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Concierto de amor a dos voces (Poemario) - Revista La Manzana ...

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131<strong>Concierto</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> a <strong>dos</strong> <strong>voces</strong>.Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Z<strong>amor</strong>anoBogotá: Apidama, abril <strong>de</strong> 2005.Reseña a cargo <strong>de</strong>: Gabriela Castellanos LlanosCentro <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong> Género, Mujer y SociedadUniversidad <strong>de</strong>l Vallel título <strong>de</strong> este poemario nos ubica ya enla música, y en esos términos lo presentael prólogo <strong>de</strong> Isaías Peña Gutiérrez.Evi<strong>de</strong>ntemente, más que una colección <strong>de</strong>poemas, estamos ante un recital dialogado entre <strong>dos</strong>poetas. Podríamos también verlo como un epistolarioen verso entre <strong>dos</strong> artífices <strong>de</strong> la palabra, don<strong>de</strong> unpoema aparece como respuesta al anterior y se erigeen motivación para el que sigue, en una ca<strong>de</strong>na que sinembargo no es lineal sino llena <strong>de</strong> meandros, espiralesy retornos.El libro se sitúa así en una larga tradición <strong>de</strong> parejas<strong>de</strong> poetas y filósofos que se amaron, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Abelardo yEloísa, hasta Sylvia Plath y Ted Hugues, pasando porRobert Browning y Elizabeth Barrett, así como, en lasletras hispanas, Pilar <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>rrama y Antonio Machado.A estas <strong>dos</strong> últimas parejas se refieren Alfredo yGuiomar en este libro, sobre todo a la última, pues el<strong>amor</strong> secreto <strong>de</strong> Machado por Pilar, a quien llamabaGuiomar, produjo varios poemas eróticos célebres ybellísimos.Pocas cosas en este mundo dan tanto placer comoese tejido <strong>de</strong> <strong>dos</strong> <strong>voces</strong> poéticas enzarzadas en undiálogo <strong>amor</strong>oso. Recomiendo este libro a to<strong>dos</strong> loslectores y lectoras, porque hoy más que nunca necesitamos,en este mundo convulsionado, placeres comoéste. Porque si la poesía sabe celebrar to<strong>dos</strong> los goces,el <strong>de</strong> la palabra poética pue<strong>de</strong> llegar a hacernos máshumanos.Y si en toda obra poética se produce un teji<strong>dos</strong>infónico <strong>de</strong> temas, si cada cual en su lectura encuentraen ellos distintos énfasis, matices alternos, para mí, enel contrapunteo <strong>de</strong> <strong>voces</strong> que conforma este volumen,se fue construyendo un conjunto <strong>de</strong> temas que meimpactaron particularmente. Oigo en este concierto,sobre todo, una canción <strong>de</strong> gozo ante el hallazgo <strong>de</strong>formas nuevas <strong>de</strong> vivir la feminidad y la masculinidadEn el poema «Cristal», Guiomar habla <strong>de</strong> sus viajes«buscando otra manera/ <strong>de</strong> ser humana y libre»,aludiendo así al célebre verso <strong>de</strong> Rosario Castellanos,<strong>de</strong> Meditación en el umbral: «Otro modo <strong>de</strong> ser humanay libre». El viaje ha llegado a su fruición, pues la poetaencuentra un <strong>amor</strong> que le permite ser, constituirse enhumanidad femenina y libre. Celebrando que Alfre<strong>dos</strong>epa amar <strong>de</strong> un modo diferente, que haya vencido lamasculinidad arrogante y auto <strong>de</strong>structiva <strong>de</strong> tantosamantes varones, Guiomar le dice: «Tú venciste laoscuridad/<strong>de</strong> tus congéneres/ habitua<strong>dos</strong> a hundirse/en la soledad/con el as en la mano» (p. 18).En el epígrafe para el poema «Calenda <strong>de</strong> mayo»,la poeta cita a la trovadora Con<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> Día:Sabed que gran <strong>de</strong>seo tengoDe teneros en lugar <strong>de</strong> maridoSiempre que me prometieraisHacer lo que yo quisieraComo vemos, la mujer aparece aquí como protagonistay sujeto <strong>de</strong>l <strong>amor</strong>. Recor<strong>de</strong>mos que los versos <strong>de</strong>la Con<strong>de</strong>sa tuvieron como escenario el llamado «renacimiento<strong>de</strong>l siglo XII», ese período en el cual unmovimiento internacionalista en Europa nos regalópoesía, arquitectura y filosofía, en Provenza, en París,en Inglaterra, y en el marco <strong>de</strong>l cual los trovadores ytrovadoras (pues mujeres como Marie <strong>de</strong> France, y lamisma Con<strong>de</strong>sa, así como María <strong>de</strong> Ventadorn, Alamanda,Clara <strong>de</strong> Andaza, entre otras, fueron gran<strong>de</strong>sexponentes) cantaron gran<strong>de</strong>s historia <strong>de</strong> <strong>amor</strong> <strong>de</strong> unamanera nueva. Joan Kelly, la historiadora norteamericana,nos contó, en un trascen<strong>de</strong>ntal artículo, 1 cómo1Joan Kelly, «¿Tuvieron las mujeres renacimiento?» EN: Historia y género: las mujeres en la historia mo<strong>de</strong>rna y contemporánea.James Amelang y Mary Nash, comps. Valencia: Edicions Alfons el Magnanim, 1990.


132las gran<strong>de</strong>s señoras <strong>de</strong> la Alta Edad Media jugaron unpapel político importante, y contribuyeron a que, en elllamado «<strong>amor</strong> cortés», la poesía rindiera tributo a lasmujeres como protagonistas <strong>de</strong>l <strong>amor</strong> a la vez quecomo amadas, al asumirse ellas como sujetos eróticos.Siguiendo el ejemplo <strong>de</strong> la trovadora, Guiomarconfiesa: «Era mi <strong>de</strong>seo/ la obsesión <strong>de</strong> tenerte/ enlugar <strong>de</strong> marido» (p. 21). Una y otra vez, se refiere a«la felicidad <strong>de</strong> gozarte», a la visión <strong>de</strong> esa «Virilidadque me estremece». <strong>La</strong> amada y amante expresa supropio <strong>de</strong>seo, haciendo gala <strong>de</strong> esa mutualidad mediantela cual el <strong>de</strong>seo fluye entre él y ella, y nos revela que«contigo me poseo al poseerte».Esta auto-afirmación erótica no la hace, sin embargo,renunciar al placer <strong>de</strong> aceptar y acoger el <strong>de</strong>seoviril, en un movimiento recíproco en el cual ambosson sujeto y objeto:Tus manos, AlfredoQue poseenEl misterio <strong>de</strong>l arco irisRecorren<strong>La</strong>s distintas esferasDe mi cuerpo<strong>La</strong> poeta alu<strong>de</strong>, en otros versos, a una historia <strong>de</strong>vida en la cual el <strong>amor</strong> adquiere una dimensiónliberadora. Así, Guiomar le habla a Alfredo como a uncaballero andante que vence al monstruo carcelero <strong>de</strong>su dama: «Antes <strong>de</strong> ti/ un monstruo sin cabeza/ me<strong>de</strong>jaba tendida/ en medio <strong>de</strong>l bosque/ sin que nadavalieran/ mi voz y mi esperanza», («Al pie <strong>de</strong> tu poema»,p. 26). Al hacerlo, está celebrando la «oscuridadvencida» por un <strong>amor</strong> que libera, un <strong>amor</strong> entre <strong>dos</strong>sujetos <strong>de</strong> la palabra que se cantan mutuamente.El cuerpo, la carne, que para una Santa Teresa <strong>de</strong>Jesús no son más que una prisión <strong>de</strong> «hierros en queel alma está metida», se disuelven en el encuentro<strong>amor</strong>oso, convirtién<strong>dos</strong>e en «fuga mística/ <strong>dos</strong> ríosencontra<strong>dos</strong>». Desaparece así el encierro: «ni rastro<strong>de</strong> aquella cárcel/ con sus barrotes <strong>de</strong> hierro» («Altacto, p.43).Liberada, la poeta se afirma como sujeto por <strong>de</strong>rechopropio, no <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l hombre que la ama, sinocapaz <strong>de</strong> erguirse y sostenerse sobre sus propiaspiernas. Por ello se reconoce hecha «<strong>de</strong>l barro <strong>de</strong> estatierra/ y no <strong>de</strong> la costilla <strong>de</strong>l hombre» («Oración <strong>de</strong>lpoeta», p. 111). No es <strong>de</strong> extrañar, entonces, que el<strong>amor</strong> entre los <strong>dos</strong> se convierta en un «Cese al fuego»,en el cual se apren<strong>de</strong> a «prescindir por siempre/ <strong>de</strong>lconflicto armado», pues la «conmoción interior» <strong>de</strong>lencuentro convierte a amado y amada en iguales (p.46).Alfredo, por su parte, es consciente <strong>de</strong> habersuperado la posesividad <strong>de</strong>l varón tradicional, y se sabeamante <strong>de</strong> una mujer que posee y es poseída por la altavoz <strong>de</strong> la poesía:Te sé vivir, Guiomar en las alturasDel Otro-Yo que alumbrasDesatándoloOjos abiertos al cosmosCuando leo tus poemas… («Sin palabras», p. 30).Por eso se sabe también liberado por ese diálogoperenne que se da entre los <strong>dos</strong>, y por eso sabe que laama «más allá <strong>de</strong> ser hombre», trascendiendo cualquiertentación <strong>de</strong> restringir la libertad <strong>de</strong> la mujer amada:Más allá <strong>de</strong>l hombreSoy el ser que no te niegaGuiomar sólo resuelvoVelar en tu libertad la transparencia(«Más allá <strong>de</strong>l hombre», p. 80).Y por eso, estrechamente ligado al tema <strong>de</strong> la rupturacon las viejas formas <strong>de</strong> feminidad y <strong>de</strong> masculinidad,encontramos ese otro leitmotiv, ese tema <strong>de</strong> la libertad<strong>de</strong> un <strong>amor</strong> que no ata, sino que emancipa. Así, cantaGuiomar a su Alfredo:Libre al finLibre y <strong>de</strong>satado <strong>de</strong> toda <strong>de</strong>slealtadHacia ti mismoVas con este <strong>amor</strong>Y <strong>de</strong> <strong>amor</strong> obsesionadoRenovado y en posesiónDe tu más alto espíritu(«Fiesta <strong>de</strong> los álamos», p. 56)<strong>La</strong> poeta se conoce a sí misma en una emancipación


133que le permite habitar <strong>de</strong> modo nuevo la casa <strong>de</strong>l <strong>amor</strong>:No me retienesVoy sueltaEn esa casa sin puertas(«Vértigo <strong>de</strong> luna», p. 81)Al mismo tiempo, la embriaguez <strong>de</strong>l <strong>amor</strong> y <strong>de</strong>l<strong>de</strong>leite es tan fuerte que produce temor, así como elabismo a la vez atrae y aterra:No me sueltesQue puedo morirEn un vértigo <strong>de</strong> luna(p. 82)Un segundo leitmotiv es la paradoja <strong>de</strong> la unidad yla contraposición entre la poesía y el <strong>amor</strong>. A menudo,como en «Savia», Guiomar reconoce que el poemaconduce a la esencia misma <strong>de</strong>l amado:Tus poemasPor una trochaDe inmensos samanesMe conducena tu savia(p. 31)Alfredo, por su parte, en «El aire se serena» i<strong>de</strong>ntificapalabra con <strong>amor</strong>, y ambos como poesía, cuandodice:El aire se serenaDel mar la fuego al viento al cantoCuando llegan tus lluvias a mi océanoY amada te presientoCon tus <strong>voces</strong> poéticas que anheloEn las raíces hondasMientras viajas el plácido caminoDel único lenguajeQue es amarte 2Guiomar <strong>de</strong> los misterios(p. 37)Vemos así que el vivir el <strong>amor</strong> es un lenguaje, y quela palabra y el <strong>amor</strong> se confun<strong>de</strong>n con la poesía. Al2El énfasis es mío.mismo tiempo, se <strong>de</strong>staca la primacía <strong>de</strong> lo que algúnfilósofo ha llamado el «mundo <strong>de</strong> la vida»: es la vidacotidiana, no el poema, lo que está «escrito sobre lapiel». En las tareas domésticas, cotidianas, nos dice lavoz <strong>de</strong> Alfredo, está encerrado el misterio, y por eso,esEn algún sitio <strong>de</strong>l hogarNo en ninguna parte <strong>de</strong>l poemaDon<strong>de</strong> puedas <strong>de</strong>scifrar este mensaje.(«Tacto secreto», p. 57)Sin embargo, en muchos otros versos, no parecehaber transición sino i<strong>de</strong>ntidad entre el poema y lavivencia <strong>de</strong>l <strong>amor</strong>: Por eso Alfredo proclamaToda expresión <strong>de</strong> <strong>amor</strong>Es un poemaQue se escribe en el cuerpoQue se ama(«Trilogía», p. 60)Y en otro momento Guiomar le contesta:AlfredoTu voz se hace aguaY me rebosaEn el misterio <strong>de</strong>l poema(«Alfredo», p. 93)De este modo, en «el poema no escrito», los textosse disuelven en los cuerpos, las carnes se fun<strong>de</strong>n, ytodo se convierte en palabra <strong>amor</strong>osa. Dice Alfredo:Carne que ya no es carneExplorán<strong>dos</strong>eCa<strong>de</strong>ras que se encuentranManos que dibujanSu entornoAcercán<strong>dos</strong>eA la piel íntimaDon<strong>de</strong> los amantes conocen<strong>La</strong> esfera <strong>de</strong> lo eterno(«El poema no escrito», p. 78)Pues, cuando la carne se trascien<strong>de</strong> a sí misma


134para volverse espíritu poético, los poetas logran «crear/su propia epifanía» y nos remiten, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los versosmismos, a «un poema/ aún no escrito» (p. 78)Podríamos seguir entretejiendo las imágenes reiteradasen estas páginas: el agua, las montañas, el abismo,el vuelo <strong>de</strong> las aves, la danza y el viento, temas to<strong>dos</strong>que aparecen como melodías que ya reconocemos,que evocan ecos que se trenzan a todo lo largo y ancho<strong>de</strong>l volumen. Pero que cada lector, cada lectora, escuchey <strong>de</strong>guste por sí mismo, por sí misma. Losinvito a la aventura <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse bañar la piel por estasmelodías <strong>de</strong> <strong>amor</strong> y <strong>de</strong> inteligencia, <strong>de</strong> palabras que sevuelven vitales como el cuerpo, como la carne mismahecha poema.

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