10<strong>OPINAR</strong>«La hecatombe», los hechosLa Revolución de 1858 fue unalzamiento militar de disidentesdel Partido Colorado contra elgobierno constitucional deUruguay. Larevuelta fue liderada por losgenerales César Díaz y ManuelFreire (uno de los Treinta y TresOrientales), con el visto bueno del expresidente Venancio Flores.Luego de la paz de octubre de 1851,que puso fin a la Guerra Grande conel lema de que entreun triunvirato, integrado por el mismoFlores, JuanAntonioLavalleja y Fructuoso Rivera. Lasmuertes de Lavalleja y de Riveradeterminaron que, en los hechos, fueraFlores el que ejerciera el PoderEjecutivo entre 1853 y 1855.Su administración tropezó consucesivas intromisiones del Imperio delBrasil, hasta que se vio obligado arenunciar al producirse la Rebelión delos Conservadores. Con varios de suscumplió el 1 de febrero. Fueronfusilados en el mismo lugar de larendición los generales César Díaz yManuel Freire (uno de los Treinta yTres Orientales) y numerososcoroneles, jefes y oficiales. Algunasversiones afirman que el número delos ejecutados llegó a cientocincuenta y dos hombres. Estehecho, con el cual finalizó la revoluciónde 1858, causó gran consternación enla población y, por susMártires deQuinteros:Libertad yRepúblicaHace bien el Partido Colorado enrendir homenaje a los ciudadanoscolorados muertos en Quinteros en1858 por orden del gobierno de DonGabriel Antonio Pereira, ciudadanoéste, de la primera historia de laRepública.Hace bien digo, no porque el PartidoColorado busque en el recuerdo desus hombres y de su historia épica,fijar venganzas o establecer perfilessuperiores a la conducta de cualquierotro sector político o social de laRepública, sino, porque es laexpresión clara de que el PartidoColorado, superando los dolores detan tremenda tragedia, supo dedicarlos blancos del Gobierno del Cerrito ylos colorados del Gobierno de laDefensa »no habría vencidos nivencedores», existía un granconsenso en que el próximoPresidente de la República sería elgeneral Eugenio Garzón. Pero suinesperado fallecimiento determinóque se eligiera a Juan Francisco Giró.En 1852 Venancio Flores fuedesignado Jefe Políticode Montevideo.El gobierno de Giró se caracterizó porun intento de integración de losgrupos blancos y colorados, en lo quese dio en llamar la política de fusión.Como parte de ésta, Venancio Floresfue designado ministro de Guerra yMarina. Sin embargo, la pugnapolítica entre los dos principalespartidos políticos se acentuó. Uno delos factores de distanciamiento fuela rivalidad entre la Guardia Nacional,fundada por Manuel Oribe, y elEjército, predominantementecolorado y liderado por Flores.Dadas las turbulencias políticas,Flores forzó la renuncia de Giró. Paraculminar el mandato del presidenteconstitucional se designó acolaboradores se exilió en BuenosAires, donde prestaron servicio en laguerra contra los indígenas. Entre susallegados se encontraba César Díaz.En diciembre de 1857 varios grupos decolorados que habían formadoel Partido Conservador se rebelaron endistintos puntos de la campañauruguaya. El 6 de enero del añosiguiente César Díaz desembarcóen Montevideo e intentó tomar laciudad. El ejército de Díaz fueperseguido de cerca por las fuerzasgubernativas al mando delgeneral Anacleto Medina. El 16 deenero Díaz fue alcanzado en lascercanías de arroyo Cagancha por elcoronel Lucas Moreno, aunque labatalla no tuvo un claro vencedor. El28 de enero Medina lo alcanzó al llegaral Paso de Quinteros, sobre el ríoNegro, donde fue obligado a rendirse.Medina garantizó las vidas de los jefesde la revolución a cambio de larendición e intentó convencer alpresidente Gabriel Antonio Pereira deperdonar la vida a los rebeldes.Sin embargo, cuatro días después, elpresidente Pereira ordenó ejecutar alos oficiales rendidos, orden que Medinacaracterísticas, pasó a la historia conel nombre de «Masacre de Quinteros»o «Hecatombe de Quinteros». Losoficiales que lograron salvarse de lamatanza se refugiaron en Entre Ríos,de donde el presidente Justo José deUrquiza se negó a enviarlos a su paíspara ser ejecutados. Los rebeldesclamaban venganza, pero Urquiza senegó a apoyarlos.En el fondo de este suceso actuaronlas pasiones incontroladas,provocadas por los momentos que sevivían, y que más de una vezendurecieron las actitudes de losgobernantes, impotentes para aplicarla política de fusión y el olvido de losrencores del pasado que había llevadoa Giró, y luego a Gabriel Pereira, a lapresidencia.La derrota de los conservadores, lamuerte del Manuel Oribe y elalejamiento transitorio de Flores de lapolítica, afirmó al grupo fusionista,que pudo gobernar hasta el final delperíodo de Pereira.Jorge BATLLEAbogado. Periodista.Presidente de la Repúblicaperíodos 2000/2005Fuente: facebooksu esfuerzo a edificar una sociedadrepublicana y democrática que hasido, sin duda alguna, el valorsuperior de esta Nación.¿Cuál es hoy el camino del PartidoColorado en la República?.Como entonces y como siempre,defender las libertades públicas,sostener el espíritu republicano, quenuestra vida cotidiana sea la de unasociedad tolerante y por endedemocrática.Ese es el perfil del Partido Colorado.Esta es su gran tarea. Organizarsepara defender las libertades públicasde todos los intentos que se estánhaciendo en el país para instaurarun sistema de populismo autoritario,que se exhibe con toda claridad en laactitud poco republicana del gobiernopara con la minoría de 1.000.070contra una mayoría de 1.100.000,contra esa actitud anti democráticade hacer de los Fiscales, no unaorganización autónoma, sinofuncionarios dependientes delPresidente de la República.Contra todo ésto está el PartidoColorado.Nuestra tarea es esa: defendernuestras libertades.Por ello nuestro homenaje a losMártires de Quinteros.<strong>OPINAR</strong> «La fuerza de las ideas» Nº <strong>285</strong> - 5 de febrero de 2015 EDICION DIGITAL <strong>OPINAR</strong>
<strong>OPINAR</strong> 11Adolfo GARCEDoctor en Ciencia Política. FUENTE: El Observador.Ilustración: Salvatore adolfogarce@gmail.comLos colorados al rojo vivoEl Partido Colorado (PC)estáatravesando un momentoextraordinariamente delicado. Elretroceso electoral de octubre (de 17%a 13%), la polémica decisión adoptadapor Pedro Bordaberry de –esa mismanoche– concurrir a expresar su apoyoa la candidatura de Luis Lacalle Pou,los pronunciamientos en favor deTabaré Vázquez de algunos dirigentescolorados y (gota que derrama el vaso)la reciente renuncia de Ney Castillo ala candidatura a la IntendenciaMunicipal de Montevideo (IMM) sonalgunos de los testimonios más clarosde la gravedad de la situación. En esecontexto ayer mismo, Bordaberry, suprincipal dirigente, expresó estardispuesto a dar un paso al costado sisus correligionarios lo considerarannecesario («nadie es más importanteque el partido»).No soy de los que creen que elproblema del PC es Pedro Bordaberry.Con esa misma trayectoria política ypersonal, hace 10 años logró unaexcelente votación como candidato ala IMM. Con el mismo discurso y conese mismo apellido, logró cinco añosdespués que el PC trepara al 17%. Nohay cómo saberlo. Pero si Lacalle Pouno hubiera sido el candidato blanco esmuy probable que los coloradoshubieran alcanzado una mejor votaciónde la que finalmente obtuvo. Contra loque podía esperarse dados susantecedentes, no brilló durante lacampaña electoral. Soy de los quecreen, además, que se equivocó al nointegrar la fórmula presidencial con unrepresentante de los «batllistas de ley».Pero pensar que Bordaberry es elproblema es simplificar demasiado.El desafío para los colorados, enverdad, es muy complicado. El FrenteAmplio (FA) se instaló en el espacio(electoral, social, cultural) que, durantemás de un siglo, ocupó el PC (es laversión siglo XXI del viejo batllismo).Algunos dirigentes colorados piensanque el partido debe orientarsepolíticamente a recuperar ese espacio,el de centroizquierda. Desde mi puntode vista esto es como pretender hacergirar hacia atrás la rueda de la historia.El tiempo pasó. El sistema político setransformó profundamente. El FA es unárbol inmenso, con profundas raíces enel espacio que va desde la izquierda alcentro. Me parece realmente muy difícilarrancarlo de allí. Además, a medidaque pasa el tiempo, el FA, como partidode gobierno, se vuelve más «batllista»,más estatista, más «dirigista», más«escudo de los pobres».Si este razonamiento es correcto, másallá de preferencias e ideales, loscolorados están condenados acompartir el espacio que va desde elcentro a la derecha con el PartidoNacional (PN). Comprendoperfectamente que a muchos de ellosno los conforme este lugar. Pero lo peorque pueden hacer los partidos,especialmente en tiempos difíciles, estomar sus deseos por realidades. Noes realista que intenten competir por elespacio de la socialdemocracia con elFA. Esa tierra está arada, sembrada ydando frutos. Lo único que puede hacerel PC es cavar del otro lado, plantarsemillas en la otra mitad del electorado.Los votantes a los que puede aspirar acaptar no son los que emigraron al FAsino los que, durante la última década,logró retener el PN (la mayoría de loscuales, además, para colmo de malesdada la historia, tan urbana, del PC,están en el interior). Para competir conlos blancos, también, sería bueno queel PC tomara nota de dos aciertosmuy notables del PN de los últimostiempos. En primer lugar, empezandopor lo más obvio, el PN es diverso.Cuenta con la suerte de seguir teniendodos grandes fracciones de magnitudescambiantes pero similares. El pleitoentre wilsonistas y herreristas, queanimó la interna blanca desde 1985en adelante, hoy se expresa en ladisputa entre Jorge Larrañaga y LuisLacalle Pou, aunque (como sueleocurrir) de un lado y del otro revistenfiguras de relieve identificadas con laotra tradición. El PC no ha tenido tantasuerte. Durante mucho tiempo tantoJulio María Sanguinetti como JorgeBatlle lograron mantener en pie susrespectivas fracciones. La progresivadesarticulación de ambas, del ForoBatllista y de la Lista 15, dejó espaciopara la hegemonía de PedroBordaberry. Los esfuerzos de los«batllistas» por desafiar el predominiode Vamos Uruguay han sido en vano.La escisión de Fernando Amado,desde este punto de vista, es un pasoen la dirección correcta. El PC estápidiendo a gritos más diversidad.El segundo aprendizaje que loscolorados podrían hacer respecto a losblancos tiene que ver con laconstrucción de la memoria. Losblancos hablan de su pasado, venerana Aparicio, escriben sobre Wilson,reescriben todo el tiempo su propiahistoria. Los colorados, salvoexcepciones como el expresidenteSanguinetti, no dan la batalla. Sinembargo, podrían hacerlo. El FA nosolo construyó su imperio sobre lasbases sociales y electorales del PC.También lo hizo, en buena medida,apoyándose en las políticasdesarrolladas por colorados (yblancos) entre 1985 y 2004 yextensamente criticadas, en esetiempo, por la izquierda política, socialy cultural (control del gasto público,estabilización de precios, aperturacomercial, inversión extranjera, zonasfrancas, ley de puertos, forestación yun largo etcétera). El FA, al decir deHeber Gatto, primero ganó la batallacultural y recién mucho después, laelectoral. Los blancos lo entendierony se esmeran. Los colorados muchomenos.<strong>OPINAR</strong> «La fuerza de las ideas» Nº <strong>285</strong> - 5 de febrero de 2015 EDICION DIGITAL <strong>OPINAR</strong>