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muestra su fracaso

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Molinos de vientoDime con quién andas…Roberto Rodríguez BañosAnte una asamblea hegemonizada por el cártel fundado enMiami por Jorge Más Canosa, la de la Sociedad Interamericanade Prensa, Felipe Calderón ratificó <strong>su</strong> alianza con losempresarios del imperio mediático, omitió el dato de 70% deagresiones a periodistas en México por capos de la burocraciacuando, sin mentir, definió al crimen organizado como el mayorriesgo para quienes aquí ejercemos esta actividad, y prefirióignorar la coerción financiera que <strong>su</strong>s empleados ejercen sobrelos disidentes en los medios, al restringirles la publicidad oficial,a la vez que la otorgan de manera discrecional y patrimonialistaa los incondicionales del régimen.Junto a Calderón presidió esa asamblea Alejandro Aguirre,presidente de la SIP y a cargo del Diario de Las Américas deMiami, fundado por <strong>su</strong> padre el nicaragüense somocista HoracioAguirre Baca, uno de los más activos colaboradores delcoronel Jules Dubois, en la operación de la CIA para secuestrara esa agrupación empresarial, entre 1948 y 1950. Para quienesno tengan el dato, vale la pena retomar el documentadotrabajo Jules Dubois, gangster del periodismo, cuyo autores el reconocido periodista cubano Juan Marrero: Quien máshizo en 1950 para convertir a la Sociedad Interamericana dePrensa, SIP, en una filial de la Agencia Central de Inteligenciafue Jules Dubois, periodista de The Chicago Tribune y agentede esa dependencia oficial del gobierno de Estados Unidos.La SIP había nacido en La Habana en 1943, en medio dela segunda guerra mundial al influjo de esos acontecimientosy para enfrentar los desafíos del eje fascista liderado porAdolf Hitler y la Alemania nazi. Unió entonces a medios decomunicación y periodistas del hemisferio occidental con tendenciaspolíticas diferentes, y cada país tenía un voto en lasasambleas de la organización. Al concluir la guerra, EstadosUnidos insertó a la SIP dentro de <strong>su</strong> esquema macarthista, derepresión y exclusión de las fuerzas de izquierda y progresistas.A la asamblea de Nueva York no invitó o no otorgó visas a losrepresentantes de periódicos o periodistas de izquierda, y deesa manera ni el cubano Carlos Rafael Rodríguez, electo comotesorero de la SIP y que representaba al periódico Noticias deHoy, del Partido Socialista Popular, ni el peruano Genaro CarneroCheca, pudieron estar presentes en la asamblea de NuevaYork. Sin visa llegó Carlos Rafael Rodríguez para reclamar <strong>su</strong>derecho a participar y estuvo preso varios días antes de quelo retornasen a La Habana.Allí en Nueva York se cambiaron los estatutos de la SIP acordadosen La Habana y ratificados por las asambleas siguientesefectuadas en Caracas y Quito. Y se cambió el rumbo de la SIP.A partir de 1950 y hasta 1966 cuando murió de un ataquecardiaco dentro de <strong>su</strong> habitación en un hotel de Bogotá, JulesDubois, quien presidió <strong>su</strong> Comisión de Libertad de Expresión yde Información, movió todos los hilos de ese mecanismo paraque se pusiese al servicio de la política imperial de EstadosUnidos manejó la SIP. Nunca ocupó el cargo principal, es decirpresidente, pero si lo fue vitalicio de la llamada Comisión deLibertad de Prensa y de Información, en cuyo carácter se hizopresente en todos los conflictos acaecidos en América Latinadurante las décadas de 1950 y 1960. Así, desempeñó un activopapel en el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz, en1954, en Guatemala, y en la imposición del coronel CarlosCastillo Armas al frente del gobierno en ese país centroamericano.Algunas fuentes noticiosas han dicho que Dubois fueinstructor militar de Castillo Armas en una de las escuelas delPentágono para oficiales latinoamericanos.Después estuvo también muy activo en Caracas cuando elderrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez. Y desde allícomienza a decir que el gobierno provisional de WolfgangLarrázabal estaba infiltrado de comunistas, y por ello lo expulsarondel país. En esos años, estuvo muy interesado porCuba y por el desarrollo político en el país. Frecuentaba Cuba,y, como buen agente de la CIA, estableció vínculos estrechoscon algunos de los principales medios de comunicación, mostrándosecomo alguien opuesto a Batista y a la cen<strong>su</strong>ra a laprensa impuesta por el dictador. En la revista Bohemia, incluso,tuvo una página semanal donde comentaba los acontecimientosde América Latina.La historia demostró que Dubois ni era un periodista honradoni un defensor de los pueblos de América Latina. Fue,ante todo, un agente de la CIA que trabajó para debilitar a laRevolución Cubana en el terreno mediático, y que no estuvoajeno a la guerra <strong>su</strong>cia del imperialismo para destruirla. Fueuno de los que diseñó la fuga masiva hacia el exterior delos directores de los medios de comunicación en Cuba paraintentar hacer creer al mundo sobre la campaña de la SIP deque la Revolución estaba violando y pisoteando la libertad deprensa y a los periodistas. Muchos de esos directores, al llegara Miami o a capitales de países latinoamericanos, integraronla nómina de la CIA y recibieron cuantiosos fondos para que<strong>su</strong>s publicaciones se editaran fuera de Cuba. Seguramente, larecomendación de Jules Dubois no faltó. Fin de los párrafostomados del trabajo de Juan Marrero.De esa calaña son los interlocutores elegidos por Ivonne AracelllyPacheco para ofender al noble Estado de Yucatán con <strong>su</strong>desprestigiante presencia y por Felipe Calderón para reconocer«<strong>su</strong> valiente defensa de las garantías laborales y los derechoshumanos de quienes ejercen este oficio... <strong>su</strong> infatigable luchapor salvaguardar la libertad de prensa» eligiéndolos por tanto,como interlocutores sobre el tema periodístico mexicano.Verdaderamente ofensivo. rrb@red-ami.comHop’ Ki’n • 15

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