Josefina Carabias

CRÓNICASNunca se ve aquí a los automovilistas correr tanto como entre las tres y lascuatro de la tarde. Van como locos porque les corre a todos muchísima prisa llegara casa, que es realmente donde les gusta estar y donde pasan la mayorparte de su vida.El americano es esclavo de su casa –esclavo en toda la extensión de la palabra,ya que, por ponerla bonita y acogedora, se mete a veces en unos gastosque le impiden procurarse ninguna otra distracción– y nada le produce tanto placercomo sentarse en su buena butaca o tirarse en la alfombra a jugar con lostrenes eléctricos de su niños.–De acuerdo –me decía hace poco tiempo una señora española– pero hay doscosas tremendas en la familia americana: la libertad que se les da a los hijos y elpoco caso que se hace a los viejos. Cuando lleve usted aquí más tiempo, se apercibiráde que en ningún hogar hay hijos de más de veinte años y que ningún padreque esté solo vive con sus hijos casados. ¡Esto a mí me da mucha pena!UNIDAD FAMILIARLa señora que me hablaba así lleva muchos años fuera de España, más de treinta,y no se ha enterado de que los jóvenes también gozan allí de una libertadinfinitamente mayor que la que gozaban en sus tiempos.–Sí, ya sé –me decía– que en Madrid se acabaron las “carabinas” y que nisiquiera las madres acompañan a las chicas cuando éstas salen con el novio ocon chicos conocidos. Pero ni las hijas ni los hijos se marchan a vivir lejos de lospadres hasta que se casan. Aquí eso lo hacen muchos.En realidad, eso lo hacen aquí sólo algunos. Son pocos lo que han resueltosu situación económica antes de casarse. El hombre o la mujer solteros que seganan la vida se alquilan un piso para ellos, generalmente no por huir de la tutelapaterna y hacer lo que les dé la gana, sino guiados, en la mayor parte de loscasos, por la intención de no dar trabajo a la madre y de dejar para el resto dela familia una habitación que ellos ya no necesitan. Pero siguen tan unidos a suspadres y hermanos como los chicos y chicas españoles de provincias, que, porno ser gravosos a sus familias, se buscan una colocación en Madrid. Si los pocossolteros que aquí hay viven en sus casas propias, con más frecuencia que enpensiones y residencias, es, en primer lugar, porque hay pisos vacíos en abundancia,y segundo, por ese gusto del hogar, por esa gran afición a la casa quehan visto en sus padres.47