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Saigón - Delegación de Cultura - Lucena

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Depósito Legal: CO-160-2005ISSN: 1699-5155Creador: Emilio José Navarro MartínezConsejo <strong>de</strong> Redacción: Manuel Guerrero Cabrera,Julián Valle Rivas, José Manuel Valle Porras, y JoséManuel Ventura RojasDiseño e impresión:Patrocinan:JUVENTUDColabora:


aigonsumario05081921232425272830313341424345475357EditorialEntrevista a Eduardo GarcíaAbrimos fuego con poesíaMORIR. Saúl ArizaCOMO ZUMO DE LIMÓN. Ángel Manuel Gómez EspadaMARCHITA INFANCIA. Ana Patricia Santaella PahlénORACIONES. Agustín Calvo GalánREGRESO Y LA PALABRA NUNCA. Jacob LorenzoTU BOCA. Manuel Guerrero Cabrera¿DIÁLOGO O MONÓLOGO?. Rafael Manjón-CabezaGuzmánRelatos para la ciudad perdidaLA JUSTIFICACIÓN. Julián Valle RivasESTADOS. Carmen Valladolid BenítezGOLPES. Ana Patricia Moya RodríguezEL BIBLIOTECARIO. Antonio J. Sánchez Fernán<strong>de</strong>zAnálisis en la retaguardiaUNA VISIÓN MATEMÁTICA DE LA MEZQUITA DECÓRDOBA. Aarón RuizREFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE EL ÁRBOL DE LACIENCIA DE PÍO BAROJA. María Araceli GranadosSanchoUNA BIBLIOTECA EN LA CONCHINCHINA: LA MARCHARADETZKY. José Manuel Valle Porras616372747677Alto el fuegoEL EGO 19 (Y III). Julio FloresPUBLICACIONES RECIBIDAS. RedacciónPRESENTANDO EL NÚMERO 12 DE SAIGÓN.Redacción... TRAS CINCO AÑOS DE SAIGÓN. RedacciónREVISTA GROENLANDIA. Redacción


eduardogarcía


laentrevistaManuel Guerrero CabreraEduardo García nace en São Paulo en 1965. Es profesor <strong>de</strong> Filosofía en Córdoba,don<strong>de</strong> resi<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1991. Es autor <strong>de</strong> los libros Las cartas marcadas (1995), Nose trata <strong>de</strong> un juego (1998; 2ª ed. 2004), ganador <strong>de</strong>l Premio Hispanoamericano<strong>de</strong> Poesía «Juan Ramón Jiménez» y <strong>de</strong>l Premio «Ojo Crítico» <strong>de</strong> Radio Nacional;Horizonte o frontera (Hiperión, 2003), Premio Internacional <strong>de</strong> Poesía «AntonioMachado en Baeza»; Refutación <strong>de</strong> la elegía (Generación <strong>de</strong>l 27, 2006) y La vidanueva (Visor, 2008), VI Premio <strong>de</strong> Poesía «Fray Luis <strong>de</strong> León» y Premio Nacional<strong>de</strong> la Crítica 2008. Su obra ha sido recogida en numerosas antologías <strong>de</strong> poesíaúltima española y ha escrito ensayos sobre la poesía en libros <strong>de</strong> su autoría:Escribir un poema (Fuentetaja, 2000; 2ª ed. ampliada y corregida, 2003) y Unapoética <strong>de</strong>l límite (Pre-Textos, 2005).1. Luis Alberto <strong>de</strong> Cuenca, Juan Antonio Bernier, Javier Lostalé, Joan Margarit,ahora usted y, en el próximo número, Jesús Aguado forman la nómina <strong>de</strong> entrevistadospor nuestra revista. ¿Cree que es un buen listado <strong>de</strong> poetas? ¿Consi<strong>de</strong>ra ustedque Saigón ha olvidado algún nombre importante <strong>de</strong> la poesía actual?Me parece una espléndida selección <strong>de</strong> poetas. A todos ellos me une la admiracióncomo lector y la complicidad <strong>de</strong> la amistad. Siento <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy joven portodos los que entre ellos me superan en edad. Casualmente todos y cada uno <strong>de</strong>ellos fue generoso conmigo en mis inicios y a cada uno <strong>de</strong>bo cuando menos algunaorientación en el momento justo o una palabra <strong>de</strong> aliento cuando más lo necesitaba.Al más joven prácticamente le vi nacer como poeta. Con él siento la misma sensación<strong>de</strong> afinidad, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la otra orilla <strong>de</strong> la edad. Al escuchar sus nombres me sientoen familia.La poesía española goza <strong>de</strong> muy buena salud y habría sido imposible agotar todoslos poetas <strong>de</strong> primera <strong>de</strong> este país en una nómina <strong>de</strong> tan sólo 5 ó 6 autores. Porfortuna, a Saigón le quedan muchos números por <strong>de</strong>lante para ir perfilando unpanorama tan extraordinariamente rico en personalida<strong>de</strong>s creativas.2. Lara Cantizani comunicó la noticia <strong>de</strong> su Premio Nacional <strong>de</strong> la Crítica en lapresentación <strong>de</strong> nuestro número 11 en <strong>Lucena</strong>. El público y nosotros nos alegramosmucho, ¿y usted cómo se sintió? ¿Esperaba recibirlo?9


Nadie en su sano juicio confía en obtener un premio <strong>de</strong> tal envergadura. Soñaba, esosí, con que algún día podría, quizá, reconocerse mi obra a esa escala. Pero los sueñossueños son... hasta que se convierten en realidad. Y entonces no sabe uno muy bienqué hacer con ellos. La verdad es que supe días antes por Internet que La vida nuevase encontraba entre los libros finalistas, pero al ver entre éstos los últimos poemarios<strong>de</strong> maestros <strong>de</strong> la talla <strong>de</strong> Ángel González o Tomás Segovia preferí no hacerme muchasilusiones y consi<strong>de</strong>ré un honor en sí mismo haber llegado a la final. Al fin y al cabo,lo normal en un premio es no ganarlo. Por cada libro premiado hay cientos o miles<strong>de</strong> textos que no alcanzan el éxito. Y <strong>de</strong> entre ellos siempre hay cuando menos mediadocena <strong>de</strong> libros notables. Si encima, como es el caso, se conce<strong>de</strong> a un solo título<strong>de</strong> entre los cerca <strong>de</strong> tres mil libros <strong>de</strong> poesía que se publican en nuestro país a lolargo <strong>de</strong> un año... Soy <strong>de</strong> los que prefieren no hacerse castillos en el aire para nollevarme una <strong>de</strong>silusión y quedarme luego como un trapo.A<strong>de</strong>más, en los últimos años se han concedido esta clase <strong>de</strong> premios (en particularel Nacional y el <strong>de</strong> la Crítica) tan sólo a autores <strong>de</strong> más edad, a modo <strong>de</strong> reconocimientono tanto al libro mismo como a la entera trayectoria <strong>de</strong>l autor. Por eso mi primerareacción fue <strong>de</strong> perplejidad. No esperaba que ningún contemporáneo mío lo ganase.Y mucho menos que me tocase ser el primer poeta <strong>de</strong> mi promoción en alcanzar unreconocimiento <strong>de</strong> tal envergadura. Ojalá la concesión <strong>de</strong> este premio a mi obramarque <strong>de</strong> algún modo el pistoletazo <strong>de</strong> salida para toda una generación <strong>de</strong> creadorescon mucho que aportar.3.- La vida nueva marca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el título una fuerte relación con lo vital. Tras este Premio<strong>de</strong> la Crítica, ¿hay un antes y un <strong>de</strong>spués en su poesía?A eso me refería cuando te <strong>de</strong>cía que al cumplirse los sueños nos <strong>de</strong>jan al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>labismo. Uno corre tras ellos, poseído <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> alcanzarlos, y al conseguirlos nosquedamos como huérfanos, sin saber muy bien hacia dón<strong>de</strong> dirigirnos. Eso sentí losprimeros días: «Muy bien, maravilloso... ¿pero ahora qué nuevo sueño me invento?»En seguida comprendí que el verda<strong>de</strong>ro premio consistía en no necesitar más premiospara reclamar la atención <strong>de</strong> crítica y lectores. Me acababan <strong>de</strong> regalar el don máspreciado: libertad para escribir al dictado <strong>de</strong> mi propio <strong>de</strong>seo. Por no hablar <strong>de</strong> laconfianza en mí mismo para fiarme tan sólo <strong>de</strong> mi propia intuición por muy lejos quepueda llevarme. Mi nuevo sueño es la escritura misma, la pasión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento,sin el paralizante afán <strong>de</strong> ser reconocido como autor.La vida nueva representa un giro en mi poesía. En sus poemas me interno más y másen una vía personalísima, alejándome un poco más <strong>de</strong> corrientes y ten<strong>de</strong>ncias al uso.Pensaba mientras lo escribía que el precio <strong>de</strong> tan singular indagación sería laincomprensión <strong>de</strong> la crítica, pero estaba dispuesto a pagarlo, pues los poemas mismosme <strong>de</strong>cían que nunca había llegado tan lejos. Cuando empecé a escribir pensaba que10


el libro más difícil sería el primero. Encontrada la voz todo se <strong>de</strong>splegaría confacilidad. Ahora sé que la evolución <strong>de</strong> un poeta se produce en sentido diametralmenteopuesto. Cada nuevo libro es más difícil <strong>de</strong> perfilar, más solitaria la aventura.Sospecho que cuanto más crezco como escritor más solo me encuentro ante elpapel en blanco, menos maestros a los que acudir. Voy <strong>de</strong>snudándome <strong>de</strong> referentesclaros, <strong>de</strong> fórmulas poéticas, para encontrarme nuevos hallazgos. Pero no es tanfácil reconocer los aciertos cuando no hay claros prece<strong>de</strong>ntes en la tradición próxima.La inseguridad, las dudas, son el azote <strong>de</strong>l poeta que trata <strong>de</strong> dar curso a una vozen tránsito. Por eso es una labor cada vez más agotadora, por que cada vez meinterno más a fondo en la maleza, sin guías ni fáciles sen<strong>de</strong>ros ni señales <strong>de</strong>orientación. Escribo ahora al filo <strong>de</strong>l abismo y cada poema requiere un estado <strong>de</strong>conciencia <strong>de</strong> una más honda introspección. Contra todo pronóstico la críticaparece haber premiado este afán mío <strong>de</strong> explorar a fondo mis propios caminos.Me han regalado, como te <strong>de</strong>cía, libertad.4.- Yo encontré el libro en <strong>Lucena</strong>. Fui a comprarlo una semana <strong>de</strong>spués, pero parami sorpresa ya se habían agotado todos los ejemplares. Por lo tanto, ¿cómo hanacogido los lectores La vida nueva?Uno nunca sabe muy bien cuántos lectores va seduciendo en el camino. Ya quisierayo ser músico para tocar en directo y contemplar a mi público, disfrutar cara a carasus emociones... Cada vez hay menos indicios que nos permitan medir el efecto<strong>de</strong> un libro <strong>de</strong> poesía en los lectores. De hecho la mayoría <strong>de</strong> los suplementosdominicales están abandonando a la poesía. Y nadie sabe aún qué peso públicoalcanzarán los blogs <strong>de</strong> crítica literaria en los próximos años, aunque todo pareceindicar que son un fenómeno emergente y en alza.Apenas puedo saber <strong>de</strong> mis lectores las sensaciones que recibo <strong>de</strong> ellos en mislecturas. Ese es el único lugar <strong>de</strong> encuentro que me es dado disfrutar. (¡Quiénpudiera contemplarlos enfrascados en solitaria lectura! Pero no es posible. Tendréque contentarme con soñarlo.) La verdad es que en los últimos meses se estánproduciendo en mis lecturas <strong>de</strong> poemas situaciones <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro voltaje poético.Se genera con frecuencia el renovado milagro <strong>de</strong> la comunicación, el misterio <strong>de</strong>la palabra. No me enorgullezco <strong>de</strong> ello, pues la palabra y no yo, el Eduardo García<strong>de</strong> todos los días, es quien provoca esos estados <strong>de</strong> comunión. ¿Más que antes?Quizá. También me he <strong>de</strong>jado la piel en este libro más que nunca. He <strong>de</strong>jado atrásen buena medida tanto el distanciamiento <strong>de</strong> herencia realista como los recursosintelectuales <strong>de</strong> libros anteriores. Supongo que los lectores están reaccionando ala verdad <strong>de</strong> estos versos míos «<strong>de</strong> madurez».En los últimos años la poesía española se obsesionó tanto con la verosimilitud <strong>de</strong>lpoema que acabó por olvidar otro valor más profundo: su verdad. Goethe ya lo12


<strong>de</strong>cía: «Poesía y verdad». Mi voz se ha abierto a registros más oníricos, más próximosa la vanguardia, pero en realidad hablo <strong>de</strong> mí mismo <strong>de</strong> manera más <strong>de</strong>scarnada,a flor <strong>de</strong> piel. De hecho, si escribo vastos versículos o <strong>de</strong>spliego multitud <strong>de</strong> imágenesen el poema es tan sólo por que lo que la voz poética quiere <strong>de</strong>cir tan sólo pue<strong>de</strong>manifestarse en esos registros. La poesía es el cauce que ha creado nuestra especiepara intentar <strong>de</strong>cir aquello que el lenguaje común no logra <strong>de</strong>cir. Llevar el lenguajemás allá <strong>de</strong> su uso común es su naturaleza misma, su razón <strong>de</strong> ser. Sólo asípo<strong>de</strong>mos cercar el enigma que somos, capturar una brizna <strong>de</strong> auténtica emoción,dar curso a una intuición que no sabríamos <strong>de</strong>cir con las palabras <strong>de</strong> todos losdías. Existe la poesía porque no nos basta para dar a enten<strong>de</strong>r todo cuanto somoscon el lenguaje <strong>de</strong> la prensa o <strong>de</strong>l relato tradicional, la impoluta ca<strong>de</strong>na lógica <strong>de</strong>i<strong>de</strong>as o la narración lineal, sin fisuras. Supongo que el lector intuye en mis versosesa actitud <strong>de</strong> honestidad, esa entrega en carne y hueso a la palabra. Ella, y no yo,abre cauce al misterio. Y lo hace a su propio indómito antojo, cuando y como quiere.Quizá también se sientan contagidos por el entusiasmo, la libertad sin límites conla que intento acercarme al papel en blanco. Agra<strong>de</strong>zco a la poesía esos fugacesmomentos en los que unos versos logran hacerme sentir hermanado con un puñado<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocidos. Tenemos tan escasas ocasiones <strong>de</strong> sentir el entusiasmo <strong>de</strong> lapalabra...5.- Cuando usted escribe un poema (o un poeta escribe), ¿qué busca en el lector:la interpretación <strong>de</strong> lo que usted quiso <strong>de</strong>cir o que le dé otras interpretaciones queusted <strong>de</strong>sconocía?He <strong>de</strong>jado hace tiempo <strong>de</strong> pensar en un lector i<strong>de</strong>al mientras escribo. Esa actitu<strong>de</strong>s muy útil para el aprendiz <strong>de</strong> poeta, pues le hace consciente <strong>de</strong> los recursos <strong>de</strong>su oficio. Pero llega un día en que uno interioriza toda la técnica, los ritmos... yempieza a navegar sin brújula. Lo importante es escuchar esa frágil voz que lateal fondo <strong>de</strong> uno mismo, amenazada por el temor a lo <strong>de</strong>sconocido, la tentación <strong>de</strong>lperfeccionismo, el solapado afán <strong>de</strong> agradar a crítica y lectores... Cualquier <strong>de</strong>sviaciónpue<strong>de</strong> dar al traste con la genuina revelación para hacernos <strong>de</strong>sembocar en elremanso sin vida <strong>de</strong> lo apenas convencionalmente poético. Es preciso pulso firmepara escapar a la normalización, virus <strong>de</strong> nuestro tiempo en todas las esferas <strong>de</strong>la cultura.Por otra parte, a un poema correcto le basta con que el lector reconozca el mensajeque el poeta se proponía comunicar. Pero un poema brillante, un pura sangre <strong>de</strong>esos que uno ha crecido admirando, esos que sueña escribir, trascien<strong>de</strong> la voluntad<strong>de</strong>l autor, dice siempre más que aquello <strong>de</strong> lo que el poeta era consciente en elmomento <strong>de</strong> la escritura. Mi mayor alegría es <strong>de</strong>scubrir nuevas vertientes <strong>de</strong> sentidoen mis poemas que no me imaginaba al escribirlos. A veces me los sugieren los13


lectores, pero en otras ocasiones soy yo mismo quien al cabo <strong>de</strong> los meses o losaños me quedo <strong>de</strong> pronto <strong>de</strong> piedra ante una repentina revelación que arroja luzsobre lo que se agitaba en claroscuro <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí en el momento <strong>de</strong> la escritura.Allí mismo, entre líneas, latente ante mis ojos. Y sin embargo he necesitado el poso<strong>de</strong>l tiempo, apren<strong>de</strong>r a mirar con ojos nuevos, para sentir el latigazo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento.6.- Miguel García-Posada dijo que usted era uno <strong>de</strong> los más importantes poetas<strong>de</strong> los últimos veinte años en España. ¿Qué opinión tiene <strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong> dichaépoca?Hay un consi<strong>de</strong>rable número <strong>de</strong> poetas singulares en mi generación. Quizá hayamospasado más <strong>de</strong>sapercibidos por que fuimos los primeros en evitar la maldición <strong>de</strong>la poesía española contemporánea y su dinámica <strong>de</strong> las generaciones. Por primeravez una promoción <strong>de</strong> poetas rompió el círculo vicioso <strong>de</strong> enfrentarse en grupo ala generación prece<strong>de</strong>nte. Parece que no hemos necesitado «matar al padre» paraafirmar nuestro propio discurso. A<strong>de</strong>más, las condiciones sociológicas han cambiado.Si pongamos por caso un joven poeta <strong>de</strong> los 50 necesitaba enfrentarse a los poetas<strong>de</strong> la generación anterior era en buena medida por que se publicaban poquísimostítulos <strong>de</strong> poesía en nuestro país. O se abría paso a codazos o sus versos langui<strong>de</strong>cíanen el cajón. Hoy el mercado <strong>de</strong>l libro se ha diversificado <strong>de</strong> tal modo que pue<strong>de</strong>ncoexistir sin conflicto varias generaciones. Escasean los lectores <strong>de</strong>l género, comosiempre, y la atención mediática brilla por su ausencia, pero la obra <strong>de</strong>sembocaen el papel con relativa facilidad.También es cierto que renunciamos <strong>de</strong> algún modo a disfrutar la oportunidad quetuvieron las sucesivas promociones poéticas <strong>de</strong> alcanzar en plena juventud un velozascenso al Parnaso. Sólo ahora, recién entrados en la cuarentena, empezamos aser reconocidos. Pero creo que valió la pena haber sido los primeros en rompercon las absurdas guerras entre facciones. Ganamos a cambio, y mucho, en libertadcreativa, diversidad <strong>de</strong> apuestas, lo cual sólo ha podido enriquecernos a todos. Alrenunciar a formar una escuela o ten<strong>de</strong>ncia dominante cada cual ha tenido muchamás libertad para <strong>de</strong>sarrollar, sin miedo a la censura <strong>de</strong>l grupo, la especificidad <strong>de</strong>su propia voz. Sólo el tiempo lo dirá, pero es probable que entre todos estemosconstruyendo una <strong>de</strong> las generaciones más ricas en apuestas personales <strong>de</strong> cuantashan jalonado la poesía española contemporánea. Somos una proliferación <strong>de</strong> voces,no una escuela o un par <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias en conflicto. Las preceptivas han saltadopor los aires, lo cual no pue<strong>de</strong> sino complacer al duen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la poesía, que tieneante sí cada vez más vastos territorios a explorar.7.- ¿Y cómo ve la poesía cordobesa <strong>de</strong> hoy?14


Con tanta salud como poetas y libros <strong>de</strong> valía sigue dando a luz. Nadie sabe quépasó en Córdoba para que sin apoyo oficial, ni editoriales locales, ni infraestructura<strong>de</strong> ninguna clase surgiera casi <strong>de</strong> la nada una promoción <strong>de</strong> poetas que alcanzaronreconocimiento a nivel nacional. (Cosmopoética vino mucho <strong>de</strong>spués y ni ha servidoni nunca se propuso proyectar ningún nombre local fuera <strong>de</strong> la provincia.) A día <strong>de</strong>hoy siguen apareciendo nuevas voces, aunque todavía sea pronto para valorarcuánto puedan crecer. Los últimos libros <strong>de</strong> poetas como Pablo García Casado,José Luis Rey, Elena Me<strong>de</strong>l, José Daniel García o Antonio Luis Ginés <strong>de</strong>muestranque la poesía cordobesa continúa viva, proliferante <strong>de</strong> apuestas personales. Porno hablar <strong>de</strong> los senior como Pablo García Baena o Juana Castro, que han dadoa luz en los últimos años algunos <strong>de</strong> sus mejores libros. Y podría citar otros muchosnombres.8.- ¿Cree que los poetas cordobeses se leen unos a otros?Sí y no. Cada cual lee lo que más le place, sea o no obra <strong>de</strong> un autor local. A partir<strong>de</strong> mi generación el cosmopolitismo ha caracterizado a la mayoría <strong>de</strong> los autores<strong>de</strong> la ciudad. No formamos entre todos ninguna ten<strong>de</strong>ncia. Simplemente lasafinida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cada cual le conducen a indagar en la obra <strong>de</strong> los poetas que leinteresan. Si a<strong>de</strong>más conoces personalmente al autor quizá brote la llama <strong>de</strong> laamistad. Pero no hay a día <strong>de</strong> hoy localismo que valga entre nosotros, lo cual esmuy <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cer. Me da la risa cuando veo que en algunos blogs nos suponenuna mafia imbatible. La verdad es que cada cual va a su aire. Ni siquiera pue<strong>de</strong><strong>de</strong>cirse que todos seamos amigos <strong>de</strong> todos. A<strong>de</strong>más, en los últimos años la mayoría<strong>de</strong> los que eran o todavía son jóvenes poetas cordobeses viven fuera <strong>de</strong> la ciudad:Madrid, Bulgaria, Sevilla, Montevi<strong>de</strong>o, México, Alburquerque... Ha habido unaauténtica diáspora. Lo que sí es verdad es que, a diferencia <strong>de</strong> otras ciuda<strong>de</strong>s,apenas nos hemos agotado en ridículas luchas intestinas.9.- ¿Qué está escribiendo ahora? ¿Qué publicará próximamente?Quizá sea pronto para hablar <strong>de</strong> lo que está apenas naciendo. Como suele suce<strong>de</strong>rmeentre libro y libro escribo los poemas que me nacen, sin someterlos a un cauce,una dirección precisa. Con el tiempo irán por sí mismas perfilándose vetas ymodulaciones. Por ahora creo que el ciclo que se inició en La vida nueva continúaen marcha, pero ya empiezan a asaltarme por sorpresa poemas que parecen abrirsea nuevos territorios. Experimento la poesía como una aventura, una exploración sinmeta prefijada. Si se vive la escritura como un acto <strong>de</strong> libertad es natural que cadapoema pida su particular ritmo, su actitud anímica, su modulación. Procuro siempre15


estar muy atento a la naturaleza <strong>de</strong> la voz que habla en mí, serle fiel hasta el final.Algunos piensan que escribir así es fácil, algo así como <strong>de</strong>jarse llevar por la escrituraautomática. Y sin embargo es justo al revés. Me ha costado décadas alcanzar esegrado <strong>de</strong> espontaneidad en el que el ritmo brota <strong>de</strong> la respiración misma <strong>de</strong> la voz.Escribir sin fórmulas cerradas es un continuo ejercicio <strong>de</strong> acrobacia técnica, pero<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una intuición elevada a la máxima intensidad. Lo fácil es escribir un sonetoa toda prisa, una forma métrica cerrada don<strong>de</strong> las reglas están claras y sabemos<strong>de</strong> antemano que el ritmo funcionará. Pero soltar la mano <strong>de</strong> verdad, renunciar alas fórmulas, generando con palabras algo que no existe, don<strong>de</strong> la quiebra <strong>de</strong> lanorma no pue<strong>de</strong> ser caprichosa o arbitraria, sino que ha <strong>de</strong> generar una nuevarespiración, una mirada... requiere un estado intuitivo excepcional. La poesía es asíuna experiencia misteriosa que se niega en redondo a obe<strong>de</strong>cer a un simple ejercicio<strong>de</strong> voluntad. Pero cuando brota espontáneo un verda<strong>de</strong>ro poema... ese día mesiento feliz como el niño que sopla las velas <strong>de</strong> su tarta <strong>de</strong> cumpleaños. Doy entoncespor buenos los intentos fallidos, las fases <strong>de</strong> sequía, los meses <strong>de</strong> persecución envano. Ha valido la pena intentar lo imposible: escribir un poema.Tengo, a<strong>de</strong>más, varios libros en transcurso, con los andamios puestos: aforismos,una traducción, una hipotética recopilación <strong>de</strong> ensayos... Los voy escribiendo segúnsiento la necesidad <strong>de</strong> acercarme a ellos, regándolos <strong>de</strong> vez en cuando, como lasplantas, para que vayan creciendo a su amor. Al fin y al cabo son organismos vivosque se nutren <strong>de</strong> mi sangre y mis huesos, mi vacío y mi <strong>de</strong>seo. Nunca sé, porfortuna, qué me aguarda al otro lado <strong>de</strong> la página.16


EDUARDOGARCÍACANCIÓN DE LA ESPERAHay cuchillas que habitan los pliegues <strong>de</strong> la ropa,caballos que reposan en la piedra,tiburones con fauces <strong>de</strong> niebla y ojos fríos,burbujas que en el aire se irisan en añilhasta estallar al roce <strong>de</strong> la arenaporque aún no has llegado, porque vienescamino <strong>de</strong> otra parte, porque llegascon el negro <strong>de</strong>l luto, con el blanco nupcial,con un ramo <strong>de</strong> rosas <strong>de</strong>shojado en la mano.Hay cenizas ardientes que adormece el rocío,solemnes las sirenas <strong>de</strong> los transbordadores,hay polvorientos cauces que se ahogan <strong>de</strong> sedy aves ciegas que vuelan en círculos, cetáceosencallados en rocas <strong>de</strong> hielo a la <strong>de</strong>rivaporque vienes remota, prisionera <strong>de</strong> un viento<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto que borra las huellas <strong>de</strong> los pájaros,porque a mí te encaminas con los ojos ausentes,con los pasos sin huella <strong>de</strong> las apariciones.Pero hay también tambores que invitan a la danza,el eco <strong>de</strong> la risa retumba en el espacio,hay pájaros que beben en los poros <strong>de</strong>l aire,un niño y una niña que juegan a los médicosy el clamor <strong>de</strong> la jungla al <strong>de</strong>spertar17


porque ya vas salvando el horizonte,vas ajena infiltrándote en mi piel,ya en tu ausencia la carne se abre paso,la orquesta preparada, los globos <strong>de</strong> colores,y a tu encuentro me brotan los leopardosporque tú eres mi fiesta, mi centro y mi agonía.18


[1]abrimosfuegoconpoesía


MORIRSaúl ArizaCOMO ZUMO DE LIMÓNÁngel Manuel Gómez EspadaMARCHITA INFANCIAAna Patricia Santaella PahlénORACIONESAgustín Calvo GalánREGRESO Y LA PALABRA NUNCAJacob LorenzoTU BOCAManuel Guerrero Cabrera¿DIÁLOGO O MONÓLOGO?Rafael Manjón-Cabeza Guzmán


SAÚLARIZAMORIRAl río acudoa morir.En el abismoregreso a su orillay hundo en sus aguasla tristezamás honda que el río mismopara emerger<strong>de</strong> nuevo a la vida.Vuelvo a él<strong>de</strong> nuevo en la calmaporque él esla calma mismay sus aguasme <strong>de</strong>vuelven la pazque les entrega mi alma.En el fondo <strong>de</strong>l ríoyacen las tristezas muertas.21


ÁNGEL MANUELGÓMEZESPADACOMO ZUMO DE LIMÓNDuermes <strong>de</strong>snuda,me das la espalda.Voy a por un vaso <strong>de</strong> agua.Y cuando vuelva,me esperará tu sonrisa,me contarás los lunares<strong>de</strong> las manos, haremosel amor hasta que llegueel día. El sabor <strong>de</strong>l cigarrilloaún permanece en tu boca.Tu boca, tu coño-boca.La vida.La mañana sabe a mary a <strong>de</strong>spedida.Y un billete <strong>de</strong> aviónque nos separará<strong>de</strong>scansa en la repisa.Hay días y días.Y díascomo zumo <strong>de</strong> limón.23


ANA PATRICIASANTAELLAPAHLÉNMARCHITA INFANCIAEn el torrente marchito <strong>de</strong> tu infancia,<strong>de</strong>jaste,las calles <strong>de</strong>sabrigadas,y un balón arrinconado y <strong>de</strong>sinflado.Miro,al jirón mugriento <strong>de</strong> las ingles,a tus manos precoces <strong>de</strong> mendigo,y un pesar helado me fragmenta.Siento,bajo la prófuga sonrisa <strong>de</strong> tus labios,en este cielo injusto <strong>de</strong> opresiones,que un inédito crepúsculo me cerca.Rumbo sin rumbo,<strong>de</strong>stino sin <strong>de</strong>stino,y lloro rabiosamente,ante las pardas manzanas <strong>de</strong>l reparto,ante la ganancia ruin <strong>de</strong> los conformes.24


AGUSTÍNCALVOGALÁNORACIONESIQué pocas cosas te pidopacientemente:Mírame ahora, te anheloen cada oración, cuando la luzva refugiándose en mí,y sé[1]que en esta <strong>de</strong>bilidad sombreadase agotan todasy cada una <strong>de</strong> las respuestas.25


IVQué pocas cosas te pidoa su <strong>de</strong>bido tiempo:Espera, no me respondas aún,<strong>de</strong>tén el transcurso,lo dicho hasta este verso;rastrea la permanencia,sólo un instante, tan sóloun íntimo instante,el resto se per<strong>de</strong>ráen tu respuesta.Espera, calla ahora,silencia hasta tus párpados,tan sólo estas palabras escritasy reescritas, revisadasy alteradas cien veces,permanecerán en la duda,sin conocer la resolucióno el futuronuestro.26


JACOBLORENZOREGRESO Y LA PALABRA NUNCAA veces uno huyey no sabe <strong>de</strong> qué.La eterna huidano te da las respuestas.Los <strong>de</strong>stinos no saben el precio <strong>de</strong>l retorno.Pero cuando regresas<strong>de</strong>scubres esas cosas, culpables <strong>de</strong> tu marcha.Rebaños <strong>de</strong> vidas y vi<strong>de</strong>sque te conducenuna vez más y para siemprea beberte las uvas <strong>de</strong> la ida.27


MANUELGUERREROCABRERATU BOCAOfréceme tu boca, mi sustento.Entrégame la flor <strong>de</strong> tu mejillae inspírame en la mía la amarillaherida sin tu aliento.Recoges con tu lengua mi dolencia<strong>de</strong> los besos latentes, sin <strong>de</strong>stino,y bebes mi saliva como un vinoque sacia tu apetencia.Al fin amor <strong>de</strong>jara tu sonrisao tu palabra un rayo blanco y rojo,para que viva en el eterno antojo<strong>de</strong> tu boca precisa.28


RAFAELMANJÓN-CABEZAGUZMÁN¿DIÁLOGO O MONÓLOGO?De rodillas.Pecados que cargan su ignominiasobre los huesudos pilares <strong>de</strong> la fe.El alma apuntaladacon los <strong>de</strong>spojos <strong>de</strong> la melancolíaes como una guadaña que,apesadumbrada, el filo inclinasobre la estéril ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l reclinatorioRezos <strong>de</strong> auxilio.Monotonía <strong>de</strong> mantra antediluviano.La esperanza pen<strong>de</strong><strong>de</strong> las altisonantes palabras <strong>de</strong> la oración.¿Diálogo o monólogo? Tu única salida.Tu aislado vórtice a la salvación.30


[2]relatosparalaciudadperdida


LA JUSTIFICACIÓNJulián Valle RivasESTADOSCarmen Valladolid BenítezGOLPESAna Patricia Moya RodríguezEL BIBLIOTECARIOAntonio J. Sánchez Fernán<strong>de</strong>z32


La justificaciónJULIÁNVALLERIVASDÍA 1 – MARTES AB OVO …continuación[ARSENIO]Ab ovo. Des<strong>de</strong> el huevo. Des<strong>de</strong> el principio. Cuando una persona cuenta la historia<strong>de</strong> su vida sabe que <strong>de</strong>be comenzar con el nacimiento. El nacimiento es su principio;y el <strong>de</strong> toda persona. Por tanto, si quisiera contar la historia <strong>de</strong> mi vida, empezaríacon el día en que nací. Sin embargo, cuando la intención, cuando mi intención, escontar una historia <strong>de</strong> mi vida, entonces, surge la pregunta: ¿Por dón<strong>de</strong>...? o mejordicho, ¿por cuándo he <strong>de</strong> empezar? Ésta es la pregunta trascen<strong>de</strong>ntal que me hagoal iniciar mi relato. Puedo comenzar en un día y en una hora <strong>de</strong>terminados; pero,¿por qué no comenzar dos horas <strong>de</strong>spués o un día antes? Lector, las diversashistorias que componen la vida <strong>de</strong> una persona tienen –por ser precisamente eso:concretas historias– un principio y un final <strong>de</strong>limitados. Estas historias, una vez quehan alcanzado su final, pue<strong>de</strong>n seguir generando efectos en la historia global ygeneral <strong>de</strong> la persona. Ahí <strong>de</strong>cimos que esa historia concreta ha influido, ha incidido,en su vida.En <strong>de</strong>finitiva, principio y final. Estos extremos vienen <strong>de</strong>terminados por un hechoque trascien<strong>de</strong> el recorrido normal <strong>de</strong> la historia que, hasta ese momento –hastaque se produjo ese hecho–, se estaba <strong>de</strong>sarrollando, y viene a alterar el curso normal<strong>de</strong> la historia general. A mí, el hecho, me está provocando la muerte.Presente lo hasta ahora referido, <strong>de</strong>bo fijar ese hecho trascen<strong>de</strong>ntal que alteró elcurso normal <strong>de</strong> mi historia general –<strong>de</strong> mi vida– y <strong>de</strong>terminó el inicio <strong>de</strong> esta historiaconcreta. El hecho trascen<strong>de</strong>ntal fue, sin duda, el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la primeracarta. Así, lector paciente, doy comienzo mi dramático relato...Padre Jesús había sido asesinado, y en su propia parroquia. La trágica noticia megolpeó con tal fuerza que perdí el contacto con la realidad que me ro<strong>de</strong>aba y laconciencia misma <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong>l sobre que mi mano sostenía.Lo encontré bajo la consola <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong> mi piso, en calle Almazán; pero no lohice cuando llegué, sino al respon<strong>de</strong>r al teléfono móvil que allí había <strong>de</strong>jado. Fuemi secretaria, Estela –una señora cincuentona <strong>de</strong> agradable trato, muy eficiente einsustituible, que había contratado tres años antes–, la que llamó informándome <strong>de</strong>33


los sucesos <strong>de</strong> aquella tar<strong>de</strong>. Cierto es que, cuarenta minutos antes, al aparcar micoche en la cochera que en mi calle tenía, había advertido un gran tumulto en tornoa la parroquia <strong>de</strong> Santiago Apóstol. Se lo atribuí a uno <strong>de</strong> los frecuentes actosvandálicos que en los últimos tiempos se estaban produciendo contra las iglesias<strong>de</strong> la ciudad, manteniendo en jaque a la policía y a las autorida<strong>de</strong>s políticas, eindignando a la población. Incluso recordé el ultraje en la imagen <strong>de</strong>l SagradoCorazón <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> la parroquia <strong>de</strong> San Mateo, cuyo corazón habían pintado <strong>de</strong>negro y acompañado con el dibujo <strong>de</strong> una cruz invertida sobre la túnica. Sin rastros,sin vestigios, siempre igual.El asesinato <strong>de</strong> Padre Jesús no tenía razón ni sentido. Fue un hombre muy bondadoso,un santo. Le gustaba que lo llamasen así: Padre Jesús, tal cual. Nunca <strong>de</strong>seó o hizomal a nadie. Fue un gran amigo y como un padre para mí; se alegró cuando <strong>de</strong>cidíentrar en el seminario y lloró cuando abandoné mis estudios eclesiásticos. Sinembargo, nuestra amistad continuó, inmune a tales hechos insignificantes, secundarios.Sentado en el sofá <strong>de</strong>l salón lloré <strong>de</strong>sconsoladamente la muerte atroz y sin sentido<strong>de</strong> mi amigo. Roto <strong>de</strong> dolor y <strong>de</strong> cansancio, me dormí.Sueño etéreo. Desperté sobresaltado con la sensación <strong>de</strong> que alguien había vigiladomi <strong>de</strong>scanso o, al menos, que me había observado durante el mismo. Sensaciónque no me era extraña. Pronto, los recuerdos transformaron esa sensación en unestado <strong>de</strong> aflicción. El piso. La llamada. El sobre. La noticia. La muerte. Asesinato.Sobre.¡El sobre! Me acordé <strong>de</strong>l sobre hallado bajo la consola. Lo había soltado en la mesa<strong>de</strong>l salón. Cuánto tiempo llevaba medio oculto fue algo que no pu<strong>de</strong> precisar. Locogí. No indicaba remitente, simplemente mi nombre. Contenía el curioso sobre unpar <strong>de</strong> folios manuscritos por las dos caras, letra abultada y rápida, aunque legible;firmados sólo con un nombre: Zoilo. Con esfuerzo traté <strong>de</strong> comprobar la fi<strong>de</strong>lidad<strong>de</strong> mi memoria, mas el nombre no me <strong>de</strong>cía nada, no recordaba a nadie llamadoasí. En cualquier caso, comencé a leer.«Arsenio, tal vez no lo sepas, tal vez no te hayas dado cuenta, pero vas a morir.Tú no me conoces <strong>de</strong> nada, no sabes <strong>de</strong> mi existencia, nunca has oído hablar <strong>de</strong>mí. Sin embargo, yo te conozco a ti muy bien. He estado oculto, en la sombra,vigilándote durante mucho tiempo. Como has podido comprobar sé dón<strong>de</strong> vives,pero también sé dón<strong>de</strong> trabajas, quienes son tus amigos, tu secretaria, tu novia.Esperanza, ¿verdad que se llama así? Esperanza. Una chica muy guapa, podríadarle el calificativo <strong>de</strong> muy buena. Sí, Esperanza está muy buena y hacéis tan buenapareja, se os ve tan enamorados, andando por la calle tan agarrados, tan juntos.Qué lástima que la pareja se vaya a romper. Porque tú vas a morir, Arsenio, no loolvi<strong>de</strong>s.Por cierto, también conozco a tu amigo el cura. Bueno, quizá cuando leas esta cartaya podría <strong>de</strong>cir que conocía a tu amigo el cura. Porque voy a matarlo, y su muerte34


será lenta, dolorosa y agónica. Tú no <strong>de</strong>bes preocuparte por tu viejo amigo <strong>de</strong>sotana y alzacuello. Más bien <strong>de</strong>berías preocuparte por ti. Tú también vas a moriry tu muerte será más lenta, más dolorosa y más agónica. Yo mismo te mataré ysabrás cómo, poco a poco, me iré adueñando <strong>de</strong> tu vida; serás plenamenteconsciente <strong>de</strong> ello y, mientras mueres, verás cómo te arrebato todo lo que lacompone, incluida Esperanza. Tu vida será mía, Arsenio, no lo olvi<strong>de</strong>s. Te conozcomuy bien, sé cómo piensas y en qué piensas. Estás pensando en llevar esta cartaa la policía, ¿verdad? Sí, tengo razón. Pero sabes tan bien como yo que no te haránni el más mínimo caso. Vamos, eres abogado. Esta carta no servirá <strong>de</strong> nada.A<strong>de</strong>más, si acu<strong>de</strong>s a la policía con ella, te encontrarás con una pequeña sorpresa.¿Qué sorpresa? No preten<strong>de</strong>rás que te lo cuente, ¿dón<strong>de</strong> estaría la sorpresa?Simplemente te diré que, en cierto modo, a mí me favorecería que entregaras estacarta a la policía; en serio. Tú <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s: si entregas esta carta tú me beneficias, túte perjudicas.He permanecido oculto, tras tu sombra, durante <strong>de</strong>masiado tiempo; sé que piensas:«¿Por qué yo? ¿Por qué mi amigo?» Pues por una razón bien sencilla: me ha sidoencomendada una Misión Suprema, yo soy el Gran Elegido, y el cura y tú sois dospiezas en ella. El cura <strong>de</strong>be morir porque forma parte <strong>de</strong> una mentira que va a ser<strong>de</strong>svelada, participa <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r que no existe, <strong>de</strong> una realidad que es purainvención. Pero Arsenio, ¿y tú? ¿Por qué tú? Pues por el simple hecho <strong>de</strong> que túeres la causa <strong>de</strong> todos mis problemas. Tú eres la causa <strong>de</strong> mi existencia miserable.Por tu culpa llevo esta vida oculta, en la sombra. Porque tú tienes la vida que mepertenece. Y ahora me toca a mí. Ahora voy a quitártela, voy a <strong>de</strong>jarte sin ella, aligual que tú me has <strong>de</strong>jado. No, Arsenio, no. Yo no he tenido vida. Una vida abyecta,escondido en lo más profundo <strong>de</strong> un infecto y oscuro túnel, en lo más recóndito<strong>de</strong> una sombra, invisible a la realidad exterior, a la vida humana. Eso no es vida. Yyo quiero, necesito tenerla.Sin embargo, esa falta <strong>de</strong> vida no me ha consumido; al contrario, me ha hecho másfuerte. Cada día que pasaba en esa críptica cueva, aumentaba mi po<strong>de</strong>r, miresistencia. Así mi conclusión es simple y apodíctica: la única forma <strong>de</strong> hacermecon esa <strong>de</strong>seada vida es quitándote la tuya. Sólo <strong>de</strong>spojándote <strong>de</strong> tu vida podréalcanzar la mía. Una vida que tú me has negado. Recuérdalo. No me será difícilmatarte. Conozco tus puntos débiles, conozco tus miedos, tus temores, tus sombras;y ello me servirá para <strong>de</strong>struirte. Poco a poco, recuerda, tu vida se consumirá y lamía renacerá.Por todo ello, como estás próximo a morir, he <strong>de</strong>cidido hacerte partícipe <strong>de</strong> mimisión. Tendrás puntual información <strong>de</strong> cada paso importante que voy a dar, <strong>de</strong>cada acción que voy a ejecutar, para que puedas admirar mi Gran Obra en todosu esplendor y puedas disfrutar <strong>de</strong> un hecho egregio antes <strong>de</strong> morir. Utilizaré cartasintroducidas en sobres a tu nombre que te haré llegar sin <strong>de</strong>masiada dificultad,35


como he hecho con ésta. Espero que disfrutes tanto como yo.Te conozco <strong>de</strong>masiado bien. Sé que estás pensando: «si yo no te conozco, si nohe oído nombrarte en mi vida, ¿cómo he podido causarte el mal que dices te hecausado?» Es cierto, tú no conoces a Zoilo porque es el resultado <strong>de</strong>l mal que lecausaste a otra persona. Una persona a la que sí conocías bien y a la que learrebataste la vida convirtiéndola sólo en una sombra <strong>de</strong> sí misma con una existenciaruin: Zoilo. Una persona –si un ser sin vida pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado persona– a laque ya no podrás reconocer: es otra distinta, una nueva persona. Hasta pronto.–Zoilo.»–Definitivamente este tío está loco.A<strong>de</strong>más se me dio un ardite la opinión <strong>de</strong> aquel tipo. Un loco, un psicópata, o ambascosas. Las palabras <strong>de</strong>l tal Zoilo no tuvieron ningún sentido para mí; pero, aunqueincompresibles, aquella carta guardaba relación con la muerte <strong>de</strong> Padre Jesús y, aldía siguiente, la entregaría a la policía. Sin obviar que podía ser la mera añagaza <strong>de</strong>una persona o <strong>de</strong> una banda criminal, las cuales, sirviéndose <strong>de</strong> mí trataran <strong>de</strong>confundir la investigación. Resolví que no me correspondía hacer divagaciones <strong>de</strong>ninguna clase y mantuve firme mi <strong>de</strong>cisión.Veintitrés y cincuenta y seis. Al acostarme vino a mi mente el nombre <strong>de</strong> mi antiguosocio <strong>de</strong>l bufete: Álvaro. Verdad que se había <strong>de</strong>spedido <strong>de</strong> mí con malas manerasy con palabras <strong>de</strong> las cuales, estuve seguro, <strong>de</strong>spués se arrepentiría. Empero <strong>de</strong>ahí a convertirse en un psicópata homicida... No; no podía se él. Y, a pesar <strong>de</strong> todo,no pu<strong>de</strong> olvidar que Zoilo quería matarme. En fin, estaba <strong>de</strong>masiado cansado parapensar con claridad. Apagué la luz y, cuando la oscuridad comenzó a cubrir <strong>de</strong>tenebrosas sombras la habitación, cerré los ojos intentando relajarme. Me dormí.Soñé.Deambulaba por una calle <strong>de</strong> mi ciudad levítica. Caía una lluvia torrencial que mehabía empapado la ropa <strong>de</strong> tal forma que comenzaba a sentir la humedad encontacto con mi piel. De mis cabellos se precipitaban profusas gotas que resbalabanraudas a lo largo <strong>de</strong> mis mejillas. Algunas <strong>de</strong> esas gotas, en su avanzar presuroso,habían <strong>de</strong>sviado su precipitado camino –éste les habría conducido irremediablementea <strong>de</strong>sintegrarse contra el suelo– y se habían aproximado hasta la comisura <strong>de</strong> mislabios. Experimentaba en ellos una confluencia <strong>de</strong> humedad y frío. Deslicé la lenguasobre el agua que los cubría. Sabor a sal. Mas no era sal marina, su salinidad eramás suave. Era la sapi<strong>de</strong>z salada <strong>de</strong> una lágrima. ¡Llovía lágrimas! Lágrimas <strong>de</strong>sufrimiento. Lágrimas <strong>de</strong> dolor. Lágrimas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Cielo. Lágrimas <strong>de</strong> Dios.Alcé la vista entornando los párpados para evitar que alguna lágrima me cayesesobre el globo ocular. Tenía la esperanza <strong>de</strong> ver los ojos <strong>de</strong> Dios. Dos inmensos ojosacuosos y rojizos por el llanto. No vi nada. Y, sin embargo, sólo Él podía provocarese fenómeno.36


De repente comencé a sentir que las gotas <strong>de</strong> llanto habían cambiado, eran másespesas. Extendí la mano y empezó a cubrírseme <strong>de</strong> un tinte rojizo. Volví a alzar lavista y una gota cayó en mi párpado volviendo carmesí mi visión. De nuevo unagota llegó hasta la comisura <strong>de</strong> mis labios. Era sangre. Comencé a sentir su cali<strong>de</strong>zpor todo mi cuerpo. Me miré <strong>de</strong> hito a hito. ¡Estaba casi <strong>de</strong>snudo! Sólo un trozo <strong>de</strong>tela ro<strong>de</strong>aba mi cintura cubriéndome los genitales. El vello, impregnado <strong>de</strong> sangre,se había adherido al cuerpo. Al instante aparecieron <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> personas vestidascon túnicas color escarlata. No pu<strong>de</strong> apreciar sus facciones, se me mostrabandifuminadas.Se hizo el silencio. Sólo se oían las gotas <strong>de</strong> sangre estrellarse contra algún escollo.Se formó un corredor por el que empezó a andar un hombre. Se dirigía hacia mí.De igual forma, iba cubierto por una túnica escarlata y no podía distinguir susfacciones. Pero en su caso, una sombra cubría su rostro.Cuando estaba apenas a un metro <strong>de</strong> mí, <strong>de</strong>tuvo su caminar. El velo <strong>de</strong> oscuridadque ocultaba su rostro se había levantado un tanto <strong>de</strong> tal manera que sólo se<strong>de</strong>stacaban su barbilla y sus labios. Labios que comenzaron a moverse exhalandoun sonido críptico pero comprensible para mis oídos.–Hola, Arsenio –dijeron los labios con una voz que parecía proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ultratumba,<strong>de</strong>l más allá, <strong>de</strong> muy lejos.Jamás había escuchado aquella voz. Jamás había visto a aquel hombre. Sin embargo,inmediatamente supe quién era. Una sensación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí me lo confirmó.–¿Zoilo? –hablé en un tono interrogativo, como dudando aún <strong>de</strong> mi impulso, peroconociendo <strong>de</strong> antemano la respuesta.Los labios se tornaron en una media sonrisa.–¿A quién esperabas si no? –su voz sonó ahora <strong>de</strong>safiante, era la voz <strong>de</strong> un <strong>de</strong>mentedispuesto a cualquier cosa. La sanguinolenta lluvia envolvía con un cálido mantomi cuerpo <strong>de</strong>snudo, a pesar <strong>de</strong> ello, un escalofrío erizó mi piel.–¿Qué... qué signi... qué significa to... todo esto? –tartamu<strong>de</strong>é lleno <strong>de</strong> terror. Unsudor frío comenzó a manar <strong>de</strong> los poros <strong>de</strong> mi piel constituyendo una amalgamacon la espesa y encarnada sangre.–¿Ves, Arsenio? Te conozco tan bien, te tengo tan vigilado, que he logrado introducirmeen tu mente subconsciente. Ahora estoy en tus sueños –lo dijo con un tono <strong>de</strong>victoria, como quien culmina con éxito un trabajo bien realizado.–¿Qué... qué quieres... <strong>de</strong> mí? –mi pavor contrastaba con su aplomo. El sudorseguía empapándome el cuerpo.–¿Todavía no lo sabes? He venido a matarte –su media sonrisa <strong>de</strong>sapareció alinstante otorgando a sus labios seriedad, su tono fue tranquilo, pausado, dandoaquello que afirmaba como un hecho seguro.Di un paso atrás en un impulso inconsciente <strong>de</strong> protección. Zoilo hizo un a<strong>de</strong>máncon la cabeza e, inmediatamente, dos hombres <strong>de</strong> entre la multitud se me acercaron37


y me asieron cada uno <strong>de</strong> un brazo. El miedo me había paralizado, no podía moverme,no podía gritar. Era mi <strong>de</strong>seo, mas mi cuerpo no reaccionaba. Los dos hombres metumbaron <strong>de</strong>cúbito supino sobre una estructura que había en el suelo. Me <strong>de</strong>jé llevar.La lluvia <strong>de</strong> sangre golpeaba con insistencia mi rostro y cerré los párpados para queno me molestase los ojos. El contacto <strong>de</strong> la estructura con mi piel me otorgabacierta cali<strong>de</strong>z. Perecía... No podía ser. Los hombres extendieron mis brazos <strong>de</strong> formaperpendicular a mi cuerpo. No podía ser. Abrí los ojos y miré en torno a mí. No podíaser. Erguí la cabeza paseando la vista y pu<strong>de</strong> confirmarlo. La estructura sobre la queestaba tumbado en el suelo era <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. ¡Una cruz <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra! Los dos hombrescolocaron sobre mis muñecas sendos clavos <strong>de</strong> acero. El contacto <strong>de</strong>l frío metalme hizo reaccionar.–¡Noooo...! –grité con toda la fuerza <strong>de</strong> mis pulmones.Comencé a moverme con ímpetu. Todo fue inútil. Estaba bien asido <strong>de</strong> los brazosy otros dos hombres se habían acercado para sujetarme <strong>de</strong> las piernas. Los quese encontraban en torno a mis brazos los sostuvieron con firmeza, mientras conuna mano adosaban el clavo contra mi muñeca y con la otra sostenían un mazoque levantaron al aire y <strong>de</strong>jaron caer con fuerza golpeando con la misma intensidadlos clavos.–¡Noooo...!El dolor fue vehemente. Los clavos habían atravesado carne, músculos, nervios,venas, huesos, y se habían clavado a la ma<strong>de</strong>ra. Los hombres volvieron a levantarel mazo <strong>de</strong>jándolo caer con la misma fuerza asegurando la sujeción. Cumplida sumisión, se irguieron. Pu<strong>de</strong> así contemplar mis muñecas. De ellas manaba la sangreprofusamente como el agua que mana <strong>de</strong> una fuente. El dolor era insoportable.Aparté la mirada y cerré los ojos.Sentí que apoyaban las plantas <strong>de</strong> mis pies en la ma<strong>de</strong>ra y que afirmaban el mismofrío metal sobre mis pies. Abrí los ojos e incliné la cabeza. Los hombres seguíanaferrándose a mis piernas y los que habían clavado mis muñecas se disponían aclavarme los pies. De nuevo el mazo se elevó a los cielos y <strong>de</strong> nuevo se <strong>de</strong>jó caer.Cerré los ojos. Tensé los músculos. Otra vez el potente dolor.Iba a per<strong>de</strong>r el conocimiento, me iba a <strong>de</strong>smayar. Ojalá. Pero no ocurrió y el dolorllegó hasta en el último rincón <strong>de</strong> mis nervios.Concluido su trabajo, tomaron la cruz por la parte <strong>de</strong> mis pies y la levantaron, fijándolaal suelo. Estaba crucificado boca abajo, en posición invertida. El peso <strong>de</strong>l cuerpose <strong>de</strong>jó caer sobre los clavos. El dolor se intensificó en un grado superlativo.–¡Aaaaaahhh...!En posición invertida vi que Zoilo se acercaba hasta mí. Seguía sin po<strong>de</strong>r distinguirsus facciones.–¿Recuerdas, Arsenio? Poco a poco. Ha llegado la hora <strong>de</strong> tu muerte –su vozsonaba calmada, aún era segura.39


Acercó su rostro velado al mío y sus labios adoptaron una media sonrisa. Me mostróuna daga que su mano sostenía. Apoyó la hoja en el lado <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> mi cuello. Latensión apenas sí me hacía notar el metal. La <strong>de</strong>nsa sangre (la que manaba <strong>de</strong> misextremida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>l cielo) recorría mi cuerpo y goteaba en el terroso suelo. Aplicócompresión a la daga sobre mi cuello hasta atravesar la piel y clavarse en la carne.Entonces lentamente llevó la hoja hacia la parte izquierda <strong>de</strong> mi cuello <strong>de</strong>gollándomedurante su movimiento.Desperté.El miedo me hizo incorporar. Miré en <strong>de</strong>rredor mía. No había nadie. No estabacrucificado. Todo era oscuridad. De quedo, volví a la realidad. Estaba empapadoen sudor, el corazón me latía <strong>de</strong>sbocado. Pero estaba en mi cama. Me hallaba enmi dormitorio. En mi piso. Me encontraba a salvo.Comprobé la refulgente hora <strong>de</strong>l reloj: tres y cincuenta y dos. «No podré dormir másesta noche». Eso fue lo que pensé en aquel momento, ¡oh, cándida ignorancia!continuará…40


CARMENVALLADOLIDBENÍTEZEstadosPongo la Fondue. La vela llamea el chocolate. Mojo un <strong>de</strong>do. Aún no hay calorsuficiente. Te llamo. Vienes. Voy. Trozos <strong>de</strong> fruta nos esperan. Fantaseamos con laposibilidad <strong>de</strong> hacerlo en una cocina <strong>de</strong> Ikea como parte <strong>de</strong> la promoción. Allí. Enuna cocina <strong>de</strong> mentira. Tú. Yo. Creando ambiente. Reímos. ¿Hacer qué...? Mepreguntas... ¡La Fondue, la fondue... claro! En unos instantes, todo queda <strong>de</strong>rretido.41


ANA PATRICIAMOYARODRÍGUEZGolpesMe haces daño. Un golpe. Siento la sangre correr por mi espalda, mis muslos, micuello. Otro golpe. Dios. Otro. Dios Santo. Y otro. ¡Dios Santo! Otro más. ¡No puedomás! Y otro más. ¡Me vas a matar… me vas a matar…! Te <strong>de</strong>tienes: satisfecha antela visión <strong>de</strong> mi carne enrojecida, agarras el brillante látigo mientras yo te miro,amordazado y enca<strong>de</strong>nado, ávido <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo, excitado por tu traje <strong>de</strong> cuero y tusincreíbles tacones. Siento un espasmo <strong>de</strong> placer recorriendo mis testículos. Cariño,mi diosa, mi amor, mátame, ¡mátame, mátame <strong>de</strong> placer! ¡Para que luego digan losnecios que el amor no es dolor!42


El bibliotecarioANTONIO J.SÁNCHEZFERNÁNDEZComo cada mañana, el bibliotecario atravesó la plaza, camino <strong>de</strong> su trabajo. Peroesta vez era distinto; esta vez avanzaba esquivando las explosiones y escondiéndose<strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> soldados que, en alguna ocasión pasaban a la carrera, vociferantesy a tiros. Durante semanas había albergado la esperanza, un tanto infundada, <strong>de</strong>que el frente aguantaría. Pero, al final, los combates habían llegado al corazón <strong>de</strong>la ciudad.Ja<strong>de</strong>ante y sudoroso llegó a la biblioteca. Como había temido, la recia puerta <strong>de</strong>ma<strong>de</strong>ra había sido reventada a golpes, y <strong>de</strong> ella salía una espesa humareda negra.Era aquel un humo antiguo: el mismo humo que oscureció el cielo <strong>de</strong> Alejandría,el mismo que estuvo a punto <strong>de</strong> asfixiar a Guillermo <strong>de</strong> Baskerville.Como tantas otras veces, la biblioteca había sido uno <strong>de</strong> los primeros edificios enar<strong>de</strong>r. Por un instante, el bibliotecario se preguntó <strong>de</strong>solado por qué gente tan pocointeresada en los libros ponía tanto empeño en <strong>de</strong>struirlos.Entró. El vestíbulo era una pieza alta, <strong>de</strong> techos altos, cuyo único mobiliario era unmostrador <strong>de</strong> mármol. En él no había nada que ardiera con facilidad; así que, aunqueel aire era sofocante, las llamas no lo habían invadido. Otra cosa era la sala <strong>de</strong>lectura, con los anaqueles repletos <strong>de</strong> libros. El bibliotecario intentó asomarse a ella,a ver qué se podía salvar, pero una violenta vaharada le golpeó la cara, <strong>de</strong>jándolocasi sin respiración.Tosiendo, con los ojos irritados por el humo, se apartó tambaleante, pensandocómo podría entrar en la sala. El fuego no había llegado aún a todas partes y todavíaquedaban muchos libros intactos, pero las llamas se extendían con rapi<strong>de</strong>z. El papelera un combustible excelente. Se preguntó por qué los libros se fabricarían en unmaterial tan frágil. Pensó que quizás en ello habría una metáfora, que el papel erafrágil y <strong>de</strong>licado como las i<strong>de</strong>as que podía contener y que ardía con facilidad porqueardientes eran las emociones que <strong>de</strong>spertaba la lectura.Pero ¿sería idiota? Su biblioteca estaba en llamas y él, en vez <strong>de</strong> esforzarse porrescatar los libros que pudiera, se <strong>de</strong>dicaba a pensar en metáforas y paralelismos.Entonces se <strong>de</strong>tuvo y se echó a reír. De pronto lo había comprendido todo. Graciasa los largos años <strong>de</strong> amorosa convivencia con los libros, era capaz <strong>de</strong> ver símbolosy mitos don<strong>de</strong> otros sólo verían papel quemado.43


Por eso ellos incendiaban bibliotecas, porque intuían en los libros un po<strong>de</strong>r terrible,capaz <strong>de</strong> crear mundos que no podían controlar, ni tan siquiera compren<strong>de</strong>r. Peroel incendio era un acto inútil, ya que ahora ese po<strong>de</strong>r estaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l bibliotecario.Lo había absorbido poco a poco, en cada lectura, en cada paseo entre los estantes<strong>de</strong> libros.El bibliotecario entendió que no era necesario salvar los libros porque, ahora, labiblioteca era él. De todos modos, <strong>de</strong>seó rescatar algo, aunque sólo fuera paraimpedir que los incendiarios se salieran <strong>de</strong>l todo con la suya.Quiso sacar <strong>de</strong> allí al menos un libro; pero, ¿cuál? Dudó unos instantes hasta que<strong>de</strong> pronto lo tuvo claro, como en una revelación. Aguantó la respiración y entró enla sala <strong>de</strong> lectura, corriendo con todas sus fuerzas. Ignoró la altísima temperaturaque consumió el vello <strong>de</strong> sus brazos hasta transformarlo en un montón <strong>de</strong> bolitasnegras. Ignoró el dolor <strong>de</strong> su piel enrojecida, en la que comenzaron a formarsealgunas ampollas. Sabía dón<strong>de</strong> estaba lo que quería. Fue allí directamente, lo cogióy salió <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> lectura, y <strong>de</strong> la biblioteca, a la misma velocidad con que habíaentrado, apretando su tesoro rescatado contra el pecho, limpiando <strong>de</strong> su garganta,a bocanadas <strong>de</strong> aire fresco, el sabor acre y pegajoso <strong>de</strong>l humo.No paró <strong>de</strong> correr hasta que llegó a la plaza. Se sentó en un banco y, sin hacercaso a las explosiones, los tiros ni los soldados, contempló con <strong>de</strong>tenida ternuralas páginas que había sacado <strong>de</strong> la biblioteca. Aquel mazo <strong>de</strong> folios en blancocontenía la fuerza <strong>de</strong> todos los libros. Sobre ellos podría estamparse cualquierpensamiento, cualquier i<strong>de</strong>a, cualquier locura, cualquier pasión.Aquellos papeles en blanco eran semillas <strong>de</strong> biblioteca. El bibliotecario quería quecomenzaran a florecer cuanto antes, así que sacó <strong>de</strong>l bolsillo interior <strong>de</strong> la chaquetala vieja estilográfica que había sido <strong>de</strong> su padre y comenzó a escribir.Algunos le vieron allí, escribiendo en medio <strong>de</strong> los tiroteos, tiznado y sonriente; ydurante años se dijo en el pueblo que la tragedia <strong>de</strong>l incendio le había hechoenloquecer. Pero él jamás estuvo más lúcido que en aquel momento. La primera<strong>de</strong> las frases que escribió era <strong>de</strong> Borges, quien, como él, había sido bibliotecario:«El Universo, que otros llaman la Biblioteca...»44


[3]análisisenlaretaguardia


UNA VISIÓN MATEMÁTICA DE LAMEZQUITA DE CÓRDOBAAarón RuizREFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBREEL ÁRBOL DE LA CIENCIA DE PÍOBAROJAMaría Araceli Granados SanchoUNA BIBLIOTECA EN LACONCHINCHINA: LA MARCHARADETZKYJosé Manuel Valle Porras


AARÓNRUIZUna visión matemática<strong>de</strong> la Mezquita <strong>de</strong>CórdobaLa Mezquita <strong>de</strong> Córdoba comenzó a construirse en tiempos <strong>de</strong> Abd-al-Rahman I,allá por el 786 d.C. y constituye el máximo exponente <strong>de</strong>l esplendor <strong>de</strong> la culturamusulmana durante su dominación <strong>de</strong> Al-Andalus y a lo largo <strong>de</strong> los años se ha idoconvirtiendo en el principal atractivo turístico <strong>de</strong> la ciudad. La belleza <strong>de</strong>l Patio <strong>de</strong>los Naranjos, la sensacional amplitud que confieren sus distintas naves, originalmentecoronadas por ornamentales artesonados e hileras <strong>de</strong> dobles arcadas en perfectaarmonía, y su exuberante fachada, repleta <strong>de</strong> hermosas puertas y celosías, hansido, a lo largo <strong>de</strong> los tiempos, un más que justificado reclamo para atraer a Córdobaa gran número <strong>de</strong> visitantes <strong>de</strong> todo el mundo.Pero <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> esta imponente obra <strong>de</strong> arte arquitectónica hay mucho más que unmero monumento que recuerda la presencia musulmana en nuestra tierra, la Mezquita<strong>de</strong> Córdoba es un auténtico hervi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> elementos y relaciones geométricas, <strong>de</strong>simetrías y proporciones que no sólo buscan en la estética su razón <strong>de</strong> ser, sinotambién en la robustez <strong>de</strong>l templo para que perviva durante al menos otros mil añosmás.Vivo ejemplo son sus famosos arcos dobles a los que antes hacíamos referencia.Una <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> la arquitectura árabe y particularmente en esta Mezquita,es el arco <strong>de</strong> herradura. Mientras que el arco <strong>de</strong> medio punto tiene forma <strong>de</strong> media47


circunferencia, la <strong>de</strong>l arco <strong>de</strong> herradura se caracteriza por superar la mediacircunferencia. En la Mezquita encontramos arcos <strong>de</strong> medio punto y arcos <strong>de</strong>herradura <strong>de</strong>l tipo 1/2 y 1/3. El arco 1/2 se llama así ya que se construye <strong>de</strong> maneraque la línea <strong>de</strong> impostas divida al radio en dos partes iguales. De este modo losdos arcos dobles se construyen con un arco <strong>de</strong> medio punto arriba y un arco <strong>de</strong>herradura 1/3 abajo, el primero soporta el peso y el segundo facilita que el superiorno se <strong>de</strong>forme.1. Arcos <strong>de</strong> herradura 1/2 y 1/3.El uso <strong>de</strong> formas y medidas con <strong>de</strong>terminadas proporciones juega también un papelfundamental en la estética <strong>de</strong>l templo musulmán. Una proporción es el cociente orazón <strong>de</strong> dos medidas y pue<strong>de</strong> asociarse a diferentes elementos arquitectónicoso artísticos y en diferentes sentidos. No obstante hay una estructura don<strong>de</strong> laproporción <strong>de</strong>staca <strong>de</strong> forma especial: el rectángulo. La proporción <strong>de</strong> un rectánguloes el cociente que existe entre el lado mayor y el lado menor <strong>de</strong>l mismo y marcarásu estética.En la Mezquita <strong>de</strong> Córdoba pue<strong>de</strong>n observarse tres tipos <strong>de</strong> proporciones diferentes:- Proporción áurea ( ): Se da cuando dividimos un segmento en dos partes <strong>de</strong>modo que las medidas cumplan:48


El rectángulo áureo tiene esta proporción entre sus lados. Por ejemplo, el DNI o unatarjeta <strong>de</strong> crédito guardan aproximadamente la razón áurea entre sus lados. Se hausado en la composición arquitectónica en todas las épocas, sobre todo en la GreciaClásica y el en Renacimiento, su valor es:Entre sus principales propieda<strong>de</strong>s se encuentran que si a un rectángulo áureo leadjuntamos un cuadrado por el lado mayor se vuelve a obtener un rectángulo áureoo bien que en un <strong>de</strong>cágono regular es la proporción entre el radio <strong>de</strong> la circunferenciacircunscrita y el lado.En la Mezquita la encontramos en el Mihrab y en la planta <strong>de</strong> la ampliación <strong>de</strong> Al-Hakam II.2. Portada <strong>de</strong>l Mihrab y el rectángulo áureo(I); rectángulo áureo obtenido a partir <strong>de</strong> un<strong>de</strong>cágono regular (II).- Proporción 2: Es el cociente entre el lado y la diagonal <strong>de</strong> un cuadrado, esto es:49


El rectángulo 2 guarda esta proporción entre su lado mayor y menor. En la Mezquitapue<strong>de</strong> encontrarse claramente en el Mihrab, entre otros motivos y lugares.- Proporción cordobesa: Es el cociente entre el lado y el radio <strong>de</strong> un octógonoregular, es <strong>de</strong>cir:3. Rectángulo cordobés obtenido a partir <strong>de</strong> un <strong>de</strong>cágono regular.Esta proporción abunda en multitud cúpulas octogonales existentes en la Mezquita,aunque también pue<strong>de</strong> apreciarse en el Mihrab, en la separación <strong>de</strong> las arcadas<strong>de</strong>l templo, en la fachada <strong>de</strong> Al-Hakam II e incluso en la propia planta <strong>de</strong> la Mezquita.4. Arcadas dobles y planta <strong>de</strong> la Mezquita<strong>de</strong> Córdoba.50


5. Portada <strong>de</strong>l Mihrab y el rectángulo cordobés.Esta proporción no sólo está presente en la Mezquita <strong>de</strong> Córdoba, sino en grannúmero <strong>de</strong> edificaciones y expresiones artísticas <strong>de</strong> la ciudad y provincia (vivoejemplo pue<strong>de</strong>n ser la Torre <strong>de</strong> la Malmuerta o la fachada <strong>de</strong> la Sinagoga). Tampocose refiere exclusivamente a la época <strong>de</strong> dominación musulmana, pues, por ejemplo,en mosaicos romanos encontrados próximos a la barriada <strong>de</strong> Alcolea aparecenfiguras humanas don<strong>de</strong> se guarda esta proporción.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todo esto, en la Mezquita encontramos variedad <strong>de</strong> frisos, tanto en laornamentación interior como en las almenas externas, y varios grupos cristalográficosplanos presentes sobre todo en las celosías exteriores, simetrías todas ellas quedotan aún <strong>de</strong> más belleza al monumento. No obstante, explicar esto exten<strong>de</strong>ría <strong>de</strong>manera importante este artículo y, por ello, tendrá que ser incluido en una segundaparte.BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA- De la Fuente Martos, M. (1998): Guía Didáctica para una Visita Matemática a la Mezquita <strong>de</strong> Córdoba.Sociedad Andaluza <strong>de</strong> Educación Matemática Thales, Cordoba.- Morales Larrubia, J. (2001): Proporción cordobesa. Junta <strong>de</strong> Andalucía, Córdoba.- Aranda Ballesteros, D. y M. <strong>de</strong> la Fuente Martos (2001): Matemáticas, naturaleza y arte. Junta <strong>de</strong> Andalucía,Córdoba.- Pérez Gómez, R. (1995): La Alhambra. Sociedad Andaluza <strong>de</strong> Educación Matemática Thales, Granada.51


MARÍA ARACELIGRANADOSSANCHOReflexión filosóficasobre El árbol <strong>de</strong> laciencia, <strong>de</strong> Pío BarojaEl árbol <strong>de</strong> la ciencia1 quizás sea una <strong>de</strong> las novelas más importantes <strong>de</strong> la llamadageneración <strong>de</strong>l 98. En ella, Pío Baroja cuenta la vida <strong>de</strong> Andrés Hurtado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>que éste inicia sus estudios universitarios hasta sus diversos trabajos como médico.A Andrés, joven que gusta <strong>de</strong>l análisis psicológico <strong>de</strong> los otros, la vida le pareceuna maraña tumultuosa y cruel, sin solución por la inconsciencia <strong>de</strong> sus autores.A los miserables que la componen, ocupados en sus quehaceres, no les quedatiempo ni esfuerzo para cambiar sus vidas. Y los intelectuales, conscientes <strong>de</strong> lamiseria moral <strong>de</strong> España –a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la otra habitual– «contemplan la escena<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su azotea y buscan una justificación filosófica a su inmovilismo».La estampa <strong>de</strong> Madrid que ofrece la novela es <strong>de</strong>soladora. La situación <strong>de</strong> lasprostitutas que visita Andrés, el hábito clientelar en todos los niveles, los matrimoniosacordados y tantos <strong>de</strong>talles hacen pensar al lector que en nada hemos avanzado,moralmente hablando. Pero, como en todos los tiempos, hay alguien que cree quela justicia ha <strong>de</strong> ser posible y confía en la ciencia y en el saber para recobrar elor<strong>de</strong>n en las volunta<strong>de</strong>s. Este alguien es Andrés Hurtado, que en sus conversacionescon su tío Iturrioz nos enseña una visión que anhela la verdad, la belleza y el bien.Estas cualida<strong>de</strong>s las encuentra, ya maduro, en Lulú, a la cual conocía antes <strong>de</strong>haber recorrido mundo y que apreció cuando trató con gentes más bajas. Lulúestá castigada por la pobreza y la miseria; es servicial con el viejo y el enfermo,pero in<strong>de</strong>corosa; <strong>de</strong>sprecia al hipócrita y al que actúa con mala fe. Por eso, a quien1 Pío BAROJA: El árbol <strong>de</strong> la ciencia, Madrid, Alianza Editorial, 1986, 250 pp.53


se castigaba a sí mismo con el vicio o el adulterio no lo con<strong>de</strong>naba, sospechandoque su alma resquebrajada le conducía a tales tugurios inmorales.Antes <strong>de</strong> que Andrés llegue a la felicidad ataráxica con Lulú, busca su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciafísica y moral y, para ello, dice necesitar la comprensión <strong>de</strong> las dos naturalezas quenos gobiernan como humanos: la exterior, objetiva y teórica; y la interior, todavíasin leyes a su alcance. Andrés le dice a su tío: «Busco una cosmogonía, una síntesisfísica y moral [...] porque la vida no tiene un plan racional». Espiritualmente vivirámás tranquilo si, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> observar tanta barbarie, espera seguro el <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> nuestra finalidad en esta porción <strong>de</strong>l universo2. El libro cita a algunos científicos<strong>de</strong> la época –como nuestro insigne Ramón y Cajal– preocupados por tal objetivo.Creo a<strong>de</strong>más probable que el culto escritor vasco hubiera leído algún escrito <strong>de</strong>físicos y matemáticos <strong>de</strong> los siglos XIX y XX que buscaban este cierre <strong>de</strong> la razónteórica con la práctica3.A Hurtado, como un aparente alter ego <strong>de</strong> Baroja, le ha sorprendido leer a Kant yno encontrar una ley general que permita <strong>de</strong>mostrar los postulados morales –Dios,alma y mundo– <strong>de</strong> la misma forma que se <strong>de</strong>muestran los postulados materialesa través <strong>de</strong> las categorías.Iturrioz, también médico, se convierte existencialmente en un vitalista cuandoconversa con el sobrino y le recomienda no torturarse con la búsqueda <strong>de</strong> ningunaverdad y pensar en una explicación vital guiada por la lucha por la supervivencia.La utilidad es el criterio <strong>de</strong>l médico para conducir el pensamiento y la existencia.Nada queda por hacer, piensa Iturrioz, porque la naturaleza humana erige al pobrecon espíritu <strong>de</strong> pobreza y al rico con espíritu <strong>de</strong> riqueza.Si algún lector pensó, leyendo El árbol <strong>de</strong> la ciencia, que es la filosofía nietzscheanala más presente, o la kantiana –por las alusiones explícitas–, creo que esta conclusiónresultaría producto <strong>de</strong> una visión superficial. Baroja nos habla <strong>de</strong>l paradigmaracionalista a través <strong>de</strong> Kant y <strong>de</strong>l paradigma vitalista a través <strong>de</strong> Iturrioz, pero nos<strong>de</strong>ja <strong>de</strong>scubrir en la vida <strong>de</strong> Andrés que ni la razón ni la vida son la ley que nosgobierna. Y entonces, ¿qué propone usted? Quizás sean las dos y «no seamosintelecto puro o una máquina <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear» exclusivamente.Está presente en la novela, al lado <strong>de</strong>l escritor, el intelectual más gran<strong>de</strong> que hadado España en la misma época: José Ortega y Gasset. El hombre es el gobierno2 Recor<strong>de</strong>mos que la visión <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l médico no es la visión <strong>de</strong>l filósofo <strong>de</strong> gabinete. El pesimismovital <strong>de</strong>l que toca con sus manos la enfermedad y la muerte se adivina diferente.3 Se pue<strong>de</strong>n observar ejemplos <strong>de</strong> esto en el libro editado por Wilber, titulado Cuestiones cuánticas–HEISENBERG, SCHRÖDINGER, EINSTEIN, JEANS, PLANCK, PAULI, EDDINGTON: Cuestionescuánticas. Escritos místicos <strong>de</strong> los físicos más famosos <strong>de</strong>l mundo, Barcelona, Kairós, 1986–, don<strong>de</strong>Heisenberg, Einstein y otros físicos también se esfuerzan en articular lo empírico con lo espiritual.54


<strong>de</strong> sí mismo y su circunstancia. Andrés Hurtado se hizo a sí mismo, enfrentándosea su padre y vagando <strong>de</strong> un trabajo a otro como médico; se hizo a sí mismo ensu búsqueda <strong>de</strong>l amor femenino y, sobre todo, en su concepción <strong>de</strong> la realidad.Pero la circunstancia más inesperada y dramática estaba clavada como una estaca,esperando que sus protagonistas acudieran al punto que el espacio y el tiempoles tenía <strong>de</strong>terminados. Cuando murió Lulú, nada fue suficiente para que AndrésHurtado <strong>de</strong>cidiera andar un paso más.55


JOSÉMANUELVALLEPORRASUna biblioteca en laConchinchina:La marcha Ra<strong>de</strong>tzkyHacía muchos años ya que la emperatriz había muerto.Pero los al<strong>de</strong>anos <strong>de</strong> Rutenia creían que todavía seguía viva...Final <strong>de</strong>l capítulo 8.Joseph ROTH (2003): La marcha Ra<strong>de</strong>tzky, Mediasat, Barcelona, 2003,319 pp. Traducción <strong>de</strong> Arturo Quintana.Muchos <strong>de</strong> nosotros soñamos, ingenuos, con po<strong>de</strong>r asistir siquiera una vez ennuestras cortas vidas a esa conjunción <strong>de</strong> logros artísticos que es el concierto <strong>de</strong>Año Nuevo en Viena. Dejar que la orquesta –una creación perfeccionada por siglos<strong>de</strong> experiencia– nos invada con sus variados timbres, ritmos e intensida<strong>de</strong>s. Quenuestra cabeza se mezca en las azules aguas <strong>de</strong>l Danubio al ritmo <strong>de</strong> suaves valses.Vivir minutos <strong>de</strong> inexplicable placer –porque el placer no se explica, aunque sí seentien<strong>de</strong>– y <strong>de</strong>spedirnos con palmas bien acompasadas; sí, con palmas, mientrasel director abandona a sus músicos para dirigir al público, a nosotros, porque laúltima composición la interpretamos todos: la Marcha Ra<strong>de</strong>tzky.Recuerdo hace ya algunos años, cuando éramos estudiantes universitarios, queen clase <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong> Europa Contemporánea nuestro profesor, José Luis Casas,nos habló, seguramente a propósito <strong>de</strong> las revoluciones <strong>de</strong> 1848, <strong>de</strong> la MarchaRa<strong>de</strong>tzky. Nos dijo que se interpretaba todos los años al final <strong>de</strong>l concierto <strong>de</strong> AñoNuevo. Pero, aunque sin duda la habíamos escuchado más <strong>de</strong> una vez, en aquel57


momento no pudimos aclararnos a qué composición se refería José Luis. Sólo faltóque tarareara la melodía pero, como también yo hubiese hecho en su lugar, JoséLuis se negó a ello. Hoy tampoco la puedo tararear pero, créanme, todos conocemosla Marcha Ra<strong>de</strong>tzky, igual que conocemos a su compositor: Johann Strauss padre(1804-1849), el gran popularizador <strong>de</strong> los valses. Fue él quien, al final <strong>de</strong> su vida,creó esta marcha con la que inmortalizó su nombre y el <strong>de</strong>l mariscal checo JosephRa<strong>de</strong>tzky (1766-1858). Hoy ya no po<strong>de</strong>mos recordar que la compuso para lamemoria <strong>de</strong> sus victoriosas batallas en el norte <strong>de</strong> Italia durante los años 1848 y1849, cuando la revolución y el nacionalismo amenazaban la unidad <strong>de</strong>l Imperioaustríaco. No po<strong>de</strong>mos recordarlo porque, entre otras cosas, ya no existe más eseimperio.Hubo alguien que, sin embargo, se empeñó en no olvidar esa monarquía <strong>de</strong>sapareciday el mundo perdido con la gran guerra <strong>de</strong> 1914. Un escritor que llamó a la másconocida <strong>de</strong> sus novelas con el nombre que en sí mismo era un símbolo <strong>de</strong>l<strong>de</strong>saparecido Imperio austro-húngaro, con el nombre <strong>de</strong> una melodía que nos sigueevocando los días áureos <strong>de</strong> los valses vieneses: La marcha Ra<strong>de</strong>tzky. Joseph Roth(1894-1939) era ese hombre, un judío nacido en la Polonia austríaca, cerca <strong>de</strong> lafrontera con el Imperio ruso. Roth estudio literatura y filosofía en las universida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Lemberg (hoy en Ucrania) y Viena. Después sirvió en el ejército austríaco durantela Primera Guerra Mundial. Esta guerra y la subsiguiente <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la monarquíaaustro-húngara lo marcaron profundamente con el sentimiento <strong>de</strong> «pérdida <strong>de</strong> lapatria». Empieza entonces su vida profesional, alternando estancias en Berlín, Vienay París, trabajando como periodista y publicando novelas. La primera que le reportóéxito fue Job (1930), don<strong>de</strong> revisita el mito bíblico a través <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sventuras <strong>de</strong>una familia <strong>de</strong> judíos rusos. Después vendrían otras como La cripta <strong>de</strong> los capuchinos,El busto <strong>de</strong>l Emperador o La leyenda <strong>de</strong>l santo bebedor.Pero los éxitos literarios quedaron sobradamente ensombrecidos por los problemasfamiliares y una creciente condición <strong>de</strong> apátrida. El nacionalismo, que había <strong>de</strong>struidosu país convirtiéndolo en múltiples pequeños estados, arraigaba ahora <strong>de</strong> maneraextrema en Alemania, culminando en los años 30 con la barbarie nazi. Se marchaentonces <strong>de</strong> Berlín a Viena, pero nuevamente habrá <strong>de</strong> irse tras el asesinato <strong>de</strong>lcanciller austríaco Dollfuss. En París vivirá la mayor parte <strong>de</strong> sus últimos años. Seráallí don<strong>de</strong> muera, en 1939, a causa <strong>de</strong>l alcohol.De las obras <strong>de</strong> Roth, la más conocida es la que comentamos ahora. Críticos comoMarcel Reich-Ranicki la han incluido en su canon <strong>de</strong> las novelas más importantesen alemán. En La marcha Ra<strong>de</strong>tzky, Joseph Roth muestra la historia <strong>de</strong> la familiaTrotta en sus tres últimas generaciones. La acción se inicia con la batalla <strong>de</strong> Solferino(1859), <strong>de</strong>rrota austríaca que marca el inicio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bilidad militar <strong>de</strong>l Imperio. Enesa batalla, el teniente esloveno Trotta salva la vida <strong>de</strong>l emperador Francisco José.Este hecho será premiado con su ascenso en el ejército y su ennoblecimiento como58


arón. La novela continúa con la vida <strong>de</strong> su hijo, Franz Trotta, convertido enfuncionario público y en jefe <strong>de</strong> un distrito <strong>de</strong>l Imperio, y sobre todo con la <strong>de</strong>l nieto,Carl Joseph Trotta. Los prematuros encuentros <strong>de</strong> este último con la muerte y suespíritu débil y ten<strong>de</strong>nte a la melancolía torcerán una vida que, merced a la protección<strong>de</strong>l emperador, podría haber sido más próspera y festiva.La novela es poco innovadora formalmente y recurre abundantemente al simbolismo,empezando por un motivo repetido en diversas escenas y momentos <strong>de</strong> la obra:la Marcha Ra<strong>de</strong>tzky. La composición <strong>de</strong> Strauss representa al Imperio y su vitalidad.En algunos momentos especialmente nihilistas <strong>de</strong> su existencia, Carl Josephrecordará las mañanas dominicales <strong>de</strong> la infancia en que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la casa paterna,escuchaba a la banda militar interpretar esta marcha y él se imbuía <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>servir al emperador. La melodía se convierte en un punto <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong>l cual sevan alejando los protagonistas y el Imperio, camino ambos <strong>de</strong> su <strong>de</strong>saparición.Otro elemento simbólico, antitético <strong>de</strong>l anterior, es la muerte, que se aparece unay otra vez al teniente Carl Joseph von Trotta: la <strong>de</strong> su primera amante, la señoraSlama; la <strong>de</strong> su amigo, el médico Max Demant; la <strong>de</strong>l capitán Wagner; la <strong>de</strong> losobreros en huelga contra los que se le or<strong>de</strong>na disparar... Carl Joseph siente quela muerte le llama, pero es al Imperio mismo a quien la negra dama emplaza. Hayotro leitmotiv que también anuncia la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y el fin: la <strong>de</strong>scripción en variasescenas <strong>de</strong> cuadros con el retrato <strong>de</strong>l emperador, cuadro que, a veces, presentacagadas <strong>de</strong> mosca. Los Trotta, el emperador y su monarquía reciben la llamada<strong>de</strong> la muerte porque, realmente, los principales símbolos aquí son los protagonistas,tanto los tres miembros <strong>de</strong> la familia Trotta como el emperador, a quien <strong>de</strong>ben suascenso y protección, pero también su mediocridad. En realidad, Joseph Roth hadado aliento y carácter a personajes que, en principio, no son sino una alegoría <strong>de</strong>la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l propio imperio, como se evi<strong>de</strong>ncia por varios hechos: los Trottase encumbran a partir <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Solferino –que es la primera gran <strong>de</strong>rrotaaustriaca–, al salvar la vida <strong>de</strong> Francisco José, y <strong>de</strong>saparecen al fallecer éste, en1916; el emperador tendrá encuentros personales, por diversas circunstancias,con cada uno <strong>de</strong> los Trotta; cada generación <strong>de</strong> esta familia marca una mayor<strong>de</strong>bilidad moral y anímica con relación a la anterior; el segundo Trotta, Franz, guardaun enorme parecido físico con el propio emperador, como nos lo muestra el autoral relatarnos la audiencia en la que Francisco José recibe a Franz Trotta:«Eran como dos hermanos. Si un extraño los hubiera contemplado en esepreciso instante los habría podido tomar por hermanos. Sus blancas patillas,los hombros estrechos, caídos, la estatura similar, les daban la sensación<strong>de</strong> que estaban contemplando su propia imagen. El uno creía que se habíatransformado en jefe <strong>de</strong> distrito y el otro que se había transformado en el59


emperador.»1Pero el autor va más lejos: tanto uno como otro pier<strong>de</strong>n a su here<strong>de</strong>ro poco anteso poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l comienzo <strong>de</strong> la gran guerra: Francisco Fernando asesinadoen Sarajevo, Carl Joseph por un disparo <strong>de</strong>l ejército ruso. La muerte <strong>de</strong> losprogenitores, por último, también es paralela: Franz Trotta, el jefe <strong>de</strong> distrito, sobreviveapenas un día al emperador.El autor, sin embargo, sobrevivió al emperador. Joseph Roth continuó su existencia23 años más, pero acaso nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse, más que un superviviente,un náufrago, pues ya no había a dón<strong>de</strong> volver. Así, su novela La cripta <strong>de</strong> loscapuchinos –en la que recupera a la familia protagonista <strong>de</strong> La marcha Ra<strong>de</strong>tzky–cierra con esta pregunta, cuando los nazis han anexionado Austria: «Y ahora, ¿adón<strong>de</strong> puedo ir yo, un Trotta?» Y hemos <strong>de</strong> acordarnos <strong>de</strong> que cuando Flaubertdijo ser Madame Bovary hablaba por muchos compañeros <strong>de</strong> profesión.Este naufragio <strong>de</strong> la patria vincula fuertemente a Joseph Roth con varios escritorescentroeuropeos en lengua alemana <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XX. Roth, comoStefan Zweig, Robert Musil o Hermann Broch, son individuos que se han criadoen los últimos años <strong>de</strong>l Imperio austro-húngaro y <strong>de</strong>sarrollan lo principal <strong>de</strong> su laborcreativa en el período <strong>de</strong> entreguerras, en un mundo que ya no es el suyo, en elque ha <strong>de</strong>saparecido no sólo su país, sino también la estabilidad, la tolerancia yla convivencia entre pueblos que caracterizó a la vieja monarquía dual. Su obra esun testimonio <strong>de</strong>l «mundo <strong>de</strong> ayer», pero también la voz <strong>de</strong> la civilización que sea<strong>de</strong>ntra en las tinieblas <strong>de</strong>l fanatismo y la intolerancia.1 ROTH, Joseph: La marcha…, p. 272.60


[4]altoelfuego


EL EGO 19 (y III)Julio FloresPUBLICACIONES RECIBIDASRedacciónPRESENTACIÓN DEL Nº 12 DE SAIGÓNRedacciónTRAS CINCO AÑOS DE SAIGÓNRedacciónREVISTA GROENLANDIARedacción


El ego 19 (y III)JULIOFLORESÉl extien<strong>de</strong> su brazo y la ro<strong>de</strong>a por el hombro mientras continúa con suproverbial parlamento <strong>de</strong> Salicio enamorado... Pero se va a producir unjuego muy curioso: el ego no va a parar <strong>de</strong> hablar... A sabiendas <strong>de</strong> estomismo, Julio moverá la boca en esta <strong>de</strong>claración amorosa aunque sea elego, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cama, el que realmente se esté <strong>de</strong>clarando. Estoes, un play back que dirían los cursis sajones.EGO Nº 19.- (Con Julio moviendo la boca simulando <strong>de</strong>cir esas mismas palabras...)¡Laura, Laura <strong>de</strong> mi vida... eres la única razón <strong>de</strong> mi existencia, si por ti fuera <strong>de</strong>jaría<strong>de</strong> ser un ego atraca-farmacias...!LAURA.- ¿Es que lo eres?EGO Nº 19.- Sí, ¡Para qué mentirte! Pero estoy dispuesto a cambiar... este tipo quetienes sentado en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cama es un imbécil que no te quiere en absoluto...yo... yo... sí... ¡Laura! Des<strong>de</strong> la primera vez que te vi en el espejo sentí que eras laego <strong>de</strong> mi vida... Laura... ¡te quiero! ¡Fúgate conmigo a la luna, tengo una nube apunto <strong>de</strong> partir en el cuarto trastero!LAURA.- Julio... yo... esto... tal vez...En estas últimas frases, Laura está cerca <strong>de</strong> los labios <strong>de</strong> Julio. Ella quedaanonadadamente enamorada tras la expresión amorosa lunática <strong>de</strong>l ego...¡terrible conflicto! Están a punto <strong>de</strong> besarse pero el ego no escatima esfuerzosy en momento <strong>de</strong>l culmen asesta un mordisco al pie <strong>de</strong> Julio.EGO Nº 19.- ¡Aprovechado! ¡Hasta ahí podían llegar las cosas!JULIO.- ¡Aaagg! ¡Maldito idiota! ¿Cómo te atreves?LAURA.- ¿Qué ocurre, Julio?63


JULIO.- ¡Atrévete, valiente disminución genética hacerlo otra vez!EGO Nº 19.- Pues claro que me atrevo... ¡Faltaría más!El ego sale <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cama. Laura se levanta <strong>de</strong>spavorida.LAURA.- ¡Dios mío!EGO Nº 19.- ¡Valiente caradura! Aprovecharte <strong>de</strong> mi elocuencia para tu lascivia...JULIO.- ¿Lascivia? ¡Qué idiotez pedante! ¡Deja <strong>de</strong> hablar como yo...! ¿Quieres?Los dos están enfrentados, cara a cara, Laura se ha ido aterrorizada a unextremo <strong>de</strong> la habitación...JULIO.- ¡Voy a volver al cuarto <strong>de</strong> baño a <strong>de</strong>strozar el espejo! ¡Veremos dón<strong>de</strong> temetes ahora!EGO Nº 19.- Tus chulerías <strong>de</strong> conquista me las paso yo por el punto G...JULIO.- Si formas parte <strong>de</strong> mí voy a ir al retrete, haré fuerzas, te expulsaré y tiraré<strong>de</strong> la cisterna. ¿Lo oyes?EGO Nº 19.- ¡Tu habitual lugar <strong>de</strong> trabajo está <strong>de</strong>sinfectado contra homicidas <strong>de</strong>la estética humana como es tu caso!LAURA.- Ju... Julio... ¡Tenías a un... hombre <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cama! ¡Cielos...!JULIO.- ¿Eh?EGO Nº 19.- ¿Cómo?JULIO.- No, Laura, no es lo que tú...LAURA.- ¡Eres... eres un homosexual...!EGO Nº 19.- ¡Laura!JULIO.- ¡Laura...! ¡Déjame que te explique! Resulta que...LAURA.- Has estado viviendo con él... (Despavorida). ¿Cuánto tiempo has estado64


con él? Confiesa.JULIO.- Toda... toda mi vida... ciertamenteLAURA.- ¡Oh! (Rompe a llorar).JULIO.- Pero es que... ¡mecachis! ¿Cómo te explico yo esto?LAURA.- No tienes que nada que explicar. (Coge su bolso). Mal está que me engañescon otra chica, pero con un chico... ¿Dón<strong>de</strong>... dón<strong>de</strong> está la puerta?JULIO.- ¡Laura! (Suplicante). ¡No te vayas, por favor! ¡Este tipo ha vivido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>mi pero ya no...LAURA.- Claro. Se llama mo<strong>de</strong>rnamente ahora «Cohabitación sexual». ¿No es eso?¡No, no me toques...!EGO Nº 19.- Laura... yo te explicaré...LAURA.- ¿Cómo <strong>de</strong>monio sabe usted mi nombre? ¿Cómo me conoce?EGO Nº 19.- Del baño. Des<strong>de</strong> el espejo.LAURA.- ¡Un chiflado mirón y un psicópata homose... digo bisexual...! Julio, ¿cómohas podido hacerme esto a mí?EGO Nº 19.- Laura... yo estoy enamorado <strong>de</strong> ti.JULIO.- ¡Mentira! El único que aquí está enamorado <strong>de</strong> Laura soy yo, ¿entendido?EGO Nº 19.- Lo único que preten<strong>de</strong>s es llevártela a la cama...JULIO.- ¡Calla! Laura... está por encima <strong>de</strong> todo eso...EGO Nº 19.- Es fácil hablar <strong>de</strong> amor en las alturas viviendo en un octavo piso.Háblale <strong>de</strong>l rollo que tuviste con la enfermera... ¡Anda!JULIO.- ¡Cierra el pico! ¿Quieres? Estás jugando sucio. ¡Quiero a esa mujer...!EGO Nº 19.- ¡Yo también la quiero!65


JULIO.- ¡Tú no pue<strong>de</strong>s quererla!EGO Nº 19.- ¿Por qué no voy a po<strong>de</strong>r? ¿Eh?LAURA.- (Estremecida). ¡Basta! Basta... basta... basta... ¿Quién es usted?EGO Nº 19.- Yo soy él...LAURA.- ¿Eh?JULIO.- Él soy yo.EGO Nº 19.- Bueno...JULIO.- Digamos que él forma parte <strong>de</strong> mí.EGO Nº 19.- Yo soy él porque vengo <strong>de</strong> él. Pero ahora soy yo y puedo hacer cosassin él.LAURA.- ¿Es usted hijo <strong>de</strong> Julio...?JULIO.- No. Laura, yo no tengo hijos. Digamos que él viene <strong>de</strong> mí pero sin habersido procreado, engendrado...LAURA.- ¡El Espíritu Santo! Usted es el Espíritu Santo... (Se santigua).EGO Nº 19.- Tampoco.JULIO.- Él... bien. (Para sí). Si estuviera aquí mi ego orador lo explicaría todoperfectamente...LAURA.- Escuchadme... Escuchadme los dos un momentito. Yo no quiero sabernada <strong>de</strong> vuestras fantasías sexuales. No tengo nada en contra vuestra. Es más, osrespeto y comprendo vuestra actitud. Ahora mismo salgo por esa puerta y yo no sénada <strong>de</strong> esta historia, ¿eh?JULIO.- Laura, no lo hagas. Si te vas recuerda que todavía queda gas en la bombona<strong>de</strong> butano. Si te marchas se iría contigo la única razón <strong>de</strong> vivir en mi existencia...EGO Nº 19.- ¡No le escuches! El único ego enamorado entre estas cuatro pare<strong>de</strong>ssoy yo.67


JULIO.- Él habla por mí. Forma parte <strong>de</strong> éste. (Señalándose el corazón). y saca todomi flujo enamorado para conseguirte.EGO Nº 19.- Soy mucho más guapo que él... míralo, es un <strong>de</strong>spiste genético...JULIO.- Soy mucho más guapo que él... míralo, es un <strong>de</strong>spiste psiquiátrico...LOS DOS.- Te quiero, Laura... (Se miran fijamente los dos. Reflexionan en instantesy vuelven a mirar cándidamente a Laura).LOS DOS.- Te queremos, Laura.Suena el timbre <strong>de</strong> la puerta.EGO Nº 19.- ¡La policía!JULIO.- ¡Mi madre!LAURA.- ¿Qué viene tu madre?EGO Nº 19.- Tú no tienes padres, Julio.JULIO.- ¡Era solamente una expresión!AGENTE.- (En off). ¡Abran a la policía, rápido!JULIO.- Es la policíaLAURA.- ¡La policía! ¡Oh! ¿Por qué, por qué viene aquí?EGO Nº 19.- ¡Esta vez no me cogen!JULIO.- Mi ego en sus ratos libres atraca farmacias. ¿Verdad ego?EGO Nº 19.- Es un hobby, como otro cualquiera. (Coge un espejo y se lo colocacomo en la anterior ocasión).AGENTE.- ¡Abran en nombre <strong>de</strong> la ley!EGO Nº 19.- ¿Quién será esa señora a la que todo el mundo nombra pero que nadierealmente conoce?68


JULIO.- Déjate <strong>de</strong> frases estúpidas. Hay que hacer algo...EGO Nº 19.- Yo digo lo que me da la gana...LAURA.- Dejad <strong>de</strong> discutir. ¿Queréis?EGO Nº 19.- No discutíamos. Estábamos manteniendo una conversación estúpidafilosófica. Él lleva la parte estúpida y yo la filosófica, claro.LAURA.- Si mi madre se entera que estoy aquí se sorpren<strong>de</strong>rá...EGO Nº 19.- Lógico. Esta situación es inexplicable.LAURA.- No. Por el octavo piso. Sufro vértigo, ¿sabéis? Bueno... ¿abro o no abro?JULIO.- Estamos acorralados. Abre. No nos queda otra salida. Intentaré explicarleal comisario el caso. Pue<strong>de</strong> llegar a compren<strong>de</strong>r. Tú, quítate el espejo y haz frentea la situación.EGO Nº 19.- Como diga, mi sargento.Laura abre la puerta. Aparece un agente <strong>de</strong> policía con un tipo pequeñajoal lado...LAURA.- Pase, pase, señor agente.El pequeñajo ve a Laura.TIPO PEQUEÑAJO.- ¡Laura!LAURA.- ¡Horror! ¡Otro que me conoce! ¿Quién es usted?AGENTE.- No hay tiempo para explicaciones. Usted, dígame, ¿son esos dos tiposlos que buscamos?TIPO PEQUEÑAJO.- ¡Sí, je, je, agente, esos mismos!AGENTE.- Bien. ¡A comisaría!JULIO.- Un momento, agente. ¡Ese es el tipo que buscan, no yo! Yo soy... ¡Suélteme!¡Es él! ¡Déjeme...! ¡He dicho que me <strong>de</strong>je! ¡No me ponga las manos encima!69


AGENTE.- Usted, venga también aquí...EGO Nº 19.- ¡No, no, no...!JULIO.- ¡Agente! ¿Quién le ha dicho que nosotros dos somos los tipos que estánbuscando? ¡Se equivocan!El ego se queda mirando fijamente al tipo pequeñajo. Se horroriza y exclama...EGO Nº 19.- ¡Ha sido él! ¡Él nos ha <strong>de</strong>latado! ¡Tu ego número 13! ¡El ego chivato!70


PUBLICACIONESRECIBIDASSaúl Ariza, Las aguas y las horas. Groenlandia,Córdoba, 2008.Este joven poeta cordobés consigue ofrecernos unabuena muestra <strong>de</strong> su poesía intensa y directa enpoemas breves que forman en su conjunto un acertadopoemario.Angélica. Revista <strong>de</strong> Literatura. Ayuntamiento<strong>de</strong> <strong>Lucena</strong> e IES Marqués <strong>de</strong> Comares, <strong>Lucena</strong>,2008.La publicación <strong>de</strong> un nuevo número <strong>de</strong> Angélicasiempre es motivo <strong>de</strong> satisfacción, pues es una revista<strong>de</strong> referencia internacional que se edita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>Lucena</strong>.En su interior no sólo encontraremos, como siempre,temas relacionados con <strong>Lucena</strong> (en esta ocasión, elolvidado lucentino Ramírez <strong>de</strong> Arellano y Baena), sinotambién un diverso abanico temático <strong>de</strong> estudioscríticos (Juan Valera, Duque <strong>de</strong> Rivas, Manuel Reina,el 2 <strong>de</strong> mayo...), reseñas y un apartado <strong>de</strong>dicado ala creación con Luis Antonio <strong>de</strong> Villena o JacobLorenzo, entre otros.72


Manuel Guerrero Cabrera. Tango. Bailando conla literatura. Moreno Mejías, Sevilla, 2009.Sur, Naranjo en flor, El día que me quieras (canción),La novia ausente... Tangos caracterizados por suletra, por autores como Homero Manzi, HomeroExpósito, Enrique Cadícamo, Celedonio Flores y otrosque encuentran en estas páginas un análisis <strong>de</strong> suobra, tan cerca <strong>de</strong> la literatura como <strong>de</strong>l tango <strong>de</strong>lque forma parte. Rubén Darío, García Lorca, el siglo<strong>de</strong> Oro español, Evaristo Carriego... nombres <strong>de</strong> laliteratura que hallan su eco en el tango y que pue<strong>de</strong>nayudar a compren<strong>de</strong>rlo mejor, a fin <strong>de</strong> escucharlo,sentirlo y bailarlo <strong>de</strong> un modo diferente.Isagogé, 5. Córdoba, 2009.El nuevo número <strong>de</strong> la revista <strong>de</strong>l Instituto Ouróborosmejora en aspecto físico, ya que abandona el grapadoy nos ofrece un número con cosido y pegado. Elcontenido, sin embargo, vuelve a ser <strong>de</strong>l mismo nivelque en números anteriores, ciencias y letras: elmercurio, el cosmos, el teorema <strong>de</strong> Fermat, WoodyAllen, el tango... Varios <strong>de</strong> los autores <strong>de</strong> estos artículoshan escrito en Saigón alguna vez: José M. Ventura,José M. Valle, Manuel Guerrero, Ana Patricia Moya...73


Presentandoel número12 <strong>de</strong>SaigónEl 2 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 2009 presentamos en lasala «La etiqueta me duele» el número 12<strong>de</strong> nuestra revista. De nuevo tuvimos grancantidad <strong>de</strong> público que casi agota losejemplares y entre los que se encontrabanvarios colaboradores <strong>de</strong> dicho volumen:Juan Carlos Hidalgo, Antonio J. LópezJiménez, José Antonio Villalba, Julián Valle…Intervinieron Manuel Lara Cantizani, concejal<strong>de</strong> Juventud <strong>de</strong> <strong>Lucena</strong>, Carmen Güeto,nueva concejala <strong>de</strong> <strong>Cultura</strong> <strong>de</strong> Cabra, JesúsGómez, anterior concejal <strong>de</strong> <strong>Cultura</strong> <strong>de</strong>Cabra, Manuel Guerrero Cabrera, <strong>de</strong> laRedacción, y Thyzzar, autor <strong>de</strong> la cubierta.74


Tras cinco años <strong>de</strong> SaigónDes<strong>de</strong> 2004 nuestra revista viene publicándose <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Cabra y <strong>Lucena</strong>. Des<strong>de</strong> el número0 hasta el actual han escrito cerca <strong>de</strong> 60 autores y en los más variados géneros yestilos: poesía, narrativa, teatro, ensayo, crítica, análisis, opinión, didáctica, dibujo,fotografía… Se ha entrevistado a poetas, economistas, historiadores… Se han convocadocuatro premios literarios y se han realizado dos especiales (poesía y erotismo). Y, sobretodo, sigue vivo, con la vista puesta en Saigón 14, nuestro especial <strong>de</strong> Oriente. Paracelebrarlo organizamos una noche <strong>de</strong> relatos <strong>de</strong> terror (31 <strong>de</strong> octubre), un encuentrocon las personas libro (7 <strong>de</strong> noviembre) y un cinefórum <strong>de</strong> La chaqueta metálica <strong>de</strong>Kubrick (20 <strong>de</strong> noviembre), entre otros actos.76


Sobre la nueva revistaGroenlandiaSeñoras y señores, damas y caballeros, niños y niñas, tenemos el placer <strong>de</strong> presentarlesa Groenlandia, revista digital <strong>de</strong> Literatura, Opinión y Arte en General, un espaciopara los artistas,sean poetas, escritores, fotógrafos, ilustradores, dibujantes <strong>de</strong> cómic, etc.Con más <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> vida, Groenlandia tiene su espacio en la web (www.revistagroenlandia.com). En dicha página podéis <strong>de</strong>scargar, totalmente gratis, todo lo queeditamos. Sale cada cuatro meses y ofrece a los lectores escritos o ensayos <strong>de</strong>variada temática y obras <strong>de</strong> sus participantes, que pertenecen a distintas partes <strong>de</strong>lmundo y que, con mucha ilusión, aportan su granito <strong>de</strong> arena para que este proyectosiga dando frutos.Eso no es todo: Groenlandia también edita especiales y poemarios. Los especialesposeen variadas aportaciones <strong>de</strong> sus colaboradores –los habitantes y los visitantes–,y son suplementos <strong>de</strong> la revista. Por su parte, los poemarios los editamos con laintención <strong>de</strong> ofrecer la oportunidad a los noveles <strong>de</strong> publicar sus libros <strong>de</strong> poemas.Para entrar en contacto con Groenlandia, se pue<strong>de</strong>n tener en cuenta tres direcciones:revista.groenlandia@gmail.com, dirección para resolver cualquier duda sobre la revista,tierra.ver<strong>de</strong>.<strong>de</strong>.hielo@gmail.com, dirección para acoger las aportaciones <strong>de</strong> loscolaboradores, y yosoyperiquillalospalotes@gmail.com, cuenta <strong>de</strong> correo <strong>de</strong> ladirectora <strong>de</strong> Groenlandia. Para más información, acudir a la página web.Esperamos que os animéis y forméis parte <strong>de</strong> la gran familia groenlan<strong>de</strong>sa.Saludos <strong>de</strong>:Los habitantes y los visitantes <strong>de</strong> la isla ver<strong>de</strong> <strong>de</strong> hielo77


SAIGÓNno se ven<strong>de</strong>.Si no te gusta esta revista o ya te hascansado <strong>de</strong> ella, no la tires: pásala aalguien que le pueda interesar, déjala enla biblioteca <strong>de</strong> tu pueblo...Contacta con nosotros:revistasaigon@hotmail.comVisita nuestra web:www.saigon.es.kzRegístrate y participa en nuestro foro:paralalibertad.mforos.comConsta esta edición <strong>de</strong> 400 ejemplares,200 para <strong>Lucena</strong> y 200 para Cabra.Impreso en papel ecológico 100%

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