONES DE EMERGENCIAVII - 31mi<strong>en</strong>tos de extrema gravedad”. Por lo que concluyó que “el Estadonicaragü<strong>en</strong>se estaba realm<strong>en</strong>te am<strong>en</strong>azado por las incursionesde los grupos de ex miembros de la Guardia Nacional, lo quejustificaba la declaración del estado de emerg<strong>en</strong>cia y su mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to.La continua p<strong>en</strong>etración de esos grupos armados a territorionicaragü<strong>en</strong>se demuestra que allí había una am<strong>en</strong>aza real einmin<strong>en</strong>te a la seguridad del Estado.” 63El último resorte de protección del sistema constituye la CorteInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos que, <strong>en</strong> los casos específicosllevados ante ella, puede examinar la legalidad de las medidasdispuestas <strong>en</strong> virtud de la emerg<strong>en</strong>cia y cond<strong>en</strong>ar al Estado<strong>en</strong> caso que las mismas sean contrarias a lo establecido <strong>en</strong> laConv<strong>en</strong>ción Americana.El caso Neira Alegría c. Perú (1995) resulta prueba elocu<strong>en</strong>tede ello. Se trataba de la reducción de un motín <strong>en</strong> una cárcelperuana donde, luego de infructuosas acciones de habeas corpusint<strong>en</strong>tadas por los internos por las condiciones de det<strong>en</strong>ción, lasautoridades de ese país procedieron a la demolición del mismo,con los presos ad<strong>en</strong>tro, luego de que éstos se hubieran r<strong>en</strong>dido. ElTribunal Interamericano consideró que el control y jurisdicciónde las Fuerzas Armadas sobre el P<strong>en</strong>al San Juan Bautista setradujeron <strong>en</strong> una susp<strong>en</strong>sión implícita de la acción de hábeascorpus, <strong>en</strong> virtud de la aplicación de los decretos que declararonla emerg<strong>en</strong>cia y la Zona Militar Restringida. 64En Castillo Petruzzi c. Perú (1999) 65 la Corte de San José tuvo<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que “la det<strong>en</strong>ción de las personas ocurrió <strong>en</strong> el contextode una gran alteración de la paz pública, int<strong>en</strong>sificada <strong>en</strong> losaños 1992-1993, debida a actos de terrorismo que arrojaron numerosasvíctimas. Ante estos acontecimi<strong>en</strong>tos, el Estado adoptó63CIDH, Informe sobre la situación de los derechos <strong>humanos</strong> de unsector de la población nicaragü<strong>en</strong>se de orig<strong>en</strong> miskito, OEA/Ser.L/V/II.62.doc.10 rev. 3, Washington, 1984, p. 121, párr. 12.64Corte IDH, Neira Alegría c. Perú, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 19 de <strong>en</strong>ero de 1995,Serie C: N° 20, párr. 84.65Corte IDH, Castillo Petruzzi y otros c. Perú, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de 30 de mayode 1999, Serie C: N° 52, párrs. 109-111.


VII - 32DERECHOS HUMANOSmedidas de emerg<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong>tre las que figuró la posibilidad de det<strong>en</strong>ersin ord<strong>en</strong> judicial previa a presuntos responsables de traicióna la patria […] Las limitaciones que se impon<strong>en</strong> a la actuacióndel Estado respond<strong>en</strong> a la necesidad g<strong>en</strong>érica de que <strong>en</strong> todoestado de excepción subsistan medios idóneos para el control delas disposiciones que se dict<strong>en</strong>, a fin de que ellas se adecu<strong>en</strong> razonablem<strong>en</strong>tea las necesidades de la situación y no excedan de loslímites estrictos impuestos por la Conv<strong>en</strong>ción o derivados de ella.Por ello, concluyó que la legislación antiterrorista de Perú, quepermitía que una persona presuntam<strong>en</strong>te implicada <strong>en</strong> el delitode traición a la patria pueda ser mant<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> det<strong>en</strong>ción prev<strong>en</strong>tivapor un plazo máximo de 30 días sin ser puesta a disposiciónde la autoridad judicial, constituía una violación del art. 7.5 de laConv<strong>en</strong>ción, que exige que la misma sea llevada «sin demoras»ante la autoridad judicial.”Si bi<strong>en</strong>, como se ve, se trata de violaciones groseras a los derechos<strong>humanos</strong>, sirv<strong>en</strong> de ejemplo para observar que de no cumplirselos recaudos internacionales que limitan los presupuestosy requisitos de los estados de excepción, y no solucionada su violaciónpor los mecanismos jurisdiccionales internos, queda expeditala vía internacional de fiscalización de la legalidad de las medidasdispuestas <strong>en</strong> estados de emerg<strong>en</strong>cia.


Capítulo VIIIDERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA *1. Las categorías de derechos y su def<strong>en</strong>saSiempre ha existido alguna distancia <strong>en</strong>tre el derecho de fondo aque una persona podía considerarse titular y la posibilidad prácticade pedirlo <strong>en</strong> justicia. Si bi<strong>en</strong> ya desde el derecho romano el pretordecía “dame el hecho, yo te daré la acción,” 1 <strong>en</strong> la práctica a vecesse pres<strong>en</strong>tan dificultades.Así, <strong>en</strong> el siglo pasado se distinguía el derecho subjetivo propiam<strong>en</strong>tedicho o primitivo —propiedad, libertad, etc.— ; el todavíano reconocido por la autoridad pública llamábase interés oderecho <strong>en</strong> expectativa, que dep<strong>en</strong>día para su nacimi<strong>en</strong>to de unacto de la administración: recién <strong>en</strong>tonces se tornaba adquirido yt<strong>en</strong>ía tutela como el primero. 2* Para un mayor desarrollo, ver GORDILLO, Tratado, t. 2, 6° ed., 2003,caps. II y III.1.1Da mihi factum, dabo tibi jus: dame el hecho, yo te daré el derecho,ROLAND, HENRI y BOYER, LAURENT, Adages du droit français, 13° edición, LITEC,Librairie de la Cour de Cassation, París, 1992, p. 139. Esta óptica pretorianaes <strong>en</strong> suma preferible a la que elaborara después KELSEN, c<strong>en</strong>trando el peso<strong>en</strong> la acción y no <strong>en</strong> la pret<strong>en</strong>sión: KELSEN, HANS, Teoría Pura del Derecho,Eudeba, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1960, p. 122. Criticaron esta posición de KELSEN:DABIN, JEAN, El derecho subjetivo, Madrid, 1955, p. 121 y ss., y los demásautores citados <strong>en</strong> su nota 162; ver también HUBER, ERNST RUDOLF,Wirtschaftsverwaltungsrecht, 2ª ed., Tübing<strong>en</strong>, 1953, t. I, p. 686.1.2.Esta distinción francesa fue reconocida <strong>en</strong> América desde la obra deLARES, TEODOSIO, Lecciones de derecho administrativo, México, 1852, pp. 60/1,UNAM, México, D.F., reimpresión 1978.


VIII - 2DERECHOS HUMANOSNace así, <strong>en</strong> derecho administrativo, la distinción <strong>en</strong>tre derechosubjetivo, con pl<strong>en</strong>a tutela administrativa y judicial, y el interéslegítimo. Del segundo se dirá durante más de un siglo que aveces ti<strong>en</strong>e tutela judicial <strong>en</strong> los sistemas llamados cont<strong>en</strong>ciosoadministrativos, pero no la ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> otros sistemas como el judicialvig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nuestro ord<strong>en</strong> nacional.Existieron innovaciones jurisprud<strong>en</strong>ciales y doctrinarias <strong>en</strong>torno a esta cuestión, buscando avanzar <strong>en</strong> la admisión de latutela judicial de los intereses difusos <strong>en</strong> las acciones de clase,especialm<strong>en</strong>te para la tutela del medio ambi<strong>en</strong>te. Dieron sin embargolugar a una fuerte y a veces acérrima def<strong>en</strong>sa del ord<strong>en</strong>constituido. Algunos autores y fallos mantuvieron posiciones restrictivasde una tutela judicial amplia y efectiva aún luego de lareforma constitucional, pero la discusión ha quedado resueltaclaram<strong>en</strong>te por el sistema jurídico, no solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> materiaambi<strong>en</strong>tal con el artículo 41 y 43 segundo párrafo de la Constitución,sino antes de ella con la ley de def<strong>en</strong>sa del usuario y delconsumidor y otras normas que confier<strong>en</strong> amplia legitimaciónjudicial. 3 El usuario lo es de servicios públicos, el consumidor loes de bi<strong>en</strong>es y servicios prestados <strong>en</strong> libre compet<strong>en</strong>cia.En particular, la nueva Constitución introduce <strong>en</strong> el artículo43 los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, categoría más ext<strong>en</strong>sa detutela y derecho de fondo que parece destinada a empalidecer laimportancia de la previa distinción <strong>en</strong>tre derecho subjetivo e interéslegítimo, e incluso del interés difuso.Del mismo modo la amplísima legitimación que existe parad<strong>en</strong>unciar la violación a derechos <strong>humanos</strong> ante la Comisión1.3.Que expusiéramos antes <strong>en</strong> <strong>Derechos</strong> de incid<strong>en</strong>cia colectiva, <strong>en</strong> ellibro El Derecho Administrativo Arg<strong>en</strong>tino, Hoy, Editorial Ci<strong>en</strong>cias de laAdministración, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1996, p. 274 y ss. Esta es la recepción constitucionalde este tipo de derechos, porque ya antes estaba <strong>en</strong> la ley 24.240de def<strong>en</strong>sa del usuario y del consumidor y doctrina preced<strong>en</strong>te: Sala IV,causa 16.242/96, ADECUA c/ ENARGAS, cap. III (1998). Ver tambiénSTIGLITZ, RUBÉN y STIGLITZ, GABRIEL, Contratos de adhesión, cláusulas abusivasy protección al consumidor, Depalma, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1985, p. 5 y ss.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 3Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos 4 constituye una fuerzaexpansiva necesaria de la legitimación <strong>en</strong> el ámbito interno, aunqu<strong>en</strong>o todos estén aún dispuestos a admitirlo. Esa amplia legitimaciónlleva también, inexorablem<strong>en</strong>te, a que los efectos de las<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia puedan <strong>en</strong> definitiva ser erga omnes. 5Resulta de todo ello que el tema del derecho subjetivo strictos<strong>en</strong>su esté destinado a perder progresivam<strong>en</strong>te importancia amedida que se exti<strong>en</strong>de la tutela a otras situaciones; el derecho deincid<strong>en</strong>cia colectiva es una noción superadora tanto del derechosubjetivo como del interés legítimo.Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia superadora vi<strong>en</strong>e si<strong>en</strong>do preanunciada <strong>en</strong> todoslos ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos contemporáneos. A guisa de ejemplo, ya <strong>en</strong>la legislación v<strong>en</strong>ezolana se <strong>en</strong>globa <strong>en</strong> un sólo concepto lo queaquí todavía llamaríamos derecho subjetivo e “interés personal,legítimo y directo”. 6 Es más, éste a su vez resulta compr<strong>en</strong>sivo,<strong>en</strong> determinadas situaciones, de los intereses colectivos, 7 interesesdifusos, intereses comunitarios, preservación de la legalidadurbanística, protección de los derechos de los vecinos, adecuadaprestación de servicios públicos y el mismo interés público o de lacolectividad. 8 La experi<strong>en</strong>cia bi<strong>en</strong> indica que los derechos colecti-1.4.Lo explicamos <strong>en</strong> el primer tomo del Tratado, capítulo VI, número 1,nota 6 y sus remisiones y el t.2, 6° ed., 2003, capítulo XVI, “La justiciaadministrativa internacional”, punto 1.1.5.Ver Jurisprud<strong>en</strong>cia de 1997: Elogio a la Justicia, LL, 1997-F, 1318,con los casos Blas (LL, 1998-A, 288) y Barsanti (LL, 1998-A, 293) de la SalaI y sus múltiples anteced<strong>en</strong>tes (Ekmekdjian, Monges, Labaton, Dalbon,Youssefian, Schroder, etc.). Los efectos erga omnes de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, reconocidos<strong>en</strong> Barsanti por la Sala I, fueron confirmados por la CSJN <strong>en</strong> 1998.Los aplicó nuevam<strong>en</strong>te la Sala IV <strong>en</strong> Viceconte, 1998.1.6.Así la ley orgánica de la Corte Suprema, que explica BREWER CARÍAS,ALLAN RANDOLPH, Instituciones políticas y constitucionales, tomo VII, Lajusticia cont<strong>en</strong>cioso-administrativa, EJV, Caracas, 1997, p. 78 y ss.1.7.Ampliar <strong>en</strong> SÁNCHEZ MORÓN, MIGUEL, La participación del ciudadano <strong>en</strong>la Administración pública, Madrid, 1980, p. 126 y ss., qui<strong>en</strong> explica que losintereses colectivos se concretan <strong>en</strong> asociaciones o intereses de grupo.1.8.Ver los supuestos que explica BREWER CARÍAS, op. cit., p. 84 y ss.; agregael caso de los sindicatos, colegios profesionales, asociaciones cooperativas:El derecho administrativo y la participación de los administrados <strong>en</strong> lastareas administrativas, “Revista de Derecho Público”, EJV, n° 22, Caracas,1985, p. 14 y ss. Ver también LORENZETTI, RICARDO LUIS, Las normas funda-


VIII - 4DERECHOS HUMANOSvos son más legítimam<strong>en</strong>te def<strong>en</strong>didos por <strong>en</strong>tidades no gubernam<strong>en</strong>talesque por las administraciones públicas, estas últimasfrecu<strong>en</strong>tes ag<strong>en</strong>tes de daño y no de protección jurídica, sujetospasivos antes que activos de la pret<strong>en</strong>sión de tutela.En España, <strong>en</strong> lugar de ext<strong>en</strong>der el concepto de interés legítimoa los supuestos de intereses difusos, como es el caso del medioambi<strong>en</strong>te y la reparación del daño ambi<strong>en</strong>tal, recurr<strong>en</strong> a la figurade la acción pública, obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do el mismo resultado a través deuna acción difer<strong>en</strong>ciada. 9 De todas maneras la tutela judicial quegarantiza la Constitución española lo es tanto del derecho subjetivocomo del interés legítimo.En nuestro derecho, antes de la reforma constitucional, no eranpocas las voces que se alzaban contra la ampliación de la tutelajudicial, incluso <strong>en</strong>tre los procesalistas; pero parece una posicióninsusceptible de ser mant<strong>en</strong>ida luego de la reforma constitucionalde 1994. Una precisión empírica se impone: aún cuando elord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to reconoce <strong>en</strong> forma amplia la legitimación, <strong>en</strong> losprimeros años de la reforma constitucional su aplicación fue relativam<strong>en</strong>telimitada. Quizás el detonante fueron las múltiples lesiones<strong>en</strong>tre otros a los derechos de millones de usuarios telefónicos,que llevaron a miles de amparos iguales y por <strong>en</strong>de al conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>tomaterial de que eso carecía de s<strong>en</strong>tido y de utilidadpráctica no solam<strong>en</strong>te para los justiciables sino hasta para lajusticia <strong>en</strong> el nuevo sistema constitucional.En cualquier caso, la jurisprud<strong>en</strong>cia federal fue afirmando cadavez con más fuerza dicha legitimación, llegando <strong>en</strong> un círculo<strong>completo</strong> virtualm<strong>en</strong>te al principio del pretor romano <strong>en</strong>unciadom<strong>en</strong>tales del derecho privado, Rubinzal-Culzoni,Santa Fé, 1995, pp. 299/301, 493 y ss. y sus refer<strong>en</strong>cias, donde también se advierte la proximidad deambas instituciones. El caso del medio ambi<strong>en</strong>te, allí m<strong>en</strong>cionado, es quizásel más claro <strong>en</strong> que hay tanto tutela del derecho subjetivo como del derechode incid<strong>en</strong>cia colectiva a la salud y un medio ambi<strong>en</strong>te sano. Lo hemosexplicado igualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Derechos</strong> Humanos, FDA, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1998,capítulo IV.1.9GONZÁLEZ PÉREZ, JESÚS, Responsabilidad patrimonial de las administracionespúblicas, Madrid, Civitas, 1996, p. 160.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 5al comi<strong>en</strong>zo de este capítulo, ahora consagrado <strong>en</strong> la Constitución.Ese proceso de adaptación com<strong>en</strong>zó <strong>en</strong> Schroder <strong>en</strong> materia demedio ambi<strong>en</strong>te por la Sala III, cuando el tribunal dijo “el problemade la legitimación de los particulares no debe constituir unaverdadera d<strong>en</strong>egación del acceso a la justicia de qui<strong>en</strong>es se v<strong>en</strong>afectados por una medida estatal. Si la apertura de la jurisdicciónno es garantizada... ¿qué garantía de juridicidad se ofreceráa los ciudadanos, si no pued<strong>en</strong> contar con una auténtica def<strong>en</strong>sade sus derechos?”. 10Otras Salas ext<strong>en</strong>dieron el criterio a los distintos serviciospúblicos y grandes proyectos estatales, concluyéndose que “comoti<strong>en</strong>e dicho esta Cámara, remiti<strong>en</strong>do <strong>en</strong> última instancia la legitimacióna un punto de derecho sustancial (<strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> qu<strong>en</strong>egar la legitimación equivale a negar el derecho) no cabe... sinosólo apreciar... la concurr<strong>en</strong>cia de un interés tutelable”. 112. En la legislación anterior a la reforma constitucionalEn el esquema de la Constitución de 1853-1860, pues, los derechostutelados judicialm<strong>en</strong>te eran los derechos subjetivos, individualesy exclusivos; <strong>en</strong> la Constitución de 1994 se agregan los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva (arts. 41 a 43).1.10Sala III, Schroder, LL, 1994-E, 449 y los demás preced<strong>en</strong>tes m<strong>en</strong>tadospor ROSSI, op. loc. cit.; ver también SABSAY, DANIEL A., y ONAINDIA, JOSÉ M.,La Constitución de los arg<strong>en</strong>tinos, 3 ° edición, ERREPAR, Bu<strong>en</strong>os Aires,1997, p. 161 y ss.1.11Resume así la jurisprud<strong>en</strong>cia de la Cámara Nacional Federal <strong>en</strong> loCont<strong>en</strong>ciosoadministrativo la Sala IV <strong>en</strong> Youssefian, 7-XI-97, recordandolos preced<strong>en</strong>tes de la Sala V <strong>en</strong> Rodríguez, Jesús y otros c/ Estado NacionalM° de Econ. y Ob. y Serv. Púb. —P.E.N.— s/ medida cautelar (autónoma),19 de julio de 1996; sala II, Nieva Alejandro y otros c/ P.E.N. —Dto.375/97— s/ amparo ley 16.986, 10 de julio de 1997, y también Nieva,Alejandro y otros c/ PEN Decreto N° 375/97 s/ amparo Ley N° 16.986, 26-VIII-97 publicado <strong>en</strong> “RAP”, n° 228, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1997, p. 124 y ss. Ladifer<strong>en</strong>te resolución de la CSJN <strong>en</strong> este último caso, a propósito de losaeropuertos, no es a nuestro juicio un preced<strong>en</strong>te que invalide lo expuesto,como lo prueban ulteriores pronunciami<strong>en</strong>tos, por ejemplo Sala IV,Viceconte, 2 de junio de 1998, considerandos IV a IX, causa 31.777/96;ADECUA c/ ENARGAS, cons. III, citado, y otros.


VIII - 6DERECHOS HUMANOSLos casos de acceso a la tutela jurisdiccional por derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva, 1 <strong>en</strong> el sistema de 1853-1860 dev<strong>en</strong>ían de lalegislación o la práctica jurisdiccional, no de la interpretación oaplicación constitucional directa y formal, que no la había. Detodos modos constituían más bi<strong>en</strong> una excepción a la regla delegitimación judicial (standing, judicial standing) fundada únicam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> el derecho subjetivo.La acción de clase o class action del derecho norteamericanopodía pues considerarse virtualm<strong>en</strong>te inexist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el viejo derechoarg<strong>en</strong>tino, 2 aunque destacadas voces se alzaban <strong>en</strong> la solucióninnovadora. 3 Entre las excepciones a dicha regla empíricacabía m<strong>en</strong>cionar de antaño los partidos políticos y los gremios, alos cuales siempre se reconoció una legitimación <strong>en</strong> cierto modocolectiva o al m<strong>en</strong>os g<strong>en</strong>érica; lo mismo con las asociaciones y<strong>en</strong>tidades de derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> materia de desaparecidos. Noes su objeto ni su actividad principal def<strong>en</strong>der un determinado ypuntual derecho individual, aunque <strong>en</strong> ocasiones puedan hacerlo.Igual excepción, sin embargo, no se aplicó a las cámaras empresarias<strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de los derechos de sus agremiados, ni a lascorporaciones profesionales salvo supuestos aislados de expresaprevisión legal como el Colegio Público de Abogados de la CapitalFederal.El cambio constitucional de 1994 se vio preanunciado por diversospronunciami<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> materia de medio ambi<strong>en</strong>te, por una2.1Utilizamos a los efectos de este trabajo la terminología de la Constituciónde 1994, aunque también se ha podido hablar de intereses o derechosdifusos, debilitados, legítimos, etc. Dado lo reci<strong>en</strong>te de la reforma constitucionalnos ha parecido oportuno utilizar el l<strong>en</strong>guaje constitucional. Sobreestos problemas terminológicos nos remitimos al t. 1 del Tratado, cap. I,primera parte.2.2La doctrina ha com<strong>en</strong>zado a evolucionar, como se advierte <strong>en</strong> el eruditotrabajo de BIANCHI, ALBERTO B., Las acciones de clase como medio desolución de los problemas de la legitimación colectiva a gran escala, “RAP“,235, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1998, p. 13 y ss.; es que la ley 24.240 y la Constitución de1994 han superado posturas tales como la de MARIENHOFF, ED, 105: 244; ED,106: 922; LL, 1986-C-899, etc.2.3Supra, nota 1.4.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 7parte, 4 y por la otra por una sustancial innovación legislativa <strong>en</strong>materia de derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva: la ley de def<strong>en</strong>sa delconsumidor 24.240. 5 Ambos cuerpos normativos se articulanadecuadam<strong>en</strong>te, pues la ley 24.240 crea ex ante una vía y unaserie de principios jurídicos que la Constitución de 1994 amplía ycomplem<strong>en</strong>ta. 6 Esto no debe extrañar pues responde a la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciade la evolución del ord<strong>en</strong> jurídico, que ya hemos m<strong>en</strong>tado <strong>en</strong>otro lugar. 7Hay qui<strong>en</strong>es sugier<strong>en</strong> que la ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor,que es expresam<strong>en</strong>te aplicable a los servicios públicos privatizados,no sería de aplicación como ley reglam<strong>en</strong>taria de la Constituciónde 1994, por ser una ley anterior. Sin embargo no es esto así.Basta con recordar el antiguo principio romano de que revocatiolegis præxist<strong>en</strong>tis non præsumitur (no se presume la derogaciónde la ley preexist<strong>en</strong>te). También se ha hecho mérito del tiempo deverbo utilizado por la Constitución de 1994, que sugiere una leyfutura. Pero esto es como desaplicar, nada m<strong>en</strong>os que al constituy<strong>en</strong>te,el principio de que el derecho se supone conocido por todos:no podemos interpretar el texto constitucional suponi<strong>en</strong>do que elconstituy<strong>en</strong>te ignoraba y además de ello, implícitam<strong>en</strong>te y porignorancia, negaba validez y eficacia a una ley para <strong>en</strong>toncesvig<strong>en</strong>te. Ciertam<strong>en</strong>te no es un “método de interpretación” queotorgue la necesaria congru<strong>en</strong>cia que debe aportar el intérpreteal ord<strong>en</strong> jurídico. Por supuesto que esa legislación es aplicable yse articula naturalm<strong>en</strong>te con el nuevo texto constitucional, comoya lo reconoce la jurisprud<strong>en</strong>cia y la doctrina. 82.4.CNFed. Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo, Sala III, Schroder, Sala III, LL,1994-E, 449 y los demás preced<strong>en</strong>tes m<strong>en</strong>tados por ROSSI, ALEJANDRO, capítuloV de GORDILLO y otros, <strong>Derechos</strong> Humanos, Bu<strong>en</strong>os Aires, 3° edición,1998.2.5Esta ley se halla complem<strong>en</strong>tada por la 24.787.2.6Así como hay reglam<strong>en</strong>tos que preexist<strong>en</strong> a la ley, nada ti<strong>en</strong>e deexcepcional que una ley preexista a la Constitución, los hechos sociales a lajurisprud<strong>en</strong>cia, la jurisprud<strong>en</strong>cia a la norma, etc.2.7.Ver el capítulo II del tomo 1 de nuestro Tratado, 8° ed., 2003.2.8Ver el desarrollo del capítulo III del fallo ADECUA c/ ENARGAS de laSala IV, causa16.242/96 (1998) y BIANCHI, op. ult. cit.


VIII - 8DERECHOS HUMANOS3. Los nuevos derechos y garantías de incid<strong>en</strong>cia colectivaEl nuevo texto constitucional no se limita a lo dispuesto —a títuloejemplificativo— <strong>en</strong> la primera parte del segundo párrafo delartículo 43: derecho a la no discriminación, al medio ambi<strong>en</strong>te, ala compet<strong>en</strong>cia, al usuario y al consumidor. En efecto, la cláusulafinal que incluye “a los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral”es, a texto expreso e inequívoco, g<strong>en</strong>érica. En otras palabras, loprincipal y más g<strong>en</strong>eral del segundo párrafo es el final de la frase,no su comi<strong>en</strong>zo.La lectura del segundo párrafo del artículo 43 es <strong>en</strong>tonces“Podrán interponer esta acción <strong>en</strong> lo relativo a los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, [tales como, a título <strong>en</strong>unciativo][a] cualquier forma de discriminación, a los derechos que proteg<strong>en</strong>al ambi<strong>en</strong>te, 1 al usuario y al consumidor”. Ese párrafo compr<strong>en</strong>depor lo tanto también todo el capítulo segundo dedicado a“Nuevos derechos y garantías”, pues de ello es lo que trata: dederechos de este alcance g<strong>en</strong>érico, más los que surg<strong>en</strong> de los tratadosde derechos <strong>humanos</strong> previstos <strong>en</strong> el artículo 75 inciso 22.T<strong>en</strong>emos con ellos una doble remisión e inclusión <strong>en</strong> el artículo43: todos los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva de los artículos 36 a42, y también los derechos colectivos que emerg<strong>en</strong> de los tratadoscelebrados o a celebrarse.Una breve <strong>en</strong>unciación del capítulo m<strong>en</strong>cionado nos muestraque <strong>en</strong> el nuevo texto constitucional:a) se fortalece el derecho a participar <strong>en</strong> los partidos políticos yel de éstos a actuar (art. 38), sin perjuicio de las demás formas departicipación política que consagran los tratados del artícul 75inc.22 y el propio artículo 42 de la misma Constitución;b) se reconoce expresam<strong>en</strong>te el derecho subjetivo a la resist<strong>en</strong>ciacontra las violaciones al sistema democrático (art. 36),c) se crea el derecho de incid<strong>en</strong>cia colectiva a que no haya corrupción<strong>en</strong> la función pública (art. 36, cuarto párrafo <strong>en</strong> su remisiónal tercero y anteriores),3.1El bi<strong>en</strong> jurídico tutelado es el medio ambi<strong>en</strong>te, bi<strong>en</strong> colectivo a más deindividual; ver también, ex ante, la ley 24.051 de1991 (LL, Anteced<strong>en</strong>tesParlam<strong>en</strong>tarios, 1996-B, p. 1646 y ss.), y decreto 831/93.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 9d) se reconoce —aunque se remite a la ley— el derecho de iniciativa(art. 39) y consulta popular (art.40),e) el derecho subjetivo y de incid<strong>en</strong>cia colectiva a la salud y aun medio ambi<strong>en</strong>te sano (art. 41 y 43).En materia de servicios públicos continúa una importante seriede derechos:f) a la protección de los intereses económicos de los usuarios(art. 42),g) a la libertad de elección (art. 42) o sea, que no haya monopoliossino los “naturales” o “legales”; <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, el derecho “ala def<strong>en</strong>sa de la compet<strong>en</strong>cia” (ídem, segundo párrafo, y 43 segundopárrafo), o sea, a t<strong>en</strong>er por principio y con apoyo del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>toy los órganos del Estado, un sistema de libre compet<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> la provisión de bi<strong>en</strong>es y servicios;h) al control de los monopolios naturales y legales (artículo 42,segundo párrafo),i) a la participación, que se manifiesta <strong>en</strong> la integración ciudadana<strong>en</strong> la dirección de los servicios públicos (art. 42, tercerpárrafo), y que se complem<strong>en</strong>ta al mismo tiempo con la garantíade audi<strong>en</strong>cia pública, que surge de articular el derecho a la def<strong>en</strong>saprevia o debido proceso legal contemplado <strong>en</strong> el artículo 18 conel derecho de incid<strong>en</strong>cia colectiva conforme al artículo 42,j) y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral a la tutela del usuario y consumidor (arts. 42 y43, segundo párrafo).En rigor y como se advierte, todo el nuevo capítulo segundo de“nuevos derechos y garantías” se refiere a derechos de incid<strong>en</strong>ciacolectiva, tanto <strong>en</strong> su faz sustantiva como procesal. Por ello sunatural corolario procesal se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el artículo 43.Admitir tal tipo de derechos sustantivos importa, por un mínimode congru<strong>en</strong>cia interpretativa, reconocer también legitimaciónjudicial para su def<strong>en</strong>sa y ejercicio. No puede sost<strong>en</strong>erseracionalm<strong>en</strong>te que exista derecho pero no exista acción.Es la antigua doctrina de los casos Siri 2 y Kot. 33.2Fallos, 239:459.3.3Fallos, 241:291; LL, 92:632.


VIII - 10DERECHOS HUMANOSDesde luego, el que la Constitución habilite el amparo para ladef<strong>en</strong>sa de los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva no importa unaobligación de recurrir a él, sino una potestad del actor, qui<strong>en</strong>también puede elegir, antes o después, vías de mayor debate yprueba, como lo ha reconocido la jurisprud<strong>en</strong>cia.Este derecho de incid<strong>en</strong>cia colectiva es parte de los nuevos derechosy garantías constitucionales, por lo que es una norma federalde obligatoria aplicación <strong>en</strong> el ámbito provincial, al igualque lo es la acción <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa del usuario y del consumidor, talcomo surge de los artículos 52 y 53 de la ley —también federal—de ord<strong>en</strong> público 24.240.4. Algunos ejemplos actuales4.1. Derecho a la compet<strong>en</strong>cia y al control de los monopoliosEl artículo 42 si<strong>en</strong>ta el principio g<strong>en</strong>eral de la libertad de eleccióny junto con el 43 el derecho “a la def<strong>en</strong>sa de la compet<strong>en</strong>cia”. Elmismo artículo 42 <strong>en</strong> su segundo párrafo establece que todas lasautoridades (por <strong>en</strong>de tanto legislativas como administrativas y <strong>en</strong>su defecto judiciales), deb<strong>en</strong> proveer lo necesario al “control de losmonopolios naturales y legales”. En esto la Constitución está atono con los nuevos principios supranacionales del derechoadministrativo europeo, que son precisam<strong>en</strong>te el “derecho de lacompet<strong>en</strong>cia” o competition law, d<strong>en</strong>tro del cual se <strong>en</strong>cuadran elcontrol de los monopolios, la prohibición de abuso de posicióndominante, la prohibición de determinadas ayudas estatales, etc. 1Ya no se trata de la vieja legislación antimonopólica ni de lanueva legislación de abuso de poder dominante <strong>en</strong> el mercado.Aunque no haya abuso de poder dominante, el monopolio vuelve a4.1Para un desarrollo de la temática supranacional del derecho de lacompet<strong>en</strong>cia ver por ejemplo SCHWARZE, JÜRGEN, European AdministrativeLaw, Sweet & Maxwell Ltd., Londres, 1995, p. 360 y ss., coedición con laOffice for Official Publications of the European Communities, Luxemburgo,1995; es traducción de Europäisches Verwaltungssrecht, NomosVerlagsgesellschaft, Bad<strong>en</strong>-Bad<strong>en</strong>, 1988. Hay también versión francesa.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 11ser una figura que g<strong>en</strong>era por sí, constitucionalm<strong>en</strong>te, la def<strong>en</strong>sade los usuarios y consumidores. 2Este es el derecho constitucional que debe aplicarse, más alláde las opiniones personales que puedan sust<strong>en</strong>tarse; no parecesin embargo una solución prima facie irrazonable, habida cu<strong>en</strong>taque la internacionalización de la economía está produci<strong>en</strong>do unaprogresiva conc<strong>en</strong>tración de capitales.Así como el derecho de la compet<strong>en</strong>cia y control de los monopoliosha t<strong>en</strong>ido un vigoroso crecimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el derecho administrativosupranacional europeo, así también cabe esperar su ampliación<strong>en</strong> nuestro país a partir de la reforma constitucional.Igualm<strong>en</strong>te debe t<strong>en</strong>erse pres<strong>en</strong>te que la privatización de antiguosservicios prestados monopólicam<strong>en</strong>te por el Estado no debeser siempre igualm<strong>en</strong>te monopólica, sino tan sólo cuando esto seauna necesidad impuesta técnicam<strong>en</strong>te o por alguna concreta yespecífica razón de política legislativa.La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es que los monopolios otorgados por el Estadodeb<strong>en</strong> <strong>en</strong> lo posible ser llevados hacia la libre compet<strong>en</strong>cia, eliminandolos que no t<strong>en</strong>gan sust<strong>en</strong>to fáctico sufici<strong>en</strong>te y adecuado:ello devi<strong>en</strong>e del ord<strong>en</strong> jurídico constitucional.4.2. <strong>Derechos</strong> colectivos de los usuarios: sus intereseseconómicos. Tarifas y ganancias excesivas e irrazonablesEl artículo 42 <strong>en</strong>uncia el principio constitucional del control de losmonopolios y el derecho de la compet<strong>en</strong>cia, al establecer el derechode los usuarios a la protección de sus “intereses económicos”.Este derecho incluye el c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ario principio de que las tarifasdeb<strong>en</strong> ser justas y razonables, 3 y que el concesionario o lic<strong>en</strong>ciatario4.2Recupera así algo del concepto primig<strong>en</strong>io de monopolio, del griegomonopolion, que sugiere etimológicam<strong>en</strong>te la idea de “trato ilegal” (COROMINAS,JOAN, Breve diccionario etimológico de la l<strong>en</strong>gua castellana, tercera edición,ed. Gredos, Madrid, 1976, p. 401 y 402).4.3BIELSA, La locución “Justo y razonable”, <strong>en</strong> la Revista de la Facultad deCi<strong>en</strong>cias Económicas, Políticas y Sociales de Rosario, 3ª serie, t. VII, n° I, 2,Rosario, 1938, p. 15 y ss.; La locución “justo y razonable” <strong>en</strong> el derecho y <strong>en</strong>la jurisprud<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> Estudios de derecho público, tomo I, Derecho administrativo,Depalma, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1950, p. 479 y ss.; Régim<strong>en</strong> jurídico de


VIII - 12DERECHOS HUMANOSmonopólico no t<strong>en</strong>ga una ganancia irrazonable o excesiva. Es tambiénun derecho de los usuarios “que <strong>en</strong>tre los derechos y lasobligaciones del cocontratante exista una equival<strong>en</strong>cia honesta,una relación razonable”, 4 pues ello se traslada a la sociedad. Nose trata de innovaciones conceptuales profundas, pero <strong>en</strong> un paísque pasó de un sistema con predominio del sector público de laeconomía a una fuerte privatización con otorgami<strong>en</strong>to de monopoliolegal temporario, el efecto práctico de su aplicación oinaplicación a esta nueva realidad es de importancia innegable.las tarifas de los servicios públicos <strong>en</strong> concesión, “AIDP”, t. VII, Rosario,1946, p. 97 y ss.; MAIRAL, La determinación de las tarifas <strong>en</strong> la concesión deservicios públicos, “Revista Arg<strong>en</strong>tina de Derecho Administrativo”, PlusUltra, n° 2, 1971, p. 53 y ss.; La fijación de tarifas <strong>en</strong> el marco de laprivatización de empresas públicas, “XV Jornadas Nacionales de DerechoAdministrativo”, Rosario, 1989; GRECCO, CARLOS MANUEL, Potestad tarifaria,control estatal y tutela del usuario (A propósito de la privatización deENTel), “Revista de Derecho Administrativo”, n° 5, 1990, p. 481 y ss.; BELTRAME,JOSÉ, El régim<strong>en</strong> legal de las tarifas ferroviarias a través de sus anteced<strong>en</strong>tesparlam<strong>en</strong>tarios, “Boletín de la Junta Consultiva de Abogados”, noviembre-diciembre1945, 505 y <strong>en</strong>ero-febrero 1946-3; RODRÍGUEZ ARIAS, JULIO C.,El problema del precio de los servicios públicos, <strong>en</strong> “Anuario del Institutode Derecho Público”, Rosario, 1938; CUARTA CONFERENCIA NACIONAL DE ABOGA-DOS, Régim<strong>en</strong> de concesión de servicios públicos, “JA”, t. 61, sec. doctr.;TAGLIALAVORE, VICENTE, Poderes del conced<strong>en</strong>te (Estado, Provincia, o Comuna)para asegurar la continuidad, regularidad y precio módico del servicio,“Trabajos de Seminario”, Facultad de Ci<strong>en</strong>cias Económicas Comercialesy Políticas, Rosario, 1944, 37; VILLEGAS BASAVILBASO, Derecho Administrativo,t. III, p. 188; DIEZ, Servicio público de los teléfonos, Bu<strong>en</strong>os Aires,1942, Abeledo, p. 146 y ss.; MESSONE, RICARDO M., El control de las concesionesde servicios públicos, “Revista de la Facultad de Ci<strong>en</strong>cias Económicas,Comerciales y Políticas”, Rosario, mayo-agosto 1944-45; FIORINI, El controlde los servicios públicos, “Revista de Derecho y Administración Municipal”,junio 1946-487; TACCONI, ADRIÁN JOSÉ, “El contralor de las concesiones deservicios públicos”, Primer Congreso Nacional de Administración Pública,t. II, M<strong>en</strong>doza, 1954, p. 313 y ss., etc.4.4ESCOLA, HÉCTOR JORGE, Tratado integral de los contratos administrativos,volum<strong>en</strong> I, Parte G<strong>en</strong>eral, ed. Depalma, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1977, p. 453. ElConsejo de Estado francés, <strong>en</strong> igual tesitura, vi<strong>en</strong>e hablando desde comi<strong>en</strong>zosde siglo de la equival<strong>en</strong>cia honrada u honesta (équival<strong>en</strong>ce honnête)<strong>en</strong>tre las cargas y los b<strong>en</strong>eficios del concesionario (Ministre des TravauxPublics vs. Compagnie Générale Française des Tramways, dictam<strong>en</strong> delComisario de Gobierno LÉON BLUM, Conseil d’Etat, 21-3-1910).


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 13Otras variantes del mismo principio son la excesiva onerosidaddel contrato <strong>en</strong> relación a los usuarios, 5 y también el principio dela ecuación económico financiera del contrato.Esa equival<strong>en</strong>ciahonesta o relación razonable no solam<strong>en</strong>te puede verse afectada<strong>en</strong> perjuicio del contratante, con el consigui<strong>en</strong>te reajuste <strong>en</strong> másdel contrato, sino también <strong>en</strong> perjuicio del Estado o la sociedad,como ocurre precisam<strong>en</strong>te cuando las ganancias son irrazonableso excesivas, caso <strong>en</strong> el cual corresponde el reajuste <strong>en</strong> m<strong>en</strong>os.En ambas situaciones repercute directam<strong>en</strong>te sobre la sociedadde usuarios y contribuy<strong>en</strong>tes, creando el interrogante de lalegitimación para impugnarlos cuando son ilegales o inconstitucionales.La novedad no aparece pues por el derecho de fondo, ya que <strong>en</strong>materia de obras públicas hace tiempo que quedó aclarado que nocorresponde hablar de “mayores costos” sino de “variaciones decostos”. 6 La novedad es que ello no puedan solam<strong>en</strong>te discutirlolos funcionarios públicos, con la siempre pres<strong>en</strong>te am<strong>en</strong>aza de lacorrupción o crim<strong>en</strong> organizado que d<strong>en</strong>uncia la Conv<strong>en</strong>ciónInteramericana Contra la Corrupción, sino también los perjudicadospor ese tipo de situaciones.Sin embargo, no es fácil trasladar el principio de derecho defondo a una legitimación procesal de qui<strong>en</strong>es también se v<strong>en</strong> afectados<strong>en</strong> sus derechos o intereses por el contrato.4.5CASIELLO, JUAN JOSÉ, La adecuación del contrato, LL, 11-V-95, VI-b: “laexcesiva onerosidad sobrevini<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra solución por vía de un ajustede las prestaciones correspectivas”. El concepto de “excesiva onerosidad”,por lo demás, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra expresam<strong>en</strong>te previsto <strong>en</strong> el contrato detransfer<strong>en</strong>cia a las lic<strong>en</strong>ciatarias de telecomunicaciones, tanto a favor como<strong>en</strong> contra de ellas (artículos 10.9., 10.9.1., 10.9.2., Boletín Oficial, 29 de<strong>en</strong>ero de 1991, p. 11, contratos aprobados por Decreto 2332/90).4.6El artículo 55 in fine de la ley de obras públicas de la Provincia deBu<strong>en</strong>os Aires expresa “En la misma forma b<strong>en</strong>eficiarán al Estado los m<strong>en</strong>oresprecios que, g<strong>en</strong>erados <strong>en</strong> las mismas causas, se reflej<strong>en</strong> <strong>en</strong> los conceptosantedichos”.Ver CAROL, GUILLERMO C. y SANSONI, FÉLIX J., Estudio de lalegislación de obras públicas de la Provincia de Bu<strong>en</strong>os Aires, tomo II,edición de la Fundación de Derecho Administrativo, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1989, p.594 y ss.


VIII - 14DERECHOS HUMANOSEl <strong>en</strong>foque clásico era legitimar exclusivam<strong>en</strong>te al Estado,creando por ejemplo los impuestos a los windfall b<strong>en</strong>efits, b<strong>en</strong>eficiossin justa causa originados <strong>en</strong> situaciones de emerg<strong>en</strong>cia. 7Pero la evolución más reci<strong>en</strong>te, tanto <strong>en</strong> materia contractualcomo <strong>en</strong> otras, es dar legitimación a todos los afectados, sea poracciones específicas como la qui tam <strong>en</strong> el derecho norteamericano,las acciones de clase o <strong>en</strong>tre nosotros los derechos de incid<strong>en</strong>ciacolectiva.Si existe una ganancia irrazonable o incausada debe no solam<strong>en</strong>terebajarse la tarifa sino sobre todo devolverse a los usuarioslo cobrado de más. T<strong>en</strong>emos allí otro derecho individual deincid<strong>en</strong>cia colectiva, <strong>en</strong> un todo a tono con el nuevo derechosupranacional europeo.Una vieja institución de derecho civil cuya aplicación al derechoadministrativo ha sido materia de opiniones conflictivas <strong>en</strong>nuestro país recibe también un espaldarazo de parte del derechosupranacional, <strong>en</strong> el caso la Conv<strong>en</strong>ción Interamericana contrala Corrupción.Esta Conv<strong>en</strong>ción dispone <strong>en</strong> su artículo III inciso 5°) que lascontrataciones públicas deb<strong>en</strong> responder al principio de equidad,lo cual parece resolver afirmativam<strong>en</strong>te la controversia acerca desi se aplica o no como derecho de fondo el principio de la lesión 8a los contratos de la administración que perjudican a los usua-4.7Ver por ejemplo GROVES, HAROLD M., Finanzas públicas, ed. Trillas,México, 1965, p. 824 y ss.; HICK y ROSTAS, The Taxation of War Wealth,Clar<strong>en</strong>don Press, Oxford, 1941, p. 180 y ss.4.8Considera aplicable el artículo 954 del Código Civil a los contratosadministrativos MOISSET DE ESPANÉS, La lesión y el Derecho Administrativo,“J. A.”, 1976-II, p. 686 y ss.; <strong>en</strong> contra MARIENHOFF, La lesión <strong>en</strong> el DerechoAdministrativo, J.A., 1975, p. 468 y ss.; De nuevo sobre la lesión <strong>en</strong> elDerecho Administrativo. J.A., 1976-III, p.766 y ss. ; RISOLÍA, La lesión subjetiva:su invocación por el Estado o contra el Estado, <strong>en</strong> la revista “120 añosde la Procuración del Tesoro. 1863-1983”, EUDEBA, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1983, p.21 y ss., expresa que esa es la “sana doctrina” y que nunca ha invocado elEstado la lesión subjetiva, aunque no parece descartar la hipótesis de queello ocurra; para ese supuesto prevé sanciones mayores: “De cualquiermodo y para la triste hipótesis de la claudicación del Estado ante los trustso empresas multinacionales, nos parece del caso recordar que la ConstituciónNacional baldona a qui<strong>en</strong>es la consi<strong>en</strong>tan (art. 29) y que la ley p<strong>en</strong>al


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 15rios: como es obvio, este derecho de fondo ti<strong>en</strong>e importancia directapara los usuarios, cuya legitimación está <strong>en</strong> el derecho de incid<strong>en</strong>ciacolectiva. Allí se suman tanto el derecho de las asociacionesde usuarios a reclamar la recomposición del contrato <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficiode los usuarios, como el derecho subjetivo de los usuariosa no ver violado su derecho de propiedad a no pagar tarifasinequitativas o injustas por servicios públicos de caráctermonopólico.Ciertam<strong>en</strong>te que esta innovación produce fuertes rechazos tantodel contratante privado como de la administración y sus personerosdoctrinarios; pero el principio constitucional parece claro <strong>en</strong> elartículo 43 e igualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor.Hace falta solam<strong>en</strong>te perfeccionarlo con acciones de qui tam, etc.4.3. Derecho a la no discriminaciónSi bi<strong>en</strong> ya <strong>en</strong> 1990 sostuvimos que el Pacto de San José de CostaRica t<strong>en</strong>ía carácter supranacional, 9 el artículo 75 inciso 22 de lacastiga duram<strong>en</strong>te los delitos contra la seguridad y la dignidad de la Nación(Cód. P<strong>en</strong>., tít. IX, arts. 214 y sigts.)” (op. cit., p. 29). Este instituto, aplicabletanto al derecho privado como público, sanciona la “v<strong>en</strong>taja patrimonialevid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te desproporcionada y sin justificación” que obt<strong>en</strong>ga una delas partes merced a “la necesidad, ligereza o inexperi<strong>en</strong>cia” del otro, lo quese presume juris tantum cuando existe una “notable desproporción de lasprestaciones”, a t<strong>en</strong>or del artículo 954 del Código Civil. La lesión, que <strong>en</strong> susoríg<strong>en</strong>es se relaciona con el delito de usura, queda así hoy vinculada alproblema de las ganancias excesivas cuando existe situación de monopolioo exclusividad otorgada por el Estado <strong>en</strong> situación de lesión subjetiva. Risolíapuntualiza que <strong>en</strong> tanto la prescripción de la nulidad de los actos administrativospor vicio de la voluntad es de dos años, la de la lesión es de cincoaños, y se pregunta que si “se admite que el Estado puede y <strong>en</strong> ocasionesdebe ocurrir ante el Poder Judicial para demandar la nulidad de sus propiosactos a raíz de los vicios de error, dolo o viol<strong>en</strong>cia... ¿Cómo se explicaría —si es así— que no pueda invocar la lesión a los mismos fines <strong>en</strong> los términosdel artículo 954 del Código Civil...?” (p. 29). Ver también t. 1 del Tratado, 8°ed., cap. XI, punto 6.5: “Lesión”.4.9Tanto que antes de la reforma, <strong>en</strong> la segunda edición de 1994 del tomo1 de nuestro Tratado de derecho administrativo, capítulo V, incluimos adicho Pacto como primero <strong>en</strong> la jerarquía normativa, por <strong>en</strong>cima de laConstitución nacional, tal como lo habíamos adelantado <strong>en</strong> 1990 <strong>en</strong> el artículoLa supranacionalidad operativa de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> el derechointerno, “La Ley”, 17 de abril de 1990 y <strong>en</strong> la 1° ed. de la pres<strong>en</strong>te obra,


VIII - 16DERECHOS HUMANOSactual Constitución es específico <strong>en</strong> darle al m<strong>en</strong>os carácterconstitucional. Con ello, principios tales como el de la nodiscriminación pasan a ser de aplicación directam<strong>en</strong>te constitucionaltambién <strong>en</strong> materia de tarifas de servicios públicos, y <strong>en</strong> cualquierrelación de la sociedad. También <strong>en</strong> esta materia t<strong>en</strong>emos nosolam<strong>en</strong>te el primer y más rector principio de nuestro derechosupranacional de la Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos,sino igualm<strong>en</strong>te del derecho supranacional europeo. 10En todo caso, conforme al derecho supranacional, la Constituciónde 1994 lo reinstala expresam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el artículo 43, junto aotros derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, con los derechos que proteg<strong>en</strong>“al ambi<strong>en</strong>te, a la compet<strong>en</strong>cia, al usuario y al consumidor” y“contra cualquier forma de discriminación.”4.4. Derecho a un medio ambi<strong>en</strong>te sanoEste supuesto, claram<strong>en</strong>te previsto <strong>en</strong> el texto constitucional delartículo 41, ti<strong>en</strong>e un sesgo interesante: es más o m<strong>en</strong>os el mismotexto del protocolo adicional de la Conv<strong>en</strong>ción Americana de<strong>Derechos</strong> Humanos, protocolo adicional que nuestro país no habíasuscripto ni incorporó por <strong>en</strong>de <strong>en</strong> el artículo 75 inciso 22 de laConstitución.Pero lo incluyó d<strong>en</strong>tro del cuerpo normativo como artículo 41,con el resultado de que la norma ti<strong>en</strong>e nivel constitucional alm<strong>en</strong>os y cabe la pregunta de si abre o no una instanciasupranacional, máxime at<strong>en</strong>to que su texto no es sino el resultadode la interpretación armónica de la propia conv<strong>en</strong>ción, comoya lo hemos argum<strong>en</strong>tado anteriorm<strong>en</strong>te y ahora quedanormativam<strong>en</strong>te demostrado.En todo caso cabe reiterar que la Constitución habla nuevam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> el artículo 43 de “los derechos que proteg<strong>en</strong> al ambi<strong>en</strong>te,”con lo cual es el ambi<strong>en</strong>te mismo el objeto jurídico de tutela<strong>Derechos</strong> Humanos, 1990. En s<strong>en</strong>tido análogo se ha pronunciado la CorteSuprema <strong>en</strong> los casos Ekmekdjian, Miguel Ángel c. Sofovich, Gerardo yotros, Fallos, 308:647; ED, 148: 338 y Fibraca, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 7 de julio de1993, <strong>en</strong>tre otros.4.10SCHWARZE, op. cit., p. 545 y ss., 563 y ss.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 17constitucional, además de los individuos que <strong>en</strong> él se hallan comolo indica a título expreso el artículo 41. La legitimación ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>este aspecto un doble sust<strong>en</strong>to constitucional expreso <strong>en</strong> el ámbitojudicial y por <strong>en</strong>de también <strong>en</strong> el administrativo.El tema <strong>en</strong> cuestión es pues uno de los que se ve resueltojurisdiccionalm<strong>en</strong>te mediante acciones <strong>en</strong> las que se defi<strong>en</strong>danderechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, lo que no importa negar la legitimaciónactiva del ciudadano a título individual y de los vecinoso asociaciones de vecinos.Pero ya no puede negarse la exist<strong>en</strong>cia de una tutela jurisdiccionalamplia y que la legitimación ha sido ext<strong>en</strong>dida con el mismoalcance que el artículo 43 para el recurso de amparo: acápodrá utilizarse la vía del amparo o el juicio de conocimi<strong>en</strong>to,pero la legitimación será siempre amplia.5. La legitimación <strong>en</strong> los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva5.1. El principio g<strong>en</strong>eralEl principio constitucional, como lo ti<strong>en</strong>e interpretado la Cortedesde Siri y Kot, es que las garantías constitucionales sondirectam<strong>en</strong>te operativas y el juzgador debe suplir las omisiones dellegislador. Como también lo sostuvo la Corte in re Ekmekdjian, 1aún <strong>en</strong> cuando el texto requiera expresam<strong>en</strong>te del dictado de unaley reglam<strong>en</strong>taria, una irrazonable demora del legislador no puedeobstar a su aplicación jurisdiccional. De nada valdría el capítuloincorporando “nuevos derechos y garantías” si hubiera que esperara la ley o quedar supeditado a ella. Debe necesariam<strong>en</strong>te recurrirsea la interpretación y aplicación directa de la Constitución ytratados internacionales de derechos <strong>humanos</strong> que ella haincorporado a su propio texto.5.2. Los tres supuestos constitucionalesLa Constitución establece <strong>en</strong> su artículo 43, segundo párrafo, quela acción de amparo <strong>en</strong> lo refer<strong>en</strong>te “a los derechos de incid<strong>en</strong>cia5.1Fallos, 308:647; E.D., 148: 338.


VIII - 18DERECHOS HUMANOScolectiva <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral” (incluy<strong>en</strong>do explícitam<strong>en</strong>te “los derechos queproteg<strong>en</strong> al ambi<strong>en</strong>te, a la compet<strong>en</strong>cia, al usuario y al consumidor”y “cualquier forma de discriminación”) ti<strong>en</strong>e tres tipos de legitimadosactivos:a) el propio afectado,b) el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,c) “las asociaciones que prop<strong>en</strong>dan a esos fines, registradasconforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas desu organización”. 2d) A estos tres supuestos constitucionales corresponde agregarun supuesto legal adicional previsto <strong>en</strong> la ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor,el ministerio público, al que luego nos referiremos.5.2.1. El propio afectadoEl propio afectado puede actuar <strong>en</strong> un doble carácter, def<strong>en</strong>di<strong>en</strong>dotanto su propio derecho subjetivo como el derecho de incid<strong>en</strong>ciacolectiva cuando, por ejemplo, ejerce acciones para resguardarsu derecho a la salud y a un medio ambi<strong>en</strong>te sano, de acuerdoal artículo 41, o cuando demanda por sus derechos como usuariode los servicios públicos conforme el artículo 42: allí se un<strong>en</strong>tanto el derecho individual como el g<strong>en</strong>eral. 3 Así por ejemplo seha cond<strong>en</strong>ado al Estado a cumplir sin dilaciones el cronogramade producción de la vacuna contra la llamada Fiebre Hemorrágica5.2La redacción está expuesta <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> a nuestro juicio más claro.5.3Han tramitado diversos amparos iniciados por personas individuales<strong>en</strong> su condición de usuario, vecino, afectado, etc., que def<strong>en</strong>dían al mismotiempo un indubitable derecho colectivo: Sala IV, Fernández, Raúl c.Poder Ejecutivo nacional, LL, 1997-E, 535 (aum<strong>en</strong>to del cospel de subterráneos,confirma el fallo de primera instancia que declara suinconstitucionalidad); el primer caso Schroder, Sala III, LL, 1994-E, 449(medio ambi<strong>en</strong>te); Labatón (discriminación, cond<strong>en</strong>a al Poder Judicial dela Nación a construir rampas de acceso para discapacitados); Dalbon, Juzgadode Primera Instancia <strong>en</strong> lo Civil n° 54, RICARDO LI ROSI, LL, 1997-E,570 (ord<strong>en</strong>a a la Ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires eliminar la propaganda vial alcostado de la Av<strong>en</strong>ida Lugones): este magistrado, a difer<strong>en</strong>cia de otrosque pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que el amparo no fue ampliado <strong>en</strong> la Constitución y lostratados internacionales, expresam<strong>en</strong>te dice que ello es así, con cita delcaso Bravo, CNCiv., Sala A, LL, 1996-E, 630.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 19Arg<strong>en</strong>tina o mal de los rastrojos (Sala IV, Viceconte, 2 de juniode 1998, causa 31.777/96, considerandos IV a X).La evolución de la jurisprud<strong>en</strong>cia ha sido progresivam<strong>en</strong>teamplia, y ya puede hoy sost<strong>en</strong>erse, como lo ha resumido la SalaIV in re Youssefian, que “<strong>en</strong> última instancia la legitimación [seremite] a un punto de derecho sustancial (<strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> qu<strong>en</strong>egar la legitimación equivale a negar el derecho)”. 45.2.2. Otro sujeto de derecho que actúa por el afectadoYa de antaño hay casos <strong>en</strong> que el derecho puede ser ejercido porterceros <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de otro sujeto de derecho que forma, o no, 5 partede ella como asociado. 6 Esto es muy importante pues a veces elpropio interesado es r<strong>en</strong>u<strong>en</strong>te a acudir a la vía judicial, o no ti<strong>en</strong>elos medios sufici<strong>en</strong>tes para hacerlo, e interesa al ord<strong>en</strong> jurídico, <strong>en</strong>ciertos casos, que la lesión a determinadas circunstancias jurídicasindividuales no quede sin corrección, lo que las transforma <strong>en</strong>tonces<strong>en</strong> g<strong>en</strong>erales o colectivas. Parti<strong>en</strong>do del preced<strong>en</strong>te de la ley deasociaciones profesionales —stricto s<strong>en</strong>su, gremiales o sindicales—la ley de protección al consumidor se adelantó a la Constitución de5.4Youssefian, 7-XI-97, LL, 1997-F, 270 y sus preced<strong>en</strong>tes: Sala V,Rodríguez, Jesús y otros c/ Estado Nacional M° de Econ. y Ob. y Serv. Púb.—P.E.N.— s/ medida cautelar (autónoma), 19 de julio de 1996; Sala II,Nieva Alejandro y otros c/ P.E.N. —Dto. 375/97— s/ amparo ley 16.986,10 de julio de 1997. La afirmación está limitada a apreciar “<strong>en</strong> el marco delproceso cautelar”, “interina y provisionalm<strong>en</strong>te, la concurr<strong>en</strong>cia de un interéstutelable” (punto IV, párrafo tercero in fine).5.5El ejemplo más dramático de nuestro pasado reci<strong>en</strong>te es el de lasMadres de Plaza de Mayo y otras instituciones análogas; a nivel internacionalhay numerosas organizaciones de derechos <strong>humanos</strong> (AmnestyInternational, America´s Watch, etc.) que procuran la def<strong>en</strong>sa de aquellosque no pued<strong>en</strong> def<strong>en</strong>derse por sí mismos. Otro caso de interés es el de laSociedad Interamericana de Pr<strong>en</strong>sa, que brinda apoyo de opinión públicasupranacional a los problemas locales de cada medio de pr<strong>en</strong>sa y puedetambién pres<strong>en</strong>tarse.5.6En el primer caso podríamos <strong>en</strong>contrar una asociación que defi<strong>en</strong>daderechos de terceros discriminados, perseguidos, etc., aunque éstos nosean miembros de ella. En el segundo <strong>en</strong>contramos supuestos tales comoun gremio que defi<strong>en</strong>de a sus afiliados, una corporación profesional a losmiembros de la profesión, etc.


VIII - 20DERECHOS HUMANOS1994 <strong>en</strong> reconocer legitimación procesal colectiva a las asociacionesde usuarios y consumidores, concepto legal que recoge y amplía lanueva norma constitucional.5.2.3. Las asociaciones que prop<strong>en</strong>dan a esos finesTambién puede, finalm<strong>en</strong>te, pres<strong>en</strong>tarse una asociación creada <strong>en</strong>def<strong>en</strong>sa de todos los usuarios o de la colectividad misma, y ese es elcaso de la legitimación de las “asociaciones que prop<strong>en</strong>dan a estosfines”, conforme la terminología del artículo 43. Las hay tantog<strong>en</strong>éricas 7 como sectoriales. 8Ello incluye también el derecho a que exista una audi<strong>en</strong>ciapública antes de que el Estado resuelva cuestiones que afectan atales derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, 9 <strong>en</strong> la cual tales asociacionespuedan t<strong>en</strong>er participación y aportar pruebas y argum<strong>en</strong>tos<strong>en</strong> relación al proyecto <strong>en</strong> debate. Es que, <strong>en</strong> definitiva, derechode incid<strong>en</strong>cia colectiva y audi<strong>en</strong>cia pública son dos conceptos paralelos.También cabe t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te el artículo 42, que precisam<strong>en</strong>tereconoce que “Los consumidores y usuarios... ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho... ala protección de... [sus] intereses económicos”, lo cual es el derechode fondo que necesita <strong>en</strong>tonces de la indisp<strong>en</strong>sable tutela judicialoperativa, sin necesidad de norma procesal legislativa alguna,para requerir de la justicia el derecho de fondo que la Constituciónconsagra.5.7Consultar el CEC, C<strong>en</strong>tro de Educación al Consumidor, Sarmi<strong>en</strong>to1967, piso 1°, of. 15, tel. 952-7990; ADELCO, Acción del Consumidor, 371-1661/0846; Unión de Usuarios y Consumidores, Pueyrredón 510, tel. 961-8153 y 963-3399; Consumidores Arg<strong>en</strong>tinos, Río Bamba 250, 953-9692/4551,etc.5.8Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica de la RepúblicaArg<strong>en</strong>tina (AGUEERA); Madres de Plaza de Mayo; ADC, Asociación Por los<strong>Derechos</strong> Civiles; ADECUA; Asociación Vecinal de Belgrano “C”; AsociaciónProtectora de Suscriptores de Planes de Ahorro; Confederación UnificadaBioquímica de la República Arg<strong>en</strong>tina; Fatav, Familiares y víctimas deaccid<strong>en</strong>tes de tránsito, etc.5.9Lo explicamos <strong>en</strong> nuestro Tratado de derecho administrativo, t. 2, Ladef<strong>en</strong>sa del usuario y el administrado, 6° ed., 2003.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 21La antigua solución de los casos Siri y Kot resulta de directaaplicación al caso.5.2.4. Otros casosA lo expuesto cabe agregar que diversos fallos han admitido lalegitimación de legisladores, 10 aunque la CSJN se inclinó por la tesisopuesta. Perdure o no esa solución, alcanza con la legitimación de lasasociaciones, los afectados y el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo de la Nación.6.1. No solam<strong>en</strong>te el amparo6. Procesos <strong>en</strong> que se aplicaSi se considera al artículo 43 referido a la más restrictiva de las víasjudiciales, el amparo, de allí se sigue, a fortiori, que la legitimaciónasí ampliada asimismo es aplicable a los juicios de conocimi<strong>en</strong>to.La Corte Suprema admitió que el derecho del artículo 43 puedeejercitarse tanto por la vía del amparo como por la acción declarativa, 1y la Sala IV aclaró que ese derecho se aplica a otros juiciossumarísimos y al juicio sumario, y que puede igualm<strong>en</strong>te tramitarsecomo ordinario: “También abona la tesitura preced<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teesbozada la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Naciónsegún la cual la acción prevista <strong>en</strong> el artículo 43 de la ConstituciónNacional y <strong>en</strong> la ley 16.986 no es la única, exclusiva o ineludiblepara la salvaguarda de derechos y garantías constitucionales olegales, <strong>en</strong> tanto se admite que la tutela de los derechos y facultades5.10Nieva, Sala II, 26-VIII-97, “RAP”, n° 228, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1997, p. 124 yss. y otros, <strong>en</strong>tre ellos un previo fallo <strong>en</strong> la misma causa, Sala II, 10-VII-97;CNFed. Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo, Sala ad hoc integrada por los CamaristasROBERTO MORDEGLIA (Sala III), PEDRO COVIELLO (Sala I) y MARÍA GARZÓN DECOMTE GRAND, in re Sociedad Aeronáutica San Fernando SRL y otros, 1997.La CSJN rechazó las acciones, pero todavía el Juez de Primera InstanciaDr. SILVA GARRETÓN logró imponer la exist<strong>en</strong>cia al m<strong>en</strong>os de un <strong>en</strong>te reguladorcon domicilio, presupuesto, organigrama, integración del directorio corepres<strong>en</strong>tantes de las Provincias y los usuarios.6.1Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica de la RepúblicaArg<strong>en</strong>tina (AGUEERA), LL, 1997-C, 322, con nota: Las asociaciones deusuarios y la def<strong>en</strong>sa de los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva (Accióndeclarativa de inconstitucionalidad).


VIII - 22DERECHOS HUMANOSconstitucionales puede canalizarse por vías procesales que no selimitan a la específicam<strong>en</strong>te reglada <strong>en</strong> la ley 16.986 (confr. doct.de Fallos, 310:877); y que, <strong>en</strong> el caso de que las cuestiones <strong>en</strong> juegoexigies<strong>en</strong> una mayor amplitud de debate y prueba, puede disponersela sustanciación conforme al trámite previsto para el juicio sumario(Fallos 310:877; 311:810 y 2154) o el ordinario (Fallos 313:532)”.(Considerando IX in fine.) 2 El mismo criterio de la Sala IV fueadoptado por la V: 3 “tales previsiones” (“una propuesta del órganocompet<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la materia y su debate <strong>en</strong> audi<strong>en</strong>cia pública”) “no sonsino el correlato sectorial de los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectivareconocidos <strong>en</strong> el art. 42 de la Constitución Nacional” (considerandoIV).No existe obligación de interponer una acción de amparo, sinósólo el derecho a hacerlo. Qui<strong>en</strong> no quiere utilizar la acción deamparo puede prescindir de ella y utilizar <strong>en</strong>tonces las demásvías que el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to procesal <strong>en</strong> cada caso le otorga. Imponerla “obligatoriedad” del amparo para el resguardo del derecho6.2Consumidores Libres Coop. Ltda. de Provisión de Serv. c. Telefónicade Arg<strong>en</strong>tina y otro s/ amp. proc. sumarísimo, CNFed.Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo, Sala IV, 17-X-97, LL, 1997-F, 273, causa 43.384/95, considerando X, p. 31 y ss. Ver también Fernández, Raúl c. Poder Ejecutivonacional, CNFed. Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo, Sala IV, agosto 5 de 1997,LL,1997-E, 535. En la primera de las causas citadas la Sala IV expresó,refiriéndose al caso AGUEERA, que “Tal similitud [se refiere a la por laCorte m<strong>en</strong>tada ‘analogía exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre esa acción y la de amparo’] seconfigura asimismo <strong>en</strong> el sub examine, <strong>en</strong> tanto la actora inició la pres<strong>en</strong>teacción como sumarísima (vía prevista <strong>en</strong> el Código Procesal Civil y Comercialde la Nación para el trámite de las acciones de amparo contra actos departiculares: confr. art. 321), no modificando lo señalado la circunstancia deque la señora juez de primera instancia haya ord<strong>en</strong>ado el trámite de lapres<strong>en</strong>te con las reglas del juicio sumario... Si se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de que la actora se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra legitimada para iniciar una acción de amparo, no se advierte queel hecho de que se haya dispuesto la tramitación de la causa mediante lasreglas de un juicio de conocimi<strong>en</strong>to más amplio t<strong>en</strong>ga influ<strong>en</strong>cia sobre laaptitud de la recurr<strong>en</strong>te para estar <strong>en</strong> juicio como parte actora a fin delograr una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia sobre el fondo o mérito del asunto” (considerando IX,tercer párrafo).6.3CNFed. Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo, Sala V, Consumidores LibresCoop. Ltda. y otro c. Presid<strong>en</strong>cia de la Nación y otro, 9 de mayo de 1997,LL, 1997-F, 265, con nota La revisión judicial de las tarifas y la acción dedef<strong>en</strong>sa del consumidor.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 23constitucional previsto <strong>en</strong> el artículo 42 u otros (36, etc.) de laConstitución nacional implicaría quitarle toda acción cuando suderecho no fuera afectado <strong>en</strong> forma manifiesta, lo que resultajurídicam<strong>en</strong>te inaceptable.Nunca se podría producir prueba para la def<strong>en</strong>sa de los derechosdel consumidor fr<strong>en</strong>te al prestador de servicios públicosmonopólicos. Ese razonami<strong>en</strong>to es inconstitucional por violacióna la garantía de la def<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> juicio para el supuesto de que seinterpretara que un usuario sólo ti<strong>en</strong>e derecho a demandar a unalic<strong>en</strong>ciataria monopólica por la vía del amparo, sin oportunidadsufici<strong>en</strong>te y adecuada de debate y prueba, ni por otra vía procesalfuera de los supuestos más estrictos del amparo. También ellosurge explícito del artículo 41 de la Constitución <strong>en</strong> cuanto tutelael derecho a la salud y a vivir <strong>en</strong> un medio ambi<strong>en</strong>te sano. Aquí lanorma constitucional habilita <strong>en</strong> todos los casos la legitimaciónjudicial amplia y sólo se deberán distinguir los distintos procesosconforme a las reglas g<strong>en</strong>erales que rig<strong>en</strong> unos y otros.Aún sinley expresa, p<strong>en</strong>samos que el texto constitucional que autorizainiciar la vía sumarísima del amparo para la tutela de derechosde incid<strong>en</strong>cia colectiva, también debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse aplicable a todoslos procedimi<strong>en</strong>tos de conocimi<strong>en</strong>to ordinarios o sumarios <strong>en</strong>lo que hace a la def<strong>en</strong>sa del usuario, el consumidor, etc.6.2. La opción por una vía de mayor debate y pruebaPor lo demás, ya es pacífico <strong>en</strong> nuestro derecho procesal que qui<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>e derecho a iniciar un procedimi<strong>en</strong>to sumario, por ejemplo dedaños y perjuicios, puede optar por el ordinario; es el mismorazonami<strong>en</strong>to con el cual qui<strong>en</strong> puede hacer un amparo puede optarpor otro procedimi<strong>en</strong>to de mayor amplitud de def<strong>en</strong>sa y prueba parael demandado, sin que éste pueda alegar perjuicio procesal alguno.Lo mismo resulta de aplicación, según vimos, cuando se trata dela acción sumarísima de def<strong>en</strong>sa del consumidor conforme a la ley24.240. Igual conclusión corresponde al amparo contra particulares.Esta es la solución aceptada por procesalistas como HUGOALSINA, RAYMUNDO FERNÁNDEZ, CARLOS COLOMBO, <strong>en</strong> razón de que la


VIII - 24DERECHOS HUMANOSelección por el actor del proceso que acuerda mayor amplitud dedef<strong>en</strong>sa no irroga perjuicio alguno al demandado, 4 y halla tambiénrespaldo jurisprud<strong>en</strong>cial. 5 Por nuestra parte, hemos sost<strong>en</strong>idoque: “En esta variante se puede sost<strong>en</strong>er que el juicio ordinarioes o no una vía idónea a criterio inicial del recurr<strong>en</strong>te, no deldemandado o del juez: Si su necesidad es de un pronto pronunciami<strong>en</strong>to,<strong>en</strong>tonces es vía idónea “primero” el amparo y no el juicioordinario”; 6 ello es así “Siempre exceptuando, como es obvio, losjuicios sumarios o sumarísimos:... ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor,...etcétera”. 7 “El requisito de que no exista otro medio judicialmás idóneo ha de referirse a la idoneidad específica de otrosremedios sumarios previstos por la ley, 8 no al juicio ordinario.” 9Es que, como dice COLAUTTI, “el amparo ha dejado de ser una víasubsidiaria para convertirse <strong>en</strong> una vía alternativa cuya eleccióncomo medio mas idóneo se halla a cargo de la asist<strong>en</strong>cia letrada”.10 7. El proceso de conocimi<strong>en</strong>to de la ley de def<strong>en</strong>sa delconsumidor7.1. La legitimación de las asociacionesEn el plano legislativo, la legitimación amplia para la def<strong>en</strong>sa dederechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva ha sido reconocida expresam<strong>en</strong>te6.4CARLOS J. COLOMBO, tomo III, p. 841 de su Código Procesal Civil yComercial de la Nación, anotado y com<strong>en</strong>tado.6.5CNFED. Civ. y Com., Sala I, causas 5840 del 29-4-77, 9340 del 25-3-80;Sala II, causas 877 del 2-7-71; 8643 del 23-5-80; 67 del 22-8-80, y otras; <strong>en</strong>trelas más reci<strong>en</strong>tes, los citados casos AGUEERA, LL, 1997-C, 322 y ConsumidoresLibres Coop. Ltda. de Provisión de Serv. c. Telefónica de Arg<strong>en</strong>tinay otro s/ amp. proc. sumarísimo, CNFed. Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo,Sala IV, 17-X-97, LL, 1997-F, 273.6.6GORDILLO, Un día <strong>en</strong> la justicia: los amparos de los artículos 43 y 75inciso 22 de la Constitución Nacional, LL, 1995-E, 988, reproducido <strong>en</strong>ABREGÚ, MARTÍN, y COURTIS, CHRISTIAN (Compiladores), La aplicación de lostratados sobre derechos <strong>humanos</strong> por los tribunales locales, CELS, Editoresdel Puerto S.R.L., Bu<strong>en</strong>os Aires, 1997, p. 201 y ss., e infra, cap XII.6.7Artículo citado, nota 22.6.8Nota 24: “... ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor..., etcétera”.6.9Artículo citado, p. 59.6.10COLAUTTI, <strong>Derechos</strong> <strong>humanos</strong>, Ed.Universidad, 1995, p. 245.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 25<strong>en</strong> la ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor, desde luego aplicable a losservicios públicos privatizados, donde las asociaciones yorganizaciones de este tipo han sido admitidas <strong>en</strong> forma ext<strong>en</strong>siva.En efecto, el artículo 56 se refiere a las “organizaciones quet<strong>en</strong>gan como finalidad la def<strong>en</strong>sa, información y educación delconsumidor”, de lo cual resulta claro que no se refiere a ningúntipo de asociación <strong>en</strong> particular, <strong>en</strong> lo que se refiere a la legitimación.Así lo ha resuelto la Sala I in re Consumidores Libres, <strong>en</strong>fallo que la administración acató. El mismo principio amplio cabeaplicar, a nuestro juicio, cualquiera sea la forma jurídica de laorganización no gubernam<strong>en</strong>tal, o incluso estatal o pública noestatal, que t<strong>en</strong>ga tales finalidades (fundaciones, gremios, cooperativas,etc.).Cabe también postular, como lo ha hecho con acierto la SalaIV <strong>en</strong> ADECUA C/ENARGAS, que es sufici<strong>en</strong>te con su reconocimi<strong>en</strong>tocomo persona jurídica por el Estado (cons. III, causa 16.242/96, año 1998).El artículo 55 destaca que “Las asociaciones de consumidoresconstituidas como personas jurídicas están legitimadas para accionarcuando result<strong>en</strong> objetivam<strong>en</strong>te afectados o am<strong>en</strong>azadosintereses de los consumidores, sin perjuicio de la interv<strong>en</strong>cióndel usuario o consumidor prevista <strong>en</strong> el segundo párrafo del artículo58.”7.2. La legitimación adicional obligatoria del ministeriopúblicoEl artículo 52 de la ley otorga “Acciones Judiciales” <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>testérminos: “Sin perjuicio de lo expuesto, el consumidor y usuariopodrán iniciar acciones judiciales cuando sus intereses result<strong>en</strong>afectados o am<strong>en</strong>azados. La acción corresponderá al consumidor ousuario, a las asociaciones de consumidores constituidas comopersonas jurídicas, a la autoridad de aplicación nacional o local yal ministerio público. El ministerio público cuando no interv<strong>en</strong>ga<strong>en</strong> el proceso como parte, actuará obligatoriam<strong>en</strong>te como fiscal dela ley.”


VIII - 26DERECHOS HUMANOSConcluye el artículo 52 antes citado dici<strong>en</strong>do que “En caso dedesistimi<strong>en</strong>to o abandono de la acción de las referidas asociacioneslegitimadas, la titularidad activa será asumida por el ministeriopúblico.”Aquí la legitimación para la def<strong>en</strong>sa de los derechos de incid<strong>en</strong>ciacolectiva es cuádruple: el interesado, las asociaciones, laautoridad de aplicación y el ministerio público, qui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e ademásobligación de proseguir las acciones <strong>en</strong> caso de desistimi<strong>en</strong>tode la asociación actora.7.3. Proceso de conocimi<strong>en</strong>toPor último, el artículo 53 dispone que “Se aplicarán las normasdel proceso de conocimi<strong>en</strong>to más abreviado que rijan <strong>en</strong> lajurisdicción del tribunal ordinario compet<strong>en</strong>te.”Hay qui<strong>en</strong>es pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que esto implica la obligación de utilizarla acción de amparo, con su múltiple restricción a un plazo dequince días, limitación de debate y prueba, requerimi<strong>en</strong>to de ilegalidadmanifiesta, etc.Por supuesto que esa no es una afirmación seria. El proceso deconocimi<strong>en</strong>to más abreviado es el proceso sumarísimo e inclusoel sumario; nada impide que se opte por el ordinario si el actorelige la vía que otorga mayor debate y prueba.7.4 Cláusulas nulas y recomposición del contrato.Interpretación más favorable al consumidor o usuarioEl artículo 37 de la ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor 24.240 disponeademás que “Sin perjuicio de la validez del contrato, se t<strong>en</strong>drán porno conv<strong>en</strong>idas: a) Las cláusulas que desnaturalic<strong>en</strong> las obligacioneso limit<strong>en</strong> la responsabilidad por daños; b) Las cláusulas queimport<strong>en</strong> r<strong>en</strong>uncia o restricción de los derechos del consumidor oamplí<strong>en</strong> los derechos de la otra parte; c) Las cláusulas quecont<strong>en</strong>gan cualquier precepto que imponga la inversión de lacarga de la prueba <strong>en</strong> perjuicio del consumidor.”Esta última norma, como bi<strong>en</strong> se advierte, es un derecho deincid<strong>en</strong>cia colectiva muy importante <strong>en</strong> materia de servicios pú-


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 27blicos celebrados con contratos de adhesión, materia a que tambiénse refiere el artículo 38.Continúa el mismo artículo 37 señalando que “La interpretacióndel contrato se hará <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido más favorable para elconsumidor. Cuando existan dudas sobre los alcances de su obligación,se estará a la que sea m<strong>en</strong>os gravosa. En caso <strong>en</strong> que elofer<strong>en</strong>te viole el deber de bu<strong>en</strong>a fe <strong>en</strong> la etapa previa a la conclusióndel contrato o <strong>en</strong> su celebración o transgreda el deber deinformación o la legislación de def<strong>en</strong>sa de la compet<strong>en</strong>cia o delealtad comercial, el consumidor t<strong>en</strong>drá derecho a demandar lanulidad del contrato o la de una o más cláusulas. Cuando el juezdeclare la nulidad parcial, simultáneam<strong>en</strong>te integrará el contrato,si ello fuera necesario.”En el caso de aum<strong>en</strong>to de tarifas de servicios públicos, el juezpuede así no solam<strong>en</strong>te anular la nueva tarifa sino también restablecerla vig<strong>en</strong>cia de la anterior, como ocurre cuando se anulapor inconstitucional un aum<strong>en</strong>to por sobre la tarifa preced<strong>en</strong>te.La regla de que “la abrogación de una norma abrogatoria no hacer<strong>en</strong>acer la norma abrogada” (MESSINEO) cede ante el principio deord<strong>en</strong> público nacional de la ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor, queestablece la recomposición parcial de la relación jurídica declarandola nulidad de solam<strong>en</strong>te una parte de ella. 1Por aplicación de tales principios, <strong>en</strong> un amparo interpuestopor un habitante de la ciudad de la Bu<strong>en</strong>os Aires queinvoca su calidad de usuario del servicio de subterráneo eimpugna el aum<strong>en</strong>to de la tarifa por “redondeo”, la Sala IVde la Cámara Cont<strong>en</strong>cioso administrativa confirma la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciade primera instancia que anula puntualm<strong>en</strong>te elaum<strong>en</strong>to por inconstitucional. 27.1Igual solución <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> el Código Cont<strong>en</strong>cioso Administrativode la Provincia de Bu<strong>en</strong>os Aires, cuyo artículo 50 inciso 1 prevé que las<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia podrá decidir “El restablecimi<strong>en</strong>to o reconocimi<strong>en</strong>to del derechoo interés jurídicam<strong>en</strong>te vulnerado y la adopción de las medidas o actosnecesarios a tales fines”.7.2Sala IV, Fernández, Raúl c. Poder Ejecutivo nacional, 5 de agosto de1997, LL, 1997-E, 535; el voto <strong>en</strong> disid<strong>en</strong>cia de USLENGHI no lo es <strong>en</strong> materiaprocesal, sino <strong>en</strong> cuanto al fondo. Expresam<strong>en</strong>te declaró la aplicabilidad de


VIII - 28DERECHOS HUMANOSDe ello se despr<strong>en</strong>de que la tarifa anterior es la que continúavig<strong>en</strong>te y debe aplicarse. Como es obvio, la mismaregla se aplica <strong>en</strong> los demás aum<strong>en</strong>tos de tarifas que adolezcande vicios de ilegitimidad, como lo han declarado lostribunales del fuero <strong>en</strong> materia telefónica. 37.5. En caso de duda a favor del consumidorIgualm<strong>en</strong>te resulta de interés el artículo 3° <strong>en</strong> cuanto dispone que“En caso de duda, se estará siempre a la interpretación másfavorable para el consumidor”, principio que reitera el artículo 37.Dicho principio establece de pl<strong>en</strong>o derecho un criterio jurídicoa favor del derecho del usuario o consumidor, con lo cual el otorgami<strong>en</strong>tode una medida cautelar debe cumplir con este preceptolegal de una ley de ord<strong>en</strong> público nacional, sin poder oponer a ellola presunción de legitimidad de los reglam<strong>en</strong>tos o actos administrativos,sean ellos nacionales o locales.El artículo 65 es <strong>en</strong> tal aspecto categórico: “La pres<strong>en</strong>te ley esde ord<strong>en</strong> público, rige <strong>en</strong> todo el territorio nacional”.La verosimilitud del derecho está dispuesta a favor del usuariopor expresa disposición de la ley nacional de ord<strong>en</strong> público quepor lo demás se ajusta <strong>en</strong> un todo al texto y al espíritu del artículo42 de la Constitución, razón por la cual no puede p<strong>en</strong>sarse tampoco<strong>en</strong> su posible inconstitucionalidad.los artículos 42 y 43 de la Constitución nacional, “Que es principio g<strong>en</strong>eral<strong>en</strong> la materia que las tarifas de los servicios públicos deb<strong>en</strong> ser justas yrazonables de manera que se asegure el respeto de la necesaria proporcionalidad<strong>en</strong>tre el servicio prestado y la retribución abonada” y la legitimacióndel usuario del servicio para pedir la declaración de inconstitucionalidad.7.3Ver también Def<strong>en</strong>sor del Pueblo c. Poder Ejecutivo nacional, Sala III,31-III-97, LL, 1997-E, 506, con nota de GALLARDO, ROBERTO ANDRÉS, Teléfonos:novedosas herrami<strong>en</strong>tas y peligrosas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de la administración; s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciasdel 21 de febrero y 4 de marzo, <strong>en</strong> el mismo volum<strong>en</strong>. El primerpreced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este debate provi<strong>en</strong>e del caso Adelco, Sala III, LL, 1997-C,836. La solución específica que m<strong>en</strong>tamos fue adoptada <strong>en</strong> primera instanciapor la jueza DRA. MARÍA JOSÉ SARMIENTO, y confirmada por la misma sala III,<strong>en</strong> la misma causa.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 297.6 Plazos de caducidad y prescripciónNo puede por vía de una supuesta aplicación obligatoria del decretoleyde amparo, o del decreto-ley de procedimi<strong>en</strong>to administrativo,aplicarse un plazo de caducidad que nada ti<strong>en</strong>e que ver con elcómputo de la prescripción que prevé la ley de def<strong>en</strong>sa delconsumidor. 4La ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor es una ley federal de ord<strong>en</strong>público que tutela derechos y garantías constitucionales federalesy supranacionales: su ámbito de aplicación temporal, y suexpresa finalidad de b<strong>en</strong>eficiar al usuario o consumidor, no pued<strong>en</strong>quedar cerc<strong>en</strong>ados por la aplicación de normas de derechoprocesal o procesal administrativo locales que, a la inversa, cerc<strong>en</strong>anlos derechos del interesado, o conced<strong>en</strong> plazos más restrictivospara la def<strong>en</strong>sa de sus derechos e intereses.Existi<strong>en</strong>do dos modos posibles de computar el plazo de interposiciónde la demanda, o la disyunción <strong>en</strong>tre un plazo de prescripcióny uno de caducidad, esta ley federal de ord<strong>en</strong> público obliganecesariam<strong>en</strong>te a adoptar la solución más favorable al usuario oconsumidor, cuando la def<strong>en</strong>sa de sus derechos o intereses le llevea impugnar un acto, hecho u omisión de la administraciónpública nacional, provincial o municipal. Queda con ello dichoque, a nuestro <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der, si la def<strong>en</strong>sa de los referidos derechos seint<strong>en</strong>ta fuera del plazo de nov<strong>en</strong>ta días que prevé el decreto-leynacional de procedimi<strong>en</strong>to administrativo pero d<strong>en</strong>tro del plazode prescripción de la ley de def<strong>en</strong>sa del usuario y consumidor,corresponde aplicar el plazo más favorable al usuario o administrado.7.4En el Código Cont<strong>en</strong>cioso Administrativo de la Provincia de Bu<strong>en</strong>osAires distintas pret<strong>en</strong>siones pued<strong>en</strong> tramitarse <strong>en</strong> la misma acción cont<strong>en</strong>ciosoadministrativa, la cual a su vez puede ser tanto ordinaria como sumaria.A t<strong>en</strong>or de lo expuesto correspondería aplicar esta última, pero comoella no admite otra prueba que el expedi<strong>en</strong>te y la docum<strong>en</strong>tal, es posibleque la jurisprud<strong>en</strong>cia se incline por la vía ordinaria.


VIII - 30DERECHOS HUMANOS7.7. Cómputo de la prescripciónTanto <strong>en</strong> lo que hace al derecho de fondo como <strong>en</strong> cuanto al proceso,cabe recordar algunas normas de interés para los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva. Así por ejemplo el art. 50 de la ley 24.240establece que “Las acciones y sanciones emerg<strong>en</strong>tes de la pres<strong>en</strong>teley prescribirán <strong>en</strong> el término de tres (3) años. La prescripciónse interrumpirá por la comisión de nuevas infracciones o por elinicio de las actuaciones administrativas o judiciales”.La infracción cometida a través de una tarifa ilegal o excesivaconsiste <strong>en</strong> lesionar los derechos e intereses económicos de losusuarios. Cuando es de carácter sistemático o constante no dalugar al comi<strong>en</strong>zo del cómputo de la prescripción.Esta norma, que al igual que todo el resto de esta ley es deord<strong>en</strong> público, debe también interpretarse, conforme al mismotexto de la ley, de la forma más favorable al usuario o consumidor.En la duda, por <strong>en</strong>de, el derecho <strong>en</strong> cuestión no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>traprescripto.8. Las restricciones empíricas y cómo superarlas.8.1. Primera restricción empíricaEn los años posteriores a la reforma constitucional se han dictadotanto pronunciami<strong>en</strong>tos restrictivos como amplios <strong>en</strong> cuanto alalcance de esta legitimación:Algunos de los fallos restrictivos han dado como fundam<strong>en</strong>toque no se había pres<strong>en</strong>tado también un interesado directo. Ellonos proporciona una primera lección práctica a apr<strong>en</strong>der: quepor el mom<strong>en</strong>to es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te incluir siempre un interesado directo<strong>en</strong> cualquier acción por derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, 1 afin de quitar un posible argum<strong>en</strong>to o excusa al tribunal para noasumir su responsabilidad constitucional.Desde luego, este tipo de requisito que exige un interesado directoes sólo uno de los mom<strong>en</strong>tos difíciles del nacimi<strong>en</strong>to de esta8.1Esta precaución no debe llevarse al exceso de pres<strong>en</strong>tar solam<strong>en</strong>te alinteresado directo, como hace una de las <strong>en</strong>tidades de def<strong>en</strong>sa de derechosciviles y contra la discriminación m<strong>en</strong>cionadas anteriorm<strong>en</strong>te.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 31nueva institución de nuestro derecho constitucional, pues pareceobvio que si se trata de la tutela de derechos que la propia constituciónd<strong>en</strong>omina de incid<strong>en</strong>cia colectiva, no se trata de situacionesexclusivam<strong>en</strong>te individuales y concretas, sino necesariam<strong>en</strong>teg<strong>en</strong>erales.8.2. Segunda restricción empíricaEn otros casos le han negado legitimación a algunas asociacioneso corporaciones por no t<strong>en</strong>er como objeto específico esta tutela. Elloproporciona una segunda lección práctica, y es que hay quemodificar los estatutos e inscribirlas <strong>en</strong> el Registro Nacional deDef<strong>en</strong>sa del Consumidor. También, constituir una plétora deasociaciones para una plétora de derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva,hasta tanto la jurisprud<strong>en</strong>cia sea uniforme y pueda desandarse elcamino que tan insólitam<strong>en</strong>te se ha debido recorrer ante la <strong>en</strong>ormeretic<strong>en</strong>cia de algunos órganos judiciales.En su primera etapa el Registro Nacional de Def<strong>en</strong>sa del Consumidorint<strong>en</strong>tó limitar <strong>en</strong> su aplicación práctica el espectro deinstituciones reconocidas, por ejemplo excluy<strong>en</strong>do cooperativas yrestringiéndolo solam<strong>en</strong>te a las asociaciones civiles.Ese int<strong>en</strong>to fue anulado por la Sala I, <strong>en</strong> fallo que la administraciónacató, procedi<strong>en</strong>do a la inscripción <strong>en</strong> el registro. 2 P<strong>en</strong>samos,como la Sala I, que corresponde la inscripción de todo tipo depersona jurídica, incluso <strong>en</strong> formación, e incluy<strong>en</strong>do las asociacionesmutuales, sindicales, profesionales (el C.P.A.C.F., etc.),políticas (partidos políticos), etc.Lo cual lleva a p<strong>en</strong>sar si <strong>en</strong> verdad no es sufici<strong>en</strong>te con que setrate de una persona jurídica legalm<strong>en</strong>te constituida, sin necesidadde que haya un registro especial al efecto; por lo demás elregistro está creado por una resolución de Secretaría, no por ley,por lo cual resulta obvio que no reúne los caracteres de ley formal8.2.In re Consumidores Libres, 1997. El “Registro Nacional de Def<strong>en</strong>sadel Consumidor” fue creado por resolución 289/95 SCI (B.O. 19-XII-95).Actualm<strong>en</strong>te el registro dep<strong>en</strong>de de la Dirección Nacional de ComercioInterior, como también el Registro Nacional de Infractores a la ley 24.240:Res. S.C.I. y M. 1233/97, B.O. 24-XI-97, p. 4.


VIII - 32DERECHOS HUMANOSprevistos <strong>en</strong> la Constitución. Desde el punto de vista jurídico yconstitucional, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos que no cabe exigir la inscripción <strong>en</strong>un registro que no cumple la primera de las condiciones constitucionales,su creación por ley del Congreso de la Nación. Así lo haresuelto, implícita pero inequívocam<strong>en</strong>te, la Sala IV <strong>en</strong> ADECUAc/ ENARGAS (1998, causa 16.242/96, cons. III).8.3. Tercera limitaciónEn algún caso, aún estando el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo como legitimadoindubitable, se ha resuelto revertir <strong>en</strong> el artículo 43 el párrafosegundo al primero, y exigir una ilegitimidad o arbitrariedadmanifiesta a un derecho individual.Ello nos lleva a una tercera lección práctica, y es que <strong>en</strong> tantosea posible es por ahora mejor utilizar las acciones de la ley dedef<strong>en</strong>sa del consumidor y del usuario de servicios públicos, o laacción por el derecho a un medio ambi<strong>en</strong>te sano y sólo si éstas noproced<strong>en</strong> recurrir al amparo del artículo 43, 3 para evitar inútilesdiscusiones procesales. Incluso, utilizar prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te accionesde conocimi<strong>en</strong>to como el juicio sumario o el sumarísimo, o elordinario donde se pueda. Esto, que es mero consejo práctico paralitigantes, no constituye la <strong>en</strong>unciación de un principio jurídicosino cómo evitar su defectuosa aplicación. Desde luego, existe allíun problema aún mayor, que es la d<strong>en</strong>egación de acceso pl<strong>en</strong>o auna justicia oportuna y eficaz que así se produce, como explicamos<strong>en</strong> el capítulo XI.9. La resist<strong>en</strong>cia al cambioEsto no significa que se esté interpretando bi<strong>en</strong> la Constitución <strong>en</strong>estos pronunciami<strong>en</strong>tos restrictivos, solo que hay un tiempo deinevitable adaptación que debe aún transitarse y mi<strong>en</strong>tras tanto es8.3Ver los fallos de 1° y 2° instancia <strong>en</strong> Consumidores Libres, LL, 1995-E,516, con nota de CASSAGNE, De nuevo sobre la legitimación para accionar <strong>en</strong>el amparo; y nota de AGUSTÍN, La legitimación <strong>en</strong> el amparo: asociaciones,cooperativas, derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 33necesario <strong>en</strong>contrar vías paralelas 1 de sortear los obstáculosprocesales que se van tratando de crear, inútilm<strong>en</strong>te. Estasprimeras dificultades son fruto de una resist<strong>en</strong>cia a aceptar lanueva Constitución y los pactos supranacionales 2 como derechointerno directam<strong>en</strong>te operativo <strong>en</strong> sede judicial. Ha cambiado laConstitución, pero todavía está p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te el pl<strong>en</strong>o cambio decultura jurídica. 3 Con todo, exist<strong>en</strong> otros avances <strong>en</strong> la legitimacióny <strong>en</strong> los efectos de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, más allá de alguno que otro fallo9.1Es la eterna historia de los países atrasados, que ya explicamos <strong>en</strong>nuestro libro La administración paralela. El parasistema jurídico administrativo,Civitas, Madrid, 1982 y reimpresión 1995; L’amministrazioneparallela. Il parasistema giuridico-amministrativo, introducción de FELICIANOBENVENUTI, ed. Giuffrè, Milán, 1987.9.2Lo que vi<strong>en</strong>e de antes de la Constitución de 1994: La creci<strong>en</strong>teinternacionalización del derecho y sus efectos, nota a Cafés La Virginia,CSJN, LL, 1995-D, 277; Giroldi, 7-IV-95, con nota La obligatoria aplicacióninterna de los fallos y opiniones consultivas supranacionales, “RévistaArg<strong>en</strong>tina del Régim<strong>en</strong> de la Administración Pública”, n° 215, 1996, p. 151y ss.; y sus anteced<strong>en</strong>tes Ekmekdjian, 1992, Fibraca, 1993, Hagelin, 1993,etc. El caso Giroldi se amplía <strong>en</strong> Arce, LL, 1997-F, 696, con nota Los derechos<strong>humanos</strong> no son para sino contra el Estado.9.3Supra, cap. I. Es un problema constante <strong>en</strong> derecho público, que <strong>en</strong>versiones jurídicas contrapuestas sosti<strong>en</strong>e distintas visiones del mundo:MEILÁN GIL, JOSÉ LUIS, El proceso de la definición de derecho administrativo,Madrid, 1967, pp. 42 y 43: “Este es el drama íntimo del Derecho administrativo:su innata aspiración a ser un Derecho común, cuando la inestabilidadde su materia le inclina a un carácter de Derecho episódico”. Encambio VIDAL PERDOMO, Derecho administrativo, op.cit., 10° edición, p. 8,expresa que “Esta búsqueda difícil desali<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> ocasiones, a ciertos espíritusmás dispuestos a las cosas determinadas y fijas, pero estimula <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>tea qui<strong>en</strong>es gustan de las r<strong>en</strong>ovaciones, y aman, si así pudieradecirse, la av<strong>en</strong>tura intelectual”. Ver POPPER, The Op<strong>en</strong> Universe. AnArgum<strong>en</strong>t for Indeterminism, Routledge, Londres, 1991, cuyo p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>toexpusimos <strong>en</strong> el tomo 1, capítulo I, primera parte: “La ci<strong>en</strong>cia nunca persiguela ilusoria meta de que sus respuestas sean definitivas, ni siquieraprobables; antes bi<strong>en</strong> ... la de descubrir incesantem<strong>en</strong>te problemas nuevos,más profundos y más g<strong>en</strong>erales, y de sujetar nuestras respuestas (siempreprovisionales) a contrastaciones constantem<strong>en</strong>te r<strong>en</strong>ovadas y cada vez másrigurosas”. La ci<strong>en</strong>cia supone no adorar “el ídolo de la certidumbre ... laadoración de este ídolo reprime la audacia y pone <strong>en</strong> peligro el rigor y laintegridad de nuestras constataciones. La opinión equivocada de la ci<strong>en</strong>ciase detalla <strong>en</strong> su pret<strong>en</strong>sión de t<strong>en</strong>er razón: pues lo que hace al hombre deci<strong>en</strong>cia no es su posesión del conocimi<strong>en</strong>to, de la verdad irrefutable, sino suindagación de la verdad persist<strong>en</strong>te y temerariam<strong>en</strong>te crítica”.


VIII - 34DERECHOS HUMANOSadverso.Hay que t<strong>en</strong>er perseverancia: Vigilantibus, et nondormi<strong>en</strong>tibus, jura subv<strong>en</strong>iunt.A su vez, dado que las vías del derecho supranacional estánabiertas sin estas limitaciones internas, es indisp<strong>en</strong>sable recurrirconstantem<strong>en</strong>te a ellas para luego hacer realidad <strong>en</strong> lo internolo que <strong>en</strong> lo externo está dado. Finalm<strong>en</strong>te administraciones ytribunales no t<strong>en</strong>drán más remedio que compr<strong>en</strong>der, <strong>en</strong> base alos preced<strong>en</strong>tes de Giroldi y Arce, que no pued<strong>en</strong> lógica ni jurídicam<strong>en</strong>teretacear <strong>en</strong> el derecho interno la tutela y legitimaciónprocesal que los individuos pued<strong>en</strong> pedir <strong>en</strong> el derechosupranacional. 4Desde luego, no todos los jueces y salas proced<strong>en</strong> del modoexpuesto: hace falta que su ejemplo cunda y que haya mástribunales que los puedan aplicar. Nuestro pronóstico esoptimista. 510. El esquema clásico y su evolución10.1. Derecho subjetivo, interés legítimo, interés simpleEl clásico derecho público arg<strong>en</strong>tino, atrasado respecto del derechocomparado, admitía pues básicam<strong>en</strong>te la tutela <strong>en</strong> sede judicial delderecho subjetivo, no así del interés legítimo que sólo <strong>en</strong>contrabaprotección <strong>en</strong> sede administrativa.El derecho de todo habitante se reducía <strong>en</strong> un “interés simple”que sólo permitía hacer d<strong>en</strong>uncias administrativas pero no exigirnada, ni siquiera la cesación de la irregularidad d<strong>en</strong>unciada, nirecurrir <strong>en</strong> sede administrativa o accionar judicialm<strong>en</strong>te.9.4Igual solución <strong>en</strong> el derecho europeo. Ver P. VAN DIJK y G.J. H. VANHOOF, y colaboradores, Theory and Practice of the European Conv<strong>en</strong>tion onHuman Rights, 3° ed., ed. Kluwer Law International, La Haya, 1998, pp. 40y 47.9.5Jurisprud<strong>en</strong>cia de 1997: Elogio a la Justicia, LL, 1997-F, 1318, y suversión actualizada <strong>en</strong> la 2° edición de Después de la reforma del Estado,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1998.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 3510.2. Interés difusoFr<strong>en</strong>te a ellos se erigía el concepto más moderno de “interés difuso”,más amplio que el interés legítimo pero sin llegar a la amplitud delinterés simple: su gran peculiaridad era que habilitaba la acciónjudicial correctora de la ilegitimidad.Mi<strong>en</strong>tras algunos procesalistas lo admitían y otros no, estabanlos acérrimos opositores que gustaban llamarlo “interés confuso”;el concepto no pasaba a la realidad jurisprud<strong>en</strong>cial salvo <strong>en</strong>materia de medio ambi<strong>en</strong>te.10.3. La ley de def<strong>en</strong>sa del usuario y del consumidorEse esquema ha ido cambiando sustancialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los últimosaños, por diversos motivos.En primer lugar, la ley de def<strong>en</strong>sa del usuario y del consumidoradmitió la legitimación de los distintos tipos de asociacionesde usuarios y consumidores para actuar <strong>en</strong> juicio contra los proveedoresde bi<strong>en</strong>es y servicios, incluidos los servicios públicos, loque no ha podido sino ser interpretado con la amplitud que eltexto legal consagra.Es además una ley federal de ord<strong>en</strong> público, que consagra elprincipio: “<strong>en</strong> la duda a favor del usuario o consumidor” y otorgaexpresam<strong>en</strong>te amplio acceso judicial para su tutela.10.4. Los artículos 41 a 43 de la ConstituciónPoco tiempo después de dictada la ley de def<strong>en</strong>sa del usuario ydel consumidor, la Constitución de 1994 admitió dos tipos expresosde interés difuso o colectivo con tutela judicial: el de los artículos41 y 43 para el derecho a un medio ambi<strong>en</strong>te sano, 1 y el delartículo 43 al amparo.10.1El artículo 41 le otorga este derecho —sustantivo y adjetivo— a todapersona afectada por el problema ambi<strong>en</strong>tal de que se trate —caso típico, elvecino y la asociación vecinal—, con lo cual t<strong>en</strong>emos una figura similar alinterés difuso. En cuanto al derecho de fondo ver <strong>Derechos</strong> no <strong>en</strong>umerados:el caso de la salud y el medio ambi<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el libro de MILLER, JONATHAN M. YOTROS, Constitución y derechos <strong>humanos</strong>, tomo 1, ed. Astrea, Bu<strong>en</strong>os Aires,1991, p. 182 y ss.: la construcción que allí realizamos quedó consagrada <strong>en</strong>


VIII - 36DERECHOS HUMANOSA lo expuesto cabe <strong>en</strong>tonces sumar el de la ley de def<strong>en</strong>sa delusuario y del consumidor ya preexist<strong>en</strong>te y los múltiples derechosdel artículo 42; con más los derechos de los artículos 36 ysigui<strong>en</strong>tes, todos de igual naturaleza colectiva. La Constituciónconsagra así una proposición que ya había aparecido anteriorm<strong>en</strong>te<strong>en</strong> las multas aplicadas a los concesionarios de gas y electricidada favor de los usuarios, <strong>en</strong> la legitimación del C.P.A.C.F.,etc.La introducción constitucional de los derechos de incid<strong>en</strong>ciacolectiva constituye la base indubitable del progreso futuro <strong>en</strong>esta materia no solam<strong>en</strong>te para la legitimación judicial <strong>en</strong> cuantoal derecho sustantivo sino también para el adjetivo, por ejemplo<strong>en</strong> materia de participación de los usuarios <strong>en</strong> los serviciospúblicos conforme al artículo 42, o <strong>en</strong> el ya reconocido derecho at<strong>en</strong>er audi<strong>en</strong>cia pública <strong>en</strong> sede administrativa antes que se modifiques<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te su régim<strong>en</strong> hacia el usuario.Por supuesto, que exista la vía judicial no significa que el éxitocorone toda propuesta impugnativa. Algunas veces con razón yotras sin ella, las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias definitivas no siempre hac<strong>en</strong> lugar alo peticionado. Pero no esto no desmerece el valor del progresoque se ha producido <strong>en</strong> la materia.10.5. El derecho a la previa audi<strong>en</strong>cia públicaTambién se ha abierto camino la idea del derecho constitucionala la audi<strong>en</strong>cia pública antes de que se adopt<strong>en</strong> decisiones quepuedan afectar a la colectividad, tomado del derecho anglosajón.Allí confluy<strong>en</strong> un derecho sustantivo y adjetivo de incid<strong>en</strong>cia colectiva,y como veremos también un derecho subjetivo.Al igual que el principio madre del debido proceso <strong>en</strong> su doblefase adjetiva y sustantiva, lo mismo ocurre con este su despr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to,<strong>en</strong> el derecho de incid<strong>en</strong>cia colectiva y el derecho subjetivoa la audi<strong>en</strong>cia pública.el art. 41. También ha sido seguido por la Sala Constitucional de la CorteSuprema de Costa Rica.


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 37El requisito de la audi<strong>en</strong>cia pública es aplicable no solam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> materia de tutela de medio ambi<strong>en</strong>te y emisión de normasg<strong>en</strong>erales, sino <strong>en</strong> todo lo atin<strong>en</strong>te a los servicios públicos privatizadosbajo condiciones monopólicas. Su utilidad práctica ha demostradoser insustituible, al obligar a las autoridades públicasa escuchar razones y evaluar alternativas antes de tomar decisionesque afectan el medio ambi<strong>en</strong>te o la comunidad <strong>en</strong> cualquierotro modo.Ello se vio claram<strong>en</strong>te, como derecho de incid<strong>en</strong>cia colectiva,con el amparo iniciado primero por ADELCO <strong>en</strong> 1994 y más tardepor el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo y un partido político <strong>en</strong> 1996, para qu<strong>en</strong>o se r<strong>en</strong>egociara <strong>en</strong> más las tarifas telefónicas sin previa audi<strong>en</strong>ciapública; la situación se repitió <strong>en</strong> 1997 con la proyectadaprórroga de la exclusividad <strong>en</strong> Youssefian.ADELCO obtuvo <strong>en</strong> 1996 una medida judicial de no innovar, reconociéndoseasí su legitimación para la def<strong>en</strong>sa de intereses oderechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva; la administración transó <strong>en</strong> realizarla audi<strong>en</strong>cia pública, reconoci<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tonces también el derechosustantivo.Tras dos sucesivas audi<strong>en</strong>cias públicas, el Ministeriodebió dos veces reducir sus estimaciones previas der<strong>en</strong>egociación y aum<strong>en</strong>to tarifario, aunque finalm<strong>en</strong>te increm<strong>en</strong>tólas tarifas sin cumplim<strong>en</strong>tar con el recaudo de someter su proyectode reestructuración tarifaria al escrutinio público previo.Su posición solo fue conocida ex post facto; su accionar fue por<strong>en</strong>de ilegal e inconstitucional. 2 Y aunque exist<strong>en</strong> también preced<strong>en</strong>tesadversos a la fiel aplicación del nuevo sistema constitucional,quedan todavía acciones <strong>en</strong> curso, y otras a iniciarse, quepued<strong>en</strong> re<strong>en</strong>cauzar la sana aplicación del derecho.Otra variante limitativa hizo el Jefe de Gabinete cuando setrataba de fijar la tarifa a cobrar por YPF por el transporte depetróleo crudo por su Oleoducto Transandino: simplem<strong>en</strong>te con-10.2.In re Adelco, Sala III, LL, 1997-C, 836; Def<strong>en</strong>sor del Pueblo c. PoderEjecutivo nacional, Sala III, 31-III-97, LL, 1997-E, 506, con nota de GALLAR-DO, ROBERTO ANDRÉS, Teléfonos: novedosas herrami<strong>en</strong>tas y peligrosas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciasde la administración, p. 6 y ss.; s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias del 21 de febrero y 4 demarzo, <strong>en</strong> el mismo volum<strong>en</strong>.


VIII - 38DERECHOS HUMANOScedió vista de las actuaciones a los interesados, fundándolo <strong>en</strong>que “Que desde el punto de vista jurídico cabe expresar que unode los principios elem<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> materia de tarifas, es garantizarque todos los afectados por ella puedan verter sus opiniones.” 3Otro procedimi<strong>en</strong>to intermedio lo constituye la “consulta pública”que realiza <strong>en</strong> procedimi<strong>en</strong>to únicam<strong>en</strong>te escrito la Secretaríade Industria, Comercio y Minería del Ministerio de Economía,previa publicación <strong>en</strong> el Boletín Oficial. 4Pero todos estos pasos alternativos se complem<strong>en</strong>tan con audi<strong>en</strong>ciaspúblicas formales dispuestas por iniciativa de la propiaadministración, para otros aspectos de la vida administrativa.También ayuda <strong>en</strong> esto el progreso del derecho público local, <strong>en</strong> elcaso la consagración constitucional de la audi<strong>en</strong>cia pública <strong>en</strong> laCiudad de Bu<strong>en</strong>os Aires.Dado que la audi<strong>en</strong>cia pública ha sido por otra parte oficialm<strong>en</strong>tereconocida como mecanismo de lucha contra la corrupción,5 y que la Conv<strong>en</strong>ción Interamericana Contra la Corrupciónestablece precisam<strong>en</strong>te el principio de publicidad <strong>en</strong> la contrataciónpública, el destino está echado.Es cierto que se produc<strong>en</strong> r<strong>en</strong>egociaciones de concesiones y lic<strong>en</strong>ciasde servicios públicos que por su <strong>en</strong>vergadura constituy<strong>en</strong>verdaderas contrataciones directas, sin audi<strong>en</strong>cia pública ni otraforma de participación; pero dado que se trata de contratos <strong>en</strong>ejecución y <strong>en</strong> marcha es inevitable que finalm<strong>en</strong>te deban pasarpor las manos reparadoras de la justicia. No valdrá argüir allí laviolación a la seguridad jurídica, pues será de aplicación el sempiternoNemo turpitudinem suam allegare potest.10.3.Disposición administrativa 1/97, Boletín Oficial del 29 de agosto de1997, p. 6.10.4.Resolución M.E. y O. y S.P. n° 329/96, instrum<strong>en</strong>tada por ejemplo através de la resolución S.C. y M. n° 1212/97, B.O. 18-XI-97, p. 16. Estosmecanismos intermedios demuestran que la propia administración comi<strong>en</strong>zaa advertir la necesidad de contar con el resultado de una consulta pública<strong>en</strong> su propio interés, sin perjuicio de que también lo sea <strong>en</strong> el interéspúblico.10.5.MENEM, CARLOS, Corrupción y el doble ocaso de la impunidad, “AmbitoFinanciero”, 19 de noviembre de 1997, p. 20: “Podemos citar también, <strong>en</strong>treotros avances <strong>en</strong> el control, ... la instrum<strong>en</strong>tación de audi<strong>en</strong>cias públicas.”


DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA VIII - 39Con todo, deberán recordarse los errores del pasado cuando seanularon contratos <strong>en</strong> sede administrativa. La recomposicióncontractual debe hacerse con indisp<strong>en</strong>sable interv<strong>en</strong>ción judicial.La admisión de la legitimación procesal <strong>en</strong> el amparo <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sade estos derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva se vio también reconocida<strong>en</strong> sucesivos amparos iniciados por otras asociaciones <strong>en</strong>distintos juzgados federales con motivo de ulteriores audi<strong>en</strong>ciaspúblicas llamadas con carácter restrictivo, con información confid<strong>en</strong>cial,etc.Por su parte, la legitimación de tales asociaciones para participar<strong>en</strong> el trámite administrativo de la propia audi<strong>en</strong>cia públicaha sido reconocida con amplitud por la misma administración, locual lleva inexorablem<strong>en</strong>te a admitir la misma legitimación <strong>en</strong>sede judicial para la def<strong>en</strong>sa de tales derechos <strong>en</strong> dichos procedimi<strong>en</strong>tos.El 31 de <strong>en</strong>ero de 1997, producida finalm<strong>en</strong>te la reestructuracióntarifaria, los mismos actores iniciaron similares vías y obtuvieronpronunciami<strong>en</strong>tos favorables de las diversas Salas del fuero,con lo cual la proced<strong>en</strong>cia de la vía quedó al m<strong>en</strong>os establecida,indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de cuál sea el resultado final, nacional osupranacionalm<strong>en</strong>te. P<strong>en</strong>samos que la cuestión dista de estarconcluida, aún con un fallo de la CSJN a favor del Poder Ejecutivoy las lic<strong>en</strong>ciatarias telefónicas, <strong>en</strong> el caso. Quedan accionesordinarias p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> curso, cuyo resultado es prematuro vaticinar.11. ProspectivaEs materia de inquietud ciudadana si las leyes que <strong>en</strong> su casoreglam<strong>en</strong>t<strong>en</strong> estos derechos lo harán <strong>en</strong> forma limitativa, odejarán marg<strong>en</strong> para un mayor desarrollo.De cualquier manera, aunque las primeras leyes sean restrictivas,con la evolución del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to jurídico nacional y <strong>en</strong>particular la aplicación del derecho y la jurisdicción supranacionalserá posible irlas superando progresivam<strong>en</strong>te.


VIII - 40DERECHOS HUMANOSEn primer lugar, la evolución jurisprud<strong>en</strong>cial podrá ir declarandola inconstitucionalidad de las normas legales que ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>terestrinjan el acceso a la jurisdicción tal como la Constituciónlo estableció y garantizó.En segundo lugar, el propio progreso político puede ir g<strong>en</strong>erandomodificaciones legislativas, <strong>en</strong> la medida que exista creci<strong>en</strong>tecons<strong>en</strong>so social sobre cuál debe ser la ext<strong>en</strong>sión del acceso a latutela jurisdiccional para la def<strong>en</strong>sa de los derechos de incid<strong>en</strong>ciacolectiva.De todas maneras, las normas que se van dictando son sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teamplias como para no requerir modificaciones normativas,ya que cuando los códigos locales establec<strong>en</strong> la tutela delos “derechos” (como lo hac<strong>en</strong> todos, aún cuando no tutel<strong>en</strong> el“interés”), la expresión “derecho” ya no es constitucionalm<strong>en</strong>teequiparable <strong>en</strong> forma exclusiva a derecho subjetivo. Por imperiode la Constitución federal, naturalm<strong>en</strong>te de obligatorio cumplimi<strong>en</strong>tooperativo por las Provincias, el derecho a ser tutelado conacceso irrestricto a la justicia es tanto el derecho subjetivo comoel derecho de incid<strong>en</strong>cia colectiva.


Capítulo IXLOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMODERECHOS HUMANOSCARLOS EDUARDO TAMBUSSI 1CAPÍTULO IPERSPECTIVA HISTORICA: LOS DERECHOS HUMANOSY LA LUCHA POR EL DERECHO.a) IntroducciónCuando int<strong>en</strong>tamos historiar la irrupción jurídica y política de lapreocupación por los derechos <strong>humanos</strong>, necesariam<strong>en</strong>te nosinvolucramos <strong>en</strong> reseñar el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o el constitucionalismo, comoel f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o normativo que regula las relaciones <strong>en</strong>tre el poder(Estado) y los ciudadanos, habi<strong>en</strong>do nacido formulado <strong>en</strong> “fr<strong>en</strong>os1Abogado, Universidad de Bu<strong>en</strong>os Aires (1991), Especializado <strong>en</strong> DerechoAdministrativo (Plan Res. 809/85). Ejerce la profesión <strong>en</strong> forma indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te.JEFE DE TRABAJOS PRACTICOS Universidad de Bu<strong>en</strong>os Aires,Facultad de Derecho, CATEDRA: Dr. ALBERTO DALLA VIA. MATERIA:Derecho Constitucional. PROFESOR ADJUNTO INTERINO: Universidadde Bu<strong>en</strong>os Aires, Facultad de Derecho. CATEDRA: Dr. AGUSTÍN GORDILLO.MATERIA: DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS. Egresado del Programade Actualizacion <strong>Derechos</strong> del Usuario y del Consumidor (Departam<strong>en</strong>tode Estudios de Posgrado.Facultad de Derecho - U.B.A). Miembro delInstituto de Derecho de Usuarios y Consumidores del Colegio Publico deAbogados de la Capital Federal. Presid<strong>en</strong>te de la Comisión de <strong>Derechos</strong> delConsumidor de la Asociación de Abogados de Bu<strong>en</strong>os Aires.


IX - 2DERECHOS HUMANOSy contrapesos” el primero, y <strong>en</strong> reconocimi<strong>en</strong>to de derechos a lossegundos.Afrontamos <strong>en</strong>tonces el desafío de expresarnos sobre siglos dehistoria <strong>en</strong> poco espacio, y nos damos a esa tarea con la certezaque no estaremos relatando el curso de una evolución.Porque si bi<strong>en</strong> ci<strong>en</strong>tíficam<strong>en</strong>te y d<strong>en</strong>tro de lo estrictam<strong>en</strong>tepertin<strong>en</strong>te a la ci<strong>en</strong>cia del derecho podemos hablar de un avance<strong>en</strong> la instalación del concepto “derechos <strong>humanos</strong>”, significado yexpresado <strong>en</strong> su id<strong>en</strong>tidad como objeto de estudio, o como materialegislativa o de tratados y declaraciones internacionales, <strong>en</strong> elmundo del “hecho” se aprecian <strong>en</strong> la historia una serie de marchasy contramarchas, avances y retrocesos <strong>en</strong> el comportami<strong>en</strong>todel hombre con respecto hacia los derechos fundam<strong>en</strong>tales desus semejantes, que descartan de plano el argum<strong>en</strong>to evolucionistapuro. 2b) La “prehistoria” de los derechos <strong>humanos</strong>:La historia política de la Grecia antigua, abundante <strong>en</strong>implem<strong>en</strong>tación de regím<strong>en</strong>es políticos y dueña del primer “copyright”(aunque restringido) de la democracia, donde su constanteapunta a la exaltación de la “Polis” (Ciudad - Estado) únicoámbito donde era posible la realización de los fines de los individuos,que debi<strong>en</strong>do ser coincid<strong>en</strong>tes con los de la Polis, acabanpor confundirse con éstos.Heredera de una tradición de la antigüedad basada <strong>en</strong> lasmonarquías teocráticas absolutas, es <strong>en</strong> Roma donde surgiránlas primeras ideas que formularon que el Estado t<strong>en</strong>ía algo a quérespetar. Las nociones de “derecho natural”, “derecho de g<strong>en</strong>tes”2Para GERMÁN BIDART CAMPOs, la exist<strong>en</strong>cia de tres g<strong>en</strong>eraciones de derechos,no significa que los derechos compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> una “nacieron con ellay se extinguieron cuando surgió la sigui<strong>en</strong>te.” G<strong>en</strong>eración, alude a nacimi<strong>en</strong>to,y <strong>en</strong> esa intelig<strong>en</strong>cia cada una de las tres g<strong>en</strong>eraciones “se hasumado acumulativam<strong>en</strong>te a las otras (...) para componer la triada indivisibley subsist<strong>en</strong>te,” existi<strong>en</strong>do “derechos nuevos y cont<strong>en</strong>idos nuevos <strong>en</strong>derechos viejos.” (“Las tres G<strong>en</strong>eraciones de <strong>Derechos</strong>,” del autor citado, <strong>en</strong>LL del 29-9-03.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 3esbozaron que existía la persona (el “individuo”) con anterioridada la organización política, y ésta se funda <strong>en</strong> la protección y def<strong>en</strong>sade los derechos del hombre.A la antigüedad griega se le debe, <strong>en</strong>tonces, la primera preocupaciónpor los derechos políticos, esbozada <strong>en</strong> sus p<strong>en</strong>sadores(Aristóteles) con su def<strong>en</strong>sa de la libertad política, y el rechazo ala tiranía- y a Roma la primig<strong>en</strong>ia posición sobre los derechosciviles, plasmada <strong>en</strong> su sistema jurídico, de influ<strong>en</strong>cia aún actual.El surgimi<strong>en</strong>to del Cristianismo y su “conquista” y propagaciónpor Occid<strong>en</strong>te, provocó otro significativo impacto <strong>en</strong> la humanidad,al colocar un fin espiritual, de “salvación” y “vida eterna”mas allá del Estado, del cual no se abjura sino que se lo ubicay distingue como el poder terr<strong>en</strong>al, administrador de lo temporaly de lo limitado, distinto del poder eterno de Dios.Avanzando <strong>en</strong> la historia ingresamos <strong>en</strong> la Edad Media, dondeel esc<strong>en</strong>ario no muestra ya grandes imperios poderosos, sino quela descomposición del último gran imperio romano deja atomizadaa la civilización occid<strong>en</strong>tal bajo el sistema de organización feudal.Durante este período desarrollan su p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to los teóricos dela Iglesia, sobre la base filosófica fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te aristotélica,donde se esboza la necesidad de limitaciones jurídicas al poderd<strong>en</strong>tro del esquema: Mundo de Dios (perfecto - inalcanzable) yMundo de los hombres (de necesaria regulación por su imperfección).En la era feudal la estructura social se basaba <strong>en</strong> estam<strong>en</strong>tos:nobleza, señores feudales, clero, vasallos (trabajadores rurales), eincipi<strong>en</strong>te clase comerciante (burguesía) de as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to urbano,vinculadas a veces por pactos <strong>en</strong>tre sí y con el poder político.De esta naturaleza son los llamados “fueros”, primeros anteced<strong>en</strong>tesde organización y sujeción del poder a pautas que los contratantes-<strong>en</strong>tre ellos los propios soberanos- juraban respetar. Entreellos y cronológicam<strong>en</strong>te ejemplificamos con los fueros de León(año 1020), Jaca (1064), Nájera (1076), Toledo (1085), Burgos(1073), Calatayud (1120), Zaragoza (1115) y el Ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to deLeón (1188) <strong>en</strong>tre otros.


IX - 4DERECHOS HUMANOSEn Inglaterra, la llamada “Carta Magna” otorgada por el ReyJuan Sin Tierra <strong>en</strong> 1215 es una <strong>en</strong>unciación de libertades y derechosconcedidas a los ciudadanos, a perpetuidad y que inclusiveconti<strong>en</strong>e explícitas garantías p<strong>en</strong>ales y acuerdos sobre la fijacióny monto de los tributos, que pasan a ser controlados por el Consejodel Reino. Es este el anteced<strong>en</strong>te -aunque primitivo- más aproximadoa lo que actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos como Constitución.Con los anteced<strong>en</strong>tes normativos de la revolución inglesa comoel “Agreem<strong>en</strong>t of People” (1647) y el Instrum<strong>en</strong>t of Goverm<strong>en</strong>t(1653) se ingresa a los prolegóm<strong>en</strong>os del constitucionalismo, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didocomo la formulación escrita de limites a los poderes constituidos,y consagración de derechos de los ciudadanos, reconoci<strong>en</strong>dosu anteced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el docum<strong>en</strong>to anterior.c) El constitucionalismo:El desarrollo de las clases comerciantes, el mayor acceso al intercambioy a la cultura con mayor “apertura” que dio la reforma,g<strong>en</strong>eró el asc<strong>en</strong>so social, acompasado al increm<strong>en</strong>to de su podereconómico, del sector dinámico y librep<strong>en</strong>sador que g<strong>en</strong>eraría unmovimi<strong>en</strong>to cuya her<strong>en</strong>cia para la humanidad - y sin perjuicio desus cultores y aplicadores - es de un valor incalculable: el liberalismo,padre ideológico de los derechos llamados “de primera g<strong>en</strong>eración”o derechos civiles y políticos, con el valor libertad comopiedra basal 3 del d<strong>en</strong>ominado “constitucionalismo clásico”.Aparec<strong>en</strong> como hemos anticipado, las bases racionales de laorganización política (JOHN LOCKE), <strong>en</strong> la propuesta de un sistemabasado <strong>en</strong> las libertades individuales. Originados <strong>en</strong> la idea delpacto o contrato social (ROUSSEAU) y del estado de naturaleza formulanel diseño político que permita el desarrollo de sus interesesy necesidades. Desde la libertad e igualdad consagradas comoatributos inali<strong>en</strong>ables de los hombres y preexist<strong>en</strong>tes al estadomismo, llegan las partes <strong>en</strong> equilibrio de condiciones para darsesu propio gobierno, delegando facultades que le son propias <strong>en</strong> un3LÓPEZ ALFONSÍN, MARCELO, “Protección Constitucional de Consumidores yUsuarios,” Ed. Estudio, p. 11.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 5poder constituido por repres<strong>en</strong>tantes fruto de su elección, que fijaránlas pautas por las que se regirá la sociedad. El poder a suvez d<strong>en</strong>tro de sí, estará compartim<strong>en</strong>tado y contrapesado,(MONTESQUIEU) <strong>en</strong> distribución de roles y funciones de controlmutuo y recíproco.El poder resulta de la concesión de sus libertades que hac<strong>en</strong>las voluntades personales al estado, que no se exti<strong>en</strong>de mas que alo necesario para la organización de la justicia y la proteccióneconómica individual.Así, al absolutismo monárquico hasta <strong>en</strong>tonces vig<strong>en</strong>te se oponela soberanía popular, la voluntad libre de las partes que acud<strong>en</strong>al contrato. A la conc<strong>en</strong>tración personal de las facultadescoercitivas se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el postulado de la división de poderes. A ladivinidad y a la continuidad dinástica se opone la idea de repres<strong>en</strong>tacióndel pueblo, a la unicidad la noción de pluralismo y posibilidadde oposición y fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te al control fiscal c<strong>en</strong>tralizadose opone el libre juego de las fuerzas del mercado. Asimismo,se hace hincapié <strong>en</strong> la necesidad que las reglas de juego seplasmaran <strong>en</strong> un texto organizado y sistematizado, pergeñandoasí la idea moderna de Constitución.Se <strong>en</strong>marca una filosofía fundada <strong>en</strong> la idea de individuo, quepor naturaleza goza de derechos inali<strong>en</strong>ables que deb<strong>en</strong> respetarse,y como ser libre e igual sus semejantes, todo lo cual produjocambios sociales de significación. La clase emerg<strong>en</strong>te, la burguesía,y sus creci<strong>en</strong>tes intereses precisaban mayor libertad de des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to,reclamando y exigi<strong>en</strong>do y <strong>en</strong> tal virtud sembraronsus revoluciones el espacio político y económico que anhelaban,originando la democracia liberal como sistema político y elcapitalismo como patrón económico.Es <strong>en</strong> los naci<strong>en</strong>tes Estados Unidos de Norteamérica donde sedicta la primer Constitución escrita, la cual cont<strong>en</strong>ía todo unadeclaración de derechos de carácter g<strong>en</strong>eral, que eran reconocidosy garantizados por la Constitución. Poco tiempo después, el 4de julio de 1776, la declaración de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia consagra losprincipios filosóficos y políticos de la ideología triunfante.


IX - 6DERECHOS HUMANOSLa Revolución Francesa es la definitiva afr<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> Europa alabsolutismo monárquico, la cual g<strong>en</strong>era <strong>en</strong> 26 de agosto de 1789la Declaración de los <strong>Derechos</strong> del Hombre y del Ciudadano,<strong>en</strong>unciativa y <strong>en</strong> forma abstracta para toda la humanidad, concarácter de “naturales, inali<strong>en</strong>ables y sagrados”. La idea subyac<strong>en</strong>teera que “el hombre t<strong>en</strong>ia derechos por el solo hecho de sertal, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de su condición de ciudadano francés,con lo cual se estaba a un paso de afirmar que posee tales derechosindep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que una norma positiva los consagre” 4Los hombres de las “nuevas ideas” propagaron el ideario económicoy político del liberalismo por toda Europa. Estas ideas,son protectoras de la libertad y de los derechos individuales,sost<strong>en</strong>edoras del gobierno de la ley (estado de derecho) como elaboraciónracional normativa que planifica el ord<strong>en</strong> político delestado, al que buscarán limitar y reducir al mero papel de administrador(estado g<strong>en</strong>darme) para que no altere las libertades individuales.d) La cuestión social:El desarrollo y la rápida difusión de las ideas liberales llevaron aéstas a constituirse <strong>en</strong> la ideología cuasi universal, al m<strong>en</strong>os <strong>en</strong>occid<strong>en</strong>te. Los Estados Europeos que diseñan su estructura políticalo hac<strong>en</strong> inevitablem<strong>en</strong>te bajo la forma constitucional, bajolos parámetros de libertad de intercambio y mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de lapropiedad y los derechos individuales. Antes bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong> su primeraetapa, no advirtió este floreci<strong>en</strong>te “liberalismo” que las partes contratantesllegaban al acuerdo <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes condiciones, y que <strong>en</strong>muchos casos volvían a hacer falta los controles, los “pesos y contrapesos”para equilibrar la balanza <strong>en</strong> las relaciones <strong>en</strong>tre individuos,y no tanto ya con el Estado.Europa vive por <strong>en</strong>tonces una segunda mitad de siglo diecinuevemarcada por el acelerado desarrollo económico y comercialproducido por la explosión de la revolución industrial y el surgi-4MANILI, PABLO, “La difícil tarea de elaborar un concepto de los <strong>Derechos</strong>Humanos,” Revista Jurídica de la UCES, Año 1 Nro. 1, 1999


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 7mi<strong>en</strong>to del maquinismo, manifestaciones que se v<strong>en</strong>ían evid<strong>en</strong>ciandode décadas atrás y que muestran su auge <strong>en</strong> esta etapa. Asu vez, es un período marcado por las guerras <strong>en</strong>tre países yrevoluciones internas (Francia 1848) <strong>en</strong> las que se plantea la formaciónde los Estados Nacionales y <strong>en</strong> alguna medida también lallamada “cuestión social.”El planteami<strong>en</strong>to de esta cuestión, es la primera crisis del capitalismoliberal que lo sorpr<strong>en</strong>de <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a expansión y apogeo.Ese temprano liberalismo / capitalismo como dijimos, no prestóat<strong>en</strong>ción a las desigualdades de las “partes contratantes” <strong>en</strong> loque refiere a la vida civil (sobre todo <strong>en</strong> las relaciones laborales y<strong>en</strong> las demandas sociales de cultura y educación, y <strong>en</strong> las demandaspolíticas de participación) y <strong>en</strong> su ánimo de despr<strong>en</strong>der alEstado de toda interv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la vida social, quedó sin árbitro <strong>en</strong>los problemas de la comunidad y sin organización de rumbos económicosy políticos.De manera tal que el progreso del liberalismo, al principio aristocráticoy restringido, fue aprovechado por pocos. Y esa primeracrisis se produce por la presión de los excluidos de la participaciónpolítica y de los b<strong>en</strong>eficios económicos, que empiezan a bregarpor sus derechos. Aparecerá la crítica al capitalismo, quereconocerá distintas fu<strong>en</strong>tes y distintas actitudes.Entra <strong>en</strong> crisis el modelo individualista, al oponérsele <strong>en</strong>foquescon s<strong>en</strong>tido social, demandando la interv<strong>en</strong>ción del estadopara equilibrar la ecuación del “contrato” como <strong>en</strong> la promocióndel desarrollo político y social de las naciones. El valor fundam<strong>en</strong>tales el de la igualdad, como idea rectora del llamadoconstitucionalismo social 5Hecha evid<strong>en</strong>te la realidad de la situación social, los textosjurídicos debieron com<strong>en</strong>zar a reflejar los cambios producidos <strong>en</strong>las sociedades. Y desde luego, este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> lasreformas o <strong>en</strong> las nuevas constituciones de los estados, que empezarona incorporar cláusulas con cont<strong>en</strong>ido “social”, consagratoriasde derechos colectivos, de deberes del estado, <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido activo e5LÓPEZ ALFONSÍN, op. loc. cit.


IX - 8DERECHOS HUMANOSinterv<strong>en</strong>cionista y no de abst<strong>en</strong>ción, como había sido propio delconstitucionalismo clásico, limitando los derechos individuales(propiedad también incluida) <strong>en</strong> función del interés de la sociedad,propiciando formas de democracia directa, consagrando derechosde los trabajadores y deberes del estado para con ellos,organización sindical, derecho de huelga, propiedad del estadosobre recursos naturales, reformas de sistemas agrarios y propiedadde la tierra, derechos a la cultura y educación g<strong>en</strong>eralizadosetc. Algunas pudieron traducirse <strong>en</strong> hechos legislativos, políticosy actos de gobierno concretos, mi<strong>en</strong>tras otras quedaron <strong>en</strong><strong>en</strong>unciados que tuvieron vig<strong>en</strong>cia mi<strong>en</strong>tras desde el poder se sostuvieronesos valores. Tales, las invocaciones a la “justicia social”,“interés social”, etc.La introducción de estos cambios jurídicos obedeció, <strong>en</strong> algunoscasos, a la necesidad de adaptación del sistema social a la nuevasituación de agudización de la cuestión social, y <strong>en</strong> otras a directoshechos revolucionarios. Las “pioneras” <strong>en</strong> materia de cláusulassociales fueron la constitución surgida de la revolución bolchevique<strong>en</strong> Rusia, la de la efímera República de Weimar (Alemania)<strong>en</strong> 1919 (inspiración de otras constituciones europeas), la cartamagna de la España republicana <strong>en</strong> 1931 y <strong>en</strong> nuestra América laconstitución de Querétaro, fruto de la revolución mexicana <strong>en</strong>1917. Nace la noción de estado b<strong>en</strong>efactor o “estado de bi<strong>en</strong>estar”cuyo ejemplo primig<strong>en</strong>io es el “New Deal” del presid<strong>en</strong>te Roosevelt<strong>en</strong> los Estados Unidos.No obstante, si bi<strong>en</strong> el capitalismo emerge de las crisis y seredefine, adaptándose a las circunstancias que se le pres<strong>en</strong>tan,es <strong>en</strong> el siglo XX donde la agudización del problema de la luchasocial, la conformación de fuertes bloques económicos, y la crisisdel derecho, a veces l<strong>en</strong>to para interpretar los cambios de la realidad,(<strong>en</strong> lo cual también incurrió el constitucionalismo, pl<strong>en</strong>o decláusulas de vida “ideal” o “deber ser” <strong>en</strong> una realidad cambiantecuando no totalm<strong>en</strong>te distinta) <strong>en</strong>tre otras causas, provocaron laproducción de f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os verdaderam<strong>en</strong>te involutivos, <strong>en</strong> la consagracióny respeto a los derechos <strong>humanos</strong>.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 9El acrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> algunos casos desmedido del rol del estadoy su significación <strong>en</strong> la vida civil, las terribles crisis económicas,el progreso de la ci<strong>en</strong>cia y de la técnica, acompasado por lasucesión de continuas guerras, la aparición de la “política de masas”-irrupción de las clases obreras y sindicatos <strong>en</strong> la vida políticafuerondemasiados acontecimi<strong>en</strong>tos para que se haga cargo deellos una democracia liberal que salía de su apogeo, disfrutaba desus privilegios, pero languidecía <strong>en</strong> una exist<strong>en</strong>cia -al decir deLINARES QUINTANA. 6 “rutinaria, vegetativa y demasiado confiada”.Así fue que estas condiciones fueron (sintéticam<strong>en</strong>te) catalizadorasde procesos totalitarios como los originados <strong>en</strong> la Unión Soviética(comunismo), Alemania (nacionalsocialismo) e Italia (fascismo).e) <strong>Derechos</strong> Humanos:La her<strong>en</strong>cia de la posguerra es un punto de inflexión, <strong>en</strong>tre esastantas “idas y vueltas” que como dijimos al principio nos muestranque <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong> la historia no es evolutiva.El mundo sale de la segunda guerra mundial contemplandoel espectáculo del g<strong>en</strong>ocidio nazi y el primer <strong>en</strong>sayo atómico (conc<strong>en</strong>t<strong>en</strong>as de miles de vidas como víctimas) sobre la población civildel Japón.Ante la oportunidad de constituir un “nuevo ord<strong>en</strong>”, el liderazgomundial -<strong>en</strong> particular el de los países v<strong>en</strong>cedores <strong>en</strong> la conti<strong>en</strong>da-se prepara para darle forma. Sin embargo, y más allá de lasint<strong>en</strong>ciones de los poderosos, el fin de la Segunda Guerra Mundialmarca el génesis del derecho de la comunidad internacionaly de los derechos <strong>humanos</strong>, <strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia al concepto tal como lo<strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos hoy.La Organización de las Naciones Unidas, creada el 26 de juniode 1945, sancionó el 10 de diciembre de 1948 la “DeclaraciónUniversal de los <strong>Derechos</strong> Humanos” cuyas bases son el reconocimi<strong>en</strong>tode la “dignidad intrínseca y de los derechos iguales einali<strong>en</strong>ables de todos los miembros de la familia humana” y “con-6El Tratado de Derecho Constitucional de este autor, ha sido la basepara la reseña de hechos de este capitulo.


IX - 10DERECHOS HUMANOSsiderando que el desconocimi<strong>en</strong>to y m<strong>en</strong>osprecio de los derechosdel hombre han originado actos de barbarie ultrajantes para laconci<strong>en</strong>cia de la humanidad”. Pres<strong>en</strong>ta la declaración de derechoscomo la formulación de un ideal común para la humanidad,consagrándose <strong>en</strong> su articulado los derechos fundam<strong>en</strong>tales delhombre: eliminación de todas las formas de discriminación, derechoa la vida, libertad y seguridad, proscripción de la tortura,igualdad ante la ley, derecho de asociación, protección de la familia,derechos políticos, seguridad social, derechos de los trabajadoresy de la infancia, educación y cultura, etc.Asimismo, a nivel contin<strong>en</strong>tal y regional se avanza <strong>en</strong> la instrum<strong>en</strong>taciónde sistemas internacionales de protección y consagraciónjurídica de los derechos <strong>humanos</strong>. En el ámbito americano,<strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la Organización de Estados Americanos (OEA,creada <strong>en</strong> 1948, habi<strong>en</strong>do dictado su “Declaración Americana de<strong>Derechos</strong> Humanos) se sanciona <strong>en</strong> el año 1969 la Conv<strong>en</strong>ciónAmericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, llamada Pacto de San José deCosta Rica, la cual se incorpora al derecho arg<strong>en</strong>tino recién <strong>en</strong>1984, bajo la Ley 23.054. En varios sistemas regionales, como elcitado de nuestra América, se llegaron a crear y funcionar organismosjurisdiccionales supranacionales <strong>en</strong> materia de derechos<strong>humanos</strong>, <strong>en</strong> una reafirmación de la primacía derecho internacionalsobre la barrera de la jurisdicción interna, o ante su agotami<strong>en</strong>tosin éxito.Esta etapa <strong>en</strong> lo que hace a los derechos <strong>humanos</strong> está protagonizadapor los distintos organismos internacionales y los pactos quese van celebrando <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> mundial, regional y contin<strong>en</strong>tal. Enellos se reconoc<strong>en</strong> o bi<strong>en</strong> derechos <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, o se tratan aspectosespecíficos. Entre ellos m<strong>en</strong>cionamos, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la O.N.U: elPacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Económicos, Sociales y Culturales(1966), el Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos,su Protocolo Facultativo (1966), Conv<strong>en</strong>ción sobre G<strong>en</strong>ocidio(1948), Trata de Personas y Prostitución (1949), <strong>Derechos</strong> Políticosde la Mujer (1952), Apátridas (1954), Abolición de la esclavitud(1956), Discriminación -Empleo y Ocupación- (1958), Discrimina-


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 11ción racial (1963/65), Discriminación de la mujer (1967), Asilo(1967), Apartheid (1973), Tortura (1984), etc.Mi<strong>en</strong>tras la ci<strong>en</strong>cia jurídica avanza con la incorporación de losderechos <strong>humanos</strong> como preocupación y objeto de estudio, como<strong>en</strong>unciamos al principio las formas de vulnerarlos y desnaturalizarlosse diversifican. El progreso técnico-ci<strong>en</strong>tífico y el desarrolloindustrial am<strong>en</strong>azan destruir el planeta <strong>en</strong> que habitamos, locual motiva el surgimi<strong>en</strong>to de la idea de derecho al medio ambi<strong>en</strong>tesano. La apar<strong>en</strong>te consolidación del capitalismo y el mercadomostraron el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la situación de ciertos ag<strong>en</strong>tes delsegundo, los consumidores, inermes ante la situación de t<strong>en</strong>erque satisfacer sus necesidades impostergables de bi<strong>en</strong>es y serviciossegún los dictados y precios que fijan los poderosos. La postergación,la miseria y la hambruna de muchas naciones noshace hablar hoy de la exist<strong>en</strong>cia de un “derecho al desarrollo”, lanecesidad de aunar esfuerzos y objetivos <strong>en</strong>tre países ha hechosurgir un “derecho de la integración”, f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os todos que vansi<strong>en</strong>do paulatinam<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta y reflejados <strong>en</strong> las constitucionesy tratados internacionales. No son estas todas las nuevaspreocupaciones de la ci<strong>en</strong>cia jurídica actual, que debe darrespuestas a una civilización que a la par de desarrollar excel<strong>en</strong>tescomunicaciones y sistemas de información, no vacila <strong>en</strong> recurriral terrorismo y a la guerra para exteriorizar sus pret<strong>en</strong>siones.Mas que nunca es el tiempo de refrescar la remanida apostillade Von Ihering, aquella que habla de la necesidad de la “lucha porel derecho”. Nos es difícil imaginar las categorías de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>toy las pautas culturales de los seres <strong>humanos</strong> de un par de siglosatrás, como para vislumbrar qué era lo justo para ellos. Más altiempo de hoy, con nuestra capacidad de registro de la memoriauniversal, y el desarrollo del acervo cultural de la humanidad, cadavez t<strong>en</strong>emos los hombres de todo el mundo y desde luego tambiénlos juristas, la misión irr<strong>en</strong>unciable de dar s<strong>en</strong>tido a la palabracivilización.


IX - 12DERECHOS HUMANOSCAPÍTULO IILOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMODERECHOS HUMANOSa) Introducción - Desvirtuar mitos y complejos:Para introducirnos al tema que nos ocupa, acerca de la relación<strong>en</strong>tre derechos del consumidor y derechos <strong>humanos</strong>, hemos deint<strong>en</strong>tar ayudar a la compr<strong>en</strong>sión de la misma con un par deaproximaciones por oposición, que pret<strong>en</strong>demos sirvan paradesmitificar algunas cosas y a la vez despejar algunos prejuiciosrespecto del estudio y def<strong>en</strong>sa de estos derechos.La primera de ellas consiste <strong>en</strong> afirmar, para luego int<strong>en</strong>tardemostrar <strong>en</strong> este trabajo, que estudiar y/o bregar por los derechosdel consumidor no es la preocupación feliz de la academiarespecto a la necesidad de cubrir jurídicam<strong>en</strong>te los padecimi<strong>en</strong>tosde la clase media respecto de los modernos negocios y servicios(celulares, tarjetas de crédito, contratos de tiempo compartido,etc.). La segunda, radica <strong>en</strong> también demostrar que derechodel consumidor no se reduce a la simple óptica del comprador <strong>en</strong>comercios desde el punto de vista del “ama de casa”, <strong>en</strong> un <strong>en</strong>foquedemagógico-populista que agota el tema de nuestro estudio<strong>en</strong> el rol del consumidor que vigila el correcto peso del fiambre yla fecha de v<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to del yogurt.Estas cuestiones, no son aj<strong>en</strong>as a los derechos del consumidor,pero ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a reducirlo a esquemas que son solo una parte de suobjeto, y a m<strong>en</strong>ospreciarlo como disciplina, ignorando su directavinculación con los derechos <strong>humanos</strong> y su sustancia como herrami<strong>en</strong>tajurídica g<strong>en</strong>eral.Ambos mitos, hac<strong>en</strong> hincapié solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la faz patrimonialde la protección, <strong>en</strong> la lucha valedera pero no sufici<strong>en</strong>te por laintegridad y la “no profanación del bolsillo”, relativa a consumosvinculados a una clase (primer mito) o a determinados hábitos deconsumo diario (segundo mito), que reduc<strong>en</strong> la problemática auna lógica simplista, y que ti<strong>en</strong>de a minimizarla como rama delderecho.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 13El derecho del consumidor es sin duda, un vehículo social deprotección g<strong>en</strong>eral, vinculado a derechos elem<strong>en</strong>tales de la personahumana, <strong>en</strong>cuadrados d<strong>en</strong>tro del marco de lo que llamamos“derechos <strong>humanos</strong>”.Estos, que también por ser tan atacados y m<strong>en</strong>ospreciados hansido definidos <strong>en</strong> muchos campos técnicos <strong>en</strong> forma lábil e imprecisa,ti<strong>en</strong><strong>en</strong> –sin embargo- una formulación cierta y concreta,g<strong>en</strong>erada <strong>en</strong> sus años de evolución como noción jurídica:El Dr. PABLO MANILI 7 cita a PRIETO SANCHÍs, donde afirma que“los derechos <strong>humanos</strong>, como categoría ética, cultural e histórica-es decir, pr<strong>en</strong>ormativa-, no constituye una concepción cerrada yacabada de la que puedan beber los ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos positivos, sinoun concepto abierto a distintas concepciones y desarrollos y, <strong>en</strong>consecu<strong>en</strong>cia, no existe una formulación canónica, ni una formaexclusiva de respetar las exig<strong>en</strong>cias que derivan de tales derechos.Tampoco es posible empr<strong>en</strong>der la tarea de compr<strong>en</strong>sión desdeun punto de vista externo a la historia.” 8Así las cosas, la consideración del tema es inescindible delmom<strong>en</strong>to histórico <strong>en</strong> que aparece y <strong>en</strong> el que se desarrolla. Casino hay obra o articulo que no incluya la frase de JOHN F. KENNEDYrespecto a que “todos somos consumidores.” Un concepto tanamplio, tan g<strong>en</strong>eralizado, muchas veces ve socavada su importancia<strong>en</strong> su misma g<strong>en</strong>eralidad. Consumir es algo tan normal,tan de todos los días, que parece haber existido siempre, y a la vezmuchas veces es sólo merecedor de análisis compartim<strong>en</strong>tados,<strong>en</strong> una deformación de la “t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la especialización” propiade los tiempos que corr<strong>en</strong>.También, desde cierto “p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to progresista” se aprecia deun modo peyorativo la noción de consumidor, adjudicándole despectivam<strong>en</strong>teel rol de rótulo de una categoría subsist<strong>en</strong>te despuésdel triunfo del capitalismo. Se lo desprecia como una d<strong>en</strong>ominaciónque nos incluye a todos, como “involucrados <strong>en</strong> el siste-7MANILI, PABLO, “La difícil tarea de elaborar un concepto de los <strong>Derechos</strong>Humanos” Revista Jurídica de la UCES, Año 1 Nro. 1, 1999.8Por esa razón, incluimos <strong>en</strong> este trabajo un esbozo histórico acerca dela “evolución” del constitucionalismo y los derechos <strong>humanos</strong>.


IX - 14DERECHOS HUMANOSma” y ese es nuestro rol. Ent<strong>en</strong>dido así, al estudiar las relacionesde consumo se esta trabajando con elem<strong>en</strong>tos intra- sistema, loque significa la compr<strong>en</strong>sión de la unicidad, y la definitiva consolidaciónde la categoría como rol social. Es, para ellos, una nociónconservadora, que acepta una situación social dada.En síntesis, se considera a la consagración de los derechos deconsumidores y usuarios como una concesión del capitalismo (odel “sistema) ante las distorsiones creadas <strong>en</strong> su mismo s<strong>en</strong>o. Yhe aquí el error del <strong>en</strong>foque: aunque a veces no satisfaga apetitosideológicos la velocidad del cambio, seria m<strong>en</strong>ester analizar si lasconcesiones son tales, o <strong>en</strong> realidad se trata de verdaderos, aunqueparciales, triunfos fr<strong>en</strong>te a los abusos del sistema. Preguntarse,al fin, si el monstruo ha concedido, o le han arrancadobrazos.b) Un derecho cotidiano. Significado y proyección social:T<strong>en</strong>gamos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el aspecto fundam<strong>en</strong>tal de nuestras vidasque estamos analizando desde el punto de vista jurídico. Medianteel consumo (<strong>en</strong> cualquiera de sus niveles) procuramos satisfacernuestras necesidades elem<strong>en</strong>tales y alcanzar una adecuadacalidad de vida. Ello nos lleva a buscar <strong>en</strong> el ámbito llamado“mercado”, los bi<strong>en</strong>es y servicios que necesitamos. Somos, comoconsumidores, destinatarios finales de todos los bi<strong>en</strong>es y del productode la actividad comercial.En esa ineludible y constante “excursión” al mercado, con esosfines tan básicos, estamos a merced de abusos de nuestra situacióny de la imposición de condiciones por parte de qui<strong>en</strong>es ti<strong>en</strong><strong>en</strong>(v<strong>en</strong>d<strong>en</strong>) lo que necesitamos. Realizamos como consumidores unacto de confianza máxima, al adquirir bi<strong>en</strong>es o contratar servicios.Ignoramos calidades, formas de producción, composición demateriales; <strong>en</strong> suma: nada sabemos respecto de la aptitud delproducto o servicio que contratamos. G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te, contamoscon poco tiempo para comparar, discutir, consultar. Y todo ello,con el apremio de la necesidad.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 15Esta situación de campo caracteriza a la posición del consumidorfr<strong>en</strong>te a la relación de consumo como la parte débil de lamisma (débil jurídico). A tal desigualdad natural, se propicia corregirlamediante desigualdades jurídicas, que desembocan <strong>en</strong> elprincipio protectorio, de la misma manera que las inequidadesdel contrato de trabajo g<strong>en</strong>eraron la aparición del derecho laboral.Se equipara muchas veces a la noción de consumidor con loque <strong>en</strong> su mom<strong>en</strong>to repres<strong>en</strong>to la concepción de “ciudadano” <strong>en</strong> elconstitucionalismo clásico –individuo erguido fr<strong>en</strong>te al estadoabsoluto- o de “trabajador” <strong>en</strong> el marco de la cuestión social –destinatario de la protección y del auxilio del estado-. El peso especificode la cuestión, es hoy mayor y mas complejo. No debeconfundirse la noción de débil jurídico con la de un sujeto qu<strong>en</strong>ecesita solo protección, ni la de ciudadano como la de mero c<strong>en</strong>trode imputación de normas, titular de derechos abstractos quese concretan solo <strong>en</strong> contadas ocasiones. Hoy la concepción deconsumidor es mucho mas <strong>en</strong>globante que las de trabajador o deciudadano. La propuesta – o lo que quizás sea lo mismo, el desafío-es una noción de consumidor que no r<strong>en</strong>iegue de sus arquetipospasados, pero que se proyecte hacia el futuro con una matrizsuperadora.Esta se construye <strong>en</strong> base a la brega por un consumidor protegido,pero además informado, activo, participante de los procesose instituciones de decisión acerca de su problemática, dotado ademásde acceso irrestricto a la justicia.Hablar de derechos del hombre es “hablar del hombre <strong>en</strong> simismo y <strong>en</strong> su relación con los demás.” 9 Los derechos que nosocuparemos de analizar, aparec<strong>en</strong> como una necesidad de regulaciónante la situación de desequilibrio que plantearemos comoínsita <strong>en</strong> la relación de consumo, aplicando el mismo mecanismoprotector que originariam<strong>en</strong>te presidio la idea del derecho del trabajoy de la seguridad social, respecto de la nueva realidad de lasociedad de consumo, fr<strong>en</strong>te a la que (a veces) como consumidores,nos s<strong>en</strong>timos solos.9LÓPEZ ALFONSÍN, op. cit. p. 12.


IX - 16DERECHOS HUMANOSCrear derecho parti<strong>en</strong>do de la base de esta desigualdad 10 implica,como cita LÓPEZ ALFONSÍN, “una cierta ruptura del clásicoprincipio de igualdad ante la ley del articulo 16 de la ConstituciónNacional y lo acerca al mas novedoso criterio de “igualdad deoportunidades” introducido por el constituy<strong>en</strong>te de 1994." 11 Propiciar,<strong>en</strong> fin, resguardo <strong>en</strong> el camino para aquel que -<strong>en</strong> los hechos-esta <strong>en</strong> situación desv<strong>en</strong>tajosa. 12Situaciones de inferioridad, inseguridad e indefinición fr<strong>en</strong>te ala necesidad ineludible de proveerse de bi<strong>en</strong>es y servicios, ti<strong>en</strong><strong>en</strong>directa relación con derechos fundam<strong>en</strong>tales que hac<strong>en</strong> a nuestradignidad. La problemática que se abre será fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>teanalizada desde el punto de vista jurídico, pero haremos tambiénun pequeño esbozo sobre los profundos significados sociales, culturales,políticos y características de los tiempos que corr<strong>en</strong>, <strong>en</strong>relación con el ejercicio de estos derechos.c) El quid de la inferioridad. “Ganadores” y “Perdedores”:Hay una concepción derivada del liberalismo conservador por lacual, los “perdedores” del sistema de libre compet<strong>en</strong>cia, se proteg<strong>en</strong><strong>en</strong> el estado que ampara sus agrupami<strong>en</strong>tos, son subsidiados,protegidos por su inferioridad, a la cual combat<strong>en</strong> agremiándose.De ahí el recelo con que desde esta ideología se observa a toda10Se habla de situación estructural de desigualdad de fuerzas (REICH,NORBERTO, Mercado y Derecho, Ariel, Barcelona, p. 169).11LÓPEZ ALFONSÍN, op. cit, p. 24.12La producción masiva de productos <strong>en</strong> la cual estamos societariam<strong>en</strong>teinmersos, como así también el ev<strong>en</strong>tual inadecuado control de los mismosque son así lanzados, ha conformado una categoría particular de individuos-consumidores- y ha puesto <strong>en</strong> marcha una novedosa rama jurídica, comoes la del derecho del Consumo. El legislador contemporáneo ha queridoestar a la altura de la realización social de la temática relacionada con elderecho al consumidor. Así, la reci<strong>en</strong>te sanción de la Ley 24.240 que disciplinapropiam<strong>en</strong>te los derechos del consumidor, y, “Mediante la cual, sepret<strong>en</strong>de lograr un equilibrio, al d<strong>en</strong>unciado desequilibrio por algunos, quese establece <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong> elabora y qui<strong>en</strong> consume, y que las normas delderecho común no resultaban todavía satisfactorias” (C5 de Apel. Civ yCom. Córdoba, 11-11-86 <strong>en</strong> ED 175-65).


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 17unión que persiga la def<strong>en</strong>sa de intereses colectivos, ext<strong>en</strong>dida alo publico <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y al mismo rol del Estado.En su exégesis de ALEXIS DE TOCQUEVILLE, MARIANO GRONDONA 13explica que la actitud básica del liberalismo es la de una opciónpor una sociedad “de libre compet<strong>en</strong>cia, donde a unos les va a irmejor que a otros. La moral de los “ganadores” es que el quegana, gana y el que pierde, pierde. Los “ganadores” prefier<strong>en</strong> lalibertad. Pued<strong>en</strong> estar arriba o abajo <strong>en</strong> la escala social, pero noes cuestión de la situación objetiva <strong>en</strong> que hoy están, sino decuanta fe se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> dirección del horizonte”. Y una segundaactitud es la dada por la irrupción de los “perdedores” <strong>en</strong> el sistemapolítico ti<strong>en</strong>e como método principal no competir individualm<strong>en</strong>te,sino “colectivam<strong>en</strong>te para aunar sus respectivas debilidades”.En este panorama, derechos para el consumidor implica necesidadde regulación. Tal función sigue si<strong>en</strong>do inescindiblem<strong>en</strong>teun acto del Estado. Por <strong>en</strong>de, el análisis será propiciatorio de laexist<strong>en</strong>cia o creación de normas jurídicas que signifiqu<strong>en</strong> participaciónactiva del Estado <strong>en</strong> la relación de consumo, intervini<strong>en</strong>doallí donde es necesario corregir desigualdades, superando el complejopor el cual regulación significa tutelas o privilegios, g<strong>en</strong>eradoresde paternalismo y subordinación. Tampoco será unasacralización de la actividad estatal: también veremos la necesidadque existan <strong>en</strong> la sociedad civil mecanismos de agrupami<strong>en</strong>toy decisión -y alguna manera de repres<strong>en</strong>tación- al que se lereconozcan potestades, legitimaciones y concursos activos <strong>en</strong> lascuestiones de consumidores y usuarios. 14La ratio legis de esta necesidad de regulación estriba <strong>en</strong> laconstatación objetiva que se satisfac<strong>en</strong> por la contratación mercantiltanto las necesidades, como los lujos y hasta las vanidades13GRONDONA, MARIANO, Los P<strong>en</strong>sadores de la Libertad, Ed. Sudamericana,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1986, p. 87 y ss.14La ley no ti<strong>en</strong>e efecto mágico, hay que lograr “transformar a los consumidoresde ignorantes <strong>en</strong> informados, otorgarles voz y por <strong>en</strong>de, accesoa la justicia, darles poder negocial para discutir con éxito los negocios.”(MOSSET ITURRASPE y LORENZETTI, “Def<strong>en</strong>sa del Consumidor” Ley 24.240, RubinzalCulzoni, Bu<strong>en</strong>os Aires, p. 10)


IX - 18DERECHOS HUMANOShumanas. Desde el nacimi<strong>en</strong>to hasta la muerte se necesita recurrira la contratación, por lo tanto esta desempeña una ineludiblefunción y repercusión social. 15El consumidor se halla situado <strong>en</strong> el ultimo tramo del caminoconstituido por la producción, la distribución y el consumo, y porello se los d<strong>en</strong>omina consumidores finales. A través de los contratosprocuran no solam<strong>en</strong>te satisfacer sus necesidades, sino t<strong>en</strong>ertambién una adecuada calidad de vida. Ello consiste <strong>en</strong> conseguird<strong>en</strong>tro del mercado los bi<strong>en</strong>es y servicios que se precisan, <strong>en</strong> lasmejores condiciones posibles, pero expuesto a toda clase de <strong>en</strong>gañoso a la imposición de condiciones no equitativas por parte delas empresas. 16El consumidor no esta <strong>en</strong> condiciones de juzgar por si mismosobre la bondad de los productos o servicios que le son ofrecidos, noinfluye <strong>en</strong> el mercado, ni <strong>en</strong> precios, cantidades, condiciones omodalidades de contratación. La publicidad presiona sobre el yafecta su capacidad critica. Sufre una terrible desproporción demedios para hacer valer sus derechos, con relación a las empresasproductoras de bi<strong>en</strong>es y servicios.No exist<strong>en</strong> débiles tutelados, “perdedores” con heridassuturadas. La difer<strong>en</strong>cia filosófica con el planteo de la ortodoxialiberal es acerca de la naturaleza de la cuestión. Si se observatodo con la l<strong>en</strong>te de una conti<strong>en</strong>da, la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es a buscar resultadosde la misma: algui<strong>en</strong> que gana y algui<strong>en</strong> que pierde. Elfundam<strong>en</strong>to ultimo que propiciamos como base del análisis es el15La def<strong>en</strong>sa del consumidor se constituye como uno de los principiosrectores <strong>en</strong> materia de política económica y social, lo cual si bi<strong>en</strong> no estadicho <strong>en</strong> forma explicita como lo hace el art. 51 del texto español, luceimplícito pero sin m<strong>en</strong>or vig<strong>en</strong>cia y precisión <strong>en</strong> nuestra norma constitucional(ED 178-153)16El mercado promete una forma del ideal de libertad, y <strong>en</strong> sucontracara, una garantía de exclusión. Como se desnuda el racismo <strong>en</strong>las puertas de algunas discotecas donde los guardias son expertos <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>ciacionessociales, el mercado elige a qui<strong>en</strong>es van a estar <strong>en</strong> condicionesde elegir <strong>en</strong> el. Pero, como necesita ser universal, <strong>en</strong>uncia su discursocomo si todos <strong>en</strong> el fueran iguales. SARLO, BEATRIZ, Esc<strong>en</strong>as de laVida Posmoderna, Ariel, 1994.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 19de la cooperación que implica definir con equidad las obligacionesy responsabilidades, garantías y prerrogativas de cada uno.d) Consumidor - Globalización - Política y Ciudadanía“El hombre nace demasiado indef<strong>en</strong>so para r<strong>en</strong>unciar a su voracidadcomp<strong>en</strong>sadora de poder; nunca le parecerá bastante lo conquistadoy acumulado, nunca descansara de domesticar su <strong>en</strong>tornopara desm<strong>en</strong>tir su fragilidad irremediable, su mortalidad,su intrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia” 17d) 1. Exordio:No es int<strong>en</strong>ción de esta pequeña aproximación hacer un tratadosobre el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la globalización. Si, <strong>en</strong> todo caso, int<strong>en</strong>tardefinirlo y <strong>en</strong>cuadrarlo <strong>en</strong> sus características fundam<strong>en</strong>tales.Así, para este <strong>en</strong>sayo, las características de este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o seránlas que se com<strong>en</strong>taran mas adelante.Como definición de un mom<strong>en</strong>to histórico, la palabraglobalización nace luego de la caída del Muro de Berlín, hechosimbólico y culminante de la desaparición política del llamado“socialismo real” con la disolución de la Unión Soviética y el findel régim<strong>en</strong> socialista <strong>en</strong> los llamados países del Este.Tal circunstancia, fue explicada <strong>en</strong>tre otras razones (sin olvidar,sin duda, la falta de libertad <strong>en</strong> sus difer<strong>en</strong>tes alcances), porla precariedad económica del sistema socialista, finalm<strong>en</strong>te ahogado<strong>en</strong> la lucha desigual fr<strong>en</strong>te al fuerte, poderoso y avasalladorcapitalismo y su mercado.Concomitantem<strong>en</strong>te, el triunfador <strong>en</strong> la batalla gritó a qui<strong>en</strong>quisiera oírlo el llamado “fin de las ideologías”, a partir del cual elplaneta (globalización quizás alude a la forma geométrica de laTierra) queda (presuntam<strong>en</strong>te para siempre) regido por un sistemacomún, democrático a lo occid<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> lo político, y capitalista<strong>en</strong> lo económico, quedando solo algunas “islas” (literal yejemplificadoram<strong>en</strong>te hablando) refractarias del (no tan) NuevoOrd<strong>en</strong>.17AGUINIS, MARCOS, “Elogio de la Culpa,” p. 179.


IX - 20DERECHOS HUMANOSNuestra domestica frase hecha acerca que “la historia la escrib<strong>en</strong>los que ganan”, nos introduce ahora <strong>en</strong> la necesidad de ingresar<strong>en</strong> la caracterización que prometimos al principio.d. 2) Caracterización de la globalización:Globalización esta significando la homog<strong>en</strong>eización einternacionalización de los patrones de consumo y producción. Estef<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o pervive <strong>en</strong> unificar las necesidades creadas de la g<strong>en</strong>te,estableci<strong>en</strong>do las mismas pautas y los mismos usos a nivelmundial, diluy<strong>en</strong>do las id<strong>en</strong>tidades que se definían, también, porel consumo. Consumir “lo propio” constituía una parte de lapert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia que se ha perdido, <strong>en</strong> esta idea que todos consumamoslo mismo 18Implica, a su vez, una transformación constante <strong>en</strong> la tecnologíade producción y diseño de los objetos, g<strong>en</strong>erando una ampliaciónde deseos y expectativas materiales.La globalización ac<strong>en</strong>tuó la interdep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los movimi<strong>en</strong>tosde capital financiero, que son rigurosam<strong>en</strong>te controlados porlos países dominantes y los organismos del crédito internacional.Ya no existe -definitivam<strong>en</strong>te- mas capital con patria; el flujo dedinero es mas un juego de corporaciones o de bloques que la resultantede políticas económicas o fiscales de países políticam<strong>en</strong>tesoberanos.Por consigui<strong>en</strong>te, y para abundar argum<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> elexcusario habitual de los funcionarios, esto g<strong>en</strong>era una creci<strong>en</strong>teexposición interna o “apertura” de economías, donde las crisisrepercut<strong>en</strong> con efecto cascada afectando sectores apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tedesligados del punto critico (geográficam<strong>en</strong>te), creándose la nece-18“Se asigna un ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to de prefer<strong>en</strong>cias a una persona, y cuandoes necesario se supone que este ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to refleja sus intereses, repres<strong>en</strong>tasu bi<strong>en</strong>estar, resume su idea de lo que debiera hacerse y describe suselecciones.... En efecto, el hombre puram<strong>en</strong>te económico es casi un retrasadom<strong>en</strong>tal desde el punto de vista social. La teoría económica se ha ocupadomucho de ese tonto racional arrell<strong>en</strong>ando <strong>en</strong> la comodidad de suord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to único de prefer<strong>en</strong>cias para todos los propósitos,” Los TontosRacionales, Amartya S<strong>en</strong>, 1986.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 21sidad de “recetas” o políticas comunes a lugares con quizás situacionesmuy distintas.La globalización <strong>en</strong>cierra una “interacción funcional de actividadeseconómicas y culturales dispersas, de bi<strong>en</strong>es y serviciosg<strong>en</strong>erados por un sistema con muchos c<strong>en</strong>tros.” 19Políticam<strong>en</strong>te, como ya hemos dicho, globalización implica elsost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to (como única alternativa que permite “dejar hacer”al mercado), de la democracia liberal, como p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to único.Concomitantem<strong>en</strong>te, el alejami<strong>en</strong>to de la política de las realidadessociales y su l<strong>en</strong>titud para la apreciación, diagnostico y soluciónde los problemas cotidianos (sin contar la corrupción <strong>en</strong> estaparte del esbozo) llevan a un descreimi<strong>en</strong>to profundísimo de lautilización de la participación política (y de la política como tal)como herrami<strong>en</strong>ta valida para las correcciones necesarias. Hayun traslado de las esperanzas sociales hacia otras formas de agrupación,que van desde las organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales(ONG) hasta congregaciones religiosas. Los modelos sociales pasanmas por el espectáculo, el deporte o por hasta el delincu<strong>en</strong>temas audaz, que por los tradicionales grandes repúblicos sobrecuyas biografías las naciones educaron a sus hijos. En nuestrospaíses latinoamericanos, el escaso desarrollo de nuestras democracias,su creci<strong>en</strong>te inestabilidad, la desaparición de una g<strong>en</strong>eraciónpolítica e intelectual producto de las dictaduras de los set<strong>en</strong>tay de los och<strong>en</strong>ta, originaron un subproducto de escepticismo,s<strong>en</strong>sación de eterna transitoriedad, y un temor al compromisoy a la participación del que solo <strong>en</strong> algunos casos extremosdespertamos, y de cuyos resultados pocas veces sabemos cosechar.La globalización trajo fuerte aum<strong>en</strong>to del desarrollo tecnológico,y consigui<strong>en</strong>te increm<strong>en</strong>to del poder de sus propietarios. Loque se ti<strong>en</strong>e se vuelve a cada instante obsoleto o fugaz.En cuanto a las condiciones de trabajo, el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o es el de laflexibilización (antes bi<strong>en</strong>, precarización), condim<strong>en</strong>tada con lasperdidas de empleo ocasionadas por la sustitución de la mano de19GARCÍA CANCLINI, NÉSTOR, Consumidores y Ciudadanos, conflictosmulticulturales de la globalización, Grijalbo, México, 2000.


IX - 22DERECHOS HUMANOSobra humana por la tecnología. “El modo neoliberal de hacer laglobalización consiste <strong>en</strong> reducir empleos para reducir los costos,compiti<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre empresas transnacionales que no se sabe desdedonde se dirig<strong>en</strong>, de manera que los intereses sindicales y nacionalescasi no pued<strong>en</strong> ejercerse” 20Culturalm<strong>en</strong>te, la globalización masificó el acceso a los mediosde comunicación, reduci<strong>en</strong>do a la apreciación mediática los hechossociales significativos, con comunicación inmediata y alcancemundial de los patrones culturales estandarizados que se buscaimponer.Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te con lo anterior, se erosionaron las id<strong>en</strong>tidadesculturales nacionales, pres<strong>en</strong>tándose al nacionalismo comocosa del pasado, <strong>en</strong> todo cuanto se oponga a la homog<strong>en</strong>eizaciónimperante, es decir “la modernidad” (y ya nos desactualizamos,pues se habla de “posmodernidad”), por oposición a lo “antiguo”,como se califica a cualquier cuestionador. Las ideas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fechade v<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to, sin indagar por la fecha de nacimi<strong>en</strong>to de laimperante. Existe, por supuesto, el derecho a mudar de ellas,según las circunstancias o sus posibilidades de éxito.Globalización conlleva el surgimi<strong>en</strong>to y consolidación de bloqueseconómicos transnacionales, que se consolidan regionalm<strong>en</strong>tey compit<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre si.Su propuesta moral es la de la exaltación del individualismo yel éxito material (“eficacia comercial”) como meta personal y signode reconocimi<strong>en</strong>to social.* Eficacia comercial, éxito material, implican posesión de cosas,acceso a bi<strong>en</strong>es de consumo, que se adquier<strong>en</strong> <strong>en</strong> el espaciodeificado llamado “mercado.” Sigui<strong>en</strong>do a GUIMARAES 21 coincidiremos<strong>en</strong> que el mercado se expandió <strong>en</strong> el tiempo del surgimi<strong>en</strong>todel liberalismo, como un ag<strong>en</strong>te civilizador (y hasta con consecu<strong>en</strong>ciasigualitarias), para oponerse al privilegio de la aristocracia,como transformador de las relaciones sociales hacia nivelessuperiores de sociabilidad y progreso económico. Pero <strong>en</strong>20GARCÍA CANCLINI, op. cit.21GUIMARAES, “Modernidad, Medio Ambi<strong>en</strong>te y Ética: los dilemas del desarrollo.”


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 23el marco descripto, los resultados de la cre<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> laautorregulación del mercado lo evid<strong>en</strong>cian las cifras de pobreza,marginalidad, y tecnicismos varios para m<strong>en</strong>surar la situaciónde los que han quedado fuera del acceso al mismo.* A la inversa, es <strong>en</strong> estos tiempos al estado al que se le reconocecomo “el contrapunto bondadoso para cont<strong>en</strong>er las fuerzas ciegasdel mercado, que abandonadas a si mismas son incapaces delograr la felicidad humana.” 22* Con que herrami<strong>en</strong>tas y con que credibilidad, el estado puedeasumir esta tarea? En muchas comunidades se ha perdido labatalla cultural de la noción de “lo publico”, bastardeado por susdetractores y traicionado por los responsables de cuidarlo, quemuchas veces fueron los mismos. Últimam<strong>en</strong>te se ha confundidolo publico con lo estatal, <strong>en</strong> desmedro de todo cont<strong>en</strong>ido social y losataques con o sin razón se han dirigido a lo que es publico pornaturaleza (política, partidos, etc.), por su manifestación (huelgas,marchas, movilizaciones), o por su concepción e influ<strong>en</strong>cias (cultura,educación). 23* Vi<strong>en</strong>e conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tonces asimilar la experi<strong>en</strong>cia y evitarla vuelta al estado sobredim<strong>en</strong>sionado, tecnológicam<strong>en</strong>te atrasado,inefici<strong>en</strong>te y <strong>en</strong>deudado.* El equilibrio propuesto solo puede ser <strong>en</strong>contrado por la política,por una nueva política. Y <strong>en</strong> esto debe ponerse especial énfasisya que <strong>en</strong> el vació que ésta deja (provocado por su desprestigio),“se insertan los grupos económicos, los medios de comunicacióny los resquicios oligárquicos, travestidos <strong>en</strong> ag<strong>en</strong>tes de lamodernidad basada <strong>en</strong> la ideología neoliberal.” 24 Fr<strong>en</strong>te a esto, seesgrime la verdad objetiva que no exist<strong>en</strong> postulaciones capacesde def<strong>en</strong>der sólidam<strong>en</strong>te la tesis que la elaboración y gestión de lavida publica pueda realizarse sin la mediación de la política, parasuperar la pobreza, la marginación y la desigualdad.22GUIMARAES, op. cit.23Del autor “En def<strong>en</strong>sa de lo publico,” <strong>en</strong> Sociedad Abierta, año 2 Nro.2, Abril de 1990.24GUIMARAES, op. cit.


IX - 24DERECHOS HUMANOS* Este diagnostico lleva consigo la necesidad de replantear larelación Estado - Mercado - Sociedad a través de la acción política(efectiva, legisladora, conci<strong>en</strong>tizadora), para lo cual esta actividadti<strong>en</strong>e necesariam<strong>en</strong>te que salir de las reglas de la publicidad,el espectáculo y la corrupción.d. 3) Consumidores - Ciudadanos:Sosti<strong>en</strong>e NÉSTOR GARCÍA CANCLINI 25 que “siempre el ejercicio de laciudadanía estuvo asociado a la capacidad de apropiarse de losbi<strong>en</strong>es y a los modos de usarlos, pero se suponía que estasdifer<strong>en</strong>cias estaban niveladas por la igualdad <strong>en</strong> derechos abstractosque se concretaban al votar, al s<strong>en</strong>tirse repres<strong>en</strong>tado por un partidopolítico o un sindicato.”En ciertas formas de la participación política y <strong>en</strong> los primerosalbores de la democracia liberal, la posibilidad del voto estuvoasociado a las posibilidades de consumo (desde la categoría de“vecino” necesaria para ser cabildante <strong>en</strong> tiempos coloniales, hastala exig<strong>en</strong>cia de cierta “r<strong>en</strong>ta anual” para ser legislador establecida<strong>en</strong> nuestra constitución). El sufragio universal no ti<strong>en</strong>e unsiglo de vida <strong>en</strong> nuestra Arg<strong>en</strong>tina (y <strong>en</strong> su versión completa -compr<strong>en</strong>siva del voto fem<strong>en</strong>ino- unos cuantos años m<strong>en</strong>os), y vinoa democratizar a través de la participación política la situaciónde la población de bajo nivel de consumo, con la que empezó anecesitarse contar para ser captada o seducida si se aspiraba aniveles de poder importantes.En la actualidad, la complejización de los temas y la“tecnoburocratización de las decisiones”, el traslado de la campañapolítica del acto publico a la televisión, la sustitución del debatedoctrinario por la comparación de imág<strong>en</strong>es, hac<strong>en</strong> que ante las<strong>en</strong>sación que todo se planifica desde “instancias globalesinalcanzables”, una de las pocas autonomías de decisión que quedaes el acceso a los bi<strong>en</strong>es que nos provee el consumo.Junto con el descreimi<strong>en</strong>to de la política y de las instituciones,otros grupos participativos cobran gran fuerza. La g<strong>en</strong>te empieza25GARCÍA CANCLINI, op. cit.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 25a creer que su repres<strong>en</strong>tatividad, sus derechos, su información,se respond<strong>en</strong> mas <strong>en</strong> las reglas de consumo y <strong>en</strong> la protección ydef<strong>en</strong>sa de las cosas que hac<strong>en</strong> a su vida diaria que <strong>en</strong> las reglasabstractas de la democracia o <strong>en</strong> la participación colectiva <strong>en</strong>espacios de actuación.Vi<strong>en</strong>do solo mercado y consumo nos planteamos solam<strong>en</strong>te losasuntos con la regla de la eficacia comercial, y la globalizacióncomo la manera de llegar mas rápido a las v<strong>en</strong>tas. La miradapolítica ha sido ganada por el mercado, al que se lo “v<strong>en</strong>de” comomas eficaz para organizar las sociedades.Como hemos dicho supra, desde ciertas visiones del “progresismo”,se ve al consumo como lugar de lo suntuario y lo superfluo,donde los impulsos primarios de los sujetos podrían ord<strong>en</strong>arsecon estudios de mercado y tácticas publicitarias. Y la ciudadaníase reduce a una cuestión política, donde la g<strong>en</strong>te vota y actúa deacuerdo a sus convicciones individuales.Sin embargo, ser ciudadano no ti<strong>en</strong>e que ver solo con los derechosreconocidos por los aparatos estatales a qui<strong>en</strong>es nacieron <strong>en</strong>un territorio, sino también con las practicas sociales y culturalesque dan s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia y hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir difer<strong>en</strong>tes a qui<strong>en</strong>espose<strong>en</strong> una misma l<strong>en</strong>gua, forma de organización y satisfacciónde necesidades.El ejercicio de la ciudadanía, el rol de “consumidor ciudadano”necesita de la exist<strong>en</strong>cia de mecanismos de participación social, yde conci<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> lo individual, ambos ámbitos <strong>en</strong> los que tambiénse hará política. La democracia social requiere la consolidación dela acción de grupos de consumidores, que un<strong>en</strong> transversalm<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ecesidades comunes, y que pued<strong>en</strong> ser el núcleo de una nuevarepres<strong>en</strong>tatividad. A su vez, requiere consumidoresconsustanciados y exig<strong>en</strong>tes guardianes de sus derechos.Conjuntam<strong>en</strong>te, los mecanismos de democracia directa (referéndum,consulta popular), los sistemas de participación de losinteresados <strong>en</strong> niveles de decisión (audi<strong>en</strong>cias publicas) y la ampliaciónde la legitimación activa a nivel judicial para la interposiciónde acciones colectivas, coadyuvan a formar un punto de


IX - 26DERECHOS HUMANOSpartida interesante para esta nueva forma de repres<strong>en</strong>tar y hacerpolítica (una vez mas, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido amplio de la palabra).No obstante, la relación cultural no es simplem<strong>en</strong>te de captación<strong>en</strong>tre dominadores hipnóticos y pasivos receptores de avisos.Exist<strong>en</strong> múltiples situaciones que pued<strong>en</strong> verse a través de distintasdisciplinas (no solo la económica, o la jurídica), y es <strong>en</strong> unmúltiple <strong>en</strong>foque donde debe continuarse con este análisis.GARCÍA CANCLINI define al consumo como “el conjunto de procesossocioculturales <strong>en</strong> los que se realizan la apropiación y losusos de los productos.” 26 Así, el consumo manifiesta una realidadsociopolítica interactiva. Consumir es, <strong>en</strong> ese p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to,participar <strong>en</strong> un esc<strong>en</strong>ario de disputas por aquello que la sociedadproduce y por las maneras de usarlo.Este dato ha sido determinante, por ejemplo, <strong>en</strong> nuestro país,<strong>en</strong> la oportunidad de definir cuestiones políticas de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.El “voto cuota” de 1995, donde se asocio la perman<strong>en</strong>cia de unmodelo político y económico a la exist<strong>en</strong>cia de posibilidades deconsumo y crédito, fue una respuesta social que supero las cuestionesideológicas de muchos, que prefirieron resignarlas, <strong>en</strong> arasde mant<strong>en</strong>er las posibilidades de acceder fácilm<strong>en</strong>te a bi<strong>en</strong>esmateriales.Hay también aspectos icnográficos y estéticos <strong>en</strong> el consumo,dado que la posesión de cosas <strong>en</strong>uncia hacia fuera un signo destatus, una personalidad determinada, una repercusión social.Se construye un paradigma donde los “pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes” com<strong>en</strong>, sediviert<strong>en</strong>, estudian, se vist<strong>en</strong>, habitan, viajan, de una maneradeterminada, que medios de comunicación consultan, etc.Estamos <strong>en</strong>tonces fr<strong>en</strong>te a un doble juego: En realidad, el consumidorsale al mercado forzosam<strong>en</strong>te obligado a satisfacer susnecesidades, desde las mas simples, hasta las mas suntuarias -aquellos que pued<strong>en</strong>-. Por otro lado, la inducción cultural del consumohace que se confundan necesidades con deseos y que <strong>en</strong>algunos casos estos se conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> demandas y <strong>en</strong> actos socialm<strong>en</strong>teinducidos, y culturalm<strong>en</strong>te condicionados. En cualquier26GARCÍA CANCLINI, op. cit.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 27caso, el consumidor no es un ser aislado, sino que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trainmerso y condicionado socialm<strong>en</strong>te:“Consumidores efectivos o consumidores imaginarios, los jóv<strong>en</strong>es<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> el mercado de mercancías y <strong>en</strong> el de bi<strong>en</strong>essimbólicos un deposito de objetos y discursos “fast” preparadosespecialm<strong>en</strong>te. La velocidad de circulación y, por lo tanto laobsolesc<strong>en</strong>cia acelerada se combinan <strong>en</strong> una alegoría de juv<strong>en</strong>tud:<strong>en</strong> el mercado, las mercancías deb<strong>en</strong> ser nuevas, t<strong>en</strong>er elestilo de la moda, deb<strong>en</strong> captar los cambios mas insignificantesdel aire de los tiempos” 27Basándonos <strong>en</strong> el autor citado 28 y <strong>en</strong> los aportes de este trabajo,podemos concluir <strong>en</strong> que para articular el consumo con unejercicio reflexivo de la ciudadanía, debe t<strong>en</strong>derse a construir:* una oferta vasta y diversificada de bi<strong>en</strong>es y m<strong>en</strong>sajes repres<strong>en</strong>tativosde la variedad internacional de los mercados, de accesofácil y equitativo para las mayorías, que garantice el acceso abi<strong>en</strong>es y servicios es<strong>en</strong>ciales.* información multidireccional y confiable sobre la calidad delos productos, con control efectivo de los consumidores y capacidadpara refutar las pret<strong>en</strong>siones y las seducciones de la propaganda,creando una “ética <strong>en</strong> las relaciones de producción”, conmercados justos, competitivos y transpar<strong>en</strong>tes.* participación democrática de la sociedad civil <strong>en</strong> las decisionesde ord<strong>en</strong> material, jurídico y político donde se organizan losconsumos, redefini<strong>en</strong>do el papel del interv<strong>en</strong>cionismo estatal <strong>en</strong>las relaciones sociales y económicas.* Privilegiar la relación medio ambi<strong>en</strong>te y consumo sust<strong>en</strong>table.Estas son acciones políticas de consumidores ciudadanos queconcib<strong>en</strong> al mercado como un ámbito de relaciones socioculturalescomplejas y no como un simple lugar de intercambio de mercancías.Es decir, t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te que los bi<strong>en</strong>es cumpl<strong>en</strong> determina-27SARLO, BEATRIZ, op. cit., p. 93.28GARCÍA CANCLINI, op. cit.


IX - 28DERECHOS HUMANOSdas funciones, y la mercantil es solo una de ellas. Y que el actorconsumidor-ag<strong>en</strong>te de mercado no es sujeto pasivo, sino consci<strong>en</strong>tey formador de esas relaciones culturales.Por ultimo, vincular el consumo con la ciudadanía requiere<strong>en</strong>sayar una reubicación del mercado <strong>en</strong> la sociedad, int<strong>en</strong>tar lareconquista imaginativa de los espacios públicos, del interés por lopublico. Así, el consumo se mostrara como un lugar de valorcognitivo, útil para p<strong>en</strong>sar y actuar significativa yr<strong>en</strong>ovadoram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la vida social.CAPÍTULO IIICARACTERES JURÍDICOS DEL DERECHODEL CONSUMIDOR:Derecho tuitivoImporta el abandono del principio de la igualdad formal ante laley propio del esquema clásico del derecho civil y comercial, paraproteger a la que es (solo materialm<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> principio) la partemas débil, “que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra inerme fr<strong>en</strong>te a las empresas y a losprofesionales con los que se relaciona.” 29 El derecho protectorioconsiste <strong>en</strong> contemplar, <strong>en</strong>tonces, esa imposibilidad que t<strong>en</strong>emoslos consumidores de juzgar por nosotros mismos calidades, precios,materiales de elaboración, condiciones y modalidades de contratación.“Salir” al consumo y adquirir bi<strong>en</strong>es es muchas vecesun acto de confianza extrema, un verdadera fe ciega y confiada<strong>en</strong> que lo adquirido va a cumplir con su función, porque para elloasí ha sido fabricado y el Estado de alguna manera esta pres<strong>en</strong>te<strong>en</strong> el contralor de tal procedimi<strong>en</strong>to, como también <strong>en</strong> las condicionesde comercialización. La formulación de la ley es una declaraciónde principios <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, al llamarse “Ley de Def<strong>en</strong>sadel Consumidor” y definir así su objeto (art. 1).29FARINA, JUAN M. Contratos Comerciales Modernos, Bu<strong>en</strong>os Aires, Astrea,1994, p. 248.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 29Ord<strong>en</strong> público mínimo de protecciónLa Ley del Consumidor ti<strong>en</strong>e el carácter de legislación común <strong>en</strong>términos del art. 75 inciso 12 de la Constitución Nacional y abarcael nivel de protección elem<strong>en</strong>tal de estos derechos, sobre el cualse puede innovar <strong>en</strong> su mayor desarrollo <strong>en</strong> las legislaciones provinciales,nunca otorgando un resguardo <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or grado o ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>dolas restricciones mas allá de lo que el presupuesto mínimoestablece (art. 65 Ley 24.240, ext<strong>en</strong>sible al conjunto de normasintegrativas de protección que m<strong>en</strong>ciona el art. 3 de la ley, juntoa las normativas de def<strong>en</strong>sa de la compet<strong>en</strong>cia y lealtad comercial).Superación del análisis de la temática por principiostradicionales del derecho civil y comercialA través de una concepción contractual especial –que restringe laautonomía de la voluntad-, un sistema propio de responsabilidad,plazos mas ext<strong>en</strong>sos de prescripción, etc.) e incluso del administrativo(<strong>en</strong> materia de servicios públicos, sin desmedro de las potestadesexorbitantes de la administración, se reconoc<strong>en</strong> expresosderechos participativos al administrado – usuario, <strong>en</strong> esa relacióntriangular que se da cuando los servicios se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong>manos privadas). Superación de la noción abstracta de persona(<strong>en</strong>te susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones) y<strong>en</strong> particular de persona física (aquellas que pres<strong>en</strong>tan “signoscaracterísticos de humanidad”) del derecho civil, para configuraruna visión humanista d<strong>en</strong>tro de la ci<strong>en</strong>cia del derecho, propia delos derechos <strong>humanos</strong>. “Persona” (consumidor) es todo ser humano<strong>en</strong> toda la amplitud y significación de ese concepto. Amplitudporque no excluye a nadie. Y significación por cuanto la nociónhumanista de consumidor <strong>en</strong>globa al sujeto de los mismos, no <strong>en</strong>abstracto, sino <strong>en</strong> un medio y <strong>en</strong> una situación determinadas,presupuesta por el legislador y ori<strong>en</strong>tada hacia el ejercicio efectivode los derechos.* Esto implica ver por una óptica difer<strong>en</strong>te, distinta tambiénal del tradicional derecho comercial, el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la contrataciónmercantil, cuya función social e importancia es fundam<strong>en</strong>-


IX - 30DERECHOS HUMANOStal para la “satisfacción de las necesidades materiales, espirituales,ci<strong>en</strong>tíficas, de esparcimi<strong>en</strong>to, etc.” del hombre, para las que“recurre a las empresas productoras y distribuidoras de los bi<strong>en</strong>esy servicios que se lanzan al mercado a dicho fin.” 30* La doctrina citada, con eje <strong>en</strong> el aspecto social antes <strong>en</strong>unciado,postula un <strong>en</strong>foque distinto que sale del <strong>en</strong>cuadrami<strong>en</strong>totradicional del derecho mercantil, que contemple la situación del“simple consumidor fr<strong>en</strong>te a la empresa predispon<strong>en</strong>te de las condicionesg<strong>en</strong>erales de contratación.” 31 Es decir, romper con la visiónrestringida a un análisis jurídico que solo se preocupa por laagilidad y la seguridad de las transacciones (un derecho paracomerciantes), y se c<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el propósito de lucro de la actividadque regula, dejando <strong>en</strong> su camino jirones de equidad.* Esto significa también la redefinición de la idea de contrato,mas allá de la definición del mismo como “acuerdo de voluntades”que utiliza el Código Civil, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que la desigualdad<strong>en</strong> la posición de las partes ante el acuerdo obsta a la libertad, yse traduce <strong>en</strong> m<strong>en</strong>oscabo y perjuicio para una de las partes de larelación, que no puede negociar el cont<strong>en</strong>ido de la misma, no t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>dootra alternativa mas que aceptar o prescindir del bi<strong>en</strong> oservicio buscado (lo cual torna dramático <strong>en</strong> dilema <strong>en</strong> caso <strong>en</strong>que este le resulte imprescindible). Concomitantem<strong>en</strong>te, un sistemadistinto de apreciación del régim<strong>en</strong> de vicios de los actos,buscando “salvar” la abusividad de conv<strong>en</strong>ciones mediante suintegración <strong>en</strong> el contrato de un modo equitativo, <strong>en</strong> lugar defulminar con la nulidad el negocio celebrado, <strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>ciaque el consumidor necesita de esa contratación.* También esta redefinición implica una revisión del sistemade responsabilidad, adoptándose un sistema de objetivo <strong>en</strong> lugardel clásico basam<strong>en</strong>to de la misma <strong>en</strong> la culpabilidad o <strong>en</strong> el doloy desde luego, sin perjuicio de éste. “Esta época de <strong>en</strong>ormes progresosci<strong>en</strong>tíficos y tecnológicos, <strong>en</strong> la producción masiva de bi<strong>en</strong>es,requiere una concepción “solidarista” del derecho.” 3230FARINA, op. cit. p. 1.31FARINA, op. cit. p. 26.32FARINA, op. cit., p. 197.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 31* En pocas palabras, legislar sobre consumidores importa superarel estigma liberal por el que el dirigismo o la interv<strong>en</strong>ciónestatal <strong>en</strong> la autonomía de la voluntad constituy<strong>en</strong> un sacrilegioa la inconmovible libertad contractual. FARINA, <strong>en</strong> la doctrina citada,propone que “el concepto de consumidor sea el mismo <strong>en</strong> elderecho comercial que <strong>en</strong> el derecho del consumidor”, con lo qu<strong>en</strong>o sólo estamos hablando de una rama jurídica con principiospropios, sino de la ext<strong>en</strong>sión de sus conceptos a otras especialidades.33* En igual carácter, MOSSET ITURRASPE Y LORENZETTI 34 m<strong>en</strong>cionanque la filosofía básica del derecho del consumidor es justam<strong>en</strong>tesuperadora de la tradicional visión que parte de “sujetoseconómicam<strong>en</strong>te iguales”, con poder de negociación similar, parareemplazarlo por la de consumidor como “ser necesitado”, sujetopasivo del consumo, receptor o destinatario de esta actividad.Irr<strong>en</strong>unciabilidadConsecu<strong>en</strong>cia del ord<strong>en</strong> publico, la imposición por imperativo legalde normas protectorias hac<strong>en</strong> nula toda r<strong>en</strong>uncia a los derechosque la legislación reconoce.Regulación contractualMediante contratos los consumidores buscan satisfacer sus necesidadesy deseos, y acceder a una adecuada calidad de vida, buscandoadquirir los bi<strong>en</strong>es y servicios que se necesitan <strong>en</strong> las mejorescondiciones posibles, <strong>en</strong> la cual están expuestos a toda clasede <strong>en</strong>gaños o proposiciones no equitativas por parte de las empresas.Por ello, la legislación establece mecanismos de protección ygarantías respecto a varios aspectos de la contratación (régim<strong>en</strong>de cláusulas abusivas, cont<strong>en</strong>idos obligatorios de docum<strong>en</strong>tos dev<strong>en</strong>ta, garantías, etcétera) permiti<strong>en</strong>do al juez la facultad de corregirla estipulación desv<strong>en</strong>tajosa mitigando sus efectos, y “sal-33FARINA, op. cit., p. 255.34Def<strong>en</strong>sa del Consumidor - Ley 24.240, Rubinzal-Culzoni Editores, p.20 y ss.


IX - 32DERECHOS HUMANOSvar” el negocio jurídico o el contrato, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que elobjeto del mismo era el querido por el consumidor.Responsabilidad objetiva y solidariaEn tiempos de producción masiva o <strong>en</strong> serie, de exist<strong>en</strong>cia dediversos canales de comercialización <strong>en</strong> el mercado, con multiplicidadde bi<strong>en</strong>es que resultan de la creación de varios fabricantes,y el riesgo del consumidor <strong>en</strong> cuanto a su salud y seguridad,requier<strong>en</strong> que el criterio de responsabilidad <strong>en</strong> este aspecto sea elde una responsabilidad objetiva y solidaria, sin la cual la posibilidaddel consumidor de ser protegido se convertiría <strong>en</strong> una merailusión, costosa e incierta, de individualización y atribución deun responsable con los criterios comunes de la responsabilidadcivil.Sistema de solución de controversias especialEl tipo de conflictos y su especial relación con la satisfacción deelem<strong>en</strong>tales necesidades humanas hac<strong>en</strong> imprescindible la exist<strong>en</strong>ciade un sistema rápido, eficaz, económico, y garantista parala instrum<strong>en</strong>tación procesal de la def<strong>en</strong>sa de estos derechos.* Sobre este punto insistiremos <strong>en</strong> la necesidad imperiosa deun sistema judicial propio para la materia, o al m<strong>en</strong>os de la exist<strong>en</strong>ciade los tribunales de m<strong>en</strong>or cuantía, 35 ya que dada la voluntariedadde los métodos extrajudiciales de solución de conflictoshoy exist<strong>en</strong>te, y el anquilosami<strong>en</strong>to, costos, tiempos que significallevar cuestiones a la justicia ordinaria, conspiran <strong>en</strong> la actualidadcontra la solución efectiva de problemas pequeños de consumo,con la consigui<strong>en</strong>te resultante de verse obligado el publico atrocar resignación por orgullo, tranquilidad por justicia.35“Con el actual estado de la organización de la justicia nacional, car<strong>en</strong>tede una cada vez mas necesaria justicia y procedimi<strong>en</strong>tos adecuados paraestas causas, siquiera para las pequeñas causas que <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida absorberíanlos litigios fundados <strong>en</strong> los derechos de los consumidores,” ANAYA,JAIME, “Meditaciones sobre los derechos del consumidor,” <strong>en</strong> ED 177-218).


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 33Reconocimi<strong>en</strong>to expresoa) Derecho internoDesde el surgimi<strong>en</strong>to de lo que podemos considerar el primer anteced<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ormativo, con la Ley de 1914 (USA) que crea la FederalTrade Comission, (<strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da de la conocida Ley Sherman,que combatía la formación de monopolios), hasta las sucesivasleyes de regulación contractual dictadas <strong>en</strong> nuestro derecho, ymas allá de los códigos de fondo (como por ejemplo la introducciónde figuras como el abuso del derecho o la teoría de la imprevisión<strong>en</strong> el Código Civil), hoy contamos con legislación especifica perono unificada para un amplio espectro abarcado por esta nuevadisciplina. Coexist<strong>en</strong> numerosas normas de carácter administrativonacional, provincial y municipal, con leyes especificas comoel Código Alim<strong>en</strong>tario Nacional o el Plan Medico Obligatorio (paracitar algunos ejemplos), resoluciones de Entes Reguladores, normaspropias de servicios específicos (hotelería, turismo, transporte,etc.), hasta la sanción de la Ley de Def<strong>en</strong>sa del Consumidor(24.240, sancionada el 22-9-93, promulgada 13-10-93), consus sucesivas reformas -cuyo amplio espectro de aplicación resultade su concepto de consumidor, proveedor y relación de consumo-y cuya misma d<strong>en</strong>ominación (Ley de “Def<strong>en</strong>sa”) la constituye<strong>en</strong> el avance legislativo mas significativo <strong>en</strong> la materia. Posteriorm<strong>en</strong>tese dictaron normas complem<strong>en</strong>tarias y reformas: Decreto2288/93, Ley 24.568 de 1995, 24787 de 1997 y Ley 24.499 de1998.* A nivel constitucional, antes del hecho de la Reforma de 1994,bu<strong>en</strong>a parte de la doctrina consideraba a los derechos del consumidorcomo incluidos d<strong>en</strong>tro de los implícitos del art. 33 de laCarta Magna, como relacionados con la salud, la dignidad de lapersona, a mas del reconocimi<strong>en</strong>to expreso del derecho de propiedad.* El constituy<strong>en</strong>te de 1994 ha incorporado estos derechos anuestra Carta Magna, llevándolos a su mas alta consideración,<strong>en</strong> consonancia con la corri<strong>en</strong>te que se v<strong>en</strong>ía dando d<strong>en</strong>tro del


IX - 34DERECHOS HUMANOSconstitucionalismo provincial y <strong>en</strong> el derecho extranjero. Sobreeste punto nos expediremos mas adelante, <strong>en</strong> cuanto a las consecu<strong>en</strong>ciasdel reconocimi<strong>en</strong>to expreso y las particularidades <strong>en</strong>cuanto a la legitimación activa para la def<strong>en</strong>sa judicial de losderechos del consumidor y def<strong>en</strong>sa de la compet<strong>en</strong>cia.* Lo que queda expresam<strong>en</strong>te plasmado es la trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciaque ha t<strong>en</strong>ido para el constituy<strong>en</strong>te y para la ci<strong>en</strong>cia jurídica laelevación a rango constitucional de este tema, con su correlato deb<strong>en</strong>eficios y garantías para la población <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.b) Tratados InternacionalesLas Directrices de las Naciones Unidas, probadas por la AsambleaG<strong>en</strong>eral de la ONU <strong>en</strong> 1985, Resolución 39/248, ampliadas<strong>en</strong> 1999, <strong>en</strong>umeran expresam<strong>en</strong>te cuales son los derechos de losconsumidores y usuarios, la obligación de proveer a la protecciónde los mismos por parte de las autoridades, propiciando legislaciónque reconozca a los mismos y permita su interv<strong>en</strong>ción paraesos fines. Constituy<strong>en</strong> “lineami<strong>en</strong>tos para la aplicación de políticasgubernam<strong>en</strong>tales de protección al consumidor” 36 y mas alláde su leve rango de directrices (no son tratados) constituy<strong>en</strong> postuladosde los cuales la legislación interna no puede apartarse.Las Directrices, pese a su actualización <strong>en</strong> 1999, no contemplanaun la situación de consumidores de servicios específicos,como los bancarios - financieros o de seguros, tema que <strong>en</strong> diversospaíses aun se discute su <strong>en</strong>cuadrami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> leyes protectoriasde consumidores o <strong>en</strong> las leyes especificas de la actividad.c) Europa - MercosurEn la Unión Europea, hasta comi<strong>en</strong>zos de la década de 1980 lossistemas jurídicos de def<strong>en</strong>sa del consumidor se basaban <strong>en</strong> losprincipios del liberalismo. La reacción a esto surgió <strong>en</strong> Inglaterra,con un movimi<strong>en</strong>to conocido como “Consumerism”, que tratabade trasladar a nivel publico la conci<strong>en</strong>cia del efecto que pro-36STIGLITZ, GABRIEL A., “El derecho del consumidor <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina y <strong>en</strong> elMercosur” <strong>en</strong> LL del 19-5-95.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 35ducía el increm<strong>en</strong>to masivo del consumo como consecu<strong>en</strong>cia de laampliación del mercado.En el derecho comunitario originario europeo (Tratado de Roma,1957), solo existían breves refer<strong>en</strong>cias sobre la def<strong>en</strong>sa del consumidory usuario, y recién con la suscripción del Tratado deMaastricht (1992), y el de Amsterdam (1997) se reafirmo la necesidadde alcanzar un alto nivel de protección mediante directivasde armonización de las legislaciones nacionales.En cuanto al MERCOSUR hubo un int<strong>en</strong>to normativointegrador: el 22 de diciembre de 1996 se firmo <strong>en</strong> Santa María,Brasil, el Protocolo sobre Jurisdicción Internacional <strong>en</strong> materiade relaciones de consumo, el cual fue aprobado por Decisión CMC10/96, pero este protocolo conti<strong>en</strong>e una cláusula que obstaculizosu <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia, ya que su articulo 18 establece que no setramitara su aprobación hasta que no sea aprobado el Reglam<strong>en</strong>toComún del MERCOSUR para la Def<strong>en</strong>sa del Consumidor, elcual no se ha dictado hasta el pres<strong>en</strong>te.Los cuatro países integrantes del MERCOSUR <strong>en</strong> forma individualhan elaborado su marco normativo: Paraguay, mediantela ley 1334 (1998), Uruguay (Ley 17189 de 1999), Brasil posee elord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to que se plasmo primero (Ley 8078 de 1990), d<strong>en</strong>ominadaCódigo de Def<strong>en</strong>sa del Consumidor, que establece el sistemade protección mas fuerte y efectiva del MERCOSUR y pres<strong>en</strong>talos sigui<strong>en</strong>tes principios:* Universalidad: considerando consumidores y usuarios a todaslas personas que adquier<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>es o contrat<strong>en</strong> servicios conindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de las características de la contratación, por otrolado considera proveedores a personas físicas o jurídicas, nacionaleso extranjeras.* Responsabilidad Objetiva: salvo culpa del consumidor o deun tercero, los proveedores son siempre responsables. En caso deprofesiones liberales se debe probar la culpa.* Solidaridad: <strong>en</strong>tre todos los intervini<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la cad<strong>en</strong>a deproducción.


IX - 36DERECHOS HUMANOS* Tipificación de conductas delictivas: cubri<strong>en</strong>do el vacío de lasleyes p<strong>en</strong>ales.En este cuerpo normativo, el estado ti<strong>en</strong>e un papel activo, prestandoasist<strong>en</strong>cia jurídica integral y gratuita, inc<strong>en</strong>tivando la creaciónde asociaciones de def<strong>en</strong>sa del consumidor y <strong>en</strong>tre otras cosasjuzgados de m<strong>en</strong>or cuantía para solucionar litigios de consumo.La efectividad del derecho del consumidor <strong>en</strong> el marco de untratado de integración como el Mercosur, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el problema dela armonización legislativa a las distintas realidades de los paísesque lo compon<strong>en</strong>, no obstante <strong>en</strong> su breve andar histórico hadado efectos objetivam<strong>en</strong>te b<strong>en</strong>eficiosos, (algunos primarios),comoel surgimi<strong>en</strong>to normativo de leyes sobre la materia <strong>en</strong> aquellospaíses miembros que no la t<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> su ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico, y<strong>en</strong> otros, el “efecto contagio”, producido por la reciprocidad delintercambio, disparador de la necesidad de garantías legislativascomunes a consumidores de un país respecto del otro. 37Mucho por hacer queda <strong>en</strong> este campo que abarca a mas dedosci<strong>en</strong>tos millones de consumidores, para cubrir la brecha <strong>en</strong>trelos derechos y su aplicación real y efectiva, 38 <strong>en</strong> el marco del l<strong>en</strong>toavance de las negociaciones de integración y la aplicación de susmedidas, at<strong>en</strong>uadas por el perman<strong>en</strong>te estado de crisis económica,el <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to externo y las dificultades de las empresaspequeñas (que constituy<strong>en</strong> la mayoría de la estructura productiva)para asumir los costos de protección al consumidor.Creemos firmem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los marcos de integración regionalcomo el Mercosur, como uno de los más propicios ámbitos para eldesarrollo jurídico de la protección de estos derechos, formulando37Así, el Articulo 40 de la Ley de Def<strong>en</strong>sa del Consumidor, que al mom<strong>en</strong>tode la sanción de la ley fuera vetado por el Poder Ejecutivo, “vuelve”tras la ultima reforma de la ley, <strong>en</strong> 1999 (Ley 24.499) <strong>en</strong>tre otros aspectospor la necesidad de armonizar nuestra legislación con el Código de Def<strong>en</strong>sadel Consumidor de Brasil, qui<strong>en</strong> brego <strong>en</strong> los Comités Técnicos del Mercosur<strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido.38RUIZ LACRUZ, BEATRIZ, “Mercosur y la protección de los Consumidores.”


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 37iniciativas de políticas y acciones que hagan a la sost<strong>en</strong>ibilidadpolítica, social, económica y ambi<strong>en</strong>tal de las sociedades.CAPÍTULO IVECOLOGIA Y CONSUMO“Anteponer un limite social a la racionalidad económica de lamodernidad. Anteponer la biosfera a la lógica de la economía demercado. Det<strong>en</strong>er un paradigma y estilo de desarrollo ecológicam<strong>en</strong>tedepredador, socialm<strong>en</strong>te perverso y políticam<strong>en</strong>te injusto.” 39Consumo sust<strong>en</strong>table para desarrollo sust<strong>en</strong>tableSi bi<strong>en</strong> tanto la Ley del Consumidor y la Constitución Nacionalno ti<strong>en</strong><strong>en</strong> previsiones especificas <strong>en</strong> esta materia, es indudable laintima vinculación <strong>en</strong>tre la noción de desarrollo sust<strong>en</strong>table yconsumo sust<strong>en</strong>table, que se implican mutuam<strong>en</strong>te.La inclusión de los derechos de consumidores y usuarios, juntoa la normativa ambi<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> el capitulo constitucional de “Nuevos<strong>Derechos</strong> y Garantías” incorporado tras la Reforma de 1994es un fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, <strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>cia que no solam<strong>en</strong>tese los agrupo por considerarlos derechos de “tercera g<strong>en</strong>eración”,sino por su interdep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.Acompañando los conceptos de consumo y desarrollo sust<strong>en</strong>table,su objetivo es el de lograr que los consumidores estén dispuestosaun a pagar mas, por productos amistosos con el medioambi<strong>en</strong>te. Esto es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que está dando <strong>en</strong> los paísesdesarrollados donde se ha llegado a un punto <strong>en</strong> que no sólo losconsumidores se interesan <strong>en</strong> que los productos que adquier<strong>en</strong>reúnan los mas altos parámetros de calidad, sino que <strong>en</strong> su procesode producción no deterior<strong>en</strong> el ambi<strong>en</strong>te. El “sello verde” <strong>en</strong>los productos, se convierte <strong>en</strong> un requisito fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> ladecisión de los consumidores, que <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan que “cuanto más39GUIMARAES, ROBERTO, “Modernidad, Medio Ambi<strong>en</strong>te y Ética: los dilemasdel desarrollo.”


IX - 38DERECHOS HUMANOSsanos sean los productos que consuman, mayor es la posibilidadde disfrutar una mejor calidad de vida.” 40A esos fines, se ha creado la International StandardOrganization (ISO), que ha desarrollado parámetros para determinarel impacto ambi<strong>en</strong>tal de los procesos de producción. Através de las normas ISO 14.000, con sus actualizaciones periódicas,una empresa puede medir cuánto impacta <strong>en</strong> la naturaleza,a fin de minimizar el impacto de su proceso productivo.La Confer<strong>en</strong>cia de Río 1992 creo el Grupo Consultivo sobre elAmbi<strong>en</strong>te (SAGE, Strategic Advisory Group of Environm<strong>en</strong>t), quepropicia proveer a la administración ambi<strong>en</strong>tal. Para ello, es necesariala ayuda y asesorami<strong>en</strong>to de organismos internacionalesque otorgu<strong>en</strong> capacitación para implem<strong>en</strong>tar sistemas de administraciónambi<strong>en</strong>tal, y evaluar las acciones empr<strong>en</strong>didas. 41 Medianteel sistema de otorgar certificados de calidad ambi<strong>en</strong>tal, seproveerá a la creación de la conci<strong>en</strong>cia productiva ecológica aniveles económicos.Los problemas ambi<strong>en</strong>tales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una evid<strong>en</strong>te naturalezapolítica, ya que de sus consecu<strong>en</strong>cias puede resultar afectado unamplio espectro de la población. Los riesgos ambi<strong>en</strong>tales son, <strong>en</strong>g<strong>en</strong>eral, “producidos por la industria, exteriorizados por la economía,individualizados por el sistema legal y convertidos <strong>en</strong> inof<strong>en</strong>sivospor la política” 42Desarrollo sust<strong>en</strong>table y consumo sust<strong>en</strong>table. Pautas parasu interrelación y líneas directricesEn líneas g<strong>en</strong>erales, el desarrollo sust<strong>en</strong>table:- Satisface necesidades del pres<strong>en</strong>te, sin comprometer a g<strong>en</strong>eracionesfuturas.- Pone al ser humano como c<strong>en</strong>tro y razón de ser del desarrollo.40LORIA CHÁVEZ, CARLOS, Def<strong>en</strong>soría de los Habitantes, Costa Rica, “LaVirtud esta <strong>en</strong> el medio,” <strong>en</strong> Perfiles Liberales, 1998.41ORTEGA, ADOLFO, La Reforma, México D.F. 1996.42LEZAMA, JOSÉ LUIS, “Politización Ambi<strong>en</strong>tal.” La Reforma, México D.F.,1998.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 39En los múltiples aspectos de su cosmovisión:* Los conceptos vinculados de desarrollo y consumo sust<strong>en</strong>tablese asocian con las características de un desarrollo que ademássea:- Políticam<strong>en</strong>te sust<strong>en</strong>table: a través de la profundizaciónde la democracia.- Culturalm<strong>en</strong>te sust<strong>en</strong>table: preservación de la diversidadde valores.* El concepto de desarrollo que se hermana con la noción deconsumo sust<strong>en</strong>table, es el elaborado por la Organización de lasNaciones Unidas, <strong>en</strong> la sigui<strong>en</strong>te evolución:Desarrollo humano no es “anticrecimi<strong>en</strong>to”. No sólo ti<strong>en</strong>e quever con la distribución de la riqueza, sino también con su creación.Desde una perspectiva más amplia y concreta que los conceptosanteriores de desarrollo (es decir, los <strong>en</strong>foques que concedíanat<strong>en</strong>ción exclusiva al crecimi<strong>en</strong>to económico), demuestra queéste, si bi<strong>en</strong> es vital, no basta por sí para el mejorami<strong>en</strong>to de lavida de las personas. El crecimi<strong>en</strong>to no es el fin del desarrollohumano, sino un medio. Ambos están estrecham<strong>en</strong>te ligados: “laspersonas contribuy<strong>en</strong> al crecimi<strong>en</strong>to, y el crecimi<strong>en</strong>to contribuyeal bi<strong>en</strong>estar humano.” 43No obstante, las confusiones economicistas persist<strong>en</strong> <strong>en</strong> la actividadci<strong>en</strong>tífica. Hasta un Premio Nobel <strong>en</strong> economía comoROBERT M. SÓLOW, 44 se refiere a la sost<strong>en</strong>ibilidad como un “conceptoes<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te vago”, por t<strong>en</strong>er que ver con nuestra obligacióncon el futuro. Y advierte, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, sobre el peligrode un estancami<strong>en</strong>to económico y un desaprovechami<strong>en</strong>to derecursos, si se produce un apego a un conservacionismo ortodoxo.La principal objeción de este economista es, precisam<strong>en</strong>te, qu<strong>en</strong>o podemos siquiera imaginarnos cuáles son las necesidades delas g<strong>en</strong>eraciones futuras, como para determinar cual debe ser43Informe de 1992 del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo.44SÓLOW, ROBERT M. , Massachusets Institute of Technology, “El recursoque le queda al futuro,” confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la Woods Hole Oceano GraphicInstitution, “El Espectador,” Bogotá, Colombia, 1995.


IX - 40DERECHOS HUMANOSel grado de nuestra utilización de recursos hoy. Reafirma nuestro“derecho a complacernos” siempre que no sea a exp<strong>en</strong>sas delbi<strong>en</strong>estar futuro. Pero ese concepto ti<strong>en</strong>e que t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta eltipo de medio que vayamos a legar, con su capacidad productivay su conocimi<strong>en</strong>to tecnológico. Es decir, no debemos asustarnosde consumir algún recurso hoy, si el conocimi<strong>en</strong>to tecnológicova desarrollando algún sustitutivo. Hay <strong>en</strong> esto, cierto despreciodel s<strong>en</strong>tido del futuro, y del compromiso g<strong>en</strong>eracional, y unaconfianza ci<strong>en</strong>tífico - industrial excesiva, no sujeta a prever consecu<strong>en</strong>ciasfuturas, p<strong>en</strong>sando que necesariam<strong>en</strong>te mas adelantese va a estar mejor.No obstante, hay criterios axiológicos apreciables. Sosti<strong>en</strong>e elci<strong>en</strong>tífico, 45 que el futuro no esta adecuadam<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong>el mercado”, manifestando un claro escepticismo respecto a queéste se <strong>en</strong>cargue de cualquier obligación que t<strong>en</strong>gamos con el futuro.El medio ambi<strong>en</strong>te, necesita de la protección de las políticaspublicas, ya que <strong>en</strong> su uso irracional se pued<strong>en</strong> obt<strong>en</strong>er ganancias,cuyo costo asumirán otros.La industrialización no implica desarrollo, ni configura unapanacea universal. Puede convertirse <strong>en</strong> un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>oambi<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te nocivo si no implica un correcto manejo ecológico.El ambi<strong>en</strong>te “no puede ser contado como una desp<strong>en</strong>sa, un almacén,ilimitado, al que se recurre de acuerdo con las necesidadeshumanas,” 46 de manera que se utilice irracionalm<strong>en</strong>te y comprometael futuro de las próximas g<strong>en</strong>eraciones.Hoy, desarrollo económico como concepto, ha sido debidam<strong>en</strong>teintegrado <strong>en</strong> una visión humanista formulada por organismosinternacionales, d<strong>en</strong>tro de la noción de desarrollo humano.En el informe del Programa de Naciones Unidas sobre DesarrolloHumano 1990, se define a este como:“El proceso mediante el cual se amplían las oportunidades delser humano. En principio, estas oportunidades pued<strong>en</strong> ser infinitasy pued<strong>en</strong> variar con el tiempo. Sin embargo, las tres vías más45SÓLOW, op. cit..46RODRÍGUEZ, ANDRÉS, “Que elige: ¿desarrollo o conservación?,” <strong>en</strong> MedioAmbi<strong>en</strong>te, Lima, Perú.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 41es<strong>en</strong>ciales son: a) disfrutar de una vida prolongada y saludable;b) adquirir conocimi<strong>en</strong>tos y c) t<strong>en</strong>er acceso a los recursos necesariospara una vida dec<strong>en</strong>te”.El segundo informe, introduce la realización personal comodato integrante del concepto, elem<strong>en</strong>to que cobra importancia paralos países <strong>en</strong> nuestra situación (1991): “el objetivo del desarrollohumano es ampliar las oportunidades de las personas”. Sinembargo, para que ellas puedan ejercer sus oportunidades, deb<strong>en</strong>gozar de libertad social, económica, cultural y política. Yagrega: “las personas deb<strong>en</strong> ser el c<strong>en</strong>tro del desarrollo humano.El desarrollo debe ser forjado alrededor de las personas y noellas alrededor del desarrollo”.El de 1992 sigue avanzando <strong>en</strong> la exploración del concepto:”siel objetivo del desarrollo es mejorar las oportunidades de laspersonas, debe hacerlo no sólo para la g<strong>en</strong>eración actual, sinotambién p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> las g<strong>en</strong>eraciones futuras, debe ser sost<strong>en</strong>ible”.El desarrollo sost<strong>en</strong>ible no es simplem<strong>en</strong>te un llamado a laprotección ambi<strong>en</strong>tal, sino que implica un nuevo concepto de crecimi<strong>en</strong>toeconómico, que provee justicia y oportunidades para todala g<strong>en</strong>te del mundo.El reporte de 1993 se c<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la participación popular <strong>en</strong> eldesarrollo, concretam<strong>en</strong>te por intermedio de los mercados, el gobiernoy las organizaciones de la comunidad. Sosti<strong>en</strong>e que el objetivodel desarrollo humano es ampliar la gama de opciones parala población, pero agrega que “el desarrollo humano es el desarrollodel pueblo, para el pueblo y por el pueblo”.El de 1994, se c<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el concepto básico de seguridad humana.Seguridad humana y desarrollo humano no son conceptosequival<strong>en</strong>tes. Desarrollo humano es un concepto más amplio definidocomo proceso de ampliación de opciones que ti<strong>en</strong>e la g<strong>en</strong>te.“Seguridad humana significa que la g<strong>en</strong>te puede ejercer esasopciones <strong>en</strong> forma segura y libre, y que puede t<strong>en</strong>er relativa confianza<strong>en</strong> que las oportunidades de hoy no desaparecerán mañana”.Determinado ecológicam<strong>en</strong>te, el desarrollo ti<strong>en</strong>e que implicar“una relación más coher<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre “tecnósfera” y “biósfera”, si es


IX - 42DERECHOS HUMANOSque ambos pued<strong>en</strong> escindirse.” 47 En una palabra, desarrollo sust<strong>en</strong>tablees una precisión del concepto de desarrollo, como contraposiciónal pesimismo ecológico.Y, desde luego, esta noción se afianza <strong>en</strong> la idea de la virtudaristotélica: el medio <strong>en</strong>tre los extremos. No se trata ni de unadespreocupación total por el uso de los escasos recursos, ni de unaposición a ultranza por no tocar el medio ambi<strong>en</strong>te. Se trata de“como utilizar de la mejor manera posible los recursos exist<strong>en</strong>tesde manera que se logre la máxima riqueza <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te yque a la vez pot<strong>en</strong>cie el mejor nivel de vida <strong>en</strong> el futuro.” 48En conclusión, la sociedad moderna debe revisar los valores dela economía, para no caer <strong>en</strong> una deshumanización sin fr<strong>en</strong>os.La economía y el mercado deb<strong>en</strong> ser revaloradoshumanísticam<strong>en</strong>te, constituy<strong>en</strong>do al hombre <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de laat<strong>en</strong>ción publica.Al hablar de sost<strong>en</strong>ibilidad, se esta forzado a p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> equidad.A su vez, como obligación moral, la sost<strong>en</strong>ibilidad es unmandato g<strong>en</strong>eral, no especifico, que “no obliga a preservar esto oaquello, sino a preservar la capacidad de bi<strong>en</strong>estar.” 49Cuando la economía y los mercados funcionan sin at<strong>en</strong>der pautasambi<strong>en</strong>tales, la sociedad paga altos costos. Y estos se repart<strong>en</strong>de manera desigual <strong>en</strong>tre los miembros de la sociedad, queempiezan por desv<strong>en</strong>tajas para la salud, trabajo, conviv<strong>en</strong>cia y eldesarrollo mismo. Así, no cabe duda que el principal peso caesobre los pobres que son los más desprotegidos. El sistema demercado, como mecanismo de asignación de recursos es completam<strong>en</strong>teineficaz al no computar este costo a nivel empresa, nit<strong>en</strong>er una demanda articulada de recursos ambi<strong>en</strong>tales.Para que política económica y ambi<strong>en</strong>tal estén íntimam<strong>en</strong>teligadas, la categoría ambi<strong>en</strong>tal debe figurar <strong>en</strong> los objetivos económicos.Estos han de dejarse de analizar cuantitativam<strong>en</strong>te ysu lugar ocupado por un análisis del crecimi<strong>en</strong>to cualitativo, porun aum<strong>en</strong>to del bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral.47RODRIGUEZ, op. cit.48LORIA CHÁVEZ, op. cit.49SÓLOw, op. cit.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 43El progreso <strong>en</strong> soluciones tecnológicas novedosas debe abrircamino cada vez más a la prueba de impacto ambi<strong>en</strong>tal, que puedeconvertir a lo “técnicam<strong>en</strong>te factible, económicam<strong>en</strong>te posibley socialm<strong>en</strong>te deseable <strong>en</strong>, además ecológicam<strong>en</strong>te justificable” 50y se convierte <strong>en</strong> el factor de viabilidad que define la justificaciónecológica. Ext<strong>en</strong>dida tanto a empr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos públicos comoprivados, conjuntam<strong>en</strong>te con la auditoria ecológica, la convierte<strong>en</strong> un objetivo económico y estratégico.La herrami<strong>en</strong>ta fiscal también ti<strong>en</strong>e su participación comoinstrum<strong>en</strong>to de política ambi<strong>en</strong>tal. Para cumplir con losparámetros que v<strong>en</strong>imos esbozando, debe lograr que aquel que secomporte ambi<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> forma respetuosa, no pague masimpuestos que hasta ahora. En una palabra, contaminar nuncapuede ser mas barato que evitar.La economía debe volverse humanitaria y tomar conci<strong>en</strong>ciadel verdadero costo de la contaminación: perdida de horas laborales,caída de la productividad, pérdida de empleos, etc. sin m<strong>en</strong>cionarlos que sufre la calidad de vida <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral. Mi<strong>en</strong>tras se loconsidere de “libre disponibilidad” y de “costo cero” el mercado not<strong>en</strong>drá un mecanismo de autorregulación capaz de limitar unasobreexplotación del medio y una distorsión estructural de la economíaa favor de los sectores int<strong>en</strong>sivos <strong>en</strong> medio ambi<strong>en</strong>te.Los gobiernos deb<strong>en</strong> desarrollar e implem<strong>en</strong>tar un programade trabajo sobre modelos de consumo y producción sust<strong>en</strong>tables,incluy<strong>en</strong>do objetivos e indicadores. Respecto de su implem<strong>en</strong>tación:es necesario controlar, evaluar y g<strong>en</strong>erar informes <strong>en</strong> forma regular,incluy<strong>en</strong>do las iniciativas intergubernam<strong>en</strong>tales y de asociaciones.51 Los consumidores ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sus derechos: Estos derechosestán definidos <strong>en</strong> las Directrices de las Naciones Unidas50VOHRER, MANFRED, “Asociación Europea de Pequeños y Medianos Empresarios,”<strong>en</strong> De la economía social de mercado a la Economía Ecológicade Mercado.51Boletín ECO (España) 3 de junio de 2002. Eco-Equity es una publicacióndel Grupo Danés 92, World Wide Fund for Nature, Gre<strong>en</strong>peaceInternational, Fri<strong>en</strong>ds of the Earth International, International InstituteFor Environm<strong>en</strong>t and Developm<strong>en</strong>t, Northern Alliance for Sustainability,Consumers International, Pelangi, Fundación Natura


IX - 44DERECHOS HUMANOSpara la Protección del Consumidor, y los gobiernos deb<strong>en</strong> volversea comprometer a cumplir con estas Directrices, especialm<strong>en</strong>telas establecidas <strong>en</strong> la Sección G.CAPÍTULO VASPECTOS PARTICULARES DE PROTECCIONA continuación, se desarrollara el plexo normativo de derechosexpresam<strong>en</strong>te protegidos <strong>en</strong> la normativa nacional y <strong>en</strong> la Constitución,<strong>en</strong> base al ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to que sigue. Haremos mayor hincapié<strong>en</strong> aquellos aspectos no patrimoniales, que ya han sido profundam<strong>en</strong>tedesarrollados <strong>en</strong> otras obras y leyes com<strong>en</strong>tadas.Derecho de acceso al consumoComo etapa previa a <strong>en</strong>tablar la relación de consumo, (previo asu concreción) este derecho esta compr<strong>en</strong>dido d<strong>en</strong>tro de las Directricesde las Naciones Unidas para la Protección del Consumidor(1985 y modificaciones), y pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> forma dispersa <strong>en</strong> distintosartículos de la ley 24.240, que no m<strong>en</strong>ciona este aspecto con lamisma terminología, sino que hay que indagarlo <strong>en</strong> su espíritu.Constitucionalm<strong>en</strong>te, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra consagrado al establecerse elderecho al “trato equitativo y digno” (párrafo primero del articulo42), aspecto que se exti<strong>en</strong>de, además, a los supuestos <strong>en</strong> que larelación de consumo ya se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>tablada. La clasificaciónde derechos elaborada por el Dr. GABRIEL A. STIGLITZ, 52 cuya formulacióncompartimos, incluye este derecho <strong>en</strong>tre los llamados“primarios” del esquema protectorio.Acceso al consumo significa que la posibilidad de consumir,debe ext<strong>en</strong>derse a todos los sectores de la población. En esta faz,no se analiza la capacidad económica para hacerlo (las posibilidadesmateriales de consumir son estudiadas por la economía, <strong>en</strong>primer termino, y determinadas por la política), sino que <strong>en</strong> sufaceta de derecho humano involucra los sigui<strong>en</strong>tes aspectos:52STIGLITZ, GABRIEL A., “El derecho del consumidor <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina y <strong>en</strong> elMercosur,” <strong>en</strong> LL, 19-5-95.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 45* el trato equitativo y digno que la normativa constitucionalconsagra, sin distinciones y sin discriminación alguna. Dignidadsignifica trato justo <strong>en</strong> la relación de consumo, con respetoa la vida, salud, e integridad física de las personas. 53* acceso al consumo para todos se vincula indisolublem<strong>en</strong>tecon el principio de no discriminación y significa exist<strong>en</strong>cia deinfraestructuras, medios e información para colocar al consumoal alcance y a la compr<strong>en</strong>sión de todos los sectores de la población,e introduce la problemática de los sectores con necesidadesespeciales o características difer<strong>en</strong>tes (ancianos, niños,discapacitados, personas de bajo nivel cultural, etc.).En materia de servicios públicos, la temática del acceso al consumoreviste especial importancia, dado el carácter de universalidadde estos servicios, y su relación directa con las condicionesde calidad de vida y dignidad humana, a las que contribuy<strong>en</strong>directam<strong>en</strong>te la posibilidad de gozar de estos b<strong>en</strong>eficios. Importael derecho de acceder a los servicios básicos por todos los sectoressociales y geográficos.En el caso de las personas con capacidades difer<strong>en</strong>tes, aparecepat<strong>en</strong>te su relación directa con los derechos <strong>humanos</strong>, <strong>en</strong> base alprincipio de no discriminación, que ti<strong>en</strong>e raigambre constitucionala partir de la inclusión <strong>en</strong> el art. 75 inciso 22 del Pacto de SanJosé de Costa Rica (Ley 23.054) y es además una de las pautasbásicas de interpretación y aplicación ext<strong>en</strong>siva de los derechos<strong>humanos</strong>. No obstante, no existe <strong>en</strong> nuestro derecho legislaciónespecifica <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, que se refieran expresa y directam<strong>en</strong>tea discriminación o arbitrariedad <strong>en</strong> el acceso al consumo. Lamisma se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra dispersa <strong>en</strong> normas separadas, relativas aconsumidores y a usuarios de servicios públicos, y –<strong>en</strong> materiade garantías- la posibilidad de interponer la acción expedita yrápida de amparo contra actos discriminatorios.53“Todo ser humano ti<strong>en</strong>e fr<strong>en</strong>te a cualquier otro el derecho a ser respetadocomo persona, a no ser perjudicado <strong>en</strong> su exist<strong>en</strong>cia y <strong>en</strong> un ámbitopropio del mismo, y que cada individuo esta obligado fr<strong>en</strong>te a cualquier otrode modo análogo.” (MOSSET ITURRASPE y LORENZETTI, Def<strong>en</strong>sa del ConsumidorLey 24.240, Rubinzal Culzoni, Bu<strong>en</strong>os Aires, p. 11)


IX - 46DERECHOS HUMANOSLas medidas necesarias a dictarse <strong>en</strong> esta materia, deberánser quizás <strong>en</strong> un primer mom<strong>en</strong>to medidas de acción positivacomo punto de partida para el afianzami<strong>en</strong>to de la conci<strong>en</strong>cia yrespeto a las personas con capacidades difer<strong>en</strong>tes (similares a lasque se usan por ejemplo para contrarrestar la discriminación ala mujer <strong>en</strong> listas políticas - ej. ley de cupo fem<strong>en</strong>ino <strong>en</strong> listas departidos políticos).A nivel local, La Constitución de la Ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires,<strong>en</strong> su articulo 11: Prohibe la segregación de cualquier tipo. Remociónde obstáculos para la vida económica o social. Conti<strong>en</strong>easimismo un capitulo especial para la discapacidad <strong>en</strong> el que sepromueve la pl<strong>en</strong>a integración, información y equiparación deoportunidades, las políticas de inserción social y dispone el fin delas barreras de cualquier tipo.En el Derecho Internacional, las ya m<strong>en</strong>cionadas Directricesde la Organización de las Naciones Unidas, establec<strong>en</strong> las sigui<strong>en</strong>teslíneas de acción, ubicadas <strong>en</strong> el capitulo “Acceso al consumo”:a) Eliminar las practicas que perjudiqu<strong>en</strong> la libertad deelegir. (art. 13); b) Protección al consumidor <strong>en</strong> todos los sectoresde la población (art. 4) c) Programas de at<strong>en</strong>ción a necesidades deconsumidores que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> situación desv<strong>en</strong>tajosa (zonasrurales o urbanas, bajos ingresos, analfabetos, etc.) <strong>en</strong> suarticulo 31.Por su parte, la Asamblea G<strong>en</strong>eral de la International Consumer(World Congress 1984), contó <strong>en</strong>tre sus propuestas el que los Estadospongan especial énfasis <strong>en</strong> las necesidades y dificultades deconsumidores <strong>en</strong> situación desv<strong>en</strong>tajosa, especialm<strong>en</strong>te niños,indig<strong>en</strong>tes y personas con discapacidades. En especifico, incluye:a) compon<strong>en</strong>tes temáticos especiales <strong>en</strong> proyectos y programas:b) política de financiami<strong>en</strong>to y adaptación de programas y planes;c) bregar por adecuada provisión de bi<strong>en</strong>es adaptados y serviciosaptos para personas discapacitadas, y su integración <strong>en</strong>todos los aspectos de la vida y d) evaluar <strong>en</strong> los test de productossu utilización por personas discapacitadas.En el derecho comparado, el Código Brasileño de Def<strong>en</strong>sa delConsumidor, establece como política nacional de relaciones de


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 47consumo el “At<strong>en</strong>der necesidades de consumidores: su dignidad,salud, calidad de vida”. Prohibe la publicidad discriminatoria decualquier tipo, respaldada con normas p<strong>en</strong>ales, incluy<strong>en</strong>doagravantes <strong>en</strong> caso que la publicidad se haga <strong>en</strong> detrim<strong>en</strong>to depersonas portadoras de defici<strong>en</strong>cia m<strong>en</strong>tal. En el ámbito americano,y a modo de ejemplo las Leyes chil<strong>en</strong>a y v<strong>en</strong>ezolana establec<strong>en</strong>el derecho del consumidor a no ser discriminado arbitrariam<strong>en</strong>tepor proveedores de bi<strong>en</strong>es y servicios.La ley española cu<strong>en</strong>ta con un capitulo especial para contemplarsituaciones de inferioridad, subordinación o indef<strong>en</strong>sión,mandando tomar las medidas para equilibrar situaciones de esecarácter, individuales o colectivas, <strong>en</strong> la relación de consumo, porejemplo, mediante la acción de los organismos públicos que proveeránmediante campañas de ori<strong>en</strong>tación del consumo a la at<strong>en</strong>ciónde zonas geográficas o grupos sociales mas afectados.Un deber del estado: la educación para el consumidorUna nueva forma de compr<strong>en</strong>der al hombre y sus relacionescon el medio social y natural 54El derecho a una educación para un consumo responsable estágarantizado <strong>en</strong> la ley del Consumidor, y es uno de los deberes queel Constituy<strong>en</strong>te previo para el estado <strong>en</strong> el parrafo segundo delarticulo 42. Comi<strong>en</strong>za por conci<strong>en</strong>tizar e informar desde losprimeros niveles educativos los deberes y derechos que implica unacto de consumo.El consumo responsable de bi<strong>en</strong>es y servicios requiere de quelos usuarios dispongan de la información necesaria para hacerlas evaluaciones correspondi<strong>en</strong>tes, tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta precio,calidad y durabilidad, <strong>en</strong>tre otros factores.Poco acostumbrados a reclamar y a hacer valer nuestros derechos,los consumidores arg<strong>en</strong>tinos, curtidos <strong>en</strong> el constante des<strong>en</strong>gaño,<strong>en</strong> nuestra inercia de “no compromiso”, y <strong>en</strong> los ultimostiempos “curados de espanto”, paulatinam<strong>en</strong>te estamos com<strong>en</strong>zandoa atrevernos a levantar la voz cuando lo que compramos no54Seminario sobre Educación Ambi<strong>en</strong>tal, Bogotá, Colombia, 1990.


IX - 48DERECHOS HUMANOScorresponde a lo que ofrec<strong>en</strong> o cuando hay errores de rotulación<strong>en</strong> los productos, defectos de informacion, aum<strong>en</strong>tos contrarios ala legislacion <strong>en</strong> el caso de las tarifas de los servicios publicos.Para cumplir con estos objetivos, y tratandose de una materiaque ti<strong>en</strong>e ti<strong>en</strong>e como protagonistas a los consumidores del futuro,los niños, 55 se necesita, <strong>en</strong> primer lugar, capacitar a los doc<strong>en</strong>tes.Esto debe conjugarse con un programa nacional de formaciontemprana de un consumidor consci<strong>en</strong>te, que interprete y analiceel l<strong>en</strong>guaje, la comunicación, significado de etiquetas y rotulos,comparacion de precios, etc. con un consigui<strong>en</strong>te efectomultiplicador, ya que desde la escuela, el conocimi<strong>en</strong>to y lapreparacion se trasladara a la casa del escolar, y a la sociedad <strong>en</strong>g<strong>en</strong>eral.El desafio educativo es de largo plazo porque se verá cómo seremoscomo consumidores y como ciudadanos, si somos def<strong>en</strong>soresde nuestros derechos o simples actores pasivos de su regulacion ysu cumplimi<strong>en</strong>to. Solo esta herrami<strong>en</strong>ta puede llevar a que tomeverdadera fuerza social el movimi<strong>en</strong>to de consumidores, <strong>en</strong>señandosu importancia <strong>en</strong> hechos concretos, como la no adquisicion deproductos que no cumpl<strong>en</strong> con algun aspecto de la regulacion delconsumidor, optando por aquellos que respetan la ley.”Importanciay prospectiva:La Educación para el Consumidor es un campo que ha v<strong>en</strong>idocobrando fuerza, pero <strong>en</strong> la actualidad no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra consolidado.En todo proyecto pedagógico, subyace un proyecto político, yes <strong>en</strong> esa correlación donde deb<strong>en</strong> buscarse las razones.La educación es pauta básica para la creación de una conci<strong>en</strong>ciade la trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del problema. Debe prop<strong>en</strong>der a la formulaciónde soluciones <strong>en</strong> todos los campos, requiriéndose normaslegales y administrativas ori<strong>en</strong>tadas a un objetivo común. Pero55“En las salas de clases de hoy están los compradores, v<strong>en</strong>dedores,ger<strong>en</strong>tes y publicistas de mañana, así que es fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>tregarles lasherrami<strong>en</strong>tas para que realic<strong>en</strong> un consumo responsable y crítico, ejerci<strong>en</strong>dosus derechos y cumpli<strong>en</strong>do con sus obligaciones,” como com<strong>en</strong>taALBERTO UNDURRAGA, director de Sernac (Chile)


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 49también la educación para el consumidor debe contribuir comocatalizadora de una opinión publica activa y responsable.La educación informal, <strong>en</strong> la que juegan un rol imponderablelos medios de comunicación social, <strong>en</strong> su carácter de pot<strong>en</strong>tesvehículos de información y conci<strong>en</strong>tización ecológica para todaslas edades, resulta determinante <strong>en</strong> su influ<strong>en</strong>cia a veces superiora la de la educación formal.En esta tarea educativa, el papel de las ONG´s, también esdecisivo <strong>en</strong> la s<strong>en</strong>sibilización critica de la comunidad internacional,<strong>en</strong> cuanto a la urg<strong>en</strong>cia de inculcar un cambio de m<strong>en</strong>talidady prop<strong>en</strong>der para que la población y los organismos dirig<strong>en</strong>tesluch<strong>en</strong> por un consumo sust<strong>en</strong>table y responsable.La articulación de todos estos resortes educativos contribuye ala creación de la “conci<strong>en</strong>cia de consumidor - ciudadano” que sebasa <strong>en</strong> la construcción cultural de una interrelación sost<strong>en</strong>ible<strong>en</strong>tre población - ambi<strong>en</strong>te - consumo, c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la personahumana, y sus condiciones de vida dignas. A su vez, es un instrum<strong>en</strong>toque <strong>en</strong> los países <strong>en</strong> desarrollo contribuye a la erradicaciónde la extrema pobreza, g<strong>en</strong>erada especialm<strong>en</strong>te por el continuocrecimi<strong>en</strong>to poblacional.Dado el panorama interdisciplinario expuesto, la relación Estado- Mercado - Medio Ambi<strong>en</strong>te - Consumo, solo puede ser <strong>en</strong>comiadapor la política. De no ll<strong>en</strong>ar esta actividad, los grupos económicos,los medios de comunicación y los intereses materiales<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral serán los que actú<strong>en</strong> como poderes fácticos de determinanteinflu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las decisiones.Int<strong>en</strong>tamos demostrar que la política es insustituible para laprofundización de la democracia, para la superación de las condicionesg<strong>en</strong>erales de vida.La crisis que se origina <strong>en</strong> la prioridad que se otorga <strong>en</strong> losniveles de análisis al criterio puram<strong>en</strong>te economicista, ti<strong>en</strong>e sucorrelato <strong>en</strong> el empobrecimi<strong>en</strong>to progresivo del patrimonio naturaly el debilitami<strong>en</strong>to de la capacidad de recuperación de losecosistemas. Esto, sin duda, ti<strong>en</strong>e directa relación con “los sistemasinstitucionales que regulan la propiedad, la distribución y el


IX - 50DERECHOS HUMANOSuso de los recursos”, <strong>en</strong> otras palabras, el consumo de los mismos.56Concomitantem<strong>en</strong>te, el proceso de profundización de la democraciay la construcción del concepto de “ciudadanía ambi<strong>en</strong>tal”(concomitante con el de “consumidor ciudadano”), están vinculadosa la incorporación pl<strong>en</strong>a de las personas al proceso de desarrollo.Supone “reivindicar los derechos de acceder y pert<strong>en</strong>ecer alsistema sociopolítico como el derecho a participar <strong>en</strong> lareelaboración del sistema, es decir, definir aquello <strong>en</strong> lo cual queremosser incluidos” 57 Esto hace a la democratización de la sociedada través del fortalecimi<strong>en</strong>to de las organizaciones sociales ycomunitarias.La educación es clave para lograr el crecimi<strong>en</strong>to económico, laformación de la capacidad institucional y un mejor grado de distribuciónde los ingresos. Es la base de la lucha de los pueblospobres para fortalecer sus posiciones, luchar por la democracia yt<strong>en</strong>er influ<strong>en</strong>cia sobre los procesos sociales y políticos. En otraspalabras, la educación juega un papel vital para romper el círculode la pobreza y aum<strong>en</strong>tar las oportunidades de los pobres <strong>en</strong> unmundo ‘globalizado’.En los países industrializados, la educación juega un papelfundam<strong>en</strong>tal para garantizar la formación de patrones de consumoque fom<strong>en</strong>t<strong>en</strong> el desarrollo sust<strong>en</strong>table. Esto incluye la integraciónde dim<strong>en</strong>siones de desarrollo sust<strong>en</strong>table <strong>en</strong> la educaciónformal <strong>en</strong> todos los niveles (desde las escuelas primarias hastalas universidades) y <strong>en</strong> la educación informal. De esta manera, laeducación funciona como un “ag<strong>en</strong>te para el cambio” <strong>en</strong> los paísesricos y pobres. 5856GUIMARAES, op. cit.57GARCÍA CANCLINI, Consumidores y Ciudadanos: ConflictosMulticulturales de la Globalización, Grijalbo, México D.F.58Boletín ECO (España) Mayo de 2002. Eco-Equity es una publicacióndel Grupo Danés 92, World Wide Fund for Nature, Gre<strong>en</strong>peaceInternational, Fri<strong>en</strong>ds of the Earth International, International InstituteFor Environm<strong>en</strong>t and Developm<strong>en</strong>t, Northern Alliance for Sustainability,Consumers International, Pelangi, Fundación Natura.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 51Derecho a la libre elecciónOtro de los derechos primarios según la clasificación de Stiglitz,ejercer la libertad de elección implica poder escoger <strong>en</strong>tre la variedady los distintos precios, <strong>en</strong> un marco de compet<strong>en</strong>cia leal yefectiva, corrigi<strong>en</strong>do las distorsiones del mercado. En otro aspecto,significa discernimi<strong>en</strong>to, conci<strong>en</strong>cia de derechos y obligaciones,cuyo motor es la educación.En la ley 24.240 tampoco exist<strong>en</strong> cont<strong>en</strong>idos expresos sobreesta temática, que se tratan <strong>en</strong> un leyes especiales, que complem<strong>en</strong>tanel espectro protectorio según el articulo 3º, que son lasLeyes de Def<strong>en</strong>sa de la Compet<strong>en</strong>cia y de Lealtad Comercial. Efectuaremosuna breve reseña de estos instrum<strong>en</strong>tos legales, que ala vez que resultan fuertes instrum<strong>en</strong>tos reguladores, constituy<strong>en</strong>un resguardo de la economía de mercado, al protegerlo contralas distorsiones monopólicas y propiciando el libre acceso almercado. Aunque vistas y hasta <strong>en</strong>señadas <strong>en</strong> la academia comoderechos atin<strong>en</strong>tes a practicas “interempresarias” o a la ejerciciode poder de policía del Estado, estas también proteg<strong>en</strong> a los consumidores“pues la falta de libre compet<strong>en</strong>cia coloca a estos <strong>en</strong>una situación de mayor inferioridad” 59La regulación del mercado es un mecanismo de carácter publico,que excede el ámbito exclusivam<strong>en</strong>te contractual o de los usosy costumbres comerciales, para ir a una visión estructural delmercado.Estos elem<strong>en</strong>tos legales también se conjugan con otros instrum<strong>en</strong>tosestatales de regulación, como los que ord<strong>en</strong>an el funcionami<strong>en</strong>tode la Bolsa de Comercio (Comisión Nacional de Valores) yel Código Aduanero, mediante el cual la política económico-arancelariapuede utilizarse para proteger la producción local de lacompet<strong>en</strong>cia extranjera, la cual ha t<strong>en</strong>ido distintos usos según laideología que la dirija, según los tiempos, según los hombres. Lalegislación sobre Marcas y Pat<strong>en</strong>tes también influye <strong>en</strong> nuestra59PIGRETTI, DOMINGO, “La nueva ley de def<strong>en</strong>sa de la compet<strong>en</strong>cia,” ED. 98-857, citado por FARINA, Contratos Comerciales Modernos, Astrea, 1994, p.257.


IX - 52DERECHOS HUMANOSproblemática del consumidor, pues procura evitar que “este incurra<strong>en</strong> errores y adquiera un producto no querido, por confusión <strong>en</strong>la marca.” 60La libertad de mercado es una garantía constitucional einstitucional, destinada a proteger finalidades de naturaleza publica,para satisfacer el bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral. El art. 42 CN protegetodas las formas de mercado y las asocia con la protección alconsumidor. La legislación del estado <strong>en</strong> esta materia es necesariapara regular que el mecanismo de toma de decisiones a travésde la oferta y la demanda no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre viciado. Para combatirel accionar de las conc<strong>en</strong>traciones de poder económico que deriv<strong>en</strong>del abuso y del privilegio, para garantizar el funcionami<strong>en</strong>toeficaz y transpar<strong>en</strong>te del mercado, a través de políticas activas.Esas políticas son:* el establecimi<strong>en</strong>to de mecanismos prev<strong>en</strong>tivos de la monopolización,control de fusiones de empresas o contratos de colaboraciónempresaria, estudiando su impacto económico, según el campo<strong>en</strong> que se muevan y <strong>en</strong> su contexto y casuística.* mecanismos represivos de practicas anticompetitivas (abusode posición dominante, acuerdos <strong>en</strong>tre competidores, etc.).* regulación de aspectos del mercado que produc<strong>en</strong> o pued<strong>en</strong>producir resultados disvaliosos al interés g<strong>en</strong>eral. Por ejemplo:supervisión o monitoreo de precios, cantidades o cualidades; informaciónal consumidor sobre bi<strong>en</strong>es y servicios, productos sustitutos,precios, etc.* establecimi<strong>en</strong>to de un régim<strong>en</strong> de garantías, mediante laconsideración de estos derechos como def<strong>en</strong>dibles mediante elamparo colectivo del articulo 43, no como def<strong>en</strong>sa individual sinocomo instrum<strong>en</strong>to de ord<strong>en</strong>ación económica y control del funcionami<strong>en</strong>toglobal de los mercados.El ámbito normativo esta compuesto por la Ley 25.156 de Def<strong>en</strong>sade la Compet<strong>en</strong>cia (sancionada <strong>en</strong> septiembre de 1999) y60FARINA, op. cit., p. 263.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 53<strong>en</strong> materia de Lealtad Comercial, aun se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra contempladopor la ley de facto (22.802). Regula la id<strong>en</strong>tificación de mercaderías,estableci<strong>en</strong>do la responsabilidad solidaria de los productores,fabricantes, <strong>en</strong>vasadores, fraccionadores e importadoresson responsables por la veracidad de las indicaciones de los rótulos,regulando <strong>en</strong> algunos aspectos la publicidad de productoso servicios.Derecho a la informaciónDebe cumplirse tanto <strong>en</strong> forma previa a <strong>en</strong>tablarse la relación deconsumo, como también concomitante a esta. En el primer ámbito,permite elecciones de consumo fundadas y racionales, (se relacionacon la libre elección, aplicándose la idea del “cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>toinformado”) y <strong>en</strong> el segundo, permite una utilización adecuada (noriesgosa) del producto o servicio contratado (se relaciona con elderecho a la salud y seguridad, y con la protección de los interesespatrimoniales).Se caracteriza a la información necesaria como aquella que esveraz (sin cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong>gañosos o falsos), detallada (discriminada<strong>en</strong> sus particularidades) y sufici<strong>en</strong>te (apta para los fines previstos).La ley regula, como se ha dicho, tanto aspectos informativosprevios a la relación de consumo (art. 4, artículos 7 y 8, articulo9), como propios de esta (art. 4, art. 6 párrafo segundo, art. 10,articulo 14 y articulo 21).La relación con el Derecho a la Salud y la Seguridad (art. 42CN primer párrafo y arts. 5 y 6 de la Ley 24.240), aparece reconoci<strong>en</strong>doesta necesidad legitima de los consumidores, de ser protegidosy avisados de los riesgos que para estos bi<strong>en</strong>es repres<strong>en</strong>tanlos bi<strong>en</strong>es o servicios contratados. Es a su vez, un deber delestado de garantizar la inocuidad de los productos <strong>en</strong> un uso normal,y el deber de los fabricantes y distribuidores de poner <strong>en</strong>conocimi<strong>en</strong>to del publico los peligros que puede importar un determinadouso de un producto.


IX - 54DERECHOS HUMANOSPara la clasificación de Stiglitz ya citada, ambos derechos compon<strong>en</strong>la categoría de derechos sustanciales, importando solucionesaportadas por el derecho de fondo.Derecho a la protección de los intereses económicos:Es también un derecho sustancial y quizá el aspecto con mas “vidriera”del derecho del consumidor, especie del derecho protectorioque defi<strong>en</strong>de la integridad patrimonial. Halla consagración expresa<strong>en</strong> el primer párrafo del articulo 42 del texto constitucional, y <strong>en</strong>numerosos artículos de la Ley 24.240, como los relativos a lossupuestos de incumplimi<strong>en</strong>to (art. 10), la garantía legal (arts. 11y sigui<strong>en</strong>tes), los relativos a la prestación de servicios (art. 19 ysigui<strong>en</strong>tes), la v<strong>en</strong>ta domiciliaria o por correspond<strong>en</strong>cia (art. 32 ysigui<strong>en</strong>tes), el régim<strong>en</strong> de abusividad de cláusulas (art. 37), loscontratos de adhesión (arts. 38 y 39) y el sistema de responsabilidadpor daños (art. 40).No solam<strong>en</strong>te apunta a un criterio de resarcimi<strong>en</strong>to, sino aasegurar la efici<strong>en</strong>cia y calidad de la inversión económica del consumidoral adquirir bi<strong>en</strong>es o servicios, vigilando también la formacióndel cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la contratación para el consumo, ysus consecu<strong>en</strong>cias de implem<strong>en</strong>tación, todo ello con los caracteresparticulares que lo difer<strong>en</strong>cian de los principios tradicionales de lalegislación civil y comercial, que ya fueran esbozados <strong>en</strong> este trabajo.Derecho a la calidad y efici<strong>en</strong>cia de los servicios públicosLas privatizaciones y la libertad de mercado no supon<strong>en</strong> la aus<strong>en</strong>ciadel Estado <strong>en</strong> materia regulatoria, de acuerdo al fin debi<strong>en</strong> común, que se presupone <strong>en</strong> la actividad estatal.El andamiaje legal de las privatizaciones esta dado por las leyesde Emerg<strong>en</strong>cia Administrativa (23.696), Emerg<strong>en</strong>cia Económica(23.697), de Convertibilidad (23.928), de Consolidación dedeudas del estado (23.982) y el Decreto de desregulación 2284/91.Este derecho, consagrado <strong>en</strong> el segundo párrafo del articulo 42de la Carta Magna, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra receptado <strong>en</strong> el Capitulo VI de la


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 55Ley. El régim<strong>en</strong> de la ley es de aplicación supletoria a los serviciospúblicos que no cu<strong>en</strong>t<strong>en</strong> con regulación especifica, lo cualtrae el problema de la discusión de normas aplicables para el casoque la regulación especifica sea de rango normativo inferior a ley(decreto, resolución, etc.).El estado debe regular tanto las condiciones técnicas de la prestación,estableci<strong>en</strong>do reglas g<strong>en</strong>erales e iguales para losprestadores, como aquellas que estimul<strong>en</strong>, impuls<strong>en</strong> y obligu<strong>en</strong> ala inversión y al desarrollo tecnológico, para una gestión efici<strong>en</strong>tede los recurso comunes, ya que la Administración no debe olvidarel carácter publico de estos servicios. A nivel de garantías, seimpone la protección de los intereses de los usuarios, mediante laimplem<strong>en</strong>tación de un sistema de consultas y reclamos, y lasrespectivas medidas de control de impacto ambi<strong>en</strong>tal. Son concomitantesa las potestades administrativas señaladas, la revisiónperiódica de tarifas, de estándares técnicos y operacionales, mediantela revisión de los planes estratégicos de las empresas y lapublicación de sus estados financieros.La protección de los consumidores <strong>en</strong> el rol de usuarios de serviciospúblicos, arraiga <strong>en</strong> los mismos principios protectorios, todavez que se necesita insustituiblem<strong>en</strong>te de la regulación para contrarrestarla disímil relación de fuerzas exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre el prestador(que maneja volúm<strong>en</strong>es de servicios, tecnologías, costos, precios,inversiones, marketing, etc.) y el consumidor/usuario (que ti<strong>en</strong>esolo la imperiosa necesidad de contar con el servicio y ap<strong>en</strong>aspuede decidir, <strong>en</strong> algunos casos, la frecu<strong>en</strong>cia de su utilización, laopción por sustitutos, o distintas formas de afrontar sus costos).Derecho a constituir asociaciones de consumidores:El movimi<strong>en</strong>to de consumidores se fortalece <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina consu reconocimi<strong>en</strong>to legislativo a través de la ley 24.240 de Def<strong>en</strong>sadel Consumidor y principalm<strong>en</strong>te con la reforma constitucionalde 1994 donde expresam<strong>en</strong>te se reconoce la necesaria participa-


IX - 56DERECHOS HUMANOSción de las asociaciones de consumidores <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tes reguladores.61Estas son grupos organizados que actúan con criterio indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te,apolítico y sin fines de lucro. Su actividad esta reconocidapor ley y la misma esta <strong>en</strong>caminada a educar, informar yori<strong>en</strong>tar, proteger y def<strong>en</strong>der los intereses del consumidor o usuario.Su función se resume <strong>en</strong> exigir que se cumplan las disposicioneslegales, normas y reglam<strong>en</strong>tos que proteg<strong>en</strong> al consumidor, ycolaborar <strong>en</strong> la formulación de propuestas técnicas, legislativas yde organización, tanto del servicio <strong>en</strong> sí mismo como de la actividadde control. Su consideración legal y constitucional implicanuna política de estado de fortalecimi<strong>en</strong>to de organizaciones y formasde democracia social, por cuanto estas pued<strong>en</strong> constituir unaalternativa de poder, <strong>en</strong> cuanto a los fines que les conciern<strong>en</strong>,como contrapeso al desamparo de la relación individual fr<strong>en</strong>te alpoderoso productor, a veces único proveedor del bi<strong>en</strong> que el consumidorforzosam<strong>en</strong>te debe adquirir para la satisfacción de sus necesidadesde todo tipo, desde las mas elem<strong>en</strong>tales, hasta lassuntuarias.Una organización de consumidores es una <strong>en</strong>tidad de fines sociales,democrática y autónoma, <strong>en</strong> torno a la def<strong>en</strong>sa y promociónde los derechos del consumidor. En razón de sus objetivos,las organizaciones deb<strong>en</strong> ser portavoces de los problemas cotidianosde la ciudadanía.Para abordar estas materias, una organización de consumidoresdebe ser una <strong>en</strong>tidad profesional y compet<strong>en</strong>te, t<strong>en</strong>er liderazgo,capacidad de propositiva, y asumir responsabilidades de repres<strong>en</strong>taciónde los consumidores ante <strong>en</strong>tidades reguladoras, empresas,instituciones y otros organismos, a fin de promover y protegerlos derechos de los consumidores. En esta función no han deactuar aisladam<strong>en</strong>te, si<strong>en</strong>do necesario que establezcan relacionescon otras <strong>en</strong>tidades sociales, gremiales, académicas, y otras61El autor agradece la colaboración para esta parte del trabajo de la Dra.ROMINA GISELA WUST.


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 57que les ampliar su horizonte de trabajo y establecer relaciones decooperación para el logro de objetivos comunes.GarantíasLas acciones que surg<strong>en</strong> de la leyEl artículo 52 de la ley 24.240 establece que el consumidor yusuario podrán iniciar acciones judiciales cuando sus interesesresultar<strong>en</strong> afectados o am<strong>en</strong>azados. Este puede ejercer las mismas<strong>en</strong> forma personal, como así también pued<strong>en</strong> hacerlo lasasociaciones de consumidores constituidas como personasjuridicas, la autoridad de aplicación nacional o local y al ministeriopublico. El ministerio publico cuando no interv<strong>en</strong>ga <strong>en</strong> el procesocomo parte, actuara obigatoriam<strong>en</strong>te como fiscal de la ley.Para estas acciones se aplican las normas del proceso de conocimi<strong>en</strong>tomas abreviado que rijan <strong>en</strong> la jurisdicción del tribunalordinario compet<strong>en</strong>te (art. 53).El amparo del artículo 43 de la Constitucón nacional– amparocolectivoEste articulo consagra el amparo como figura g<strong>en</strong>érica y <strong>en</strong> particularcon relación a los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>dola protección a aquellos supuestos <strong>en</strong> los que no solo existeun conflicto meram<strong>en</strong>te individual, sino que se hace pat<strong>en</strong>te ladim<strong>en</strong>sión o repercusión social de su afectación.El efecto principal de la consagración constitucional de la garantíadel amparo, a mas de este hecho <strong>en</strong> sí mismo, esta dadopor la ampliación de la legitimación y la consagración de la posibilidadde acciones colectivas. La norma se refiere a TODA PER-SONA (primer párrafo) y m<strong>en</strong>ciona también a los demás legitimados(el afectado, el def<strong>en</strong>sor del pueblo, y asociaciones queprop<strong>en</strong>dan a esos fines), protegi<strong>en</strong>do los derechos consagrados <strong>en</strong>la constitución, un tratado o una ley, concordando también con elart. 42, primer párrafo, que se refiere a “los consumidores y usuarios”<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido amplio.


IX - 58DERECHOS HUMANOSEn nuestra interpretación, el art. 43 debe verse <strong>en</strong> su totalidad,considerando que el segundo párrafo amplia o particulariza,el “toda persona” a que se refiere el primero. No cabe admitir queel amparo “<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral” del primer párrafo t<strong>en</strong>ga mas amplitud<strong>en</strong> la legitimación (toda persona) que <strong>en</strong> el caso de los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva (segundo párrafo). La ext<strong>en</strong>sión del amparono es difer<strong>en</strong>te (no ti<strong>en</strong>e mayor o m<strong>en</strong>or legitimación <strong>en</strong> el primeroque <strong>en</strong> el segundo párrafo, sino distinta -el segundo contemplasupuestos especiales-). 62La jurisprud<strong>en</strong>cia ha sido vacilante <strong>en</strong> cuanto a su posiciónrespecto al efecto asignado a las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias, resultando necesariauna reglam<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> tal s<strong>en</strong>tido.Procedimi<strong>en</strong>tos eficaces para la solución de conflictosEl derecho del consumidor, por su propia naturaleza y por mandatoconstitucional requiere mecanismos y procedimi<strong>en</strong>tos quecubran las situaciones que se produc<strong>en</strong> y que a veces no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>transolución <strong>en</strong> los sistemas tradicionales. Estos, a su vez ti<strong>en</strong><strong>en</strong>que cumplir con el requisito de eficacia, 63 que implica la posibilidadde obt<strong>en</strong>er una respuesta del sistema a sus reclamos <strong>en</strong> tiempo,modo y condiciones de acceso que no desanturalic<strong>en</strong> la protecciónde los derechos.El análisis de estos sistemas excede los propósitos de este trabajo,64 y remitimos <strong>en</strong> parte a lo expresado supra, al analizar los62Ver “La Legitimación del Afectado, el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo y las Asociaciones,”por MARÍA JEANNERET DE PÉREZ CORTEZ, <strong>en</strong> revista Abogados del CPACF,Nro. 26, julio de 2003, p. 20 y ss.63En algunos tipos de servicios, la eficacia <strong>en</strong> materia temporal resultadeterminante para la protección de los derechos, como es el caso de losservicios turísticos, donde el d<strong>en</strong>unciante permanece pocos días <strong>en</strong> el lugarde los hechos, y por <strong>en</strong>de <strong>en</strong> el ámbito geográfico donde debe reclamar.Algunos países han establecido tribunales arbitrales para cuestiones turísticas,con procedimi<strong>en</strong>tos s<strong>en</strong>cillos y rápidos (B<strong>en</strong>idorm, España).64La propia Ley 24.240 crea las bases para el establecimi<strong>en</strong>to de losTribunales Arbitrales de Consumo, y las autoridades locales de aplicaciónde la ley han dictado normas de procedimi<strong>en</strong>to administrativo t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes alograr una conciliación. Sin embargo, cabe destacar que de no lograrse elacuerdo de voluntades, el tramite termina para el consumidor, al que solo


LOS DERECHOS DEL CONSUMIDOR COMO DERECHOS HUMANOSIX - 59caracteres jurídicos del derecho del consumidor. Sin justicia dem<strong>en</strong>or cuantía, de sometimi<strong>en</strong>to obligatorio, muchos casos deatropellos quedaran impunes, ya que no obt<strong>en</strong>drán respuesta <strong>en</strong>los sistemas administrativos conciliatorios ni <strong>en</strong> el arbitraje (cuyacaracterística es la voluntariedad) y no llegaran a los tribunalespor cuanto el afectado muchas veces carece de recursos para losmínimos gastos de la mediación prejudicial obligatoria, costo delpatrocinio letrado, tasa de justicia, etc. 65Marcos regulatorios de servicios públicos y participaciónnecesaria de los consumidoresEn el marco de las privatizaciones, puede delegarse la prestaciónde un servicio pero no la obligación de asegurar la debida prestaciónde las actividades y los derechos de los usuarios.El régim<strong>en</strong> regulador debe ser exorbitante (de derecho administrativo)y los <strong>en</strong>tes reguladores han de ser especializados, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tesde los poderes políticos. Los <strong>en</strong>tes reguladores ti<strong>en</strong><strong>en</strong>raigambre constitucional desde que su objeto es asegurar losderechos del consumidor que la pose<strong>en</strong>, <strong>en</strong> una misión especificade control directam<strong>en</strong>te asignada por la constitución, de lo que secolige la necesidad de su pl<strong>en</strong>a y necesaria autonomía.La determinación del constituy<strong>en</strong>te de la modalidad de la participaciónde los usuarios <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tes, calificándola de “necesaria,”abre la polémica <strong>en</strong> cuanto al cont<strong>en</strong>ido especifico de talcalificación, que por ahora se reduce a algunos <strong>en</strong>tes determinadosy a titulo consultivo, si<strong>en</strong>do excepcional el reconocimi<strong>en</strong>to dela interv<strong>en</strong>ción de los usuarios con algún nivel de decisión.Uno de esos casos es el del el Ente Regulador de Servicios Públicosde la Ciudad Autónoma de Bu<strong>en</strong>os Aires, que regula exclulequeda acceder a la justicia, sin perjuicio de la sanción administrativa queal d<strong>en</strong>unciado pueda serle aplicada.65En este s<strong>en</strong>tido, la Ley de la Provincia de Bu<strong>en</strong>os Aires 13.133 dereci<strong>en</strong>te sanción (27-11-03), llamada “Código de Implem<strong>en</strong>tación de los<strong>Derechos</strong> de Consumidores y Usuarios” establece la gratuidad de los procedimi<strong>en</strong>tos,que <strong>en</strong> el ámbito nacional mereció veto presid<strong>en</strong>cial <strong>en</strong> oportunidadde la sanción de la Ley 24.240, aludi<strong>en</strong>do un presunto temor a “avalanchade juicios.”


IX - 60DERECHOS HUMANOSsivam<strong>en</strong>te los que se prestan solo <strong>en</strong> su jurisdicción (limpieza,saneami<strong>en</strong>to ambi<strong>en</strong>tal, transporte, aceras, red vial, higi<strong>en</strong>e urbana,señalización y alumbrado publico, mobiliario urbano, cem<strong>en</strong>terios,etc.) y concurr<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te los que la exced<strong>en</strong> (arts. 46,138 y 139 de la Constitución de la Ciudad, y Ley es el que consagrala protección a consumidores y usuarios y los art. 138 y 139dispon<strong>en</strong> la creación del Ente Unico.


Capítulo XDERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNMARCELO FERREIRA1. ObjetoLa palabra “expresión” designa el acto de manifestar con palabras,gestos o actitudes algo que uno quiere dar a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der. Podemosexpresarnos de infinitas maneras: hablando, escribi<strong>en</strong>do, saludandocon la mano, blandi<strong>en</strong>do el puño, etc. Incluso nuestros hábitospersonales y nuestra forma de vestir <strong>en</strong>trañan alguna forma deexpresión: la ropa puede repres<strong>en</strong>tar sobriedad, respeto, alegría,desprecio, desparpajo, etc.La “libertad de expresión” alude a la tutela jurídica de las formasde expresión, pero no de todas las formas posibles de expresión.El repertorio de las conductas tuteladas responde a un esquemateórico que permite prima facie determinar un criterio dedecisión del sistema: cuáles conductas son protegidas y cuálesson excluídas.En primer término, decimos que se requiere de algui<strong>en</strong> quemanifieste algo. Pero ese algo debe estar dirigido a otros: un grito<strong>en</strong> el desierto no requiere de amparo o protección jurídica. Setrata, <strong>en</strong>tonces, de una relación <strong>en</strong>tre sujetos. Como modelo deanálisis, partimos de la base de que esa relación requiere de cuatroelem<strong>en</strong>tos básicos: a) emisor, b) receptor, c) m<strong>en</strong>saje, d) mediopor el cual se transmite el m<strong>en</strong>saje. La significación jurídica


X - 2DERECHOS HUMANOSde estos cuatro elem<strong>en</strong>tos ha variado considerablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> elcurso de la historia. Como norma g<strong>en</strong>eral, las expresiones hansido prohibidas por considerarse inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te aquello que seexpresa (cont<strong>en</strong>ido del m<strong>en</strong>saje), pero también hubo restricciones<strong>en</strong> función de quién las expresa (sujeto emisor) o a quién estándirigidas (sujeto receptor) y de cómo se las expresa (medios ymodos).En segundo término, decimos que ese algo que se transmite nodebe causar daño a terceros. Pero aquí nos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tamos a unproblema: justam<strong>en</strong>te las expresiones que requier<strong>en</strong> de protecciónson las que afectan, molestan o de algún modo incid<strong>en</strong> sobreterceros, las expresiones inocuas o superfluas no necesitan detutela alguna.Como resultado de la evolución histórica señalada, la llamadalibertad de expresión abarca <strong>en</strong> la actualidad un amplio repertoriode derechos. Del histórico derecho de impr<strong>en</strong>ta de nuestraConstitución Nacional se ha evolucionado a las fórmulas de losmodernos instrum<strong>en</strong>tos internacionales de derechos <strong>humanos</strong>,que defin<strong>en</strong> sus contornos <strong>en</strong> términos inimaginables para loshombres del año 1853. Así, el contraste <strong>en</strong>tre el derecho a publicarlas ideas por la pr<strong>en</strong>sa sin c<strong>en</strong>sura previa (art. 14 CN) y lalibertad de buscar, recibir y difundir información e ideas de todaíndole, sin consideración de fronteras, ya sea oralm<strong>en</strong>te, porescrito, <strong>en</strong> forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimi<strong>en</strong>tode su elección (art. 13 CADH), refleja el tránsito <strong>en</strong>tredistintos grados de civilización, y se proyecta sobre los alcancesde la libertad <strong>en</strong> cuestión.El primitivo derecho de impr<strong>en</strong>ta se despliega <strong>en</strong> la actualidad<strong>en</strong> los derechos de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, de opinión, de pr<strong>en</strong>sa, de investigacióny de información —como especies del género libertad deexpresión—, y se relaciona con las libertades de culto, cátedra,ci<strong>en</strong>cia, comercio, tribuna, reunión y asociación. El género complejoexpresión compr<strong>en</strong>de todos los objetos de la comunicaciónhumana: noticia, opinión, cre<strong>en</strong>cia, ci<strong>en</strong>cia, religión, arte, etc.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 3Analizaremos a continuación los sujetos, modos, medios y cont<strong>en</strong>idosdel género complejo expresión, dejando para último términoel estudio de las limitaciones a su ejercicio.2. Sujetos¿Quiénes ejerc<strong>en</strong> la libertad de expresión? En principio “Todoindividuo” o “Toda persona”. 1 Estas fórmulas reflejan el climaliberal e individualista de las Declaraciones de <strong>Derechos</strong> históricas 2y requier<strong>en</strong> de precisiones a la luz de la compr<strong>en</strong>sión actual delconcepto.Así, <strong>en</strong> principio, sost<strong>en</strong>emos que operan únicam<strong>en</strong>te comopauta antidiscriminatoria —<strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de no excluir indebidam<strong>en</strong>tea nadie—, ya que es difícil imaginar derechos cuya únicacondición de aplicación sea la sola pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a la especie humana.A poco que se analice la cuestión surg<strong>en</strong> condiciones negativasde aplicación, como las propias de edad, condición social, intelig<strong>en</strong>cia,etc., 3 como asimismo condiciones jurídicam<strong>en</strong>teinstitucionalizadas de fortalecimi<strong>en</strong>to o at<strong>en</strong>uación de la posibilidaddel ejercicio del derecho <strong>en</strong> cuestión: inmunidad de expresiónde los legisladores, deber de secreto de los funcionarios públicos(art. 157 Cód.P<strong>en</strong>al), y respeto debido al superior jerárquico delos empleados administrativos y militares. 4 Pero por otra parte2.1Art. 19 Declaración Universal de <strong>Derechos</strong> Humanos, art. 19.1; PactoInternacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos, art. 13; Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos y art. 10 de la Conv<strong>en</strong>ción Europea para laprotección de los <strong>Derechos</strong> Humanos y de las Libertades Fundam<strong>en</strong>tales.2.2En este s<strong>en</strong>tido JOHN STUART MILL escribe: “si todos los hombres, m<strong>en</strong>osuno, fueran de la misma opinión, la humanidad no t<strong>en</strong>dría más justificaciónpara hacerlo callar que la que t<strong>en</strong>dría ese hombre si tuviera la fuerzanecesaria para obligar a callar a toda la humanidad” (Sobre la libertad,Madrid, Ediciones Orbis S. A., 1980, p. 75). El mismo tipo de discurso se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la Aeropagítica de MILTON.2.3FISS, OWEN, Libertad de Expresión y Estructura Social, Biblioteca deEtica, Filosofía del Derecho y Política, Distribuciones Fontamara S. A., MéxicoD. F., 1997, p. 27.2.4MILLER, JONATHAN, GELLI, MARIA ANGÉLICA y CAYUSO, SUSANA, Constitucióny <strong>Derechos</strong> Humanos, Editorial Astrea, t. 2, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1991, p. 927,análisis del caso Kusnir c. Universidad de Bu<strong>en</strong>os Aires, CSJN, Fallos,275:60.


X - 4DERECHOS HUMANOSt<strong>en</strong>emos que la configuración actual del concepto ha ampliado almáximo el número de b<strong>en</strong>eficiarios posibles. En efecto, <strong>en</strong> la épocade la Constitución de 1853 la posibilidad de publicar <strong>en</strong> lapr<strong>en</strong>sa abarcaba a muy pocas personas —los cuadros ilustradosde la sociedad— y se agotaba <strong>en</strong> su ejercicio con el hecho de lapublicación: se trataba —<strong>en</strong> rigor— de libertad de pluma paraqui<strong>en</strong>es sabían usarla. En la actualidad, <strong>en</strong> cambio, la libertadde expresión atañe no sólo al que publica sino también al querecibe lo publicado, y también al que investiga o busca información<strong>en</strong> internet, a los escritores, artistas y músicos, y —a estaral derecho judicial norteamericano— a qui<strong>en</strong> quema banderas ocertificados de reclutami<strong>en</strong>to, exhibe brazaletes negros, saluda odeja de saludar a símbolos de cualquier ideología, predica la viol<strong>en</strong>ciay para algunos hasta a qui<strong>en</strong> pret<strong>en</strong>de bailar desprovistode ropas. 5En el siglo pasado, la libertad de expresión se agotaba <strong>en</strong> elderecho del sujeto emisor; la gran innovación moderna es la incorporacióndel sujeto receptor y del sujeto difusor o transmisor.En este s<strong>en</strong>tido, la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanossostuvo que “Cuando se restringe ilegalm<strong>en</strong>te la libertad de expresiónde un individuo, no sólo es el derecho de ese individuo elque está si<strong>en</strong>do violado, sino también el derecho de todos a “recibir”información e ideas...Para el ciudadano común ti<strong>en</strong>e tantaimportancia el conocimi<strong>en</strong>to de la opinión aj<strong>en</strong>a o de la informaciónde que dispon<strong>en</strong> otros como el derecho a difundir la propia”(Opinión Consultiva 5/85, sumarios 30 y 32). Asimismo, la CorteSuprema Arg<strong>en</strong>tina determinó que “El des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to de laeconomía de la pr<strong>en</strong>sa y la aparición de las nuevas técnicas dedifusión de información —cine,radio,televisión— obligan a unreexam<strong>en</strong> de la concepción tradicional del ejercicio autónomo delderecho individual de emitir y expresar el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to. De estemodo, se hace necesario distinguir <strong>en</strong>tre el ejercicio del derecho2.5Texas v. Johnson (ED, 143:306), Junta de Educación de VirginiaOccid<strong>en</strong>tal v. Barnette (1943), Brand<strong>en</strong>burg v. Ohio (395 US 444, 1969),Noto v.United States (367 US 290, 1961), Terminiello v. Chicago y Barnesv. Gl<strong>en</strong> Theatre (ED, 148:594).


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 5de la industria y comercio de la pr<strong>en</strong>sa, cine, radio y televisión; elderecho individual de información mediante la emisión y expresióndel p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to a través de la palabra impresa, el sonido yla imag<strong>en</strong>; y el derecho social a la información. Es decir, el derechoempresario, el derecho individual y el derecho social, que se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran interrelacionados y operan <strong>en</strong> función de la estructurade poder abierto que caracteriza a la sociedad arg<strong>en</strong>tina”. 6 Porlo demás, ya no se trata solam<strong>en</strong>te del ejercicio del derecho porparte de personas individuales, sino también de personas colectivas.73. Modos y medios¿Cómo ejercemos la libertad de expresión?MANUEL BELGRANO sost<strong>en</strong>ía el 11 de agosto de 1810 que “Lalibertad de pr<strong>en</strong>sa no es otra cosa que aquella facultad de escribiry publicar lo que cada ciudadano pi<strong>en</strong>sa y puede decir con la l<strong>en</strong>gua...”1 Para la Constitución de 1853 se trata solo de publicar.Las modernas normas internacionales de derechos <strong>humanos</strong> dic<strong>en</strong>que el modo de ejercer la libertad de expresión es “investigary recibir informaciones y opiniones, y ... difundirlas” (art. 19Declaración Universal); “buscar, recibir y difundir” informacionese ideas (arts. 19.1 del Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civilesy Políticos, art. 13.1 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong>Humanos); “recibir o... comunicar informaciones e ideas sinque pueda haber inger<strong>en</strong>cia de autoridades públicas” (art. 10 dela Conv<strong>en</strong>ción Europea para la protección de los derechos <strong>humanos</strong>y de las libertades fundam<strong>en</strong>tales).2.6Poncetti de Balbín c. Editorial Atlántida SA; CSJN, Fallos, 306:1892;LL,1985-B, 120; ED, 112:242; JA, 1985-I, 513.2.7OWEN FISS sosti<strong>en</strong>e que este derecho ya no puede ser confinado a losindividuos, abarcando asimismo a las organizaciones, ya que “el punto devista de una organización no es reducible a las opiniones de algún individuoparticular, sino que es el producto de una compleja interacción <strong>en</strong>trepersonalidades individuales, estructuras organizativas internas, el medioambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el cual opera la organización, etc” (op. cit., p.25).3.1Correo de Comercio de Bu<strong>en</strong>os Aires, nro 24; citado por FAYT, CARLOS,La omnipot<strong>en</strong>cia de la pr<strong>en</strong>sa, ed. LL, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1994, p.138.


X - 6DERECHOS HUMANOS¿A través de qué medio ejercemos la libertad de expresión?. LaConstitución de 1853 dice “por la pr<strong>en</strong>sa”; la Declaración Universalde <strong>Derechos</strong> Humanos “por cualquier medio de expresión”; laConv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos y el Pacto Internacionalde <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos dic<strong>en</strong> “oralm<strong>en</strong>te, porescrito, o <strong>en</strong> forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimi<strong>en</strong>tode su elección”; la constitución de la UNESCO establecela finalidad de facilitar la libre circulación de ideas, por medio dela palabra y de la imag<strong>en</strong>.El contraste revela el tránsito de la civilización del papel y elhombre tipográfico a la civilización de la imag<strong>en</strong> y el hombrecibernético. 2 La expresión ya no se ejerce solam<strong>en</strong>te a través deldiario sino también de la televisión por coaxil o inalámbrica, proyecciónde imág<strong>en</strong>es por medio de películas o casete; transmisiónsatelital y espacial, ant<strong>en</strong>as parabólicas y decodificadores, internet,e incluso a las repres<strong>en</strong>taciones por medio de afiches murales odivulgaciones orales <strong>en</strong> plaza pública. Es decir que se incluye nosólo a la palabra —hablada, escrita o impresa—, sino también ala imag<strong>en</strong> y el sonido, e incluso a otras acciones o actitudes indeterminadas,dada la amplitud de la fórmula “o por cualquier otroprocedimi<strong>en</strong>to de su elección”. 3 La relevancia de los medios es tanvasta que se ha llegado a sost<strong>en</strong>er que son éstos los que determi-3.2Ver FAYT, ob.cit. pág.48 y sus refer<strong>en</strong>cias a la obra de MARSHALL MACLUHAN, La Aldea Global.3.3Es importante al respecto la libertad de expresión artística. La CIDHdestacó que “cuando se vulnera este principio no sólo se afecta el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>toy la actividad política de los pueblos; también sufre el desarrollocultural, se restringe la libertad artística y expresiones culturales tan importantescomo el teatro, las producciones literarias que muestran laidiosincracia de los países con sus virtudes y defectos, no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran unmedio favorable para laborar con libertad y así progresar. La c<strong>en</strong>sura previaa la pr<strong>en</strong>sa, a los libros, a las producciones artísticas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y el veto<strong>en</strong> ocasiones a escritores y artistas son manifestaciones más propias desociedades totalitarias que deb<strong>en</strong> ser desterradas de nuestro hemisferio”(Informe anual 1982-83, pág. 22). Y <strong>en</strong> el Informe Cuba (1984) la Comisióncond<strong>en</strong>ó “una ac<strong>en</strong>tuada intolerancia <strong>en</strong> relación a las manifestacionesartísticas que pudieran poner <strong>en</strong> cuestión, ya sea las bondades del sistemapolítico o los aciertos del grupo dirig<strong>en</strong>te”, que derivó <strong>en</strong> la desaparición de“todo rasgo de crítica al gobierno o al sistema”.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 7nan el cont<strong>en</strong>ido del m<strong>en</strong>saje, 4 condicionando la opinión públicamerced al monopolio de la información. 5La Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos establecióimportantes principios con relación a los medios <strong>en</strong> su OpiniónConsultiva 5/85: a) la expresión y difusión del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to sonindivisibles, b) pluralidad de medios y restricción de monopolios,c) principio de no discriminación <strong>en</strong> cuanto al acceso a los medios.A saber:a) “Sum 31. En su dim<strong>en</strong>sión individual, la libertad de expresiónno se agota <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to teórico del derecho a hablaro escribir, sino que compr<strong>en</strong>de, además, inseparablem<strong>en</strong>te, elderecho a utilizar cualquier medio apropiado para difundir el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>toy hacerlo llegar al mayor número de destinatarios.Cuando la Conv<strong>en</strong>ción proclama que la libertad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to yexpresión compr<strong>en</strong>de el derecho de difundir información e ideas“por cualquier procedimi<strong>en</strong>to”, está subrayando que la expresióny la difusión del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y la información son indivisibles,de modo que una restricción de las posibilidades de divulgación3.4FAYT, op. cit., y su refer<strong>en</strong>cia a MARSHALL MC LUHAN, El medio es elm<strong>en</strong>saje.3.5Miami Herald v. Tornillo: “la pr<strong>en</strong>sa de hoy es <strong>en</strong> verdad muy difer<strong>en</strong>tede aquella que existió <strong>en</strong> los primeros años de nuestra exist<strong>en</strong>cianacional”... ”los periódicos se han transformado <strong>en</strong> grandes empresas y sonahora muchos m<strong>en</strong>os para servir a una mucho mas grande poblaciónalfabeta”;”..el resultado de estos grandes cambios ha sido el colocar <strong>en</strong>pocas manos el poder de informar a la población americana y de formar laopinión pública. Muchas de las opiniones vertidas <strong>en</strong> editoriales y com<strong>en</strong>tariosque se imprim<strong>en</strong>, provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de estas redes nacionales de informacióny como resultado <strong>en</strong> temas nacionales y mundiales ti<strong>en</strong>de a haber unahomog<strong>en</strong>eidad de estas opiniones. Los abusos de estos reportajes manipulados,se dice que son el resultado de la gran acumulación de poder irrevisablede estos modernos imperios de comunicación...el público ha perdido la capacidadde contribuir de manera significativa <strong>en</strong> el debate de los distintostemas, el monopolio de los medios de comunicación permite poco o casiningún análisis crítico”; “la solución para los disid<strong>en</strong>tes era antes t<strong>en</strong>erperiódicos adicionales, pero <strong>en</strong> la actualidad el ingreso al mercado de ideasde que se sirve la pr<strong>en</strong>sa es casi imposible”; ”el fin de la Primera Enmi<strong>en</strong>dade que el público sea informado, está hoy <strong>en</strong> peligro porque ese mercado deideas es ahora un monopolio controlado por los dueños del mercado”. (MiamiHerald Publishing Co., Division of Knight Newspapers Inc. v. Tornillo,418 US. 241:1974, citado por FAYT, op. cit., p. 184).


X - 8DERECHOS HUMANOSrepres<strong>en</strong>ta directam<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> la misma medida, un límite alderecho de expresarse librem<strong>en</strong>te”.“36. ...como la expresión y la difusión del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to sonindivisibles, debe destacarse que las restricciones a los medios dedifusión lo son también a la libertad de expresión”.b) “34. Por ello es indisp<strong>en</strong>sable la pluralidad de medios, laprohibición de todo monopolio respecto de ellos, cualquiera sea laforma que se pret<strong>en</strong>da adoptar”.56. En los términos amplios de la Conv<strong>en</strong>ción, la libertad deexpresión se puede ver también afectada sin la interv<strong>en</strong>ción directade la acción estatal. Tal supuesto podría llegar a configurarsecuando por efecto de la exist<strong>en</strong>cia de monopolios u oligopolios<strong>en</strong> la propiedad de los medios de comunicación, se establec<strong>en</strong> <strong>en</strong>la práctica “medios <strong>en</strong>caminados a impedir la comunicación y lacirculación de ideas y opiniones”.c) Así, si <strong>en</strong> principio la libertad de expresión requiere que losmedios de comuniación social estén virtualm<strong>en</strong>te abiertos a todossin discriminación o, más exactam<strong>en</strong>te, que no haya individuos ogrupos que, a priori, estén excluidos del acceso a tales medios,exige igualm<strong>en</strong>te ciertas condiciones con respecto a estos, demanera que, <strong>en</strong> la práctica, sean verdaderos instrum<strong>en</strong>tos de esalibertad y no vehículos para restringirla. Son los medios de comunicaciónsocial los que sirv<strong>en</strong> para materializar el ejercicio dela libertad de expresión, de modo que sus condiciones de funcionami<strong>en</strong>todeb<strong>en</strong> adecuarse a los requerimi<strong>en</strong>tos de esa libertad”.4. Cont<strong>en</strong>idos¿Qué podemos expresar? La Constitución de 1853 se refiere a“ideas”, concepto que <strong>en</strong> los docum<strong>en</strong>tos internacionales se hizoext<strong>en</strong>sivo a “informaciones e ideas de toda índole”.El acotami<strong>en</strong>to del cont<strong>en</strong>ido posible de la expresión a “ideas”dio lugar a tres tipos de restricciones históricas: a) la que restringeel discurso a la expresión de ideas “políticas”, b) la que excluyeel discurso desprovisto de ideas y c) la que excluye determinadotipo de ideas.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 9El primer punto de vista fue sost<strong>en</strong>ido durante mucho tiempo,al punto que FAYT afirma que el derecho de publicar las ideas porla pr<strong>en</strong>sa sin c<strong>en</strong>sura previa era la especie política del derecho deexpresión. 1 Esto se justifica <strong>en</strong> que justam<strong>en</strong>te el discurso político(junto con el religioso) fue objeto de la primera restricción histórica<strong>en</strong> función del cont<strong>en</strong>ido. URQUIZA, <strong>en</strong> su proclama del 17 demarzo de 1852, decía “...La sangre arg<strong>en</strong>tina, que por más deveinte años ha humedecido nuestros campos y salpicado nuestrosbosques, se debe primero a la desmoralización nacida y fom<strong>en</strong>tada<strong>en</strong> esos libelos infames que inc<strong>en</strong>diaron los pueblos,insurreccionaron las masas, extraviaron las ideas, y elevarontriunfantes el libertinaje hasta los confines de la República”. 2La Comisión de <strong>Derechos</strong> Humanos del Consejo Económico ySocial, <strong>en</strong> su 41 o período de sesiones, destacó que el derecho deexpresión no puede ser solam<strong>en</strong>te una cuestión de derecho o depolítica.El segundo tipo de restricción <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra eco aún <strong>en</strong> la actualidad.Así, la Corte Suprema Arg<strong>en</strong>tina afirmó que “no todo lo quese difunde por la pr<strong>en</strong>sa escrita o se emite <strong>en</strong> programas radialeso televisivos o por cualquier otro medio goza del amparo otorgadopor la prohibición de la c<strong>en</strong>sura previa, sino aquéllo que por sucont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>cuadra <strong>en</strong> la noción de información o difusión deideas”. 3El tipo de restricción que designamos <strong>en</strong> c) requiere un análisisparticularizado de los distintos aspectos (política, viol<strong>en</strong>cia,4.1FAYT, op. cit. p. 94.4.2FAYT, op. cit. p. 100.4.3Voto de los Dres. CAVAGNA MARTINEZ, MOLINÉ O´CONNOR y NAZARENO in reServini de Cubría (Fallos, 315:1943, año 1992, ED, 149:245). Una distinciónparalela a la descripta <strong>en</strong>tre ideas y no ideas es la formulada por laCorte Suprema Norteamericana <strong>en</strong>tre “discurso” y “conducta” (speech yconduct): el primero ti<strong>en</strong>e impacto comunicativo y no puede ser reguladofuera de excepciones específicas; la segunda no ti<strong>en</strong>e impacto comunicativoy puede ser regulada <strong>en</strong> tanto no se reduzca indebidam<strong>en</strong>te el flujo deinformaciones e ideas. Con sujección a este criterio el Tribunal convalidó elpoder estadual de prohibir el baile totalm<strong>en</strong>te desnudo para proteger elord<strong>en</strong> y la moralidad y consideró, <strong>en</strong> cambio, que el acto de quemar banderases una conducta expresiva que debe ser protegida.


X - 10DERECHOS HUMANOSmoralidad, seguridad nacional, etc), que será efectuado <strong>en</strong> el puntorelativo a limitaciones <strong>en</strong> función del cont<strong>en</strong>ido. El principio g<strong>en</strong>eralfue establecido por la Corte Europea <strong>en</strong> el caso Ling<strong>en</strong>s 4(<strong>en</strong>tre múltiples anteced<strong>en</strong>tes): la libertad de expresión es aplicabl<strong>en</strong>o sólo a la información o a las ideas que son favorablem<strong>en</strong>terecibidas o consideradas como inof<strong>en</strong>sivas o como una cuestiónindifer<strong>en</strong>te, sino también a aquellas que conmocionan o molestan.Cuestión importante es la relativa a la “verdad” del cont<strong>en</strong>idodel m<strong>en</strong>saje. En éste s<strong>en</strong>tido, se ha argum<strong>en</strong>tado sobre un supuesto“derecho a la verdad”, y numerosos docum<strong>en</strong>tos internacionalesrecalcan el compromiso de los medios con la verdad. 5VITTORIO MAHIEU, por ejemplo, dice que “cuando un grupo lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tepoderoso logra <strong>en</strong>gañar al público mediante la difusiónsistemática de m<strong>en</strong>tiras, lo que se viola es precisam<strong>en</strong>te underecho humano, el derecho a la verdad”. 6 Sin embargo, éstosasertos son controvertibles: no siempre hay verdad que verificar,y cuando la hay ésta no es siempre fácilm<strong>en</strong>te verificable.En su acepción mas difundida, el término verdad designa unarelación de correspond<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre una proposición y el estado decosas que ella describe. 7 Los valores Verdad y Falsedad, <strong>en</strong>ton-4.4MILLER, JONATHAN y otros, op. cit., p. 1045. En el mismo s<strong>en</strong>tido, la CorteSuprema Norteamericana sostuvo que las libertades “garantizadas por laprimera <strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da deb<strong>en</strong> ser acordadas a las ideas que odiamos: de lo contrario,tarde o temprano, serán d<strong>en</strong>egadas a las ideas que amamos (citadopor BIANCHI, ENRIQUE TOMÁS; GULLCO, HERNÁN VÍCTOR, El Derecho a la LibreExpresión, Librería Editora Plat<strong>en</strong>se S.R.L., 1997, p. 16).4.5Por ejemplo, Resoluciones 59 y 127 de la Asamblea G<strong>en</strong>eral, Conv<strong>en</strong>ciónsobre la Libertad de Información (adoptada <strong>en</strong> 1948 por la Comisión de<strong>Derechos</strong> del Hombre de la ONU; art.2); Código de Honor de Periodistas dela ONU (admitido por la Comisión de la Asamblea G<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> 1952; art.2),Declaración Hemisférica sobre Libertad de Expresión (Chapultepec, 1944;art.9); Código de Ética del Círculo de Antioquía de 1970 (art.3), Carta delPeriodista de Francia de 1965).4.6A. DIEMER y otros, Los Fundam<strong>en</strong>tos Filosóficos de los <strong>Derechos</strong> Humanos,Serbal/Unesco, 1985, p. 37.4.7GUIBOURG, RICARDO A., Introducción al Conocimi<strong>en</strong>to Ci<strong>en</strong>tífico, E.Eudeba, año 1997, pág. 88. Comparar GORDILLO, AGUSTÍN, Tratado de derechoadministrativo, t. 1, 8° ed., 2003, cap. I.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 11ces, son predicables respecto de hechos o situaciones con cont<strong>en</strong>idofactual, y no se aplican a las opiniones o valoraciones desprovistasde sustrato fáctico: el com<strong>en</strong>tario es sometido a la pruebade la equidad, la imparcialidad, la lealtad, la justicia..pero no dela verdad. 8Por otra parte, surge la pregunta: ¿quién determina lo verdaderoy lo falso? La admisión indiscriminada de un derecho a laverdad obligaría al Estado a fabricar y poner ésta a disposicióndel público. Los p<strong>en</strong>alistas niegan la exist<strong>en</strong>cia de este derecho,que alguna vez había sido admitido. 9 No hay delito de noticiafalsa ni delito de opinión: cuando se disi<strong>en</strong>te del dogma oficial, ode la verdad oficial. La noticia falsa solo puede ser el instrum<strong>en</strong>todel delito, si es vehículo de calumnia o injuria (arts.109 y ss.,Cód.P<strong>en</strong>al) o de fraudes al comercio y a la industria (art. 300, inc.1°, Cód. P<strong>en</strong>al).La libertad es para toda noticia, no sólo para las exactas eimparciales. La inexactitud ti<strong>en</strong>e cabida <strong>en</strong> el proceso de la informacióncomo el error <strong>en</strong> la dialéctica, y son precisam<strong>en</strong>te la diversidady la dialéctica los medios para discriminar lo verdaderode lo falso, lo que solo puede surgir del libre intercambio de ideas. 104.8BALLESTER, ELIEL C., Teoría y Cuestiones de la Libertad de Información,Abeledo-Perrot, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1959, p. 95. Asimismo, la DeclaraciónHemisférica sobre la Libertad de Expresión (Chapultepec, 1994), puntualizódiversas reglas de credibilidad, tales como la difer<strong>en</strong>ciación <strong>en</strong>tre m<strong>en</strong>sajesperiodísticos y comerciales (remedios contra la calvicie o la impot<strong>en</strong>cia),reglas que deb<strong>en</strong> ser autoimpuestas, estando el premio o castigo a cargo dela opinión pública.4.9SEBASTIÁN SOLER, Derecho P<strong>en</strong>al Arg<strong>en</strong>tino, LL, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1945, V-306.4.10JOHN STUART MILL argum<strong>en</strong>ta “si se obliga a cualquier opinión alsil<strong>en</strong>cio, dicha opinión podría ser, por lo que sabemos, verdadera. Negarésto es suponer nuestra propia infalibilidad. En segundo lugar, aun cuandola opinión sil<strong>en</strong>ciada esté equivocada, es posible —y ello ocurre a m<strong>en</strong>udo—que ella cont<strong>en</strong>ga una porción de verdad; y desde que la opinión dominantesobre cualquier tema raram<strong>en</strong>te o nunca ti<strong>en</strong>e toda la razón, es sólo através del choque de opiniones contrarias que existe la posibilidad de quepueda aportarse el resto de la verdad”. En el mismo s<strong>en</strong>tido, el Juez HOLMESsostuvo <strong>en</strong> el caso Abrams v. United States que “el fin último deseado esmejor alcanzado por el libre intercambio de ideas, que el mejor test de laverdad es el poder que ti<strong>en</strong>e el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de terminar si<strong>en</strong>do aceptado


X - 12DERECHOS HUMANOSPor último, es principio admitido que toda transmisión dem<strong>en</strong>saje de un sujeto a otro implica necesariam<strong>en</strong>te una variacióndel cont<strong>en</strong>ido del m<strong>en</strong>saje. CARL JUNG <strong>en</strong>seña que cada palabrasignifica algo ligeram<strong>en</strong>te distinto para cada persona, por loque siempre hay difer<strong>en</strong>cia de significado, que se increm<strong>en</strong>ta cuandola g<strong>en</strong>te difiere <strong>en</strong> experi<strong>en</strong>cias sociales, políticas, religiosas osicológicas. 115.1. C<strong>en</strong>sura previa5. Limitaciones y restriccionesLa Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos establece laprohibición de c<strong>en</strong>sura previa <strong>en</strong> forma más precisa que cualquierotro instrum<strong>en</strong>to internacional. En efecto, el Pacto delimita loscontornos de la prohibición, <strong>en</strong> tanto fija sus límites interno yexterno. En el primer s<strong>en</strong>tido, incluye la prohibición de restricciónpor vías o medios indirectos, que <strong>en</strong> nuestra jurisprud<strong>en</strong>cia fueronasimilados a la c<strong>en</strong>sura; <strong>en</strong> el segundo, determina el caso <strong>en</strong> que síes admisible la c<strong>en</strong>sura previa: espectáculos públicos para laprotección moral de la infancia y la adolesc<strong>en</strong>cia. Por otra parte, elPacto incluye la prohibición de “controles particulares”, y estableceun elem<strong>en</strong>to de equilibrio <strong>en</strong> el artículo sigui<strong>en</strong>te: derecho derectificación o respuesta.En la OC 5/85 la Corte Interamericana estableció que la prohibiciónde c<strong>en</strong>sura previa rige incluso si se trata de prev<strong>en</strong>ir unabuso a la libertad de expresión: <strong>en</strong> ésta materia toda medidaprev<strong>en</strong>tiva significa inevitablem<strong>en</strong>te el m<strong>en</strong>oscabo de la libertadgarantizada por la Conv<strong>en</strong>ción (sum. 38). Coher<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, lajurisprud<strong>en</strong>cia arg<strong>en</strong>tina estableció que no corresponde la c<strong>en</strong>su<strong>en</strong>la competición del mercado, y que la verdad es la sola base sobre la cualsus anhelos pued<strong>en</strong> ser conseguidos sin riesgo” (citas de BIANCHI, ENRIQUETOMÁS y GULLCO, HERNÁN VICTOR, <strong>en</strong> El Derecho a la Libre Expresión, ed.Librería Editora Plat<strong>en</strong>se S.R.L., año 1997, p. 8 y 9). Comparar GORDILLO, op.ult. cit., loc. cit.4.11JUNG, CARL G., El hombre y sus símbolos, ed. Aguilar, 1969, p. 40.Comparar GORDILLO, op. ult. cit., loc. cit.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 13ra previa ni aún <strong>en</strong> el caso de que la publicación implique lacomisión de un delito: sólo es posible actuar ex post sobre la responsabilidademerg<strong>en</strong>te de la publicación (caso Verbistsky, Fallos:312:916).Asimismo, la CIDH s<strong>en</strong>tó el principio de que ni siquiera duranteun estado de excepción (a pesar de que la libertad de expresiónes uno de los derechos susp<strong>en</strong>dibles) puede el gobierno c<strong>en</strong>surarcualquier manifestación política, debi<strong>en</strong>do c<strong>en</strong>surar solam<strong>en</strong>teaquellas expresiones que t<strong>en</strong>gan relación con la am<strong>en</strong>aza concreta(Informe Anual 1982-1983, con relación a Nicaragua).5.2. Responsabilidades ulterioresEn los términos del Pacto, las responsabilidades ulteriores deb<strong>en</strong>estar expresam<strong>en</strong>te fijadas por ley y ser necesarias para asegurar:a) el respeto de los derechos o la reputación de los demás o b) laprotección de la seguridad nacional, el ord<strong>en</strong> público o la salud omoral públicas.Los principios g<strong>en</strong>erales <strong>en</strong> ésta materia están cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong>la OC 5/85, que recoge la doctrina europea establecida <strong>en</strong> los casosBarthold, Sunday Times y Ling<strong>en</strong>s. 1 Análisis:A) Requisitos para que se configure la responsabilidad ulterior:(todos exigidos por el tipo del 13.2).1) La exist<strong>en</strong>cia de causales de responsabilidad previam<strong>en</strong>teestablecidas.2) La definición expresa y taxativa de estas causales por la ley.3) La legitimidad de los fines perseguidos al establecerlas.4) Que esas causales de responsabilidad sean “necesarias paraasegurar” los m<strong>en</strong>cionados fines.5.1En EEUU, Test O’Bri<strong>en</strong> (US vs.O’Bri<strong>en</strong>): “una reglam<strong>en</strong>tación estatalestá sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te justificada si está d<strong>en</strong>tro del poder constitucional delestado, si promueve un interés estatal importante o sustancial, si el interésestatal no se relaciona con la supresión de la libertad de expresión, si larestricción incid<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> las libertades alegadas de la Primera Enmi<strong>en</strong>da nova más allá de lo es<strong>en</strong>cial para la promoción de tal interés”.


X - 14DERECHOS HUMANOSB) Delimitación de la expresión “necesarias para asegurar”:Cuatro reglas: la primera surge de los sumarios 41 y 42 confrontandolas restricciones permitidas por el art. 13.2 con los criteriosde interpretación de los arts. 29 c y d y 32.2; las tres restantessurg<strong>en</strong> del sumario 46 y son la aplicación de la doctrinaeuropea <strong>en</strong> Sunday Times.1. ti<strong>en</strong>e que vincularse con las necesidades legítimas de lassociedades o instituciones democráticas.2. deb<strong>en</strong> estar ori<strong>en</strong>tadas a satisfacer un interés público imperativo,no si<strong>en</strong>do sufici<strong>en</strong>te que sean útiles, razonables u oportunas,por lo que <strong>en</strong>tre varias opciones debe escogerse la querestringa <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or escala el derecho protegido.3. deb<strong>en</strong> justificarse según objetivos colectivos que, por suimportancia, preponder<strong>en</strong> claram<strong>en</strong>te sobre la necesidad socialdel pl<strong>en</strong>o goce del derecho de expresión.4. deb<strong>en</strong> ser proporcionadas al interés que la justifica, y ajustarseestrecham<strong>en</strong>te al logro de ese legítimo objetivo.En lo que respecta a la libertad de opinión, el Comité de <strong>Derechos</strong>Humanos de la ONU, <strong>en</strong> su Com<strong>en</strong>tario G<strong>en</strong>eral 10 sobre elart. 19 del Pacto Internacional, sostuvo que el derecho de opiniónno conoce ni excepción ni restricción (Informe 1983, pág. 109), yaplicó esa norma <strong>en</strong> casos de persecución contra dirig<strong>en</strong>tes políticosy sindicales (Jaona c. Madagascar y López Burgos c. Uruguay).5.3. Limitaciones <strong>en</strong> función del medioLas normas históricas de la Constitución de 1853 se refier<strong>en</strong> a lapr<strong>en</strong>sa (art. 14) y a la impr<strong>en</strong>ta (art. 32). La aparición de nuevosmedios de comunicación planteó el problema de determinar si laprohibición de c<strong>en</strong>sura previa era también aplicable a ellos,suscitándose interpretaciones disímiles. La incorporación de lac<strong>en</strong>sura previa al Pacto permitió incorporar a la tutela a los mediosque no son pr<strong>en</strong>sa, aunque antes del mismo la Corte ya habíareconocido la libertad de expresión artística (Colombres Ignacio c.Estado Nacional). BIDART CAMPOS sosti<strong>en</strong>e concluy<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 15el art. 13.2 del Pacto prohíbe la c<strong>en</strong>sura previa para la libertad deexpresión <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido amplio y <strong>en</strong> todas sus formas. 2 En el derechojudicial, la tesis amplia fue adoptada <strong>en</strong> los casos Mallo (cine),Ekmekdjian c. Sofovich y Servini de Cubría (televisión), aunque<strong>en</strong> la doctrina predomina la tesis de las restricciones difer<strong>en</strong>ciadasde acuerdo a los diversos medios. En Servini de Cubría, el MinistroLEVENE sostuvo que “la libertad de expresión se exti<strong>en</strong>de a medioscomo el cine, la radio y la televisión, que los tutela ampliam<strong>en</strong>te sindistinguir <strong>en</strong>tre lo que constituye opinión, manifestación estética,de arte o de humor, pues la libertad de manifestación del individuono puede ser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida circunscripta sólo a cierto ámbito ofinalidad... porque <strong>en</strong>tonces la garantía quedaría <strong>en</strong> letra muerta”.En cambio, los DRES. CAVAGNA MARTINEZ, MOLINÉ O’CONNOR yNAZARENO afirmaron que los medios electrónicos gozan de unaprotección más at<strong>en</strong>uada dado su “int<strong>en</strong>sa p<strong>en</strong>etración <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>odel hogar, donde el amparo del individuo a gozar de su intimidaddesplaza los derechos de qui<strong>en</strong> allí se <strong>en</strong>tromete y además porquesus transmisiones son accesibles a la infancia”.En el plano internacional, el Comité de <strong>Derechos</strong> Humanossostuvo <strong>en</strong> Hertzberg c. Finlandia que “la libertad de expresiónno incluía un derecho de acceso a programas de televisión”, y que“el negar acceso a los medios electrónicos de comunicación socialno puede equipararse a la c<strong>en</strong>sura”, cuando se trata de protecciónde la moralidad pública, dado que <strong>en</strong> esos casos “no es posibleejercer control sobre el público.. (y) no pued<strong>en</strong> excluirse efectosperniciosos sobre los m<strong>en</strong>ores de edad”. 3En lo que respecta a las expresiones por Internet, la CorteSuprema Norteamericana estableció <strong>en</strong> 1997 la inconstitucionalidadde la Federal Communications Dec<strong>en</strong>cy Act, concluy<strong>en</strong>do5.2BIDART CAMPOS, GERMÁN, Tratado Elem<strong>en</strong>tal de Derecho Constitucional,ed. Ediar, 1986, p. 271.5.3O´DONNEL, DANIEL, Protección Internacional de los <strong>Derechos</strong> Humanos,Comisión Andina de Juristas, 1988, p. 251. La doctrina de las restriccionesdifer<strong>en</strong>ciadas de acuerdo al medio fue también sost<strong>en</strong>ida por la Corte Norteamericana<strong>en</strong> FCC v. Pacífica Foundation, (438 US 726 (1978), <strong>en</strong> relacióna la radio (BIANCHI-GULLCO, op. cit., p. 432).


X - 16DERECHOS HUMANOSCyberspace must be Free (R<strong>en</strong>o et al v. American Civil LibertiesUnion et al). 4Finalm<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> relación a la responsabilidad de los mediosde pr<strong>en</strong>sa, la jurisprud<strong>en</strong>cia arg<strong>en</strong>tina se rige por dos criteriosbásicos, s<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> los casos Vago y Campillay.En el primero de ellos la Corte acogió la doctrina de la “realmalicia”, sigui<strong>en</strong>do los pasos de la Corte Norteamericana <strong>en</strong> NewYork Times v. Sullivan (1964), 5 y afirmó que “qui<strong>en</strong>es se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong>afectados por una información falsa o inexacta deberán demostrarque el autor de la noticia procedió con malicia”, o tambiéncuando “demuestre imprud<strong>en</strong>te y notoria despreocupación sobresi es falsa o no”. La doctrina es aplicable sólo cuando se trate defiguras públicas o manifestaciones que versan sobre funcionariospúblicos, y no se exti<strong>en</strong>de a los supuestos de expresión de ideas,juicios de valor o manifestaciones insusceptibles de verdad o falsedad.En éste s<strong>en</strong>tido, la Corte Suprema Norteamericana establecióque “...no exist<strong>en</strong> las falsas ideas. No obstante lo perniciosaque una opinión puede parecer, dep<strong>en</strong>demos de la corrección node la conci<strong>en</strong>cia de jurados y jueces, sino de la compet<strong>en</strong>cia deotras ideas” (Gertz v. Welch, 418 U.S. 323; 1974).Y <strong>en</strong> el caso Campillay c. La Razón, Crónica y Diario Popular(1986) nuestra Corte elaboró el sigui<strong>en</strong>te test para eximir de responsabilidada los medios de pr<strong>en</strong>sa. Es necesario: 1) utilizacióndel modo pot<strong>en</strong>cial de los verbos, o 2) citar la fu<strong>en</strong>te de información,o 3) dejar <strong>en</strong> reserva la id<strong>en</strong>tidad de los implicados.6.1. Moralidad6. Limitaciones <strong>en</strong> función del cont<strong>en</strong>idoEstas restricciones pres<strong>en</strong>tan la dificultad de determinar el alcancedel concepto “moral pública”: no existe una pauta universal al5.4Ver TRAVIESO, JUAN ANTONIO, <strong>Derechos</strong> Humanos y Jurisprud<strong>en</strong>cia,Eudeba, 1998, p.102. Asimismo, BIANCHI-GULLCO, op. cit., p. 352.5.5Doctrina elaborada por la Corte Norteamericana para el caso de Figuraspúblicas <strong>en</strong> New York Times v. Sullivan y ext<strong>en</strong>dida luego a los casos depersonas privadas revestidas de interés público y particulares <strong>en</strong> los casos


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 17respecto. Como primera aproximación, cabe admitir que se trata deuna conv<strong>en</strong>ción social, permeable a la mutación de las formas devida aceptadas por la comunidad y relativa a condicionami<strong>en</strong>tossociológicos, geográficos, etc.En el plano internacional el Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos sostuvo<strong>en</strong> Hertzberg c. Finlandia que “la moral pública difiereampliam<strong>en</strong>te. No hay una norma común de aplicación universal.Por consigui<strong>en</strong>te, hay que conceder un cierto marg<strong>en</strong> de discrecióna las autoridades nacionales pertin<strong>en</strong>tes”, y decidió que lac<strong>en</strong>sura de unos programas para ser transmitidos por televisiónsobre la homosexualidad no resulta violatoria del Pacto Internacionalde <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos. El mismo criterio fue sust<strong>en</strong>tadopor la Corte Europea <strong>en</strong> el Caso del Pequeño Libro Rojopara Escolares (HANDYSIDE), secuestrado por considerarse obsc<strong>en</strong>osegún las leyes inglesas. 1En nuestro país, se recuerda la c<strong>en</strong>sura de las películas ElSil<strong>en</strong>cio de INGMAR BERGMAN (caso Muzureta y otros, 1964), y ÚltimoTango <strong>en</strong> París de BERNARDO BERTOLUCCI (caso Saccome, 1975).En el primero de ellos, la Cámara Criminal de la Capital consideróque, para calificar la obsc<strong>en</strong>idad, hay que colocarse <strong>en</strong> el lugar“de nuestro modo de s<strong>en</strong>tir y estilo de vida arg<strong>en</strong>tinos”, criterioque hizo ext<strong>en</strong>sivo al cont<strong>en</strong>ido no c<strong>en</strong>surable de la película, juzgado“no compr<strong>en</strong>sible para la g<strong>en</strong>eralidad del público espectador”.2Por otra parte, la regulación de éste tipo de expresiones respondea parámetros distintos que los utilizados para otro tipo dediscursos. (Políticos, religiosos, filosóficos, etc.) Así, son restringidas<strong>en</strong> tanto afect<strong>en</strong> a terceros, mi<strong>en</strong>tras que la relevancia delos últimos consiste precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> afectar a terceros. En éstes<strong>en</strong>tido, la doctrina ha sost<strong>en</strong>ido que “aún para las posicionesmás tolerantes, exist<strong>en</strong> dos clases de m<strong>en</strong>sajes amparados porCurtis v. Butts (1967), Rosembloom v. Metromedia (1971), Gertz v. Welch(1974) y Philadelfia Newspapers v. Hepps (1986).6.1HITTERS, JUAN CARLOS, Derecho Internacional de los <strong>Derechos</strong> Humanos,ed. Ediar, 1993, t. I, p. 135.6.2FAYT, op. cit., p. 368.


X - 18DERECHOS HUMANOSlas disposiciones sobre libertad de expresión: los considerados seriosy valiosos (por ej. los m<strong>en</strong>sajes políticos, religiosos, filosóficoso artísticos), que merec<strong>en</strong> una muy amplia protección y quesólo pued<strong>en</strong> ser restringidos <strong>en</strong> circunstancias excepcionales, ylos de m<strong>en</strong>or valor que son autorizados <strong>en</strong> tanto no afect<strong>en</strong> aterceros. 3La Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos establece elprincipio mas libertario de la legislación universal, <strong>en</strong> tanto introduceuna distinción no contemplada <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Europeani <strong>en</strong> el Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos,que permite de consuno atemperar la doctrina de la discrecionalidady elucidar la fórmula de la afectación a terceros.En efecto, las limitaciones <strong>en</strong> función de la moralidad son contempladas<strong>en</strong> el Pacto desde el doble punto de vista de la c<strong>en</strong>suraprevia y las responsabilidades ulteriores, es decir, antes y despuésde la publicación. Desde el primer <strong>en</strong>foque contempla la c<strong>en</strong>suraprevia de espectáculos públicos “con el exclusivo objeto deregular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia yla adolesc<strong>en</strong>cia..” (art. 13.4); desde el segundo, incluye <strong>en</strong> el campode las responsabilidades ulteriores la regulación por ley paraproteger la moral publica (art. 13.2.b).Antes de la publicación sólo puede haber c<strong>en</strong>sura previa paraprotección de m<strong>en</strong>ores, después de ella, y con relación a mayoresde edad, las responsabilidades emerg<strong>en</strong>tes deb<strong>en</strong> estar fijadas porley con sujección a los criterios de la OC/5: máxima protecciónpara los m<strong>en</strong>ores, máxima libertad para los mayores.Por último, y <strong>en</strong> el plano filosófico, KARL POPPER afirmó que “esmucho mas conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que la moralidad del estado sea controladapor los ciudadanos y no a la inversa. Lo que queremos y necesitamoses moralizar la política, y no hacer política con la moral”.46.3BIANCHI-GULLCO, op. cit., p. 369 (com<strong>en</strong>tario al caso Bresky, CSJN, 1-9-98, J.A. 1989-II-306).6.4POPPER, KARL, La sociedad abierta y sus <strong>en</strong>emigos, ed. Paidós, Bs. As., t.I, p. 175.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 196.2. Seguridad nacional (art. 13.2 b) CADH)A partir de 1919, <strong>en</strong> ocasión de interpretar el s<strong>en</strong>tido de la ley deEspionaje de 1917, la Corte Suprema norteamericana resolvió quelos dic<strong>en</strong>tes no podían ser reprimidos a m<strong>en</strong>os que sus expresionesg<strong>en</strong>eraran un peligro claro y actual para la seguridad de la Nación(Sch<strong>en</strong>ck v. United States; 249 US 47; 1919). El Juez HOLMESformuló la doctrina <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes términos: “La más estrictaprotección de la libertad de expresión no protegería a una personaque gritara falsam<strong>en</strong>te fuego <strong>en</strong> un teatro ll<strong>en</strong>o y causando unpánico... La cuestión <strong>en</strong> cada caso dep<strong>en</strong>de si las palabras han sidoutilizadas <strong>en</strong> tales circunstancias y son de tal naturaleza, queproduzcan un peligro claro y actual de forma de producir los malessustanciales que el Congreso se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra autorizado a impedir”. 5En aplicación de esta doctrina, el mismo Tribunal prohibió <strong>en</strong>New York Times Co. v. United States (403 U.S.,713, 725; 1971)que el gobierno federal detuviera la publicación de los informessobre la guerra de Vietnam, normalm<strong>en</strong>te conocidos como losPapeles del P<strong>en</strong>tágono —que podían afectar la seguridad militarde los EEUU y prolongar la guerra <strong>en</strong> Vietnam—, y sostuvo quela c<strong>en</strong>sura previa solo podría ser justificada mediante “... la alegacióny la prueba por parte del gobierno de que la publicación hade causar de un modo inevitable, directo e inmediato el acaecimi<strong>en</strong>tode un acontecimi<strong>en</strong>to comparable con poner <strong>en</strong> peligro untransporte ya <strong>en</strong> alta mar..”. 6Cabe preguntarse sobre la aplicabilidad de la doctrina del peligroclaro y actual <strong>en</strong> el Derecho Arg<strong>en</strong>tino. En este s<strong>en</strong>tido, ENRI-6.5BIANCHI-GULLCO, op. cit., p. 70. Estos autores sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que la doctrinati<strong>en</strong>e orig<strong>en</strong> <strong>en</strong> el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de MILL, <strong>en</strong> tanto afirma “aún las opinionespierd<strong>en</strong> su inmunidad cuando las circunstancias <strong>en</strong> que ellas son expresadasson tales que su expresión constituye una instigación positiva a algúnacto ilegítimo. Una opinión de que los comerciantes <strong>en</strong> cereales matan dehambre a los pobres o que la propiedad privada es un robo, no debería sermolestada cuanto simplem<strong>en</strong>te es echada a circular a través de la pr<strong>en</strong>sa,pero puede incurrir justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una sanción al ser expuesta oralm<strong>en</strong>teante una turba excitada que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra reunida fr<strong>en</strong>te a la casa delcomerciante de cereales” (p. 69).6.6Voto del Juez BRENNAN; ver FISS OWEN, op. cit., p. 150.


X - 20DERECHOS HUMANOSQUE BIANCHI y HERNÁN GULLCO sostuvieron que “exist<strong>en</strong> fuertesargum<strong>en</strong>tos —fundados <strong>en</strong> los anteced<strong>en</strong>tes constitucionales yjurisprud<strong>en</strong>ciales arg<strong>en</strong>tinos— <strong>en</strong> favor de receptar dicha teoría<strong>en</strong> nuestro derecho... y pued<strong>en</strong> formularse bu<strong>en</strong>as razones, desdeel punto de vista valorativo, para def<strong>en</strong>der la aplicación de dichadoctrina”. 7En el Caso Verbitsky, la Cámara Federal hizo una aplicaciónimplícita de la doctrina m<strong>en</strong>tada, <strong>en</strong> tanto, luego de citar variosfallos norteamericanos que la establec<strong>en</strong>, dijo: “la similitud de lostextos de la <strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da I —<strong>en</strong> lo que toca a la libertad de pr<strong>en</strong>sa—y el art. 32 de la Constitución nacional concede a la interpretaciónque de la garantía efectúa la Suprema Corte de EEUU, unainterpretación que nuestra propia Corte ha resaltado <strong>en</strong> sus distintosfallos sobre el tema. De tal suerte, las conclusiones quepuedan extraerse de la jurisprud<strong>en</strong>cia norteamericana constituy<strong>en</strong>criterios herm<strong>en</strong>éuticos valiosos, cuya función ori<strong>en</strong>tadorano puede desecharse, puesto que arrojan luz sobre el alcance quedebe acordarse a la libertad de pr<strong>en</strong>sa”, agregando que “puedecolegirse una sustancial coincid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre los puntos de vista deambos tribunales”. 8 Sin embargo, el Tribunal omite considerar<strong>en</strong> forma explícita las circunstancias que g<strong>en</strong>eraban el peligro.La solicitada que motiva el caso iba a ser publicada <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>tode situación extremadam<strong>en</strong>te crítica para la vig<strong>en</strong>cia delas instituciones <strong>en</strong> nuestro país, por lo que resultaba difícil calcularla pot<strong>en</strong>cialidad dañosa de sus palabras. 9Reformulamos la pregunta: ¿es necesario <strong>en</strong> nuestro mediollegar hasta la cornisa del peligro inmin<strong>en</strong>te? 106.7Op. cit., p. 91.6.8MILLER, GELLI, CAYUSO, op. cit., p. 949.6.9MILLER, GELLI, CAYUSO, op. cit., nota 1 del cuestionario, p. 955.6.10Para responder ésta pregunta es interesante comparar nuestro contextocon el que surge de las posiciones antagónicas de los jueces <strong>en</strong> el casoD<strong>en</strong>nis v. United States (341 U.S.494) —<strong>en</strong> relación a dirig<strong>en</strong>tes del partidocomunista norteamericano— (BIANCHI-GULLCO, pp. 73/76). Presid<strong>en</strong>te: “elderrocami<strong>en</strong>to del Gobierno por la fuerza y la viol<strong>en</strong>cia es, ciertam<strong>en</strong>te, uninterés lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sustancial como para que el Gobierno limite lalibertad de expresión. Por consigui<strong>en</strong>te, si éste interés puede ser protegido,el problema literal que se pres<strong>en</strong>ta es que se quiere decir con el uso de la


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 21En el plano internacional, la CIDH cond<strong>en</strong>ó la exist<strong>en</strong>cia deleyes p<strong>en</strong>ales <strong>en</strong> blanco con fórmulas tales como at<strong>en</strong>t<strong>en</strong> contrala def<strong>en</strong>sa nacional, u otros casos semejantes o la locución, etc.(Informe Diez Años..., p. 326), y sostuvo que la prohibición de “lapublicación de informaciones sobre actos contra revolucionarios,desórd<strong>en</strong>es, ataques a las autoridades, motines, huelgas, interrupciónde servicios públicos, toma de tierras, fincas y haci<strong>en</strong>das,etc., era muy amplio e indeciso... lo que puede dar orig<strong>en</strong> aserios abusos al poderse interpretar por las autoridades que cualquiercrítica al Gobierno se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra prohibida” (Informe Nicaragua,1981).Con respecto a la emerg<strong>en</strong>cia prevista <strong>en</strong> la institución delEstado de Sitio (art. 23 CN), el único motivo de cuestionami<strong>en</strong>tos—a través de votos disid<strong>en</strong>tes— ha sido el relativo al secuestro depublicaciones y clausura definitiva de impr<strong>en</strong>tas, convalidadospor la Corte Suprema Arg<strong>en</strong>tina <strong>en</strong> épocas pretéritas. 11 La CIDHfrase “peligro claro y actual”...Obviam<strong>en</strong>te, dichas palabras no pued<strong>en</strong> significarque antes de que el Gobierno pueda actuar, debe esperar hasta queel golpe de estado está a punto de ser ejecutado, los planes hayan sidoformulados y que se espere la señal”.Juez DOUGLAS <strong>en</strong> disid<strong>en</strong>cia: “Cómo es posible afirmar que exista unpeligro claro y actual de que esta def<strong>en</strong>sa (de la ideología comunista porparte de los acusados) vaya a t<strong>en</strong>er éxito?. En los EEUU, los comunistasson miserables mercaderes de ideas rechazadas, sus mercaderías permanec<strong>en</strong>inv<strong>en</strong>didas. El hecho de que sus ideas sean aborrecibles no las convierte<strong>en</strong> poderosas. Así, si hemos de proceder con base al conocimi<strong>en</strong>tonotorio, me es imposible afirmar que los comunistas son tan poderosos <strong>en</strong>éste país, o que están tan estratégicam<strong>en</strong>te colocados, que deb<strong>en</strong> ser reprimidos<strong>en</strong> razón de su discurso...”. En relación a nuestro medio, y con elcriterio del “conocimi<strong>en</strong>to notorio”, ¿con cuál de las dos posiciones se id<strong>en</strong>tificael estudiante lector?.6.11Casos Bertotto (Fallos, 160:104),Voz Peronista, Diaro La Hora (Fallos,236:41), Norte (Fallos, 244:59), y Agosti (Fallos, 248:529). La Cortedecide que el estado de sitio susp<strong>en</strong>de todas las garantías constitucionales yque la medida de cerrar impr<strong>en</strong>tas no importa una P<strong>en</strong>a. Tampoco puedecuestionarse la legitimidad del secuestro de la publicación. En el caso Azuly Blanco sostuvo que la prohibición del presid<strong>en</strong>te de aplicar p<strong>en</strong>as se<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de referida al resultado de efectos jurídicos perman<strong>en</strong>tes, por lo quela clausura sería una medida transitoria, que devi<strong>en</strong>e inconstitucional sisubsiste luego de cesar los efectos de la ley que declara el estado de sitio.En el caso Sauce Almagro, Rodolfo (Fallos, 252:246), la Corte convalidóla clausura del periódico Nuevo País con disid<strong>en</strong>cia de BOFFI BOGGERO, qui<strong>en</strong>


X - 22DERECHOS HUMANOSestableció que el estado de emerg<strong>en</strong>cia sólo autoriza la c<strong>en</strong>sura deexpresiones que t<strong>en</strong>gan relación con la am<strong>en</strong>aza concreta (InformeAnual 1982-1983). Y <strong>en</strong> el trabajo titulado Diez Años... afirmóque “Ya sea por las facultades que conced<strong>en</strong> esos estados deemerg<strong>en</strong>cia, por la legislación de excepción que ha sido promulgada<strong>en</strong> aplicación de ella, o por los preced<strong>en</strong>tes creados porabusivas conductas anteriores de los gobernantes que arbitrariam<strong>en</strong>tehayan clausurado diversos medios de comunicación socialo <strong>en</strong>carcelado periodistas, lo cierto es que prácticam<strong>en</strong>te todos lospaíses <strong>en</strong> que rig<strong>en</strong> estos estados de emerg<strong>en</strong>cia, los medios dedifusión del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to aplican una autoc<strong>en</strong>sura por temor aser sancionados, o los periodistas a ser det<strong>en</strong>idos” (p. 326).6.3. Viol<strong>en</strong>cia, discurso del odioLa Conv<strong>en</strong>ción Americana prohíbe <strong>en</strong> su art. 13.5 “toda propaganda<strong>en</strong> favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial oreligioso que constituyan incitaciones al uso de la viol<strong>en</strong>cia ocualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona ogrupo de personas, por ningún motivo, incluso los de raza, color,religión, idioma u orig<strong>en</strong> nacional”.El criterio que surge de ésta norma merece ser confrontadocon la doctrina analizada <strong>en</strong> el punto anterior, <strong>en</strong> la tradición delderecho judicial norteamericano que protege el discurso que “exaltala ira, invita a pelear, provoca una situación de inquietud o creadesord<strong>en</strong>” (Terminiello v. Chicago), o la prédica de dirig<strong>en</strong>tes delKu Klux Klan (Brand<strong>en</strong>burg v. Ohio; 395 US 444 ,1969), o sosti<strong>en</strong>ela invalidez de una medida cautelar destinada a impediruna manifestación nazi <strong>en</strong> un pueblo judío (Village of Skokie v.sostuvo que es evid<strong>en</strong>te que si el presid<strong>en</strong>te no puede aplicar p<strong>en</strong>as medianteun proceso <strong>en</strong> que las partes gozan de todas las garantías, m<strong>en</strong>ospuede hacerlo sin esas formalidades.En los casos Primera Plana y Ojo (Fallos, 276:80), se convalidó el secuestro,clausura y prohibición de la revista y cualquier publicación sustitutiva,con disid<strong>en</strong>cia de RISOLÍA, que consideró que se trató de un castigo sin ley ysin proceso, con lesión de los derechos de def<strong>en</strong>sa, propiedad, trabajar yejercer industria lícita.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 23National Socialist Party of America), porque “la impopularidadde las ideas o su caracter perturbador, repugnante y aún su impactoalarmante no son sufici<strong>en</strong>tes” para autorizar la prohibición.12Enti<strong>en</strong>do que el art. 13.5 rechaza explícitam<strong>en</strong>te toda interpretaciónque permita aplicar la doctrina del peligro claro y actualal campo por ella regulado. En efecto, la norma prohíbe eldiscurso que incita a la viol<strong>en</strong>cia “o cualquier otra acción ilegalsimilar”: si consideramos ésta fórmula como compr<strong>en</strong>siva de accionesde m<strong>en</strong>or efecto dañoso que el uso de la fuerza (no puedeconcebirse otra cosa) t<strong>en</strong>emos que no es necesario llegar hasta elextremo del peligro inmin<strong>en</strong>te —por aplicación del criterio maioruset minorus—, bastando la configuración de esas causales de m<strong>en</strong>orefecto dañoso.Por lo demás, la Ley Antidiscriminatoria 23.592 establece que“Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los queparticipar<strong>en</strong> <strong>en</strong> una organización o realizar<strong>en</strong> propaganda basados<strong>en</strong> ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupode personas de determinada religión, orig<strong>en</strong> étnico o color, quet<strong>en</strong>gan por objeto la justificación o promoción de la discriminaciónracial o religiosa <strong>en</strong> cualquier forma”.6.4. Discurso político, juicios críticos y de valorLa Corte Europea de <strong>Derechos</strong> Humanos estableció <strong>en</strong> el casoLing<strong>en</strong>s la protección de los juicios de valor, insusceptibles deverdad o falsedad. Al respecto, y luego de distinguir <strong>en</strong>treinformaciones y opiniones, destacó la importancia de éstas últimas,señalando que la libertad de pr<strong>en</strong>sa es “uno de los mejores mediospara descubrir y formar su opinión (la del público) acerca de lasideas y actitudes de los líderes políticos”. 13 En relación a la críticaa funcionarios públicos, señaló que “los límites de la críticapermitida son más amplios <strong>en</strong> relación a un político consideradocomo tal que cuando se trata de un mero particular: el primero, a6.12Ver BIANCHI-GULLCO, op. cit., p. 80.6.13MILLER, GELLI, CAYUSO, op.cit., p. 1045.


X - 24DERECHOS HUMANOSdifer<strong>en</strong>cia del segundo, se expone, inevitable y deliberadam<strong>en</strong>te, auna fiscalización at<strong>en</strong>ta de sus actos y gestos, tanto por losperiodistas como por la multitud de ciudadanos, y por ello ti<strong>en</strong>e quemostrarse más tolerante”. 14En el mismo s<strong>en</strong>tido, la Corte Suprema Arg<strong>en</strong>tina estableció<strong>en</strong> el caso Timmerman (Fallos, 269:200) que “ningún funcionario,ni siquiera los jueces, gozan del privilegio de estar ex<strong>en</strong>tos dela crítica”. 15Por su parte, la CIDH sostuvo que “En algunos casos, el mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>tode los regím<strong>en</strong>es de excepción se ha prolongado pormucho más tiempo del necesario para garantizar adecuadam<strong>en</strong>tela seguridad del Estado o ha llegado a alcanzar los caracterespropios de una real persecusión por motivos ideológicos. En loshechos, se han sancionado normas que importan la creación deverdaderos delitos de opinión, esto es, de delitos que se configuranpor la ideología que sust<strong>en</strong>te el individuo, sin necesidad deque ésta se revele <strong>en</strong> actos materiales dañosos. El mero hecho desust<strong>en</strong>tar y difundir una determinada doctrina político-filosóficaha sido erigido <strong>en</strong> figura delictuosa. La incriminación alcanza atoda expresión del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to político, sociológico, económico,histórico o filosófico derivado de las <strong>en</strong>señanzas de CARLOS MARX yde sus epígonos. Cualesquiera que sean las consecu<strong>en</strong>cias a quepueda llevar la acción basada <strong>en</strong> determinada ideología, <strong>en</strong> todocaso, y cualquiera sea el juicio de valor que ese modo de p<strong>en</strong>sarmerezca, lo cierto es que las ideologías no pued<strong>en</strong> ser eliminadascomo se elimina una <strong>en</strong>fermedad epidémica o un grave vicio6.14BIANCHI-GULLCO, op. cit., p. 246. En la tradición anglosajona, históricam<strong>en</strong>tese consideraba que “cuanto mayor era la verdad tanto mayor era ladifamación”, porque la crítica podía llevar más descrédito al gobierno. Es lajurisprud<strong>en</strong>cia inglesa <strong>en</strong> el caso de libellis famosis, libelo escrito <strong>en</strong> versopor el cual se agraviaba al Arzobispo de Canterbury. Si el caso era exorbitante,la p<strong>en</strong>a era la pérdida de las orejas. Esta doctrina fue cambiada <strong>en</strong>EEUU <strong>en</strong> el caso Z<strong>en</strong>ger, periodista det<strong>en</strong>ido por sus ácidas críticas al gobierno,que continuó escribi<strong>en</strong>do aún <strong>en</strong> prisión. El abogado HAMILTON apar<strong>en</strong>tóver la causa desde el lado de la parte acusadora, y obtuvo la absoluciónde JOHN PETER ZENGER. Más tarde la verdad se convirtió <strong>en</strong> una def<strong>en</strong>saabsoluta contra el cargo de difamación.6.15BIANCHI-GULLCO, op.cit., p. 273.


DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓNX - 25social, si es que han de subsistir los principios básicos del régim<strong>en</strong>democrático-repres<strong>en</strong>tativo de gobierno... No es admisibleque, por el solo hecho de sust<strong>en</strong>tar y difundir una cierta ideología,un hombre se transforme <strong>en</strong> una especie de “intocable”, aqui<strong>en</strong> se considera legítimo privar de posibilidades de trabajo,cortarle la libre expresión de sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y aun mandarlo ala carcel”. 166.16O ´DONNELL, op.cit., p. 248.


Capítulo XIDERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESI. ACCESO Y PROTECCIÓN DE LOSDERECHOS SOCIALES1. La salud d<strong>en</strong>tro de los derechos socialesEl alcance relativam<strong>en</strong>te amplio que hemos dado <strong>en</strong> los capítulospreced<strong>en</strong>tes al derecho a la salud no debe llevar a una interpretaciónequivocadam<strong>en</strong>te lata de la posible tutela jurídica del resto de losllamados “derechos sociales”. La pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia temática de la saluda este género del l<strong>en</strong>guaje ordinario, no autoriza a hacer un falsosilogismo que lleve al género lo que aquí sólo es propio de la especie.2. El <strong>en</strong>foque clásico. 1 Triple <strong>en</strong>cuadre posibleLos derechos llamados sociales, y del mismo modo los culturales:1°) Pued<strong>en</strong> estar introducidos <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> jurídico como derechossubjetivos de los individuos, exigibles desde la misma sanciónde la Conv<strong>en</strong>ción 2 o de la Constitución y sin norma alguna derango inferior que los reglam<strong>en</strong>te, 32.1En este punto nos limitamos a repetir lo ya dicho <strong>en</strong> nuestro Tratadode Derecho Administrativo, tomo 1, Bu<strong>en</strong>os Aires, 2003 y anteriores ediciones,capítulo III, número 19, y <strong>en</strong> la Teoría G<strong>en</strong>eral de Derecho Administrativo,Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid, 1984, p.64 y ss2.2A la cual nuestro país se sometió por ley de la Nación, aceptandoigualm<strong>en</strong>te la sumisión al tribunal supranacional creado para su contralorjurisdiccional.2.3Por ejemplo, el derecho de huelga, de agremiación, etc.


XI - 2DERECHOS HUMANOS2°) pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong> la situación compleja que hemosexplicado para la salud y el medio ambi<strong>en</strong>te o, por fin, y es esto lomás común,3°) pued<strong>en</strong> <strong>en</strong> cambio estar estructurados como derechosprogramáticos, que carec<strong>en</strong> de efectividad real mi<strong>en</strong>tras el Estadono instituya los instrum<strong>en</strong>tos legales y administrativos complem<strong>en</strong>tariosnecesarios para integrarlos <strong>en</strong> su funcionami<strong>en</strong>toreal.Lo último sucede a veces cuando se trata de servicios o prestacionesconcretas a los individuos, y la formulación normativa esde tal manera g<strong>en</strong>eral e imprecisa que resulta imposible a losjueces darle operatividad por aplicación directa de la Constitucióno la Conv<strong>en</strong>ción. 4 Esto es lo que pasa tradicionalm<strong>en</strong>te con lamayor parte de las disposiciones constitucionales que conti<strong>en</strong><strong>en</strong>derechos sociales, las cuales son de antaño interpretadas <strong>en</strong> els<strong>en</strong>tido que “los textos que los <strong>en</strong>uncian están m<strong>en</strong>os dirigidos acond<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> una fórmula solemne las realidades del derechopositivo, que a trazar para el futuro un programa al legislador”. 5En tal s<strong>en</strong>tido, hemos señalado nuestra duda respecto a la supuestanecesidad de modificar la Constitución para incorporarlos,ya que ellos pued<strong>en</strong> ser introducidos directam<strong>en</strong>te por la legislaciónsin necesidad de una reforma constitucional previa y, ala inversa, sin esa legislación y esa instrum<strong>en</strong>tación prácticaprevia, no existirán <strong>en</strong> la realidad, a pesar que la Constitución ola Conv<strong>en</strong>ción 6 los incluya como normas programáticas. 7A lo expuesto cabe agregar que una teórica multiplicación conceptualy verbal de derechos <strong>humanos</strong> de tipo social, pres<strong>en</strong>ta el2.4Servicios de seguridad o previsión social, salud, educación, vivi<strong>en</strong>da,cultura, etc.2.5BURDEAU, GEORGES, Les libertés publiques, París, 1961, p. 312; KELSEN,HANS, G<strong>en</strong>eral Theory of Law and State, Cambridge, pp. 261 a 262.2.6Caso típico, los derechos económicos, sociales y culturales previstos<strong>en</strong> su artículo 26°.2.7Para mayores desarrollos sobre el punto, ver cap. III, p. 19, del tomoI de nuestro Tratado, y la Teoría G<strong>en</strong>eral, op loc. cit.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 3riesgo de diluir y esfumar el concepto vig<strong>en</strong>te de derechos delhombre y reducir su valor: 8 no se puede calificar de “derechos” atodos los deseos y todas las aspiraciones, porque con ello se poneel ac<strong>en</strong>to <strong>en</strong> lo abstracto e irrealizable, y se descuida la indisp<strong>en</strong>sableconcreción material sin la cual todo el discurso pierde s<strong>en</strong>tidoy valor jurídico. 9No ganamos nada con un g<strong>en</strong>eralizado “reconocimi<strong>en</strong>to” verbalacompañado de parejo desconocimi<strong>en</strong>to empírico. 10 Por ello, side verdad queremos que los derechos <strong>humanos</strong> de tipo social nosean tratados como “meras aspiraciones” sino como “asuntos delegítima utilización por parte de juristas y abogados”, 11 es imprescindibleque nos at<strong>en</strong>gamos a las reglas de interpretaciónjurídica.3. Los derechos sociales <strong>en</strong> época de crisisEn todo caso, fuerza es advertir que lo atin<strong>en</strong>te a la consagracióny desarrollo e instrum<strong>en</strong>tación de los derechos sociales 1 ha t<strong>en</strong>idosu mayor pot<strong>en</strong>cialidad <strong>en</strong> épocas <strong>en</strong> que se concebía al Estado conprogresivas posibilidades materiales de actuar como ag<strong>en</strong>te dedesarrollo y de cambio, 2 con instrum<strong>en</strong>tos tales como la planificacióny un dinámico sector público de la economía al servicio del cambiosocial. 32.8RIVERO, JEAN, Les libertés publiques, t. 1, Les droits de l’homme, P.U.F.,París, 1981, pp. 132 y 133.2.9RIVERO, op. cit., p. 134.2.10RIVERO, op. cit., p. 1:29.2.11FRANK C. NEWMAN, <strong>en</strong> KAREL VASAK, editor, Las dim<strong>en</strong>siones internacionalesde los derechos <strong>humanos</strong>, vol. I, UNESCO, Barcelona, 1984,p. 2433.1Legislación protectora del trabajador, la mujer, el niño; promoción dela cultura y la educación; protección activa de las clases m<strong>en</strong>os favorecidasde la sociedad; seguro de desempleo; seguro de salud; sistemas de seguridadsocial, etc.3.2Nuestro libro Planificación, participación y libertad <strong>en</strong> le proceso decambio, México y Bu<strong>en</strong>os Aires, 1973; una sigui<strong>en</strong>te edición apareció bajo eltítulo Introducción al derecho de la planificación, Editorial Jurídica V<strong>en</strong>ezolana,Caracas, 1982.3.3Nuestros libros Empresas del Estado, Ed. Macchi, Bu<strong>en</strong>os Aires. 1966,y Derecho administrativo de la economía, Ed. Macchi, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1966.


XI - 4DERECHOS HUMANOSLa crisis mundial de los años och<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> cambio, pone unfr<strong>en</strong>o inescapable a ulteriores crecimi<strong>en</strong>tos cuantitativos de losderechos sociales prestacionales, <strong>en</strong> cuanto ev<strong>en</strong>tuales mayoresservicios del Estado a los individuos m<strong>en</strong>os favorecidos de la sociedad,significan creci<strong>en</strong>tes erogaciones que aquél no está <strong>en</strong> condicionesmateriales de realizar. 4 Ya ni siquiera se habla hoy <strong>en</strong>día de “países <strong>en</strong> desarrollo”: la nueva frase elegante es “paísesm<strong>en</strong>os desarrollados” (LDCS).En la actualidad “El Estado ti<strong>en</strong>e que administrar la escasezpara at<strong>en</strong>der las demandas sociales tradicionales”; “La dialéctica<strong>en</strong>tre demandas sociales y gastos públicos, se ha resuelto a favorde estos últimos”. Aún mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do la idea del Estado b<strong>en</strong>efactorhoy <strong>en</strong> día es ya claro que él “no está legitimado... para actuardefici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, con derroche de medios, con resultados parcos ocon evid<strong>en</strong>te desproporción <strong>en</strong>tre recursos y logros”. 5Se toma conci<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> suma, que “La relación <strong>en</strong>tre el costode las organizaciones y los resultados obt<strong>en</strong>idos no guarda proporción”;“El Estado ha de aum<strong>en</strong>tar su efectividad social, susactuaciones han de ser productivas <strong>en</strong> términos sociales”. 6¿Qué hacer <strong>en</strong> materia de derechos sociales <strong>en</strong> tales circunstanciashistóricas?4. Salir de la <strong>en</strong>crucijadaLos países más desarrollados parec<strong>en</strong> aprestarse a salir de la<strong>en</strong>crucijada procurando reducir el aparato del Estado y racionalizar<strong>en</strong> lo posible sus servicios sociales, creando o ampliando al propio3.4Empezamos a plantear este cambio <strong>en</strong> Teoría G<strong>en</strong>eral del DerechoAdministrativo, op. cit., p. 79.3.5Del Docum<strong>en</strong>to Guía elaborado <strong>en</strong> 1983 por el “Grupo de Iniciativa”,formado por un conjunto interdisciplinario de expertos iberoamericanos,que hemos integrado, para el libro del INAP Congreso Iberoamericano sobresociedad, democracia y administración, Alcalá de H<strong>en</strong>ares-Madrid, 1985,p. 29.3.6Artículo citado, p. 30.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 5tiempo los mecanismos de participación e integración social quefortalec<strong>en</strong> los derechos sociales. 1En este saber administrar la escasez hay que fortalecer puesaquellos mecanismos del desarrollo y cambio social que no g<strong>en</strong>erannuevos gastos que el Estado ya no puede expandir. Puede allíincluirse lato s<strong>en</strong>su el aum<strong>en</strong>to de las formas de participaciónciudadana, 2 la tutela de la salud y el medio ambi<strong>en</strong>te contra laslesiones arbitrarias, la superación de la discriminación, 3 el odio yla persecución, 4 la tutela de la dignidad 5 y privacidad 6 de lapersona humana, el respeto a las tradiciones y costumbres, 7 etc.Trátese o no de derechos sociales <strong>en</strong> una estipulación tradicional,son cuanto m<strong>en</strong>os aspectos sociales no despreciables de losderechos <strong>humanos</strong> o individuales, todavía susceptibles de mayordesarrollo y que pued<strong>en</strong> y deb<strong>en</strong> <strong>en</strong>cuadrarse ya <strong>en</strong>tre los de “primerag<strong>en</strong>eración”, quitándolos de la más utópica “tercera g<strong>en</strong>eración”.84.1La vinculación de ambos temas no es nueva: MILLER, S. M y REIN,MARTÍN, Participation, Poverty and Administration, publicado <strong>en</strong> “PublicAdministration Review”, Washington, <strong>en</strong>ero-febrero de 1969, p. 15; SIMPSON,GEORGE E., Ethnic groups, social mobility, and power in Latin America, <strong>en</strong> ellibro Social Structure, Stratification and Mobility, OEA, Washington, 1967.4.2Nuestros trabajos Participation in Latin America, Nueva York, 1982;Problemas del control de la administración pública <strong>en</strong> América Latina,Madrid, Civitas, 1981; Planificación, participación y libertad <strong>en</strong> el procesode cambio, op. cit.; Viejas y nuevas ideas sobre participación <strong>en</strong> AméricaLatina, “Revista Internacional de Ci<strong>en</strong>cias Administrativas”, Bruselas, 1981,vol. XLVII-1981, n° 2, pp. 1261-32; “Revista de Direito Público”, año XIV, n°57/58, San Pablo, 1981, pp. 29 a 38.4.3Artículo 1° inciso 1° de la Conv<strong>en</strong>ción y otras normas nacionales ysupranacionales.4.4Artículo 13°, inciso 5° de la Conv<strong>en</strong>ción.4.5Artículo 11°, inciso 1° in fine.4.6Artículo 11°, inciso 2°.4.7Surge del art. 12° (conservar, profesar y divulgar su religión y suscre<strong>en</strong>cias), 8° inc. 2 ap. a (ser asistido por traductor o intérprete, por lotanto usar su propio idioma), 20° (mant<strong>en</strong>er la nacionalidad), 22° incisos 6°a 8° ( tutela del extranjero <strong>en</strong> sus condiciones de tal, y principio consigui<strong>en</strong>tede tolerancia y pluralismo); a contrario s<strong>en</strong>su, surge también de la prohibiciónde toda forma de m<strong>en</strong>oscabo étnico o racial que surge del art. 1°.4.8Para la génesis de esta terminología ver GROS ESPIELL, HÉCTOR, Estudiossobre <strong>Derechos</strong> Humanos, Editorial Jurídica V<strong>en</strong>ezolana, Caracas, 1985,pp. 10 y 22.


XI - 6DERECHOS HUMANOSEn nuestros países todavía hay r<strong>en</strong>u<strong>en</strong>cia a buscar y adoptarlas nuevas soluciones posibles, como se advierte <strong>en</strong> el g<strong>en</strong>eralizadorechazo <strong>en</strong> América latina a adoptar instituciones como el def<strong>en</strong>sordel pueblo u ombudsman, 9 mecanismos semidirectos departicipación ciudadana, incorporación de los administrados yusuarios a los órganos directivos de las administraciones públicas,10 o a posponer la creación de dichos mecanismos de progresosocial para luego de una innecesaria reforma constitucional, pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>doque esto es un prerequisito de aquello, o sugiri<strong>en</strong>do alm<strong>en</strong>os la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de reformar primero la Constitución.Una característica de la sociedad tradicional es su resist<strong>en</strong>ciaal cambio: una forma es posponerlo para “después” que se alcancetal o cual condición de difícil cumplimi<strong>en</strong>to. Prop<strong>en</strong>der a la reformade la Constitución para introducir recién <strong>en</strong>tonces la ampliaciónde los derechos que estamos m<strong>en</strong>cionando, es una forma efectivade resistir al cambio.Desde luego, si efectivam<strong>en</strong>te se reformara la Constitución noestaría demás introducirle algunas previsiones expresas sobre elmedio ambi<strong>en</strong>te, 11 la tutela del interés difuso, 12 el def<strong>en</strong>sor delpueblo, 13 la necesaria y operativa participación ciudadana, las4.9Hemos analizado el caso arg<strong>en</strong>tino <strong>en</strong> An Ombudsman for Arg<strong>en</strong>tina:Yes, but..., “International Review of Administrative Sci<strong>en</strong>ces”, vol. L-1984,n° 3, Bruselas, 1984, p. 230 y ss., traducido al portugués <strong>en</strong> la “Revista deDireito Público”, n° 75, San Pablo, 1985, pp. 76 a 81. Los que <strong>en</strong>cabezan laresist<strong>en</strong>cia ya han inv<strong>en</strong>tado un mote, la “ombudsmanía”, como <strong>en</strong> Europase hablaba antaño de los “eurofóricos”.4.10Nuestros artículos La participación administrativo, <strong>en</strong> INAP, op.cit., p. 199 y ss. y <strong>en</strong> “Revista de Direito Público” n° 74, San Pablo 1985, pp.15 a 25; Cauces de participación ciudadana, “Crónica del V Congreso HispanoLuso Americano Filipino de Municipios”, Madrid, 1970, Instituto deEstudios de Administración Local, t. I, pp. 1057 a 1085; y <strong>en</strong> el libro Laplanificación <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tes locales, tomo I, Barcelona, 1971, pp. 37 a 63.4.11Algunas precisiones que sugerimos <strong>en</strong> 1974 para una ev<strong>en</strong>tual normaconstitucional <strong>en</strong> el punto, igualm<strong>en</strong>te introducibles por ley, pued<strong>en</strong>verse <strong>en</strong> “Ambi<strong>en</strong>te y recursos naturales”, vol. IV, n° 2, “La Ley”, Bu<strong>en</strong>osAires, 1987, pp. 122 y 123.4.12Ver nuestro libro La administración paralela, Madrid, 1982, Civitas,cap. IV.4.13Ver infra, punto III de este mismo capítulo VIII.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 7audi<strong>en</strong>cias públicas, etc. Pero conv<strong>en</strong>gamos que dado que ellopuede hacerse directam<strong>en</strong>te por ley y por decreto, 14 y no se lo hahecho, la cuestión reside <strong>en</strong> nuestro medio <strong>en</strong> la falta de cons<strong>en</strong>soo convicción social sobre tales reformas.Si no estamos de acuerdo con ellas —y no lo estamos comosociedad—, 15 da lo mismo que discutamos acerca de su introducciónpor vía legislativa o constitucional, o que propugnemos precederde una reforma constitucional la inmediata reforma legislativa.Y aún la reforma administrativa que siempre ha sido jurídicam<strong>en</strong>teposible con tan sólo el poder, la decisión política y lavoluntad de hacerlo.II. CONTROL SOCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.VIEJAS Y NUEVAS IDEAS SOBRE PARTICIPACIÓN ENAMERICA LATINA5. Introducción. Algunas ideas tradicionales fundam<strong>en</strong>talesLa forma más tradicional y elem<strong>en</strong>tal de participación del ciudadano<strong>en</strong> la vida administrativa y política del Estado es la formarepublicana y democrática de gobierno, <strong>en</strong> la cual el individuoparticipa <strong>en</strong> la gestión pública de manera indirecta, medianterepres<strong>en</strong>tantes elegidos periódicam<strong>en</strong>te a través de eleccioneslibres. Elecciones, partidos políticos, Congreso, pr<strong>en</strong>sa libre, sonasí elem<strong>en</strong>tos mínimos de participación y control <strong>en</strong> cualquierp<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to democrático occid<strong>en</strong>tal, condiciones necesarias parala vig<strong>en</strong>cia de un sistema de derechos <strong>humanos</strong>.4.14Pued<strong>en</strong> llevarse a cabo por vía administrativa, sin ley: el def<strong>en</strong>sor delpueblo u ombudsman ejecutivo, las audi<strong>en</strong>cias públicas previas a la aprobaciónde todo proyecto o reglam<strong>en</strong>to importante, la instrucción a los fiscalespara que no opongan a los particulares que litigu<strong>en</strong> por el medio ambi<strong>en</strong>te,la falta de legitimación activa, la integración de los cuerpos colegiados de laadministración con repres<strong>en</strong>tantes de los usuarios y <strong>en</strong>tidades intermedias,etc.4.15El ejemplo analizado <strong>en</strong> nuestro citado artículo An Ombudsman forArg<strong>en</strong>tina: Yes, but..., es aplicable a virtualm<strong>en</strong>te todo proyecto de cambiode la índole de los m<strong>en</strong>cionados.


XI - 8DERECHOS HUMANOSSin embargo, ocurre <strong>en</strong> América lo mismo que <strong>en</strong> otros contin<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> vías de desarrollo: muchas ideas recib<strong>en</strong> adhesión formalque no siempre se concreta <strong>en</strong> hechos, <strong>en</strong> una práctica continuaque de vida real a las ideas que se dice profesar. 1 Una primeraconstante que es así dable <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> materia de participación<strong>en</strong> América Latina, es la obvia de que las instituciones democráticasno siempre ni <strong>en</strong> todos los países del contin<strong>en</strong>te funcionanconforme al ideario político y constitucional al cual casitodos los sistemas constitucionales están adscriptos: los derechosindividuales sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> tal caso la tónica dominante como no podíaser de otro modo.6. Algunas ideas reci<strong>en</strong>tesDe aquella distancia <strong>en</strong>tre el ideario al cual se expresa adhesión yla práctica administrativa y política que se ejercita, surg<strong>en</strong> vacíosy distancias <strong>en</strong> algunos casos muy grandes, que a veces se haint<strong>en</strong>tado cubrir recurri<strong>en</strong>do a nuevos empleos de la idea o lapalabra de “participación”. Ocurre así que <strong>en</strong> algunos regím<strong>en</strong>es defacto, cuando según la propia estimación interna o la presiónexterna se considera llegado el mom<strong>en</strong>to de dist<strong>en</strong>der el esquemade poder, o com<strong>en</strong>zar a compartirlo, se habla de la necesidad oconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de com<strong>en</strong>zar a implem<strong>en</strong>tar la participación civil <strong>en</strong>el gobierno. La incipi<strong>en</strong>te y a veces progresiva designación deciviles para funciones públicas de segundo o tercer nivel <strong>en</strong> la escalajerárquica, pasa así a ser <strong>en</strong>cuadrada d<strong>en</strong>tro de un tema al cual seint<strong>en</strong>ta de tal modo conferir el rango de casi toda una teoría política,o al m<strong>en</strong>os de una variante interesante <strong>en</strong> el modo de ejercicio delpoder. Quizá el ejemplo jerárquicam<strong>en</strong>te más significativo departicipación por vía de designación de civiles d<strong>en</strong>tro de regím<strong>en</strong>esde facto pueda ser el del Uruguay, que llegó a t<strong>en</strong>er un presid<strong>en</strong>tecivil designado por las fuerzas armadas.Otra forma de plantearse el tema de la participación <strong>en</strong> gobiernosde facto es el de considerar qué pasará una vez restablecido5.1Observación ésta que ha hecho NAIPAUL <strong>en</strong> sus crónicas de viaje pordistintos contin<strong>en</strong>tes: An Area of Darkness, The Return of Eva Perón, etc.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 9<strong>en</strong> el futuro el sistema constitucional de gobierno civil. Se hap<strong>en</strong>sado así <strong>en</strong> la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de implem<strong>en</strong>tar reformas constitucionalesque asegur<strong>en</strong> <strong>en</strong> el futuro gobierno civil algún gradode participación militar de carácter institucional. Es el ejemploque primero dio Portugal, siguió luego Brasil, e int<strong>en</strong>tó seguir elgobierno del Uruguay <strong>en</strong> 1980 —aunque <strong>en</strong> el referéndum llamadoal efecto, la ciudadanía votó <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido adverso al proyectooficial de institucionalizar la participación militar <strong>en</strong> los futurosgobiernos civiles. Es el mismo proceso que está vivi<strong>en</strong>do Chile <strong>en</strong>los años nov<strong>en</strong>ta.T<strong>en</strong>emos así el tema de la participación civil <strong>en</strong> gobiernos militares,y el tema de la participación militar <strong>en</strong> gobiernos civiles,como dos formas relativam<strong>en</strong>te nuevas de int<strong>en</strong>tar plantear anivel teórico o verbal la participación. En nuestra opinión, <strong>en</strong>ambos casos, y sin perjuicio de los méritos que cada uno puedat<strong>en</strong>er coyunturalm<strong>en</strong>te como salida a alguna situación difícil,conceptualm<strong>en</strong>te no cabe hablar de participación si no se parteal m<strong>en</strong>os de la más elem<strong>en</strong>tal y primera forma de participaciónque supone un gobierno democráticam<strong>en</strong>te electo. Por <strong>en</strong>de nose adviert<strong>en</strong> allí signos positivos <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong>.7. Algunas ideas no tan reci<strong>en</strong>tesA aquella distancia que com<strong>en</strong>tamos <strong>en</strong> el primer punto <strong>en</strong>treel ideario democrático y la práctica política, también se la haint<strong>en</strong>tado acortar con otras ideas corri<strong>en</strong>tes de participación: consejosasesores, comisiones mixtas de planificación, ConsejosEconómicos y Sociales, etc. Ya hemos analizado antes de ahoraestas experi<strong>en</strong>cias, 1 y sólo nos cabe aquí reiterar nuestra con-7.1GORDILLO, Cauces de participación ciudadana, pon<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral pres<strong>en</strong>tadaal V Congreso Hispano Luso Americano Filipino de Municipios,Santiago de Chile, 1969, publicado <strong>en</strong> Crónica del V Congreso HispanoLuso Americano Filipino de Municipios, Madrid, 1970, ed. del Instituto deEstudios de Administración Local, tomo I, pp. 1057 a 1085; también publicado<strong>en</strong> el libro La Planificación <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tes locales, tomo 1, Estudios g<strong>en</strong>erales,publicación del Instituto de ci<strong>en</strong>cias Sociales, Barcelona, 1971, pp. 37a 63; posteriorm<strong>en</strong>te incluido <strong>en</strong> nuestro libro Planificación, participación


XI - 10DERECHOS HUMANOSclusión de que han sido frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te int<strong>en</strong>tadas como formassustitutivas de los canales y mecanismos mínimos de participacióndemocrática (elecciones, etc.) <strong>en</strong> lugar de como formas complem<strong>en</strong>tariasintegradoras y perfeccionadoras de un sistema democrático.Ello no debe llevar <strong>en</strong> modo alguno a rechazar estosmecanismos de participación <strong>en</strong> sí y por sí, ya que lo cuestionablees que se los pret<strong>en</strong>da plantear como la única, principal o excluy<strong>en</strong>teforma de participación, si<strong>en</strong>do que <strong>en</strong> verdad nunca pued<strong>en</strong>llegar a suplir la mínima y elem<strong>en</strong>tal participación democráticaya referida, ni tampoco, por <strong>en</strong>de, mejorar el sistema de derechos<strong>humanos</strong>.Desde la óptica política opuesta a la anterior cabe tambiénrecordar que a veces la participación ha sido planteada <strong>en</strong> AméricaLatina desde el ángulo izquierdo del espectro político, comoparticipación de masa, también como forma supuestam<strong>en</strong>te principalde participación y como pret<strong>en</strong>dida sustitución de los canalesdemocráticos elem<strong>en</strong>tales de participación. Tales propuestasde g<strong>en</strong>erar una suerte de estado de asamblea popular, <strong>en</strong> loscuales toda la población pueda s<strong>en</strong>tirse directam<strong>en</strong>te resolvi<strong>en</strong>dolos asuntos públicos, pero sin permitirle a esa población ejercerel derecho de sufragio universal para elegir repres<strong>en</strong>tantesde <strong>en</strong>tre partidos políticos diversos, padece del mismo defecto quelas propuestas de sustituir la democracia por otros mecanismosde participación. Derechas e izquierdas, como es tan frecu<strong>en</strong>te<strong>en</strong> América Latina, incurr<strong>en</strong> <strong>en</strong> el mismo error de concepto depret<strong>en</strong>der instituir “su” sistema de participación, sin elecciones,partidos, pr<strong>en</strong>sa libre, periodicidad de los gobernantes, etc.y libertad <strong>en</strong> el proceso de cambio, México y Bu<strong>en</strong>os Aires, 1973, pp. 165 a216. Hemos vuelto sobre el tema también <strong>en</strong> Participation in State andNon-State Administration in Latin America, trabajo pres<strong>en</strong>tado al seminarioLaw in the Design and Administration of Strategies of AlternativeDevelopm<strong>en</strong>t, Universidad de Warwick, Cov<strong>en</strong>try, 1980. ver también SÁNCHEZMORÓN, MIGUEL, La participación del ciudadano <strong>en</strong> la Administración Pública,Madrid, 1980. Es interesante destacar que la participación ha sidoelevada a la jerarquía de principio constitucional expreso <strong>en</strong> la constituciónespañola, artículo 9°, inciso 2. Ver GARCÍA DE ENTERRIA, EDUARDO y FERNÁNDEZ,TOMÁS RAMÓN, Curso de Derecho Administrativo, tomo II, Madrid, 1981, p. 76y ss.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 11La difer<strong>en</strong>cia que <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong>tre los mecanismos de participaciónrecordados <strong>en</strong> este punto y los indicados <strong>en</strong> el preced<strong>en</strong>te,es que los consejos económicos y sociales y <strong>en</strong>tidades yórganos similares pued<strong>en</strong> complem<strong>en</strong>tar y mejorar un régim<strong>en</strong>democrático, pero no sustituirlo, <strong>en</strong> tanto que los señalados <strong>en</strong>el punto segundo por su propia concepción siempre van <strong>en</strong> desmedrode la forma primaria de participación democrática y parecieraque <strong>en</strong> ningún caso pued<strong>en</strong> llegar a complem<strong>en</strong>tarla. Ellosse opon<strong>en</strong> per se a la participación, <strong>en</strong> tanto que los consejos,etc., si bi<strong>en</strong> pued<strong>en</strong> también de hecho ser postulados erróneam<strong>en</strong>tecomo propuestas para sustituir la democracia, lo que <strong>en</strong>verdad no pued<strong>en</strong> eficaz ni legítimam<strong>en</strong>te hacer, pued<strong>en</strong> <strong>en</strong> cambiocomplem<strong>en</strong>tar un régim<strong>en</strong> de participación democráticastricto s<strong>en</strong>su.Resulta así que estuvo reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de moda hablar de participación<strong>en</strong> contextos que niegan su s<strong>en</strong>tido primig<strong>en</strong>io; peroeso no debe arredrarnos para tratar de rescatar su significado<strong>en</strong> un contexto democrático, y de destacar que ella es un mecanismopor excel<strong>en</strong>cia de control social de la administraciónpública. Parece verdad de perogrullo que es necesario reiterar<strong>en</strong> América Latina, que si no funcionan los canales democráticosmínimos de participación y todas las demás formas de participacióny control ciudadano de la administración pública, difícilm<strong>en</strong>tepodrán t<strong>en</strong>er éxito alguno todos y cuantos demás instrum<strong>en</strong>tosy controles estatales de la administración puedan concebirse:Contralorías, Tribunales de Cu<strong>en</strong>tas, Tribunales administrativosy hasta judiciales, pued<strong>en</strong> de hecho quedar minimizados<strong>en</strong> su significación y utilidad concreta, sin participaciónciudadana, sin parlam<strong>en</strong>to, sin pr<strong>en</strong>sa, sin libertad. Por ello p<strong>en</strong>samosque para realzar el control de la administración pública,debe también int<strong>en</strong>tarse valorizar los mecanismos de participacióny control social faltantes <strong>en</strong> América Latina, sin los cualesmal pued<strong>en</strong> estar tutelados eficazm<strong>en</strong>te los derechos de los individuos.


XI - 12DERECHOS HUMANOS8. Ideas tradicionales, no receptadas <strong>en</strong> América Latina8.1. Medios semidirectos de participaciónTambién cabe aquí recordar otros medios de participación quepodrían fortalecer la vida política democrática <strong>en</strong> América Latina,pero que hasta ahora no han recibido mayor adhesión doctrinaria.Nos referimos, <strong>en</strong> primer lugar, a los medios semidirectos departicipación, tales como plebiscito, referéndum, derecho deiniciativa, 1 derecho popular de veto, 2 recall, etc.En g<strong>en</strong>eral, la tradición latinoamericana es adversa a estasformas de participación, 3 e incluso <strong>en</strong> algún caso se interpretanlas constituciones <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que las excluy<strong>en</strong>, lo que a nuestrojuicio no es correcto. En la práctica, es de lam<strong>en</strong>tar que han sidoprecisam<strong>en</strong>te gobiernos no democráticos los que han hecho usode algunos de estos mecanismos semidirectos de participación,recurri<strong>en</strong>do al referéndum para int<strong>en</strong>tar legitimar reformas constitucionalescuestionables, como Chile y Uruguay <strong>en</strong> 1980. Bi<strong>en</strong>se compr<strong>en</strong>de que si algunos autores han criticado al referéndum<strong>en</strong> Francia, bajo un gobierno democrático, por considerarlo teñidode cesarismo, con más razón habrían de levantarse críticas <strong>en</strong>América Latina contra su empleo por gobiernos de facto. Contodo, al igual que <strong>en</strong> el punto 3, nuestra opinión es que estosmedios semidirectos de participación, si bi<strong>en</strong> no pued<strong>en</strong> sustituir8.1Desde luego, si el ejercicio del derecho de iniciativa popular es muycomplejo o requiere demasiadas firmas para poder ser puesto <strong>en</strong> marcha(por ejemplo, ci<strong>en</strong> mil firmas <strong>en</strong> el Distrito Federal de México), <strong>en</strong>tonces nofuncionará <strong>en</strong> la práctica, como apunta ACOSTA ROMERO, MIGUEL, Teoría g<strong>en</strong>eraldel Derecho Administrativo, México, 1979, pp. 50-152.8.2Proponemos, <strong>en</strong> efecto, la idea de un veto de iniciativa ciudadana, aser creado <strong>en</strong> forma similar al derecho de iniciativa o al recall, para seraplicado ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te a proyectos grandiosos de determinados gobernantesque pued<strong>en</strong> no contar con respaldo de la ciudadanía. Puede ocurrirque algunos gobiernos pret<strong>en</strong>dan empr<strong>en</strong>der grandes proyectos más porrazones de prestigio o vanidad política que por real utilidad comunitaria esconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que la comunidad supuestam<strong>en</strong>te b<strong>en</strong>eficiaria de tales proyectospueda jurídicam<strong>en</strong>te impedirlos si no respond<strong>en</strong> a la voluntad popular.8.3Ver, por ejemplo, DANA MONTAÑO, SALVADOR M., La participación políticay sus garantías, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1971, pp. 13-14.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 13la democracia repres<strong>en</strong>tativa, sí pued<strong>en</strong> <strong>en</strong> cambio perfeccionarlae integrarla: son así los gobiernos democráticos los que debieranmejorar la participación política con estos canales semidirectosde participación, permiti<strong>en</strong>do a la población un rol másprotagónico <strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sa y desarrollo de sus derechos.8.2. Participación de los usuarios <strong>en</strong> las empresas y serviciospúblicosLas difer<strong>en</strong>tes formas de participación de los usuarios <strong>en</strong> los serviciosy empresas públicas que se han int<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> Europa, tampocohan suscitado adhesión <strong>en</strong> las corri<strong>en</strong>tes dominantes de opinión<strong>en</strong> América Latina, ni originado experi<strong>en</strong>cias o prácticasestables.Sea que se hable de la participación del usuario <strong>en</strong> las empresaspúblicas, o de la gestión tripartita de los servicios públicoscon repres<strong>en</strong>tantes del gobierno, los usuarios y los funcionariosdel servicio; 4 o de la participación obrera <strong>en</strong> la dirección de lasempresas públicas o privadas; 5 o de cualquier otra forma importantede participación del administrado o individuo <strong>en</strong> la direcciónde los asuntos públicos, la opinión dominante <strong>en</strong> los círculosacadémicos y de poder es poco propicia a estas diversas formas departicipación. Nuevam<strong>en</strong>te la tradición vivi<strong>en</strong>te resulta adversaa la pret<strong>en</strong>sión de un ejercicio activo y directo de sus derechos porlos individuos.Un ejemplo importante puede serlo <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina lo que aspiróa ser el gobierno “tripartito” <strong>en</strong> las universidades nacionales,8.4Para una crítica, ver BREWER CARÍAS, ALLAN-RANDOLPH, El control de lasempresas públicas por grupos de intereses de la comunidad, <strong>en</strong> “RevistaInternacional de ci<strong>en</strong>cias Administrativas”, Bruselas, 1967, vol. XXXIII, n°1, p. 53.8.5Desde luego, <strong>en</strong> el caso de la empresa privada intervi<strong>en</strong><strong>en</strong> tambiénotros factores. En algún caso ha existido consagración constitucional delprincipio (Arg<strong>en</strong>tina desde 1957 <strong>en</strong> adelante, art. 14 bis), pero ningunaconcreción legislativa ni práctica consolidada. Sobre el tema <strong>en</strong> otros países<strong>en</strong> desarrollo, ver GHAI, YASH P., Law in the Political Economy of PublicEnterprise, Uppsala, 1977, pp. 232-237. Algunas experi<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> AméricaLatina están reseñadas <strong>en</strong> INTERNATIONAL LABOUR OFFICE, Participation ofWorkers in Decisions Within Undertakings, Ginebra. 1969.


XI - 14DERECHOS HUMANOSpropiciado a partir de la Reforma nacida <strong>en</strong> Córdoba <strong>en</strong> 1918. Enuna de sus manifestaciones, com<strong>en</strong>zada <strong>en</strong> 1957 y reiniciada <strong>en</strong>1986, las universidades nacionales estuvieron gobernadas porcuerpos colegiados electivos, integrados por una mayoría y minoría,de profesores, mayoría y minoría de estudiantes, mayoría yminoría de graduados. La cantidad total de profesores era, <strong>en</strong>este ejemplo de ocho fr<strong>en</strong>te a cuatro graduados y otros tantosestudiantes, lo que permitía a veces que <strong>en</strong> determinadas votacionesse sumaran el voto de la mayoría estudiantil y de graduadoscon la minoría de los profesores, consagrando así a veces decisionesa las cuales la mayoría de los profesores era adversa. Estasola circunstancia quizá sea sufici<strong>en</strong>te para extrapolar a partirde ese ejemplo los juicios de valor que la idea de la participaciónpuede suscitar <strong>en</strong> espíritus difer<strong>en</strong>tes. Para qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong>fatic<strong>en</strong> lajerarquía y la autoridad, ese ejemplo será tal vez prueba sufici<strong>en</strong>tede que la participación es una propuesta que cabe desechar deplano y no volver siquiera a int<strong>en</strong>tarla con el alcance de coparticipacióndecisoria. Para qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> que la jerarquía y laautoridad no son valores absolutos sino <strong>en</strong> tanto y cuanto sirv<strong>en</strong>al cumplimi<strong>en</strong>to de fines superiores para toda la sociedad; paraqui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> que la democracia no es sólo una forma de llegaral poder, sino también una forma de ejercerlo; para qui<strong>en</strong>es creanque toda la sociedad debe participar de tantas formas como seaposible <strong>en</strong> las decisiones públicas que van a afectar su forma devida; para todos ellos, puede ser que tales experi<strong>en</strong>cias muestr<strong>en</strong>un ejemplo interesante para analizar críticam<strong>en</strong>te y ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>teperfeccionar con miras a su experim<strong>en</strong>tación. 6A nivel de críticas que no sean, pues, rechazo total de talesideas y experi<strong>en</strong>cias, cabe destacar aquí aquella según la cual lagestión tripartita igualitaria (igual proporción de repres<strong>en</strong>tantes8.6En g<strong>en</strong>eral y para distintos puntos de vista, ver SANGUINETTI, HORACIO,Régim<strong>en</strong> administrativo de la Universidad de Bu<strong>en</strong>os Aires, 1963; GROISMAN,ENRIQUE, La Universidad como problema jurídico, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1968;VANOSSI, JORGE REINALDO, La Universidad y sus problemas, Bu<strong>en</strong>os Aires,1976. El tema de la participación estudiantil ha sido también planteadoocasionalm<strong>en</strong>te como sustituto del gobierno compartido <strong>en</strong> la Universidad.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 15de usuarios, personal y gobierno c<strong>en</strong>tral) o tetrapartita (segúnalguna propuesta universitaria no concretada <strong>en</strong> los hechos, profesores,graduados, estudiantes y personal administrativo) diluyeya <strong>en</strong> exceso la autoridad. Formas de equilibrio, de la participación,<strong>en</strong> las cuales el fiel de la balanza de alguna preemin<strong>en</strong>ciaa la jerarquía y a la autoridad formal (o sea, a los repres<strong>en</strong>tantesdel poder c<strong>en</strong>tral o del poder constituido), y otorgue algún gradode influ<strong>en</strong>cia no exactam<strong>en</strong>te igualitaria a los repres<strong>en</strong>tantes delos administrados, usuarios del servicio o empresa pública, etc.,pued<strong>en</strong> ser la tónica a buscar <strong>en</strong> futuras experi<strong>en</strong>cias de estaíndole.En cualquier caso, y a fuer de reflejo fiel de la realidad de lasideas predominantes <strong>en</strong> América Latina, no cabe sino concluir <strong>en</strong>que esta forma de participación resolutoria, con voz y voto, <strong>en</strong> loscuerpos directivos de la administración pública, no cu<strong>en</strong>ta conas<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to ni cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong> América Latina, ni tampoco con experi<strong>en</strong>ciasg<strong>en</strong>eralizadas. Es así otro punto adverso que cabe consignar<strong>en</strong> el relevami<strong>en</strong>to del ejercicio de los derechos que correspond<strong>en</strong>a los individuos ante el poder público.9. Ideas tradicionales, receptadas parcialm<strong>en</strong>te9.1. Regionalización, desc<strong>en</strong>tralización, delegaciónSe ha vinculado frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te la participación con la regionalización,la desc<strong>en</strong>tralización y la delegación. América Latinacu<strong>en</strong>ta con interesantes e importantes ejemplos de <strong>en</strong>tes dedesarrollo, pudi<strong>en</strong>do aquí recordarse el caso de V<strong>en</strong>ezuela, Colombia,México, Brasil, etc.; 1 también la desc<strong>en</strong>tralización territorial e9.1Ampliar <strong>en</strong> el capítulo La región del libro de GORDILLO, Después de lareforma del Estado, 2 a ed., 1998. Ver BREWER CARÍAS, ALLAN-RANDOLPH, Estudiossobre la reforma administrativa, Caracas, 1980, p. 290 y ss.; GORDILLO,La regionalización administrativa <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela, docum<strong>en</strong>to de NacionesUnidas, Caracas, 1975; POSADAS, ANTONIO J., y POSADAS, JEANNE DE, CVC: un retoal subdesarrollo y al tradicionalismo, Bogotá, 1966, p. 46, donde analizanla regionalización como un medio de participación democrática <strong>en</strong> el caso dela corporación del Valle de Cauca (CVC); <strong>en</strong> cambio, DANA MONTAÑO, op. cit,pp. 13-14, considera críticam<strong>en</strong>te la posibilidad de que la regionalización


XI - 16DERECHOS HUMANOSinstitucional ha sido frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te propuesta como una forma alm<strong>en</strong>os cercana o próxima a la idea de participación. 2Tanto los <strong>en</strong>tes de tipo regional como los demás <strong>en</strong>tes desc<strong>en</strong>tralizados,<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral no funcionan como mecanismos idóneosde participación, ni existe tampoco una concepción clara de quedeban serlo, <strong>en</strong>tre otras cosas porque suel<strong>en</strong> funcionar a imag<strong>en</strong>y semejanza de la administración c<strong>en</strong>tral. Padec<strong>en</strong> <strong>en</strong>tonces delmismo vicio de excesiva c<strong>en</strong>tralización interna que caracteriza ala administración c<strong>en</strong>tral, y no es frecu<strong>en</strong>te <strong>en</strong>contrar d<strong>en</strong>tro detales <strong>en</strong>tidades experi<strong>en</strong>cias importantes de desconc<strong>en</strong>tración odelegación, ni tampoco por <strong>en</strong>de de participación. Esto, al m<strong>en</strong>os,como regla o conclusión g<strong>en</strong>eral y sin perjuicio de que puedanseñalarse excepciones <strong>en</strong> las cuales la participación pueda habersepres<strong>en</strong>tado.De la delegación, por fin, puede decirse que es de algún modoun paso previo o un prerrequisito administrativo a la introduciónde la participación <strong>en</strong> la administración pública, <strong>en</strong> cuanto qui<strong>en</strong>no quiera o no pueda de hecho delegar d<strong>en</strong>tro de su propia organizaciónjerárquica a sus mismos subordinados, difícilm<strong>en</strong>te podrádar participación a los administrados <strong>en</strong> la gestión de los asuntospúblicos a su cargo. La delegación no es una práctica sistemáticay constante <strong>en</strong> la administración latinoamericana 3 y ello está dici<strong>en</strong>dosimultáneam<strong>en</strong>te que tampoco la participación lo es. Lomismo cabe decir por ext<strong>en</strong>sión, de los derechos individuales queestos institutos procuran fortalecer.pueda operar como modo de participación, y recuerda <strong>en</strong> tal s<strong>en</strong>tido a KAHN,JACQUES, La Participation (Ce que De Gaulle Cache), Paris, 1969.9.2Pero tampoco han sido los <strong>en</strong>tes desc<strong>en</strong>tralizados una forma significativade participación, ni siquiera tratándose de <strong>en</strong>tes participativos porexcel<strong>en</strong>cia como los Municipios. Sobre estos últimos, ver BREWER CARÍAS,Cambio político y reforma del Estado <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela, Madrid, 1975, pp. 430-451.9.3Sobre los distintos problemas que plantea la delegación ver nuestroTratado de Derecho Administrativo, tomo 1, Parte G<strong>en</strong>eral, Bu<strong>en</strong>os Aires,8° ed., 2003, capítulo XII, puntos 9 a 10.5.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 179.2. El derecho de def<strong>en</strong>sa y las audi<strong>en</strong>cias públicasOtro grupo de ideas tradicionales que han recibido recepciónparcial <strong>en</strong> América Latina no se suele vincular con el tema de laparticipación, aunque puede relacionárselo con él e incluso <strong>en</strong>cierto modo lo integra. Se trata de la necesaria audi<strong>en</strong>cia que debedarse al interesado antes de adoptar decisiones que le vayan aafectar, y de la audi<strong>en</strong>cia pública o participación colectiva de lospot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te afectados por una futura norma g<strong>en</strong>eral oreglam<strong>en</strong>taria, antes de que ella sea dictada. 49.2.1. El derecho individual de def<strong>en</strong>saEn el primer caso, el principio del debido proceso suele ser aceptado<strong>en</strong> América Latina como una garantía individual de que ningunadecisión concreta sea adoptada <strong>en</strong> perjuicio de una persona, sinantes haberle conferido oportunidad de hacer oír sus razones yproducir la prueba de descargo de que quiera valerse. 5 No siempreel principio se cumple <strong>en</strong> la práctica, <strong>en</strong> la cual observamos másfrecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que de hecho la def<strong>en</strong>sa sólo puede ser ejercidadespués que el acto adverso ha sido emitido; pero, <strong>en</strong> todo caso, noexist<strong>en</strong> controversias mayores sobre la corrección del principioteórico <strong>en</strong>unciado.9.4Para un desarrollo del tema ver <strong>Gordillo</strong>, Tratado de derecho administrativo,t. 2, La def<strong>en</strong>sa del usuario y del administrado, 6° ed., 2003,cap. XI: “El procedimi<strong>en</strong>to de audi<strong>en</strong>cia pública”; BOSCH, JORGE TRISTÁN, Elprocedimi<strong>en</strong>to administrativo <strong>en</strong> los Estados Unidos de América, Montevideo,1953, pp. 29 a 33 y 73 a 76.9.5Por ejemplo, <strong>en</strong> Colombia el proyecto de la ley n° 52 de 1980, artículos5, 6 y 8 del pliego de modificaciones del s<strong>en</strong>ador VIDAL PERDOMO, Anales delCongreso, Bogotá, 4-XI-80, pp. 1136-1138; <strong>en</strong> Uruguay, ver REAL, ALBERTORAMÓN, Nuevos estudios de Derecho Administrativo, Montevideo, 1976, pp.23-24, capítulo Los principios del procedimi<strong>en</strong>to administrativo <strong>en</strong> el Uruguay,reproducido <strong>en</strong> Universidad de Chile, Anuario de Derecho Administrativo,Santiago, Tomo I, 1976, p. 280 y ss. FRUGONE SCHIAVONE, HÉCTOR, Principiosfundam<strong>en</strong>tales del procedimi<strong>en</strong>to administrativo, <strong>en</strong> Procedimi<strong>en</strong>toAdministrativo, Montevideo, 1977, pp. 35 y 55, etc.


XI - 18DERECHOS HUMANOS9.2.2. Las audi<strong>en</strong>cias públicas 6En el caso de la audi<strong>en</strong>cia pública no <strong>en</strong>contramos, <strong>en</strong> cambio, porlo g<strong>en</strong>eral, reconocimi<strong>en</strong>to constitucional o legislativo y a veces nisiquiera doctrinal, 7 ni tampoco por <strong>en</strong>de experi<strong>en</strong>cia concretag<strong>en</strong>eralizada, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que debe igualm<strong>en</strong>te permitirseexponer razones y arrimar pruebas a los destinatarios de lamedida, antes que la administración emita una norma g<strong>en</strong>eral, oantes de que apruebe un proyecto que va a afectar a un sector dela comunidad (típicam<strong>en</strong>te, los proyectos que modifican el equilibrioecológico, o los proyectos de reforma urbanística: autopistas,aeropuertos, etc.). En el derecho inglés y norteamericano se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran de antaño consagradas las public hearings o audi<strong>en</strong>ciaspúblicas y <strong>en</strong> el derecho francés las <strong>en</strong>quêtes publiques, pero <strong>en</strong>América Latina ha habido hasta ahora un apar<strong>en</strong>te desinterés porincorporar estas experi<strong>en</strong>cias comparadas a la realidad local.Aquellas voces que <strong>en</strong> los países desarrollados señalan imperfeccioneso defectos de tales experi<strong>en</strong>cias son tomadas <strong>en</strong> los países <strong>en</strong>desarrollo no como expresiones de conci<strong>en</strong>cia ci<strong>en</strong>tífica crítica, apartir de un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que puede ser valioso, sino comodemostraciones de su imperfección y, por lo tanto —<strong>en</strong> ilógico nesequitur—, de la inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de experim<strong>en</strong>tarlos <strong>en</strong> los paísesm<strong>en</strong>os desarrollados. Consideramos que los países de AméricaLatina mejorarían su grado y calidad de participación y, por lotanto, de vida democrática, si establecieran la norma de la necesariainformación, consulta y debate público previos a la emisión d<strong>en</strong>ormas administrativas g<strong>en</strong>erales o a la adopción de grandesproyectos públicos. Bi<strong>en</strong> se advierte de qué poco val<strong>en</strong> los mediostradicionales de control de la administración pública si no secomplem<strong>en</strong>tan y vivifican con estos otros instrum<strong>en</strong>tos modernosde control ciudadano, con estos derechos individuales mínimosfr<strong>en</strong>te al poder estatal.9.6Ampliar <strong>en</strong> el capítulo XI, ya citado, del t. 2 de nuestro tratado.9.7Entre qui<strong>en</strong>es com<strong>en</strong>tan favorablem<strong>en</strong>te la experi<strong>en</strong>cia comparada<strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, ver BOSCH, JORGE TRISTÁN, El procedimi<strong>en</strong>to administrativo<strong>en</strong> los Estados Unidos de América, 1953, pp. 29 a 33 y 73 a 76.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 1910. Ideas no tradicionalesAlgunas ideas no tradicionales, por su parte, han com<strong>en</strong>zado arecibir un moderado apoyo doctrinario, y se señalan ya algunosint<strong>en</strong>tos de ponerlas <strong>en</strong> marcha, pero las corri<strong>en</strong>tes preval<strong>en</strong>tes deopinión también parec<strong>en</strong> todavía formarles un fr<strong>en</strong>te común deresist<strong>en</strong>cia.Podemos m<strong>en</strong>cionar aquí a la institución del Ombudsman, ocomisionado parlam<strong>en</strong>tario, <strong>en</strong> cuanto procurador o repres<strong>en</strong>tantedel ciudadano, gestor de los intereses de los administrados y, <strong>en</strong>g<strong>en</strong>eral, de los no repres<strong>en</strong>tados o insufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tadosfr<strong>en</strong>te a los poderes públicos. 1 T<strong>en</strong>emos ya algunos <strong>en</strong> el país,como el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo de la Nación y el Def<strong>en</strong>sor del Pueblode la Ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires. Conforme a esta propuesta se constituyeun órgano público indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>cargado de vigilar a laadministración y los concesionarios o lic<strong>en</strong>ciatarios de serviciospúblicos <strong>en</strong> los abusos que puedan cometer fr<strong>en</strong>te a los administradosy, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, de controlar el inoportuno o mal ejercicio dela función administrativa. Con esta institución se otorga una ciertavoz y una cierta potestad indirecta a qui<strong>en</strong>es de otro modo, através de los medios usuales de participación y control de y <strong>en</strong> laadministración pública, podrían no t<strong>en</strong>er quizá acceso eficaz alcontrol del poder. En el caso de audi<strong>en</strong>cias públicas tramitadas<strong>en</strong> una primera fase escrita por e-mail, por ejemplo, pued<strong>en</strong> recibir<strong>en</strong> mano u oralm<strong>en</strong>te las pres<strong>en</strong>tacones de los interesados ytransmitirlas por e-mail a la audi<strong>en</strong>cia.10.1Ver ROWAT, DONALD C., The Ombudsman Plan, Toronto, 173, capítuloXVI <strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia a países <strong>en</strong> desarrollo: FIX-ZAMUDIO, HÉCTOR, “Reflexionescomparativas sobre el Ombudsman”, <strong>en</strong> Memoria de El Colegio Nacional,vol. IX, n° 2, México, 1979, pp. 99 a 149; SOTO KLOSS, EDUARDO, “El Ombudsmannórdico-sajón” <strong>en</strong> Revista Arg<strong>en</strong>tina de Derecho Administrativo, n° 1, Bu<strong>en</strong>osAires, 1971, pp. 37 a 51; PADILLA, MIGUEL M., La institución del comisionadoparlam<strong>en</strong>tario, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1976; BARROSO LEITE, CELSO, Ombudsman.corregidor administrativo, Río de Janeiro, 176. Interesa también compararla mayor viabilidad que ha t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> la práctica la institución <strong>en</strong> otrospaíses <strong>en</strong> desarrollo; por ejemplo, los africanos. Ver al respecto GHAI, YASHP., “Ombudsman and Others”, <strong>en</strong> el libro de MARTIN, Law and PersonalFreedom in Tanzania, pp. 217-220; MARTIN, ROBERT, The Ombudsman inZambia, “Journal of Modern African Studies”, vol. 15, n° 2, pp. 239-259.


XI - 20DERECHOS HUMANOSEn América Latina exist<strong>en</strong> algunos primeros esbozos a nivelnormativo, <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela, Perú, Colombia; <strong>en</strong> Puerto Rico existeuna oficina del Procurador del Ciudadano. Si bi<strong>en</strong> las primerasexperi<strong>en</strong>cias y esbozos normativos son todavía muy reci<strong>en</strong>tes comopara poder g<strong>en</strong>eralizar juicios de valor, puede quizá adelantarsela opinión expuesta por ROWAT 2 sobre estas experi<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> otrospaíses <strong>en</strong> vías de desarrollo. Aunque posiblem<strong>en</strong>te no habrán deconstituir profundos cambios <strong>en</strong> la administración, de todos modospued<strong>en</strong> contribuir a mejorar cualitativam<strong>en</strong>te la conduccióny control de la administración y del gobierno <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y pued<strong>en</strong>dar complem<strong>en</strong>tariam<strong>en</strong>te una no despreciable dosis adicionalde participación indirecta a los administrados e increm<strong>en</strong>tarel ejercicio efectivo de sus derechos individuales. Volveremos sobreeste tema <strong>en</strong> el punto III del pres<strong>en</strong>te capítulo.11. Otras ideas no tradicionalesDe lo que hasta aquí expuesto, puede concluirse que a nivel teóricosobran posibles medios de <strong>en</strong>riquecer la participación de losindividuos <strong>en</strong> la administración y el control de ésta por la ciudadanía.Pero escasean las experi<strong>en</strong>cias y las convicciones. Nac<strong>en</strong> <strong>en</strong>cambio, y sobreviv<strong>en</strong> más de lo que debieran, algunas seudo–propuestas de participación que no hac<strong>en</strong> sino confundir el panorama.Si con todo ello podemos <strong>en</strong>unciar la conclusión t<strong>en</strong>tativa de que noexiste <strong>en</strong> América Latina cons<strong>en</strong>so doctrinario ni tampoco convicción<strong>en</strong> la opinión pública, acerca de la bondad de int<strong>en</strong>tar instaurar unsistema tan participativo como sea razonablem<strong>en</strong>te posible, ¿quépropuesta puede t<strong>en</strong>er s<strong>en</strong>tido práctico y teórico?Desde luego, qui<strong>en</strong> sea partidario de un sistema tan participativocomo sea razonablem<strong>en</strong>te posible, apoyará todo int<strong>en</strong>tode introducir unos y otros de los múltiples medios y cauces departicipación conocidos, <strong>en</strong> tanto no sean pres<strong>en</strong>tados como supuestam<strong>en</strong>teexcluy<strong>en</strong>tes de los restantes. Pero con sólo mirar laexperi<strong>en</strong>cia y la historia reci<strong>en</strong>te se puede advertir que esos esfuerzosaislados no han sido sufici<strong>en</strong>tes para hacer realidad la10.2ROWAT, The Ombudsman Plan, p. 138.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 21participación <strong>en</strong> el múltiple s<strong>en</strong>tido que estamos hablando. Desdeesta perspectiva, p<strong>en</strong>samos que puede ser de interés considerarun <strong>en</strong>foque de la participación que tome <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta algunas de lasposibles causas de aquella falta de convicción y cons<strong>en</strong>so acercade su conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia.Nos referimos al hecho de que la educación, por una parte,tanto pública como privada, y los medios masivos de comunicaciónpor la otra, <strong>en</strong> especial la televisión por su <strong>en</strong>orme p<strong>en</strong>etración<strong>en</strong> la vida diaria de la mayoría de los individuos, emit<strong>en</strong> adiario un m<strong>en</strong>saje no participativo y de gobierno o poder sin control,precisam<strong>en</strong>te por su estructura de decisión no participativa.Un sistema administrativo de televisión y de educación <strong>en</strong> el cualla decisión es tomada <strong>en</strong> forma unilateral y excluy<strong>en</strong>te, sin participacióndecisoria previa ni posterior de los destinatarios y afectadosdirectos, sin audi<strong>en</strong>cia pública ni privada sin desc<strong>en</strong>tralizaciónni delegación, sin Ombudsman que controle y a veces aúnsin un sistema político democrático del cual partir como esquemade poder, inevitablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>señará diariam<strong>en</strong>te a todo su público,<strong>en</strong> los más mínimos actos y expresiones, <strong>en</strong> innúmeras formasimplícitas y explícitas, que la participación no es el sistemade valores del cual se parte ni al cual se aspira; <strong>en</strong> particularporque no es el sistema de valores que se practica. Ello estarádici<strong>en</strong>do todo lo que hay que decir sobre el valor allí reconocido alos derechos <strong>humanos</strong> previstos <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción.Si <strong>en</strong> algún sector de la vida administrativa y pública ha deefectuarse un esfuerzo prioritario para atacar la falta de convicciónexist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> América Latina respecto al control y a la participaciónciudadana, ha de ser <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> materia de educación y detelevisión, a las cuales como mínimo hay que exigirles t<strong>en</strong>er unOmbudsman específico e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te. Ahora bi<strong>en</strong>, para que laparticipación no sea un slogan vacío, car<strong>en</strong>te de cont<strong>en</strong>ido empírico,sin reflejo <strong>en</strong> la realidad; para que no transmita un m<strong>en</strong>sajefalso que, por tanto, a nadie conv<strong>en</strong>cerá y quedará como tantasideas <strong>en</strong> el campo de las que se dice compartir, pero que se prefier<strong>en</strong>o ejercitar “por ahora”; para todo ello, es necesario <strong>en</strong>tonces


XI - 22DERECHOS HUMANOSque se int<strong>en</strong>te estructurar <strong>en</strong> tales sectores de formación de opiniónun mecanismo de participación y control, razonablem<strong>en</strong>teequilibrado, que permita acercar a la toma de decisiones a losdestinatarios de las mismas.No es necesario adscribirse a tal o cual forma concreta de experi<strong>en</strong>cia;basta sí con advertir que participación <strong>en</strong> educación otelevisión no es tampoco estatización de ambas, como a veces seha pregonado y <strong>en</strong> algún caso parcialm<strong>en</strong>te practicado <strong>en</strong> AméricaLatina. No se trata, pues, como se int<strong>en</strong>tara con los diarios <strong>en</strong>Perú bajo el gobierno de VELAZCO ALVARADO, de quitarlos a suspropietarios particulares para darlos a la “comunidad”, pues ello<strong>en</strong> la práctica significaría darlos sólo al funcionario de turno, queactuará también <strong>en</strong> el estilo tradicional de la administración dela cual provi<strong>en</strong>e. Se trata no de cambiar la titularidad formal delpoder, asunto que vi<strong>en</strong>e resuelto por otros datos del sistema, sinode cambiar el modo de ejercicio del poder, de establecer la reglade que todas las decisiones a tomarse han de serlo con la participaciónintegradora y controladora, <strong>en</strong> la decisión misma, de losafectados o destinatarios de la resolución de que se trata con derechode réplica, con Ombudsman específico.En América Latina algunos países han ido conc<strong>en</strong>trando <strong>en</strong> elgobierno, a través de los años, una proporción creci<strong>en</strong>te de mediosde comunicación de masas y <strong>en</strong> algunos casos la totalidad delos canales nacionales de televisión (la Arg<strong>en</strong>tina <strong>en</strong> 1974) lo cual,<strong>en</strong> tanto y <strong>en</strong> cuanto la dirección de tales medios de comunicaciónse hace de modo no participativo, hace que el m<strong>en</strong>saje diario a lapoblación sea el de la no-participación. Si se desea una democraciafuerte y estable, un pueblo no abúlico ni desinteresado de lavida pública, un pueblo que tome decisión responsable no sólocuando vota, sino también cuando a diario con su acción o inacciónafecta la conducta pública; si se aspira a que vayan poco apoco disminuy<strong>en</strong>do las condiciones que dan pie tanto a las experi<strong>en</strong>ciaspopulistas como a las subversivas y a las militares, si sequiere una administración controlada, <strong>en</strong>tonces se puede empezarpor crear canales reales de participación y control de la comu-


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 23nidad <strong>en</strong> la toma de decisiones diarias <strong>en</strong> materia de televisión yeducación.Eso será <strong>en</strong>tonces fortalecer con el protagonismo de los individuosel ejercicio eficaz de sus derechos y prerrogativas fr<strong>en</strong>te alpoder, cualquiera que éste sea.III. EL OMBUDSMAN12. Necesidad de su multiplicación por insufici<strong>en</strong>cia de loscontroles exist<strong>en</strong>tesExiste bastante unanimidad <strong>en</strong> los países desarrollados <strong>en</strong> els<strong>en</strong>tido de que la tutela brindada tradicionalm<strong>en</strong>te a los administradosfr<strong>en</strong>te a la administración pública es <strong>en</strong> muchosaspectos insufici<strong>en</strong>te y no puede ser corregida por un simplemejorami<strong>en</strong>to o perfeccionami<strong>en</strong>to de los mecanismos clásicos decontrol de aquélla, haciéndose así necesaria la creación de est<strong>en</strong>uevo y adicional órgano de control. La exist<strong>en</strong>cia del Ombudsman<strong>en</strong> la mayor parte de los países desarrollados, es prueba más quesufici<strong>en</strong>te de esa convicción. Pero además de un Ombudsmang<strong>en</strong>eral hac<strong>en</strong> falta Ombudsman especializados <strong>en</strong> cada uno de losservicios públicos y <strong>en</strong> cada uno de los sectores del Estado: Justicia,Legislativo, Fuerzas armadas.Desde el punto de vista de los controles de naturaleza jurisdiccional,<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral la objeción que señala dos puntos c<strong>en</strong>trales<strong>en</strong> que son deficitarios: tiempo y costo; 1 ello, a su vez, produceque importantes sectores poblacionales de hecho qued<strong>en</strong> aj<strong>en</strong>osa la posibilidad de reclamar contralor judicial contra la administraciónpública, lo que lleva a hablar de sectoressubrepres<strong>en</strong>tados, esto es, insufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tados le-12.1Lo dicho sobre el Consejo de Estado francés, por ejemplo. Bi<strong>en</strong> secompr<strong>en</strong>de que si la observación es válida <strong>en</strong> los países desarrollados, conmucha mayor razón lo es <strong>en</strong> los países <strong>en</strong> vías de desarrollo. Ver, porejemplo, MASSEY, I. P., Administrative Law, Lucknow, India, 1980, p. 294;PUCHETA ORTEGA, op. cit., etc.


XI - 24DERECHOS HUMANOSgalm<strong>en</strong>te ante la administración. 2 Sin duda, la inexist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> lamayor parte de los países de América Latina de acciones de claseo class actions, 3 que permitan a cualquier miembro de la comunidadsolicitar tutela jurisdiccional no sólo de su derecho subjetivo,sino también de su interés legítimo y aún de su interés simple,refuerza esa impresión de inaccesibilidad empírica del controla numerosos individuos, de la impot<strong>en</strong>cia o ineficacia de susderechos teóricos.El problema del tiempo y el costo no es con todo el único quetorna insufici<strong>en</strong>te el contralor jurisdiccional. Está también lacuestión de la limitación de la revisión judicial a los aspectosvinculados a la legitimidad del acto, lo cual hace que todos losactos administrativos que son inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, o hasta gravem<strong>en</strong>teinconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, qued<strong>en</strong> exceptuados de aquel control. El particulart<strong>en</strong>dría así tutela contra el acto ilegal, pero no contra el actoinoportuno, contra el ejercicio defici<strong>en</strong>te o defectuoso de la funciónadministrativa que no alcance a romper el ord<strong>en</strong> jurídico.Los controles administrativos a cargo de organismos tales comoTribunales de Cu<strong>en</strong>tas, Contralorías, Sig<strong>en</strong>, Comisión Bicameral,AGN, etc. también <strong>en</strong> los hechos se ejerc<strong>en</strong> con principal énfasis<strong>en</strong> el control de legalidad, dejando de lado los aspectos atin<strong>en</strong>tesal mérito de la acción administrativa, al m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> cuanto funciónimportante del contralor.Los controles administrativos por vía de recursos (jerárquico,etc.), <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que son dictaminados por los letrados de laadministración pública, llevan también invariablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sudecisión el sello del énfasis normativo <strong>en</strong> la legalidad de los actoscuestionados.12.2En América se ha creado la Asociación Interamericana de ServiciosLegales, con sede <strong>en</strong> Washington y oficinas regionales <strong>en</strong> el Caribe y Colombia,<strong>en</strong>tre cuyos objetivos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra precisam<strong>en</strong>te el estudio delproblema descripto.12.3Salvo quizás el supuesto de la acción de amparo <strong>en</strong> el Derecho mexicanoo el mandato de segurança <strong>en</strong> el Derecho brasileño, cuya concepciónes amplia, y los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva <strong>en</strong> el derecho arg<strong>en</strong>tino(supra, cap. VI).


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 25En suma, ninguno de los controles m<strong>en</strong>cionados está per se <strong>en</strong>condiciones prácticas de ejercer un control político o de oportunidad,ni existe tampoco <strong>en</strong>tre ellos ninguno que t<strong>en</strong>ga a sucargo preocuparse de la def<strong>en</strong>sa ante la administración públicade los intereses de aquellas personas o sectores de personas quepor las circunstancias que fuer<strong>en</strong>, no estén sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tados.Todas esas circunstancias configuran una hipótesis de insufici<strong>en</strong>ciade control administrativo que la institución del Ombudsmantrata de contribuir a remediar. Estimamos que <strong>en</strong>América Latina se da con exceso la defici<strong>en</strong>cia de control de laadministración pública, y por ello consideramos indisp<strong>en</strong>sable quese instituya <strong>en</strong> los países una institución de estas características.El Ombudsman, por ello, es g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te considerado como uninstrum<strong>en</strong>to adecuado para ejercer ante la administración la def<strong>en</strong>sade los derechos <strong>humanos</strong> de aquellos particulares que nopued<strong>en</strong> hacerlo eficazm<strong>en</strong>te por sí sólos, o que <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran muydefici<strong>en</strong>te el sistema de su ejercicio.13. Funciones y atribucionesExiste una estrecha correlación <strong>en</strong>tre las funciones de carácterg<strong>en</strong>eral y sistemático a desempeñar por el Ombudsman y lasatribuciones que ha de t<strong>en</strong>er. En su mayor parte ellas pued<strong>en</strong>c<strong>en</strong>trarse alrededor de las sigui<strong>en</strong>tes:a) Discutir, dis<strong>en</strong>tir, innovar, provocar la creatividad <strong>en</strong> elámbito de la administración pública a través de la controversia yla discusión pública, repres<strong>en</strong>tando los intereses y los derechosde los habitantes, los administrados, la sociedad: no el Estado.b) Investigar, publicar aquellos comportami<strong>en</strong>tos administrativosque constituy<strong>en</strong> un ejercicio defectuoso de la función administrativa.c) Investigar las d<strong>en</strong>uncias que llegu<strong>en</strong> a su conocimi<strong>en</strong>to. Dadosu carácter, el Ombudsman no necesita que las d<strong>en</strong>uncias que lesean formuladas reúnan requisitos formales de naturaleza algu-


XI - 26DERECHOS HUMANOSna. Hasta puede y debe investigar las d<strong>en</strong>uncias anónimas que lellegu<strong>en</strong>, <strong>en</strong> tanto reúnan visos mínimos de seriedad intrínseca. Ala inversa, una d<strong>en</strong>uncia escrita manifiestam<strong>en</strong>te improced<strong>en</strong>t<strong>en</strong>o debe ser trasladada por el Ombudsman a la administración,por razones de economía procesal y para no perder su propio prestigio.d) Recom<strong>en</strong>dar privada o públicam<strong>en</strong>te a los funcionariosintervini<strong>en</strong>tes, sea <strong>en</strong> informes privados o a través de su informepúblico anual, o por intermedio de partes o confer<strong>en</strong>cias de pr<strong>en</strong>saconvocadas al efecto, cuáles acciones estima necesario que laadministración pública adopte, o cuáles comportami<strong>en</strong>tos debemodificar, cuáles nuevas normas de procedimi<strong>en</strong>to incorporar,etc., para mejor at<strong>en</strong>der y servir los derechos de los particulares.e) Exhortar, argüir, influir sobre los funcionarios públicos quea su juicio actú<strong>en</strong> <strong>en</strong> forma inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, incorrecta o inoportuna,para la corrección de los comportami<strong>en</strong>tos administrativos objetados,<strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de los particulares perjudicados <strong>en</strong> sus derechoso intereses.Desde luego que este poder informal que ti<strong>en</strong>e el Ombudsmanpara tratar de corregir las defici<strong>en</strong>cias de la administración públicase refuerza y respalda con el poder que también ti<strong>en</strong>e deefectuar críticas y c<strong>en</strong>suras públicas, lo que de hecho consiste <strong>en</strong>una potestad sancionatoria moral implícita, que puede no resultardespreciable <strong>en</strong> la práctica. Este es un poder que los individuosnormalm<strong>en</strong>te no ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, y de allí su especial importanciapráctica.f) Criticar, c<strong>en</strong>surar, amonestar <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de represión deíndole moral o política, pero sin implicar ejercicio de potestaddisciplinaria stricto s<strong>en</strong>su sobre los funcionarios públicos. Tantolas suger<strong>en</strong>cias o recom<strong>en</strong>daciones como las c<strong>en</strong>suras o represiones,pued<strong>en</strong>, según los casos, formularse <strong>en</strong> forma privada o pública.Todo indica que primero el Ombudsman c<strong>en</strong>surará privadam<strong>en</strong>teal funcionario que considere actúa incorrectam<strong>en</strong>te oinconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, y que sólo ante la reiteración de la conducta


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 27c<strong>en</strong>surada, o <strong>en</strong> caso de especial gravedad de la inconducta, harápública su crítica.g) Iniciar acciones o recursos judiciales contra la administraciónpública, <strong>en</strong> aquellos casos <strong>en</strong> que a su juicio los Tribunalespuedan por la índole del tema brindar una solución idóneaal fondo de la cuestión, pero <strong>en</strong> que por problemas de falta depersonería, de legitimación, de fondos o de tiempo, pueda no haberun individuo legitimado o dispuesto a iniciar él mismo laacción.h) Iniciar acciones o recursos judiciales o ante Tribunalesadministrativos donde éstos existan, <strong>en</strong> las mismas situacionesque <strong>en</strong> el caso anterior.i) Efectuar un informe anual público sobre sus propias funciones,del cual resultará cuál es el control que ejerce sobre laadministración pública, qué éxitos y fracasos ha t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> susint<strong>en</strong>tos de influir para el mejorami<strong>en</strong>to de ésta y qué recom<strong>en</strong>dacionesformula, <strong>en</strong> su caso, a los poderes públicos al respecto.De lo expuesto se despr<strong>en</strong>de que el Ombudsman no ti<strong>en</strong>e funcionesdecisorias, no puede revocar ni anular un acto administrativo,no puede ord<strong>en</strong>ar nada a la administración públicasalvo <strong>en</strong> cuanto a la averiguación o investigación de los hechos.Su función es tratar de conv<strong>en</strong>cer, es influir, arbitrar, presionar,<strong>en</strong> función de su prestigio, de su status como órgano indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tey de su acceso tanto a las peticiones que puede efectuar alos demás órganos judiciales o administrativos, al mismo parlam<strong>en</strong>todesde luego, y fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a la opinión pública através de los distintos medios de comunicación de masas. No esuna función concebida para un abogado <strong>en</strong> cuanto profesional delDerecho, sin perjuicio de que puede serlo un abogado, sino paraun político indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te o para una persona indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te convocación política, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido arquitectónico y constructivo dealgui<strong>en</strong> que se ocupa de mejorar el manejo de la cosa pública sinperseguir ni def<strong>en</strong>der intereses sectoriales determinados, sino la


XI - 28DERECHOS HUMANOSdef<strong>en</strong>sa de todos los derechos individuales desconocidos por el obraradministrativo.14. Comisionado parlam<strong>en</strong>tario o ejecutivoEn los países democráticos desarrollados, el Ombudsman se creó ydesarrolló como un comisionado parlam<strong>en</strong>tario, un órgano designadopor el parlam<strong>en</strong>to aunque indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de él, constituido comoquedó dicho con el propósito de mejor controlar a la administración.En algunos países democráticos y desarrollados, <strong>en</strong> cambio, se lo hainstituido como un organismo creado por la administración misma,con suerte variada: <strong>en</strong> los Estados Unidos parece funcionaradecuadam<strong>en</strong>te, no así <strong>en</strong> igual medida <strong>en</strong> Francia donde tambiénse lo ha concebido como un despr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to del ejecutivo. 1En base a tales supuestos, y sin dejar de reconocer que lo ideales un conjunto de Ombudsm<strong>en</strong>, g<strong>en</strong>erales y espaciales, creadopor el parlam<strong>en</strong>to, no podemos ignorar la realidad de que <strong>en</strong>América Latina frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el parlam<strong>en</strong>to de hecho no funciona,o no ti<strong>en</strong>e sufici<strong>en</strong>te y eficaz vocación de control del poderpolítico.Por lo demás, es interesante destacar que el reconocimi<strong>en</strong>to desu necesidad se ha señalado no sólo <strong>en</strong> los países desarrollados,sino también <strong>en</strong> aquellos <strong>en</strong> vías de desarrollo, 2 y que incluso <strong>en</strong>países africanos cuyo sistema no es el tradicional de las constitucionesamericanas también se lo ha adoptado con algún apreciablegrado de b<strong>en</strong>eficio público. 3Precisam<strong>en</strong>te, por todo ello, la institución del Ombudsman hacom<strong>en</strong>zado a despertar inevitablem<strong>en</strong>te interés <strong>en</strong> Latinoamérica,no sólo a nivel doctrinario o académico, 4 sino también constitucionaly legislativo, a lo que nos referiremos a continuación.14.1WYNER, ALAN J. (Editor), Executive Ombudsman in the United States,Berkeley, 1793; véase FIX-ZAMUDIO, Reflexiones comparativas sobre elOmbudsman, artículo citado, pp. 136-137, 140 y 143.14.2MASSEY, Administrative Law, op. cit., p. 289 y ss.14.3GHAI, YASH P., Ombudsman and Others, artículo citado; MARTIN, ROBERT,The Ombudsman in Zambia, artículo citado, y sus respectivas refer<strong>en</strong>cias.14.4FIX-ZAMUDIO, artículo citado; SOTO KLOSS, EDUARDO, El Ombudsman nórdico-sajón,<strong>en</strong> “Revista Arg<strong>en</strong>tina de Derecho Administrativo”, n° 1, Bue-


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 2915. El Ministerio Público y las Contralorías o Fiscalías comoOmbudsman. Insufici<strong>en</strong>ciaD<strong>en</strong>tro de las primeras aproximaciones latinoamericanas al temacabe m<strong>en</strong>cionar al Perú, cuya constitución de 1979 prevé unMinisterio Público autónomo, con las mismas prerrogativas quelos integrantes del Poder Judicial, designado con idénticos requisitosy procedimi<strong>en</strong>tos, <strong>en</strong>tre cuyas funciones se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra “actuar comodef<strong>en</strong>sor del pueblo ante la administración pública” (art. 250, inc.4); <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido parecido podría m<strong>en</strong>cionarse también la Contraloríade la República <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela.Por nuestra parte, consideramos un error tratar de incorporarfunciones de Ombudsman al Ministerio Público, o a lasContralorías de la República donde éstas exist<strong>en</strong>. Su formaciónestrictam<strong>en</strong>te profesional, por abogados y jurisconsultos, como elresto de sus funciones for<strong>en</strong>ses, harán de algún modo inevitableque el énfasis dado a la función sea el legal. Ya vimos anteriorm<strong>en</strong>teque éste era precisam<strong>en</strong>te el defecto por cuyo exceso pecabantodos los mecanismos de control exist<strong>en</strong>tes, a los cuales, a suvez, hemos calificado de insufici<strong>en</strong>tes. Atribuir funciones deOmbudsman a un organismo de control legal es volver, para nosotros,al punto de partida.No es sufici<strong>en</strong>te con que exista una Fiscalía Nacional de InvestigacionesAdministrativas dedicada a la investigación de losdelitos que se puedan haber cometido <strong>en</strong> la administración pública.Una vez más, la asimilación con los fiscales, por ejemplo, <strong>en</strong>materia criminal, hace que el control funcione inevitablem<strong>en</strong>tecon criterio jurídico, lo cual <strong>en</strong> esta materia de derecho p<strong>en</strong>alsignificará que si no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra estrictam<strong>en</strong>te probado un delitoreprimido por el Código P<strong>en</strong>al, ninguna acción podrá tomar laFiscalía, y que <strong>en</strong> caso de duda corresponderá pronunciarse porla inoc<strong>en</strong>cia p<strong>en</strong>al del incriminado, etc. No se trata de que no seaimportante perseguir y castigar a los delincu<strong>en</strong>tes, sino de qu<strong>en</strong>os Aires, 1971, p. 37 y ss.; PADILLA, MIGUEL M., La institución del comisionadoparlam<strong>en</strong>tario, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1976; BARROSO LEITE, CELSO, Ombudsman:corregidor administrativo, Río de Janeiro, 1976, etc.


XI - 30DERECHOS HUMANOSesto no basta ni es posiblem<strong>en</strong>te lo más importante <strong>en</strong> materia decontrol de la administración y los concesionarios y lic<strong>en</strong>ciatariosdel poder. Mucho más frecu<strong>en</strong>te, y por lo tanto más importante ygrave, son los innúmeros supuestos de actos altam<strong>en</strong>te inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>teso gravem<strong>en</strong>te inoportunos que no constituy<strong>en</strong> delitos, 1pero no por ello son m<strong>en</strong>os perjudiciales para el interés público ypara la colectividad, o lesivos a los derechos de los individuos.16. Estabilidad relativaPuesto que consideramos al Ombudsman un órgano político oadministrativo más que jurídico formal, no estimamos que quepaatribuirle la estabilidad ad vitam que es propia constitucionalm<strong>en</strong>tede los tribunales judiciales. Más bi<strong>en</strong> p<strong>en</strong>samos que debiera t<strong>en</strong>erestabilidad relativa, sólo durante el período para el cual seadesignado; por ejemplo, cinco o siete años. En lo posible puede serdeseable que su período no coincida con el período gubernativo.No creemos que sea realista pret<strong>en</strong>der atribuirle una estabilidadvitalicia que a veces ni tampoco los jueces ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong>nuestros países. Nada demuestra que la mayor de las estabilidadessea útil si la usa no para innovar, dis<strong>en</strong>tir y criticar al gobiernoy a la administración actuante, sino para investigar los delitosy fallas de la administración anterior; por eso creemos importanteque él también se sepa objeto del escrutinio público y de lac<strong>en</strong>sura social, cuyo efecto es mayor cuando el cargo no es vitalicio.17. Órgano de crítica oportuna, no de investigación históricaEn el caso de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas,<strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina, ella estuvo durante cerca de veinteaños, y por lo tanto, a través de muy difer<strong>en</strong>tes gobiernos, incluidosvarios de facto, a cargo de la misma persona. Hombre probo y15.1O que no se llega a probar que lo son. Si no se puede probar el delito,pero sí la inoportunidad, es obvio que resulta preferible lograr lo segundo.Es más objetivo y realista que estar, <strong>en</strong> cambio, persigui<strong>en</strong>do supuestos oreales delincu<strong>en</strong>tes que jamás llegarán a ser cond<strong>en</strong>ados.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 31respetado, no era con todo obstáculo político serio a gobierno alguno,porque siempre parecía investigar principalm<strong>en</strong>te los supuestos oreales delitos del gobierno anterior al de turno. De ese modo elorganismo se transformó <strong>en</strong> un historiador, al investigar hechosreci<strong>en</strong>tes, hasta historia casi contemporánea; pero no <strong>en</strong> órgano decontrol de la administración pública, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do por ello uncontrol que pueda ser oportunam<strong>en</strong>te corrector de lo que estási<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te realizado irregularm<strong>en</strong>te. Un pronunciami<strong>en</strong>toque diga que era irregular o delictuoso determinado acto del pasadoque ya la administración no ejecuta porque están nuevos y distintosfuncionarios <strong>en</strong> el poder, puede servir a la historia, pero no sirve alcontrol. Para que el control sea efectivo, debe ser control oportunoque pueda corregir lo corregible del pres<strong>en</strong>te, y no meram<strong>en</strong>tec<strong>en</strong>surar lo que ya no ti<strong>en</strong>e más remedio porque se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trairremisiblem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el pasado.Tampoco sirve, desde luego, que <strong>en</strong> el apresurami<strong>en</strong>to por formulard<strong>en</strong>uncias de actualidad no logre investigar adecuadam<strong>en</strong>telos hechos y sus d<strong>en</strong>uncias termin<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do sistemáticam<strong>en</strong>terechazadas por la justicia. Como <strong>en</strong> tantas cosas, es el términomedio lo que debe procurarse lograr.Desde este punto de vista, y <strong>en</strong> base a la experi<strong>en</strong>cia latinoamericana,p<strong>en</strong>samos que la justicia es apta para investigar ysancionar hechos que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pasado. Al Ombudsman debedársele el claro mandato de investigar los hechos del pres<strong>en</strong>te,señalando, por ejemplo, que no debe investigar ni formular conclusionessobre el desempeño de funcionarios que ya no están <strong>en</strong>el poder. Si no puede hacer mucho útilm<strong>en</strong>te, o no puede hacernada, preferible que no lo haga antes que opere como una suertede falso cohonestador del pres<strong>en</strong>te por vía de la fácil crítica delpasado. También cabría señalar que no puede ni debe constituirse<strong>en</strong> un inútil disp<strong>en</strong>dio de actividad pública o privada, pidi<strong>en</strong>docon plazos exiguos informes sobre cuestiones manifiestam<strong>en</strong>teinfundadas o absurdas.


XI - 32DERECHOS HUMANOS18. Hombre o ratón. Cazador de leones o de moscasEl problema que hemos expuesto hace que su función no sea nadafácil, y ello ocurre tanto <strong>en</strong> países desarrollados como <strong>en</strong> vías dedesarrollo. Incluso ha dado lugar a ing<strong>en</strong>iosos juegos de palabras,<strong>en</strong> los cuales más de uno se ha preguntado si es un Ombudsmano un Ombudsmouse. 1 Y ha dicho MARTIN refiriéndose a Zambia yotros países africanos, <strong>en</strong> palabras que pued<strong>en</strong> ser también aplicables<strong>en</strong> América Latina, que “<strong>en</strong> los Estados <strong>en</strong> que la críticafrecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se equipara a la subversión, es ilusorio pret<strong>en</strong>derque pueda estar totalm<strong>en</strong>te aislado de la política”. 2 Por ello, dichocon palabras de ROWAT también referidas a la experi<strong>en</strong>cia africanay que tampoco podemos desdeñar, “puede ser cierto como dic<strong>en</strong> loscríticos, que... no está muy bi<strong>en</strong> equipado para cazar leones. Perociertam<strong>en</strong>te puede aplastar bastantes moscas. Aún si funcionara<strong>en</strong> los países <strong>en</strong> desarrollo con sólo la mitad de su efectividad <strong>en</strong> elesquema original, su adopción valdría bi<strong>en</strong> la p<strong>en</strong>a”. 3“Es de la controversia que nace la creatividad”; “No puede serde otra manera... que la oficina del Ombudsman y otras similaressean disturbadores del status quo, y esto significa controversia”;“A veces el Ombudsman es colocado <strong>en</strong> el rol del que disi<strong>en</strong>tee innova. Desafortunadam<strong>en</strong>te, los innovadores y los que disi<strong>en</strong>t<strong>en</strong>son frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te considerados como <strong>en</strong>emigos del ord<strong>en</strong>establecido, sin t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta sus motivos”. 4 Pero ésa es la funcióndel Ombudsman como instrum<strong>en</strong>to de control, y ésa es laaspiración final que transmitimos para mejorar el control de laadministración pública <strong>en</strong> América Latina y la vig<strong>en</strong>cia de losderechos <strong>humanos</strong> fr<strong>en</strong>te a ella.Pero, eso sí, debe actuar con racionalidad y no como mero buzónque transmite los más disparatados pedidos de informe a la18.1GWYN, WILLIAM B., The British PCA. Ombudsman or Ombudsmouse?,<strong>en</strong> “The Journal of Politics”, febrero de 1973, pp. 45 a 69, citado por FIX-ZAMUDIO, artículo citado p. 115.18.2MARTIN, The Ombudsman in Zambia, artículo citado, p. 245.18.3ROWAT, The Ombudsman Plan, op. cit., p. 138.18.4YVANY, RANDALL, Thirte<strong>en</strong>th Annual Report of the Ombudsman, Alberta,Canadá, 1978, p. 1.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 33administración: ello inevitablem<strong>en</strong>te lo desprestigia como institucióny le quita eficacia <strong>en</strong> los temas importantes.IV. EVALUACIÓN GENERAL19. IntroducciónHemos explicado que la Conv<strong>en</strong>ción ti<strong>en</strong>e muchos derechosoperativos, algunos posiblem<strong>en</strong>te programáticos, y muchosprincipios jurídicos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> valor interpretativo.Dijimos que la situación de crisis estructural porque atraviesannuestros países hace simplem<strong>en</strong>te irreal p<strong>en</strong>sar que el Estadopuede hacer lo que materialm<strong>en</strong>te no puede hacer.Mostramos <strong>en</strong> el acápite I de este capítulo la imposibilidad deconsagrar con s<strong>en</strong>tido jurídico operativo y exigible determinadosderechos de carácter social.Hemos señalado elem<strong>en</strong>tos sociales nada despreciables de ciertosderechos, como pued<strong>en</strong> ser el derecho a la participación decisoria<strong>en</strong> los asuntos públicos, a los medios directos y semidirectos departicipación, a la institución del Ombudsman para la def<strong>en</strong>sa delos derechos <strong>humanos</strong> de los subrepres<strong>en</strong>tados ante el Estado, alas audi<strong>en</strong>cias públicas para que la población t<strong>en</strong>ga posibilidad dehacer oír su voz antes de la toma de grandes decisiones estatalesque compromet<strong>en</strong> a toda la comunidad, a la tutela del interésdifuso y del medio ambi<strong>en</strong>te, etc.20. Los así llamados “derechos” “de nueva g<strong>en</strong>eración”Lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, muchas personas bi<strong>en</strong> int<strong>en</strong>cionadas se opon<strong>en</strong>a los progresos posibles que estamos m<strong>en</strong>cionando, por considerarque constituy<strong>en</strong> insufici<strong>en</strong>te avance, y propugnan <strong>en</strong> cambio salir<strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de los derechos <strong>humanos</strong> de tercera g<strong>en</strong>eración: elderecho al desarrollo, al progreso, etc. En esta categoría se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los llamados derechos económicos, sociales y culturalesque m<strong>en</strong>ta el artículo 26 de la Conv<strong>en</strong>ción.Nadie duda que es políticam<strong>en</strong>te hermoso, hasta poéticam<strong>en</strong>teatractivo, sost<strong>en</strong>er que todo el mundo ti<strong>en</strong>e derecho a t<strong>en</strong>er sa-


XI - 34DERECHOS HUMANOStisfechas todas sus necesidades básicas <strong>en</strong> cualquier campo, yasea respecto a la salud, vivi<strong>en</strong>da, educación, cultura, progreso...Pero <strong>en</strong> esa fraseología se desliza un grave inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te: qui<strong>en</strong>esasí hablan o escrib<strong>en</strong> se olvidan que han hecho un cambio depaso, y ya no están hablando de derecho como si fueran abogadoso juristas, hombres del foro o de la justicia, profesores o estudiantesde derecho, sino que hablan de “derecho” como si fueran personasque desconocieran el significado técnico jurídico de la palabra<strong>en</strong> el ámbito for<strong>en</strong>se. Es como si tal vez p<strong>en</strong>saran que lapalabra puede usarse también para describir aspiraciones o pret<strong>en</strong>sionesque no son susceptibles de ser llevadas con éxito anteun tribunal de justicia <strong>en</strong> parte alguna del mundo.Allí obviam<strong>en</strong>te qui<strong>en</strong>es emplean de ese modo la palabra “derecho”no hac<strong>en</strong> sino crear un mar de confusiones. Podrán fundarlo<strong>en</strong> consideraciones políticas, axiológicas, sociológicas, éticas, morales,religiosas, <strong>en</strong> principios universales. Podrán invocar textosde carácter internacional que de algún modo u otro lo digan.Pero lo cierto, lo concreto, es que si no pued<strong>en</strong> interponer unademanda contra el Estado y ganarla con ese planteami<strong>en</strong>to, noestán hablando de “derecho” <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido jurídico vivi<strong>en</strong>te.Es indisp<strong>en</strong>sable no crear confusiones <strong>en</strong>tre el derecho y otrasci<strong>en</strong>cias sociales, o la política, o las aspiraciones, los sueños, loscompromisos éticos, las obligaciones de solidaridad, etc.21. Desarrollo progresivoPor lo que hace al derecho vig<strong>en</strong>te, el Pacto de San José de CostaRica es más que <strong>en</strong>fático <strong>en</strong> esta materia, pues titula el artículo 26que trata de tales “derechos económicos, sociales y culturales” conel inconfundible acápite de “Desarrollo progresivo”.Más aún, la norma del artículo 26 es categórica <strong>en</strong> señalar quela obligación que asum<strong>en</strong> los Estados es solam<strong>en</strong>te tratar de “lograrprogresivam<strong>en</strong>te”, o sea de a poco, l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, no de una solavez, no ahora mismo, la efectividad de los “derechos” “que se derivande las normas económicas, sociales y sobre educación, ci<strong>en</strong>cia


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 35y cultura, cont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> la Carta de la Organización de los EstadosAmericanos”.Pero no sólo el artículo 26 se autotitula “Desarrollo Progresivo”y aclara que el compromiso es tratar de lograr “progresivam<strong>en</strong>te”la vig<strong>en</strong>cia de tales “derechos” ahora no vig<strong>en</strong>tes, sinoque aclara, todavía más, que esa obligación de tratar de lograresa progresividad está expresam<strong>en</strong>te condicionada.22. Desarrollo <strong>en</strong> la medida de los recursos disponiblesLa condición de la progresividad <strong>en</strong> el avance de la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong>vig<strong>en</strong>cia de tales “derechos” aún no vig<strong>en</strong>tes es nada m<strong>en</strong>os que elloocurrirá “<strong>en</strong> la medida de los recursos disponibles”.Y por si fuera poco, al comi<strong>en</strong>zo del mismo artículo 26 se diceque todo esto lo harán los Estados “tanto a nivel interno comomediante la cooperación internacional, especialm<strong>en</strong>te económicay técnica”.23. ¿Desarrollo sin recursos disponibles?Ahora bi<strong>en</strong>, ya hemos visto que el grado de <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to d<strong>en</strong>uestros países excluye toda ayuda internacional que no sea paraseguir pagando los intereses de la deuda externa; que estamos <strong>en</strong>estado de quiebra interna; que la naturaleza nos es adversa; que eldesarrollo nos pasó de largo; y vemos <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te capítulo que nisiquiera hacemos las cosas elem<strong>en</strong>tales que debiéramos hacer y sípodemos hacer. 124. Los derechos económicos, sociales y culturales m<strong>en</strong>tados<strong>en</strong> el artículo 26 no son derechos stricto s<strong>en</strong>su¿Con qué seriedad se podrá hablar de “derechos económicos,sociales y culturales” <strong>en</strong> el contexto de este artículo, cuando serequiere para que ellos sean derechos por primera vez, que23.1Un desarrollo del tema <strong>en</strong> GORDILLO, Tratado de derecho administrativo,t. 1, 8° ed., 2003, capítulo IV; Después de la reforma del Estado, 2° ed.1998.


XI - 36DERECHOS HUMANOSahora no lo son, que haya 1°) la cooperación económicainternacional a tal efecto, 2°) que el propio Estado nacionalt<strong>en</strong>ga “recursos disponibles”, que sabemos <strong>en</strong> verdad no ti<strong>en</strong>e nipara mant<strong>en</strong>er los hospitales <strong>en</strong> discreto funcionami<strong>en</strong>to, muchom<strong>en</strong>os las escuelas o los demás servicios prestados al públicocon cierto carácter es<strong>en</strong>cial; 3°) que además, cuando pueda,y t<strong>en</strong>ga recursos disponibles, y le prest<strong>en</strong> plata internacionalm<strong>en</strong>teque pueda aplicar a este fin y no a pagar los interesesde la deuda externa ya contraída, aún <strong>en</strong>tonces deberá “adoptarprovid<strong>en</strong>cias” para “lograr progresivam<strong>en</strong>te” el “desarrollo progresivo”de tales aún no nacidos derechos.Todo esto puede parecer muy duro y muy cruel, pero la realidadque nos toca vivir a los países subdesarrollados <strong>en</strong> este fin demil<strong>en</strong>io lo es, y lo será peor aún.Pero no es p<strong>en</strong>sando confusam<strong>en</strong>te como vamos a salir del subdesarrollo.La claridad de las ideas es casi una de las primerascondiciones indisp<strong>en</strong>sables para salir del círculo vicioso del subdesarrollocultural, y sin superar el subdesarrollo cultural m<strong>en</strong>ossuperaremos el subdesarrollo político, y sin ambos m<strong>en</strong>osaún el subdesarrollo económico.No significa esto, <strong>en</strong> modo alguno, que todas las normas delPacto sean programáticas. Qui<strong>en</strong>es hayan ido ley<strong>en</strong>do este libroy realizando sus trabajos compr<strong>en</strong>derán cómo <strong>en</strong> muchísimos casosdiversas cláusulas se han interpretado como programáticas cuando<strong>en</strong> verdad eran operativas o cuanto m<strong>en</strong>os podían funcionar comoprincipios jurídicos indeterminados, como juicios de valor del legisladoraptos para dar una solución jurídica novedosa y creativaa un problema determinado.25. El error de considerar programática cualquier normaAsí <strong>en</strong> el caso E., F.E. que tratamos <strong>en</strong> el punto I del capítulo IV,la lectura de la guía de análisis demuestra que el Procurador y laCorte se equivocaron <strong>en</strong> tomar cierta cláusula como programática.Que pudieron haber prestado at<strong>en</strong>ción a su juicio de valor, comomínimo, y <strong>en</strong> base a ello llegar a una solución del caso más acorde


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 37al Pacto que a la vieja legislación, ya derogada, que una vez másrepitieron para el pasado.26. El error de no ver la realidad, cegado por la emotividad deun “derecho a la cultura”Ni tampoco significa, a la inversa, que la mera invocación decuestiones culturales o sociales deba provocar una solución “jurídica”favorable. Ese es el error cometido por la Corte Suprema <strong>en</strong> el casoCine Callao, <strong>en</strong> que con una defici<strong>en</strong>te percepción de la realidadconcluyó <strong>en</strong> la constitucionalidad de una ley manifiestam<strong>en</strong>teinconstitucional a poco que se analizaran <strong>en</strong> profundidad los hechosdel caso.27. Varios errores posibles a evitarEn el caso Cine Callao se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el conflicto <strong>en</strong>tre una serie de“derechos” de carácter cultural, y algunos otros bi<strong>en</strong> concretos;también aparec<strong>en</strong> principios jurídicos indeterminados a favor deuna y otra solución, y el memorioso o que desempolve inútilm<strong>en</strong>teviejas colecciones de jurisprud<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong>contrará soluciones tanfáciles como inútiles.Encontrará también conflictos emotivos, dificultades políticas,reacciones viscerales que pued<strong>en</strong> llegar hasta alguna dosis deintranquilidad.28. El error de desconocer qué filosofía jurídica se estáaplicando <strong>en</strong> la interpretación de una norma, por emplearprejuicios de valorEstos son los casos verdaderam<strong>en</strong>te interesantes, <strong>en</strong> que sólo unmuy bu<strong>en</strong> estudio de los hechos, una real superación de las trabasemotivas que impid<strong>en</strong> razonar correctam<strong>en</strong>te, y una toma delPacto de San José de Costa Rica como derecho supranacional,operativo —salvo casos como el artículo 26, obviam<strong>en</strong>te—,inmediatam<strong>en</strong>te aplicable sin ley que lo reglam<strong>en</strong>te, todo lo cual yaexplicamos, puede permitir poco a poco ir des<strong>en</strong>trañando a) lasconfusiones técnicas —llamar “derecho” a lo que no es exigible


XI - 38DERECHOS HUMANOSjudicialm<strong>en</strong>te— y b) las filosóficas —creerse iusnaturalista perorazonar y votar como dogmático, como ocurre <strong>en</strong> el caso E.,F.E.29. La necesidad de t<strong>en</strong>er muy bi<strong>en</strong> estudiados los hechos ymuy <strong>en</strong> claro la metodología y la filosofía jurídica a emplearReitaramos por ello que no exist<strong>en</strong> soluciones g<strong>en</strong>erales, mágicas,válidas para todos los casos. Cada caso es difer<strong>en</strong>te del anterior. 1Concluimos así que el empleo de la fraseología “económicos,sociales y culturales” luego de la palabra “derechos” no hace sinointroducir un elem<strong>en</strong>to de confusión que cualquier estudioso delderecho debería <strong>en</strong> lo posible tratar de evitar.Si hemos com<strong>en</strong>zado y concluido el pres<strong>en</strong>te capítulo precisam<strong>en</strong>tepor el empleo y c<strong>en</strong>sura de esta terminología es para desbrozartanto como sea posible el trigo de la paja, y permitir que lamateria <strong>Derechos</strong> Humanos crezca y se desarrolle como unamateria jurídica y con juicios de valor claros, con filosofía jurídicaclara y consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te elegida, con técnica y metodologíaadecuada, haga lo mucho que puede hacer con un texto breve ysimple al cual todavía no se le ha querido sacar todo lo que ti<strong>en</strong>epara dar por el mejorami<strong>en</strong>to de nuestro derecho.Esa es la verdadera tarea, no la búsqueda de molinos de vi<strong>en</strong>tollamados “derechos económicos, sociales y culturales”, al m<strong>en</strong>osmi<strong>en</strong>tras subsistan <strong>en</strong> nuestros países las condiciones económicasque relatamos. 2ANEXOEn materia de derechos llamados sociales, como de derechoseconómicos y culturales, es frecu<strong>en</strong>te que aspectos emotivos impidanal intérprete percibir y valorar adecuadam<strong>en</strong>te la realidad o lasnormas. Como ejemplo de ello puede analizarse el caso “CineCallao”. Es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que el estudiante analice primero el fallo,29.1Para un desarrollo del tema GORDILLO, Tratado de derecho administrativo,t. 1, 8° ed., 2003, cap. I; El Método <strong>en</strong> Derecho, op. cit.; Comp<strong>en</strong>diode casos y problemas de derecho, <strong>en</strong> preparación.29.2Ampliar <strong>en</strong> el cap. IV del tomo 1° del Tratado, 8° ed., 2003 y <strong>en</strong> el libroDespués de la reforma del Estado, 2° ed., 1998.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 39procurando detectar la corrección o incorrección de su percepciónde la realidad y de su razonami<strong>en</strong>to. Una vez tomada una posiciónal respecto, puede corregirla sigui<strong>en</strong>do la guía de trabajo que se<strong>en</strong>uncia a continuación. Dado que la guía es muy explicativa ydetallada, no t<strong>en</strong>dría ninguna utilidad para el lector si no realizaprimero el trabajo de estudio del fallo sin la ayuda de la guía.Como bibliografía metodológica g<strong>en</strong>eral, nos remitimos nuevam<strong>en</strong>tea GENARO R. CARRIÓ, Cómo estudiar y cómo argum<strong>en</strong>tar un caso. Consejoselem<strong>en</strong>tales para abogados jóv<strong>en</strong>es, Abeledo-Perrot, Bu<strong>en</strong>os Aires,1987; GORDILLO, AGUSTÍN, El método <strong>en</strong> derecho. Hacer, crear, apr<strong>en</strong>der,<strong>en</strong>señar, Civitas, Madrid, 1988, un volum<strong>en</strong> de 260 ps.El caso del cine Callao(Fallos, T. 247, ps. 121 y ss., año 1960)I. Los hechos: su percepción, prueba y valoración1. Enumeración y clasificación de las distintas cuestiones de hechoEnumere los distintos problemas o circunstancias de hecho t<strong>en</strong>idos<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta por la Corte y por el legislador para tomar su decisión.Clasifíquelos.Id<strong>en</strong>tifique si exist<strong>en</strong> otros elem<strong>en</strong>tos o circunstancias de hechoque han sido omitidos por el legislador y la Corte, si<strong>en</strong>do no obstantedeterminantes.Id<strong>en</strong>tifique elem<strong>en</strong>tos o circunstancias de hecho introducidos por ellegislador y la Corte, que no sean prima facie determinantes.Conjeture e id<strong>en</strong>tifique si exist<strong>en</strong> posibles contradicciones <strong>en</strong>tre larealidad <strong>en</strong>tonces exist<strong>en</strong>te y la descripción que de ella hac<strong>en</strong> la Cortey el legislador <strong>en</strong> cada uno de los problemas <strong>en</strong>unciados.Id<strong>en</strong>tifique modos de contrastar sus conjeturas con medidas probatoriasde cualquier índole.¿Exist<strong>en</strong> o pued<strong>en</strong> formularse conjeturas de difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre larealidad, según Ud. puede apreciarla con relación a aquel mom<strong>en</strong>to, yla realidad descripta <strong>en</strong> el fallo o <strong>en</strong> la ley?2. El arte o la cultura. Los artistas¿De qué tipo de artistas se trataba? Efectúe un listado lo más<strong>completo</strong> posible de las distintas variedades que lo componían ycompon<strong>en</strong>.


XI - 40DERECHOS HUMANOS¿Cuántos eran aproximadam<strong>en</strong>te los artistas involucrados al mom<strong>en</strong>tode la ley, del fallo, y hoy <strong>en</strong> día?¿Qué proporción cuantitativa repres<strong>en</strong>taban y repres<strong>en</strong>tan respectodel total de artistas nacionales de distintas especialidades o rubros?Enumere lo más exhaustivam<strong>en</strong>te posible las distintas especialidadesexist<strong>en</strong>tes d<strong>en</strong>tro del arte, <strong>en</strong> nuestro país.¿Puede considerarse indubitable que los artistas involucrados <strong>en</strong>el caso repres<strong>en</strong>tan un tipo de arte al mismo nivel cualitativo que losdemás m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> la pregunta anterior?Int<strong>en</strong>te una clasificación por ord<strong>en</strong> de importancia artística de lasdistintas manifestaciones del arte que haya podido id<strong>en</strong>tificar, y determinequé lugar ocupa <strong>en</strong> ella el tipo de artista involucrado <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>tecaso.3. Las salas teatrales aptas al efectoDetermine el número de salas de teatro exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to<strong>en</strong> que se estén dando repres<strong>en</strong>taciones artísticas.Distinga qué frecu<strong>en</strong>cia diaria y semanal de repres<strong>en</strong>taciones ti<strong>en</strong><strong>en</strong>,qué duración aproximada <strong>en</strong> cartel, e id<strong>en</strong>tifique qué relaciónguarda ello con el tipo de repres<strong>en</strong>tación, el tipo de obra repres<strong>en</strong>tada,el tipo de sala <strong>en</strong> que la repres<strong>en</strong>tación se realiza.Id<strong>en</strong>tifique <strong>en</strong> cuántas y cuáles de ellas se trata de repres<strong>en</strong>tacionesdel tipo de artista de que trata el caso.Id<strong>en</strong>tifique el motivo por el cual se da la relación a que arriba <strong>en</strong> lapregunta preced<strong>en</strong>te.Enumere salas de teatro <strong>en</strong> las cuales no se dan <strong>en</strong> la actualidadrepres<strong>en</strong>taciones teatrales.Enumere salas aptas para repres<strong>en</strong>taciones teatrales, <strong>en</strong> <strong>en</strong>tidadespúblicas: ministerios, secretarías, Bancos, empresas públicas,<strong>en</strong>tidades desc<strong>en</strong>tralizadas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, Municipalidad, etc.Enumere salas aptas para repres<strong>en</strong>taciones teatrales <strong>en</strong> <strong>en</strong>tidadesprivadas: Bancos, instituciones de <strong>en</strong>señanza de idiomas, de <strong>en</strong>señanzaprivada <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, asociaciones, clubes, <strong>en</strong>tidades gremiales,cámaras o bolsas empresarias, casas particulares, etc.Id<strong>en</strong>tifique si dichas salas se utilizan ocasionalm<strong>en</strong>te para ev<strong>en</strong>tosculturales, y si se utilizan normalm<strong>en</strong>te para repres<strong>en</strong>tacionesartísticas.Proponga una hipótesis o conjetura explicativa del por qué de larealidad actual.Retrotraiga su opinión a diez, quince, o veinte años, y reformule suhipótesis.


DERECHOS SOCIALES, ECONÓMICOS Y CULTURALESXI - 41Verifique si guardan coher<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre sí y <strong>en</strong> caso de existir difer<strong>en</strong>cia<strong>en</strong>tre ellas <strong>en</strong>saye una conjetura explicativa.En base a todo lo expuesto, exponga una conjetura respecto a cadauna de las mismas preguntas anteriores respecto a la época del fallo.4. El públicoDetermine el número promedio de personas que asist<strong>en</strong> a losespectáculos teatrales, y los días de semana <strong>en</strong> que lo hac<strong>en</strong>.Determine si exist<strong>en</strong> repres<strong>en</strong>taciones teatrales que se levantan ocancelan por falta de público.Estime cuántos espectáculos de una y otra naturaleza ha pres<strong>en</strong>ciadoUd. anualm<strong>en</strong>te, como promedio, a lo largo de su vida.Relacione su respuesta con la de sus demás compañeros y <strong>en</strong> basea dicho muestreo establezca cuál es la medida.Ensaye una hipótesis explicativa del por qué de su nivel de asist<strong>en</strong>cia,y el de sus compañeros, a uno u otro tipo de repres<strong>en</strong>tación.5. Las salas cinematográficasId<strong>en</strong>tifique el modo más s<strong>en</strong>cillo y rápido de determinar el númerode salas cinematográficas <strong>en</strong> actividad.Efectúe un listado de ellas.Determine promedios de asist<strong>en</strong>cia diaria de público y compáreloscon los de las salas teatrales. Ensaye una hipótesis de comparacióncon posibles espectáculos de variedades de los t<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta porla ley y el fallo.6. Aspectos probatorios comunes¿El Tribunal califica alguna parte de los hechos que invoca como“de público y notorio”?¿Lo eran o lo son realm<strong>en</strong>te?¿Se le ocurre algún medio de verificar este punto?¿Pudo hacer alguna verificación s<strong>en</strong>cilla de él?¿Qué otros modos de verificación de los hechos puede imaginar?¿Qué tipos de pruebas pued<strong>en</strong> producirse o deberían haberse producidoal efecto?¿Qué tipo de verificación judicial pudo o debió haberse hecho <strong>en</strong> sumom<strong>en</strong>to?¿Es necesario verificar de algún modo los hechos del caso, hoy <strong>en</strong>día, para realizar su análisis? En caso afirmativo, ¿cuál?


XI - 42DERECHOS HUMANOS¿Qué relación ti<strong>en</strong>e el transcurso del tiempo con la modificación dedicha realidad: la situación sigue igual, ha empeorado, ha mejorado,<strong>en</strong> cada uno de los aspectos o elem<strong>en</strong>tos c<strong>en</strong>trales del caso?II. El análisis constitucional de razonabilidadResuma los aspectos c<strong>en</strong>trales del sust<strong>en</strong>to fáctico invocado por ellegislador y la Corte.¿En tales aspectos, t<strong>en</strong>ían o ti<strong>en</strong><strong>en</strong> realm<strong>en</strong>te sust<strong>en</strong>to fáctico:a) a la época de sanción de la ley,b) a la época del fallo,c) <strong>en</strong> la actualidad?¿Existe proporcionalidad <strong>en</strong>tre el sust<strong>en</strong>to fáctico real y la finalidadperseguida por la ley?¿La finalidad perseguida por la ley, qué <strong>en</strong>tidad cuantitativa ycualitativa ti<strong>en</strong>e?¿Los medios elegidos por el legislador para cumplir con la finalidadlegal, qué cantidad y calidad pres<strong>en</strong>tan?¿Son conduc<strong>en</strong>tes, coher<strong>en</strong>tes o proporcionados con el fin elegido?¿La restricción a los derechos que la ley impone es exagerada o excesiva<strong>en</strong> sí misma?¿Es proporcionada:a) con el sust<strong>en</strong>to fáctico realb) la finalidad aducida, yc) los medios empleados <strong>en</strong> su doble aspecto cuantitativo y cualitativo?


Capítulo XIIEL DERECHO A LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE1. La tutela de la vida, salud e integridad física y la tuteladel medio ambi<strong>en</strong>teEn la hipótesis que no exista norma expresa de carácter legislativoo reglam<strong>en</strong>tario que prohiba determinada conducta lesiva a lasalud humana o al medio ambi<strong>en</strong>te, ¿podría sost<strong>en</strong>erse que dichaacción cae d<strong>en</strong>tro del principio que todo lo no prohibido estápermitido (por ext<strong>en</strong>sión de su específico campo p<strong>en</strong>al <strong>en</strong> el artículo9°)? Este problema puede verse a la luz del artículo 41 de laConstitución y del nuevo derecho supranacional. Pero también esa nuestro juicio de importancia que la solución no varía aún <strong>en</strong>aus<strong>en</strong>cia de tales normas.Fr<strong>en</strong>te a la g<strong>en</strong>érica libertad de hacer todo lo no prohibido,existe con todo un derecho específico a la vida y a la integridadfísica, que puede considerarse razonablem<strong>en</strong>te compr<strong>en</strong>sivo deun derecho a no sufrir lesiones arbitrarias a la salud personal.Más aún, así como el trabajo forzoso como cond<strong>en</strong>a p<strong>en</strong>al no debeafectar la capacidad física del recluido, a fortiori no puede disminuirsela capacidad física de las personas inoc<strong>en</strong>tes, no mediandosiquiera cond<strong>en</strong>a p<strong>en</strong>al a trabajos forzosos <strong>en</strong> su contra. Cabe delmismo modo t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te el derecho a la libertad y a la seguridadpersonales, el cual puede razonablem<strong>en</strong>te ser interpretado <strong>en</strong>el s<strong>en</strong>tido de derecho a no sufrir m<strong>en</strong>oscabos arbitrarios a dichaseguridad o libertad.


XII - 2DERECHOS HUMANOSAdemás, el derecho a la dignidad humana 1 puede igualm<strong>en</strong>te<strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que ampara el derecho de las personas aque se respete su salud y su habitat no ejerci<strong>en</strong>do sin su cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tom<strong>en</strong>oscabos arbitrarios a ella; por ext<strong>en</strong>sión, que es untratami<strong>en</strong>to no acorde ni respetuoso a su condición de personalidadjurídica, 2 que hasta importa <strong>en</strong> último análisis desconocerlesu condición de sujeto de derecho. Por ello, la hipotética “libertad”de qui<strong>en</strong>es realizan actividades lesivas a la salud de los demás setransforma <strong>en</strong> una aus<strong>en</strong>cia de libertad correlativa del sujetopasivo, por tanto <strong>en</strong> un sometimi<strong>en</strong>to coactivo que transformaría<strong>en</strong> autoridad ilimitada una supuesta libertad de qui<strong>en</strong> perjudiquela salud de los demás.El artículo 16° inciso 2°, si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> materia diversa, hace refer<strong>en</strong>ciaa la salud pública y a los derechos de los demás, comoposibles limitaciones al derecho allí m<strong>en</strong>cionado, lo que estableceal m<strong>en</strong>os indirectam<strong>en</strong>te un juicio de valor que cabe t<strong>en</strong>er <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la interpretación del ord<strong>en</strong> jurídico. Tales consideracionespermit<strong>en</strong> concluir no <strong>en</strong> que existe una g<strong>en</strong>érica libertadde dañar el habitat y la salud de las demás personas, sino alcontrario un g<strong>en</strong>érico derecho a no recibir tales daños sin habilitaciónlegal expresa que así lo autorice, con sust<strong>en</strong>to fáctico razonabley sufici<strong>en</strong>te. Una interpretación dinámica de la Conv<strong>en</strong>cióntutela pues el medio ambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> que vivimos, previni<strong>en</strong>docontra una de las causas de su creci<strong>en</strong>te contaminación, lo cualparte de la doctrina al m<strong>en</strong>os considera también posible aplicacióndirecta razonable del “normativismo supranacional” de laConv<strong>en</strong>ción, aún sin norma legislativa o administrativa expresaque prohiba la actividad nociva para la salud y el medio ambi<strong>en</strong>te3 o, como quedó dicho antes, ante la inexist<strong>en</strong>cia de una normalegal contraria y permisiva de tal actividad lesiva.La solución a que se arriba no es persecutoria respecto de laminoría de personas que t<strong>en</strong>gan el hábito, con su actividad, de1.1Tutelado por el art. 11° inciso 1.1.2Art. 3°1.3PIGRETTI y BELLORIO, Derecho ambi<strong>en</strong>tal, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1985, pp. 14 y15.


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 3lesionar la salud de terceros, ni resulta <strong>en</strong> su discriminación arbitraria,pues no puede interpretarse el ord<strong>en</strong> jurídico como confiri<strong>en</strong>doa nadie el derecho a perjudicar la salud de terceras personasaj<strong>en</strong>as a sus actos, no habi<strong>en</strong>do norma legal expresa queautorice con sust<strong>en</strong>to sufici<strong>en</strong>te dicho comportami<strong>en</strong>to.Por ello la solución m<strong>en</strong>cionada tampoco transgrede el artículo1° de la Conv<strong>en</strong>ción de Costa Rica, ni conti<strong>en</strong>e una discriminacióninversa, at<strong>en</strong>to que “Los derechos de cada persona están limitadospor los derechos de los demás, por la seguridad de todos ypor las justas exig<strong>en</strong>cias del bi<strong>en</strong> común”. 4No sería razonable requerir el dictado de una ley del Congresopara resolver lo que no es sino un simple problema o caso deinterpretación, que por lo demás carece de complejidad jurídicaalguna; aunque altere costumbres arraigadas <strong>en</strong> algunos sectoresde la población. La m<strong>en</strong>tada prohibición implícita no vulnera,<strong>en</strong> la especie, el derecho de un pueblo a mant<strong>en</strong>er sus tradicionesy costumbres, tales como nacionalidad, 5 l<strong>en</strong>gua nativa, 6 religióno cre<strong>en</strong>cia, 7 nombre, 8 ya que tales hábitos lesivos a la salud deterceros no son un aspecto del folklore; ni constituye parte de unrito o conjunto de cre<strong>en</strong>cias, el hacerlo <strong>en</strong> detrim<strong>en</strong>to de los demás,ni lo es de pueblo o grupo social cultural alguno <strong>en</strong> particular.2. La diversidad de casos particularesCon todo, convi<strong>en</strong>e advertir contra interpretaciones demasiadog<strong>en</strong>éricas, sea <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido o <strong>en</strong> el otro.2.1. El caso de las bebidas alcohólicasUn primer caso es el de la v<strong>en</strong>ta de bebidas alcohólicas a mayoresde edad. Pareciera no existir dudas que su consumo, por lo m<strong>en</strong>os1.4Artículo 329 inciso 20. Art. 200.1.5Art. 20°.1.6Art. 8° inciso 2° apartado a).1.7Art. 12°.1.8Art. 18°.


XII - 4DERECHOS HUMANOSmás allá de cierta medida —que algunos estudios reci<strong>en</strong>tesconsideran muy baja— es dañino para la salud. ¿Significará estoque a partir de ahora la v<strong>en</strong>ta de bebidas alcohólicas debe considerarseprohibida por la Conv<strong>en</strong>ción?Ent<strong>en</strong>demos que no, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do a su bajo grado de peligrosidad,<strong>en</strong> dosis moderadas, a la imposibilidad práctica de controlar lacantidad de ingesta individual, a que se trata <strong>en</strong> todo caso de undaño que la persona se autoinflige voluntaria y consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te,con conocimi<strong>en</strong>to sufici<strong>en</strong>te, o al m<strong>en</strong>os obligación cultural det<strong>en</strong>er tal conocimi<strong>en</strong>to, de que su uso abusivo puede perjudicar lasalud, y a que el consumo por unos no afecta la salud de otros.Beber, pues, no perjudica directa e inmediatam<strong>en</strong>te la salud delos demás. Puede hacerlo <strong>en</strong> cambio indirectam<strong>en</strong>te, si la personaque bebió <strong>en</strong> exceso maneja un vehículo, etc.De todas maneras, un fabricante y un v<strong>en</strong>dedor de bebidasalcohólicas demostrarían prud<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el manejo de sus negociossi inscribieran <strong>en</strong> las etiquetas y <strong>en</strong> su publicidad m<strong>en</strong>sajes similaresa los exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> otros países <strong>en</strong> los paquetes de cigarrillos.Ello trasladará <strong>en</strong> mayor grado la responsabilidad al consumidor,si es claram<strong>en</strong>te advertido por el fabricante y el v<strong>en</strong>dedorde los daños que puede acarrear su consumo. En todo caso, estasconsideraciones son para adultos, pues no cabe sino considerarprohibida la publicidad destinada a los adolesc<strong>en</strong>tes, que consituyeun 90% del total.2.2. El caso de drogas nuevasEn el otro extremo cabe considerar aquellas drogas no medicinalesque a veces se van inv<strong>en</strong>tando y que de hecho se fabrican y v<strong>en</strong>d<strong>en</strong>,mi<strong>en</strong>tras no ha salido todavía la reglam<strong>en</strong>tación estatalagregándolas a la lista de drogas tóxicas que sólo pued<strong>en</strong> v<strong>en</strong>dersebajo receta médica por triplicado, archivada, etc.¿En el interregno que va desde la aparición de la nueva drogahasta su prohibición, es acaso lícita su v<strong>en</strong>ta? La respuesta esobviam<strong>en</strong>te que no, aún cuando el país no t<strong>en</strong>ga norma expresaprohibi<strong>en</strong>do la v<strong>en</strong>ta de toda droga no autorizada.


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 52.3. La contaminación por desechos químicosEn cambio, son más difíciles aquellas situaciones <strong>en</strong> que laactividad <strong>en</strong> cuestión no es tan fácilm<strong>en</strong>te determinable <strong>en</strong> cuandoal grado de perjuicio que produce a la salud humana. Los desechosquímicos que arrojan al medio ambi<strong>en</strong>te las fábricas ¿son causa dedefectos g<strong>en</strong>éticos que se produc<strong>en</strong> <strong>en</strong> la zona de influ<strong>en</strong>cia, delaum<strong>en</strong>to de mortalidad y morbilidad, etc.?Supongamos por hipótesis que tales actividades han sido oportunam<strong>en</strong>teautorizadas conforme a las normas legales exist<strong>en</strong>tes.¿La inexist<strong>en</strong>cia de norma legal o reglam<strong>en</strong>taria prohibitivade arrojar tales desechos al medio ambi<strong>en</strong>te, torna lícita tal actividad?Nuestra respuesta, <strong>en</strong> tales casos, es igualm<strong>en</strong>te que no, aunquecompr<strong>en</strong>demos que es un caso sujeto a largos debates a travésdel tiempo, y que deberá reajustarse <strong>en</strong> su solución al casoconcreto, naturaleza de los desechos, alternativas industriales detratami<strong>en</strong>to, costo de éste, etc.3. El fumar <strong>en</strong> públicoEl problema del cigarrillo ha cobrado actualidad social y difusiónci<strong>en</strong>tífica sufici<strong>en</strong>te como para permitir un análisis detallado,m<strong>en</strong>os s<strong>en</strong>sibilizado y emotivo que el de otras drogas adictivas demayor peligrosidad.3.1. El principio jurídicoEn el caso del cigarrillo, si adoptáramos una solución similar a lasbebidas alcohólicas, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de la licitud de su v<strong>en</strong>ta bajoalgunos resguardos de advert<strong>en</strong>cia del fabricante sobre lapeligrosidad de su producto para la salud, no por ello la solución esla misma. La difer<strong>en</strong>cia de hecho fundam<strong>en</strong>tal es que el bebedordaña solam<strong>en</strong>te su propia salud, <strong>en</strong> tanto que el fumador dañatambién la salud de los demás. Incluso hay qui<strong>en</strong>es sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> queson más canceríg<strong>en</strong>os los elem<strong>en</strong>tos cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> el humo expelidoque <strong>en</strong> el inhalado.


XII - 6DERECHOS HUMANOS¿Ti<strong>en</strong>e otra persona el derecho a perjudicar mi salud, creándomeun factor de riesgo canceríg<strong>en</strong>o, de <strong>en</strong>fermedadcardiovascular de des<strong>en</strong>lace fatal probable a través del tiempo, deembolia, <strong>en</strong>fisema, etc.?Una respuesta afirmativa sería absurda. Es obvio, para nosotros,que la actividad de fumar <strong>en</strong> público debe considerarseautomáticam<strong>en</strong>te ilegítima y prohibida a partir de la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong>vig<strong>en</strong>cia de la ley 23.054.Por lo tanto, si bi<strong>en</strong> el derecho de fumar <strong>en</strong> privado no resultaprima facie restringido por las normas y principios preced<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teexpuestos, no ocurre lo mismo con el acto de fumar<strong>en</strong> público; fumar <strong>en</strong> público supone lesionar arbitrariam<strong>en</strong>te lasalud de los demás, y por <strong>en</strong>de resulta violatorio a las normasindicadas y no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra amparado por la facultad g<strong>en</strong>éricaque reconoce el artículo 19° de la Constitución nacional: ésta<strong>en</strong>fatiza la libertad de las acciones privadas y aun así, sólo <strong>en</strong>tanto y <strong>en</strong> cuanto no afect<strong>en</strong> la salud pública. No existi<strong>en</strong>do normaexpresam<strong>en</strong>te permisiva, cabe <strong>en</strong>tonces concluir que no existeel “derecho” ni la “libertad” de fumar <strong>en</strong> público sino antes bi<strong>en</strong>y al contrario el deber jurídico de no hacerlo.De igual modo no podría el fumador invocar un supuesto “derecho”a fumar <strong>en</strong> público, lesionando la salud aj<strong>en</strong>a, at<strong>en</strong>to elprincipio de que “Los derechos de cada persona están limitadospor los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por lasjustas exig<strong>en</strong>cias del bi<strong>en</strong> común”; 1 sólo ti<strong>en</strong>e el derecho a fumar<strong>en</strong> privado, al amparo del principio de la privacidad 2 y de lasacciones privadas de los hombres. 3En materia del derecho o la prohibición de fumar <strong>en</strong> públicopuede ser ilustrativo comparar el problema a) con el consumo dealcohol, permitido salvo <strong>en</strong> cuanto el exceso de su ingesta inhabilitalegalm<strong>en</strong>te el ejercicio de algunas actividades (verbigracia, conducir),b) con el consumo excesivo de alim<strong>en</strong>tos de alto nivel delípidos, perjudicial a la salud pero no limitado por norma alguna,3.1Artículo 32° inciso 2°.3.2Artículo 11° inciso 2°.3.3Art. 19° de la Constitución Nacional.


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 7c) el consumo de drogas, discriminado p<strong>en</strong>alm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuanto conductaprivada, etc.En todos estos casos y no obstante su diversidad, el factor comúny la línea divisoria de conducta lo constituye siempre laexist<strong>en</strong>cia o no de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la conducta individual y privadaal ámbito compartido de la vida <strong>en</strong> sociedad; ya que no parecetutelado el “derecho” de obligar a los demás seres <strong>humanos</strong> aser sujetos pasivos involuntarios de la ingesta de bebidas, drogaso alim<strong>en</strong>tos nocivos, y no puede tampoco, por <strong>en</strong>de, aceptarse <strong>en</strong>el pres<strong>en</strong>te una supuesta obligación de ser sujetos pasivosinvoluntarios de la introducción compulsiva de ag<strong>en</strong>tes nocivos<strong>en</strong> sus vías respiratorias, ni puede reconocerse a nadie la potestadunilateral de imponérsela coactivam<strong>en</strong>te sin fundam<strong>en</strong>to normativoexpreso y razonable, con sust<strong>en</strong>to fáctico sufici<strong>en</strong>te, nadade lo cual ocurre <strong>en</strong> la especie.El que fumar constituya una costumbre muy arraigada <strong>en</strong>algunos sectores de la población no es argum<strong>en</strong>to sufici<strong>en</strong>te parasost<strong>en</strong>er una solución contraria, máxime cuando el hábito de fumarse <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> constante desc<strong>en</strong>so, y que hasta los fumadoresestán frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de acuerdo con las prohibiciones de fumar<strong>en</strong> público, considerando que puede ayudarles a abandonarel hábito.3.2. La tutela administrativaTratándose <strong>en</strong>tonces, a la inversa, de la tutela de la salud individualy pública am<strong>en</strong>azada por conductas violatorias y at<strong>en</strong>tatoriascontra ellas, debe la autoridad administrativa, al igual que el PoderJudicial <strong>en</strong> su caso, adoptar las medidas “de otro carácter” 4 que <strong>en</strong>el marco de su compet<strong>en</strong>cia sean conduc<strong>en</strong>tes a asegurar el respetoefectivo de los derechos tutelados <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción y <strong>en</strong> laConstitución.No parece razonable ni necesario, ni satisfaría los criteriosinterpretativos de los artículos 27° y 31° inciso 1° de la Conv<strong>en</strong>ciónde Vi<strong>en</strong>a sobre el derecho de los tratados, indicar que los3.4Artículo 2° in fine.


XII - 8DERECHOS HUMANOSev<strong>en</strong>tuales lesionados deb<strong>en</strong> necesaria y exclusivam<strong>en</strong>te recurrira los tribunales judiciales 5 <strong>en</strong> procura de la def<strong>en</strong>sa de sus derechos,pues ni aún la vía del recurso “s<strong>en</strong>cillo y rápido” un “otrorecurso efectivo” previsto <strong>en</strong> el artículo 25° inc. 1°, satisfaría elcriterio rector del artículo 8° inc. 1°, de una decisión “d<strong>en</strong>tro deun plazo razonable”. En efecto, tratándose de una lesión directa einmediata, operativa perjudicial y definitiva e instantáneam<strong>en</strong>tesobre la salud humana, sólo resguarda adecuadam<strong>en</strong>te dicha saludun mecanismo de tutela del derecho afectado que evite laconsumación del daño a la salud. Por lo tanto, cabe d<strong>en</strong>tro de lasobligaciones de los funcionarios públicos de hacer respetar lasleyes del país, establecer lo conduc<strong>en</strong>te a que no se produzcanbajo su conniv<strong>en</strong>cia, complac<strong>en</strong>cia o simple omisión, lesiones arbitrariasa la salud de las personas que concurr<strong>en</strong> a los lugarespúblicos bajo su compet<strong>en</strong>cia.Corresponde así a los funcionarios públicos <strong>en</strong> su ámbito deactuación declarar <strong>en</strong> forma expresa y <strong>en</strong> tutela de la salud de latotalidad de los asist<strong>en</strong>tes, incluidos aquellos que fum<strong>en</strong> <strong>en</strong> suvida privada, la exist<strong>en</strong>cia de la prohibición razonablem<strong>en</strong>te implícita<strong>en</strong> las normas m<strong>en</strong>cionadas, de fumar <strong>en</strong> público. Ello noimporta <strong>en</strong> la especie declarar <strong>en</strong> sede administrativa la inconstitucionalidadde una norma legislativa, ya que no existe normalegal alguna tutelando expresam<strong>en</strong>te la m<strong>en</strong>tada actividad lesivaa los principios de la Conv<strong>en</strong>ción y la Constitución Nacional.3.3. La tutela jurisdiccionalEn aus<strong>en</strong>cia de cumplimi<strong>en</strong>to administrativo, el particular ti<strong>en</strong>e<strong>en</strong>tonces la vía del amparo para hacer cesar el daño a su salud —tratándose de una cuestión simple de derecho que no requiereprueba—, y posteriorm<strong>en</strong>te el recurso extraordinario y la víasupranacional, sin perjuicio de las acciones de daños que puedaint<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> vía civil contra los autores del daño, sus instigadoresy la administración como responsable de la lesión por la inaplicacióndel ord<strong>en</strong> jurídico.3.50 peor, quedarse pasivam<strong>en</strong>te a la espera que el legislador actúe.


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 93.4. Actividad de apr<strong>en</strong>dizajePara mejor ori<strong>en</strong>tar la reflexión del tema, agregamos como anexoa este capítulo un caso sobre un decreto de prohibición de fumar queemite concretam<strong>en</strong>te el Poder Ejecutivo, <strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia de toda otranorma que el Pacto, con una serie de actividades, casos seriados yguías de reflexión.4. El transporte automotor privado 14.1. Dióxido de carbono y tetrahetilo de plomoIguales consideraciones son aplicables <strong>en</strong> el caso de las emanacionesde los vehículos de transporte no público.El arraigo social del automóvil y los fuertes s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos depropiedad que provoca, con más la prolongación del yo, espacio deintimidad, territorialidad, dominio del espacio, goce individual,mecanismo de evasión y canalización de agresividad, etcétera,hac<strong>en</strong> de esto un caso difícil.Pero la conc<strong>en</strong>tración urbana y el crecimi<strong>en</strong>to inexorable delparque automotor privado, el progresivo embotellami<strong>en</strong>to de callesurbanas que ya no se pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>sanchar más, culminando <strong>en</strong>el inevitable futuro de la paralización del tránsito, todo ello bajouna cúpula de “efecto invernadero” <strong>en</strong> que la vida misma sufrirátanto como lo hacía ayer por el fumador, permite pronosticar loque se avecina con alguna certeza probabilística.A corto, mediano o largo plazo la sociedad se conv<strong>en</strong>cerá de lairrazonabilidad, por <strong>en</strong>de antijuricidad, del daño desproporcionadoa la salud que se impone a todos para satisfacer algunas respetablesveleidades de un núcleo minoritario de personas.Lo hará el legislador, el Concejo Deliberante, o lo hará la justicia,pero la prohibición del transporte automotor privado <strong>en</strong> todoradio urbano d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te poblado es parte inevitable del futuropróximo. Es tan evid<strong>en</strong>te esto que sólo hace falta s<strong>en</strong>tarse, <strong>en</strong> lo4.1Excluimos obviam<strong>en</strong>te ómnibus que funcion<strong>en</strong> adecuadam<strong>en</strong>te, taxis,remises, tal vez incluso los coches que transit<strong>en</strong> con la totalidad de susasi<strong>en</strong>tos ocupados.


XII - 10DERECHOS HUMANOSposible detrás de una v<strong>en</strong>tana herméticam<strong>en</strong>te cerrada, a esperarsu des<strong>en</strong>lace.4.2. El caucho <strong>en</strong> polvo del desgaste de neumáticosComo argum<strong>en</strong>to adicional, no es despreciable el daño pulmonarderivado de las actividades que importan arrojar al aire importantespartículas <strong>en</strong> forma de polvo; antiguam<strong>en</strong>te, la ahora prohibidaincineración domiciliaria, todavía hoy, el desgaste constante de losneumáticos de los automotores producto de su fricción <strong>en</strong> elrodami<strong>en</strong>to.Si la incineración domiciliaria no estuviera ya prohibida, corresponderíainterpretar su prohibición implícita conforme lo v<strong>en</strong>imosexplicando. En cambio, <strong>en</strong> materia del daño a la saludprovocado por los automotores privados, parecería que difícilm<strong>en</strong>tela autoridad judicial resolvería, hoy por hoy, la restricción deltránsito automotor solam<strong>en</strong>te al derivado de vehículos de transportepúblico, a fin de minimizar <strong>en</strong> la medida de lo posible eldaño a la salud. Con todo, si aplicáramos iguales criterios que losexplicados <strong>en</strong> materia del derecho o la prohibición de fumar <strong>en</strong>público, con más los que resultan del punto 4.1., deberíamos algúndía llegar a iguales conclusiones también <strong>en</strong> dicho caso, porla acumulación de perjuicios a la salud que esta actividad provoca.5. ConclusionesDel somero análisis de algunos casos concretos surge claro que lainexist<strong>en</strong>cia de norma específicam<strong>en</strong>te prohibitiva de determinadaactividad lesiva al medio ambi<strong>en</strong>te y la salud de las personas no esóbice a la antijuricidad de tal conducta, la cual tanto los jueces comola administración ti<strong>en</strong><strong>en</strong> obligación de declarar.Sin embargo, habrá que determinar <strong>en</strong> cada caso múltiplesaspectos. Algunos serán comunes, tales como la prueba de la relaciónde causa a efecto <strong>en</strong>tre la actividad y el perjuicio a la salud,la gravedad del daño, el carácter público o privado de la actividad,el que estén también involucrados el derecho de propiedad y


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 11comercio o industria, las consecu<strong>en</strong>cias sociales y económicas deuna y otra solución, el estado de la ci<strong>en</strong>cia médica al respecto, loscomportami<strong>en</strong>tos sociales <strong>en</strong> la materia, etc.Habrá también, ciertam<strong>en</strong>te, aspectos específicos y propios decada caso que será necesario ponderar <strong>en</strong> su análisis. Simplem<strong>en</strong>te,lo que no se podrá argum<strong>en</strong>tar con sust<strong>en</strong>to normativo sufici<strong>en</strong>te,es que la inexist<strong>en</strong>cia de norma legal o reglam<strong>en</strong>taria prohibitivatorna per se jurídica la conducta lesiva a la salud y al medioambi<strong>en</strong>te. Sea que se considere que hay derecho nominado o innominadoa la salud y a la no afectación arbitraria del medioambi<strong>en</strong>te, o que se trata de un principio jurídico indeterminado,no estamos <strong>en</strong> cualquier caso, <strong>en</strong> modo alguno, ante un supuestode car<strong>en</strong>cia normativa a ser resuelto por la regla de que todo loque no está prohibido está permitido.Dogmática y normativam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> conclusión, el principio esque no existi<strong>en</strong>do norma legal razonable que autorice a realizardeterminada actividad lesiva a la salud humana y al medio ambi<strong>en</strong>te,ella se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra prohibida de pl<strong>en</strong>o derecho por la Conv<strong>en</strong>cióny la Constitución.ANEXO IEl caso del deber de no fumar <strong>en</strong> públicoVISTO:Los informes de la O.M.S.;Y CONSIDERANDO:1°) Que no existe discrepancia alguna <strong>en</strong> el campo de la medicinasobre el efecto nocivo que el humo del cigarrillo ti<strong>en</strong>e sobre la saludhumana, tanto del que lo fuma como de aquellos que respiran el airecontaminado por otros fumadores;2°) Que no existe hasta el pres<strong>en</strong>te norma expresa, de carácterlegislativo o reglam<strong>en</strong>tario, que prohiba específicam<strong>en</strong>te fumar <strong>en</strong>público;3°) Que, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, podría prima facie sost<strong>en</strong>erse que dichaacción cae d<strong>en</strong>tro de las acciones privadas de los hombres (artículo 19de la Constitución Nacional);


XII - 12DERECHOS HUMANOS4°) Que, sin embargo, existe <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de Costa Rica aprobadapor ley 23.054 un derecho específico a la vida (art. 42) y a laintegridad física (art. 5° inciso 1°), que puede considerarse razonablem<strong>en</strong>tecompr<strong>en</strong>sivo de un derecho o no sufrir lesiones arbitrarias a lasalud personal (argum<strong>en</strong>to del artículo 4° inciso 1° in fine);5°) Que, así como el trabajo forzoso como cond<strong>en</strong>a p<strong>en</strong>al no debeafectar la capacidad física del recluido (art. 6° inc. 2° in fine), a fortioriy con mayor razón aún no puede disminuirse la capacidad física de laspersonas inoc<strong>en</strong>tes, no mediando siquiera cond<strong>en</strong>a p<strong>en</strong>al a trabajosforzosos <strong>en</strong> su contra;6°) Que cabe del mismo modo t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te el derecho a la libertady a la seguridad personales (art. 7° inc. 1°), el cual puede razonablem<strong>en</strong>teser interpretado <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido del derecho a no sufrir m<strong>en</strong>oscabosarbitrarios a dicha seguridad o libertad (argum<strong>en</strong>to del inc. 3°del mismo artículo 7°);7°) Que el reconocimi<strong>en</strong>to del derecho a la dignidad humana, tuteladopor el artículo 11° inciso 1°, puede igualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse <strong>en</strong> els<strong>en</strong>tido que ampara el derecho de los no fumadores a que se respetesu salud no ejerci<strong>en</strong>do sin su cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>oscabos arbitrariosa ella; por ext<strong>en</strong>sión, que importa un tratami<strong>en</strong>to no acorde ni respetuosoa su condición de personalidad jurídica (art. 3°), que hasta importa<strong>en</strong> último análisis desconocerle su condición de sujeto de derechoy asimilarlo a un ser inanimado;8°) Que, por ello, la libertad del fumador se transformaría <strong>en</strong> unaaus<strong>en</strong>cia de libertad correlativa del fumador pasivo, por tanto <strong>en</strong> unsometimi<strong>en</strong>to coactivo que transformaría <strong>en</strong> autoridad ilimitada, <strong>en</strong>especial, la alegada libertad del fumador;9°) Que, si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> materia diversa, el artículo 16° inciso 2° hacerefer<strong>en</strong>cia a la salud pública y a los derechos de los demás, comoposibles limitaciones al derecho allí m<strong>en</strong>cionado, lo que si bi<strong>en</strong> nodirectam<strong>en</strong>te aplicable al caso, establece al m<strong>en</strong>os un juicio de valorque cabe t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la interpretación del ord<strong>en</strong> jurídico;10°) Que el derecho a no sufrir lesiones arbitrarias a la salud puedetambién construirse interpretativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nuestra Constituciónnacional, y <strong>en</strong> todo caso <strong>en</strong> modo alguno resulta contrapuesto a normaalguna de la misma;11°) Que, por lo tanto, si bi<strong>en</strong> el derecho de fumar <strong>en</strong> privado noresulta prima facie restringido por las normas y principios preced<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teexpuestos, no ocurre lo mismo con el acto de fumar <strong>en</strong> público;


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 1312°) Que fumar <strong>en</strong> público supone lesionar arbitrariam<strong>en</strong>te la saludde los demás, y por <strong>en</strong>de resulta violatorio a las normas indicadasy no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra amparado por la facultad g<strong>en</strong>érica que reconoce elartículo 19° de la Constitución nacional; que ésta, por lo demás,<strong>en</strong>fatiza la libertad de las acciones privadas y aun así sólo <strong>en</strong> tanto y<strong>en</strong> cuanto no afect<strong>en</strong> la salud pública;13°) Que por ello, antes bi<strong>en</strong> y a la inversa, sólo <strong>en</strong> virtud de leyexpresa que tuviera razonable sust<strong>en</strong>to fáctico podría obligarse a losindividuos a sufrir lesiones a su salud personal por el ejercicio, porterceras personas, del acto de fumar <strong>en</strong> el mismo ámbito que ellasrespiran;14°) Que no existi<strong>en</strong>do norma alguna de esta naturaleza, cabe <strong>en</strong>toncesconcluir que no existe el derecho de fumar <strong>en</strong> público sino antesbi<strong>en</strong> y al contrario el deber jurídico de no hacerlo;15°) Que dicha prohibición o deber ti<strong>en</strong>e sust<strong>en</strong>to <strong>en</strong> las normasreferidas al derecho a la vida e integridad personal y a la salud, derango internacional e interno por la ley 23.054, e igualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lapropia Constitución nacional, sin perjuicio de otras disposiciones yam<strong>en</strong>cionadas;16°) Que una interpretación dinámica de la Constitución tutelaigualm<strong>en</strong>te el medio ambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> que vivimos, previni<strong>en</strong>do contrauna de las causas de su creci<strong>en</strong>te contaminación, lo cual parte de ladoctrina al m<strong>en</strong>os considera también posible aplicación directa razonabledel “normativismo supranacional” de la Conv<strong>en</strong>ción, aún sinnorma legislativa o administrativa expresa que prohiba la actividadnociva para la salud y el medio ambi<strong>en</strong>te (PIGRETTI y BELLORIO, Derechoambi<strong>en</strong>tal, Educa, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1985, ps. 14 y 15);17°) Que también cabe merituar, a difer<strong>en</strong>cia de otros casos deactividades industriales nocivas para el medio ambi<strong>en</strong>te y la saludprimig<strong>en</strong>iam<strong>en</strong>te consideradas lícitas, que la interpretación de lailicitud del hecho de fumar <strong>en</strong> público no lesiona el derecho de propiedadde los fabricantes ni les priva del ejercicio para el futuro delderecho de ejercer comercio o industria, ni supone el cerc<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>torespecto de ellos de una empresa <strong>en</strong> marcha, lo cual excluye el ev<strong>en</strong>tualplanteo de si t<strong>en</strong>drían o no derecho a una indemnización por elcese de su actividad hoy considerada antijurídica <strong>en</strong> el aspecto indicado;18°) Que, no obstante ello y a mayor abundami<strong>en</strong>to, convi<strong>en</strong>e recordarque ya exist<strong>en</strong> <strong>en</strong> el país preced<strong>en</strong>tes de actividades previa-


XII - 14DERECHOS HUMANOSm<strong>en</strong>te consideradas “licitas” que han sido consideradas antijurídicasex nunc por el juez (caso de Ens<strong>en</strong>ada), por lo cual m<strong>en</strong>ores dificultadesde índole jurídica puede pres<strong>en</strong>tar la conclusión de que determinadaspersonas se abst<strong>en</strong>gan, sin daño económico alguno para ellas yal contrario hasta con b<strong>en</strong>eficio para su propia salud y economía, derealizar conductas perjudiciales para el medio ambi<strong>en</strong>te y la saludaj<strong>en</strong>a;19°) Que algunos funcionarios y administrados, que constituy<strong>en</strong>una minoría, han expresado <strong>en</strong> algunas ocasiones su deseo de fumar<strong>en</strong> las oficinas de las administraciones públicas;20°) Que la solución a que se arriba “ut supra” no es persecutoriarespecto de la minoría de fumadores que solicitan fumar <strong>en</strong> público,ni resulta <strong>en</strong> su discriminación arbitraria, pues no puede interpretarseel ord<strong>en</strong> jurídico como confiri<strong>en</strong>do a nadie el derecho a perjudicar lasalud de terceras personas aj<strong>en</strong>as a sus actos;21°) Que, por lo tanto, la solución m<strong>en</strong>cionada tampoco transgredeel artículo 1° de la Conv<strong>en</strong>ción de Costa Rica, ni conti<strong>en</strong>e una discriminacióninversa.22°) Que de igual modo no podría el fumador invocar un supuesto“derecho” a fumar <strong>en</strong> público, lesionando la salud aj<strong>en</strong>a, at<strong>en</strong>to elprincipio de que “Los derechos de cada persona están limitados porlos derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justasexig<strong>en</strong>cias del bi<strong>en</strong> común”, como determina el artículo 32° inciso 2°de la Conv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> otras palabras, a lo sumo t<strong>en</strong>drá el derecho afumar <strong>en</strong> privado, al amparo del principio de la privacidad (art. 11°inciso 2°) y de las acciones privadas de los hombres (art. 19° de laConstitución Nacional).23°) Que, sin perjuicio de lo todo expuesto, el Poder Ejecutivo nacionaldebe ponderar cuáles son sus deberes y atribuciones <strong>en</strong> cuantoautoridad administrativa fr<strong>en</strong>te al caso bajo análisis;24°) Que <strong>en</strong> su calidad de funcionario responsable de la administraciónnacional ti<strong>en</strong>e el deber de respetar y hacer respetar el derecho ala salud, a lo cual no obsta la inexist<strong>en</strong>cia de norma legal estableci<strong>en</strong>dola prohibición de fumar, pues la aus<strong>en</strong>cia de ley no excluye la vig<strong>en</strong>ciadel artículo 2° de la Conv<strong>en</strong>ción, <strong>en</strong> cuanto hace obligación de losEstados adoptar las medidas legislativas “o de otro carácter” quefuer<strong>en</strong> necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades, loque incluye tanto normas jurisdiccionales como administrativas;


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 1525°) Que no sería razonable requerir el dictado de una ley del Congresopara resolver lo que no es sino un simple problema o caso deinterpretación, que por lo demás carece de complejidad jurídica alguna,aunque altere costumbres muy arraigadas <strong>en</strong> algunos sectores dela población;26°) Que no vulnera, <strong>en</strong> la especie, el derecho de un pueblo a mant<strong>en</strong>ersus tradiciones y costumbres, tales como nacionalidad (art. 20°),l<strong>en</strong>gua nativa (art. 8° inciso 2° apartado a), religión o cre<strong>en</strong>cia (art.12°), nombre (art. 18°) ya que el hábito de fumar no es un aspecto delfolklore, como puede serlo <strong>en</strong> algunas tribus norteamericanas ni constituyeparte de un rito o conjunto de cre<strong>en</strong>cias el hacerlo <strong>en</strong> detrim<strong>en</strong>tode los demás, ni lo es de pueblo o grupo social cultural alguno <strong>en</strong>particular, pues se trata de un hábito tan universal como el consumode bebidas alcohólicas, café, y otras sustancias análogas por su levepot<strong>en</strong>cial adictivo, que satisface gustos o necesidades personales perono constituye verdaderam<strong>en</strong>te una tradición comunitaria;27°) Que no se trata <strong>en</strong> la especie de una limitación a los derechosni a la libertad de los individuos, pues como se ha visto nadie ti<strong>en</strong>e elderecho de perjudicar la salud de los demás fumando <strong>en</strong> público sinoque antes bi<strong>en</strong> y al contrario ti<strong>en</strong>e el deber jurídico de no hacerlo;28°) Que de manera incid<strong>en</strong>tal puede ser ilustrativo comparar elproblema <strong>en</strong> análisis a) con el tema del consumo individual de alcohol,permitido salvo <strong>en</strong> cuanto el exceso de su ingesta inhabilita legalm<strong>en</strong>teel ejercicio de algunas actividades (verbigracia, conducir), b)con el consumo excesivo de alim<strong>en</strong>tos de alto nivel de lípidos, perjudiciala la salud pero no limitado por norma alguna, c) el consumo dedrogas, discriminando p<strong>en</strong>alm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuanto conducta privada, etc.;pues <strong>en</strong> todos estos casos y no obstante su manifiesta diversidad elfactor común y la línea divisoria de conducta lo constituye siempre laexist<strong>en</strong>cia o no de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la conducta individual y privadaal ámbito compartido de la vida <strong>en</strong> sociedad; ya que <strong>en</strong> todos estoscasos no aparece tutelado el derecho de obligar a los demás seres<strong>humanos</strong> a ser sujetos pasivos involuntarios de la ingesta de bebidas,drogas o alim<strong>en</strong>tos nocivos, y no puede tampoco, por <strong>en</strong>de, aceptarse<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te una supuesta obligación de ser sujetos pasivosinvoluntarios de la introducción compulsiva de ag<strong>en</strong>tes nocivos <strong>en</strong> susvías respiratorias, ni puede reconocerse a nadie la potestad unilateralde imponérsela coactivam<strong>en</strong>te sin sust<strong>en</strong>to normativo expreso yrazonable, con sust<strong>en</strong>to fáctico sufici<strong>en</strong>te, nada de lo cual ocurre <strong>en</strong> laespecie;


XII - 16DERECHOS HUMANOS29°) Que tratándose <strong>en</strong>tonces, a la inversa, de la tutela de la saludindividual y pública am<strong>en</strong>azada por conductas violatorias yat<strong>en</strong>tatorias contra ellas, debe la autoridad administrativa, al igualque el Poder Judicial <strong>en</strong> su caso, adoptar las medidas “de otro carácter”(art. 29 in fine) que <strong>en</strong> el marco de su compet<strong>en</strong>cia sean conduc<strong>en</strong>tesa asegurar el respeto efectivo de los derechos tutelados <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>cióny <strong>en</strong> la Constitución;30°) Que no parece razonable ni necesario, ni satisfaría los criteriosinterpretativos de los artículos 27° y 31° inciso 1° de la Conv<strong>en</strong>ciónde Vi<strong>en</strong>a sobre el derecho de los tratados, indicar que los ev<strong>en</strong>tualeslesionados deb<strong>en</strong> necesariam<strong>en</strong>te recurrir a los tribunales judiciales<strong>en</strong> procura de la def<strong>en</strong>sa de sus derechos, pues ni aún la víadel recurso “s<strong>en</strong>cillo y rápido” u “otro recurso efectivo” previsto <strong>en</strong> elartículo 25° inc. lo, satisfaría el criterio rector del artículo 8° inc. 1° deuna decisión “d<strong>en</strong>tro de un plazo razonable”;31°) Que, <strong>en</strong> efecto, tratándose de una lesión directa e inmediata,operativa perjudicial y definitiva e instantáneam<strong>en</strong>te sobre la saludhumana, sólo resguarda adecuadam<strong>en</strong>te dicha salud un mecanismode tutela del derecho afectado que evite la consumación del daño a lasalud;32°) Que, por lo tanto, cabe no sólo d<strong>en</strong>tro de la compet<strong>en</strong>cia delPresid<strong>en</strong>te, sino también d<strong>en</strong>tro de sus obligaciones como funcionariopúblico de hacer respetar las leyes del país, establecer lo conduc<strong>en</strong>tea que no se produzcan bajo su conniv<strong>en</strong>cia, complac<strong>en</strong>cia o simpleomisión, lesiones arbitrarias a la salud de los alumnos que asist<strong>en</strong> aclase;33°) Que, por ello, corresponde declarar <strong>en</strong> forma expresa y <strong>en</strong> tutelade la salud de la totalidad de los asist<strong>en</strong>tes, incluidos aquellos quefum<strong>en</strong> <strong>en</strong> su vida privada, la exist<strong>en</strong>cia de la prohibición razonablem<strong>en</strong>teimplícita <strong>en</strong> las normas m<strong>en</strong>cionadas, de fumar <strong>en</strong> público<strong>en</strong> todas las oficinas públicas integrantes de la administración públicanacional c<strong>en</strong>tralizada y desc<strong>en</strong>tralizada, cualquiera sea su formajurídica o d<strong>en</strong>ominación;34°) Que lo expuesto no importa <strong>en</strong> la especie, por <strong>en</strong>de, declarar <strong>en</strong>sede administrativa la inconstitucionalidad de una norma legislativaexpresa, lo que le estaría vedado a la administración y correspondeal ámbito judicial exclusivam<strong>en</strong>te (C.S., San Martín de Tabacal,269:243, y opiniones contrarias citados <strong>en</strong> MILLER, GELLI, CAYUSO, t. I,ps. 59 a 65), ya que no existe norma legal alguna tutelando expresa-


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 17m<strong>en</strong>te la m<strong>en</strong>tada actividad Lesiva a los principios de la Conv<strong>en</strong>cióny la Constitución Nacional.Por ello y <strong>en</strong> virtud de las obligaciones que le impone el artículo 2°del Tratado de Costa Rica.El Poder Ejecutivo NacionalDECRETA:Art. 1°.— Infórmase a los Sres. funcionarios y particulares de laprohibición de fumar <strong>en</strong> toda clase de oficina pública de la administraciónnacional c<strong>en</strong>tralizada o desc<strong>en</strong>tralizada, como aplicación razonadade los derechos tutelados por los arts. 4° inc. 1°; 5° inc. 1°; 6°inc. 2° in fine, 7° inc. 1° y 3°, 11° inciso 1°, conforme a las restriccionesvalorativam<strong>en</strong>te contempladas <strong>en</strong> el artículo 16° inciso 2°, 4° inciso1° in fine, 6° inciso 2° in fine, 7° inciso 3°, y demás disposiciones de laConv<strong>en</strong>ción de Costa Rica aprobada como derecho internacional e internopor la ley 23.054 y demás disposiciones congru<strong>en</strong>tes, que pued<strong>en</strong>considerarse razonablem<strong>en</strong>te incluidas <strong>en</strong> las garantíasnominadas e innominadas de la Constitución Nacional.Artículo 2°.— De forma.Guía de reflexiónI. Hechos1°) ¿Fumar daña a la persona que lo hace?¿El humo del cigarrillo perjudica la salud de los no fumadoresque lo aspiran, por ejemplo <strong>en</strong> una habitación donde otrosfuman?¿Es más perjudicial para la salud el humo del cigarrillo propioo de terceros?¿Cuál es el target de la publicidad de cigarrillos?¿Fuman más los hombres o las mujeres?¿Es creci<strong>en</strong>te o decreci<strong>en</strong>te el hábito de fumar? ¿En qué proporción?¿Exist<strong>en</strong> cigarrillos con sabor frutal? ¿Por qué?¿Alguna vez el fumar se publicitó como recom<strong>en</strong>dado por losmédicos, <strong>en</strong> las propagandas empresarias?¿Qué efectos físicos produce el humo del cigarrillo?


XII - 18DERECHOS HUMANOS¿Existe algún tipo de estrato social <strong>en</strong> que sea más o m<strong>en</strong>osfrecu<strong>en</strong>te el hábito de fumar?¿Las plantaciones de tabaco aum<strong>en</strong>tan o disminuy<strong>en</strong> <strong>en</strong> losúltimos años y cuál es la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia?¿Ti<strong>en</strong>e relación el hábito de fumar con el medio ambi<strong>en</strong>te? Encaso afirmativo, ¿cuál?¿La decisión tutela parcial o totalm<strong>en</strong>te la salud del fumador?¿Lo hace <strong>en</strong> contra de su voluntad?2°) ¿Qué tipo de profesional es indicado para efectuar una periciasobre estos temas?¿Qué tipo de organismos nacionales o internacionales pued<strong>en</strong>t<strong>en</strong>er información recopilada y publicada sobre estos temas?¿Conseguirla y conocerla permitirá apreciar más adecuadam<strong>en</strong>telos hechos del caso, y su <strong>en</strong>torno social?3°) ¿El acto ti<strong>en</strong>e sust<strong>en</strong>to fáctico sufici<strong>en</strong>te?II. Valoraciones4°) ¿El acto es desproporcionado o arbitrario?¿Cuál es el grado de interés actual del caso?¿Es justa la solución del caso?¿Lo sería si se tratara de bebidas alcohólicas? ¿Alim<strong>en</strong>tos nocivos?¿Quid drogas diversas?III. Normas. Interpretación5°) ¿Ha ponderado el acto todas las normas y principios jurídicosaplicables o ha omitido alguna norma o principio fundam<strong>en</strong>tal?6°) ¿Fuerza las normas que invoca, u otras, o se ajusta a su texto ya su espíritu?7°) ¿Excede las facultades regladas o discrecionales del funcionario?8°) ¿Constituye un acto administrativo o un reglam<strong>en</strong>to?5°) En el segundo caso, ¿qué tipo de reglam<strong>en</strong>to sería?


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 1910°) En tal caso, ¿excede las facultades reglam<strong>en</strong>tarias de laadministración?11°) Varía la solución del caso si el acto provi<strong>en</strong>e: a) de la Legislaturade la Ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires b) del Jefe de Gobierno de laCiudad de Bu<strong>en</strong>os Aires?l2°) ¿Cambiaría la solución si hubiera alguna ley expresa tutelandola actividad? ¿Cuál sería la obligación del funcionario <strong>en</strong> esecaso?13°) ¿Es discriminatorio <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido jurídico, sea de manera directao inversa, contra el fumador?l4°) ¿Agravia la honra y dignidad humanas <strong>en</strong> sus considerandosal efectuar una comparación con bebidas, alim<strong>en</strong>tos y drogas?15°) ¿Agravia la honra y reputación de los fumadores?16°) ¿Tutela el medio ambi<strong>en</strong>te?17°) ¿Podría llegarse <strong>en</strong> el caso del deber de no fumar <strong>en</strong> público ala misma solución sin invocar la Conv<strong>en</strong>ción?18°) ¿La Conv<strong>en</strong>ción a) facilita, b) dificulta, c) es neutra, para arribara la decisión del caso?19°) Establezca un ord<strong>en</strong> de importancia de los argum<strong>en</strong>tos invocados<strong>en</strong> el caso.20°) Determine si ese ord<strong>en</strong> cambia <strong>en</strong> otros casos de tutela de lasalud y el medio ambi<strong>en</strong>te. Difer<strong>en</strong>cie los ev<strong>en</strong>tuales “derechosafectados” por la prohibición (derechos subjetivos, intereseslegítimos, intereses simples).21°) ¿Es razonable semejante invasión sobre su conducta personal?¿Puede la administración, <strong>en</strong> el caso, sin ley expresa que lafaculte a ello, imponer a los ciudadanos una prohibición deobrar?22°) ¿Se relaciona el derecho a fumar:a) con el derecho a la vida del fumador,b) la “obligación de vivir”,c) el “derecho a morir”,d) el derecho a la vida de los demás? En caso afirmativo, ¿cómoy por qué? ¿Los vincula expresa o implícitam<strong>en</strong>te el caso?¿Por qué? ¿Debiera haberlo hecho de algún modo distinto?¿Cuál?


XII - 20DERECHOS HUMANOS23°) ¿Están previstos expresam<strong>en</strong>te esos derechos y obligaciones<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción? ¿Puede derivárselos razonablem<strong>en</strong>te de ella?En caso afirmativo¿a partir de qué normas? ¿Cómo se lo podría argum<strong>en</strong>tar, <strong>en</strong> pro y<strong>en</strong> contra?24°) ¿Ti<strong>en</strong>e importancia el considerando 33°) o es puram<strong>en</strong>te superfluo?25°) Analice las preguntas de MILLER, GELLI y CAYUSO, Constitucióny poder político, t. I, ps. 65 a 67, a la luz del artículo 2° de laConv<strong>en</strong>ción.26°) Redacte un acto por el que un abogado inicia un amparo, refutandotodos y cada uno de los considerandos de éste.27°) Acto seguido, redacte una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la cual recoge los principalesargum<strong>en</strong>tos de ambos criterios y resuelve fundadam<strong>en</strong>te.28°) El pres<strong>en</strong>te caso ¿ti<strong>en</strong>e exclusivo interés metodológico por elanálisis jurídico de los alumnos <strong>en</strong> el proceso de apr<strong>en</strong>dizaje, oti<strong>en</strong>e también interés práctico que exceda el adquirir un métodode razonami<strong>en</strong>to? En caso afirmativo, ¿cuál?29°) ¿En qué se difer<strong>en</strong>cia esta solución del caso de fábricas queproduc<strong>en</strong> desechos químicos nocivos a la salud?30°) Id<strong>en</strong>tifique <strong>en</strong> la realidad local, preferiblem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> supuestosque Ud. conozca de manera personal, directa y actual, otrossupuestos de daños a la salud y contaminación ambi<strong>en</strong>tal.31°) Determine sus difer<strong>en</strong>cias con el pres<strong>en</strong>te caso.32°) Proyecte la solución del mismo <strong>en</strong> las sigui<strong>en</strong>tes hipótesis:a) Ud. es un ciudadano común;b) Ud. es el funcionario administrativo compet<strong>en</strong>te;c) Ud. es el Juez a cuyos estrados llega el problema;d) Ud. es legislador.33°) a) Resuelva el caso del fumador como si Ud. fuera TRUEPENNY.b) Resuelva el mismo caso como si Ud. fuera HANDY.c) Resuelva el mismo caso como si Ud. fuera FOSTER.34°) Considere una serie sucesiva de casos <strong>en</strong> todos los cualesestamos <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de un funcionario o particular del cursoque quiere saber si ti<strong>en</strong>e derecho a consumir determinada sustancia<strong>en</strong> una oficina pública. El problema podría asemejarse


EL DERECHO A LA SALUD Y MEDIO AMBIENTEXII - 21<strong>en</strong> algunos aspectos al caso del fumador, con la difer<strong>en</strong>cia que<strong>en</strong> cada caso varía el tipo de sustancia respecto de la cual serequiere una respuesta respecto a su derecho de consumirla:1°) fumar (el caso ya visto), 2°) beber café, 3°) tomar una aspirina,4°) tomar naltrexona recetada, 5°) tomar un medicam<strong>en</strong>to norecetado, 6°) mascar tabaco, 7°) aspirar rapé, 8°) t<strong>en</strong>er un acullico(bolo de hojas de coca que se manti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> la boca), 9°)aspirar cocaína <strong>en</strong> polvo, 10°) tomar una pastilla de “crack”.T<strong>en</strong>ga pres<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> estos casos, a difer<strong>en</strong>cia de la tarea delos puntos 26, 27 o 32, la pregunta no es “¿qué debe hacer elfuncionario?”, ni “¿qué debe hacer el legislador?”, o “¿quédebe hacer el juez?” y ni siquiera “¿qué debo hacer yo?”, sinomás específicam<strong>en</strong>te:“¿Ti<strong>en</strong>e o no derecho, esa persona, a hacerlo?”¿Conforme a qué filosofía jurídica da su respuesta?¿Con qué fundam<strong>en</strong>to concreto d<strong>en</strong>tro de esa filosofía jurídica?¿Cuáles son las consecu<strong>en</strong>cias sociales —lato s<strong>en</strong>su— de unau otra solución?35°) En los diez casos anteriores, id<strong>en</strong>tifique con precisión de quémodo la modificación de la situación de hecho —la sustanciaingerida— suscita cambios <strong>en</strong> las valoraciones y por consecu<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> la solución del caso. A los efectos de simplificar el análisis,prescinda de la exist<strong>en</strong>cia de una ley declarada inconstitucional<strong>en</strong> cuanto prohibe el consumo individual de drogas.36°) En una segunda etapa, analice el caso a la luz de la normalegal declarada inconstitucional.37°) Id<strong>en</strong>tifique <strong>en</strong> los diez casos m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> el punto 34 cuálesson los más complejos. Fundam<strong>en</strong>te distintas soluciones alos casos más complejos a) <strong>en</strong> el estilo de TRUEPENNY, b) deHANDY y c) de FOSTER.


Capítulo XIIIEL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOMARCELO ALBERTO LÓPEZ ALFONSÍN Y CARLOS EDUARDO TAMBUSSI1. IntroducciónLa cuestión de la preservación ambi<strong>en</strong>tal y la consagración delderecho al medio ambi<strong>en</strong>te sano, hasta <strong>en</strong>tonces interpretada comoincluida d<strong>en</strong>tro de los derechos no <strong>en</strong>umerados o implícitos del art.33 CN, se <strong>en</strong>contró d<strong>en</strong>tro de los “temas habilitados” para eltratami<strong>en</strong>to de la Conv<strong>en</strong>ción Constituy<strong>en</strong>te de 1994 (Ley 24.309).En dicha Reforma Constitucional, se introduce el tema <strong>en</strong> cuestiónd<strong>en</strong>tro de la máxima jerarquía, a través de su consagraciónexpresa <strong>en</strong> la Ley Suprema, d<strong>en</strong>tro del Capítulo Segundo de laparte dogmática titulado “Nuevos derechos y garantías.”La inclusión de estas previsiones ambi<strong>en</strong>tales es indudablem<strong>en</strong>teuno de los aspectos más positivos del proceso de reformaconstitucional arg<strong>en</strong>tino concluido <strong>en</strong> 1994, a través de la ampliacióndel garantismo, ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do el catálogo de derechos conuna amplitud que dep<strong>en</strong>de para su aplicación efectiva de la consideracióncomo operativos y efectivos instrum<strong>en</strong>tos protectores quele otorgue la jurisprud<strong>en</strong>cia que t<strong>en</strong>ga que decidir <strong>en</strong> los casosque se llev<strong>en</strong> a su conocimi<strong>en</strong>to.Asimismo, <strong>en</strong> los primeros instrum<strong>en</strong>tos internacionales <strong>en</strong>materia de derechos <strong>humanos</strong>, la relación de éstos con el medioambi<strong>en</strong>te era considerada implícita. Las consecu<strong>en</strong>cias del


XIII - 2DERECHOS HUMANOSdescontrol de la contaminación ambi<strong>en</strong>tal tanto el países desarrolladoscomo <strong>en</strong> vías de desarrollo, y la imposibilidad del disfrutey ejercicio de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> condicionesambi<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te desfavorables, crearon la conci<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eralizadadel íntimo vínculo <strong>en</strong>tre derechos <strong>humanos</strong> y medio ambi<strong>en</strong>te.Así, la problemática ambi<strong>en</strong>tal como “derecho al medio ambi<strong>en</strong>te”fue empezando a ser reflejada <strong>en</strong> instrum<strong>en</strong>tos internacionales,y su consagración <strong>en</strong> la Carta Mundial de la Naturalezadesarrolló este principio al incluir el deber de los Estados perotambién el derecho y la responsabilidad de los individuos <strong>en</strong> laprotección del ambi<strong>en</strong>te.En el derecho constitucional actual, prácticam<strong>en</strong>te ningúninstrum<strong>en</strong>to moderno ignora este derecho y estos principios. Lacuestión, además, ha ganado <strong>en</strong> cierta medida a la “opinión pública,”merced -lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te- a grandes desastres ecológicos,a la formación y prédica de Organizaciones No Gubernam<strong>en</strong>talesecologistas de alcances nacionales e internacionales, y a la acciónde algunos gobiernos.El derecho a un medio ambi<strong>en</strong>te sano es, sin duda, un derechohumano fundam<strong>en</strong>tal, y presupuesto del disfrute y ejercicio delos demás derechos, por la íntima vinculación del ambi<strong>en</strong>te con elnivel de vida <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.La Declaración de Estocolmo de 1972 (Confer<strong>en</strong>cia de NacionesUnidas sobre ambi<strong>en</strong>te humano) señalaba que el hombre ti<strong>en</strong>e“el derecho fundam<strong>en</strong>tal a la libertad y a la igualdad, d<strong>en</strong>trode condiciones de vida satisfactorias, <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>te cuya calidadle permita vivir <strong>en</strong> dignidad y bi<strong>en</strong>estar. Asimismo, ti<strong>en</strong>e eldeber fundam<strong>en</strong>tal de proteger y de mejorar el ambi<strong>en</strong>te para lasg<strong>en</strong>eraciones pres<strong>en</strong>tes y futuras” (concepción derecho-deber).La noción de “desarrollo sust<strong>en</strong>table,” formulada principalm<strong>en</strong>tea partir de los informes del Club de Roma e incorporada a lostérminos del Derecho Internacional <strong>en</strong> la Declaración de Río deJaneiro de 1992 <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la Confer<strong>en</strong>cia de Naciones Unidassobre Medio Ambi<strong>en</strong>te y Desarrollo está cont<strong>en</strong>ida al manifestarse:“...y para que las actividades productivas satisfagan las nece-


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 3sidades pres<strong>en</strong>tes sin comprometer las de las g<strong>en</strong>eraciones futuras.”2. La Constitución Arg<strong>en</strong>tina reformada <strong>en</strong> 1994De esa reforma constitucional, deriva el art. 41 de la nueva cartamagna, cuyas características principales son:- Concepción derecho-deber de un ambi<strong>en</strong>te sano <strong>en</strong> cuanto asu exigibilidad y participación <strong>en</strong> la tarea de protección y preservacióndel mismo. Por la naturaleza de la cuestión involucrada<strong>en</strong> el “cont<strong>en</strong>ido” de ese derecho, el bi<strong>en</strong> jurídico protegido y elcorrespondi<strong>en</strong>te deber, convierte a los habitantes <strong>en</strong> verdaderos“ag<strong>en</strong>tes” <strong>en</strong> el cuidado ambi<strong>en</strong>tal.Las obligaciones, pesan también sobre el Estado, <strong>en</strong> toda suamplitud de “autoridades” <strong>en</strong> cualquiera de los niveles de gobierno(federal, provincial, municipal, y obviam<strong>en</strong>te a los jueces,involucrados no sólo <strong>en</strong> la obligación de “no dañar” sino <strong>en</strong> ejerciciospositivos de preservación, de evitar que otros destruyan elmedio ambi<strong>en</strong>te, y exigir a los particulares cada deber concreto<strong>en</strong> cada circunstancia que afecte el tema ambi<strong>en</strong>tal.- Compromiso interg<strong>en</strong>eracional de preservación del medioambi<strong>en</strong>te (para las g<strong>en</strong>eraciones pres<strong>en</strong>tes y futuras, d<strong>en</strong>tro deun concepto de desarrollo que amplía la gama de opciones paralas personas, inspirado <strong>en</strong> las metas de largo plazo de una sociedad).Significa que el consumo actual no puede financiarse incurri<strong>en</strong>do<strong>en</strong> deudas económicas que otros t<strong>en</strong>drán que reembolsar<strong>en</strong> el futuro, y por <strong>en</strong>de, “los recursos naturales deb<strong>en</strong> utilizarsede forma que no cre<strong>en</strong> deudas al sobreexplotar la capacidad desost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to y producción de la tierra” (COMISIÓN MUNDIAL DELMEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO, 1987).- Recepción de la noción de “desarrollo sust<strong>en</strong>table” (Actividadesproductivas satisfac<strong>en</strong> las necesidades pres<strong>en</strong>tes sin comprometerlas de las g<strong>en</strong>eraciones futuras -DECLARACIÓN DE RÍO DEJANEIRO, 1992-): lo cual compr<strong>en</strong>de una mejor compr<strong>en</strong>sión de ladiversidad de ecosistemas, solución localm<strong>en</strong>te adoptada paraproblemas ambi<strong>en</strong>tales y mejor control del impacto ambi<strong>en</strong>talproducido por las actividades de desarrollo.


XIII - 4DERECHOS HUMANOS- “Apto para el desarrollo humano”: concepto del cual la Arg<strong>en</strong>tinaes la primera Constitución <strong>en</strong> incorporarlo, de acuerdo a lavisión de Naciones Unidas <strong>en</strong> sus Programas para el Desarrollo.Este organismo define al desarrollo humano como “el procesomediante el cual se amplían las oportunidades del ser humano”<strong>en</strong> donde se anotan las de disfrutar de una vida prolongada ysaludable y t<strong>en</strong>er acceso a los recursos necesarios para una vidadec<strong>en</strong>te, es decir que los b<strong>en</strong>eficios sociales deb<strong>en</strong> verse y juzgarse<strong>en</strong> la medida que promueva el bi<strong>en</strong>estar humano.Por lo que el concepto de desarrollo humano es amplio e integral.No es simplem<strong>en</strong>te un llamado a la protección ambi<strong>en</strong>tal,sino que implica un nuevo concepto de crecimi<strong>en</strong>to económico,que provee justicia y oportunidades para toda la g<strong>en</strong>te del mundo.Este es el gran interrogante y el gran problema para los países<strong>en</strong> desarrollo, donde el atraso económico muchas veces produce elequívoco de pres<strong>en</strong>tar a la necesidad de “industrializarse,” de elaborarproductos con mayor valor agregado, como contrapuesta ala preocupación ambi<strong>en</strong>tal.- Jerarquía constitucional de la obligación de recomponer eldaño ambi<strong>en</strong>tal y la obligación de recomponer, según lo establezcala ley. El artículo 41 es operativo <strong>en</strong> cuanto a su cont<strong>en</strong>ido: sinperjuicio de la necesidad del consigui<strong>en</strong>te desarrollo legislativo -que determina el Constituy<strong>en</strong>te de 1994-, es obligación de los juecesdesplegar un activismo judicial garantizador que hagaoperativas y aplicables las exig<strong>en</strong>cias de preservación y proveer ala protección del medio ambi<strong>en</strong>te.- Protección de la diversidad biológica.- De acuerdo al sistema de delegación y reserva de poderes quesust<strong>en</strong>ta el esquema federal de la Nación, se establece la nociónde “ley marco” a través de un “federalismo de concertación.”Sin dudas, el art. 41 de la Constitución Nacional optó porcategorizar como derecho subjetivo de todos los habitantes el derechoa un medio ambi<strong>en</strong>te sano, con todas las especificacionesque a partir de allí se derivan.


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 5Tal aserto se ratifica al comparar la citada norma con la regulacióndel amparo <strong>en</strong> el art. 43, que especifica las situacionessubjetivas que pued<strong>en</strong> protegerse mediante esa acción, y cuálesson los sujetos legitimados activam<strong>en</strong>te para deducirla, aludi<strong>en</strong>dotanto a los “derechos que proteg<strong>en</strong> el medio ambi<strong>en</strong>te” como alos “derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.”Al reconocer la Constitución esta categoría de derechos y reconocerque exist<strong>en</strong> afectados cuando se los vulnera, es dable <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derque todos los miembros del grupo sujeto a la afectación se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran legitimados para interponer el amparo ambi<strong>en</strong>tal.3. El medio ambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el derecho públicoprovincial arg<strong>en</strong>tinoEl proceso constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las Provincias Arg<strong>en</strong>tinas fueregistrando paulatinam<strong>en</strong>te las corri<strong>en</strong>tes consagratorias de losderechos <strong>humanos</strong> con rango constitucional. En esta reseña,podemos marcar tres etapas definidas:1. El constitucionalismo clásico: consagración de derechos civilesy políticos d<strong>en</strong>tro del esquema de libertades <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido negativo,es decir, potestades del individuo fr<strong>en</strong>te al poder del Estado.Corresponde a los derechos <strong>humanos</strong> de “primera g<strong>en</strong>eración”(libertad, propiedad, etc.) propios del constitucionalismo liberal.a) Constitución de la Provincia de M<strong>en</strong>doza (texto original de1916, con algunas reformas parciales <strong>en</strong> años posteriores: 1939,1985 y 1991).- No contempla expresam<strong>en</strong>te el derecho al ambi<strong>en</strong>te.- Conti<strong>en</strong>e una refer<strong>en</strong>cia al derecho a la salud d<strong>en</strong>tro de lasatribuciones municipales, poni<strong>en</strong>do a cargo de estas <strong>en</strong>tidades lamateria de salubridad.b) Constitución de la Provincia de Entre Ríos: (1933)- Ti<strong>en</strong>e una refer<strong>en</strong>cia ambi<strong>en</strong>tal implícita a través de un artículode derechos implícitos similar al art. 33 de la ConstituciónNacional.


XIII - 6DERECHOS HUMANOS2. El constitucionalismo social: inducción de la interv<strong>en</strong>ciónestatal como reguladora de las desigualdades sociales, económicasy culturales. Toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta al hombre como ser social (derechos<strong>humanos</strong> de segunda g<strong>en</strong>eración).a) Constitución de la Provincia de La Pampa:- Sujeta a las normas legales y administrativas los deberes dela solidaridad humana... y ti<strong>en</strong>de a “asegurar la salud física eintelectual de los habitantes” (art. 5).- En materia legislativa faculta a la Legislatura a dictar loscódigos Rural y de Aguas (art. 16) y dictar leyes de def<strong>en</strong>sa contrala erosión y de protección a la riqueza forestal (art. 22).b) Constitución de la Provincia de Santa Cruz:- Conti<strong>en</strong>e un artículo de derechos implícitos (art. 15).- Deriva a la ley agraria la def<strong>en</strong>sa del suelo, “fom<strong>en</strong>tando laforestación y reforestación, riego, def<strong>en</strong>sa de las especies vegetales”y la explotación racional de los recursos (art.14).- Compete a la Legislatura Provincial el dictado de las normasrelativas a la salud pública, y los códigos -<strong>en</strong>tre otros- rural, fiscal,sanitario, tierras públicas y bosques (art. 103).- Es atribución municipal la salud pública, la higi<strong>en</strong>e y seguridad-de los sitios de recreo y diversiones- y de todos aquellos lugaresque puedan afectar la salud de la población.c) Constitución de la Provincia de Misiones (1974):- Deber de cada habitante de contribuir al bi<strong>en</strong>estar común(art. 9, 2do. párr.).- <strong>Derechos</strong> no <strong>en</strong>umerados que surg<strong>en</strong> de la dignidad humana(art. 29).- La Provincia garantiza el derecho a la salud (art. 39).- Fom<strong>en</strong>to de la industria, el comercio y la producción, <strong>en</strong> elmarco de contribuir al bi<strong>en</strong>estar g<strong>en</strong>eral. Explotación racional delos bosques, forestación y reforestación (art. 100 inc. 7).- Compet<strong>en</strong>cia de la Legislatura el dictado de leyes de organizaciónde tierras públicas y bosques (inc. 19).- Compet<strong>en</strong>cia municipal, <strong>en</strong> materia de sanidad y asist<strong>en</strong>ciasocial (art. 171).


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 7d) Constitución de la Provincia del Chaco (1958):- <strong>Derechos</strong> no <strong>en</strong>umerados que surg<strong>en</strong> de la dignidad humana(art. 11).- Promoción e la salud, bi<strong>en</strong>estar físico, m<strong>en</strong>tal y social de lapoblación (art. 33).- Compet<strong>en</strong>cia de la Legislatura de legislar <strong>en</strong> materia de tierraspúblicas, bosques, higi<strong>en</strong>e, salud pública... y todo lo que ti<strong>en</strong>daal bi<strong>en</strong>estar social (art. 115).e) Constitución de la Provincia del Neuqu<strong>en</strong> (1961):- <strong>Derechos</strong> no <strong>en</strong>umerados, que correspond<strong>en</strong> al hombre comotal y como integrante de la sociedad (art. 63).- Compet<strong>en</strong>cia de la legislatura <strong>en</strong> materia de fom<strong>en</strong>to económico,bosques, turismo, minería, geología, <strong>en</strong>ergía hidroeléctrica,leyes sanitarias, preservación de bi<strong>en</strong>es naturales, protecciónde animales y especies vegetales útiles, forestación y reforestación,etc. (art. 101).- Obligación ineludible de la Provincia de velar por la salud yla higi<strong>en</strong>e públicas.3. Etapa reci<strong>en</strong>te: recepción <strong>en</strong> forma expresa del derecho almedio ambi<strong>en</strong>te. Corresponde a los derechos llamados de “tercerag<strong>en</strong>eración” que derivan de la última etapa del constitucionalismosocial, posterior a la segunda guerra mundial, posteriores a laconsagración de los derechos a la cultura, la salud y la educación,cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> la Declaración Universal de los <strong>Derechos</strong> Humanosde las Naciones Unidas <strong>en</strong> el año 1948.a) Constitución de la Provincia de Córdoba (1987):- “El estado provincial resguarda el equilibrio ecológico, protegeel medio ambi<strong>en</strong>te y preserva los recursos naturales” (art. 11).- Deber de todo individuo de evitar la contaminación ambi<strong>en</strong>taly participar <strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sa ecológica (art. 38 inc. 8).- Garantía de la protección de los intereses difusos (<strong>en</strong>tre elloslos ecológicos) (art. 53).- Derecho a un medio ambi<strong>en</strong>te sano (art. 66).*Este es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como el derecho a vivir <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>tefísico y social libre de factores nocivos para la salud, conservación


XIII - 8DERECHOS HUMANOSde recursos naturales.... preservación de la flora y la fauna, proteccióndel agua, el suelo y el aire. El estado Provincial protege elmedio ambi<strong>en</strong>te, preserva los recursos naturales, ord<strong>en</strong>a su usoy explotación, resguarda el equilibrio ecológico.*El Estado dicta normas que asegur<strong>en</strong> 1) la eficacia de losprincipios de armonía de los ecosistemas y la integración, diversidad,mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to y recuperación de recursos; 2) la compatibilidadde la programación física, económica y social de la Provincia,con la preservación y mejora del ambi<strong>en</strong>te; 3) una distribuciónequilibrada de la urbanización del territorio y 4) asignaciónde recursos para elevar la calidad de vida.b) Constitución de la Provincia de La Rioja: (1986)- Derecho a un ambi<strong>en</strong>te de vida salubre y ecológicam<strong>en</strong>te equilibrado.Deber de conservación por parte de los individuos (art.66).- Deber del Estado de promover la preservación, def<strong>en</strong>sa ymejorami<strong>en</strong>to del medio ambi<strong>en</strong>te.- Ext<strong>en</strong>sión de la legitimación activa <strong>en</strong> la acción de amparorespecto a este derecho.c) Constitución de la Provincia de Río Negro: (1988)- Derecho/Deber de los habitantes de gozar un medio ambi<strong>en</strong>tesano y preservarlo y def<strong>en</strong>derlo (art. 84).- Atribuciones específicas del Estado: prev<strong>en</strong>ir y controlar lacontaminación, conservar la flora y la fauna, proteger la subsist<strong>en</strong>ciade las especies animales, exig<strong>en</strong>cia de estudios previos deimpacto ambi<strong>en</strong>tal, uso racional de la agroquímica e ing<strong>en</strong>ieríanuclear, educación ambi<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> las escuelas y todos los nivelesde <strong>en</strong>señanza.- Fijación de un organismo especial con poder de Policía parala custodia del medio ambi<strong>en</strong>te (art. 85).- Facultad de la Legislatura de dictar código minero, rural,alim<strong>en</strong>tario, leyes orgánicas de bosques, etc. (art. 149).d) Constitución de la Provincia de Catamarca: (1988)- El Pueblo de la Provincia se asegura el poder decisorio sobresus recursos naturales (art. 1 párr. 3).


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 9- Facultad del poder Legislativo de control de investigacionesriesgosas para la comunidad (art. 110 inc. 18).- Asimismo, elaboración de normas protectoras del Medio Ambi<strong>en</strong>te,sistema ecológico, patrimonio natural, etc. (inc. 22).- Atribución municipal de preservar el sistema ecológico, recursosnaturales y medio ambi<strong>en</strong>te (art. 252 inc. 9).e) Constitución de la Provincia de Corri<strong>en</strong>tes: (1993)- Regulación por la Legislatura de las riquezas hídricas y supreservación (art. 180).- Preserva los recursos naturales de la provincia, pudi<strong>en</strong>doaccionar los particulares y las asociaciones intermedias por lavía del amparo (art. 182).f) Constitución de la Provincia de San Luis: (1987)- Derecho a un ambi<strong>en</strong>te humano de vida salubre y ecológicam<strong>en</strong>teequilibrado. Deber correlativo de conservación (art. 47).- Prev<strong>en</strong>ción y control de la contaminación, ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to delterritorio biológicam<strong>en</strong>te equilibrado.- Creación de reservas y parques naturales, clasificación y protecciónde las especies.- Ampliación de la legitimación por acción de amparo para laprotección de los derechos. Promoción de la calidad de vida de loshabitantes.- Inclusión del paisaje natural <strong>en</strong> un marco ecológico comointegrante del acervo cultural de la Provincia, que el Estado debetutelar. (art. 68).- Consagración del dominio imprescriptible e inali<strong>en</strong>able de laProvincia sobre todas las sustancias minerales que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong><strong>en</strong> su territorio (art. 88).g) Constitución de la Provincia de San Juan: (1986)- Derecho de los habitantes a ambi<strong>en</strong>te humano de vida salubrey ecológicam<strong>en</strong>te equilibrado. Deber de conservarlo. (art. 58).- Deber del estado de controlar la contaminación, la erosión,ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to del territorio biológicam<strong>en</strong>te equilibrado. Creacióny desarrollo de parques naturales.


XIII - 10DERECHOS HUMANOS- Ampliación de la legitimación por acción de amparo para laprotección de los derechos. Promoción de la calidad de vida de loshabitantes.h) Constitución de Tierra del Fuego: (1991)- Derecho de los habitantes a un medio ambi<strong>en</strong>te sano, librede factores nocivos para la salud. Derecho a la conservación delos recursos naturales y la preservación de la flora y la fauna.(art. 25).- Deber de todos los habitantes de evitar la contaminación yparticipar <strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sa del medio ambi<strong>en</strong>te (art. 31).- Legitimación activa amplia para la protección de los interesesdifusos, ecológicos o de cualquier índole (art. 49).- Necesidad de autorización del Estado provincial y de estudiosprevios de impacto ambi<strong>en</strong>tal para la instalación de determinadasplantas o fábricas (art. 55).- Prohibición de introducir residuos nucleares o químicos (art.56)i) Constitución de la Provincia de Salta: (1986)- Deber de conservar el medio ambi<strong>en</strong>te equilibrado y derechode disfrutarlo. Deber de resguardo del medio ambi<strong>en</strong>te y prev<strong>en</strong>ciónde la contaminación por parte del Estado (art. 30).- Obligación del Estado de proteger los procesos ecológicos es<strong>en</strong>ciales(art. 78).j) Constitución de la Provincia de Jujuy: (1986)- Derecho a gozar de un medio ambi<strong>en</strong>te sano y equilibrado ydeber de def<strong>en</strong>derlo (art. 22).- Misión del Estado de prev<strong>en</strong>ir y vigilar las fu<strong>en</strong>tes de contaminacióndel aire, agua y suelo <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral. Promover el aprovechami<strong>en</strong>toracional de los recursos naturales, salvaguardando lacapacidad de r<strong>en</strong>ovación y la estabilidad ecológica.k) Constitución de la Ciudad Autónoma de Bu<strong>en</strong>os Aires: (1996)- Derecho de toda persona a gozar de un ambi<strong>en</strong>te sano y deberde preservarlo y def<strong>en</strong>derlo (art. 26).


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 11- Legitimación para el amparo ambi<strong>en</strong>tal para cualquier habitantey para las personas jurídicas def<strong>en</strong>soras de derechos o interesescolectivos, como la protección del medio ambi<strong>en</strong>te... (art.14).- Innecesariedad de agotami<strong>en</strong>to previo de la vía administrativa(art. 14).4. El medio ambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el derecho comparado del MercosurEn el ámbito del Mercosur, tratado de integración regional queinvolucra a la Arg<strong>en</strong>tina desde 1991, es preciso hacer un análisisde los principios de derecho ambi<strong>en</strong>tal que surg<strong>en</strong> de las respectivasconstituciones nacionales at<strong>en</strong>to el proceso de armonización delegislaciones que propicia dicho acuerdo, compatibilizando lasnecesidades de crecimi<strong>en</strong>to económico con la preservación delmedio ambi<strong>en</strong>te.a) Constitución de la República Ori<strong>en</strong>tal del Uruguay (1967):No conti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> su articulado norma que contemple expresam<strong>en</strong>teel derecho al medio ambi<strong>en</strong>te. Sin embargo, exist<strong>en</strong> otras normasque consagran derechos <strong>humanos</strong> de tercera g<strong>en</strong>eración, como elartículo que establece la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia al “tesoro cultural de laNación” de toda la riqueza histórica del país, al cual la ley ti<strong>en</strong>e queproteger, como finalidad y deber del Estado.b) Constitución de la República Federativa del Brasil (1988):Esta Carta Magna cu<strong>en</strong>ta con un capítulo especial d<strong>en</strong>ominado“Del medio ambi<strong>en</strong>te” (art. 225).- Consagra el derecho a un medio ambi<strong>en</strong>te ecológicam<strong>en</strong>teequilibrado, como bi<strong>en</strong> de uso común del pueblo, es<strong>en</strong>cial para lacalidad de vida.- Corresponde a la colectividad y al poder público el deber dedef<strong>en</strong>derlo y preservarlo para las g<strong>en</strong>eraciones actuales y futuras.- Medidas de protección con rango constitucional: preservaciónde los procesos ecológicos y del patrimonio g<strong>en</strong>ético de la Nación,


XIII - 12DERECHOS HUMANOSexig<strong>en</strong>cia de estudios de impacto ambi<strong>en</strong>tal previos aempr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos, control de la producción que signifique riesgopara el medio ambi<strong>en</strong>te, promoción de la educación ambi<strong>en</strong>tal,protección de la fauna y la flora, obligación de restaurar el medioambi<strong>en</strong>te degradado por cualquier tipo de explotación, sancionesp<strong>en</strong>ales, administrativas e indemnizatorias <strong>en</strong> caso de daño ambi<strong>en</strong>tal,declaración de patrimonio nacional de regiones naturales(Selva Amazónica, Mato Grosso, etc), indisponibilidad de tierrasnecesarias para la protección de ecosistemas naturales, reglam<strong>en</strong>taciónde la instalación de plantas nucleares, etc.- Consagración de la acción popular para actos lesivos al medioambi<strong>en</strong>te (art. 5).- Misión de los gobiernos federal, estadual y municipal la proteccióndel medio ambi<strong>en</strong>te (art. 23).- Dictado de legislación correspondi<strong>en</strong>te a flora, caza, pesca,medio ambi<strong>en</strong>te, recursos naturales, etc. (art. 24).- Papel del Ministerio Público <strong>en</strong> la protección del medio ambi<strong>en</strong>tey otros intereses difusos o colectivos (art. 129).- Ord<strong>en</strong> económico financiero destinado, <strong>en</strong>tre otros fines a ladef<strong>en</strong>sa del medio ambi<strong>en</strong>te (art. 170).- Pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia al patrimonio cultural brasileño de los sitios devalor ecológico art. 216).c) Constitución de la República del Paraguay: (1992)- Derecho a un ambi<strong>en</strong>te saludable y equilibrado.- Prioridad del interés social <strong>en</strong> la preservación, recomposicióny mejorami<strong>en</strong>to del ambi<strong>en</strong>te, como principio ori<strong>en</strong>tativo de lapolítica estatal (art. 7).- Regulación legal de las actividades susceptibles de alterar elambi<strong>en</strong>te. Prohibición de fabricación o introducción de residuostóxicos. Consagración legal del delito ecológico. Obligación de indemnizarel daño ecológico (art. 8).- Papel del Ministerio Público <strong>en</strong> la promoción de la acciónp<strong>en</strong>al pública para def<strong>en</strong>sa del medio ambi<strong>en</strong>te (art. 268).


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 135. La jurisprud<strong>en</strong>cia:Con anterioridad a la Reforma Constitucional de 1994, los preced<strong>en</strong>tesjudiciales postergaron la cuestión del medio ambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> aras de ladilucidación de la legitimación procesal para accionar <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa delos derechos colectivos.Sintéticam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>umeramos los sigui<strong>en</strong>tes preced<strong>en</strong>tes, y elprimer pronunciami<strong>en</strong>to judicial posterior al reconocimi<strong>en</strong>to constitucionalexpreso de estos derechos (art. 41, 42 y 43 segundopárrafo):a) Ricardo Quesada c./ Municipalidad de la Ciudad de Bu<strong>en</strong>osAires (LL 1980 D pág. 130):La Cámara Civil, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió que la lesión invocada era respecto alderecho del recurr<strong>en</strong>te de “vivir <strong>en</strong> una ciudad habitable, oxig<strong>en</strong>ada.”Consideró <strong>en</strong>tonces que el mismo no acreditó <strong>en</strong> autos que la ciudadhaya dejado de ser “habitable” u oxig<strong>en</strong>ada, por lo que no reconociófrustración de derecho alguno de rango constitucional, y descartóla ilegalidad manifiesta.Asimismo, calificó la cuestión como una decisión exclusiva dela autoridad administrativa, excluida de revisión judicial, desestimandola acción.b) Kattan, A.E. y ot. c./ Gobierno Nacional (LL 1983 D pág.567):El fallo del Juzgado Federal Nro. 2 <strong>en</strong> lo Cont<strong>en</strong>cioso Administrativode la Capital Federal hace lugar al amparo, decreta la nulidad delas resoluciones que autorizan la captura y exportación de lastoninas basado <strong>en</strong> el derecho de cada individuo a que no seamodificado el medio ambi<strong>en</strong>te. Basa su consideración <strong>en</strong> el art. 33,<strong>en</strong> la falta de estudios de impacto ambi<strong>en</strong>tal, atribuy<strong>en</strong>do la cargade la prueba de la falta de deterioro del medio ambi<strong>en</strong>te a laautoridad demandada.


XIII - 14DERECHOS HUMANOSc) Cartaña Antonio E. H. c./ Municipalidad de Bu<strong>en</strong>os Aires(Doctrina Judicial 1991, Tomo II, pág. 471):La Cámara de Apelaciones <strong>en</strong> lo Civil reconoció la legitimación paraobrar del accionante (Controlador G<strong>en</strong>eral Comunal) e hizo lugaral amparo peticionado.d) Schroeder Juan c./ Secretaría de Recursos Naturales yAmbi<strong>en</strong>te Humano de la Presid<strong>en</strong>cia de la Nación (La Ley, 6/12/94):La Sala III de la Cámara de Apelaciones <strong>en</strong> lo Cont<strong>en</strong>ciosoAdministrativo Federal reconoce al actor legitimación para accionaracreditada su calidad de vecino del lugar. Toma como base el art.41 de la Constitución Nacional, introducido por la Reforma de 1994.Es el primer fallo firme <strong>en</strong> segunda instancia <strong>en</strong> la materia.6. ConclusionesEl desarrollo de la preocupación ambi<strong>en</strong>tal ha sido consagrado <strong>en</strong>normas positivas constitucionales y supranacionales, como primeraculminación de la etapa de “toma de conci<strong>en</strong>cia” y de la necesidadde establecer reglas de juego y pautas de aplicación para losmagistrados a qui<strong>en</strong>es sean llevados los asuntos.Queda <strong>en</strong>tonces la internalización <strong>en</strong> la comunidad del significadode este derecho y de la necesidad de la vig<strong>en</strong>cia de sus normas,como tarea ímproba a desarrollar a través de la educación,la difusión, la acción de gobierno y las decisiones de la justicia.El control y la preservación de los recursos naturales debe necesariam<strong>en</strong>tesurgir de una aplicación programada de medidascoher<strong>en</strong>tes y razonables de cont<strong>en</strong>ido económico, jurídico y político.En nuestro medio, donde existe gran cantidad de poblacióncon necesidades básicas insatisfechas (derechos <strong>humanos</strong> relegados),el problema debe t<strong>en</strong>er la justa apreciación que ti<strong>en</strong>da asatisfacerlas al mismo tiempo que incorpore la protección ambi<strong>en</strong>tala las decisiones políticas y económicas. No es incompatiblela necesidad de desarrollo con la preservación del medio ambi<strong>en</strong>te.Constituye un error plantear la cuestión como una dicoto-


EL MEDIO AMBIENTE COMO DERECHO HUMANOXIII - 15mía. El acierto reside <strong>en</strong> establecer una armonía <strong>en</strong>tre ambascuestiones, mediante el dictado de normas serias y razonables,acordes a la realidad <strong>en</strong> la que serán aplicadas. En este s<strong>en</strong>tido,saludamos la sanción de las llamadas “leyes de presupuestos mínimos<strong>en</strong> materia ambi<strong>en</strong>tal”: la Ley 25.612 para la gestión integralde los residuos industriales y otras actividades de servicios,la Ley 25.670 para la gestión y eliminación de los PCBs, la Ley25.675 –conocida como Ley G<strong>en</strong>eral del Ambi<strong>en</strong>te-, la Ley 25.688para la gestión de los recursos hídricos, y la Ley 25.831 para elacceso a la información ambi<strong>en</strong>tal. Ent<strong>en</strong>demos que así se estácumpli<strong>en</strong>do el mandato constitucional de 1994.“El Medio Ambi<strong>en</strong>te como derecho humano”Guía de reflexión y trabajos prácticos:Tomando la síntesis de evolución de la Jurisprud<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> materiaambi<strong>en</strong>tal, citas de fallos mediante, el alumno debe analizar:I) Determinar los hechos de cada caso y describirlosporm<strong>en</strong>orizadam<strong>en</strong>te.II) Analizar <strong>en</strong> cada caso las consideraciones vertidas por els<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciante de primera y segunda instancia <strong>en</strong> cuanto a los requisitosde proced<strong>en</strong>cia de la acción de amparo, consignando <strong>en</strong>particular el criterio aplicado:- <strong>en</strong> cuanto a la legitimación activa.- <strong>en</strong> cuanto a la protección de los intereses difusos o colectivos.- el fundam<strong>en</strong>to legal y Constitucional.III) Haga un cuadro de doble <strong>en</strong>trada comparativo de las decisionesde primera instancia y de Cámara <strong>en</strong> aquellos casos dondelas decisiones son difer<strong>en</strong>tes.IV) Determine y analice constitucionalm<strong>en</strong>te, a la luz de laReforma de 1994 de la Constitución Nacional y el Estatuto de laCiudad Autónoma de Bu<strong>en</strong>os Aires los sigui<strong>en</strong>tes ítems:


XIII - 16DERECHOS HUMANOS- Compet<strong>en</strong>cia del Def<strong>en</strong>sor del Pueblo <strong>en</strong> materia ambi<strong>en</strong>tal.- Exist<strong>en</strong>cia de otros legitimados activos. Requisitos y condiciones.Difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre los ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos analizados.- Alcance, y ext<strong>en</strong>sión del garantismo y de la protección almedio ambi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ambos ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos.


Capítulo XIVEL DERECHO A SOLICITAR ASILOALEJANDRO RONDANINIEl asilo como forma de protección.En su significado moderno, asilo es el lugar <strong>en</strong> el que las personasperseguidas por motivos políticos <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran inmunidad 1 contrala prisión y recib<strong>en</strong> protección contra un peligro inmin<strong>en</strong>te. En susignificado jurídico, asilo es la protección concedida por un Estadoa aquél que la ha buscado, <strong>en</strong> el territorio del propio Estado o <strong>en</strong>lugares específicos bajo su jurisdicción. 2Por su parte el Instituto de Derecho Internacional de Bruselas3 definió el asilo como “la protección que un Estado otorga aqui<strong>en</strong> lo solicita, ya sea <strong>en</strong> su territorio o <strong>en</strong> otro lugar que estébajo la jurisdicción de alguno de sus órganos.” 4El término asilo, provi<strong>en</strong>e del griego “asylon” que significa “ellugar que no puede ser violado.” 51Inmune: del latín immunis “ ex<strong>en</strong>to de servicio,” “libre de cualquiercosa,” hacia l597 “ex<strong>en</strong>to de ciertas cargas y males,” COROMINAS, JOAN, BreveDiccionario Etimológico de la L<strong>en</strong>gua Castellana, Tercera Edición, Ed.Gredos, Madrid, l987.2FONTENLE, LEOPOLDO CÉSAR: Asilo Político: Liberdades Individuais eDireito de Revolucao, Brasilia, l9943En su reunión llevada a cabo <strong>en</strong> l950.4ATLE GRAHL-MADSEN: Territorial Asylum, Oceana Publications, l980, traducciónlibre.5JOAN COROMINAS traduce ásylos como “inviolable,” op. cit.


XIV - 2DERECHOS HUMANOSLa justificación fundam<strong>en</strong>tal de la práctica del asilo es, definitivam<strong>en</strong>te,la protección de la vida humana.El asilo es una institución tan antigua como la humanidadmisma. 6 En el Antiguo Testam<strong>en</strong>to <strong>en</strong>contramos alusión a estaforma de protección cuando leemos <strong>en</strong> Números (35, 9-15): “Ciudadesde refugio. Dijo el Señor a Moisés: Habla con los hijos deIsrael, y diles: Cuando hubiéreis pasado el Jordán para ir a latierra de Canaán, señalad las ciudades que deb<strong>en</strong> ser asilo delos fugitivos que involuntariam<strong>en</strong>te hayan derramado sangre.Estando <strong>en</strong> ellas el refugiado, no podrá el pari<strong>en</strong>te del muertomatarle, hasta que se pres<strong>en</strong>te delante del pueblo y sea juzgadasu causa. De estas ciudades destinadas para asilo de los fugitivos,habrá tres del Jordán allá y tres <strong>en</strong> la tierra de Canaán ,tanto para los hijos de Israel como para los adv<strong>en</strong>edizos y peregrinos,a fin de que se acoja a ellas el que involuntariam<strong>en</strong>tederramare sangre” y similares refer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> Deuteronomio (19,1-3) y Josué ( 20, 1-6). 7Instrum<strong>en</strong>tos internacionales que regulanel derecho a solicitar asilo.A nivel conv<strong>en</strong>cional, el asilo fue regulado por primera vez por elTratado de Derecho P<strong>en</strong>al de Montevideo de 1889. Ratificado porArg<strong>en</strong>tina, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay y estableció lasbases de una figura conv<strong>en</strong>cional que adquiriría posteriorm<strong>en</strong>tedim<strong>en</strong>siones contin<strong>en</strong>tales gracias a las conv<strong>en</strong>ciones que precisaronla fisonomía del asilo como una institución protectora de derechos<strong>humanos</strong> fundam<strong>en</strong>tales. 86Para t<strong>en</strong>er un sintético panorama de la insitución del asilo <strong>en</strong>tre losantiguos grego-romanos ver MEHENSZ, CORTEL ZOLTÁN, El Derecho de Asilo delos Antiguos Greco-Romanos, Revista La Ley, Tomo 108, p.1228.7Sagrada Biblia, Barcelona, Herder, l978.8Estos instrum<strong>en</strong>tos son: la Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo de l928 ( La Habana),la Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo Político de l933 (Montevideo), el Tratadosobre Asilo y Refugio Políticos de l939 (Montevideo), el Tratado de DerechoP<strong>en</strong>al Internacional de l940 (Montevideo), las Conv<strong>en</strong>ciones sobre AsiloTerritorial y Asilo Diplomàtico de l954 (Caracas) y las precisiones que alrespecto conti<strong>en</strong>e la Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos de l969(San José, Costa Rica).


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 3Fue, sin embargo, luego de la Segunda Guerra Mundial, cuandola evolución jurídica de las naciones civilizadas del mundo occid<strong>en</strong>talse ha dirigido a consolidar tanto <strong>en</strong> el campo interno como<strong>en</strong> el internacional, principios a favor de la protección de los derechos<strong>humanos</strong>.Esta evolución mundial por el reconocimi<strong>en</strong>to de los derechos<strong>humanos</strong> y libertades fundam<strong>en</strong>tales del hombre, llega a su culminacióncon la Declaración Universal de los <strong>Derechos</strong> Humanos(DUDH) proclamada por la Asamblea G<strong>en</strong>eral de las NacionesUnidas el 10 de diciembre de 1948. 9 La Declaración Universalde <strong>Derechos</strong> Humanos constituye una síntesis admirable delos principios aceptados por las naciones civilizadas y por cuyaimplantación ha v<strong>en</strong>ido luchando la humanidad <strong>en</strong> diversas etapasde su historia. 10Así, el artículo 14 de la DUDH dispone:1. En caso de persecución, toda persona ti<strong>en</strong>e derecho a buscarasilo, y a disfrutar de él, <strong>en</strong> cualquier país.2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicialrealm<strong>en</strong>te originada por delitos comunes o por actos opuestosa los propósitos y principios de las Naciones Unidas.Advertimos así la consagración del derecho humano a solicitarasilo, con las reservas determinadas por el segundo párrafo.El derecho de asilo no puede ejercerse <strong>en</strong> forma absoluta pues noconsiste <strong>en</strong> una protección incondicional. Cuando analicemos ladefinición de refugiado y las d<strong>en</strong>ominadas “cláusulas de exclusión”notaremos los motivos que impid<strong>en</strong> a una persona acceder ala protección internacional.Por su parte la Declaración Americana de los <strong>Derechos</strong> y Deberesdel Hombre 11 consagra <strong>en</strong> su artículo XXVII:9Resolución Nro. 217 A (III) Asamblea G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas.10Estudio Comparativo <strong>en</strong>tre los Instrum<strong>en</strong>tos Internacionales de lasNaciones Unidas y los del Sistema Interamericano aplicables al régim<strong>en</strong> deasilados, refugiados y personas desplazadas, Organización de los EstadosAmericanos, Secretaría G<strong>en</strong>eral, Subsecretaría de Asuntos Jurídicos, 1984,p. 29.11Aprobada <strong>en</strong> la IX Confer<strong>en</strong>cia Internacional Americana <strong>en</strong> la ciudadde Bogotá, Colombia, l948.


XIV - 4DERECHOS HUMANOS“Toda persona ti<strong>en</strong>e el derecho de buscar y recibir asilo <strong>en</strong>territorio extranjero, <strong>en</strong> caso de persecución que no sea motivadapor delitos de derecho común y de acuerdo con la legislación decada país y con los conv<strong>en</strong>ios internacionales.”La Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos 12 (CADH)<strong>en</strong> su artículo 22.7 dispone:“Toda persona ti<strong>en</strong>e el derecho de buscar y recibir asilo <strong>en</strong>territorio extranjero <strong>en</strong> caso de persecución por delitos políticos ocomunes conexos con los políticos y de acuerdo con la legislaciónde cada Estado y los conv<strong>en</strong>ios internacionales.”Europa, por su parte, conoció los horrores de las dos GuerrasMundiales que azotaron a la Humanidad y, como consecu<strong>en</strong>cia, seprodujeron <strong>en</strong> el contin<strong>en</strong>te millones de desplazami<strong>en</strong>tos de personasque, obligadas a abandonar sus países de orig<strong>en</strong>, buscabanprotección <strong>en</strong> países vecinos o <strong>en</strong> otras latitudes. Fr<strong>en</strong>te a estasituación de magnitud desconocida hasta <strong>en</strong>tonces, la comunicadinternacional, ya organizada a través de las Naciones Unidas debióadoptar criterios que fueran universalm<strong>en</strong>te aceptados <strong>en</strong> materiade protección. Si bi<strong>en</strong> la Declaración Universal de <strong>Derechos</strong>Humanos ayudó a resolver esta espinosa cuestión, el 1º de <strong>en</strong>erode 1951 com<strong>en</strong>zó a funcionar la Oficina del Alto comisionado de lasNaciones Unidas para los Refugiados ( ACNUR) 13 y el 28 de juliode 1951 fue aprobada la Conv<strong>en</strong>ción de las Naciones Unidas relativaal Estatuto de los Refugiados 14 (Conv<strong>en</strong>ción de 1951), instrum<strong>en</strong>toque establecería, con carácter universal, el régim<strong>en</strong> jurídicoaplicable a la protección de estas personas víctimas de los horroresde la posguerra.Esta Conv<strong>en</strong>ción establecería la definición de refugiado <strong>en</strong> suprimer artículo. Sin embargo, el transcurso del tiempo y la apa-12Adoptada <strong>en</strong> la ciudad de San José, Costa Rica, el 22 de noviembre del969 y aprobada por la República Arg<strong>en</strong>tina según ley 23.054.13Con sede <strong>en</strong> Ginebra, Suiza, el ACNUR es el organismo internacional<strong>en</strong>cargado de supervisar el cumplimi<strong>en</strong>to de la Conv<strong>en</strong>ción de l951 y decooperar con los Estados <strong>en</strong> la búsqueda de soluciones al problema de losrefugiados.14Adoptada <strong>en</strong> Ginebra, Suiza, <strong>en</strong> el marco de la Confer<strong>en</strong>cia de Pl<strong>en</strong>ipot<strong>en</strong>ciariosconvocada por la Asamblea G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas deconformidad con su resolución 429 (V) del 14/12/50.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 5rición de nuevas situaciones que produjeron refugiados, hizo surgirla necesidad de aplicar a dichas situaciones las normas de laConv<strong>en</strong>ción. A esos fines, se adoptó el Protocolo de 1967 sobre elEstatuto de los Refugiados. Al adherir al citado instrum<strong>en</strong>to, losEstados se obligan a aplicar las disposiciones sustantivas de laConv<strong>en</strong>ción de 1951 a los refugiados compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> la definición,pero sin la fecha límite de 1951 que ella misma establecía yque analizaremos más adelante. 15 Los sucesos des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ados afinales de la década del cincu<strong>en</strong>ta y durante la década de los añosses<strong>en</strong>ta, los conflictos motivados por la descolonización -como losde Argelia, Angola, Ruanda y Zaire- produjeron desplazami<strong>en</strong>tosmasivos de personas que aum<strong>en</strong>taban de manera constante, circunstanciaque llevó a la Organización de la Unidad Africana(OUA) a aprobar la Conv<strong>en</strong>ción de la Organización de la UnidadAfricana, 16 instrum<strong>en</strong>to que adoptó una definición de “refugiado”más amplia y moderna que la cont<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de1951.También el desarrollo y la diversificación de conflictos <strong>en</strong> algunospaíses c<strong>en</strong>troamericanos y los acontecimi<strong>en</strong>tos ocurridos <strong>en</strong>países del Cono Sur <strong>en</strong> la década de los años set<strong>en</strong>ta, inauguraban<strong>en</strong> América Latina el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o masificado de la salida de personas<strong>en</strong> busqueda de protección. La situación <strong>en</strong> América C<strong>en</strong>tralcondujo a propiciar un Coloquio realizado <strong>en</strong> la ciudad deCartag<strong>en</strong>a de Indias <strong>en</strong> 1984 que culminó con la adopción de lad<strong>en</strong>ominada Declaración de Cartag<strong>en</strong>a, cuya Conclusión Terceraamplía la definición de refugiado establecida <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de1951.Asilo y Refugio.Hasta aquí, hemos utilizado los términos asilo, asilado y refugiado.Cabe pues det<strong>en</strong>ernos, a fin de esclarecer las particularidades quemuchas veces se confund<strong>en</strong>.15Conf. FRAIDENRAIJ, SUSANA: La Protección Internacional de los Refugiados<strong>en</strong> el Derecho Humanitario y <strong>en</strong> el Derecho de Refugiados, Tesis deDoctorado, Universidad de Bu<strong>en</strong>os Aires, Facultad de Derecho y Ci<strong>en</strong>ciasSociales.16Adoptada <strong>en</strong> l969 <strong>en</strong> Adis Abeba.


XIV - 6DERECHOS HUMANOSHemos dicho que el asilo fue regulado conv<strong>en</strong>cionalm<strong>en</strong>te, porprimera vez a nivel conv<strong>en</strong>cional, por el Tratado de DerechoP<strong>en</strong>al de Montevideo de 1889. Ratificado por Arg<strong>en</strong>tina, Bolivia,Paraguay, Perú y Uruguay, es decir, nació <strong>en</strong> Latinoamérica.Convi<strong>en</strong>e, <strong>en</strong>tonces, determinar las similitudes y las difer<strong>en</strong>cias<strong>en</strong>tre asilado político y refugiado, por su incid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> laregión latinoamericana, donde concurr<strong>en</strong> intrum<strong>en</strong>tos regionalessobre asilo político e instrum<strong>en</strong>tos de carácter universal, comola Conv<strong>en</strong>ción de l95l sobre el Estatuto de los Refugiados y suProtocolo de l967, adoptados <strong>en</strong> el marco de la Organización delas Naciones Unidas.Los tratados interamericanos sobre asilo político fueron concebidospara la protección del asilado tradicional, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te individuosperseguidos por delitos o motivos políticos. Casi siemprese trataba de personas de significación social y política que buscabanescapar a la persecución pasando voluntaria o forzadam<strong>en</strong>tea otro país y que si<strong>en</strong>do los perdedores del mom<strong>en</strong>to dev<strong>en</strong>ían mástarde gobernantes o miembros del partido gobernante. 17 La RepúblicaArg<strong>en</strong>tina, para citar un caso, concedió asilo territorial alciudadano paraguayo Lino Oviedo <strong>en</strong> el año 1999. 18 De los fundam<strong>en</strong>tosde la resolución que lo concede, no surge la invocación dela Conv<strong>en</strong>ción de 1951. De modo tal que los instrum<strong>en</strong>tosinteramericanos sobre asilo territorial y diplomático sigu<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>dopl<strong>en</strong>a vig<strong>en</strong>cia ya que el asilado tradicional sigue produciéndose.Algunas de las causas del asilo tradicional, como lapersecución por motivos políticos, cab<strong>en</strong> d<strong>en</strong>tro de los supuestos dela institución del refugio diseñado por la Conv<strong>en</strong>ción de 1951, perolos delitos políticos y los delitos comunes conexos con los políticos,que los instrum<strong>en</strong>tos internacionales proteg<strong>en</strong>, difícilm<strong>en</strong>te podríanser incluidos <strong>en</strong> la citada Conv<strong>en</strong>ción.17POHL, REINALDO GALINDO, “Refugio y Asilo y <strong>en</strong> la Práctica Política yJurídica,” <strong>en</strong> La Protección Internacional de los Refugiados <strong>en</strong> AméricaC<strong>en</strong>tral , México y Panama: Problemas Jurídicos y Humanitarios, Memoriasdel Coloquio de Cartag<strong>en</strong>a de Indias de l983, Alto Comisionado de lasNaciones Unidas para los Refugiados, C<strong>en</strong>tro Regional de Estudios delTercer Mundo, Universidad Nacional de Colombia.18Boletín Oficial del 30/3/99.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 7El f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o más reci<strong>en</strong>te del refugio, configurado <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ciónde l95l y su Protocolo de l967, ti<strong>en</strong>e caracteres peculiares,<strong>en</strong>tre los cuales se pued<strong>en</strong> anotar los sigui<strong>en</strong>tes:- Con frecu<strong>en</strong>cia se trata de grupos muy numerosos que simultáneam<strong>en</strong>teo de modo continuado buscan protección <strong>en</strong> el extranjero,prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> países vecinos;- Se trata de personas de todos los estratos sociales, que confrecu<strong>en</strong>cia carec<strong>en</strong> de recursos económicos,- Con frecu<strong>en</strong>cia estas personas pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a grupos, asociacioneso comunidades que han sufrido persecución, sin determinacionesindividuales, por motivo de raza, nacionalidad, religión,pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a un grupo social u opiniones políticas,- Por lo sucedido a miembros de su grupo, esas personas ti<strong>en</strong><strong>en</strong>fundado temor de perder su vida o su libertad y por lo tanto,tratan de escapar del peligro actual o pot<strong>en</strong>cial moviéndose a otropaís.JAIME RUIZ DE SANTIAGO, distingue <strong>en</strong>tre asilo latinoamericano(regulado <strong>en</strong> tratados regionales ) y refugio universal (que contemplala Conv<strong>en</strong>ción de 1951, adoptada <strong>en</strong> el ámbito de la ONU)y expone, sin pret<strong>en</strong>der llegar a una <strong>en</strong>umeración exhaustiva,algunas difer<strong>en</strong>cias que exist<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre ambas figuras. 19-El asilo latinoamericano repres<strong>en</strong>ta una institución conv<strong>en</strong>cionalregional, <strong>en</strong> tanto el refugio es una institución conv<strong>en</strong>cionaluniversal.- El asilo puede ser concedido <strong>en</strong> el propio país de orig<strong>en</strong> delpeticionante, <strong>en</strong> tanto que para el refugio es condición es<strong>en</strong>cial quela persona se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre fuera de su país de orig<strong>en</strong>.19RUIZ DE SANTIAGO, JAIME, “Relaciones <strong>en</strong>tre el Asilo y el Refugio” <strong>en</strong> Laprotección jurídica internacional de la persona humana y el problema de losindocum<strong>en</strong>tados, Seminario realizado <strong>en</strong> La Paz, Bolivia del 12 al 15 d<strong>en</strong>oviembre de l990, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,Comité Internacional de la Cruz Roja, Comisión Internacional deJuristas y Comisión Andina de Juristas.


XIV - 8DERECHOS HUMANOS- El asilo latinoamericano es una institución que nació comoprotección fr<strong>en</strong>te a una persecución, la que debe ser actual y pres<strong>en</strong>te.20- El refugio, por el contrario, es m<strong>en</strong>os riguroso respecto de lascircunstancias de la persecución; pues no requiere que esta seaactual y efectiva, bastando para solicitarlo el “temor fundado depersecución.”- Las causas que explican la concesión del asilo son más limitadasque las que dan lugar al refugio. 21Por su parte distingue algunas similitudes <strong>en</strong>tre ambas figuras:- Ambas instituciones coincid<strong>en</strong> <strong>en</strong> su carácter humanitario,circunstancia que explícitam<strong>en</strong>te se m<strong>en</strong>ciona, con relación alasilo, <strong>en</strong> el artículo 3º de la Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo Político deMontevideo de 1933: “El asilo político, por su carácter de instituciónhumanitaria, no está sujeto a reciprocidad.”Y el capítulo 1, párrafo 2 del Estatuto del ACNUR, dice, “lalabor del Alto Comisionado t<strong>en</strong>drá carácter <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te apolítico:será humanitaria y social,” de igual modo <strong>en</strong> el Preámbulode la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 <strong>en</strong> el considerando quinto. 2220Así por ejemplo, el artículo II de la Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo Territorialde Caracas (1954) establece: “El respeto, que según el Derecho Internacionalse debe a la jurisdicción de cada Estado sobre los habitantes de suterritorio se debe igualm<strong>en</strong>te, sin ninguna restricción, a la que ti<strong>en</strong>e sobrelas personas que ingresan con proced<strong>en</strong>cia de un Estado <strong>en</strong> donde seanperseguidas.” Y el artículo I de la Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo Diplomático deCaracas (1954) reza: “El asilo otorgado <strong>en</strong> legaciones, navíos de guerra ycampam<strong>en</strong>tos o aeronaves militares, a personas perseguidas...”21El Tratado de Derecho P<strong>en</strong>al Internacional de Montevideo (1889) estableceque “El asilo es inviolable para los perseguidos por delitos políticos,”La Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo Territorial de Caracas ( 1954) se pronunciasobre el asilo respecto de aquellas personas “que ingresan con proced<strong>en</strong>ciade un Estado <strong>en</strong> donde sean perseguidas por sus cre<strong>en</strong>cias políticas, opinioneso filiación política, o por actos que puedan ser considerados como delitospolíticos.” De igual modo, la Conv<strong>en</strong>ción sobre Asilo Diplomático de Caracas(1954) <strong>en</strong> su artículo 1 hace refer<strong>en</strong>cia a “personas perseguidas por motivoso delitos políticos.”22Personalm<strong>en</strong>te el autor de este capítulo no cree, verdaderam<strong>en</strong>te, quelas cuestiones políticas brill<strong>en</strong> por su aus<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las relaciones <strong>en</strong>tre Estadosy organismos internacionales.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 9- Ambas instituciones humanitarias exist<strong>en</strong> para brindar proteccióna las personas.De lo expuesto se puede concluir que la distinción <strong>en</strong>tre asilo yrefugio coexiste <strong>en</strong> América Latina <strong>en</strong> virtud de instrum<strong>en</strong>tosinternacionales y regionales que regulan la concesión de uno yotro estatuto 23Sin embargo, el resto del mundo aplica a los solicitantes deasilo, la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados ysu Protocolo de 1967, aunque los d<strong>en</strong>omine solicitantes de asilo.El asilo a nivel universal.Las violaciones sistemáticas de los derechos <strong>humanos</strong>, lasinfracciones flagrantes del derecho humanitario, 24 las expulsionesmasivas de poblaciones y la “depuración étnica” a gran escalaocasionaron importantes desplazami<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> muchas regiones delmundo, tanto a nivel interno de los países como a través de lasfronteras. 25La salida masiva de personas de regiones devastadas por laguerra y con el tráfico y el contrabando de personas constituye23Pese a que algunos funcionarios internacionales insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> sost<strong>en</strong>erque Asilo y Refugio son figuras idénticas <strong>en</strong> Latinoamérica, los remitimos ala nueva ley de migraciones de la República Arg<strong>en</strong>tina, publicada <strong>en</strong> elBoletín Oficial del 21/1/04,la que distingue <strong>en</strong> el artículo 23 inc. k) lassubcategorías de asilados y refugiados para la admisión como resid<strong>en</strong>tesperman<strong>en</strong>tes.24No profundizaremos sobre derecho internacional humanitario puestoque no es el objeto del pres<strong>en</strong>te trabajo. Sin embargo aclaramos que setrata del régim<strong>en</strong> jurídico aplicable <strong>en</strong> situaciones de conflicto armado internoo internacional y puede definirse como “El cuerpo de normas internacionalesde orig<strong>en</strong> conv<strong>en</strong>cional o consuetudinario destinado a ser aplicadoespecíficam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los conflictos armados internacionales o no internacionales,y que limita por razones humanitarias el derecho de las partes<strong>en</strong> conflicto a elegir librem<strong>en</strong>te los medios o métodos utilizados <strong>en</strong> la guerrao que protege a las personas y los bi<strong>en</strong>es afectados por el conflicto.” Conf.SWINARSKI, CHRISTOPHE: Introducción al Derecho Internacional humanitario.Ginebra - San José, CICR-IIDH, l984, p. 11.25Nota de Protección Internacional, Comité Ejecutivo del Programa delalto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 50º períodode sesiones, 7 de julio de l999.


XIV - 10DERECHOS HUMANOSun tema preocupante para la comunidad internacional, tanto paralos países que “produc<strong>en</strong>” el alejami<strong>en</strong>to se su g<strong>en</strong>te, como paralos “receptores” de estos flujos de personas, que cada vez int<strong>en</strong>tanponer más condiciones para la concesión de la protección internacional.Como son los casos más numerosos y preocupantes por la gravedadde sus propias situaciones, trataremos la protección internacionalde los refugiados desde la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 y su Protocolode 1967.a) La definición de “refugiado” <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 sobreel Estatuto de los Refugiados.El artículo 1º, apartado 2 de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 establece queel término “refugiado” se aplicará a toda persona:“...Que, como resultado de acontecimi<strong>en</strong>tos ocurridos antesdel 1º de <strong>en</strong>ero de 1951 y debido a fundados temores de serperseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pert<strong>en</strong><strong>en</strong>ciaa determinado grupo social u opiniones políticas, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trefuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causade dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país;o que, careci<strong>en</strong>do de nacionalidad y hallándose, a consecu<strong>en</strong>ciade tales acontecimi<strong>en</strong>tos, fuera del país donde antes tuviera suresid<strong>en</strong>cia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, noquiera regresar a él...”Las palabras “ acontecimi<strong>en</strong>tos ocurridos antes del 1º de <strong>en</strong>erode 1951” según la propia Conv<strong>en</strong>ción, podrían <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse -conforme su apartado B del artículo 1º- como “acontecimi<strong>en</strong>tosocurridos antes del 1º de <strong>en</strong>ero de 1951 <strong>en</strong> Europa” o como “acontecimi<strong>en</strong>tosocurridos antes del 1º de <strong>en</strong>ero de 1951 <strong>en</strong> Europa o<strong>en</strong> otro lugar” cuestión que quedaba librada a una declaracióndel Estado al mom<strong>en</strong>to de la ratificación de la Conv<strong>en</strong>ción.Notamos así que la definición emanada de la Conv<strong>en</strong>ción establecíauna limitación temporal ( “como consecu<strong>en</strong>cia de acontecimi<strong>en</strong>tosocurridos antes del 1º de <strong>en</strong>ero de 1951” ). Esta limitaciónobedecía a la pret<strong>en</strong>sión de los Estados -al mom<strong>en</strong>to de


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 11adoptarse la Conv<strong>en</strong>ción- de limitar sus obligaciones a las situacionesde refugiados que ya se sabían que existían o las que pudieransurgir ulteriorm<strong>en</strong>te pero a consecu<strong>en</strong>cia de acontecimi<strong>en</strong>tosya ocurridos antes del 1º de <strong>en</strong>ero de 1951.El apartado B, a su vez, permitía a los Estados que ratificaranla Conv<strong>en</strong>ción formular una reserva geográfica, es decir, limitarla recepción de refugiados por “acontecimi<strong>en</strong>tos ocurridos antesdel 1º de <strong>en</strong>ero de 1951 <strong>en</strong> Europa” 26Como hemos adelantado más arriba, el transcurso del tiempoy la aparición de nuevas situaciones problemáticas, hizo surgirla necesidad de aplicar a dichas situaciones las normas de la Conv<strong>en</strong>ciónde 1951. Así, se adoptó el Protocolo de 1967. Al adherir alcitado instrum<strong>en</strong>to, los Estados se obligan a aplicar las disposicionessustantivas de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 a los refugiados compr<strong>en</strong>didos<strong>en</strong> la definición, pero sin la fecha límite de 1951.b) Análisis de la definición de refugiado.De la definición transcripta <strong>en</strong> el apartado a) surg<strong>en</strong> cuatroelem<strong>en</strong>tos importantes a t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta al evaluar una solicitudde un extranjero que solicite el estatuto de refugiado:- temor fundado;- persecución;- motivos de raza, religión, nacionalidad, pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a determinadogrupo social u opiniones políticas;- estar fuera de su país de orig<strong>en</strong>.El temor fundado compr<strong>en</strong>de básicam<strong>en</strong>te, dos aspectos, unosubjetivo y otro objetivo. Ambos aspectos deb<strong>en</strong> ser consideradosal mom<strong>en</strong>to de la determinación de la condición de refugiado. Elelem<strong>en</strong>to subjetivo es el “temor”, que se refiere a un estado deánimo y el objetivo se refiere a la situación del país de orig<strong>en</strong> delsolicitante. De modo que el temor deberá ser fundado <strong>en</strong> una situacióndeterminada imperante <strong>en</strong> el país de orig<strong>en</strong> del solicitante.26La reserva geográfica fue adoptada por la República Arg<strong>en</strong>tina almom<strong>en</strong>to de adherir a la Conv<strong>en</strong>ción, luego fue suprimida como explicaremosmás adelante.


XIV - 12DERECHOS HUMANOSEn cuanto a la persecución, no existe una definición universalm<strong>en</strong>teaceptada. Del artículo 33 de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 puedededucirse que toda am<strong>en</strong>aza contra la vida o la libertad de unapersona pued<strong>en</strong> ser consideradas como persecución. También constituy<strong>en</strong>persecución otras violaciones de los derechos <strong>humanos</strong>. 27La Conv<strong>en</strong>ción estipula protección contra la persecución pero -como dijimos- no se define la persecución ni se dice nada acercade los autores de esa persecución. Esto ha provocado un considerabledebate acerca del alcance de la protección de la Conv<strong>en</strong>ción.Cuando se habla de persecución, se pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> siniestros serviciosdel Estado, <strong>en</strong> el uso de la tortura por ag<strong>en</strong>tes de policía o <strong>en</strong>soldados oprimi<strong>en</strong>do a civiles. En la época del holocausto, todauna maquinaria estatal se dedicó a la persecución de personasconcretas. Cuando los redactores de la Conv<strong>en</strong>ción formularon ladefinición de refugiado, sin duda p<strong>en</strong>saban sobre todo <strong>en</strong> la persecuciónpor parte de los servicios del Estado. Pero la Conv<strong>en</strong>ciónno dice que un Estado debe ser responsable de la persecución.Cualquier grupo que ejerza un poder sustancial <strong>en</strong> un país puedeperseguir. En consecu<strong>en</strong>cia, el ACNUR ha def<strong>en</strong>didosistemáticam<strong>en</strong>te la idea de que la Conv<strong>en</strong>ción es de aplicación acualquier persona que t<strong>en</strong>ga un temor fundado de persecución,sin t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta quién es el responsable de la persecución(ag<strong>en</strong>te de persecución). Esta posición es compartida por la mayoríade los Estados contratantes de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951. Sinembargo <strong>en</strong> algunos países las solicitudes de estatuto de refugiadono prosperarán si la persecución alegada por el extranjero queteme, provi<strong>en</strong>e de actores no estatales y el gobierno del país deorig<strong>en</strong> no puede o no quiere ofrecer protección. 28En cuanto a los motivos, los señalados <strong>en</strong> la definición constituy<strong>en</strong>los motivos fundam<strong>en</strong>tales de persecución que deb<strong>en</strong> serinterpretados a la luz de lo dispuesto respecto de ellos <strong>en</strong> los instrum<strong>en</strong>tosinternacionales de protección de los derechos <strong>humanos</strong>universales y regionales. Así, por ejemplo, la violación de la liber-27Conf. Manual de Procedimi<strong>en</strong>tos y Criterios para la Determinación dela Condición de Refugiado, ACNUR, Ginebra, 1988, p. 15.28La Situación de los Refugiados <strong>en</strong> el Mundo, año 2000.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 13tad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, conci<strong>en</strong>cia o religión, o de la libertad de expresiónconsagradas <strong>en</strong> dichos instrum<strong>en</strong>tos, sería razón sufici<strong>en</strong>tepara reconocer a una persona la condición de refugiado. 29Estar fuera de su país de orig<strong>en</strong>, es una condición es<strong>en</strong>cial,por definición, para acceder al estatuto de refugiado. No hayrefugiados <strong>en</strong> su propio país. Las personas que sufr<strong>en</strong> persecucióndeb<strong>en</strong>, necesariam<strong>en</strong>te, cruzar una frontera para quedar bajoel amparo de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951. Si no logra cruzar la fronterapero padece algún tipo de persecución podría tratarse de undesplazado interno.c) Determinación de la condición de refugiado.Normalm<strong>en</strong>te se pregunta quién determina la condición de refugiadode una persona y la respuesta es s<strong>en</strong>cilla. Son los Estados los quedeb<strong>en</strong> resolver el problema. Sin embargo allí donde los Estados noadoptan ninguna acción es, normalm<strong>en</strong>te, el ACNUR el quesubsidiariam<strong>en</strong>te irá a reemplazar la inactividad del Estado a finde brindar protección a qui<strong>en</strong> la solicite, siempre que reúna losrequisitos establecidos <strong>en</strong> la definición analizada.En su célebre Conclusión Nº 8 el Comité Ejecutivo del ACNUR 30recom<strong>en</strong>dó a los Estados que los procedimi<strong>en</strong>tos para la determinaciónde la condición de refugiado se ajustas<strong>en</strong>, como mínimo, alos sigui<strong>en</strong>tes requisitos:Funcionario compet<strong>en</strong>te:El funcionario compet<strong>en</strong>te (funcionario de inmigración o funcionariode la policía de fronteras) al que se dirija el solicitante, debe t<strong>en</strong>erinstrucciones claras para tratar los casos que puedan estar incluidos<strong>en</strong> el ámbito de os instrum<strong>en</strong>tos internacionales pertin<strong>en</strong>tes. Debeactuar <strong>en</strong> conformidad con el principio de no devolución y remitirlos casos a una autoridad superior;29Conf. FRAIDENRAIJ, SUSANA, op. cit.30Comité Ejecutivo del Programa del ACNUR, Conclusión Nº 8, XXVIIIperíodo de sesiones, 1977.


XIV - 14DERECHOS HUMANOSOri<strong>en</strong>tación al solicitante sobre el procedimi<strong>en</strong>to:El solicitante debe recibir la ori<strong>en</strong>tación necesaria <strong>en</strong> cuanto alprocedimi<strong>en</strong>to que ha de seguirse;Autoridad compet<strong>en</strong>te para tomar una decisión <strong>en</strong> primerainstancia:Debe existir una autoridad claram<strong>en</strong>te id<strong>en</strong>tificada -de ser posibleuna sola autoridad c<strong>en</strong>tral- <strong>en</strong>cargada de examinar las solicitudesde concesión de la condición de refugiado y de adoptar una decisión<strong>en</strong> primera instancia;Ori<strong>en</strong>tación al solicitante sobre intérpretes y organismos dederechos <strong>humanos</strong>:Deb<strong>en</strong> proporcionarse al solicitante los medios necesarios, incluídoslos servicios de un intérprete calificado, para pres<strong>en</strong>tar su caso.Debe darse, también, la oportunidad al solicitanta para que puedacontactarse con un repres<strong>en</strong>tante del ACNUR.Docum<strong>en</strong>tación:Si se reconoce al solicitante la condición de refugiado, debeinformársele al respecto y debe expedírsele un docum<strong>en</strong>to quecertifique tal condición;Derecho de recurrir la decisión d<strong>en</strong>egatoria:Si no se reconoce al solicitante la condición de refugiado, debeconcedérsele un plazo razonable para apelar la decisión ante unaautoridad difer<strong>en</strong>te, administrativa o judicial, con arreglo alsistema de cada Estado, a fin de que se revise la decisión adoptada<strong>en</strong> primera instancia;Posibilidad de permanecer <strong>en</strong> el país hasta la decisión final:Debe permitirse al solicitante que permanezca <strong>en</strong> el país hasta quese adopte una decisión final al respecto.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 15d) Qui<strong>en</strong>es no pued<strong>en</strong> ser refugiadosNo todas las personas pued<strong>en</strong> recibir el estatuto de refugiado. Sonaquellas personas a las que se le aplican algunas de las d<strong>en</strong>ominadas“cláusulas de exclusión” de las establecidas <strong>en</strong> el artículo 1ºapartado F) de la Conv<strong>en</strong>ción. Una personas no podrá ser refugiadacuando:- ha cometido un delito contra la paz, un delito de guerra o undelito de lesa humanidad, de los definidos <strong>en</strong> los instrum<strong>en</strong>toselaborados para adoptar disposiciones respecto de tales delitos;- ha cometido un grave delito común, fuera del país de refugio,antes de ser admitida <strong>en</strong> él como refugiado;- ha sido culpable de actos contrarios a las finalidades y a losprincipios de las Naciones Unidas.Otra causales quedan establecidas <strong>en</strong> los apartados D y E delartículo 1º de la Conv<strong>en</strong>ción.e) Cesación de la condición de refugiadoUna persona que ha obt<strong>en</strong>ido la condición de refugiado <strong>en</strong> un país,no mant<strong>en</strong>drá dicha condición para toda su vida, pued<strong>en</strong> darsecircunstancias que hagan “cesar” dicha condición. Estascircunstancias son conocidas como las “cláusulas de cesación”,establecidas <strong>en</strong> el artículo 1º apartado C) de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951,<strong>en</strong>tre otras causales pued<strong>en</strong> m<strong>en</strong>cionarse la adquisición de lanacionalidad del país que le proporcionó originariam<strong>en</strong>te el estatutode refugiado o, por ejemplo, cuando hubieran desaparecido lascausales que motivaron su solicitud de refugio.La Conv<strong>en</strong>ción de la Organización de la Unidad Africana(OUA)Ya dijimos que a partir de1960, y durante el proceso dedescolonización que se tuvo lugar <strong>en</strong> Africa, se produjerondesplazami<strong>en</strong>tos masivos de personas cuyas motivaciones parasolicitar refugio no estaban compr<strong>en</strong>didas <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de1951, así la Organización de la Unidad Africana (OUA) aprobó <strong>en</strong>


XIV - 16DERECHOS HUMANOS1969 la Conv<strong>en</strong>ción de la OUA adoptando una definición másamplia que la de 1951 estableci<strong>en</strong>do que “... el término refugiadose aplicará a toda persona que a causa de una agresión exterior,una ocupación interior o una dominación extranjera, o deacontecimi<strong>en</strong>tos que perturb<strong>en</strong> gravem<strong>en</strong>te el ord<strong>en</strong> público <strong>en</strong>una parte o <strong>en</strong> la totalidad del país de su nacionalidad, estáobligada a abandonar su resid<strong>en</strong>cia habitual para buscar refugio<strong>en</strong> otro lugar, fuera de su país de orig<strong>en</strong> o del país de sunacionalidad...”La Declaración de Cartag<strong>en</strong>a de 1984.También <strong>en</strong> Latinoamérica el desarrollo y la diversificación deconflictos <strong>en</strong> algunos países c<strong>en</strong>troamericanos, llevó a propiciar eld<strong>en</strong>ominado Coloquio de Cartag<strong>en</strong>a de Indias, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro queculminó con la adopción de la Declaración de Cartag<strong>en</strong>a cuyaconclusión tercera amplió la definición clásica de refugiado cont<strong>en</strong>ida<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de 1951. Así, el Coloquio recom<strong>en</strong>dó considerarcomo refugiado a “las personas que han huído de sus países porquesu vida, seguridad o libertad han sido am<strong>en</strong>azadas por la viol<strong>en</strong>ciag<strong>en</strong>eralizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, laviolación masiva de los derechos <strong>humanos</strong> u otras circunstanciasque hayan perturbado gravem<strong>en</strong>te el ord<strong>en</strong> público” 31El Principio de No Devolución (Non refoulem<strong>en</strong>t).El término non-refoulem<strong>en</strong>t deriva del francés, refouler, quesignifica empujar hacia fuera o repeler.La Conv<strong>en</strong>ción de 1951 consagra este principio al establecer laprohibición para los Estados contratantes de poner <strong>en</strong> modo algunoa un refugiado <strong>en</strong> las fronteras de territorios donde su vida osu libertad peligre por causa de raza, religión, nacionalidad, pert<strong>en</strong><strong>en</strong>ciaa determinado grupo social, nacionalidad o de sus opi-31Los motivos <strong>en</strong>umerados <strong>en</strong> la Declaración de Cartag<strong>en</strong>a de 1984 hansido incorporados <strong>en</strong> algunas legislaciones de países latinoamericanos aunque,<strong>en</strong> tanto que se trata de una Declaración los Estados no están siempredispuestos a aplicarla. Y la Conv<strong>en</strong>ción de la OUA sólo es aplicable para losproblemas de los refugiados <strong>en</strong> Africa.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 17niones políticas (art. 33.1). Por su parte el segundo párrafo delcitado artículo establece dos excepciones que deb<strong>en</strong> ser interpretadasrestrictivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to que privar a una personade la protección internacional es una decisión extremadam<strong>en</strong>tegrave por sus posibles consecu<strong>en</strong>cias. 32A nivel regional la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong>Humanos no admite ninguna excepción para la expulsión o devoluciónde un extranjero cuando su vida o su libertad estuvieran<strong>en</strong> riesgo de violación. En su artículo 22.8 establece:“En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devueltoa otro país, sea o no de orig<strong>en</strong>, donde su derecho a la vida o lalibertad personal está <strong>en</strong> riesgo de violación a causa de raza,nacionalidad, religión, condición social o de sus opiniones políticas”33Por su parte la Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura y Otros Tratos oP<strong>en</strong>as Crueles, In<strong>humanos</strong> o Degradantes, brinda protección contrala devolución, expulsión o extradición (art. 3). Por la particularidaddel tratami<strong>en</strong>to y la importante jurisprud<strong>en</strong>cia del Comitécontra la Tortura <strong>en</strong> materia de expulsión de solicitantes deasilo, trataremos el tema a continuación, <strong>en</strong> apartado especial.La Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura y Otros Tratos o P<strong>en</strong>asCrueles, In<strong>humanos</strong> o Degradantes y la labor delComité contra la Tortura.Hemos m<strong>en</strong>cionado <strong>en</strong> el subtítulo anterior que la Conv<strong>en</strong>cióncontra la Tortura y Otros Tratos o P<strong>en</strong>as Crueles, In<strong>humanos</strong> oDegradantes admite la protección contra la devolución. 34 El su32Conf. FRAIDENRAIJ, op. cit.33Nos preguntamos cuál sería la posición de la Corte Interamericana de<strong>Derechos</strong> Humanos si <strong>en</strong> una consulta tuviera que interpretar <strong>en</strong>tre el art.33.2 de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados a la luzdel artículo 22.8 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos,conf. OC-1/82.34Adoptada por la Asamblea G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas el 10/12/84.La Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura y Otros Tratos o P<strong>en</strong>as Crueles, In<strong>humanos</strong>o Degradantes, fue aprobada por Ley 23.338. Goza de jerarquía constitucional.


XIV - 18DERECHOS HUMANOSartículo 3.1 establece una prohibición hacia los Estados parte y <strong>en</strong>el apartado segundo del mismo artículo, las consideraciones quehan de ser t<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta por las autoridades compet<strong>en</strong>tes parala evaluación del caso. De modo tal que si persona se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra<strong>en</strong> el territorio de un Estado -parte <strong>en</strong> la Conveción citada- y lasautoridades de este Estado decid<strong>en</strong> exponerla a devolución, expulsióno extradición a su país de orig<strong>en</strong> ( o a cualquier otro Estado <strong>en</strong> el queexistan razones fundadas para creer que esta persona podría sersometida a tortura) la persona puede acudir al Comité contra laTortura constituído <strong>en</strong> virtud del art. 17 de la Conv<strong>en</strong>ción. 35Es el artículo 22 de esta Conv<strong>en</strong>ción el que permite, <strong>en</strong> lascondiciones allí establecidas, la remisión y exam<strong>en</strong> de comunicacionespor parte personas -o <strong>en</strong> su nombre- sometidas bajo la jurisdicciónde un Estado parte, que alegar<strong>en</strong> ser víctimas de unaviolación de las disposiciones cont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> dicho instrum<strong>en</strong>to.En g<strong>en</strong>eral, la jurisprud<strong>en</strong>cia del Comité contra la Torturaversa sobre gran cantidad de casos sometidos a su estudio porparte de personas cuyas solicitudes de refugio han sido rechazadaspor los países a los que habían arribado y estaban expuestos,<strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, a su deportación y, <strong>en</strong> algunos casos, a su extradición.Veremos a continuación algunos casos <strong>en</strong> los que se ha pronunciadoel Comité contra la Tortura cuando ciudadanos extranjerosse vieron <strong>en</strong> peligro de ser deportados por parte de las autoridadesdel país <strong>en</strong> el que habían solicitado la condición de refugiados.Uno de los casos que el mismo Comité ha reiterado con posterioridad<strong>en</strong> distintas comunicaciones es Mutombo vs. Suiza. 36 Elautor de la comunicación, ciudadano del Zaire solicitó la condiciónde refugiado <strong>en</strong> Suiza, 37 petición que le fue rechazada tanto35La definición de “tortura” queda explicada <strong>en</strong> el artículo 1º de la Conv<strong>en</strong>ción.36Comunicación 13/ 1993 del Comité contra la Tortura. País d<strong>en</strong>unciado:Suiza.37Ver los anteced<strong>en</strong>tes que motivaron la solicitud de refugio <strong>en</strong> la comunicacióncitada.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 19por la Oficina Federal de Refugiados como por la Comisión deApelación <strong>en</strong> Asuntos de Refugiados. Por lo tanto, se veía expuestoal peligro de deportación. Al interponer la d<strong>en</strong>uncia ante elComité, este adoptó medidas provisionales <strong>en</strong> virtud se su reglam<strong>en</strong>tointerno y pidió a Suiza que no expulsara al peticionantedurante el tratami<strong>en</strong>to de la d<strong>en</strong>uncia; medida que fue acatadapor el Estado.En la comunicación, el d<strong>en</strong>unciante había manifestado que laexist<strong>en</strong>cia de un cuadro persist<strong>en</strong>te de violaciones de derechos<strong>humanos</strong> debería ser, por sí sola, razón sufici<strong>en</strong>te para no devolvera nadie a un Estado ( <strong>en</strong> este caso Zaire ). Suiza, <strong>en</strong> susobservaciones consideró importante esta manifestación para lainterpretación y aplicación del artículo 3 de la Conv<strong>en</strong>ción y señalóque “... si la situación g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> un país basta por sí solapara concluir que exist<strong>en</strong> razones de peso para estimar que algui<strong>en</strong>,<strong>en</strong> caso de ser devuelto, será víctima de tortura, la condiciónque figura <strong>en</strong> el párrafo 1 del artículo 3, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de queesta convicción se refiere personalm<strong>en</strong>te a un individuo ya not<strong>en</strong>dría s<strong>en</strong>tido por sí sola...” y agregó que “...la exist<strong>en</strong>cia de«razones fundadas» m<strong>en</strong>cionada <strong>en</strong> el párrafo 1, ti<strong>en</strong>e que determinarsea la luz de todas las circunstancias de un caso particular...”señalando que “... sólo <strong>en</strong> circunstancias excepcionales larefer<strong>en</strong>cia a una situación de violaciones graves de los derechos<strong>humanos</strong> basta para probar la exist<strong>en</strong>cia de razones fundadaspara estimar que una persona puede estar <strong>en</strong> peligro de ser sometidaa tortura, por ejemplo, si las violaciones se dirig<strong>en</strong> contraun determinado grupo de personas <strong>en</strong> un territorio confinadoy si el individuo que debe ser devuelto pert<strong>en</strong>ece a dicho grupo...”Para <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el estudio del fondo de la cuestión, el Comitéverificó el cumplimi<strong>en</strong>to de los recaudos del artículo 22.5 de laConv<strong>en</strong>ción y pasó a preparar su informe.Asimismo tomó nota de las observaciones de Suiza <strong>en</strong> virtudde que la aplicación del artículo 3º sin más, podría prestarse aabusos por parte de solicitantes de asilo


XIV - 20DERECHOS HUMANOSEl Comité, <strong>en</strong> su análisis de fondo, explicó:“...con arreglo al párrafo 1 del artículo 3, el Comité debe decidirsi hay razones fundadas para creer que el Sr. Mutombo estaría<strong>en</strong> peligro de ser sometido a tortura. Para llegar a esa conclusión,el Comité debe t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta todas las consideracionespertin<strong>en</strong>tes, con arreglo al párrafo 2 del artículo 3, inclusive laexist<strong>en</strong>cia de un cuadro persist<strong>en</strong>te de violaciones manifiestas,pat<strong>en</strong>tes o masivas de los derechos <strong>humanos</strong>. Ahora bi<strong>en</strong>, estareflexión ti<strong>en</strong>e por objeto determinar si el interesado podría personalm<strong>en</strong>teser sometido a tortura <strong>en</strong> el país al que fuera devuelto.De ello se sigue que la exist<strong>en</strong>cia de un cuadro persist<strong>en</strong>te deviolaciones manifiestas, pat<strong>en</strong>tes o masivas de los derechos <strong>humanos</strong>no constituye motivo sufici<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sí para afirmar queuna persona puede ser sometida a tortura al regresar a ese país;deb<strong>en</strong> existir motivos suplem<strong>en</strong>tarios para p<strong>en</strong>sar que el interesadoestaría personalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> peligro. Igualm<strong>en</strong>te, la inexist<strong>en</strong>ciade un cuadro persist<strong>en</strong>te de violaciones manifiestas, pat<strong>en</strong>teso masivas de los derechos <strong>humanos</strong> no significa que pueda considerarseque una persona no corre el riesgo de ser sometida atortura <strong>en</strong> su caso particular...”Y a fin de <strong>en</strong>cuadrar la situación del autor de la comunicación<strong>en</strong> el primer párrafo del artículo se manifestó de la sigui<strong>en</strong>temanera:“...El Comité ha observado los oríg<strong>en</strong>es étnicos del autor, suspresuntas afiliaciones políticas y la historia de su det<strong>en</strong>ción, asícomo el hecho, no disputado por el Estado Parte, de que parecehaber desertado del ejército y salido clandestinam<strong>en</strong>te del Zairey, <strong>en</strong> su solicitud de asilo, haber invocado argum<strong>en</strong>tos que pued<strong>en</strong>ser considerados difamatorios para el Zaire....” y “...por otraparte, la cre<strong>en</strong>cia de que exist<strong>en</strong> «razones fundadas» <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tidodel párrafo 1 del artículo 3, se ve reforzada por «la exist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> elEstado de que se trata de un cuadro persist<strong>en</strong>te de violacionesmanifiestas, pat<strong>en</strong>tes o masivas de los derechos <strong>humanos</strong>», prevista<strong>en</strong> el párrafo 2 del mismo artículo...”


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 21Para reforzar sus opinión, el Comité explicó:“... Además, el Comité estima que, habida cu<strong>en</strong>ta de que elZaire no es parte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, el autor, <strong>en</strong> caso de expulsiónal Zaire, correría el riesgo no sólo de ser sometido a tortura,sino también de no t<strong>en</strong>er ya la posibilidad jurídica de recurriral Comité para su protección....”Y concluyó:“... Habida cu<strong>en</strong>ta de lo anterior, el Comité opina que, <strong>en</strong> lascircunstancias actuales, el Estado Parte ti<strong>en</strong>e la obligación de noexpulsar a Balabou Mutombo al Zaire ni a otro país <strong>en</strong> el quecorra verdadero riesgo de ser expulsado o devuelto al Zaire o deser sometido a tortura....”El Comité reitera su posición años más tarde <strong>en</strong> la ComunicaciónNº 91/1997 “... la exist<strong>en</strong>cia de un cuadro persist<strong>en</strong>te deviolaciones manifiestas, pat<strong>en</strong>tes o masivas de los derechos <strong>humanos</strong><strong>en</strong> un país no constituye <strong>en</strong> sí un motivo sufici<strong>en</strong>te paradecidir que una persona está <strong>en</strong> peligro de ser sometida a torturaal regresar a ese país; deb<strong>en</strong> existir motivos concretos queindiqu<strong>en</strong> que el interesado está personalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> peligro.Análogam<strong>en</strong>te, la falta de un cuadro persist<strong>en</strong>te de violacionesmanifiestas de los derechos <strong>humanos</strong> no significa que se puedaconsiderar que una persona no esté <strong>en</strong> peligro de ser sometida atortura <strong>en</strong> su caso concreto...” y resolvió que el Estado Parted<strong>en</strong>unciado ( Países Bajos ) debía abst<strong>en</strong>erse de devolver por lafuerza a su país de orig<strong>en</strong> o a cualquier otro país <strong>en</strong> que esté <strong>en</strong>peligro real de ser expulsado o devuelto a Túnez. 38Por su parte <strong>en</strong> el caso de una d<strong>en</strong>uncia pres<strong>en</strong>tada ante elComité por un ciudadano pakistaní, originario de Cachemira, cuyasolicitud de refugio había sido rechazada por la Junta de Inmigracióny Refugiados de Canadá y con ord<strong>en</strong> de expulsión del país,se decidió que efectivam<strong>en</strong>te Canadá violaría el artículo 3º de laConv<strong>en</strong>ción si este país retornara por la fuerza al ciudadanopakistaní a su país natal. Para llegar a esta conclusión tuvo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> el caso existían importantes razones para creer38Comunicación Nº 91/1997 del Comité contra la Tortura.


XIV - 22DERECHOS HUMANOSque un activista político estaría <strong>en</strong> peligro de ser sometido atorturas. También valoró la copia de una ord<strong>en</strong> de det<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>su contra por organizar una manifestación y criticar al Gobiernoy las pruebas que indicaban que los partidarios de la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciade Cahemira habían sido víctimas de represión. 39En el caso m<strong>en</strong>cionado el Comité determina que para aplicarel artículo 3º de la Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura se deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta, por lo m<strong>en</strong>os, las sigui<strong>en</strong>tes circunstancias: a) situacióng<strong>en</strong>eral de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> el país, pero la exist<strong>en</strong>ciade un cuadro persist<strong>en</strong>te de violaciones manifiestas, pat<strong>en</strong>teso masivas de los derechos <strong>humanos</strong> no es <strong>en</strong> sí determinante, b)la persona de que se trata ( el autor de la d<strong>en</strong>uncia o comunicación)debe estar personalm<strong>en</strong>te 40 <strong>en</strong> peligro de ser sometida atortura <strong>en</strong> el país al que fuera devuelta y c) <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido delpárrafo 1 del artículo 3, por “ razones fundadas” se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de queel peligro de tortura a que está expuesto el autor de la comunicación<strong>en</strong> caso de ser devuelto a su país de orig<strong>en</strong> es una “consecu<strong>en</strong>ciaprevisible y necesaria” de esa decisión.Otra situación notable da cu<strong>en</strong>ta el caso de una ciudadanaperuana det<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela y sujeta a un proceso de extradicióna solicitud del Gobierno de Perú, con pedido de asilo p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tede resolución. Allí el Comité decidió que V<strong>en</strong>ezuela había violadoel artículo 3º de la Conv<strong>en</strong>ción y que no había cooperado debu<strong>en</strong>a fe <strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>to de las medidas provisionales dispuestaspor el órgano. Para decidir así tuvo <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> elpaís de orig<strong>en</strong> de la autora de la comunicación era frecu<strong>en</strong>te, porparte de los funcionarios <strong>en</strong>cargados de hacer cumplir la ley, eluso de la tortura contra personas acusadas de pert<strong>en</strong>ecer a organizacionesinsurg<strong>en</strong>tes y que esta situación había sido constatadapor informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),por la Organización de los Estados Americanos (OEA) como asítambién por otros organismos no gubernam<strong>en</strong>tales. También seapreció que <strong>en</strong> aquel mom<strong>en</strong>to, si fuera extraditada, se le segui-39Comunicación Nº 15/1994, Comité contra la Tortura.40Bastardilla agregada.


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 23ría un juicio que no garantizaría los principios fundam<strong>en</strong>talesdel debido proceso. 41V<strong>en</strong>ezuela no susp<strong>en</strong>dió la ejecución de la extradición ni aguardóla opinión final del Comité y procedió a hacer lugar al pedido delGobierno de Perú. Conclusión: la ciudadana peruana fue cond<strong>en</strong>ada<strong>en</strong> un proceso, de dudosas garantías, a la p<strong>en</strong>a de 25 años deprivación de libertad, con reclusión bajo el régim<strong>en</strong> de máximaseguridad que implicaba, <strong>en</strong>tre otros aspectos, aislami<strong>en</strong>to celulardurante el primer año (es decir 23 horas de <strong>en</strong>cierro por unahora de patio al día) y sólo 1 hora semanal de visita familiar através de locutorio. 42En el caso Elmi vs. Australia, 43 ante la am<strong>en</strong>aza de expulsión,el reclamante acudió ante el Comité contra la Tortura invocandoel artículo 3º de la Conv<strong>en</strong>ción puesto que el Tribunal de Revisiónde los casos de Refugiados de Australia había rechazado susolicitud de asilo y este país se disponía a deportarlo.El señor Elmi vivía <strong>en</strong> Mogadishu donde su padre era dignatariodel clan “shikal”. El autor declaró que los miembros de dichoclan, de orig<strong>en</strong> árabe, se caracterizaban por su tez más claray por su ac<strong>en</strong>to. Manifestó que se atribuía a este clan la introduccióndel islam <strong>en</strong> Somalia y que sus miembros se distingu<strong>en</strong> porsu relativa riqueza y por ser dirig<strong>en</strong>tes religiosos. Aunque el clanshikal no ha participado directam<strong>en</strong>te de la lucha armada, hasido víctima de los ataques de otros clanes por su riqueza y por sunegativa a participar <strong>en</strong> la milicia “hawiye” sea con combati<strong>en</strong>teso con aportes económicos. El padre el autor de la d<strong>en</strong>uncia, fuecontactado hacia finales de 1990 por unos dirig<strong>en</strong>tes del clanhawiye para recabarle apoyo financiero y combati<strong>en</strong>tes de suclan para las milicias hawiyes. Como su padre se negó fue asesinado,también fue muerto su hermano y su hermana fue violada<strong>en</strong> reiteradas ocasiones hasta que se suicidó.41Comunicación Nº 110/1998.42Bastardilla agregada <strong>en</strong> razón de la sorpresa que nos provoca estascondiciones de det<strong>en</strong>ción.43Comunicación Nº 120/1998.


XIV - 24DERECHOS HUMANOSFue por esta razón que el señor Elmi decidió salir de Somalia -antes de correr la misma suerte que su padre- y <strong>en</strong> virtud de estasituación solicitó protección internacional <strong>en</strong> Australia.Las razones que el Comité contra la Tortura brindó para queAustralia se abstuviera de expulsar de su territorio al ciudadanode Somalia fueron, principalm<strong>en</strong>te, las sigui<strong>en</strong>tes:1) Que la zona de Mogadishu <strong>en</strong> la que resid<strong>en</strong> principalm<strong>en</strong>telos shikal, y donde residiría probablem<strong>en</strong>te el autor si algunavez fuera expulsado, está sometida al control efectivo del clanhawiye que ha establecido instituciones cuasioficiales y administravarios servicios públicos;2) Que, según fu<strong>en</strong>tes fidedignas, no existía ningún acuerdopúblico ni oficioso de protección <strong>en</strong>tre los clanes hawiye y shikal yque los shikal seguían estando a merced de las facciones armadas.3) Que el caso había recibido amplia publicidad y, por lo tanto,si regresara a Somalia, se le podría acusar de empañar lareputación de los hawiye.Particular at<strong>en</strong>ción merece lo decidido por el Comité <strong>en</strong> el casodel ciudadano peruano Tapia Páez 44 qui<strong>en</strong> había solicitado el reconocimi<strong>en</strong>tode su condición de refugiado <strong>en</strong> Suecia y su solicitudhabía sido d<strong>en</strong>egada por la Junta Nacional de Inmigración al considerarloincurso <strong>en</strong> una de las causales de exclusión del artículo1 F) de la Conv<strong>en</strong>ción de 1951. 45 Sin embargo el Comité sostuvo“...que el texto del artículo 3º de la Conv<strong>en</strong>ción es absoluto....” y“... el carácter de las actividades <strong>en</strong> que la persona interesadahubiera participado no puede ser una consideración materialcuando se adopte una decisión <strong>en</strong> virtud del artículo 3º de laConv<strong>en</strong>ción...” opinando <strong>en</strong> definitiva que la devolución delpeticionante a Perú haría incurrir a Suecia <strong>en</strong> una violación delartículo 3º citado.44Comunicación Nº 39/1996: Suecia45Ver la explicación que dimos sobre las “cláusulas de exclusión.”


EL DERECHO A SOLICITAR ASILOXIV - 25La legislación <strong>en</strong> la República Arg<strong>en</strong>tina.La República Arg<strong>en</strong>tina adhirió a la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 sobreel Estatuto de los Refugiados 46 y al Protocolo Adicional de 1967. 47En 1984 nuestro país levanta la reserva geográfica queoriginalm<strong>en</strong>te limitaba la recepción de refugiados prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tesde Europa. 48 La admisión al territorio tanto para asilados comopara refugiados se prevé <strong>en</strong> la subcategoría de “resid<strong>en</strong>testemporarios” conforme la ley migratoria. 49La autoridad nacional con compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la determinación dela condición de refugiado es el Comité de Elegibilidad para losRefugiados (CEPARE), 50 de modo tal que el extranjero que arribeal país y peticione su condición de refugiado deberá tramitar susolicitud ante esta autoridad qui<strong>en</strong> decidirá, <strong>en</strong> instancia administrativa,si el solicitante reúne las condiciones establecidas <strong>en</strong>la Conv<strong>en</strong>ción de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados. Lasresoluciones del CEPARE son apelables ante el Ministro del Interior.51 De persistir la negativa <strong>en</strong> sede administrativa, el extranjeroti<strong>en</strong>e el derecho de acceder a la instancia judicial.En caso de reconocimi<strong>en</strong>to, el extranjero quedará <strong>en</strong> el paíscomo “resid<strong>en</strong>te temporario” conforme lo establece la ley de migraciones.Además de lo expuesto anteriorm<strong>en</strong>te sobre la protección contrala devolución, la República Arg<strong>en</strong>tina ti<strong>en</strong>e previsto <strong>en</strong> su46Ley 15.869 (B.O. 11/10/61)47Ley 17.468 (B.O. 10/10/67)48Ley 23.160 (B.O. 23/10/84)49Ley 25.871 (B.O. 21/01/04) <strong>en</strong> su artículo 23 dispone: “Se considerarán«resid<strong>en</strong>tes temporarios» todos aquellos extranjeros que, bajo las condicionesque establezca la reglam<strong>en</strong>tación ingres<strong>en</strong> al país <strong>en</strong> las sigui<strong>en</strong>tessubcategorias...inc k) Asilados y refugiados: Aquellos que fuer<strong>en</strong> reconocidoscomo refugiados o asilados se les concederá autorización para residir <strong>en</strong>el país por el término de dos (2) años, prorrogables cuantes veces la autoridadde aplicación <strong>en</strong> materia de asilo y refugio lo estime necesario, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>doa las circunstancias que determine la legislación vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la materia.”50Creado por Decreto 464/85 (B.O. del 14 de marzo de l985)51Conf. artículo 7 del decreto 464/85.


XIV - 26DERECHOS HUMANOSlegislación la d<strong>en</strong>egatoria del pedido de extradición de un refugiadocuando la solicitud proviniere del país que motivó la necesidadde protección. 5252Ley 24.767 (B.O del 16 de <strong>en</strong>ero de l997), artículo 20.


Capítulo XVCRÍMENES DE LESA HUMANIDAD: FUNDAMENTOS YÁMBITOS DE VALIDEZMARCELO FERREIRA1. IntroducciónEl concepto de Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad nace de las cáscarasdel Derecho de Guerra a partir del Estatuto de Londres del 8 deagosto de 1945, por el que se constituyó el Tribunal de Nüremberg.Si bi<strong>en</strong> la idea abreva <strong>en</strong> los antiguos Delitos contra el Derecho deG<strong>en</strong>tes, es desde el proceso de Nüremberg que se va abri<strong>en</strong>do pasola concepción de una clase de crím<strong>en</strong>es que son tales para todoestado, contra toda persona y <strong>en</strong> todo tiempo y lugar, incluso almarg<strong>en</strong> o <strong>en</strong> contra de la voluntad de estados particulares.En épocas pretéritas, <strong>en</strong> que se desconocían las violaciones sistemáticasa los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> escala catastrófica propiasde las guerras mundiales del siglo XX, los delitos contra el derechode g<strong>en</strong>tes abarcaban conductas tales como la piratería o eltráfico de esclavos, y carecían de los alcances que se atribuy<strong>en</strong>actualm<strong>en</strong>te a los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad. En otros términos,merced a la evolución del derecho internacional, los crím<strong>en</strong>esde lesa humanidad difier<strong>en</strong> de sus anteced<strong>en</strong>tes históricostanto <strong>en</strong> su fundam<strong>en</strong>to como <strong>en</strong> los ámbitos de validez de susnormas tipificantes.


XV - 2DERECHOS HUMANOSA continuación se desarrollarán éstos puntos, <strong>en</strong> cinco planos:fundam<strong>en</strong>to, materia, personas, tiempo y lugar. En otras palabras:qué, quiénes, cuando, donde y porqué.2. Fundam<strong>en</strong>tos de Validez:Cuál es el fundam<strong>en</strong>to de validez de las normas que proscrib<strong>en</strong> loscrím<strong>en</strong>es contra la humanidad?. Porqué tales normas sonobligatorias para los estados?. Los interrogantes no son superfluos,porque justam<strong>en</strong>te el argum<strong>en</strong>to que se esgrime contra éstosdesarrollos es la negación de la sujeción del estado a normasinternacionales, cuando no del carácter jurídico del derechointernacional.Ent<strong>en</strong>demos que nuestras preguntas conduc<strong>en</strong> a un interrogantemás g<strong>en</strong>érico: ¿Cuál es el límite de la voluntad del Estado?.Los iusnaturalistas situaban ese límite <strong>en</strong> un derecho naturalsuprapositivo, externo al estado: Heterolimitación. Sin embargo,<strong>en</strong> el plano de las relaciones internacionales éste <strong>en</strong>foque presuponíala necesidad del cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to por parte de los estados.En efecto, la teoría del ord<strong>en</strong> internacional iusnaturalista partede la doctrina medieval del derecho natural y <strong>en</strong> la idea romanade un ius g<strong>en</strong>tiun, cuyas normas prov<strong>en</strong>ían de la costumbre y lostratados, por lo que el sistema dep<strong>en</strong>día del reconocimi<strong>en</strong>to y losacuerdos de los Estados. Grocio -padre del derecho internacionalfundabala validez de esos reconocimi<strong>en</strong>tos y acuerdos <strong>en</strong> la normade derecho natural que impone la obligación de cumplir lospactos (pacta sund servanda). El derecho natural suministrabala base axiomática de fundam<strong>en</strong>tación y el sistema <strong>en</strong> su conjuntopermitía afirmar la exist<strong>en</strong>cia de obligaciones de los Estadosaunque no existiera una autoridad externa que los obligara, niun ord<strong>en</strong> internacional <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido moderno del concepto. Enéste s<strong>en</strong>tido, sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> B<strong>en</strong>d y Peters que la teoría iusnaturalistade las relaciones internacionales constituyó “una manera de afirmarque los Estados pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er obligaciones morales recíprocas,aunque no haya autoridad política compet<strong>en</strong>te para obligar-


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 3los, ni una fuerza coercitiva internacional para hacer cumplirsus obligaciones.” 1El positivismo jurídico, por su parte, fundó la validez del derechointernacional directam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de los estadossoberanos, sin recurrir a una instancia superior. El estadosoberano es un ord<strong>en</strong> autosufici<strong>en</strong>te, y el derecho internacionalvale <strong>en</strong> tanto haya sido adoptado por éste por un procedimi<strong>en</strong>to deAutolimitación. Las obligaciones del Estado no se fundan <strong>en</strong> unabase axiomática externa, sino <strong>en</strong> su propia voluntad. En éstalínea de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, GEORG JELLINEK sostuvo que el límite a lavoluntad del Estado se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> su propia naturaleza intrínseca(autolimitación). Su razonami<strong>en</strong>to fue: si el Estado Soberanolo puede todo también podría destruirse a sí mismo, comoésto no es posible se sigue que el Estado <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la limitación<strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia de un ord<strong>en</strong> determinado, que no es otra cosaque el ord<strong>en</strong> interno del propio Estado, al marg<strong>en</strong> de su cont<strong>en</strong>ido.Las dos posiciones eran defici<strong>en</strong>tes: la heterolimitación postulabacont<strong>en</strong>idos humanitarios pero carecía de normas jurídicas yórganos que los hicieran obligatorios para el estado, <strong>en</strong> tanto quela autolimitación presuponía la exist<strong>en</strong>cia de normas y órganos,pero como era el propio Estado el que se autolimitaba podía disponercualquier cont<strong>en</strong>ido. Es decir: cont<strong>en</strong>idos sin normas jurídicaso normas jurídicas de cualquier cont<strong>en</strong>ido.En la actualidad, el ord<strong>en</strong> determinado <strong>en</strong> que el Estado <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trasu límite se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra fuera del propio estado, <strong>en</strong> el Ord<strong>en</strong>Jurídico Internacional, y su cont<strong>en</strong>ido está dado por el DerechoInternacional de los <strong>Derechos</strong> Humanos, base axiomática defundam<strong>en</strong>tación jurídica, y no moral ni metafísica. El Estado nopuede destruirse a sí mismo ni destruir a sus propios ciudadanos,no por imperio de normas morales sino de normas jurídicas,conclusión que permite reunir las v<strong>en</strong>tajas de las dos posicionesantagónicas: se trata de heterolimitación, pero se dispone de normasy órganos para llevar a la práctica los cont<strong>en</strong>idos.1BENN, S.I., PETERS, R.S., Los Principios Sociales y el Estado Democrático,Editorial Universitaria de Bu<strong>en</strong>os Aires, 1984, p. 415.


XV - 4DERECHOS HUMANOSEn efecto, hasta mediados del siglo XX el axioma de la soberaníaabsoluta de los Estados era incontrovertible, y la norma sancionadapor el Estado Soberano era válida con sólo ser dictada porel órgano compet<strong>en</strong>te conforme a un procedimi<strong>en</strong>to preestablecido:cualquiera fuere su cont<strong>en</strong>ido. Mas a partir de la sanción de laDeclaración Universal de <strong>Derechos</strong> Humanos e instrum<strong>en</strong>toscomplem<strong>en</strong>tarios se fueron gestando diversos sistemas jurídicosque exced<strong>en</strong> la soberanía estatal.La validez de toda norma provi<strong>en</strong>e de normas superiores -formalesy materiales- 2 que, <strong>en</strong> el caso de los derechos <strong>humanos</strong>, sesitúan <strong>en</strong> el derecho internacional, ord<strong>en</strong> jurídico supremo que,por delegación, confiere validez a los órganos de producción d<strong>en</strong>ormas estatales: el derecho conv<strong>en</strong>cional internacional y los derechosestatales se fundan <strong>en</strong> el derecho consuetudinario internacional.Por ello, el Estado queda obligado aunque no haya ratificadoTratado alguno, al marg<strong>en</strong> -e inclusive <strong>en</strong> contra- de su voluntad.Ya no se requiere del requisito del cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, elem<strong>en</strong>tocomún a los modelos iusnaturalista y iuspositivista. Así, si bi<strong>en</strong>la regla g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> cuanto a la vig<strong>en</strong>cia de los Tratados o Conv<strong>en</strong>cioneses que rig<strong>en</strong> a partir de su ratificación, el principio semodifica <strong>en</strong> el caso que las normas cont<strong>en</strong>idas <strong>en</strong> el Tratado serelacion<strong>en</strong> con el Derecho Consuetudinario Internacional, hipótesis<strong>en</strong> la cual no es preciso, <strong>en</strong> caso de incumplimi<strong>en</strong>to, comprobarque el Estado acusado de violarla no la había aceptado. Eincluso las Declaraciones de los organismos internacionales, <strong>en</strong>sí mismas no obligatorias, adquier<strong>en</strong> obligatoriedad <strong>en</strong> la medida<strong>en</strong> que sea posible considerar algunas de sus disposiciones comointerpretaciones del alcance de derechos ya reconocidos como partedel Derecho Consuetudinario Internacional. 3En éste ord<strong>en</strong> de ideas, los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad no sontales por voluntad de los estados, ni requier<strong>en</strong> de su cons<strong>en</strong>ti-2VERNENGO, ROBERTO, “Teoría G<strong>en</strong>eral del Derecho,” Depalma, Bu<strong>en</strong>osAires, Cap.3, p.147 y ss.3O´DONNELL, DANIEL, Protección Internacional de los <strong>Derechos</strong> Humanos,Comisión Andina de Juristas, Lima, 1988, p.22.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 5mi<strong>en</strong>to, sino por imperio de normas universales inderogables constitutivasdel ius cog<strong>en</strong>s, que permit<strong>en</strong> actuar las normas cont<strong>en</strong>idas<strong>en</strong> Tratados incluso <strong>en</strong> forma retroactiva y constituy<strong>en</strong> laúltima ratio <strong>en</strong> caso de inexist<strong>en</strong>cia de norma conv<strong>en</strong>cional. 4 Así,la definción del Estatuto de Nuremberg afirma su carácter delictivo“hayan constituído o no una violación del derecho interno del paísdel país donde fueron perpetrados”. En términos de la Corte SupremaArg<strong>en</strong>tina “...la calificación de los delitos contra la humanidadno dep<strong>en</strong>de de la voluntad de los Estados ... sino delos principios del jus cog<strong>en</strong>s del derechos internacional.” 53. Ámbitos de Validez:La categoría Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad excede <strong>en</strong> sus alcancesal de otras instituciones de derecho interno e internacional, alpunto que cada uno de sus ámbitos de validez permite derivar notascaracterísticas:Ámbito Material———— Inderogabilidad/InadmistiabilidadÁmbito Personal———— Responsabilidad IndividualÁmbito Temporal——— Imprescriptibilidad/ RetroactividadÁmbito Espacial———— Jurisdicción UniversalEn éste s<strong>en</strong>tido, Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad es el nom<strong>en</strong>iuris que designa el conjunto de condiciones bajo las cuales seautoriza <strong>en</strong> determinados casos el desplazami<strong>en</strong>to de determinadasreglas de derecho interno por reglas de derecho internacional(ej: dadas tales condiciones, no se aplicará la garantía de lairretroactividad de la ley p<strong>en</strong>al).El razonami<strong>en</strong>to es <strong>en</strong>tonces el sigui<strong>en</strong>te:a-dados determinados casos (el catálogo de crím<strong>en</strong>es <strong>en</strong> cuestión)b-y dadas determinadas condiciones (ataque g<strong>en</strong>eralizado y sistemáticocontra población civil)4LOPEZ GOLDARACENA, OSCAR A, Derecho Internacional y Crím<strong>en</strong>es contrala Humanidad-, Asociación Americana de Juristas, Rama Uruguaya, Montevideo,Fundación de Cultura Universitaria, 1986.5Fallos, 318:2148.


XV - 6DERECHOS HUMANOSc-las reglas de derecho interno quedan desplazadas por normasinternacionales (reglas relativas al debido proceso legal)El delito de tortura, por ejemplo, será crim<strong>en</strong> de lesa humanidadsi se da <strong>en</strong> el marco de un ataque g<strong>en</strong>eralizado y sistemáticocontra población civil y es cometido por personas que participande ese ataque, y no si es cometido por un particular al marg<strong>en</strong> deese ataque. En el primer caso se autoriza el desplazami<strong>en</strong>to delas reglas de derecho interno sobre debido proceso legal (ámbitosmaterial, personal, temporal y espacial), <strong>en</strong> el segundo no.3.1 Ámbito Material:Nos referimos aquí a las acciones que permit<strong>en</strong> configurar el tipop<strong>en</strong>al internacional: qué y cuáles son los Crím<strong>en</strong>es de LesaHumanidad. El análisis se desdobla <strong>en</strong> tres puntos: a) Concepto, b)Requisitos y c) Notas Características.a) Concepto:El Derecho Internacional Público distingue dos clases de ilícitosinternacionales: 1) los Delitos internacionales, 2) los Crím<strong>en</strong>esinternacionales. 6 La difer<strong>en</strong>cia reside <strong>en</strong> su gravedad: <strong>en</strong> el caso delcrim<strong>en</strong> el ilícito es de tal gravedad que afecta a la comunidadinternacional organizada <strong>en</strong> su conjunto. Los crím<strong>en</strong>es contra lahumanidad son una especie d<strong>en</strong>tro del género crím<strong>en</strong>esinternacionales.Aunque históricam<strong>en</strong>te se han formulado distintas clasificaciones,7 el Estatuto de la Corte P<strong>en</strong>al Internacional formula una6ABREGÚ MARTÍN/DULITSKY ARIEL, Las leyes ex post facto y la imprescriptibilidadde los crím<strong>en</strong>es internacionales como normas de derecho internacional aser aplicadas <strong>en</strong> el derecho interno, Lecciones y Ensayos, nro 60/61, 1994.7El Estatuto para el Tribunal de Nuremberg distinguió <strong>en</strong>tre: a) Crím<strong>en</strong>escontra la Paz, b) Crím<strong>en</strong>es de Guerra y c) Crím<strong>en</strong>es contra la Humanidad.El Proyecto de Código de Crím<strong>en</strong>es contra la Paz y la Seguridad de laHumanidad -aprobado por la Comisión de Derecho Internacional de la Onu<strong>en</strong> 1991- definió como Crím<strong>en</strong>es Internacionales a las figuras de la agresión,la interv<strong>en</strong>ción armada, la dominación colonial u otras formas dedominación extranjera, el g<strong>en</strong>ocidio, el apartheid, las violaciones masivas y


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 7s<strong>en</strong>cilla distinción <strong>en</strong> cuatro categorías: G<strong>en</strong>ocidio, Crím<strong>en</strong>es deGuerra, Crím<strong>en</strong>es contra la Humanidad, Crim<strong>en</strong> de Agresión.Asimismo, la categoría Crím<strong>en</strong>es contra la Humanidad reconocevariados anteced<strong>en</strong>tes históricos 8Son Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad cualquiera de los actos que<strong>en</strong>umera el art.7 del Estatuto de la Corte P<strong>en</strong>al Internacional -sistemáticas de los derechos <strong>humanos</strong>, los crím<strong>en</strong>es de guerra excepcionalm<strong>en</strong>tegraves, el reclutami<strong>en</strong>to, utilización, financiación y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tode tropas merc<strong>en</strong>arias, el terrorismo internacional, el tráfico de estupefaci<strong>en</strong>tesy los daños internacionales y graves al medio ambi<strong>en</strong>te.En 1996 el proyecto fue <strong>en</strong>riquecido con la experi<strong>en</strong>cia obt<strong>en</strong>ida por elfuncionami<strong>en</strong>to de los Tribunales ad hoc para la ex Yugoslavia y Ruanda, ylas figuras se conc<strong>en</strong>traron: a) agresión, b) g<strong>en</strong>ocidio, c) crím<strong>en</strong>es contra lahumanidad, d) crím<strong>en</strong>es contra el personal de la Onu y el personal asociado,e) crím<strong>en</strong>es de guerra. Los crím<strong>en</strong>es contra la humanidad incluy<strong>en</strong> elhomicidio, la exterminación, la tortura, la esclavitud, la persecusión política,racial o religiosa o basada <strong>en</strong> razones étnicas, la deportación o la transfer<strong>en</strong>ciaforzada de personas, la violación, la esclavitud sexual y cualquierotro abuso, así como cualquier otro acto inhumano.8Declaración de San Petersburgo (1868): Primer anteced<strong>en</strong>te normativo.Limitaba el uso de explosivos y otros proyectiles inc<strong>en</strong>diarios como«contrario a las leyes de la humanidad».Crím<strong>en</strong>es de la Guerra Franco-Prusiana: <strong>en</strong> 1872, Gustav Moynier, unode los fundadores del Comité Internacional de la Cruz Roja, propuso lacreación de una corte de justicia perman<strong>en</strong>te, lo que nunca se llevó a cabo.Cláusula Mart<strong>en</strong>s: año 1907, incorporada a las Conv<strong>en</strong>ciones de la Hayade 1899 y 1907, se estipula que: “Mi<strong>en</strong>tras aguardan que un Código más<strong>completo</strong> de las leyes de la guerra pueda ser dictado...las poblaciones y losbeligerantes quedan bajo la salvaguardia y el imperio de los principios delderecho de g<strong>en</strong>tes, tales como resultan de los usos establecidos <strong>en</strong>tre lasnaciones civilizadas, de las leyes de humanidad y de las exig<strong>en</strong>cias de laconci<strong>en</strong>cia pública.”Declaración de Francia, Gran Bretaña y Rusia (24 de mayo de 1915):proclamó que los crím<strong>en</strong>es perpretados por el Imperio Otomano contra lapoblación Arm<strong>en</strong>ia <strong>en</strong> Turquía constituían «crím<strong>en</strong>es contra la humanidady la civilización por los cuales los miembros del Gobierno Turco debe serconsiderados responsables, al igual que sus ag<strong>en</strong>tes implicados <strong>en</strong> lasmasacres».Informe de la Comisión (1919): informe de la Comisión instituida altérmino de la Primera Guerra Mundial, <strong>en</strong> 1919, sobre las responsabilidadesde los autores de la guerra y sobre la aplicación de sanciones por violacionesde los derechos y costumbres de la guerra. La mayoría de los miembrosconcluyó que el Imperio alemán y sus aliados hicieron la guerra recurri<strong>en</strong>doa «métodos bárbaros e ilegítimos contravini<strong>en</strong>do así las leyes ycostumbres establecidas y las más elem<strong>en</strong>tales leyes de humanidad» y «to-


XV - 8DERECHOS HUMANOSaunque la definición es <strong>en</strong>unciativa y no taxativa-, cuando soncometidos <strong>en</strong> forma g<strong>en</strong>eralizada o sistemática contra una poblacióncivil y con conocimi<strong>en</strong>to de dicho ataque. Los anteced<strong>en</strong>tesde esa definición son el art.6 del Estatuto del Tribunal deNuremberg, su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, las resoluciones 3 (I) y 95 (I) de laAsamblea G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas, y los principios jurídicosque <strong>en</strong> esos docum<strong>en</strong>tos se expon<strong>en</strong> (sintetizados <strong>en</strong> 1950por la C.D.I bajo el rótulo de “Principios de Nuremberg”).En efecto, el Art.6 punto c) del Estatuto de Londres define “crím<strong>en</strong>escontra la humanidad, esto es el asesinato, el exterminio,la reducción a la esclavitud, la deportación y todo otro acto inhumanocometido contra todas las poblaciones civiles, antes o durantela guerra, o bi<strong>en</strong> las persecusiones por motivos políticos,raciales o religiosos, siempre que esos actos de persecusión, hayanconstituído o no una violación del derecho interno del paísdonde fueron perpetrados, hayan sido cometidos a consecu<strong>en</strong>ciade cualquier crim<strong>en</strong> que caiga bajo la compet<strong>en</strong>cia del Tribunal o<strong>en</strong> conexión con tal crim<strong>en</strong>.” 9La formula amplia del art. 7 del Estatuto de la Corte P<strong>en</strong>alInternacional añade otros casos <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes incisos: e)dos los súbditos de los países <strong>en</strong>emigos... que han sido acusados de delitoscontra la leyes y costumbres de la guerra o las leyes de humanidad seránobjeto de un procedimi<strong>en</strong>to p<strong>en</strong>al».Confer<strong>en</strong>cia de Versalles (1919): determinó que el asesinato, la masacre,la tortura de civiles, la deportación, el trabajo forzado y el ataque aplazas indef<strong>en</strong>sas u hospitales, <strong>en</strong>tre otros, constituían crím<strong>en</strong>es contra lahumanidad y la civilización.9Llama la at<strong>en</strong>ción la no inclusión expresa de la violación, que tampocose incluye <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción de 1948 sobre G<strong>en</strong>ocidio. Sin embargo, laviol<strong>en</strong>cia sexual contra la mujer y los crím<strong>en</strong>es sexuales <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral nuncafueron contemplados seriam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el derecho internacional humanitario,por lo m<strong>en</strong>os hasta la sanción del Estatuto de la Corte P<strong>en</strong>al Internacional.En efecto, la violación no fue incluída <strong>en</strong> el Estatuto de Londres -que creael Tribunal Militar de Nuremberg-, <strong>en</strong> las Conv<strong>en</strong>ciones de La Haya laviol<strong>en</strong>cia sexual se contempla <strong>en</strong> un sólo artículo como una violación al“honor familiar” (art.46 de la Cuarta Conv<strong>en</strong>ción), y <strong>en</strong> las Conv<strong>en</strong>cionesde Ginebra sólo un artículo prohíbe la violación sexual y la prostituciónforzada (art.27 de la IV Conv<strong>en</strong>ción).


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 9Encarcelación u otra privación grave de la libertad física <strong>en</strong> violaciónde normas fundam<strong>en</strong>tales de derecho internacional; f) Tortura;g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazoforzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales degravedad comparable; i) Desaparición forzada de personas; y j) Elcrim<strong>en</strong> de apartheid.Tanto el Estatuto de Nüremberg como el de la Corte P<strong>en</strong>alInternacional incluy<strong>en</strong> la fórmula g<strong>en</strong>érica “otro acto inhumano”,que permite añadir otros actos no contemplados expresam<strong>en</strong>te.Asimismo, ambos instrum<strong>en</strong>tos incluy<strong>en</strong> la figura de lapersecusión por motivos políticos, raciales, nacionales, culturaleso religiosos, pero ello <strong>en</strong> conexión con otros crím<strong>en</strong>es, y nocomo figura autónoma, como se despr<strong>en</strong>de de la aclaración hecha<strong>en</strong> un subpárrafo respecto de la desaparición forzada de personas.La inclusión de la persecusión por motivos políticos vi<strong>en</strong>e a ll<strong>en</strong>arun vacío respecto a la Conv<strong>en</strong>ción contra el G<strong>en</strong>ocidio, que nocompr<strong>en</strong>de esa causal. 10b) Requisitos:Los requisitos del concepto son: 1) humanidad como víctima, 2)ataque contra la población civil, 3) ataque g<strong>en</strong>eralizado y sistemático.Sin embargo, trataremos <strong>en</strong> primer término un requisito históricoque ha perdido vig<strong>en</strong>cia: conexión con crim<strong>en</strong> de guerra.10La Conv<strong>en</strong>ción para la Prev<strong>en</strong>ción y la Sanción del delito de G<strong>en</strong>ocidio,del 9 de diciembre de 1948, establece que se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de por tal «cualquiera delos actos m<strong>en</strong>cionados a continuación, perpetrados con la int<strong>en</strong>ción de destruir,total o parcialm<strong>en</strong>te, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso,como tal», y excluye expresam<strong>en</strong>te al grupo Político. No obstante, existe<strong>en</strong> la actualidad una interpretación iusinternacionalista que postula que laprohibición de g<strong>en</strong>ocidio ti<strong>en</strong>e carácter de ius cog<strong>en</strong>s, y como tal alcanzatambién a los grupos políticos, no obstante la relativización del tipo queresulta del derecho internacional conv<strong>en</strong>cional. Al respecto: Ambos, Kai;Impunidad y Derecho P<strong>en</strong>al Internacional, Editorial Ciedla, Bu<strong>en</strong>os Aires,1997, p. 305.


XV - 10DERECHOS HUMANOSConexión con Crim<strong>en</strong> de GuerraLos Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad nac<strong>en</strong> de la matriz del derechode guerra, aunque la evolución posterior del concepto permitiódescartar esa vinculación. 11En efecto, el art.6 inc. c) del Estatuto del Tribunal deNuremberg requería que éstos crím<strong>en</strong>es sean “cometidos <strong>en</strong> laejecución de un crim<strong>en</strong> o <strong>en</strong> conexión con un crim<strong>en</strong> que queda<strong>en</strong> la compet<strong>en</strong>cia del Tribunal..”, es decir, crím<strong>en</strong>es de guerra ycrím<strong>en</strong>es contra la paz. Esta fórmula era circular, porque remitíaa la compet<strong>en</strong>cia justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el artículo que define la compet<strong>en</strong>cia,autorrefer<strong>en</strong>cia que <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra explicación <strong>en</strong> la necesidadde crear un nuevo tipo p<strong>en</strong>al para sancionar conductas ocurridas<strong>en</strong> el pasado sin abandonar el terr<strong>en</strong>o del derecho positivo,como int<strong>en</strong>to de no incurrir <strong>en</strong> retroactividad de la ley p<strong>en</strong>al. Porello, la actitud de los autores del Estatuto podría compararse conla práctica del ciclista que necesita poner un pie <strong>en</strong> tierra para noperder el equilibrio: un pie <strong>en</strong> el plano del derecho consuetudinario,y el otro <strong>en</strong> el plano de la lex scripta, y ocurre que a la épocade su sanción la única ley escrita <strong>en</strong> que hacer pie era el Derechode Guerra.Esa es la razón de que tanto <strong>en</strong> el escrito de la acusación como<strong>en</strong> la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia se resum<strong>en</strong> todos los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad<strong>en</strong> los crím<strong>en</strong>es de guerra. Y, si bi<strong>en</strong> los jueces constatan quemuchos de esos crím<strong>en</strong>es se habían cometido antes de la guerra,para la cond<strong>en</strong>a los tomaron <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la medida<strong>en</strong> que se pudo establecer un nexo con la preparación o ejecuciónde la guerra. 1211DONNEDIEU DE VABRES, que actuó como juez <strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tación de Francia<strong>en</strong> el Tribunal Militar Internacional, afirma sin embargo que los crím<strong>en</strong>escontra la humanidad forman un género donde los crím<strong>en</strong>es de guerra noson mas que una especie (Derecho Internacional y Crím<strong>en</strong>es contra laHumanidad- LOPEZ GOLDARACENA, OSCAR A, Asociación Americana de Juristas,Rama Uruguaya, Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo,1986).12Así, sosti<strong>en</strong>e RAINER HUHLE que “El ejemplo más apropiado para demostrarlo absurdo a que se llegó <strong>en</strong> inflar la idea de los crím<strong>en</strong>es de guerra, erala s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra Julius Streicher, qui<strong>en</strong> fue cond<strong>en</strong>ado a la p<strong>en</strong>a de


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 11La evolución posterior del concepto marca la ruptura del cordónumbilical <strong>en</strong>tre Crím<strong>en</strong>es de Guerra y Crím<strong>en</strong>es de LesaHumanidad, proceso que com<strong>en</strong>zó inmediatam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> la propiaAlemania. En efecto, la Ley 10, dictada por el Consejo de Controlaliado para Alemania para <strong>en</strong>juiciar a los acusados suprimió elnexo con la Guerra, <strong>en</strong> tanto no incluye la expresión “antes odurante la guerra.” 13En el mismo s<strong>en</strong>tido, El Tribunal para la Ex-Yugoslavia establecióque “es actualm<strong>en</strong>te aceptado como regla de derecho internacionalconsuetudinario que los crím<strong>en</strong>es contra la humanidadno requier<strong>en</strong> conexión alguna con un conflicto armado de carácterinternacional”, aunque su Estatuto establece expresam<strong>en</strong>tedicho requisito. Y la Sala de Apelaciones corroboró las conclusionesde la Sala de Primera Instancia por considerar que, al exigirsela prueba de la exist<strong>en</strong>cia de un conflicto armado, <strong>en</strong> los Estatutosse restringe el alcance del concepto consuetudinario de crim<strong>en</strong>de lesa humanidad 14muerte. Ese Streicher, un pequeño profesor de un colegio de Nüremberg,se hizo grande con la subida de los nazis, convirtiéndose <strong>en</strong> uno de lospropagandistas más asquerosos del régim<strong>en</strong>, con un antisemitismo vociferanteque hasta causó disgusto a algunos nazis. No participó, sin embargo,<strong>en</strong> la guerra, ya que probablem<strong>en</strong>te era indisp<strong>en</strong>sable <strong>en</strong> su ardua labor depropaganda antisemita. No se sabe si él mismo mató a una sola persona,mucho m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> un contexto de guerra. Su crim<strong>en</strong> era la perman<strong>en</strong>teincitación al exterminio de los judíos, antes y durante la guerra, pero sinuna relación inmediata con las acciones de la guerra. La s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia tuvo quebasarse, <strong>en</strong> este caso ejemplar, <strong>en</strong> el crim<strong>en</strong> contra la humanidad. Se hizoasí, pero no sin agregar, <strong>en</strong> la última frase, que Streicher también participó,con su propaganda, <strong>en</strong> la preparación de la guerra” (HUHLE, RAINER, DeNüremberg a La Haya, Los crím<strong>en</strong>es de derechos <strong>humanos</strong> ante la justicia,problemas, avances y perspectivas¸ C<strong>en</strong>tro de <strong>Derechos</strong> Humanos deNuremberg).Ver:www.derechos.org/koaga/v/.Asimismo:www.dhnet.org.br/direitos/sip/tpi/nuremberg/nuremb2.htm.13GUTIÉRREZ POSSE, HORTENSIA D.T., La contribución de la jurisprud<strong>en</strong>ciade los tribunales p<strong>en</strong>ales internacionales a la evolución del ámbito materialdel derecho internacional humanitario -los crím<strong>en</strong>es de guerra, loscrím<strong>en</strong>es de lesa humanidad y el g<strong>en</strong>ocidio-, la responsabilidad p<strong>en</strong>alindividual. Verwww.icrc.org/icrcspa14The Prosecutor v. Dusko Tadic, Case N° IT-94-1-A, Judgem<strong>en</strong>t, 15-VII-1999.


XV - 12DERECHOS HUMANOSFinalm<strong>en</strong>te, el Estatuto del Tribunal P<strong>en</strong>al Internacional paraRuanda, no exige que los actos sean cometidos durante un conflictoarmado sino “como parte de un ataque g<strong>en</strong>eralizado o sistemáticocontra la población civil por razones de nacionalidad o porrazones políticas, étnicas, raciales o religiosas.” 15b.1) Humanidad como Víctima: El Tribunal Internacional paraex Yugoslavia, <strong>en</strong> su decisión sobre el caso Erdemovic, define:“Los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad son... actos in<strong>humanos</strong> que,por su g<strong>en</strong>eralización y su gravedad exced<strong>en</strong> los límites tolerablesde la comunidad internacional que debe necesariam<strong>en</strong>te exigirsu castigo...(y) trasci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> igualm<strong>en</strong>te al individuo pues cuandose ataca a éste, se ataca y se niega a la humanidad. Así pues,lo que caracteriza es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te a los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidades el concepto de la humanidad como víctima.” 16En éste s<strong>en</strong>tido, Hannah Ar<strong>en</strong>dt acotó, <strong>en</strong> relación al procesode Nuremberg, que “el delincu<strong>en</strong>te es llevado a la corte p<strong>en</strong>al, noporque ha dañado a determinadas personas, tal como <strong>en</strong> el casode la justicia civil, sino porque su delito pone <strong>en</strong> peligro la comunidadcomo <strong>en</strong>tidad <strong>en</strong>tera”.Y <strong>en</strong> oportunidad de juzgarse el Caso Eichmann, el <strong>en</strong>toncesPresid<strong>en</strong>te del Consejo Mundial de Judíos, Nahum Goldmann,pidió al gobierno de Israel instalar una corte internacional compuestapor jueces de varios países. En el mismo s<strong>en</strong>tido se pronuncióel filósofo Karl Jaspers: “el crim<strong>en</strong> cometido contra losjudíos es a la vez un crim<strong>en</strong> contra la humanidad. La s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> este caso solo la puede dictar una instancia que repres<strong>en</strong>te a lahumanidad <strong>en</strong>tera”.Sin embargo, debe estarse a la terminología española, másprecisa que la inglesa, <strong>en</strong> tanto se trata de crím<strong>en</strong>es que afectana todos, mas que de crím<strong>en</strong>es contra todos (de lesa humanidad,<strong>en</strong> lugar de against humanity).15ROBERGE, MARIE-CLAUDE, Jurisdicción de los Tribunales ad hoc para exYugoslavia y Ruanda por lo que respecta a los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidady de g<strong>en</strong>ocidio. Ver www.icrc.org/icrcspa16Decisión del 29 de noviembre de 1966, Doc. IT-96-22-T de las NacionesUnidas.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 13b.2) Ataque contra una Población Civil: aunque <strong>en</strong>tre las víctimashaya militares: lo decisivo es el carácter colectivo del crim<strong>en</strong>,más que la condición de la víctima. Tampoco es indisp<strong>en</strong>sableque el sujeto activo del ataque t<strong>en</strong>ga condición militar. Unindividuo que actúe a título privado también podría ser <strong>en</strong>contradoculpable si su acto se dirige contra la población civil, si ti<strong>en</strong>e laint<strong>en</strong>ción de cometerlo y si sabe que tal acto forma parte del contextomás amplio del ataque sistemático o g<strong>en</strong>eralizado.Por último, tampoco es necesario para que se configure el crim<strong>en</strong>que sea un Estado qui<strong>en</strong> lo organice o planifique. En efecto,el crim<strong>en</strong> puede ser también cometido por una organización, aunquecon la tolerancia o apoyo de un Estado. 17 El cuerpo de Elem<strong>en</strong>tosde los Crím<strong>en</strong>es, complem<strong>en</strong>tario del Estatuto de la CorteP<strong>en</strong>al Internacional, especifica que por ataque se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de unalínea de conducta que implique la comisión múltiple de los actosque constituy<strong>en</strong> este crim<strong>en</strong> a fin de cumplir o promover la políticade un Estado o de una organización de cometer esos actos.Por ello, los crím<strong>en</strong>es puedan ser cometidos no sólo por o bajo ladirección de oficiales del Estado involucrado, sino también pororganizaciones, lo que buscó incluir a los grupos terroristas o alos grupos armados insurrectos o separatistas. 18b.3) Carácter G<strong>en</strong>eralizado o Sistemático: La Comisión de DerechoInternacional ha explicado que el término “sistemático” serefiere a que los crím<strong>en</strong>es deb<strong>en</strong> llevarse a cabo de acuerdo a un17GUTIÉRREZ POSSE, HORTENSIA D.T., op. cit.: The Prosecutor v. DuscoTadic,Case N° IT-94-1-T, Judgem<strong>en</strong>t, 7-V-1997; The Prosecutor v. GoranJelisic, Case N° IT-95-10-T, Judgem<strong>en</strong>t, 14-XII-1999; The Prosecutor v.Zoran Kupreskic et. al., Case N° IT-95-16-T, Judgem<strong>en</strong>t, 14-I-2000; y TheProsecutor v. Tihomir Blaskic, Case N° IT-95-14-T, Judgem<strong>en</strong>t, 3-III-2000,The Prosecutor v. Goran Jelisic, Case N° IT-95-10-T, Judgem<strong>en</strong>t, 14-XII-1999.18ZUPPI, ALBERTO; op.cit., p.133. Siete organizaciones que formaban partedel Gobierno nazi fueron también acusadas. Debemos recordar que ya <strong>en</strong>los Juicios de Nüremberg fueron juzgadas organizaciones: las SS(Schutzstaffel), la Gestapo o Policía Secreta (Geheime Staatspolizei), lasSA (Sturmabteilung), las SD o Servicio de Seguridad (Sicherheitsdi<strong>en</strong>st) yel alto mando de las Fuerzas Armadas alemanas. Ver: http://members.fortunecity.es/jesarb/juicios_de_nuremberg.htm


XV - 14DERECHOS HUMANOScierto plan preconcebido,que no necesita que se formalice o sedeclare expresam<strong>en</strong>te pero ha de poder inferirse del contexto <strong>en</strong> elque se desarrollan los hechos.El término “g<strong>en</strong>eralizado” se refiere a actos dirigidos contrauna multiplicidad de personas, excluy<strong>en</strong>do aquellos actos que,aunque in<strong>humanos</strong>, sean aislados o estén dirigidos contra unasola víctima. El homicidio de unas pocas personas o de una sola,<strong>en</strong>cuadran <strong>en</strong> el concepto si son parte de un ataque g<strong>en</strong>eralizado;por el contrario, una multiplicidad de homicidios cometidos porun asesino serial, no <strong>en</strong>caja <strong>en</strong> el concepto. 19Los caracteres de g<strong>en</strong>eralizado y sistemático no sonacumulativos: basta que se verifique uno u otro para t<strong>en</strong>er porconfigurado el crim<strong>en</strong>. 20c) Notas Características:c.1) Inderogabilidad: La inderogabilidad devi<strong>en</strong>e de la propianaturaleza del jus g<strong>en</strong>tium, aj<strong>en</strong>o a la autonomía de voluntad delos estados, <strong>en</strong> oposición al jus dispositivum. La Conv<strong>en</strong>ción deVi<strong>en</strong>a sobre Derecho de los Tratados prescribe la nulidad de todotratado que se oponga a lo dispuesto por una norma de ius cog<strong>en</strong>s(arts.53 y 64): una norma tal se <strong>en</strong>contraría viciada de nulidad<strong>en</strong> razón de la ilicitud de su objeto. 21 Asimismo, el art. 43 estableceque la nulidad, terminación o d<strong>en</strong>uncia de un tratado no m<strong>en</strong>oscabarán<strong>en</strong> nada el deber de un Estado de cumplir toda obligación<strong>en</strong>unciada <strong>en</strong> el tratado a la que esté sometido <strong>en</strong> virtud delderecho internacional indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de ese tratado.19RELVA, HUGO ADRIÁN, La jurisdicción estatal y los crím<strong>en</strong>es de derechointernacional, <strong>en</strong> Revista Relaciones Internacionales, nº20, Universidad Nacionalde La Plata, Arg<strong>en</strong>tina, 2001. Puede consultarse <strong>en</strong> www.iccnow.org/espanol/articulos.htm y <strong>en</strong> www.fimv<strong>en</strong>ezuela.org/articulo.asp.20Sin embargo, el Tribunal P<strong>en</strong>al Internacional para la ex-Yugoslaviaseñaló <strong>en</strong> el caso Blaskic que <strong>en</strong> la práctica estos dos criterios suel<strong>en</strong> resultardifíciles de separar porque un ataque g<strong>en</strong>eralizado que se dirige contraun importante número de víctimas posiblem<strong>en</strong>te se vincule con algunaforma de planificación u organización (Gutiérez Posse, Hort<strong>en</strong>sia, op.cit.id).21LOPEZ GOLDARACENA, OSCAR A, Derecho Internacional y Crím<strong>en</strong>es contrala Humanidad-, Asociación Americana de Juristas, Rama Uruguaya, Montevideo,Fundación de Cultura Universitaria, 1986.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 15Asimismo, los cuatro Conv<strong>en</strong>ios de Ginebra sobre DerechoHumanitario Bélico estipulan que si se produjera la d<strong>en</strong>uncia delConv<strong>en</strong>io, ésta “…No surtirá efecto alguno sobre las obligacionesque las Partes <strong>en</strong> conflicto hayan de cumplir <strong>en</strong> virtud de losprincipios del derecho de g<strong>en</strong>tes, tal como resultan de los usosestablecidos <strong>en</strong>tre naciones civilizadas, de las leyes de humanidady de las exig<strong>en</strong>cias de la conci<strong>en</strong>cia pública.” Entre esas obligacionesse cu<strong>en</strong>ta el respeto debido al artículo 3 común a loscuatro Conv<strong>en</strong>ios de Ginebra, aplicable a los conflictos armadosinternos. La Arg<strong>en</strong>tina, al ratificar los cuatro Conv<strong>en</strong>ios de Ginebrade 1949 ha reconocido expresam<strong>en</strong>te este carácter no derogabledel derecho de g<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el ámbito del derecho internacionalhumanitario, aún <strong>en</strong> el supuesto de la d<strong>en</strong>uncia de los Conv<strong>en</strong>ios.22En éste s<strong>en</strong>tido, la Corte Suprema afirmó <strong>en</strong> el caso Priebkeque:“estas reglas establecidas consuetudinariam<strong>en</strong>te no pued<strong>en</strong>ser dejadas de lado por tratados ni derogadas sino por la formaciónde una norma posterior de derecho internacional g<strong>en</strong>eralque t<strong>en</strong>ga el mismo carácter... El carácter jus cog<strong>en</strong>s de los delitoscontra la humanidad lleva implícita su inmunidad fr<strong>en</strong>te ala actividad individual de los estados, lo que implica la invalidezde los tratados celebrados <strong>en</strong> su contra, y la consecu<strong>en</strong>cia deque el transcurso del tiempo no purga este tipo de ilegalidades.La función del jus cog<strong>en</strong>s es así proteger a los Estados de acuerdosconcluidos <strong>en</strong> contra de algunos valores e intereses g<strong>en</strong>eralesde la comunidad internacional de Estados <strong>en</strong> su conjunto..”(consid. 70).c.2) Inadmistiabilidad: En el plano del Sistema Interamericanode <strong>Derechos</strong> Humanos, la doctrina s<strong>en</strong>tada es contund<strong>en</strong>te <strong>en</strong>el s<strong>en</strong>tido de negar la admisibilidad de amnistías concedidas contragraves violaciones a los <strong>Derechos</strong> Humanos. En éste s<strong>en</strong>tido,22MATTAROLLO, RODOLFO; La Jurisprud<strong>en</strong>cia Arg<strong>en</strong>tina Reci<strong>en</strong>te y los Crím<strong>en</strong>esde Lesa Humanidad, <strong>en</strong>: http://www.abogarte.com.ar/mattarollo2.htm


XV - 16DERECHOS HUMANOSla CIDH ha declarado la incompatibilidad con la Conv<strong>en</strong>ciónInteramericana de las leyes de amnistía dictadas <strong>en</strong> El Salvador,Chile y Arg<strong>en</strong>tina. 23Y la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos declaró car<strong>en</strong>tede efectos jurídicos la amnistía dictada <strong>en</strong> Perú <strong>en</strong> el CasoBarrios Altos (Chumbipuma Aguirre y otros vs. Perú), s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciadel 14 de Marzo de 2001.Sistematizando algunos de los principios mas importantes (SistemaInteramericano):1) Amnistía: Ni la Comisión ni la Corte han suministradouna definición puntual de Amnistía. Sin embargo, ésta últimadelineó el concepto <strong>en</strong> función de los efectos de determinadas leyes.Así, <strong>en</strong> el Caso Barrios Altos (cons.43) la Corte determinóque son violatorias de la Conv<strong>en</strong>ción las leyes que t<strong>en</strong>gan porefecto la sustracción de la persona de la protección judicial y elejercicio del derecho a un recurso s<strong>en</strong>cillo y eficaz (arts.8 y 25). 2423Las Hojas v. El Salvador, Caso 10.287, Informe N 26/92, Inter-Am.C.H.R., OEA/Ser.L/V/II.83 Doc. 14 at 88 (1993). Informe 26/92, Caso10.287, El Salvador, 24 de septiembre de 1992; Informe nro 136/99; Caso10.488: Ignacio Ellacuría, S.J.; Segundo Montes, S.J.; Armando López,S.J.; Ignacio Martín Baró, S.J.; Informe n Joaquín López Y López, S.J.;Juan Ramón Mor<strong>en</strong>o, S.J.; Julia Elba Ramos; y Celina Mariceth Ramos, ElSalvador, 22 de diciembre de 1999; Garay Hermosilla et al. v. Chile, Caso10.843, Informe No. 36/96, Inter-Am.C.H.R.,OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev.<strong>en</strong> 156 (1997); M<strong>en</strong>eses Reyes et al. v. Chile, Casos 11.228, 11.229,11.231and 11.182 Informe No. 34/96, Inter-Am.C.H.R.,OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7rev. <strong>en</strong> 196 (1997). Informe Nº 34/96 CASOS 11.228, 11.229, 11.231 y 11282;Informe Nº 133/99 de la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanossobre el Caso 11.725 Carmelo Soria Espinoza, Chile, 19 de noviembre de1999; Informe 28/92, Casos 10.147, 10.181, 10.240, 10.262, 10309 y 10.311,Arg<strong>en</strong>tina).24La cuestión no es superflua. En la Arg<strong>en</strong>tina la interpretación de la leyde Obedi<strong>en</strong>cia Debida dio lugar a dos posiciones <strong>en</strong>contradas –con conclusionesdiversas-, sobre si se trataba de una ley de amnistía o de una causalde exclusión de la p<strong>en</strong>a. Y ya con anterioridad al caso Barrios Altos la CIDHhabía caracterizado a la ley m<strong>en</strong>tada con un criterio similar al establecidopor la Corte. En el Informe 28/92 estableció que “32. El efecto de la sanciónde las Leyes y el Decreto fue el de extinguir los <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>tos p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tescontra los responsables por pasadas violaciones de derechos <strong>humanos</strong>. Condichas medidas, se cerró toda posibilidad juridíca de continuar los juicioscriminales destinados a comprobar los delitos d<strong>en</strong>unciados; id<strong>en</strong>tificar a sus


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 172) Impunidad: La Corte ha definido la impunidad como “lafalta <strong>en</strong> su conjunto de investigación, persecución, captura, <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>toy cond<strong>en</strong>a de los responsables de las violaciones delos derechos protegidos por la Conv<strong>en</strong>ción Americana”, y ha señaladoque ...el Estado ti<strong>en</strong>e la obligación de combatir tal situaciónpor todos los medios legales disponibles ya que la impunidadpropicia la repetición crónica de las violaciones de derechos<strong>humanos</strong> y la total indef<strong>en</strong>sión de las víctimas y sus familiares.253) <strong>Derechos</strong> Conculcados: El dictado y aplicación de leyes deamnistía implica la violación de la obligación g<strong>en</strong>érica de los estadosde respetar los derechos y libertades reconocidos <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>cióny garantizar su libre y pl<strong>en</strong>o ejercicio (art.1), y de adoptarlas medidas legislativas o de otro carácter que fuer<strong>en</strong> necesariaspara hacer efectivos tales derechos y libertados (art.2), comoasimismo del derecho a las garantías judiciales (art.8), y a latutela judicial efectiva (art.25). La CIDH consideró también compr<strong>en</strong>didoel derecho a la verdad <strong>en</strong> el Informe 1/99 Parada Cea (ElSalvador), conclusión compartida parcialm<strong>en</strong>te por la Corte, que<strong>en</strong> el Caso Barrios Altos sostuvo:48: ..el derecho a la verdad se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra subsumido <strong>en</strong> elderecho de la víctima o sus familiares a obt<strong>en</strong>er de los órganoscompet<strong>en</strong>tes del Estado el esclarecimi<strong>en</strong>to de los hechosviolatorios y las responsabilidades correspondi<strong>en</strong>tes, a travésde la investigación y el juzgami<strong>en</strong>to que previ<strong>en</strong><strong>en</strong> los arts.8 y25 de la Conv<strong>en</strong>ción.4) Inadmisibilidad: La definición mas clara surge de BarriosAltos:41. Esta Corte considera que son inadmisibles las disposicionesde amnistía, las disposiciones de prescripción y el estableciautores,complices y <strong>en</strong>cubridores; e imponer las sanciones p<strong>en</strong>ales correspondi<strong>en</strong>tes.Los peticionarios, familiares o damnificados por las violacionesde derechos <strong>humanos</strong> han visto frustrado su derecho a un recurso, a unainvestigacion judicial imparcial y exhaustiva que esclarezca los hechos.”25Caso Paniagua Morales y otros, párr. 173, y Loayza Tamayo, S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciade Reparaciones, párr.168 y 170.


XV - 18DERECHOS HUMANOSmi<strong>en</strong>to de excluy<strong>en</strong>tes de responsabilidad que pret<strong>en</strong>dan impedirla investigación y sanción de los responsables de las violacionesgraves de los derechos <strong>humanos</strong>, tales como la tortura, lasejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desaparicionesforzadas, todas ellas prohibidas por contrav<strong>en</strong>ir derechosinderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los<strong>Derechos</strong> Humanos.5) Las leyes de amnistía no son leyes: Esta definición surgede los considerandos 7 y 23 del voto concurr<strong>en</strong>te del JuezA.Cancado Trincade <strong>en</strong> Barrios Altos:7. la Corte observó, <strong>en</strong> su Opinión Consultiva de 1986 que lapalabra “leyes” <strong>en</strong> los términos del art.30 de la Conv<strong>en</strong>ción Americanasignifica norma jurídica de carácter g<strong>en</strong>eral, ceñida albi<strong>en</strong> común, elaborada según el procedimi<strong>en</strong>to constitucionalm<strong>en</strong>teestablecido, por órganos legislativos constitucionalm<strong>en</strong>teprevistos y democráticam<strong>en</strong>te elegidos. ¿Quién se atrevería ainsinuar que una “ley” de autoamnistía satisface a todos esosrequisitos?. No veo como negar que “leyes” de ese tipo carec<strong>en</strong>de carácter g<strong>en</strong>eral, por cuanto son medidas de excepción. Yciertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nada contribuy<strong>en</strong> al bi<strong>en</strong> común, sino todo locontrario: configúranse como meros subterfugios para <strong>en</strong>cubrirviolaciones graves de los derechos <strong>humanos</strong>, impedir el conocimi<strong>en</strong>tode la verdad (por más p<strong>en</strong>osa que sea ésta) y obstaculizarel propio acceso a la justicia por parte de los victimados. Ensuma, no satisfac<strong>en</strong> el requisito de “leyes” <strong>en</strong> el ámbito del DerechoInternacional de los <strong>Derechos</strong> Humanos.23. Hay que decirlo y repetirlo con firmeza, cuantas veces seanecesario: <strong>en</strong> el dominio del Derecho Internacional de los <strong>Derechos</strong>Humanos, las llamadas “leyes” de autoamnistía no sonverdaderam<strong>en</strong>te leyes: no son nada mas que una aberración,una afr<strong>en</strong>ta inadmisible a la conci<strong>en</strong>cia jurídica de la humanidad.6) Violación Perman<strong>en</strong>te: Mi<strong>en</strong>tras dichas leyes permanezcan<strong>en</strong> vigor, confórmase una situación continuada de violaciónde las normas pertin<strong>en</strong>tes de los tratados de derechos <strong>humanos</strong>


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 19que vinculan al Estado <strong>en</strong> cuestión (considernado 7 del voto deCancado Trincade <strong>en</strong> Barrios Altos).7) La medida mas efectiva: la medida más efectiva para lavig<strong>en</strong>cia de los derechos <strong>humanos</strong> es el <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>to y castigo alos responsables (CIDH Informes 28/92, (Arg<strong>en</strong>tina) párr.41, 29/92 (Uruguay) párr.51, No. 36/96 (Chile), párr. 78 y No. 34/96(Chile), párr. 76. Asimismo, Informe Anual de la ComisiónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos (1997, OEA/Ser.L/V/II.98,Doc. 6 rev, 13 de abril de 1998). El Estado ti<strong>en</strong>e la obligación decombatir tal situación por todos los medios legales disponibles yaque la impunidad propicia la repetición crónica de las violacionesde derechos <strong>humanos</strong> y la total indef<strong>en</strong>sión de las víctimas y susfamiliares (Caso Paniagua Morales y otros, párr. 173).3.2 Ámbito Personal:La nota característica de los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad <strong>en</strong>éste ámbito es la Responsabilidad Individual 26 En efecto, el para-26Si bi<strong>en</strong> la idea de la responsabilidad p<strong>en</strong>al individual solo cobra vuelo apartir de los procesos de Nüremberg y Tokio, su evolución reconoce lejanosanteced<strong>en</strong>tes históricos.En efecto, ya <strong>en</strong> el Estatuto para el Gobierno del Ejército publicado <strong>en</strong>1386 por el Rey Ricardo II de Inglaterra, se prohibían los actos de viol<strong>en</strong>ciacontra las mujeres y los sacerdotes desarmados, el inc<strong>en</strong>dio de casas y laprofanación de iglesias. Y <strong>en</strong> los códigos promulgados por Ferdinando deHungría <strong>en</strong> 1526, por el Emperador Maximiliano II <strong>en</strong> 1570, y por el reyGustavo II Adolfo de Suecia <strong>en</strong> 1621, se estipulaban disposiciones de estamisma naturaleza.El primer caso de cond<strong>en</strong>a internacional por crím<strong>en</strong>es de guerra fue elde Peter Von Hag<strong>en</strong>bach <strong>en</strong> el año de 1474, por atrocidades cometidas <strong>en</strong> laciudad de Breisach, <strong>en</strong> el Alto Rin. Se conformó una corte ad hoc conformadapor 28 jueces de una coalición aliada de estados y ciudades (Austria,Francia, Berna y las ciudades y caballeros del Alto Rin), y von Hag<strong>en</strong>bachfue cond<strong>en</strong>ado a muerte por haber «pisoteado las leyes de Dios y del hombre».Varios siglos despues, durante la Guerra Civil estadounid<strong>en</strong>se (1861-1865), el Presid<strong>en</strong>te Abraham Lincoln promulgó el Código Lieber -Instruccionespara el Mando de los Ejércitos de los Estados Unidos <strong>en</strong> el Terr<strong>en</strong>o,Órd<strong>en</strong>es G<strong>en</strong>erales No 100, del 24 de abril de 1863-, quizás el primer int<strong>en</strong>tode codificar las leyes de la guerra, que tuvo una gran influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> losreglam<strong>en</strong>tos militares de otros ejércitos.


XV - 20DERECHOS HUMANOSdigma vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> materia de derechos <strong>humanos</strong> establece quesólo los Estados son los obligados a respetarlos, y sólo ellos respond<strong>en</strong>por las d<strong>en</strong>uncias efectuadas <strong>en</strong> el marco de los sistemaseuropeo e interamericano. 27 Sin embargo, el desarrollo del DerechoP<strong>en</strong>al Internacional ha s<strong>en</strong>tado el principio de la responsabilidadindividual <strong>en</strong> el caso específico de crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad.En efecto, se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de por Responsabilidad Jurídica la condiciónde un sujeto que lo hacer pasible de una sanción. La responsabilidades personal cuando hay coincid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre sujeto obligadoy sujeto sancionado, y objetiva <strong>en</strong> caso contrario: cuando elresponsable no puede evitar la aplicación de la sanción. Asimismo,la responsabilidad puede ser individual o colectiva, según elsujeto pasivo sea singular o plural. Combinando ambas clasificaciones,t<strong>en</strong>emos cuatro tipos de responsabilidad: 1) responsabilidadpersonal individual, 2) responsabilidad objetiva individual,3) responsabilidad personal colectiva, y 4) responsabilidad objetivacolectiva. 28En Derecho Internacional, casi siempre la responsabilidad esobjetiva y colectiva: es el Estado como persona jurídica, cuandono toda la población de un Estado, la que sufre las sancionesinternacionales por los actos de algún sujeto (funcionario, jefe deEn el siglo XX, el Tratado de Versalles del 28 de junio de 1919 establecióel derecho de las Pot<strong>en</strong>cias aliadas a <strong>en</strong>juiciar y castigar a los individuosresponsables de «violaciones de las leyes y costumbres de la guerra», disponi<strong>en</strong>doque podía constituirse un tribunal internacional <strong>en</strong> caso de que unindividuo fuese declarado «culpable de actos criminales contra nacionalesde más de una de las Pot<strong>en</strong>cias aliadas y asociadas». En éste s<strong>en</strong>tido, seaprobó la creación de un «tribunal especial» compuesto por jueces designadospor Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, para juzgarla responsabilidad del Kaiser Wilhelm II de Hoh<strong>en</strong>zollern, iniciativa quefracasó por el refugio de éste <strong>en</strong> los Países Bajos.27PEREZ SOLLA, MARÍA FERNANDA, Algunos Casos de Responsabilidad Internacional<strong>en</strong> el Sistema Interamericano; <strong>en</strong> <strong>Derechos</strong> Humanos, de AGUSTÍNGORDILLO, GUILLERMO A. GORDO, ADELINA LOIANO, GREGORIO FLAX, MARCELO LOPEZALFONSÍN, CARLOS E. TAMBUSSI, MARCELO FERREIRA y MARÍA FERNANDA PEREZ SOLLA,Fundación de Derecho Administrativo, Bu<strong>en</strong>os Aires, 4ta edición, 1998,Cap.XIV.28VERNENGO, ROBERTO; op.cit., pp.215-17.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 21Estado). Sin embargo, <strong>en</strong> el caso de Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidadse configura el supuesto de responsabilidad personal individual<strong>en</strong> el marco del Derecho Internacional.Así, ya <strong>en</strong> el juicio de Nuremberg la def<strong>en</strong>sa planteó la excepciónrelativa a que el derecho internacional no prevé el castigo deindividuos, pero el Tribunal Militar rechazó éste argum<strong>en</strong>to ydijo que la idea de que un Estado cometa un crim<strong>en</strong> es una ficción:los crím<strong>en</strong>es se comet<strong>en</strong> sólo por los individuos. La s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciacitó un caso de la Corte Suprema de los EEUU <strong>en</strong> la que eljuez Stone afirmó que los crím<strong>en</strong>es contra el derecho internacionalson cometidos por hombres y no por <strong>en</strong>tidades abstractas, ysólo castigando a los hombres que violan esas disposiciones sepermite poner <strong>en</strong> vigor la ley internacional. 29La cuestión de la responsabilidad individual dió lugar al PrincipioI de Nuremberg: Toda persona que cometa un acto queconstituya un delito d<strong>en</strong>tro del Derecho Internacional es responsablepor él y está sujeto a sanción.Con posterioridad a la guerra, fue reiterado <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ciónsobre G<strong>en</strong>ocidio y <strong>en</strong> las Cuatro Conv<strong>en</strong>ciones de Ginebra sobrederecho humanitario bélico (ratificadas por nuestro país por decretoley 14.442 del 9 de agosto de 1956, ratificado por ley 14.467).El tema fue analizado <strong>en</strong> la Opinión Consultiva 14/94 del 9 dediciembre de 1994, con las sigui<strong>en</strong>tes conclusiones:53...actualm<strong>en</strong>te la responsabilidad individual puede seratribuída solam<strong>en</strong>te por violaciones consideradas como delitosinternacionales <strong>en</strong> instrum<strong>en</strong>tos que t<strong>en</strong>gan ese mismo carácter,tales como los crím<strong>en</strong>es contra la paz, los crím<strong>en</strong>es de guerray los crím<strong>en</strong>es contra la humanidad o el g<strong>en</strong>ocidio, que,naturalm<strong>en</strong>te, afectan también derechos <strong>humanos</strong> específicos.56. En lo que concierne a los derechos <strong>humanos</strong> protegidospor la Conv<strong>en</strong>ción, la compet<strong>en</strong>cia de los órganos establecidospor ella se refiere exclusivam<strong>en</strong>te a la responsabilidad internacionaldel Estado y no a la de los individuos. Toda violación de29Ex Parte Quirin, 317 US 1 (1942), cit. por Zuppi, Alberto; JurisdicciónUniversal para Crim<strong>en</strong>es contra el Dcho Internacional, Editorial Ad-Hoc,Bu<strong>en</strong>os Aires, 2002, pag.53.


XV - 22DERECHOS HUMANOSlos derechos <strong>humanos</strong> por ag<strong>en</strong>tes del Estado es, como ya lodijo la Corte, responsabilidad de éste (caso “Velazquez Rodriguez”,s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 29-VII-1988, serie C, nro 4, párr.170; casp “GodínezCruz”, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 20-I-1989, serie C, nro 5, párr.179). Siconstituyere, adicionalm<strong>en</strong>te, un delito internacional g<strong>en</strong>erará,además, responsabilidad individual.Y <strong>en</strong> el Caso Barrios Altos el Juez Cancado Trincade expresó:12: no veo s<strong>en</strong>tido alguno <strong>en</strong> int<strong>en</strong>tar contraponerantagónicam<strong>en</strong>te la responsabilidad internacional del Estado ala responsabilidad p<strong>en</strong>al individual. Los desarrollos, <strong>en</strong> relacióna una y otra, hoy se dan, a mi modo de ver, pari passu. LosEstados (y cualquier otra forma de organización políticosocial)son compuestos de individuos, gobernados y gobernantes, si<strong>en</strong>doéstos últimos los que toman decisiones <strong>en</strong> nombre del respectivoEstado.13.La responsabilidad internacional del Estado por violacionesde los derechos <strong>humanos</strong> internacionalm<strong>en</strong>te consagrados,-incluídas las configuradas mediante la expedición y aplicaciónde leyes de autoamnistía-, y la responsabilidad p<strong>en</strong>al individualde ag<strong>en</strong>tes perpetradores de violaciones graves de los derechos<strong>humanos</strong> y del Derecho Internacional Humanitario, son dos facesde la misma medalla, <strong>en</strong> la lucha contra las atrocidades, laimpunidad y la injusticia.Obedi<strong>en</strong>cia Debida y Condición Oficial: La responsabilidadindividual se desdobla <strong>en</strong> dos aspectos, que descartan s<strong>en</strong>dos exim<strong>en</strong>tes:1.exclusión de la condición oficial, 2. exclusión de lasórd<strong>en</strong>es de superiores.1. Exclusión de la Condición Oficial como exim<strong>en</strong>te de responsabilidad:Fue establecida <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes instrum<strong>en</strong>tos:-Conv<strong>en</strong>ción sobre G<strong>en</strong>ocidio de 1948: “las personas que cometang<strong>en</strong>ocidio o cualquiera de los demás actos <strong>en</strong>umerados <strong>en</strong> elartículo III serán castigadas indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de que se trat<strong>en</strong>de gobernantes constitucionalm<strong>en</strong>te responsables, funcionariospúblicos o personas privadas” (art.IV).


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 23-Carta de Nuremberg de 1945: “el caracter oficial de los acusados,sean jefes de estado o funcionarios responsables de Departam<strong>en</strong>tosde Gobierno, no podrá ser tomado <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta para eximirlosde responsabilidad o como at<strong>en</strong>uante de p<strong>en</strong>as” (art.7).-S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del Tribunal de Nuremberg: “El principio de derechointernacional que, bajo determinada circunstancia, protege alos repres<strong>en</strong>tantes de un Estado, no puede ser aplicado a actoscond<strong>en</strong>ados como criminales por el derecho internacional. Losautores de estos actos no pued<strong>en</strong> ampararse <strong>en</strong> su condición defuncionarios públicos para quedar ex<strong>en</strong>tos de castigo”.-Principio III de Nuremberg: La circunstancia de que una personaque haya cometido un acto que constituya un crim<strong>en</strong> conformeal Derecho Internacional, haya actuado como Jefe de Estadoo como funcionario público, no le exime de responsabilidad.-Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia: “la condiciónoficial de cualquier acusado, sea Jefe de Estado o de Gobierno, oFuncionario Gubernam<strong>en</strong>tal Responsable, no liberará a dichapersona de su responsabilidad p<strong>en</strong>al” (art.7).-Estatuto para el Tribunal Internacional para Ruanda (1994):la misma cláusula anterior.-Estatuto de Roma para el Tribunal P<strong>en</strong>al Internacional: “lacondición oficial de Jefe de Estado o de Gobierno <strong>en</strong> ningún casoexime de responsabilidad p<strong>en</strong>al bajo los términos de este estatuto”.En el campo del derecho judicial, la exclusión de la inmunidaddel jefe de estado ti<strong>en</strong>e su máxima expresión <strong>en</strong> las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciasdictadas por la Cámara de los Lores <strong>en</strong> los casos sobre Pinochet. 3030“La Reina c/Evans y otro y el Comisionado de Policía de la Metrópolisy otros ex parte Pinochet”, <strong>en</strong> “Suplem<strong>en</strong>to Especial de Derecho Constitucional.Caso Pinochet,” La Ley, Bu<strong>en</strong>os Aires, 11 de septiembre de 2000; LaLey, 1999-A 431; 1999-B 738 y 1999-C 653). La argum<strong>en</strong>tación mas elocu<strong>en</strong>tefue desarrollada por Lord Nichols <strong>en</strong> la primera de ellas: “...<strong>en</strong> otrasépocas, antes de que se desarrollara el concepto de estado como <strong>en</strong>tidadindep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, el soberano era indistinguible del Estado: l´Etat c´est moi.Era natural, <strong>en</strong>tonces, que <strong>en</strong> aquellas épocas un ex jefe de estado recibierainmunidad personal especial <strong>en</strong> relación con los actos que realizara comojefe de Estado. Estos actos eran indistinguibles de los actos de Estadopropiam<strong>en</strong>te dichos. Desde los días de Luis XIV, los métodos de gobierno


XV - 24DERECHOS HUMANOS2. Exclusión de Órd<strong>en</strong>es de Superiores como Exim<strong>en</strong>te deResponsabilidad 31-El Principio II de Nüremberg establece que “el hecho de quela legislación interna no imponga una p<strong>en</strong>a por un acto que constituyeuna violación al derecho internacional no exime a la personaque hubiera cometido el acto de la responsabilidad ante elderecho internacional”, y el Principio IV que “el hecho de que unapersona haya actuado bajo las órd<strong>en</strong>es de su Gobierno o de unde los estados han cambiado. La conducción de los asuntos de estado sueleestar <strong>en</strong> manos de ministros de gobierno, correspondi<strong>en</strong>do al jefe de estadoun papel <strong>en</strong> gran medida ceremonial.”“...Los actos de tortura y toma de reh<strong>en</strong>es, proscriptos como están por elderecho internacional, no pued<strong>en</strong> ser atribuídos al Estado con exclusión dela responsabilidad personal. La tortura está definida <strong>en</strong> la conv<strong>en</strong>ción..y <strong>en</strong>la legislación del reino unido...como un delito cometido por funcionariospúblicos y personas que actúan <strong>en</strong> calidad de tales. como ya se señalara, laConv<strong>en</strong>ción contra la toma de reh<strong>en</strong>es (1979) describió la toma de reh<strong>en</strong>escomo una expresión de terrorismo internacional.”“...Cuando Hitler ord<strong>en</strong>ó la «solución final», su acto debe ser consideradocomo acto oficial derivado del ejercicio de sus funciones de jefe de estado.Allí nos conduce inexorablem<strong>en</strong>te el razonami<strong>en</strong>to del Tribunal de División.El letrado patrocinante del Gral Pinochet afirmó que esta conclusiónes el resultado inevitable de los términos <strong>en</strong> que está redactada la ley.”“Si un jefe de estado mata a su jardinero <strong>en</strong> un acceso de ira, de ningúnmodo podría ser descripto como un acto realizado <strong>en</strong> el ejercicio de susfunciones de jefe de estado. Si un jefe de estado ord<strong>en</strong>a que las víctimassean torturadas <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia con el solo objeto de disfrutar el espectáculode los lastimeros espasmos de las víctimas agonizantes (lo que Montaignedescribió como el punto mas extremo al que la crueldad puede llegar), estono podría describirse como actos cometidos <strong>en</strong> el ejercicio de las funcionesdel Jefe de Estado.“...La fragilidad es<strong>en</strong>cial del reclamo de inmunidad queda subrayadapor la insist<strong>en</strong>cia de la repres<strong>en</strong>tación del g<strong>en</strong>eral Pinochet de que no se leimputa haber cometido «personalm<strong>en</strong>te» ninguno de los delitos. Parecieraque se concede que, si hubiera torturado a las víctimas personalm<strong>en</strong>te, lasituación sería difer<strong>en</strong>te. Esta distinción se burla de un principio elem<strong>en</strong>taldel derecho, compartido por todos los sistemas legales civilizados, deque no cabe establecer una distinción <strong>en</strong>tre el hombre que golpea y el hombreque ord<strong>en</strong>a a un tercero que golpee. No es concebible que al sancionar laley de 1978 el Parlam<strong>en</strong>to haya buscado mant<strong>en</strong>er la inmunidad legal deun ex jefe de Estado basándose <strong>en</strong> un principio difer<strong>en</strong>te.”31Al respecto, ver: Dictam<strong>en</strong> del Procurador G<strong>en</strong>eral de la Nación <strong>en</strong>contra de las Leyes de Obedi<strong>en</strong>cia Debida y Punto Final, Causa S.C.S.1767,


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 25superior no le exime de su responsabilidad ante el derecho internacional,siempre que <strong>en</strong> los hechos hubiese sido posible una elecciónmoral”.-Las Cartas de los Tribunales de Nuremberg y Tokio y losEstatutos de los Tribunales de Yugoslavia y Ruanda no admit<strong>en</strong>tal exim<strong>en</strong>te.-El artículo 33.2 del Estatuto de Roma estipula que “las órd<strong>en</strong>esde cometer g<strong>en</strong>ocidio o crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad son manifiestam<strong>en</strong>teilícitas”, por lo que las órd<strong>en</strong>es de superiores nopued<strong>en</strong> servir de circunstancia exim<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el caso de estos delitos.-El principio 19 de los “Principios Relativos a una Eficaz Prev<strong>en</strong>cióne Investigación de las Ejecuciones Extralegales, Arbitrariaso Sumarias” dispone que “no podrá invocarse una ord<strong>en</strong> deun funcionario superior o de una autoridad pública como justificaciónde ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias”.-El artículo 6.1 de la Declaración sobre la Protección de Todaslas Personas contra las Desapariciones Forzadas estipula: “Ningunaord<strong>en</strong> o instrucción de una autoridad pública, sea ésta civil,militar o de otra índole, puede ser invocada para justificar unadesaparición forzada. Toda persona que reciba tal ord<strong>en</strong> o tal instrucciónti<strong>en</strong>e el derecho y el deber de no obedecer”.-El artículo 2.3 de la Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura establece:“No podrá invocarse una ord<strong>en</strong> de un funcionario superior o deuna autoridad pública como justificación de la tortura”.L. XXXVIII.- “Simón, Julio Héctor y otros s/privación ilegítima de la libertad,etc. Causa nº S.C.S. 17768. Asimismo, Dufour G<strong>en</strong>evieve, ¿Existeverdaderam<strong>en</strong>te la def<strong>en</strong>sa de las órd<strong>en</strong>es superiores?; Garraway, Charles,Las órd<strong>en</strong>es superiores y la Corte P<strong>en</strong>al Internacional: justicia impartida ojusticia d<strong>en</strong>egada; y Vergaeg<strong>en</strong>, Jacques, La negativa a obedecer órd<strong>en</strong>esmanifiestam<strong>en</strong>te criminales: a favor de un procedimi<strong>en</strong>to accesible paralos subordinados: www.icrc.org/icrcspa


XV - 26DERECHOS HUMANOSLa Responsabilidad Individual <strong>en</strong> el Tribunal para la ExYugoslavia: 32El Tribunal para la Ex Yugoslavia s<strong>en</strong>tó las sigui<strong>en</strong>tes reglas. 33-Los criminales no pued<strong>en</strong> transmitir inmunidad a sus ag<strong>en</strong>tesam<strong>en</strong>azándolos con la muerte si se rehusaran a ejecutar susórd<strong>en</strong>es, y la def<strong>en</strong>sa de la obedi<strong>en</strong>cia debida sólo es invocable sila violación se cometiese para evitar un daño físico serio e irreparableinmediato, si no hubiese modo de eludir la ord<strong>en</strong>, si elremedio no fuese desproporcionado al mal que se cometía; y sino hubiese sido posible efectuar una elección moral, debiéndoset<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta –a más- las circunstancias <strong>en</strong> que el superiorimpartió las órd<strong>en</strong>es. 34-Responsabilidad del comandante: por acto positivo -órd<strong>en</strong>esypor omisión culpable -no controlar, prev<strong>en</strong>ir o castigar-, estableci<strong>en</strong>dolos sigui<strong>en</strong>tes elem<strong>en</strong>tos para que se configure éstaúltima: a) la exist<strong>en</strong>cia de una relación superior-subordinado; b)que el superior sepa o que haya t<strong>en</strong>ido razón de saber que el actocriminal se había cometido o que se iba a cometer; y c) que elsuperior no haya tomado las medidas necesarias y razonablespara prev<strong>en</strong>ir el acto criminal o castigar a qui<strong>en</strong> lo había perpetrado.35-no sólo un militar sino también un civil, por cuanto la posiciónde comandante o superior no está referida exclusivam<strong>en</strong>tea una posición de jure sino a todo aquel que t<strong>en</strong>ga un controlefectivo sobre qui<strong>en</strong>es son acusados de haber cometido las violaciones.3632Toda la jurisprud<strong>en</strong>cia del Tribunal puede ser consultada <strong>en</strong> el sitiohttp://www.un.org/icty/tadic. Asimismo: MERON, T: War crimes in Yugoslaviaand the developm<strong>en</strong>t of international law, AJIL, 1994, p. 70.33GUTIÉRREZ POSSE, HORTENSIA D.T., op.cit.id.34The Prosecutor v. Draz<strong>en</strong> Erdemovic, case N° IT-96-22-T, S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cingJudgem<strong>en</strong>t, 29-XI-1996.35The Prosecutor v. Zejnil Delalic et. al., Caso N° IT-96-21, Judgem<strong>en</strong>t,16-XI-1998.36The Prosecutor v. Tihomir Blaskic, Case Nº IT-95-14-T, Judgem<strong>en</strong>t, 3-III-2000.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 27-no sólo sobre qui<strong>en</strong> haya cometido los crím<strong>en</strong>es sino tambiénsobre qui<strong>en</strong> –sin haber participado <strong>en</strong> la ejecución- los planeóo ayudó a planearlos, prepararlos o ejecutarlos. La ord<strong>en</strong> dellevar a cabo el crim<strong>en</strong> no necesariam<strong>en</strong>te ha de ser una ord<strong>en</strong>escrita sino que puede ser, aún, implícita 37-la ayuda no ha de traducirse necesariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un hechofísico sino que basta para configurarla el mero soporte moral aqui<strong>en</strong> comete el crim<strong>en</strong>, o al<strong>en</strong>tarlo para que lo realice, siempreque tal soporte o ali<strong>en</strong>to produzca un efecto sustancial sobrequi<strong>en</strong> está llevando a cabo el acto. 38La Responsabilidad Individual <strong>en</strong> el Tribunal para Ruanda: 39Los autores de crím<strong>en</strong>es están clasificados <strong>en</strong> cuatro categorías: 401. organizadores, planificadores, autoridades <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, asesinosque se hayan distinguido por su saña, y autores de torturassexuales, 2. autores o cómplices de homicidios voluntarios o deat<strong>en</strong>tados seguidos de muerte, 3. otros at<strong>en</strong>tados contra las personas,4. infracciones contra los bi<strong>en</strong>es y la propiedad.En virtud del artículo 9 de la ley orgánica, el fiscal g<strong>en</strong>eralante la Corte Suprema publicó una primera lista de 1.946 personasprovisionalm<strong>en</strong>te pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a la primera categoría.La clave del procedimi<strong>en</strong>to es la confesión: a cambio de unaconfesión completa el reo de las categorías segunda, tercera ycuarta puede b<strong>en</strong>eficiarse de una importante reducción de p<strong>en</strong>a,y el reo de la primera categoría también puede ser clasificado <strong>en</strong>la segunda, si no se ha publicado su nombre <strong>en</strong> la lista referida.37The Proscutor v. Anto Furundzija, Case N° IT-95-17/1T, Judgem<strong>en</strong>t,10-XII-1998.38The Procureur v. Jean-Paul Akayesu, ICTR-96-4-T, Jugem<strong>en</strong>t, 2-IX-1998.39Sitio <strong>en</strong> Internet: www.un.org/ictr40DUBOIS, OLIVIER, Las Jurisdicciones p<strong>en</strong>ales nacionales de Ruanda y elTribunal Internacional, <strong>en</strong> www.icrc.org/icrcspa.nsf


XV - 28DERECHOS HUMANOSLa Responsabilidad Individual <strong>en</strong> el Estatuto de la CPI: 41Mi<strong>en</strong>tras los Estatutos de los Tribunales Ad Hoc regulan laresponsabilidad individual <strong>en</strong> un sólo artículo, el Estatuto de laCorte P<strong>en</strong>al Internacional lo hace ext<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la Parte III,titulada “De los principios g<strong>en</strong>erales de derecho p<strong>en</strong>al”: Art.25Responsabilidad p<strong>en</strong>al individual, Art. 26 Exclusión de los m<strong>en</strong>oresde 18 años de la compet<strong>en</strong>cia de la Corte, Art. 27 Improced<strong>en</strong>cia delcargo oficial, Art. 28 Responsabilidad de los jefes y otros superiores,Art. 30 Elem<strong>en</strong>to de int<strong>en</strong>cionalidad, Art. 31 Circunstanciasexim<strong>en</strong>tes de responsabilidad p<strong>en</strong>al, Art. 32 Error de hecho o errorde derecho, Art. 33 Órd<strong>en</strong>es superiores y disposiciones legales.Este cuerpo legal es complem<strong>en</strong>tado por otros dos ext<strong>en</strong>sos instrum<strong>en</strong>tos-“Elem<strong>en</strong>tos de los Crím<strong>en</strong>es” y “Reglas de Procedimi<strong>en</strong>toy Prueba”-, 42 lo que constituye <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral una regulaciónfarragosa y quizás demasiado exhaustiva, al punto que puedeafirmarse que avanza sobre materias que debieron ser objeto dela jurisprud<strong>en</strong>cia posterior del Tribunal. La motivación de éstapuntillosa casuística puede <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong> la desconfianza de losEEUU fr<strong>en</strong>te a la institución a crearse, a más de la tradiciónpropia de los sistemas jurídicos del Common Law fr<strong>en</strong>te a lossistemas orgánicos de los países de derecho contin<strong>en</strong>tal o CivilLaw.De las normas citadas del Estatuto pued<strong>en</strong> derivarse las sigui<strong>en</strong>tesreglas jurídicas:-Será responsable por crím<strong>en</strong>es de compet<strong>en</strong>cia de la Cortequi<strong>en</strong>, actuando con int<strong>en</strong>ción y conocimi<strong>en</strong>to de los elem<strong>en</strong>tosmateriales del crim<strong>en</strong> (art.30), cometa, ord<strong>en</strong>e, proponga o in-41Sitio <strong>en</strong> Internet de la Corte P<strong>en</strong>al Internacional: http://www.un.org./icc42Informe de la Comisión Preparatoria de la Corte P<strong>en</strong>al Internacional,Proyecto de texto definitivo de las Reglas de Procedimi<strong>en</strong>to y Prueba, 12 dejulio de 2000: http://www.un.org/law/icc/statuterules/rulefra.htm,yhttp://www.iccnow.org/espanol/org_interg/onu/prep_com/reg_proc_prue.pdf . Asimismo, Informe de la Comisión Preparatoria de laCorte P<strong>en</strong>al Internacional, Proyecto de texto definitivo de los Elem<strong>en</strong>tos de losCrím<strong>en</strong>es: http://www.iccnow.org/espanol/org_interg/onu/prep_com/elem_crim.pdf


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 29duzca, sea cómplice o <strong>en</strong>cubridor o incurra <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tativa, o contribuyade algún modo <strong>en</strong> la comisión o <strong>en</strong> la t<strong>en</strong>tativa, o <strong>en</strong>actos que supongan un paso importante para su ejecución, aunqueel crim<strong>en</strong> no se consume (art.26), o por actos de personasbajo su mando o autoridad y control efectivo (aunque no seamilitar), siempre que hubiese sabido o hubiese debido saber queestaban cometi<strong>en</strong>do crím<strong>en</strong>es, y no hubiere adoptado todas lasmedidas necesarias y razonables a su alcance para prev<strong>en</strong>irlos(art.28), incluyéndose expresam<strong>en</strong>te la responsabilidad del Jefede Estado o de Gobierno, miembro de un gobierno o parlam<strong>en</strong>to,repres<strong>en</strong>tante elegido o funcionario de gobierno (art.27), yactuando como exim<strong>en</strong>tes de responsabilidad la <strong>en</strong>fermedad,defici<strong>en</strong>cia m<strong>en</strong>tal o intoxicación que impidan apreciar la ilicitudde la conducta, o como consecu<strong>en</strong>cia de coacción dimanante deuna am<strong>en</strong>aza inmin<strong>en</strong>te de muerte o lesiones corporales gravespara él u otra persona (art.31), y el error de hecho o de derecho,si hac<strong>en</strong> desaparecer el elem<strong>en</strong>to de int<strong>en</strong>cionalidad (art.32).En cuanto a la cuestión de las Órd<strong>en</strong>es Superiores, el Estatutoconti<strong>en</strong>e una curiosa disposición:Art.33:1. Qui<strong>en</strong> hubiere cometido un crim<strong>en</strong> de la compet<strong>en</strong>cia de laCorte <strong>en</strong> cumplimi<strong>en</strong>to de una ord<strong>en</strong> emitida por un gobierno oun superior, sea militar o civil, no será eximido de responsabilidadp<strong>en</strong>al a m<strong>en</strong>os que:a) Estuviere obligado por ley a obedecer órd<strong>en</strong>es emitidas porel gobierno o el superior de que se trate;b) No supiera que la ord<strong>en</strong> era ilícita; yc) La ord<strong>en</strong> no fuera manifiestam<strong>en</strong>te ilícita.2. A los efectos del pres<strong>en</strong>te artículo, se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derá que las órd<strong>en</strong>esde cometer g<strong>en</strong>ocidio o crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad son manifiestam<strong>en</strong>teilícitas.Como la compet<strong>en</strong>cia de la Corte se exti<strong>en</strong>de a G<strong>en</strong>ocidio, Crím<strong>en</strong>esde lesa humanidad, crím<strong>en</strong>es de guerra y crim<strong>en</strong> de agresión(art.5), la combinación de los incisos 1.c.) y 2 restringe laaplicabilidad de ésta exim<strong>en</strong>te a los crím<strong>en</strong>es de guerra, <strong>en</strong> el


XV - 30DERECHOS HUMANOSmarco de un conflicto armado (el crim<strong>en</strong> de agresión aún no estáregulado). Así, <strong>en</strong> el caso de Crim<strong>en</strong> de Guerra, qui<strong>en</strong> actuare <strong>en</strong>cumplimi<strong>en</strong>to de una ord<strong>en</strong> no será eximido de responsabilidad,salvo que estuviere obligado por ley a obedecer órd<strong>en</strong>es, con lo quela regla queda vaciada de s<strong>en</strong>tido: basta el dictado de una leypara sortear la norma.3.3 Ámbito Temporal:La aplicación de la ley p<strong>en</strong>al <strong>en</strong> el tiempo pone <strong>en</strong> juego doscuestiones: a) irretroactividad de la ley p<strong>en</strong>al, y b) imprescriptibilidadde crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad. 43a) Irretroactividad de la Ley P<strong>en</strong>al:El principio nulla po<strong>en</strong>a sine lege ha sido invocado reiteradam<strong>en</strong>tecomo obstáculo para el juzgami<strong>en</strong>to de crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad.Sin embargo, la prohibición de reglas ex post facto no es aplicable<strong>en</strong> el ámbito del Derecho Internacional, y específicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el casode éstos delitos.Como sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> ABREGÚ y DULITZKY “es ridículo exigirle al DerechoP<strong>en</strong>al Internacional que se maneje con un principio de legalidadidéntico al de los derechos locales. KELSEN resalta la difer<strong>en</strong>ciacon suma claridad: «el Derecho Internacional G<strong>en</strong>eral noprohíbe -como lo hac<strong>en</strong> algunas legislaciones locales- lapromulgación de normas con fuerza retroactiva» (KELSEN, 1965).” 4443Amnesty Internacional: Catorce Principios Fundam<strong>en</strong>tales sobre elEjercicio Eficaz de la Jurisdicción Internacional:3. Aus<strong>en</strong>cia de inmunidad por delitos cometidos <strong>en</strong> el pasado. Los cuerposlegislativos nacionales deb<strong>en</strong> garantizar que sus tribunales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> compet<strong>en</strong>ciarespecto de los delitos graves compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> el derecho internacionalindep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de cuándo se hayan cometido.4. Imprescriptibilidad. Los cuerpos legislativos nacionales garantizaránque no se impone ningún plazo a la obligación de procesar a una personaresponsable de delitos graves compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> el derecho internacional.44ABREGÚ MARTÍN/ DULITSKY ARIEL; Las leyes ex post facto y la imprescriptibilidadde los crim<strong>en</strong>es internacionales como normas de derecho internacionala ser aplicadas <strong>en</strong> el derecho interno, Lecciones y Ensayos, nro 60/61, 1994, p.126.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 31En éste s<strong>en</strong>tido, debe t<strong>en</strong>erse por configurado el principio d<strong>en</strong>o aplicación del principio de legalidad ,45 <strong>en</strong> el caso de crím<strong>en</strong>esde lesa humanidad. O, mejor aún, corresponde reconocer el Principiode Legalidad Internacional, que se expresa <strong>en</strong> la fórmulanullum crim<strong>en</strong> sine iure: las incriminaciones deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er bas<strong>en</strong>ormativa, aunque las p<strong>en</strong>as no estén formuladas de maneraexplícita.Lo expuesto no implica escándalo jurídico alguno, ni violaciónde ninguna tradición jurídica: el sistema jurídico internacionalse <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra edificado sobre el m<strong>en</strong>tado principio, establecido porprimera vez <strong>en</strong> la Declaración Universal de los <strong>Derechos</strong> del Hombre:“nadie será cond<strong>en</strong>ado por actos u omisiones que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>tode cometerse no fueran delictivos según el Derecho Nacionale Internacional.” (art.11 ap.II). Dicho de otro modo: lairretroactividad de la ley p<strong>en</strong>al es una premisa política del EstadoLiberal, que es dejada de lado <strong>en</strong> caso de crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad.En efecto, el principio de irretroactividad de la ley p<strong>en</strong>al debeser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido a la luz de las normas internacionales: 46El art.9 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana de <strong>Derechos</strong> Humanos -titulado Principio de Legalidad y de Retroactividad-- dice: “Nadiepodrá ser cond<strong>en</strong>ado por acciones u omisiones que <strong>en</strong> el mo-45ABREGÚ MARTÍN/ DULITSKY ARIEL¸ op.cit, p.130. Afirman éstos autores que“existe <strong>en</strong> el ámbito del Derecho Internacional una regla por la que laprohibición de normas ex post facto no le es aplicable a este Derecho, comoconsecu<strong>en</strong>cia de su cualidades específicas. Esa costumbre internacional hasido recogida por algunos tratados internacionales, lo que obviam<strong>en</strong>te no lequita calidad de disposición consuetudinaria, debido a que el Derecho Internacionaladmite la pluralidad de fu<strong>en</strong>tes para una misma norma”; op.cit.id.46Declaración sobre los principios fundam<strong>en</strong>tales de justicia para lasvíctimas de delitos y del abuso del poder (adoptada por la Asamblea G<strong>en</strong>eral<strong>en</strong> su resolución 40/34, del 29 de noviembre de 1985):B-Víctimas del abuso del poder:18. Se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derá por «víctimas» las personas que individual o colectivam<strong>en</strong>te,hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o m<strong>en</strong>tales, sufrimi<strong>en</strong>toemocional, pérdida financiera o m<strong>en</strong>oscabo sustancial de sus derechosfundam<strong>en</strong>tales, como consecu<strong>en</strong>cia de acciones u omisiones que nollegu<strong>en</strong> a constituir violaciones del derecho p<strong>en</strong>al nacional, pero viol<strong>en</strong>normas internacionalm<strong>en</strong>te relativas a los derechos <strong>humanos</strong>.-


XV - 32DERECHOS HUMANOSm<strong>en</strong>to de cometerse no fueran delictivas según el derecho aplicable...”.¿Qué significan éstas últimas palabras?. La reproducciónde los artículos equival<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong>Civiles y Políticos y <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Europea arroja luzsobre el asunto.El art.15 del primer docum<strong>en</strong>to dice: “Nadie será cond<strong>en</strong>adopor actos u omisiones que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de cometerse no fuer<strong>en</strong>delictivos según el derecho nacional e internacional:” 47 es decir,no basta que la acción no sea delictiva <strong>en</strong> el derecho nacional,tampoco ti<strong>en</strong>e que serlo según el derecho internacional. Y <strong>en</strong> el47La República Arg<strong>en</strong>tina formuló la sigui<strong>en</strong>te Reserva: “El GobiernoArg<strong>en</strong>tino manifiesta que la aplicación del apartado segundo del art.15 delPacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos deberá estar sujeto alprincipio establecido <strong>en</strong> el art.18 de nuestra Constitución Nacional.” Sinembargo, la Arg<strong>en</strong>tina no formuló reserva alguna al art.11 de la DUDH, loque es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dible: la Declaración Universal no es susceptible de reservas.Asimismo, existe doctrina y jurisprud<strong>en</strong>cia que ha s<strong>en</strong>tado lainaplicabilidad del art.18 <strong>en</strong> caso de crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad, <strong>en</strong> virtudde la remisión al Derecho de G<strong>en</strong>tes operada por el art.118. Así, ABREGÚ yDULITZKY sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que “el art.118 establece una remisión expresa al DerechoInternacional <strong>en</strong> materia de delitos o crím<strong>en</strong>es contra el Derecho deG<strong>en</strong>tes. Por <strong>en</strong>de, <strong>en</strong> estos supuestos, el Derecho P<strong>en</strong>al Internacional ingresaa nuestro Derecho Interno con todas las cualidades y consecu<strong>en</strong>cias(restricción del principio de legalidad, imprescriptibilidad de crím<strong>en</strong>es contrala humanidad, etc.);” op.cit., p.144. Afirman asimismo que “Al derechode g<strong>en</strong>tes, receptado por nuestro ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to interno, por la previsiónnormativa del art.118, debemos aplicarlo <strong>en</strong> todos aquellos casos <strong>en</strong> los qu<strong>en</strong>os <strong>en</strong>contramos fr<strong>en</strong>te a crím<strong>en</strong>es internacionales, de manera de no suponerque la remisión al Derecho de g<strong>en</strong>tes que hace la Constitución hasido «inútilm<strong>en</strong>te usada o agregada y (debe) rechazarse como superflua osin s<strong>en</strong>tido» (Fallos, 92: 334),” op.cit., p.154.En el mismo s<strong>en</strong>tido, la Sala II de la Cámara Federal sostuvo: «el art.18de la Constitución Nacional no resulta aplicable <strong>en</strong> el ámbito del derechop<strong>en</strong>al internacional. Y ésta afirmación surge de la preemin<strong>en</strong>cia del Derechode G<strong>en</strong>tes establecido por el art.118 de la Constitución Nacional” (Causanro 19.580 “Incid<strong>en</strong>te de apelación <strong>en</strong> autos Scagliusi, Claudio Gustavopor privación ilegal de la libertad personal,” Jdo Fed.Nro.11, Sec.Nro.21,Registro nro 20.725).Finalm<strong>en</strong>te, cabe t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que el Comité de <strong>Derechos</strong> Humanoscreado por el Pacto de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos de la O.N.U., sostuvo confecha 3 de noviembre de 2000, <strong>en</strong> relación al caso arg<strong>en</strong>tino, que las violacionesgraves de los derechos civiles y políticos perpetradas durante elgobierno militar “... deb<strong>en</strong> ser perseguibles durante todo el tiempo necesa-


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 33inciso 2 agrega: “Nada de lo dispuesto <strong>en</strong> este artículo se opondráal juicio ni a la cond<strong>en</strong>a de una persona por actos u omisionesque, <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de cometerse, fueran delictivos según los principiosg<strong>en</strong>erales del derecho reconocidos por la comunidad internacional”.Por su parte, el art. 7 de la Conv<strong>en</strong>ción Europea dice: “Nadiepodrá ser cond<strong>en</strong>ado por una acción o una omisión que, <strong>en</strong> elmom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que haya sido cometida, no constituya una infracciónsegún el derecho nacional o internacional...” Y <strong>en</strong> el inc.2.añade: “El pres<strong>en</strong>te artículo no impedirá el juicio o la p<strong>en</strong>a de unapersona culpable de una acción o de una omisión que, <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>tode su comisión, constituía delito según los principios g<strong>en</strong>eralesdel derecho reconocidos por las naciones civilizadas”.El significado de la locución “según el derecho aplicable” (Conv<strong>en</strong>ciónAmericana) es <strong>en</strong>tonces según el derecho nacional o internacional.Lo expuesto es indubitable porque el propio Presid<strong>en</strong>tede la Comisión Redactora del Pacto de San José de CostaRica lo dejó s<strong>en</strong>tado a la época de sanción del instrum<strong>en</strong>to: dijoque no era necesario reproducir el texto de los docum<strong>en</strong>tos citadosporque la expresión “el derecho aplicable” lo compr<strong>en</strong>de todo:derecho nacional e internacional.La prohibición de toda legislación retroactiva debe <strong>en</strong>tonces<strong>en</strong>marcarse “<strong>en</strong> el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de que los principios g<strong>en</strong>eralesdel derecho, reconocidos por la comunidad de naciones, son sufici<strong>en</strong>tespara que un acto u omisión sean reconocidos comodelictivos.” 48Por último, la tipicidad debe configurarse “<strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to decometerse” los actos, límite temporal que clausura la posibilidadrio y con toda la retroactividad necesaria para lograr el <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>to desus autores” (Observaciones finales del Comité de <strong>Derechos</strong> Humanos:Arg<strong>en</strong>tina, de 3 de noviembre 2000, docum<strong>en</strong>to de las Naciones UnidasCCPR/CO/70/ARG, párrafo 9).48VASAK, KAREL, Las Dim<strong>en</strong>siones Internacionales de los <strong>Derechos</strong> Humanos,Ed.Serbal/Unesco, Barcelona, 1984, Vol I, p.228. Sin embargo, el Estatutode la Corte P<strong>en</strong>al Internacional no recoge el m<strong>en</strong>cionado principio: elart.24.1 dispone que “nadie será p<strong>en</strong>alm<strong>en</strong>te responsable de conformidadcon el pres<strong>en</strong>te Estatuto por una conducta anterior a su <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vigor.”


XV - 34DERECHOS HUMANOSde cualquier amnistía ulterior. La Comisión Interameracana de<strong>Derechos</strong> Humanos se ha pronunciado sobre este tópico <strong>en</strong> unadecisión sobre la ley de amnistía <strong>en</strong> Chile. El Estado chil<strong>en</strong>o afirmóque la derogatoria del Decreto Ley de amnistía no surtiríaefectos contra los responsables de las violaciones debido al principiode la irretroactividad de la ley p<strong>en</strong>al contemplado <strong>en</strong> el artículo9 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana y 19 (3) de la Constitución deChile. A lo cual, la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanosobservó que:“el principio de irretroactividad de la ley que consiste <strong>en</strong> qu<strong>en</strong>adie puede ser cond<strong>en</strong>ado retroactivam<strong>en</strong>te por acciones uomisiones que al mom<strong>en</strong>to de cometerse no fueran delictivassegún el derecho aplicable, no podría ser invocado por losamnistiados por cuanto al mom<strong>en</strong>to de cometerse los hechosimputados se hallaban tipificados y p<strong>en</strong>ados por la ley chil<strong>en</strong>avig<strong>en</strong>te”. 49La cuestión de la retroactividad <strong>en</strong> los Juicios de Nüremberg:Como la figura crím<strong>en</strong>es contra la humanidad nació vinculada ala de crím<strong>en</strong>es de guerra, 50 el Tribunal estableció un límitetemporal a su compet<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> función de ese nexo. Los crím<strong>en</strong>escometidos con posterioridad al 1-09-39 estaban indisolublem<strong>en</strong>teconexos con la guerra de agresión nacional-socialista, mi<strong>en</strong>tras quelos cometidos con anterioridad a esa fecha carecían de ese vínculoy quedaban fuera de su compet<strong>en</strong>cia.La def<strong>en</strong>sa de los inculpados planteó la excepción propia delaforismo nullum crim<strong>en</strong> nulla po<strong>en</strong>a sine lege, argum<strong>en</strong>to quefue rechazado por el Tribunal con fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que no podíaexistir duda alguna de que los acusados estaban actuando <strong>en</strong> violaciónal derecho internacional. Así, rechazó que la Cuarta Conv<strong>en</strong>ciónde La Haya de 1907 no les fuera aplicable por no serparte <strong>en</strong> la misma, y dijo que las disposiciones de esa conv<strong>en</strong>ción49Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, Informe N°133/99,Caso 11.725, Carmelo Soria Espinoza (Chile), 19 de noviembre de 1999,párrafo 76.50Ver supra, 3.1.b


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 35ya habían sido reconocidas por todas las naciones civilizadas <strong>en</strong>el año 1939 y eran <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didas como declaratorias de las leyes ycostumbres de guerra. 51El principal argum<strong>en</strong>to, <strong>en</strong>tonces, para sost<strong>en</strong>er que el derechode Nuremberg no fue retroactivo es el carácter vinculante delderecho internacional consuetudinario, que ya estaba <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>ciacon anterioridad a los hechos bajo juzgami<strong>en</strong>to.En el caso Altsoetter, 52 conocido como “Caso de la Justicia”pues los acusados habían participado <strong>en</strong> la estructura judicial delrégim<strong>en</strong>, el tribunal señaló que el derecho internacional:“..no es producto de una ley (Statute). Su cont<strong>en</strong>ido no esestático. La aus<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el mundo de un cuerpo gubernam<strong>en</strong>talautorizado para erigir reglas sustantivas de derecho internacionalno ha impedido el desarrollo progresivo de dicho derecho.”“..la circunstancia que dota a los principios de la conductainternacional con la dignidad y autoridad de la ley, es su aceptacióng<strong>en</strong>eral como tal por las naciones civilizadas, las cuales manifiestanesta aceptación por medio de tratados internacionales,conv<strong>en</strong>ciones, textos doctrinarios de autoridad, las prácticas ylas decisiones judiciales.”“..sería un absurdo sugerir que la regla ex post facto, tal como esconocida por los estados constitucionales, podría ser aplicada aun tratado, a una costumbre, o a una decisión del common law deun tribunal internacional, o a la aquiesc<strong>en</strong>cia internacional quesigue a tal ev<strong>en</strong>to. Haber int<strong>en</strong>tado aplicar el principio ex postfacto a la decisión judicial de un tribunal del common law podríahaber significado ahogar la ley <strong>en</strong> su nacimi<strong>en</strong>to”.Y <strong>en</strong> la acusación del fiscal Robert H. Jackson ante el TribunalMilitar <strong>en</strong> la audi<strong>en</strong>cia del 21 de noviembre de 1945, al referirseal fundam<strong>en</strong>to jurídico del proceso, se afirma: 5351ZUPPI, ALBERTO, op.cit., p.52.52ZUPPI, ALBERTO: La Prohibición “Ex Post Facto” y los Crím<strong>en</strong>es contra laHumanidad (ED 131-765, p.767).53MATTAROLLO, RODOLFO, La Jurisprud<strong>en</strong>cia Arg<strong>en</strong>tina Reci<strong>en</strong>te y los Crím<strong>en</strong>esde Lesa Humanidad, <strong>en</strong>: http://www.abogarte.com.ar/mattarollo2.htm


XV - 36DERECHOS HUMANOS“ Los acusados t<strong>en</strong>ían (…) pl<strong>en</strong>o conocimi<strong>en</strong>to del caráctercriminal de sus actos, y por eso se esforzaron por disimular susinfracciones."“El cuarto cargo está basado <strong>en</strong> los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad,<strong>en</strong>tre los cuales se incluye sobre todo los asesinatos masivos, asangre fría, de innumerables seres <strong>humanos</strong>. ¿Puede sorpr<strong>en</strong>dera los acusados que el asesinato sea tratado como un crim<strong>en</strong>?”“Puede decirse que ésta es una nueva ley, que no fue promulgadaválidam<strong>en</strong>te antes de la comisión de los actos que sanciona, y queesta declaración de la ley los ha tomado por sorpresa. No puedonegar, por supuesto, que estos hombres están sorpr<strong>en</strong>didos deque esto sea la ley; están sorpr<strong>en</strong>didos de que exista una cosa talcomo la ley.”La cuestión de la retroactividad <strong>en</strong> los Casos sobre Pinochet:En las dos s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias dictadas por la Cámara de los Lores, lacuestión de la retroactividad tuvo distintas soluciones. En elprimer pronunciami<strong>en</strong>to se consideró que las conv<strong>en</strong>ciones contrala Tortura y contra la Toma de Reh<strong>en</strong>es eran aplicables al caso, aúncuando se tratara de hechos anteriores a su ratificación por GranBretaña; <strong>en</strong> el segundo, que las leyes inglesas que las establecíanno estaban <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia al mom<strong>en</strong>to de t<strong>en</strong>er lugar los hechos. Lasegunda s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia estableció un límite temporal a la responsabilidadcriminal: Pinochet sólo puede ser juzgado por los crím<strong>en</strong>esperpetrados después de setiembre de 1988. Se consideró que conanterioridad a esa fecha, las torturas cometidas fuera del ReinoUnido no estaban tipificadas como delito ni podían ser juzgadas porlos tribunales británicos, y por tanto no gozaban de la consideraciónde crím<strong>en</strong>es extraditables. Debe t<strong>en</strong>erse muy especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>ta que se trata de un ord<strong>en</strong> jurídico impermeable al derechointernacional.Quedan para la historia los s<strong>en</strong>cillos -y contund<strong>en</strong>tes- argum<strong>en</strong>tosde la primera s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. 5454-LORD LLOYD: “Se alegó que la tortura y la toma de reh<strong>en</strong>es recién seconvirtieron <strong>en</strong> delitos extraditables después de 1988 (tortura) y 1982 (toma


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 37La cuestión de la retroactividad <strong>en</strong> el Tribunal Ad Hoc para laEx Yugoslavia y Ruanda:En el caso Jelicic, 55 acusado de G<strong>en</strong>ocidio, el Tribunal para la ExYugoslavia fundó la aplicabilidad de la Conv<strong>en</strong>ción de 1948 para laPrev<strong>en</strong>ción y la Sanción del Delito de G<strong>en</strong>ocidio <strong>en</strong> el derechointernacional consuetudinario y <strong>en</strong> la naturaleza de ius cog<strong>en</strong>s dela prohibición de cometer tal crim<strong>en</strong>, citando las decisiones de laCorte Internacional de Justicia <strong>en</strong> la opinión consultiva sobre lasReservas a la Conv<strong>en</strong>ción para la Prev<strong>en</strong>ción y la Sanción delDelito de G<strong>en</strong>ocidio, 56 y <strong>en</strong> el caso de la Barcelona Traction, Lightand Power Company, Ltd. 57Asimismo, el Tribunal dejó s<strong>en</strong>tado que la fórmula “Otros actosin<strong>humanos</strong>” (art.5 inc.1), no implica violación del principionulla po<strong>en</strong>a sine lege ni de la prohibición de crear tipos p<strong>en</strong>alespor analogía, por cuanto la fu<strong>en</strong>te positiva de éstos delitos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra<strong>en</strong> diversos instrum<strong>en</strong>tos internacionales complem<strong>en</strong>tarios.58de reh<strong>en</strong>es), ya que ni la sección 134 de la Ley de Justicia P<strong>en</strong>al de 1988, nila sección 1 de la Ley sobre Toma de Reh<strong>en</strong>es ti<strong>en</strong><strong>en</strong> carácter retroactivo.Pero estoy de acuerdo con el Tribunal de División <strong>en</strong> cuanto a que esteargum<strong>en</strong>to es defectuoso. Involucra una mala interpretación de la sección2 de la ley de Extradición. La sección 2 (1) se refiere a una conducta queconstituiría un delito <strong>en</strong> el Reino Unido ahora. No se refiere a una conductaque habría constituído un delito <strong>en</strong>tonces.”-LORD NICHOLS:“...la evolución del derecho internacional a partir de lasegunda guerra justifica la conclusión de que, para la época del golpe deestado de 1973, y ciertam<strong>en</strong>te a partir de <strong>en</strong>tonces, el derecho internacionalcond<strong>en</strong>ó el g<strong>en</strong>ocidio, la tortura, la toma de reh<strong>en</strong>es y los crím<strong>en</strong>escontra la humanidad...”.Además, <strong>en</strong> la segunda s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, LORD MILLET sostuvo que el derechoconsuetudinario internacional es parte del common law inglés, y por ello latortura ya era punible antes de la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> vigor de la Criminal JusticeAct 1988. Ver: AMBOS, KAI, El Caso Pinochet y el Derecho Aplicable, <strong>en</strong>Revista P<strong>en</strong>al, No.4, 1999, Ed. Praxis, asimismo, Impunidad y DerechoP<strong>en</strong>al Internacional, Editorial Ciedla, 1997, p.314.55The Prosecutor v. Goran Jelisic, Case N° IT-95-10-T, Judgem<strong>en</strong>t, 14-XII-1999.56C.I.J., Recueil 1951, p.2357C.I.J., Bélgica c. España, Recueil 1970, p.3258The Prosecutor v. Zoran Kupreskic et. al., Case N° IT-95-16-T,Judgem<strong>en</strong>t, 14-I-2000. Ver: GUTIÉRREZ POSSE/ HORTENSIA D.T., La contribución


XV - 38DERECHOS HUMANOSEl Tribunal P<strong>en</strong>al Internacional para Ruanda se pronunció <strong>en</strong>el mismo s<strong>en</strong>tido <strong>en</strong> los casos Akayesu 59 y Kayishema. 60b) Imprescriptibilidad de Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad:¿Cuál es el orig<strong>en</strong> de la m<strong>en</strong>tada imprescriptibilidad?, ¿ti<strong>en</strong>esust<strong>en</strong>to normativo?, ¿las normas sobre imprescriptibilidad operanretroactivam<strong>en</strong>te, o a partir de su ratificación por los Estados?,¿implican acaso escándalo jurídico, o violación de garantíaselem<strong>en</strong>tales?.Com<strong>en</strong>zando por el último interrogante, debemos hacer notarque no todos los países contemplan la prescripción como causa deextinción de la acción p<strong>en</strong>al, y no todos la prevén para los mismosdelitos, <strong>en</strong>contrándose algunos de ellos excluídos su alcance: noes una exig<strong>en</strong>cia de derecho sustancial. 61La imprescriptibilidad surge históricam<strong>en</strong>te como int<strong>en</strong>to deevitar la impunidad de los crím<strong>en</strong>es cometidos durante la SegundaGuerra Mundial, como consecu<strong>en</strong>cia de un vasto movimi<strong>en</strong>tode opinión mundial que, a partir de la década del 60, com<strong>en</strong>zó abregar para que no se aplicaran los plazos de prescripción común<strong>en</strong> tales supuestos. Nace <strong>en</strong>tonces como norma de Derecho ConsuetudinarioInternacional -o bi<strong>en</strong> como Principio de Derechode la jurisprud<strong>en</strong>cia de los tribunales p<strong>en</strong>ales internacionales a la evolucióndel ámbito material del derecho internacional humanitario -los crím<strong>en</strong>esde guerra, los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad y el g<strong>en</strong>ocidio-, la responsabilidadp<strong>en</strong>al individual. En: www.icrc.org/icrcspa.59Le Procureur v. Jean-Paul Akayesu, ICTR-96-4-T, Jugem<strong>en</strong>t, 2-IX-1998.60Le Procureur v. Clém<strong>en</strong>t Kayishema et Obed Ruzindana, ICTR-95-1-T,Jugem<strong>en</strong>t et S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ce, 21-V-1999.61“Simón, Julio Héctor y otros, s/ privación ilegítima de la libertad” (Causanro S.C.S.17.768, Caso Poblete) : “La prescripción de los crím<strong>en</strong>es noconstituye un derecho es<strong>en</strong>cial de la persona y mucho m<strong>en</strong>os del criminalacusado e incluso cond<strong>en</strong>ado; no constituye una exig<strong>en</strong>cia de la justiciamisma, consagrada g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las instituciones de los países civilizados,constituye una práctica de oportunidad convertida <strong>en</strong> norma <strong>en</strong> épocasque a m<strong>en</strong>udo son reci<strong>en</strong>tes” (Grav<strong>en</strong>, “Les crimes contre l’humanitépeuv<strong>en</strong>t-ils bénéficiers de la prescription?,” Revue P<strong>en</strong>ale Suisse, t. 81,Pasc. 2, 1965, citado por FERMÉ, L., op. cit., p. 42).


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 39Internacional g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te reconocido, 62 que posteriorm<strong>en</strong>te cristaliza<strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción sobre la Imprescriptibilidad de los Crím<strong>en</strong>esde Guerra y de los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad, aprobadapor la Asamblea G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas el 26 de noviembrede 1968. 63 La secu<strong>en</strong>cia histórica es la sigui<strong>en</strong>te: <strong>en</strong> primertérmino, la norma consuetudinaria, <strong>en</strong> segundo término, la normaconv<strong>en</strong>cional. Lo expuesto es importante, porque implica quela regla se aplica con anterioridad a la ratificación de la Conv<strong>en</strong>ción,e incluso a países que no la ratificaron.En efecto, la Conv<strong>en</strong>ción no legisla ex novo, sino que afirmauna regla que ya estaba vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Derecho de G<strong>en</strong>tes. Estosurge de su Preámbulo, <strong>en</strong> tanto reconoce “que es necesario yoportuno afirmar el principio de la imprescriptibilidad de los crím<strong>en</strong>esde guerra y de los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad y asegurarsu aplicación universal”: se introdujo el verbo “afirmar” <strong>en</strong> reemplazodel verbo “<strong>en</strong>unciar” que cont<strong>en</strong>ía el proyecto original. 6462En éste s<strong>en</strong>tido, ABREGÚ y DULITZKY sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ...no podemos afirmarque <strong>en</strong> éste mom<strong>en</strong>to exista una norma internacional que regule talimprescriptibilidad, que t<strong>en</strong>ga como base la costumbre o una obligacióncontractual....La no consolidación de una costumbre y la falta de una obligacióncontractual no son elem<strong>en</strong>tos sufici<strong>en</strong>tes pra inferir la aus<strong>en</strong>cia deuna norma de Derecho Internacional que prevea tal imprescriptibilidad.Por el contrario, exist<strong>en</strong> manifestaciones coincid<strong>en</strong>tes que permit<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>erque la imprescriptibilidad de los crím<strong>en</strong>es internacionales es «un principiode Derecho Internacional g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te reconocido.” Este es el casode los diversos tratados que prevén la imprescriptilidad de los crím<strong>en</strong>esinternacionales. En idéntico s<strong>en</strong>tido se ha manifestado <strong>en</strong> varias oportunidadesla Asamblea G<strong>en</strong>eral de las Naciones Unidas. Otros ejemplos son eltrabajo que vi<strong>en</strong>e realizando la Comisión de Derecho Internacional <strong>en</strong> favorde tal empresa y la consideración por parte de los Estados, que handebido juzgar éste tipo de crím<strong>en</strong>es como imprescriptibles. Todos estoshechos y prácticas vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a atestiguar <strong>en</strong> favor del reconocimi<strong>en</strong>to de laimprescriptibilidad. Esta conflu<strong>en</strong>cia de elem<strong>en</strong>tos de distinta naturaleza(contractual, consuetudinaria, prácticas estaduales) demuestra que la comunidadinternacional ha configurado a este tipo de delitos como de imposibleprescripción” (op.cit., p.138).63Conv<strong>en</strong>ción sobre la Imprescriptibilidad de los Crím<strong>en</strong>es de Guerra yde los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad, aprobada por ley Nº 24.584, Decretode Adhesión nro 579/2003 del 8 de agosto de 2003, publicado <strong>en</strong> el BoletínOficial con fecha 13 de agosto de 2003.64Al respecto, VINUESA afirma: “Se ha sost<strong>en</strong>ido que la imprescriptibilidadde los crím<strong>en</strong>es de guerra hace a la naturaleza misma de esos crím<strong>en</strong>es que


XV - 40DERECHOS HUMANOSEl Artículo I de la Conv<strong>en</strong>ción expresa que los crím<strong>en</strong>es deguerra y los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad “...son imprescriptibles,cualquiera sea la fecha <strong>en</strong> que se hayan cometido....aun si esosactos no constituy<strong>en</strong> una violación del derecho interno del paísdonde fueron cometidos”, y el Artículo IV establece la obligaciónde los Estados Partes de adoptar las medidas legislativas o deotra índole que fueran necesarias para que la prescripción de laacción p<strong>en</strong>al o de la p<strong>en</strong>a no se aplique a los crím<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>cionados,y <strong>en</strong> caso de que exista, sea abolida.En forma coincid<strong>en</strong>te, el art. 29 del Estatuto de Roma de laCorte P<strong>en</strong>al Internacional, aprobado el 17 de julio de 1998, estableceque “Los crím<strong>en</strong>es de compet<strong>en</strong>cia de esta Corte no prescribirán”,principio reiterado <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Interamericana sobreDesaparición Forzada de Personas (art. VII). Asimismo, losPrincipios de Cooperación Internacional <strong>en</strong> la id<strong>en</strong>tificación,det<strong>en</strong>ción, extradición y castigo de los culpables de crím<strong>en</strong>es dede esta forma se difer<strong>en</strong>cian de los delitos comunes. En nuestro criterio, elreconocimi<strong>en</strong>to de esa imprescriptibilidad por parte de la Conv<strong>en</strong>ción del 26de Noviembre de 1968 sobre la imprescriptibilidad de los Crím<strong>en</strong>es de Guerray de los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad (Resolución de la AsambleaG<strong>en</strong>eral de la ONU No. 2391 (XXIII) no hace mas que reiterar el cont<strong>en</strong>idode una norma consuetudinaria que recoge la es<strong>en</strong>cia básica de normasaceptadas y reconocidas ya desde 1907, como leyes y costumbres de laguerra terrestre” (Cfr. VINUESA, RAÚL EMILIO, “La formación de la costumbre<strong>en</strong> el Derecho Internacional Humanitario,” Revista Internacional de la CruzRoja del 30 de julio de 1998. Ver: http://www.icrc.org/icrcspa). ].Asimismo, el Tribunal que cond<strong>en</strong>ó a Priebke (luego de que fueraextraditado por nuestro país), expresó <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del 10 de julio de1997 que: «...la imprescriptibilidad de los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad es unprincipio g<strong>en</strong>eral del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to internacional... la imprescriptibilidadno provi<strong>en</strong>e del conv<strong>en</strong>io de 1968 aprobado por la Asamblea G<strong>en</strong>eral de lasNaciones Unidas, porque éste no es sino una ‘consagración formal del principiode imprescriptibilidad de los crím<strong>en</strong>es <strong>en</strong> cuestión’. Es decir, la conv<strong>en</strong>ciónno hizo otra cosa que expresar un principio ya afirmado por elderecho internacional consuetudinario» (Cfr., “Dictam<strong>en</strong> auspiciado por laFAJP sobre la persecución por los tribunales españoles de los crím<strong>en</strong>escontra la humanidad cometidos por las dictaduras chil<strong>en</strong>a y arg<strong>en</strong>tina,”Madrid, 7 de octubre de 1998, elaborado por los catedráticos MERCEDES GARCÍAARÁN, HERNÁN ORMAZÁBAL, JUAN CARLOS FERRÉ OLIVÉ, JOSÉ RAMÓN SERRANO PIE DECASAS, DIEGO LÓPEZ GARRIDO, p. 20): cit <strong>en</strong> “Simón, Julio Héctor y otros, s/privación ilegítima de la libertad” (Causa nro S.C.S.17.768, Caso Poblete).


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 41guerra, o de crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad (Resolución 3074(XXVIII de la Asamblea G<strong>en</strong>eral, del 3 de diciembre de 1973),establec<strong>en</strong> que: “Los crím<strong>en</strong>es de guerra y los crím<strong>en</strong>es de lesahumanidad, dondequiera y cualquiera sea la fecha <strong>en</strong> que hayansido cometidos, serán objeto de una investigación, y las personascontra las que exist<strong>en</strong> pruebas de su culpabilidad <strong>en</strong> la comisiónde tales crím<strong>en</strong>es serán buscadas, det<strong>en</strong>idas, <strong>en</strong>juiciadas y, <strong>en</strong>caso de ser declaradas culpables, castigadas”.Dado su orig<strong>en</strong> consuetudinario -previo a la cristalización conv<strong>en</strong>cional-laimprescriptibilidad nació como una norma destinadaa ser aplicada ex post facto, existi<strong>en</strong>do amplio cons<strong>en</strong>so sobresu vocación retroactiva 65 Debe descartarse de plano el argum<strong>en</strong>toque limita la aplicación de la Conv<strong>en</strong>ción para los casos futuros,luego de su ratificación por los Estados, por una s<strong>en</strong>cilla razón deord<strong>en</strong> lógico: no puede afirmarse coher<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que un delito esimprescriptible a partir de determinado mom<strong>en</strong>to. Seráimprescriptible o no lo será: tertium non datus. Por lo demás, elderecho interno no puede recortar el cont<strong>en</strong>ido y alcance de normasinternacionales inderogables. 6665ABREGÚ-DULITZKY señalan que “El instituto de la imprescriptibilidad delos crím<strong>en</strong>es internacionales se relaciona directam<strong>en</strong>te con la limitación dela prohibición de normas ex post facto. Esto dicho, considerando que ambosinstitutos están muy ligados por una razón histórica: la positivización de laimprescriptibilidad de éstos crím<strong>en</strong>es está intimam<strong>en</strong>te ligada con la puniciónde las atrocidades que se cometieron durante la Segunda GuerraMundial. La imprescriptibilidad nació como una norma a ser aplicada expost facto y la mayoría de las veces que se apeló a ella fue como normapositiva que regiría con retroactividad” (op.cit., p.137).Asimismo, el Relator Especial de la Comisión de Derecho Internacionalde las Naciones Unidas, Sr. Doudou Thiam, sostuvo que ésta conv<strong>en</strong>ción esde «carácter simplem<strong>en</strong>te declarativo [… pues] las infracciones a que serefiere, al constituir crím<strong>en</strong>es por su naturaleza, son imprescriptibles cualquieraque sea la fecha <strong>en</strong> que se hayan cometido». (Informe sobre elproyecto de Código de crím<strong>en</strong>es contra la paz y la seguridad de la humanidad»,docum<strong>en</strong>to de las Naciones Unidas A/CN.4/398, de 11 de marzo de1986, párr. 172).66Así lo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió la Corte Suprema de Chile, al determinar que losConv<strong>en</strong>ios de Ginebra sobre Derecho Humanitario son aplicables con elefecto de hacer imprescriptibles e inadmistiables los delitos contemplados<strong>en</strong> sus normas. En efecto, el Tribunal dejó s<strong>en</strong>tado que “La ConstituciónPolítica de la República no fundam<strong>en</strong>ta la validez de la norma internacio-


XV - 42DERECHOS HUMANOSEn la jurisprud<strong>en</strong>cia Arg<strong>en</strong>tina, 67 la regla de imprescriptibilidadse aplicó como norma de Derecho de G<strong>en</strong>tes, 68 aún antes de laratificación por nuestro país de la Conv<strong>en</strong>ción respectiva. El primerpreced<strong>en</strong>te es el voto del Dr. LEOPOLDO SCHIFFRIN como miembrode la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata al resolverel pedido de extradición de Franz Josef Leo Schwammberger formuladopor la República Federal de Alemania (fallo del 30 deagosto de 1989, E.D. 135-326). El principio fue reiterado <strong>en</strong> elcaso Priebke (Fallos 318:2148), y sost<strong>en</strong>ido por ambas Salas de laCámara Federal, <strong>en</strong> los pronunciami<strong>en</strong>tos de fecha 9 de septiembrede 1999 in re “Massera s/excepciones” (Sala I, expte. 30514), 4de mayo de 2000 in re “Astiz, Alfredo s/nulidad” (Sala II, expte.16.071), y 4 de octubre de 2000 in re “Contreras Sepúlveda s/prescripción de la acción p<strong>en</strong>al” (Sala II, expte. 18.020).Asimismo, el Dictam<strong>en</strong> del Procurador G<strong>en</strong>eral de la Nación<strong>en</strong> la Causa “Simón, Julio Héctor y otros, s/ privación ilegítimade la libertad” (Causa nro S.C.S.17.768, Caso Poblete), dejó s<strong>en</strong>tadoque “la incorporación a nuestro ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico internode la Conv<strong>en</strong>ción de Imprescriptibilidad de Crím<strong>en</strong>es de Gu<strong>en</strong>al,sino sólo su aplicabilidad. La Constitución sólo es compet<strong>en</strong>te para daral Tratado el carácter de aplicable una vez aprobado y ratificado, si<strong>en</strong>do elderecho internacional el que determina la forma <strong>en</strong> que deb<strong>en</strong> ser aplicadaslas normas creadas por él y ello implica que, incorporado un tratado alord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico chil<strong>en</strong>o, ninguna norma interna puede decidir suinaplicabilidad o pérdida de validez” (cit. por BIDART CAMPOS, GERMÁN, LosTratados de <strong>Derechos</strong> Humanos y la Constitución <strong>en</strong> una S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia deChile, E.D. t.161, p.305).67Ver SCHIFFRIN, LEOPOLDO, De Eichmann a Schwammberger, de Priebke aVidela. La Evolución de la Imprescriptibilidad de los Delitos de Lesa Humanidad<strong>en</strong> el Derecho Arg<strong>en</strong>tino, <strong>en</strong> Balaban Odeb y Megged Amos, Impunidady <strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong> América Latina, Perspectivas Teóricas,Ediciones Al Marg<strong>en</strong>, La Plata, 2003, pp.131-52.68La aplicación del Derecho de G<strong>en</strong>tes está prevista ya <strong>en</strong> el art.21 de laley 48: “los tribunales y jueces nacionales <strong>en</strong> el ejercicio de sus funcionesprocederán aplicando la Constitución como ley suprema de la Nación, lasleyes que haya sancionado o sancione el Congreso, los tratados con lasnaciones extranjeras, las leyes particulares de las provincias, las leyes quehan regido anteriorm<strong>en</strong>te a la Nación y los principios del Derecho deg<strong>en</strong>tes según lo exigan respectivam<strong>en</strong>te los casos que se sujet<strong>en</strong> a su conocimi<strong>en</strong>to<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> de prelación que va establecido.”


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 43rra y Lesa Humanidad y de la Conv<strong>en</strong>ción Interamericana sobreDesaparición de Personas -que <strong>en</strong> su art. séptimo declaraimprescriptible ese crim<strong>en</strong> de lesa humanidad-, ha repres<strong>en</strong>tadoúnicam<strong>en</strong>te la cristalización de principios ya vig<strong>en</strong>tes para nuestropaís <strong>en</strong> virtud de normas imperativas del Derecho Internacionalde los <strong>Derechos</strong> Humanos”.Finalm<strong>en</strong>te, la Corte Suprema de Justicia, <strong>en</strong> el Caso“Arancibia Clavel,” 69 dejó sin efecto una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de la CámaraNacional de Casación P<strong>en</strong>al <strong>en</strong> cuanto había declarado extinta laacción p<strong>en</strong>al por prescripción <strong>en</strong> la causa seguida por el delito deasociación ilícita con fines de persecusión y exterminio de opositorespolíticos. La Corte s<strong>en</strong>tó que la aplicación retroactiva de laConv<strong>en</strong>ción sobre la Imprescriptibilidad de los Crím<strong>en</strong>es de Guerray de los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad no lesiona el principio“nulla po<strong>en</strong>a sine lege”, pues tales delitos usualm<strong>en</strong>te son practicadospor ag<strong>en</strong>cias estatales operando fuera del control del derechop<strong>en</strong>al, por lo que no es razonable la pret<strong>en</strong>sión de legitimar elpoder g<strong>en</strong>ocida <strong>en</strong> virtud del paso del tiempo, máxime si se consideraque aun antes de que com<strong>en</strong>zara a regir dicho tratado existíauna costumbre internacional respecto de su imprescriptibilidad.703.4.Ámbito Espacial:En la actualidad, exist<strong>en</strong> tres mecanismos de justicia <strong>en</strong> caso decrím<strong>en</strong>es de lesa humanidad: justicia nacional, justicia internacionaly justicia universal. La justicia nacional es ejercida por lostribunales ordinarios <strong>en</strong> la jurisdicción interna de los Estados, lajusticia internacional emana de las Naciones Unidas, la CorteP<strong>en</strong>al Internacional y los Tribunales Ad Hoc (Ex-Yugoslavia,Ruanda y Sierra Leona), y la justicia universal puede ser <strong>en</strong>principio ejercida por cualquier tribunal de cualquier país <strong>en</strong>69La Ley, 2004/09/09, p.7; ver Suplem<strong>en</strong>to de Derecho Constitucional LaLey del 13 de octubre de 2004.-70La postura del Dr. ZAFFARONI está desarrollada in ext<strong>en</strong>so <strong>en</strong> Notassobre el Fundam<strong>en</strong>to de la Imprescriptibilidad de los Crím<strong>en</strong>es de LesaHumanidad, <strong>en</strong> Nueva Doctrina P<strong>en</strong>al, 2000/B, pp.43-46.


XV - 44DERECHOS HUMANOSrelación a delitos cometidos <strong>en</strong> cualquier otro país, aunque <strong>en</strong> lapráctica solo está al alcance de naciones poderosas y con tradicionesjurídicas importantes. 71La regla g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> cuanto a la jurisdicción de los Estados <strong>en</strong>materia p<strong>en</strong>al es el principio de Territorialidad. Sin embargo,exist<strong>en</strong> otras reglas que permit<strong>en</strong> ext<strong>en</strong>derla fuera de las fronteras,estableci<strong>en</strong>do una conexión relevante con un hecho ilícito:principios de Nacionalidad, Protección y Personalidad pasiva. 72El principio de nacionalidad permite al Estado ejercer su jurisdicciónsobre sus nacionales dondequiera que éstos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>,y se justifica <strong>en</strong> el caso de aquellos estados que no permit<strong>en</strong>la extradición de sus nacionales, para evitar la impunidad dequi<strong>en</strong>es delinqu<strong>en</strong> <strong>en</strong> el extranjero y pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ampararse <strong>en</strong> supaís de orig<strong>en</strong>.El principio de Protección permite al Estado ejercer jurisdicciónextraterritorial <strong>en</strong> los casos <strong>en</strong> que se vean involucrados susintereses fundam<strong>en</strong>tales, o se afecte la seguridad del Estado o elejercicio de las prerrogativas del poder público.El principio de la Personalidad Pasiva faculta al Estado paraperseguir los hechos perpetrados por no nacionales fuera de suterritorio cuando las víctimas de tales hechos sean sus ciudadanosnacionales, y se prevé para casos específicos, como terrorismo,tráfico de drogas, hechos perpetrados <strong>en</strong> buques no nacionales<strong>en</strong> alta mar.Jurisdicción Universal es aquella que desvincula el ejerciciode la jurisdicción de toda circunstancia fáctica, es decir, sin conexiónalguna con el territorio, la nacionalidad de la víctima ovictimario, o los intereses del Estado, <strong>en</strong> función de la naturaleza71CASTRESANA, CARLOS, Los Tribunales P<strong>en</strong>ales Ad Hoc y la aplicaciónefectiva de la justicia universal <strong>en</strong> relación a los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad,cuestiones y dificultades de la aplicación del principio de justiciauniversal <strong>en</strong> los difer<strong>en</strong>tes Estados. Relaciones Poder Judicial-PoderEjecutivo;<strong>en</strong> alsurdelsur@wanadoo.es72Acog<strong>en</strong> el Principio de Jurisdicción Universal España, Italia, Suecia yDinamarca; Austria se rige por el Principio de Protección, mi<strong>en</strong>tras queAlemania, Suiza, Finlandia, Francia, Bélgica, Portugal y Grecia lo hac<strong>en</strong>por el Principio de Personalidad Pasiva (conf. AMBOS, KAI, op.cit., pp. 307-11).


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 45del delito: casos <strong>en</strong> que el agravio a la conci<strong>en</strong>cia de la humanidades tal que el castigo es un deber de todos los Estados comoag<strong>en</strong>tes de la comunidad internacional.La jurisdicción universal puede surgir de la costumbre (piratería,crím<strong>en</strong>es de guerra, g<strong>en</strong>ocidio) o puede ser consecu<strong>en</strong>cia dela firma de un Tratado (secuestro de aeronaves, terrorismo, tortura,apartheid), pero debe t<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que sólo un pequeñonúmero de delitos que son considerados crím<strong>en</strong>es internacionalesla habilitan. 73El art. 1 del Código P<strong>en</strong>al establece que la ley p<strong>en</strong>al se aplicará:1. Por delitos cometidos, o cuyos efectos deban producirse <strong>en</strong>el territorio de la Nación Arg<strong>en</strong>tina, o <strong>en</strong> los lugares sometidos asu jurisdicción.2. Por delitos cometidos <strong>en</strong> el extranjero por ag<strong>en</strong>tes o empleadosde autoridades arg<strong>en</strong>tinas <strong>en</strong> el ejercicio de su cargo.El Código de Procedimi<strong>en</strong>to P<strong>en</strong>al <strong>en</strong> su Título III Capítulo I,bajo el <strong>en</strong>cabezado de “jurisdicción” establece <strong>en</strong> su art.18 que lacompet<strong>en</strong>cia p<strong>en</strong>al de los jueces y tribunales instituídos por laConstitución Nacional y la ley, se ext<strong>en</strong>derá a todos los delitosque se cometan <strong>en</strong> el territorio de la Nación y a los delitos perpetrados<strong>en</strong> el extranjero, cuando sus efectos se produzcan <strong>en</strong> nuestropaís o fuer<strong>en</strong> cometidos por ag<strong>en</strong>tes o empleados arg<strong>en</strong>tinos<strong>en</strong> ejercicio de su cargo.Y la propia Constitución Nacional conti<strong>en</strong>e un reconocimi<strong>en</strong>tode los delitos “contra el Derecho de G<strong>en</strong>tes” <strong>en</strong> su art.118 (originariam<strong>en</strong>te,art.102), y asigna compet<strong>en</strong>cia al Poder Judicial dela Nación para juzgarlos, inclusive cuando sean cometidos fueradel territorio nacional 74En el ámbito internacional, la jurisdicción universal está establecida<strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes instrum<strong>en</strong>tos:73Conf. ABREGÚ/ DULITZKY, OP.CIT., p.140.74SAGÜÉS, NÉSTOR P., Los delitos ‘contra el derecho de g<strong>en</strong>tes’ <strong>en</strong> la ConstituciónNacional, ED, 146-936. p. 939. Asimismo, Colautti, Carlos E.; Elart.118 de la Constitución Nacional y la Jurisdicción Extraterritorial, LaLey 1998-F, pag.1101, y La Jurisdicción Extraterritorial y los Delitos contrael Derecho de G<strong>en</strong>tes, La Ley 1999-E, p. 996.


XV - 46DERECHOS HUMANOS1) Conv<strong>en</strong>ción para la Prev<strong>en</strong>ción y Sanción del Delito de G<strong>en</strong>ocidiosancionada por la ONU <strong>en</strong> 1948. El art. V de esta Conv<strong>en</strong>ciónconti<strong>en</strong>e el compromiso de los Estados Parte para adoptarlas medidas legislativas necesarias “...para asegurar la aplicaciónde las disposiciones de la pres<strong>en</strong>te Conv<strong>en</strong>ción, y especialm<strong>en</strong>tea establecer sanciones p<strong>en</strong>ales eficaces para castigar alas personas culpables de g<strong>en</strong>ocidio o de cualquier otro de losactos <strong>en</strong>umerados <strong>en</strong> el art. III”.2) Las Conv<strong>en</strong>ciones de Ginebra de 1949 conti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> un artículocomún una <strong>en</strong>unciación de graves violaciones a las mismasque los Estados Parte se han obligado a perseguir y castigar habilitandotambién el principio aut dedere aut iudicare.3) En 1958 se sancionó la Conv<strong>en</strong>ción de Alta Mar, que persigueel transporte de esclavos y a la piratería, reconoci<strong>en</strong>do su art.19 la aplicación del principio de jurisdicción universal, y autorizandoa la captura y al juzgami<strong>en</strong>to del pirata.4) Conv<strong>en</strong>ción sobre prev<strong>en</strong>ción y castigo de delitos contrapersonas internacionalm<strong>en</strong>te protegidas, inclusive ag<strong>en</strong>tes diplomáticos:establece el principio de extraditar o juzgar <strong>en</strong> suart. 7, como también lo hace la Conv<strong>en</strong>ción internacional contrala toma de Reh<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el art. 8.1.: el Estado que ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> supoder al autor si no lo extraditara, debe sin excepción y con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciadel lugar donde haya sido cometido el delito, someterloa sus autoridades para juzgarlo.5) La Resolución 3074 (XXVIII) de la Asamblea de la O.N.U.del 3 de diciembre de 1973 sobre Principios de cooperación internacionalpara la id<strong>en</strong>tificación, det<strong>en</strong>ción, extradición y castigode los culpables de crím<strong>en</strong>es de guerra, o crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad”establece <strong>en</strong> su artículo 1º:“Los crím<strong>en</strong>es de guerra y los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad,dondequiera y cualquiera que sea la fecha <strong>en</strong> que se hayancometido, serán objeto de una investigación, y las personascontra las que exist<strong>en</strong> pruebas de culpabilidad <strong>en</strong> la comisión detales crím<strong>en</strong>es, serán buscadas, det<strong>en</strong>idas, <strong>en</strong>juiciadas y, <strong>en</strong> casode ser declaradas culpables, castigadas”.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 476) El 10 de diciembre de 1984 se aprobó <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de las NacionesUnidas la Conv<strong>en</strong>ción contra la Tortura y otros Tratos oP<strong>en</strong>as Crueles, In<strong>humanos</strong> o Degradantes. El art. 7 inciso 1 estableceel principio aut dedere aut iudicare cuando dispone que elEstado Parte <strong>en</strong> el que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre la persona acusada de lacomisión, complicidad o participación de cualquiera de los delitosde tortura o su t<strong>en</strong>tativa “si no procede a su extradición, someteráel caso a sus autoridades compet<strong>en</strong>tes a efectos de <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>to”.7) El Proyecto de Código de Crím<strong>en</strong>es contra la Paz y la Seguridadde la Humanidad, aprobado por la Comisión de DerechoInternacional de la ONU <strong>en</strong> 1991, establece <strong>en</strong> su art.8 que, sinperjuicio de la compet<strong>en</strong>cia de una ev<strong>en</strong>tual Corte P<strong>en</strong>al Internacional,cada Estado parte tomará las medidas que estime necesariaspara establecer su compet<strong>en</strong>cia sobre los crím<strong>en</strong>es, conindep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>cia del lugar donde los delitos hayan sido cometidos.8) La Conv<strong>en</strong>ción Interamericana sobre Desaparición Forzadade Personas establece <strong>en</strong> su art. IV:“...Todo Estado parte tomará, además, las medidas necesariaspara establecer su jurisdicción sobre el delito descripto <strong>en</strong> lapres<strong>en</strong>te Conv<strong>en</strong>ción cuando el presunto delincu<strong>en</strong>te se<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre d<strong>en</strong>tro de su territorio y no proceda a extraditarlo...”El Tribunal P<strong>en</strong>al Internacional para ex Yugoslavia fueinstituído <strong>en</strong> virtud de las resoluciones 808 y 827 del Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas, aprobadas los días 22 de febreroy 25 de mayo de 1993, mi<strong>en</strong>tras que el Tribunal Ad Hocpara Ruanda lo fue por resolución 955, del 8 de noviembre de1994. Son, hasta la fecha, los únicos ejemplos de jurisdicción p<strong>en</strong>alinstituida por la comunidad internacional <strong>en</strong> su conjunto, yaque no fueron impuestas por los v<strong>en</strong>cedores a los v<strong>en</strong>cidos <strong>en</strong> unconflicto internacional.En cambio, el Tribunal Especial para Sierra Leona fue creadocon fecha 26 de diciembre de 2001 por medio de un acuerdo <strong>en</strong>trela ONU y el gobierno de ese país, por lo que constituye un tribunalsui g<strong>en</strong>eris.


XV - 48DERECHOS HUMANOSEn cuanto a la Corte P<strong>en</strong>al Internacional, solam<strong>en</strong>te se prevéla jurisdicción universal <strong>en</strong> el caso de que fuera el Consejo deSeguridad el que active el procedimi<strong>en</strong>to. En efecto, el Tribunalejerce su compet<strong>en</strong>cia si el crim<strong>en</strong> se ha cometido <strong>en</strong> el territoriode un estado parte o si el acusado es nacional de un estado parte(art.12), cuando la investigación haya sido iniciada por un estadoparte o por el Fiscal de oficio (art.13). Pero el art.13 prevé tambiénque el Consejo de Seguridad pueda remitir al Fiscal unasituación <strong>en</strong> que parezca que se hayan cometido uno o varioscrím<strong>en</strong>es de compet<strong>en</strong>cia de la Corte, caso que no está vinculadoni a la territorialidad ni a la nacionalidad del acusado. 75Jurisprud<strong>en</strong>cia:.Caso Eichmann (1962): S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del Tribunal de Distrito deJerusalém del 12 de diciembre de 1961. Israel ejercitó su compet<strong>en</strong>ciasobre hechos ocurridos <strong>en</strong> el extranjero, por extranjeros,sobre víctimas que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de los hechos no t<strong>en</strong>ían nacionalidadisraelí y sin afectar los intereses del Estado de Israel, qu<strong>en</strong>o existía durante la Segunda Guerra Mundial. La Corte Supremaafirmó su jurisdicción <strong>en</strong> el carácter universal de los crím<strong>en</strong>espor los que se acusaba a Eichmann, y citó el caso “Lotus 7”de la Corte Perman<strong>en</strong>te de Justicia Internacional (1927), <strong>en</strong> elque se afirmó que no existía ninguna norma de derecho internacionalque impidiera a un Estado juzgar a un extranjero por unacto cometido fuera del límite de sus fronteras. Asimismo, expresóque “...En aus<strong>en</strong>cia de una Corte Internacional el derechointernacional necesita de las autoridades legislativas y judicialesde cada país, para ejecutar sus disposiciones p<strong>en</strong>ales y llevarlos criminales a juicio. La autoridad y jurisdicción para juzgarcrím<strong>en</strong>es bajo el derecho internacional son universales.” 7675ANELLO, SUSANA CAROLINA, Corte P<strong>en</strong>al Internacional, Editorial Universidad,Bu<strong>en</strong>os Aires, 2001, p. 58.76ZUPPI, A.L., “La jurisdicción extraterritorial...,” op. cit., p. 93., donde secita “The Attorney-G<strong>en</strong>eral of the Governem<strong>en</strong>t of Israel v. Eichmann,” 56AJIL, 1962, 805-845. Asimismo: El Proceso Eichmann http://www.derechomilitar.info/artidoc/eichmann.htm, Sobre la Triviali-


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 49La Corte Israelí, finalm<strong>en</strong>te, s<strong>en</strong>tó la aplicabilidad de la Conv<strong>en</strong>cióncontra el G<strong>en</strong>ocidio:“El artículo VI refleja una obligación contractual de las Partes <strong>en</strong>la Conv<strong>en</strong>ción, para aplicarla a partir de ese mom<strong>en</strong>to. Ellosignifica, los obliga a ellos a perseguir casos futuros de g<strong>en</strong>ocidioque t<strong>en</strong>gan lugar d<strong>en</strong>tro de sus fronteras. Pero ese compromisono ti<strong>en</strong>e nada que hacer con el poder universal que ti<strong>en</strong>e cadaEstado de perseguir casos de este tipo que tuvieron lugar <strong>en</strong> elpasado, poder éste que se basa <strong>en</strong> el derecho internacionalconsuetudinario.”.Fedération Nationales des Déports et Internés Résistants etPatriotes v. Barbie 77 (1985): la Sala P<strong>en</strong>al de la Corte de CasaciónFrancesa sostuvo que los crím<strong>en</strong>es contra la humanidad no<strong>en</strong>tran d<strong>en</strong>tro del derecho doméstico francés, sino d<strong>en</strong>tro de unord<strong>en</strong> p<strong>en</strong>al internacional <strong>en</strong> el que las nociones de fronteras yreglas de extradicción son contradictorias. Tales crím<strong>en</strong>es sonimprescriptibles y pued<strong>en</strong> ser objeto de un juicio <strong>en</strong> Francia, cualesquierahayan sido la fecha y el lugar de su comisión..Demjanjuk v. Petrovsky (776 F ed 571, 1985): una Cámara deApelaciones norteamericana sostuvo que el principio de jurisdicciónuniversal está fundado <strong>en</strong> que algunos crím<strong>en</strong>es son cond<strong>en</strong>adosuniversalm<strong>en</strong>te y sin excepción por todos los sistemas jurídicosy son tan repudiables que sus perpretadores son <strong>en</strong>emigosde la humanidad toda, por lo que cualquier nación que apreh<strong>en</strong>daal responsable puede castigarlo conforme a sus leyes. 78.Filartiga v. Peña Irala (630 F 2d 876): un tribunal norteamericanohizo aplicación de una norma del año 1791 -el Ali<strong>en</strong> Tortdad del Mal y el Problema de la Culpa <strong>en</strong> Hanna Ar<strong>en</strong>dt http://www.upf.es/materials/fhuma/facultat/11567/tema6.htm.77Ver ANELLO, SUSANA CAROLINA, op.cit., p.101. Asimismo, ZUPPI, op.cit., p.97. Asimismo: The Trial of Klaus Barbie, <strong>en</strong> http://members.aol.com/voyl/barbie/Barbie.htm.78United States Court of Appeals for the Sixth Circuit, John Demjanjuk,Petitioner-Appellant, v. Joseph Petrovsky et al, Nro 85-3435, Nov.17/93.U.S. Court of Appeals for the Sixth Circuit No. 85-3425 Nov 17/93,http://www.ukar.org/sixthc00.htm


XV - 50DERECHOS HUMANOSStatue- que disponía que las Cortes de distrito t<strong>en</strong>ían jurisdicciónoriginal por cualquier acción civil contra un extranjero, cometido“<strong>en</strong> violación a la ley de las naciones o a un tratado de los EstadosUnidos”. Se trataba de un caso de tortura que derivó <strong>en</strong> la muertede Joselito Filartiga a manos de Peña Irala, lo que fue consideradouna violación del derecho consuetudinario internacional. 79.Forti v. Suarez Mason (198, 28 U.S.C. &1350): la Corte deDistrito Norte de Carolina consideró a la tortura, a la det<strong>en</strong>ciónarbitraria prolongada, a las ejecuciones sumarias, a la desapariciónforzada de personas y a los tratos crueles, in<strong>humanos</strong> o degradantescomo violatorios de la ley de las naciones, y rechazó laaplicación de la “teoría del acto de estado”, ya que si bi<strong>en</strong> laconducta de Suárez Mason fue oficial, los actos de un jefe de policíaque tortura o manda torturar a prisioneros bajo su custodiade ningún modo ingresa d<strong>en</strong>tro de los límites de la teoría del actode estado regulada <strong>en</strong> la FSIA (Foreign Sovereign InmunitiesAct). 80. United States of America v. Noriega (1990): el tribunal llegóa la conclusión de que la imputación de tráfico de drogas a Noriegade ninguna forma podía constituir un Acto de Estado. Pero éstepreced<strong>en</strong>te no permite s<strong>en</strong>tar doctrina para fundar un caso sobreextradición: Noriega fue secuestrado y no extraditado. 81. Siderman de Blake v. Republic of Arg<strong>en</strong>tina (1992): la Cortede Apelaciones de los Estados Unidos para el Nov<strong>en</strong>o Circuitorechazó la regla de la inmunidad del estado para comparecer ante79Filartiga v. P<strong>en</strong>a Irala, Docum<strong>en</strong>ts by Proyect Diana http://www.derechos.net/links/law/civil.html .80California Western School of Law. Forti v. Suarez-Mason, 694 F.Supp.707 (N.D.Cal. 1988), United States District Court, N.D. California. AlfredoForti and Debora B<strong>en</strong>choam, Plaintiffs, v. Carlos Guillermo Suarez Mason;http://www.u-j.info/xp_resources/material/Cases/USA/SuarezMason/Suarez-Mason-%20Decision%20to%20Plaintiffs%20Motion.doc.81United States Court of Appeals, Elev<strong>en</strong>th Circuit. Nos. 92-4687, 96-4471; United States of America, Plaintiff-Appellee v. Manuel AntonioNoriega, Def<strong>en</strong>dant-Appellant. July 7, 1997 <strong>en</strong> http://laws.lp.findlaw.com/11th/924687man.html.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 51tribunales extranjeros, con fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que las reglas del iuscog<strong>en</strong>s son obligatorias para los Estados con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de sucons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to. Señaló que “La legitimidad de las acusaciones<strong>en</strong> Nüremberg no se apoyaron <strong>en</strong> el cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de las pot<strong>en</strong>ciasdel Eje o de los acusados particulares, sino <strong>en</strong> la naturalezade los actos cometidos por ellos: actos que la ley de todas las nacionescivilizadas define como criminales... Los derechos <strong>humanos</strong>universales y fundam<strong>en</strong>tales id<strong>en</strong>tificados <strong>en</strong> Nüremberg -derechos contra el g<strong>en</strong>ocidio, la esclavitud y otros actos in<strong>humanos</strong>...-son los ancestros directos de las normas universales y fundam<strong>en</strong>talesreconocidas como ius cog<strong>en</strong>s. En las palabras de laCorte Internacional de Justicia, estas normas, las que incluy<strong>en</strong>‘principios y reglas concerni<strong>en</strong>tes a los derechos básicos de la personahumana’, son preocupaciones de todos los estados, ‘son obligacioneserga omnes’. (‘The Barcelona Traction, Light & PowerCo. “Bélgica v. España”, 1970, I.C.J. 3, 32" ). 82. Kadic v. Kasradzic (70 F 3d 232, 243-244): la Corte SupremaNorteamericana sostuvo que la violación, la tortura y lasejecuciones sumarias cometidas por un individuo como parte delg<strong>en</strong>ocidio eran susceptibles de ser perseguidos como violaciones ala ley de las naciones bajo la Ali<strong>en</strong> Tort Claims Act. 83. Bosnia y Herzegovina v. Yugoslavia: la Corte Internacionalde Justicia reiterando lo ya s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el Caso de las Reservas ala Conv<strong>en</strong>ción para Prev<strong>en</strong>ir y Sancionar el Crim<strong>en</strong> de G<strong>en</strong>ocidio,estableció que “debe seguirse que los derechos y obligacionesconsagrados <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción son derechos y obligaciones ergaomnes. La Corte advierte que la obligación de cada Estado deimpedir y castigar el crim<strong>en</strong> de g<strong>en</strong>ocidio no está limitadaterritorialm<strong>en</strong>te por la Conv<strong>en</strong>ción.” 8482Siderman de Blake v. Republic of Arg<strong>en</strong>tina, U.S. 9th Circuit Court ofAppeals, 965 F.2d 699 (9th Cir. 1992) 965 F.2d 699, http://www.derechos.org/nizkor/arg/ley/siderman.html.83United States Court of. Appeals For the Second Circuit, Nos. 1541,1544; http://www.tourolaw.edu/2ndCircuit/october95/94-9035.html.84Internacional Court of Justice, 16 Abril 1993; Application of the Conv<strong>en</strong>tionon the Prev<strong>en</strong>tion and Punishm<strong>en</strong>t of the Crime of G<strong>en</strong>ocide (Bosnia and


XV - 52DERECHOS HUMANOS. The Prosecutor v. Anto Furundzija: 85 el Tribunal Ad Hocpara la Ex Yugoslavia estableció el caracter de ius cog<strong>en</strong>s de laprohibición contra la tortura, por lo que g<strong>en</strong>era obligaciones ergaomnes, y todos los miembros de la comunidad internacional pued<strong>en</strong>reclamar su cumplimi<strong>en</strong>to. La responsabilidad p<strong>en</strong>al individualpor la tortura no se ve afectada por ninguna norma interna,confiri<strong>en</strong>do jurisdicción p<strong>en</strong>al universal a todos los Estados.Finalm<strong>en</strong>te, la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanosse pronunció sobre la Jurisdicción Universal <strong>en</strong> el Inform<strong>en</strong>ro 133/99 sobre el Caso nro 11.725 Carmelo Soria Espinoza (19de noviembre de 1999), s<strong>en</strong>tando los sigui<strong>en</strong>tes principios:ConclusiónDesde sus oríg<strong>en</strong>es <strong>en</strong> Nuremberg hasta su actualidad <strong>en</strong> La Haya,el tema de los Crím<strong>en</strong>es de Lesa Humanidad ha variadosustancialm<strong>en</strong>te, y su análisis g<strong>en</strong>era múltiples interrogantes.El gran problema teórico es que el marco de condiciones que haceque los crím<strong>en</strong>es de lesa humanidad sean tales es voluble ymutante.En efecto, serán tales crím<strong>en</strong>es el exterminio, la tortura, laviolación, la desaparición forzada, etc., siempre y cuando seancometidos <strong>en</strong> el marco de un “ataque g<strong>en</strong>eralizado y sistemáticocontra población civil”. ¿Cual es el alcance de ésta fórmula?.¿Cuando un ataque es g<strong>en</strong>eralizado y sistemático y cuando debe<strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse dirigido contra población civil?. En la actualidad, todaslas guerras son ataques contra población civil, y tambiénotras situaciones que no constituy<strong>en</strong> propiam<strong>en</strong>te guerras. Asimismo,¿cuántos crím<strong>en</strong>es deb<strong>en</strong> cometerse para que se t<strong>en</strong>gapor configurado el concepto?, ¿basta un sólo caso?. Así pareció<strong>en</strong>t<strong>en</strong>derlo la Cámara de los Lores Británica <strong>en</strong> el segundo casosobre Pinochet: un sólo caso de tortura aislado es crim<strong>en</strong> de lesaHerzegovina v. Yugoslavia (Serbia and Mont<strong>en</strong>egro),<strong>en</strong> www.icj.law.gla.ac.uk/idecisions/isummaries/ibhysummary19930416.85The Prosecutor v. Anto Furundzija, Case N° IT-95-17/1-T, Judgem<strong>en</strong>t,10-XII-1998, www.un.org/icty/Supplem<strong>en</strong>t/supp18-e/furundzija.htm.


FUNDAMENTOS Y ÁMBITOS DE VALIDEZXV - 53humanidad. ¿Y si el crim<strong>en</strong> es cometido <strong>en</strong> un lugar distinto aaquél donde se da el ataque g<strong>en</strong>eralizado y sistemático?. Pues laCorte Suprema Arg<strong>en</strong>tina juzgó un crim<strong>en</strong> cometido <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina-el asesinato del G<strong>en</strong>eral Prats-, <strong>en</strong> el marco de unapersecusión política originada <strong>en</strong> Chile. ¿Y si el crim<strong>en</strong> es cometidopor agrupaciones terroristas?, ¿cómo distinguimos <strong>en</strong>tre terroristas,insurg<strong>en</strong>tes y heroicos resist<strong>en</strong>tes?.En los oríg<strong>en</strong>es, fue un tribunal militar de un ejército v<strong>en</strong>cedorel que dió el primer paso; <strong>en</strong> la actualidad, la teoría indicaque podrían hacerlo tribunales internos de cualquier país, <strong>en</strong> relacióna crím<strong>en</strong>es cometidos por otro país, incluso <strong>en</strong> el pasado.Pero ¿podría <strong>en</strong> la realidad un tribunal Sudamericano juzgar crím<strong>en</strong>escometidos antaño <strong>en</strong> Europa?.Finalm<strong>en</strong>te cabe preguntarse “¿la Corte P<strong>en</strong>al Internacionalserá un altar de justicia universal o sólo un instrum<strong>en</strong>to de lasgrandes pot<strong>en</strong>cias?.Todas éstas preguntas conduc<strong>en</strong> a un interrogante más vasto:¿se puede teorizar válidam<strong>en</strong>te sobre el tema, o es que la teoréticamarcha detrás de la política?.La única certeza es la exist<strong>en</strong>cia de una conci<strong>en</strong>cia y una convicciónuniversal, que proclama que determinados crím<strong>en</strong>es deb<strong>en</strong>ser perseguidos siempre y por todos, <strong>en</strong> cualquier confín de laTierra. Este es el avance que se advierte de Nuremberg a LaHaya y, al parecer, se trata de un camino sin retroceso.


Capítulo XVIEL DEFICIENTE ACCESO A LA JUSTICIA Y PRIVACIÓN DEJUSTICIA COMO VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOSHUMANOS 1I. LA INSUFICIENCIA Y SUS REMEDIOS PARCIALES1. IntroducciónPareciera existir una suerte de “tabú” para exponer y discutir <strong>en</strong>forma sistemática y constante, <strong>en</strong> nuestra profesión, los temasatin<strong>en</strong>tes a las fal<strong>en</strong>cias del Estado a través de su repres<strong>en</strong>taciónvisible. Fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo que se refiere al Poder Judicial,<strong>en</strong> cuanto al real y efectivo acceso a la justicia para la tutela de losderechos <strong>humanos</strong>.Parece que señalar que hay <strong>en</strong> verdad efectiva privación dejusticia g<strong>en</strong>eralizada para la tutela de los derechos <strong>humanos</strong> escomo decir que el rey está desnudo... Es cierto, pero no se dice, nose ve, no se com<strong>en</strong>ta, salvo trabajos y obras aisladas que no parecieranconmover a la sociedad o al Estado para la toma de decisión.Es posible que haya una s<strong>en</strong>cilla explicación psicológica,como ejemplo de automecanismo de def<strong>en</strong>sa del yo: inconsci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te,uno trata de no ver aquellas fal<strong>en</strong>cias sistémicas de suprofesión que llegan poco m<strong>en</strong>os que a invalidarla totalm<strong>en</strong>te.1.1Ampliar <strong>en</strong> nuestro Tratado de derecho administrativo, t. 2, Ladef<strong>en</strong>sa del usuario y del administrado, 6 a ed., 2003, capítulos XII aXVI.


XVI - 2DERECHOS HUMANOSLos problemas que afectan al Poder Judicial no son todos de supropia creación ni inv<strong>en</strong>ción. Algunos sí, por supuesto. Pero nadiecon poder de decisión o iniciativa recoge el guante y trata alm<strong>en</strong>os de dar solución al problema que esté a su alcance.2. La lucha de la justicia contra el poderConvi<strong>en</strong>e recordar el axioma de que “no importa lo que un Juez diceque hace, sino lo que hace”, y por ello no interesan los obiter dictade las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias, sino si <strong>en</strong> verdad hac<strong>en</strong> lugar a la tutelaimpetrada por el particular o utilizan alguna de las ci<strong>en</strong>tos derazones y fundam<strong>en</strong>tos exist<strong>en</strong>tes para negársela, porrespetabilísimos como antiquísimos principios de derecho procesal,jurisprud<strong>en</strong>cia, costumbre judicial, etc. Si <strong>en</strong> tal caso el juez diceque el individuo ti<strong>en</strong>e seguram<strong>en</strong>te razón, pero que equivocó la vía,no hizo el reclamo previo, no agotó la instancia, etc., lo que hace esclaro: no otorga la tutela impetrada, cualquiera sea el motivoinvocado.Claro está que es duro y solitario el papel de crítico de la sociedado del poder. Fue duro el antiguo trabajo solitario y admirablede algunos funcionarios de la Fiscalía Nacional de InvestigacionesAdministrativas. Es duro el trabajo del autor que quiere hacerprogresar el derecho, que a veces le vale el mote de “doctrinaminoritaria”, como si la razón se contara con un ábaco.También es duro y solitario el trabajo del juez que sin ningunarecomp<strong>en</strong>sa pública o privada debe levantarse, él sólo, para fulminarde nulidad nada m<strong>en</strong>os que un acto de los más altos ypoderosos órganos del Estado, que, ellos sí, no se privan de criticarante la pr<strong>en</strong>sa la decisión judicial, <strong>en</strong> los más duros términosque les parezca conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te.Tal vez, <strong>en</strong>tonces, demasiados ciudadanos poco informados si<strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>en</strong> el juez un opositor al gobierno, no advirti<strong>en</strong>do que parte deun bu<strong>en</strong> gobierno es t<strong>en</strong>er una justicia que lo controle y le anulesus actos cuando los perciba ilegítimos.Puede ser que no adviertan que un órgano de control que sirvade algo, debe precisam<strong>en</strong>te criticar y <strong>en</strong> su caso invalidar la ac-


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 3ción del gobierno de turno, a tiempo, y no llegar con su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciarecién cuando el gobierno ya cambió, y la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia sólo alcanzaal gobierno anterior.Molestan las medidas cautelares, los amparos que tramitancon celeridad procesal, todo.Los poderes públicos de nuestros países no compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> quejamás debieran permitir que órganos m<strong>en</strong>ores del Estado se pronunci<strong>en</strong>públicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> contra de un magistrado de la Nación,como a veces lo hac<strong>en</strong> cuando éste no es conformista con el poder,y olvidan sancionar a los funcionarios administrativos que comi<strong>en</strong>zana perseguirlo y hostigarlo. Tal vez todos se dejan llevarpor el rechazo a lo difer<strong>en</strong>te, a lo extraño, aquello que por serdistinto parece constituir una am<strong>en</strong>aza, por poder llegar a erigirse<strong>en</strong> ejemplo de conducta a imitar antes que rechazar.Siempre está el poder público disconforme con la justicia: quehay muchas cond<strong>en</strong>as contra el Estado, demasiados juicios ganadospor particulares, cond<strong>en</strong>as demasiado altas, etc. Preocupaciónésta que no parece ser exclusiva del gobierno nacional, sino compartidapor los gobiernos provinciales. Y que no parece habermerecido demasiados pronunciami<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario de losrestantes grupos de poder (o sea, proyectos de ley aum<strong>en</strong>tando elnúmero de juzgados <strong>en</strong> esta materia para llevarlo, <strong>en</strong> relación a lapoblación, al sigui<strong>en</strong>te escalón mínimo, el de los jueces p<strong>en</strong>ales).Parece como si todos salvo algunos autores estuvieran <strong>en</strong> elfondo de acuerdo, lo mismo que <strong>en</strong> no instituir el Def<strong>en</strong>sor delPueblo, no hacer justicia barrial o de m<strong>en</strong>or cuantía para la def<strong>en</strong>sadel usuario y del consumidor, no promover la tutela judicialdel medio ambi<strong>en</strong>te y de los intereses difusos, el derecho a lasalud y a la vida, etc. ¿Es de sorpr<strong>en</strong>der <strong>en</strong>tonces que no funcion<strong>en</strong>los derechos individuales?3. El recargo <strong>en</strong>démico de trabajo. Resolver <strong>en</strong> contra porcuestiones formales, o <strong>en</strong>trar al fondo de la cuestiónPara que el juez no se at<strong>en</strong>ga a cuestiones formales al rechazar laacción de amparo, y sepa superar las vallas formales para hacer


XVI - 4DERECHOS HUMANOSjusticia pronunciándose sobre el fondo de la cuestión, o paraanimarse a dictar una medida cautelar a favor del derecho ogarantía constitucional invocada, necesita él mismo no versesuperado por el número y atraso de todas las causas de su juzgadoy el perman<strong>en</strong>te y <strong>en</strong>démico recargo de trabajo.La jurisprud<strong>en</strong>cia y los pronunciami<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>egando justiciapor cuestiones procesales no son sino una respuesta inevitable deun sistema superado por lo que percibe la avalancha de casos, laagresión de los justiciables, el embate de los abogados que pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong>llevar causas a los tribunales <strong>en</strong> procura de justicia...Les pasa quizás a veces lo mismo que a los empleados de mesade <strong>en</strong>tradas de una repartición con mucho trabajo, que v<strong>en</strong> <strong>en</strong>cada administrado un <strong>en</strong>emigo antes que un titular de derechosque deb<strong>en</strong> tramitar, respetar y resolver. Le ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fastidio desdeantes que se acerque a la v<strong>en</strong>tanilla, y se lo hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir claram<strong>en</strong>te.Un poco lo mismo ocurre cuando un letrado inicia unamparo: no es precisam<strong>en</strong>te con gran simpatía que lo recibirán<strong>en</strong> el juzgado.Si esto ocurre es humano que <strong>en</strong> una suerte de autodef<strong>en</strong>sa, elsistema de órganos jurisdiccionales, camaristas, jueces, empleados,busque cerrar las vías de acceso a la justicia, y nada másfácil que hacerlo por los infinitos argum<strong>en</strong>tos procesales que nuestrajurisprud<strong>en</strong>cia de todos los tiempos ha sabido crear. La clave,nuevam<strong>en</strong>te, es el recargo de trabajo fruto de la escasez de juzgados.4. El remedio heroico de la delegación de justiciaQui<strong>en</strong>es frecu<strong>en</strong>tan la experi<strong>en</strong>cia de la judicatura conoc<strong>en</strong> queuna de las formas de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar el problema del recargo de tareas esdistribuir trabajo <strong>en</strong>tre los empleados del juzgado.Es un secreto a voces que los estudiantes de derecho hac<strong>en</strong>s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias. Como nos decía un excel<strong>en</strong>te juez de otra jurisdicción,a cuyo juzgado <strong>en</strong>tran 6.000 causas anuales, no ti<strong>en</strong>e másremedio que elegir las causas más importantes para decidirlas él


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 5mismo, y <strong>en</strong> el resto, tratar de que sus empleados hagan la mejorjusticia que puedan.Pero delegar o no la justicia <strong>en</strong> los empleados, por más graveque parezca, no es lo es<strong>en</strong>cial. Lo cierto es que ni siquiera con elremedio heroico de que todos los empleados del juzgado resuelvan,sean abogados o estudiantes de derecho, o ni siquiera estudiantesde derecho, se llega al desiderátum de un número sufici<strong>en</strong>tede órganos con función jurisdiccional que puedan resolver<strong>en</strong> tiempo oportuno el número de causas que la población ti<strong>en</strong>ederecho a llevar, pero no puede llevar, por falta de jueces y hastade empleados que hagan de juez.Faltan jueces <strong>en</strong> medida mucho más heroica que la soluciónheroica de que los empleados hagan s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias.Resulta así que tanto el rechazar acciones por aspectos formalesy no de fondo, como el dictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> tiempo oportuno, opoder efectuar un más acabado estudio del caso, todo está sujeto ala condición necesaria, aunque no sufici<strong>en</strong>te, de que exista unnúmero de juzgados adecuadam<strong>en</strong>te razonable <strong>en</strong> relación a lapoblación.5. Las presiones externas y la exist<strong>en</strong>cia de unPoder Judicial indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>teEn tales condiciones de fatiga crónica, de años de atraso con lapesada carga de salud m<strong>en</strong>tal que ello impone por la imposibilidadde salir del mecanismo con éxito, más débil resulta el poder judiciala las presiones externas y a otras deformaciones.Cualquier lector informado que haya leído la breve explicaciónde JONATHAN MILLER al caso Marbury vs. Madison sabe que <strong>en</strong>todo caso existe un contexto sociopolítico que influye <strong>en</strong> la decisióndel tribunal.Sabe también que hay intereses sociales y económicos <strong>en</strong> juegoque es necesario componer adecuadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el acto de hacerjusticia <strong>en</strong> el caso singular.Y no desconoce que exist<strong>en</strong> cabildeos, <strong>en</strong>tretelones, pasillos.


XVI - 6DERECHOS HUMANOSEn épocas “duras”, el Ministro del Interior llamaba por teléfonoal juez compet<strong>en</strong>te para “argum<strong>en</strong>tarle” un caso, y el Juez not<strong>en</strong>ía más salida que at<strong>en</strong>derlo, y tratar de resolver justam<strong>en</strong>te apesar de ello. En épocas más “blandas”, el Presid<strong>en</strong>te o el Ministrodel ramo no ocultan su <strong>en</strong>ojo contra los jueces por los pronunciami<strong>en</strong>tosadversos a la administración, y presionan hasta pres<strong>en</strong>tandoescritos judiciales el titular del Poder Ejecutivo, o dictandoDecretos írritos pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do restar fuerza ejecutoria a lass<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias cond<strong>en</strong>atorias de la Nación. Los jueces, no siempredispuestos a def<strong>en</strong>der sus potestades y su indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia con énfasiscategórico, a veces elud<strong>en</strong> la trampa o el cerco con artilugiosprocesales. Y así se va armando la compleja trama del fallidosistema jurisprud<strong>en</strong>cial que ti<strong>en</strong>e explicación para todo, pero respuestapara muy poco.En esa lista de situaciones cabe incluir también las presionesque ejerce el propio medio o “familia” judicial, con su naturalbúsqueda de coher<strong>en</strong>cia, uniformidad, sistema, que puede tambiéndesde otra perspectiva llegar a ser conformismo a un ord<strong>en</strong>establecido, resist<strong>en</strong>cia al cambio, etc. Dicho más brutalm<strong>en</strong>te,el poder judicial se inclina <strong>en</strong> la duda mucho más fácilm<strong>en</strong>te afavor del poder estatal y <strong>en</strong> contra del derecho individual que a lainversa. Y a qui<strong>en</strong> lo critica o pi<strong>en</strong>sa lo contrario se lo desacreditacon el argum<strong>en</strong>to ad hominem de ser “abogado del interés individual”.Olvidando, claro está, que qui<strong>en</strong>es verdaderam<strong>en</strong>te abogan porel interés individual con éxito, sab<strong>en</strong> que corresponde hacerlo <strong>en</strong>los pasillos, las antesalas, los almuerzos, los seminarios, las excursiones,los viajes, los alegatos de oreja, las bu<strong>en</strong>as relacionespúblicas con cada nivel decisorio de cada juzgado y secretaría.Así se ganan verdaderam<strong>en</strong>te los asuntos, a la callada, no haci<strong>en</strong>doruido, no movi<strong>en</strong>do la estantería, no criticando públicam<strong>en</strong>te.Apoyando el sistema como bu<strong>en</strong>o porque produce un bu<strong>en</strong>resultado para uno. Pero lo bu<strong>en</strong>o para uno, <strong>en</strong> este esquema esmalo para todos, uno mismo incluido.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 76. El número de causas <strong>en</strong>tradas y salidas cada añoDe todos modos, aún superando presiones aj<strong>en</strong>as y careci<strong>en</strong>do dedebilidades internas, aún trabajando al máximo <strong>en</strong> lo que un juezd<strong>en</strong>omina “tarea de titanes”: t<strong>en</strong>er al día un juzgado. Lo cierto esque cada año <strong>en</strong>tran más causas de las que sal<strong>en</strong> de su despacho,sin que el Poder Legislativo instituya más tribunales.Esta necesaria correspond<strong>en</strong>cia del número de jueces con lapoblación, y esta <strong>en</strong>umeración de causas <strong>en</strong>tradas por año, quedel mismo modo corresponde vincular a la población, da la medidasi no exacta al m<strong>en</strong>os aproximativa del acceso a la justicia o sud<strong>en</strong>egación y privación.También se relaciona, desde luego, con el interés y el corajeque los particulares demuestr<strong>en</strong> <strong>en</strong> def<strong>en</strong>der judicialm<strong>en</strong>te susderechos fr<strong>en</strong>te a la administración. Pero ello dep<strong>en</strong>de de queexistan jueces sufici<strong>en</strong>tes que puedan sin trabajo titánico darle,<strong>en</strong> tiempo razonable, una decisión, bu<strong>en</strong>a o mala, adversa o favorable,sobre el fondo de la cuestión. Por más dispuesto que estéalgui<strong>en</strong> a cuestionar judicialm<strong>en</strong>te una conducta administrativa,y aunque t<strong>en</strong>ga los recursos para soportar el costo de la litis,y el coraje de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse con la administración, de nada le sirvetodo eso si no hay jueces que t<strong>en</strong>gan tiempo material de at<strong>en</strong>derlo.Y deban además sus empleados recurrir a prepararle provid<strong>en</strong>ciasdilatorias, y los fiscales hagan lo mismo, y el juicio seeternice, la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia tarde años, etc.En materia p<strong>en</strong>al, a título de ejemplo, hay un juez por cada50.000 habitantes <strong>en</strong> la Capital Federal, y un juez p<strong>en</strong>al cada300.000 o 350.000 habitantes <strong>en</strong> el Gran Bu<strong>en</strong>os Aires. Si a ellose suman parecidos guarismos <strong>en</strong> materia de número de policías,móviles, institutos de det<strong>en</strong>ción, etc., fácil es <strong>en</strong>contrar una explicaciónconcurr<strong>en</strong>te de por qué <strong>en</strong> dicha área ciertas formas decriminalidad pres<strong>en</strong>tan apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te mayor frecu<strong>en</strong>cia o <strong>en</strong> todocaso, m<strong>en</strong>or efectividad de la represión del sistema institucional.En materia civil y comercial <strong>en</strong> la Capital Federal hay juzgadosdonde se puede acudir a peticionar acceso a la justicia. Nohay <strong>en</strong> cambio justicia barrial, ni para cuestiones de vecindad.


XVI - 8DERECHOS HUMANOSNo son eficaces los tribunales arbitrales y del consumidor previstos<strong>en</strong> sede administrativa <strong>en</strong> forma voluntaria para el comerciante.Tampoco los colegios profesionales de abogados han organizadoefici<strong>en</strong>tes tribunales arbitrales que suplan esa defici<strong>en</strong>cia,no porque no lo hayan int<strong>en</strong>tado, sino porque las partes sonr<strong>en</strong>u<strong>en</strong>tes a recurrir al arbitraje.Pero es <strong>en</strong> materia administrativa donde la insufici<strong>en</strong>te cantidadde juzgados excede lo meram<strong>en</strong>te cuantitativo para transformarse<strong>en</strong> cualitativo, <strong>en</strong> verdadera y sistemática privación dejusticia.Sigamos considerando la Capital Federal: doce jueces federales<strong>en</strong> materia administrativa para tres millones de habitantes daríaun juez por 500.000 habitantes, peor que los juzgados p<strong>en</strong>ales<strong>en</strong> el Gran Bu<strong>en</strong>os Aires. No sea <strong>en</strong>tonces de extrañar que losíndices de criminalidad <strong>en</strong> aquella zona guard<strong>en</strong> razonable comparacióncon las irregularidades administrativas que no pued<strong>en</strong>llevarse a la justicia <strong>en</strong> el ámbito federal.La cuestión es con todo peor que lo que tales números sugier<strong>en</strong>,pues a los tres millones de habitantes de la Ciudad de Bu<strong>en</strong>osAires hay que agregar los cinco millones de habitantes del GranBu<strong>en</strong>os Aires que son usuarios de los servicios concedidos o lic<strong>en</strong>ciadospor la administración nacional (gas, teléfonos, transporteaéreo y ferroviario, electricidad, agua, etc.), y los administradosde todo el país que con demasiada frecu<strong>en</strong>cia deb<strong>en</strong> at<strong>en</strong>erse a laidea g<strong>en</strong>eral de que deb<strong>en</strong> demandar a la Nación <strong>en</strong> su propiodomicilio, o sea <strong>en</strong> la Capital Federal.Sean diez millones de justiciables pot<strong>en</strong>ciales, u ocho millones,o seis millones, de todos modos estamos <strong>en</strong> los grandes números:alrededor de un millón de justiciables pot<strong>en</strong>ciales por cada juezde primera instancia. P<strong>en</strong>samos que desde esta perspectiva cualicuantitativay estadística, no puede sino arribarse a la conclusiónque no existe, simplem<strong>en</strong>te, poder judicial al cual acceder.Por cierto que a esta grave aseveración pued<strong>en</strong> oponérsele lasaproximadam<strong>en</strong>te dos mil causas que cada año <strong>en</strong>tran a cadajuzgado. Pero la cu<strong>en</strong>ta se puede rehacer: diez millones divididodiez o doce mil implica <strong>en</strong> trazos gruesos que sólo una persona de


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 9cada mil t<strong>en</strong>drá posibilidad de acceder a la justicia, cada año. Sitomamos como ejemplo los 20.000 estudiantes de derecho, 20 deellos pued<strong>en</strong> llegar a acceder a la justicia, estadísticam<strong>en</strong>te hablando.Y si nos referimos a los más de 50.000 abogados matriculados<strong>en</strong> esta jurisdicción, ¿cuántos pued<strong>en</strong> materialm<strong>en</strong>te litigar<strong>en</strong> esos doce juzgados?7. El efecto acumulativo y circularAhora bi<strong>en</strong>, considerando:1°) la cantidad de valladares formales que aplica la jurisprud<strong>en</strong>cia(llám<strong>en</strong>se “habilitación de instancia”, “agotami<strong>en</strong>to dela vía administrativa”, pl<strong>en</strong>ario Petracca, “vista al fiscal”, “cuestiónsusceptible de mayor debate y prueba”, “exist<strong>en</strong>cia de otravía”, “no impugnación de actos g<strong>en</strong>erales <strong>en</strong> forma directa”, “nodeclaración de inconstitucionalidad de actos”. 12°) la lógica incertidumbre del particular accionante contra elEstado, <strong>en</strong> cuanto al resultado,3°) el t<strong>en</strong>er que recurrir a un abogado,4°) el necesario pago del impuesto de justicia,5°) la previsible l<strong>en</strong>titud de la justicia, que aún andando rápidono logra estar a la altura de las expectativas subjetivas deljusticiable. Éste pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> meses, la justicia se cu<strong>en</strong>ta por años.6°) Afrontar los gastos de pericia, y otros que puedan pres<strong>en</strong>tarse,7°) las costas del juicio <strong>en</strong> caso de perderlo, y8°) t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el contexto social y político <strong>en</strong> que desdeel poder se presiona a los jueces, fácil es saber que de <strong>en</strong>trada seestá limitando más allá de lo razonable la decisión de litigar contrael Estado, que pasa a constituir, para muchos, una hipótesisirracional, imp<strong>en</strong>sable, car<strong>en</strong>te de s<strong>en</strong>tido práctico: allí han perecidotodos los derechos <strong>humanos</strong> fr<strong>en</strong>te al poder.9°) si de cada mil justiciables sólo uno puede acceder a la justicia,y aún ese uno no <strong>en</strong>tra al Paraíso sino a un lugar kafkiano7.1Ampliar <strong>en</strong> nuestro Tratado de derecho administrativo, t. 3, Elacto administrativo, 8° ed., 2004, Introducción.


XVI - 10DERECHOS HUMANOSdonde habrá de librar todas las batallas que v<strong>en</strong>imos de <strong>en</strong>umerar,afrontar los gastos, asumir los riesgos, exponerse al poderpúblico, a veces a todos los poderes públicos, incluso la pr<strong>en</strong>sa,más escueta se vuelve otra vez la fila imaginaria.Muchos dirán, muchos dic<strong>en</strong>, que ni <strong>en</strong> sueños se colocan <strong>en</strong>esa fila de aspirar a acceder a la justicia. La maldición gitana“Que t<strong>en</strong>gas juicios, y los ganes”, es así una doble manifiestaimposibilidad. No es simplem<strong>en</strong>te posible, estadísticam<strong>en</strong>te, t<strong>en</strong>erjuicios contra el Estado, no más de uno de cada mil ciudadanospor año. No hay <strong>en</strong>tonces derechos <strong>humanos</strong> tutelables <strong>en</strong>forma efectiva. La palabra “derecho” ha perdido allí toda connotacióntécnica realista.8. Algunas categorías teóricas de posibles justiciables sinjusticiaSon parte de los millones de usuarios queri<strong>en</strong>do reclamar por sufactura de gas, de teléfono, de obras sanitarias, por el boleto detransporte, por el servicio mal prestado o dejado de prestar, por laobt<strong>en</strong>ción de la conexión al servicio, por los actos de la administraciónnacional c<strong>en</strong>tralizada y desc<strong>en</strong>tralizada, los concesionarios olic<strong>en</strong>ciatarios, los <strong>en</strong>tes reguladores. Son también los millones dejubilados y p<strong>en</strong>sionados, los usuarios de servicios hospitalarios, losparticulares <strong>en</strong> cuya privacidad invad<strong>en</strong> los medios de difusiónmasiva sin reconocerles el derecho de réplica y sin que la justiciarestablezca el equilibrio.9. Algunos que acced<strong>en</strong>En esa lista <strong>en</strong>tran por fin los grandes contratistas y proveedoresde la administración, los grandes intereses perjudicados o lesionadospor el Estado, y alguno que otro individuo motivado o exacerbadomás allá de lo razonable. Cómo para querer <strong>en</strong>tablar pleito a pesarde todo... Veamos:Allí se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la selección del uno por mil que compon<strong>en</strong> <strong>en</strong>materia administrativa la cli<strong>en</strong>tela del poder judicial exist<strong>en</strong>te y


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 11posible, aquel que está concebido a razón de un juez y dos milcausas por cada millón de habitantes o más.¿Puede uno extrañarse que los juicios contra el Estado, <strong>en</strong> talsituación de inaccesibilidad de la justicia, estén constituidos pordos grandes grupos de casos:a) los asuntos de elevado monto económico, <strong>en</strong> que el empresariono ti<strong>en</strong>e más remedio que sortear todas las vallas, afrontar todoslos riesgos, soportar todos los costos del sistema, para int<strong>en</strong>tarrecuperar el quebranto que el Estado le impuso;b) los asuntos “exóticos”, “raros”, “quijotescos”, “de moda”, etc.:aparec<strong>en</strong> allí de tanto <strong>en</strong> tanto los derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva,de éxito variable. 110. El mito del acceso a la justicia, la realidad de su constanteprivaciónSi éstas fuer<strong>en</strong> conjeturas razonables, cabe <strong>en</strong>tonces concluir que<strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina de hoy y de siempre, a nivel nacional —¿y por quéno al provincial?— el acceso real y efectivo constituye nada más queun mito, nunca una posibilidad real y concreta al alcance de todosy cada uno de tales miles y millones de ciudadanos.Si todos tomáramos conci<strong>en</strong>cia que esta realidad impide la vidacivilizada <strong>en</strong> sociedad, consagra la ley de la selva, la justicia pormano propia, la v<strong>en</strong>ganza, la corrupción, el amiguismo y la influ<strong>en</strong>ciacomo modos de <strong>en</strong>carar los asuntos de la administraciónpública por los particulares, o el descreimi<strong>en</strong>to, la desesperanza,la falta de fe, el cinismo, y si queremos paliar o evitar todo esto yt<strong>en</strong>er realm<strong>en</strong>te vig<strong>en</strong>te un eficaz acceso material a la justicia <strong>en</strong>materia administrativa, <strong>en</strong>tonces podremos pasar al punto sigui<strong>en</strong>te,la inevitable primera conclusión posible.Hay que aum<strong>en</strong>tar el número de jueces <strong>en</strong> materia administrativapara que llegue por lo m<strong>en</strong>os al número de jueces p<strong>en</strong>alespor habitante, y todavía sería ínfimo. Un juez por cada50.000 usuarios de los servicios nacionales, a razón de ocho o diez9.1Ampliar <strong>en</strong> GORDILLO, Tratado de derecho administrativo, t. 2, op.cit., caps. II y III.


XVI - 12DERECHOS HUMANOSmillones, da como resultado dosci<strong>en</strong>tos juzgados cont<strong>en</strong>cioso administrativosmás <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> nacional, nada más que <strong>en</strong> primerainstancia.Hoy hay doce, antes había tres o seis, mucho antes había uno.Saque el lector las conclusiones, diga el lector si con esta relaciónde usuarios—juzgados—causas, existe <strong>en</strong> la realidad, el acceso ala justicia <strong>en</strong> materia administrativa, si hay derechos <strong>humanos</strong>vig<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> nuestro medio.11. ¿Exist<strong>en</strong> soluciones?En las actividades de apr<strong>en</strong>dizaje y <strong>en</strong>señanza que complem<strong>en</strong>tanesta introducción g<strong>en</strong>eral, se pued<strong>en</strong> trabajar no m<strong>en</strong>os de diezalternativas parciales de mejorar la situación, aún ante la inacciónde los Poderes Legislativo y Judicial.Pero antes de pasar a ellas, insistamos <strong>en</strong> algunas otras solucionesparciales, o sucedáneos, que sin ser tan útiles como unnúmero adecuado de juzgados al m<strong>en</strong>os pued<strong>en</strong> ofrecer paliativosde m<strong>en</strong>or valía. Creemos justicia barrial y de m<strong>en</strong>or cuantía, sise puede y los poderes quier<strong>en</strong>. Pero no dejemos de analizar lajusticia de m<strong>en</strong>or cuantía como complem<strong>en</strong>to no excluy<strong>en</strong>te de laverdadera justicia que debiéramos t<strong>en</strong>er pero no t<strong>en</strong>emos. Hablemostambién, <strong>en</strong>tonces, de sucedáneos m<strong>en</strong>os bu<strong>en</strong>os, para suplir<strong>en</strong> algo la indef<strong>en</strong>sión hasta que haya jueces verdaderos <strong>en</strong>números sufici<strong>en</strong>te como para proveer justicia. Asumamos elsubdesarrollo.Y vayamos tomando nota, sin desesperar, de los fracasos, comotribunales arbitrales y de derechos del consumidor, creados porel decreto como opción para el comerciante, que éste por ahora ysalvo pocas excepciones, no acepta.12. La justicia pública no estatal a cargo de los ColegiosProfesionalesLos colegios profesionales creados por ley, como el Colegio Públicode Abogados de la Ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires, o los distintos Colegios


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 13de Abogados de las provincias arg<strong>en</strong>tinas, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> gravefal<strong>en</strong>cia de soluciones creativas para el problema descrito.En lugar de insistir <strong>en</strong> mínimas cargas públicas para jóv<strong>en</strong>esabogados, de asumir la def<strong>en</strong>sa de personas sin recursos, los Colegiosprofesionales deberían crear tribunales arbitrales gratuitos<strong>en</strong> torno a una agrupación cualquiera de alguna de las sigui<strong>en</strong>tesposibles ideas:1°) ser constituidos como jurisdicción voluntaria,2°) ser barriales o vecinales, sin perjuicio de organizar tambiéntribunales arbitrales a nivel c<strong>en</strong>tralizado del Colegio, paraasuntos de alzada o mayor <strong>en</strong>vergadura,3°) <strong>en</strong> una alternativa, estar a cargo de abogados del foro conexperi<strong>en</strong>cia de veinte a treinta años <strong>en</strong> la profesión, que comocarga pública gratuita o remunerada por hora de trabajo, t<strong>en</strong>ganque at<strong>en</strong>der obligatoriam<strong>en</strong>te una vez por semana, o por mes, orotativam<strong>en</strong>te, sin desat<strong>en</strong>der el giro normal de su profesión, laresolución de las conti<strong>en</strong>das que las partes sometan voluntariam<strong>en</strong>teal Colegio Público para su decisión como tribunal arbitral,4°) <strong>en</strong> otra alternativa, crear nuevos puestos de trabajo a abogadosde la matrícula que se pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> voluntariam<strong>en</strong>te a concursospúblicos de oposición a fin de ser designados por períodosdeterminados de tiempo como magistrados arbitrales, a ser remuneradosconforme la carga horaria que los asuntos sometidosa su jurisdicción razonablem<strong>en</strong>te requiera,5°) soluciones intermedias de tribunales arbitrales colegiadoscompuestos al par de jóv<strong>en</strong>es profesionales y otros con experi<strong>en</strong>cia,o incluso presididos por magistrados o ex magistrados delforo, <strong>en</strong> todos los casos sin desmedro de su función u ocupaciónhabitual, pero aprovechando su experi<strong>en</strong>cia,6°) el procedimi<strong>en</strong>to podría ser verbal y público, sin perjuiciodel derecho de las partes de pres<strong>en</strong>tar también las piezas principalesdel proceso (demanda y contestación, alegato), también porescrito,7°) el procedimi<strong>en</strong>to debiera prever que las audi<strong>en</strong>cias de testigosy toda la prueba que ambas partes, actora y demandada,


XVI - 14DERECHOS HUMANOSacuerd<strong>en</strong> producir privadam<strong>en</strong>te, pueda ser válidam<strong>en</strong>te introducidade ese modo, sin perjuicio de la facultad del tribunal arbitralde ord<strong>en</strong>ar la nueva producción de alguna prueba u otra queestime conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de oficio,8°) si bi<strong>en</strong> se pi<strong>en</strong>sa, aum<strong>en</strong>tar de este modo el número realde tribunales a los cuales acceder a procurar justicia, no sólopermitiría mejorar <strong>en</strong> algo la privación g<strong>en</strong>eralizada de justiciaque padecemos, sino que hasta brindaría nuevas y hoyinexist<strong>en</strong>tes fu<strong>en</strong>tes de trabajo a los jóv<strong>en</strong>es abogados que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong>cli<strong>en</strong>tes ni tribunales.13. Apreciación g<strong>en</strong>eralEs una llamativa defici<strong>en</strong>cia de la profesión que nos agrupa, queotras instituciones públicas o semipúblicas como la Bolsa deComercio hayan creado tribunales arbitrales, y el propio Colegio deAbogados no ofrezca un servicio eficaz, operativo, de esa naturalezaa toda la sociedad que tanta dificultad o imposibilidad ti<strong>en</strong>e deacceder a la justicia estatal.No sería demasiado difícil a un Colegio imaginativo y creativoinstituir las condiciones necesarias de imparcialidad, gratuidade indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para que el profesional que actúe como magistradosea un verdadero tercero desinteresado del proceso.Lo han hecho todos los tribunales internacionales que exist<strong>en</strong><strong>en</strong> el mundo, que son integrados por profesionales con actuaciónconcreta y se reún<strong>en</strong> dos o más veces al año para resolver lascausas sometidas al tribunal, sin que su condición de abogadosfuera de ese tribunal haya sido jamás óbice para un juzgami<strong>en</strong>toimparcial e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te.Pued<strong>en</strong> hacerse combinaciones con tribunales colegiados, quepresida por ejemplo un magistrado del poder judicial que comotarea privada y personal de bi<strong>en</strong> común acceda a prestar el serviciode integrar un tribunal público no estatal; pued<strong>en</strong> buscarseprofesionales que por su larga actuación y el tipo de asuntosque ati<strong>en</strong>d<strong>en</strong> habitualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la etapa de su vida profesional<strong>en</strong> que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>, t<strong>en</strong>gan verdadero desinterés del resulta-


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 15do de la causa o del tipo de causa <strong>en</strong> la cual le tocará interv<strong>en</strong>ir.Todo ello puede y debe supervisarlo el Colegio, estando at<strong>en</strong>to acorregir las posibles desviaciones que se produzcan.Hay más que se puede hacer, liberando la imaginación creadora.Veamos.II. LOS TRIBUNALES ADMINISTRATIVOS COMOCOMPLEMENTO O PALIATIVO ANTE LA PRIVACIÓN DEJUSTICIA1. Introducción. ¿Opción excluy<strong>en</strong>te?Una de las cuestiones discutidas <strong>en</strong> el derecho administrativo deAmérica Latina y comparado es la de si los actos administrativosdeb<strong>en</strong> ser juzgados por tribunales judiciales y cuáles <strong>en</strong> su caso, opor tribunales administrativos: 1 el criterio que parece ser mayoritariose inclina g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te por el juzgami<strong>en</strong>to exclusivo a cargo detribunales judiciales, 2 sin creación de tribunales administrativos,1.1Ver, por ejemplo, la clásica obra de BOSCH, JORGE TRISTÁN, ¿Tribunalesjudiciales o tribunales administrativos para juzgar a la administraciónpública?, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1951; SEABRA FAGUNDES, M., O contrôte dos atosadministrativos pelo poder judiciário, 5ª ed., Río de Janeiro, 1979, ps. 122-128; GONZÁLEZ COSÍO, ARTURO, El poder público y la jurisdicción <strong>en</strong> materiaadministrativa <strong>en</strong> México, México, 1976, p. 60 y ss, aunque también sediscute <strong>en</strong> México el sistema de organización del control Judicial, GONZÁLEZCOSÍO, op. cit., p. 103, y sus refer<strong>en</strong>cias; NAVA NEGRETE, ALFONSO, Derechoprocesal administrativo, México, 1959. También cabe m<strong>en</strong>cionar los mecanismosjudiciales por los cuales se ejerce control constitucional que explicaFIX-ZAMUDIO, HÉCTOR, Los tribunales constitucionales y los derechos <strong>humanos</strong>,México, 1980, p. 135 y ss., ya que como este autor señala, la administración,“debido a su desbordami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> todos los campos, se ha transformado<strong>en</strong> la fu<strong>en</strong>te es<strong>en</strong>cial de las violaciones a los derechos” (p 23). También<strong>en</strong> Europa el énfasis ha sido puesto <strong>en</strong> el control judicial de los derechosindividuales: GARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO, y otros, El sistema europeode protección de los derechos <strong>humanos</strong>, Madrid, 1979.1.2O sea, <strong>en</strong> favor de no crear tribunales administrativos y mant<strong>en</strong>erexclusivam<strong>en</strong>te el control judicial amplio, sea a través de la jurisdiccióncomún o de una jurisdicción especial usualm<strong>en</strong>te llamada cont<strong>en</strong>cioso-administrativa.Por nuestra parte, y con aplicación al caso arg<strong>en</strong>tino y susnormas constitucionales vig<strong>en</strong>tes, nos hemos pronunciado antes de ahorapor la indisp<strong>en</strong>sable revisión judicial amplia, lo que sin duda no excluye la


XVI - 16DERECHOS HUMANOSy el debate se ha c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> realidad alrededor de si talestribunales judiciales deb<strong>en</strong> ser los ordinarios, o deb<strong>en</strong> ser tribunalescomunes con compet<strong>en</strong>cia cont<strong>en</strong>cioso-administrativa, o si deb<strong>en</strong>ser tribunales especiales de naturaleza judicial. 3En el Derecho fiscal <strong>en</strong> cambio han nacido y se han desarrolladotribunales que <strong>en</strong> su orig<strong>en</strong> son considerados administrativos,dotados de gran autonomía, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a su cargo —<strong>en</strong> formaoptativa o no— la resolución de las controversias de los contribuy<strong>en</strong>tescon la administración activa, y respecto de cuyas decisionesexiste ulterior revisión judicial, sea amplia o limitada. Elloocurre, por ejemplo, <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina, 4 Brasil, 5 México, 6 etc., yti<strong>en</strong>e anteced<strong>en</strong>tes también <strong>en</strong> el resto del Derecho comparado. 7Cabe señalar desde ya que la experi<strong>en</strong>cia no ha sido <strong>en</strong> absolutoposibilidad, que ahora analizaremos, de una previa revisión por tribunalesadministrativos que no impida in limine la posterior revisión judicial; ver, alrespecto, nuestro Tratado de Derecho Administrativo, tomo 1, Parte g<strong>en</strong>eral,8 a ed., Bu<strong>en</strong>os Aires, 2003, capítulo IX, parágrafo 7 y sgs.; tomo 2, 6 a ed.,op. cit., capítulo XV.1.3De naturaleza judicial por sus condiciones de absoluta imparcialidad eindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, potestades, etc., sin perjuicio de que pueda ser organizado<strong>en</strong> forma autónoma no sólo de la administración, sino también del PoderJudicial tradicional, como ocurre con el Consejo de Estado <strong>en</strong> Colombia.1.4Es el Tribunal Fiscal de la Nación, contra cuyas decisiones existe unrecurso llamado de “apelación limitada” por ante la justicia, artículo 174 dela Ley 11.683, t.o. 1978. Ver GIULIANI FONROUGE, CARLOS M. y NAVARRINE, SUSANA,Procedimi<strong>en</strong>to tributario, Bu<strong>en</strong>os Aires, 19.74; VILLEGAS, HÉCTOR, Curso definanzas, Derecho financiero y tributario, 3ª ed., tomo 1, Bu<strong>en</strong>os Aires,1979, p. 350 y ss.1.5Ver BRISEÑO SIERRA, HUMBERTO, El proceso administrativo <strong>en</strong> Iberoamérica,México, 1968, ps. 199-200; también existe <strong>en</strong> Brasil, como <strong>en</strong>otros países, un Tribunal Marítimo Administrativo, de cuyos actos existerevisión judicial: Seabra Fagundes, op. cit., pp. 141-142.1.6Se trata del antiguo Tribunal Fiscal de la Federación, que explicaSERRA ROJAS, ANDRÉS, Derecho Administrativo, 6ª ed., tomo II, México, 1974,p. 552 y ss.; FRAGA, GABINO, Derecho Administrativo, 7ª ed., México, 1958, p.505 y ss.; ver también HEDUÁN VIRUÉS, DOLORES, Hacia un tribunal federal dejusticia administrativa, <strong>en</strong> el libro de hom<strong>en</strong>aje a GABINO FRAGA, Estudios deDerecho público contemporáneo, México, 1972, p 129 y ss.1.7Ver BREWER CARÍAS, ALLAN-RANDOLPH, Las instituciones fundam<strong>en</strong>talesdel Derecho Administrativo y la jurisdicción v<strong>en</strong>ezolana, Caracas, 1964,pp. 443444.Un anteced<strong>en</strong>te inmediato de estos tribunales administrativos <strong>en</strong> materiafiscal que dejan expedida la posterior revisión judicial de lo resuelto por


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 17negativa <strong>en</strong> cuanto a la posibilidad práctica ofrecida a losjusticiables, <strong>en</strong> el caso contribuy<strong>en</strong>tes, de obt<strong>en</strong>er una revisiónimparcial e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de los actos tributarios que los afect<strong>en</strong>,primero ante estos tribunales administrativos y luego ante lajusticia.Trataremos aquí de brindar elem<strong>en</strong>tos de análisis para discutirsi se trata de un sistema susceptible de ser ext<strong>en</strong>dido delámbito fiscal al administrativo, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do una posterior revisiónjudicial amplia de lo resuelto por el tribunal administrativo,sea por parte de los tribunales judiciales comunes con compet<strong>en</strong>ciafiscal o cont<strong>en</strong>cioso-administrativa, sea de tribunalesjudiciales especializados y difer<strong>en</strong>ciados. 8Adelantamos, desde ya, que lo que nos interesa principalm<strong>en</strong>tea los efectos de este trabajo no es tanto la experi<strong>en</strong>cia concreta delos tribunales fiscales <strong>en</strong> cuanto se aproximan a los tribunalesjudiciales, sino el concepto de instituir un sistema de tribunaladministrativo, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te e imparcial, pero próximo a laadministración, ante el cual se puedan recurrir actos administrativosy contra cuyos pronunciami<strong>en</strong>tos exista luego revisión judicialamplia y pl<strong>en</strong>a. O sea, que exista aunque mas no sea unamodestísima instancia a la cual acudir <strong>en</strong> procura de la def<strong>en</strong>sa delos derechos <strong>humanos</strong> conculcados por la misma administración.2. Imparcialidad e indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciaCon todo, antes de <strong>en</strong>trar al análisis del tema convi<strong>en</strong>e introduciralgunas aclaraciones o precisiones terminológicas <strong>en</strong> cuanto alellos, lo <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> los tribunales económico-administrativos españoles,que sin integrar el Poder Judicial ni t<strong>en</strong>er reconocidas funciones jurisdiccionalesti<strong>en</strong><strong>en</strong>, sin embargo, “una cierta indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong>que no están insertos <strong>en</strong> la organización administrativa a través de vínculosjerárquicos”, como señalan GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Curso deDerecho Administrativo, op. cit., tomo II, p. 571. Ver también GONZÁLEZPÉREZ, JESÚS, Los recursos administrativos y económico-administrativos,Madrid, 1975, p. 320 y ss.1.8Para la cuestión terminológica nos remitimos a las aclaraciones hechas<strong>en</strong> nuestro Tratado de Derecho Administrativo, tomo 2, op. cit., caps.XIII, parágrafos 1 a 4 y ss.; BOSCH, JORGE TRISTÁN, Lo cont<strong>en</strong>cioso-administrativoy la Constitución nacional, LL, 81:830, 842 y ss.


XVI - 18DERECHOS HUMANOSs<strong>en</strong>tido con el cual empleamos la palabra “tribunal”, que por ciertoes susceptible de diverg<strong>en</strong>tes estipulaciones.No consideramos incluido d<strong>en</strong>tro del concepto de “tribunal”,sea judicial o administrativo, a aquel cuerpo que carezca de unmínimo elem<strong>en</strong>tal de imparcialidad e indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. 1 Imparcialidad<strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de no ser parte ni t<strong>en</strong>er interés <strong>en</strong> el proceso,no haber t<strong>en</strong>ido interv<strong>en</strong>ción activa <strong>en</strong> la producción de los actosque serán sometidos a su juzgami<strong>en</strong>to, no ser superior jerárquicode los autores de tales actos; es el s<strong>en</strong>tido de tercero desinteresadodel proceso, <strong>en</strong> palabras de CARNELLUTI.Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, por no estar a su vez sometido a instruccionesu órd<strong>en</strong>es superiores de la administración activa. Si se plantearael caso de algunos órganos de la administración, que sin perdersu condición de tales tuvieran al mismo tiempo la función dedictar los actos sujetos a contralor y de controlarlos ulteriorm<strong>en</strong>te,<strong>en</strong>tonces no estaríamos ya hablando de tribunales administrativos,sino de simples órganos administrativos de los cuales sepodrá, <strong>en</strong> todo caso, discutir si están o no ejerci<strong>en</strong>do, además,alguna función jurisdiccional. A los efectos de este trabajo, dichosórganos administrativos con pret<strong>en</strong>dida función jurisdiccionalestán excluidos del análisis. A la inversa, puede también darse elsupuesto de órganos con una imparcialidad e indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>un todo análoga a la del Poder Judicial tradicional —que permita<strong>en</strong> verdad considerarlos con ese alcance parte del Poder Judicial—,que t<strong>en</strong>gan, sin embargo, atribuida por la Constitución ypor la Ley, además de sus facultades jurisdiccionales, funcionesadministrativas y consultivas: tal el caso del Consejo de Estado<strong>en</strong> Colombia; 2 esos supuestos quedan compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> este estudio,pero <strong>en</strong> cuanto órganos judiciales o jurisdiccionales.2.1Para un mayor desarrollo nos remitimos a nuestro Tratado de DerechoAdministrativo, tomo 1, op. cit., capítulo VIII, parágrafo 8 y sigs; cap. IX, n° 7.2.2Ley 167 de 1941, artículos 23 (funciones consultivas, administrativasy jurisdiccionales), 45 y 46 (iguales derechos, prerrogativas y estabilidadque los miembros de la Corte Suprema de Justicia). Véase VIDAL PERDOMO,JAIME, Derecho Administrativo, 7ª ed., Bogotá, 1980, p. 459 y ss.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 193. Algunas limitaciones comunesA su vez, convi<strong>en</strong>e adelantar y recordar que exist<strong>en</strong> algunaslimitaciones al funcionami<strong>en</strong>to de los tribunales, tanto administrativoscomo judiciales, que hasta ahora no se han podido evitar<strong>en</strong> forma sistemática. La panacea para la def<strong>en</strong>sa de los derechos<strong>humanos</strong> no aparece <strong>en</strong> unos ni <strong>en</strong> otros.3.1. L<strong>en</strong>titudEn primer lugar, la l<strong>en</strong>titud del procedimi<strong>en</strong>to desde que se iniciacon el recurso o acción del particular hasta que se dicta s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciadefinitiva; aun <strong>en</strong> el Consejo de Estado francés “tres o cuatro años<strong>en</strong>tre la decisión y su anulación se deslizan la mayor parte deltiempo, lo que quita toda eficacia práctica a la medida tomada. Escierto que existe la posibilidad para el Consejo de Estado de ord<strong>en</strong>arla susp<strong>en</strong>sión de la ejecución... Pero de hecho, la susp<strong>en</strong>sión es unamedida excepcional que el Consejo de Estado no toma sinoraram<strong>en</strong>te”. 1 Más o m<strong>en</strong>os lo mismo puede decirse <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eralidadde los países de América Latina, tanto <strong>en</strong> los tribunales judicialescomo administrativos. 23.2. EficaciaEn segundo lugar, difícilm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> materia administrativa eltribunal mismo, sea el judicial o administrativo, se ocupará detomar medidas que asegur<strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>to de su pronunciami<strong>en</strong>to,y es dudoso que <strong>en</strong> la práctica t<strong>en</strong>ga la potestad efectiva3.1CALON, JEAN PAUL, Le Conseil d’État et la protection des libertés publiques,París, 1980, p. 16; similares observaciones hemos efectuado al funcionami<strong>en</strong>tode los tribunales judiciales <strong>en</strong> nuestro Tratado de Derecho Administrativo,tomo 2, op. cit., capítulos XIII a XV. En materia fiscal, estaexperi<strong>en</strong>cia se halla consagrada a nivel de principio con la regla solve etrepete que explicamos <strong>en</strong> dicho capítulo XIII, n° 9.7, pp. 47 y ss.3.2La inquietud por la l<strong>en</strong>titud y el costo del control es g<strong>en</strong>eralizada y,por ejemplo, <strong>en</strong> Paraguay la recoge PUCHETA ORTEGA, JUSTO, Lo cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo,Asunción, 1973, p. 19, recordando iguales reflexiones delderecho anglosajón y de BOSCH, Tribunales judiciales o tribunales administrativospara juzgar a la Administración Pública, op. cit.


XVI - 20DERECHOS HUMANOSpara hacerlo <strong>en</strong> contra de la voluntad administrativa. 3 Elpronunciami<strong>en</strong>to que anula un acto administrativo puede serdesoído y sobre todo la administración puede no sacar necesariam<strong>en</strong>tetodas las conclusiones, 4 lo que hace que su autoridad seafundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te moral; ello no lo torna <strong>en</strong> modo alguno ineficaz,pero sí m<strong>en</strong>os eficaz que lo que teóricam<strong>en</strong>te podría argüirse quedebe serlo.3.3. ReparaciónEn tercer lugar, salvo <strong>en</strong> los asuntos puram<strong>en</strong>te pecuniarios <strong>en</strong> loscuales exista una medida cierta del perjuicio material sufrido porun individuo, no puede esperarse demasiado de una indemnizaciónpor daño moral, puesto que “el perjuicio que causa a los ciudadanosla privación de una libertad no es sino moral; qué indemnizaciónsino simbólica podría reclamar el ciudadano que no ha podidoasistir a una ceremonia religiosa, a una reunión política, que no hapodido comprar su periódico habitual o ver un film que la crítica lerecom<strong>en</strong>daba... la indemnización a las víctimas de violaciones a laslibertades no ti<strong>en</strong>e alcance disuasivo”. 53.4. Influ<strong>en</strong>cias subjetivas y objetivasEn cuarto lugar, dado que tanto magistrados judiciales comomiembros de tribunales administrativos son seres <strong>humanos</strong>, esobvio e inevitable que sus respectivas cre<strong>en</strong>cias, s<strong>en</strong>sibilidades,3.3En el caso de los tribunales judiciales no cabe dudar <strong>en</strong> el planoconstitucional y legal que ellos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> las más amplias facultades para ord<strong>en</strong>ara la administración el pl<strong>en</strong>o e irrestricto cumplimi<strong>en</strong>to de sus s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias;pero la práctica <strong>en</strong>seña que <strong>en</strong> las cuestiones administrativas la morosidadadministrativa <strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>to de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia judicial, o el parcialo ineficaz cumplimi<strong>en</strong>to de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, o la creación de nuevas situacionesadministrativas que de hecho indirectam<strong>en</strong>te desconoc<strong>en</strong> lo antes resueltopor la justicia, no siempre es <strong>en</strong>carado con vigor y eficacia por los tribunales.La s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia no termina el problema, aunque brinda la base moralnecesaria para luego concluirlo <strong>en</strong> la práctica con la administración.3.4CALON, op. loc. cit.3.5CALON, op. loc. cit. Hemos com<strong>en</strong>tado el problema y sugerido algunasposibles vías de solución <strong>en</strong> nuestro Tratado de Derecho Administrativo,tomo 2, op. cit., capítulos XIII y ss.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 21personalidades y ori<strong>en</strong>taciones jurídico-políticas hayan de influirsus pronunciami<strong>en</strong>tos y que ellos hayan de ser influ<strong>en</strong>ciados a suvez por las circunstancias y el tiempo <strong>en</strong> que les toca desarrollar sufunción.Por ejemplo, qui<strong>en</strong>es t<strong>en</strong>gan una formación de Derecho administrativoy fiscal que ponga más énfasis <strong>en</strong> la autoridad, <strong>en</strong>contraráncampo más propicio para el des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to y aplicaciónde sus convicciones <strong>en</strong> gobiernos autoritarios; a la inversa,qui<strong>en</strong>es t<strong>en</strong>gan una formación con mayor énfasis <strong>en</strong> la protecciónde la libertad individual fr<strong>en</strong>te a la administración, <strong>en</strong>contraránámbito más natural para el desarrollo de sus principios <strong>en</strong> gobiernosdemocráticos, y les será más difícil hacerlo <strong>en</strong> gobiernosautoritarios.4. Prerrogativas y limitacionesLimitándonos pues a los tribunales administrativos dotados de unmarg<strong>en</strong> mínimo razonable de imparcialidad e indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, lasnotas sali<strong>en</strong>tes para distinguirlos de los tribunales judicialessuel<strong>en</strong> estar dadas por aspectos <strong>en</strong> parte formales y protocolares,y desde luego <strong>en</strong> parte también de fondo. Bajo el aspecto formal, esusual señalar que los miembros de los tribunales administrativosno integran el Poder Judicial y no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> las prerrogativas de losmagistrados judiciales, 1 e incluso ocurre a veces que su statussocial, e incluso su ingreso, puede ser comparativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>or.En cuanto a sus atribuciones procesales, básicam<strong>en</strong>te carec<strong>en</strong>de las facultades de imperio propias de la justicia 2 y no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> lapotestad de la executio de sus actos.4.1Según los casos y los países, éstas pued<strong>en</strong> ir desde la ex<strong>en</strong>ción deimpuesto a los réditos, el derecho a no sufrir descu<strong>en</strong>tos compulsivos d<strong>en</strong>inguna índole (v.gr., obras sociales), la inamovilidad mi<strong>en</strong>tras dure subu<strong>en</strong>a conducta (con la garantía de no poder ser removidos de sus cargos,sino por juicio político, y no por mero acto administrativo), etc.4.2Por ejemplo, la facultad de disponer allanami<strong>en</strong>tos sobre las oficinaspúblicas, la de llamar a deponer como testigos con posibilidad de que eltestigo incurra <strong>en</strong> falso testimonio, la de disponer, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, el auxilio dela fuerza pública, embargar y ejecutar bi<strong>en</strong>es, etc.


XVI - 22DERECHOS HUMANOSExist<strong>en</strong> también obvias difer<strong>en</strong>cias protocolares: los magistradosjudiciales están obligados por normas sociales a unaimportante serie de principios y limitaciones que conforman suindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong>tre otras cosas, a través de su retic<strong>en</strong>cia y discreción.G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te, las Cámaras o Cortes hac<strong>en</strong> respetar porparte de los magistrados inferiores normas atin<strong>en</strong>tes al decorojudicial, a la limitada o ninguna aparición de los jueces <strong>en</strong> mediosde comunicación de masas (<strong>en</strong>trevistas periodísticas, confer<strong>en</strong>ciasde pr<strong>en</strong>sa, etc.), a la limitada actividad de divulgacióndoc<strong>en</strong>te (confer<strong>en</strong>cias, cursos, etc., que están permitidos, pero siemprecontrolados <strong>en</strong> lo que hace al quantum). Hasta podría decirseque no sería bi<strong>en</strong> visto, aunque quizá no sería objeto de controlesformales, el tiempo mismo de relación y grado de frecu<strong>en</strong>taciónque un magistrado t<strong>en</strong>ga con funcionarios administrativos; porejemplo, con aquellos mismos a los cuales ti<strong>en</strong>e la función decontrolar. De algún modo, no se imagina uno a un magistradoasisti<strong>en</strong>do personalm<strong>en</strong>te a reuniones administrativas, discuti<strong>en</strong>docon funcionarios públicos <strong>en</strong> los despachos de éstos, etc.Trataremos de ver <strong>en</strong> este acápite cómo estas difer<strong>en</strong>cias, concebidascorrectam<strong>en</strong>te para el fortalecimi<strong>en</strong>to de la justicia y <strong>en</strong>def<strong>en</strong>sa última de los propios intereses de los individuos que requier<strong>en</strong>tutela de sus derechos, conforman un mecanismo de controlque puede no ser sufici<strong>en</strong>te por sí para garantizar a los particularesla mejor def<strong>en</strong>sa; que quizá quepa analizar si no le convi<strong>en</strong>emejor al individuo t<strong>en</strong>er la doble opción de recurrir primeroa tribunales administrativos y dejar para una ocasión ulterior, siaún lo necesita, el poder acudir a una instancia judicial.Y además podrán ampliar el acceso de mayores capas socialesa una forma debilitada, pero mínima y no excluy<strong>en</strong>te, de tutelade sus derechos.5. Potestades teóricas y prácticas5.1. La reforma o sustitución del actoEn efecto, sin perjuicio de que todas esas potestades aparec<strong>en</strong> primafacie como robustecedoras de los magistrados judiciales, es necesario


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 23también destacar algunas particularidades sustanciales de lasatribuciones de los tribunales administrativos, y algunaspeculiaridades del desempeño concreto de sus funciones.Desde el punto de vista de las facultades sustanciales de untribunal administrativo <strong>en</strong> comparación a uno judicial es frecu<strong>en</strong>te<strong>en</strong>contrar, <strong>en</strong> la doctrina o <strong>en</strong> la jurisprud<strong>en</strong>cia, la tesis de que eltribunal judicial está limitado <strong>en</strong> cuanto a sus potestades revisorasrespecto de los actos administrativos. Según los casos se diráque puede anular los actos que repute nulos, pero que no puedereformarlos o sustituirlos, que no puede tampoco emitir un actoadministrativo nuevo, o aun realizar siquiera la conversión deuno parcialm<strong>en</strong>te inválido. 1Esta limitación a la potestad judicial, que muchos autores consideranuna forma de garantizar a la inversa la división de lospoderes, de tutelar a la administración fr<strong>en</strong>te a una “excesiva”injer<strong>en</strong>cia judicial, opera <strong>en</strong> verdad, claram<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> contra de laeficacia de tales tribunales para brindar respuesta eficaz y justaa los individuos que recurr<strong>en</strong> a ellos <strong>en</strong> busca de justicia. Puessabido es que raram<strong>en</strong>te una cuestión se pres<strong>en</strong>tará nítida <strong>en</strong>blanco y negro que haga fácil al tribunal optar por la validez o lainvalidez, lisa y llana, del acto impugnado.La más de las veces la cuestión aparece ll<strong>en</strong>a de matices yzonas grises, <strong>en</strong> las cuales el observador medio se verá con frecu<strong>en</strong>ciainclinado a p<strong>en</strong>sar que la solución justa es, de algún modo,intermedia: ni sost<strong>en</strong>er el acto impugnado, tal como él está, nitampoco invalidarlo totalm<strong>en</strong>te. La solución práctica que a criteriodel observador sería <strong>en</strong> tal caso justa, es así intuitivam<strong>en</strong>te lareforma o sustitución del acto. Los tribunales judiciales han com<strong>en</strong>zadoa hacerlo, 2 pero no es una solución uniforme.5.1La situación está cambiando, como explicamos <strong>en</strong> GORDILLO, Tratadode derecho administrativo, t. 3, El acto administrativo, 8° ed., 2004, Introduccióny cap. XII, n° 12. En Costa Rica, <strong>en</strong> doctrina se admite la reformadel acto como objeto posible del cont<strong>en</strong>cioso-administrativo: ver ORTIZ, EDUAR-DO, Materia y objeto del cont<strong>en</strong>cioso-administrativo, <strong>en</strong> “Revista de Ci<strong>en</strong>ciasJurídicas”, n° 5, San José, 1965, p. 47.5.2Ampliar <strong>en</strong> GORDILLO, t. 3, op. cit., Introducción, pp. 15-16; Miranda,Sala III, DJ, 1999, 328/9.


XVI - 24DERECHOS HUMANOSPor contraste, el tribunal administrativo ti<strong>en</strong>e usualm<strong>en</strong>temayor latitud para el desempeño de su función de contralor queaquella de que dispone el tribunal judicial. No habrá lesión que anadie se le ocurra invocar del principio de la separación de lospoderes, <strong>en</strong> perjuicio de la administración actuante, si modifica osustituye el acto. Y si <strong>en</strong> algún caso el sistema legal no le permiteal tribunal administrativo emitir él mismo el acto, ello puede noexcluir que <strong>en</strong> todo caso emita una ord<strong>en</strong>, o aún un mero consejoo dictam<strong>en</strong>, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que lo que convi<strong>en</strong>e hacer, lo quedebe hacer la administración activa, es tal o cual acto y no elanterior impugnado ante sus estrados. Nada de eso puede normalm<strong>en</strong>tehacer el tribunal judicial.5.2. El control de mérito o conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ciaA más de la difer<strong>en</strong>cia expuesta <strong>en</strong> cuanto a potestades de losórganos administrativos y judiciales, cabe recordar aquella clásicasegún la cual los tribunales judiciales sólo pued<strong>en</strong> pronunciarsesobre la legitimidad de la conducta administrativa, <strong>en</strong> tanto que losórganos administrativos revisores pued<strong>en</strong> apreciar tanto lalegitimidad como la oportunidad de los actos recurridos. Si bi<strong>en</strong> lostribunales administrativos exist<strong>en</strong>tes muestran una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia aconsiderarse a su vez tribunales “de derecho”, 3 e incluso a asimilarsea los tribunales judiciales <strong>en</strong> tantos aspectos como sea posible, 4 detodos modos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mayor marg<strong>en</strong> de posibilidad teórica y prácticade pronunciarse sobre la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia o inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de laconducta administrativa, 5 <strong>en</strong> tanto que los jueces por principio no5.3SERRA ROJAS, op. cit., tomo II, p. 523; Tribunal Fiscal de la Nación, <strong>en</strong> laArg<strong>en</strong>tina, etc.5.4BREWER CARÍAS, ALLAN-RANDOLPH, Las instituciones fundam<strong>en</strong>tales delDerecho Administrativo y la jurisprud<strong>en</strong>cia v<strong>en</strong>ezolana, Caracas, 1964, p.441. Una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia parecida parece campear <strong>en</strong> el trabajo de HEDUÁN VIRUÉS,Hacia un Tribunal Federal de Justicia Administrativa, artículo citado, alcom<strong>en</strong>tar el proyecto de erigir el Tribunal Fiscal de la Federación, de México,<strong>en</strong> un Tribunal Federal de Justicia Administrativa.5.5Ver nuestro libro Problemas..., op. cit., capítulo IV.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 25pued<strong>en</strong> hacerlo salvo que lo <strong>en</strong>cuadr<strong>en</strong> d<strong>en</strong>tro de principios jurídicoselásticos como la razonabilidad, 6 el standard, 7 etc.Desde luego, no sólo y no meram<strong>en</strong>te con tribunales administrativospodemos corregir la g<strong>en</strong>eralizada inexist<strong>en</strong>cia o fal<strong>en</strong>ciade controles de oportunidad o mérito; no ha de olvidarseque la participación es fundam<strong>en</strong>tal elem<strong>en</strong>to de control de conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ciau oportunidad 8 y que también el Ombudsman lo es.Hace falta, pues, un esfuerzo concertado y sistemático para logrardar vida a un sistema de control que tutele la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ciade la conducta administrativa.5.3. La posibilidad de aconsejarSi bi<strong>en</strong> de hecho nada impide a un tribunal judicial <strong>en</strong> el acto dedictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia hacer consideraciones sobre lo que a su juicio seríaconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que hiciera la administración, ello sólo ocurre cuandola justicia <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra flagrantes vicios o errores. De algún modo esnormal que el Juez se limite a resolver <strong>en</strong> derecho el caso litigioso,sin pronunciarse sobre otros aspectos de política administrativaque el caso le sugiera.Un organismo administrativo, o un tribunal administrativo,podría <strong>en</strong> cambio <strong>en</strong>contrar algo más fácil efectuar consideracionesde aquella índole cuando lo crea conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te. Incluso puede la leyasignarle <strong>en</strong> forma expresa funciones consultivas, además de lasfunciones decisorias que le atribuya. En una bu<strong>en</strong>a cantidad desupuestos importa no sólo y no tanto la irregularidad que se hayacometido <strong>en</strong> el caso concreto sometido a decisión jurisdiccional,sino fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te detectar —y corregir— la causa de quetal irregularidad haya podido ser cometida.5.6Nos remitimos a nuestro Tratado de Derecho Administrativo, tomo1, op. cit., capítulo X, punto 15 y sus refer<strong>en</strong>cias.5.7RIALS, STÉPHAN, Le juge administratif français et la technique du standard,París, 1980.5.8Como dic<strong>en</strong> GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, op. cit., p. 79, “La oportunidadde la decisión se mide normalm<strong>en</strong>te... por su adecuación a las demandassociales y por su aceptación por el cuerpo social... a través de las técnicasparticipativas”.


XVI - 26DERECHOS HUMANOSSi la causa de una irregularidad es simplem<strong>en</strong>te el error o lav<strong>en</strong>alidad de un funcionario concreto, ello es mucho m<strong>en</strong>os graveque cuando lo es un sistema administrativo dado, una reglam<strong>en</strong>taciónvig<strong>en</strong>te, una práctica inveterada, una cre<strong>en</strong>cia equivocadade la administración. Pues, <strong>en</strong> todos estos casos, al no corregirse<strong>en</strong> el pronunciami<strong>en</strong>to la causa que permitió que el error o lairregularidad ocurriera, se está de hecho permiti<strong>en</strong>do la infinitarepetición del vicio con el consigui<strong>en</strong>te desgaste jurisdiccional,administrativo y privado. Por no destacar el grave daño a la sociedadque tales irregularidades ocasionan.Dado que muchas veces la causa de que se haya emitido unacto inválido o se haya realizado una conducta reprochable, no esla ignorancia o malicia del funcionario actuante, sino un procedimi<strong>en</strong>toerrado o inválido que se ha aplicado <strong>en</strong> el caso, estimamosde fundam<strong>en</strong>tal importancia que el tribunal pueda y, más aún,deba sugerir o disponer tantos cambios normativos como fuer<strong>en</strong>necesarios <strong>en</strong> sede administrativa. Ello, como es lógico, más lopuede hacer un tribunal administrativo que uno judicial.6. El rol del tribunal. Imag<strong>en</strong> <strong>en</strong> la opinión pública y su efectosobre las potestades realesDebe también m<strong>en</strong>cionarse como dato de importancia que <strong>en</strong> laopinión pública de casi todos los países se id<strong>en</strong>tifica al tribunaljudicial como el órgano por excel<strong>en</strong>cia de control del gobierno, y <strong>en</strong>cambio se percibe a los tribunales administrativos como una suertede integrante más de ese gran cuerpo amorfo e inorgánico que esla administración pública. Incluso puede llegar a afirmarse que sibi<strong>en</strong> socialm<strong>en</strong>te es elem<strong>en</strong>to de prestigio integrar el Poder Judicial,no lo es <strong>en</strong> igual medida integrar un tribunal administrativo. Parala opinión pública no informada, la pr<strong>en</strong>sa, la televisión, etc., susmiembros son, <strong>en</strong> definitiva, parte de la administración pública.Ello significa, <strong>en</strong>tre otras cosas, que al estar m<strong>en</strong>os inmunes alas influ<strong>en</strong>cias y presiones del medio de lo que formalm<strong>en</strong>te estáel Poder Judicial, pued<strong>en</strong> también recibir argum<strong>en</strong>taciones ypuntos de vista constantes y fluidos tanto de los propios sectores


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 27administrativos interesados como de los particulares afectados.La mayor fluidez posible de las comunicaciones, sin laformalización más estricta del proceso judicial, sirve a su vez a laposible búsqueda de soluciones que <strong>en</strong> mayor medida puedan satisfacerlos intereses de ambas partes y de la sociedad <strong>en</strong> su conjunto.Por lo tanto, el tribunal administrativo ti<strong>en</strong>e un marg<strong>en</strong> máscómodo para int<strong>en</strong>tar informalm<strong>en</strong>te averiguar la verdad materialy no sólo formal de los hechos sometidos a su decisión, deinformarse más adecuadam<strong>en</strong>te de las políticas g<strong>en</strong>erales que elgobierno trata de seguir <strong>en</strong> la materia y de indagar cómo mejorse puede adecuar a tales políticas g<strong>en</strong>erales una decisión justa <strong>en</strong>el caso particular y armoniosa <strong>en</strong> la sociedad; de cómo se puedearmonizar el interés de la administración con el derecho del particular.Estas cuestiones también, sin duda, están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>el ánimo judicial, pero al no poder expresarse pública y fácilm<strong>en</strong>te,al no poder de hecho tampoco traducirse <strong>en</strong> argum<strong>en</strong>tos formalesdel fallo, 1 son más difíciles de manejar por parte del magistradojudicial. Y ciertam<strong>en</strong>te que un Juez no podría sin desmedroa su decoro, recato y prestigio, andar reuniéndose con funcionariospúblicos para tratar de hallar una solución al problema, niandar preguntando a la g<strong>en</strong>te qué pi<strong>en</strong>sa sobre tal o cual asuntosometido a su decisión. Todo eso, <strong>en</strong> mayor medida que el Juez, sílo puede hacer el miembro de un tribunal administrativo. Y esprecisam<strong>en</strong>te esa mayor libertad informal de reunirse, discutir,averiguar, informarse, debatir, conciliar, lo que le permite <strong>en</strong>tonces<strong>en</strong> mayor grado <strong>en</strong>contrar, o tratar de <strong>en</strong>contrar, solucionesque d<strong>en</strong> respuesta al anhelo de justicia del administrado sinperturbar innecesariam<strong>en</strong>te las políticas g<strong>en</strong>erales del Estado. 26.1Esto, por nuestra tradición jurídica que excluye razonami<strong>en</strong>tos deltipo de los frecu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la jurisprud<strong>en</strong>cia de intereses, para no dar sino unejemplo. Véase al respecto ROSS, ALF, Sobre el Derecho y la justicia, Bu<strong>en</strong>osAires 1963, capítulo IV.6.2Los tribunales administrativos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algunos rasgos <strong>en</strong> común con lainstitución del Ombudsman, <strong>en</strong> cuanto posibles arbitradores o conciliadores<strong>en</strong>tre la administración y los administrados.


XVI - 28DERECHOS HUMANOSA ello cabe unir un segundo elem<strong>en</strong>to de fundam<strong>en</strong>tal importanciapráctica: para la opinión pública no informada, y hastapara la informada, el tribunal judicial es, cuanto m<strong>en</strong>os, un “adversario”de la administración, y puede hasta ser su “<strong>en</strong>emigo”.Más a veces que el <strong>en</strong>emigo o adversario verdadero. El tribunaladministrativo, <strong>en</strong> cambio, para esa misma opinión pública noinformada, es un “colaborador” de la administración, un arbitradoro componedor <strong>en</strong>tre ella y el quejoso, raram<strong>en</strong>te un adversariodel gobierno y jamás un <strong>en</strong>emigo. No importa mucho que estosestereotipos sean ciertos o no; no importa que se puedan citarcasos de tribunales judiciales administrativos vali<strong>en</strong>tes, severosy hasta demasiado exig<strong>en</strong>tes con la administración. Lo que importa,porque ello determina el grado de latitud de movimi<strong>en</strong>toque luego ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, es cómo los percibe y qué rol les asigna la opiniónpública.El tribunal judicial, que asegura su indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a través desu distancia de la administración, no puede precisam<strong>en</strong>te por elloactuar como componedor o arbitrador; el tribunal administrativo,por su mayor proximidad al m<strong>en</strong>os apar<strong>en</strong>te a la administración,puede <strong>en</strong> cambio obrar con mayor latitud buscando solucionesintermedias que mejor conjugu<strong>en</strong> ambos intereses <strong>en</strong> juego.7. La repercusión periodística de sus pronunciami<strong>en</strong>tos.LapublicidadDado que esa opinión pública los percibe a los unos como adversariosy no así a los otros, que hasta pued<strong>en</strong> llegar a ser vistos comocolaboradores, sus respectivas s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias o pronunciami<strong>en</strong>tos sonrecibidos de muy distinto modo por la pr<strong>en</strong>sa: una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciajudicial adversa a la administración publica necesariam<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>erepercusión periodística y constituye <strong>en</strong>tonces un motivo deembarazo para ella; un pronunciami<strong>en</strong>to adverso de un tribunaladministrativo no es digno <strong>en</strong> cambio de especial m<strong>en</strong>ciónperiodística.Por lo demás, y dada la saludable vig<strong>en</strong>cia judicial del principiode publicidad de los actos estatales, a nadie se le ocurriría


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 29ocultar o retacear al conocimi<strong>en</strong>to del publico una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia judicialque ha sido dictada <strong>en</strong> materia administrativa. En cambioal tribunal administrativo, por estar <strong>en</strong> alguna medida compr<strong>en</strong>didod<strong>en</strong>tro del rol apar<strong>en</strong>te de integrar o ser parte de laadministración, le es más fácil <strong>en</strong> los asuntos sometidos a sujuzgami<strong>en</strong>to evitar la inmediata repercusión periodística; le esmás fácil disponer durante un lapso que solo las partes t<strong>en</strong>ganacceso a sus pronunciami<strong>en</strong>tos, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> lo inmediato ymi<strong>en</strong>tras la cuestión política que exista es aún álgida y puede porlo tanto, todavía provocar repercusiones de esa índole. 1Una vez pasado el mom<strong>en</strong>to crítico (lo cual nunca lleva demasiadotiempo) puede conocerse cómodam<strong>en</strong>te el pronunciami<strong>en</strong>to,que ya no t<strong>en</strong>drá repercusión política ni periodística. En cuantoa las partes, si el pronunciami<strong>en</strong>to les es desfavorable, no seránintelig<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te las más interesadas <strong>en</strong> dar conocimi<strong>en</strong>topúblico a la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, máxime si sab<strong>en</strong> que con ello pued<strong>en</strong> todavíat<strong>en</strong>er algún grado de m<strong>en</strong>or eficacia de acto, por cuanto elcumplimi<strong>en</strong>to último siempre estará, una vez más, <strong>en</strong> manos dela administración pública controlada.¿Significa todo esto que <strong>en</strong> verdad el tribunal judicial ti<strong>en</strong>emás o m<strong>en</strong>os atribuciones que el tribunal administrativo paradictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia? Si analizamos el fondo de las potestades, paraalgunos el tribunal judicial no puede reformar o sustituir actosadministrativos. Y si le sumamos el aspecto práctico de que unas<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia adversa ti<strong>en</strong>e más costo político para quién le emite <strong>en</strong>sede judicial que una “s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia” administrativa, hay m<strong>en</strong>osmarg<strong>en</strong> de esa índole para el magistrado judicial que para el ad-7.1Desde luego, no estamos aquí aconsejando el secreto ni la reserva <strong>en</strong>materia administrativa, tema éste al cual hemos dedicado largas páginas decrítica <strong>en</strong> nuestro Tratado de Derecho Administrativo, tomo 4, Procedimi<strong>en</strong>toy recursos administrativos, 8ª ed., 2004, capítulo IV, y que tambiénmerece g<strong>en</strong>eral interés; por ejemplo, ROWAT, DONALD C. (compilador);Administrative Secrecy in Developed Countries, Nueva York, 1979. Pero síse trata de considerar que es prud<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un tribunal administrativo, ycontribuye a su eficacia, que no t<strong>en</strong>ga él mismo la iniciativa de dar a luz <strong>en</strong>lo inmediato los pronunciami<strong>en</strong>tos que dicte <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario a la administración,cuando el tema ti<strong>en</strong>e una actualidad que lo hace políticam<strong>en</strong>teexplosivo para las más altas esferas gubernativas.


XVI - 30DERECHOS HUMANOSministrativo. En verdad cabe preguntarse si es más poderoso, <strong>en</strong>lo que al justiciable individual respecta, el tribunal administrativoque el judicial. La respuesta tampoco aquí puede estar <strong>en</strong> blancosy negros. Probablem<strong>en</strong>te la más adecuada es que el individuonecesita tanto unos como otros órganos de control de la administración,para recurrir según las circunstancias a unos u otros, oa unos y otros sucesivam<strong>en</strong>te, y sin perjuicio de otros mecanismosde control que también complem<strong>en</strong>tan a estos, como es elcaso del Ombudsman.A su vez, resulta interesante comparar el funcionami<strong>en</strong>to dela opinión pública <strong>en</strong> los tres casos. En materia de tribunalesadministrativos, la falta de publicación le otorga mayor marg<strong>en</strong>real para discrepar con la administración; <strong>en</strong> materia de tribunalesjudiciales, si bi<strong>en</strong> la publicidad es sana por muchos otrosmotivos, de hecho opera autolimitando al tribunal <strong>en</strong> su marg<strong>en</strong>real y práctico de control. Pero <strong>en</strong> ambos casos, ni el magistradojudicial ni el administrativo pued<strong>en</strong> dirigirse habitualm<strong>en</strong>te, comopráctica ordinaria, a la opinión publica expresam<strong>en</strong>te o int<strong>en</strong>tarmanejarla. En cambio el Ombudsman puede, y de hecho lo hace,tratar de persuadir e influ<strong>en</strong>ciar a la administración, <strong>en</strong>tre otrosmedios, precisam<strong>en</strong>te a través del manejo de la opinión publica yla pr<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, actuando no solo como arbitrador, sino tambiéncomo crítico y como innovador.8. El mom<strong>en</strong>to oportuno de dictar el pronunciami<strong>en</strong>to. Lapolítica temporal del control jurisdiccionalEl manejo del tiempo también es y puede ser distinto <strong>en</strong> uno y otroámbito. En el ámbito judicial stricto s<strong>en</strong>su, el rigor de las normasprocesales implica que, de cumplirlas, el Juez no ti<strong>en</strong>e potestadalguna para merituar la oportunidad <strong>en</strong> la cual debe dictars<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. Simplem<strong>en</strong>te, debería dictarla d<strong>en</strong>tro de los plazosbreves y limitados que le fija el Código, una vez cumplidos los actosprocesales previos que también éste determina. Aun así, el observadorsagaz advierte con frecu<strong>en</strong>cia como pronunciami<strong>en</strong>tos judicialesadversos a la administración ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una curiosa t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 31producirse después que ha cesado <strong>en</strong> sus funciones el funcionarioo el gobierno autor de los actos impugnados. Pero, <strong>en</strong> cualquiercaso, lo cierto es que el Juez sólo con dificultad puede int<strong>en</strong>tar, silo hace, algún ejercicio prud<strong>en</strong>te de discreción política <strong>en</strong> cuanto almom<strong>en</strong>to o tiempo <strong>en</strong> que dicta su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia.En este tema de la prud<strong>en</strong>cia política <strong>en</strong> cuanto al mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong>que la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia judicial o administrativa es pronunciada, tambiénel Consejo de Estado francés ha acunado de hecho toda unapropia política temporal de control jurisdiccional. Y se ha dichoasí, evaluando el control del Consejo de Estado <strong>en</strong> materia, porejemplo, de prohibiciones administrativas al derecho de reunión,que “El alcance de su interv<strong>en</strong>ción no debe ser despreciado niexagerado... Sus decisiones pierd<strong>en</strong> una gran parte de su valorcuando ocurr<strong>en</strong> varios años después de la medida de prohibición.La situación puede haber evolucionado profundam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el ínterin,y el perjuicio político y moral sufrido por los organizadores dela reunión no es nada at<strong>en</strong>uado por la anulación platónica y tardíade una prohibición que ha surtido todos sus efectos; solo unadecisión del Juez ord<strong>en</strong>ando la susp<strong>en</strong>sión de la ejecución de ladecisión atacada podría reforzar eficazm<strong>en</strong>te el control de estamateria. El valor de la jurisprud<strong>en</strong>cia del Consejo de Estado, relativaa la libertad de reunión, vale <strong>en</strong>tonces m<strong>en</strong>os por sus efectosprácticos <strong>en</strong> cada caso que por las afirmaciones de principioque ella importa y recuerda”. 1Claro está que una cosa es prud<strong>en</strong>cia política <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tosespecialm<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>sos o agitados sobre determinado tema <strong>en</strong> laopinión publica, y otra muy distinta es una g<strong>en</strong>eral morosidadque haga que todo pronunciami<strong>en</strong>to sea necesariam<strong>en</strong>te “platónicoy tardío”. No ha de llegarse quizá al extremo de que “el funcio-8.1LONG, M.; WEIL, P. y BRAIBANT, G., Les grands arrêts de la jurisprud<strong>en</strong>ceadministrative, 7ª ed., París, 1978, ps. 221-222. En el mismo s<strong>en</strong>tido observael Consejero de Estado M. SOUDET, <strong>en</strong> CONSEIL D’ÉTAT, Études et docum<strong>en</strong>ts,París, 1978-1979, p. 66, com<strong>en</strong>tando el caso del film La Religieuse, quefuera prohibido <strong>en</strong> 1966 y cuya prohibición fuera anulada <strong>en</strong> 1975, que elfallo “no ti<strong>en</strong>e sino valor como anécdota”: el debate viol<strong>en</strong>to que el filmhabía ocasionado <strong>en</strong> la opinión publica <strong>en</strong> 1966 había mi<strong>en</strong>tras tanto desaparecido.


XVI - 32DERECHOS HUMANOSnario autor del acto ilegal, de hecho, no esta jamás inquieto personalm<strong>en</strong>te.Cuando llegue la sanción, el habrá probablem<strong>en</strong>tedejado su puesto por uno más elevado. La decisión del Consejo deEstado no le alcanzará —si aún la llega a conocer—; ella no alcanzarátampoco a su sucesor, extraño a lo que ha ocurrido antesque él”. 2Sin llegar, pues, a estos extremos, cabe observar que el tribunaladministrativo ti<strong>en</strong>e más posibilidad que el judicial de t<strong>en</strong>erprud<strong>en</strong>cia política <strong>en</strong> cuanto al mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que toma su decisión,<strong>en</strong> caso de ser ella anulatoria <strong>en</strong> asuntos de repercusióninmediata <strong>en</strong> la pr<strong>en</strong>sa; ello le permite <strong>en</strong>tonces mayor latitudpara ejercer el control.9. La discreción política de control jurisdiccionalMás aún, hasta cabe p<strong>en</strong>sar que se espera de él, tanto de parte delos administrados como de la administración, el indisp<strong>en</strong>sableejercicio de un alto grado de prud<strong>en</strong>cia política. En el fondo, no sele pide que dicte todas las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias favorables a la administración,se le pide, <strong>en</strong> cambio, que cuando las dicte desfavorables trate de nocrearle problemas políticos. Cumplida la condición es<strong>en</strong>cial de quesu pronunciami<strong>en</strong>to no ocasione un revuelo político ni t<strong>en</strong>garepercusión <strong>en</strong> la opinión publica, asegurada <strong>en</strong> cuanto esté a sualcance la paz política del gobierno mediante la discreción o elsil<strong>en</strong>cio <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que el tema ti<strong>en</strong>e virtualidad política,nadie <strong>en</strong> verdad le pedirá demasiadas cu<strong>en</strong>tas al tribunaladministrativo si su decisión concreta no se consustancia con elanhelo que la administración t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> cuanto al fondo.Para los gobiernos con mucha frecu<strong>en</strong>cia puede llegar a t<strong>en</strong>ermás importancia la repercusión de una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que el fondo de8.2CALON, JEAN PAUL, Le Conseil d’État et la protection des libertés publiques,París, 1980, mimeog., p. 17. El tema vi<strong>en</strong>e, desde luego, de larga data,como que ya fue señalado por HAURIOU, MAURICE, La jurisprud<strong>en</strong>ceadministrative de 1892 à 1929, tomo I, París, 1929, p. 649, a qui<strong>en</strong> hemostranscripto <strong>en</strong> nuestro Tratado de Derecho Administrativo, tomo 2, op.cit., capitulo XVIII, parágrafo 1, que repetimos con obsesión <strong>en</strong> el cap. XIX,n° 10, p. 38, tal la importancia que le asignamos.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 33la misma, pues es la primera la que puede costarle su propiaestabilidad o continuidad, jamás la segunda si pasa desapercibida.Un gobierno no cae por perder conti<strong>en</strong>das <strong>en</strong> sede administrativao judicial, sí puede caer por escándalo o vilip<strong>en</strong>dio público,por escarnio, por bochorno, por traspiés políticos. Una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciaadversa que no ocasione un traspié político al gobierno de turno,no es asunto grave aunque contraríe a su posición <strong>en</strong> un asuntosustancialm<strong>en</strong>te importante.Si para el gobierno es importante tal o cual cuestión concreta<strong>en</strong> cuanto al fondo, mucho más importante e incluso absolutam<strong>en</strong>tevital, es que esa cuestión de fondo (u otra cualquieraintransc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te) am<strong>en</strong>ace su estabilidad. Un gobiernodesestabilizado, aún por una cuestión trivial, no t<strong>en</strong>drá ya tiemponi posibilidad de <strong>en</strong>carar cuestiones de fondo; un gobierno qu<strong>en</strong>o ve am<strong>en</strong>azada su estabilidad ni su prestigio no se preocuparádemasiado de que <strong>en</strong> alguna cuestión, aunque sea importante, lecontrarí<strong>en</strong> o de hecho le impidan la concreción de un propósitodeterminado. De donde podría formularse la conclusión t<strong>en</strong>tativade que <strong>en</strong> materia de control de la administración publica porparte de tribunales administrativos o judiciales, lo que incide máspara limitar al órgano de control es la oportunidad política delpronunciami<strong>en</strong>to, antes que su ev<strong>en</strong>tual fondo adverso a la administracióny favorable al particular.10. El costoTambién debe evaluarse el costo de la función de control, sea ellarealizada <strong>en</strong> sede judicial o por tribunales administrativos. Es unlugar común que <strong>en</strong> materia judicial existe cond<strong>en</strong>a y regulaciónde costas, que las costas se impon<strong>en</strong> al v<strong>en</strong>cido, y que son unaproporción determinada por la ley <strong>en</strong>tre mínimos y máximos—delmonto de la cuestión debatida. También lo es, que qui<strong>en</strong> pi<strong>en</strong>sainiciar un juicio, si es prud<strong>en</strong>te, deba p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> que costas deberápagar si lo pierde. Y si a esto le sumamos que lo que el particularconsidera es un juicio contra la administración, <strong>en</strong> el que factorespolíticos pued<strong>en</strong> jugarle <strong>en</strong> forma adversa, sin perjuicio de las


XVI - 34DERECHOS HUMANOSdificultades que su propio planteo t<strong>en</strong>ga, <strong>en</strong>tonces el costo parecepot<strong>en</strong>ciado a su espíritu. Iniciar un juicio <strong>en</strong> aguas más procelosasque las civiles o comerciales, con mayor riesgo, por tanto, deev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te perderlo con costas, puede ser y usualm<strong>en</strong>te es, unpoderoso elem<strong>en</strong>to de disuasión a su ánimo de procurar justicia.El tribunal administrativo, si puede fijar costas, lo que tampocosiempre ocurre, ti<strong>en</strong>e mayor libertad sustancial para no imponercostas al actor si éste pierde, cosa que le es más difícil haceral Juez. Ello significa que el tribunal administrativo puede disminuiry hasta eliminar el fantasma de las “costas a su cargo”que debe contemplar todo aquel que ti<strong>en</strong>e p<strong>en</strong>sado cuestionar anteuno u otro tribunal un pronunciami<strong>en</strong>to administrativo.El mayor marg<strong>en</strong> de actividad instructoria que el tribunaladministrativo puede realizar de oficio, mediante pedidos de informesa las oficinas administrativas, 1 también puede reducir yhasta eliminar las costosas pericias judiciales a las cuales laspartes deb<strong>en</strong> recurrir para tratar de acreditar los hechos que lesson favorables. También la posibilidad mayor que el tribunal administrativoti<strong>en</strong>e, de no optar <strong>en</strong>tre validez o invalidez del acto,sino pronunciarse por su reforma o sustitución, le da paralelam<strong>en</strong>temayor posibilidad de disponer que las costas sean <strong>en</strong> elord<strong>en</strong> causado que imponérselas a un hipotético v<strong>en</strong>cido. 210.1También la justicia puede pedir a la administración informes, docum<strong>en</strong>tos,etc., pero aun ante la majestad y potestad de la justicia no cede lainveterada t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia al secreto y sigilo administrativo. Es frecu<strong>en</strong>te, pues,el ocultami<strong>en</strong>to, la ambigüedad, manifestar desconocimi<strong>en</strong>to o ignorancia,etc., de la administración ante el Juez. Todo ello se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> muchísimom<strong>en</strong>or grado <strong>en</strong> materia de tribunales administrativos, porque, a la inversa,es como si lo pidiera la propia administración, es parte del mismo aparatoburocrático la que apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te pide el informe, y no aparec<strong>en</strong> <strong>en</strong>toncestan automaticam<strong>en</strong>te todos los mecanismos de def<strong>en</strong>sa y de recelo queson habituales fr<strong>en</strong>te a la justicia.10.2A veces, la legislación int<strong>en</strong>ta corregir esta situación, sea resolvi<strong>en</strong>doque siempre las costas son <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> causado, lo que también es una reglademasiado rígida, o estableci<strong>en</strong>do incluso que <strong>en</strong> la acción de anulación nohaya cond<strong>en</strong>a <strong>en</strong> costas al actor si pierde la acción (caso del Código ProcesalAdministrativo de la Provincia de Formosa, también <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina).


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 3511. La asertividad del pronunciami<strong>en</strong>toUn tribunal judicial necesariam<strong>en</strong>te debe concluir su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciacon una clara definición de: qué le da a quién, quién ganó y quiénperdió; incluso la tradicional cond<strong>en</strong>a <strong>en</strong> costas supone que debehaber un claro v<strong>en</strong>cido y un claro v<strong>en</strong>cedor.A la inversa, los dictám<strong>en</strong>es letrados de los funcionarios de laadministración pública, cuando consideran que algo de razón leasiste al particular, no suel<strong>en</strong> ser ejemplos de asertividad; antesbi<strong>en</strong>, suel<strong>en</strong> dejar abiertas varias alternativas a qui<strong>en</strong> debe resolver,o aconsejan una línea g<strong>en</strong>eral de conducta, pero sin determinarel camino exacto que debe escogerse para obrar conforme aderecho. El asesor usualm<strong>en</strong>te no señala <strong>en</strong>tonces una única solución,sino que apunta al m<strong>en</strong>os dos y a veces más; sin perjuiciode que a ciertos niveles jerárquicos como el de Director de AsuntosLegales de un Ministerio sea también frecu<strong>en</strong>te que eldictaminante agregue un preciso y concreto proyecto de resolución.Ese es el método que puede también elegir un tribunal administrativopero no uno judicial; y ese método, si bi<strong>en</strong> carece de laapar<strong>en</strong>te virtud de la asertividad, de lo categórico, claro y concreto,y si bi<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>tonces el defecto de la vaguedad e imprecisión,ti<strong>en</strong>e con todo la virtud de ser realista, brindar posibilidadesmás ciertas de solución al administrado. Le permite conciliar suposición con la de la administración, jugar con algunas de lasvías de solución que son posibles y que a su vez son potablespolíticam<strong>en</strong>te para el gobierno. La flexibilidad de un pronunciami<strong>en</strong>tofavorable <strong>en</strong> sus lineami<strong>en</strong>tos g<strong>en</strong>erales al particular,supone una posibilidad mayor de solución del conflicto <strong>en</strong> sedeadministrativa; permite también a la administración rectificarválidam<strong>en</strong>te su conducta como si lo hiciera por propia iniciativa,lo cual <strong>en</strong> muchos casos ayuda a que efectivam<strong>en</strong>te lo haga.12. La posibilidad de av<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>toCuando administración y administrado han llegado a los estradosjudiciales, las respectivas posiciones han quedado, por fuerza de las


XVI - 36DERECHOS HUMANOScircunstancias, demasiado nítidam<strong>en</strong>te definidas. Ya no hayretroceso, ya no hay posibilidad práctica de av<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to amistoso,transacción o arreglo alguno. Incluso la inercia administrativahace que raram<strong>en</strong>te funcionario público alguno de la administraciónactiva t<strong>en</strong>ga interés <strong>en</strong> considerar un ev<strong>en</strong>tual arreglo: “Que ahoralo decida la justicia” es la actitud mas corri<strong>en</strong>te y más cómoda <strong>en</strong>tales casos.En cambio, cuando la cuestión está aún <strong>en</strong> sede administrativa,y <strong>en</strong> tanto tramita ante tribunales administrativos, al no habersalido <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te de la esfera administrativa deja siempre abiertala puerta de la negociación y del diálogo, con su posibilidadev<strong>en</strong>tual de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to. Eso significa también que muchosadministrados que no desean romper el diálogo o las negociacionescon una administración a la cual deb<strong>en</strong> necesariam<strong>en</strong>te seguirvinculados, se muestr<strong>en</strong> totalm<strong>en</strong>te r<strong>en</strong>u<strong>en</strong>tes a iniciar accionesante tribunales judiciales, pero <strong>en</strong> cambio puedan considerarla posibilidad de pres<strong>en</strong>tarse ante un tribunal administrativo.Dicho <strong>en</strong> otras palabras, la posibilidad mayor de av<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>toy el hecho de poder mant<strong>en</strong>er un diálogo y una comunicaciónfluida a pesar del difer<strong>en</strong>do, hará que más cantidad de administradosint<strong>en</strong>t<strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sa de sus derechos ante tribunales deesta índole que los que lo harían ante tribunales judiciales.13. El control de la administración publica <strong>en</strong> América Latina:la causación circular <strong>en</strong> el desarrollo cultural y políticoCon todo lo expuesto nos acercamos finalm<strong>en</strong>te al meollo de lacuestión. El observador de un país desarrollado podríarazonablem<strong>en</strong>te preguntarse qué importancia real ti<strong>en</strong>e, <strong>en</strong> definitiva,que haya uno u otro medio de control de la administración,con tal que sea efectivo; y podría señalar como funcionanadecuadam<strong>en</strong>te sistemas tan diversos como el inglés y el francés,para no tomar sino dos ejemplos clásicos. Con esa perspectiva, bi<strong>en</strong>podría decirse que da exactam<strong>en</strong>te lo mismo instituir tribunales alestilo francés o al estilo inglés, o <strong>en</strong> cualquiera de las otras


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 37variantes conocidas, pues todas pued<strong>en</strong> andar bi<strong>en</strong>. O todas serinsufici<strong>en</strong>tes.Esto último es el problema <strong>en</strong> América Latina. Así como loseconomistas han podido hablar de un círculo vicioso de la pobreza,y de su causación circular, así también podría hablarse de uncírculo vicioso cultural y conceptual, de una causación circulardel atraso político <strong>en</strong> nuestros países.Puesto que no hay sufici<strong>en</strong>te desarrollo político, adecuada conci<strong>en</strong>ciaciudadana, significativa responsabilidad y solidaridad social,s<strong>en</strong>tido profundo de id<strong>en</strong>tidad nacional, una democracia auténtica,fuerte y estable, etc., <strong>en</strong>tonces los difer<strong>en</strong>tes medios einstituciones de contralor exist<strong>en</strong>tes no siempre respond<strong>en</strong> cabalm<strong>en</strong>teal fin para el cual han sido concebidos.Se transforman fácil y rápidam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> algunos países, <strong>en</strong>mecanismos de control más o m<strong>en</strong>os formales o formalizados,que a veces no pued<strong>en</strong> llegar al fondo y a la causa de los problemasque les toca <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar, pues a su vez no cu<strong>en</strong>tan con el sufici<strong>en</strong>teapoyo, conci<strong>en</strong>cia, responsabilidad y solidaridad de los ciudadanos,etcétera, que les permita cambiar y hacer cambiar.Al no poder hacerlo, son <strong>en</strong>tonces parte del círculo vicioso <strong>en</strong>que otros individuos que podrían querer contribuir al cambio socialy político se desaniman o se tornan descreídos, lo cual otravez hace que sea aún más difícil lograr la conci<strong>en</strong>cia ciudadanade que hay posibilidades de progreso político e institucional y deque debe int<strong>en</strong>tarse conseguirlo y así sucesivam<strong>en</strong>te.Ahora bi<strong>en</strong>, así como los economistas no han logrado llevar ala realidad las teorías sobre el despegue económico, a veces nisiquiera contando con f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os naturales de especial riqueza<strong>en</strong> países <strong>en</strong> vías de desarrollo, así también parece inútil hacerseilusiones sobre un despegue cultural o político: el cambio sólov<strong>en</strong>drá probablem<strong>en</strong>te por vía de la evolución del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>topolítico y administrativo <strong>en</strong> América Latina, por vía de la creaciónl<strong>en</strong>ta y progresiva de una conci<strong>en</strong>cia colectiva de cuáles sonlos males de la sociedad y cuáles las vías de solución.En materia de control de la administración pública el tema es,<strong>en</strong> el fondo, el mismo <strong>en</strong> diversas manifestaciones. Hemos visto


XVI - 38DERECHOS HUMANOS<strong>en</strong> otra parte que la falta de participación ciudadana <strong>en</strong> la vidapública implica inexist<strong>en</strong>cia de control social sobre ella. 1 El propioaparato administrativo del Estado no puede controlarse a símismo, como lo demuestra el fracaso de los difer<strong>en</strong>tes medios decontrol sobre las empresas públicas, no obstante los esfuerzosque se han hecho. 2 Vemos aquí también cómo la discusión sobresi efectuar la tutela de los derechos por tribunales judiciales oadministrativos, o por ambos a la vez, no es sino la punta deliceberg de la falta de controles que funcion<strong>en</strong> eficazm<strong>en</strong>te a todonivel <strong>en</strong> la vida pública de América Latina. Ahora bi<strong>en</strong>, si nocaemos <strong>en</strong> la desesperanza de p<strong>en</strong>sar que todo falla y nada sepuede corregir, que todo andará siempre igual y nada vale lap<strong>en</strong>a de ser int<strong>en</strong>tado, <strong>en</strong>tonces cada uno de estos temas mereceel sano debate que busque mejorar lo exist<strong>en</strong>te.Desde esa perspectiva, <strong>en</strong>tonces, p<strong>en</strong>samos que a las defici<strong>en</strong>ciasque todos los sistemas de control han pres<strong>en</strong>tado y pued<strong>en</strong>pres<strong>en</strong>tar, vale la p<strong>en</strong>a oponer el int<strong>en</strong>to de introducir elem<strong>en</strong>tosnuevos de control que, sin desconocer ni destruir los conocidosaunque insufici<strong>en</strong>tes, trat<strong>en</strong> al m<strong>en</strong>os de aprovechar laidiosincrasia política y administrativa de nuestros países. Antegobiernos demasiado fuertes y sociedades demasiado débiles, a lomejor un control intermedio como el aquí considerado puede ll<strong>en</strong>ar<strong>en</strong> la práctica eficazm<strong>en</strong>te un vacío que no cumpl<strong>en</strong>, y quizáno pued<strong>en</strong> materialm<strong>en</strong>te cumplir, únicam<strong>en</strong>te los tribunalesjudiciales. No porque sean insufici<strong>en</strong>tes, si el resto de los supuestosde una sociedad democrática y desarrollada funcionan, sinoporque al querer hacerlos funcionar <strong>en</strong> una sociedad que no reúnetales condiciones, puede alcanzarlos la causación circular delinsufici<strong>en</strong>te desarrollo cultural y político y, restarles eficacia oacceso de la población.13.1Nos remitimos a lo dicho <strong>en</strong> el capítulo II del tomo 1 de nuestroTratado, op. cit., punto 4.2.3.3. y notas.13.2Nuestro libro Problemas..., op. cit., capítulos III y IV.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 3914. Conclusiones t<strong>en</strong>tativasTodo lo expuesto nos lleva a sugerir la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de creartribunales administrativos autónomos dotados de imparcialidad eindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia que no excluyan la revisión judicial amplia, a loscuales el particular pueda, si quiere, optar por acudir antes desolicitar la revisión judicial de los actos y hechos administrativos.Con mucha mayor razón, es urg<strong>en</strong>te crear <strong>en</strong>tes reguladoresindep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de la admnistración c<strong>en</strong>tral, con garantías de idoneidadpor concursos públicos, con participación decisoria de losusuarios, para el control de los servicios públicos privatizados. 1De hacérselo, debe dejarse bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> claro la potestad judicialrevisora pl<strong>en</strong>a y amplia, como garantía de la división de los poderesy del sistema constitucional de garantía de los derechos individuales;2 debe también, a nuestro juicio, evitarse la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciahacia la transformación de los tribunales administrativos exist<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> tribunales judiciales, pues con ello se vuelve al punto departida, y debe igualm<strong>en</strong>te complem<strong>en</strong>tarse la creación de talesórganos con otros mecanismos indisp<strong>en</strong>sables <strong>en</strong> la administraciónmoderna. 3ANEXO AL CAPÍTULO XVITRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS13 de julio de 1983CASO ZIMMERMANN Y STEINERSENTENCIAEn el caso Zimmermann y Steiner, el Tribunal Europeo de <strong>Derechos</strong>Humanos constituido con arreglo al artículo 43 del Conv<strong>en</strong>io para laProtección de los <strong>Derechos</strong> Humanos y de las Libertades Fundam<strong>en</strong>-14.1Nos remitimos al capítulo XV del Tratado, t. 1, op. cit.14.2Conf. JAFFE, LOUIS L., Judicial Control of Administrative Action,Boston, 1965, ps. 320-327.14.3Nos referimos a la institución del Ombudsman, ya recordada anteriorm<strong>en</strong>te<strong>en</strong> este trabajo.


XVI - 40DERECHOS HUMANOStales (“el Conv<strong>en</strong>io”), y a los preceptos pertin<strong>en</strong>tes de su Reglam<strong>en</strong>to,<strong>en</strong> Sala compuesta de los sigui<strong>en</strong>tes Jueces:Señor G. WIARDA, PRESIDENTE;Señora D. BINDSCREDLER-ROBERT,Señores D. EVRIGENIS, F. MASCHER, J. PINHEIRO FARINHA, L. E. PETTITI,R. MACDONAL,y los señores M.-A. EISSEN, Secretario, y H. PETZOLD, Secretario adjunto.Después de deliberar <strong>en</strong> privado los días 25 de <strong>en</strong>ero y 20 de juniode 1983,Dictan la sigui<strong>en</strong>te s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, aprobada <strong>en</strong> esta última fecha:PROCEDIMIENTO1. El caso fue elevado al Tribunal por la Comisión Europea de <strong>Derechos</strong>Humanos (“la Comisión”) y el Gobierno de la ConfederaciónHelvética (“el Gobierno”). Se origina por una demanda (núm. 8737/79)dirigida contra este Estado y sometida a la Comisión por dos súbditossuizos, los señores WERNER ZIMMERMANN y JOHANN STEINER, el 30 deagosto de 1975, <strong>en</strong> virtud del artículo 25 del Conv<strong>en</strong>io.2. La petición de la Comisión y la demanda del Gobierno se pres<strong>en</strong>taron<strong>en</strong> la Secretaría del Tribunal, d<strong>en</strong>tro del plazo de tres mesesprevisto por los artículos 32.1 y 47, los días 17 de mayo y 8 de julio de1982, respectivam<strong>en</strong>te. La primera se remite a los artículos 44 y 48 ya la declaración de la Confederación suiza reconoci<strong>en</strong>do la jurisdicciónobligatoria del Tribunal (artículo 46); la segunda, a los artículos45, 47 y 48. Ambas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> por objeto que se resuelva si el procedimi<strong>en</strong>todel recurso interpuesto por los interesados ante el Tribunalfederal suizo duró más del plazo razonable que prevé el artículo 6.1del Conv<strong>en</strong>io.3. La Sala de siete jueces, que debía constituirse, compr<strong>en</strong>día deoficio a la señora D. BINDSCHEDLER-ROBERT, elegida como juez de nacionalidadsuiza (artículo 43 del Conv<strong>en</strong>io), y al señor G. WIARDA, Presid<strong>en</strong>tedel Tribunal (artículo 21.3.b del Reglam<strong>en</strong>to). El 28 de mayo de1982, designó éste por sorteo, ante el Secretario, a los cinco miembrosrestantes, a saber los señores F. MATSCHER, J. PINHEIRO FARINHA, L.-E.PETTITI, R. MACDONAL y R. BERNHARDT (artículos 43 “in fine” del Conv<strong>en</strong>ioy 21.4 del Reglam<strong>en</strong>to). Posteriorm<strong>en</strong>te, el Presid<strong>en</strong>te disp<strong>en</strong>só alseñor BERNHARDT de formar parte, sustituyéndole el señor D. EVRIGENIS(artículo 24.4 del Reglam<strong>en</strong>to).


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 414. E1 señor WIARDA, después de asumir la presid<strong>en</strong>cia de la Sala(artículo 21.5 del Reglam<strong>en</strong>to), recabó, por medio del Secretario, laopinión del Ag<strong>en</strong>te del Gobierno y la del Delegado de la Comisiónsobre el procedimi<strong>en</strong>to que debía seguirse. El 12 de octubre de 1982,resolvió el Presid<strong>en</strong>te, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta especialm<strong>en</strong>te la concordanciade sus declaraciones, que no había lugar a la pres<strong>en</strong>tación deMemorias y que el procedimi<strong>en</strong>to oral com<strong>en</strong>zaría el 24 de <strong>en</strong>ero de1983.Por ord<strong>en</strong> de 22 de diciembre de 1982, el Presid<strong>en</strong>te dispuso que elGobierno y la Comisión aportas<strong>en</strong> determinados docum<strong>en</strong>tos que serecibieron <strong>en</strong> Secretaría <strong>en</strong> diversas fechas.5. La audi<strong>en</strong>cia pública se desarrolló el 24 de <strong>en</strong>ero de 1983, <strong>en</strong> elPalacio de <strong>Derechos</strong> Humanos, <strong>en</strong> Estrasburgo. El Tribunal celebró,antes de la vista, una reunión preparatoria, y autorizó que la personaque asistiese al Delegado de la Comisión utilizase la l<strong>en</strong>gua alemana(artículo 27.3 del Reglam<strong>en</strong>to).Han comparecido:—Por el Gobierno: el señor J. VOYAME, Director del “Office” (Servicio)federal de la Justicia, Ag<strong>en</strong>te; el señor P. MULLER, Directorde la Cancillería del Tribunal federal; el señor O. JACOT-GUILLARMOD, del Servicio federal de la Justicia; el señor B.MÜNGER, del Servicio federal de la Justicia, asesores.—Por la Comisión:el señor J. SAMPAIO, Delegado;el señor L. MINELLI, repres<strong>en</strong>tante del demandante ante la Comisión,asisti<strong>en</strong>do al Delegado (artículo 29.1, segunda frase, delReglam<strong>en</strong>to del Tribunal).El Tribunal escuchó las declaraciones, así como las contestacionesa sus preguntas, del señor Voyame, por el Gobierno, y de los señoresSAMBAIO y MINELLI, por la Comisión.HECHOS6. Los señores WERNER ZIMMERMANN y JOHANN STEINER nacieron <strong>en</strong>1937 y 1904, respectivam<strong>en</strong>te. El primero, ajustador, reside <strong>en</strong> Uster(Zurich); el segundo, jubilado, reside <strong>en</strong> Barg<strong>en</strong> (Berna).Hasta el día 30 de septiembre de 1976, cada uno era arr<strong>en</strong>datariode un piso <strong>en</strong> una localidad cercana al aeropuerto de Zurich-Klot<strong>en</strong>,situado <strong>en</strong> el territorio del Cantón de Zurich y explotado por éste:concretam<strong>en</strong>te, el señor ZIMMERMANN <strong>en</strong> Klot<strong>en</strong> y el señor STEINER <strong>en</strong>Rümlang.


XVI - 42DERECHOS HUMANOSa) Procedimi<strong>en</strong>to ante la Comisión federal de Valoración7. En 1974, los demandantes pidieron al Cantón que les indemnizaradel daño que les causaba el ruido y la polución del aire comoconsecu<strong>en</strong>cia del tráfico del aeropuerto; el señor ZIMMERMANN reclamaba28.242 Fs. y el señor STEINER 54.199 Fs. El Cantón, al no poderllegar a un acuerdo con los reclamantes, pidió el 17 de junio de 1974que se abriera un procedimi<strong>en</strong>to de estimación, <strong>en</strong> virtud del artículo57 de la ley federal de 20 de junio de 1930, sobre la expropiación. Elasunto fue sometido a la Comisión federal de Valoración compet<strong>en</strong>teque era la del décimo distrito, presidida <strong>en</strong> el caso pres<strong>en</strong>te por unjuez del Tribunal Superior de Saint-Gall, y compuesta por un arquitecto,un ing<strong>en</strong>iero y el Secretario de dicho Tribunal (artículos 59 y sig.de la ley antes citada, Ord<strong>en</strong> de 24 de abril de 1972 sobre las Comisionesfederales de Valoración y Ord<strong>en</strong> de 17 de mayo de 1972 sobre losdistritos federales de valoración).8. La Comisión rechazó las pret<strong>en</strong>siones de los interesados por unaresolución, de 6 de octubre de 1976, notificada el 7 de marzo de 1977Se reconocía que, según la jurisprud<strong>en</strong>cia y la doctrina suiza, losarr<strong>en</strong>datarios pued<strong>en</strong>, <strong>en</strong> principio, valerse del derecho de vecindadregulado por el Código Civil (artículos 679 y 684); sin embargo, se<strong>en</strong>t<strong>en</strong>día que los demandantes alegaban un perjuicio moral y no patrimonial,y sólo este ultimo se podía t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta según la leyfederal de expropiación.b) Procedimi<strong>en</strong>to ante el Tribunal federal9. El 18 de abril de 1977, los señores ZIMMERMANN y STEINER interpusieronante el Tribunal federal un recurso administrativo contra laresolución de la Comisión federal de Valoración (artículo 77.1 de laley federal de expropiación). El Tribunal consultó a la Comisión el 27de abril, y ésta pres<strong>en</strong>tó sus observaciones el 18 de mayo de 1977. LasAutoridades del Cantón de Zurich pres<strong>en</strong>taron las suyas el 24 demayo del mismo año, y así concluyó el procedimi<strong>en</strong>to contradictorio.10. El abogado de los interesados se dirigió por escrito al Tribunal,para informarse de la situación del procedimi<strong>en</strong>to, el 8 de septiembrede 1978 y el Tribunal federal contestó el 21 que la acumulación de sutrabajo le había impedido hasta el mom<strong>en</strong>to examinar el asunto, peroque esperaba resolverlo <strong>en</strong> los próximos meses. Se adjuntaba con lacarta una copia de las observaciones del Cantón de Zurich.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 43Los demandantes insistieron el 15 de marzo de 1979. El juez pon<strong>en</strong>tede la Sala primera de Derecho Público del Tribunal federal lesanunció que, salvo imprevistos, se resolvería el asunto antes de lasvacaciones judiciales.El 29 de junio de 1980, el abogado de los demandantes pidió d<strong>en</strong>uevo al Tribunal federal informaciones sobre el estado del procedimi<strong>en</strong>to.El juez pon<strong>en</strong>te, aunque lam<strong>en</strong>tando el retraso sufrido <strong>en</strong> latramitación de los autos, contestó el 11 de julio que se dictaría el fallodespués de las vacaciones judiciales.11. La Sala primera de Derecho Público del Tribunal federal desestimóel recurso el 15 de octubre de 1980.Su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, con una ext<strong>en</strong>sión de quince páginas, examinaba,primero, la situación de los inquilinos y de los colonos <strong>en</strong> el caso deexpropiación. Señalaba, a continuación, que, desde la conclusión desus arr<strong>en</strong>dami<strong>en</strong>tos —<strong>en</strong> 1967 y 1958, respectivam<strong>en</strong>te— con tácitareconducción cada tres meses, los demandantes conocían los perjuiciosprevisibles, no habían demostrado que hubies<strong>en</strong> empeorado desde<strong>en</strong>tonces (artículo 41 de la ley de expropiación).c) El exceso de trabajo del Tribunal federal y las medidas tomadaspara afrontarlo12. Según las estadísticas facilitadas por el Gobierno, de 1969 a1979 el número total de recursos pasó de 1.629 a 3.037, es decir que elaum<strong>en</strong>to fue del 86 por 100. La tasa de crecimi<strong>en</strong>to supone el 107 por100 para los recursos de Derecho público (1.336 contra 634), y alcanzaincluso el 318 por 100 para los de Derecho administrativo (590 contra141).Desde 1970, la Asamblea federal acordó elevar de 26 a 28 el númerode miembros del Tribunal federal y de 12 a 15 el de juecessupl<strong>en</strong>tes; la Sala de Derecho público y de Derecho administrativocu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> lo sucesivo con 11 miembros <strong>en</strong> lugar de 9.El Tribunal federal, <strong>en</strong> su informe para 1971, publicado el 1 defebrero de 1972, señaló un aum<strong>en</strong>to del volum<strong>en</strong> de los litigios, yanunció que “a pesar del aum<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> 1979, del número de jueces”,t<strong>en</strong>dría que “examinar ya próximam<strong>en</strong>te las medidas a tomar parasuperar la progresión de los asuntos”.En noviembre de 1973, el Tribunal federal sometió al Consejo federalpropuestas urg<strong>en</strong>tes para disminuir esta sobrecarga, y sugirió,<strong>en</strong> la misma ocasión, dedicar un estudio a fondo a toda la organizaciónjudicial federal, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> materia de Derecho público y


XVI - 44DERECHOS HUMANOSadministrativo <strong>en</strong> cuanto a sus fines y a sus relaciones con la administraciónde la justicia cantonal.En su m<strong>en</strong>saje de 22 de mayo de 1974 a la Asamblea federal, elConsejo federal pres<strong>en</strong>tó unos proyectos que pret<strong>en</strong>dían, de una parte,modificar la ley federal de organización judicial <strong>en</strong> lo que se referíaa la Sala de Derecho público y de Derecho administrativo del Tribunalfederal; de otra, revisar el Derecho federal que fijaba el número desecretarios y escribanos, proponi<strong>en</strong>do elevar de 28 a 30 el número dejueces y de 24 a 28 el de secretarios y escribanos. El Consejo federalindicaba <strong>en</strong> sus observaciones previas:“Los asuntos de que conoce la Sala de Derecho público y de Derechoadministrativo del Tribunal federal son una carga que, desde hacemucho tiempo, no deja de aum<strong>en</strong>tar y am<strong>en</strong>aza convertirse <strong>en</strong> sobrecargaperman<strong>en</strong>te. A la larga, y t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la organizaciónactual del Tribunal, no se podrá dominar esta carga sin que se resi<strong>en</strong>tanla calidad del despacho de los asuntos y, <strong>en</strong> definitiva, la protecciónjurídica.”No obstante, el propio Tribunal federal pidió que se aplazase estareforma, <strong>en</strong> espera de la refundición total de la ley federal de Organizaciónjudicial, refundición que todavía no se ha efectuado (apartado16, posterior).13. En su informe de 14 de febrero de 1978, sobre el ejercicio de1977, el Tribunal indicaba que su trabajo, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> el ámbitodel Derecho público y administrativo, no cesaba de aum<strong>en</strong>tar, y loatribuía no solam<strong>en</strong>te a la ext<strong>en</strong>sión de las compet<strong>en</strong>cias de la Confederación<strong>en</strong> materia administrativa, sino también al hecho de que losciudadanos utilizaban más las garantías que la legislación les ofrecíaal Poder público.El 14 de diciembre de 1977, el Tribunal había aconsejado al Consejofederal medidas urg<strong>en</strong>tes análogas a las pedidas <strong>en</strong> 1973. En consecu<strong>en</strong>cia,la Asamblea federal tomó <strong>en</strong> 1978 una primera serie deresoluciones. Aum<strong>en</strong>tó de 28 a 30 el número de jueces federales, y de24 a 28, a partir del 1 de febrero de 1979, el de secretarios y escribanos.Resolvió también dividir la Sala de Derecho público y de Derechoadministrativo <strong>en</strong> dos Salas de Derecho público.El Tribunal federal, por su parte, aprobó el 14 de diciembre de1978 un nuevo reglam<strong>en</strong>to que se aplica asimismo desde el 1 de febrerode 1979. Los asuntos de Derecho público y de Derecho administrativose repart<strong>en</strong> <strong>en</strong> lo sucesivo, según su objeto, <strong>en</strong>tre las diversassecciones del Tribunal federal.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 4514. Las reformas resultaron insufici<strong>en</strong>tes. En su informe de 12 defebrero de 1980 sobre su actuación <strong>en</strong> 1979, el Tribunal señaló que sehabían pres<strong>en</strong>tado 3.037 asuntos durante dicho año y resuelto 2.786;sin embargo, habían quedado p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes para 1980 unos 1.565, o seamás de la mitad de los registrados de <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> 1979. El Tribunal, alcomprobar que la mayor parte (84 por 100) de los procedimi<strong>en</strong>tosp<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes se referían al Derecho público y administrativo decía:“Si no se pone remedio inmediatam<strong>en</strong>te, el justiciable t<strong>en</strong>drá queesperar años <strong>en</strong> lo sucesivo, <strong>en</strong> este campo, antes de que el Tribunalresuelva sobre su caso. Esta situación es incompatible, <strong>en</strong> un Estadode Derecho con la misión que debe cumplir el Tribunal supremo.”También el Consejo federal propuso a la Asamblea federal, <strong>en</strong> sum<strong>en</strong>saje de 17 de septiembre de 1980, aum<strong>en</strong>tar de 28 a 60 el númerode secretarios y escribanos. Hay que advertir que no se trata de funcionariossubalternos, sino de juristas muy calificados que desempeñanun papel fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> el funcionami<strong>en</strong>to del Tribunal federal(artículo 10 del Reglam<strong>en</strong>to del Tribunal federal de 14 de diciembrede 1978), y que, por otra parte, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> voz <strong>en</strong> las deliberaciones (artículo12, segundo párrafo, del Reglam<strong>en</strong>to).15. En su informe de 6 de febrero de 1981 sobre su actuación <strong>en</strong>1980, el Tribunal federal destacaba que la situación seguía si<strong>en</strong>dograve. Lam<strong>en</strong>taba que las dos Cámaras no hubies<strong>en</strong> podido aprobartodavía las propuestas gubernam<strong>en</strong>tales y añadía:“Debido a la sobrecarga que le abruma, el Tribunal no está <strong>en</strong>condiciones, desde ahora y <strong>en</strong> determinadas materias, de garantizarsu misión de custodia del Derecho, aunque, por su parte, haga, <strong>en</strong> suámbito interno, todo lo que sea posible, para cumplir con su obligación.”El 20 de marzo de 1981, la Asamblea federal aprobó una resoluciónpor la que se aum<strong>en</strong>tó de 28 a 40 el número de los secretarios yescribanos del Tribunal, y se reforzó el personal administrativo.Estas medidas mejoraron algo la situación: <strong>en</strong> su informe de 12 defebrero de 1982, sobre el ejercicio de 1981, el Tribunal señala que, porprimera vez desde 1975, ha conseguido despachar aproximadam<strong>en</strong>tetantos asuntos (3.164) como los registrados de <strong>en</strong>trada (3.187) sinembargo, han quedado p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes 1.787. De lo cual deduce que “continuaráabrumado todavía durante años por una sobrecarga de trabajoy, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, no podrá resolver los asuntos d<strong>en</strong>tro de un plazoque, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta su naturaleza, pueda considerarse como razonable<strong>en</strong> relación a la Constitución y al Conv<strong>en</strong>io”.


XVI - 46DERECHOS HUMANOS16. Con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de estas resoluciones de naturaleza coyuntural,la Comisión federal de especialistas que preparaba una refundiciónde la ley federal de Organización judicial de 16 de diciembre de1943, con la finalidad de disminuir el volum<strong>en</strong> de trabajo del Tribunalfederal y de acelerar los procedimi<strong>en</strong>tos p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, terminó sustrabajos al final de 1981. Reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, el Departam<strong>en</strong>to federal deJusticia y Policía ha sometido un anteproyecto al Gobierno federal,para la apertura de una información o consulta que terminaría <strong>en</strong>1983.17. El propio Tribunal federal ha tomado medidas de ord<strong>en</strong> prácticopara hacer fr<strong>en</strong>te a la situación que le abruma. Conv<strong>en</strong>cido de quela tramitación de los litigios por ord<strong>en</strong> cronológico producirá injusticiasgraves, ha utilizado especialm<strong>en</strong>te un sistema, llamado de “triage”o “sorting” 1 fundado <strong>en</strong> el grado de urg<strong>en</strong>cia y <strong>en</strong> las implicaciones decada asunto.PROCEDIMIENTO ANTE LA COMISIÓN18. En su demanda de 30 de agosto de 1979 a la Comisión (núm.8737/79), los señores Zimmermann y Steiner alegaron que el exam<strong>en</strong>de su recurso de Derecho administrativo ante el Tribunal federal (18de abril de 1977 a 15 de octubre de 1980) había sobrepasado el “plazorazonable” que ha de respetarse según el artículo 6.1 del Conv<strong>en</strong>io.19. La Comisión admitió la demanda el 18 de marzo de 1981. Ensu informe de 9 de marzo de 1982 (artículo 31 del Conv<strong>en</strong>io), la Comisión<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió, por unanimidad que se había violado el artículo 6.1.CONCLUSIONES PRESENTADAS AL TRIBUNAL POR ELGOBIERNO20. En la vista del 24 de <strong>en</strong>ero de 1983, el Gobierno pidió al Tribunal“que declarase que Suiza no había violado, <strong>en</strong> este asunto, elartículo 6.1 del Conv<strong>en</strong>io”.1Entresaca, limpia, cribado etc., según el texto francés; separación distribución,división, clasificación, etc., según el texto inglés.


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 47FUNDAMENTOS DE DERECHOI. Sobre la violación alegada del artículo 6.121. Los demandantes se quejan de la duración del procedimi<strong>en</strong>tode su recurso de Derecho administrativo ante el Tribunal federal (18de abril de 1977 a 15 de octubre de 1980). Invocan, a este respecto, elartículo 6.1 del Conv<strong>en</strong>io, a cuyo t<strong>en</strong>or,“toda persona ti<strong>en</strong>e derecho a que su causa se vea ( . . . ) <strong>en</strong> un plazorazonable, por un Tribunal ( . . . ) que resolverá ( . . . ) los litigios sobresus derechos y obligaciones de naturaleza civil ( . . . )”.22. Hay un punto que no se discutió y que el Tribunal lo consideraevid<strong>en</strong>te: los “derechos” de naturaleza personal o patrimonial que losseñores ZIMMERMANN y STEINER reivindicaban ante el Tribunal federaleran privados, por tanto “civiles”, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido del texto citado anteriorm<strong>en</strong>te.La única cuestión que hay que resolver <strong>en</strong> este caso consiste <strong>en</strong> sise sobrepasó o no el “plazo razonable”. Según la Comisión la contestacióndebe ser afirmativa, con lo cual el Gobierno no está conforme.23. Los interesados se quejan tan sólo de la duración del procedimi<strong>en</strong>toante el Tribunal federal (apartado 18, preced<strong>en</strong>te); la Comisión,cuya resolución de 18 de marzo de 1981 delimita el ámbito delasunto sometido desde <strong>en</strong>tonces al Tribunal (S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el casoGuzzardi de 6 de noviembre de 1980, Serie A, número 39, p. 39, apartado106), sólo ha admitido y tramitado la demanda sobre esta cuestión.Por consigui<strong>en</strong>te, no se ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el procedimi<strong>en</strong>to previoante la Comisión federal de Valoración.El período que hay que considerar se exti<strong>en</strong>de, pues, desde la interposición,el 18 de abril de 1977 del recurso de los señores ZIMMERMANNy STEINER hasta el 15 de octubre de 1980, fecha de la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia delTribunal federal (apartados 9 y 11, anteriores), es decir, casi tresaños y medio. Semejante lapso, al ser considerable <strong>en</strong> un único niveljurisdiccional, exige una cuidadosa fiscalización <strong>en</strong> el ámbito del artículo6.1.24. La característica razonable de la duración de un procedimi<strong>en</strong>to,que incide <strong>en</strong> el artículo 6.1, se aprecia <strong>en</strong> cada caso según lascircunstancias del mismo (S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el asunto Buchholz de 6 demayo de 1981, Serie A, núm. 42, p. 15, apartado 49). El Tribunal debet<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta, especialm<strong>en</strong>te, la complejidad del litigio <strong>en</strong> sus hechoso <strong>en</strong> sus fundam<strong>en</strong>tos jurídicos, la conducta de los demandantes


XVI - 48DERECHOS HUMANOSy de las autoridades compet<strong>en</strong>tes y lo que arriesgan los primeros. Porotra parte, solam<strong>en</strong>te la l<strong>en</strong>titud imputable al Estado puede llevar ala conclusión de que se incumplió la exig<strong>en</strong>cia del “plazo razonable”(véase, “mutatis mutandis”, la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Ivönig de 28 dejunio de 1978, Serie A, núm. 27, pp. 34-400, apartados 99, 102-105 y107-111, y la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Buchholz antes citada, Serie A,núm. 42, p. 16, apartado 40).1. Complejidad del asunto25. El Gobierno reconoce que el asunto no t<strong>en</strong>ía nada de complejo; yla Comisión opina lo mismo. El Tribunal comparte este parecer: loshechos no exigían ninguna investigación, y, <strong>en</strong> cuanto a las cuestionesjurídicas suscitadas, no parece que tuvieran dificultades excepcionales.2. La conducta de los demandantes26. No se puede imputar a los señores ZIMMERMANN y STEINER losretrasos de que se quejan. El Derecho suizo—el Gobierno lo reconoce—no les ofrecía ningún medio para acortarlos. Después de recurrir anteel Tribunal federal el 18 de abril de 1977, la dirigieron además el 8 deseptiembre de 1978, el 15 de marzo de 1979 y el 28 de junio de 1980—,tres cartas int<strong>en</strong>tando informarse de la marcha del procedimi<strong>en</strong>to(apartado 10) .3. La conducta de las Autoridades suizas27. El Gobierno, la Comisión y los demandantes coincid<strong>en</strong> <strong>en</strong> considerarcomo causa principal de la duración del procedimi<strong>en</strong>to la maneracon que el Tribunal federal cumple su tarea. Después de consultar—el27 de abril de 1977— a la Comisión federal de Valoración,recibió <strong>en</strong> mayo las observaciones de ésta y de la AdministraciónCantonal de Zurich, respectivam<strong>en</strong>te, y, a continuación, se limitó acontestar a las tres cartas antes citadas de los demandantes (apartados9 y 10). La legislación suiza (artículos 109 y 110 de la Ley federalde Organización judicial) le permitía resolver a la vista de los docum<strong>en</strong>tosunidos a los autos; pues bi<strong>en</strong>, sólo lo hizo tres años y mediodespués, aproximadam<strong>en</strong>te.El Gobierno invocó la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Buchholz de 6 de mayode 1981 (citada antes, Serie A, núm. 42), <strong>en</strong> la que el Tribunal nocomprobó que se hubiera violado el artículo 6.1, a pesar de que trans-


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 49currieron casi cinco años hasta que se dictó la resolución interna definitiva.Sin embargo, el procedimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> cuestión había pasado portres niveles jurisdiccionales, y se habían tomado a lo largo del mismonumerosas medidas de instrucción o de otra naturaleza. Por el contrario,<strong>en</strong> el asunto de que ahora se trata, el Tribunal se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trafr<strong>en</strong>te a un largo y único período de completa pasividad que solam<strong>en</strong>tese podría justificar por circunstancias excepcionales.28. Con apoyo <strong>en</strong> las estadísticas, el Gobierno invoca fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>tela sobrecarga de trabajo del Tribunal federal (apartados 12 y14, preced<strong>en</strong>tes). Según él, el exceso de trabajo obligaba a escoger loslitigios según su urg<strong>en</strong>cia y su importancia (apartado 17); ahora bi<strong>en</strong>,ninguno de estos criterios justificaba mayor rapidez <strong>en</strong> la tramitacióndel recurso de los señores ZIMMERMANN y STEINER. Además, el Parlam<strong>en</strong>tosuizo había aprobado las disposiciones necesarias para <strong>en</strong>derezarla situación.La Comisión no desconocía las dificultades con que se tropezó ni lacuantía de los créditos que se necesitaban para resolverlas; pero no lepareció que las razones dadas por el Gobierno justificas<strong>en</strong> la duracióndel procedimi<strong>en</strong>to de que se trata.Los demandantes defi<strong>en</strong>d<strong>en</strong> también esta tesis, y, sin negar quepesa una sobrecarga de trabajo sobre el Tribunal federal, y que elsistema para escoger los asuntos estaba justificado, afirman que hayun mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que cualquier procedimi<strong>en</strong>to se convierte <strong>en</strong> prefer<strong>en</strong>tepor el mero hecho del tiempo transcurrido.29. El Tribunal destaca, ante todo, que el Conv<strong>en</strong>io obliga a losEstados Contratantes a organizar sus tribunales de manera que puedanat<strong>en</strong>der las exig<strong>en</strong>cias del artículo 6.1, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuantoal “plazo razonable”. No obstante, un atasco temporal <strong>en</strong> el despachode los asuntos no implica su responsabilidad si recurr<strong>en</strong>, con la deseablerapidez, a medidas adecuadas para superar una situación excepcional(S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Buchholz, antes citada, Serie A, núm.42, p. 16, apartado 51, y S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Foti y otros, de 10 dediciembre de 1982, Serie A, núm. 56, p. 21, apartado 61). Entre losmedios que pued<strong>en</strong> utilizarse provisionalm<strong>en</strong>te figuran la elección deun determinado ord<strong>en</strong> de tramitación de los asuntos, fundado no sobrela mera fecha de su pres<strong>en</strong>tación, sino sobre su urg<strong>en</strong>cia y suimportancia, <strong>en</strong> especial sobre el riesgo que supon<strong>en</strong> para los interesados.Sin embargo, cuando la situación se prolonga y afecta a laestructura del órgano, dichos medios no son sufici<strong>en</strong>tes y el Estado nopuede retrasar más la aprobación de medidas que sean eficaces.


XVI - 50DERECHOS HUMANOS30. Las estadísticas facilitadas por el Gobierno pon<strong>en</strong> de manifiestoque la cantidad de litigios pasados al Tribunal federal ha aum<strong>en</strong>tado<strong>en</strong> forma progresiva desde 1969, sobre todo <strong>en</strong> el campo del Derechoadministrativo.Al principio, las Autoridades suizas pudieron creer que se tratabade un exceso temporal de trabajo, pero desde 1973 el Alto Tribunal sehabía dado cu<strong>en</strong>ta de que la situación afectaba a la estructura (apartado12), como, por otra parte, acaecía <strong>en</strong> muchos otros Estados Contratantes.31. Esto establecido, las disposiciones que se tomaron hasta el 15de octubre de 1980, fecha de la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del Tribunal federal, aunquereflejaban un verdadero propósito de afrontar el problema, nohan t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te esta característica y, por tanto,se han alcanzado resultados poco satisfactorios. El Tribunal federalpropugnó <strong>en</strong> 1973 determinadas medidas urg<strong>en</strong>tes, pero él mismopidió que se aplazaran <strong>en</strong> espera de la refundición de la ley de Organizaciónjudicial (apartado 12, anterior). Volvió a pedirlas <strong>en</strong> diciembrede 1977, al aum<strong>en</strong>tar la crisis. La Asamblea federal las votó <strong>en</strong> 1978y <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> vigor el 1 de febrero de 1979. Consistían, <strong>en</strong>tre otrascosas, <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>tar de 28 a 30 el numero de jueces y de 24 a 28 el desecretarios y escribanos. Además, el Tribunal revisó con carácter g<strong>en</strong>eralsu reglam<strong>en</strong>to (apartado 13, preced<strong>en</strong>te). Estas medidas ni <strong>en</strong>toncesse consideraron sufici<strong>en</strong>tes; de hecho, el atasco no cesó de aum<strong>en</strong>tar,ya que el número de litigios creció también. Por lo que respectaa las medidas más <strong>en</strong>érgicas, aprobadas el 20 de marzo de 1981 —o sea, después de rechazarse el recurso de los señores Zimmermann ySteiner—, resultaron indudablem<strong>en</strong>te más eficaces (apartados 11,14 y 15, anteriores); sin embargo, el Tribunal no ti<strong>en</strong>e por qué tomarlas<strong>en</strong> consideración.32. El procedimi<strong>en</strong>to de que se trata duró tres años y medio aproximadam<strong>en</strong>te,y durante la mayor parte de este período no hubo ningunaactividad procesal. El Tribunal, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el conjunto delas circunstancias que concurr<strong>en</strong> <strong>en</strong> el caso, considera que este lapsode tiempo fue excesivo; las innegables dificultades que <strong>en</strong>contró elTribunal federal no podían seguir considerándose <strong>en</strong>tonces comotransitorias ni privar a los demandantes de su derecho a que se respetaseel “plazo razonable” (S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Foti y otros antes citada,Serie A, núm. 56, p. 23, apartado 75).Se ha violado, por tanto, el artículo 6.1. El Tribunal no ti<strong>en</strong>e porqué determinar la Autoridad nacional a la que es imputable estainfracción: se trata únicam<strong>en</strong>te de la responsabilidad internacional


VIOLACIÓN DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOSXVI - 51del Estado (S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Foti y otros. antes citada, “ibídem”, p.21, apartado 63).II. Sobre la aplicación del articulo 5033. El artículo 50 dice lo sigui<strong>en</strong>te:“Si la resolución del Tribunal declara que una resolución tomadao una medida ord<strong>en</strong>ada por una autoridad judicial o cualquier otraautoridad de una Parte Contratante se opone, total o parcialm<strong>en</strong>te,a las obligaciones que se derivan del ( . . . ) Conv<strong>en</strong>io, y si el Derechointerno de dicha Parte sólo permite, de manera manifiesta, repararlas consecu<strong>en</strong>cias de esta resolución o medida, la resolución del Tribunalconcederá, si procede, una satisfacción equitativa a la parteperjudicada.”34. En la vista, el repres<strong>en</strong>tante de los demandantes ha pedido:—una suma de 500 Fs. para cada cli<strong>en</strong>te <strong>en</strong> reparación del perjuiciomoral—el reembolso de sus honorarios de abogado por el procedimi<strong>en</strong>toante el Tribunal federal;—el de sus costas y gastos ante la Comisión y el Tribunal.Como el Ag<strong>en</strong>te del Gobierno pres<strong>en</strong>tó, por su parte, observacionesdetalladas a este respecto, el Tribunal considera la cuestión listapara resolverse (artículo 50, apartado 3, primera frase, del Reglam<strong>en</strong>to).1. Perjuicio moral35. Según el Gobierno, si el Tribunal llegara a la conclusión de quehubo violación, la declaración de la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia y su publicación supondríanya una reparación equitativa sufici<strong>en</strong>te.Enti<strong>en</strong>de el Tribunal que <strong>en</strong> el supuesto de que los demandanteshayan sufrido alguna t<strong>en</strong>sión psicológica perjudicial, se comp<strong>en</strong>saríaadecuadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este caso con la comprobación, por esta s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia,de que se sobrepasó el plazo razonable (véase, “mutatis mutandis”,la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el caso Coriglano de 10 de diciembre de 1982, Serie A,núm. 57, p. 17, apartado 53).2. Costas y gastos36. Para t<strong>en</strong>er derecho a la asignación de costas y gastos <strong>en</strong> virtuddel artículo 50, la parte perjudicada debe haberse visto obligada a


XVI - 52DERECHOS HUMANOSellos con la finalidad de evitar o remediar una violación <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>jurídico interno, conseguir que la Comisión, y después el Tribunal, lapongan de manifiesto, y lograr la correspondi<strong>en</strong>te reparación. Se requieretambién que se pruebe su realidad, su necesidad y los límitesrazonables de su cuantía (véase, especialm<strong>en</strong>te, la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> elcaso Minelli de 25 de marzo de 1983, Serie A, núm. 62, p. 20, apartado45).37. Los interesados reclaman <strong>en</strong> primer lugar la suma de 100 Fs.por los honorarios de su abogado ante el Tribunal federal correspondea las dos cartas del señor Kinh para <strong>en</strong>terarse de la marcha del procedimi<strong>en</strong>to(apartado 10, preced<strong>en</strong>te). Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho a su reembolso,ya que estas gestiones pret<strong>en</strong>dían estimular al Tribunal federal acumplir las exig<strong>en</strong>cias del artículo 6.1.38. En cuanto a los procedimi<strong>en</strong>tos seguidos <strong>en</strong> Estrasburgo, losdemandantes no han disfrutado de la asist<strong>en</strong>cia jurídica gratuitaante la Comisión ni <strong>en</strong> su relación con el Delegado de ésta ante elTribunal. Pid<strong>en</strong> 2.360 Fs. por los honorarios y gastos de su repres<strong>en</strong>tante,señor MINELLI.El Tribunal resuelve concederles este importe, cuyo carácter plausibley razonable no ha discutido el Gobierno.En virtud de estos fundam<strong>en</strong>tos, el Tribunal, por unanimidad,1. Falla que se ha violado el artículo 6.1 del Conv<strong>en</strong>io:2. Falla que el Estado demandado debe pagar a los demandantesdos mil cuatroci<strong>en</strong>tos ses<strong>en</strong>ta francos suizos (2.460 Fs.) por costas ygastos;3. Desestima la petición de reparación equitativa <strong>en</strong> cuanto al exceso.Hecho <strong>en</strong> francés y <strong>en</strong> inglés, si<strong>en</strong>do fehaci<strong>en</strong>te el texto francés, <strong>en</strong>el Palacio de <strong>Derechos</strong> Humanos de Estrasburgo, el tres de julio demil noveci<strong>en</strong>tos och<strong>en</strong>ta y tres.Firmado: GÉRARD WIARDAPresid<strong>en</strong>tePor el Secretario,Firmado: HERBERT PETZOLDSecretario adjunto


Capítulo XVIIUN DÍA EN LA JUSTICIA. LOS AMPAROS DE LOS ARTS. 43Y 75 INC. 22 DE LA CONSTITUCIÓN 11. Antes, ahora, despuésEl amparo tuvo un nacimi<strong>en</strong>to promisorio <strong>en</strong> los casos Siri 2 y Kot,3que luego se vio disminuido por el impacto de la llamada ley16.986, que limitó su proced<strong>en</strong>cia. En virtud de ella, <strong>en</strong> los años que1.1Comparar, <strong>en</strong>tre los com<strong>en</strong>tarios posteriores a la reforma constitucional,BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Tratado elem<strong>en</strong>tal de derecho constitucionalarg<strong>en</strong>tino, tomo VI, La reforma constitucional de 1994, EDIAR, Bu<strong>en</strong>osAires, 1995, p. 311 y ss.; GOZAÍNI, OSVALDO A., El derecho de amparo, Depalma,1995 (y anteriorm<strong>en</strong>te, aunque de publicación ulterior, El derecho de amparocreado por la Constitución Nacional, LL, 21-XI-95); NATALE, ALBERTO,Com<strong>en</strong>tarios sobre la Constitución, Depalma, 1995; COLAUTI, CARLOS E., <strong>Derechos</strong><strong>humanos</strong>, Editorial Universidad, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1995; DROMI, ROBERTOy MENEM, EDUARDO, La Constitución reformada, Ediciones Ciudad Arg<strong>en</strong>tina,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1995, ps. 159 y ss.; SAGÜÉS, NÉSTOR PEDRO, Amparo, hábeasdata y hábeas corpus <strong>en</strong> la reforma constitucional, LL, 1994-D, 1551; QUIROGALAVIÉ, HUMBERTO,“ El amparo, el hábeas data y el hábeas corpus <strong>en</strong> la reformade la Constitución nacional”, <strong>en</strong> el libro colectivo La reforma de laConstitución, ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995, p. 109 y ss.; BARRA,RODOLFO CARLOS, La acción de amparo <strong>en</strong> la Constitución reformada: la legitimaciónpara accionar, LL, 1994-E, 1087; RIVAS, ADOLFO A., El amparo y lanueva Constitución de la República Arg<strong>en</strong>tina, LL, 1994-E, 1330; Pautaspara el nuevo amparo constitucional, ED, 1994; ROSALES CUELLO, RAMIRO,Nueva etapa <strong>en</strong> la vida del amparo, ED, 20-II-95; PANCALLO D´AGOSTINO, MAR-TÍN, Nuevas motivaciones y ámbito para el amparo, ED, 160:996; GELLI,MARÍA ANGÉLICA, La silueta del amparo después de la reforma constitucional,La Ley, 15 de noviembre de 1995, Suplem<strong>en</strong>to Especial, p. 54.1.2Fallos, 239:459.1.3Fallos, 241:291; LL, 92:632.


XVII - 2DERECHOS HUMANOSsiguieron se fue imponi<strong>en</strong>do una jurisprud<strong>en</strong>cia limitativa, queexigía <strong>en</strong>tre otros recaudos la no exist<strong>en</strong>cia de otra vía administrativao judicial para def<strong>en</strong>der el derecho, la gravedad o irreparabilidad deldaño, el carácter manifiesto de la lesión a la garantía constitucional,la imposibilidad de pedir la inconstitucionalidad de una ley, decretou ord<strong>en</strong>anza, etc.Una de las causales favoritas de rechazo del amparo fue porejemplo que la cuestión era susceptible de mayor debate y prueba(¡qué cuestión no lo es!), 4 seguida por el no haber agotado la instanciaadministrativa (como si de algo sirviera que la propia autoradel daño se haya pronunciado sobre un reclamo contra él),etc.La reforma de 1994 ti<strong>en</strong>e al m<strong>en</strong>os un carácter múltiple: poruna parte el nuevo texto del artículo 43, por otra la expresa recepciónde las normas supranacionales <strong>en</strong> la materia. El artículo 43,a su vez, ti<strong>en</strong>e dos supuestos difer<strong>en</strong>tes de amparo <strong>en</strong> sus párrafosprimero y segundo. Ello, sin computar los otros dos mecanismosde los párrafos tercero y cuarto: habeas data y habeas corpus.El habeas data, por lo g<strong>en</strong>eral, se considera una modalidadde amparo. 51.4Ya decía LEIBNIZ que mi<strong>en</strong>tras las características o datos de la realidadson infinitos, nuestra facultad de percepción es finita: para un desarrollo,ver la segunda parte del capítulo I del tomo 1 de nuestro Tratado de derechoadministrativo, 8° ed., 2003 y más específicam<strong>en</strong>te El método <strong>en</strong> derecho,ed. Civitas, Madrid, 1995, reimpresión. RIVAS considera que la cuestiónestá superada con la actual reforma constitucional (Pautas..., op. cit., IX).1.5Ver <strong>en</strong>tre otros BIANCHI, ALBERTO B., Habeas data y derecho a laprivacidad, ED, 161-866; CIFUENTES, SANTOS, <strong>Derechos</strong> personalísimos, Astrea,1995; del mismo autor, Protección inmediata de los datos privados de lapersona. Habeas data operativo, La Ley, 15 de noviembre de 1995; BERGEL,SALVADOR M., El habeas data: instrumn<strong>en</strong>to protector de la privacidad, Revistade Derecho Pirvado y Comunitario, Ed. Rubinzal Culzoni, vol. 7, p.214; VANOSSI, JORGE R., El habeas data: no puede ni debe contraponerse a lalibertad de los medios de pr<strong>en</strong>sa, ED, 159-948; EKMEKDJIAN, MIGUEL ANGEL, Elhábeas data <strong>en</strong> la reforma constitucional, LL, 15-XI-95, Suplem<strong>en</strong>to Especial,p. 42; ITZICOVICH GRIOT, ALEJANDRO, Habeas data.Un gran paso y una tareap<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, LL Actualidad, 27-X-94; SAGÜÉS, NÉSTOR P., Amparo, habeas datay habeas corpus <strong>en</strong> la reforma constitucional, LL 1994-D, 1151; GOZAÍNI, Elderecho de amparo, op. cit.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 3Es cierto que así como antes se discutía si los tratados t<strong>en</strong>íano no un rango superior a la ley, lo que la Constitución contestapor la afirmativa, ahora hay qui<strong>en</strong>es se preguntan si ti<strong>en</strong><strong>en</strong> o noun rango superior a la Constitución. Ahora bi<strong>en</strong>, lo m<strong>en</strong>os quepodrá admitirse es que integran el rango normativo superior delEstado, y que la Constitución debe ser interpretada <strong>en</strong> consonanciacon ellos, sin que pueda negarse la exist<strong>en</strong>cia o el alcance dealgún derecho de carácter supranacional sobre la base de la interpretaciónrestrictiva o limitativa de alguna norma constitucional.6La primera cuestión es así determinar si las normassupranacionales reconoc<strong>en</strong> un mecanismo de tutela difer<strong>en</strong>te <strong>en</strong>materia de amparo; la segunda, cuál es el ord<strong>en</strong> de prelación delas normas <strong>en</strong> su interpretación y aplicación y si son susceptiblesde armonización.2. Las normas supranacionales2.1. Declaración Americana de los <strong>Derechos</strong> y Deberes delhombreEl artículo XVIII de la Declaración Americana de los <strong>Derechos</strong> yDeberes del hombre dice que “Toda persona puede concurrir a lostribunales para hacer valer sus derechos. Asimismo debe disponerde un procedimi<strong>en</strong>to s<strong>en</strong>cillo y breve por el cual la justicia lo amparecontra actos de la autoridad que viol<strong>en</strong>, <strong>en</strong> perjuicio suyo, algunode los derechos fundam<strong>en</strong>tales consagrados constitucionalm<strong>en</strong>te.”Dicha disposición le da al individuo el doble derecho (concurr<strong>en</strong>te,no alternativo o excluy<strong>en</strong>te) de acudir ante los tribunalesde manera g<strong>en</strong>érica <strong>en</strong> cualquier caso y de manera específicatambién (“asimismo”) para los “derechos fundam<strong>en</strong>tales consagradosconstitucionalm<strong>en</strong>te”, caso <strong>en</strong> el cual agrega un requisitoadicional a favor del individuo: requiere que el Estado le proveade un procedimi<strong>en</strong>to s<strong>en</strong>cillo y breve para la tutela de tales dere-1.6Tratamos el punto <strong>en</strong> la 8° edición del tomo 1 de nuestro Tratado dederecho administrativo, 2003, cap. VII.


XVII - 4DERECHOS HUMANOSchos, y no establece limitación alguna, por ejemplo que no hayaotro medio administrativo o judicial para hacerlo, que la violaciónsea manifiesta o el daño irreparable, etc.La redacción es clara, <strong>en</strong> cada país signatario la tutela de losderechos constitucionales debe t<strong>en</strong>er un remedio s<strong>en</strong>cillo y brevesin condicionami<strong>en</strong>to ni limitación alguna.2.2. Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> HumanosLo mismo surge de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong>Humanos, <strong>en</strong> la que se dispone: “Artículo 25. Protección Judicial1. Toda persona ti<strong>en</strong>e derecho a un recurso s<strong>en</strong>cillo y rápido o acualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunalescompet<strong>en</strong>tes, que la ampare contra actos que viol<strong>en</strong> sus derechosfundam<strong>en</strong>tales reconocidos por la Constitución, la ley o la pres<strong>en</strong>teConv<strong>en</strong>ción, aun cuando tal violación sea cometida por personasque actú<strong>en</strong> <strong>en</strong> ejercicio de sus funciones oficiales. 2. Los EstadosPartes se compromet<strong>en</strong>: a) a garantizar que la autoridadcompet<strong>en</strong>te prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobrelos derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) adesarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizarel cumplimi<strong>en</strong>to, por las autoridades compet<strong>en</strong>tes, de toda decisión<strong>en</strong> que se haya estimado proced<strong>en</strong>te el recurso.”2.3. Declaración Universal de <strong>Derechos</strong> HumanosIgual concepto <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> la Declaración Universal de <strong>Derechos</strong>Humanos, cuyo artículo 8° establece que “Toda persona ti<strong>en</strong>ederecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionalescompet<strong>en</strong>tes, que la ampare contra actos que viol<strong>en</strong> sus derechosfundam<strong>en</strong>tales reconocidos por la constitución o por la ley.”2.4. Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Culturales, Civiles yPolíticosEl Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Culturales, Civiles y Políticosestablece <strong>en</strong> su artículo 2, inciso 3: “Cada uno de los Estados Partes<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te Pacto se compromete a garantizar que: a) Toda


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 5persona cuyos derechos o libertades reconocidos <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>tePacto hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo,aun cuando tal violación hubiera sido cometida por personas queactuaban <strong>en</strong> ejercicio de sus funciones oficiales; b) La autoridadcompet<strong>en</strong>te, judicial, administrativa o legislativa, o cualquieraotra autoridad compet<strong>en</strong>te prevista por el sistema legal del Estado,decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga talrecurso, y a desarrollar las posibilidades de recurso judicial; c) Lasautoridades compet<strong>en</strong>tes cumplirán toda decisión <strong>en</strong> que se hayaestimado proced<strong>en</strong>te el recurso.”2.5. Resum<strong>en</strong> comparativo2.5.1. Los textosConv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos: “un recursos<strong>en</strong>cillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo... que la amparecontra actos que viol<strong>en</strong> sus derechos fundam<strong>en</strong>tales reconocidospor la Constitución, la ley o la pres<strong>en</strong>te Conv<strong>en</strong>ción.”Declaración Americana de los <strong>Derechos</strong> y Deberes del Hombre:“un procedimi<strong>en</strong>to s<strong>en</strong>cillo y breve... (que) lo ampare contraactos... (que viol<strong>en</strong>)... los derechos fundam<strong>en</strong>tales consagradosconstitucionalm<strong>en</strong>te.”Declaración Universal de <strong>Derechos</strong> Humanos: “un recurso efectivo...que la ampare contra actos que viol<strong>en</strong> sus derechos fundam<strong>en</strong>talesreconocidos por la constitución o por la ley.”Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Culturales, Civiles y Políticos:“un recurso efectivo... (para) “los derechos o libertadesreconocidos <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te Pacto.”2.6. Primeras conclusionesTodas las normas referidas son claras <strong>en</strong> distinguir la def<strong>en</strong>sa <strong>en</strong>juicio <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, de la def<strong>en</strong>sa de los derechos y libertadesfundam<strong>en</strong>tales de los tratados, las constituciones o las leyes de cadapaís <strong>en</strong> particular: para los segundos exige, sin limitación nirecaudo alguno, un procedimi<strong>en</strong>to especial, s<strong>en</strong>cillo, breve, efectivo,ante los tribunales compet<strong>en</strong>tes.


XVII - 6DERECHOS HUMANOSY como dice el artículo 2, inciso 3, apartado b) del Pacto Internacionalde <strong>Derechos</strong> Culturales, Civiles y Políticos, “La autoridadcompet<strong>en</strong>te, judicial... decidirá sobre los derechos de toda personaque interponga tal recurso”. O <strong>en</strong> las palabras del artículo 25inciso 2 de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos “LosEstados Partes se compromet<strong>en</strong>: a) a garantizar que la autoridadcompet<strong>en</strong>te prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobrelos derechos de toda persona que interponga tal recurso.”El primer texto citado no incluye lo que sí hac<strong>en</strong> los tres últimos,que debe tratarse de un tribunal judicial compet<strong>en</strong>te, nocualquiera.3. Conflicto o complem<strong>en</strong>tariedad <strong>en</strong>tre losarts. 43 y 75 inc. 223.1. Jerarquía o armoníaParece hoy <strong>en</strong> día claro es que si la Constitución y los pactosconsagran la inviolabilidad de la def<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> juicio, lo m<strong>en</strong>os quepuede considerase es que resultan también inviolables todos losmecanismos de def<strong>en</strong>sa tutelados por los pactos internacionales,ya que de otro manera se privaría de s<strong>en</strong>tido tanto al artículo 18como a los pactos y al mismo artículo 75 inciso 22.No debe p<strong>en</strong>sarse que dando esta jerarquía a los tratados selesiona el antiguo artículo 31 de la Constitución, pues es claro porejemplo que él queda sin efecto <strong>en</strong> el supuesto del artículo 75inciso 24. Del mismo modo el artículo 31 no puede ser óbice parauna interpretación armónica <strong>en</strong>tre los artículos 43 y 75 inciso 22.En cualquier caso, es la misma constitución que recoge los tratados<strong>en</strong> dicha norma, y no puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse que lo que resuelve<strong>en</strong> el artículo 75 inciso 22 quedara negado o recortado por otroartículo del mismo cuerpo normativo. Es necesario buscar unaarmonía de tales disposiciones. Ello, sin <strong>en</strong>trar a que <strong>en</strong> verdad lasnormas supranacionales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> jerarquía sobre las locales. 1 Perono es necesario recurrir a ello para resolver la cuestión.3.1El citado capítulo VII del tomo 1° de nuestro Tratado de derechoadministrativo, op. cit.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 73.2. Comparación del art. 43 y las normas supranacionales.Por lo expuesto, si bi<strong>en</strong> existe un cierto marg<strong>en</strong> de disfuncionalidad<strong>en</strong> la primera parte del artículo 43, ella debe resuelta a favor de lalibertad y de la tutela de los derechos, <strong>en</strong> consonancia con el propioartículo 18 <strong>en</strong> su lectura a la luz de los pactos supranacionales.Com<strong>en</strong>cemos con la comparación de los artículos 43 y 75 inciso22 <strong>en</strong> su remisión a una vía rápida, expedita, breve y s<strong>en</strong>cillapara la def<strong>en</strong>sa de los derechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales previstos<strong>en</strong> las constituciones o <strong>en</strong> las leyes.4. Difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre el 43 y el 75 inc. 24.1. Mayor restricción del primer párrafo del art. 43El artículo 43 <strong>en</strong> su primera parte es más restringido sobre todo <strong>en</strong>dos causales de exclusión:Exige que no exista otro medio judicial más idóneo, los textossupranacionales no.Requiere arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, los tratados no.La segunda cuestión <strong>en</strong> que existe apar<strong>en</strong>te discrepancia <strong>en</strong>tre elartículo 43 y las normas supranacionales es <strong>en</strong> la exig<strong>en</strong>cia dearbitrariedad o ilegalidad manifiesta. Tales recaudos no aparec<strong>en</strong><strong>en</strong> las normas supranacionales y p<strong>en</strong>samos que <strong>en</strong> su consecu<strong>en</strong>ciadeb<strong>en</strong> prevalecer éstas por sobre la restricción constitucional.En cualquier caso, que el vicio sea manifiesto <strong>en</strong> definitivaqueda librado a la apreciación judicial. No se trata de un gradode evid<strong>en</strong>cia que deba reunir requisitos extraordinarios, bastacon que el propio juez luego de analizados los docum<strong>en</strong>tos y pruebasaportados <strong>en</strong> el amparo, pueda librem<strong>en</strong>te arribar a la conclusiónde que el acto es ilegítimo. El vicio manifiesto no es uncriterio de admisibilidad, sino que lo aprecia el juez <strong>en</strong> la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia:lo ve o no lo ve, esto es todo. 14.1En s<strong>en</strong>tido similar QUIROGA LAVIÉ, op. cit., p. 125.


XVII - 8DERECHOS HUMANOS4.2. Mayor amplitud del 43A la inversa, los tratados internacionales son más restringidos y elartículo 43 más amplio <strong>en</strong> otros dos aspectos:El artículo 43 se refiere tanto a todos los derechos tuteladospor la constitución, tratados o leyes; los pactos de derechos <strong>humanos</strong>se refier<strong>en</strong> específicam<strong>en</strong>te a los derechos y libertades fundam<strong>en</strong>talestutelados <strong>en</strong> la Constitución, los tratados o las leyes.Esta difer<strong>en</strong>cia puede no ser sustancial habida cu<strong>en</strong>ta que haycons<strong>en</strong>so que el amparo no procede para la tutela de cualquierderecho (los casos típicos de la ejecución de un pagaré, un desalojo,juicio de filiación, etc.).4.3. Los dos amparos del art. 43 y el amparo del art. 75 inc.22Los tratados internacionales reconoc<strong>en</strong> el derecho al titular efectivo,personal y directo, de la libertad o derecho lesionado.El segundo párrafo del artículo 43 reconoce legitimación ampliaque incluye “los derechos que proteg<strong>en</strong> al ambi<strong>en</strong>te, a la compet<strong>en</strong>cia,al usuario y al consumidor, así como a los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, el afectado, el def<strong>en</strong>sor del puebloy las asociaciones que prop<strong>en</strong>dan a esos fines”. La legitimación esmuchísimo más amplia <strong>en</strong> el segundo párrafo del artículo 43 alincluir a las asociaciones de usuarios y consumidores, 2 y al preverla tutela de derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, que es una categoríamás amplia aún que las class actions del derecho norteamericano.3 El recurso de los pactos es un recurso de carácter personal eindividual.Por ello GELLI ha señalado con acierto 4 que el artículo 43 de laConstitución incluye dos amparos difer<strong>en</strong>tes: uno, el contempla-4.2Un curioso debate es si están legitimadas ya las asociaciones exist<strong>en</strong>teso si deb<strong>en</strong> <strong>en</strong> cambio esperar la ley. En la primera tesis BIDART CAMPOS,op. cit., p. 320; <strong>en</strong> la segunda SAGÜÉS, op. cit., III-7. Va de suyo que adherimosa la primera.4.3Las equipara BIDART CAMPOS, op. cit., p. 317. Ver también QUIROGA LAVIÉ,op. cit., p. 154, qui<strong>en</strong> recuerda <strong>en</strong> igual s<strong>en</strong>tido a MORELLO.4.4Artículo citado, punto IV, p. 55.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 9do <strong>en</strong> el parágrafo primero, solam<strong>en</strong>te relativo a personas directam<strong>en</strong>telesionadas <strong>en</strong> sus derechos individuales; otro, el del segundopárrafo, que tutela además expresam<strong>en</strong>te los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral (incluy<strong>en</strong>do usuarios, consumidores,la compet<strong>en</strong>cia, el medio ambi<strong>en</strong>te, la discriminación, etc.). 5El segundo párrafo, al legitimar al def<strong>en</strong>sor del pueblo 6 y las diversasasociaciones expresam<strong>en</strong>te está señalando que no se requiereaquí la lesión al derecho de una persona concreta, y conmayor razón que también están legitimados cuando tal lesiónindividual existe.Ni siquiera hace falta discurrir acerca de la difer<strong>en</strong>ciación <strong>en</strong>trederecho subjetivo e interés legítimo, interés difuso, 7 etc. No requieredemostración alguna la legitimación del Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,pues se la da la Constitución, 8 y lo mismo ocurre para lasasociaciones (cooperativas, fundaciones, etc.) <strong>en</strong>tre cuyo objetoexpreso o implícito 9 pueda considerarse incluida la def<strong>en</strong>sa de los4.5Parece expresar lo mismo <strong>en</strong> el punto II, aunque concluye asimilándolos<strong>en</strong> el VI, GOZAÍNI, El derecho de amparo creado por la ConstituciónNacional, op. cit.4.6El def<strong>en</strong>sor del pueblo aparece legitimado aquí a texto expreso paratales derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva, <strong>en</strong> tanto que el artículo 86 lo legitimatambién a texto expreso para la def<strong>en</strong>sa de los derechos <strong>humanos</strong>; a nuestrojuicio con igual <strong>en</strong>cuadre g<strong>en</strong>eral de acción pública <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de lalegalidad, sin necesidad de que también pleitee un individuo lesionado <strong>en</strong>forma directa e inmediata, o directa, inmediata y exclusiva según se quiera<strong>en</strong>fatizar el int<strong>en</strong>to de restricción del acceso a la justicia.4.7Algunos autores, <strong>en</strong> un fallido int<strong>en</strong>to al sarcasmo, gustan de llamarlo“interés confuso”. Pero la única confusión es no distinguir los supuestosdel primer y segundo párrafo del artículo 43, tan diametralm<strong>en</strong>te distintoscomo para impedir confusión alguna.4.8Según ya advertimos, <strong>en</strong> dos lados: el mismo artículo 43 y nuevam<strong>en</strong>teel artículo 86. Pret<strong>en</strong>der negársela <strong>en</strong> caso alguno es arbitrariedad manifiestapor desconocimi<strong>en</strong>to del derecho objetivo.4.9Pues la interpretación restrictiva de la regla de la compet<strong>en</strong>cia delderecho público no cabe hacerla ext<strong>en</strong>siva a la compet<strong>en</strong>cia de las asociacionesprivadas, cooperativas, fundaciones, etc., sin fines de lucro, cuyoanálisis ha de hacerse más próximo al concepto de capacidad del derechoprivado. Sobre la discusión ver nuestro Tratado de derecho administrativo,tomo 1, 8° ed., capítulo XII, “Los órganos del Estado”, punto 6, “Lacompet<strong>en</strong>cia”.


XVII - 10DERECHOS HUMANOSderechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva: del usuario, el consumidor, lacompet<strong>en</strong>cia, el medio ambi<strong>en</strong>te, etc. Lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, algunosfallos todavía razonan como si el amparo del artículo 43 se agotara<strong>en</strong> el primer párrafo, y desconoc<strong>en</strong> por <strong>en</strong>tero el segundo. 10De lo expuesto se sigue otra consecu<strong>en</strong>cia: los pactos de derechos<strong>humanos</strong> se refier<strong>en</strong> exclusivam<strong>en</strong>te a las personas físicas,<strong>en</strong> tanto que la Constitución <strong>en</strong> su <strong>en</strong>umeración de derechos ygarantías, incluido el amparo del artículo 43, se refiere a las personasfísicas o jurídicas. También <strong>en</strong> este punto, pues, son másamplios los dos recursos de amparo del artículo 43 que el de lospactos de derechos <strong>humanos</strong>.4.4. El procedimi<strong>en</strong>toHay además otra difer<strong>en</strong>cia:• El procedimi<strong>en</strong>to de la ley de facto 16.986, si bi<strong>en</strong> resultamodificado por una importante jurisprud<strong>en</strong>cia pretoriana segúncada juzgado que interv<strong>en</strong>ga, sigue si<strong>en</strong>do un procedimi<strong>en</strong>to reglado(aunque cabe razonablem<strong>en</strong>te preguntarse si ti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tidoaplicar tal regulación al supuesto totalm<strong>en</strong>te distinto e innovadordel segundo párrafo del artículo 43).• El procedimi<strong>en</strong>to de los tratados <strong>en</strong> cambio no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trareglado y queda <strong>en</strong>tonces librado a la apreciación pretoriana delos jueces compet<strong>en</strong>tes, que pued<strong>en</strong> realizar <strong>en</strong> algunos casos unaaplicación analógica o supletoria de algunas de las normas o principiosde la ley de facto 16.986, aunque no necesariam<strong>en</strong>te detodos.4.5. La Conv<strong>en</strong>ción Constituy<strong>en</strong>te 11Si bi<strong>en</strong> no lo consideramos un dato de importancia, puede t<strong>en</strong>ersepres<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción constituy<strong>en</strong>te de 1994 lo refer<strong>en</strong>tea los tratados y al amparo fueron tratados por comisiones separadas.4.10Es lo que ha ocurrido <strong>en</strong> el fallo de la sala V in re Cooperativa deConsumidores Libres Ltda. <strong>en</strong> su impugnacion a la írrita interv<strong>en</strong>ción a laCNT.4.11Ampliar infra, 9.2.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 11Primero se tomó la decisión de sancionar el dictam<strong>en</strong> de laComisión de Tratados Internacionales, luego el mecanismo delamparo. 12 A su vez, la legitimación procesal del Def<strong>en</strong>sor del Pueblopara los derechos <strong>humanos</strong> previstos <strong>en</strong> los tratados surge de otracláusula (el art. 86) y otra comisión constitucional. Cuando tresdistintas comisiones discutieron distintos temas d<strong>en</strong>tro y sobretodo fuera del recinto, cada una por intermedio de miembros que asu vez consultaron a sus conocidos y amigos <strong>en</strong> la comunidadjurídica, 13 no pued<strong>en</strong> sacarse demasiadas conclusiones del “debate”publicado —léase discursos dichos, leídos o directam<strong>en</strong>tetranscriptos, como es la costumbre parlam<strong>en</strong>taria nuestra. Le tocaal intérprete armonizar las normas, sin que sean dirim<strong>en</strong>tes losinformes publicados por la mayoría y minoría de cada comisión, porsu propia naturaleza formales. Son doctrina, opiniones de interésa ser juzgadas por su fuerza de convicción intrínseca y no porqu<strong>en</strong>os cu<strong>en</strong>t<strong>en</strong> lo que “verdaderam<strong>en</strong>te” se resolvió. Lo que“verdaderam<strong>en</strong>te” se resolvió es exclusivam<strong>en</strong>te el textoconstitucional, nada más.4.6. El derecho comparadoOtra difer<strong>en</strong>cia ha sido apuntada por la doctrina, aunque sindesarrollo: <strong>en</strong> algunos países 14 el amparo es la vía normal 15 deprotección de los derechos fundam<strong>en</strong>tales —es la misma solución4.12Conv<strong>en</strong>ción Nacional Constituy<strong>en</strong>te, diario de sesiones, 29ª reunión,3ª sesión ordinaria (Continuación), 11 de agosto de 1994, p. 4049.4.13Acerca de la supranacionalidaad de los tratados se cita la opiniónfavorable de BIDART CAMPOS, <strong>en</strong> un fax <strong>en</strong>viado a su constituy<strong>en</strong>te consultante:concidimos con ese aspecto de la opinión, pero obviam<strong>en</strong>te no estamoshablando de interpretación auténtica sino de la doctrina como fu<strong>en</strong>te. Pornuestra parte y para no quedarnos atrás, nos apresuramos a decir quefuimos consultados por miembros de distintas comisiones de más de unpartido: ¿agrega eso algo a la interpretación auténtica de la Constitución?¿T<strong>en</strong>dremos que producir prueba?4.14Algunos ejemplos <strong>en</strong> QUIROGA LAVIÉ, op. cit., ps. 132 y 133. Ver la notasigui<strong>en</strong>te.4.15La dispersión es muy grande, como explica BREWER CARÍAS, ALLANRANDOLPH, El amparo de los derechos y garantías constitucionales (unaaproximación comparativa), EJV, Caracas, 1993.


XVII - 12DERECHOS HUMANOSde los tratados— pero el artículo 43 <strong>en</strong> su primer párrafo —no así<strong>en</strong> el segundo— parece caminar por otro andarivel. Si tomamossolam<strong>en</strong>te el primer párrafo, estamos <strong>en</strong>tre los pocos países quepret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> resolver distinto <strong>en</strong> el plano interno a como son las cosas<strong>en</strong> el plano externo. Es una dura lección que no terminamos deapr<strong>en</strong>der. 16 Sin embargo, a gusto o a disgusto, debemos cumplir lospactos internacionales que hac<strong>en</strong> del amparo una vía ordinaria deprotección de los derechos fundam<strong>en</strong>tales.5. SimilitudesAmbos institutos compart<strong>en</strong> ciertas características básicas:• Todos los textos expresan que debe tratarse de una vía “rápida”(<strong>en</strong> los tratados, “s<strong>en</strong>cilla”, “breve”, “rápida”), aunque el artículo43 <strong>en</strong>fatiza que debe además ser “expedita” (<strong>en</strong> los tratados,“efectiva”). Expedita significa sin condicionami<strong>en</strong>tos ni cortapisasprevias o ulteriores. 1• En materia de legitimación procesal, el Def<strong>en</strong>sor del Pueblode la Nación la ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> ambos supuestos: <strong>en</strong> el artículo 43, por eltexto expreso de la norma; <strong>en</strong> los derechos <strong>humanos</strong> derivados delos pactos supranacionales, por lo dispuesto <strong>en</strong> el artículo 86. 24.16Otros aspectos <strong>en</strong> el capítulo IV “Condicionantes económicos y financierosdel derecho administrativo. Crisis y cambio” y <strong>en</strong> el capítulo VI “Fu<strong>en</strong>tessupranacionalesde derecho administrativo” de la 8° edición, <strong>en</strong> 2003, deltomo 1 de nuestro citado Tratado de derecho administrativo. Ver tambiénDespués de la reforma del Estado, 2° ed., 1998.5.1Obstáculos previos son la exist<strong>en</strong>cia de otra vía; ulteriores los incid<strong>en</strong>tesque pued<strong>en</strong> trabarla (QUIROGA LAVIÉ, op.cit., p. 112). Por ello recuerdaPALACIO que <strong>en</strong> el amparo no cabe recusación sin causa, cuestiones de compet<strong>en</strong>cia,excepciones previas, incid<strong>en</strong>tes, etc. (op.cit., II-4). Tal como lohac<strong>en</strong> la mayor parte de los juzgados federales de primera instancia delpaís, tampoco parece indisp<strong>en</strong>sable la vista fiscal previa a la admisión formaly traslado del amparo: comparar OSCAR AGUAD y ELISA CARRIÓ, citados porQUIROGA LAVIÉ, op. cit., p. 134.5.2Esto demuestra una vez más cómo distintas comisiones contribuyerondesde distintos ángulos a conformar un conjunto que es ahora el intérpretequi<strong>en</strong> debe armonizar. Correlaciona ambos artículos con el alcancede la legitimación del ombudsman para la def<strong>en</strong>sa específica de los “derechos<strong>humanos</strong>” <strong>en</strong> el amparo:GOZAÍNI, El derecho de amparo, op. cit., pp. 88a 94.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 13• Los derechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales, desde luego, sontutelados <strong>en</strong> ambos procedimi<strong>en</strong>tos, con lo cual puede existir id<strong>en</strong>tidadde objeto procesal <strong>en</strong> amparos concretos.• En ambos se puede declarar la inconstitucionalidad de unaley o cualquier otro acto estatal, y a fortiori también la violacióna los tratados internacionales.• Ambos procesos supon<strong>en</strong> bilateralidad.• Se tramitan solam<strong>en</strong>te ante los jueces compet<strong>en</strong>tes (que pued<strong>en</strong>serlo del domicilio del demandado o del lugar <strong>en</strong> que los efectosdel acto han de producirse).• Los jueces ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la obligación de pronunciarse sobre el fondode los derechos ante ellos invocados. Un incumplimi<strong>en</strong>to judiciala esta obligación de acceso a la justicia es además violación alos tratados supranacionales.• Es claro que tales recursos o acciones no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> por objetosustituir procedimi<strong>en</strong>tos especiales: interdictos, desalojos (locaciones<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral), ejecuciones (pagarés, hipotecas, etc.), alim<strong>en</strong>tos,filiación, ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor, 3 habeas corpus, habeasdata, etc.La verdadera discusión es la que contrapone el juicio de amparoa un juicio ordinario, no a juicios o procedimi<strong>en</strong>tos especiales.5.3Ley 24.240. El art. 53 establece que “Se aplicarán las normas delproceso de conocimi<strong>en</strong>to más abreviado que rijan <strong>en</strong> la jurisdicción deltribunal ordinario”. La discusión puede resultar especiosa y <strong>en</strong> la prácticatramitan como amparos los reclamos de usuarios de servicios públicos, loque no nos parece una irrazonable ext<strong>en</strong>sión de la vía. Admite el amparodel usuario contra el concesionario BARRA, op. cit., p. 1093. Hemos visto <strong>en</strong>tribunales argum<strong>en</strong>tar esta cuestión de manera risueña: a veces algunosletrados externos de determinadas lic<strong>en</strong>ciatarias pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que la ley 24.240remite necesariam<strong>en</strong>te al amparo, con lo cual a su juicio qui<strong>en</strong> no hizo eljuicio d<strong>en</strong>tro de los quince días consintió el abuso. Y reputan car<strong>en</strong>te deética al abogado que citando el precepto del artículo 43 inicia una acción porla ley 24.240 contra el concesionario o lic<strong>en</strong>ciatario. O mores!


XVII - 14DERECHOS HUMANOS6. Primera alternativa: los derechos supranacionales no sonoperativosLa forma más antigua de <strong>en</strong>carar el punto es p<strong>en</strong>sar que lostratados no son operativos <strong>en</strong> cuanto requier<strong>en</strong> un medio s<strong>en</strong>cillo,breve, expedito, para los derechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales, yque sólo t<strong>en</strong>emos el recurso de nuestro artículo 43, no los recursosdel artículo 75 inciso 22.Esta interpretación va contra toda sana herm<strong>en</strong>éutica constitucional,aún <strong>en</strong> nuestra jurisprud<strong>en</strong>cia a partir del casoEkmekdjian. 1 Resultaría <strong>en</strong>tonces una desinterpretación del sistemarealizar una lectura limitativa de la primera parte del artículo43 cuando establece que “Toda persona puede interponer acciónexpedita y rápida de amparo, siempre que no exista otromedio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridadespúblicas o de particulares, que <strong>en</strong> forma actual o inmin<strong>en</strong>telesione, restrinja, altere o am<strong>en</strong>ace, con arbitrariedad o ilegalidadmanifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución,un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declararla inconstitucionalidad de la norma <strong>en</strong> que se funde el acto uomisión lesiva.”La norma de la primera parte del artículo 43 está reconoci<strong>en</strong>dom<strong>en</strong>os que lo que reconoc<strong>en</strong> los pactos supranacionales que elartículo 75 inciso 22 expresam<strong>en</strong>te recepta, pero no prohíbe niexcluye aquéllos. Tampoco podría hacerlo. 2Entre los posibles medios de tutela de los derechos previstos <strong>en</strong>el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to nacional y supranacional, la primera parte delartículo 43 estatuye <strong>en</strong> efecto uno específico, expedito, breve yefectivo, para determinados supuestos de lesión. Pero ello <strong>en</strong> modoalguno excluye que existan otros también específicos <strong>en</strong> otra partedel mismo texto constitucional y sus remisiones.6.1La Ley, 1992-C, 543; ED, 148:354.6.2Por lo que hemos explicado <strong>en</strong> el capítulo VII, “Fu<strong>en</strong>tes supranacionalesdel derecho administrativo”, de la 8° edición del tomo 1 de nuestro Tratadode derecho administrativo, 2003.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 15Ello ocurre <strong>en</strong> el caso del medio ambi<strong>en</strong>te, de los derechos deincid<strong>en</strong>cia colectiva, del habeas data y habeas corpus, y por supuestode los derechos que emerg<strong>en</strong> del artículo 75.Una interpretación diversa llevaría las normas supranacionalesa verdadera letra muerta, lo que no puede considerarse como elrecto espíritu ni una lectura razonable de la Constitución. Esnecesario, pues, realizar una interpretación que no prive a losciudadanos de una expresa garantía supranacional. Y la interpretaciónes simple: la primera parte del artículo 43 se refiere auna forma básica y elem<strong>en</strong>tal de protección que no excluye nipuede razonablem<strong>en</strong>te interpretarse que excluya la protecciónespecífica que le reconoc<strong>en</strong> las normas supranacionales. 3En materia análoga, el Tribunal de Justicia de la Unión Europeaha resuelto <strong>en</strong> el caso Factortame de 1990 que “El DerechoComunitario debe ser interpretado <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que la jurisdicciónnacional que, conoci<strong>en</strong>do de un litigio que concierne alDerecho Comunitario, estime que el único obstáculo que se oponea que pueda ord<strong>en</strong>ar medidas cautelares es una regla de su DerechoNacional, debe excluir la aplicación de esta regla”. 4 Lo mismoha aceptado, como es lógico, el Tribunal Constitucional español,5 <strong>en</strong>tre otros tribunales nacionales.En el conflicto <strong>en</strong>tre el derecho nacional y el supranacional hade preferirse, obviam<strong>en</strong>te, al segundo, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> lo que hacea la rapidez y efectividad de los mecanismos de def<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> juicio.6.3El s<strong>en</strong>tido g<strong>en</strong>éricam<strong>en</strong>te no excluy<strong>en</strong>te fue explicado por el conv<strong>en</strong>cionalinformante: “No limita las posibilidades sino que expande de unmodo determinado y específico la oportunidad de acceder a esta tutela”,RODOLFO DÍAZ, Conv<strong>en</strong>ción Nacional Constituy<strong>en</strong>te, diario de sesiones, 29areunión, 3a sesión ordinaria (Continuación), 11 de agosto de 1994, p. 4050.6.4Citado por GARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO, La batalla por las medidascautelares, 2° ed., Civitas, Madrid, 1995, p. 113.6.5Como recuerda al respecto GOZAÍNI, este tribunal ha dicho que “LaConstitución se inserta <strong>en</strong> un contexto internacional <strong>en</strong> materia de derechosfundam<strong>en</strong>tales y libertades públicas, por lo que hay que interpretarsus normas <strong>en</strong> esta materia de conformidad con la Declaración Universalde <strong>Derechos</strong> Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre lam<strong>en</strong>cionada materia que se hubies<strong>en</strong> ratificado” (El derecho de amparocreado por la Constitución Nacional, punto I).


XVII - 16DERECHOS HUMANOSSi eso ha sido dicho el tribunal europeo para las medidascautelares, es fácil imaginar qué puede decir la CorteInteramericana para la inadmisión local de un amparo expresam<strong>en</strong>teprevisto, sin cortapisas ni limitaciones o condiciones, porla legislación supranacional.Así como nuestra Corte Suprema ha resuelto que el país debecumplir de bu<strong>en</strong>a fe sus compromisos internacionales, así tambiénpuede decirse junto al juez francés ESTOUP que aplicar mediosjurisdiccionales rápidos y abreviados es una cuestión de “honorde la justicia”; 6 parafraseando a BRAIBANT, “sin vacilaciones nimurmullos”. 7 Deberíamos hacer como <strong>en</strong> Europa, donde “se estág<strong>en</strong>eralizando la técnica de habilitar una “justicia provisional”inmediata y rápida, dejando la “justicia definitiva” remitida... alos largos y dilatados procesos”. 87.1. Vías paralelas7. Segunda alternativa: dos vías difer<strong>en</strong>tesUna segunda alternativa es considerar que estamos ante dos o tresvías difer<strong>en</strong>tes:a) Una, de carácter interno, <strong>en</strong> la cual se tutelan todos losderechos protegidos por la Constitución, los tratados y las leyespero sólo cuando se da la doble condición m<strong>en</strong>cionada <strong>en</strong> el primerpárrafo. Otra, también de carácter interno, la prevista <strong>en</strong> elsegundo párrafo <strong>en</strong> la cual la legitimación es sumam<strong>en</strong>te amplia(derechos de incid<strong>en</strong>cia colectiva: usuarios, consumidores, def<strong>en</strong>sade la compet<strong>en</strong>cia, medio ambi<strong>en</strong>te, discriminación, etc.) ytanto para los individuos como para las personas jurídicas, asociaciones,def<strong>en</strong>sor del pueblo, etc.b) La segunda o tercera vía, de orig<strong>en</strong> supranacional, tutelasolam<strong>en</strong>te los derechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales y únicam<strong>en</strong>-6.6Citado por GARCÍA DE ENTERRÍA, op.cit. p. 134,6.7Citado por GARCÍA DE ENTERRÍA, Hacia una nueva justicia administrativa,2° ed., Civitas, Madrid, 1992, refiriéndose a la celeridad <strong>en</strong> la ejecuciónde la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia.6.8GARCÍA DE ENTERRÍA, Hacia una nueva justicia administrativa,op. cit.,p. 342, citando a ZAGREBELSKI.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 17te de las personas físicas directam<strong>en</strong>te afectadas <strong>en</strong> su persona o<strong>en</strong> sus derechos, pero sin necesidad de que se d<strong>en</strong> las otras condicionesde vía más idónea y carácter manifiesto del vicio que m<strong>en</strong>tael primer párrafo del artículo 43.En esta variante el procedimi<strong>en</strong>to de la vía de los tratadossería comparable por analogía a la del primer párrafo del artículo43 <strong>en</strong> los trazos g<strong>en</strong>erales de interv<strong>en</strong>ción de juez compet<strong>en</strong>te,exist<strong>en</strong>cia de bilateralidad e igualdad de las partes y plazos breves,pero el trámite sería necesariam<strong>en</strong>te de carácter pretorianohasta tanto se dicte una ley al respecto.No es esto demasiada novedad <strong>en</strong> la práctica, pues los jueces<strong>en</strong> el amparo suel<strong>en</strong> actuar pretorianam<strong>en</strong>te sin que ello hayallevado a nulidades ni problemas. Así por ejemplo la apelación <strong>en</strong>el amparo debe ser elevada por el juez a la Cámara d<strong>en</strong>tro de las24 horas, según la ley de facto, pero como ya la Corte Supremaresolvió hace décadas que se trata de un procedimi<strong>en</strong>to bilateral,algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e que dar traslado. Cuando el juez lo eleva sin traslado,lo da la Cámara. Otras veces el juez, con mejor criterio ym<strong>en</strong>os apego a la norma de facto, da traslado <strong>en</strong> primera instanciay después eleva los autos, con el traslado cumplido.7.2. La acumulación de amparosOtra cuestión es que pued<strong>en</strong> impugnar un mismo acto tanto unapersona jurídica y un usuario con legitimación amplia, con lalimitación de que no haya vía más idónea y el vicio sea manifiesto(artículo 43), y también una persona física que se ve afectada <strong>en</strong> susderechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales.En tales casos deb<strong>en</strong> acumularse las acciones y tramitarlascon un criterio unificador. Nuestra prefer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> tales casosserá sumar lo que ambas vías ti<strong>en</strong><strong>en</strong> de más amplio: del segundopárrafo del artículo 43, la amplitud de legitimación y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eralla tutela de derechos de personas jurídicas; de los tratados,la no exig<strong>en</strong>cia de recaudos adicionales como la inexist<strong>en</strong>ciade otra vía o el carácter manifiesto del vicio. Posiblem<strong>en</strong>tequepa ret<strong>en</strong>er, <strong>en</strong> estos casos, la limitación de que se trate de


XVII - 18DERECHOS HUMANOSderechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales, aunque tanto de personasfísicas como jurídicas. Lo que no ti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tido es tomar el primerpárrafo del artículo 43 y desaplicar el segundo, cuando nose pres<strong>en</strong>ta un individuo lesionado <strong>en</strong> forma personal y directa.Es lo que, lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, hizo la sala V de la Capital con lainterv<strong>en</strong>ción a la CNT.En otro aspecto, obviam<strong>en</strong>te sería una desinterpretación llevarderechos normales de carácter civil o comercial a una supuestavía de amparo (ejecutar un pagaré, realizar un desalojopor falta de pago, etc.), pero pued<strong>en</strong> también existir casos de derechosciviles, comerciales o p<strong>en</strong>ales <strong>en</strong> los que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong>juego una libertad o garantía fundam<strong>en</strong>tal (la interv<strong>en</strong>ción estatala una persona jurídica, la prohibición de operar civil o comercialm<strong>en</strong>te,el trato de los presos, etc.). Es una cuestión dehecho a resolver <strong>en</strong> cada caso concreto, como todos los problemasde derecho. 17.3. Hacia una interpretación unificadoraDe todas maneras, más allá de las difer<strong>en</strong>cias de textos normativos,es muy posible que la jurisprud<strong>en</strong>cia deba evolucionarpretorianam<strong>en</strong>te hacia una unificación de tales distintos medios yprocedimi<strong>en</strong>tos de impugnación <strong>en</strong> vía de amparo, pues ladifer<strong>en</strong>ciación am<strong>en</strong>aza carecer de s<strong>en</strong>tido práctico. En tal supuestop<strong>en</strong>samos que el mix que v<strong>en</strong>imos de explicar para la acumulaciónde amparos diversos, podría también servir como la fórmulaunificadora para un sólo amparo que adapte los diversos cuerposnormativos. 2 Con el tiempo deberán abandonarse <strong>en</strong> todos los casoslas demás restricciones que el amparo arrastra de una legislaciónde facto que hace tiempo debió abandonarse.7.1Para la discusión nos remitimos a la segunda parte del capítulo I de la8° ed. del tomo 1 de nuestro tratado.7.2O sea, el primer y segundo párrafo del artículo 43, y el amparo de lostratados.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 198. Tercera alternativa: el amparo es la primeravía más idónea8.1. Es más idónea siempreAutores como PALACIO, MORELLO y otros han señalado que elamparo es mas idóneo que el juicio ordinario e incluso otrossumarios o sumarísimos, 1 a lo que se ha replicado que no podríasustituir juicios como el ejecutivo, etc. Al marg<strong>en</strong> de que la críticaes inadecuada, de todos modos una razonable posición minimalistada el mismo resultado, como veremos a continuación. Otrosautores señalan simplem<strong>en</strong>te que es más idóneo que la víaordinaria. 28.2. Es más breve, s<strong>en</strong>cilla y efectiva antes que, no <strong>en</strong> lugar de,la vía ordinariaEs posible <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que el artículo 75 inciso 22 se complem<strong>en</strong>ta conel artículo 43 y que éste debe mirarse <strong>en</strong> una lectura integradoray armónica, para lo cual su doble requisito de que no exista otra víaidónea y haya ilegalidad manifiesta requiere una reinterpretación.En esta variante se puede sost<strong>en</strong>er que el juicio ordinario es o nouna vía idónea a criterio inicial del recurr<strong>en</strong>te, 3 no del demandadoo del juez: si su necesidad es de un pronto pronunciami<strong>en</strong>to,<strong>en</strong>tonces es vía idónea primero el amparo y no el juicio ordinarioal efecto, que sólo operaría secu<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te, luego de int<strong>en</strong>tada lavía del amparo (y, claro está, d<strong>en</strong>tro de los plazos procesales). 4El requisito de que no exista otro medio judicial más idóneo hade referirse a la idoneidad específica de otros remedios sumarios8.1PALACIO, op. cit., II-3, qui<strong>en</strong> recuerda a MORELLO, JA, 28-XII-94 y RIVAS,Pautas..., op. cit., XVI-b.8.2Ver DROMI y MENEM, op. cit., p. 160; COLAUTI, op. cit., p. 245.8.3Siempre exceptuando, como es obvio, los juicios sumarios osumarísimos: interdictos, desalojos, ejecuciones (pr<strong>en</strong>da, warrant, pagarés,cheques, hipotecas), alim<strong>en</strong>tos, filiación, ley de def<strong>en</strong>sa del consumidor,habeas corpus, habeas data, etc.8.4Ver GOZAÍNI, El derecho de amparo, op. cit., pp. 144 a 146, por el temade la cosa juzgada.


XVII - 20DERECHOS HUMANOSprevistos por la ley, 5 no al juicio ordinario. 6 Al no estar especificadode otro modo <strong>en</strong> la Constitución no puede remitirse a las viejasdoctrinas sobre mayor necesidad de debate y prueba <strong>en</strong> juicioordinario, pues con ello se contrav<strong>en</strong>dría las normassupranacionales citadas: más idóneo debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tidode más “breve” o “s<strong>en</strong>cillo” <strong>en</strong> una primera aproximación.Por lo demás, si <strong>en</strong> el amparo se concluye que hace falta másdebate y prueba, pues allí está el juicio ordinario que luego sepuede iniciar.Dado que la vía ordinaria no es ab initio más breve ni máss<strong>en</strong>cilla que la del amparo, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos que este requisito de qu<strong>en</strong>o haya otra vía más idónea solam<strong>en</strong>te puede permitir distinguir<strong>en</strong>tre el amparo, el habeas corpus y el habeas data, el amparoambi<strong>en</strong>tal, algunos interdictos y juicios sumarios o sumarísimos,pero nunca el juicio ordinario como acción inicial y primera. Enotras palabras, la mayor o m<strong>en</strong>or idoneidad de una vía judicialpara ser preferida a otra como primer acceso a la justicia ha deestar dada <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to inicial por su mayor o m<strong>en</strong>or brevedad,s<strong>en</strong>cillez y eficacia para la tutela de los derechos constitucionalesafectados. Esto no es materia de interpretación: es lo que surgeexplícitam<strong>en</strong>te de los textos supranacionales al exigir la exist<strong>en</strong>ciade una tal vía a favor del individuo.Por lo demás, es un mito glorificar el juicio ordinario y temeral amparo. El juicio ordinario lleva varios años como mínimo <strong>en</strong>sus diversas instancias, y el amparo puede durar desde algunosmeses hasta un par de años. Ocurre con el amparo algo parecidoque con la cautelar <strong>en</strong> el juicio ordinario: qui<strong>en</strong> la obti<strong>en</strong>e prácticam<strong>en</strong>teganó el juicio, qui<strong>en</strong> la pierde virtualm<strong>en</strong>te lo perdió. Ysi bi<strong>en</strong> todo esto es esgrimido por algunos a favor de la prud<strong>en</strong>cia8.5Los ya m<strong>en</strong>cionados: interdictos, desalojo (locaciones <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral),ejecución (pagarés, hipotecas, etc.), alim<strong>en</strong>tos, filiación, ley de def<strong>en</strong>sa delconsumidor, habeas corpus, habeas data, etc.8.6En todo caso, dice PALACIO que aún comparándolo con los procedimi<strong>en</strong>tossumario y sumarísimo el amparo (los) “av<strong>en</strong>taja con creces... <strong>en</strong> puntoa la simplicidad de sus dim<strong>en</strong>siones temporales y formales y, por lo tanto,desde el punto de vista de su mayor idoneidad para lograr una más rápidadefinición del conflicto” (op.cit., I-4).


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 21judicial, lo cierto es que los justiciables se dan por satisfechoscuando obti<strong>en</strong><strong>en</strong> un pronunciami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> un tiempo razonable,como requier<strong>en</strong> también los pactos supranacionales. 7 Estemos ono de acuerdo de lege fer<strong>en</strong>da, la garantía supranacional de quehaya un pronunciami<strong>en</strong>to judicial d<strong>en</strong>tro de un lapso “razonable”solam<strong>en</strong>te se cumple <strong>en</strong> el país <strong>en</strong> el juicio de amparo y demásprocesos análogos, raram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el juicio ordinario. En todo casoluego de tramitado el amparo nada impide tramitar el juicio ordinario,d<strong>en</strong>tro de los términos procesales previstos para cada uno,que son perfectam<strong>en</strong>te compatibles según veremos a continuación.8.3. La secu<strong>en</strong>cia amparo - juicio ordinarioNo ha p<strong>en</strong>sarse que la elección del amparo <strong>en</strong> lugar del juicioordinario implica la pérdida de éste. Iniciado el amparo d<strong>en</strong>tro delos quince días hábiles del acto lesivo, t<strong>en</strong>emos todavía los nov<strong>en</strong>tadías hábiles judiciales para decidir si hacemos o no el juicioordinario. 8Interponer el amparo no importa perder la vía ordinaria, sinot<strong>en</strong>er dos vías <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> secu<strong>en</strong>cial o sucesivo. Se lo privilegia <strong>en</strong>ord<strong>en</strong> temporal e instrum<strong>en</strong>tal, no <strong>en</strong> at<strong>en</strong>ción a su “es<strong>en</strong>cia”“intrínseca”. 9Qui<strong>en</strong> elige el ordinario pudi<strong>en</strong>do hacer el amparo, pierdeéste; qui<strong>en</strong> hace el amparo puede todavía hacer el ordinario, sino se olvida de los nov<strong>en</strong>ta días para iniciarlo, <strong>en</strong> el caso de laadministración nacional.Si para esa fecha el amparo no está terminado, el ordinariopuede iniciarse bajo el principio de ev<strong>en</strong>tualidad procesal, y pedirque se reserv<strong>en</strong> los autos sin ord<strong>en</strong>arse el traslado hasta tanto se8.7No nos referimos a la garantía de un recurso breve, s<strong>en</strong>cillo y rápido,sino a la garantía de que la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un juicio ordinario se produzca <strong>en</strong>un plazo “razonable”, como lo quiere el artículo 6.8.8Sobre la cuestión de la cosa juzgada ver GOZAÍNI, op. ult. cit., pp. 145-6.8.9Para ello, <strong>en</strong> todo caso, nos remitimos a la primera parte del capítuloI de nuestra obra citada <strong>en</strong> la nota 2.


XVII - 22DERECHOS HUMANOSresuelva el amparo, o simplem<strong>en</strong>te no dar traslado de la demandapor el plazo de per<strong>en</strong>ción de instancia, lo cual habitualm<strong>en</strong>teserá sufici<strong>en</strong>te para t<strong>en</strong>er decisión firme <strong>en</strong> el amparo.8.4. La compet<strong>en</strong>cia ratione lociOtra v<strong>en</strong>taja del amparo que lo hace más idóneo que la vía ordinariaes que la compet<strong>en</strong>cia lo es tanto por el domicilio del demandado —g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te, la Capital Federal— como la del lugar <strong>en</strong> que el actoha de producir sus efectos.Ello permite litigar <strong>en</strong> el verdadero lugar de los hechos o efectosdel acto, no <strong>en</strong> la sempiterna ciudad de Bu<strong>en</strong>os Aires donde laconc<strong>en</strong>tración de población vs. cantidad de jueces es mucho másperjudicial a la posibilidad de ser oído <strong>en</strong> justicia.También puede ser difer<strong>en</strong>te la percepción de los hechos y por<strong>en</strong>de del derecho por parte de los jueces del lugar, a veces conb<strong>en</strong>eficio para el actor.9. Conjetura, réplicas, refutaciónNo es difícil imaginar las réplicas a las afirmaciones preced<strong>en</strong>tes.Las <strong>en</strong>unciaremos e int<strong>en</strong>taremos su respuesta.9.1. Abroga la parte dogmática de la ConstituciónPodría sost<strong>en</strong>erse que como el inciso 22 establece que tales tratadosno derogan los derechos reconocidos <strong>en</strong> la primera parte y soncomplem<strong>en</strong>tarios de ella, <strong>en</strong>tonces no prevalec<strong>en</strong> fr<strong>en</strong>te al artículo43.a) El razonami<strong>en</strong>to desconoce, sin embargo, que los tratadosno están derogando ni d<strong>en</strong>egando derechos reconocidos <strong>en</strong> la partedogmática, sino ampliándolos y complem<strong>en</strong>tándolos tan sólo<strong>en</strong> cuanto a la garantía de su implem<strong>en</strong>tación o cumplimi<strong>en</strong>to.No hay pues contradicción alguna <strong>en</strong>tre ambos.b) De s<strong>en</strong>tido análogo es la argum<strong>en</strong>tación conforme a la cualla ley 24.309, que convocó a la Conv<strong>en</strong>ción, estableció que no semodificarían las declaraciones, derechos y garantías. El s<strong>en</strong>tidode la norma es que no se limitarían los derechos, no una prohibi-


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 23ción de ampliarlos y m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> las vías procesales. Esto último esfundam<strong>en</strong>tal: no se están modificando los derechos <strong>en</strong> sí sinotan sólo perfeccionando y ampliando sus medios de tutela. Nohay así modificación alguna a la parte dogmática. De todos modos,el argum<strong>en</strong>to es especioso pues la ley que declaró la necesidadde la reforma requirió consagrar el amparo <strong>en</strong> la Constituciónnacional, 1 lo cual ésta hizo de dos maneras: por las vías delartículo 43 y por la vía del artículo 75 inciso 22.c) En cualquier caso, debe t<strong>en</strong>erse pres<strong>en</strong>te que el caráctersupranacional de los tratados es preexist<strong>en</strong>te a la Constitución;ésta no hace sino reconocerlos, pero de todos modos están por<strong>en</strong>cima de ellos.9.2. La interpretación auténtica de la Constitución es otra 2Es bi<strong>en</strong> sabido que los textos se despersonalizan y despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> desus autores, y que las razones que los conv<strong>en</strong>cionales hayanexpresado a título individual o de su partido para dar su votounánime a la incorporación de los tratados, no altera lo que éstosdic<strong>en</strong>. El razonami<strong>en</strong>to por el “debate publicado” 3 recuerda la tesisde la original int<strong>en</strong>t de ANTONIN SCALIA, que ha quedado justam<strong>en</strong>tedejada de lado <strong>en</strong> el derecho norteamericano.De todos modos el conv<strong>en</strong>cional informante del dictam<strong>en</strong> demayoría, si bi<strong>en</strong> recuerda la jurisprud<strong>en</strong>cia que consideraba queel amparo es una vía excepcional, también declara que “El amparoes una institución c<strong>en</strong>tral de la mecánica de garantías queestablece la Constitución Nacional” 4 y <strong>en</strong> todo caso aclara que lajurisprud<strong>en</strong>cia de la Corte sufre “innovaciones” <strong>en</strong> el texto pro-9.1Ley 24.309, artículo 2°, apartado N. Que la intelig<strong>en</strong>cia previa eraamplia lo ratifica GARCÍA LEMA, ALBERTO, La reforma por d<strong>en</strong>tro, Plantea,Bu<strong>en</strong>os Aires, 1994, p. 251: “se lo considera una garantía g<strong>en</strong>érica quetutela todos los derechos individuales cuando no exista otra vía pronta yeficaz”.9.2Ver también lo dicho supra <strong>en</strong> el punto 4.5.9.3Cuyas limitaciones son por otra parte sustanciales, según lo explicamos<strong>en</strong> distintas partes.9.4Conv<strong>en</strong>ción Nacional Constituy<strong>en</strong>te, diario de sesiones, 29ª reunión,3ª sesión ordinaria (Continuación), 11 de agosto de 1994, p. 4046.


XVII - 24DERECHOS HUMANOSpuesto, 5 <strong>en</strong>tre las cuales se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra precisam<strong>en</strong>te lo referido al“dictam<strong>en</strong> de la Comisión de Tratados Internacionales.” 6El mismo conv<strong>en</strong>cional informante concluye que “el desarrolloci<strong>en</strong>tífico de estos nuevos temas no está terminado ni maduro”,pero que la fórmula propuesta es “un avance importante <strong>en</strong> laconstitucionalización de la tutela. No limita las posibilidades sinoque expande de un modo determinado y específico la oportunidadde acceder a esta tutela”. 7Parece injusto <strong>en</strong>tonces, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do pres<strong>en</strong>te que el tema de lostratados lo trató otra comisión, reprocharle a ésta una supuestainterpretación restrictiva del artículo 43, que excluya los otrosmedios de tutela previstos <strong>en</strong> los tratados, <strong>en</strong> remisiones de otraspartes del texto constitucional. En todo caso, también el Presid<strong>en</strong>tede la Conv<strong>en</strong>ción Constituy<strong>en</strong>te ha dicho que con la reformael amparo “Ha dejado de ser el remedio de excepción, paraconvertirse <strong>en</strong> un medio procedim<strong>en</strong>tal ordinario”; 8 y esa era lainterpretación de GARCÍA LEMA previa a la reforma respecto delacuerdo programático. 9 Cuanto m<strong>en</strong>os, pues, la cuestión es opinable.No creemos por ello que <strong>en</strong> consideración a que triunfó el dictam<strong>en</strong>mayoritario, v<strong>en</strong>ci<strong>en</strong>do al de la minoría, pueda estimarse “curiosa”10 esta opinión de EDUARDO MENEM. Nuestra propia lectura delinforme del conv<strong>en</strong>cional DÍAZ no respalda la opinión restrictiva, nitampoco —según se ve— lo hace la interpretación ulterior del presid<strong>en</strong>tede la Conv<strong>en</strong>ción Constituy<strong>en</strong>te, ni m<strong>en</strong>os la anticipaba uno9.5Lo afirma dos veces: “Pero vamos a realizar esta tarea con algunasinnovaciones”, p. 4047 y “Quiero referirme a algunas innovaciones que eltexto que proponemos agrega a nuestra jurisprud<strong>en</strong>cia, sobre todo la de laCorte Suprema”, p. 4049. Sus citas de jurisprud<strong>en</strong>cia no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pues elvalor de ratificación de ella, sino de explicación introductoria a la reforma.9.6Op. cit., p. 4049. Desde luego que la inclusión del artículo 75 inciso 22dio lugar a un “áspero” debate autónomo, del que da cu<strong>en</strong>ta PADILLA, MIGUELM., Lecciones sobre derechos <strong>humanos</strong> y garantías, tomo I, tercera edición,Abeledo Perrot, Bu<strong>en</strong>os Aires, 1995, pp. 80-91.9.7Op. cit., p. 4050.9.8DROMI y MENEM, op. cit., p. 160.9.9GARCÍA LEMA, op. loc. cit.9.10Op. cit., p. 55, nota 11.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 25de los autores que instrum<strong>en</strong>tó el pacto previo y también fue destacadoconv<strong>en</strong>cional constituy<strong>en</strong>te. Cabe razonablem<strong>en</strong>te presumir quepor la mayoría votó <strong>en</strong> el recinto lo que <strong>en</strong> su libro anterior a laConv<strong>en</strong>ción sost<strong>en</strong>ía que era la m<strong>en</strong>s legis del proyecto constitucional.11 Otras opiniones <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción fueron del mismo t<strong>en</strong>or. 12Pero no es ese de todos modos el nudo de la cuestión, comojamás lo fue la discusión parlam<strong>en</strong>taria de norma alguna. Elnudo de la cuestión <strong>en</strong> esta materia es qué dic<strong>en</strong> los pactos internacionalesque el país ha suscripto y debe cumplir de bu<strong>en</strong>a fe.No nos <strong>en</strong>redemos <strong>en</strong> este punto con los discursos transcriptos(que tampoco reflejan los debates reales, acuerdos y cons<strong>en</strong>sos,obt<strong>en</strong>idos fuera del recinto) de la conv<strong>en</strong>ción constituy<strong>en</strong>te, puesperderemos el tiempo.Si <strong>en</strong> la comisión del amparo vieron o no vieron qué aprobaban<strong>en</strong> la comisión de tratados internacionales, pero luego todos—mayorías y minorías, “v<strong>en</strong>cedores” y “v<strong>en</strong>cidos”— votaron todo<strong>en</strong> el pl<strong>en</strong>ario, dejémosles a sus propios autores discurrir acercade qué p<strong>en</strong>só y quiso decir cada uno <strong>en</strong> el texto leído o transcriptopara las actas, pero sepamos que ello sirve para una parte dela historia pero no es útil, <strong>en</strong> el caso, para la interpretación delderecho de los tratados internacionales. Es, <strong>en</strong> verdad, totalm<strong>en</strong>teinatin<strong>en</strong>te.Veamos las normas, simplem<strong>en</strong>te, la doctrina y sobre todos loshechos: una justicia ordinaria a la que el sayo giustizia ritardatagiustizia d<strong>en</strong>egata le cae con toda la fuerza del fugit irreparabilitempus, 13 por culpa de los poderes públicos que no designan jue-9.11Nos referimos, claro está, al citado libro de GARCÍA LEMA, a la sazónProcurador del Tesoro de la Nación. Su jerarquía técnica y política previa yposterior <strong>en</strong> el mismo gobierno, <strong>en</strong> este contexto de discusión, merita puest<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta su opinión así expresada a la época de la Conv<strong>en</strong>ción. LaConv<strong>en</strong>ción com<strong>en</strong>zó sus sesiones el día 25 de mayo, y com<strong>en</strong>tamos su libroel día anterior, <strong>en</strong> “La Ley”, 24-V-94.9.12VELARDE, pp. 4140-1; CORACH, p. 4369; ARELLANO, p. 4284.9.13Aunque a veces, bu<strong>en</strong>o es admitirlo, son los propios letrados queapuntan a “lo opuesto,... un tiempo esperanzadam<strong>en</strong>te l<strong>en</strong>to, a la espera delmúltiple cambio que quizás jamás se dé” (Ninguna clase de hombres... , “LaLey”, SJDA, 11 de octubre de 1995, p. 3). Otra faceta es la política temporaldel tribunal, cuestión distinta a la duración de los juicios, que explicamos <strong>en</strong>


XVII - 26DERECHOS HUMANOSces <strong>en</strong> número sufici<strong>en</strong>te y de los jueces exist<strong>en</strong>tes que se rehúsana resolver el fondo de los amparos.Si el poder público no designa jueces, los poquísimos que exist<strong>en</strong>14 deb<strong>en</strong> <strong>en</strong>tonces decidir siempre <strong>en</strong> los amparos contra esemismo poder público que los cond<strong>en</strong>a a realizar la injusticia de lademora ordinaria, hasta que ello conv<strong>en</strong>za al gobierno de integrarun poder judicial <strong>en</strong> que un juicio ordinario sea un trámit<strong>en</strong>ormal y no un calvario. Mi<strong>en</strong>tras tanto, que las medidascautelares y el juicio de amparo sean, <strong>en</strong> palabras de ORTIZÁLVAREZ, 15 “la tabla de salvación de la —desesperadam<strong>en</strong>te l<strong>en</strong>ta—justicia administrativa”. El tema, como se advierte, es universal,16 y la aproximación a él también. Nos falta acompasar elritmo, nada más.9.3. La doctrina lo considera excepcional (y “residual” o“heroico”)Es un argum<strong>en</strong>to de rancia autoridad, citado por el miembroinformante al efectuar el racconto histórico previo a la constituy<strong>en</strong>te,pero es replicable con la mayor autoridad de los tratados posterioresque él mismo dejó a salvo. Los tratados vig<strong>en</strong>tes de manera algunadic<strong>en</strong> que sea un remedio excepcional, sino al contrario indican quees normal. Mucho m<strong>en</strong>os “heroico” o residual. Fr<strong>en</strong>te a la letraclara y expresa de los tratados, la vieja doctrina y jurisprud<strong>en</strong>ciano hace sino probar su propio error <strong>en</strong> predecir el desarrollo futurodel derecho; más aún, es la causa efici<strong>en</strong>te de ese nuevo derecho;ahora, ya in claris et expressis non fit interpretatio.el libro Problemas del control de la administración pública <strong>en</strong> AméricaLatina, Civitas, Madrid, 1981, capítulo II.9.14O subsist<strong>en</strong>, pues aún el fuero federal guarda memoria de más de unmagistrado que r<strong>en</strong>unció y uno que literalm<strong>en</strong>te murió por el stress causadopor el atraso constante y sobre todo creci<strong>en</strong>te de su juzgado.9.15ORTIZ ÁLVAREZ, LUIS A., Jurisprud<strong>en</strong>cia de medidas cautelares <strong>en</strong> elcont<strong>en</strong>cioso-administrativo, EJV, Caracas, 1995, p. 13.9.16Además de las diversas transcripciones que efectuamos de las obrasmás reci<strong>en</strong>tes de GARCÍA DE ENTERRÍA, es lo mismo que ya habíamos dicho <strong>en</strong>Problemas del control de la administración pública <strong>en</strong> América Latina, op.loc. cit.


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 279.4. Los tribunales se abarrotarían de juiciosEn el juicio ordinario sólo es compet<strong>en</strong>te la justicia de la CapitalFederal, 17 <strong>en</strong> tanto que <strong>en</strong> los amparos lo es la justicia federal detodo el país, según donde los efectos del acto hayan de cumplirse,con lo cual se amplía <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te el ámbito jurisdiccional y sedisminuye la supuesta am<strong>en</strong>aza de abarrotar los tribunales de laCapital, pues de eso y no de otra cosa se trata <strong>en</strong> la ev<strong>en</strong>tual críticaque aquí tratamos.Los amparos <strong>en</strong> todo el país le complican la vida a los abogadosde la administración, sin duda, pero no a los tribunales federalesdel interior. El tratami<strong>en</strong>to de los amparos <strong>en</strong> el lugar de losefectos del acto ti<strong>en</strong>e un interesante efecto adicional dedesconc<strong>en</strong>tración del poder jurisdiccional.Por lo demás, la crítica supone reconocer que de poder hacermás juicios la g<strong>en</strong>te los haría. Hay supuestos de necesidad deacudir a la justicia que no colma la vía ordinaria porque eljusticiable percibe que no le sirve; se concluye de la misma críticaque los justiciables, de poder hacer más amparos los harían,precisam<strong>en</strong>te porque son mas idóneos, <strong>en</strong> la percepción deljusticiable, para la def<strong>en</strong>sa de sus derechos lesionados. Al m<strong>en</strong>oscomo primer acceso a la justicia y sin perjuicio de ocurrir luego ala vía ordinaria si ello es necesario.En cualquier caso, cualquier abogado litigante sabe que notodo el que es derrotado <strong>en</strong> un amparo inicia el juicio ordinario, yésta es también una verdad universal, aplicable hasta para lasmedidas cautelares. 18 De donde es perfectam<strong>en</strong>te postulable que9.17En la g<strong>en</strong>eralidad de los casos al m<strong>en</strong>os, por <strong>en</strong>contrarse allí el domiciliodel demandado y tal vez incluso del actor.9.18Como recuerda GARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO, La batalla por las medidascautelares, op.cit., p. 339, qui<strong>en</strong>es pierd<strong>en</strong> la cautelar o un procesosumario a veces ya desist<strong>en</strong> de proseguir el juicio ordinario, sea porqueadviert<strong>en</strong> que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho, o porque —agregamos nosotros— adviert<strong>en</strong>que no se lo reconocerán. Es lo que pasa con muchos amparos: asípor ejemplo <strong>en</strong> 1995 una írrita interv<strong>en</strong>ción a la CNT, justam<strong>en</strong>te anulada<strong>en</strong> primera instancia a través de un amparo, <strong>en</strong>contró solución diversa <strong>en</strong>Cámara: ya nadie int<strong>en</strong>tó la vía ordinaria, ni siquiera el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo<strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa objetiva de la ley.


XVII - 28DERECHOS HUMANOSadmitir el juicio de amparo <strong>en</strong> forma amplia como lo exig<strong>en</strong> lostratados no implica llevar más juicios a tribunales, sino m<strong>en</strong>os yde m<strong>en</strong>or duración; también, de m<strong>en</strong>os esfuerzo tribunalicio, salvoel compromiso de la justicia de decidir <strong>en</strong> fecha cercana a loshechos, que tanto agravio no es. De cada amparo resuelto <strong>en</strong> cuantoal fondo —d<strong>en</strong>egado o admitido, no importa— no nace un juicioordinario posterior. Simplem<strong>en</strong>te, no es cierto. El amparo aligerala carga tribunalicia mi<strong>en</strong>tras aum<strong>en</strong>ta las chances de losjusticiables.9.5. No ti<strong>en</strong>e procedimi<strong>en</strong>to. Crea inseguridad jurídica. La leylo limitará. Hay que reformar el sistema.Esta observación sólo implica que la jurisprud<strong>en</strong>cia debería unavez más actuar como <strong>en</strong> los casos Kot y Siri, o aplicar analógicam<strong>en</strong>teel procedimi<strong>en</strong>to (no las restricciones) del amparo de la ley de facto16.986.• Una variante argum<strong>en</strong>tal es que la falta de procedimi<strong>en</strong>tocrea inseguridad jurídica, lo que como vemos no ti<strong>en</strong>e razón deser pues la incertidumbre se resuelve sin demasiado problema.Parece un argum<strong>en</strong>to extremo: es como decir que se ti<strong>en</strong>e miedoa que haya justicia. 19 La “inseguridad” es, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a hora, del quecomete las violaciones que dan lugar al amparo, no de qui<strong>en</strong>esv<strong>en</strong> sus derechos viol<strong>en</strong>tados por el poder público.• Un <strong>en</strong>foque difer<strong>en</strong>te del mismo temor es afirmar que si eljuicio ordinario no sirve, no hay que ext<strong>en</strong>der el amparo sino quehay que reformar el sistema. 20 Pero ello es no advertir que eseproblema lo vieron los tratados y previeron como solución precisam<strong>en</strong>tela reforma del sistema, pero no la reforma como la sueñael crítico, sino la reforma como la vieron los pactos: haci<strong>en</strong>do9.19Se trata de una variante de la “búsqueda de lo incondicionado” a quehiciera refer<strong>en</strong>cia CARRIÓ y que explicamos <strong>en</strong> la primera parte del capítuloI de la quinta edición del primer tomo de nuestro Tratado de derechoadministrativo.9.20NATALE, op. cit., p. 65, qui<strong>en</strong> agrega “pero esa harina es de otrocostal.”


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 29el amparo accesible a todos. Coincidamos o discrepemos, pero noolvidemos que ese es el sistema de los pactos y por lo tanto elsistema del derecho interno que los jueces deb<strong>en</strong> aplicar.• Otra variante de esta crítica es que el legislador v<strong>en</strong>drá inmediatam<strong>en</strong>tea limitar de nuevo el amparo: 21 ello olvida a) queahora hay un texto supranacional, 22 b) que el legislador no es defacto como <strong>en</strong> la 16.986; c) que el propio tribunal nacional tal vezno guarde el sil<strong>en</strong>cioso acatami<strong>en</strong>to que antaño brindó la Corte aaquel decreto-ley; d) que ahora existe también recurso ante eltribunal supranacional. Tal vez más que apurarse a regular ylimitar el amparo, el legislador debiera tomar guía de la Constituciónde Salta que <strong>en</strong> su artículo 85 establece que “Son nulas ysin valor alguno las normas de cualquier naturaleza que reglam<strong>en</strong>t<strong>en</strong>la proced<strong>en</strong>cia y requisitos de esta acción”9.6. Importaría la desprotección de qui<strong>en</strong>es v<strong>en</strong> lesionados susderechosEllo no es así porque no pierde la vía ordinaria, si es que se suponeque ella es más apta. 23 En cualquier caso, para eso están losabogados que resolverán cómo mejor aconsejar a sus cli<strong>en</strong>tes parala mejor def<strong>en</strong>sa de sus derechos: 24 si consideran que el amparo losperjudica, su deber profesional será no utilizarlo. Pero qui<strong>en</strong>esdiscrepan no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el derecho de impedirles hacerlo a qui<strong>en</strong>espi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> de otra manera.Desde el punto de vista del actor, la vía del amparo es óptima:permite conocer de inmediato la posición de la administración,acceder a la docum<strong>en</strong>tación de que ésta se haya int<strong>en</strong>tado valer,9.21En tal s<strong>en</strong>tido SAGÜÉS, op. cit., III-7.9.22Ver el artículo La creci<strong>en</strong>te internacionalización del derecho y susefectos, artículo citado.9.23La defi<strong>en</strong>de desde el ámbito tribunalicio SAGÜÉS, op. cit., punto III-3:“es un hecho notorio que los trámites ordinarios son más g<strong>en</strong>erosos... quela acción de amparo”: trátese de explicárselo a un justiciable, desde el otrolado del mostrador.9.24Como dice COLAUTI, op. cit., p. 245, “el amparo ha dejado de ser unavía subsidiaria para convertirse <strong>en</strong> una vía alternativa cuya elección comomedio mas idóneo se halla a cargo de la asist<strong>en</strong>cia letrada”.


XVII - 30DERECHOS HUMANOScontestarla y quedar luego <strong>en</strong> condiciones de iniciar la vía ordinariacon mejor conocimi<strong>en</strong>to de causa, si el pronunciami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> elamparo le es adverso. Es, como se ve, especialm<strong>en</strong>te apta para ladef<strong>en</strong>sa de los derechos de los ciudadanos y particulares <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.Quizás por eso desde el ángulo del poder se lo ve con disfavor.Pero es el poder qui<strong>en</strong> pierde protección; el individuo la gana.Es que, <strong>en</strong> última instancia, está <strong>en</strong> juego la visión que set<strong>en</strong>ga de la justicia: si reconocemos que <strong>en</strong> el mundo hay pordoquier una “dilación escandalosa de los procesos,” 25 <strong>en</strong>tonces esinevitable admitir con GARCÍA DE ENTERRÍA y ESTOUP que “«el honorde la justicia», nada m<strong>en</strong>os, está precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> estos juicioscautelares y rápidos”. 269.7. Se desnaturalizaría el amparoEste argum<strong>en</strong>to olvida que las instituciones no son eternas,cambian, y <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te caso existe el cambio fundam<strong>en</strong>tal de laintroducción de un ord<strong>en</strong> jurídico supranacional que debemoscumplir <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> interno. Todo cambio no es progreso, perotampoco se puede decir que todo sea negativo porque sea cambio.Por lo demás, <strong>en</strong> el derecho comparado es común ver al amparocomo el modo específico de tutela de garantías constitucionales.• En otra variante, se puede argum<strong>en</strong>tar que de este modo se“devalúa” el amparo. 27 Esto supone que <strong>en</strong> lugar de ser una medidaexcepcional, pasaría a ser moneda corri<strong>en</strong>te. 28 Para este tipo9.25GARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO, La batalla por las medidas cautelares, 2°ed., Civitas, Madrid, 1995, p. 338.9.26GARCÍA DE ENTERRÍA, op.cit., p. 344, citando al juez francés ESTOUP, P.,La pratique des procédures rapides. Référés, ordonnances sur requête,procédure d´injonction, París, 1990, p. 11, a qui<strong>en</strong> también recuerda <strong>en</strong> lapágina 134.9.27Que el temor a la inflación sigue pesando <strong>en</strong> el inconsci<strong>en</strong>te colectivolo demuestra el reiterado uso del término <strong>en</strong> SAGÜÉS, op. cit., punto III-5.Pero el amparo no es moneda.9.28Similar es el temor de NATALE, op. cit., p., 64, de que “terminaríamostransformando al procedimi<strong>en</strong>to especialísimo <strong>en</strong> un vulgar trámite ordinario,con el disloque se causaría”. Esto se parece <strong>en</strong> fondo a la disid<strong>en</strong>ciade BARCESAT <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que el amparo es una vía“regia”. Ni “regia”, ni “vulgar”, simplem<strong>en</strong>te normal para toda violación de


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 31de criterio, una vía judicial usual y corri<strong>en</strong>te es una medida judicialdevaluada. ¿Solam<strong>en</strong>te una vía judicial casi inaccesible portardía y costosa es una medida “valiosa”?• Todavía una variante más del mismo argum<strong>en</strong>to es sost<strong>en</strong>erque se “ordinarizaría” el amparo. Pero se olvida que no es infrecu<strong>en</strong>teque un juicio iniciado como amparo efectivam<strong>en</strong>te seordinariza a instancias del actor, a lo que mal puede oponerse eldemandado pues teóricam<strong>en</strong>te le ofrece mayor amplitud de def<strong>en</strong>say prueba. Si la crítica es que el amparo se torna <strong>en</strong> vía común,de principio, g<strong>en</strong>eral, <strong>en</strong>tonces el argum<strong>en</strong>to está <strong>en</strong> un círculovicioso: según las normas supranacionales, efectivam<strong>en</strong>te es lavía ordinaria, de principio, g<strong>en</strong>eral, para la primera def<strong>en</strong>sa dederechos y libertades fundam<strong>en</strong>tales. Lo que no excluye la ulteriordef<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> juicio ordinario.• Otra variante de este argum<strong>en</strong>to es que se “amparizaría” eljuicio ordinario. Este argum<strong>en</strong>to olvida a) que el juicio ordinariode todos modos puede hacerse luego, no se lo “elimina”; b) quetambién un juicio ordinario puede perder s<strong>en</strong>tido como tal <strong>en</strong> lavía diaria, por ejemplo cuando se declara la cuestión de puro derecho,o no hay pruebas de importancia como es frecu<strong>en</strong>te <strong>en</strong> elcaso de la administración pública que ya ha tramitado largosexpedi<strong>en</strong>tes de los cuales surge la verdad o falsedad de los asertosde cada uno. En estos supuestos es el ordinario que se ha desnaturalizadoy podría perfectam<strong>en</strong>te haber tramitado como amparo.9.8. Lleva al “gobierno de los jueces”Como recordaba FIORINI, “no le temo a la dictadura de los jueces, letemo a la dictadura de la administración”; o como dice BICKEL,la Constitución. Si normal es que viol<strong>en</strong> la Constitución, normal deberá serque <strong>en</strong>contremos tutela. Por ello no nos parece “sagaz”, como consideraGELLI, op. cit., p. 55, nota 11, la observación de SAGÜÉS <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que laposición de BARCESAT “resultó derrotada”: las ideas no se ganan ni v<strong>en</strong>c<strong>en</strong> <strong>en</strong>votación, son tan sólo hipótesis y conjeturas sujetas a refutación (como yalo explicamos <strong>en</strong> la primera parte del capítulo I del tomo 1 de nuestroTratado de derecho administrativo).


XVII - 32DERECHOS HUMANOSrecordado por BARRA, es “la m<strong>en</strong>os peligrosa de las ramas degobierno” 29 y ciertam<strong>en</strong>te la más necesaria para la tutela de losderechos.9.9. Dejaría abierta la vía supranacionalMás que una crítica, es una constatación: rechazado el amparo(incluido el recurso extraordinario contra la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de Cámara)por motivos formales y no de fondo, quedan agotados los recursosinternos y se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra expedita la acción ante la ComisiónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos por lesión a la garantía deacceso a la justicia <strong>en</strong> el derecho a t<strong>en</strong>er un recurso “s<strong>en</strong>cillo yrápido” “ante los jueces o tribunales compet<strong>en</strong>tes, que la amparecontra actos que viol<strong>en</strong> sus derechos fundam<strong>en</strong>tales reconocidospor la Constitución, la ley o la pres<strong>en</strong>te Conv<strong>en</strong>ción” (art. 25 inc. 1),y a “que la autoridad compet<strong>en</strong>te prevista por el sistema legal delEstado” decida “sobre los derechos de toda persona que interpongatal recurso” (art. 25 inc. 2).Habida cu<strong>en</strong>ta del hecho que la Nación a veces transa estosjuicios <strong>en</strong> la Comisión para no ser llevada ante la CorteInteramericana, y que tales transacciones son obligatorias <strong>en</strong> elderecho interno, no se trata de una advert<strong>en</strong>cia baladí.9.10. Elimina el privilegio del procedimi<strong>en</strong>to administrativoprevioSí. 309.29ALEXANDER BICKEL, The Least Dangerous Branch, citado por BARRA, op.cit., p. 1089.9.30CNFed. Cont<strong>en</strong>ciosoadministrativo, Sala III, Schroeder, LL, 1994-E-449, cons. IV, c); CNFed. Paraná, Velázquez, JA 28-XII-94; PALACIO, op. cit.,II-2; BIDART CAMPOS, op. cit., p. 312; RIVAS, Pautas, op.cit., IX; QUIROGA LAVIÉ,op. cit., p. 113. Como dice con acierto BARRA, “el amparo no es subsidiario delas vías administrativas, precisam<strong>en</strong>te porque el agraviado precisa de unaacción expedita y rápida, sin estar sujeto a ninguna clase de agotami<strong>en</strong>to dela instancia administrativa”, aunque a su juicio la interposición del amparono empece a la articulación de los recursos administrativos (op. cit., p.1093).


LOS AMPAROS DE LOS ARTÍCULOS 43 Y 75XVII - 3310. Un día <strong>en</strong> la justiciaEn la vida profesional, cuando un juez nos escucha de pie 1 unapurado alegato de cinco minutos <strong>en</strong> pro de una cautelar yefectivam<strong>en</strong>te decide, por sí o por no, <strong>en</strong> ese corto lapso, nosquedamos satisfechos al m<strong>en</strong>os con que hemos sido oídos. Lafamosa frase norteamericana de t<strong>en</strong>er “un día <strong>en</strong> la justicia” puedetraducirse aquí como t<strong>en</strong>er “cinco minutos <strong>en</strong> la justicia”, yciertam<strong>en</strong>te no con s<strong>en</strong>tido peyorativo: al m<strong>en</strong>os t<strong>en</strong>emos lasatisfacción de que algui<strong>en</strong> imparcial e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te nos diga suvisión de lo que para él es el derecho <strong>en</strong> el caso concreto. Quedaremossatisfechos o insatisfechos con el resultado final, no lo quedamoscon el rápido pronunciami<strong>en</strong>to jurisdiccional. Hemos t<strong>en</strong>ido accesoa la justicia.Cuando <strong>en</strong> un juicio ordinario nos <strong>en</strong>teramos una década despuésdel derecho judicialm<strong>en</strong>te aplicable a nuestro caso, no hemost<strong>en</strong>ido acceso a la justicia sino a la historia.Con mayor razón t<strong>en</strong>emos <strong>en</strong>tonces acceso real a la justicia <strong>en</strong>el amparo, <strong>en</strong> que el juez da traslado a la administración, éstaaporta los expedi<strong>en</strong>tes, se da nuevo traslado de ellos, se pide algúnotro informe o prueba <strong>en</strong> su caso y se adopta una decisión, afavor o <strong>en</strong> contra, <strong>en</strong> un plazo de semanas. En un total de tresmeses g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>emos la confirmación o revocación deCámara y ya el recurso extraordinario es una espera m<strong>en</strong>osangustiante.El amparo es al m<strong>en</strong>os el equival<strong>en</strong>te a un día <strong>en</strong> la justicia.Para la vig<strong>en</strong>cia concreta de los derechos individuales, es mejorque una página <strong>en</strong> la historia. No lo desinterpretemos con nuestrosprejuicios y temores, pues la realidad es otra: <strong>en</strong> lo que vadesde la reforma constitucional el ámbito real del amparo se ha10.1Esto no es una figura de l<strong>en</strong>guaje, es una realidad que vivimosconstantem<strong>en</strong>te. La vieja afirmación española del siglo XIX de que <strong>en</strong> lainstancia cont<strong>en</strong>ciosoadministrativa la justicia se resolvía “s<strong>en</strong>tado” lo quela administración había resuelto “de pie“, es ahora al revés: lo que la administraciónresolvió s<strong>en</strong>tada, lo trata el juez de pie. O tempora.


XVII - 34DERECHOS HUMANOSampliado, pero no ha habido ningún trastocami<strong>en</strong>to institucional. 2Simplem<strong>en</strong>te se ha afianzado la justicia.Elijamos la segunda o la tercera variante u otras parecidas, nocaigamos otra vez <strong>en</strong> variantes r<strong>en</strong>ovadas de la “naturalezaprogramática” de los tratados internacionales.10.2Un recu<strong>en</strong>to de algunos casos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> GELLI, artículo citado,p. 56, punto V.


Capítulo XVIIIEL PROCEDIMIENTO PARA CONOCER DE LASVIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOS.GREGORIO A. FLAX1.IntroducciónEl sistema interamericano cu<strong>en</strong>ta con un procedimi<strong>en</strong>to paraconocer de las violaciones aisladas de derechos <strong>humanos</strong> el que,salvo algunas difer<strong>en</strong>cias, es similar al del sistema europeo y al delProtocolo Opcional al Pacto Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles yPolíticos.Debemos recordar que dicho procedimi<strong>en</strong>to se aplica tanto paraproteger los derechos <strong>humanos</strong> reconocidos <strong>en</strong> la DeclaraciónAmericana de <strong>Derechos</strong> y Deberes del Hombre, cuando la presuntaviolación se atribuye a un Estado miembro de la OEA qu<strong>en</strong>o sea parte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, como para proteger los derechos<strong>humanos</strong> <strong>en</strong>unciados <strong>en</strong> el catálogo de la Conv<strong>en</strong>ción Americana,cuando la violación es atribuida a un Estado que ha ratificado elPacto de San José.A partir de las reformas producidas <strong>en</strong> los reglam<strong>en</strong>tos, 1 tantode la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos como de la1A partir del año 2000 <strong>en</strong> su 109º período extraordinario de sesionescelebrado del 4 al 8 de diciembre de 2000, 116º período ordinario de sesionescelebrado del 7 al 25 de octubre de 2002 y <strong>en</strong> su 118º período ordinario desesiones celebrado del 6 al 24 de octubre de 2003 se aprobaron las reformasal Reglam<strong>en</strong>to de la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos. Por


XVIII - 2DERECHOS HUMANOSComisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos, se han producidomodificaciones <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong> procedim<strong>en</strong>tal originario, actualizandolos antiguos standars. 2Como fue manifestado por el Tribunal Administrativo de laOEA <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia 151 de fecha 18 de mayo de 2004, “Existealguna controversia <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de si las nuevas normas vig<strong>en</strong>tesdesde 2001 modifican o simplem<strong>en</strong>te mejoran la aplicacióndel esquema básico de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong>Humanos, pero <strong>en</strong> todo caso no hay duda que registra un notableincrem<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el número de casos tanto de la Comisión como <strong>en</strong>la Corte y un procedimi<strong>en</strong>to más ágil y efectivo <strong>en</strong> la tramitaciónde las causas.”Dicho procedimi<strong>en</strong>to consta de distintas etapas ante órganosdifer<strong>en</strong>ciados: La Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanosy la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.2. El procedimi<strong>en</strong>to ante la Comisión Interamericana de<strong>Derechos</strong> HumanosAnte la Comisión, el procedimi<strong>en</strong>to consta de tres etapas, laprimera de ellas es la de revisión inicial de la d<strong>en</strong>uncia, la segundaes la etapa de admisibilidad y la tercer etapa es la de fondo o deanálisis de la presunta violación.su parte <strong>en</strong> su LXI período ordinario de sesesiones celebrado del 20 de noviembreal 4 de diciembre de 2003, durante las sesiones 9 y 10 el día 25 d<strong>en</strong>oviembre de 2003 la Corte Interamericana de Derchos Humanos aprobó laredacción actual de su Reglam<strong>en</strong>to.Estos pued<strong>en</strong> obt<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> las páginas web de la Comisión y de la Cortewww.cidh.org y www.coridh.org.2En este s<strong>en</strong>tido es interesante la lectura de la S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia 151 del TribunalAdministrativo de la OEA de fecha 18 de mayo de 2004 donde <strong>en</strong> supunto 7 dicho Tribunal manifestó: “los cambios normativos y operativosproducidos <strong>en</strong> el funcionami<strong>en</strong>to u operación del sistema interamericanode derechos <strong>humanos</strong>, <strong>en</strong>tre otros aspectos, fueron los sigui<strong>en</strong>tes1º) LaComisión pres<strong>en</strong>ta ante la Corte la casi totalidad de los casos <strong>en</strong> que realizael informe del artículo 50 y el país no efectúa los cambios propuestos obrinda respuestas satisfactorias. 2º) Las víctimas y sus repres<strong>en</strong>tantes directoso indirectos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> legitimación directa para def<strong>en</strong>der su caso antela Corte, con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la Comisión. 3º) Las ONGs ti<strong>en</strong><strong>en</strong> participaciónactiva <strong>en</strong> el sistema interamericano de def<strong>en</strong>sa de los derechos hu-


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 3Este procedimi<strong>en</strong>to podrá iniciarse por cualquier persona 2.1 ,grupo de personas, por una organización no gubernam<strong>en</strong>tal legalm<strong>en</strong>tereconocida <strong>en</strong> uno o más de los Estados miembros de laOEA e inclusive por los Estados miembros de la OEA y la propiaComisión “motu propio.”En éste s<strong>en</strong>tido vemos una de las difer<strong>en</strong>cias que exist<strong>en</strong> respectoa otros sistemas internacionales <strong>en</strong> dónde solam<strong>en</strong>te la acciónpuede ser ejercitada por la propia víctima de la violación.En el caso de los Estados partes de la Conv<strong>en</strong>ción, el procedimi<strong>en</strong>topuede ser iniciado siempre que el Estado que ejerce laacción como aquél <strong>en</strong> contra del cual se ejerce hayan reconocidola compet<strong>en</strong>cia de la Comisión para admitir a tramitación uncaso <strong>en</strong>tre Estados. Hasta ahora ningún Estado ha hecho uso deesta disposición.En el caso del inicio del procedimi<strong>en</strong>to por parte de la Comisión“motu propio,” esto responde principalm<strong>en</strong>te a los casos <strong>en</strong> losque la misma ha receptado distintas d<strong>en</strong>uncias sobre violacionesy que a su juicio considere necesario com<strong>en</strong>zar.manos. 4º) Se consagra la delegación d<strong>en</strong>tro de la Comisión. 5º) Aum<strong>en</strong>tas<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te el número de casos tramitados <strong>en</strong> la Corte y la Comisión. 6º)Para ello se introduc<strong>en</strong> nuevos modos de trabajo <strong>en</strong> eqipo, se incorporannuevos abogados, se aum<strong>en</strong>ta la carga del trabajo litigioso. 7º) La mayorcantidad de casos acarrea una mayor cantidad de plazos procesales quedeb<strong>en</strong> ineludiblem<strong>en</strong>te cumplirse y que los abogados deb<strong>en</strong> satisfacer paradesempeñar eficazm<strong>en</strong>te tales nuevas funciones. 8º) Estos cambios.... hac<strong>en</strong>que la Comisión funcione ahora como un estudio jurídico (de interés público,claro está), mas que como una organización administrativa tradicional.”Y <strong>en</strong> el mismo s<strong>en</strong>tido, <strong>en</strong> su punto 7.1 – “El resultado de los cambiosnormativos y nuevas metodologías de trabajo manifiesta “in fine” que losnuevos standars permite que los funcionarios tom<strong>en</strong> visión de su compet<strong>en</strong>ciapara una mejor protección de los derechos <strong>humanos</strong> <strong>en</strong> el hemisferiodejando de lado el manejo burocrático del mismo.”2.1A los efectos de la Conv<strong>en</strong>ción persona es todo ser humano.


XVIII - 4DERECHOS HUMANOS2.1 La etapa de la revisión inicial de la d<strong>en</strong>unciaEs la Secretaria Ejecutiva de la Comisión 3 la que ti<strong>en</strong>e laresponsabilidad del estudio y tramitación inicial de las peticioneso d<strong>en</strong>unciadas pres<strong>en</strong>tadas a la Comisión.La pres<strong>en</strong>tación, que <strong>en</strong> principio debe ser por escrito, 4 debereunir los requisitos exigidos tanto <strong>en</strong> el Reglam<strong>en</strong>to como <strong>en</strong> elEstatuto.Estos requisitos son:a) Nombre, nacionalidad y firma de la persona o personas queefectúan la d<strong>en</strong>uncia. En el supuesto que sea una OrganizaciónNo Gubernam<strong>en</strong>tal, debe cont<strong>en</strong>er el nombre y firma de su repres<strong>en</strong>tantelegal.b) Debe constar si el peticionario desea que su id<strong>en</strong>tidad seamant<strong>en</strong>ida reservada fr<strong>en</strong>te al Estado d<strong>en</strong>unciadoc) La dirección para recibir correspond<strong>en</strong>cia de la Comisión y<strong>en</strong> su caso numero de teléfono, fax y dirección de e-maild) Un relato del hecho o los hechos d<strong>en</strong>unciados tratando deespecificar lugar, fecha y de ser posible el nombre de la víctima ovíctimas así como de cualquier autoridad publica que haya tomadoconocimi<strong>en</strong>to del hecho o situación d<strong>en</strong>unciada, correspondi<strong>en</strong>teal Estado que se considera responsablee) Que la pres<strong>en</strong>tación haya sido efectuada d<strong>en</strong>tro de los seismeses contados a partir que la presunta víctima fue notificada dela decisión que agota los recursos internos o <strong>en</strong> un plazo razonable<strong>en</strong> el supuesto que result<strong>en</strong> aplicables las excepciones3Ver conformacion de la Comision Interamericxana de <strong>Derechos</strong> Humanos<strong>en</strong> el Estatuto de la Comision de <strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong>www.cidh.org.4Conf. VARGAS CARREÑO, EDMUNDO, Si uno se ati<strong>en</strong>e a la letra de la Conv<strong>en</strong>cióny el Reglam<strong>en</strong>to de la Comisión, debería ser asi siempre, que la d<strong>en</strong>unciase pres<strong>en</strong>te por escrito; pero, <strong>en</strong> la práctica, ha habido algún grado deflexibilidad; así, algunas veces, cuando ocurr<strong>en</strong> situaciones graves y alarmantes,cuando, por ejemplo, se ha secuestrado a algui<strong>en</strong> <strong>en</strong> un país, algui<strong>en</strong>que puede ser candidato a convertirse <strong>en</strong> desaparecido, ha ocurridoque ONG han llamado por teléfono poni<strong>en</strong>do los hechos <strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>tode la Comisión. En esos casos, si se conoce la seriedad de los d<strong>en</strong>unciantes,la Comisión ha recibido la d<strong>en</strong>uncia y pedido a los d<strong>en</strong>unciantes que secomprometa a la brevedad posible a formalizar la d<strong>en</strong>uncia por escrito.


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 5f) La indicación de si la d<strong>en</strong>uncia ha sido sometida a otroprocedimi<strong>en</strong>to de arreglo internacional.Si una petición no reúne los requisitos antes <strong>en</strong>unciados, laSecretaria Ejecutiva podrá solicitar al peticionario o a su repres<strong>en</strong>tanteque los complete y <strong>en</strong> el caso de t<strong>en</strong>er alguna duda sobreel cumplimi<strong>en</strong>to de los requisitos, consultara a la Comisión.Una vez revisada la exist<strong>en</strong>cia de estos requisitos, la Comisióna través de la Secretaria Ejecutiva le dará el número de admisióna tramitación, es decir, asignarle <strong>en</strong>trada a la d<strong>en</strong>uncia anotándola<strong>en</strong> un registro especialm<strong>en</strong>te habilitado a tal fin por parte dela Secretaría Ejecutiva.Pudi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el supuesto que la petición exponga hechos distintoso que se refiera a mas de una persona o a presuntas violacionessin conexión <strong>en</strong> el tiempo, desglosarlas y formar expedi<strong>en</strong>tesseparados.Asimismo también podrá acumular y tramitar <strong>en</strong> un solo expedi<strong>en</strong>telas d<strong>en</strong>uncias que vers<strong>en</strong> sobre hechos similares oinvolucr<strong>en</strong> a la misma persona o si a través de distintas d<strong>en</strong>unciasse vislumbra el mismo patrón de conducta.2.2 La etapa de admisibilidadUna vez concluida la etapa de revisión inicial de la d<strong>en</strong>uncia y yainscripta la misma <strong>en</strong> el registro correspondi<strong>en</strong>te, la Comisión, através de la Secretaría Ejecutiva, dará tramite a la peticiónformulada.A ese fin, transmitirá al Estado d<strong>en</strong>unciado las partes pertin<strong>en</strong>tesde la petición, no haci<strong>en</strong>do esta solicitud de informaciónprejuzgami<strong>en</strong>to sobre la admisibilidad que adopte la comisión.El Estado t<strong>en</strong>drá un plazo de dos meses contados a partir de lafecha de transmisión, pudi<strong>en</strong>do solicitar prórroga debidam<strong>en</strong>tefundada, la que será evaluada por la Comisión.Antes de pronunciarse sobre la admisibilidad de la petición, laComisión ti<strong>en</strong>e la facultad de invitar a las partes a pres<strong>en</strong>tarobservaciones adicionales sea <strong>en</strong> forma escrita o sea <strong>en</strong> una audi<strong>en</strong>ciaque fije al efecto.


XVIII - 6DERECHOS HUMANOSUna vez recibidas las observaciones o v<strong>en</strong>cido el plazo determinadopara la pres<strong>en</strong>tación por escrito sin que se haya efectuado,la Comisión, de considerar que no exist<strong>en</strong> o no subsist<strong>en</strong> los motivosde la petición, mandará archivar el expedi<strong>en</strong>te.De no archivar las actuaciones, la Comisión com<strong>en</strong>zará el tratami<strong>en</strong>tode admisibilidad o inadmisibilidad de la d<strong>en</strong>uncia.Una pres<strong>en</strong>tación podrá ser declarada inadmisible si se configuranalgunas de las circunstancias que ha continuación detallamos:a) Si el fondo de la cuestión que se pret<strong>en</strong>de dirimir esta si<strong>en</strong>doconocido <strong>en</strong> otro procedimi<strong>en</strong>to de arreglo internacional;b) Si la cuestión ha sido ya conocida y resuelta por la Comisióno por otra organización intergubernam<strong>en</strong>tal.Debemos aquí m<strong>en</strong>cionar que la petición igual será admisiblesi:i) El procedimi<strong>en</strong>to seguido ante otro Tribunal internacionalse <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra limitado al exam<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral de la situación de derechos<strong>humanos</strong> <strong>en</strong> un país y no ha habido decisión <strong>en</strong> los hechosespecíficos sometidos al conocimi<strong>en</strong>to de la Comisiónii) Es un procedimi<strong>en</strong>to que no conduce a una solución efectivade la violación d<strong>en</strong>unciada. Un ejemplo típico sería el procedimi<strong>en</strong>tode la Resolución 1235 (XLII) del Consejo Económico y Socialde las Naciones Unidas.iii) Tampoco habrá inadmisibilidad si qui<strong>en</strong> actúa ante el otroorganismo internacional es un tercero que no ti<strong>en</strong>e poder de algunade estas personas y el peticionario ante la Comisión es la propiavíctima o un miembro de su familia y el peticionario.c) La pret<strong>en</strong>sión también será declarada inadmisible si a simplevista resulta manifiestam<strong>en</strong>te infundada o si es palmariam<strong>en</strong>teimproced<strong>en</strong>te.Otro de los requisitos de admisibilidad es el agotami<strong>en</strong>to de losrecursos internos. En este s<strong>en</strong>tido la Corte Interamericana de<strong>Derechos</strong> Humanos, <strong>en</strong> casos que fueron sometidos a su jurisdiccióncont<strong>en</strong>ciosa ha expresado que los recursos que deb<strong>en</strong> ser ago-


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 7tados son los adecuados, es decir aquellos que sean idóneospara proteger el derecho infringido y eficaces, para producir elresultado para el que han sido concebidos. Los recursos que nosean adecuados o eficaces no precisan ser agotados.Conforme la Conv<strong>en</strong>ción, 5 el peticionario estará ex<strong>en</strong>to de agotarlos recursos cuando:(i) No exista <strong>en</strong> la legislación interna del Estado de que setrata el debido proceso legal para la protección del derecho o derechosque se alega han sido violados;(ii) No se haya permitido al presunto lesionado <strong>en</strong> sus derechosel acceso a los recursos de la jurisdicción interna, o hayasido impedido de agotarlos, y(iii) Haya retardo injustificado <strong>en</strong> la decisión sobre los m<strong>en</strong>cionadosrecursos. En la mayoría de los casos, la Comisión ha eximidoa los peticionarios del cumplimi<strong>en</strong>to de este requisito.A fin de obt<strong>en</strong>er una cabal interpretación respecto del alcancede lo <strong>en</strong>unciado por la Conv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el artículo 46.2, la Comisiónconsultó a la Corte, 6 si el requisito de agotar los recursos legalesinternos se aplicaba a:(i) Un indig<strong>en</strong>te que, debido a circunstancias económicas, estabaimposibilitado de ejercer estos recursos; y(ii) A un reclamante individual que no podía conseguir asist<strong>en</strong>cialegal por el temor de los abogados a sufrir represalias si lorepres<strong>en</strong>taban.La Comisión también consultó, para el caso de que la Corteestimara que dichas personas estaban ex<strong>en</strong>tas de cumplir esterequisito, qué criterios debería aplicar para decidir sobre laadmisibilidad de las comunicaciones interpuestas por estas personas.La Comisión estimaba que el no eximir a los indig<strong>en</strong>tes dela exig<strong>en</strong>cia de agotar los recursos internos cuando no podíanpagar asist<strong>en</strong>cia legal y el Estado no se las brindaba se las estaríadiscriminando por razones de condición social, infringi<strong>en</strong>doasí el artículo 1.1. de la Conv<strong>en</strong>ción.5Ver art. 46.26Ver O.C. Nº 11


XVIII - 8DERECHOS HUMANOSLa Corte examinó, <strong>en</strong> primer lugar, el problema de la indig<strong>en</strong>cia,para lo cual analizó conjuntam<strong>en</strong>te los artículos 1.1., 24 y 8de la Conv<strong>en</strong>ción Americana. El artículo 1.1., obliga a los Estadosa respetar los derechos y a garantizar su libre y pl<strong>en</strong>o ejerciciosin discriminación alguna. El artículo 24 consagra el derechoa la igual protección de la ley, sin discriminación; Si una personase ve impedida de hacer valer los derechos que la Conv<strong>en</strong>ción legarantiza por su posición económica, es decir, por su indig<strong>en</strong>cia,quedaría discriminada y colocada <strong>en</strong> condiciones de desigualdadante la ley, lo que infringiría los artículos 1.1. y 24 de la Conv<strong>en</strong>ción.El artículo 8, que consagra el debido proceso legal, está relacionadocon el deber del Estado “de organizar todo el aparato gubernam<strong>en</strong>taly, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, todas las estructuras a través de lascuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera talque sean capaces de asegurar jurídicam<strong>en</strong>te el libre y pl<strong>en</strong>o ejerciciode los derechos <strong>humanos</strong>.” 7El artículo 8 consagra, <strong>en</strong> materia p<strong>en</strong>al, <strong>en</strong>tre otras garantíasmínimas la asist<strong>en</strong>cia legal y que <strong>en</strong> aquellos casos <strong>en</strong> losque el inculpado no pueda designar un def<strong>en</strong>sor, es el Estado elque debe proporcionárselo <strong>en</strong> forma gratuita.El incumplimi<strong>en</strong>to de esto por parte del Estado traerá aparejadola imposibilidad del estado de sost<strong>en</strong>er que los recursos internosno fueron agotados por lo que la Comisión podrá conocer delcaso sin exigir este agotami<strong>en</strong>to.En cuanto a materia civil, comercial, contrav<strong>en</strong>cional, laboral,etc. si bi<strong>en</strong> el art. 8 no consagra garantías mínimas, no podemosolvidar que el individuo ti<strong>en</strong>e derecho a gozar de un debidoproceso, por lo que la asist<strong>en</strong>cia letrada se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra consagrada,dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do para el caso concreto de “las circunstancias........, susignificación, su carácter y su contexto <strong>en</strong> un sistema legal particular.”7(Caso Velásquez Rodríguez, S<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de 29 de julio de 1988. Serie CNo. 4, párr. 166 ... )


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 9“Estas consideraciones se hac<strong>en</strong> ext<strong>en</strong>sivas a la imposibilidadde pagar los costos del proceso.”En relación a la segunda pregunta efectuada por la Comisión<strong>en</strong> la referida O.C., refer<strong>en</strong>te a la posibilidad de eximir del agotami<strong>en</strong>tode los recursos internos cuando un individuo es incapazde obt<strong>en</strong>er asist<strong>en</strong>cia letrada debido a un temor g<strong>en</strong>eralizado <strong>en</strong>círculos jurídicos de hacerse cargo de su caso, la Corte utiliza losmismo principios básicos señalados anteriorm<strong>en</strong>te.En cuanto al criterio a emplear por la Comisión para decidir siexige o exime a un individuo el agotami<strong>en</strong>to de los recursos internos,la Corte estimó que la Comisión debía considerar a la luz delas circunstancias de cada caso si la asist<strong>en</strong>cia legal era necesariapara agotar los recursos y si tal asist<strong>en</strong>cia estuvo o no disponible.La Corte expresó asimismo que el Estado que ha planteado laexcepción de no agotami<strong>en</strong>to deberá probar que:a) En su sistema jurídico exist<strong>en</strong> recursos internos cuyo ejerciciono ha sido agotado;b) Una vez probado esto por parte del Estado recién allí lecorresponde al reclamante probar que las excepciones del artículo46.2 de la Conv<strong>en</strong>ción aplicables a su caso,.En síntesis podemos decir que la Corte fue de la opinión: “Quesi por razones de indig<strong>en</strong>cia o por el temor g<strong>en</strong>eralizado de losabogados para repres<strong>en</strong>tarlo legalm<strong>en</strong>te, un reclamante ante laComisión se ha visto impedido de utilizar los recursos internosnecesarios para proteger un derecho garantizado por la Conv<strong>en</strong>ción,no puede exigírsele su agotami<strong>en</strong>to.”Por último debemos m<strong>en</strong>cionar que un último requisito deadmisibilidad es el temporal. Es decir que la comunicación seapres<strong>en</strong>tada d<strong>en</strong>tro de los seis meses sigui<strong>en</strong>tes a partir de la fecha<strong>en</strong> que el presunto lesionado <strong>en</strong> sus derechos haya sido notificadode la decisión definitiva del juez nacional y cuando el agotami<strong>en</strong>tode los recursos internos no es exigible, el plazo para lapres<strong>en</strong>tación de la petición será “un período de tiempo razonable,a criterio de la Comisión.”


XVIII - 10DERECHOS HUMANOSUna vez que se considere todo la antes expuesto, la Comisiónse debe pronunciar sobre la admisibilidad del asunto emiti<strong>en</strong>do alrespecto un informe que es público. En el caso que a través deeste informe, la Comisión considere admisible un caso, no haceprejuzgami<strong>en</strong>to sobre la responsabilidad del Estado d<strong>en</strong>unciado.A partir de éste informe, de ser considerada admisible la d<strong>en</strong>uncia,se la considera y registra como caso y se inicia la etapade exam<strong>en</strong> sobre el fondo de la cuestión2.3 Etapa de fondo o de análisis de la presunta violaciónUna vez que la Comisión, a través de su Secretariado, acepta eltratami<strong>en</strong>to del caso que le fue planteado, comi<strong>en</strong>za la etapa defondo o análisis de la presunta violación.A tal efecto, la Comisión fija un plazo de dos meses para quelos peticionarios pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> las observaciones adicionales que consider<strong>en</strong>,las que serán transmitidas al estado a fin que pres<strong>en</strong>tesus observaciones <strong>en</strong> el mismo plazo.En ésta etapa, tanto el Estado como el peticionante pued<strong>en</strong>aportar pruebas, hacer observaciones sobre las manifestaciones,declaraciones y evid<strong>en</strong>cia pres<strong>en</strong>tadas por el otro.En aquellos casos que la Comisión estime que la vida, la integridadpersonal o la salud de una persona se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> inmin<strong>en</strong>tepeligro o que es un caso grave o urg<strong>en</strong>te, solicita alEstado su más pronta repuesta, “utilizando para ello el medioque considere más expedito.” En la práctica diaria, este medio esuna llamada telefónica, un fax, E-Mail o un telegrama. En estoscasos, la Comisión puede también pedir al Estado que tome medidasprecautorias para evitar un daño irreparable.La Comisión ha hecho uso de la facultad de solicitar medidasprecautorias <strong>en</strong> reiteradas oportunidades, pudi<strong>en</strong>do citar comoejemplo los casos <strong>en</strong> contra del Estado de Honduras, para pedir algobierno la susp<strong>en</strong>sión de la ejecución de los cond<strong>en</strong>ados por tribunalessumarios especiales.Cuando los casos graves o urg<strong>en</strong>tes involucran a un Estadoparte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, la Comisión puede pedir de inmediato el


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 11cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to del Estado para efectuar una visita “in loco” (visitaspor parte de miembros designados por la Comisión <strong>en</strong> el lugarde los hechos) , y cuando el caso es de extrema gravedad o urg<strong>en</strong>cia,puede pedir a la Corte Interamericana que adopte medidasprovisionales.Ahora bi<strong>en</strong>, ¿cual ha sido normalm<strong>en</strong>te la posición de los gobiernoscuando recib<strong>en</strong> una d<strong>en</strong>uncia?.En la práctica los gobiernos, sin <strong>en</strong>trar a pronunciarse sobreel fondo del caso, aduc<strong>en</strong> la inadmisibilidad por carecer de algunode los requisitos exigidos (agotami<strong>en</strong>to de los recursos internos),por ser hechos jurídicam<strong>en</strong>te legales (det<strong>en</strong>ciones efectuadas <strong>en</strong>virtud de facultades concedidas por el estado de sitio o estado deemerg<strong>en</strong>cia), etc.Antes de pronunciarse sobre el fondo de la petición, la Comisiónfijará un plazo para que las partes manifiest<strong>en</strong> si ti<strong>en</strong><strong>en</strong>interés <strong>en</strong> iniciar el procedimi<strong>en</strong>to de solución amistosa.A ese fin, la Comisión puede ponerse a disposición de las partespara int<strong>en</strong>tar un arreglo amistoso, fundado sobre el respeto de losderechos <strong>humanos</strong>. Para que esto suceda, es necesario que sehayan precisado sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te las posiciones y pret<strong>en</strong>siones deéstas y que, a juicio de la Comisión, el asunto sea por su naturalezasusceptible de solucionarse de esta manera.La Comisión ha sost<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> forma reiterada que los casos dedesapariciones de individuos y de ejecuciones ilegales no son susceptiblesde ser solucionados por medio de un arreglo “amistoso”,pero esto no parece ser compatible con la Conv<strong>en</strong>ción, ni tampocoaparece como conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te para la debida protección de los derechosde las víctimas.En el caso Velásquez Rodríguez c/Honduras, la Corte se pronunciósobre el artículo 45.2 del Reglam<strong>en</strong>to de la Comisión queregula el trámite de la solución amistosa y, aunque no lo estimócontrario a la Conv<strong>en</strong>ción, aclaró su posición expresando que “.....laComisión posee facultades discrecionales, pero de ninguna maneraarbitrarias, para decidir, <strong>en</strong> cada caso, si resulta conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>teo adecuado el procedimi<strong>en</strong>to de solución amistosa para resolver elasunto <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio del respeto a los derechos <strong>humanos</strong>”.


XVIII - 12DERECHOS HUMANOSLa Comisión ti<strong>en</strong>e diversos instrum<strong>en</strong>tos para investigar yexaminar el fondo del asunto sometido a su consideración poriniciativa propia. Puede requerir información de las partes, oírtestigos o expertos, realizar inspecciones oculares <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o,etc.A pesar de contar con estos medios, su tarea es harto dificultosaya que <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral los gobiernos no cooperan con la Comisión,dejándola <strong>en</strong> una posición de impot<strong>en</strong>cia para investigar. Estasituación se ha int<strong>en</strong>tado paliar mediante una disposición delReglam<strong>en</strong>to de la Comisión que establece una presunción de veracidadde los hechos cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> la petición que se han puesto<strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to del gobierno del Estado correspondi<strong>en</strong>te si, <strong>en</strong> elplazo máximo fijado por la Comisión, dicho Gobierno no suministrala información correspondi<strong>en</strong>te. Esta presunción opera “siemprey cuando de otros elem<strong>en</strong>tos de convicción, no resultare unaconclusión diversa.”En ésta etapa de decisión del asunto, el procedimi<strong>en</strong>to es difer<strong>en</strong>ciadosegún el Estado contra el que se sigu<strong>en</strong> las actuacionessea parte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción y aquél <strong>en</strong> contra de los que no sonparte. En los casos <strong>en</strong> que esta involucrado un Estado que no esparte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, la Comisión adopta una decisión final,que incluye recom<strong>en</strong>daciones para el Estado y un plazo para queel Estado las cumpla. Si el Estado no adopta las medidas recom<strong>en</strong>dadasd<strong>en</strong>tro de plazo, la Comisión puede publicar la decisión<strong>en</strong> su informe anual o de cualquier otro modo que estime conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te.Como puede verse, los casos <strong>en</strong> contra de Estados que no sonpartes <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción terminan siempre por una resolución noobligatoria de la Comisión. Sin embargo, teóricam<strong>en</strong>te es posibleque los órganos políticos de la OEA (vgr. Asamblea G<strong>en</strong>eral), discutael caso ya que la resolución es publicada <strong>en</strong> el Informe Anualde la Comisión que es <strong>en</strong>viado a la OEA para su información ydiscusión.En la práctica, esto no ha sucedido nunca.En los casos contra Estados partes <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, luego dedeliberar sobre el fondo del caso, a cuyo efecto prepara un informe


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 13<strong>en</strong> el que examina los alegatos, las pruebas suministradas, lainformación obt<strong>en</strong>ida tanto <strong>en</strong> las audi<strong>en</strong>cias como <strong>en</strong> las visitas“in loco” efectuadas, la Comisión debe proceder de la sigui<strong>en</strong>temanera:a) Si considera que no hubo violaciones lo manifestará, lo pondrá<strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to de las partes y deberá publicarlo <strong>en</strong> el informeAnual de la Comisión a la Asamblea G<strong>en</strong>eral de la OEAb) Si considera que hubo violaciones preparará un informepreliminar, señalando los hechos y conclusiones del caso y proponi<strong>en</strong>dolas medidas que estime conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes y un plazo para queel Estado las cumpla. Esta opinión se transmite al Estado, qui<strong>en</strong>no la puede publicar hasta que la Comisión adopte una decisiónal respecto.Notificado el Estado de esta opinión, empieza a correr un plazoque determinará meses d<strong>en</strong>tro del cual:(a) el caso puede ser solucionado, por ejemplo por un arregloamistoso, o por haber el Estado tomado las medidas recom<strong>en</strong>dadaspor la Comisión, o(b) el caso puede ser <strong>en</strong>viado a la Corte, ya sea por la Comisióno por el Estado correspondi<strong>en</strong>te.Si esto no sucede, la Comisión puede emitir su opinión y susconclusiones sobre el caso y hacer nuevam<strong>en</strong>te recom<strong>en</strong>daciones,fijando un plazo para que el Estado las cumpla. Si el Estado nocumple con las recom<strong>en</strong>daciones, la Comisión decidirá, por mayoríaabsoluta de votos, si publica o no su informe.En la práctica, la Comisión no emitía dos informes <strong>en</strong> estoscasos, sino que solam<strong>en</strong>te uno al que llamaba “resolución” <strong>en</strong> elque advierte al Estado que <strong>en</strong> caso de incumplimi<strong>en</strong>to de las recom<strong>en</strong>daciones,la resolución será publicada <strong>en</strong> el informe anual dela Comisión.En julio de 1993 la Corte emitió una opinión consultiva 8 respecto,<strong>en</strong>tre otros, de este punto, a solicitud de los gobiernos deArg<strong>en</strong>tina y Uruguay, los que solicitaron a la Corte se pronun-8Ver O.C. 13 del 16/07/1993


XVIII - 14DERECHOS HUMANOSciara sobre si era “posible subsumir <strong>en</strong> un solo informe los dosque determinan los artículos 50 y 51 y si la Comisión puede ord<strong>en</strong>arla publicación del informe a que se refiere el artículo 50 antesde que transcurra el plazo que indica el artículo 51.La Corte estimó que, dado el mecanismo establecido por laConv<strong>en</strong>ción, la Comisión no puede subsumir “<strong>en</strong> uno solo los dosinformes regulados de manera separada por los artículos 50 y 51de la Conv<strong>en</strong>ción, ya que dichos preceptos establec<strong>en</strong> dos etapasdiversas, aun cuando el cont<strong>en</strong>ido de esos docum<strong>en</strong>tos, de acuerdocon la conducta asumida por el Estado afectado, puede sersimilar.”Ha habido también distintos casos <strong>en</strong> los que los Estados interpusieronexcepciones preliminares <strong>en</strong> asuntos fr<strong>en</strong>te a la Corte,basadas <strong>en</strong> una presunta violación de los artículos 50 y 51 dela Conv<strong>en</strong>ción. Todo ello ha traído como consecu<strong>en</strong>cia un cambio<strong>en</strong> la práctica de la Comisión.Los casos <strong>en</strong> contra de Estados partes <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción conocidospor la Comisión son también susceptibles de ser discutidos <strong>en</strong>los órganos políticos lo que no se ha dado hasta ahora pero, además,es posible que ellos termin<strong>en</strong> por una resolución de la Cortelegalm<strong>en</strong>te vinculante, si se cumpl<strong>en</strong> los requisitos para ello.Si el peticionario continuara t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do interés <strong>en</strong> que el casosea sometido por ante la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos,deberá acompañar los sigui<strong>en</strong>tes elem<strong>en</strong>tos:a) Un memorial con la posición de la victima o sus familiaressi fueran distintos del peticionario;b) Los datos de la víctima y sus familiares:c) Los fundam<strong>en</strong>tos con base <strong>en</strong> los cuales considera que elcaso debe ser remitido a la Corte;d) Toda la prueba producida disponible (docum<strong>en</strong>tal, testimonial,pericial, etc.)e) La pret<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> materia de reparaciones y costas.Como dijéramos “ut supra”, si el estado d<strong>en</strong>unciado ha aceptadola jurisdicción de la Corte Interamericana y la Comisión consi-


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 15dera que no ha cumplido con las recom<strong>en</strong>daciones del informeaprobado, someterá el Caso a la Corte Interamericana, salvo pordecisión fundada de la mayoría absoluta de los miembros de laComisión.3. El procedimi<strong>en</strong>to ante la Corte Interamericana de DerechoHumanos.Para que la Corte pueda conocer de un caso de violación de laConv<strong>en</strong>ción deb<strong>en</strong> darse determinadas condiciones:(a) En primer lugar es necesarios que los Estados Partes <strong>en</strong> elcaso de que se trate hayan reconocido o reconozcan la compet<strong>en</strong>ciade la Corte para ello.(b) En segundo lugar, la Corte sólo puede conocer de un casocuando se haya terminado el procedimi<strong>en</strong>to ante la Comisión yésta haya concluído <strong>en</strong> su informe o resolución que ha habido unaviolación a un derecho humano reconocido por la Conv<strong>en</strong>ción.La Corte ha ejercido <strong>en</strong> distintas oportunidades su jurisdiccióncont<strong>en</strong>ciosa y es de esperar que esta actividad se increm<strong>en</strong>te,después de haber t<strong>en</strong>ido un comi<strong>en</strong>zo l<strong>en</strong>to.Sólo los Estados partes <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción y la Comisión se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tranlegitimados para pres<strong>en</strong>tar un caso ante la Corte. LaConv<strong>en</strong>ción no explicita qué Estados partes pued<strong>en</strong> ejercer estederecho.El Artículo 57 de la Conv<strong>en</strong>ción dispone que “la Comisión comparecerá<strong>en</strong> todos los casos ante la Corte”.El rol que desempeña la Comisión, <strong>en</strong> mi opinión, no es el departe <strong>en</strong> el proceso, sino que es una especie de Ministerio públicoque vela por el interés público del sistema interamericano, noobstante que la Corte sistemáticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los casos cont<strong>en</strong>ciososresueltos al día de la fecha le ha asignado a la Comisión el rol de“parte” <strong>en</strong> el proceso.Considero que esto no es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, ya que, <strong>en</strong> interés de susdiversas funciones, la Comisión debe t<strong>en</strong>er completa indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciafr<strong>en</strong>te a las partes involucradas <strong>en</strong> un caso de violación de los


XVIII - 16DERECHOS HUMANOSderechos <strong>humanos</strong> y esta indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia parece imposible de mant<strong>en</strong>ersi la Comisión se transforma <strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sora de una víctimaparticular. Asimismo, tampoco parece conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te esta asignaciónde “parte” si se pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> la posibilidad de que un asuntollegue a la Corte cuando la Comisión no ha <strong>en</strong>contrado que hayahabido una violación por el Estado parte, <strong>en</strong> cuyo caso las posicionesde la presunta víctima deberían ser def<strong>en</strong>didas por la Comisión,que no las comparte.El individuo no ti<strong>en</strong>e hasta ahora locus standi ya que el artículo71 del Reglam<strong>en</strong>to de la Comisión dispone que esta debe ofreceral peticionario la oportunidad de hacer observaciones por escrito ala petición por la cual la Comisión someta un asunto a la Corte.El Reglam<strong>en</strong>to de la Corte, a su vez, permite que los delegadosde la Comisión ante la Corte sean asistidos por cualquier personaque la Comisión elija y uno de ellos puede ser el repres<strong>en</strong>tante delpeticionario.” Esta persona puede examinar a los testigos y expertos.En los casos de que ha conocido la Corte, la Comisión ha nombradopara asistirla, constantem<strong>en</strong>te, a abogados que repres<strong>en</strong>tabana las partes. Ambas normas disminuy<strong>en</strong> <strong>en</strong> parte la injustaposición <strong>en</strong> que el peticionario ha sido puesto por la Conv<strong>en</strong>ciónfr<strong>en</strong>te al procedimi<strong>en</strong>to que se sigue ante la Corte, pero una mejorsolución sería el de dar al individuo derechos <strong>en</strong> el proceso, porlo m<strong>en</strong>os una vez que éste se ha iniciado, como lo hace el Reglam<strong>en</strong>tode la Corte Europea.El procedimi<strong>en</strong>to ante la Corte consta de una etapa escrita yotra oral.3.1 La etapa escritaLa misma se inicia ante la Secretaría de la Corte mediante lainterposición de la demanda <strong>en</strong> el idioma de trabajo 9 .El escrito de demanda deberá expresar:a) la totalidad de las pret<strong>en</strong>siones, incluidas aquellas que serefier<strong>en</strong> a las reparaciones y costas,9El mismo puede ser español, portugués, francés o ingles, aunque hastael pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todos los casos ha sido incorporado el español como idiomaalternativo <strong>en</strong> aquellos casos <strong>en</strong> que no fue el idioma de trabajo


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 17b) Las partes del caso,c) Una exposición circunstanciada de los hechos;d) Las resoluciones de apertura del procedimi<strong>en</strong>to y deadmisibilidad emitidas por la Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos;e) Las pruebas ofrecidas con expresa indicación de los hechossobre los que versará cada prueba;f) La individualización de los testigos y peritosg) Los fundam<strong>en</strong>tos de derecho yh) Las conclusiones pertin<strong>en</strong>tes.i) Los nombres de los ag<strong>en</strong>tes o los Delegadosj) Nombre y dirección de los repres<strong>en</strong>tantes de las presuntasvíctimas y sus familiaresk) El informe al que se refiere el artículo 50 de la Conv<strong>en</strong>ciónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.Una vez pres<strong>en</strong>tada la demanda, El Secretario de la Corte comunicarála misma al Presid<strong>en</strong>te y los jueces de la Corte, alEstado demandado, a la Comisión si no es ella la demandante, ald<strong>en</strong>unciante original si se lo conoce, a la presunta víctima, susfamiliares o sus repres<strong>en</strong>tantes debidam<strong>en</strong>te acreditados.Asimismo el Secretario informará sobre la pres<strong>en</strong>tación de lademanda a los otros Estados Partes, al Consejo Perman<strong>en</strong>te de laOEA y al Secretario G<strong>en</strong>eral de la OEA.Una vez notificada la demanda, la presunta víctima, sus familiareso repres<strong>en</strong>tantes dispon<strong>en</strong> de un plazo de 2 meses parapres<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> forma autónoma a la Corte sus solicitudes, argum<strong>en</strong>tosy pruebas.El Estado d<strong>en</strong>unciado podrá plantear excepciones preliminaresjunto con la contestación de la demanda.La pres<strong>en</strong>tación de excepciones preliminares por parte del Estadono susp<strong>en</strong>de el procedimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> cuanto al fondo ni a losplazos, ni los términos respectivos.La Corte podrá fijar una audi<strong>en</strong>cia especial para las excepcionespreliminares, después de la cual decidirá sobre las mismas.


XVIII - 18DERECHOS HUMANOSEl estado demandado deberá contestar por escrito la demandad<strong>en</strong>tro del plazo improrrogable de 4 meses a partir de la notificaciónde la misma, debi<strong>en</strong>do reunir los mismos requisitos que lademanda.Contestada la demanda y antes de la apertura del procedimi<strong>en</strong>tooral, las partes pued<strong>en</strong> solicitar al Presid<strong>en</strong>te del Tribunal lacelebración de otros actos del procedimi<strong>en</strong>to escrito lo que de serconsiderados pertin<strong>en</strong>tes, se fijarán los plazos para la pres<strong>en</strong>taciónde los docum<strong>en</strong>tos respectivos.3.2 La etapa oralEs el Presid<strong>en</strong>te de la Corte qui<strong>en</strong> señalará la apertura delprocedimi<strong>en</strong>to oral y fijara las audi<strong>en</strong>cias que sean necesarias.,dirigi<strong>en</strong>do los debates <strong>en</strong> las audi<strong>en</strong>cias y determinando el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong>el que tomarán la palabra las personas que <strong>en</strong> ella puedaninterv<strong>en</strong>ir.Los jueces podrán formular las preguntas que consider<strong>en</strong> pertin<strong>en</strong>tes,pudi<strong>en</strong>do ser interrogados no sólo los testigos sino tambiénlos peritos, los familiares de las víctimas, etc.Se celebrarán actas de las audi<strong>en</strong>cias y la Secretaría grabarálas audi<strong>en</strong>cias y anexará una copia de la grabación al expedi<strong>en</strong>tey <strong>en</strong>tregará una copia a los Ag<strong>en</strong>tes, Delegados, víctimas, familiareso sus repres<strong>en</strong>tantes acreditados, d<strong>en</strong>tro de los 15 días sigui<strong>en</strong>tes.El procedimi<strong>en</strong>to termina con un fallo definitivo e inapelable.Si la Corte estima que ha habido una violación de un derecho olibertad protegidos <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, “dispondrá que se garanticeal lesionado <strong>en</strong> el goce de su derecho o libertad conculcados.” Dispondrá,asimismo, si ello fuera proced<strong>en</strong>te, “que se repar<strong>en</strong> lasconsecu<strong>en</strong>cias de la medida o situación que ha configurado lavulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnizacióna la parte lesionada.”D<strong>en</strong>tro de los nov<strong>en</strong>ta días corridos a contar de su notificación,las partes pued<strong>en</strong> solicitar a la Corte una interpretación del fallo,<strong>en</strong> caso de desacuerdo sobre su s<strong>en</strong>tido y alcance como la disposi-


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 19ción habla de “las partes,” no le está vedado al individuo -directob<strong>en</strong>eficiario de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia pedir que ésta se interpreta.Los Estados Partes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la obligación internacional de cumplirel fallo de la Corte. La parte del fallo que disponga indemnizacióncomp<strong>en</strong>satoria se podrá ejecutar <strong>en</strong> el respectivo país porel procedimi<strong>en</strong>to interno vig<strong>en</strong>te para la ejecución de s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciascontra el Estado.La Corte no ti<strong>en</strong>e imperio para hacer cumplir sus fallos. Elartículo 65 de la Conv<strong>en</strong>ción dispone que la Corte informará a laAsamblea G<strong>en</strong>eral de la OEA cuando un Estado no haya cumplidocon un fallo y hará las recom<strong>en</strong>daciones que estime pertin<strong>en</strong>tes.Esto permite a la Asamblea discutir el caso y adoptar una resoluciónal respecto. Hasta ahora, la Asamblea G<strong>en</strong>eral no haejercido esta función, a pesar de que la Corte le informó, <strong>en</strong> casoscontra Honduras, que dicho Estado no había cumplido <strong>en</strong> formacabal con dos fallos de la Corte <strong>en</strong> que se le cond<strong>en</strong>aba al pago deuna indemnización.6. Caso Hipotético“PACÍFICA”Pacífica, un Estado miembro de la Organización de Estados Americanosemergió a fines de los años och<strong>en</strong>ta de un agudo período de conflicto armadointerno <strong>en</strong>tre una Administración electa pero cada vez más represiva yalgunas facciones armadas irregulares. En 1990, y debido a las restriccionesimpuestas por el régim<strong>en</strong> y a la profunda crisis económica exist<strong>en</strong>teagravada por el conflicto, el electorado eligió una nueva Administración delestado, con el mandato de conducir la transformación hacia un período degobierno más democrático.La nueva Administración inició su mandato con una serie de medidaspara fortalecer la economía, r<strong>en</strong>ovar la imag<strong>en</strong> <strong>en</strong> el exterior, atraer inversionesextranjeras y revitalizar el rol de las instituciones civiles d<strong>en</strong>tro de lanación. En particular, el Gobierno de Pacífica determinó que para construiruna democracia estable y llevar adelante una economía sost<strong>en</strong>ible y <strong>en</strong>crecimi<strong>en</strong>to, era necesario capacitar adecuadam<strong>en</strong>te a la mujer para posibilitarsu participación pl<strong>en</strong>a, <strong>en</strong> igualdad de condiciones <strong>en</strong> el proceso detoma de decisiones a nivel local y nacional.Tradicionalm<strong>en</strong>te, el porc<strong>en</strong>taje de mujeres elegidas o nombradas <strong>en</strong>Pacífica para integrar puestos públicos designados para la toma de decisiones,había sido muy bajo. En 1992, a fin de motivar el reconocimi<strong>en</strong>to de los


XVIII - 20DERECHOS HUMANOSderechos y responsabilidades de la ciudadanía fem<strong>en</strong>ina el Poder Ejecutivodiseñó una serie de medidas políticas t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a promover la participaciónde la mujer <strong>en</strong> la vida política nacional, recom<strong>en</strong>dando, ínter alia, quela legislatura nacional aprobara el financiami<strong>en</strong>to del programa nacionaldiseñado para educar e informar a las mujeres sobre sus derechos y responsabilidadescívicos, y que los partidos políticos aseguraran una mayor yequitativa participación de las mujeres <strong>en</strong> las estructuras partidarias y <strong>en</strong> laselección de las listas de candidatos para funciones públicas.Sin embargo <strong>en</strong> la pequeña y rural provincia de Concordia, lapromulgación de estas tuvo medidas muy poco impacto.A principios de 1992, un pequeño grupo de mujeres de Concordia conformóun nuevo partido político llamado la Coalición para la R<strong>en</strong>ovación dela Comunidad. Los objetivos básicos del partido eran:1)desarrollar y fom<strong>en</strong>tar la capacidad de todos los ciudadanos y sectoresde la comunidad particularm<strong>en</strong>te de las mujeres, de participar <strong>en</strong> la vidapolítica del país; diseñar una plataforma política comunitaria dirigida a consolidar:la educación, los servicios sociales y las fu<strong>en</strong>tes alternativas decréditos a través de un programa para sost<strong>en</strong>er el establecimi<strong>en</strong>to y desarrollode microempresas;3)trabajar para la implem<strong>en</strong>tación de una mejor y equitativa distribuciónde los impuestos <strong>en</strong>tre las provincias, y eliminar la corrupción delgobierno local con el propósito de proveer al pago de mejores serviciosbásicos.Los fundadores del partido crearon un Comité de Coordinación, y trabajarondurante el año 1992 para incorporar un electorado pequeño pero <strong>en</strong>crecimi<strong>en</strong>to, compuesto <strong>en</strong> los comi<strong>en</strong>zos por mayoría de mujeres. Al añosigui<strong>en</strong>te, el partido com<strong>en</strong>zó a atraer el apoyo de los trabajadores, losestudiantes y otros grupos comunitarios.A principios de 1994, año de elecciones, la Coalición pres<strong>en</strong>tó doce candidatospara los puestos vacantes <strong>en</strong> cada una de las seis Municipalidadesde la Provincia. Ocho de los doce candidatos eran mujeresA medida que la coalición com<strong>en</strong>zó a hacer campaña <strong>en</strong> favor de suscandidatos y a publicar su plataforma partidaria, ciertos grupos localescom<strong>en</strong>zaron a manifestar su oposición con la idea de la participación activade las mujeres <strong>en</strong> la vida política de la provincia. El Consejo Municipal deConcordia había sido controlado tradicionalm<strong>en</strong>te por un pequeño grupode políticos que respondía a los intereses de ricos terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, qui<strong>en</strong>esles proveían el financiami<strong>en</strong>to para sus actividades públicas, Solo un reducidonúmero de mujeres había sido alguna vez miembro del Consejo Municipal.Un grupo de opon<strong>en</strong>tes de la Coalición que respondía al lema “Comitépara la Protección de la Familia”, se opuso públicam<strong>en</strong>te a los objetivos de laCoalición de promover e increm<strong>en</strong>tar la pres<strong>en</strong>cia fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> la vidapolítica e inició una campaña publicitaria y periodística <strong>en</strong> la que lam<strong>en</strong>taba“que miembros de la Coalición estuvies<strong>en</strong> perdi<strong>en</strong>do su tiempo <strong>en</strong> política,<strong>en</strong> lugar de ocuparse de sus hogares y familias”.En Febrero de 1994, el Comité de Coordinación decidió que sería necesariopara la Coalición establecer una red de computación y una base dedatos. Como el partido carecía de recursos dinerarios disponibles, tres miem-


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 21bros del Comité, Teresa Salieri, María Gómez-Clark y Cecilia Herold, seofrecieron a adquirir las computadoras y prestarlas a la Coalición por eltiempo de duración de la campaña. Cada una de ellas solicitó al PrimerBanco Provincial de Concordia, un préstamo para financiar la compra einstalación del equipo apropiado, ofreci<strong>en</strong>do una garantía adicional a lagarantía sobre el equipo mismo. El Primer Banco Provincial de Concordiaestá regulado por la ley federal y es propiedad de una sociedad integradacon capital público y privado; el Gobierno federal posee el 33% de las acciones,y el resto pert<strong>en</strong>ece a titulares privados.De acuerdo a la legislación establecida <strong>en</strong> Pacífica <strong>en</strong> las primeras etapasde la crisis financiera iniciada <strong>en</strong> los años och<strong>en</strong>ta, el Banco establecióun seguro sobre un porc<strong>en</strong>taje de sus depósitos.En el plazo de una semana, la <strong>en</strong>tidad bancaria rechazó las solicitudes decada una de las mujeres, alegando, <strong>en</strong> una breve explicación verbal, que lasmujeres no se ajustaban al perfil del prestatario del Banco. Estos rechazosfueron coher<strong>en</strong>tes con la práctica usual de préstamos de la mayoría de losbancos locales que g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te ext<strong>en</strong>dían créditos agrícolas para los hombrescabezas de familia, que poseían grandes parcelas de tierra. Aunque laConstitución de Pacífica prohibe la discriminación, las costumbres localesbancarias <strong>en</strong> Concordia han, cambiado muy poco desde la época <strong>en</strong> queciertas disposiciones legales establecían la inhabilidad de la mujer para serpropietaria de bi<strong>en</strong>es y, consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, para obt<strong>en</strong>er crédito. Cada unade las solicitantes requirió al Banco una explicación escrita sobre el rechazo.Sin embargo, no recibieron ninguna respuesta.De hecho, la ley de Pacífica no requiere que las instituciones financierasprovean una explicación escrita a qui<strong>en</strong>es se les ha negado un crédito.El 4 de marzo de 1994, Teresa Salieri, María Gómez-Clark y CeciliaHerold iniciaron una acción civil ante los Tribunales locales de PrimeraInstancia, solicitando se declare judicialm<strong>en</strong>te que el Primer Banco Provincialde Concordia actuó de manera discriminatoria contra las peticionarias,<strong>en</strong> violación al artículo 5 de la Constitución de Pacífica, pues sost<strong>en</strong>ían queel rechazo del crédito no se debió a su posición financiera, sino a su condiciónde mujeres. Adicionalm<strong>en</strong>te reclamaron indemnización por daños yperjuicios. El artículo 5 de la Constitución prohibe la discriminación conbase <strong>en</strong> el sexo, <strong>en</strong>tre otros criterios, y establece que “los derechos yobligaciones de las mujeres son iguales a los de los hombres <strong>en</strong> el ámbitopúblico, privado y familiar”. Las demandantes posteriorm<strong>en</strong>te obtuvieronarchivos bancarios federales concerni<strong>en</strong>tes al Primer Banco Provincial queindican que m<strong>en</strong>os del 10% de los préstamos han sido ext<strong>en</strong>didos a favor deaplicantes fem<strong>en</strong>inas. Debido a la sobrecarga de casos ante los Tribunales ya la necesidad de clarificar los procesos p<strong>en</strong>ales, el caso continua p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tey no ha sido todavía llamado a juicio.Mi<strong>en</strong>tras la campaña se fue int<strong>en</strong>sificando, la oposición a la Coalición ya sus miembros asumió nuevas formas. Durante los meses de febrero ymarzo de 1994, personas que trabajaban <strong>en</strong> la oficina c<strong>en</strong>tral del partidorecibieron una serie de llamados telefónicos anónimos.Teresa Salieri recibió un llamado <strong>en</strong> el cual se le advirtió que “la políticaera una oficio complicado, y que debería irse a su hogar donde pert<strong>en</strong>ece.”


XVIII - 22DERECHOS HUMANOSDebido a que el cont<strong>en</strong>ido de los llamados variaba, y a que fueron recibidospor difer<strong>en</strong>tes miembros de la Coalición, no fue posible determinar si eranllamadas que no estaban vinculadas <strong>en</strong>tre sí, o si eran realizados por algúnindividuo o grupo <strong>en</strong> particular.En la noche del 4 de abril de 1994, las oficinas de la Coalición para laR<strong>en</strong>ovación de la Comunidad fueron viol<strong>en</strong>tadas y saqueadas. Algunosequipos de oficina fueron dañados pero las únicas cosas sustraídas fuerondocum<strong>en</strong>tos que id<strong>en</strong>tificaban miembros y contribuy<strong>en</strong>tes del partido. Lapolicía local inició una investigación sobre el incid<strong>en</strong>te, pero no fue posibleindividualizar a ningún testigo y no se recobraron huellas digitales de laesc<strong>en</strong>a. Debido a la falta de prueba, la policía realizó pocos avances <strong>en</strong>relación a la id<strong>en</strong>tificación de los perpetradores del hecho. El Comité deCoordinación del partido solicitó formalm<strong>en</strong>te a la policía local una custodiapolicial <strong>en</strong> las oficinas del partido para la protección de los miembros quetrabajaban <strong>en</strong> ella.La policía indicó que no podía remover oficiales de sus tareas ordinariaspara proveer este tipo de protección, pero que utilizaría las patrullas regularespara recorrer la zona de las oficinas de la Coalición cada media hora.Después de este incid<strong>en</strong>te, varios de los voluntarios del partido dejaron detrabajar <strong>en</strong> las oficinas de la Coalición.El 21 de Abril de 1994, Teresa Salieri y María Gómez-Clark, después dehaber trabajado hasta tarde diseñando algunas estrategias de campañacerraron la oficina y abandonaron juntas el edificio. Teresa acompañó aMaría hasta su automóvil. Acababa de oscurecer, y como era una nocheagradable, Teresa decidió caminar hasta su casa situada a pocas cuadras dellugar, declinando la oferta de María de conducirla <strong>en</strong> su automóvil. Teresainició la marcha, y una cuadra antes de llegar a su casa, un hombre salió deuna <strong>en</strong>trada oscura e interrumpió su paso. Al darse vuelta, vio a otro hombreaproximarse hacia ella por detrás. Los dos hombres t<strong>en</strong>ían máscarassobres sus caras y llevaban ropa oscura y guantes. El primer individuollevaba un cuchillo y <strong>en</strong> un tono de voz muy bajo le dijo: “es muy tarde,debería estar <strong>en</strong> su casa donde pert<strong>en</strong>ece.” Se acercó y la tajeó con elcuchillo sobre el lado derecho de su mandíbula. En ese mom<strong>en</strong>to las lucesde un automóvil iluminaron la calle oscura. El segundo hombre tomó elmaletín de Teresa, dejando su cartera, y empezó a correr junto con el otro.Los ocupantes del automóvil se detuvieron para ayudar a Teresa Salieriy la llevaron a una clínica cercana. Luego de que un cirujano suturó laherida causada <strong>en</strong> el cuello que requirió de 18 puntos Teresa Salieri hablócon dos policías de investigación para reportar el crim<strong>en</strong>. Los investigadoresexaminaron la esc<strong>en</strong>a del crim<strong>en</strong>, pero no pudieron <strong>en</strong>contrar ningunaevid<strong>en</strong>cia física que tuviera algún nexo con los perpetradores del crim<strong>en</strong>.La cuadra donde ocurrió el ataque está rodeada de oficinas de negocios quese <strong>en</strong>contraban cerradas al mom<strong>en</strong>to del ataque. Los ocupantes del automóvilpudieron describir a los atacantes únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> forma g<strong>en</strong>eral,como de contextura normal.La policía, preocupada porque el hecho podía no ser un crim<strong>en</strong> casual,<strong>en</strong>vió un investigador a las oficinas del partido con las sigui<strong>en</strong>tes directivas:informar a los trabajadores que se había iniciado una investigación y que


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 23una patrulla iba a circular por el vecindario cada 15 minutos <strong>en</strong>tre las 5:00p.m. y las 8:00 p.m.; averiguar si alguna persona t<strong>en</strong>ía información sobre elataque producido el 21 de Abril o el hecho perpetrado el día 4 del mismo mesy alertar a los trabajadores del partido sobre la necesidad de evitar abandonarsin compañía la oficina y caminar solos <strong>en</strong> la noche.Cecilia Herold presid<strong>en</strong>ta del Comité de Coordinación del partido, solíatrabajar largas horas, y, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te era la primera <strong>en</strong> llegar a las oficinasde la Coalición por la mañana.El 14 de mayo de 1994, al arribar a la oficina, Cecilia Herold fue atacada,golpeada y violada por tres hombres <strong>en</strong>capuchados y fuertem<strong>en</strong>te armadosque tras irrumpir previam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la oficina, la esperaban allí d<strong>en</strong>tro. Losagresores huyeron cuando arribaron algunos colegas del partido.Cecilia Herold fue abandonada con serias heridas que la obligaron apermanecer hospitalizada durante 10 días y le impidieron regresar a sutrabajo por varias semanas. Lo único que se llevaron sus agresores fue unalista de las contribuciones económicas recibidas por la Coalición, con losnombres de los contribuy<strong>en</strong>tes. Cecilia Herold d<strong>en</strong>unció el ataque <strong>en</strong> lapolicía local, qui<strong>en</strong> registró la d<strong>en</strong>uncia e inició la investigación.Uno de los trabajadores del partido, cuyo arribo al lugar del hecho causóla huida de los agresores, informó a la policía que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> queestaba ingresando al edificio donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran las oficinas de la Coalición,reconoció al guardaespaldas de un político local miembro del ConsejoMunicipal, llamado Víctor Huff, parado <strong>en</strong> las sombras de un callejón al otrolado de la calle observando el edificio. El partidario declaró además, quecuando los tres agresores huyeron, el guardaespaldas escapo también conellos; que los cuatro hombres corrieron por un callejón, doblando <strong>en</strong> laesquina, y que aproximadam<strong>en</strong>te veinte segundos después, una camionetablanca huyó rápidam<strong>en</strong>te a través del mismo callejón y giró hasta perdersede vista.El testigo reportó un número parcial de la placa de la camioneta: 860.Si bi<strong>en</strong> Pacífica inició un programa piloto para establecer personal policialespecialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ado para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los problemas de violación yotras formas de viol<strong>en</strong>cia contra las mujeres, ninguna de las cinco oficinas<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>adas fueron localizadas <strong>en</strong> la Provincia. Por otro lado, a causa de loslimitados recursos financieros con los que la Provincia de Concordia estabaoperando, la policía local recibió muy limitado <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> técnicasapropiadas para recuperar información concerni<strong>en</strong>te a d<strong>en</strong>uncias de ataquesexual o violación. Debido a los limitados recursos <strong>humanos</strong> la policíainició la investigación del caso 36 horas después del ataque y como lasoficinas del partido fueron usadas durante ese tiempo, evid<strong>en</strong>cia crítica seperdió <strong>en</strong> este intervalo. Por ejemplo, la policía no <strong>en</strong>contró ninguna huelladigital u otra evid<strong>en</strong>cia física que estuviese relacionada con el caso. Debidoa los limitados recursos de la Provincia, el exam<strong>en</strong> médico de las víctimasque alegan violación es realizado por médicos de las hospitales estatalesmás cercanos, que son especialm<strong>en</strong>te designados para el caso.Este exam<strong>en</strong> médico es un prerequisito legal para poder instar la acciónp<strong>en</strong>al de ciertos crím<strong>en</strong>es sexuales, incluy<strong>en</strong>do el de violación. En el caso de


XVIII - 24DERECHOS HUMANOSCecilia Herold, el médico designado no se <strong>en</strong>contraba disponible, y el largo,retraso <strong>en</strong> la localización de otro experto, afectó el resultado de variosimportantes exám<strong>en</strong>es de laboratorio que fueron considerados poco convinc<strong>en</strong>tes.Los investigadores de policía rastrearon una camioneta blanca registrada<strong>en</strong> la provincia con los números de placas -860-. La camioneta estabaregistrada bajo el nombre de otro guardaespaldas privados de seguridad deVíctor Huff.La policía detuvo a los dos guardaespaldas para interrogarlos, d<strong>en</strong>tro delos sigui<strong>en</strong>tes nueve meses el propietario del vehículo fue acusado y procesadopor allanami<strong>en</strong>to de morada, destrucción de propiedad y asalto; posteriorm<strong>en</strong>tefue cond<strong>en</strong>ado a tres años de prisión, de acuerdo con las normaslegales aplicables. El otro guardaespaldas, que fue visto <strong>en</strong> la esc<strong>en</strong>a observandoy escapando con los perpetradores del hecho, fue acusado y procesadopor haber actuado como cómplice <strong>en</strong> los crím<strong>en</strong>es anteriores y fue finalm<strong>en</strong>tecond<strong>en</strong>ado a dieciocho meses de prisión, de acuerdo con las normaslegales aplicables. Debido a la falta de id<strong>en</strong>tificación de testigos oculares, laescasez de evid<strong>en</strong>cia física recogida <strong>en</strong> el lugar de los hechos y los resultadospoco concluy<strong>en</strong>tes de los exám<strong>en</strong>es de laboratorio realizados, el Fiscaldel caso retiró los cargos con respecto a la violación. Ninguna otra personafue arrestada, y los dos otros agresores nunca fueron id<strong>en</strong>tificados.Con motivo del ataque cometido contra Cecilia Herold, un oficial depolicía de la comisaría local fue designado para patrullar y monitorear lasoficinas de la Coalición y los alrededores, por el tiempo de duración de lacampaña. Sin embargo, varios miembros de la Coalición dejaron de asistira las oficinas, mi<strong>en</strong>tras que otros empezaron a abandonarlas más tempranoy <strong>en</strong> grupo. Durante los meses previos a las elecciones, no se produjeronataques contra las oficinas o miembros de la Coalición.El 30 de diciembre de 1995, Cecilia Herold, Teresa Salieri y MaríaGórnez-Clark pres<strong>en</strong>taron una petición ante la Comisión Interamericanade <strong>Derechos</strong> Humanos. Alegaron que el Estado de Pacífica omitió cumplircon <strong>en</strong> el deber de respetar y garantizar sus derechos conforme a la Conv<strong>en</strong>ciónAmericana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos. Específicam<strong>en</strong>te, alegaronque el Estado omitió cumplir con las obligaciones a las cuales se comprometióde acuerdo a los artículos 1, 2, 5, 8, 23, 24 y 25 de la Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos.Pacífica es Estado parte de la Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong>Humanos desde el 20 de marzo de 1983. En el instrum<strong>en</strong>to de ratificaciónde la Conv<strong>en</strong>ción, el Estado de Pacifica declaró reconocer la compet<strong>en</strong>ciaipsofacto de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos con respecto atodos los casos concerni<strong>en</strong>tes a la interpretación y aplicación de la Conv<strong>en</strong>ción<strong>en</strong> consonancia con lo dispuesto <strong>en</strong> el articulo 62 de dicho instrum<strong>en</strong>to.El 20 de febrero de 1990, Pacífica ratificó la Conv<strong>en</strong>ción Interamericanapara Prev<strong>en</strong>ir y Sancionar la Tortura, y el 20 de marzo de 1995 ratificó laConv<strong>en</strong>ción Interamericana para Prev<strong>en</strong>ir, Sancionar y Erradicar la Viol<strong>en</strong>ciacontra la Mujer, Pacífica ha sido parte de la Conv<strong>en</strong>ción de las NacionesUnidas para la Eliminación de Todas la Formas de Discriminación Contrala Mujer desde el 11 de junio de 1991.


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 25El 1º de <strong>en</strong>ero de 1997 la Comisión adoptó un informe preliminar estableci<strong>en</strong>dosus consideraciones y conclusiones, de acuerdo a lo dispuesto <strong>en</strong>el art. 50 de la Conv<strong>en</strong>ción. El 5 de <strong>en</strong>ero de 1997, la Comisión transmitió elinforme al Gobierno de Pacífica y requirió que éste informe a la Comisiónd<strong>en</strong>tro del plazo de 2 meses sobre las medidas adoptadas para resolver lasituación d<strong>en</strong>unciada. Durante el trámite del caso, el Gobierno alegó queaún no se habían agotado los recursos internos adecuados y efectivos y quelas autoridades pertin<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>contraban tomando las medidas necesarias.Mediante nota del 5 de Febrero de 1997, el Gobierno pres<strong>en</strong>tó surespuesta al informe de la Comisión. En la misma alegó, por primera vez,que el caso nunca debió ser admitido porque la petición original había sidopres<strong>en</strong>tada después del v<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to del plazo de seis meses desde la fechade la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que cond<strong>en</strong>ó a los dos guardaespaldas a prisión del Sr. Huff.Según resolución de fecha 5 de marzo de 1997, la Comisión concluyóque las recom<strong>en</strong>daciones efectuadas <strong>en</strong> el informe del artículo 50 no hablansido implem<strong>en</strong>tadas y decidió remitir el caso a la Corte Interamericanade <strong>Derechos</strong> Humanos. El mismo 5 de Marzo de 1997 el caso fue sometidoa la Corte.Mediante resolución de la misma fecha, la Comisión designó a los tresabogados de las víctimas como sus asesores legales <strong>en</strong> la tramitación delcaso ante la Corte Interamericana Las normas de procedimi<strong>en</strong>to aplicablesa la tramitación de este caso son las del nuevo reglam<strong>en</strong>to de la Corte,adoptado durante el XXXIV Período Ordinario de Sesiones, las cuales <strong>en</strong>traron<strong>en</strong> rigor el 1/1/97. El Reglam<strong>en</strong>to de la Comisión aplicable al pres<strong>en</strong>tecaso fue reformado durante el 92 Período Ordinario de la ComisiónInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.7. Otras actividades de apr<strong>en</strong>dizaje1. Confeccione el escrito de d<strong>en</strong>uncia como abogado de la/s d<strong>en</strong>unciante/sdeterminando <strong>en</strong> el mismo los hechos del caso.2. Confeccione un cuadro dónde <strong>en</strong> la primer columna colocará loshechos del caso determinados <strong>en</strong> la d<strong>en</strong>uncia; <strong>en</strong> la segunda columna determinaráque derecho/s se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran lesionados y <strong>en</strong> la tercer columna<strong>en</strong> que norma se <strong>en</strong>contraría plasmado el derecho lesionado.3. Argum<strong>en</strong>te <strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tación del Estado el descargo que efectuaríaante el pedido de informes de la Comisión.4. Determine que vías de solución al conflicto considera pertin<strong>en</strong>tes5. Redacte la pres<strong>en</strong>tación que efectuaría la Comisión Interamericanade <strong>Derechos</strong> Humanos ante la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos.6. Redacte el escrito fundado que considere pertin<strong>en</strong>te a fin de interponer<strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tación del Estado excepciones preliminares.7. Ud. es miembro de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos:* Redacte la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia resolvi<strong>en</strong>do las excepciones preliminares planteadaspor el Estado.* Redacte la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia resolvi<strong>en</strong>do el fondo del planteo.


XVIII - 26DERECHOS HUMANOS8. Formulario de d<strong>en</strong>unciasLa d<strong>en</strong>uncia debe <strong>en</strong>viarse a:Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos1889 F Street, N. W.Washington, D. C. 20006Telex número: 641281Teléfono número (202) 458-6002Facsímil número: (202) 458-3992Víctima:Nombre:.................................................................Edad:.......Nacionalidad:..................Ocupación......................................Estado civil:.................. Docum<strong>en</strong>to de id<strong>en</strong>tidad Nº:............Teléfono número: ....................................................................Número de hijos:.....................................................................Gobierno acusado de violación:..................................................................................................................................................................Violación de derechos <strong>humanos</strong> alegada. Explique lo ocurridocon todos los detalles posibles, e informando el lugar y lafecha de la violación:.........................................................Artículo (o artículos) de la Declaración o Conv<strong>en</strong>ción Americanaque han sido violados:................................................................................................................................................Nombres de las personas ( autoridades ) que cometieronla violación:....................................................................................................................................................................Testigos de la violación:...................................................................................................................................................................................................Direcciones y números telefónicos de los testigos:..........................................................................................................................................................Docum<strong>en</strong>tos/pruebas (por ejemplo cartas, docum<strong>en</strong>tos jurídicos,fotos, autopsia, grabaciones, etc.):........................................................................................................................................................................Recursos internos que se han agotado (Por ejemplo, copiasde mandami<strong>en</strong>tos de Habeas Corpus o de Amparo)........................................................................................................Acciones jurídicas por int<strong>en</strong>tar:.....................................................................................................................................................................................Indique si su id<strong>en</strong>tidad debe ser mant<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> reserva por laComisión:


VIOLACIONES AISLADAS DE DERECHOS HUMANOSXVIII - 27SI: ................. NO:............D<strong>en</strong>unciantes:Nombre: ................................................................................Dirección ................................................................................Teléfono número................Telex número:...............................Facsímil número ....................................................................Numero de Docum<strong>en</strong>to de Id<strong>en</strong>tidad:..................................Repres<strong>en</strong>tante legal, si lo hay: ...........................................¿Es su repres<strong>en</strong>tante legal un abogado?SI:........... NO:............Dirección: ...............................................................................Teléfono número:.......................Telex número:......................Facsímil número.....................................................................Adjunte el poder otorgado al abogado designado corno repres<strong>en</strong>tantelegal.Firma: ..................................................................................Fecha...................................................................................


Capítulo XIXGUÍAS DE LECTURAADELINA LOIANNO1. Jerarquía Constitucional de los Tratados Internacionalessobre <strong>Derechos</strong> Humanos.1.1. Caso E., F.E., supra, cap. IV.1.2. Casos Ekmekdjian c/ Neustadt y Ekmekdjian c/ Sofovich.(Se analizan los casos m<strong>en</strong>cionados exclusivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> relacióncon el juego de normas conv<strong>en</strong>cionales de derecho internacional yde derecho interno, y su interpretación desde el punto de vista dela asignación de s<strong>en</strong>tido dada por la Corte Suprema).1.2.1. Analice <strong>en</strong> forma conjunta ambos casos con el objeto deverificar similitudes y difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> los aspectos fácticos, normativosy axiológicos, que permitan responder los sigui<strong>en</strong>tesinterrogantes:1.2.2. ¿Cuáles son los hechos que difer<strong>en</strong>cian ambos casos? ¿Ycuales son los que los asimilan? ¿Qué circunstancias aparec<strong>en</strong>como trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Sofovich desde el punto devista del Tribunal que no se <strong>en</strong>contraran pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> Ekmekdjian.c/ Neustadt? ¿La difer<strong>en</strong>cia es fáctica o ha existido una valoracióndifer<strong>en</strong>te de los hechos <strong>en</strong> cada uno de los casos?1.2.3. ¿A qué causas atribuye el cambio de criterio del Tribunal?¿Se mant<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> Ekmekdjian. c/ Sofovich la misma inte-


XIX - 2DERECHOS HUMANOSgración de la Corte Suprema que <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Neustadt?¿Cree Ud., que ello tuvo alguna incid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el criterio mayoritarioexpuesto <strong>en</strong> la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del caso s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado <strong>en</strong> último lugar?1.2.4. ¿Explicitó el Tribunal las razones de su cambio de criteriorespecto de la operatividad del derecho a réplica, negada <strong>en</strong>Ekmekdjian c/ Neustadt y admitida <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Sofovich?¿Según su respuesta, qué razones tuvo para ello?1.2.5. ¿Qué argum<strong>en</strong>tos usó la Corte <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Sofovichpara fundam<strong>en</strong>tar la ubicación jerárquica de la Conv<strong>en</strong>ción Americanasobre <strong>Derechos</strong> Humanos <strong>en</strong> relación con la ConstituciónNacional? ¿Pudo arribar a la misma conclusión recurri<strong>en</strong>do anormas que no fueron m<strong>en</strong>cionadas <strong>en</strong> el caso?¿Qué difer<strong>en</strong>cia puede destacarse respecto de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia recaída<strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Neustadt respecto de la vig<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> elderecho interno de la CADH?1.2.6. ¿La jerarquía normativa otorgada a la C.A.D.H. <strong>en</strong>Ekmekdjian c/ Sofovich, es aplicable según el fallo a todos lostratados? ¿Fue correcto el razonami<strong>en</strong>to de la Corte <strong>en</strong> este aspectoat<strong>en</strong>to el texto constitucional vig<strong>en</strong>te a la fecha de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia?¿Considera Ud que ha variado dicha jerarquía una vezreformada la Constitución <strong>en</strong> 1994?1.2.7. Según los términos del art. 75 inc. 22 de la Constituciónreformada, ¿sobre qué pautas radica la diversa jerarquía normativade los pactos y tratados internacionales?1.2.8. ¿Cómo ha quedado definida la operatividad de una norma<strong>en</strong> Ekmekdjian c/Sofovich? ¿Exist<strong>en</strong> otros elem<strong>en</strong>tos quepermitan considerar que una norma es operativa? ¿El derecho aréplica regulado <strong>en</strong> el art. 14 CADH, es o no operativo según ladefinición de esa cualidad descripta <strong>en</strong> el caso citado?1.2.9. Según lo expuesto <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Sofovich, ¿cuálesserían los aspectos del derecho a réplica que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran reglam<strong>en</strong>tados<strong>en</strong> el art 14 de la CADH?


GUÍAS DE LECTURAXIX - 31.2.10. En Ekmekdjian c/ Neustadt, la Corte se preocupó especialm<strong>en</strong>tepor negar que el derecho a réplica se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>trelos derechos implícitos del art 33 de la Constitución Nacional.¿Considera acertada la posición del Tribunal? ¿Qué normas de lamisma Constitución que justifican la exist<strong>en</strong>cia de ese derecho seomitieron <strong>en</strong> el fallo? ¿Qué razones existieron para ello? ¿Por quévariaron al dictarse la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Sofovich?1.2.11. Exponga una argum<strong>en</strong>tación que fundam<strong>en</strong>te la compatibilidad<strong>en</strong>tre el derecho a réplica y la libertad de pr<strong>en</strong>sa.1.2.12. Exponga la argum<strong>en</strong>tación contraria a lo expuesto <strong>en</strong>el punto anterior.1.2.13. ¿Ti<strong>en</strong>e una finalidad el derecho a réplica, según lo dichopor la Corte <strong>en</strong> Ekmekdjian c/ Sofovich? ¿Qué juicio de valorle merece esa opinión y porqué?1.2.14. En Ekmekdjian c/ Sofovich, la Corte especificataxativam<strong>en</strong>te el alcance de la legitimación procesal del actor.¿Por qué se la reconoce limitadam<strong>en</strong>te? ¿Se justifica desde el puntode vista normativo esa limitación? ¿Y desde el punto de vistavalorativo?1.2.15. Según el fallo citado, ¿el derecho a réplica es de interpretaciónext<strong>en</strong>siva o restrictiva? ¿Es acertada esa consideración?¿Se justificaba ese criterio constitucionalm<strong>en</strong>te, antes de la reformade 1994?1.2.16. Analice comparativam<strong>en</strong>te los criterios valorativos expuestospor la Corte <strong>en</strong> E., F.E.; Ekmekdjian c/ Neustadt yEkmekdjian c/ Sofovich. ¿Qué valores no fueron explicitados <strong>en</strong>los dos primeros, pero resultaron definitorios para la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciadictada? Determine <strong>en</strong> qué considerandos de cada fallo se fundam<strong>en</strong>tasu respuesta.2. Interpretación Constitucional <strong>en</strong> Materia de <strong>Derechos</strong>Humanos(Se analizan los casos Siri y Kot, por la riqueza de los fundam<strong>en</strong>tos<strong>en</strong> el plano interpretativo, al hacer operativa una garan-


XIX - 4DERECHOS HUMANOStía que no aparece expresam<strong>en</strong>te contemplada <strong>en</strong> el texto constitucionalde 1953/60)2.1. Determine cuáles fueron los hechos que provocaron la lesión<strong>en</strong> uno y otro caso. ¿Exist<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> esos hechos quejustifiqu<strong>en</strong> una solución diversa para ambos? ¿Qué importanciatuvo el <strong>en</strong>cuadre jurídico que el actor utilizó para d<strong>en</strong>ominar lagarantía apropiada <strong>en</strong> Siri? ¿Y <strong>en</strong> Kot?2.2. ¿En qué mom<strong>en</strong>to del proceso judicial se perfila el surgimi<strong>en</strong>todel amparo <strong>en</strong> Siri? ¿A qué causas obedeció el planteo delactor <strong>en</strong> esa instancia? ¿Qué circunstancias fácticas lo obligarona proceder de esa manera?2.3 ¿Contaba el Tribunal con “todos” los elem<strong>en</strong>tos necesariospara dictar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia? ¿Cuáles revist<strong>en</strong> carácter es<strong>en</strong>cial al puntode justificar la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que se dictó?¿ Cuáles resultanintrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes a la solución del caso?2.4. ¿Qué importancia tuvo la prueba producida? ¿Fue sufici<strong>en</strong>tepara acreditar la id<strong>en</strong>tidad de los hechos lesivos o sirviópara demostrar la falta de justificación de la restricción a losderechos de Siri?2.5. ¿Qué difer<strong>en</strong>cia existe <strong>en</strong>tre Siri y Kot <strong>en</strong> relación con elag<strong>en</strong>te productor del hecho lesivo de los derechos cuya proteccióninvoca el actor? ¿Qué incid<strong>en</strong>cia ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> cada caso? ¿En qué fundam<strong>en</strong>tóla Corte la necesidad de dar protección cualquiera fuerael sujeto que provocara el daño?2.6. Tanto <strong>en</strong> Siri como <strong>en</strong> Kot el Tribunal debió resolver si elremedio legal exist<strong>en</strong>te era apto para alcanzar una solución justay oportuna. ¿Cómo se pronuncia la mayoría a ese respecto <strong>en</strong>ambos casos? ¿Ti<strong>en</strong>e el Poder Judicial facultades innovativas?¿Cuáles y bajo que circunstancias?2.7. Según lo resuelto <strong>en</strong> Siri y Kot, ¿se puede considerar quela reglam<strong>en</strong>tación procesal está exclusivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> manos delPoder Legislativo? ¿Qué ámbito de acción <strong>en</strong> ese aspecto corres-


GUÍAS DE LECTURAXIX - 5ponde al Poder Judicial? Precise el fundam<strong>en</strong>to constitucional desu respuesta.2.8. Determine que normas de Derecho Internacional de los<strong>Derechos</strong> Humanos habilitan la acción de los jueces cuando noexist<strong>en</strong> normas que expresam<strong>en</strong>te protejan el ejercicio de un derechoo habilit<strong>en</strong> su garantía.2.9. En Kot se invoca expresam<strong>en</strong>te una norma de la DeclaraciónUniversal de <strong>Derechos</strong> Humanos. ¿Con qué objeto? ¿En quéradica la importancia de esa m<strong>en</strong>ción?2.10. ¿En qué casos corresponde, según lo s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado <strong>en</strong> Kot,que los jueces interv<strong>en</strong>gan de inmediato ante la evid<strong>en</strong>cia de lesióna los derechos fundam<strong>en</strong>tales, por medio de la vía rápida delrecurso de amparo? Según el fallo, ¿cuáles son las condicionesnecesarias <strong>en</strong> un caso para la proced<strong>en</strong>cia del amparo?2.11. Establezca la id<strong>en</strong>tidad <strong>en</strong>tre el perfil otorgado al amparoa través de los fallos Siri y Kot y la definición expresada <strong>en</strong> el art.43 de la Constitución Nacional. Compare la amplitud de la garantía<strong>en</strong> relación con el art. 25 de la CADH y el art. 2° inc. 3° delPacto de Internacional de <strong>Derechos</strong> Civiles y Políticos.3. Sistema Interamericano de Protección de los <strong>Derechos</strong>Humanos3.1. Medios de Protección <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Americana de<strong>Derechos</strong> Humanos.(Para una evaluación <strong>en</strong> 15 minutos, del funcionami<strong>en</strong>to básicode los órganos del control. Marcar exclusivam<strong>en</strong>te la opcióncorrecta).3.1.1. Para ser Miembro de la Comisión Americana de <strong>Derechos</strong>Humanos es requisito ser:* Abogado o juez.* Especialista <strong>en</strong> temas relacionados con los derechos <strong>humanos</strong>.


XIX - 6DERECHOS HUMANOS3.1.2. Se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran habilitados para proponer candidatos aintegrar la Comisión:* Sólo los estados partes <strong>en</strong> la CADH.* Cualquier Estado miembro de la OEA.3.1.3. La Comisión Interamericana de <strong>Derechos</strong> Humanos es:* Un órgano con funciones jurisdiccionales* Un órgano de control sin jurisdicción.3.1.4. Se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran legitimados para pres<strong>en</strong>tar peticiones ala Comisión:* Las <strong>en</strong>tidades gubernam<strong>en</strong>tales con compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> temasde derechos <strong>humanos</strong>.* Las <strong>en</strong>tidades no gubernam<strong>en</strong>tales legalm<strong>en</strong>te reconocidas.3.1.5. Para que se admita el ingreso de una petición ante laComisión, es necesario:* Que sin excepciones se hayan agotado los recursos de lajurisdicción interna de cada Estado parte.* Que no hayan transcurrido más de seis meses desde lanotificación de la decisión definitiva dictada <strong>en</strong> el ámbitointerno del Estado Parte.* Que la d<strong>en</strong>uncia cont<strong>en</strong>ga la legalización pertin<strong>en</strong>te delórgano administrativo que corresponda según la reglam<strong>en</strong>tacióninterna de cada estado parte.3.1.6. Una d<strong>en</strong>uncia será rechazada in limine cuando:* Carezca de la firma de la persona cuyos derechos han sidopresuntam<strong>en</strong>te violados.* Resulte manifiestam<strong>en</strong>te infundada.* Resulte manifiestam<strong>en</strong>te infundada a criterio de la Comisión.3.1.7. La Comisión mandará archivar la petición cuando recibidoel informe del Estado:* Considere inadmisible la d<strong>en</strong>uncia por falta de pruebas.* Verifique que no subsist<strong>en</strong> los motivos de la d<strong>en</strong>uncia.


GUÍAS DE LECTURAXIX - 7* El Estado se comprometa a solucionar amistosam<strong>en</strong>te elconflicto.3.1.8. Realizada la investigación <strong>en</strong> el ámbito de la Comisión,ésta emitirá un informe que será secreto cuando:* Se haya arribado a una solución amistosa.* No se haya arribado a una solución amistosa* En el plazo de tres meses el asunto no haya sido solucionado.3.1.9. Un asunto puede ser sometido a la Corte Interamericanade <strong>Derechos</strong> Humanos:* Por la Comisión o el Estado interesado.* Exclusivam<strong>en</strong>te por la Comisión.* Por el d<strong>en</strong>unciante.3.1.10. Los jueces de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos pued<strong>en</strong> ser propuestos:* Sólo por los Estados parte <strong>en</strong> la CADH.* Por todos los Estados miembros de la OEA.3.1.11. Para ser miembro de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos es necesario:* T<strong>en</strong>er más de treinta años.* Ser profesor universitario especialista <strong>en</strong> derechos <strong>humanos</strong>.* Ser juez <strong>en</strong> las condiciones que imponga la ley del país quelo proponga.* Reunir las condiciones necesarias para el ejercicio de lasmás elevadas funciones judiciales <strong>en</strong> el país que lo proponga.3.1.12. Los jueces de la Corte Interamericana de <strong>Derechos</strong>Humanos duran <strong>en</strong> su cargo:* Seis años y pued<strong>en</strong> ser elegidos indefinidam<strong>en</strong>te.* Seis años y pued<strong>en</strong> ser reelegidos por una sola vez.* Seis años y no pued<strong>en</strong> ser reelegidos.3.1.13. Si uno de los jueces llamados a conocer <strong>en</strong> el caso fuerede la nacionalidad de uno de los Estados parte <strong>en</strong> el conflicto:


XIX - 8DERECHOS HUMANOS* Conserva su derecho a conocer <strong>en</strong> ese caso.* Pierde el derecho a conocer <strong>en</strong> ese caso.* Conserva su derecho a conocer <strong>en</strong> el caso, bajo ciertascondiciones.3.1.14. La comparec<strong>en</strong>cia de la Comisión Intermericana antela Corte Interamericana durante el proceso cont<strong>en</strong>cioso es:* Una facultad.* Una obligación.3.1.15. Todo Estado parte <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra sometidoa la Jurisdicción de la Corte Interamericana:* En todos los casos <strong>en</strong> que sea d<strong>en</strong>unciado.* Exclusivam<strong>en</strong>te cuando se ha sometido expresam<strong>en</strong>te aesa Jurisdicción.3.1.16. Los Estados que decid<strong>en</strong> reconocer la compet<strong>en</strong>cia de laCorte Interamericana deb<strong>en</strong> hacerlo:* En el mom<strong>en</strong>to del depósito del instrum<strong>en</strong>to de ratificacióno adhesión a la CADH.* Con posterioridad al depósito del instrum<strong>en</strong>to de ratificacióno adhesión a la CADH.3.1.17. Aún cuando el asunto no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> juzgami<strong>en</strong>toante la Corte Interamericana:* El Tribunal puede tomar medidas provisionales relacionadascon el caso.* El Tribunal se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra imposibilitado de tomar medidaalguna relacionada con el caso.3.1.18. Si existe disconformidad con el fallo dictado por la CorteInteramericana, éste puede ser recurrido:* Por apelación d<strong>en</strong>tro de los cinco días.* Por aclaratoria d<strong>en</strong>tro de los nov<strong>en</strong>ta días.* No puede ser recurrido.3.1.19. El fallo dictado por la Corte Interamericana debe cont<strong>en</strong>ernecesariam<strong>en</strong>te:* La opinión unánime de todos los jueces.


GUÍAS DE LECTURAXIX - 9* La motivación.* La indemnización a cargo del Estado cond<strong>en</strong>ado.3.1.20. Los Estados miembros de la OEA se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran autorizadosa consultar a la Corte Interamericana sobre la interpretaciónde:* La Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre Derehos Humanos.* La Conv<strong>en</strong>ción Americana sobre <strong>Derechos</strong> Humanos y otrostratados sobre derechos <strong>humanos</strong> vig<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el ámbito regional.3.2. Características distintivas del proceso transnacional a travésde los fallos y opiniones consultivas dictados por la CorteInteramericana de <strong>Derechos</strong> Humanos3.2.1. ¿Cómo ha sido definido el concepto de parte a través delas s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias de la Corte Interamericana? ¿Qué limitacionespres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> relación con la noción de parte <strong>en</strong> el derecho procesalcomún? ¿Exist<strong>en</strong> circunstancias fácticas que justifiqu<strong>en</strong> la difer<strong>en</strong>cia?¿Qué consideraciones le merece <strong>en</strong> este punto el sistemainteramericano <strong>en</strong> relación con el sistema europeo de protecciónde los derechos <strong>humanos</strong>?3.2.2. ¿Qué originalidades pres<strong>en</strong>ta el sistema interamericano<strong>en</strong> relación con las pautas de apreciación de la prueba? ¿Qué razonesinvocan los fallos para modificar sustancialm<strong>en</strong>te las reglassobre carga de la prueba que informan el derecho procesalcomún? ¿Son estas últimas más o m<strong>en</strong>os favorables a la proteccióny vig<strong>en</strong>cia de los derechos <strong>humanos</strong>? ¿Se perfila a través dela jurisprud<strong>en</strong>cia de la Corte Intermericana una nueva nocióndel concepto de apreciación de la prueba? ¿Qué marg<strong>en</strong> dediscrecionalidad conserva cada uno de los jueces para valorar laprueba?3.2.3. En las tres primeras s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias dictadas <strong>en</strong> casos cont<strong>en</strong>ciosos,la Corte Interamericana elaboró una tesis sobre loselem<strong>en</strong>tos que defin<strong>en</strong> el delito de “desaparición forzada de personas”:¿Cuáles son esos elem<strong>en</strong>tos? ¿Qué trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia ti<strong>en</strong>e


XIX - 10DERECHOS HUMANOSpara el derecho internacional de los derechos <strong>humanos</strong>? ¿Se constituyeuna nueva figura delictual? ¿Se asimila a la privación ilegítimade libertad? ¿Cómo se proyecta <strong>en</strong> la medida de la sanciónimpuesta por la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia cond<strong>en</strong>atoria dictada por la CorteInteramericana?3.2.4. ¿Qué novedades introduce <strong>en</strong> la Jurisprud<strong>en</strong>ciainteramericana, la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia dictada por la Corte <strong>en</strong> el casoAloeboetoe y otros? ¿Bajo qué argum<strong>en</strong>tos consideró la Corte quedebía prevalecer el derecho doméstico de los saramacas? ¿Quéfundam<strong>en</strong>to sociológico justificaría la preval<strong>en</strong>cia de ese derechopor sobre el “oficial” de Suriname? ¿Se modifica la argum<strong>en</strong>taciónsi se int<strong>en</strong>ta una justificación axiológica? ¿Cómo juega <strong>en</strong> elcaso el principio de progresividad de los derechos <strong>humanos</strong>?3.2.5. Describa cuáles han sido los hechos definitorios de laresponsabiliad de Perú, declarada por la Corte Interamericana<strong>en</strong> el caso Neira Alegría y otros. ¿Qué incid<strong>en</strong>cia tuvo <strong>en</strong> el fallola investigación efectuada por la propia Corte Interamericana?¿Qué valor otorgó la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia al proceso de instrucción realizadopor el Estado <strong>en</strong> el lugar de los hechos? ¿Puede establecerse algunadifer<strong>en</strong>cia fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>tre la valoración de la prueba <strong>en</strong> loscasos Aloeboetoe y Neira Alegría? ¿A qué causas respondió elcriterio fundante de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> uno y otro caso?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!