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La Ciudadde lasBestiasISABEL ALLEND
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eventaban por encima de la cornisa,
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Cuando logró volver a sus sentidos
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—Está bien, supongo que necesita
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diminuta, vulnerable y hermosa, a p
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atrapada en el tráfico, o andaba d
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—¿Eléctrica?—No, de pilas —
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mano en la blusa y extrajo del pech
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eligiosas fundamentalistas. Morgana
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empleados sudorosos detrás del mos
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necesitado tanto echarse en los bra
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—Lo que más lamento es mi flauta
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alguien les ha robado el alma, o ha
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Iban a Manaos, la ciudad más pobla
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se dan unos cuantos garrotazos, per
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sin pensar, como una cama, baño, a
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la inmensa soledad de la selva. Por
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competidores les cortaban las mangu
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enorme mancha oscura, avanzando imp
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EL CHAMÁNLa tormenta cesó tan sú
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—Si la Bestia existe, la encontra
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Esa tarde la cena consistió en tro
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EL CHAMÁNBorobá dio un salto y se
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EL PLANEsa noche Alexander Coid dur
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—Tengo todo planeado, una persona
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miembros de la expedición a darse
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cuchillazo para cosechar las pepita
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ama. Los fotógrafos de inmediato e
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a que la situación se pusiera más
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Desde el comienzo de esa aventura,
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LA EXPEDICIÓNNuevamente el grupo s
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Alexander y Nadia se propusieron vi
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Los miembros de la expedición se s
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—No podemos llevarlo, en este cli
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—Mis padres no toleran las armas
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era demasiado para él. Con ambas m
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malhumorado profesor Leblanc debió
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LA GENTE DE LA NEBLINAEsa noche col
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—Nadie se mueva... —ordenó cas
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necesitaron un gran esfuerzo de vol
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—¿Y cómo regresaremos los demá
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corriente de simpatía y para enton
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esplandor era difuso, filtrado por
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—¿Quiénes eran? —preguntó Al
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—¿Le parece poco lo que le hicie
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El día transcurrió sin novedades.
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se balanceaba brutalmente; el dolor
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cena sin fijarse en la mugre y sin
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alto y fornido y, a diferencia de l
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LA ALDEA INVISIBLEMokarita, el jefe
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- Page 189 and 190: MANCHAS DE SANGRELa doctora Omayra
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- Page 195 and 196: epresentaban peligro. La máquina e
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- Page 199 and 200: el cierre de la carpa y se deslizó
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la aldea de la gente de la neblina,
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presencia de Nadia la comunicación
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—Si.—Cada uno con su gusto. Pue
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CAMINOS SEPARADOSEl viaje de regres
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también podía sucumbir al soborno
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y comenzaron su amistad. Como en es
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—Nos escribiremos, ¿verdad?—El