constante en un alto númem de colúmbidos, existeun problema de conse~ación más pmfundo y abarcador,y aun más, lo que podría aparecer como unprincipio de solución al mismo.Antes repasemos el paisaje del lugar, sus habitantessilvestres y su situación actual de conservación.El trabajo milenario del pequeño arroyo localterminó formando una suerte de quebrada en la geografíabarrancosa del Paraná, situación que se repiteconstantemente en este tipo de costas. Comouna gran tajada robada a las barrancas, la depresiónposee mayor humedad en el suelo, productodel drenaje de las zonas altas, y sostiene una vegetaciónmás rica en especies leñosas que los camposcircundantes. La selva ribereña de la franja costeradel Paraná experimenta una ingresión tierra a-dentro, donde ceibo, laurel, timbó y ombú son especiesfrecuentes. El monte xerófilo de espinillos y algarrobosqueda reservad0 a los alto de las suavesladeras y se pierde en una transición hacia los camposnaturales de gramíneas, hoy ocupados por cultivosque no dejan de ganar terreno año a año.En la actualidad la caza de palomasgenera recutsos pan:1. Los empresarios que coordinan las actividadesde caza.2. Los dueiios de los establecimientos, quereciben un monto acordado por cazadory por excursión.3. La comunidad local. Se contratan dospersonas por cazador (una para cobrarlas presas y la otra para asistir personalmenteal cazador). Las piezas cobradasson distribuidas entre pobladores rurales,por lo general de bajos ingresos.Los cultivos más atacados por las tres especiesmencionadas en el texto son, en ordendecreciente: el sorgo, girasol y trigo. Laspérdidas pueden alcanzar el 5% de la producción,y eventualmente más.En la encuesta realizada el año pasado porla AOP a sus socios, prevaleció la respuesta:"la caza es una práctica aberrante centradaen el asesinato de seres inocentes. La AOPdebe rechazar la caza de plano, y combatirlade acuerdo al espíritu de protección detoda forma de vida actual o potencial."En este tipo de ambiente -unos kilómetros al norte-se observó hace unos aiios al Zorzalito Migrador(Catharus usfulatus), que visita regularmente la zonaserrana de Córdoba y montana del NOA desdeel Hemisferio Norte y no había sido encontrado previamenteen la provincia. Son aves frecuentes aquíel Carpinterito Común (Picumnus cirratus) y el Chomró(Taraba major), por mencionar a dos de las especiesmás características.Considero interesante el caso de la ConuelaParda (Mazama gouazoubira). de la cual existe unapoblación poco conocida sobreviviendo en este tipode ambiente en el depaltamento Capital de la provincia,hoy fragmentado en algunos manchones demonte en pie, como el que justamente nos ocupa.Había descubierto las pisadas frescas de una corzuelaque cruzó el arroyo por un sector de unos 15*cm de profundidad, por lo que decidí encarar a unode los habitantes del caserío que se emplaza sobreel Paraná, para cuestionarlo sobre el "guasuncho":-Hace cinco años nomás, se contaban por docenas,algunos baquianos hasta con lazos los agarraban,pero desde que echaron abajo el monte de a-quel potrem, donde se escondían unos cuantos, yase ven de cuando en cuando ...Miré hacia ese potrero de monte ausente en momentosen que el sol se ponía sobre una alfombrade plantines de sorgo. El hombre me había expuestoa las claras cuál era el verdadero problema deconservación de este interesante lugar: lejos estabande sello los 'disparos ajenos sobre palomasNuestras <strong>Aves</strong> m 11
Tomaza. una de las protagonistas.nuestras" (de alguna manera interpretando el pensamientode muchos), las que justo en ese momentoparecían brotar de entre los surcos de la tierra, sinaque el daño mayor venía de la mano de la expansiónde los campos de culfwo circundantes, latala y la quema para la ocupación de las pocas hectáreasque constituyen el abrigo de la fauna silvestre.Son justamente espacios como éste, los queconforman la mayor riqueza silvestre del oeste de laprovincia. es decir, los bajos del Paraná en las bocasde sus afluentes. La situación es conflictiva, pero,a esta altura ya debería estar esbozando cuál esel principio de solución al que me refería anteriormente.Empecemos por indagar en las actuales políticasde conservación de naturaleza de los mismos norteamericanos.El biólogo Bill Palmer, de esa nación,declaró recientemente "los cazadores no son nuestrosenemigos, sino la clientela de la cual dependemos:en alusión a las actividades cinegéticas queponen en la mira al Ciervo de Cola Blanca (Odocoileusvirginianus) en el estado de Pensylvania, dondese cazan más de 400.000 individuos en cadatemporada anual. (National Geographic Magazine.181 (2), pág. 73., 1992) Lo importante: las divisasque estas actividades dejan a través de impuestosen la compra de armas y proyectiles o licencias decaza, contribuyen a financiar programas de consebvaciónde vida silvestre, además de aliviar la presiónque sobre granjeros disgustados ejercen ciertasespecies -como lo son además del ungulado, lasocas canadienses o los caimanes- que hoy día vuelvena ser abundantes.Se estima que las cuotas anuales de caza en estoscasos cobran "el excedente" de las poblaciones,lo que moriría en el invierno por simple escasez derecursos o en accidentes de carreteras. Por supuestolos números deben ser monitoreados con seriedady continuidad, de modo de evitar mermas peligrosas.ILos ingresos son allí millonarios y, manejadospor organismos oficiales, son dirigidos en buenamedida a la compra de tiem para convertirlas enreservas: aquí la clave. ¿Por qué no usar estratégicamenteel interés cinegético de los cazadores -decualquier nacionalidad- para, con los fondos recaudados,adquirir tiems y detener d avance voraz dela frontera de cuIh'vos? Después de todo no hablamosde las tierras más rendidoras ni más fáciles detrabajar, dadas sus características topográficas.Obviamente, las actividades cinegética debenser cuidadosamente manejadas. La altemativa pareceaún más potable al pensar que si la tendenciaactual continúa -más aüá de que se sigan cazandoo no palomas- en pocos años ya no habrá suficientemonte para contenerlas, y se habm perdido la riquezafloro-faunística de este y otros lugares similaresde esta parte de la mesopotamia.Si bien la franja de bosque del Paraná probablementeno se vea afectada nunca por las actividadesagrarias, pues no es accesible a la maquinaria y lasinundaciones lo dificultan, resulta demasiado estrechapara albergar fauna y flora en forma representativa,por lo que los sectores del monte que aquí hetratado juegan un papel fundamental. Estos constituyenáreas más extensas y diversas, enhebradasademás con el corredor boscoso del Paraná, lo quegarantiza la continuidad espacial del ambiente. Esteestimo- es el sistema de áreas naturales que deberíaapuntarse a conservar prioritariamente en labanda occidental de la provincia de Entre Ríos.Algunas voces de protesta de grupos ecologistashan insistido por los medios de difusión: ')Paren dematar a las palomasP, cuando quizás lo más sensatosea replantear el reclamo hacia una frase algomás meditada y engorrosa, como: "Controlemos yaprovechemos los intereses cinegéticos sobre palomaspara garantizar la conservación de la áreas naturales-incluso el propio ambiente de estas aves-, ala vez de intentar aliviar un problema que enmuchos sectores adquiere un perfil de plaga". Esuna forma de dejar de ver a las palomas como unproblema para empezar a verlas como un recurso.Creo que hace ya unos años la conservación dela naturaleza encarriló la senda del MANEJO racionalde los recursos y no hay que olvidar que no sólolos árboles y el suelo lo son.Agradezco al Dr. Jorge Ventunno, del Area Flora yFauna de la DNección de ProdOCCión yRecursos Naturales de la provincia de Entre Ríos,por el interés demostrado en esta nofa.A.P.12 e Numm <strong>Aves</strong>