Las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Consejo Nacional Transitorio (CNT) combinan el trabajo en la arenainternacional, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> ayer recibieron la buena noticia <strong>de</strong> que la UE aprobó el levantamiento <strong>de</strong>las sanciones impuestas a 28 empresas petroleras, bancarias y portuarias libias para colaborar en larecuperación <strong>de</strong>l país, con las urgencias domésticas. A<strong>de</strong>más, se comprometieron ayer a nopresentarse como candidatos para ocupar cargos públicos durante cuatro años.Los representantes <strong>de</strong>l CNT han acelerado durante las últimas horas los contactos con las tribus <strong>de</strong>la localidad natal <strong>de</strong> Gadafi y han alargado el ultimátum una semana más para intentar lograr unasolución dialogada.Según diferentes medios árabes, el problema radica en «pequeñas bolsas <strong>de</strong>seguidores radicales <strong>de</strong>l régimen que se resisten a <strong>de</strong>jar las armas». El sábado día diez termina elnuevo plazo, y si Sirte no acepta a las nuevas autorida<strong>de</strong>s se usará la vía militar.Símbolos caídosLa plaza <strong>de</strong> los Mártires estuvo <strong>de</strong>sierta todo el día. Las grúas en las que Gadafi pensaba colgar unretrato suyo para entrar en el libro <strong>de</strong> los récords son testigos mudos <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> colores yeslóganes. Yousif toma café y recuerda la celebración <strong>de</strong>l año pasado, que siguió por la televisión, ala que acudieron gran parte <strong>de</strong> los dirigentes africanos. «También era Ramadán y hacía muchocalor, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>de</strong>sfiles llegó la hora <strong>de</strong>l iftar (momento en el cae el sol se rompe elayuno), pero apenas repartieron unos dátiles y un poco <strong>de</strong> leche, así que en media hora la plaza sevació», recuerda con una sonrisa.Volver al índice
Fachadas y habitacionesComo todos los pueblos <strong>de</strong> Andalucía, Córdoba es una ciudad <strong>de</strong> fachadas impecables y blancas, <strong>de</strong>espartos velando los balcones con mejor gusto y <strong>de</strong> gitanillas en los balcones para que se sepa queel asfalto y el ladrillo, por muy embellecido que esté, no han conseguido evitar que la mejor graciasiempre brote <strong>de</strong> la tierra, aunque esté enmacetada. Luego en cada casa habrá lo que haya, y, <strong>de</strong>trás<strong>de</strong>l patio exuberante como selva <strong>de</strong> hojas y mármol bien pulido, las habitaciones se distribuirán <strong>de</strong>mil maneras y en ellas habrá excelencias o miserias, o se cobijarán broncas y bofetadas o secustodiarán mimos, según el genio <strong>de</strong> cada uno.La Córdoba <strong>de</strong> hoy seguro que guarda en sus estancias más profundas algo más auténtico y grato,pero su portada, la cara que muestra en la primera impresión que dicen que tanto cuenta, es el <strong>de</strong> unbarrio chino y <strong>de</strong> mal gusto, con locales comerciales lóbregos y toscos, con ladrillos vistos a los quenadie se ha preocupado por echar una capa <strong>de</strong> pintura encima y letreros <strong>de</strong> neón malva que<strong>de</strong>slumbran <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos aunque en realidad les falten varias letras. A su lado hay cuchitriles paraturistas que tienen trajes <strong>de</strong> gitana que pintaría un niño <strong>de</strong> ocho años, camisetas chillonas, tablillassoeces y <strong>de</strong>lantales que lo mismo podrían estar aquí que en una franquicia <strong>de</strong> Parla.Al frente <strong>de</strong>l <strong>de</strong>corado, en una función don<strong>de</strong> las risas <strong>de</strong>l sainete se ahogan en las lágrimas <strong>de</strong>quienes conocen la raíz <strong>de</strong> las carcajadas, hay hoteles y restaurantes, o al menos sitios con taletiqueta, que le quitaron el polvo al viejo Manual <strong>de</strong>l Espabilado, aquel que tenía prólogo <strong>de</strong> unempresario marbellí experto en esquilmar los petrodólares cal<strong>de</strong>rillosos <strong>de</strong> los jeques árabes, yempezaron a hacerse unas cuentas <strong>de</strong> la lechera iguales a las <strong>de</strong> los inversores en ladrillo <strong>de</strong> no hacetantos años. Como aquellos donaires simpáticos y reidores, estos pícaros truhanes que siguenpensando como rufianes famélicos sueñan con el momento en que les vuelvan a meter la mano en elbolsillo a los espléndidos extranjeros con posibles que según ellos no mirarán las cuentasdisparatadas cuando se levanten hartos <strong>de</strong> salmorejo.Otros visten pantalones sin arrugas y cortados a su medida generosa y camisas <strong>de</strong> irreprochablescuellos azules, fuman puros y ofrecen a quienes no fueron tan rápidos en la carrera por lasautopistas electrónicas una entrada a un precio que les servirá para seguir tirando un tiempo más sintener que humillarse al cansancio mesocrático <strong>de</strong>l trabajo. «Las compré para mí, pero mi madre seme ha puesto enferma <strong>de</strong> un cólico nefrítico y no podré ir», dirán en un borbotón incontrolable <strong>de</strong>explicaciones que nadie les ha pedido mientras se atusan los rizos engominados <strong>de</strong> la nuca.La fachada <strong>de</strong> esta Córdoba oportunista y pícara, <strong>de</strong>sarrollista, <strong>de</strong>vota <strong>de</strong> la moda y, como diríaAntonio Machado, con más vacío en la cabeza que en el estómago, escon<strong>de</strong>rá estancias secretas <strong>de</strong>bellezas intactas, y muy en el interior, en un cuarto sin luz y lleno <strong>de</strong> humeda<strong>de</strong>s, estará la Orquesta,que vio pasar allí mismo los años <strong>de</strong>l caviar sin olerlo y ahora espera que alguien con dinero,público o privado, discurra si no será tirar los cuartos gastarlos en esa música que nunca sale en lasnoticias ni conoce otro lujo que el silencio sensato <strong>de</strong>l que brota su belleza inagotable.Volver al índice