Marzo 2009 - Llamada de Medianoche

CONTENIDOMensaje Bíblico4 Nunca hubo estas señalesNoticias de Israel13 Singular hallazgo de monedas13 Conversando con el arqueólogo GabrielBarkai14 Cristianos norteamericanos e Israel15 Inventor del pendrive en diálogo17 Los supuestos planes de Israel para elnuevo templo18 Honecker respalda a Siria en contra deIsrael19 Tropa secreta del ejército israelí20 Lista de nombres de judíosalemanes para Yad VashemActualidades21 ¿Se viene ya el apocalipsis en el mundode la economía y de las finanzas?26 De “ovejas”perdidas29 De las “ovejas”salvadas31 De pastores necios32 Del poder de la Biblia33 Desesperanza por promesas engañosasNoticias del Mundo34 Científicos Crean Nueva Mandíbulaa Partir de Células Madre34 El Renault y Nissan PruebanAutos Eléctricos35 Cardenal Espera un Avance Histórico36 El Mayor Mercado de Internet delMundoCartas al Editor37 ¿Qué significa la palabraDios – D.I.O.S.?37 ¿No tiene Dios la culpa de todo?37 ¿Es el Dios del AT diferente al del NT?3 Editorial12 Queridos Amigos de Israel38 ImpresoSabiendo que el conocimiento humano es limitado (1.Cor 13:9), por lo tanto, las opiniones expresadas enlos artículos son responsabilidad de los autores.EDITORIAL¡Queridos Amigos!“No”, muchas veces es una de lasprimeras palabras que los niños aprenden.Y normalmente la usan con frecuencia,a veces con bastante impertinencia.Esto no mejora cuando uno crece.La costumbre de decir no en unprimer instante, es muy común en muchaspersonas. Por supuesto, no me refieroa los “no” que exige el discipuladode Jesús: el no al pecado, el no a uncomportamiento ambiguo, el no al engaño,en pocas palabras, el no que Evatendría que haber dicho cuando se leofreció comer del fruto del árbol prohibido.El no destructivo, al cual me refieroaquí, es usado muy fácilmente por muchos.Alguien tiene una buena idea, yasea un compañero de trabajo, un miembrode la iglesia o un familiar, toma lainiciativa – y entonces se le detiene conun tajante no. De esta manera, las solucionesconstructivas son sofocadas ensu origen. Seamos sinceros: ¿No pertenecemosal grupo de personas quesiempre consideran, en primer lugar,con escepticismo una buena propuesta,que en primer lugar siempre dicen no,que apresuradamente toman en consideraciónlo contrario y no escuchanrealmente al otro? En realidad, este rasgode carácter debería haber sido anuladoen nuestra conversión. Pero la mayoríade nosotros hemos arrastrado esteatributo negativo a la vida nueva. Cierto,en realidad no queremos ser negativos.Pero una y otra vez nos damoscuenta de que le hacemos la vida difícilal prójimo.Pablo también tenía que luchar consigomismo. En Romanos 7 describe lasdos naturalezas que están en él: “Porquelo que hago, no lo entiendo; pues no hagolo que quiero, sino lo que aborrezco, esohago... Y yo sé que en mí, esto es, en micarne, no mora el bien; porque el querer elbien está en mí, pero no el hacerlo. Porqueno hago el bien que quiero, sino el malque no quiero, eso hago” (vs. 15,18-19).Y, al final, exclama en el versículo 24:“¡Miserable de mí! ¿quién me librará dePeter Malgoeste cuerpo de muerte?” Pero, es el mismoPablo, el que luego logra salir de esteconflicto, y unos años más tarde expresamuy claramente su respeto al prójimoen la carta a los filipenses, en losprimeros versículos del segundo capítulo:“...no mirando cada uno por lo suyopropio, sino cada cual también por lo delos otros” (v. 4). Y, luego, dirige el focohacia Jesús: “Haya, pues, en vosotros estesentir que hubo también en Cristo Jesús”(v. 5). También Pedro describe concretamentecómo era Jesús: “quien cuandole maldecían, no respondía con maldición”(1 Pe. 2:23). Exactamente aquíencontramos la clave: Si nos vestimosdel sentir de Jesús, si tenemos un sí aldeseo de llegar a ser como Él, tambiénveremos al prójimo con otros ojos. Entoncestendremos un sí para él. En realidad,la pregunta es qué actitud tenemosfrente a nuestro Señor. ¿Tenemosun sí para Dios, un sí a Su voluntad? ¿Otodavía hay resistencia en nuestro corazón?En Mateo 21, un padre manda a susdos hijos a trabajar en la viña. Uno responderápida y rotundamente: “Noquiero”. Pero, luego lo piensa mejor:“...después, arrepentido, fue” (v. 29). ¿Noqueremos hacer lo mismo, revisar nuestromodo de actuar frente al Señor y dejarque Él nos transforme? ¿No queremosaprender, también, a tener un conceptomás alto del otro que de nosotrosmismos, en lugar de desvalorizar o sofocarenseguida sus propuestas?En Jesucristo, Dios dijo un completosí nuestro favor. No lo hizo con condiciones,sino que nos recibió sin reserva,por gracia. En y a través de Jesús nosdio toda la plenitud. ¿Cómo no Le vamosa decir también, cada día de nuevo,un “sí, Padre” incondicional a los caminosque tiene para nosotros? ¡Realmente,Él es digno de ser honrado!Cordialmente en Cristo