Revista No. 023 - 25 de noviembre de 2004 Editorial UN NUEVO ...

La comunidad de la Radio y la Televisión no solo está conmovida por laliquidación del Instituto, sino también por el fallecimiento de Enrique Urrea, lídersindical y comunicador social de la Asociación Colombiana de Trabajadores deTelevisión (ACOTV), ocurrido el mismo día que se liquidó a INRAVISIÓN, y quehoy es materia de investigación, pues sus causas no están claras.El cierre de la radio y la televisión pública no solo ha producido un nuevodesplazamiento laboral, sino que también constituye en un grave atentado a lasoberanía nacional por cuanto la comunicación toma cuerpo en una nacióncuando trasciende como derecho público, susceptible de ser gozado por todoslos ciudadanos.Sin embargo el proceso privatizador en el campo de la televisión veníadándose desde 1998 cuando surgieron los dos canales privados quebarrieron las pequeñas programadoras y dejaron sin posibilidades a los doscanales del Estado. Cuando la red se puso al servicio de los dos grandesmonopolios, que fundieron, con su poder económico y sus manejos, laposibilidad de una televisión de carácter nacional y transformadora.Ahora, este acto de autoritarismo gubernamental, crea un ente que no tieneninguna carga laboral y que funciona con solo setenta y tres trabajadores,desprovistos, seguramente, de garantías laborales dentro del nuevo modelode contratación flexible.Con este nuevo paso privatizador se entrega a terceros la producción deprogramas. La radio y la televisión pasan ahora a representar los intereses dequienes se mueven detrás de los medios de comunicación, a los que se lesdeben favores de las campañas, a quienes realizan los estudios de factibilidad- léase imposibilidad-, para después aprovecharse de los resultados de susmaniobras deshonrosas.El Estado colombiano fue incapaz de consolidar una televisión nacional, conraíces en nuestros valores y que potenciara los talentos y creadorescolombianos. Siempre convirtieron las empresas en botines burocráticos y nolevantaron alrededor de la televisión un proyecto comunicacional, que animarala cultura y la identidad nacional.La televisión en este mundo audiovisual, se convirtió en parte consustancialde la vida de los colombianos. El régimen ha hecho de ésta un instrumentode perpetuación de la mentira y de control ideológico, de constantemanipulación y, con contadas excepciones, de promoción de los másdeleznables antivalores humanos. La entrega, ahora total, a manos dellucro privado de la producción de programas profundizará la crisis de la yamediocre oferta de los canales de la televisión en nuestro país.Pequeños intentos, que jamás hicieron verano, destellaron en la producciónde Audiovisuales y de la Señal Colombia. Comunicadores y técnicos, lucharonpor el derecho a una auténtica comunicación soberana y transformadora queexpresara el desarrollo de una cultura nacional unificadora de los colombianos.