13.07.2015 Views

CARTA CIRCULAR DE 2007 - Monasterio de El Paular

CARTA CIRCULAR DE 2007 - Monasterio de El Paular

CARTA CIRCULAR DE 2007 - Monasterio de El Paular

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>CARTA</strong> <strong>CIRCULAR</strong> <strong>DE</strong> <strong>2007</strong>TRISTEZA CORROSIVA <strong>DE</strong>L <strong>DE</strong>SEO <strong>DE</strong> DIOS26 <strong>de</strong> Enero <strong>2007</strong>Queridos hermanos y hermanas:Durante los últimos meses, a causa <strong>de</strong>l acci<strong>de</strong>nte cerebro-vascularsufrido, he tenido tiempo y oportunidad <strong>de</strong> leer y meditar,experimentar y combatir, analizar y conceptualizar un vicio clásico y<strong>de</strong> todos conocidos: la acedia. En esta carta <strong>de</strong>seo compartir misreflexiones pues consi<strong>de</strong>ro que se trata <strong>de</strong> un mal típicamentemonástico, que, <strong>de</strong>bido a algunos excesos o <strong>de</strong>fectos culturales,abunda en el mundo actual bajo diferentes formas.Me a<strong>de</strong>lanto a <strong>de</strong>cir que no es fácil hablar <strong>de</strong> la acedia, se trata <strong>de</strong>una experiencia compleja, mucho más que la gula, la lujuria, laavaricia, la ira, la tristeza, el orgullo... Por eso, es importante aclararel punto <strong>de</strong> vista en el cual nos ubicamos. Ante el fenómeno y laexperiencia <strong>de</strong> la acedia se pue<strong>de</strong>n dar, al menos, cuatro opinionesdiferentes. Veámoslas en su simplicidad <strong>de</strong>snuda:-Un médico clínico podría diagnosticar una<strong>de</strong>scompensación energética <strong>de</strong> índoleorgánica.-Un psicólogo hablaría <strong>de</strong> un cuadro<strong>de</strong>presivo por causas endógenas otraumáticas.-Un moralista opinará que podría tratarse <strong>de</strong>un pecado cuya gravedad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> laplena advertencia y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>liberada voluntad.-Un acompañante espiritual discernirá quizássi se trata o no <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los ocho logismoique ataca a quienes buscan a Dios con todaslas fuerzas <strong>de</strong> su corazón.Todas estas personas afrontan el mismo fenómeno y cada una da suopinión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su punto <strong>de</strong> vista. Todos tienen algo <strong>de</strong> razón, <strong>de</strong> aquíque, en el discernimiento <strong>de</strong> un caso particular, habrá que tener encuenta todos los aspectos señalados. En una cultura “psicologista”como la nuestra quizás sea necesario recordar esa realidad mala,


objetiva y personalizada, hostil y lúcida, que llamamos <strong>de</strong>monio osatanás.En esta carta me ubico en la perspectiva <strong>de</strong> la espiritualidad,entendida como fe encarnada y vivida. Consi<strong>de</strong>ro, en consecuencia,la acedia como un mal que interfiere, bloquea, <strong>de</strong>svía... <strong>de</strong> labúsqueda y <strong>de</strong>l encuentro con Dios. La acedia atenta contra laperseverancia en la vida cristiana y monástica. Es duro y lamentable<strong>de</strong>cirlo, pero más <strong>de</strong> un abandono <strong>de</strong> la vida consagrada estáinconscientemente causado por este corrosivo vicio.Me ubico, a<strong>de</strong>más, en el contexto <strong>de</strong>l combate espiritual, en el ámbito<strong>de</strong> la ascesis monástica que lleva a la pureza <strong>de</strong> corazón mientrasperegrinamos hacia la verda<strong>de</strong>ra patria en el corazón <strong>de</strong>l Padre.Comenzaré acogiendo la tradición referente a los “vicios o pecadoscapitales” en general, y la acedia en particular. Intentaré, luego,subrayar algunos aspectos <strong>de</strong> la tradición y, quizás, enriquecerla, a fin<strong>de</strong> entregársela, sobre todo a los más jóvenes.1. Tradición recibida1.1. Los pecados capitalesLos monjes <strong>de</strong> los <strong>de</strong>siertos <strong>de</strong> Egipto nos enseñaron que hayten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> las que emanan otras como <strong>de</strong> unafuente. Nos encontramos así en los inicios <strong>de</strong> la doctrina tradicionalsobre los “pecados capitales”.Evagrio Póntico (+399) fue el primero en sistematizar esta doctrina,habla así <strong>de</strong> ocho pensamientos o ten<strong>de</strong>ncias viciosas, que elermitaño tendrá que confrontar y vencer. Juan Casiano (+425)tradujo esta doctrina al contexto cenobítico occi<strong>de</strong>ntal.Todos conocemos la suerte que corrió esta clasificación <strong>de</strong> los vicioso pecados capitales luego <strong>de</strong> las Instituciones cenobíticas <strong>de</strong>Casiano. San Gregorio Magno (+604) jugó un papel fundamental enesta evolución. Gregorio sigue a Casiano con algunasparticularida<strong>de</strong>s propias: cambió el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los vicios; la acedia<strong>de</strong>saparece <strong>de</strong> la lista, aunque algunas <strong>de</strong> sus manifestaciones sonincorporadas en la tristeza; agrega la envidia y saca <strong>de</strong> la lista lasoberbia, consi<strong>de</strong>rando que ella es raíz e inicio <strong>de</strong> todos los pecados.Sigue en esto la literatura sapiencial según la versión <strong>de</strong> la Vulgata:Initium omnis peccati est superbia (Sir 10:15). Más tar<strong>de</strong>, lavanagloria y el orgullo se fundirán en uno, con lo cual llegamos a la


lista tradicional <strong>de</strong> los siete pecados capitales, que se impuso enocci<strong>de</strong>nte a partir <strong>de</strong>l siglo XIII.Juan Clímaco (+650) y Juan Damasceno (+749) comunicarán estadoctrina en las iglesias <strong>de</strong> oriente.Valga el cuadro siguiente a fin <strong>de</strong> aclarar lo recién dicho. Medisculpo <strong>de</strong> transcribir el griego y <strong>de</strong> utilizar el latín. A quienesignoren estas dos lenguas les será evi<strong>de</strong>nte lo que quiero <strong>de</strong>cir.Evagrio Póntico-Hoi genikotatoi logismòiJuan Casiano-Ocho espíritus o viciosSan Gregorio Magno-Siete pecados capitales(Practicós 6-14)(Instituciones 6-12;Colaciones 5)(Morales 31)-Gastrimargía-Gastrimargía: ventrisingluvies (gula)-Inanis gloria-Invidia-Porneia -Fornicatio -Ira-Philargiría-Philargiría: amorpecuniae (avaricia)-Lype -Ira -Avaritia-Tristitia (+ aspectos <strong>de</strong>la acedia)-Orge -Tristitia -Ventris ingluvies-Akedía-Acedia: anxietas,taedium cordis, otiositas-Kenodoxía-Cenodoxia: iactantia, -Luxuriavana gloria-Hyperephanía -Superbia -(Superbia):En las listas orientales y occi<strong>de</strong>ntales, la diferencia es <strong>de</strong> pocaimportancia. De hecho, la envidia es una forma <strong>de</strong> tristeza a causa <strong>de</strong>los bienes ajenos. La acedia ha quedado integrada en la tristeza y sesubraya la dimensión <strong>de</strong> la pereza u ocio malsano. Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir,en <strong>de</strong>finitiva, que el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los autores latinos es más biendogmático y moral, mientras que el <strong>de</strong> los autores espiritualesorientales es principalmente práctico y <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la vida espiritual.Algunos teólogos medievales expusieron magistralmente estadoctrina, entre ellos sobresalen Hugo <strong>de</strong> San Víctor, Pedro Lombardo,Buenaventura y Tomás <strong>de</strong> Aquino. Este último merecerá unaatención especial.


Siglos más tar<strong>de</strong>, Juan <strong>de</strong> la Cruz <strong>de</strong>scribe magistralmente en suobra La Noche Oscura cómo se manifiestan estos vicios-pecados enaquellos que ya han avanzado en la vida espiritual y comienzan apa<strong>de</strong>cer la “noche pasiva <strong>de</strong> los sentidos”. San Ignacio <strong>de</strong> Loyolarecomienda, en sus Ejercicios espirituales, presentar los pecadoscapitales al ejercitante para que medite sobre ellos. San Francisco <strong>de</strong>Sales, en su Introducción a la Vida Devota, ofrece una exposicióninteresante y práctica.Y así podría continuar la historia. Nos <strong>de</strong>tenemos, para concluir, enun texto <strong>de</strong>l Catecismo <strong>de</strong> la Iglesia Católica: Los vicios pue<strong>de</strong>n sercatalogados según las virtu<strong>de</strong>s a que se oponen, o también pue<strong>de</strong>nser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana hadistinguido siguiendo a S. Juan Casiano y a S. Gregorio Magno. Sonllamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Sonla soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza(1866).Valga todavía una palabra más para continuar abriendo camino ycreando futuro. La psicología contemporánea profundizó lasmotivaciones y manifestaciones <strong>de</strong> estos vicios; la sociología nos hamostrado que muchas veces estos vicios toman formas sociales yculturales y hasta llegan a ser fomentados y consi<strong>de</strong>rados respetables(por ejemplo: el orgullo escondido en la autoestima, la ira disfrazada<strong>de</strong> asertividad). Po<strong>de</strong>mos también preguntarnos sobre la propiedad<strong>de</strong> esta capitalidad, ¿no habrá otros pecados que suelen ser másbásicos y generadores <strong>de</strong> otros males? Habría también quepreguntarse si estos pecados capitales correspon<strong>de</strong>n a las ten<strong>de</strong>ncias<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas propias <strong>de</strong> las mujer o propias <strong>de</strong> otra cultura y <strong>de</strong> otrareligión.1.2. <strong>El</strong> mal <strong>de</strong> la acediaEnsayemos una visión histórica global, a vuelo <strong>de</strong> pájaro, respecto alfenómeno <strong>de</strong> la acedia. Me interesan sólo unos pocos maestrosespirituales que pusieron cimientos sobre los cuales edificamosnosotros aún hoy.<strong>El</strong> gran teórico <strong>de</strong> la acedia es Evagrio Póntico. Y tómese la palabra“teórico” como un adjetivo substantivado que expresa la capacidad <strong>de</strong>conceptualizar y verbalizar una experiencia vivida. Evagrio presenta,con penetración y humor, las diferentes manifestaciones <strong>de</strong> la acedia.Todos conocemos estos textos y no hace falta citarlos aquí, ya quehan sido estudiados con penetración y claridad en los últimos años.


Baste, para nuestro propósito, señalar algunos aspectos claves <strong>de</strong> ladoctrina evagriana. La acedia es un pensamiento-apasionadocomplejo, se nutre <strong>de</strong> la afectividad irascible y concupiscible al mismotiempo, suele <strong>de</strong>spertar todos los otros vicios. Esto explica que susmanifestaciones puedan parecer contradictorias al extremo:indolencia y activismo, parálisis y frenesí, frustración y agresividad,huida <strong>de</strong>l bien y entrega al mal. Se explica, entonces, que produzcauna especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>sintegración interior.La tristeza es hermana gemela <strong>de</strong> la acedia, se parecen en algo perono se i<strong>de</strong>ntifican. <strong>El</strong> triste encuentra con más facilidad remedio a sumal, el acedioso está totalmente asediado. La tristeza es unaexperiencia pasajera y parcial; la acedia es vivencia permanente yglobal, en este sentido es contraria a la naturaleza humana.Las principales manifestaciones <strong>de</strong>l “<strong>de</strong>monio meridiano” <strong>de</strong> la acediason: inestabilidad interior y necesidad <strong>de</strong> cambio (vagabun<strong>de</strong>o <strong>de</strong>pensamientos y <strong>de</strong> geografía); cuidado excesivo <strong>de</strong> la propia salud(preocupación por la comida); aversión al trabajo manual (ociosidad ypereza); activismo <strong>de</strong>scontrolado (bajo capa <strong>de</strong> caridad); negligencia<strong>de</strong> las prácticas monásticas (minimalismo <strong>de</strong> observancia); celoindiscreto respecto a algunos ejercicios ascéticos (maximalismocrítico <strong>de</strong>l prójimo); <strong>de</strong>saliento generalizado (pórtico a la <strong>de</strong>presión).Dado que la acedia activa todos los otros vicios no pue<strong>de</strong> ser curadapor una virtud contraria. Se impone una terapia variada y multiforme:lágrimas <strong>de</strong> compunción (grito no verbal pidiendo salvación); recursoa la Palabra <strong>de</strong> Dios (en oposición a la insinuación viciosa);meditación sobre la muerte (el presente en perspectiva <strong>de</strong> eternidad);paciencia, resistencia y perseverancia (evitando compensaciones yponiendo la esperanza en el Señor). Es fácil constatar que todosestos remedios o armas encaminan hacia el encuentro con Dios. En<strong>de</strong>finitiva, la acedia es huida <strong>de</strong> Dios y sólo se cura con la búsquedaconcreta y paciente <strong>de</strong> su Rostro.Juan Casiano, respecto a la acedia, es <strong>de</strong>udor y divulgador <strong>de</strong>Evagrio: sigue su doctrina y sistematiza y simplifica los datos. Utilizala palabra griega y la traduce por tedio y ansiedad <strong>de</strong> corazón.Estrecha la relación entre tristeza y acedia, las hermanas resultanahora mellizas o “clonadas”. Pone excesivamente en relieve unamanifestación o síntoma, la ociosidad, por lo cual enfatiza la medicina<strong>de</strong>l trabajo manual. Con todo esto, inocentemente, permite que el<strong>de</strong>monio meridiano se oculte o intente ocultarse por los siglos <strong>de</strong> lossiglos.No obstante, la enseñanza <strong>de</strong> Casiano sobre la acedia-tedio nocarece <strong>de</strong> notas originales. La más interesante se refiere a las “hijas e


hijos <strong>de</strong> la acedia”, a saber: la ociosidad, la somnolencia, lainoportunidad, la inquietud, el vagabun<strong>de</strong>o, la inestabilidad <strong>de</strong> espírituy <strong>de</strong> cuerpo, la verbosidad y la curiosidad.La importancia <strong>de</strong> Casiano respecto a la realidad <strong>de</strong> la acedia esdoble. Gracias a él, el ascetismo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Egipto pasó almonaquismo occi<strong>de</strong>ntal en una forma cenobiticamente inculturada. Y,a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>bido a su esfuerzo por sistematizar la doctrina recibida, suinfluencia se hará sentir en las generaciones futuras.Entre los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> esta tradición se encuentra San GregorioMagno, su doctrina marcará un hito, como ya lo hicimos notaranteriormente: la mención <strong>de</strong> la acedia <strong>de</strong>saparece <strong>de</strong> su lista <strong>de</strong> losvicios capitales, aunque algunos <strong>de</strong> sus elementos se integran en elvicio <strong>de</strong> la tristeza. Gregorio, a<strong>de</strong>más, nos dice que la malicia <strong>de</strong> laacedia proviene <strong>de</strong> ser una tristeza por el bien divino y por todos losbienes que se relacionan con este bien. Es <strong>de</strong>cir, el juicio <strong>de</strong> la razónse ha pervertido: se percibe lo bueno como malo y, contrariamente, lomalo como bueno.La única mención <strong>de</strong> la acedia en la Regla <strong>de</strong> San Benito laencontramos en el capítulo 48 <strong>de</strong>dicado al trabajo manual y a lalectura. Este simple hecho nos hace pensar en la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>Benito respecto a Casiano. <strong>El</strong> capítulo comienza con estas palabras:La ociosidad es enemiga <strong>de</strong>l alma; por esoen <strong>de</strong>terminados tiempos <strong>de</strong>ben los monjesocuparse en el trabajo manual y a ciertashoras en la lectio divina (RB, 48:1).Advirtamos que el vicio que se trata <strong>de</strong> combatir es la ociosidad opereza. <strong>El</strong> arma que se nos ofrece es la alternancia entre el trabajo yla lectio divina. Más a<strong>de</strong>lante, nos dirá el Patriarca:[Durante la cuaresma] <strong>de</strong>sígnense uno o dosancianos que circulen por el monasterio a lashoras en que los monjes se consagran a lalectura, y observen si acaso se halla algúnmonje acedioso que en lugar <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a lalectura, se entrega a la ociosidad y a lacharlatanería, y no sólo no aprovecha para sí,sino que disipa a los <strong>de</strong>más. Si alguien fuesesorprendido en semejante falta –lo que ojaláno suceda–, repréndasele primera y segundavez y, <strong>de</strong> no enmendarse, aplíquesele elcastigo regular <strong>de</strong> suerte que los <strong>de</strong>másteman. Y que ningún monje se junte con otro


a horas intempestivas.Asimismo, el domingo conságrense todos a lalectura, salvo los que tuvieren asignadasincumbencias particulares. Mas si hubiesealguno tan negligente y <strong>de</strong>sidioso que noquiera o no pueda meditar o leer, séaleimpuesta alguna labor para que no esté sinhacer nada.A los monjes enfermos o <strong>de</strong>licadosencomién<strong>de</strong>seles una ocupación u oficio tal,que ni estén ociosos, ni el peso <strong>de</strong>l trabajoles oprima y se vean precisados aabandonarlo. Tenga el abad consi<strong>de</strong>ración ala flaqueza <strong>de</strong> los tales (RB, 48:17-25).En el texto recién citado, San Benito contempla tres situacionesdiferentes. La primera situación se refiere al tiempo cuaresmal, queen la mente <strong>de</strong> San Benito es el tiempo modélico <strong>de</strong> toda la vida <strong>de</strong>lmonje (RB, 49:1). <strong>El</strong> castigo que recibe el monje acedioso nos indicaque su experiencia es culpable, no se trata <strong>de</strong> una simple pereza o<strong>de</strong>bilidad, se trataría más bien <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sinterés o disgusto por lasrealida<strong>de</strong>s espirituales. Por otro lado, no le falta energía ni interéspara <strong>de</strong>dicarse a otras cosas inútiles para su propósito monástico.<strong>El</strong> día Domingo es el contexto temporal <strong>de</strong> la segunda situación.Habiendo menos tiempo <strong>de</strong> trabajo hay más tiempo para la lectura ymeditación. Si alguien fuera, voluntaria o involuntariamente,negligente o <strong>de</strong>sidioso, se le mandará algún trabajo a fin <strong>de</strong> evitar laociosidad. La finalidad <strong>de</strong> este trabajo es más ascética y terapéuticaque práctica y productiva. Notemos que la negligencia, falta <strong>de</strong>cuidado o aplicación pue<strong>de</strong> estar causada por la <strong>de</strong>sidia o falta <strong>de</strong><strong>de</strong>seo y motivación. <strong>El</strong> acedioso, en la mente <strong>de</strong> Benito, es tambiénun <strong>de</strong>sidioso: ¡está impidiendo la consolación <strong>de</strong>l Espíritu Santo y noestá esperando la Pascua con gozo <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo espiritual! (RB, 49:6-7).Para la tercera situación, la <strong>de</strong> los enfermos o débiles que pue<strong>de</strong>n serpresa fácil <strong>de</strong> la ociosidad, Benito recomienda un trabajo ligero yapropiado a sus fuerzas.Encontramos en la Regla otra serie <strong>de</strong> textos sobre la tristeza. Alcillerero le recomienda con insistencia no contristar a los hermanos ysentencia en forma más general: que nadie se perturbe ni contriste enla casa <strong>de</strong> Dios (RB, 31:6-7,18-19). A los más débiles se les ha <strong>de</strong>procurar una ayuda en el servicio <strong>de</strong> cocina a fin <strong>de</strong> que no lo hagancon tristeza, es que en este servicio se adquiere mayor premio ycaridad (RB, 35:1-3). Y algo similar dice con respecto al trabajo enlos campos: ¡la tristeza impediría ser verda<strong>de</strong>ramente monjes e imitar


a los Padres y a los Apóstoles que trabajaban con sus manos! (RB,48:7-9). En estos tres textos el ámbito laboral es el terreno en el quepue<strong>de</strong> florecer la tristeza que suele ser la antecámara <strong>de</strong> la acedia,con lo cual la enfermedad anula el remedio: el trabajo no podrá ya sermedicina para la ociosidad...Por otro lado, entre los instrumentos <strong>de</strong>l arte espiritual, nosencontramos con los siguientes: no ser soñoliento, no ser perezoso,temer el día <strong>de</strong>l juicio, suspirar con todo <strong>de</strong>seo espiritual por la vidaeterna, tener cada día presente ante los ojos la muerte, oír <strong>de</strong> gradolas lecturas santas, no tener envidia, no <strong>de</strong>sesperar jamás <strong>de</strong> lamisericordia <strong>de</strong> Dios (RB, 4). ¿No se referirán estas buenas obras, <strong>de</strong>una u otra forma, al <strong>de</strong>monio meridiano <strong>de</strong> la acedia?La concepción benedictina <strong>de</strong> la acedia es bastante similar a laexpuesta por Juan Casiano en sus Instituciones cenobíticas: acedia,ociosidad y tristeza van siempre juntas y el trabajo manual es lamedicina genérica que las cura. Pero hay dos datos originales eimportantes. Benito presenta a la acedia como un obstáculo eimpedimento a la lectio divina mediante la cual el monje y la monjatien<strong>de</strong>n hacia Dios; la acedia enfría el paladar e impi<strong>de</strong> saborear elsabor <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong>l mismo Dios. Por otro lado, el granremedio benedictino contra la acedia es: ¡el recinto <strong>de</strong>l monasterio yla estabilidad en la comunidad! (RB, 4:78).Los cistercienses <strong>de</strong>l siglo XII son fieles testigos <strong>de</strong> esta doctrina <strong>de</strong>lPatriarca Benito, aunque no les falta su propia originalidad.Escuchemos solamente a uno <strong>de</strong> ellos, <strong>El</strong>redo <strong>de</strong> Rieval: Como laociosidad es enemiga <strong>de</strong>l alma, <strong>de</strong>berá la reclusa evitarla con sumadiligencia por ser la madre <strong>de</strong> todos los vicios. Efectivamente,fomenta la lujuria, provoca las divagaciones, alimenta los vicios,causa la acedia y engendra la tristeza. Siembra los peorespensamientos, <strong>de</strong>spierta los afectos ilícitos, suscita los <strong>de</strong>seos<strong>de</strong>shonestos. Produce el tedio <strong>de</strong> la soledad, hace la celdainsoportable. Que nunca, pues, te sorprenda ociosa el espíritu <strong>de</strong>lmal. Pero como en esta vida nuestro espíritu está sometido al vacío ynunca permanece estable, hemos <strong>de</strong> evitar la ociosidad mediante unaor<strong>de</strong>nada variedad <strong>de</strong> ocupaciones y proteger nuestra soledad con laalternante sucesión <strong>de</strong>l trabajo (Vida Reclusa, 6:35; Cf. Isaac <strong>de</strong> laEstrella, Sermón 14:1-4).Santo Tomás <strong>de</strong> Aquino, en su Suma Teológica (II-II,35), buenconocedor <strong>de</strong> la tradición prece<strong>de</strong>nte, habla <strong>de</strong> la acedia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> unadoble perspectiva. Ante todo, consi<strong>de</strong>ra la acedia como una tristezaque <strong>de</strong> tal manera <strong>de</strong>prime el ánimo <strong>de</strong>l hombre, que nada <strong>de</strong> lo quehace le agrada, igual que se vuelven frías las cosas por la accióncorrosiva <strong>de</strong>l ácido. Más concretamente, la acedia es uno <strong>de</strong> los


pecados contra el acto interno <strong>de</strong> caridad; es <strong>de</strong>cir: la acedia es untipo especial <strong>de</strong> tristeza opuesta al bien divino <strong>de</strong>l que se goza lacaridad. Como consecuencia <strong>de</strong> esta tristeza, se produce un hastíopara obrar que paraliza el impulso hacia Dios y sus realida<strong>de</strong>s. Comopo<strong>de</strong>mos ver la gravedad <strong>de</strong> la acedia consiste en su oposición a lareina <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s teologales, la caridad, la cual es amistad <strong>de</strong>l serhumano con su Dios. Nos atrevemos también a <strong>de</strong>cir que SantoTomás nos enseña a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el propio gozo espiritual y promover elajeno en la medida <strong>de</strong> nuestras posibilida<strong>de</strong>s.Tomando como fundamento a San Gregorio, trata luego <strong>de</strong> armonizarlos diferentes elencos que conoce <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> laacedia. Hablará así <strong>de</strong>: <strong>de</strong>sesperación (<strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> la graciacomo ayuda para vencer el mal), pusilanimidad (cobardía <strong>de</strong> corazónpara combatir la tentación), incumplimiento <strong>de</strong> los preceptos(incumplimiento <strong>de</strong> los mandamientos, preceptos <strong>de</strong> la Iglesia y<strong>de</strong>beres <strong>de</strong>l propio estado), rencor (indignación contra los virtuosos ycontra el director espiritual), malicia (odio contra los bienesespirituales), divagación por las cosas prohibidas (inestabilidad,verbosidad y curiosidad).La acedia ocupa un lugar central en el conjunto <strong>de</strong> la doctrina moral<strong>de</strong> Santo Tomás. Este vicio atenta contra el dinamismo <strong>de</strong>l obrar, es<strong>de</strong>cir, el amor. Más aún, la acedia ataca el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios y, sobretodo, el gozo que proviene <strong>de</strong> la unión con Él.Agreguemos aún una palabra sobre la tristeza, nos ayudará aenten<strong>de</strong>r mejor la acedia. Según Santo Tomás el objeto <strong>de</strong> la tristezaes el mal propio; pero pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r que el bien ajeno se tome comomal propio, y en este sentido se pue<strong>de</strong> tener tristeza <strong>de</strong>l bien ajeno,dado que aminora la propia gloria o excelencia... y es esto lo quellamamos envidia (ST, II-II,36,1).Todo lo dicho nos ayuda a enten<strong>de</strong>r por qué cuando se habla <strong>de</strong>acedia se la asocia con la tristeza, la ociosidad o pereza y la envidia.En concreto, la acedia:-Es principalmente una forma teologal <strong>de</strong>tristeza y envidia . En esta línea se muevenSan Gregorio Magno y Santo Tomás; paraellos la ociosidad o pereza es unaconsecuencia <strong>de</strong> la acedia.-Secundariamente, o en la práctica, es un tipo<strong>de</strong> ociosidad o pereza en relación con lascosas divinas. En este línea se muevenmuchos autores espirituales y monásticos; es<strong>de</strong>cir, hacen un discurso práctico y consi<strong>de</strong>ran


la acedia según sus consecuencias concretasy cotidianas.Siglos más tar<strong>de</strong>, la acedia casi no aparece en el vocabularioespiritual, lo cual no significa que no exista. San Ignacio <strong>de</strong> Loyolano emplea esta palabra, pero conoce bien este mal. En sus Reglas<strong>de</strong> discernimiento espiritual (EE, 313-336), Ignacio presenta la obra<strong>de</strong> la Gracia divina con el nombre <strong>de</strong> “consolación”, y a lo que seopone a ella lo llama “<strong>de</strong>solación”. Por la <strong>de</strong>scripción que hace <strong>de</strong>esta última es fácil concluir que se trata <strong>de</strong> la acedia. Escuchemos:Llamo consolación todo aumento <strong>de</strong>esperanza, fe y caridad, y toda alegría interiorque llama y atrae a las cosas celestiales y a lapropia salud <strong>de</strong> su alma, aquietándola ypacificándola en su Criador y Señor (EE, 316).Llamo <strong>de</strong>solación a todo lo contrario <strong>de</strong> latercera regla: así como oscuridad <strong>de</strong>l alma,turbación en ella, moción a cosas bajas yterrenas, inquietud <strong>de</strong> varias agitaciones ytentaciones moviendo a infi<strong>de</strong>ncia, sinesperanza , sin amor, hallándose todaperezosa, tibia, triste, y como separada <strong>de</strong> suCriador y Señor... (EE, 317).Propio es <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> sus ángeles en susmociones dar verda<strong>de</strong>ra alegría y gozoespiritual, quitando toda tristeza y turbaciónen el enemigo induce, <strong>de</strong>l cual es propiomilitar contra la tal alegría, trayendo razonesaparentes, sutilezas y asiduas falacias (EE,329).Una vez i<strong>de</strong>ntificado el mal, Ignacio ofrece los remedios: no hacercambios, permanecer constantes, resistir el mal con sus opuestos,paciencia...; y explica las posibles causas: pereza espiritual culpable,prueba que ayuda al autoconocimiento, apren<strong>de</strong>r que todo bienespiritual es gracia divina... (EE, 318-322). Concluyendo susEjercicios, San Ignacio ofrece un antitóxico contra la acedia: la“Contemplación para alcanzar Amor”, esta contemplación es unejercicio <strong>de</strong> perseverancia en el bien y una forma <strong>de</strong> conservar yestimular una vida <strong>de</strong> gozo y consuelo en la caridad (EE, 230-237).Leemos, finalmente, en el Catecismo <strong>de</strong> la iglesia Católica: la acediao pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene <strong>de</strong> Dios y asentir horror por el bien divino (2094). O, más concretamente, en elcontexto <strong>de</strong> las tentaciones contra la oración, dirá también: la acediaes una aspereza o <strong>de</strong>sabrimiento <strong>de</strong>bidos a la pereza, al relajamiento


<strong>de</strong> la ascesis, al <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> la vigilancia, a la negligencia...(2733).En estos dos texto nos es fácil <strong>de</strong>scubrir la influencia <strong>de</strong>l DoctorAngélico y la tradición prece<strong>de</strong>nte.2. Tradición ofrecidaUna tradición viva es una tradición que se renueva. No sé que tendrá<strong>de</strong> nuevo lo que seguirá a continuación, pero puedo asegurar quenace <strong>de</strong> la vida. Si aporta luz y estímulo ha cumplido su cometido2.1. Sentido <strong>de</strong> las palabrasAcedia es una palabra griega que significa básicamente: <strong>de</strong>scuido,negligencia, falta <strong>de</strong> interés... Pero ahora nos interesa el términolatino que la traduce, es <strong>de</strong>cir: taedium (tedio). Esta palabra, enespañol, significa: pesar, aburrimiento extremo, gran <strong>de</strong>sinterés,<strong>de</strong>sagrado profundo.Pero existe también , en el vocabulario <strong>de</strong> la espiritualidad <strong>de</strong> casitodas las lenguas occi<strong>de</strong>ntales, el término acedia. En este casosignifica básicamente: ociosidad-pereza (en oposición a la diligencia)y tristeza-amargura (en oposición al gozo).Existe en latín toda una familia <strong>de</strong> palabras emparentada con acedia,tales como: acer, acris, acre, acetum, acerbum... Esto nos lleva apensar, en sentido figurado, que a la persona acediosa la ha invadidouna aci<strong>de</strong>z que la ha vuelto “avinagrada”. En efecto, cuando el vinodulce se agria o avinagra se vuelve ácido; <strong>de</strong> igual modo, cuando elgozo <strong>de</strong> la caridad se agria se convierte en acedia.Lo prece<strong>de</strong>nte nos lleva a <strong>de</strong>cir que el acedioso es un avinagrado oagriado para todo lo espiritual o religioso. Siguiendo con estaetimología <strong>de</strong> cuño casero, dado que lo ácido es asociado con lo frío(recor<strong>de</strong>mos a Santo Tomás), la acedia nos hace tibios pues enfría elfervor <strong>de</strong> la caridad.La lengua japonesa sigue un camino diferente y más directo almomento <strong>de</strong> traducir la palabra acedia. Utiliza el término mu-ki-ryoku;es <strong>de</strong>cir: mu (falta, carencia), ki (energía), ryoku (fuerza, po<strong>de</strong>r).También se pue<strong>de</strong> traducir convenientemente por iya-ki, o sea: iya(hartarse, cansarse, aborrecer), ki (energía). Quienes conocen elvalor y alcance <strong>de</strong>l término ki en las culturas orientales, se dan cuenta<strong>de</strong> la terrible gravedad <strong>de</strong> la acedia: el acedioso es un fatigado ycansado, un <strong>de</strong>senergetizado y <strong>de</strong>sdinamizado que aborrece laarmonía con Dios, con los otros y con el cosmos.


2.2. Testimonios bíblicosVeamos ahora dos textos bíblicos en relación con nuestro tema.Quizás nos sigan aportando luz para enten<strong>de</strong>r mejor estepensamiento-apasionado tan maligno y que suele hacer estragos enlos monasterios y fuera <strong>de</strong> ellos.<strong>El</strong> primer texto lo tomamos <strong>de</strong> la literatura sapiencial, másconcretamente, <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> la Sabiduría escrito originalmente engriego. Leemos: Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo aimagen <strong>de</strong> su mismo ser; pero la muerte entró en el mundo porenvidia <strong>de</strong> satanás, y la experimentan sus secuaces. (Sab.2:24). Estetexto es rico en teología; el autor inspirado nos está diciendo quesatanás tuvo envidia <strong>de</strong> que nosotros fuéramos imágen <strong>de</strong> Dios, y poreso nos combate. Ahora bien, ¿qué es la envidia? Tristeza <strong>de</strong>l bienajeno. Satanás no acepta y nos hace la guerra a causa <strong>de</strong>l gran bien<strong>de</strong> nuestra unión con Dios. Sus secuaces experimentan la mismaenvidia y la misma muerte espiritual, esto nos explica por qué el“mundo” no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar en paz a los hijos e hijas <strong>de</strong> Dios. Siemprehabrá “Caínes” que asesinen a Abel, “Hero<strong>de</strong>s” que se entristecen yvuelven violentos ante buenas noticias e “Iscariotes” que recriminenracionalizadamente a María <strong>de</strong> Betania a causa <strong>de</strong> su amor.<strong>El</strong> segundo texto proviene <strong>de</strong>l Salterio. En la versión latina, obra <strong>de</strong>San Jerónimo (Vulgata), dice así: Dormitavit anima mea prae taedio(Sal.118/119:28). Tengamos presente que la palabra griega <strong>de</strong> laversión <strong>de</strong> los Setenta, que Jerónimo traduce por tedio, esprecisamente acedia. ¿Y cuál será la traducción <strong>de</strong> la palabra hebreaque subyace a la traducción griega? Nada nuevo: tugah = tristeza,aflicción. Las traducciones mo<strong>de</strong>rnas en español varían, dirán cosas<strong>de</strong> este estilo: <strong>de</strong>primida <strong>de</strong> pesar; llora <strong>de</strong> tristeza, <strong>de</strong>sahoga enlágrimas por la pena... Como po<strong>de</strong>mos ver este texto bíblico nospermite <strong>de</strong>cir que San Gregorio Magno y Santo Tomás no andaban<strong>de</strong>sacertados. Po<strong>de</strong>mos también agregar que Casiano asocia laacedia con el sueño, y San Benito aconseja: ¡no ser dormilón! (RB4:37).Pero hay otra forma <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r esta palabra inspirada. <strong>El</strong> textooriginal hebreo pue<strong>de</strong> traducirse así: se <strong>de</strong>rrite mi <strong>de</strong>seo (nefesh) <strong>de</strong>tristeza. Es <strong>de</strong>cir: la tristeza oprime mi <strong>de</strong>seo fontal que me lanzahacia Dios. Sabemos que el perezoso, figura frecuente en el libro <strong>de</strong>los Proverbios, es una persona disfuncional pues su <strong>de</strong>seo, al estarcerrado sobre sí mismo, lo lleva a la muerte (Cf. Prov.21:25).


2.3. Combate y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados<strong>El</strong> combate espiritual comenzó inmediatamente luego <strong>de</strong>l pecadooriginal y continuará hasta el fin <strong>de</strong> los tiempos: enemistad pondréentre ti (la serpiente) y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él tepisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar (Gn.3:15). SanPablo ubica este combate en la dinámica <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong> la salvación(Col.2:15; Ef.6:11-12; I Cor.15:24-26) y nos ofrece las armasespirituales apropiadas (Ef.6:11-17; I Tes.5:8; Cf. I Ped.5:8-9).Los monjes hemos recibido gustosos esta herencia, <strong>de</strong> modo que lasexpresiones “militar por Cristo” y “milicia <strong>de</strong> Cristo” se refieren <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el inicio a la vida monástica. Nuestros Padres cistercienses losupieron muy bien. San Bernardo, recordando el texto paulino: “peleono como quien tira golpes al aire...”, exclama: Esta verda<strong>de</strong>ramentees la trompeta <strong>de</strong> la milicia, éstas las palabras <strong>de</strong> un capitán animosoque pelea valerosamente (Sermón en la fiesta <strong>de</strong> todos los Santos,2:2).Los <strong>de</strong>seos humanos, como manifestaciones <strong>de</strong> una carencia,subyacen en los sentimientos. Es <strong>de</strong>cir, estos <strong>de</strong>seos mueven laafectividad y ésta, a su vez, suscita pensamientos apasionados. Lospensamientos, cerrando el círculo, pue<strong>de</strong>n incentivar los <strong>de</strong>seos: unpensamiento apasionado <strong>de</strong> cólera, causado por un <strong>de</strong>seo frustrado,pue<strong>de</strong> engendrar un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> venganza... y ya estamos en plenaguerra.Por eso po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que el combate clásico contra lospensamientos apasionados o logismoi es, en <strong>de</strong>finitiva, una luchacontra los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados que subyacen en dichospensamientos cargándolos <strong>de</strong> pasión. Los gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong>l arteespiritual se han referido a estos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> diferentes formas(espíritus, <strong>de</strong>monios, pensamientos, aflicciones, afecciones,pasiones, apegos, apetitos, volunta<strong>de</strong>s, vicios, pecados capitales...) ynos han enseñado a combatirlos y a darles muerte en singularcombate mediante la mortificación, la abnegación y la humildad; setrata, en <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong> <strong>de</strong>spojarnos <strong>de</strong>l hombre viejo a fin <strong>de</strong>revestirnos <strong>de</strong>l hombre nuevo con la ayuda <strong>de</strong> la divina gracia.En el campo <strong>de</strong> batalla se encuentran la vida y la muerte: la vida enDios y la muerte lejos <strong>de</strong> Él. O en otros términos, en un lado tenemosel <strong>de</strong>seo fontal <strong>de</strong> Dios, que nos unifica en el recuerdo divino ypermite realizarnos como personas humanas: los afectos ypensamientos que surgen <strong>de</strong> aquí guardan relación con el Señor. Enel otro extremo <strong>de</strong>l campo está la <strong>de</strong>sintegración personal y el olvido<strong>de</strong> Dios. Cerca <strong>de</strong> este extremo se ubica la causa <strong>de</strong> nuestros males,los <strong>de</strong>seos, afectos y pensamientos <strong>de</strong>finidos por objetos o fines


malos. Cada vez que nos inva<strong>de</strong>n estos <strong>de</strong>seos y pensamientosapasionados estamos obnubilando la memoria <strong>de</strong> Dios y nosolvidamos <strong>de</strong> Él y <strong>de</strong>sintegramos nuestro interior <strong>de</strong>bilitando nuestro<strong>de</strong>seo fontal <strong>de</strong> Dios.Al momento <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar los principales <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados nosvolvemos a encontrar con los pecados o vicios capitales.-Deseos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> alimentos: gula.-Deseos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> placer sexual:lujuria.-Deseos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> bienes materiales:avaricia.-Deseos incumplidos y reacción activa ante lafrustración ocasionada: ira.-Deseo <strong>de</strong>bilitado o <strong>de</strong>sidia respecto a Dios ya las cosas espirituales: acedia.-Deseos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> aparecer ysobresalir: vanagloria.-Deseos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> la propiaexcelencia: soberbia.Estos <strong>de</strong>seos suelen seguir un proceso in crescendo bastante fácil <strong>de</strong>reconocer. No hace falta <strong>de</strong>cir que cuanto antes presentemoscombate mayor será la posibilidad <strong>de</strong> victoria.-Despertar <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos y consecuentesentimiento.-Diálogo con los pensamientos generados.-Fascinación ante la posibilidad <strong>de</strong>secundarlos y temor <strong>de</strong> sucumbir ante ellos.-Combate a fin <strong>de</strong> rechazarlos o claudicaciónante los enemigos.-Derrota o victoria ante los mismos.-Cautiverio en caso <strong>de</strong> una eventual <strong>de</strong>rrota olibertad como fruto <strong>de</strong> la victoria.Veamos tres principios generales e importantes a tener en cuentaantes <strong>de</strong> entablar combate. Ante todo tengamos siempre en cuentaque no somos esos <strong>de</strong>seos, sólo nos po<strong>de</strong>mos i<strong>de</strong>ntificar con el<strong>de</strong>seo fontal y constitutivo que nos abre y lanza hacia el Otro y losotros a fin <strong>de</strong> realizarnos personalmente. En segundo lugar, esos<strong>de</strong>seos vienen y van al igual que los sentimientos y pensamientos queoriginan. Por último, si no los alimentamos con otros <strong>de</strong>seos,sentimientos o pensamientos, se disiparán como burbujas <strong>de</strong> jabón.


De igual modo, es también útil conocer las cuatro formastradicionales <strong>de</strong> combatir estos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados.-La primera forma es atacarlos sin <strong>de</strong>morauna vez que han sido reconocidos, esto sepue<strong>de</strong> hacer centrando la atención en algoopuesto o diferente al objeto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo. Estapráctica suele ser útil y recomendable cuandose trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos que suscitan pensamientosrepetitivos y compulsivos.-La segunda manera es remplazar el <strong>de</strong>seo<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> suReino. Esta es la solución más apropiadapara <strong>de</strong>seos y pensamientos auto<strong>de</strong>structivosy conducentes a estados <strong>de</strong>presivos.-La tercera forma consiste en observarsimplemente con atención el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l<strong>de</strong>seo, los sentimientos que suscita y lospensamientos que se ocasionan, y es asícomo se <strong>de</strong>svanecerán y no lograrán hacersefuertes como para cautivarnos. En este caso,recor<strong>de</strong>mos que sentir no es consentir.-Por último, la cuarta manera es entregarse<strong>de</strong>sinteresada y gratuitamente a alguna buenaobra en servicio y utilidad <strong>de</strong>l prójimo.Digamos, por último, que cuando estos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados se hanconvertido en vicios o formas habituales <strong>de</strong> obrar mal, habrá que<strong>de</strong>sarraigarlos mediante el ejercicio perseverante y asiduo <strong>de</strong> lasvirtu<strong>de</strong>s opuestas: templanza, castidad, generosidad, paciencia,diligencia, mo<strong>de</strong>stia, humildad y caridad.A pesar <strong>de</strong> todo lo dicho, se impone una palabra particular sobre lalucha contra la acedia. Siendo <strong>de</strong>sidia <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los medios quenos conducen a Él, es difícil combatirla con simples virtu<strong>de</strong>s,distracción, servicio caritativo, vigilancia... <strong>El</strong> gran maestro <strong>de</strong> laacedia, Evagrio Póntico y con él todos los gran<strong>de</strong>s maestrosespirituales <strong>de</strong> oriente y <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte nos dicen al unísono:¡hypomone, hypomone, hypomone!, es <strong>de</strong>cir: paciencia yperseverancia.En el tiempo <strong>de</strong> las tentaciones es necesariono abandonar la celda, por más vale<strong>de</strong>ros quesean los pretextos que se nos ocurran. Por el


contrario, hay que permanecer sentado en elinterior <strong>de</strong> la celda, ser perseverante(hypomone) y recibir con coraje a losasaltantes, a todos, pero especialmente al<strong>de</strong>monio <strong>de</strong> la acedia que como es el máspesado <strong>de</strong> todos, prueba el alma en gradosumo, Porque huir <strong>de</strong> tales luchas y evitarlastorna inhábil, cobar<strong>de</strong> y traidor al espíritu(Practicós 28).Jesús mismo hace <strong>de</strong> esta virtud casi un absoluto para la salvacióneterna: Por la perseverancia (hypomone) salvaréis vuestras almas(Lc.21:19). Uno ahora mi voz a la <strong>de</strong>l Abad <strong>de</strong> Claraval, laexhortación que sigue a continuación, aunque originada en uncontexto diferente al nuestro, me parece totalmente oportuna.¿Qué me resta ahora, carísimos, sinoamonestaros a la perseverancia, la única quereporta la gloria a los hombres y el premio alas virtu<strong>de</strong>s? Porque sin perseverancia, ni elque lucha consigue la victoria ni el vencedorrecibe la palma. <strong>El</strong>la es el vigor <strong>de</strong> los recios,la cumbre <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s; es nodriza <strong>de</strong>lmérito, mediadora <strong>de</strong>l premio. Es hermana <strong>de</strong>la paciencia, hija <strong>de</strong> la constancia, amiga <strong>de</strong> lapaz, nudo <strong>de</strong> las amista<strong>de</strong>s, vínculo <strong>de</strong> launanimidad, baluarte <strong>de</strong> la santidad.Prescin<strong>de</strong> <strong>de</strong> la perseverancia, y el servicio sequeda sin recompensa, el beneficio singratitud, la tenacidad sin elogio. A<strong>de</strong>más, noel que comienza, sino el que persevera hastael final, ése se salvará (Carta 129:2).En fin, recor<strong>de</strong>mos que lo imposible para nosotros es bien posiblepara Dios, Él sólo espera que acojamos como podamos su don. Poreso, si nos sentimos <strong>de</strong>masiado pequeños y débiles para combatir el<strong>de</strong>monio meridiano <strong>de</strong> la acedia, aceptemos, inicialmente, estepaliativo que me recomendó Santo Tomás <strong>de</strong> Aquino: una ducha yuna buena siesta (ST, I-II, 38,5).Se me han quedando muchas cosas en el tintero, ¿posibilidad <strong>de</strong>continuar el tema en otra oportunidad? Depen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> doscondiciones: ante todo, si sigo creciendo en experiencia; luego, si estacarta es bien recibida.En <strong>de</strong>finitiva, hermanos y hermanas, la acedia es un estado interiorbien <strong>de</strong>finido pese a sus múltiples manifestaciones. Este <strong>de</strong>testable


pensamiento apasionado corroe el gozo <strong>de</strong> amar y <strong>de</strong> pertenecer alSeñor. Pero lo más lamentable <strong>de</strong> este vicio propiamente satánico,es que paraliza y congela, tortura y estrangula nuestro <strong>de</strong>seo fontal <strong>de</strong>Dios. Deseo sobre el cual se basa nuestra búsqueda <strong>de</strong> su Rostro yque hace que la vida monástica sea lo que tiene que ser: una vidaascéticamente orientada hacia el Misterio a fin <strong>de</strong> místicamentegustarlo.Con un abrazo gran<strong>de</strong> y fraterno, en María <strong>de</strong> San José,Bernardo OliveraAbad General

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!