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Evangelii Nuntiandi - Iglesia Católica Conferencia Episcopal del ...

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un verdadero valor pastoral y serán constructivos en la medida en que se realicen conrespecto absoluto de la unidad, beneficiándose de la orientación de los Pastores, queson precisamente los responsables y artífices de la unidad de la <strong>Iglesia</strong>.Tales ministerios, nuevos en apariencia pero muy vinculados a experiencias vividas porla <strong>Iglesia</strong> a lo largo de su existencia -catequistas, animadores de la oración y <strong>del</strong>canto, cristianos consagrados al servicio de la palabra de Dios o a la asistencia de loshermanos necesitados, jefes de pequeñas comunidades, responsables de Movimientosapostólicos u otros responsables-, son preciosos para la implantación, la vida y elcrecimiento de la <strong>Iglesia</strong> y para su capacidad de irradiarse en torno a ella y hacia losque están lejos. Nos debemos asimismo nuestra estima particular a todos los seglaresque aceptan consagrar una parte de su tiempo, de sus energías y, a veces, de su vidaentera, al servicio de las misiones.Para los agentes de la evangelización se hace necesaria una seria preparación. Tantomás para quienes se consagran al ministerio de la Palabra. Animados por la convicción,cada vez mayor, de la grandeza y riqueza de la palabra de Dios, quienes tienen lamisión de transmitirla deben prestar gran atención a la dignidad, a la precisión y a laadaptación <strong>del</strong> lenguaje. Todo el mundo sabe que el arte de hablar reviste hoy día unagrandísima importancia. ¿Cómo podrían descuidarla los predicadores y los catequistas?Deseamos vivamente, que en cada <strong>Iglesia</strong> particular, los obispos vigilen por laadecuada formación de todos los ministros de la Palabra. Esta preparación llevada acabo con seriedad aumentará en ellos la seguridad indispensable y también elentusiasmo para anunciar hoy día a Cristo.VII. EL ESPÍRITU DE LA EVANGELIZACIÓNExhortación apremiante74. No quisiéramos poner fin a este coloquio con nuestros hermanos e hijosamadísimos, sin hacer una llamada referente a las actitudes interiores que debenanimar a los obreros de la evangelización.En nombre de nuestro Señor Jesucristo, de los Apóstoles Pedro y Pablo, exhortamos atodos aquellos que, gracias a los carismas <strong>del</strong> Espíritu y al mandato de la <strong>Iglesia</strong>, sonverdaderos evangelizadores, a ser dignos de esta vocación, a ejercerla sin resistenciasdebidas a la duda o al temor, a no descuidar las condiciones que harán estaevangelización no sólo posible, sino también activa y fructuosa. He aquí, entre otraslas condiciones fundamentales que queremos subrayar.Bajo el aliento <strong>del</strong> Espíritu75. No habrá nunca evangelización posible sin la acción <strong>del</strong> Espíritu Santo. Sobre Jesúsde Nazaret el Espíritu descendió en el momento <strong>del</strong> bautismo, cuando la voz <strong>del</strong> Padre-"Tú eres mi hijo muy amado, en ti pongo mi complacencia"- (107) manifiesta de

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