Interpretación de la Biblia según san Pablo

San Pablo nos ofrece sencillas pero importantes normas mediante las cualespodemos acercarnos con tranquilidad a la lectura de la Biblia, lo cual es esencial paralograr un mejor provecho espiritual de la LECTIO DIVINA. En efecto, iremos de la mano con laenseñanza del Magisterio y la Tradición de la Iglesia, sabiendo que no quedaremosconfundidos.El apóstol Pablo recomienda algunas normas sobre cómo interpretar la BibliaAl acercarnos a la Palabra de Dios con frecuencia nos preguntamos cómo saber queestoy haciendo la interpretación correcta de la Biblia y en sintonía con la Iglesia. ElInstrumentum Laboris para el Sínodo de los Obispos que se realizará en octubre de esteaño 2008 en el No. 22c dice: Considerando que la Nota de la Pontificia Comisión Bíblica, Lainterpretación de la Biblia en la Iglesia, en general, no ha superado el círculo de los expertos,será necesario comprometerse a ayudar a los lectores creyentes a conocer las leyeselementales de una aproximación al texto bíblico. De gran valor son los subsidios elaboradoscon este objetivo.San Pablo en sus escritos nos permite descubrir algunas normas de cómo hacerlo sincorrer hacia la meta equivocada. Al leer la Biblia, debemos recordar que:• el texto no es tan solo una ventana, por donde miramos lo que otros vivieron en elpasado• es también el espejo, una “figura” donde vemos lo que hoy nos pasa a nosotros (1Cor 10,6-10)• es como lluvia suave, que rápidamente ablanda y fecunda la tierra• dialogando con Dios y meditando su Ley, creceremos como un árbol plantado a laorilla del río (Sal 1,3)• es como un canto a varias voces, en cuanto Dios la pronuncia en muchas formas y endiversos modos (cf. Hb 1, 1), dentro de una larga historia y con diversidad deanunciadores, pero donde aparece una jerarquía de significados y de funciones quees preciso conocer y comprender para vivir y anunciar la Palabra• el crecimiento no se ve, pero el resultado se percibe en el renovado encuentro conuno mismo, con Dios y con los demás.1. Somos destinatarios de la PalabraTodas estas cosas les sucedieron a ellos en figura y fueron escritas para amonestarnosa nosotros, a quienes tocó vivir en la última fase de los tiempos (1Cor 10,11).En efecto, todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra,para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos laesperanza (Rom 15,4).Toda Escritura es inspirado por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir ypara educar en la justicia (2Tim 3,16; cf. 2Pe 1,20-21; Hch 3,21)

Al tomar la Palabra de Dios en nuestras manos para hacer la lectio divina hemos deconsiderarnos destinatarios de lo que está escrito, pues todo está escrito para nuestrainstrucción.La Biblia es nuestro libro, y en ella encontramos una Palabra que:• nos amonesta• nos enseña• nos mantiene en la esperanza• nos corrige• nos educa en la justicia.2. Tener ante nuestros ojos la fe en Cristo Jesús, el resucitado.Desde niño conoces las sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a lasalvación mediante la fe en Cristo Jesús (2Tim 3,15; cf. 2 Cor 3,15-16).Ahora la justicia de Dios se ha manifestado… justicia de Dios por la fe en Jesucristo,para todos los que creen… (cf. Rom 3,21-22).El hombre no se justifica por las obras de la ley sino por la fe en Jesucristo, tambiénnosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe enCristo (Gál 2,16).Cristo Jesús, el que murió y ahora resucitado vive para siempre es la llave maestrade la Biblia. Si queremos entender la Palabra de Dios y hacer una profunda experiencia delectio divina hemos de mirar la Palabra desde la experiencia de la Pascua que tanto amabaPablo, por eso decía siempre anunciaba a Cristo muerto y resucitado para nuestrasalvación.La Biblia es nuestro libro, y en ella encontramos una Palabra que:• nos da sabiduría• nos lleva a la salvación por la fe en Cristo Jesús.3. En y con la Iglesia, unir el “nosotros” al “yo”: ser y formar IglesiaSubí (a Jerusalén) movido por una revelación y les expuse a los notables en privado elEvangelio que proclamo entre los gentiles para ver si corría o había corrido en vano(Gál 2,2).Y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eranconsiderados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y aBernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los circuncisos (Gál 2,9).Había en Antioquía, en la Iglesia allí establecida, profetas y maestros: Bernabé, Simeónapodado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, ySaulo. Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el EspírituSanto: “separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los tengo llamados.”Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los enviaron(Hech 13,1-3)En esta relación individuo-comunidad ninguno de los dos debe estar solo, se debeconstruir comunidad. Así lo hace el apóstol, recibe su misión de la comunidad y cuandohabla, lo hace desde ella. La Palabra de Dios es el libro de la comunidad, de ella nace y aella vuelve para alimentarla.

La Biblia es nuestro libro, y en ella encontramos una Palabra que:• nos conduce a la comunidad• nos asegura que corremos la carrera correcta• nos reparte las diferentes tareas• nos envía a la misión4. Tener presente la realidad de la vida personal, de la familia, de la comunidad,de la Iglesia.No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube,que todos atravesaron el mar, y todos en la nube y en el mar fueron bautizados enMoisés; que todos comieron el mismo pan espiritual, y todos bebieron la misma bebidaespiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo; peroDios no se agradó de la mayor parte de ellos, pues fueron postrados en el desierto. Estofue en figura nuestra, para que no codiciemos lo malo como lo codiciaron ellos, niidolatréis, como algunos de ellos, según está escrito: “Se sentó el pueblo a comer ybeber y se levantaron para danzar.” Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron,cayendo veintitrés mil en un día. Ni tentemos al Señor, como algunos de ellos letentaron y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellosmurmuraron, acabando a manos del exterminador. Todas estas cosas les sucedieron aellos en figura y fueron escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes tocó vivir enla última fase de los tiempos. Así, pues, el que cree estar en pie, mire no caiga; no os hasobrevenido tentación que no fuera humana, y fiel es Dios, que no permitirá que seáistentados sobre vuestras fuerzas, antes dispondrá con la tentación el éxito, dándoos elpoder de resistirla (1Cor 10,1-13).De esta forma, Pablo releía y explicaba la Biblia: partiendo de la realidad de lascomunidades que había fundado.La Biblia es nuestro libro, y en ella encontramos una Palabra que:• nos saca de la ignorancia• nos une a la historia de la salvación• nos libra de codiciar lo malo• nos enseña a no tentar al Señor• nos enseña a no murmurar• nos amonesta a mantenernos en pie• nos previene de caer en la idolatría• nos anima y garantiza que Dios está de nuestra parte.Así, iluminados por el Espíritu Santo, don del Señor resucitado, y bajo la guía delMagisterio, los catequistas, y los fieles todos, podrán hacer una lectura cristológica de laEscritura que permite la ascensión de la letra al espíritu, de las palabras a la Palabra deDios, sabiendo que la Palabra de Dios por excelencia es Jesucristo, hombre y Dios.