12.07.2015 Views

juez y justicia en el mundo moderno - Pontificia universidad ...

juez y justicia en el mundo moderno - Pontificia universidad ...

juez y justicia en el mundo moderno - Pontificia universidad ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

JUEZ Y JUSTICIA EN EL MUNDO MODERNO: EL JUEZ ANTE LACODIFICACIÓN 1 José de la Pu<strong>en</strong>te Brunke 2IntroducciónUn f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> <strong>el</strong> cambio de visión que <strong>en</strong> la modernidad se produjo <strong>en</strong> cuantoa la concepción d<strong>el</strong> Derecho y d<strong>el</strong> <strong>juez</strong> fue <strong>el</strong> de la codificación, que tuvo como hitofundam<strong>en</strong>tal la promulgación d<strong>el</strong> Code Civil napoleónico. De acuerdo con lospostulados d<strong>el</strong> racionalismo jurídico, la codificación supuso la regulación sistemática d<strong>el</strong>as diversas ramas d<strong>el</strong> Derecho, <strong>en</strong> libros organizados <strong>en</strong> capítulos y artículos –loscódigos-, r<strong>el</strong>acionados <strong>en</strong>tre sí e interdep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. El racionalismo jurídico, al igualque <strong>el</strong> espíritu ord<strong>en</strong>ador de la sociedad propio de la Ilustración, se propuso vertebrar <strong>el</strong>Derecho tras la caída d<strong>el</strong> Antiguo Régim<strong>en</strong> por <strong>el</strong> triunfo de las revoluciones liberales.Así, los códigos se <strong>el</strong>aboraron a partir de la planificación de lo exigido por la razónnatural y de lo conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te para la sociedad. Se trataba de construir un ord<strong>en</strong> nuevo,justo e igual para todos. 3La concepción d<strong>el</strong> <strong>juez</strong> antes de la codificación era radicalm<strong>en</strong>te distinta: la culturajurídica se basaba <strong>en</strong> la afirmación de la exist<strong>en</strong>cia de un ord<strong>en</strong> de las cosas dispuestopor Dios, anterior a la voluntad humana y al cual esta no podía cambiar. Por su parte, lacodificación se fundam<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> la consideración d<strong>el</strong> Derecho como un producto de lavoluntad, bi<strong>en</strong> fuera d<strong>el</strong> legislador o de los propios sujetos de Derecho, no si<strong>en</strong>dofrecu<strong>en</strong>te la cre<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un ord<strong>en</strong> original, ligado a la naturaleza de las cosas, yconstitutivo de derechos. Así, para esta concepción son muy pocas las consecu<strong>en</strong>ciasjurídicas no voluntarias: por ejemplo, <strong>el</strong> nacimi<strong>en</strong>to, la muerte, o los efectos d<strong>el</strong> paso d<strong>el</strong>tiempo. 4El <strong>juez</strong> antes de la codificaciónEn nuestros días lo común es id<strong>en</strong>tificar <strong>el</strong> ord<strong>en</strong> jurídico con la ley escrita, ya quedesde hace más de dos siglos esta ha triunfado como la más importante fu<strong>en</strong>te d<strong>el</strong>Derecho. Sobre esto, <strong>el</strong> historiador y jurista chil<strong>en</strong>o Bernardino Bravo Lira afirma losigui<strong>en</strong>te:“Tal vez nada refleja más claram<strong>en</strong>te la verdadera naturaleza de un derecho que<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> que <strong>en</strong> él desempeña <strong>el</strong> <strong>juez</strong>; (…) bajo <strong>el</strong> signo d<strong>el</strong> Derecho común[predominante durante la Edad Media], <strong>el</strong> <strong>juez</strong> se <strong>el</strong>evó a una alturaincomparable. Llegó a ser <strong>el</strong> eje de todo <strong>el</strong> derecho vig<strong>en</strong>te. La codificación lodestronó. Lo arrancó de este sitial e hizo posible su subordinación a la legalidad.1 Una versión pr<strong>el</strong>iminar de este trabajo fue pres<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> <strong>el</strong> Coloquio Interdisciplinario de Humanidades,organizado <strong>en</strong> agosto de 2007 por <strong>el</strong> Departam<strong>en</strong>to de Humanidades de la <strong>Pontificia</strong> Universidad Católicad<strong>el</strong> Perú.2 <strong>Pontificia</strong> Universidad Católica d<strong>el</strong> Perú, Instituto Riva-Agüero.3Escudero, José Antonio. Curso de Historia d<strong>el</strong> Derecho. Fu<strong>en</strong>tes e Instituciones Políticoadministrativas.Madrid, 1995, pp. 877-878.4Hespanha, Antonio M. “Las categorías de lo político y de lo jurídico <strong>en</strong> la época moderna”. Ius Fugit.Revista Interdisciplinar de Estudios Histórico-Jurídicos, N° 3-4 (Zaragoza, 1996), p. 69.


Lo que equivale a maniatarlo, a reducir la función judicial a la mínimaexpresión, a una mera aplicación de los dictados de gobernantes y legisladores”. 5Para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der <strong>el</strong> gran poder que t<strong>en</strong>ía <strong>el</strong> <strong>juez</strong> antes de la codificación, debe recordarseque la tarea de impartir <strong>justicia</strong> fue <strong>en</strong> principio la más importante atribución d<strong>el</strong>gobernante. La tarea es<strong>en</strong>cial d<strong>el</strong> príncipe era la de gubernare et regere cum aequitate etiustitia, y precisam<strong>en</strong>te la imag<strong>en</strong> más negativa que de él podía ofrecerse era la d<strong>el</strong> rexiniquus. 6 En efecto, un <strong>el</strong>em<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>tral de la teoría política medieval fue la afirmaciónde que la primera y más importante misión de la autoridad era <strong>el</strong> mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la<strong>justicia</strong>. 7 Al juzgar, <strong>el</strong> príncipe medieval era él mismo ley (rex est animata lex), y suspalabras eran un reflejo d<strong>el</strong> ord<strong>en</strong> objetivo de lo justo, que era la ley. 8 El príncipe eraun lector “de la realidad natural <strong>en</strong> la que está inscrito <strong>el</strong> Derecho; (…) no aparece comoun creador d<strong>el</strong> Derecho, sino como qui<strong>en</strong> lo dice: ius dicit; (…) [<strong>el</strong> príncipe es] <strong>el</strong>intérprete de una dim<strong>en</strong>sión preexist<strong>en</strong>te y sobreord<strong>en</strong>ada, determinando que supotestad <strong>en</strong> <strong>el</strong> plano jurídico es prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te interpretativa”. Así, <strong>el</strong> Derecho era másord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to que autoridad. 9 Un ámbito <strong>en</strong> <strong>el</strong> que se mostró de modo especialm<strong>en</strong>teclaro la id<strong>en</strong>tificación d<strong>el</strong> príncipe con la ley fue <strong>el</strong> de los procesos criminales <strong>en</strong> latradición jurídica europea contin<strong>en</strong>tal: esos procesos, <strong>en</strong> todas sus fases, solían sersecretos, tanto para <strong>el</strong> público <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral como para los propios acusados. Foucault hapuesto de r<strong>el</strong>ieve esta circunstancia para <strong>el</strong> caso específico de Francia, donde unaord<strong>en</strong>anza de fines d<strong>el</strong> siglo XVII confirmó y reforzó esa tradición: <strong>el</strong> acusado no podíaacceder a los docum<strong>en</strong>tos de su caso; no podía conocer la id<strong>en</strong>tidad de sus acusadores; ytampoco podía saber cuáles eran las evid<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> las que aqu<strong>el</strong>los se fundam<strong>en</strong>taban.El secreto d<strong>el</strong> proceso reflejaba <strong>el</strong> principio de que <strong>el</strong> establecimi<strong>en</strong>to de la verdad eraatribución exclusiva d<strong>el</strong> soberano, y de aqu<strong>el</strong>los que por d<strong>el</strong>egación suya administraban10<strong>justicia</strong>.El panorama jurídico <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>mundo</strong> medieval se caracterizó por la vig<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong>d<strong>en</strong>ominado Derecho común (ius commune), creado <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida por los glosadoresy los com<strong>en</strong>taristas, qui<strong>en</strong>es dieron forma a un gran conjunto de nociones jurídicas queinterpretaban <strong>el</strong> Derecho romano y <strong>el</strong> Derecho canónico. Ambos constituían <strong>el</strong>utrumque ius. Ese Derecho común no estuvo basado tanto <strong>en</strong> leyes escritas cuanto <strong>en</strong>opiniones de juristas. No fue un Derecho legal, sino un Derecho de juristas; y como talfue un Derecho de controversias, que se fue formando a partir d<strong>el</strong> contraste de lasopiniones jurídicas. 11 Eran los juristas –los autores de la doctrina jurídica- los quefijaban las posiciones de los jueces. 12 Sin embargo, <strong>en</strong> la Europa medieval –<strong>en</strong> laEuropa d<strong>el</strong> Derecho común- las opiniones de los juristas sobre los temas más variadosfueron numerosísimas, al punto de que se ha llegado a decir que por <strong>en</strong>tonces <strong>el</strong>5 Bravo Lira, Bernardino. “Judex, Minister Aequitatis. La integración d<strong>el</strong> derecho antes y después de lacodificación”. Anuario de Historia d<strong>el</strong> Derecho Español, LXI (Madrid, 1991), p. 111.6 Grossi, Paolo. El ord<strong>en</strong> jurídico medieval. Madrid, Marcial Pons, 1996, p. 107.7 Cassirer, Ernst. El mito d<strong>el</strong> Estado. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 116.8 Maravall, José Antonio. Estado <strong>moderno</strong> y m<strong>en</strong>talidad social. Madrid, 1972, tomo II, p. 405.9 Grossi, El ord<strong>en</strong>, p. 108.10 Foucault, Mich<strong>el</strong>. Discipline and Punish. The Birth of the Prison. New York, Vintage Books, 1995(segunda edición), pp. 35-36.11 Guzmán, Alejandro. “Decisión de controversias jurisprud<strong>en</strong>ciales y codificación d<strong>el</strong> Derecho <strong>en</strong> laépoca moderna”. Anuario de Historia d<strong>el</strong> Derecho Español, L (Madrid, 1980), p. 853. Al haber surgido<strong>en</strong> Italia, ese Derecho de juristas fue conocido como mos italicus. Escudero, Curso de Historia d<strong>el</strong>Derecho, p. 414.12 Bravo Lira, “Judex”, p. 113.


Derecho era “naturalm<strong>en</strong>te incierto”. 13 Pero <strong>en</strong> ese tiempo –al igual que hoy- serequería de soluciones ciertas, precisas y definitivas a los conflictos que se planteaban.Así, se creó <strong>el</strong> mecanismo de la communis opinio doctorum, que permitió que lapluralidad y la heterog<strong>en</strong>eidad de las soluciones brindadas por los juristas fuerareconducida a cierta unidad, con lo cual <strong>el</strong> <strong>juez</strong> podía hallar una solución uniforme. 14Sin embargo, esa unidad fue r<strong>el</strong>ativa, y ya veremos cómo fueron los humanistas d<strong>el</strong>R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to los que criticaron con dureza la confusión exist<strong>en</strong>te. Es más, laproliferación de opiniones de tan numerosos autores fue considerada como causante d<strong>en</strong>ocivas confusiones <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>mundo</strong> jurídico. Por ejemplo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo XVII <strong>el</strong> célebretratadista Diego de Saavedra Fajardo llegó a proponer que se prohibiera <strong>el</strong> ingreso aEspaña de “tantos libros de jurisprud<strong>en</strong>cia como <strong>en</strong>tran”, ya que consideraba que “con<strong>el</strong>los se confund<strong>en</strong> los ing<strong>en</strong>ios, y queda embarazado y dudoso <strong>el</strong> juicio”. Resultaba, portanto, perjudicial buscar la <strong>justicia</strong> <strong>en</strong> “la confusa noche de las opiniones de losDoctores”. 15Puede decirse, <strong>en</strong> líneas g<strong>en</strong>erales, que hasta <strong>el</strong> siglo XVIII <strong>el</strong> arbitrio –es decir, lafacultad que t<strong>en</strong>ían los jueces y los tribunales de crear Derecho sin t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la leyescrita- 16 tuvo la supremacía <strong>en</strong> cuanto a la solución de los conflictos <strong>en</strong> sede judicial.El <strong>juez</strong> era <strong>el</strong> Minister aequitatis. Pero con los avances d<strong>el</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to ilustrado –apoyado <strong>en</strong> la crítica humanista previa, de la que hablaremos a continuación-, empezó apredominar una creci<strong>en</strong>te desconfianza fr<strong>en</strong>te a las arbitrariedades de los jueces, yfinalm<strong>en</strong>te se consideró que <strong>el</strong> mejor remedio sería la codificación: “se busca <strong>en</strong> la ley<strong>el</strong> remedio contra la arbitrariedad judicial, (…) y se int<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>jaular al <strong>juez</strong> d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong>derecho legislado”. 17Antes de la codificación, tuvo gran vig<strong>en</strong>cia <strong>el</strong> d<strong>en</strong>ominado casuismo jurídico, <strong>en</strong> virtudd<strong>el</strong> cual <strong>el</strong> <strong>juez</strong> declaraba <strong>el</strong> derecho –iuris dictio- caso por caso. La labor d<strong>el</strong> <strong>juez</strong> era <strong>el</strong>ars boni et aequi: <strong>el</strong> arte de “descubrir” <strong>el</strong> derecho <strong>en</strong> cada caso, a partir de la “equidadnatural” y de las aptitudes que todo <strong>juez</strong> debía reunir, como eran la ci<strong>en</strong>cia, laexperi<strong>en</strong>cia, <strong>el</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to agudo, la rectitud de conci<strong>en</strong>cia y la prud<strong>en</strong>cia. 18 Enefecto, los más notables repres<strong>en</strong>tantes de la literatura jurídica indiana señalaron, de unou otro modo, la importancia de esas cualidades <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>juez</strong>. Por ejemplo, Francisco deAlfaro y Juan de Solórzano Pereira coincidieron <strong>en</strong> que eran condiciones fundam<strong>en</strong>talesla aptitud física, la aptitud moral, la ci<strong>en</strong>cia y la experi<strong>en</strong>cia. 1913 Guzmán, “Decisión de controversias”, p. 854.14 Guzmán, “Decisión de controversias”, pp. 854 y 872. Por ejemplo, <strong>en</strong> Castilla los reyes int<strong>en</strong>taron, a lolargo d<strong>el</strong> siglo XV, disminuir la importancia de la doctrina como fu<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> Derecho, justam<strong>en</strong>te con <strong>el</strong>propósito de fortalecer la vig<strong>en</strong>cia de la legislación real. No tuvieron éxito, pero sí establecieron a quéjuristas se podía citar y <strong>el</strong> valor de cada refer<strong>en</strong>cia. Y aunque <strong>en</strong> 1505 las Leyes de Toro afirmaron que lasopiniones de los juristas no t<strong>en</strong>ían carácter vinculante, <strong>el</strong> problema persistió <strong>en</strong> los siglos posteriores, por<strong>el</strong> prestigio d<strong>el</strong> que aqu<strong>el</strong>los gozaban. Escudero, Curso de Historia d<strong>el</strong> Derecho, p. 415.15 Saavedra Fajardo, Diego de. Idea de un príncipe político-cristiano repres<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> ci<strong>en</strong> empresas.Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1985, p. 141.16 Luque Talaván, Migu<strong>el</strong>. Un universo de opiniones. La literatura jurídica indiana. Madrid, ConsejoSuperior de Investigaciones Ci<strong>en</strong>tíficas, 2003, p. 95.17 Bravo Lira, “Judex”, p. 112.18 Tau Anzoátegui, Víctor. Casuismo y sistema. Indagación histórica sobre <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> DerechoIndiano. Bu<strong>en</strong>os Aires, Instituto de Investigaciones de Historia d<strong>el</strong> Derecho, 1992, p. 488.19 Barri<strong>en</strong>tos Grandon, Javier. “La s<strong>el</strong>ección de ministros togados para Indias”. En XI Congreso d<strong>el</strong>Instituto Internacional de Historia d<strong>el</strong> Derecho Indiano. Bu<strong>en</strong>os Aires, 4 al 9 de septiembre de 1995.Actas y Estudios. Bu<strong>en</strong>os Aires, Instituto de Investigaciones de Historia d<strong>el</strong> Derecho, 1997, vol. III, pp.298-299.


En ese contexto casuista -estudiado con det<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to para <strong>el</strong> caso hispanoamericano porVíctor Tau Anzoátegui-, 20 la ley escrita no era, por tanto, la primera fu<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> Derecho,existi<strong>en</strong>do otras de igual o mayor importancia, como la costumbre, la doctrina de losautores o la jurisprud<strong>en</strong>cia. El <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to agudo y la rectitud de conci<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> <strong>el</strong><strong>juez</strong> eran especialm<strong>en</strong>te valorados. Por ejemplo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo XVII un <strong>juez</strong> de laAudi<strong>en</strong>cia de Charcas -Luis José Merlo de la Fu<strong>en</strong>te, oidor decano de ese tribunal-, <strong>en</strong>un texto bastante raro, <strong>en</strong> <strong>el</strong> que def<strong>en</strong>día la corrección de sus acciones, destacaba laimportancia d<strong>el</strong> “tribunal de su conci<strong>en</strong>cia”, al explicar cómo decidía:“Y como para que <strong>el</strong> juicio sea perfecto, es <strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>to principal saber <strong>el</strong>hecho (…). Para que la <strong>justicia</strong> quede llana, y <strong>el</strong> derecho al hecho corresponda(…). Fiando solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la <strong>justicia</strong> que le asiste, confirmada <strong>en</strong> <strong>el</strong> tribunal desu conci<strong>en</strong>cia, donde <strong>el</strong>la misma es testigo, y <strong>juez</strong>, que con integridad acusa,cond<strong>en</strong>a y nos absu<strong>el</strong>ve, como lo sintió San Ambrosio”. 21Junto con <strong>el</strong>lo, se buscaba una suerte de aislami<strong>en</strong>to de los magistrados, con <strong>el</strong> fin deque fueran imparciales <strong>en</strong> sus resoluciones. Por ejemplo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> Perú virreinal fueronmuy precisas las normas que pret<strong>en</strong>dieron regir ese aislami<strong>en</strong>to, disponi<strong>en</strong>do -<strong>en</strong>treotras cosas- que los ministros de la Audi<strong>en</strong>cia -al igual que sus hijos- no podían contraernupcias <strong>en</strong> la jurisdicción d<strong>el</strong> tribunal <strong>en</strong> <strong>el</strong> que prestaban sus servicios; no podían serpadrinos de matrimonios ni de bautizos; estaban prohibidos de hacer visitas y de acudira desposorios o <strong>en</strong>tierros; no podían ser propietarios de bi<strong>en</strong>es inmuebles, ni t<strong>en</strong>er tratosmercantiles. 22Me parece especialm<strong>en</strong>te r<strong>el</strong>evante la circunstancia <strong>en</strong> virtud de la cual los jueces noestaban obligados a publicar los fundam<strong>en</strong>tos de sus resoluciones. 23 Este fue unf<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que se dio no solo <strong>en</strong> la tradición jurídica hispana, sino también <strong>en</strong> otroslugares de Europa. Había un motivo práctico para <strong>el</strong>lo: a medida que la tradición d<strong>el</strong> iuscommune fue afirmándose, se multiplicaban las interpretaciones concerni<strong>en</strong>tes a lasdiversas instituciones jurídicas. Así, los abogados citaban a un creci<strong>en</strong>te número deautores <strong>en</strong> respaldo de sus respectivas posiciones, lo cual era natural, ya que <strong>el</strong> iuscommune era es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te un Derecho de juristas. La no publicación de losfundam<strong>en</strong>tos de las resoluciones de los jueces evitaba polémicas jurídicas que podíanser interminables, y a la vez permitía <strong>el</strong> mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> prestigio de los jueces (al noponerse <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia posibles razonami<strong>en</strong>tos erróneos). 2420 Tau Anzoátegui, Casuismo y sistema.21 Merlo. Def<strong>en</strong>sa legal <strong>en</strong> exclusión de los cargos que le sacaron si<strong>en</strong>do Oidor de la Real Audi<strong>en</strong>cia deLa Plata. Madrid, 1677, f. 3v.22 En <strong>el</strong> título XVI d<strong>el</strong> libro II de la Recopilación de leyes de los reinos de las Indias (Madrid, 1681),aparec<strong>en</strong> las m<strong>en</strong>cionadas disposiciones, y muchas otras r<strong>el</strong>ativas al des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to de los ministros d<strong>el</strong>as Audi<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> las ciudades <strong>en</strong> las que residían. Véase también Pu<strong>en</strong>te Brunke, José de la. “Los oidores<strong>en</strong> la sociedad limeña: notas para su estudio (Siglo XVII)”. Temas Americanistas, 7 (Sevilla, 1990), pp.11-13.23 Levaggi, Ab<strong>el</strong>ardo. "La fundam<strong>en</strong>tación de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> <strong>el</strong> Derecho indiano". Revista de Historiad<strong>el</strong> Derecho, N° 6 (Bu<strong>en</strong>os Aires, 1978), pp. 45-73; Tau Anzoátegui, Víctor. "Los comi<strong>en</strong>zos de lafundam<strong>en</strong>tación de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina". Revista de Historia d<strong>el</strong> Derecho, N° 10 (Bu<strong>en</strong>osAires, 1982), p. 268.24 Honores Gonzales, R<strong>en</strong>zo. La fundam<strong>en</strong>tación de las s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>mundo</strong> hispánico: una visiónhistórica. Trabajo inédito.


El prestigio d<strong>el</strong> <strong>juez</strong> era fundam<strong>en</strong>tal, considerando que era t<strong>en</strong>ido por repres<strong>en</strong>tante d<strong>el</strong>rey, e incluso por ministro de Dios, al decir de Castillo de Bobadilla:“No solam<strong>en</strong>te los Reyes y grandes Monarcas, sino tambi<strong>en</strong> los <strong>juez</strong>es sonministros de Dios, y por Dios exerc<strong>en</strong> sus oficios y disciern<strong>en</strong> las cosas justas losquales no solo repres<strong>en</strong>tan al Principe terr<strong>en</strong>o, que los puso y constituyo <strong>en</strong> losjuzgados y corregimi<strong>en</strong>tos, pero son imag<strong>en</strong> y simulacro d<strong>el</strong> Principe eterno, d<strong>el</strong>qual procede todo poderio y señorio”. 25Por tanto, <strong>el</strong> <strong>juez</strong> desarrollaba su labor <strong>en</strong> ese contexto casuista, y con una gran libertadpara resolver. Un oidor de la Audi<strong>en</strong>cia de Lima, Pedro García de Ovalle, que ademásfue asesor d<strong>el</strong> virrey conde de Lemos, publicó un interesante texto def<strong>en</strong>diéndose dequi<strong>en</strong>es lo acusaban de no administrar <strong>justicia</strong> adecuadam<strong>en</strong>te. Cito un párrafo <strong>en</strong>particular, <strong>en</strong> <strong>el</strong> que está implícita la vital importancia d<strong>el</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to agudo d<strong>el</strong> <strong>juez</strong>,al igual que la trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de las doctrinas <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco de ese “Derecho de juristas”:“(…) los juicios de los hombres vivos, que <strong>en</strong> los Tribunales juzgan las causas,son como los de los autores muertos que escribieron dándonos reglas. Losautores <strong>en</strong> un punto o cuestión su<strong>el</strong><strong>en</strong> estar divididos <strong>en</strong> varias opiniones. Losjueces al votar hac<strong>en</strong> lo mismo, y sucede cada día, que dos están por unas<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, tres por otra, y muchas veces hac<strong>en</strong> paridad, remitiéndose <strong>en</strong>discordia. ¿Quién dirá cuál de estas opiniones es la más justa? Si lo dic<strong>en</strong> otroshombres, daremos <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, o duda, de donde se infiere quesólo Dios sabe lo más justo. Y no por esto habrá qui<strong>en</strong> pueda decir que la mejorparte de votos, o <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de la pariedad (sic), los que después quedaronsuperados votaron injustam<strong>en</strong>te, o no votaron legalm<strong>en</strong>te, ni por <strong>el</strong>lo, o porrevocarse la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, sean sindicados, quer<strong>el</strong>lados o molestados”. 26La crítica humanista al arbitrio d<strong>el</strong> <strong>juez</strong>El panorama antes referido, que t<strong>en</strong>ía al arbitrio d<strong>el</strong> <strong>juez</strong> como <strong>el</strong>em<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>tral, <strong>en</strong>tró<strong>en</strong> crisis a partir de la crítica humanista. En efecto, ya <strong>en</strong> <strong>el</strong> propio siglo XV loshumanistas manifestaban su disconformidad fr<strong>en</strong>te a la que consideraban excesiva fe <strong>en</strong>los textos de autoridad -es decir, no veían con bu<strong>en</strong>os ojos <strong>el</strong> “Derecho de juristas”-, conlo cual empezó a cuestionarse <strong>el</strong> sistema de la communis opinio. Los humanistaspusieron <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia la inseguridad y la incerteza jurídicas que se podían derivar de laproliferación y diversidad de opiniones sobre cada tema <strong>en</strong> conflicto. Por ejemplo,25 Castillo de Bobadilla, Jerónimo: Politica para Corregidores, y Señores de Vassallos, <strong>en</strong> tiempo de paz,y de guerra. Y para Juezes Eclesiasticos y Seglares, y de Sacas, Aduanas, y de Resid<strong>en</strong>cias, y susOficiales: y para Regidores, y Abogados, y d<strong>el</strong> valor de los Corregimi<strong>en</strong>tos, y Goviernos Real<strong>en</strong>gos, y d<strong>el</strong>as Ord<strong>en</strong>es. Amberes, 1704, vol. II, lib. III, cap. I, N° 5.26 Estatera jurídica, balanza <strong>en</strong> que se pesan los fundam<strong>en</strong>tos legales. Crisol, y piedra de toque <strong>en</strong> que seafinan, y reconoc<strong>en</strong> los quilates d<strong>el</strong> z<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> servicio d<strong>el</strong> Rey. Con que <strong>el</strong> Conde de Lemos, Virrey d<strong>el</strong>Perú, y <strong>el</strong> Lic<strong>en</strong>ciado D. Pedro García de Ovalle, su Asesor, Alcalde d<strong>el</strong> Crim<strong>en</strong>, que era <strong>en</strong>tonces de laReal Audi<strong>en</strong>cia de Lima, y oy es Oydor de la Real Chancillería de Valladolid: Hizieron causa, ypronunciaron s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de muerte, y confiscación de todos sus bi<strong>en</strong>es, sin embargo de ap<strong>el</strong>ación, nisuplicación contra <strong>el</strong> Maestre de Campo Joseph de Salcedo, que se executó <strong>en</strong> su persona, y bi<strong>en</strong>es porprincipal pertrador [sic] de los d<strong>el</strong>itos de motor , auxiliador, y fom<strong>en</strong>tador de las sediciones , y alborotosd<strong>el</strong> asi<strong>en</strong>to de minas de Laicacota, fábrica, y guarnición de un Castillo, y conspiración contra dichoVirrey. Respuesta a la acusación d<strong>el</strong> Señor Fiscal de Su Majestad <strong>en</strong> su Real Consejo de Indias,propuesta contra dicho Don Pedro García de Ovalle. Sobre <strong>el</strong> cont<strong>en</strong>ido de la dicha s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, y reformaque se hizo <strong>en</strong> <strong>el</strong> Consejo quando se revocó, fs. 52-52v.


Tomás Moro, que había sido <strong>juez</strong> local <strong>en</strong> Londres, consideraba que las doctrinas“atiborradas” y tan numerosas de los juristas eran innecesarias y perniciosas para <strong>el</strong>logro de la <strong>justicia</strong>. En <strong>el</strong> siglo XVII diversos autores continuaron con una crítica que sehabía iniciado tiempo atrás: la d<strong>el</strong> carácter hermético d<strong>el</strong> saber de jueces, juristas yletrados, que <strong>en</strong> muchos casos les podía servir para cubrir <strong>en</strong>gaños e in<strong>justicia</strong>s. 27 Así,se suscitó una literatura crítica que estuvo vig<strong>en</strong>te hasta inicios d<strong>el</strong> siglo XIX, y que sedesarrolló <strong>en</strong> paral<strong>el</strong>o con <strong>el</strong> trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal crecimi<strong>en</strong>to de la legislación real. 28 Enefecto, <strong>en</strong> <strong>el</strong> contexto d<strong>el</strong> inicio d<strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> Estado <strong>moderno</strong>, <strong>el</strong> Derecho realempieza a adquirir mayor importancia, llegando a calificárs<strong>el</strong>e también como Derechopatrio o nacional. 29Además, los humanistas criticaban ese “Derecho de juristas”, y la propia tradición d<strong>el</strong>ius commune, a partir d<strong>el</strong> argum<strong>en</strong>to de que los juristas com<strong>en</strong>taban los textos d<strong>el</strong>Derecho romano sin t<strong>en</strong>er una preparación filológica, lo cual les llevaba a cometererrores al leer los docum<strong>en</strong>tos antiguos. Así, los humanistas, como estudiosos de lasl<strong>en</strong>guas clásicas, buscaron los manuscritos originales d<strong>el</strong> Derecho romano, preparandoediciones críticas y distanciándose de las interpretaciones medievales. Ahora bi<strong>en</strong>: paralos humanistas los textos jurídicos romanos no constituían un Derecho vig<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> esodiscrepaban también de los cultivadores d<strong>el</strong> ius commune. 30En cuanto a la solución de conflictos, la crítica humanista supuso <strong>el</strong> inicio de unconjunto de planteami<strong>en</strong>tos que ofrecieron alternativas al esquema de la communisopinio, basadas <strong>en</strong> la promulgación de normas decisorias de las controversias de parted<strong>el</strong> legislador. 31 Los humanistas plantearon, fr<strong>en</strong>te al antiguo Corpus Iuris, la formaciónde un nuevo cuerpo de leyes, concebido según las categorías metodológicas que <strong>el</strong>lospostulaban. Por ejemplo, a fines d<strong>el</strong> siglo XVI, <strong>en</strong> España, se postulaba dividir lasmaterias jurídicas de manera lógica; escribir las leyes de modo claro y llano; <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guacast<strong>el</strong>lana, para que <strong>el</strong> pueblo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diera lo que se le mandaba y lo que se le prohibía.Lo explicaba por <strong>en</strong>tonces Pedro Simón Abril d<strong>el</strong> sigui<strong>en</strong>te modo:“Para esta manera de obra no bastan personas, que sepan solam<strong>en</strong>te leyes,aunque las sepan por <strong>el</strong> cabo, sino que convi<strong>en</strong>e, que sean juntam<strong>en</strong>te muysabios Filósofos, y muy prud<strong>en</strong>tes Jurisconsultos, para que como Jurisconsultos<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan la <strong>justicia</strong> y materias legales, y como Filósofos las pongan por<strong>el</strong>egante ord<strong>en</strong> y concierto, poni<strong>en</strong>do cada materia <strong>en</strong> su propio lugar, y nomezclando cosas aj<strong>en</strong>as de la profesión, ni tratando <strong>en</strong> diversos lugares unamisma materia; lo cual no puede hacer, qui<strong>en</strong> por método Lógica no sabe, cómose ha de disponer una doctrina con luz y claridad”. 32Ese anh<strong>el</strong>o de ord<strong>en</strong> y de “sistematización” <strong>en</strong> cuanto al Derecho se advierte no solo <strong>en</strong>los int<strong>el</strong>ectuales humanistas, sino también <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>es integraban las Cortes –asambleasestam<strong>en</strong>tales- <strong>en</strong> Castilla. Por ejemplo, <strong>en</strong> 1542 diversos repres<strong>en</strong>tantes ante las Cortesde Valladolid solicitaban que las normas se ord<strong>en</strong>aran “poni<strong>en</strong>do cada ley debajo d<strong>el</strong>27 Hespanha, António M. Vísperas d<strong>el</strong> Leviatán. Instituciones y poder político (Portugal, siglo XVII).Madrid, Taurus Humanidades, 1989, p. 432.28 Guzmán, “Decisión de controversias”, pp. 860-861.29 Bravo Lira, “Judex”, p. 117.30 Luque, Un universo de opiniones, pp. 195-196.31 Guzmán, “Decisión de controversias”, p. 873.32 Guzmán, “Decisión de controversias”, p. 880.


título que convi<strong>en</strong>e”, y dos años después se reclamaba “que todas las leyes de estosreinos se compil<strong>en</strong> y pongan <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> y se impriman”. 33 El ya citado Pedro Simón Abrilno dudó <strong>en</strong> afirmar que para <strong>el</strong> gobierno era más aconsejable guiarse por <strong>el</strong> Derechoescrito que por “<strong>el</strong> arbitrio de la bu<strong>en</strong>a razón”, ya que aqu<strong>el</strong> es <strong>el</strong>aborado con madurez yprud<strong>en</strong>cia y está “más libre de pasión”. Sugería que las leyes mandaran o prohibieran demodo breve y claro, “sin preámbulos ni retóricas, que son cosas indignas de la gravedady autoridad d<strong>el</strong> legislador”. Así, dejaba clara su posición contraria al “Derecho dejuristas” propio d<strong>el</strong> tiempo d<strong>el</strong> predominio d<strong>el</strong> ius commune. 34De todos modos, la crítica humanista no fue <strong>en</strong> una sola dirección. No olvidemos que,de acuerdo con la corri<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> “utopismo”, tan cara a muchos humanistas, fue frecu<strong>en</strong>te<strong>el</strong> rechazo al “formalismo rígido” d<strong>el</strong> derecho escrito, y la prefer<strong>en</strong>cia por <strong>el</strong> gobiernode la razón natural y d<strong>el</strong> criterio de la equidad. Sin embargo, si<strong>en</strong>do esto cierto, opinaMaravall que la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> humanismo r<strong>en</strong>ac<strong>en</strong>tista fue clara <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido dedirigirse a “la formación de un derecho legal, escrito, estatalizado, uniforme, sometido aun proceso de formalización y racionalización”, de acuerdo con <strong>el</strong> tipo ideal de la“dominación legal” que plantearía Max Weber. 35Si por una parte <strong>el</strong> humanismo jurídico postulaba que los jueces fueran a la vez filósofosy jurisconsultos, por otro lado tuvo una influ<strong>en</strong>cia decisiva <strong>en</strong> la actual visión legalistad<strong>el</strong> Derecho y de la figura d<strong>el</strong> <strong>juez</strong>, que triunfará tiempo después, de la mano de laIlustración y d<strong>el</strong> liberalismo. En ese triunfo de la visión legalista tuvo también un pap<strong>el</strong>fundam<strong>en</strong>tal <strong>el</strong> iusnaturalismo racionalista: con <strong>el</strong> propósito de establecer un Derechoprov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de la razón, dejan de lado la dialéctica d<strong>el</strong> caso como método jurídico y<strong>en</strong>tronizan la deducción axiomática. Esto suponía una serie de principios y reglasg<strong>en</strong>erales, <strong>en</strong>lazados <strong>en</strong>tre sí de modo lógico y fundados <strong>en</strong> la razón. De este modo, loque cabía era la demostración de los axiomas, y no su discusión. 36El triunfo de la codificaciónCon <strong>el</strong> triunfo de la codificación, la cual fue principalm<strong>en</strong>te obra de los gobernantes, <strong>el</strong>pap<strong>el</strong> de los juristas fue solo de carácter auxiliar. Tanto los juristas como los juecespasaron a ocupar un pap<strong>el</strong> secundario y subordinado: 37 anteriorm<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> rey-<strong>juez</strong> nocreaba la ley, sino que la reconocía y la aplicaba; <strong>en</strong> <strong>el</strong> nuevo contexto, era <strong>el</strong> Estado <strong>el</strong>que creaba la norma y luego la aplicaba. Así, la legislación –con la creci<strong>en</strong>teimportancia que va adquiri<strong>en</strong>do <strong>el</strong> derecho escrito o derecho positivo- empieza a emanarde la voluntad soberana d<strong>el</strong> monarca, que es la que otorgará validez a todas lasnormas. 3833 Maravall, Estado <strong>moderno</strong>, p. 425.34 Maravall, Estado <strong>moderno</strong>, p. 428.35 Maravall, Estado <strong>moderno</strong>, p. 428. De acuerdo con <strong>el</strong> tipo ideal weberiano de la “dominación legal”, laracionalidad de la ley garantiza los derechos formales de las partes <strong>en</strong> un litigio. El propio Weber admite,sin embargo, que d<strong>en</strong>tro de ese esquema puede ocurrir que circunstancias fortuitas g<strong>en</strong>er<strong>en</strong> in<strong>justicia</strong>ssustantivas. Por ejemplo, si una de las partes olvida informar al <strong>juez</strong> de un dato importante a favor suyo<strong>en</strong> <strong>el</strong> plazo procesalm<strong>en</strong>te previsto, ese dato no existe. El <strong>juez</strong> debe ceñirse a lo formalm<strong>en</strong>te manifestado<strong>en</strong> <strong>el</strong> expedi<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> aras de la predictibilidad de los procedimi<strong>en</strong>tos formales propios de un sistemajurídico racional. B<strong>en</strong>dix, Reinhard. Max Weber. An Int<strong>el</strong>lectual Portrait. Berk<strong>el</strong>ey - Los Ang<strong>el</strong>es –London, University of California Press, 1977, p. 399.36 Guzmán, “Decisión de controversias”, p. 886.37 Bravo Lira, “Judex”, p. 113.38 Maravall, Estado <strong>moderno</strong>, pp. 409, 413 y 424.


Lo interesante es que tanto antes como después de la codificación, las quejas fr<strong>en</strong>te alDerecho y los jueces son bastante parecidas: se refier<strong>en</strong> a las oscuridades,contradicciones o defectos de las leyes; y también a la inseguridad jurídica. No deja deser paradójico <strong>el</strong> que la inseguridad jurídica sea echada hoy <strong>en</strong> falta al igual que hacevarios ci<strong>en</strong>tos de años. En esos tiempos, la no publicación de los fundam<strong>en</strong>tos de lass<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias de los jueces era invocado como uno de los hechos g<strong>en</strong>eradores de esainseguridad. Hoy se publican los fundam<strong>en</strong>tos; sin embargo, la seguridad jurídica siguesi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> muchos casos una ilusión, debido a circunstancias extrajurídicas –porejemplo, la corrupción- que pued<strong>en</strong> hacer variar radicalm<strong>en</strong>te los razonami<strong>en</strong>tos de losjueces. Antes, los males se atribuían al arbitrio de los jueces; hoy los atribuimos a lacorrupción, o a la arbitrariedad de los gobernantes a través de abusos legislativos, o deabusos administrativos. 39Ahora bi<strong>en</strong>: hasta aquí he descrito, <strong>en</strong> líneas g<strong>en</strong>erales -habría que considerar muchosotros matices-, los grandes cambios <strong>en</strong> cuanto a la percepción de lo que es <strong>el</strong> <strong>juez</strong>. Sinembargo, a pesar de la codificación y d<strong>el</strong> predominio d<strong>el</strong> principio de legalidad, es claroque hoy <strong>en</strong> día <strong>el</strong> <strong>juez</strong> sigue interpretando, aunque d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> marco mandatorio de laley escrita. Al prácticam<strong>en</strong>te id<strong>en</strong>tificarse hoy ley y Derecho, <strong>el</strong> <strong>juez</strong> solo puedeinterpretar d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> marco de la aplicación de la ley. Estamos <strong>en</strong> <strong>el</strong> tiempo de “laomnipot<strong>en</strong>cia de la ley”; 40 antes, <strong>en</strong> cambio, <strong>el</strong> radio de acción d<strong>el</strong> <strong>juez</strong> era mucho másabierto, y su objetivo era <strong>el</strong> de declarar <strong>el</strong> Derecho, a partir de otras fu<strong>en</strong>tes que t<strong>en</strong>íanigual o aun mayor peso que la ley escrita, como eran la jurisprud<strong>en</strong>cia, la doctrinajurídica y la costumbre.Obviam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> ese contexto <strong>el</strong> <strong>juez</strong> era un personaje mucho más poderoso.Precisam<strong>en</strong>te con la codificación se pret<strong>en</strong>dió proteger a los ciudadanos de las presuntasarbitrariedades de los jueces; sin embargo, <strong>en</strong> muchos casos se les dejó “inermes fr<strong>en</strong>tea la autoridad de los gobernantes”, 41 ya que <strong>el</strong>los eran los autores de la ley codificada.Por eso, <strong>el</strong> ya citado Bernardino Bravo Lira afirma que no es correcto hablar de “Poder”42judicial; resulta paradójico que se empiece a hablar de poder judicial justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> laetapa histórica <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> <strong>juez</strong> pierde bu<strong>en</strong>a parte de su poder y de su influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> lasociedad.39 Bravo Lira, “Judex”, p. 115.40 Bravo Lira, “Judex”, p. 151.41 Bravo Lira: “Judex”, p. 162.42 Bravo Lira: “Judex”, p. 151.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!