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Carta Informativa

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<strong>Carta</strong> <strong>Informativa</strong>Federación Bíblica CatólicaJunio 2006Disponible en internet enwww.febic.orgQueridos amigos y amigas de la Federación Bíblica Católica:Para muchos de nosotros China es algo que nos resulta extraño. Quizá se deba a la dificultaddel idioma, a la cultura diferente o al «camino económico especial» que hancaracterizado el país durante décadas. Desde el punto de vista económico y político el«Imperio del Medio» penetra cada vez más presente en la conciencia del mundo. Elexotismo del siglo XIX ha sido reemplazado por fuertes lazos económicos y, en occidente,ahora las consultorías para el comercio y las relaciones con China están viviendo unacoyuntura favorable.El pasado mes de mayo he podido asistir a la consagración de Paul Pei Junmin, comoobispo coadjutor de la arquidiócesis de Liaoning, en el noreste de China. La consagración de Paul Pei Junmin,biblista y buen amigo de la FEBIC, es para nosotros una excelente ocasión para dar a conocer algunos datos yvaloraciones sobre la situación actual de los cristianos en China y los desafíos que debe enfrentar la Iglesia enel Imperio del Medio.«El rápido cambio social ha puesto en crisis la visión del mundo, el sentido moral y la escala de valores demuchos chinos. Por esta razón, para muchos intelectuales chinos ha cobrado gran actualidad la pregunta sobrela manera en que una sociedad mercantilizada y utilitaria puede salvaguardar los valores espirituales, la dignidadde las personas y la identidad cultural. En ese contexto, su interés se dirige ante todo a los contenidos y laverdad del cristianismo.» Con estas palabras describe el Profesor Zhuo Xinping, un destacado investigador delcristianismo de la célebre Academia de Ciencias Sociales de Pekín, la crisis actual de valores en China, la sed deespiritualidad y el interés especial hacia el cristianismo, especialmente en los círculos intelectuales. Para designareste fenómeno se ha acuñado el concepto de «cristianos culturales», que indica a las personas que, sin habersido bautizadas, se ocupan seriamente de la fe cristiana y buscan el diálogo con los cristianos.Pero, ¿cuál es la situación de los cristianos y de la Iglesia en China? En lo exterior vive en el contexto de lacrisis ya mencionada, desencadenada, o por lo menos agravada, por el raudo e imponente desarrollo económicoque ha acarreado enormes problemas sociales y, al mismo tiempo, se haya controlada por una política que concedelibertades sólo en la medida en que no estorben el sistema. En este ambiente, todavia totalitario, la fecristiana tiene un potencial crítico de la sociedad que representa una amenaza permanente; por ello la Iglesia seencuentra estrictamente vigilada y, muy a menudo, se ve obligada a aceptar compromisos. Al mismo tiempo, loscristianos se enfrentan a tareas inmensas: como partners de una sociedad en transformación y en busca deidentidad, testimonios de la dignidad humana y la justicia social, mensajeros de la Buena Nueva en un país, enel que muchas personas siguen sufriendo pobreza, falta de oportunidades y control. El primer artículo de estacarta presenta la situación actual de la Iglesia en China en su contexto histórico y describe algunos de los desafíosmás relevantes.Entre ellos, es «candente» el tema de la educación. A menudo los cristianos chinos no están a la altura del diálogocon los «cristianos culturales». Una de las razones de esta situación es la escasa instrucción y formación desacerdotes, religiosos y laicos. La mayoría de los católicos provienen siempre de los sectores rurales del país yno han alcanzado un buen nivel de instrucción. Estas carencias no sólo se reflejan en el ámbito de la formaciónintelectual, sino también en el del desarrollo de la personalidad en sentido amplio, en lo psicológico, lo social ylo religioso. Según el obispo Pei, la cuestión de la formación es decisiva para el futuro de la Iglesia en China.Algunos extractos de mi conversación con él darán una idea de primera mano sobre este tema tan importante.Queridos amigos y amigas de la FEBIC, ya ahora nuestra Federación está empeñada, a pesar de la escasez deoportunidades, en mantener buenos contactos con el Imperio del Medio. Es importante, para el futuro, intensificarla colaboración concreta, subvencionar la edificación de estructuras, obrar para la formación de las conciencias.La promoción de una formación orientada hacia la Biblia en los seminarios eclesiásticos, el apoyo ainiciativas educativas sólidas para la teología y la pastoral bíblicas destinadas a religiosas y catequistas y a loscursos bíblicos a nivel parroquial es, a nuestro parecer, una tarea enorme. Les agradezco su apoyo para esta iniciativay su solidaridad con los cristianos chinos.Alexander M. SchweitzerSecretario General


Federación Bíblica CatólicaUna Iglesia que está resurgiendoLos católicos chinos ante los nuevos desafíosChina se encuentra ante una dramática situación decambio. La desenfrenada liberalización económicaha generado, por un lado, un enorme crecimientoeconómico, pero, por otro, también ha causadomuchos problemas sociales y espirituales. La nuevariqueza está distribuida de manera desigual y seincrementan las diferencias entre la ciudad y en elcampo respecto de los ingresos. A medida queavanza la privatización de la economía, el Estado sedesentiende cada vez más de sus obligacionessociales. Los cuidados médicos y la asistencia a laescuela se han vuelto inasequibles para muchos. Elcélebre «cuenco de arroz de metal» ha dejado deexistir. En este contexto y frente a la creciente y múltipledecepción hacia el comunismo, las personas sesienten cada vez más desorientadas. Prevalece enellos el «vacío espiritual» y han emprendido la búsquedade nuevos valores, también en la fe cristiana.Encuentro e intercambio con cristianos chinosUna ojeada a la historia: cuando, en 1949, los comunistasllegaron al poder, en China había tres millonesde católicos y 700.000 protestantes. Actualmentehay entre 10 y 12 millones de católicos y se estimaque los protestantes oscilan entre 25 y 50 millones.Parece casi un milagro si se piensa en los años difícilesposteriores a 1949. El régimen intentó sometertotalmente a las Iglesias bajo su control y todos losmisioneros extranjeros fueron expulsados de China.Siguieron represiones muy duras, contra los cristianosy los fieles de todas las demás religiones enChina. Durante la Revolución Cultural (1966-1976)prácticamente todos los signos visibles del cristianismodesaparecieron; la fe fue transmitida en secreto,sobre todo en las familias. La apertura y liberalizacióndel país en los primeros años 80 representóun deshielo político también para las religiones. Fueposible volver a edificar iglesias. Lo sorprendente noes sólo que las religiones sobrevivieran durante eltiempo de la persecución, sino que adquiriesen másvitalidad y dinamismo. Se vivió una autentica «fiebre»por las religiones y también por el cristianismo.Desde principios de los años 80 las Iglesias conquistaronen general espacios de libertad, pero elmismo tiempo el Estado sigue empeñado en mantenerbajo control el fenómeno religioso, lo cual provocaconstantemente políticas religiosas restrictivasen el nivel local y nacional.¿Cómo se plantea actualmente la vida religiosa en laIglesia Católica en China? La Iglesia se caracterizapor su piedad tradicional. La mayor parte de lascomunidades se encuentran en zonas rurales. Haypueblos en los que entre 30 y 40% de la poblaciónes católica, pero no faltan casos en que el porcentajeoscila entre 80 y 90%. Muchas de estas comunidadesno tienen sacerdote; reciben solamente, devez en cuando, la visita de un sacerdote que administralos sacramentos. El resto del tiempo la vidacomunitaria y de fe es organizada por laicos. Lasfamilias tradicionalmente católicas tienen un papelfundamental, sobre todo en el norte de China. Amenudo los fieles refieren con orgullo que son católicosde tercera o cuarta generación. En el campo,cuando es necesario, los jóvenes católicos buscanhasta en pueblos muy lejanos un cónyuge católico.En cambio, en el sur de China son numerosos loscatólicos de primera generación.La reconstrucción después de la RevoluciónCulturalActualmente gran prioridad de la Iglesia es lareconstrucción, ante todo en sentido literal, es decir,la construcción de edificios de culto, pero también, yya es algo más difícil, en sentido figurado, es decir,por medio de la formación teológica de los sacerdotes,la formación de las religiosas y la educación religiosade los laicos. Durante treinta años la catequesisquedó prohibida, y mucho más la formación teológicasistemática. Por eso, falta una entera generaciónde expertos que hubieran podido educar a losjóvenes. En los últimos años se ha tratado de recuperarlo perdido. Impresiona el gran número de jóvenessacerdotes y religiosas, un hecho en el que, sinembargo, la política del hijo único sigue arrojando susombra. Hasta ahora la Iglesia en China ha tenidomuy poco que ofrecer en el ámbito de la instrucciónteológica para laicos. El catecismo puede ser enseñadosólo en las iglesias, las clases de religión estánprohibidas en las escuelas y no es posible siquieracrear un instituto de ciencias religiosas para laicos.Actualmente varias diócesis comienzan a organizarcursos para laicos.Una herencia dolorosa de los años 50 es la divisiónde la Iglesia de China entre una Iglesia clandestinano reconocida por el Estado y la Iglesia oficial reconocidapor éste. En este contexto, clandestinidad nosignifica vivir en las catacumbas, sino que la vida religiosaes considerada ilegal por el Estado. Se tratade comunidades que, para ejercer el culto, seencuentran sobre todo en casas particulares o al airelibre. En estas circunstancias sucede que las reunio-


Federación Bíblica Católicarespecto. Por cierto, algunos sacerdotes, hermanasy laicos que han podido estudiar en el extranjero ymejorar su formación enseñan ahora en China. Pero,como antes, siguen siendo pocos y la estadía en elextranjero no deja de tener sus riesgos. De vez encuando, según nuestras posibilidades, invitamos adocentes extranjeros por breves temporadas. Y paralas materias no teológicas en nuestros seminariosrecurrimos una y otra vez a docentes no cristianos.Una gran dificultad surge del hecho de que los candidatospara el sacerdocio o la vida religiosa entranmuy jóvenes en los seminarios y noviciados y amenudo no han alcanzado una personalidad y uncarácter definidos y estables. Los jóvenes procedende familias de un solo hijo y raras veces cumplencon los requisitos necesarios para un desarrolloespiritual. No están acostumbrados a la convivenciacon otra gente y a tener la debida consideracióny respeto, porque han crecido como pequeños“emperadores de China”. Lo que necesitanante todo son buenos ejemplos y nuestros sistemaseducativos tendrían que adecuarse mejor aestas exigencias. A su vez, los responsables de laformación son jóvenes, cuyo promedio de edadestá entre los 30 y los 50 años. A causa de la revolucióncultural de los años 60 y 70, en China sesiente la falta de una entera generación de maestros,es decir, de modelos.Otro desafío es el hecho de que la mayoría de losjóvenes que emprenden este camino proceden defamilias rurales, campesinas, y no han recibido ningunaeducación secundaria. Por eso, a menudodeben seguir las clases que se imparten en los seminariosmenores, a pesar de que ya sean mayorespara ello.Miles de personas festejan juntas en la catedral y ante sus puertasNuestros esfuerzos por mejorar la educaciónadquieren cada vez mayor importancia, porque elnúmero de los candidatos aumenta constantemente.En China, la juventud siente inquietudes y estáen busca de un sentido de la vida. Es así quemuchos jóvenes muestran interés por la Iglesia,ante todo quienes provienen de un hogar católicoo de una tradición católica. Algunos se sienten atraídoshacia el sacerdocio o la vida religiosa. Otrosprovienen de familias no cristianas y han conocidola fe cristiana a través de amigos o compañeros deescuela. En general, sus padres no los entienden nilos apoyan. Algunos jóvenes de esta procedenciaestudian hoy en nuestro seminario de Shenyang yen los postulados y noviciados de nuestras dosórdenes diocesanas.Dependemos mucho de las experiencias y los métodosde otros países en este ámbito y agradecemostoda ayuda y oportunidad de aprender. Tambiéndebemos mejorar nuestros intercambios en China yel uso de los recursos disponibles. Va en ello el futurode la Iglesia en China.»Paul Pei Junmin, nacido en 1969, fue ordenado sacerdote en 1992. Después de sus estudiosde posgrado en exégesis en Filadelfia, EE.UU., ha trabajado como profesor de Exégesis yTeología Bíblica en el Seminario Regional de Shenyang, del que también ha sido vicerrectory decano de estudios. Al mismo tiempo, se ha empeñado mucho en la pastoral bíblica;desde hace varios años mantiene buenos contactos con la FEBIC. El 7 de mayo de 2006 fueconsagrado, con aprobación papal, obispo coadjutor de la archidiócesis de Liaoning, en elnoreste de China, que cuenta con alrededor de 100.000 católicos.Federación Bíblica Católica • Secretaría General • Postfach 10 52 22 • D-70045 Stuttgart • AlemaniaTel.: +49-711-169 24-0 • Fax: +49-711-169 24-24 • E-mail: gensec@c-b-f.org • Website: www.febic.org

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