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99 Miguel Ángel Sánchez Ramos y Rafael Cedillo Delgado (coords.)

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Opinión Pública yVoto Ciudadano en elEstado de MéxicoTítulo: El Proceso Electoral Mexiquense ’<strong>99</strong>Autor: <strong>Miguel</strong> Ángel Sánchez <strong>Ramos</strong> y <strong>Rafael</strong> <strong>Cedillo</strong> <strong>Delgado</strong> (<strong>coords</strong>.)Edición: Universidad Autónoma del Estado de MéxicoNo. de páginas: 157Año: 2000Dentro del pan orama político-electoral mexicano, en los últimosaños se ha generado una serie de cambios que requieren seranalizados desde diferentes perspectivas metodológicas, paraampliar el horizonte de comprensión de las tendencias expresadas porel voto ciudadano.En este sentido, en el libro El Proceso Elec toral Mexiquense ’<strong>99</strong> sereúnen las colaboraciones de diferentes autores, cuyo objetivo esencialfue aportar algunos elementos que permitieran documentar el procesopara la elección del Gobernador del Estado de México, celebrado enjulio de 1<strong>99</strong>9.En la primera parte del libro, se incorporan los textos que intentandar cuenta del comportamiento del voto en dichos comicios. EnCondicionamientos y motivaciones del voto ciudadano en 1<strong>99</strong>9,Gustavo Ernesto Emmerich retoma de su libro El voto ciudadano en elEstado de México, 1<strong>99</strong>0-1<strong>99</strong>7, el modelo con cep tual y las hipótesissobre los principales factores que afectan el sufragio e intenta mostrarcómo en el proceso electoral de 1<strong>99</strong>9, el voto de los mexiquensespresentó dos vertientes: 1) aquellos que respondieron a uncondicionamiento, al entender que el voto de cada individuo es elresultado de una serie de herencias personales y condicionamientossociales que actúan sobre él y que tienden a producir identificación delciudadano por uno u otro partido y 2) aquellos que responden a unamotivación, (en términos de la Teoría Racional), donde el votoadquiere un carácter racional como consecuencia de las evaluacionesque cada ciudadano realiza tanto de la situación política(retrospectiva), como de las propuestas y candidatos (prospectiva).enero-abril del 2001, Núm. 24, pp.339-344 339


Ranulfo Pérez GarcésPara documentar estas dos hipótesis, el autor realizó un estudio deopinión en mayo de 1<strong>99</strong>9 a 1,111 electores, con un nivel deconfiabilidad del 95%. De los resultados obtenidos deriva algunasobservaciones con respecto al comportamiento del voto en laselecciones de 1<strong>99</strong>9 y a la vez destaca la mínima diferencia quepresentan los datos obtenidos en su estudio, respecto de los oficiales.Aquí lo más interesante es la interpretación de los resultados, pues elautor asocia un comportamiento racional a aquellos ciudadanos queviven en zonas urbanas y con un mayor grado de escolaridad; en tantoque atribuye un condicionamiento socio-demográfico a ciudadanos dezonas rurales.Aún cuando se habla de comportamiento racional en el primer caso,me parece que también se están tomando como referentes vari ables quese ubican dentro del condicionamiento sociodemográfico.Por otro lado, es claro que en términos de índice de escolaridad,servicios públicos, desarrollo económico, etc., hay marcadasdiferencias en tre los medios urbanos y los rurales; la cuestión esrespecto al comportamiento elec toral ¿qué hace la diferencia? ¿Quépasa con aquellos ciudadanos de medios rurales, con bajos o nulosniveles de escolaridad y que, sin embargo, tienen una participaciónciudadana activa? ¿El vivir en medio urbanos y/o el contar con ungrado de escolaridad alto es garante de que se cuente con los elementoscognoscitivos suficientes, que fundamenten una elección racional?Sin duda, para cada una de estas interrogantes puede haberrespuestas diversas, dependiendo del enfoque del que se parta y es estoprecisamente lo que trato de evidenciar. Personalmente, no soypartidiario del enfoque del conductismo político que a través de laTeoría de la Selección Racional pretende explicar el comportamientoelectoral, ya que éste no contempla aspectos importantes en términosde cultura política (afectos, valoraciones, actitudes). Con ello se obvianlos procesos de socialización política en que se ven involucrados lossujetos y que no necesariamente se adquieren mediante la instrucción(escolaridad); es decir, niega la posibilidad de considerar la respuestadel individuo ante un sistema corporativo, autoritario, no democrático,generada a partir del cau dal simbólico que permea a la población y que,finalmente, es la base de muchas de las valoraciones que se hacen entorno al sistema político y todo lo que de éste se deriva.340


Opinión Pública y VotoCiudadano en el Estado de MéxicoSin duda, esto no implica que el conductismo o la teoría de laselección racional no sea valioso, o que lo cuantitativo no seaimportante; pues, como se aprecia en el libro, la valoración cuantitativaofrece una radiografía muy nítida de cómo, cuándo y dónde semodifican los comportamientos electorales. Sin em bargo, quedapendiente establecer el por qué, lo cual se logrará con visionescualitativas, de cuya conjunción se abrirá la posibilidad de referirnoscon mayor precisión a los nuevos derroteros que como ciudadanos yacadémicos enfrentamos.Por otra parte, en la Competitividad elec toral mexiquense 1<strong>99</strong>9,<strong>Miguel</strong> A. Sánchez inicia al destacar una realidad: anteriormente, lostópicos en materia elec toral no resultaban atractivos para el ámbitoacadémico, sobre todo por el comportamiento más o menos constanteque se presentaba; pero, como resultado de un efecto múltiple devariables, hoy el conjunto de transformaciones que se han manifestadorequieren de es pe cial atención.En este sentido, plantea algunas de las implicaciones de losprocedimientos estadísticos seguidos, para evidenciar lasfluctuaciones respecto a la competitividad elec toral, reflejadaprincipalmente en la incertidumbre de los resultados.A partir de los datos obtenidos y del manejo estadístico que realiza,muestra la posibilidad de establecer un «mapa de competitividad», conzonas de alta, mediana y baja competitividad, en función de uno u otroinstituto político.Aún cuando en el ámbito estatal, se considera que existe una altacompetitividad; en lo lo cal, nuevamente se hace referencia a la relaciónen tre ésta y el grado de desarrollo de los municipios. En este sentido,Sánchez <strong>Ramos</strong> coincide con Emmerich en que a mayor grado deurbanización, mayor competitividad, estableciendo una relacióndirectamente proporcional en tre la competitividad elec toral y el gradode urbanización.En términos cuantitativos, muestra las fluctuaciones en cada casocon la conclusión de que el ambiente de alta competitividad en elEstado de México, tiene una explicación en la capacidad deorganización y permeabilidad que han logrado los partidos políticosopositores al PRI.En la actualidad es un hecho que la competitividad política se hamodificado, dando paso a la configuración de un verdadero sistema de341


Ranulfo Pérez Garcéspartidos, a la alternancia política e incluso al desarrollo de nuevasestrategias por parte de los institutos políticos. Sin em bargo, ésta no hadependido de manera exclusiva de la capacidad organizativa y de lapermeabilidad que éstos han alcanzado. La competitividad hacambiado en gran medida por elementos histórico-culturales ycontexto-dependientes y que, por tanto, no responden a undenominador común, por el que sea posible trazar un comportamientohomogéneo en las diferentes regiones del estado y del país.Desde mi punto de vista, la conjunción de todos estos elementos seven reflejados en una vari able mucho más compleja: La Incertidumbre,en donde, además de lo anterior, interviene el comportamiento delelectorado y, principalmente, la reconfiguración o la configuración deuna nueva cultura política de participación que tiende a marcar seriasdiferencias en la competitividad entre un partido y otro; de ahí laimportancia que ha adquirido hoy la opinión pública.Desde una perspectiva microanalítica, en La lucha por lahegemonía política en un Municipio semiurbano del Estado deMéxico: El caso de Chicoloapan, <strong>Rafael</strong> <strong>Cedillo</strong> aborda la temática delcomportamiento del voto en un municipio de la región oriente delEstado de México, como ejemplo de una zona en donde lacompetitividad entre dos fuerzas políticas es más evidente.Con métodos cuantitativos intenta demostrar que en las coloniasurbanizadas y con mayor demanda de servicios, es donde se da unamayor competitividad del PRD frente al PRI. En consonancia conSánchez <strong>Ramos</strong>, destaca para esta región la competencia PRI-PRD,minimizando la presencia del PAN. Al igual que en los trabajosanteriores, se presentan una serie de indicadores estadísticos paramostrar el comportamiento del voto en este municipio.En par tic u lar, salta a la vista el contraste que existe en tre la posiciónde Emmerich, para quien «el PRI obtiene el mayor apoyo de lapoblación ru ral y empobrecida»; en tanto que para <strong>Cedillo</strong> «el PRIobtiene sus votaciones más altas en aquellas secciones en donde hay unmayor grado de urbanización». Esto no quiere decir que exista unacontradicción, pero sí marca que en términos cuantitativos puedeapreciarse un determinado comportamiento, que puede no ser el reflejoexacto de la realidad, al menos en términos cualitativos. De ahí miinsistencia en emplear un mayor número de indicadores, sobre todo de342


Opinión Pública y VotoCiudadano en el Estado de Méxicotipo descriptivo-interpretativos que permitan esbozar un pan oramamás completo del comportamiento electoral.Por otro lado, cuando aborda el análisis del comportamiento elec -toral rescata un elemento fun da men tal: contempla que estecomportamiento va a depender no sólo de la competitividad que seestablezca entre las fuerzas políticas, sino de las características delmunicipio y de la población, es decir, el desarrollo urbano y lascostumbres y valores tradicionales, lo cual en términos de culturapolítica resulta de suma importancia.Al retomar las observaciones de <strong>Cedillo</strong>, coincido en que lasdiferencias (no en términos cuantitativos), van a sercontexto-dependientes y particularmente, van a estar determinadas porlas formas de cultura política que se manifiesten.En la segunda parte del libro (Desarrollo del proceso elec toral),<strong>Miguel</strong> A. Sánchez en El Sistema Elec toral del Estado de Méxicopresenta información general a partir de la cual es posible comprenderqué es el sistema electoral, cuáles son sus elementos constitutivos, lasvariantes en cuanto a las formas de candidatura, el tipo de votación,etc., para abordar posteriormente las características del Sistema Elec -toral, y describir grosso modo, las características y funcionamiento delsistema electoral en nuestra entidad, resaltando el avance que se hatenido en cuanto al funcionamiento institucional y laprofesionalización del servicio elec toral mexiquense.Concuerdo con el autor en que si bien se ha avanzadosustancialmente en términos procedimentales, aún falta mucho porhacer para promover procesos electorales cada vez más confiables: enparticular, hace falta desarrollar los mecanismos adecuados que haganposible incrementar la cultura política participativa en nuestra entidad.Como un ejemplo de las conclusiones a las que llega Sánchez<strong>Ramos</strong> en el trabajo an te rior, en El ciudadano ante el proceso electoral1<strong>99</strong>9, Gregorio Cisneros muestra cómo a pesar de los esfuerzosinstitucionales por parte del IEEM, de las reformas electorales, eincluso de la profesionalización que se ha incorporado en el procesoelec toral, la participación ciudadana en este rubro aún requierereformarse de manera significativa.Así, destaca algunos de los obstáculos que enfrenta el Instituto Elec -toral para conformar las mesas directivas de casilla. A partir de ello,propone profesionalizar estas funciones, a través de la capacitación a343


Ranulfo Pérez Garcésciudadanos interesados en el proceso, sugiriendo la entrega de unagratificación por desarrollar dicha función.Si bien en su trabajo Cisneros se orienta hacia la participación de losciudadanos como funcionarios de casilla, la participación no debereducirse a este ámbito y solamente a tiempos electorales, pues haymuchas otras formas que en estos momentos están cobrando granrelevancia en las transformaciones socio-políticas de nuestro país.Aun cuando coincido con Cisneros en que gratificareconómicamente a los participantes incrementaría los niveles de«participación» en las casillas; me parece que esto sólo incrementaríalos costos de los procesos (ya de por sí elevados) y no resolvería losproblemas de fondo; en lo personal, le apostaría más al desarrollo deuna cultura política, con la introducción de esquemas de educacióncívica, que hagan posible comprender la trascendencia de nuestraparticipación como ciudadanos, y los errores en que podemos caer alomitir toda posibilidad de ejercer nuestros derechos.Para finalizar, en Sufragio efectivo no hace chanchullo VerónicaAlonso presenta un cuento en el que resaltan muchos de los elementosque caracterizan nuestros procesos electorales, incluso in tro ducealgunas de estas modalidades de participación a las que me refería haceun momento, como son las formas organizadas de la sociedad civil.Me parece que esta es una forma de plantear de manera accesible nosólo la complejidad del proceso electoral, sino las implicaciones quetiene el sufragar o el abstenernos de hacerlo. En lo per sonal, creo que eluso de los recursos literarios como la metáfora, la metonimia, etc.,cobran gran relevancia en este sentido, si de lo que se trata es dedifundir el conocimiento que se tiene respecto a un fenómeno social.Me parece que esta es una forma de aproximación que si bien no ha devolvernos unos expertos en la materia, al menos sí ofrece la posibilidadde abarcar públicos de diferentes condiciones y características, de irextendiendo de alguna manera la cultura política y propiciando laincorporación de nuevos elementos que puedan ser cruciales en el áreavalorativa de cada ciudadano.Ranulfo Pérez GarcésUnidad Académica y Profesional Amecamecaranulfo@volcanes.net344

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