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otto morales segunda parte - Biblioteca Virtual de Antioquia

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La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 201CRÍTICA Y CREACIÓN– “Declaración <strong>de</strong> amor: <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l antioqueño”.Un homenaje filial <strong>de</strong> Belisario Betancur– René Uribe Ferrer un ensayista <strong>de</strong> clarida<strong>de</strong>s y liberta<strong>de</strong>sintelectuales– La casa <strong>de</strong> las dos palmas: novela <strong>de</strong> excepcionales atributosestéticos y humanos– La vocación españolisima <strong>de</strong> Velásquez Martínez“Cervantes contemporáneo e intemporal”.– Kurt I. Levy, Carrasquilla y otros valores antioqueñOS: cercaníascon Popayán


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 203“Declaración <strong>de</strong> amor: <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>lantioqueño” 1Un homenaje filial <strong>de</strong> Belisario BetancurEste libro <strong>de</strong> Belisario Betancur, Declaración <strong>de</strong> amor: <strong>de</strong>lmodo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l antioqueño, está escrito, como lo dice él, con“exceso <strong>de</strong> amor”. Es cierto. Caminan unidas la evocación, elensueño, la esperanza. Pero como en la contemplación <strong>de</strong>lser amado se <strong>de</strong>vuelve, instintivamente, a solazarse en aquellasvirtu<strong>de</strong>s que más sacu<strong>de</strong>n su corazón y su jubilo vital.A la entrada <strong>de</strong>limita su mundo -<strong>Antioquia</strong>- como temiendoque se le pudiera <strong>de</strong>svirtuar. Lo hermana con una palabratotalizadora <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s, que pone en evi<strong>de</strong>ncia sus agudasaristas, con i<strong>de</strong>ntificación nacional.La primera <strong>parte</strong> es una reminiscencia humana, intelectual.Advertimos, para evitar equívocos, que no son las reflexiones<strong>de</strong>l político, <strong>de</strong>l estadista o <strong>de</strong>l escritor en metafísicasdisquisiciones. Son, en cambio, el reflejo <strong>de</strong> las emocioneshondas que brotan <strong>de</strong> la vida íntima <strong>de</strong> los pueblos, <strong>de</strong> laruralía, <strong>de</strong> lo que nos marcó y nos dio el aliento que se prolongaen el tiempo. Es un recorrido <strong>de</strong>l pueblo a la ciudad.Las confesiones <strong>de</strong> cómo era su vida. Recuerdos con pespuntesbiográficos: el origen, la pobreza, los elementos espectaculares<strong>de</strong>l viaje <strong>de</strong> la provincia entrañable a la capital.Van surgiendo, espontáneamente, las confesiones <strong>de</strong> cómose formó humana e intelectualmente. La evolución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elcomienzo <strong>de</strong>l sonambulismo infantil hasta la dramática <strong>de</strong>cisión<strong>de</strong> conformar su <strong>de</strong>stino. El que avizoraba en sus horas<strong>de</strong> azogue, <strong>de</strong> acoso, <strong>de</strong> incertidumbre. Él que entrega, a veces,la existencia con hostilidad. Son memorias no <strong>de</strong>libera-1 Lectura en la <strong>Biblioteca</strong> Pública Piloto <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín para América Latinael 19-VIII-94.


204Otto Morales Beníitezdas. Al contar el encuentro con la ciudad, no oculta su asombroprovinciano. Y asoman ya huellas que le han sido fielesen su transcurso humano: la solidaridad con sus amigos, consu gente entrañable, con el olor <strong>de</strong> los campos don<strong>de</strong> iniciósu periplo. Por eso dice con énfasis: “la patria se mira en elespejo <strong>de</strong> los pueblos ” . Con una generosidad espiritual queno lo ha abandonado y que le asegura la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> quienesle han conocido en sus múltiples activida<strong>de</strong>s. Permitidme quemencione el Suplemento Generación <strong>de</strong> El Colombiano. Betancuren estas páginas lo nombra varias veces. Lo mejor que expresasu enseñanza es que en ese momento <strong>de</strong> beligerantes arrestosnacionales, nosotros creamos la atmósfera <strong>de</strong> tolerancia,el principio <strong>de</strong>l consenso. El joven escritor Belisario fue <strong>parte</strong><strong>de</strong> este grupo impulsador, sin olvidar el suyo, el <strong>de</strong> él, quetanto brillo tuvo en esos años y se prolongó en entregasnobilísimas a la patria: el gran<strong>de</strong> escultor indoamericanoRodrigo Arenas Betancourt; Eddy Torres que como todo sabiocultural ejercía en el filo <strong>de</strong> la discreción; Jorge MontoyaToro que vivió en olor <strong>de</strong> poesía y <strong>de</strong> literatura; el caricaturistay dibujante Hernán Merino que <strong>de</strong>finía estéticamente con sulínea; el poeta Octavio Gamboa que, en sus poemas, nos lleva<strong>de</strong>l asombro entre los árboles tutelares hasta el misterio <strong>de</strong>la música <strong>de</strong> Beethoven o <strong>de</strong> Mozart. Pero por las páginas <strong>de</strong>este volumen hay <strong>de</strong>sfile <strong>de</strong> amigos. A Bernardo Ramírez loevoca con una frase amable que queremos convertir en reproche;es un “excelente escritor que sólo escribe eventualmente”.Así por los capítulos <strong>de</strong> Declaración <strong>de</strong> amor: <strong>de</strong>l modo<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l antioqueño pasa, a saltos <strong>de</strong> viril ternura, el río caudaloso<strong>de</strong> la formación <strong>de</strong> una vida, ya ubicada en la historia <strong>de</strong>la patria.Pasado, presente y futuro.La <strong>segunda</strong> <strong>parte</strong> formula una serie <strong>de</strong> recapacitaciones.La primordial pregunta es inquietante: “¿Seguimos siendo


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 205–los antioqueños– los mismos?” Es, como se advierte en suescritura, comprometerse con razonamientos que afirman,exploran, indagan, <strong>de</strong>nuncian. Con el signo <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong>pensamiento. Así como señala que hay unas “calida<strong>de</strong>s congénitas”,se solaza en penetrar en aquellos indicios transformadores.Porque él mismo lo advierte: “no hay mo<strong>de</strong>lo eterno”.Su preocupación es ahondar. Tocar el hueso duro <strong>de</strong> loreal <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong>. Y mientras avanza en el estudio, el lectorve que la pregunta implícita es la <strong>de</strong> su inquietud: ¿Qué esesta tierra y su habitante? Rememora que se “hizo en los camposy en los caminos”. Lo <strong>de</strong>sazona que “en el pasado nuestrospadres y abuelos hicieron <strong>Antioquia</strong> pensando en<strong>Antioquia</strong>; hoy la queremos hacer pensando en su epicentro:Me<strong>de</strong>llín”. Es un <strong>de</strong>svío <strong>de</strong> óptica, que con<strong>de</strong>na a que nosean claras sus perspectivas. Se cambian objetivos y el crecimiento<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser integral. Es cuando se le torna obsesióncuál es el modo <strong>de</strong> ser antioqueño y el método para mejorarlo, apesar <strong>de</strong> que, circunstancialmente y por épocas que pareceneternas, se creyera que priman las coyunturas negativas.Por eso su propuesta es la misma que propagamos en tantaspáginas: mirar el futuro con optimismo. Él <strong>de</strong>nuncia lopositivo, lo mismo que lo precario, lo que daña. Pero toma yrelieva lo que sigue orientando a la comunidad. Por tener unaconducta social muy vigorosa, con arraigo en lo que lo nutre<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las fuerzas ancestrales, es un pueblo con capacidad <strong>de</strong>rehacerse, ya que hay una continuidad <strong>de</strong> la cultura, quecohesiona las diferentes fuerzas colectivas. No las <strong>de</strong>ja dispersarse,porque su elemento <strong>de</strong> equilibrio y <strong>de</strong> impulso esevi<strong>de</strong>nte que es la mujer, como lo recuerda al resaltar su incorporacióna la vida cultural cuando se funda el InstitutoCentral Femenino. Estos capítulos le sirven al autor para precisaruna conducta: <strong>de</strong>stacar valores. Apela a las actitu<strong>de</strong>selementales <strong>de</strong>l pueblo. Repasa sus acciones, sus <strong>de</strong>vaneos,sus juegos, inclusive sus pillerías. Porque Belisario Betancuracepta que el mundo es una integración. La condición paisa


206Otto Morales Beníitezcomienza en la entrega a la divinidad y en sus diferentes escalasavanza hacia los más singulares, paganos y divertidísimossignos <strong>de</strong> la picardía humana. Por ello los memoramos, comosuce<strong>de</strong> en esta obra, con la alegría honda, quizás no conciente,<strong>de</strong> reconocerlos en esos episodios y en la alegre ebullición <strong>de</strong>ltorrente <strong>de</strong> la vida.Con citas <strong>de</strong> Francisco Silvestre, que escribe el primerplan <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo integral <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong>, antes <strong>de</strong> que formularareglas Mon y Velar<strong>de</strong>, a quien también recurre el autor,se percibe que estos dos administradores no tenían buen concepto<strong>de</strong> sus subordinados. La palabra más amable que usanpara calificarlos, es la <strong>de</strong> holgazanes. Le Informan a la Coronaque eran tímidos, pasivos y perezosos. De estos términos<strong>parte</strong>n para indicar otros adjetivos aun más dinámicos ysindicadores. Pero no se quedaron allí. A pesar <strong>de</strong> conservarsu apego a la tradición y a la historia, se fueron atando alpresente. A dar respuestas para hoy. La relación humana, comose establece en este volumen, fue clara por su origen rural yporque ha predominado un “igualitarismo <strong>de</strong>mocrático” y un“tradicionalismo mo<strong>de</strong>rnizador ” , sin que haya contradicciónen lo que nos parece paradójico en la expresión. Esta <strong>segunda</strong><strong>parte</strong> es meditación sobre <strong>Antioquia</strong>: el pasado; lo que es;sus <strong>de</strong>ficiencias; lo que se espera; sus contradicciones; su catolicismoy su calvinismo. Con esos elementos, ha logrado realizaruna hazaña gran<strong>de</strong> que no termina <strong>de</strong> contar la historia.La docta Aca<strong>de</strong>mia.Betancur va buscando amarrar una comprensión total <strong>de</strong>lo antioqueño. Por ello cuando ascien<strong>de</strong> a la Aca<strong>de</strong>mia Colombiana<strong>de</strong> la Lengua, para recibir las orlas consagratorias,escribe otro capítulo en torno a El lenguaje como expresión <strong>de</strong> lahistoria en <strong>Antioquia</strong>. Comienza por <strong>de</strong>cir, apoyado en Saussureque “la lengua es el lenguaje menos el habla... Ésta es la <strong>parte</strong>social <strong>de</strong>l lenguaje”. Podríamos formularnos una pregunta:


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 207¿los antioqueños obe<strong>de</strong>cemos a cuál <strong>de</strong> las dos? Creo queprimaría el habla. Que, sin duda, nos i<strong>de</strong>ntifica sin exclusiones,porque <strong>de</strong> acuerdo con la tesis que se sustenta, por elorigen, por el comienzo que no se abandona, por la i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>n la expresión, existe lo que podría <strong>de</strong>nominarse una <strong>de</strong>mocratización<strong>de</strong> la palabra. El académico concluye que por lacercanía rural son iguales los términos <strong>de</strong>l propietario y los<strong>de</strong> los jornaleros.La escritura <strong>de</strong> Betancur se caracteriza, entre otras <strong>de</strong> susparticularísimas maneras <strong>de</strong> subrayar, en el uso <strong>de</strong> vocablos<strong>de</strong> altísima alcurnia en el idioma, que se entrelazan con expresionespopularísimas, que juzgan, califican o señalan. Comoes, igualmente, advertible que en su prosa va caminando suerudición -autores, historia, mitos y leyendas ancestrales- quese une, fraternalmente, con los dichos <strong>de</strong> origen en la cultura<strong>de</strong>l pueblo. Es una peculiarísima actitud intelectual que no serepite en los escritores colombianos.Pero esto es aún más evi<strong>de</strong>nte si pensamos en la música ysus relaciones con el idioma. En la poesía popular que a todosnos sacu<strong>de</strong> con mandato espiritual. En la copla que <strong>de</strong>scubreel acierto <strong>de</strong> la crítica, en <strong>de</strong>snudar características <strong>de</strong>los seres, en relievar virtu<strong>de</strong>s, en relatar cómo son los <strong>de</strong>sniveles<strong>morales</strong> o fisonómicos. En la tradición narrativa que esel don <strong>de</strong>l coloquio antioqueño, hasta convertirse en maestra<strong>de</strong> cuentistas y novelistas, situados en el primer plano <strong>de</strong> lacreación cultural <strong>de</strong>l continente. En el refrán que refleja lamalicia en las actitu<strong>de</strong>s humanas <strong>de</strong> la odisea clásica <strong>de</strong>lantioqueño.Esta capacidad <strong>de</strong> lanzarse a lo <strong>de</strong>sconocido y superar losasedios con ingenio, se convierte en lenguaje. Las palabrasadquieren una dimensión <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l antioqueño,para usar la frase con la que concluye Betancur. El romanceroes <strong>de</strong> una riqueza proverbial y va brotando por caminos,veredas, entre bohemias y hechicerías. Esa “habla ” antioqueñatiene un acento; un conjunto <strong>de</strong> vocablos que, fuera <strong>de</strong>l sen-


208Otto Morales Beníiteztido común, llevan implícitos otras connotaciones que nacenen la estirpe <strong>de</strong> la lucha, los <strong>de</strong>svelos, los anhelos y la capacidad-una vez más hay que repetirlo- <strong>de</strong> la aventura <strong>de</strong> susgentes. La consagración académica le sirvió a Betancur paraexplorar las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus compatriotas paisas.La cultura <strong>de</strong>l café.Este a<strong>parte</strong> <strong>de</strong>l texto —la cultura <strong>de</strong>l café— le facilita aBetancur establecer la relación entre el grano y la familia.Unir esos dos universos, cuando el oro <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser el símbolomás representativo <strong>de</strong> la riqueza nacional. En los capítulos“Brújula <strong>de</strong> navegación” y “Volver a casa”, rememora que nosiempre los calificativos han sido amables para <strong>de</strong>finir a suspaisanos.Al regresar a su planteamiento <strong>de</strong> cuál es el modo <strong>de</strong> ser<strong>de</strong>l antioqueño acompaña juicios que no concuerdan con lacalificación con la que se <strong>de</strong>staca su presencia en Indoaméricaal reconocerse como la “porción más dinámica <strong>de</strong>l pueblocolombiano”. Por eso el escritor advierte que no se pue<strong>de</strong>aceptar el pesimismo que se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> los pueblos en época<strong>de</strong> transición. No <strong>de</strong>be creerse que van a primar los malesque se pa<strong>de</strong>cen transitoriamente. Es cuando se <strong>de</strong>be recogerla pedagogía <strong>de</strong>l pueblo chileno, -cuando Pinochet- que enépoca <strong>de</strong> tanto <strong>de</strong>terioro y abatimiento, como la que se hasoportado en nuestras duras montañas, no <strong>de</strong>jó prevalecer el“qué irá a pasar” y lo sustituyó por el “qué vamos a hacer”.Lo que implicaba ya, en la pregunta, un rasgo positivo.Al escritor el tema lo apasiona. Un problema nacional,como el <strong>de</strong>l café, que conduce a tantas preocupaciones sociales,le permite recabar cómo <strong>Antioquia</strong> persiste en buscar,ennoblecer y amparar sus fuerzas ancestrales; en <strong>de</strong>stacar loque le da carácter y fisonomía en lo económico, en lo étnico,en lo social y culturalmente en los afanes colectivos. Entonceses el momento cuando relieva aquéllas, llegando a lo más


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 209hondo <strong>de</strong> su pasado: cómo han sido las evoluciones en laconformación <strong>de</strong> la población; los tipos <strong>de</strong> colonización queprevalecieron en varias regiones, entre ellas el Gran Caldas;los márgenes <strong>de</strong> primacía <strong>de</strong> lo rural o lo ciudadano. Esto lees viable, no en estudios exhaustivos, si no en vigilantes saltosamorosos, para indicar qué se <strong>de</strong>be hacer y cómo es indispensableestudiar las luchas para el futuro. Cómo hay tareasque no se pue<strong>de</strong>n aplazar, puesto que se <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>r laurgencia inmediata; la <strong>de</strong> ahora. Quizás la más exigente y apremiantees la <strong>de</strong> vigilar, sin exclusiones, vaguedad y concesiones,cómo se evita que el daño ético impere en lo colectivo,por lo cual hay que empren<strong>de</strong>r una “campaña <strong>de</strong> recuperaciónmoral”. Recordando que “una nación se construye conlo propio y no con lo ajeno”.De ahí el recurrir a los mitos; las leyendas, a todo lo quenos da soporte <strong>de</strong> perennidad en la conducta. Para <strong>de</strong>spertarla conciencia <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>ber social, cita nombres <strong>de</strong> quieneshan marcado la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la comarca, con irradiación nacional.Cada uno, por cierto, un continente mental <strong>de</strong> agudasaristas, seres que rompieron el cerco hostil que se le ha queridoten<strong>de</strong>r a <strong>Antioquia</strong>. Aquellos prohombres encarnaron unsistema completo <strong>de</strong> conducta, cuya sola enumeración conducea visionar el futuro. Estas páginas exploran el porvenircon sentimiento <strong>de</strong> dolor -el que sentimos todos los que éramosy somos solidarios con <strong>Antioquia</strong>, la siempre gran<strong>de</strong>perocon una fe profunda.Los creadores.Al abrir el capítulo <strong>de</strong> los creadores, a Belisario Betancurlo asalta una pregunta: ¿cuándo el alma, <strong>de</strong>l antioqueño diola vuelta? Una primera vez, cuando contradijo y contrarió loscalificativos <strong>de</strong> los visitadores reales. Otra, cuando se ha miradocomo duros años los <strong>de</strong>l a<strong>de</strong>lgazamiento <strong>de</strong> la ética. Lalectura <strong>de</strong> estos estudios, estampas y viñetas humanas, habla


210Otto Morales Beníitez<strong>de</strong> la abundancia espiritual <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong>: su insondable carácter;su actitud visionaria; su recia <strong>de</strong>terminante en hechosque reiteran el ímpetu <strong>de</strong> su pasado y cómo quedan reglaspara ampararnos en el manejo <strong>de</strong>l porvenir.Los apelativos que figuran en este capítulo, son <strong>de</strong> gobernantes;<strong>de</strong> juristas; <strong>de</strong> orientadores <strong>de</strong> la opinión pública, enla compleja gama <strong>de</strong> periodistas, oradores, dirigentes y activistasque <strong>de</strong>spiertan la vocación partidista <strong>de</strong> las masas; <strong>de</strong>creadores <strong>de</strong> nuevas formas legales para <strong>de</strong>finir grados <strong>de</strong> justiciasocial; <strong>de</strong> poetas que iluminaron con su estro su creación;<strong>de</strong> hombres que supieron cumplir con su <strong>de</strong>stino cívicohasta caer en la muerte que impone la intolerancia i<strong>de</strong>ológicaen la vida colombiana; <strong>de</strong> compañeros <strong>de</strong> nobles afanes en lalucha por Colombia; <strong>de</strong> amigos con el alma solidaria comocompañía en las diferentes travesías <strong>de</strong>l autor por hallar, situary resaltar el alma nacional. Algunos <strong>de</strong> ellos no fueron nicontertulios, ni estuvieron cerca al escritor Betancur, pero existeun hilo <strong>de</strong> fina atadura, <strong>de</strong> respeto que lleva a consagrar susvidas, en lo que ellas tuvieron <strong>de</strong> capacidad <strong>de</strong> sueño, creacióno brillo imaginativo en servicio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales coinci<strong>de</strong>ntes.Es un grupo <strong>de</strong> estampas, con importancia nacional cadauno <strong>de</strong> ellos. Que ayudaron a conformar el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> estepueblo antioqueño y el <strong>de</strong> la república. Son seres que, con elmilagro <strong>de</strong> la palabra, enriquecieron el ámbito moral y estético<strong>de</strong> los colombianos. Unos fueron sus amigos, que repartíandones <strong>de</strong> comprensión, <strong>de</strong> sólida entereza para afrontar,en común, las dádivas y las mermas <strong>de</strong> la existencia. Personalida<strong>de</strong>sque expan<strong>de</strong>n su fuerza enteriza <strong>de</strong> varones integrales,sin cisuras <strong>de</strong> cobardía o cálculo.Hay algunos escritos en que el autor hace evi<strong>de</strong>nte su vocaciónmusical: la <strong>de</strong> los tangos, la <strong>de</strong> carrilera. Que va uncidaal tren, a las mulas, a la nostalgia. Reflejan una época y haceevi<strong>de</strong>nte las preocupaciones económicas y sociales. Son losritmos <strong>de</strong> un pueblo que se mueve entre la <strong>de</strong>sesperanza y lalucha cuotidiana, reflejadas en esas ca<strong>de</strong>ncias.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 211Dos cuentos.En el capítulo VII publica dos cuentos. Son síntesis <strong>de</strong>gentes <strong>de</strong>l campo. Pasan sus arrebatos, las injusticias humanasy las ansias <strong>de</strong> una mejoría social. Se entrecruzan la <strong>de</strong>cisióny condición <strong>de</strong> su participación en el mundo. Sus personajesvan “amasando espantos, potros y gente bravía”. Serevela el drama inquietante <strong>de</strong> la parcela ajena, <strong>de</strong> la invasión<strong>de</strong> nuevos rumbos económicos <strong>de</strong> producción. Aparece larabia sorda, que no se atreve a expresarse en la incubación <strong>de</strong>la injusticia y cuando nuevas formas <strong>de</strong> producción se patentizanen maquinaria y propietarios <strong>de</strong>sconocidos.Noticia <strong>de</strong> contenidos.Sólo hemos formulado una noticia sobre el contenido <strong>de</strong>llibro. Como el autor lo ha bautizado, es una “<strong>de</strong>claración <strong>de</strong>amor”, en la cual se insiste con palabras <strong>de</strong> ternura. Se repitenlos nombres <strong>de</strong> la aventura y <strong>de</strong> la espera. Se presentanhontanares <strong>de</strong> la historia, <strong>de</strong> la creación cultural, <strong>de</strong> las fuentes<strong>de</strong> la mitología popular, para precisar las guías para contarcómo es el ser antioqueño. No es un tratado orgánico. Peropenetra al alma <strong>de</strong> este singular y po<strong>de</strong>roso pueblo antioqueño.Se <strong>de</strong>tiene en los caracteres más puros <strong>de</strong> su naturaleza social,pues Betancur es un escritor que escucha su corrientehumana, la canta, la exalta y le fija sus <strong>de</strong>víos , indicando quées lo que sigue orientando el imperio positivo que ejerce comoregión y conglomerado humano. De allí no lo <strong>de</strong>stronarán losmomentáneos asedios <strong>de</strong> horas amargas y contradictorias, quetodos <strong>de</strong>bemos rectificar, en unos caso; o ayudar a que semodifiquen, en otros. En la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> Betancur vuelve acrecer la confianza social.Esta Declaración <strong>de</strong> mor: <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l antioqueño repitelo que ha signado su vida <strong>de</strong> gobernante: el escribir con “igualafecto e igual respeto” cada vez que se refiere a los colombianoso en torno <strong>de</strong> su tierra. Vuelve a patentizarse su entraña-


212Otto Morales Beníitezble condición <strong>de</strong> ciudadano: amigo <strong>de</strong> noble acento humano,para compren<strong>de</strong>r, para exaltar; auténtico varón que no ocultasus ten<strong>de</strong>ncias, visiones, generalizaciones y gustos personales;hombre que ha comprometido su existencia para servir asus compatriotas. Lo que más ama es levantar en palabras <strong>de</strong>elogio lo que estimula el acontecer nacional y vincularse aaquello que dinamiza la buena y mejor condición <strong>de</strong> sus paisanosy <strong>de</strong> sus compatriotas.Betancur, en los diferentes frentes <strong>de</strong> lucha en los cualesha persistido, ha buscado <strong>de</strong>scubrir lo mejor <strong>de</strong> los colombianos,consagrar lo positivo, ahondando en la vida comunitariahasta llegar al más singular grado <strong>de</strong> espiritualidad. Es su a<strong>de</strong>mánintelectual natural. Por eso, usted Doctor BelisarioBetancur, sigue siendo el Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los colombianos paraexigirnos una permanente conducta <strong>de</strong> solidaridad, como lologra en este libro.Bogotá, Barrio “El Refugio”, Moniquirá, 1994.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 213René Uribe Ferrer, un ensayista <strong>de</strong>clarida<strong>de</strong>s y liberta<strong>de</strong>s intelectualesLos libros <strong>de</strong> Uribe FerrerRené Uribe Ferrer fue hombre <strong>de</strong> sólida y calificada labor<strong>de</strong> creador crítico. Se comprometió con lo que ella tiene <strong>de</strong>profundidad y misterio, apoyado en los dones <strong>de</strong> su inteligenciay <strong>de</strong> su cultura. Desafortunadamente su obra fue breve.Pero bien reveladora <strong>de</strong> las insignes cualida<strong>de</strong>s que lo distinguieron.Queremos dar noticias <strong>de</strong> sus libros anteriores, paraque el nuevo lector sepa ante quien comparece para compartirel diálogo <strong>de</strong> los requerimientos mentales. El ejercicio <strong>de</strong>su función <strong>de</strong> profesor, lo centró en la enseñanza <strong>de</strong> la filosofía.Publicó dos volúmenes. Problemas fundamentales <strong>de</strong> la filosofíaen los cuales <strong>de</strong>spunta su capacidad intrínseca <strong>de</strong> razonarfilosóficamente y su abierta erudición. Él, mo<strong>de</strong>stamentepredicó <strong>de</strong> estos textos, que eran apenas guías para profesoresy estudiantes <strong>de</strong> secundaria y universitarios. Su intenciónes más calificada y su proyección <strong>de</strong> mayor perspicacia. Porque,a la vez, indica que él no aspira a enseñar filosofía conesos libros, sino a <strong>de</strong>spertar “vocación por el filosofar”. Sumisión es trascen<strong>de</strong>nte. Aquélla la consi<strong>de</strong>ra como una actividadpersonal, que nace en el ser y éste <strong>de</strong>sarrolla en dimensióny avances universales. Porque no acepta que lo que seconciba, tienda a educar, sino a incitar volunta<strong>de</strong>s para elestudio, para comprometerse en la investigación. Vuelve suespíritu a hacerse presente en su parca donosura <strong>de</strong> equilibrio:explica las diferentes ten<strong>de</strong>ncias, predominantes en eltranscurso <strong>de</strong> los tiempos. Acentúa la admonición: lo haceconservando una “línea <strong>de</strong> equilibrio”, <strong>de</strong>nunciando sus preferencias,pero haciendo la enunciación <strong>de</strong> las diversas manifestaciones<strong>de</strong> pensamientos. Lo que anhela es que no predomine“ni la afirmación dogmática <strong>de</strong> una sola posición. Ni un


214Otto Morales Beníitezindiferentismo escéptico ante la multiplicidad <strong>de</strong> doctrinas”.Es una toma <strong>de</strong> actitud media.Como trata <strong>de</strong> sacudir e impulsar conciencias hacia la filosofía,transcribe una serie <strong>de</strong> textos clásicos que van a favorecerel conocimiento.Su libro, Mo<strong>de</strong>rnismo y poesía contemporánea, lo conduce arazonar sobre materias y autores que lo mantuvieron en vigiliapermanentemente. Algunos <strong>de</strong> los nombres y <strong>de</strong> los temasque aquí escruta -El mo<strong>de</strong>rnismo: su significado y su ámbito,Rubén Darío, Unamuno, Guillermo Valencia, Juan Ramón,Barba-Jacob, la Mistral, la poesía contemporánea en lenguaespañola. León <strong>de</strong> Greiff, Rafael Maya y Mario Carvajal- loshallamos, otra vez, en este libro, Bazar: escritos filosóficos y literarios,citados, valorados, caracterizados como autores quehan contribuido, sin dudas, a fortalecer la creación literaria.Con pru<strong>de</strong>nte seriedad, los enjuicia. Les <strong>de</strong>scubre sus mejoresesencias: las apunta y las expan<strong>de</strong> para que el lector tengamayor vislumbre. Su ayuda es incontrovertible. Rafael Maya,tan severo y parco en sus juicios, dijo en cuanto a ese volumen,palabras consagratorias: “Este libro, es una prueba palmaria<strong>de</strong> su disciplina mental y la seriedad <strong>de</strong> su formaciónliteraria. Nada hay en él <strong>de</strong> falso ni <strong>de</strong> temerario. La materiaestá tratada con sistemático rigor, y se advierte, a primeravista, que ha agotado la información y apurado el criterioantes <strong>de</strong> ponerse a redactar estas páginas. Hay en ellas la seguridad<strong>de</strong>l crítico que sólo aventura una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>haberla hecho comparecer ante su conciencia para que détestimonio <strong>de</strong> su autenticidad”.Después puso en circulación <strong>Antioquia</strong> en la literatura y enel folclor, que es un estudio <strong>de</strong> excepcional importancia. Uno<strong>de</strong> los mejores que se haya intentado para dar una visión general<strong>de</strong> lo que implica la acción <strong>de</strong> la inteligencia antioqueña.Hay que <strong>de</strong>clarar que no es un catálogo ni una historia <strong>de</strong>tallada.Como lo dice Uribe Ferrer, es un ensayo “sobre la realidady las realizaciones <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong> y <strong>de</strong> sus hombres, vista


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 215y vistos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> las creaciones espirituales”.Como admitió que el hombre es personal en su actitud, perocon unas obligaciones sociales, <strong>de</strong> las cuales no escapa, porello trató individualida<strong>de</strong>s pero <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un contexto general.Escogió para su ejercicio, las más representativas: JoséFélix <strong>de</strong> Restrepo y Francisco Antonio Zea, José ManuelRestrepo, Gutiérrez González, Epifanio Mejía y Jorge Isaacs,Emiro Kastos, Manuel Uribe Ángel y Mariano OspinaRodríguez. Ñito Restrepo y el Indio Uribe, Marco Fi<strong>de</strong>l Suárez,Uribe Uribe, Sanín Cano, Tomás Carrasquilla, Pacho Rendóny Efe Gómez, Aquilino Villegas, Luis López <strong>de</strong> Mesa, PorfirioBarba-Jacob, Fernando González, León <strong>de</strong> Greiff, GonzaloRestrepo Jaramillo y, abordó materias sobre la expresión <strong>de</strong> lapoesía popular, el folclor y el refranero. Es <strong>de</strong>cir, apelando aquienes mejor han <strong>de</strong>scollado, marcando estilos, épocas yparticularida<strong>de</strong>s muy connotadas, Uribe Ferrer realizó el másagudo examen <strong>de</strong> lo que caracteriza y puntualiza la obra <strong>de</strong>los antioqueños. Es un pequeño volumen <strong>de</strong>nso, bien escritocomo todo lo suyo, don<strong>de</strong> hay maestría en el idioma y en loscalificativos, sin abuso en las figuras literarias. Éstas asomanpara <strong>de</strong>jar al <strong>de</strong>scubierto su calidad <strong>de</strong> buen estilista. Es unlibro que llega hasta el momento en el cual se incrementanlas <strong>de</strong>sazones, <strong>de</strong>sequilibrios y sacudimientos que produce,intelectualmente, la <strong>segunda</strong> guerra europea. No avanza hastalas últimas generaciones en las cuales hay tan caracterizadosvalores, ya con obra <strong>de</strong> nombradía y permanencia.Las crisis <strong>de</strong>l arte contemporáneoLo integran ensayos, que publicó la Universidad PontificiaBolivariana en su admirable colección “Rojo y Negro”. Estebreve tomo, recoge cuatro ensayos, igualmente <strong>de</strong>nsos y severosen sus enfoques, en los cuales comprobamos que UribeFerrer es crítico <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra magnitud y autenticidad. Consu prosa bruñida <strong>de</strong> conceptos, sin <strong>de</strong>jarse <strong>de</strong>sviar hacia lo


216Otto Morales Beníitezabstracto e intrincado. pues combate por la resplan<strong>de</strong>cienteluci<strong>de</strong>z, se mezcla con los autores o los artistas y los vuelveasimilables para el lector. Allí va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la crítica artística yliteraria, hasta materias teológicas y enjuiciamientos <strong>de</strong> lacultura. Como es invariable, surge algo que le da el propioperfil a su obra: su atormentada incursión por los temas <strong>de</strong>nuestro tiempo. A ellos regresa insistentemente, rastreandorespuestas justas para las preguntas <strong>de</strong>l hombre.Alberto Restrepo Arbeláez, en su brevísima introducción,en su calidad <strong>de</strong> amigo cercano, hace una <strong>de</strong>nuncia que esbueno registrar: “La oculta presencia <strong>de</strong> su poesía circula ensecreto al través <strong>de</strong> su dicción castiza y castellana. <strong>de</strong> claropensamiento transido siempre <strong>de</strong> emoción profunda y diestraintuición”.El grito <strong>de</strong> JobPues esta afirmación, se vuelve claridad en su libro <strong>de</strong>poesía El grito <strong>de</strong> Job, el único <strong>de</strong> este estilo que conocemos.Presenta varios cuadros en los cuales interroga permanentemente:en tono <strong>de</strong> lamentación; con palabras <strong>de</strong> imprecación;con frases <strong>de</strong> protesta airada; con <strong>de</strong>sesperación que penetrahondo en su conciencia; con jeremíaco dolor que sacu<strong>de</strong> sualma. El hombre al aparecer <strong>de</strong>be vivir maravillado ante lanaturaleza, que justifica el asombro. Se encuentra circuído <strong>de</strong>tantas <strong>de</strong>sviaciones, amarguras y <strong>de</strong>sgarramientos, que pareceque, a veces, en su canto, sintiera la inutilidad <strong>de</strong> la existencia.Es un escrito conmovedor por la belleza. También laerudición <strong>de</strong>spunta en finas referencias. Apoyado en textosreligiosos va diciendo sus sentencias conmovedoras. Cuandose refiere a la Historia <strong>de</strong>l dolor subraya qué perturba, confun<strong>de</strong>y produce aquél, al ser. A la vez, <strong>de</strong>clara su arrebato anteel milagro <strong>de</strong> lo creado que sigue su evolución, hasta arribaral prodigio <strong>de</strong>l átomo; <strong>de</strong> los espacios estelares; <strong>de</strong> la “maravilla<strong>de</strong> la vida”, que es la conciencia. Cada paso, justifica el


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 217dolor. En la Historia <strong>de</strong>l hombre, éste emerge con la totalidad<strong>de</strong> su imperio cuando se le insufló el po<strong>de</strong>r espiritual, cuandola inteligencia y la sensibilidad principiaron a cumplir sus or<strong>de</strong>namientos.Pero el pecado le dio la angustia. En la Oraciónrecalca que aquel seguirá siendo carne <strong>de</strong> esclavitud /carne<strong>de</strong> cañón,/ carne <strong>de</strong> bur<strong>de</strong>l,/ carne <strong>de</strong> tortura,/ carne <strong>de</strong> angustia,/carne <strong>de</strong> infierno,/ ¿Por qué?”. En el cuadro Carne <strong>de</strong>esclavitud, penetra con rigor en lo crítico <strong>de</strong> todo lo que se haintentado para oprimir; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> construir la civilización -querechaza a los indigentes y marginados- hasta proponer las reglas<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. En Carne <strong>de</strong> cañón evoca que hace seis mil añosse inventó la escritura y ha servido para “conservarnos lahistoria <strong>de</strong> algunos privilegiados”. Porque el hombre <strong>de</strong>struye.Es cuando levanta su voz y pregunta al Creador: que siestaba entre sus planes, que todo se cumpliera entre mezquinida<strong>de</strong>sy perversida<strong>de</strong>s. En Carne <strong>de</strong> bur<strong>de</strong>l rememora que sedio la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la procreación, pero qué se ha terminado en laesclavitud frente al sexo, e interroga: “¿sigues viendo buenatu obra. Señor?”. En Carne <strong>de</strong> tortura pasa todo lo inquietante:la guerra, la violencia. No se <strong>de</strong>tuvo allí la humanidad: inventala tortura, física y moral. Es cuando se anhela la <strong>de</strong>saparición,ante los dolores innumerables e inconmensurables. En Carne<strong>de</strong> angustia sutilmente va repasando el tiempo, la memoria, losminutos que son siglos y vuelve a preguntar: “¿dón<strong>de</strong> está elSeñor?”. Se siente aun más perturbado en su poema Carne <strong>de</strong>infierno cuando precisa que no bastan al hombre el dolor, lacrueldad, la tortura, el involuntario envilecimiento, la angustiaradical. Que es indispensable, igualmente, un castigo eterno.Pero no sufre <strong>de</strong>tenimiento su perplejidad. Al contrario, en Transitoriedadnos previene con que “el universo habrá vuelto a lanada <strong>de</strong> don<strong>de</strong> brotó”. Nuevamente, pi<strong>de</strong> explicaciones: “Señor:¿sigues creyendo que tu obra fue buena? Sabe que su vozpue<strong>de</strong> ser incapaz <strong>de</strong> dar respuesta a la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> preguntas.Así en La voz <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, <strong>de</strong>clara con sencillez: he hablado contigo:sé que tu has iluminado a los místicos y ¿qué puedo yo,


218Otto Morales Beníitezentonces? Es cuando siente su limitación. Y cuando proclama:“Me he atrevido a interrogarte como tu siervo Job”. Y va buscandoél mismo su recado. En Lasitud afirma: he hablado, heinterrogado: “La contemplación <strong>de</strong> la naturaleza/ nos revelaalgo superior/ a su limitación/ y a nuestra limitación/”. Y enRevelación, hace fe <strong>de</strong> lo que él íntimamente sabe que es su mundoreligioso. Acepta, sin dudas, que “todo conduce a tu bondadinfinita”. De allí que en Entrega <strong>de</strong>clara que se presenta entotal sometimiento y que se le juzgue. Como se compren<strong>de</strong>, elpoema es <strong>de</strong> acento abismalmente religioso. En él, Uribe Ferrerlo que manifestó, una vez más, fue su sentido <strong>de</strong>purado <strong>de</strong> lafe. No hay posibilidad para <strong>de</strong>negar, confundirse o per<strong>de</strong>rse.El mismo trae una cita <strong>de</strong> Job que nos lleva a la iluminación <strong>de</strong>cuánto pa<strong>de</strong>ció y cómo comprometió finalmente la fina sensibilida<strong>de</strong> inteligencia <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong>l poema: “Respondió Job, diciendo:Sé que lo pue<strong>de</strong>s todo y que no hay nada que te cohíba.Cierto que proferí lo que no sabía, cosas difíciles para mí, queno conocía. Sólo <strong>de</strong> oídas te conocía: más ahora te han vistomis ojos”.Brevísima estampaHay que lamentar que Uribe Ferrer no hubiera <strong>de</strong>jado obramás extensa. Cada una <strong>de</strong> las suyas, nos pone en una nuevaaventura mental: abre perspectivas, posibilida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>sbrozael camino trillado, nos presenta panoramas insospechados.Rememoramos que tenía ascetismo hasta en su figura corporal.Manejaba cierta ten<strong>de</strong>ncia a la expresión benévola, en elgesto, pero era severo en el juicio. Alto, su estatura era aunmás apreciable por su flacura congénita. Su cabeza era talladaen ángulos, no ásperos, sino suavemente <strong>de</strong>terminadospor la piel que caía rigurosa sobre los huesos tajantementediseñados. Hablaba con claridad, sin énfasis. Pero con ciertocalor comunicativo, que lo enriquecía con una risa ligeramenteburlona si lo ameritaba el tema. No tenía ten<strong>de</strong>ncia a la burla,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 219porque conservaba una actitud <strong>de</strong> respeto humano para sussemejantes. Era su conducta interior. Ligeramente rubio, sucabeza alta se le veía inclinarse al son <strong>de</strong> sus brazos que losmovía como aspas. Estaba cerca <strong>de</strong>l adusto ceño, sin brusqueda<strong>de</strong>n los gestos. Una distinción circuía el trato humano.A ella se sometía sin esfuerzos, pues era consigna natural <strong>de</strong>su alma, y se hizo extensiva a su obra intelectual.Este libro <strong>de</strong> René Uribe Ferrer: Bazar: escritos filosóficos yliterarios, es el que más <strong>de</strong>nuncia cómo fue su formación y sumentalidad. Lo recoge póstumamente la UniversidadPontificia Bolivariana, don<strong>de</strong> sobresalió como discípulo yprofesor <strong>de</strong> filosofía, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su más temprana juventud. Invariablemente,fue hombre <strong>de</strong> disciplinas serias. Se podría hablar<strong>de</strong> caudalosas –pues coincidían varias igualmente existentes–pero es un adjetivo que rompe con la euritmia queimpuso a su existir. Tuvo sí un acento profesoral. Todos se loreconocíamos en los claustros. Des<strong>de</strong> ellos ejercía un mandatonatural <strong>de</strong> “ magíster”. Por sus conocimientos, por la acrimoniacon la cual los presentaba: por su pedagógico <strong>de</strong>svelopor transmitir en or<strong>de</strong>n, sin exce<strong>de</strong>rse en efusiones o lirismos.Estaba centrado en el austero <strong>de</strong>nuedo mental.En estas páginas, comprobamos lo que significó. Ellasvan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo medioeval hasta lo contemporáneo. En el análisisavanza con erudiciones que le sirven para puntualizar supensamiento frente al autor o la tesis analizada. No se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong><strong>de</strong> una sutil manera <strong>de</strong> acentuar lo que cree y lo queacepta. Y con libérrima libertad <strong>de</strong> pensamiento, puntualizasus discrepancias o lo que conjetura equivocado en el autor.Cuando nos cuenta cómo es François Villon, lo primeroque lo preocupa es perfilar sus versos, entrecruzados <strong>de</strong> lomedioeval y lo renacentista. A los cuales califica <strong>de</strong> breves,<strong>de</strong>siguales y <strong>de</strong> altísimo valor. Dice que es la “máxima creación<strong>de</strong> la Edad Media francesa. Ceñido a la fugacidad <strong>de</strong>l tiempo,la concibió entre “el <strong>de</strong>sprecio y la compasión”.


220Otto Morales BeníitezSu posición frente a la críticaLeyendo su posición frente a la crítica, po<strong>de</strong>mos ubicarlo,pues él proclama que quien la realiza es un creador. Sinéste, no sabría el lector cómo encarrilarse, ni enten<strong>de</strong>r elsignificado y trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las obras. Se <strong>de</strong>batiría, impotente,apabullado por el papel impreso, que cada día es másalarmante en cantidad y calidad. Esto no sucedía hasta elsiglo XVIII.No es fácil <strong>de</strong>sempeñarse en ella. Para <strong>de</strong>cir cómo <strong>de</strong>beser y <strong>de</strong>senvolverse, hay muchas corrientes. Pero, esencialmente,<strong>de</strong>masiados prejuicios sobre la crítica literaria y la artística,en general. Él, formula una pregunta: ¿si nos acercáramosal Quijote sin lo que existe hoy sobre esa obra, podríamoscompren<strong>de</strong>r su significado? Que se piense en este solocaso y se racionalice si es posible negarle el po<strong>de</strong>r hacedor <strong>de</strong>aquella. Pero, a<strong>de</strong>más, quienes la han ejercido tienen tantasricas substancias, dones, profundida<strong>de</strong>s y matices en su prosa,que es difícil citar nombres, como pares, al lado <strong>de</strong> SainteBeuve, Menén<strong>de</strong>z y Pelayo, Bran<strong>de</strong>s, Menén<strong>de</strong>z Pidal y Croce.Estos apelativos aclaran y <strong>de</strong>limitan a<strong>de</strong>cuadamente el tema<strong>de</strong> análisis.Para ejercer su función, no sirve el escéptico. Porque paraa<strong>de</strong>lantarla con brillo y hondura, se <strong>de</strong>mandan múltiples convicciones.Las condiciones para ejercerla que él exige, sonbásicamente dos, primero: acomodarse por encima <strong>de</strong> rodaslas estéticas, para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>splazarse con gran amplitud: y segundo:ser capaz <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r a un autor aun cuando no seconsientan sus i<strong>de</strong>as religiosas o sus concepciones filosóficas.La crítica invariablemente ha sido indispensable para <strong>de</strong>scubrirlas inherencias y claves <strong>de</strong> la otra. El lector sin estenobilísimo discernimiento, no sabría que escoger. El mismose pregunta; ¿Qué se selecciona para leer? ¿Para pasar el rato?¿Sólo los libros que agradan ? ¿Cómo se rige frente a las creaciones<strong>de</strong>l pasado?


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 221¿Y el volumen contemporáneo, el actual, cómo se valora?¿Cuál <strong>de</strong>bería preferir? Sin aquélla, anda perdido, sin dirección,sin juicio. Desplazándose con insegurida<strong>de</strong>s, pues nosabe establecer -porque no es su oficio- la tabla <strong>de</strong> valorespara darle la trascen<strong>de</strong>ncia y dimensión <strong>de</strong> un texto. Por ello,cada día, se le da más categoría, sus originalida<strong>de</strong>s y ascen<strong>de</strong>ncias,ya nadie las <strong>de</strong>sconoce.Sus tesis frente al idiomaHa existido el prejuicio <strong>de</strong> que si se escribe en español, secubre una <strong>parte</strong> mínima <strong>de</strong> la audiencia internacional. Puesello no es cierto. Uribe Ferrer puntualiza que esa misión secumple y pue<strong>de</strong> ser aprovechada por más <strong>de</strong> doscientos millones<strong>de</strong> lectores, para comenzar. Si se hace siguiendo lasnormas <strong>de</strong> cercanía a aquéllos, la obra <strong>de</strong>be ceñirse a las reglas<strong>de</strong>l lenguaje, pues éste no es una estructura fósil, sino unorganismo vivo, alentado por el pueblo. El escritor necesitaorientarse por sus propias leyes: concordancia, régimen, conjugación.No pue<strong>de</strong>n abandonarse sus reglas. La espontaneidadcreadora, hay que limitarla. Como <strong>de</strong>ben evitarse los neologismosque sobran. Es grave y compromete su pureza y sudinámica, el importar giros <strong>de</strong> otros idiomas. Es aconsejableevitar lo chabacano que lo envilezca.Acercándose al alma <strong>de</strong> las palabras, menciona que, antes<strong>de</strong> que Bréal creara la palabra “semántica”, los primeros estudios<strong>de</strong> esa calidad, los hizo el colombiano Rufino J. Cuervo.Divi<strong>de</strong> a los semánticos en tres ramas: la tradicional, en lacual predomina el criterio histórico en la evolución <strong>de</strong>l significado<strong>de</strong> las palabras: la filosófica, que va <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las formassimbólicas <strong>de</strong> que habla Cassirer, y la estructural quetrata “los problemas <strong>de</strong> la significación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lenguaje mismoy su estructura inmanente”. Su jefe es Saussure.En la medida en que se amplían las perspectivas <strong>de</strong>l idioma,se va perdiendo más el hábito <strong>de</strong> pensar y <strong>de</strong> leer, opina


222Otto Morales BeníitezUribe Ferrer. Para él, la máquina, la técnica, la prensa, el cine,la televisión, el consumismo, alejan <strong>de</strong> su práctica meditativa.En la actualidad se tienen más oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r elalfabeto pero se emplea menos. Hay que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su utilización,escuchando las prédicas <strong>de</strong> Dámaso Alonso quien aconsejala letra inútil, aplicando la tesis <strong>de</strong> Karl Buhler, quienpredica que el lenguaje pertenece a lo más humano <strong>de</strong>l ser.En los predios <strong>de</strong>l humanismoUribe Ferrer lanza la pregunta: ¿Qué hombre <strong>de</strong>sea el humanismoactual? Inmediatamente, como respuesta, lanza unesquema: 1) personal o comunitario. Le da primacía a éste:nos per<strong>de</strong>mos o nos salvamos todos, rechazando el individualismolo mismo que el totalitarismo; 2) <strong>de</strong>be ser abierto:a) a lo inmediato <strong>de</strong>l mundo y dominar sus cosas or<strong>de</strong>nadamente:b) a lo que iluminó las vidas <strong>de</strong>l pasado; c) a la propiarealización; d) a lo divino, a lo absoluto; 3) al humanismototal. Más a<strong>de</strong>lante, indica cómo cumplirlo: a) con un realismono utópico y b) a través <strong>de</strong> las artes. Porque al analizar alhombre unidimensional, lo preocupa que siguiendo algunasprédicas <strong>de</strong> Marcuse, se <strong>de</strong>je esclavizar <strong>de</strong> la máquina.Para él, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1945 se ha agudizado la necesidad <strong>de</strong> queaquél se realice plenamente. Este afán se ha impulsado <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> la <strong>segunda</strong> guerra mundial.Hay factores adversos, que el autor explica con amplitudy que es bueno repasar. Al sujeto se le presenta una serie <strong>de</strong>factores negativos que impi<strong>de</strong>n aquella culminación. En loeconómico, al hallar gentes marginadas y concentración <strong>de</strong> lariqueza. En lo social, se le substituye por el hombre-máquina,el hombre’ masa o el hombre-ficha. En lo político, la presencia<strong>de</strong> una <strong>de</strong>mocracia relativa, en todas <strong>parte</strong>s. En lo técnico,el predominio <strong>de</strong> sus factores, esclaviza, y con mayorrazón, con sus armas atómicas y la contaminación. En lo ético,es <strong>de</strong>shumanizado por el orgullo, la avaricia, la lujuria,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 223por el ansia <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> tener, <strong>de</strong>l placer. Por eso en la existencia,se le encuentra <strong>de</strong>sgarrado.Uribe Ferrer también indica cuáles son los signos positivos;la conciencia que hoy existe <strong>de</strong>: 1) el hecho <strong>de</strong> admitirlas concordancias <strong>de</strong> que andamos mal;. 2) <strong>de</strong> la primacía <strong>de</strong>lhombre: 3) <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> la persona y <strong>de</strong> la humanidad;4) <strong>de</strong> que aquél es alguien y no algo. Lo grave sería quese alcanzaran soluciones ficticias, a las cuales se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r:a) en lo económico, al <strong>de</strong>sarrollismo; b) en lo social,querer dar el máximo <strong>de</strong> bienestar; c) en lo político, abusar <strong>de</strong>la propaganda que restringe la libertad personal; d) en lo científico,la tecnocracia que se usa in<strong>de</strong>bidamente, sin principioséticos; e) en la región hay muchas gentes al margen, a pesar<strong>de</strong> que se ha presentado una revitalización en los próximosestudios teológicos.Para asomarnos a un humanismo integral, éste <strong>de</strong>be serpersonal y <strong>de</strong> la comunidad, <strong>de</strong>scartando lo mismo el individualismoque el totalitarismo. Lograrlo <strong>de</strong>manda enfoques yprincipios reales: 1) ciencias para el hombre y por el hombre:2) las artes, que no siempre han sido humanas, hoy presentanaperturas; 3) filosofía: hoy hay corrientes humanistas en ellay en la ética; 4) <strong>de</strong>mocracia, cuya meta, es la libertad <strong>de</strong> información:y 5) lo religioso tien<strong>de</strong> a enaltecer al ser actual.Esto enmarcado en un realismo no utópico, que explora launidad perdida.Santo TomásEsta figura preocupa al autor. Juzga que <strong>parte</strong> <strong>de</strong> su doctrina,<strong>de</strong>manda una revitalización, o <strong>de</strong> resto, limita el estudioy amplitud <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias contemporáneas. Pero loexalta. Cuando él se dirige al legado <strong>de</strong> Santo Tomás, <strong>de</strong>stacados corrientes para situarlo: aquélla que quiere hacer <strong>de</strong> lateología y la filosofía tomistas el pensamiento oficial y oficioso<strong>de</strong> la Iglesia, y otra, que informa que ya es caduco. Puntua-


224Otto Morales Beníitezliza que Karl Jaspers habla <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s fundadores yfecundadores <strong>de</strong>l filosofar: Platón, San Agustín y Kant y lostres creadores sistemáticos: Aristóteles, Santo Tomás y Hegel.Al comentar los siete siglos <strong>de</strong> San Buenaventura,rememora que Santo Tomás se vincula a la revolución aristotélica,que comenzaba a imponerse y, a San Buenaventura, encambio, se le veía unido a la tradición platónico-agustinianaque culminaba en éste. Uribe Ferrer siguiendo sus pautas interiores<strong>de</strong>clara: “En esta época <strong>de</strong> caos mental, político ysocial (¿cuál época <strong>de</strong> la historia no ha sido <strong>de</strong> caos?). Volvemosa los genios <strong>de</strong> la espiritualidad, nos da vigor para enfrentarla lucha por el reino <strong>de</strong> Dios. Lucha que no ha <strong>de</strong>terminar hasta el último día”.Detiene su indagar filosófico en Jacques Maritain, quienfue difusor <strong>de</strong> la doctrina tomista. Él, se caracterizó por haber<strong>de</strong>fendido la libertad religiosa y la sociedad pluralista. Suinvestigación se <strong>de</strong>sarrolla en cuatro campos: la metafísica,la crítica <strong>de</strong>l conocimiento, la filosofía moral, la estética, omejor, la poética en el alcance griego que implica creación.La síntesis <strong>de</strong> su pensamiento se pue<strong>de</strong> encontrar en el libroEl alcance <strong>de</strong> la razón. Inicialmente fue discípulo <strong>de</strong> Bergson,rompió con éste y se pasó al tomismo. Esta filosofía ha <strong>de</strong>jado<strong>de</strong> ser oficiosa <strong>de</strong>l catolicismo, si recordamos las prédicas<strong>de</strong>l Concilio II. Esto, a la vez, le permite a Uribe Ferrer afirmar:“Se podrá filosofar fuera <strong>de</strong> Santo Tomás, pero nuncaignorando a Santo Tomás”.La obra <strong>de</strong> Jacques Maritain, Humanismo integral favorecióel ambiente en la Iglesia Católica <strong>de</strong> la auténtica libertad religiosay <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> un mundo nuevo sobre el pluralismo<strong>de</strong> confesiones religiosas y políticas. Apelemos a unacita que aclara el pensamiento: “Con plena luci<strong>de</strong>z y audaciapara aquellos años, tan lejanos y cercanos a la vez, escribía:“La división religiosa entre los hombres es una gran <strong>de</strong>sgracia.Es, no obstante, un hecho que las socieda<strong>de</strong>s mo<strong>de</strong>rnasestán formadas por ciudadanos que, perteneciendo a diver-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 225sas familias espirituales, <strong>de</strong>ben concurrir al bien común temporal<strong>de</strong>l Estado. Otro hecho es asimismo que en el curso <strong>de</strong>la historia mo<strong>de</strong>rna la sociedad política ha adquirido concienciaen su esfera propia <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechospolíticos y sociales. En tales condiciones, ¿cómo se han<strong>de</strong> aplicar los principios católicos? ¿Pidiendo al Estado queexpulse a los ciudadanos no católicos, que haga <strong>de</strong> ellos ciudadanos<strong>de</strong> <strong>segunda</strong> clase, o le obligue a hacerse católicossiquiera en apariencia, ¿O pidiendo, como lo hago yo, al Estadotemporal que se impregne <strong>de</strong> los principios y <strong>de</strong>l espíritucatólicos en su vida social y política, reconociendo a la vez atodos los ciudadanos, católicos y no católicos, <strong>de</strong>rechos políticosy sociales iguales?”. (Razón y razones. 1946).Pasada la <strong>segunda</strong> guerra, predicó Maritain la necesidad<strong>de</strong> un humanismo <strong>de</strong> inspiración cristiana. Denunció los falsoshumanismos nazista y marxista y el conformismo burgués<strong>de</strong> muchos cristianos. Esta prédica, por cierto, cayó enel vacío.Los análisis filosóficos que <strong>de</strong>dicó Maritain a lo poético ya su conocimiento, son capitales en la estética <strong>de</strong>l siglo XX.Reiteramos que a lo poético le da el vigor griego <strong>de</strong> creaciónen las artes. Le permite concluir a René Uribe Ferrer que sesufrió un “estancamiento <strong>de</strong>l pensamiento católico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lamuerte <strong>de</strong>l padre Francisco Suárez (1617) hasta Pío XII(1959)”. Juan XXIII hace una apertura que servirá para variossiglos.Sanín Cano, crítico <strong>de</strong>l Mo<strong>de</strong>rnismoEste trabajo lo leyó su autor en el “Congreso <strong>de</strong> LiteraturaHispanoamericana”, en la Universidad <strong>de</strong> Florida.Gainesville, en 1977. El mo<strong>de</strong>rnismo es tema que apasiona yproduce inquietu<strong>de</strong>s permanentes en estas páginas.Comienza por unir al maestro Baldomero Sanín Cano conRodó y con Francisco García Cal<strong>de</strong>rón y acentúa que estuvo


226Otto Morales Beníitezmuy <strong>de</strong>dicado a la crítica literaria, y con las enseñanzas quese <strong>de</strong>rivaban <strong>de</strong> ésta, “fecundó el espíritu y la obra <strong>de</strong> lospoetas mo<strong>de</strong>rnistas”. La escribió el maestro colombiano porla misma época <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> Azul, libro esencial en labibliografía <strong>de</strong> Rubén Darío. Toda su obra queda expuesta endiez libros. Aquél, no fue un tratadista. Fue un ensayista yello le da prestigio y lo consagra.Para situar bien el fenómeno <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo, Uribe Ferrercita a sus epígonos: José Asunción Silva, Gutiérrez Nájera,Rubén Darío, Julián <strong>de</strong> Casal. No relega a Díaz Mirón, Othon,González Prada, Almafuerte. Como continuadores indica aHerrera y Reissig y a González Martínez. Sin <strong>de</strong>scuidar susreferencias a Ganivet y Unamuno. Y advierte que, en ocasiones,no se hace mención a José Martí, lo que es grave omisiónporque trajo a la poesía un “timbre nuevo”.Sanín Cano, en su juventud, <strong>de</strong>dicó mucho tiempo al examencrítico <strong>de</strong> los poetas. Después, se <strong>de</strong>splazó hacia los filósofos,los sociólogos, los novelistas y otros críticos. Antes <strong>de</strong>proyectar más su excelente estudio, enfática que mo<strong>de</strong>rnismono es “sólo en cuanto a forma sino también en los dominios<strong>de</strong> la sensibilidad y <strong>de</strong>l gusto”. Los maestros <strong>de</strong> aquél, enla crítica, fueron Hipólito Taine y el danés Georg Bran<strong>de</strong>s.Tuvieron menos influencia Remy <strong>de</strong> Gourmont, Lemaitre yFaguet, Paúl Bourget y Anatole France. Como ejercieron sudinámica intelectual Renan, Amiel, Shopenhauer, Nietzschey Ganivet. Entre los creadores no podrían <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> mencionarselos nombres <strong>de</strong> Tolstoy, Dostoiewski, Carduci,D’Anunzzio, Verlaine, Ibsen. Entre los poetas: Verlaine,y los<strong>de</strong>l simbolismo alemán: Stefan George, Hugo VonHofmansthal, Peter Altemberg. Más tar<strong>de</strong>, Goethe. De losclásicos, conoció bien a Dante, Cervantes y Shakespeare.Y, lentamente, va relevando las calida<strong>de</strong>s más valiosas <strong>de</strong>Sanín Cano: su espíritu antidogmático, lo que lo induce a explorardiferentes teorías filosóficas como dudosas; su filosofíaestética lo conduce a proclamar que el culto a la belleza,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 227es primordial para la vida humana: acepta que hay vaguedad,imprecisión en las líneas <strong>de</strong>marcatorias, entre prosa y poesía:y juzga que los géneros literarios, son fenómenos históricos.Sanín Cano ofrece una explicación acerca <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo,que hace elocuentes sus sabidurías: 1) en él se manifiestaun exotismo, que, algunas veces, es superficial y dañino, 2) elhispanoamericanismo o hispanismo, en el cual tiene seria repercusión,pues con ese género España tomó conciencia <strong>de</strong>sí misma intelectualmente. Sanín insiste en las diferenciasentre las literaturas particulares. Los mo<strong>de</strong>rnistas indoamericanosrompieron “con algunas ten<strong>de</strong>ncias tradicionalistasentecas”. Es cuando viene el ascendiente <strong>de</strong> Indoaméricasobre España; 3) la sencillez, que consiste en po<strong>de</strong>r usar ellenguaje común, que antes no era aceptable; 4) intuición, esla etapa <strong>de</strong> “los líricos más líricos”.Rafael Maya consi<strong>de</strong>ró a Sanín Cano, según cita <strong>de</strong> UribeFerrer, “el escritor <strong>de</strong> genio más universal que ha dado Colombia”.La HistoriaAl <strong>de</strong>tenerse en el examen <strong>de</strong> La miseria <strong>de</strong>l historicismo, <strong>de</strong>Karl R. Popper, ataca su concepción filosófica que predicaque todo es “predicción histórica”. Ésta creó el nazismo y elcomunismo, que favorecieron la rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las “leyes inexorables<strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino histórico”, que tanto han costado a la humanidad.Ellas niegan la libertad.Cuando penetra en El progreso <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> John Bury oen El sentido <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> Karl Lowith, hace hincapié enque el progreso in<strong>de</strong>finido, es lo que ha impulsado el <strong>de</strong>venirhistórico. Al avanzar sobre el Origen y meta <strong>de</strong> la historia, <strong>de</strong>Karl Jaspers, menciona que todos los hombres preten<strong>de</strong>n acce<strong>de</strong>ral sentido <strong>de</strong> la vida, no sólo a través <strong>de</strong>l pensamiento.Este autor nos propone que nos empeñemos en captar el alcance<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la humanidad, o sea el conocimiento <strong>de</strong> la


228Otto Morales Beníitezhistoria. Cerrar ésta, amurallarla, es imposible: porque lo quehoy es básico, con otros materiales sale a otra circunstanciamenor. Concuerda con el pensamiento <strong>de</strong> Kenneth Clark quienhabla <strong>de</strong> que no hay renacimiento, sino varios, porque no haylímites. Lo que hay suce<strong>de</strong> viene <strong>de</strong> muy atrás, se realiza ysigue teniendo privanza. En el libro Libertad y necesidad en lahistoria, <strong>de</strong> Isaiah Berlín, éste resume los puntos más discutibles<strong>de</strong> sus ensayos: “Primero, el <strong>de</strong>terminismo y su importanciaen las i<strong>de</strong>as que tenemos <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> su historia:segundo, el puesto que tienen los juicios <strong>de</strong> valor en elpensamiento histórico y social, especialmente los juicios<strong>morales</strong>: tercero, la posibilidad <strong>de</strong> distinguir en el ámbito <strong>de</strong>la teoría política, entre lo que los escritores mo<strong>de</strong>rnos hanllamado libertad positiva y la libertad negativa, y, finalmente,la cuestión <strong>de</strong>l monismo, la cuestión <strong>de</strong> la unidad o armonía<strong>de</strong> los fines humanos”.En este recorrido, va quedando expreso el pensamiento<strong>de</strong> Uribe Ferrer sobre un tema característico en el juicio humanoe intelectual. Su vislumbre vuelve a levantarse en palabras<strong>de</strong> fervor mental.La poesía como forma <strong>de</strong> conocimientoAl tomar posesión <strong>de</strong>l sillón <strong>de</strong> Miembro Correspondiente<strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia Colombiana <strong>de</strong> la Lengua, leyó su trabajoLa poesía como forma <strong>de</strong> conocimiento. Aquella palabra la toma enla acepción griega y por ello pue<strong>de</strong> referirse su estudio a Juan<strong>de</strong> Herrera, como a Miguel Ángel, el Greco, o a Juan SebastiánBach. Ella está en el origen <strong>de</strong> la ciencia; no se utiliza comomedio <strong>de</strong> escapismo. Al contrario, el poeta se ve comprometidocon las realida<strong>de</strong>s: la <strong>de</strong> su tiempo, la humana y la colectiva.Es, igualmente, un modo <strong>de</strong>l conocimiento. En lo literario,se acerca al misterio <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> lo divino.Proclama la poesía, la metafísica y la religión como formas<strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong> los apasionamientos


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 229<strong>de</strong>l hombre. Esto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no lo aceptan los positivistasni los cientifistas. Sin que podamos ignorar que la experienciapoética es intuitiva. Es imaginativa, también, pues todo sevincula a los sentidos, y, a la vez, es intelectual. La inteligenciapresi<strong>de</strong> la creación poética, unida a lo emotivo o sentimental.Es <strong>de</strong>purado el sentimiento poético. Tiene carácteruniversal. Debe ser válido para todos. El artista imita la realidad,pero creadoramente. La obra artística es simbólica, perono simbolista. Es real e i<strong>de</strong>al. Es personal y suprapersonal.Pero no hay que confundirse: la intuición poética es diferente<strong>de</strong> la elaboración poética. Hay creadores y hay contempladores.Éstos <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>scubrir los significados implícitos<strong>de</strong> aquélla.La novela nuevaHace la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que James Joyce ha influido, enforma extraordinaria, en la revolución <strong>de</strong> la novela. Lo mismoque Virginia Woolf. Ésta, tiene en su escritura más intensidadpoética: un sentido más humano: mayor dilucidación<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo subconsciente que, uno y otro. ayudaron a <strong>de</strong>velar.Sus novelas y sus cuentos, son <strong>de</strong> los mejores <strong>de</strong> la novelísticacontemporánea. Es “narrativa <strong>de</strong> una intensidad humana yestética por pocos igualada. En la cual, los valores y sentimientosfemeninos alcanzan plena expresión”.Para que se observe cómo evoluciona <strong>de</strong> rápido la adhesióny el <strong>de</strong>sdén literarios, narra que a Samuel Beckett le dieronel premio Nobel en 1969 y hoy es un autor sin privanza. Elcaso <strong>de</strong> Italo Svevo, tiene importancia porque él refleja variasinfluencias y concordancias en las corrientes mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong>l sigloXX. Coinci<strong>de</strong> con Proust a quien no ha leído. Lleva a Freuda su novelística: el monólogo interior antes <strong>de</strong> Joyce. Sus personajesson almas grises, que se <strong>de</strong>baten en lo cotidiano; en loque ata y carcome. En cuanto a Mauriac “a quien consi<strong>de</strong>ro<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi adolescencia, como el más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los novelistas


230Otto Morales Beníitezque viven”, repite lo que escribía Graham Greene en 1948. Enel otro extremo, Jean-Paul Sartre habría <strong>de</strong> afirmar que Mauriacno es un novelista auténtico. Entre ambas opiniones, oscilanlas <strong>de</strong> los innumerables críticos que se han ocupado <strong>de</strong> su obra,aunque, es innegable, la mayoría se inclina a reconocer en él auno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s escritores <strong>de</strong> su época. Este prestigio fueconsagrado por el Premio Nobel en 1952.Luego, se <strong>de</strong>tiene en analizar a Paul Bourget. Profundizaen su obra. Lo sitúa entre los creadores <strong>de</strong> la novela sicoanalítica.Sin él, no existiría Proust. Lo juzga como ensayista y sociólogo,antes <strong>de</strong> la conversión y, <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong> ella. En ese estudio largo,meditado y cuidadoso, va <strong>de</strong>stacando la significación que tiene<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la novela mo<strong>de</strong>rna. Una biografía sobre Kafka, nuestrocontemporáneo, sitúa a éste entre las dos guerras que hantorturado al hombre. En ese estudio, se hace hincapié en loque llama Uribe Ferrer la “oscura luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l genio”.Él, plantea lo absurdo <strong>de</strong> la existencia humana. Su biografíacon los documentos que escaparon a la barbarie nazi,nos van dando una imagen más cercana <strong>de</strong> este autor, con“una obra literaria significativa y genial”. En La Muralla China,que es una reunión <strong>de</strong> relatos, nos permite, como el resto<strong>de</strong> su creación, po<strong>de</strong>r parangonarlo con Joyce, Proust y TomásMann. Las vidas que pinta son “humanas, profundas,con sus oscurida<strong>de</strong>s y su misterio”.Los orígenes <strong>de</strong>l doctor Faustus, <strong>de</strong> Tomás Mann, es una explicación<strong>de</strong>l novelista <strong>de</strong> cómo nació su novela. El antece<strong>de</strong>nte pue<strong>de</strong>hallarse en lo que escribió André Gi<strong>de</strong> en Los mone<strong>de</strong>ros falsos,sin que pueda hablarse ni <strong>de</strong> imitación ni <strong>de</strong> copia. El doctor Faustus“es un vasto fresco <strong>de</strong> la República <strong>de</strong> Weimar y luego <strong>de</strong> la<strong>segunda</strong> guerra mundial, <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong>l Tercer Imperio”. Y <strong>de</strong>ja untestimonio el año <strong>de</strong> 1945 <strong>de</strong> lo que fue la barbarie nazi, quepinta en esa novela genial:“Repercutiendo todavía en mis oídos las histéricas <strong>de</strong>clamaciones<strong>de</strong> los locutores alemanes sobre “la santa lucha <strong>de</strong>liberación contra la <strong>de</strong>salmada masa”, escribí las páginas so-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 231bre el infierno, que son realmente el episodio más fuerte <strong>de</strong>lcapítulo, inimaginables, por cierto, sin la experiencia interna<strong>de</strong>l sótano <strong>de</strong> la Gestapo- y las que siempre elegí como lecturacuando, con el fin <strong>de</strong> alentarme y engañarme a mi mismo,presentaba la <strong>parte</strong> más segura <strong>de</strong>l libro, lo que brillaba, osea: lo que hacía completamente incomprensible a los oyentesmi preocupación por el todo”.“Necesité diecisiete días para el último capítulo. El últimoen realidad, pues el fin había <strong>de</strong> ser concebido como epílogo.Los discursos <strong>de</strong> Adrian me llegaban tan profundamenteal alma como profundamente me habían salido <strong>de</strong> ella”. Ynarra enseguida cómo mientras lo escribía, pensaba en Alemaniacomo un pueblo sin esperanzas, “aunque no estabamuy claro si él (Ernst Wiechert) pensaba al particular en unpueblo al que no se le <strong>de</strong>ja ninguna esperanza o en un puebloen el que resulta imposible tener esperanzas”.TeatroNo podía faltar el teatro en la apreciación <strong>de</strong> las obrasexaminadas. Uribe Ferrer manifiesta que hay un gran <strong>de</strong>sequilibrioen las lecturas: poco se lee en lo referente a éste: tantoen cuanto su producción como a su crítica valorativa. Es ungrave error, pues cada obra <strong>de</strong>scubre una <strong>parte</strong> <strong>de</strong> la naturalezahumana, comprometida en mil aventuras. Igualmente, latécnica y el lenguaje varían con tanta rapi<strong>de</strong>z, y aquellas hanevolucionado singularmente, que es posible hallar en sus obrasun gran <strong>de</strong>leite. Propone un prototipo: cuando Priestley presentaen los escenarios “Ha llegado un inspector”, en esta tragicomediacompren<strong>de</strong>mos que la presencia <strong>de</strong>l funcionario, facilitaenten<strong>de</strong>r que se trata <strong>de</strong>l <strong>de</strong>nunciante <strong>de</strong> la injusticia.Ensayistas antioqueñosEn la multitud <strong>de</strong> obras y personajes juzgados en este Bazarque era el nombre con el cual se distinguía la columna perio-


232Otto Morales Beníitezdística <strong>de</strong> René Uribe Ferrer se mencionan con juicio algunosnombres antioqueños. Entre ellos, al filósofo CayetanoBetancourt, uno <strong>de</strong> los fundadores <strong>de</strong> la Universidad PontificiaBolivariana, hombre <strong>de</strong> serena presencia intelectual, duchoen investigaciones y con obra <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración. Entre suslibros, menciona: Ensayo <strong>de</strong> una filosofía <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, “Bases parauna lógica <strong>de</strong>l pensamiento imperativo, Filósofos y filosofías, Sociología<strong>de</strong> la autenticidad y la simulación. Él tenía la virtud <strong>de</strong> pensary enseñar a repensar.Al hacer la estampa <strong>de</strong> Gonzalo Restrepo Jaramillo.rememora cómo era el orador, profesor y pensador <strong>de</strong> su partido.Él, mantuvo cerca <strong>de</strong> sí una permanente preocupaciónpor la cultura: la vigiló, la explicó, la excitó entre grupos jóvenes.La vigorizó para sí, como expresión, y <strong>de</strong> muchos otrossectores. Sus libros, El pensamiento conservador, Peligro <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>ntey Los círculos concéntricos, revelan multitud <strong>de</strong> sus cavilaciones.Todas <strong>de</strong> nobilísimo interés al tener perspicacia en loque trataba y presentaba al examen crítico. Algunos <strong>de</strong> susensayos, se refieren a materias colombianas -unos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ologíay, otros, <strong>de</strong> historia- que mantendrán actualidad. Sostienepreocupaciones más raigales –<strong>de</strong> or<strong>de</strong>n doctrinario, religiosoy universal– que cruzan sus estudios.En cuanto a Fernando González, hace una <strong>de</strong>claraciónque creo que resume la postura <strong>de</strong> los lectores frente a esteescritor al cual se le continúan <strong>de</strong>scubriendo nuevas facetas<strong>de</strong> interpretación: “Los colombianos seguimos mirando, amandoy temiendo a Fernando González al cabo <strong>de</strong> dieciséis años<strong>de</strong> su muerte”. Su juicio <strong>de</strong> valor, lo juzga valiosísimo por suautenticidad. González se propuso hacer una crítica agudasobre muchas exteriorida<strong>de</strong>s, circunstancias y personajes <strong>de</strong>nuestro transcurso social. Lo hacía, audaz y acertadamentecon originalidad.Al preocuparse <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Marco Fi<strong>de</strong>l Suárez, hallamosun juicio imparcial. No entra en la idolatría que ha sidouno <strong>de</strong> los signos para valorarlo. Lo juzga como un fracasado


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 233en su obra. Lo siente como un hombre preocupado intelectualmente,pero sus Sueños, son fragmentarios, sin unidad. Notuvo sistema filosófico. Culto, pero sin metodología científica.Descuella como investigador histórico y Uribe Ferrer relevasus semblanzas, algunas <strong>de</strong> clásica trascen<strong>de</strong>ncia por sufi<strong>de</strong>lidad y su penetración. Verbigracia: es muy respetable yacertada la <strong>de</strong>fensa que formula <strong>de</strong> José María Obando <strong>de</strong> lasacusaciones por la muerte <strong>de</strong> Sucre. Es igualmente justo yluminoso cuando exalta a Santan<strong>de</strong>r. Uribe Uribe, MurilloToro. En cuanto a su estilo acomete un juicio consagratorio:“A<strong>de</strong>más, fuera <strong>de</strong> natural, el estilo <strong>de</strong> Suárez es <strong>de</strong> una variedadque evita toda fatiga al lector. A veces serio y conciso,como compete a los temas científicos que trata. Otras, lasmás, amplificado sin oratoria y dado a las digresiones paracompletar con ejemplos y anécdotas su doctrina y enseñanza.Otras lleno <strong>de</strong> una racia punzante y <strong>de</strong> una ironía secretapero tremenda. Otras angustiado y trémulo, cuando nos poneal <strong>de</strong>snudo su corazón <strong>de</strong> hombre bueno, tímido, quisquillosoy susceptible hasta el extremo. Otras dotado <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>scriptivoy narrativo que pocos han superado, como pue<strong>de</strong> verseen el Sueño <strong>de</strong> Blas Gil y el Moro.“Ese hombre es uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestra historia, yuno <strong>de</strong> los clásicos <strong>de</strong> nuestra lengua. Escritor clásico es el quesigue vivo a través <strong>de</strong> los cambios <strong>de</strong> modas y gustos literarios.Y el que tiene algo permanente que <strong>de</strong>cir a sus lectores. Pue<strong>de</strong>comprobarlo todo el que se sumerja en sus libros”.Al referirse al libro, Breviario <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as políticas, <strong>de</strong>l profesorGerardo Molina, indica una afirmación, que pue<strong>de</strong> juzgarsecomo una <strong>de</strong>finición: “Molina es el más profundo y equilibradodoctrinario <strong>de</strong> la izquierda colombiana”. Su volumen loobserva “breve y magistral” en el cual expone las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> izquierdaque Molina consi<strong>de</strong>ra más aplicables a nuestra vidasocial y política. Es aclaratorio en “el fortalecimiento <strong>de</strong>lintervencionismo <strong>de</strong> Estado, cuyas funciones <strong>de</strong>berán ser las<strong>de</strong> la redistribución <strong>de</strong>l ingreso, <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong>


234Otto Morales Beníitezla producción industrial”. Se <strong>de</strong>tiene en remarcar la capacidad<strong>de</strong> sinopsis en la exposición <strong>de</strong> principios y en la precisión <strong>de</strong>su prosa, sin alar<strong>de</strong>s. Todo ello es cierto y es, apenas, una revelación<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> Molina entre su visión doctrinaria y elprototipo auténtico <strong>de</strong> su vida <strong>de</strong> combatiente i<strong>de</strong>ológico.Novelistas antioqueñosEscribe dos notas sobre la presencia <strong>de</strong>l profesor <strong>de</strong> la Universidad<strong>de</strong> Toronto, Kurt L. Levy, en Me<strong>de</strong>llín, en 1973 y1981. En el primer año, dictó un ciclo <strong>de</strong> conferencias sobreEmiro Kastos, Francisco <strong>de</strong> Paula Rendón, Efe Gómez y TomásCarrasquilla. Este novelista ha sido una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>spreocupaciones <strong>de</strong> Levy y le ha <strong>de</strong>dicado ensayos para darle elsitio que merece en la crítica internacional. Sus obras son estudios<strong>de</strong> <strong>de</strong>dicada investigación, con preocupaciones por auparla lectura <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s fabuladores <strong>de</strong>l continente.Su primer trabajo es una incursión biográfica y bibliográfica.A<strong>de</strong>ntrándose en la personalidad <strong>de</strong> Carrasquilla. No ha<strong>de</strong>scuidado valorar sus i<strong>de</strong>as estéticas. Su edición crítica sobreLa Marquesa <strong>de</strong> Yolombó, es otro aporte bien clarificador. Desuerte que a Levy se le <strong>de</strong>be el rescate <strong>de</strong> una personalidadsubstancial <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la novelística y quien, por fortuna, continuaráejerciendo su ascendiente en el futuro.El juicio <strong>de</strong> Kurt L. Levy sobre la novelística antioqueña,la sintetizó Uribe Ferrer en estas palabras:“En cuanto al análisis que hace <strong>de</strong> nuestros tres gran<strong>de</strong>snarradores <strong>de</strong>l pasado próximo: Rendón, Carrasquilla y EfeGómez, también nos muestra cómo ocupan un digno lugaren la novelística y cuentística <strong>de</strong> lengua española coetáneas.Los tres pertenecen a los finales <strong>de</strong>l siglo XIX y los comienzos<strong>de</strong>l XX. O sea la época <strong>de</strong>l Mo<strong>de</strong>rnismo. Narrativamenteenlazan con la generación española <strong>de</strong>l 68, que los prece<strong>de</strong> eimpulsa la <strong>de</strong> Galdós, Pereda, Clarín, Pardo Bazán y PalacioValdés- y la <strong>de</strong>l 98, que los influye. Para comprobar lo último


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 235basta observar la extraordinaria admiración <strong>de</strong> Carrasquillapor Ganivet, Unamuno y Blasco Ibañez”.“¿Pertenecen nuestros tres maestros al mo<strong>de</strong>rnismo? Siseguimos creyendo la mentira <strong>de</strong> algunos críticos españoles,que i<strong>de</strong>ntifican Mo<strong>de</strong>rnismo con exotismo, claro que no. Perosi nos convencemos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> leer a los gran<strong>de</strong>s maestrosmo<strong>de</strong>rnistas, <strong>de</strong> que el exotismo fue una epi<strong>de</strong>mia pasajera<strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> ellos, y que, en cambio lo que el Mo<strong>de</strong>rnismobuscó y logró fue el encuentro <strong>de</strong> la auténtica personalidadiberoamericana, tendremos que reconocer que la renovaciónefectuada por Rendón, Carrasquilla y Gómez fue mo<strong>de</strong>rnista,porque fue auténtica y profundamente antioqueña. Fue elencuentro pleno <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong> consigo misma, iniciado porGutiérrez González y Emiro Kastos”.Literatura españolaEn cuanto a la literatura española, escribe una serie <strong>de</strong>comentarios críticos <strong>de</strong> la mayor relevancia. Se evi<strong>de</strong>ncia su<strong>de</strong>svelo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los epígonos <strong>de</strong> la Madre Patria. Los examina,les da nuevos valores, los sitúa en otras perspectivas. Hayuna especie <strong>de</strong> reevaluación <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> ellos y a otros, losvuelve a poner en circulación, <strong>de</strong>scubriéndoles sus categorías.Él, principia por acercarse a Don Francisco <strong>de</strong> Quevedoy Villegas, en sus cuatrocientos años. Nos rememora cómosu obra es <strong>de</strong> gran variedad. Le tocó vivir y pa<strong>de</strong>cer la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> España y compartir su inmenso imperio, bajo laineptitud <strong>de</strong> Felipe III y Felipe IV. Lo apasionó su amor aEspaña. En sus creaciones, era evi<strong>de</strong>nte su seriedad y alcance.Mientras su prosa era satírica, la poesía se distinguía porsu gravedad. Se expresa en estilo conceptista y retorcido. Piensaque los sonetos sobre el amor y la muerte, son el momentosupremo <strong>de</strong> la lírica española y universal. Su mensaje le da lacategoría <strong>de</strong> un valor perenne en las letras castellanas,revelándose como humanista barroco. Todo ello le permite


236Otto Morales Beníitezsentenciar: “Su visión distorsionada <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong>l mundose continua en la pintura <strong>de</strong> Goya y, más tar<strong>de</strong>, en la poesía yprosa <strong>de</strong> Valle Inclán y Unamuno. Y hoy en Camilo José Cela”.La obra <strong>de</strong> Góngora y Argote, precipitó polémicas. La crítica<strong>de</strong>l XIX rechazó el barroco y, como consecuencia lógica,a este gran creador. En 1927, lo rescata especialmente DámasoAlonso. El mejor Góngora, lo i<strong>de</strong>ntificamos en sus sonetos.Sus dos obras gran<strong>de</strong>s, son el Polifemo y Las soleda<strong>de</strong>s. Sus romancesen octosílabos siguen válidos ante la crítica.Para Uribe Ferrer, Rosalía <strong>de</strong> Castro y Bécquer son losmáximos poetas que dio España en el siglo XIX. Ambos,publican una “poesía intensa, concentrada y dura como undiamante”. Rosalía protesta contra la injusticia social. Tieneel acento popular <strong>de</strong> su región. Mantiene el cetro <strong>de</strong> la mejorpoetisa hasta el momento en que irrumpe Gabriela Mistral.La poesía <strong>de</strong> Manuel Machado entrega un aporte significativoa la cultura española. Ésta, no ha sido fuerte en poetaslíricos. Él, <strong>de</strong>scuella en esta modalidad, en el Mo<strong>de</strong>rnismo,<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Rubén Darío. Como es apenas natural, escribe muchoen estilo parnasiano. Lo mejor <strong>de</strong> su creación, es quesigue la huella <strong>de</strong> su pueblo andaluz.Leopoldo <strong>de</strong> Luis vivió su juventud en la guerra civil. Lomarcó con dureza. Su canto <strong>de</strong>stella por la intensidad y laadhesión a lo humano: “Sólo en un sentido trágico <strong>de</strong> la vida.Pue<strong>de</strong> arraigarse la esperanza”. Es <strong>de</strong> los poetas <strong>de</strong> hoy conBlas <strong>de</strong> Otero. Celaya, José Hierro. En su libro, Teatro real,exalta la vida diciendo que esta es el gran escenario <strong>de</strong>l mundo.Es como espejo y fundamento <strong>de</strong>l universo, que se mueveentre la esperanza y la solidaridad. Repite: “Necesitamostanto <strong>de</strong> los otros. Las cosas nos ayudan a caminar <strong>de</strong> nuevo.No tengo nada mío, es a vosotros -tierra, amor, esperanza- aquien lo <strong>de</strong>bo”. Su segundo libro, Juego limpio, se preocupa <strong>de</strong>exaltar el dolor <strong>de</strong> los inocentes:“Sé que en alguna <strong>parte</strong> llora un niño bajo la soledad <strong>de</strong>las estrellas. Miles <strong>de</strong> pies lo aplastan diariamente -en vano-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 237contra el centro <strong>de</strong> la tierra. Y sin embargo..., buscamos unmetal hermoso pero -difícil- la esperanza”.El existir <strong>de</strong> Dionisio Ridruejo ha sido <strong>de</strong> saltos y contradicciones,Su poesía <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s esquemas humanos y sobrehumanos:el amor, el odio, la fe, la duda, la angustia, lacolaboración humana, el dolor.Al analizar a Larra “Fígaro”, Uribe Ferrer releva su condición<strong>de</strong> crítico. Porque allí es don<strong>de</strong> se manifiesta el auténticocreador. Escribió sobre política, análisis literario y cuadros<strong>de</strong> costumbres. Su “espíritu fue genial, corrosivo y satírico”.Su lirismo en la prosa, revela un poeta. Es, sin duda, uno<strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s escritores <strong>de</strong> España en el siglo XIX: Bécquer,Rosalía <strong>de</strong> Castro, Pérez Galdós, Leopoldo <strong>de</strong> Alas, Menén<strong>de</strong>zy Pelayo.Ramiro <strong>de</strong> Maetzu tuvo una biografía llena <strong>de</strong> contradicciones.Perteneció a una generación activa, la cual comenzó porhacer afirmaciones negativas sobre su propio país. Más tar<strong>de</strong>,<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> experiencias en otros medios, se afilió al franquismoy terminó escribiendo varios libros en los cuales hacía la expansión<strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> la hispanidad.Vuelve Uribe Ferrer a repasar La Celestina, que es uno <strong>de</strong>los temas, eternos y <strong>de</strong> más valor en la literatura. Cada día,alcanza más la inmortalidad. Ya Fernando <strong>de</strong> Rojas le <strong>de</strong>scubreotras facetas en su obra <strong>de</strong> creador. Como puntualiza lasignificación <strong>de</strong> Tristana <strong>de</strong> Benito Pérez Galdós.El filósofo Ramón Xirau es una inteligencia que se <strong>de</strong>senvuelveen la actualidad, buscando, en lo más valioso, situarlos fenómenos <strong>de</strong> la cultura. Él ha escrito ensayos en los cualesha distinguido tres gran<strong>de</strong>s períodos sucesivos en la formación<strong>de</strong> las culturas: El <strong>de</strong> ascenso creador (lospresocráticos, la patrística y el Renacimiento): el <strong>de</strong> la estabilida<strong>de</strong>nglobadora (Platón y Aristóteles, San Agustín y SantoTomás, Kant y Hegel) y, por último, el <strong>de</strong> la crisis, que es elactual.


238Otto Morales BeníitezDon José Ortega y GassetEn el ámbito <strong>de</strong>l repaso <strong>de</strong> escritores españoles. René UribeFerrer le <strong>de</strong>dica varios juicios a don José Ortega y Gasset. Apoyándoseen La rebelión <strong>de</strong> las masas, va indicando cuáles son sus<strong>de</strong>rroteros más significativos en su producción <strong>de</strong> tantos y variadosinflujos en la inteligencia indoamerícana. Frente al marxismo,Moscú, el fascismo <strong>de</strong> Mussolini y la <strong>de</strong>mocracia capitalista<strong>de</strong> Inglaterra y Francia, consi<strong>de</strong>ra que se ha alcanzado el“advenimiento <strong>de</strong> las masas al pleno po<strong>de</strong>río social”. Antes <strong>de</strong>lsiglo XIX, a Europa la manejaban las élites. En la actualidad,el hombre pasa a ser el esclavo <strong>de</strong> la técnica.Ésta, lo lleva a evitar esfuerzos y a eludir problemas: es eloptimismo en el progreso actual. El hombre masa es manipuladopor los medios <strong>de</strong> información: prensa, radio, cine. Conuna peculiaridad: que el especialista tomará posiciones <strong>de</strong>ignorantísimo. Aquél, incapaz <strong>de</strong> pensar, se entrega al Estado.Ello explica el auge <strong>de</strong> los totalitarismos. Porque se ha <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñadola enseñanza que indica que “la vida pública no es sólopolítica, sino, a la par, y aun antes, intelectual, moral, económica,religiosa, compren<strong>de</strong> los usos todos colectivos e incluye elmodo <strong>de</strong> vestir y el modo <strong>de</strong> gozar”.En esa obra, señala cuáles problemas agitaron a Oriente yOcci<strong>de</strong>nte. Hace una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l respeto a las minorías-citado por José Blanco en su Ficción y reflexión- que es uno <strong>de</strong>los pensamientos más abiertamente antihegemónicos:“El liberalismo -escribe Ortega- es la suprema generosidad:es el <strong>de</strong>recho que la mayoría otorga a las minorías y es,por tanto, el más noble grito que ha sonado en el planeta.Proclama la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> convivir con el enemigo. ¡Convivircon el enemigo! ¡Y con el enemigo débil! ¡Gobernar con laoposición! ¿No empieza ya a ser incomprensible? Nada acusacon mayor claridad la fisonomía <strong>de</strong>l presente como el hecho<strong>de</strong> que vayan siendo tan pocos los países don<strong>de</strong> existe la oposición.En casi todos una masa homogénea pesa sobre el po-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 239<strong>de</strong>r público y aplasta, aniquila todo grupo opositor. La masano <strong>de</strong>sea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muertelo que no es ella”.No hay institución <strong>de</strong>mocrática que no <strong>de</strong>fienda: el parlamento,la limitación en el crecimiento <strong>de</strong> las fuerzas policíacas,el entendimiento internacional <strong>de</strong> los pueblos. Su luchafue coronada con las “consignas” que señala el franquismo yque reproducimos, pues ellas nos advierten cual era la influencia<strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> Ortega y Gasset y cómo las dictaduras,frente a la inteligencia, imponen sus mezquinda<strong>de</strong>s:la consigna <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Franco <strong>de</strong>l 28 <strong>de</strong> septiembre:“En el caso <strong>de</strong> que ocurriera el fallecimiento <strong>de</strong> Ortega yGasset, la información sólo se podrá titular a dos columnas yno será muy extensa. Se podrá publicar una sola fotografía yalgún artículo, pero junto a sus méritos <strong>de</strong>berán recordarsesus errores políticos y religiosos”.La <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> octubre, el día <strong>de</strong> su muerte:“En relación con la muerte <strong>de</strong> José Ortega pue<strong>de</strong>npublicarse hasta tres trabajos: la biografía y dos artículos. Título<strong>de</strong> la información, como máximo, a dos columnas. Si sehace un comentario <strong>de</strong> su filosofía, <strong>de</strong>berá hacerse con altura,sin violencia contra él, aunque <strong>de</strong>stacando sus errores enmateria religiosa. Pue<strong>de</strong>n publicarse en la primera página,fotografías <strong>de</strong> la capilla ardiente, <strong>de</strong> la mascarilla o <strong>de</strong>l cadáver,pero no <strong>de</strong> don José vivo”.Regresando a las tesis <strong>de</strong> su libro. Ortega afirma que “larebelión <strong>de</strong> las masas es una misma cosa con la <strong>de</strong>smoralizaciónradical <strong>de</strong> la humanidad”. Los hombres medios, que, aveces, son los lí<strong>de</strong>res, buscan mantener todo igual. Mientrasque a los totalitarismos faltan i<strong>de</strong>as, sí mantienen creencias,que fanatizan y se diluye el po<strong>de</strong>r crítico sobre lo real.Ortega y Gasset abre las puertas en Meditación <strong>de</strong>l Quijote acerca<strong>de</strong> una exploración filosófica española. Habían contribuido a esto,algunos otros. Ortega y Gasset reafirmaba que había una auténticafilosofía española, para lo cual, sólo sería necesario referirse


240Otto Morales Beníiteza los místicos <strong>de</strong>l siglo XVI, al Quijote y al mismo Unamuno.Todo coincidiendo con la tesis <strong>de</strong> Julián Marías, su discípulo,quien afirma que ella pue<strong>de</strong> viajar <strong>de</strong> “incógnito y sin usar, omuy discretamente, su nombre y atributos”.En cuanto a la personalidad y el pensamiento <strong>de</strong> Ortega yGasset, se han escrito muchos estudios. Uno <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>l padrebelga J. H. Walgrave. Naturalmente, se <strong>de</strong>tiene en el integralismocatólico que dominó a la Iglesia en la “época piana” (1800 -1958) y que, por cierto, Uribe Ferrer enfatiza que no <strong>de</strong>be seresa la conducta <strong>de</strong>l catolicismo. Porque esa “filosofía es <strong>de</strong> labúsqueda y el encuentro”. En cambio la otra actitud, es eldogmatismo que no permite razonar ni compren<strong>de</strong>r. El libro<strong>de</strong> la referencia respon<strong>de</strong> a la “comprensión y al diálogo”, <strong>de</strong>que se ha hablado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Concilio II. Ortega plantea losproblemas filosóficos <strong>de</strong> su tiempo. Su sistema no es opuesto aninguno. Él, trata <strong>de</strong> globalizarlos. Uno <strong>de</strong> los escritores que sehan preocupado <strong>de</strong>l español, es Julián Marías, en dos libros,Ortega: circunstancia y vocación y Acerca <strong>de</strong> Ortega. En ambos textos,<strong>de</strong>staca la calidad <strong>de</strong> su maestro, en España y en Europa.Plantea que el núcleo fundamental filosófico en el cual centraOrtega y Gasset su pensar, se manifiesta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento,muy eficaz en su dinámica intelectual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que publicósu Meditación <strong>de</strong>l Quijote.Es impresionante la capacidad <strong>de</strong> entendimiento y seguimiento<strong>de</strong> Uribe Ferrer <strong>de</strong>l pensamiento orteguiano. Nos puntualizacómo éste, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1905, se proclama socialista. Perono marxista. Se empeña en predicar el crecimiento <strong>de</strong> la economíapara que se puedan llevar beneficios a los obreros. Es<strong>de</strong>cir, trabajó sobre la dura corteza social <strong>de</strong> su pueblo, especialmenteen la república. Uribe Ferrer localiza los <strong>de</strong>svíosque sufrió ésta, pero, a la vez, formula que esos <strong>de</strong>squiciostenían como fundamento el feudalismo que dominó hasta1931. El maestro español invariablemente se preocupó <strong>de</strong> lapolítica. Combatió la monarquía <strong>de</strong> Alfonso XIII, especialmenteen los años <strong>de</strong> la dictadura <strong>de</strong> Primo <strong>de</strong> Rivera


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 241=(1923 – 1930). Fundó con Gregorio Marañón y Ramón Pérez<strong>de</strong> Ayala la “Agrupación al servicio <strong>de</strong> la República”. Ellostres tuvieron muy calificada influencia en la proclamación <strong>de</strong>la República el 14 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1931. Sus discursos son, casi ensu totalidad, cogitaciones muy serias sobre lo <strong>de</strong>mocrático, laevolución <strong>de</strong> la economía hacia lo social y admonicionesdoctrinarias que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong> servir a los gobernantes. Es laposición <strong>de</strong> un combatiente vigilante <strong>de</strong>l avance <strong>de</strong>mocrático<strong>de</strong> su pueblo.En el Epistolario <strong>de</strong> Ortega y Gasset se recogieron cuarenta ytres cartas. Sus corresponsales son intelectuales y su hijo. Haytextos <strong>de</strong> carácter cultural y otros íntimos. Van <strong>de</strong> 1904, - aunno había cumplido veintiún años- hasta 1949. Allí se evi<strong>de</strong>ncianexplícitos “cambios y vacilaciones <strong>de</strong> su extraordinariaaventura intelectual”. Y ya, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer instante, está planteandoque lo filosófico y lo filológico, son “orbes en continuidad”.Así va confluyendo a la razón vital, uno <strong>de</strong> sus tresfundamentos filosóficos.Como es lógico, se refiere a la Revista <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, que dirigióel mismo pensador. Juzga que, sin dubitaciones, elevó elnivel <strong>de</strong> las minorías cultas. Toda ella aparece surcada <strong>de</strong> temas<strong>de</strong>l más original valor, con novedad y proyección haciael futuro. Es la que mayor privanza ha ejercido en nuestralengua.Refleja lo que se pretendió superar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la primeraguerra (1914-1918), pues el daño <strong>de</strong> ésta aceleró la <strong>de</strong>strucciónfísica, intelectual y moral <strong>de</strong> la comunidad. Esa publicación,ha cumplido dos objetivos: uno, incorporar el pensamientoeuropeo a España; y dos, expandir lo español, que nose había vuelto a intentar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l siglo XVIII.Poetas mo<strong>de</strong>rnos españolesHay una sección <strong>de</strong> este libro, en el cual se agrupan comentariosen cuanto a diversos poetas, todos contemporá-


242Otto Morales Beníitezneos. con obra muy valiosa y <strong>de</strong> proyección universal. Entreellos, Vicente Aleixandre, Fe<strong>de</strong>rico García Lorca. MiguelHernán<strong>de</strong>z, Ramón Pérez <strong>de</strong> Ayala, Dámaso Alonso, LuisCernuda.Juzga que a Aleixandre se le halla completo, como poeta,en La <strong>de</strong>strucción o el amor, siendo, por lo tanto, un superrealistapoeta cósmico <strong>de</strong>l amor humano incorporado a la muerte.Otro <strong>de</strong> sus libros, Sombra <strong>de</strong>l paraíso, en el cual hace la evocación<strong>de</strong> <strong>de</strong>masiadas cosas. Avanza más hacia la clarivi<strong>de</strong>nciaen otro libro, como es Poemas <strong>de</strong> la consumación. Porque élse ató al existencialismo con su Historia <strong>de</strong>l corazón. Mientrasque WaIt Whitman ejercía su influjo en En un vasto dominio.Descuella por las sutilezas, profundida<strong>de</strong>s y complejaselucubraciones poéticas en sus Diálogos <strong>de</strong>l conocimiento.A García Lorca lo consagra, con Pablo Neruda, como uno<strong>de</strong> los “poetas máximos contemporáneos <strong>de</strong> nuestro idioma”.Sus tres obras, Yerma, Bodas <strong>de</strong> sangre, La casa <strong>de</strong> Bernarda Alba”,son tres tragedias <strong>de</strong> las más conturbadas y básicas <strong>de</strong>l teatrouniversal. En sus Prosas, po<strong>de</strong>mos repasar estudios <strong>de</strong> granproyección cultural como sus Ensayos acerca <strong>de</strong> una lectura comentada<strong>de</strong>l Cante Jondo; o su Oración fúnebre a María Blanchard:sobre las nanas infantiles: Imaginación, inspiración, evasión; laTeoría y juego <strong>de</strong>l duen<strong>de</strong>. Hay que subrayar su estudio sobre Laimagen <strong>de</strong> Luis <strong>de</strong> Góngora en la cual retrata al poeta como prolongación<strong>de</strong> las fuerzas populares.En Miguel Hernán<strong>de</strong>z halla “el último <strong>de</strong> los máximospoetas españoles”. Las valías que se logran establecer son las<strong>de</strong> Góngora, Garcilaso, San Juan <strong>de</strong> la Cruz, Lope, Quevedo,Cal<strong>de</strong>rón y las <strong>de</strong> sus contemporáneos, Neruda y Aleixandre.Pasa <strong>de</strong> dos estados antagónicos: <strong>de</strong> católico con poesía ascéticaa izquierdista y materialista. Su obra se pue<strong>de</strong> resumiren lo que el mismo dice en uno <strong>de</strong> sus poemas:“Con tres heridas yo:la <strong>de</strong> la muerte,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 243la <strong>de</strong> la vida,la <strong>de</strong>l amor”.Esos son, exactamente, los tres ambientes <strong>de</strong> su creación.En Luis Cernuda predomina el carácter trágico <strong>de</strong> la existencia.Cuando apela al vanguardismo, se le nota ligereza.Pero cuando penetra en las materias que caracterizan su obra,se hallan los fracasos <strong>de</strong>l amor, el anhelo metafísico y el religioso.La poesía <strong>de</strong> don Dámaso Alonso se pue<strong>de</strong> establecer ensus tres libros. Oscura noticia, Hijos <strong>de</strong> la ira, Hombre y Dios.Ella tiene dos tiempos: el <strong>de</strong> la juventud, que no alcanzaun sitio especial. Después, las <strong>de</strong>sgarraduras <strong>de</strong> la guerra civilespañola, lo lleva a escribir una poesía <strong>de</strong> valor. Sin duda,ocupando sitio entre la <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s creadores <strong>de</strong> la península.En ella la interrogación a Dios crece y, a la vez, la duda, lanegación y la blasfemia. Uribe Ferrer puntualiza que en algunos<strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s poemas, se escucha la misma voz <strong>de</strong> Job,Prometeo, Hamlet, Iván Karamazov y José K.Ramón Pérez <strong>de</strong> Ayala conserva fresco su prestigio en lapoesía, en el ensayo, en la novela. Galdós sólo exaltó y loconsagró.Tuvo fervor religioso, pero nunca estuvo subyugado a laiglesia. Lo que se elevó en toda su obra, fue el amor irracionalpara España. Penetró en su raíz y noveló en el estilo <strong>de</strong> los<strong>de</strong>l 98.Sin duda, “es un gran<strong>de</strong> nombre <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong> nuestralengua”.La políticaEn la obra <strong>de</strong> Uribe Ferrer existen <strong>de</strong>masiadas noticias encuanto a los sucesos políticos, a las i<strong>de</strong>ologías, a los <strong>de</strong>rrote-


244Otto Morales Beníitezros universales. Pocas, relacionadas con los menudos episodiosdiarios. Se le halla preocupado por el camino <strong>de</strong> los hombres,pero no se mezcla en sus <strong>de</strong>vaneos. Cuando se <strong>de</strong>tieneen “El Centenario <strong>de</strong> Gandhi”, nos relata que fue contemporáneo<strong>de</strong> Mussolini, <strong>de</strong> Hitler, <strong>de</strong> los militaristas japoneses,<strong>de</strong> Stalin. La pregunta válida es: ¿qué queda <strong>de</strong> ellos? La lección<strong>de</strong> Gandhi, se prolonga:“En cambio la obra <strong>de</strong> Gandhi sobrevive y progresa, y sunombre es una pura gloria para la humanidad que todavíacree y espera en el bien. Claro que no logró el triunfo pleno.Quiso apaciguar el odio entre hindúes y musulmanes, y lograruna plena tolerancia religiosa en su país. No pudo, y éste sedividió en dos repúblicas: La India y Pakistán. Y el padre <strong>de</strong>la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ambas, moría en 1948 asesinado por unfanático hindú, o sea por un correligionario suyo”.Al profundizar en don Gregorio Marañón, se interesa porlas diferentes exteriorida<strong>de</strong>s que tocó su obra <strong>de</strong> escritor fecundo.Las diseña, las contempla en su calidad, y les indica elcarácter <strong>de</strong> permanencia que tendrán en el futuro. Igualmente,predica qué obras podrán juzgarse como circunstanciales.En su nombre, España localiza uno <strong>de</strong> sus mejores hombres<strong>de</strong> estudio. Para celebrar su actitud <strong>de</strong> libérrima pasión por elentendimiento entre los hombres, vale la pena transcribir,como lo hizo Uribe Ferrer, su <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> qué es ser liberal:“es, precisamente, estas dos cosas: primero, estar dispuesto aencen<strong>de</strong>rse con el que piense <strong>de</strong> otro modo: y segundo noadmitir jamás que el fin justifica los medios sino que, por elcontrario, son los medios los que justifican el fin”.La muerte <strong>de</strong> Walter Lippmann, el escritor norteamericano,lo pone a cavilar, nuevamente, sobre su libro Retorno a lalibertad, que publicó cuando ya presentía la <strong>segunda</strong> guerramundial. En él se <strong>de</strong>scubren capítulos muy clarificadores sobreel avatar <strong>de</strong>l hombre contemporáneo y cuáles preocupaciones<strong>de</strong>ben <strong>de</strong>stacar su combate:


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 245“Frente a todas las formas <strong>de</strong> <strong>de</strong>spotismo, Lippmann proclamala necesidad <strong>de</strong> la vigencia <strong>de</strong> la libertad, para que unasociedad sea auténticamente justa. Es lo que él llama la reconstrucción<strong>de</strong>l liberalismo. Des<strong>de</strong> luego no se trata <strong>de</strong>l liberalismo.Des<strong>de</strong> luego no se trató <strong>de</strong>l liberalismo clásico <strong>de</strong>lsiglo XVIII. Al contrario, Lippmann <strong>de</strong>muestra lo catastrófico<strong>de</strong>l error <strong>de</strong>l liberalismo clásico: el laisser-faire, que dionacimiento a una <strong>de</strong> las formas más atroces <strong>de</strong> explotación<strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los hombres por una minoría explotadora: elcapitalismo, que produjo como reacción casi necesaria la doctrina<strong>de</strong>l colectivismo marxista. Al liberalismo lo <strong>de</strong>tuvo ensu camino la falsa hipótesis <strong>de</strong> que hay un campo <strong>de</strong> liberta<strong>de</strong>n que rige la economía <strong>de</strong> cambio, e in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong>él, un campo jurídico en que el Estado tiene jurisdicción”.En el ambiente colombianoEn cuanto al libro que publicó el Banco <strong>de</strong> la República,que recoge la obra <strong>de</strong> Luis Carlos López, el poeta cartagenero,y cuya edición prologó y orientó Guillermo Alberto Arévalo,Uribe Ferrer manifiesta que, por el <strong>de</strong>nuedo <strong>de</strong> sostener unastesis y acomodar a éstas el pensamiento <strong>de</strong>l poeta, se <strong>de</strong>svirtúasu obra. Se le hace per<strong>de</strong>r su rumbo crítico. Porque éste<strong>de</strong>be tener como <strong>de</strong>ber ineludible el <strong>de</strong> la limpi<strong>de</strong>z, sin estaratacado a prejuicios políticos, filosóficos o religiosos. Que nose <strong>de</strong>be <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar que el Tuerto López “es uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>spoetas colombianos <strong>de</strong>l período mo<strong>de</strong>rnista”, quien tiene algunasconcomitancias con Lugones en cuanto a su ten<strong>de</strong>nciahumorística. Pero no se trata <strong>de</strong> distorcionar su poesía, puesésta está concentrada en tres realida<strong>de</strong>s: la cartagenera, lacolombiana y la humana.Jorge Rojas tiene entre sus últimas publicaciones Cárcel <strong>de</strong>amor. Se le ha juzgado como uno <strong>de</strong> los más altos poetas <strong>de</strong> lapatria, porque ha sido “maestro <strong>de</strong>l ritmo, <strong>de</strong> la imagen y <strong>de</strong>la sobriedad”.


246Otto Morales BeníitezEduardo Carranza trabaja su poesía con elementos <strong>de</strong> lalevedad, <strong>de</strong> la ternura varonil, <strong>de</strong> la suavidad y <strong>de</strong> la gracia.Juega con imágenes <strong>de</strong> asombrosa libertad. Uribe Ferrer sepasea por sus creaciones. Pero es bueno indicar que se inclinamás hacia la obra final, sin <strong>de</strong>jar su pensamiento <strong>de</strong> admiraciónpor la primera. Pero hace <strong>de</strong>claraciones que son vale<strong>de</strong>ras:en El olvidado y Alhambra, avanza sobre el crepúsculovital, el otoño y va sumergiéndose en sus preocupaciones eternas.En El olvidado, Los pasos contados y Hablar soñando, está lagran poesía, porque se convierte en clamor que sacu<strong>de</strong>. De lamujer, pasa al ser humano. Un poeta <strong>de</strong> amor, como es todasu obra <strong>de</strong> adolescencia, va hacia el amor trágico. Como poeta<strong>de</strong> la patria, “sus ríos, sus flores y frutos, sus pequeñosrincones, y sobre todo, en sus hombres y mujeres, con sussufrimientos y anhelos, sus frustraciones e incompletos logros”,hace un recorrido amoroso por todas las circunstanciasgeográficas y espirituales. Para Uribe Ferrer el mejor libroes Epístola mortal y otras soleda<strong>de</strong>s, don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>solaciónirrumpe con las <strong>de</strong>sgarraduras que <strong>de</strong>para el caminar vital.La músicaUn hombre culto como Uribe Ferrer, no podía ser indiferenteal milagro <strong>de</strong> la música. Ella nos ilumina a todos. En suescrito, El artificio <strong>de</strong> la ópera, observa que este siglo nuestrono ha logrado superar ni a Wagner, Debussy, Mozart y Verdi.Pero, lo preocupa el hecho <strong>de</strong> que el texto poético, se veaarrastrado por la calidad <strong>de</strong> los arreglos musicales. Wagnerintentó que ello no sucediera y es, en su obra, don<strong>de</strong> conmayor imperio <strong>de</strong>spótico se imponen éstos. Tampoco lo logróDebussy en su Pelléas y Melisanda, don<strong>de</strong> el propósito seinclinaba a esa misma elusión. Como la ópera tiene mucho <strong>de</strong>artificio, se presta, excepcionalmente, al recurso cómico. Pensemosen las tres piezas más altas <strong>de</strong> Mozart. Inclusive lamagistral <strong>de</strong> Verdi. Falstaf la cual se somete a esos afanes.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 247Como es. evi<strong>de</strong>nte que es ella un espectáculo teatral, éstetriunfa cuando se ciñe a las reglas dramáticas. Como evi<strong>de</strong>nciaserviría Otello <strong>de</strong> Verdi.Cuando muere Stravinsky escribe una nobilísima nota enla cual puntualiza cómo perteneció a una generación crucial,en todas las manifestaciones <strong>de</strong>l arte, que se veía sacudidopor una gran crisis en lo que se ha llamado la cultura <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte.Se vieron al frente <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción y las locuras colectivas.Pero sus nombres <strong>de</strong> creadores, siguen en vigencia:“La muerte <strong>de</strong> Igor Stravinsky a los ochenta y nueve años<strong>de</strong> edad, abre un claro más en la nómina <strong>de</strong> una generaciónque constituyó uno <strong>de</strong> los más espléndidos momentos <strong>de</strong> lahistoria <strong>de</strong>l arte y <strong>de</strong>l pensamiento europeo. Nacido en 1882,era un año menor que Bartok, seis menor que Falla, trecemayor, que Hin<strong>de</strong>mith. Cuatro hombres que jalonan la historia<strong>de</strong> la música contemporánea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la <strong>segunda</strong> década <strong>de</strong>nuestro siglo. Período que marca un cambio relativamentebrusco con la época impresionista que precedió sintetizadaen la figura <strong>de</strong> Debussy”.Literatura indoamericanaArturo Uslar Pietri, un maestro <strong>de</strong> la escritura en el continente,se <strong>de</strong>tiene en la obra <strong>de</strong> Rómulo Gallegos y hace consi<strong>de</strong>racionesque son vale<strong>de</strong>ras: proclama que el novelista nosconserva una Venezuela con su pasado y crea mitos inmortaleso caracteres. Lo <strong>de</strong>l pasado es básico si escuchamos queAristóteles <strong>de</strong>cía que había más verdad en la poesía que en lahistoria. Para valorar la calidad <strong>de</strong> lo que ha hecho Gallegos,podrían hacerse varias referencias: a España, <strong>de</strong> comienzos<strong>de</strong>l siglo XVII, la conocemos gracias a las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scriptivas<strong>de</strong> Cervantes. La Francia <strong>de</strong> la Restauración no se manifiestaen los historiadores, sino en Balzac en La comedia humana.Y la bella época, antes <strong>de</strong> la catástrofe <strong>de</strong> 1914, la po<strong>de</strong>mosreconstruir en Proust. De manera que la valía <strong>de</strong>l nove-


248Otto Morales Beníitezlista venezolano, no pue<strong>de</strong> ser ocultada por ningún acci<strong>de</strong>ntal<strong>de</strong>svío <strong>de</strong> apreciación.Gallegos se presenta intelectualmente en la tercera década<strong>de</strong>l siglo XX. Es cuando se publican varias novelas refrescantes,que presentan la imagen <strong>de</strong> nuestros pueblos: cambianla manera tradicional <strong>de</strong> novelar, llegan, por primera vez,a los públicos extranjeros. Entre ellas <strong>de</strong>scuellan Doña Bárbara,Don Segundo Sombra <strong>de</strong> Ricardo Guiral<strong>de</strong>s, La vorágine <strong>de</strong>José Eustasio Rivera. Ellas están precedidas <strong>de</strong> Los <strong>de</strong> abajo<strong>de</strong> Mariano Azuela. Esa renovación se explica por la revoluciónque introdujo el mo<strong>de</strong>rnismo. No es cierto que éste sólosea exotista, escapista, esteticista. Esta versión la han repartidolos críticos españoles: Salinas, Alonso, Cernuda, VicenteGaos: entre los latinoamericanos, Raúl Silva Castro y LuisMonguió. Al contrario, las inteligencias que emplean las orientaciones<strong>de</strong> aquel, las vuelven hacia lo nuestro, a la entrañacomarcal. Las <strong>de</strong>terminaciones iniciales venían <strong>de</strong> Europa.Con el predominio económico <strong>de</strong> los Estados Unidos, éstosprincipiaron a <strong>de</strong>terminar lo mental. Condujo a que los intelectualesindoamericanos buscaran su realidad, se <strong>de</strong>tuvieronen su medio. Hay, naturalmente un interés marcado por laforma: se lucha contra el <strong>de</strong>scuido literario que predomina engran <strong>parte</strong> <strong>de</strong> los realistas y románticos. Se impone una exigenteconciencia estética. El sincretismo es una <strong>de</strong> sus calida<strong>de</strong>s:lo raigal contra lo extranjero. Todo ello confluye enGallegos, “renovador y revelación para los extranjeros”. PrecisamenteDoña Bárbara es una obra en la cual se da “mayortoma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> la realidad nacional y, especialmente,<strong>de</strong> lo llanero”.Al acercarse a la poesía <strong>de</strong> Pablo Neruda, no pue<strong>de</strong> menosque admitir que se trata <strong>de</strong> un “poeta gigante”. Con treintay cinco publicaciones y otras que sólo se editaron <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> su muerte. Des<strong>de</strong> 1923. “dominó durante medio siglo exactola poesía <strong>de</strong> lengua castellana”. Hereda la monarquía <strong>de</strong>Rubén Darío y la ejerce sin timi<strong>de</strong>ces: “Ambos, Darío y


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 249Neruda, son los máximos poetas <strong>de</strong> esta lengua nuestra en loque va <strong>de</strong>l siglo”. Sus etapas poéticas podrían dividirse enneorromántica, superrealista y poesía social. La primera correspon<strong>de</strong>a la juventud. Después, se convirtió en el mayorrestaurador poético anterior a la guerra civil y ala <strong>segunda</strong>guerra universal. Su poesía social -Canto General, Tercera resi<strong>de</strong>nciay otras-, tiene gran<strong>de</strong>s aciertos. Fracasa cuando se vuelve“panfleto e insulto”. Sería inútil, dice Uribe Ferrer, negarleque es el poeta <strong>de</strong> las “realida<strong>de</strong>s humanas y terrenas”. Avanzaen el juicio: careció <strong>de</strong> preocupaciones religiosas y metafísicas.Como tampoco fue un i<strong>de</strong>ólogo. A pesar <strong>de</strong> ser un poeta<strong>de</strong>sigual, es “el mayor <strong>de</strong> los poetas vivos <strong>de</strong> la lenguaespañola”. De él podría <strong>de</strong>cirse que es <strong>de</strong> una “selvática fecundidad”,“y sus altibajos y sus caídas son <strong>parte</strong> sustancial<strong>de</strong> su personalidad”. Es el “poeta <strong>de</strong>l mundo total”. Todoello lo escribe Uribe Ferrer en su bello, hondo y clarificadorensayo Muerte y presencia <strong>de</strong> Pablo Neruda.Herrera y Reissig patentiza en su canto su etapa pastoril,eglógica, la <strong>de</strong>l amor y el erotismo. Y la <strong>de</strong> los inicios <strong>de</strong>lsuperrealismo. Usa abundantes nombres griegos, pero su medioes el uruguayo. “Los personajes son el cura rural, la beata,los labradores que regresan a la al<strong>de</strong>a don<strong>de</strong> viven el boticario,el herrero y los burgueses chismosos. La miseria, la tristezay la alegría son las <strong>de</strong> los campesinos <strong>de</strong> nuestras tierrassemi-feudales <strong>de</strong> hace medio siglo”. Es un mo<strong>de</strong>rnista querenueva la imagen poética. Lo hace con otro gran poeta:Leopoldo Lugones. A ellos, sólo se les pue<strong>de</strong> parangonarGóngora. Apelando al simbolismo. Herrera y Reissig cambiala imagen. Neruda <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> éste que era uno <strong>de</strong> los auténticosvalores poéticos <strong>de</strong> nuestra lengua. Con muchas reminiscenciasafrancesadas, pero muy uruguayo e indoamericano.No hay que <strong>de</strong>sviarse en el juicio por el hecho <strong>de</strong> que busqueropaje exótico para sus creaciones. Los tres -Darío, Lugonesy Herrera y Reissig - <strong>de</strong>scubrieron nuestro mundo. Neruda,sin ninguna duda.


250Otto Morales BeníitezJuana <strong>de</strong> Ibarbourou, en 1919, publicó Las lenguas <strong>de</strong> diamantey, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su presencia en las librerías, gozó <strong>de</strong> un granprestigio. Lo conservó fervoroso durante <strong>de</strong>masiados años.Con el paso <strong>de</strong>l tiempo se ha apaciguado: “pero sigue siendoun inmenso poeta, <strong>de</strong> los altos <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> nuestra lengua...Con Rosalía <strong>de</strong> Castro y con Gabriela Mistral. Juana esuna <strong>de</strong> las tres cimas en la poesía femenina escrita en español”.Más tar<strong>de</strong>, viene su Raíz salvaje que proyecta el mayorclima <strong>de</strong>l amor e inclusive <strong>de</strong> erotismo en medio <strong>de</strong> una confesióntorrencial, don<strong>de</strong> la muerte, se manifiesta con su rostro<strong>de</strong>sgarrado. Más tar<strong>de</strong> publica Pérdida y, finalmente, Elegíaen los cuales ya se <strong>de</strong>scubren ciertas inclinaciones a losambientes otoñales y las referencias religiosas muy explícitas.Con mucha <strong>de</strong>voción, Uribe Ferrer, trabaja sobre la figuraliteraria <strong>de</strong> Borges. Para aquél, Borges, es, ante todo, un granpoeta. No se le da esa categoría, pues la mayoría <strong>de</strong> los letrados,son <strong>de</strong>spreocupados lectores <strong>de</strong> poesía. El <strong>de</strong>dicarse a sulectura, reclama seriedad, examen, profundización. En los poemas<strong>de</strong> Borges predomina la imaginación sobre la inteligenciay el sentimiento. Su cuarto libro <strong>de</strong> poesía, El otro, el mismo es“obra lírica parca y excepcional”. El, ha indicado su posición:“Descreo <strong>de</strong> las escuelas literarias, que juzgo simulacrosdidácticos para simplificar lo que enseñan, pero si me obligan a<strong>de</strong>clarar <strong>de</strong> don<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>n mis versos, diría que <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo,esa gran libertad, que renovó las muchas literaturas cuyoinstrumento común es el castellano”. Los asuntos <strong>de</strong> su creación,son la vida, la muerte, el tiempo, el dolor, la metafísica.Hace una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> cómo juzgaba la eternidad en el Poema<strong>de</strong> los dones: “yo que me figuraba el paraíso bajo la especie <strong>de</strong>una biblioteca. La cifra reúne poesía ultraísta. Uribe Ferrer proclama:“Poesía -la última- en contraste con la inicial, <strong>de</strong>purada,<strong>de</strong>nsa, concentrada, pero nunca seca. Regresó al verso tradicional,sin renunciar al verso libre. Todo esto le permite volveral autor <strong>de</strong> este libro a reafirmar su convicción <strong>de</strong>l alto linaje<strong>de</strong> su poesía.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 251Del libro <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> Borges El informe <strong>de</strong> Brodie, mencionacon calificativos, el primero y el que lleva por títuloGuayaquil, que se dirige a la entrevista <strong>de</strong> Bolívar y San Martínen aquella ciudad. Unos cuantos, son localistas, típicamenteargentinos. Es un libro muy realista. No apeló a suimaginación, que es lo mejor <strong>de</strong> sí. Consi<strong>de</strong>ra Uribe Ferrerque los contemporáneos son poco convincentes, críticos aveces. No son acertados para <strong>de</strong>cir qué perdurará y qué se iráhundiendo en el vacío. Anota que Borges no ha escrito obras<strong>de</strong> extensión, ni es fecundo. No ha dominado en un géneroliterario. Ha oscilado entre el cuento, el ensayo, la poesía. Noha tenido, una línea estilística: ha ido <strong>de</strong>l barroquismo <strong>de</strong> sujuventud al estilo directo <strong>de</strong> su vejez. Eso sí, está lleno <strong>de</strong>riqueza <strong>de</strong> espíritu, sutil inteligencia, po<strong>de</strong>rosa y controladaimaginación. Es básicamente un gran poeta, lo vuelve a repetir.Y un mago en la escritura: en diez páginas <strong>de</strong>scribe una“vivencia profunda y compleja”. En su prosa, hallamos sucorrelación con el eterno retorno y acentuadamente lo típicoy porteño, que algunos no quieren ni enten<strong>de</strong>r ni subrayar.Siete noches, es un libro con siete conferencias <strong>de</strong> contenido<strong>de</strong>sigual. Por varias razones: “aficionado al juego <strong>de</strong> ingenio,a la frase <strong>de</strong>sconcertante, que busca más llamar la atenciónque expresar la profundidad <strong>de</strong> su pensamiento. En cambio,en sus versos, en sus mejores versos, nunca cae en elmero juego <strong>de</strong> ingenio. La prosa <strong>de</strong> sus últimos años, muestrauna parcial <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia”. En Borges oral su prosa, como susconclusiones, no son, en todo momento, exactas. En Discusióny Otras inquisiciones su obra lo sitúa en el campo <strong>de</strong> lametafísica. Sus recursos: el tiempo, el eterno retorno, la unidady la multiplicidad, lo real y su realidad. Los autores quecita, vienen <strong>de</strong> esa fuente. “Por ser un metafísico, es tan granescritor”. Y. por ello mismo, es uno <strong>de</strong> nuestros clásicos. Borgesensayista, le permite a Uribe Ferrer concluir que no es incondicional<strong>de</strong> los ensayos <strong>de</strong>l argentino. Con <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za fina, le vafijando <strong>de</strong>sniveles, equivocaciones, falta <strong>de</strong> rigor en los da-


252Otto Morales Beníiteztos. La ironía, le hace per<strong>de</strong>r la precisión rigurosa que <strong>de</strong>bíantener sus estudios.Nuestro crítico dice que se va a referir al “extraordinarioSábato”, a quien así califica. En Itinerario, antología <strong>de</strong> Hombresy engranajes” y Heterodoxia, manifiesta que no cree en Dios.A pesar <strong>de</strong> la lejanía <strong>de</strong> Sábato con el pensamiento y la conductaespiritual <strong>de</strong> Uribe Ferrer, éste lo juzga sinmezquinda<strong>de</strong>s. No es, por lo tanto, su inteligencia gazmoña,ni pacata, ni inclinada al sectarismo intelectual o religioso.Contradice a Sábato cuando éste predica que todo gran escritorno es un artífice <strong>de</strong> la palabra, sino que simplemente escribe.Al contrario, aquel exige que sea un “dominador <strong>de</strong> lalengua” y agrega: “los máximos escritores son aquellos quetienen algo muy gran<strong>de</strong> y hondo que <strong>de</strong>cirnos y nos lo dicencon un dominio <strong>de</strong>spótico <strong>de</strong>l idioma en que se expresan”.Pero lo que más atrae a Uribe Ferrer, es que el existir paraSábato tiene un contenido. No es que lo busque, o lo indague,o se planteé la cuestión. Es que el argentino, en medio<strong>de</strong> las <strong>de</strong>sgarraduras y dubitaciones que esboza en su obra,toma un alcance que es la esperanza como motor <strong>de</strong> existencia.Cuando publica La cultura en la encrucijada nacional se haceevi<strong>de</strong>nte que tiene conciencia histórica y geográfica <strong>de</strong> supatria. En este texto, vuelve a repetir algunas i<strong>de</strong>as. Es lológico, pues ello ineludiblemente suce<strong>de</strong>: cada autor tiene unasi<strong>de</strong>as primordiales, que son claves, y cada vez que las enuncia,las enriquece, las amplía, las ennoblece en su contenido.En Leopoldo Lugones su poesía se une a sus contradiccionesvitales. Evoluciona <strong>de</strong> “la <strong>de</strong>clamación a la sencillez:<strong>de</strong> lo exótico a lo autóctono: <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>corativo a lo íntimo”. Lasuya es una poesía <strong>de</strong> tradición y <strong>de</strong> renovación: “es uno <strong>de</strong>los gran<strong>de</strong>s innovadores <strong>de</strong> las formas, <strong>de</strong> los temas y <strong>de</strong> laexpresión <strong>de</strong> la poesía”.La muerte trágica <strong>de</strong> Jaime Torres Bo<strong>de</strong>t le permite escribiruna evocación en cuanto a su trayectoria humana - <strong>de</strong>cisiva enel torrente administrativo <strong>de</strong> México y con prestigio internacio-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 253nal por sus actuaciones en diversos organismos - pero, se asombracon su poesía, que venía <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo <strong>de</strong> GonzálezMartínez y, <strong>de</strong>spués, se abría hacia las vanguardias con CarlosPellicer, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia. Fue crítico con ensayos<strong>de</strong> gran contenido sobre Balzac, Sthendhal, Dostoyewski.Pérez Galdós, Torres Bo<strong>de</strong>t, merece que se le analice, con mayor<strong>de</strong>tenimiento, lo mismo su prosa que su poesía.José Martí es mal conocido como poeta y como prosista.Su acción civil ha tenido más publicidad que su capacidad <strong>de</strong>creador. Se le ha negado por los críticos, por los resabios queincubaron los españoles contra el mo<strong>de</strong>rnismo y él es <strong>de</strong> susmás explícitos y apreciables valores. Es “uno <strong>de</strong> los mayoresescritores <strong>de</strong>l continente”. Realizó una tarea que tiene fuerzai<strong>de</strong>alista, se inclina al servicio <strong>de</strong> la colectividad, <strong>de</strong> la libertad,<strong>de</strong> la perfectibilidad humana. Esto es estimable en ellibro que le ha <strong>de</strong>dicado el profesor norteamericano Iván A.Shullman. Ese nombre, es, en el continente, uno <strong>de</strong> los máslimpios resplandores:“El libro <strong>de</strong> Shullman es la obra indispensable para conocera fondo a Marti, tanto al poeta como al prosista. Estárealizado conforme a los métodos <strong>de</strong> la estilística, pero sincaer en la unilateralidad <strong>de</strong> algunos eruditos miopes que creenque la estilística pue<strong>de</strong> agotar la significación <strong>de</strong> un autor. (Alcontrario, la estilística unilateralmente aplicada lo que hacees <strong>de</strong>secar y disecar la obra y hacernos olvidar su vida, al<strong>de</strong>svincularla <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l autor)”.Para compren<strong>de</strong>r la obra <strong>de</strong> Martí, Schullman hace unanálisis casi exhaustivo <strong>de</strong> sus símbolos predominantes. Pero<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos va siempre el hombre:“Su visión esencialmente i<strong>de</strong>alista, su consagración alencubrimiento <strong>de</strong> la humanidad, su concepción, a veces romántica<strong>de</strong> la libertad y perfectibilidad humanas, se reflejanen una simbología <strong>de</strong> orientación tan i<strong>de</strong>alista como su visión<strong>de</strong>l universo. Pero su i<strong>de</strong>alismo se compensa con un toque<strong>de</strong> positivismo, enriqueciendo así su i<strong>de</strong>ología con una


254Otto Morales Beníitezconcepción realista práctica, frecuentemente científica <strong>de</strong> larealidad externa”.Los escritores europeosNo termina Uribe Ferrer <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntrarse en nuevos predios.Hace otro recorrido intenso y extenso por la obra <strong>de</strong> muchos<strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s símbolos <strong>de</strong> la inteligencia europea. Nos precisaque Elliot tiene una obra poética, aún no calificada conla <strong>de</strong>bida extensión y hondura. Sus dos libros, La tierra estérily los Cuatro cuartetos, nos revelan un creador muy valioso. Sepue<strong>de</strong> parangonar su influjo y su calidad, en la poesía, con laque tuvo el Úlises en la prosa.El libro <strong>de</strong> Odysseas Elytis, Dignum este, recoge las <strong>de</strong>terminantesprincipales <strong>de</strong> su existencia: la Grecia clásica, laGrecia Bizantina, a pesar <strong>de</strong> que no parece creyente; la <strong>de</strong> lacanción popular en que se expresó Grecia para conservar suscualida<strong>de</strong>s y tradiciones contra el po<strong>de</strong>río turco y <strong>de</strong>l movimientosuperrealista francés, y lo que significó la <strong>segunda</strong>guerra. En tres <strong>parte</strong>s se divi<strong>de</strong> el poema: Génesis, <strong>de</strong>scribela realidad cósmica y humana <strong>de</strong> Grecia: la Pasión, que es laguerra y la postguerra y el Gloria, en el cual exalta los valores<strong>de</strong> su pueblo y <strong>de</strong> su raza. Tiene, un acentuado matiz <strong>de</strong> protestasocial, que conmueve.Cuando juzga el libro <strong>de</strong> C. P. Snow, Nueve hombres <strong>de</strong>l sigloXX, menciona sus apelativos, que han sido básicos en la política,en el pensamiento, en la ciencia, en la literatura: Stalin,Hammarskjold, Lloyd George, Churchill, Rutherford, G. H.Hardy, Einstein, Wells y Robert Frost.A los autores hay que gustarlos críticamente. En cuanto alos Pequeños ensayos <strong>de</strong> Hermán Hesse, nos predica que lo distinguela agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su observación. Que se hace directa yvibrante en escritos <strong>de</strong> la menor extensión.En una época se <strong>de</strong>tuvo en la reelectura <strong>de</strong> Dickens, conespecialidad en Los papeles póstumos <strong>de</strong>l club Pickwick en los


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 255cuales hay dos personajes con parecidas connotaciones queel Quijote y Sancho: Pickwick y Sam Weller. Como cuandose <strong>de</strong>tiene en Dublineses nos marca que su autor es un novelistabásico, que <strong>de</strong>slumbra como el historiador <strong>de</strong> la naturalezahumana, teniendo hondura en su raciocinio. Pero sus vocacionesque son múltiples, y vienen <strong>de</strong>l pasado y se internanhacia lo actual, se hacen evi<strong>de</strong>ntes en las lecturas <strong>de</strong> El americanoimpasible, <strong>de</strong> Graham Greene que se <strong>de</strong>tiene en la guerra<strong>de</strong> Vietnam, con su crueldad, el dolor, los niños. UribeFerrer regresa al Tartufo para po<strong>de</strong>r contarnos como es la hipocresía:y en el Boccaccio se inclina más por sus dones que porlos <strong>de</strong>svíos en ciertas materias que se le han indicado universalmente.En El corazón <strong>de</strong> las tinieblas, <strong>de</strong> Joseph Conrad, nosacerca a un drama humano, doloroso y amargo: el tratamientoque se le da a los negros <strong>de</strong>l Congo Belga por los europeos.Al consignar su impresión sobre André Gi<strong>de</strong>, nos recuerdacomo con Clau<strong>de</strong>l, Valery y Proust, es uno <strong>de</strong> los cuatro gran<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Francia <strong>de</strong> este siglo. Su obra tiene el sello <strong>de</strong> laconfesión personal. Los alimentos terrestres, es un libro estéticoy antimoralista. Él es capaz <strong>de</strong> asomarse al alma, entrar ysacudirla en sus recovecos. Fue un simbolista. El autor <strong>de</strong>este Bazar, le califica su alcance, pero sin <strong>de</strong>sconocerle suslimitaciones. Entre Nietzsche, que es genio, que seguirá influyendoy Gi<strong>de</strong>, hay un abismo, aún cuando la obra <strong>de</strong> éstesea clásica. Fue contradictorio, amargo, difícil. Vivió a saltos:sin fe y en <strong>de</strong>svelo <strong>de</strong> búsqueda. Tuvo la marca <strong>de</strong>l agnóstico.Bertrand Russell fue un eterno rebel<strong>de</strong>, que buscaba loselementos que conforman e integran la pacificación <strong>de</strong> supaís. Sobresalió como permanente investigador. Escribió unbello libro que se llama Los retratos <strong>de</strong> memoria y entre éstos semanifiestan con categorías Shaw, Conrad, Lawrence, Wells,Santayana, Whitehead y sus escritos autobiográficos. Su enseñanzaes digna <strong>de</strong> meditarse: su preocupación la humanidady la paz. Se <strong>de</strong>tiene en Russell. Lo examina por su contribuciónal pensamiento contemporáneo. Éste dijo:


256Otto Morales Beníitez“Mi interés por la filosofía tuvo dos fuentes. Por una <strong>parte</strong>,me sentía ansioso por <strong>de</strong>scubrir si la filosofía podía procuraruna <strong>de</strong>fensa, por vaga que fuese, <strong>de</strong> cualquier cosa quepidiéramos llamar creencia religiosa: por otra <strong>parte</strong>, queríapersuadirme <strong>de</strong> que algo podía ser conocido, al menos enmatemática pura, si no en otro campo... Con respecto a lareligión llegué a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> creer primero en el libre arbitrio,luego en la inmortalidad y, finalmente, en Dios. Por lo que serefiere a los fundamentos <strong>de</strong> la matemática, no llegué a ninguna<strong>parte</strong>... La ciencia en ningún momento está completamenteen lo cierto, pero rara vez está completamente equivocada,y tiene, en general, mayores probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estar enlo cierto que las teorías no científicas... Un filósofo sincero<strong>de</strong>bería reconocer que no es muy probable que él haya alcanzadola verdad <strong>de</strong>finitiva.... La filosofía... es algo intermedioentre la teología y la ciencia...tierra <strong>de</strong> nadie. Ciencia es loque sabemos: filosofía, lo que no sabemos. Nueve décimas<strong>parte</strong>s <strong>de</strong> lo que se consi<strong>de</strong>ra como filosofía es charlatanería.La única <strong>parte</strong> <strong>de</strong>l todo concreta es la lógica, y puesto quees lógica, no es filosofía”.Para completar su silueta intelectual es bueno incorporarla noticia que el mismo Russell redactó - con hondo sentido<strong>de</strong>l humor - para publicar el día <strong>de</strong> su muerte:“Su vida, a causa <strong>de</strong> todos sus caprichos fantásticos, presentabaun carácter anacrónico, que recordaba el <strong>de</strong> los aristócratasrebel<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comienzos <strong>de</strong>l siglo XIX. Sus principioseran curiosos, pero <strong>de</strong> tal especie que dirigían sus actos... Peroquizás lo que mejor lo <strong>de</strong>fine es cuando él mismo dijo:“Tres pasiones sencillas, pero <strong>de</strong> una fuerza irresistible,han dominado mi vida: la sed <strong>de</strong> amor, la búsqueda <strong>de</strong>l conocimientoy, una intolerable piedad por los sufrimientos <strong>de</strong> lahumanidad”.Su sonreída presencia ante lo más trascen<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l mundo,lo <strong>de</strong>staca Uribe Ferrer en alguna <strong>de</strong> sus múltiples anécdotas:


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 257“Como filósofo tuvo contactos más o menos estrechoscon otros europeos no ingleses, como con el genialWihgenstein. Son significativas las anécdotas que éste cuenta.Por ejemplo: al terminar su primer discurso en Cambridge,vino a mí y me dijo: Por favor, me quiere <strong>de</strong>cir si soy un idiotacompleto o no lo soy? Repliqué: Mi querido muchacho, no losé. Por que me lo pregunta? Me respondió: Porque si soy unidiota completo, me convertiré en aeronáutico; pero si no esasí, seré filósofo”.Uribe Ferrer lo juzgó por sus vacilaciones, que, cada nuevavez, lo impulsaba a otros avances. No tuvo sentido religioso,pero ello no le impi<strong>de</strong> a éste acercarse a su pensamiento.Allí es don<strong>de</strong> nuestro autor da la dimensión <strong>de</strong> su inteligenciay capacidad <strong>de</strong> raciocinio: po<strong>de</strong>r intimar con la obra<strong>de</strong> quien no está cerca <strong>de</strong> su honda verdad cristiana. Tenercapacidad <strong>de</strong> apreciarlo, señalando sus distancias. Fue y es supotencial <strong>de</strong> entendimiento. Esto sólo lo logra el hombre culto.Y René Uribe Ferrer lo fue en alto grado.Chesterton lo preocupó en todas las épocas <strong>de</strong> su vida.Lo sitúa como escritor brillante, <strong>de</strong>nso y <strong>de</strong>sconcertante. Susfrases paradójicas, <strong>de</strong>jan en perplejidad a muchos lectores.No lo aprecian en Inglaterra porque rompe con muchas <strong>de</strong>sus calida<strong>de</strong>s y costumbres: se opuso al puritanismo y a latradición anglicana frente al catolicismo. Predicó el “tomismocomo filosofía <strong>de</strong>l sentido”. Escribió con mucha riquezaverbal, con juego mágico en sus palabras. Sigue siendo causa<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconcierto para los críticos. Lo admiraron AndréMauroís, Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges y Graham Greene.Toma en broma muchas <strong>de</strong> las situaciones y personas queotros valoran como esenciales. Le da seriedad a acritu<strong>de</strong>s ohechos que se juzgan sin trascen<strong>de</strong>ncia. Es una modalidad <strong>de</strong>humorismo. Éste se hace apreciable a través <strong>de</strong> sus paradojas.Su laborar es vario y extenso: ensayos, biografías, exposicioneshistóricas, novelas, cuentos, poemas. Uribe Ferrer haceuna gran recapitulación: son textos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as y <strong>de</strong> relatos. Es-


258Otto Morales Beníiteztos, como en todo gran autor, son <strong>de</strong> pensamiento. Escribesus narraciones en alegorías, como Gargantúa y Pantagruel <strong>de</strong>Rabelais; El criticón <strong>de</strong> Gracián; el Cándido <strong>de</strong> Voltaire. Aquellasson una visión real pero simbólica. El hombre que fue jueves,para hacer una referencia, es como aquellas enmarcada <strong>de</strong>novela policial. Es, principalmente, cuentista, si nos <strong>de</strong>tenemosen las cinco colecciones <strong>de</strong> historias <strong>de</strong>l padre Brown.En todas sus páginas juega con la paradoja. Su optimismo no<strong>de</strong>sconoce que hay atrocida<strong>de</strong>s en el mundo. Pero “el amorinfinito a Dios lleva todo al triunfo <strong>de</strong> su justicia y <strong>de</strong> sumisericordia”. Sus narraciones terroríficas conducen a lo luminosoy a la esperanza. Es como si algo apocalíptico recorrierasu mensaje.Una conferencia <strong>de</strong> C. Virgil Georghiu, en París, le permitea Uribe Ferrer <strong>de</strong>tenerse en su tesis Materialismo y libertada la libertad imposible. Es un autor que tuvo mucha resonancia.En su libró La hora veinticinco, nos <strong>de</strong>scribió todo lo quesignificó y entrañó la <strong>segunda</strong> guerra. Des<strong>de</strong> allí viene afirmandoque el hombre está esclavizado por la técnica, el materialismoy el totalitarismo en sus diferentes expresiones.Termina haciendo una <strong>de</strong>claración conmovedora: “Comopoeta, sacerdote y expatriado, soy libre, y clamo por la libertad<strong>de</strong> todos los hombres, y trato <strong>de</strong> enseñar la libertad atodos los hombres”.Nietzsche es permanente referencia en su obra, creo quepor suposición metafísica, que tanto inquieta a René UribeFerrer. Se le ha situado <strong>de</strong> tres maneras: 1) Literariamente,por lo que escribió: parábolas, aforismos, fragmentos y, a veces,en verso. No lo hizo sistemáticamente en ningún género.Ello no implica que no se le <strong>de</strong>ba leer. La mayor <strong>parte</strong> <strong>de</strong> suslibros exaltan la sensualidad, la fuerza vital, la guerra. 2) Políticamente.Sus prédicas -mueran los débiles, no-conformidad,no-paz, sino guerra,- ayudó a proyectar una política imperialistay beligerante. Lo acusan <strong>de</strong> las dos guerras. 3) Lainfluencia filosófica: la noción <strong>de</strong> valores, el vitalismo. Que-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 259ría ser el <strong>de</strong>structor <strong>de</strong> todos éstos que pretendieran darlepermanencia a la cultura occi<strong>de</strong>ntal. Algunos críticos lo aceptansólo como un esteta y teórico <strong>de</strong> la violencia política.Otros, sólo analizan en él lo lingüístico y lo estructural. EugenFink lo compara: “HegeI es la afirmación, que todo lo compren<strong>de</strong>.Nietzsche la negación que todo lo discute”. Y agrega:las materias trascen<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> su pensamiento, son: “sui<strong>de</strong>ntificación básica <strong>de</strong> ser y valor, su doctrina <strong>de</strong> la voluntad<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l eterno retorno, <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>lsuperhombre”. Mientras que Hermann Wein dice que losubyugante en sus tesis, es el relativismo historicista.Repaso incompletoHemos hecho un repaso que sabemos que es incompleto<strong>de</strong> este libro, Bazar: ensayos filosóficos y literarios <strong>de</strong> René UribeFerrer. Sólo quisimos llamar la atención <strong>de</strong> cuanta es su abundanciaintelectual, la multiplicidad <strong>de</strong> sus conocimientos, lavariedad <strong>de</strong> sus inquietu<strong>de</strong>s. Él escribió ensayos. La vastedad<strong>de</strong> lo que cubren éstos, hace imposible que logremos <strong>de</strong> ellosuna <strong>de</strong>finición totalizadora. Como no pue<strong>de</strong> imponérsele unlímite. Participa el ensayo también <strong>de</strong> la novela, según lo adviertePedro Gómez Val<strong>de</strong>rrama, o en aquél está implícitaésta. Le abre la posibilidad a todos los géneros. La extensión,igualmente, es caprichosa. Se mueve por lo histórico, por lofilosófico, por lo político, por lo artístico, lo científico, hastael periodismo. Registra las preocupaciones en un instante<strong>de</strong>terminado. Su característica, es literaria. Y por ello su mayorcercanía aparente con la literatura.Uribe Ferrer nació en <strong>Antioquia</strong> y allí se formó. Valdría lapena contar que una vez Gabriela Mistral le dijo a AlfonsoReyes: “Eso <strong>de</strong> haberse rozado en la infancia con las rocas,es algo muy trascen<strong>de</strong>ntal”. Pues no nos que<strong>de</strong> duda <strong>de</strong> loque ellas ejercieron sobre el espíritu <strong>de</strong> luchador intelectual<strong>de</strong> este humanista, serio, paciente, sosegado, que nunca obró


260Otto Morales Beníitezni escribió bajo el influjo <strong>de</strong> los impulsos. Lo conocimos en laUniversidad: ya tenía el carácter <strong>de</strong> magister. Daba sus pedagogíascon a<strong>de</strong>mán <strong>de</strong> pulcritud intelectual. Tenía <strong>de</strong>masiadoque transmitir. Fue apóstol <strong>de</strong> las labores <strong>de</strong> la inteligencia.Nunca abandonó esos menesteres que le eran dúctiles o exigentes,a la vez. Muchos <strong>de</strong> los capítulos que se van a leer,fueron elaborados para la prensa. Pero al organizarlos, no apelóa lo circunstancial. El los orientó como obras completas, apesar <strong>de</strong> que su extensión fuera breve. Por el resplandor, porla abundancia <strong>de</strong> sugerencias, por las eruditas, por sus propiasreflexiones, cada página tiene la categoría <strong>de</strong> un ensayo.Podría preguntarse si todos son <strong>de</strong>l mismo tamaño. Pues no.Hay unos estudios largos, que abarcan multitud <strong>de</strong> materiasen torno al tema tratado: otros son notas críticas <strong>de</strong> libros:tomando un autor va indicando preferencias y disi<strong>de</strong>ncias.Pero todo tiene un sello: actúa con su propio pensamiento.No es sólo un glosador. Es alguien con la mente muy abiertay vigilante. Anda por la universalidad <strong>de</strong> la cultura, pero sin<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser colombiano, o sea, indoamericano. Ha aceptadoque la “prosa es la música clásica” <strong>de</strong> la creación literaria. Nopermite que ésta lo separe <strong>de</strong>l mundo. Precisamente UribeFerrer, en su obra, lo que busca es penetrar éste con mayorluci<strong>de</strong>z. Porque para él la literatura es adorno. Es algo trascen<strong>de</strong>ntalen lo cual va implícita una conducta.Las calida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su obraImpresiona la claridad y brevedad <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> sus páginas.Lo que <strong>de</strong>nuncia conocimiento y seriedad en la formación.No se extien<strong>de</strong> inútilmente. Cada nota es jugosa, informativa,valorativa en lo positivo y en lo negativo. Su prosa es<strong>de</strong> estirpe serena. No hay rebuscado interés en asombrar. Loque tiene que <strong>de</strong>cir lo expresa con tranquila modalidad. Sinexplosiones eruditas, a pesar <strong>de</strong> que éstas son don natural.Razona con sencilla llaneza, lo que no implica torpeza o pro-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 261sa <strong>de</strong>scuidada. Pero no da datos solamente. Emite conceptos<strong>de</strong> valor. Va separando lo que posee calidad y calado <strong>de</strong> loque es circunstancial.Enuncia y, a la vez, cuantifica. Destaca calida<strong>de</strong>s características<strong>de</strong>l autor. Despoja a éste, en la poesía o en la prosa,<strong>de</strong> lo artificial –lo <strong>de</strong>corativo– para penetrar en sólo aquelloque es capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañar quien tiene calificación <strong>de</strong> críticoy conocimientos.Lo característico es que cualquier reflexión <strong>de</strong> otro, lepermite formular las suyas al amparo <strong>de</strong> una sólida y amplíatravesía intelectual. La cual maneja con discreto po<strong>de</strong>r. Sinabusar, ni levantarla con alar<strong>de</strong>.Examina un autor varias veces. Con enfoques diversos,cuando toca materias nuevas en cada escrito. Así amplía ycomplementa la visión <strong>de</strong>l publicista anotado.Uribe Ferrer renuncia a lo que es exageración. Con una fereligiosa.Política y esférica, no consiente lo que radicaliza lascreencias. Él, acepta que éstas dan una conducta: pero no esbuena cuando anda atada a posturas exageradas. De allí sucapacidad <strong>de</strong> universalizar su cultura. No teme contagios,primacía <strong>de</strong> otras éticas, porque la suya la tiene bien centrada.Hay una capacidad en Uribe Ferrer para enten<strong>de</strong>r el pensamiento<strong>de</strong> los intelectuales. Lo sigue con rastreo por susmúltiples actitu<strong>de</strong>s.Uribe da sus análisis con certezas. Denuncia en sus leveda<strong>de</strong>s,a veces, lo consagrado. Formula digresiones sobre puntosque no ha tocado la crítica. Discrepa sin irreverencias: loevi<strong>de</strong>ncia con anotaciones apropiadas y sin vacilaciones. Suscalificativos nacen <strong>de</strong> meditaciones. No obe<strong>de</strong>cen a impulsos.Son un mundo propio, en el cual la cultura, la <strong>de</strong>nsa culturacumple su cometido.Cada afirmación va sustentada en una gran variedad <strong>de</strong>apoyos <strong>de</strong> investigación: <strong>de</strong> autores conocidos, <strong>de</strong> disertacionesdiscriminadas en la distición que presenta. Es informadosustancialmente y no se propone dar esa impresión. La cita


262Otto Morales Beníitezsalta como simple complemento <strong>de</strong>l razonamiento que vienepresentando. No hay nada rebuscado, artificial, que <strong>de</strong>slumbrepor lo efectista. No necesita apelar a este recurso porquees un humanista <strong>de</strong> los serios y vigorosos <strong>de</strong>l país. Es un ensayistaen la totalidad <strong>de</strong> este término consagratorio.Un creador en su tiempoNo es la presencia <strong>de</strong> un impertinente por sus <strong>de</strong>strezas.Es la voluntad <strong>de</strong> un creador que se manifiesta. Su obra tienesello <strong>de</strong> quien valora con justeza porque afirma; dice su certeza;<strong>de</strong>nuncia lo acci<strong>de</strong>ntal; argumenta contra lo que contradicesu visión cardinal <strong>de</strong> la cultura. Lo que entusiasma, es superspicacia. No se confun<strong>de</strong> para mirar y calificar. Pero tieneuna fresca amplitud para recibir todos los mensajes. El hecho<strong>de</strong> conocer sus principios, no le permite ser dogmático, nisectario, ni restrictivo. El lector no pue<strong>de</strong> confundirse, pueshabla muy explícitamente. No ejerce mucha inteligencia restringidapara leer con sentido crítico. Al contrario está abiertoy posee facilidad para reconocer los atributos <strong>de</strong> quienesno concuerdan con él. No fue por lo tanto, un intelectuallejano <strong>de</strong> su tiempo. Actuó como hombre que pensó en loinmediato. Que se <strong>de</strong>tuvo en lo actual. Que indagó en lo contemporáneo.Sin jactancias sectarias <strong>de</strong>nuncia su posición <strong>de</strong>cristiano y <strong>de</strong> creyente. Pero en ningún momento <strong>de</strong>ja que leimpida analizar la obra <strong>de</strong> alguien que tiene reñida y contrapuestapostura.Tenía otra virtud Uribe Ferrer: era un serio contradictor.Cuando no concordaba con un principio: lo resumía y lo presentabay <strong>de</strong>cía su punto <strong>de</strong> vista. Lo hacía con armonía entrelo escrito y lo pensado. Con erudición sin pedantería. Porquesu rasgo característico era la luci<strong>de</strong>z. La distinción <strong>de</strong> suescritura es la sencillez, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener encanto literario.En la polémica es rico en entendimientos, en criterios <strong>de</strong>nsos,en afirmaciones doctrinarias. No discutía materias


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 263circunstanciales. Se <strong>de</strong>tenía en lo más comprometedor <strong>de</strong>lestilo, el idioma y su dominio.Al hablar <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>l Humanismo actual, concibe uncapítulo serio, con propuestas y respuestas. Es el maestro quese asoma entre sus mo<strong>de</strong>stas actitu<strong>de</strong>s. Él, estuvo más hechopara el recato que para la predicción. Pero, sin soslayarlo, fueun hombre comprometido con su tiempo y trató <strong>de</strong> or<strong>de</strong>narel <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> éste en palabras. Aceptó la prensa como su medio<strong>de</strong> comunicación. A ella llevó su sabiduría, su pru<strong>de</strong>ncia,sus pedagogías. Lo que le importaba era la calidad, el caladoen la exposición <strong>de</strong> los principios o la belleza literaria. Lepreocupó lo literario, lo poético, lo estético, en primer lugar,sin <strong>de</strong>scuidar lo filosófico. Al penetrar en Bazar: escritos filosóficosy literarios se hallarán las calida<strong>de</strong>s que aquí hemos queridosubrayar. Su obra crítica la cumple en el ensayo <strong>de</strong> contenido.No se inclina a lo sentimental o lo impresionista. Se vapor los razonamientos: por la comprobación <strong>de</strong> hechos: porla expo-Su posición religiosaEn Uribe Ferrer priva el afán <strong>de</strong> la reivindicación y salvación<strong>de</strong>l hombre a través <strong>de</strong>l espíritu. Y como buen católico,apoyándose en la gracia. Es una fe limpia, sin gazmoñería.Pero las obras no las examina en esa exclusiva función. Revelaconocimiento <strong>de</strong>l razonar teológico <strong>de</strong> la iglesia, <strong>de</strong> lapatrística, <strong>de</strong> la filosofía cristiana. Sereno en sus apreciaciones:armonizando el pensamiento <strong>de</strong> autores y <strong>de</strong> épocas. Delo medieval a lo contemporáneo. De San Buenaventura al IIConcilio. Es revelación <strong>de</strong> precisión. Como que una guía superior<strong>de</strong>cidiera la meticulosidad <strong>de</strong> sus apreciaciones. Elevangelio lo cita con conocimiento y con sabiduría <strong>de</strong> intérprete.Con acento <strong>de</strong> cristiana tolerancia se preocupaba <strong>de</strong> autoresseparados <strong>de</strong> su credo. Veamos un sólo ejemplo: Neruda,


264Otto Morales Beníitezlejos <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ología. Pero capaz <strong>de</strong> aprisionar su mensaje.Sobresale el pluralismo para <strong>de</strong>liberar. Calificaba con cuidadoy si <strong>de</strong>bía aclarar los juicios, lo hacía con evi<strong>de</strong>ncias. Nose sometía a la crítica pasional. Él, dijo:“La erudición vivida nunca es superflua ni inhumana”.Lo caracterizó el afán <strong>de</strong> libertad: en lo intelectual, en loreligioso. Por esto su pensamiento alcanza tanta amplitud.No estaba encasillado. No hay dominio ni <strong>de</strong> los prejuicios ni<strong>de</strong> los dogmatismos. Tenía serenidad y objetividad. No se atabaal provi<strong>de</strong>ncialismo religioso, a pesar <strong>de</strong> su fe. De allí queabarcara tanta materia disímil. Sus comentarios son reflexionessobre las obras que analizó.Lo sacudió la miseria colectiva. El dolor social. Su sentidocristiano lo ponía en solidarida<strong>de</strong>s. Fue su pasión por lajusticia, como inmanencia <strong>de</strong>l predicado divino que le permitiósu cercanía ai hombre, sus luchas, sus dolores, sus alegrías.Así lo vivió y lo proclamó.Su críticaPara don<strong>de</strong> va su crítica? Hacia lo didáctico. Desea transmitir,comunicar, <strong>de</strong>spertar inquietu<strong>de</strong>s. Ese era su digno y elmás fundamental: dictar su clase, escribiendo. Una manerapeculiar <strong>de</strong> coloquio. En sus prosas se com<strong>parte</strong> lo que amó,lo que <strong>de</strong>jaba a un lado, lo que exaltó y lo que no aceptó ni encon<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> buenas y finas maneras, quefue otro <strong>de</strong> sus rasgos. Su vocación <strong>de</strong> escritor se manifestómuy firme, con ansia <strong>de</strong> conocimiento, como una manera <strong>de</strong>continuar su diálogo. Iba leyendo y haciendo glosas marginales,evocando materias concomitantes: llamando la atenciónsobre diversas referencias. A pesar <strong>de</strong> su formación filosóficamuy seria -enseñó la materia durante muchos años - no se<strong>de</strong>jó atrapar sólo por las i<strong>de</strong>as. Peleaba por la calidad poética<strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> lo que leía, <strong>de</strong> lo que comentaba. Y cuandotuvo que apelar a aquélla, lo hacía con naturalidad, sin forzar


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 265el temario, ni engolfarse en disquisiciones abstrusas. Al contrario,el pensamiento fluía con riqueza estética, que es signo<strong>de</strong> su escritura.Quienes compartimos su diálogo, sabemos que tenía igualintensidad al <strong>de</strong> su prosa. Era justo en las apreciaciones. Esclarecíadudas; daba dimensión exacta a lo que quería transmitir.Su estilo gozaba <strong>de</strong> transparencia, como su vida. Nopensó disfrazar su razonar, puntualizando y aclarando aquelloque merecía ser puesto en apreciación <strong>de</strong>l lector. Porqueél, René Uribe Ferrer, no se permitía juegos mentales en loscuales primara la falta <strong>de</strong> convicción; o la interpretación equivocada.Lo que nos entusiasma <strong>de</strong> su obra, son sus aciertos,que le dan al lector clarivi<strong>de</strong>ncias.Barrio “El Refugio”, Bogotá, 1989.


266Otto Morales Beníitez“La casa <strong>de</strong> las dos palmas”:Novela <strong>de</strong> excepcionalesatributos estéticos y humanos *Novela <strong>de</strong> capital importanciaEsta novela, La casa <strong>de</strong> las dos palmas, es una <strong>de</strong> las obrasmayores <strong>de</strong> Manuel Mejía Vallejo. Pero podría preguntarsepara alcanzar claridad: ¿cuál sería la menor? El crítico, estoyseguro, entraría en dificulta<strong>de</strong>s para acertar en el juicio. Perosí podría aventurarse en pregonar que la mencionada, es <strong>de</strong>capital importancia por la noble factura literaria; por el hiloconductor <strong>de</strong> la ternura a la dramaticidad; por el escenario<strong>de</strong>slumbrante y conmovedor <strong>de</strong> la naturaleza; por el fuegointerior <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> sus personajes; por la espectacular riqueza<strong>de</strong> convulsiones humanas. No hay un capítulo en el cual lavariedad <strong>de</strong> situaciones, no mantenga al lector en vilo.La inteligencia y la sensibilidad, juegan un papel <strong>de</strong>estremecedora <strong>de</strong>nsidad en la combinación <strong>de</strong> situaciones,actitu<strong>de</strong>s y nuevas aventuras. El mundo - el local y el universal- se recrea en esas páginas <strong>de</strong> tan permanente inquietud.Ni sus criaturas, ni el lector, permanecen sin azogue. Hayuna corriente <strong>de</strong> vibrantes reclamos, espirituales y vitales, quefacilitan una tensión creciente para lograr aprisionar la intensay creciente aventura <strong>de</strong> este fabular.Es un libro <strong>de</strong> leyenda y <strong>de</strong> misterio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las primeraspáginas. El mundo anda en embrujo. Hay una reconstrucción<strong>de</strong> lo que forma el ambiente rural <strong>de</strong> tierra fría.Aparecen algunos contrastes con la atmósfera <strong>de</strong>l ambientecálido. Los pájaros, las flores, las coplas, le dan un tono natural.La voz larga <strong>de</strong>l pueblo, se enriquece con lo que se intuyeen misterios. El relato facilita que <strong>de</strong> éstos, asomen varios ydisímiles. Hace posible <strong>de</strong>scubrimientos <strong>de</strong>l alma y <strong>de</strong> la na-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 267turaleza. El mito, el dolor <strong>de</strong>l recuerdo, el infinito encanto<strong>de</strong>l ensueño, aparecen en el revuelto espacio infinito <strong>de</strong>l corazón.Nadie ni nada, <strong>de</strong>tienen su po<strong>de</strong>r.Los diálogos brevísimos <strong>de</strong> Zoraida Vélez o <strong>de</strong> Gabrielacon Efrén Herreros, reconstruyen el mundo <strong>de</strong>saparecido: el<strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> las dos palmas. El <strong>de</strong> los que se fueron, que laconstruyeron, que allí amaron, los que la aprovecharon parasoñar.El viento, que trae y lleva; que acerca y separa; que entregay <strong>de</strong>spoja; el que nos llena el alma <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> sutilesadmoniciones, es un aliento gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> la esperanza y, también,<strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación. Obra en la novela con la entidad <strong>de</strong> unpersonaje autónomo. Nos llena con su débil presencia o nosempobrece con su retiro. Es un extraño susurrar que, a veces,se queda dando vueltas en el alma.Una <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Mejía Vallejo, se <strong>de</strong>staca en la manerasingularísima <strong>de</strong> calificar las actitu<strong>de</strong>s humanas. Por ejemplo-él habla <strong>de</strong> la “tristeza segura”. Otro escribiría tristeza,solamente. Él pone un adjetivo a cada estado espiritual. Calificay esta modalidad crea una atmósfera en el alma. Nosadvierte cómo es cada momento: <strong>de</strong>solado, eufórico, opaco,resplan<strong>de</strong>ciente - don<strong>de</strong> aparece un nudo que <strong>de</strong>tiene el fluirabierto <strong>de</strong>l corazón.La creación <strong>de</strong> un mundoComo lo sabemos, Mejía Vallejo ha recreado un ambientecercano al mundo <strong>de</strong> extrañas resonancias: el <strong>de</strong> Balandú. Esun pueblo ya mítico en la novelística <strong>de</strong>l continente. Allí senutrió y alin<strong>de</strong>ró su existir, en una época que él siempre evocacon tantas precisiones estéticas. El novelista, le da or<strong>de</strong>nal <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la naturaleza. Al mencionar lascosas en relación con una persona, o con un episodio, les dauna categoría interior. Porque ellas o éstos adquieren la vidaque les infun<strong>de</strong> el creador. No viven solas. Les ofrecen a los


268Otto Morales Beníitezpersonajes una fuerza <strong>de</strong> gloria sosegada o <strong>de</strong> pasión; <strong>de</strong> silencioo <strong>de</strong> tormento; <strong>de</strong> euforia o <strong>de</strong> canto melancólico.La capacidad <strong>de</strong>scriptiva, logra darle aliento <strong>de</strong> alegría o<strong>de</strong> melancólico encanto al perímetro que <strong>de</strong>scribe. La adjetivaciónadquiere una singular riqueza, con su peculiar acento, segúnlo que busca transmitir al lector. A éste lo conduce, con lamagia <strong>de</strong> su prosa, a mundos <strong>de</strong> singular calidad; a buceos hondos<strong>de</strong>l existir o a ligeros arrebatos.Qué acertadas y ricas <strong>de</strong>scripciones: <strong>de</strong> las acciones, <strong>de</strong>los condominios, <strong>de</strong> las vibraciones íntimas, <strong>de</strong> las bebidas.Qué manera honda <strong>de</strong> advertir cómo es la cultura popularque nos da alegría; nos <strong>de</strong>spierta solidarida<strong>de</strong>s; nos <strong>de</strong>scubreaventuras <strong>de</strong>l alma, <strong>de</strong>l pan, <strong>de</strong> la amistad y, a veces, <strong>de</strong> laobediencia.Sabias calificacionesTiene el fabulista una manera <strong>de</strong> caracterizar a los personajes,o <strong>de</strong> señalar sus calida<strong>de</strong>s, o <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir lo más hondo<strong>de</strong> su fuente espiritual, pues es algo que trascien<strong>de</strong> en suavesgestos, en calladas obsecuencias, en las palabras que apenasasoman y se vuelven a per<strong>de</strong>r. En sentimientos hondos, <strong>de</strong>pura ninfa espiritual, que espigan en el alma. Mejía Vallejolos <strong>de</strong>scubre y los califica allí con la palabra justa, que señalay <strong>de</strong>fine. Son los que crecen, no se doblegan. Los que guardacon pudor y no crecen <strong>de</strong>safiantes o señaladores. Estos, casise pier<strong>de</strong>n entre sombras <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> las personas. Esuna condición muy singular, que le da una categoría a su fabular.Hay una dimensión en esta novela, La casa <strong>de</strong> las dos palmas-y en su obra en general- que probablemente no hemosvalorado quienes hemos tenido la pretensión <strong>de</strong> asomarnoscríticamente a sus diversas expresiones. Tanto en susinventarios, como en sus coloquios, o en sus apreciacionesque <strong>de</strong>ja caer cuando avanza en el relato, hay una opulencia


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 269<strong>de</strong> juicios, asistidos <strong>de</strong> sabias calificaciones. Van apareciendosin solemnidad. Pero tienen -hondamente- el aire <strong>de</strong> sentencia,<strong>de</strong> reflexión filosófica, <strong>de</strong> razonamiento en la severa dimensión<strong>de</strong> la doctrina intelectual. No las catalogamos así,porque son <strong>parte</strong> integral <strong>de</strong>l natural fulgor <strong>de</strong>l relato. Sonsegmentos <strong>de</strong> su entrañable y profunda vocación para mirar,penetrar y calificar la vida. Como salen tan espontáneamente,como agua vital que corre en adjetivos, creemos que es<strong>parte</strong> <strong>de</strong> su quimera. Y no nos percatamos <strong>de</strong> la sutileza <strong>de</strong> sumensaje. Ni <strong>de</strong> la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> lo que expresa la voz <strong>de</strong>lpersonaje. Dejamos que se escurra la presencia <strong>de</strong>l razonarentre los tejidos <strong>de</strong> las aventuras que relata. Pero es buenoabrir las enten<strong>de</strong><strong>de</strong>ras. Allí lo que hay es una concepción completa<strong>de</strong>l existir: qué es la vida, la muerte, el amor, el arte, laternura, el sentido agónico <strong>de</strong> la lucha, la pasión abierta porlo que nos <strong>de</strong>paran las horas, el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la libertad, lasbatallas populares, la soledad, el silencio, la creación e, igualmente,la soledad <strong>de</strong>l vencido.Es recomendable que comencemos - quienes nos acercamosa su variada creación - a examinarla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo intrínseco<strong>de</strong> la obra, que es un “organismo dinámico”, para tratar <strong>de</strong>establecer cómo opera el mecanismo recóndito <strong>de</strong> las personas,cómo pue<strong>de</strong> agigantarse el mundo sólo escuchando lamultiplicidad <strong>de</strong> voces subjetivas, como lo hace el autor.La estructura que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> su escritura; el afán <strong>de</strong>claridad en las <strong>de</strong>finiciones que propone en su inmersión permanenteen lo profundo <strong>de</strong> sus criaturas, conduce a una visiónquimera <strong>de</strong>l mundo. De “su” mundo, si se <strong>de</strong>sea másprecisión. Pero lo que <strong>de</strong>spliega es una ten<strong>de</strong>ncia estética literariaque permite calificar su obra <strong>de</strong> excelente. Posee unestilo que lo i<strong>de</strong>ntifica. La vida aparece con su torrencial fuerza,pero sin <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar una querencia hacia las vibraciones <strong>de</strong>l arte:la música, las tallas en ma<strong>de</strong>ra, la pintura, las esculturas, elprodigio sugerente <strong>de</strong>l simbolismo <strong>de</strong> las flores. Lo <strong>de</strong>l mundoexterior no <strong>de</strong>spoja <strong>de</strong> valor a los sueños, a la narración en


270Otto Morales Beníitezbuenas letras, que regresa al pasado. Hay un dictamen i<strong>de</strong>alista<strong>de</strong> lo que es la familia; la unidad <strong>de</strong> los seres frente a lotelúrico; el mundo <strong>de</strong>l resplandor íntimo luchando contra laslimitaciones que les opone esa existencia primitiva <strong>de</strong>l colonoen tierra paramuna.Las metáforas son <strong>de</strong> una riqueza substancial. No sonadornos transitorios en su prosa. Con ellas, lanza reflexionessobre los más intrincados temas <strong>de</strong>l universo. Tienen, a<strong>de</strong>más,una condición especialísima que <strong>de</strong>bemos tratar <strong>de</strong> precisar.Mejía Vallejo, en esta novela, goza <strong>de</strong> una particularidad:la economía en los diálogos. Uno no lee coloquios permanentes.Pero con sus tropos, va <strong>de</strong>jando una serie <strong>de</strong> enunciadosque reemplazan los coloquios, tan socorridos en el fabular.La particularidad <strong>de</strong> esas alegorías - para quien no vigilebien el curso <strong>de</strong> la novela es que parecen conversaciones<strong>de</strong> sus personajes. No lo son. Es una técnica que no se havalorado en su particularísima dimensión, que le ofrece uncarácter singularísimo a este escritor. Y la belleza <strong>de</strong> ellas, ledan un marco <strong>de</strong> dignidad a su vocación <strong>de</strong> fabulista.Unidad en la creaciónEn el libro John K. Simon(*) al referirse a Marcel Proustcomo ensayista - faceta poco conocida - enuncia algo que nos<strong>de</strong>svela y que podría examinarse, en un estudio completo acerca<strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> Mejía Vallejo, “que cada escritor escribe tansolo un libro -no “inventado”, encontrado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí - <strong>de</strong>lcual los volúmenes individuales no son sino fragmentos”. Estaafirmación, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no tien<strong>de</strong> a disminuir la calidad y alcance<strong>de</strong> una producción mental. En nuestro caso, no pue<strong>de</strong>interpretarse como que existiera una repetición <strong>de</strong> novela anovela. Lo que se anota, es que es una sucesión <strong>de</strong> episodioscon una relación explícita o subterránea. Cada creación, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>luego, es diferente en consi<strong>de</strong>rables aspectos. Pero, hay unasataduras que es indispensable que vayamos pensando en exa-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 271minar con mucho <strong>de</strong>tenimiento <strong>de</strong> comprensión, que nos <strong>de</strong>bepermitir establecerlas. En el marco general <strong>de</strong> estas fábulas,aparecen unos valores que rigen a una colectividad <strong>de</strong>terminada:la antioqueña - y, en este caso, la gente <strong>de</strong>l suroeste - que élexalta. A la cual sigue en sus hazañas y en sus inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lasombro, el <strong>de</strong>l interior y el que produce la naturaleza. Y otroscomo la libertad; el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l ser a conformar su <strong>de</strong>stino consu propio impulso; el mundo que no pue<strong>de</strong> ser doblegado porprejuicios; el amor que <strong>de</strong>be fluir con rica emoción <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncia<strong>de</strong> la alegría; el <strong>de</strong>ber moral <strong>de</strong> quienes ejercen po<strong>de</strong>r sobrela comunidad; la reciedumbre <strong>de</strong> la beligerancia contra la naturalezapara lograr que ésta acompañe, y les entregue amparo,con sus ofrendas a los hombres en su aventura vital; la presencia<strong>de</strong> la belleza femenina como un atributo <strong>de</strong> gracia que, permanentemente,ilumina el paso <strong>de</strong> los días; la solidaridad silenciosa<strong>de</strong> quienes com<strong>parte</strong>n la existencia, el juego lúcido <strong>de</strong> laconcepción para impulsos, arrebatos y <strong>de</strong>sniveles en la lógicahumana; el brillo <strong>de</strong> la inteligencia - a veces sin pulimento niapoyos <strong>de</strong> conocimiento - pero que <strong>de</strong>nuncia qué cosas tienenuna categoría entre las que ro<strong>de</strong>an su contorno.Una maldición inquietanteA la novela la recorre el fantasmón <strong>de</strong> una maldición quepesa y <strong>de</strong>termina el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la familia Herreros, integrantes<strong>de</strong>l grupo humano que vivió y repasó, varias veces, elautor en La casa <strong>de</strong> las dos palmas. Está situada en una región<strong>de</strong> tierra fría, asistida <strong>de</strong> nieblas, frigi<strong>de</strong>z que sobrecoge elespíritu, farallones que se levantan y se empinan sobre el paisajey las almas. Unos ríos borrascosos, que combaten contrala dureza pétrea <strong>de</strong> las montañas, caminan entre abismos,rompiendo barrancos, lanzando estrépitos líquidos entre insondablescascadas. Y con viento helado que traspasa la piely los huesos. De pronto se encabrita, con furor <strong>de</strong> primitivafuerza eólica.


272Otto Morales BeníitezSe suce<strong>de</strong>n multitud <strong>de</strong> hechos que coinci<strong>de</strong>n en las instancias<strong>de</strong> la adversidad. Juan, el primero <strong>de</strong> los Herreros quese menciona, fue quien <strong>de</strong>scubrió la mina. A este ejercicio,tan clásicamente antioqueño en su economía, no se hace referencia<strong>de</strong>scriptiva. Sólo se consigna el hecho. Principia la<strong>de</strong>sgracia a asomar su rostro congestionado <strong>de</strong> signos adversos.¿Por qué? ¿Cuál la causa? ¿De dón<strong>de</strong> dimana esa diabólicaconsigna? El lector pue<strong>de</strong> lanzar más preguntas. Se encontrarácon la respuesta inminente <strong>de</strong> los hechos fatídicos, ensucesión <strong>de</strong> tormentos: “la ruina empezó con el incendio <strong>de</strong>los montes. Veinte días y veinte noches ardió la montaña”.Nunca sabremos con certeza cómo y cuál es la maldición.Ella aparece omnipresente en medio <strong>de</strong>l turbulento mundo oen el suave <strong>de</strong>clive <strong>de</strong>l amor. En las reuniones <strong>de</strong> familia, lasentencia no se menciona. Pero pasan leyendas; vibran losdiversos temperamentos; se escucha a los narradores campesinos;gozan <strong>de</strong> atención las coplas, las trovas. En los días <strong>de</strong>diciembre, se ven elevar los globos; se toman, con unción,los musgos. El tiple, la guitarra, las voces cantarinas, elevansus armonías vocales. Viene a primar, <strong>de</strong>spués, la noche, elsilencio, la quietud <strong>de</strong>l aire. El diálogo sonámbulo se <strong>de</strong>sovillamientras cae la lluvia lenta. O, también, cuando arrecian lasaguas, <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n los rayos agresivos. En el horizonte entonces- sólo se observa el resplandor que encien<strong>de</strong> las lenguas<strong>de</strong> fuego, en la noche. Se va uniendo, sutilmente, lenta y apasionadamente,a veces, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una atmósfera <strong>de</strong> “tibia melodía”,el afecto. Un silencio <strong>de</strong> cosa presentida, uobscuramente conocida, se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> las almas.La maldición no se vuelve a mencionar. Pero caminan las<strong>de</strong>sventuras. Juan Herreros no se casó con la que construyó lacasa, que era el aliento soterrado <strong>de</strong> su alegría. Murió <strong>de</strong> lepra.Y la mina era pobre. Estas noticias, aparecen mencionadas muylacónicamente. Hay parvedad verbal.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 273Zoraida VélezEsta Zoraida Vélez es hilo conductor <strong>de</strong> dulzura y <strong>de</strong>arcanidad en el fabular. Su presencia favorece un clima <strong>de</strong> serenosilencio. Pero asomándose, en la actitud, a un fuerte principio<strong>de</strong> solidaridad. Su mundo se entrelaza con los Herreros, a través<strong>de</strong> la aventura sexual con Medardo, hombre <strong>de</strong> larguezas en elarte y la bohemia. Para explicar ese amor, que un día se truncóbruscamente, ella misma indicó que <strong>de</strong>bió aparecer al escucharsus cantos en su casa- “Medardo creo que por eso me buscó”.Añadía con su “habla calma incitadora”: “cantar es bueno paralas soleda<strong>de</strong>s”. Podría <strong>de</strong>stacarse que en el diálogo más trivial-cantar, por ejemplo, que lo hacía para su padre- le permite <strong>de</strong>jarcaer frases en las cuales aparecen actitu<strong>de</strong>s íntimas tan capitalescomo la soledad, Manuel Mejía Vallejo en su novela escribe frasesal <strong>de</strong>sgaire; hace fugaces anotaciones. Unas palabras que sintetizanuna observación, señalan, <strong>de</strong>stacan algo y así se lograuna gran síntesis. ¿Qué es lo que tan escuetamente se puntualizapara avanzar hacia algo más trascen<strong>de</strong>nte? ¿Hacía dón<strong>de</strong> va elcreador? Esos acci<strong>de</strong>ntales adjetivos van uniendo el <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> una trama intensa <strong>de</strong> su novelar.Zoraida “siempre dio la sensación <strong>de</strong> que algo ocurriríaen ella o junto a ella”. Era otra pre<strong>de</strong>stinación hacia hechosque rozaban con lo dramático. Estaba así, cercana a la familiasignada. Un día su amante la abandona y, ocasionalmente,en un recorrido por Balandú establece la riqueza <strong>de</strong> olores y<strong>de</strong>scubre las texturas <strong>de</strong> las ma<strong>de</strong>ras que pule, con <strong>de</strong>streza<strong>de</strong> artesano pastuso, el Maestro Bastidas, para la iglesia. Fuecuando también <strong>de</strong>claró con voz calmada- “Me estoy quedandociega”. Des<strong>de</strong> luego, como compensación, “la merma<strong>de</strong> aquella visión dio aviso a los otros sentidos”.Declara su ambición <strong>de</strong> recibir consuelo en el ambienteapacible <strong>de</strong> la iglesia pueblerina. El Maestro Bastidas la incitapara que la visite. Ella se arriesga, a pesar <strong>de</strong> las durascon<strong>de</strong>nas sacerdotales para las mujeres que él calificaba <strong>de</strong>


274Otto Morales Beníitezindignas <strong>de</strong> llegar ante el Señor. El cura Tobón trata <strong>de</strong> impedirel acceso. En ese momento, aparece Efrén, otro <strong>de</strong> losHerreros, “montado en su mula negra” y para evitar el atropelloanticristiano, <strong>de</strong>senfunda su revólver. El levita públicamentele grita otra excomunión. Existía una que nunca llegamosa conocer. Efrén le grita: “la muerte <strong>de</strong> un curita idiotano aumentará mi eternidad en el infierno”. Esa áspera experiencia,condujo a Zoraida a madurar “veinte años, que había<strong>de</strong> vivir junto a sí misma”.En este episodio, aparece uno <strong>de</strong> los dramas inexplicablesque se vive en los pueblos. El padre Tobón se opone a queZoraida visite la iglesia, porque es una prostituta. La preguntaque nace, entre asombro y azoro, es aquella <strong>de</strong> para qué sei<strong>de</strong>aron los templos. ¿La iglesia para quién se concibió? ¿Sólopara aquellos que no tienen pecado, como lo pretendía el párroco?¿O es para los que regresan contritos, a pesar <strong>de</strong> quesu cuerpo lo tenga maltrecho su acción sexual? Ellos hanservido <strong>de</strong> amparo, - históricamente así se cuenta,- Inclusivepara los refugiados políticos más lejanos <strong>de</strong>l catolicismo. Lamisma atmósfera <strong>de</strong> reposo, silencio, honda soledad, es parala meditación y el arrepentimiento. Hay levitas que no lo entien<strong>de</strong>nasí, ni lo admiten. No saben interpretar la vida <strong>de</strong>amor <strong>de</strong> Jesús, que se extien<strong>de</strong> en sosiego para las almas, <strong>de</strong>ternura para los afligidos por sus propias culpas. Aquellossacerdotes tuercen más almas que las propias dolencias espirituales<strong>de</strong> éstas.Des<strong>de</strong> luego, el Maestro Bastidas salió maltrecho <strong>de</strong> esteepisodio. Él, a<strong>de</strong>más, tenía una suave inclinación por el amor<strong>de</strong> Zoraida.Reconstruir “La casa <strong>de</strong> las dos palmas“A Efrén Herreros le nace propósito firme <strong>de</strong> reconstruirLa casa <strong>de</strong> las dos palmas. En ella <strong>de</strong>be volver a predominar lafuerza <strong>de</strong> su antiguo po<strong>de</strong>río. Busca al Maestro Bastidas


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 275-“mirada mansa y manos callosas”- y le propone el proyecto.Este le dice a Zoraida ‘vamos juntos, o no vamos’“. “Tomarselas manos fue gesto <strong>de</strong> ayuda y su tibieza representó elcomienzo <strong>de</strong> un amor tranquilo... ofrecía aquella mano hábilen labrar cedros, torpe al contacto <strong>de</strong> otra mano... Silenciocircundante, palabras escasas, temor balbuciente <strong>de</strong> lo no dichose mezclaron a la convicción <strong>de</strong> haber encontrado seresamigos... Una yegua blanca llevaba a Zoraida. Se fueronZoraida, el maestro Bastidas y Efrén Herreros “por la calleprincipal con la más terrible <strong>de</strong> las soleda<strong>de</strong>s... Los perseguíala maldición”.Brinca la pregunta: ¿Por qué se unen los seres másequidistantes? ¿Qué es lo que nos lleva hacia los otros? ¿Cómoopera el mundo <strong>de</strong> raras aliaciones, hasta unirnos? ¿Qué <strong>de</strong>terminalas fuerzas <strong>de</strong> atracción?Esta primera ligadura <strong>de</strong> relaciones, culmina con el incendio<strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Zoraida. El padre Tobón siempre negóque siquiera lo hubiera sugerido. Se quemó en integridad. Lavoz <strong>de</strong>l pueblo -¿quién, cómo, cuándo se dijo por primeravez? - recogió lo que llegaría a ser mito naciente; - Des<strong>de</strong> lacalle se oía sonar su guitarra y su voz, en medio <strong>de</strong> las llamas.Nadie se explica cómo se salvó el retrato que le pintó Medardo.Las sutilezas <strong>de</strong> ZoraidaComienza para Zoraida una vida <strong>de</strong> muy singulares y extrañospo<strong>de</strong>res. Es cuando la ceguera la conduce, en el páramo,a “enfrentamientos con la soledad... el silencio fue prolongación<strong>de</strong> la mirada ciega... sonreía con tristeza segura”.Sus manos, en La casa <strong>de</strong> las dos palmas, apren<strong>de</strong>n la distancia<strong>de</strong> los objetos. Sufría limitaciones y acorralamientos.Des<strong>de</strong> el primer momento <strong>de</strong> este cambio <strong>de</strong> vivienda, lentamentele revelan el mundo. Se lo van <strong>de</strong>scubriendo con palabras.Le enseñan lo elemental <strong>de</strong> la naturaleza. Le indican locotidiano, lo superficial por Insignificante que sea, pero que


276Otto Morales Beníitezpara ella es esencial. Se le va dando el marco para que recreesu actitud ante el otro mundo, el que ella no mira. Y va adaptándoseal apacible mundo <strong>de</strong>l Maestro Bastidas.Pero Zoraida no tolera que se le coloque en situación <strong>de</strong>mermas y limitaciones. Ella tiene un bello temperamento:“tomaba actitud exageradamente digna, en una inmovilidad<strong>de</strong> ídolo ajeno a cualquier referencia que no fuera admiracióny respeto... erguida su postura en plenitud”.Ella tenía que luchar, a<strong>de</strong>más, con la fuerza imperial <strong>de</strong> laevocación. La va acomodando a “un recuerdo suave”.Medardo era mucho ímpetu vital e intelectual para que <strong>de</strong>saparecieraen volandas frente a un amor tan apacible como elque ella, ahora, vivía. Aparecía, igualmente, ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> esemisterio palpable en quienes han logrado crearse su propiapenumbra.Mientras tanto, iba <strong>de</strong>satando conflictos, como el queafrontaba Efrén - padre <strong>de</strong> Medardo - quien tuvo que haceracto <strong>de</strong> contención para no besarla. Ella está en <strong>de</strong>slumbranteplenitud. Lo revelan los movimientos, su sentido <strong>de</strong>l amor,“su brava ternura”.Quién era MedardoLos caracteres <strong>de</strong> los integrantes <strong>de</strong> la familia Herreros,son acentuados en sus cualida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>fectos. Cada uno aparececon su <strong>de</strong>finida personalidad. Esta, es fuerza subterráneaque avanza por los débiles canales <strong>de</strong> la sangre. Disímiles,los une la vocación <strong>de</strong> girar en torno <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> las dospalmas. Se ausentan y regresan. Allí está el centro emocional<strong>de</strong> sus vidas. Algunos alar<strong>de</strong>an <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>n en forma<strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> su contorno. No lo logran. Cuando menos lopiensan, están regresando al centro cenital <strong>de</strong> sus existencias.A Medardo lo <strong>de</strong>scubrimos al comenzar esta bella, sugerentey excitante novela. Unido a Zoraida en amores livianos,según el Padre Tobón, pero que tenían un peso hondo,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 277cabalístico. Él, “tenía los ojos tristes, pereza <strong>de</strong> levantar lamirada... el andar lento, alguien andaría por él”. Abandona aBalandú, se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> <strong>de</strong>l paisaje familiar. Renuncia, sin explicaciones,<strong>de</strong> Zoraida. Hay un impulso <strong>de</strong> viajes que le atenazansu vida. Y, tanto a ella como a él, al evocarse, les asaltan“tristezas <strong>de</strong> leyendas... es mentira lo <strong>de</strong>l olvido, nadie olvida...uno lo que hace es disimular el recuerdo, cambiarle <strong>de</strong>lugar”.Zoraida cuando levanta remembranzas <strong>de</strong> Medardo, se leencien<strong>de</strong> la fuerza emocional <strong>de</strong> la nostalgia. Pero con aireapacible, casi sin dolor. Pero con una bisbiseante <strong>de</strong>sesperanzainterior. De sueño que no confiesa su intensidad ardorosa.De amor quieto. Ni siquiera asoma para la confi<strong>de</strong>ncia.Pasa lento el tiempo. Medardo regresa a Balandú y va directamentea La casa <strong>de</strong> las dos palmas. Avanza con el tío, MonseñorHerreros y con el Padre Tobón. A éste lo toma -casi <strong>de</strong>rehén, o, al menos, es el sentido que le asignamos- para que,con su visita, auncuando sea, simbólicamente, establecer undiálogo con Efrén, su padre, el excomulgado. A<strong>de</strong>más, él llevaen su alma una inquieta persistencia <strong>de</strong> lo hondo <strong>de</strong> suvida - la infancia y tantos otros momentos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ambular -que lo conducen al sitio <strong>de</strong>l origen.Este capítulo, es el <strong>de</strong>l regreso físico y anímico. Es comoun reencuentro <strong>de</strong> Medardo con su vida espiritual. Recomponela con<strong>de</strong>na sacerdotal. Lleva a los dos sacerdotes a Lacasa <strong>de</strong> las dos palmas para que el Padre Tobón expíe su torpeza<strong>de</strong> con<strong>de</strong>nar, <strong>de</strong> no perdonar. El diálogo entre el párrocoy Monseñor, hace evi<strong>de</strong>nte la sutil y dinámica comprensión<strong>de</strong> éste y la intransigencia, <strong>de</strong> cerriles durezas, <strong>de</strong>l otro.Lo mismo que el coloquio con su padre, con don Efrén,<strong>de</strong>ja establecidos sus lin<strong>de</strong>ros espirituales, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la armoníahumana.Naturalmente, había un nuevo encanto en la casa <strong>de</strong>l páramo.Allí vivía Zoraida. Pero él no fue por ella. El encuentrofue ocasional y momento propicio para volver a tratar <strong>de</strong> en-


278Otto Morales Beníitezcen<strong>de</strong>r un fuego que persistía entre cenizas. Cuando él trató<strong>de</strong> reanudar el diálogo <strong>de</strong>l amor con Zoraida, ésta “sintió aquelolor a licor y loción, <strong>de</strong> alma extraviada, <strong>de</strong> cigarrillo fino, <strong>de</strong>rabiosa compasión. Ese cuerpo que ella supo en noches <strong>de</strong>amor fatigado o en exaltación <strong>de</strong> locura ambulatorio; esa vozrecordada <strong>de</strong> pronto en el silencio preguntador; esos pasosindiferentes al camino; esas manos que pintaban el aire envuelo rotundo, esas frases en que <strong>de</strong>rrochaba la vida”. Así,ella siempre lo recordó.Al enfrentarse a sus propias vidas, él le dice:-Algo tuyo me odia.Zoraida respon<strong>de</strong>:-Me da miedo ser incapaz <strong>de</strong> perdonarte.En otro momento <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z, le sugiere:-Me da tristeza recordar aquel primer olvido.Medardo aprovecha y va <strong>de</strong>jando establecido el <strong>de</strong>cálogo<strong>de</strong> su amplio, sutil y fino sentido <strong>de</strong>l existir. Él observa unaserie <strong>de</strong> guías que orientan su <strong>de</strong>splazamiento vital. Lo<strong>de</strong>sazona el que la gente no tenga conciencia <strong>de</strong> lo que entrega,- amplia, rica y abiertamente - la vida. Él <strong>de</strong>clara que ya“la gente no gusta ni cuando besa”. Que ésta perdió el olfato,pues no tiene capacidad <strong>de</strong> “oler el olor <strong>de</strong>l tiempo”; no alcanzaesa sutilísima proyección <strong>de</strong> “ver lo que no existe”. Eloído está atrofiado y no escucha el ritmo <strong>de</strong> los astros. Nisabe <strong>de</strong>l tacto, <strong>de</strong>l soñar, <strong>de</strong>l imaginar, <strong>de</strong>l intuir, <strong>de</strong>l recordar,<strong>de</strong>l trastear.Repite que Zoraida para él “nunca podrá ser una <strong>de</strong>sconocidaen el recuerdo”. Él había pintado los óleos <strong>de</strong> su familia.Un día, mirándolos, <strong>de</strong>claró ensimismado: “somos sueñosborrados”. Y repetía, enajenado, “la vida es uno mismo”.El Maestro BastidasEs el personaje apacible, es el Maestro en el manejo <strong>de</strong>las ma<strong>de</strong>ras. Llegó con su sabiduría <strong>de</strong> su Pasto, entrañable


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 279ciudad, para él y para los colombianos. Manos eruditas queiban tomando los palos aserrados y los transformaba en tablasrelucientes, en puertas <strong>de</strong> aspecto imperial, en suaves<strong>de</strong>talles en las ventanas, en los cielosrasos complacientes parala mirada. Su oficio era el <strong>de</strong> un artesano con refinada pericia.Obe<strong>de</strong>cía a la tradición <strong>de</strong> alta calidad <strong>de</strong> sus compañerosnariñenses. Éstos relievan una larga sapiencia manual. Suspericias, son ancestrales.En La casa <strong>de</strong> las dos palmas, tenía manera <strong>de</strong> rego<strong>de</strong>arseen sus experiencias: en el pulimento y en el brillo <strong>de</strong> las láminasque elaboraba; en las tallas con las cuales ennoblecía ciertos<strong>de</strong>talles sobresalientes <strong>de</strong> los corredores, <strong>de</strong> las alcobas,<strong>de</strong> los miradores. Para sus esculturas, para los cofres <strong>de</strong> minuciosos<strong>de</strong>talles que le obsequiaba a Zoraida los signos <strong>de</strong>su amor sosegado. El cedro, el palosanto, el diomato, elguayacán, el roble y la macana, el palo para enrojecer, elaguacatillo, el caobo <strong>de</strong> tunas gran<strong>de</strong>s, - que él pulimentaba -eran árboles <strong>de</strong> unas altísimas calida<strong>de</strong>s proclamadas por losmás exigentes carpinteros.El Maestro Bastidas, sabía cuál era la cooperación que lehabía solicitado Efrén al proponerle la reconstrucción <strong>de</strong> Lacasa <strong>de</strong> las dos palmas. Se enfrentaba a una obra gigantesca ensu dimensión. Había sido concebida, inicialmente, como“mansión imponente... fuertes vigas, fuertes pilares, fuertesparedones”.Estampa <strong>de</strong> Efrén Herreros, el padreEsta es figura <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacada categoría en este fabular. Suestampa resplan<strong>de</strong>ce. Fue signo <strong>de</strong> la bonanza cívica <strong>de</strong> laregión. Sus conciudadanos lo proclamaron para los más altos<strong>de</strong>stinos. Con una carrera triunfante en la política, abandonóésta: “el regreso a la tierra era su <strong>de</strong>stino; pero una tierradon<strong>de</strong> pudieran sentirse acompañadas sus fuerzas. Y solas,con la otra soledad <strong>de</strong> las alturas”.


280Otto Morales BeníitezA Efrén Herreros se le evocaba - invariablemente - “en sualta mula”. Era como un símbolo <strong>de</strong> triunfador. Su estampaemergía, imponiéndose, sin reclamar primacía. Era la fuerzaque dominaba como torrente vital natural. Manuel MejíaVallejo dice que “Dios asomaba por la mirada <strong>de</strong> aquel hombre...Pómulos po<strong>de</strong>rosos, mancha <strong>de</strong> la barba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la patillacanosa al <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> la quijada. Nariz <strong>de</strong> fuerte aleta, bocafirme antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la palabra. Cuello seguro sobre loshombros, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los hombros tres pliegues <strong>de</strong> la ruana <strong>de</strong> pañoazul acostumbrada a las ventiscas. Zamarras en cuero peludo,botas compactas en estribos <strong>de</strong> cobre. Manos quietas enla rienda, suelto el guasco unido a la muñeca por un ojal <strong>de</strong>cuero trenzado. Mula briosa bajo el jinete”.“Tenía ojos <strong>de</strong> profeta cruel, voz retoñadora, al callar <strong>de</strong>cíacosas tan <strong>de</strong>finitivas como al pronunciarlas. Sus hijos seríanhere<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la estirpe que él afirmara. Cuando llegó alpáramo los montó en caballos y los condujo hasta la <strong>parte</strong>accesible <strong>de</strong>l farallón.-Lo que ven y mucho más les pertenece.Su brazo mostraba la seguridad <strong>de</strong> un gajo <strong>de</strong> roble.-Nadie podrá tener tantas tierras”.“Poblado así en la soledad, el silencio <strong>de</strong> Efrén Herrerosadquiría otra dimensión, la multivalencia en cada uno <strong>de</strong> susretrocesos y respiraciones. O a ocupar la silla en la quietud <strong>de</strong>su padre, y mayor que él, sintiendo cómo el colonizador iballenándolo <strong>de</strong> impulsos parecidos que morían al ser nombrados”.Fuerza equívoca invadía, en algunas horas, el alma <strong>de</strong>Efrén. Se <strong>de</strong>tenía el limpio y po<strong>de</strong>roso impulso que le imprimíasu carácter. Es cuando se hace más evi<strong>de</strong>nte que elancestro pesa, dictamina y señala conductas. Está allí, al acecho,para dar el brinco y ofrecer visión restrospectiva <strong>de</strong> lascosas. Es cuando se encierra la vida en obediencia a los mandatos<strong>de</strong> la sangre. Es compren<strong>de</strong>r que no hay nada en laexistencia que no aparezca como hondo impulso ancestral.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 281Porque éste, es el po<strong>de</strong>r que orienta, el que dictamina, el quedice cómo es el mundo, pero <strong>de</strong> conformidad con un esquema<strong>de</strong> ayer.Alguno <strong>de</strong> sus hijos, - <strong>de</strong>votos <strong>de</strong> los prodigios y categoríasgana<strong>de</strong>ras que tienen tan señaladas características, que sonpuntuales cuando se observan en largos tiempos <strong>de</strong> cercanía, -<strong>de</strong>cía que su padre tenía “caminar <strong>de</strong> toro solo”.Esto quiere enunciar que atraviesa la inmensidad sin obe<strong>de</strong>cera la manada. Ejerce con autonomía. Su <strong>de</strong>splazamientoes solemne, lejano y con dominio en las jerarquías.Efrén Herreros, es un hombre cabal. Integro, “sin retrocesospara la conducta... manos fuertes para el ardor, mansasen la ternura”.La casa <strong>de</strong> las dos palmas. Ésta fue la gran casa <strong>de</strong> la comarca.Era el centro <strong>de</strong> <strong>de</strong>vociones y admiraciones <strong>de</strong> vecinos yvisitantes. Ofrecía la disposición <strong>de</strong> una gran mansión. Allíse concentraban unos y otros, para admirar su distribución;los amplios espacios -los sitios para la tertulia-, las habitacionessilenciosas. Las finas ma<strong>de</strong>ras, le entregaban señorío ysutiles olores al ambiente <strong>de</strong>l hogar.Siempre fue centro para el diálogo. Éste, lo acunaban sushabitantes. Los que allí vivían, los que llegaban. Se hablaba<strong>de</strong> las cosechas, <strong>de</strong>l pastoreo, <strong>de</strong>l prodigio y milagro <strong>de</strong> lasbestias, <strong>de</strong>l arte, <strong>de</strong> los libros. Del <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los seres en elamor. De los dolores que cruzan y doblegan las almas.Se abandonó esta casona, cuando murió Lucía, la suaveadolescente, y perdió su brillo esplen<strong>de</strong>nte y su primacía. Sele recordaba porque había un letrero que convidaba a la visitay proclamaba que, quienes allí habitaban, tenían claro ydinámico sentido <strong>de</strong> la solidaridad. Un cartel proclamaba ésta:“En esta casa nadie será forastero. Caminante: siemprehabrá un sillón, una cama, un vaso para tu fatiga”.Ahora la quiere reconstruir Efrén Herreros. Lo acompañanZoraida Vélez y el Maestro Bastidas. Al llegar escuchanel informe oral:


282Otto Morales Beníitez“-Aquí había dos palmas gran<strong>de</strong>s, allí se ven sus troncosaltos.-Bien, dos palmas a la entrada. Sembraremos otras parareemplazarlas, que sean altas y fuertes.“Efrén Herreros hizo traer dos palmas niñas, abonaronlos hoyos y Zoraida las colocó, rectas para su crecimiento.“-Ya hay algo mío en La casa <strong>de</strong> las dos palmas.-Siempre habrá algo suyo.“Quiso mirar lo que no podría verse, frenó al eco <strong>de</strong> lascosas. Las palmas tenían viento propio, recalcaban. Aunqueno venteara ni lloviera, aunque no soplara la brisa, se movíanlas dos palmas. A veces solamente se removían las hojas <strong>de</strong>una <strong>de</strong> ellas, mientras las <strong>de</strong> la otra permanecían inmóviles.“-Porque se acerca un espíritu.“-Porque morirá una persona.“-Porque habrá un incendio.“-Porque llega la tempestad.“-Porque amenaza terremoto.“-Porque pasan los pumas <strong>de</strong> niebla.“-Porque ha vuelto la recua <strong>de</strong> Félix Velásquez, en la oscuridadse les ve trastornar las últimas vueltas <strong>de</strong>l farallón,camino <strong>de</strong>l cielo.“El viento. El padre viento corredor y enredador, el quetodo lo trae y todo lo lleva. El padre viento, el <strong>de</strong>solado.-Oigo potros en la noche.-Algunas noches galopan.-El difunto don Juan Herreros. O nadie, doña, son potrosdifuntos. Cuando en las tempesta<strong>de</strong>s hay siete relámpagosseguidos, se ven brillantes bajo el aguacero”.Lucía, la <strong>de</strong>l cabello rubioLa muerte <strong>de</strong> Lucía produjo los más inquietantes doloresespirituales. Nadie logró volver a conseguir reposo emocional.Se rompió la alegría. Fue un duro tajo en las existencias


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 283<strong>de</strong> los Herreros. No buscaron consolación. Se doblegaron aldolor. No hubo reposo para la <strong>de</strong>solación. Y un día la mina <strong>de</strong>sal, los hornos, el rego<strong>de</strong>o gana<strong>de</strong>ro, el ímpetu avasallante <strong>de</strong>las montañas, el viento confi<strong>de</strong>nte, se abandonaron. Huían <strong>de</strong>un sufrimiento que no tuvo cesantía en sus corazones. La casa<strong>de</strong> las dos palmas quedó circuida <strong>de</strong> silencios y <strong>de</strong> leyendas: “laniña Lucía llora en las aguas. A veces galopa en su yegua”.Cuando Efrén se empeñó en reconstruir la casa y llegó a ellacon el Maestro Bastidas y Zoraida, ya Lucía era una vislumbre<strong>de</strong> ficción y así se mencionaba la hija <strong>de</strong> Efrén Herreros. “Zoraida,nada preguntó, su silencio llegaba al dolor oculto”.Medardo, el artista y el bohemio, pasó muchas horas consu hermana Lucía. El diálogo aparecía entreverado con lapoesía y se volcaba jubilosamente melancólico hacia los pájaros,las flores, los árboles, -que ella pintaba- para acercarasí el contorno que había disfrutado con la intensidad adolescente.Lo entraba, en palabras, a La casa <strong>de</strong> las dos palmas.Lo llevaba hacia el corredor, hacia los cuartos. Lo acercaba almundo inmediato <strong>de</strong>l coloquio. Ambos se complacían en reconstruirlo.Era dulce esa compañía fraternal. Comprendieronambos que “algunas miradas nunca terminan”.El diálogo en esta novela, es importante, <strong>de</strong>finidor, sugerente.Pero prevalece más lo presentido. Lo que emana <strong>de</strong>lsimbolismo <strong>de</strong> lo acontecido. Hay unos presentimientos que,más tar<strong>de</strong>, se vuelven actos, sucesos, acontecimientostorrenciales. Hay unas fuerzas espirituales que el escritor recrea,y son <strong>parte</strong> <strong>de</strong> un conversar sonámbulo, que luego, sevuelve acciones humanas. Algunas truncas por la muerte. Entonces,lo sugerido, lo que se presume, lo que se espera, laconjetura, la corazonada, es más importante que lo que se dice.En los coloquios <strong>de</strong> Medardo con Lucía, ésta hace mención<strong>de</strong> su muerte como un natural episodio. La nombra sinterror, sin alar<strong>de</strong>, sin fuerza impulsivo emocional.“Lucía se sobresaltaba al lamento agorero <strong>de</strong>l currucutú.Lucía la<strong>de</strong>aba la cabeza al sonoro picotazo <strong>de</strong>l pájaro carpin-


284Otto Morales Beníiteztero, Lucía buscaba paraguas -<strong>de</strong> -sapo en los potreros y orejas,-<strong>de</strong> palo en los troncos vencidos. Lucía libraba las mariposasen las telarañas. Lucía tarareaba a las libélulas sobre laslagunas. Lucía endulzaba el tallo en la flor <strong>de</strong> los cardos. Lucíaguiaba el alma <strong>de</strong>l difunto <strong>de</strong>sconocido cuando en el firmamentorodaba una estrella. Lucía sobaba las raíces adventicias<strong>de</strong>l maíz. Lucía llevaba dos gran<strong>de</strong>s hojas <strong>de</strong> palmichepara el Domingo <strong>de</strong> Ramos. Lucía contemplaba el racimo <strong>de</strong>corozos maduros, las hojas plisadas y el canto <strong>de</strong>l sinsonte enla altura <strong>de</strong>l mararay. Lucía sentía ar<strong>de</strong>r sus pequeños senosnacientes. Lucía callaba silencios ca<strong>de</strong>nciosos. Lucía <strong>de</strong>seó,ignoró qué cosa era la entrega. Lucía iba a morir.—No te vas a ir, Medardo.No abrió los ojos para <strong>de</strong>cirlo. El llanto tembló en él alnotarla inmóvil:—No te me vás muchacha!”.La atmósfera que lo circuía, la envolvía un pavor hondo.Había un silencio cómplice. Las evocaciones iban allí, en Lacasa <strong>de</strong> las dos palmas, uniendo las vidas <strong>de</strong> Lucía y Medardo,en la cercanía <strong>de</strong> la apasibilidad con la borrasca <strong>de</strong> la sangre.Este, en su diálogo, creaba una atmósfera para las ficciones:la luz, el canto, el amanecer. La alegría <strong>de</strong> la vida que pasa enel lento discurrir rural. La regulación que impone lasapientísima naturaleza. Le acercaba a Lucía el mundo consus más líricos resplandores.“Efrén Herreros también recordaba a Lucía dolorosamenteen sus recuerdos.—Necesita clima frío –supuso el doctor Morales <strong>de</strong>sorientadopor la dolencia: <strong>de</strong>caimiento <strong>de</strong>l vigor, falta <strong>de</strong> apetito,frecuentes dolores en los huesos, pali<strong>de</strong>z en toda su piel suave,lentitud en cada movimiento... Efrén Herreros acondicionóLa casa <strong>de</strong> las dos palmas y ro<strong>de</strong>ó a su hija <strong>de</strong> lo que podíaofrecerle.“Paula Morales, él y Medardo estuvieron cerca, fue la mejorépoca <strong>de</strong> Medardo con afectos y juegos <strong>de</strong> distracción, visi-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 285tas <strong>de</strong> Eusebio Morales y Elías Botero, cuentos y leyendas <strong>de</strong>lo que pudo haber sido una forma <strong>de</strong> la realidad.“Medardo regresaba a la primera noticia que recibiera sobrelas tensas convalecencias <strong>de</strong> Lucía y sus sonrisas llenas<strong>de</strong> pali<strong>de</strong>z.—Padre -exigía a su tío Pedro José Herreros. Pida por lasalud <strong>de</strong> Lucía.-Sigo rezando por ella.“—Porque si Dios no le hace caso, los mato a los dos.¿Entendido? ¡Lucía se muere!“Cabello rubio chorreando en miel <strong>de</strong>svaída, ojos oscurosal cabello rubio, cejas negras para la frente blanca. Manos<strong>de</strong> <strong>de</strong>dos largos ajenos a la abruptez <strong>de</strong> los objetos. Oídoatento a los sonidos, a su propia conciencia <strong>de</strong> los sonidos.Paso lento y mesurado, voz caída en aviso para la insinuación.Y un algo <strong>de</strong> poesía que siempre la ro<strong>de</strong>aba”.—¿Qué es un pájaro? –<strong>de</strong>cía para escuchar en la preguntasu propia sensación. Medardo le hablaba <strong>de</strong> vuelos y colores,y ella pintaba aquellos vuelos altos, rasgos <strong>de</strong> alas y <strong>de</strong> picosy <strong>de</strong> nubes.“—¿Qué es una flor? –Preguntaba, sabiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> anteslas flores en sus manos y materas, pero mirarlas en palabrasera también completarle su sentido. Y pintaba flores junto apájaros en vuelo, hacía cerros distantes.“—¿Qué es un árbol? -volvía a preguntar; era amiga <strong>de</strong>los árboles en el monte, sobre el pasto, contra el crepúsculo,en sus cua<strong>de</strong>rnos, Sólo que sus árboles no tenían hojas niflores, ni pájaros.“—Pintaré hojas y flores y pájaros para el árbol <strong>de</strong> la colina.Imaginaba vuelos <strong>de</strong> hojas en el aire. Señalaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laventana, su mano débil caía, caía la voz.“—Llenaron <strong>de</strong> hojas el patio.“Medardo sacaba la cabeza, hablaba para no callar.—¿Quién las trajo?“—El viento.


286Otto Morales Beníitez“—Si el viento las trajo, que el viento las barra.“Pero rectificaba:“—Querían estar allí, pensé coger las más bonitas para<strong>de</strong>jarlas en tu cuarto.” –A veces entran por la ventana.”–Ayervi volar una hoja <strong>de</strong>l monte, iba con pájaros <strong>de</strong> colores. Lospájaros siguieron pero la hoja se fue arrimando a tu cuarto yentró por la ventana. ¿La viste?-“—Allí estaba en mi colcha, llegaría cansada.“—Te busca el monte, Lucía.“—El monte es amigo, Medardo. Voy a pintar montes conpájaros y cascadas”.Mientras tanto Medardo interiorizaba su angustia:“—Nadie muere. Uno mira hacia a<strong>de</strong>ntro y se lleva lascosas que quiso y allá está uno con todo lo que miró... Uno seva en la mirada, en la mirada se lleva todas las cosas... ”Monseñor HerrerosDe todo había en la viña <strong>de</strong> los Herreros. Pedro José fuequien, siguiendo una tradición muy antioqueña, se incorporóal seminario. Regresó a Balandú a ejercer su magisterio. Teníauna concepción amplia, cercana al humanismo, <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bíadispensar sus oficios a la feligresía. Pasa en la novela comouna referencia amable, <strong>de</strong> paz y <strong>de</strong> reconciliación entre loshombres.Cuando vio cercana su muerte, testó, y como <strong>de</strong>jó susbienes para obras <strong>de</strong> la comunidad, <strong>de</strong>sató un verda<strong>de</strong>ro torbellino,Hubo, entonces, mucho trabajo y llegaron balandrones.Algunos consi<strong>de</strong>raban que volvía a manifestarse larescabradura <strong>de</strong> la maldición dando sus tumbos colectivos.Fue la invasión <strong>de</strong> la mala suerte. Una racha humana invadiócon sus <strong>de</strong>sventuras. Fue un verda<strong>de</strong>ro ciclón <strong>de</strong> fuerzas negativas,la presencia encendida <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mencia.Pero lo importante <strong>de</strong> Monseñor fue su actitud <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nay repudio a la intolerancia –que tanto daño ha instalado en


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 287Colombia– <strong>de</strong>l padre Tobón. A éste le dijo una frase que leservirá <strong>de</strong> epitafio: “-Usted nunca será malo, Padre Tobón,será malito por <strong>de</strong>ficiencias”.Enrique y la Guerra <strong>de</strong> los Mil DíasEste hijo <strong>de</strong> Efrén goza <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong> la inteligenciay <strong>de</strong> la sensibilidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong> esa casa <strong>de</strong> dones y <strong>de</strong>signiosextraños. Enrique es <strong>de</strong> “mirada alejada <strong>de</strong> los ojos, pensamientolejano, su vida al pie, ajena... algo enfermizo rondabaen Enrique, en la mirada, en sus manos ajenas a la crueldad...tenía aire <strong>de</strong> <strong>de</strong>solación”.Él, entabla una lucha para no parecerse a su padre. Eraimposible lograrlo, pues le rondaba un fuerte impulso <strong>de</strong> aquélque le crecía como furor <strong>de</strong> viento paramuno. Que le encendíael alma <strong>de</strong> heroísmo, el mismo <strong>de</strong> su papá en sus durezasrurales y humanas. La vida se le asomó a través <strong>de</strong> las exigencias<strong>de</strong> la guerra. Participó en la <strong>de</strong> los Mil días. Y así fueentendiendo cómo era <strong>de</strong> difícil liberarse <strong>de</strong>l mandato <strong>de</strong> laestirpe. Imposible separarse <strong>de</strong>l sutil mundo <strong>de</strong> las gentes queencendieron la vitalidad. En él se hacían evi<strong>de</strong>ntes el matiz<strong>de</strong>l gesto, el temple <strong>de</strong>l alma, el revuelto y complejo mundointerior.Enrique, cuando regresa a Balandú y a La casa <strong>de</strong> las dospalmas, relata cómo fue la guerra <strong>de</strong> los tres años. Se <strong>de</strong>tieneen <strong>de</strong>stacar los gestos heroicos, las hazañas cotidianas. Paraél, a<strong>de</strong>más, fue una epopeya <strong>de</strong>l pueblo anónimo. No era unbandidaje guerrillero, ni un espectáculo <strong>de</strong> crueldad inútil.Obe<strong>de</strong>ció a unas reglas bélicas. Los ejércitos insurgentes notenían ataduras con fuerzas criminales, ni protegían <strong>de</strong>spropósitos,ni estaban en acciones que no obe<strong>de</strong>cieran a los rigoresbélicos. Sus jefes eran pensadores, hombres <strong>de</strong> gobierno,gente <strong>de</strong> las letras. Una fuerza i<strong>de</strong>alista impulsaba la acción.Se peleaba contra los postulados <strong>de</strong> la dictadura <strong>de</strong> la Regeneraciónconservadora <strong>de</strong> Núñez y <strong>de</strong> Caro. Se buscaban va-


288Otto Morales Beníitezrios objetivos que concuerdan con lo que se predicó en laConvención Liberal <strong>de</strong> 1897: que existieran <strong>de</strong>rechos individuales,que éstos se respetaran– que la ley no prevalecieracontra la Constitución; se propiciaba un régimen <strong>de</strong>scentralistaque les diera manejo <strong>de</strong> sus realida<strong>de</strong>s a los municipios y <strong>de</strong>partamentos;restablecimiento <strong>de</strong> la libertad absoluta <strong>de</strong> imprenta–responsabilidad legal <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte por sus actos;organización <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r electoral como rama in<strong>de</strong>pendiente yque se pudiera sufragar; inviolabilidad <strong>de</strong>l judicial para que<strong>de</strong>sapareciera la justicia itinerante; abolición <strong>de</strong> la reelección;reducción <strong>de</strong>l período presi<strong>de</strong>ncial a cuatro años; educaciónprimaria gratuita sin exclusión <strong>de</strong> ninguna clase social; abolición<strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> muerte; supresión <strong>de</strong> los impuestos paraexportar; abolición <strong>de</strong> los monopolios; que no se aumentarael papel moneda; amortización <strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda externa; reducirlos gravámenes para los artículos esenciales: sal, carne y losproductos extranjeros <strong>de</strong> primera necesidad que no se producíanen el país.Las razones para combatir eran potentísimas. No tienerelación, concomitancia o cercanía con otros movimientos<strong>de</strong> reconocida crueldad que han perturbado y dañan la vidanacional.Recordaba cartas <strong>de</strong> tanta categoría espiritual y humanacomo las que se cruzaron Rafael Uribe Uribe y PedroNel Ospina. Son ejemplo <strong>de</strong> gallardía y <strong>de</strong> honda recidumbre.Ninguna similitud con lo contemporáneo <strong>de</strong> 1999. Las diferenciasson radicales. La categoría <strong>de</strong> quienes dirigían la guerrano tiene ni remoto parecido con los que fungen hoy <strong>de</strong>combatientes. Esta guerra fue por i<strong>de</strong>as. Lentamente -perosucedió- se impusieron en la Constitución y en la legislaciónnacional. De suerte que tampoco naufragó esa beligerancia.Eran bellas las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> esta hazaña multitudinariaque hacía Enrique. Él, hablaba <strong>de</strong>l valor anónimo. Del heroísmosin proclama. De las limitaciones <strong>de</strong> unos ejércitospobres que luchaban por la liberación nacional. Que esperabanque la gracia <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong>mocrático se expandiera en


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 289solidaridad colectiva, sin los turbios dolores que <strong>de</strong>sataba laaplicación <strong>de</strong> la Constitución <strong>de</strong> 1886 y las leyes transitorias,que acostaban las arbitrarieda<strong>de</strong>s. Era buena esa resoluciónsin fronteras y sin silencios, que aupaba una gritería <strong>de</strong> vocespopulares, pregonando la libertad.Evangelina y José AníbalEstos dos seres -Evangelina y José Aníbal- entrelazan susvidas. Qué dura separación para Efrén Herreros, pues su hijamantenía encendido el ímpetu <strong>de</strong> la ternura.De José Aníbal Gómez, lo único cercano a la verdad, aexcepción <strong>de</strong> que en la ciudad su familia ocupaba una posiciónapreciable, eran los juicios <strong>de</strong> Medardo que lo conocía, en susaberraciones, en las duras noches <strong>de</strong> bohemia. Él, sabía <strong>de</strong> susdurezas y manías sexuales, <strong>de</strong> su falta <strong>de</strong> respeto humano, <strong>de</strong>su <strong>de</strong>clive moral. Le entrega el suegro La casa <strong>de</strong>l río y comienzauna existencia <strong>de</strong> paganismos rurales <strong>de</strong> José Aníbal, y <strong>de</strong> durezasinconcebibles para Evangelina. Ésta tenía un asombroso“dominio sobre sí misma y sobre la yegua-, su altivez al bajarcuestas, al subir barrancos, al enfrentar el trecho escabroso, elcamino <strong>de</strong>l brío serrano por el clima ribereño”. Era una damaen la cabal extensión <strong>de</strong> la palabra.José Aníbal va extremando, sus actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> indigna conductacontra su mujer: “le dispara contra unas tablas, sin herirla.La colgó <strong>de</strong> unas argollas en el zarzo. Como incomodaba a susensibilidad la castrada <strong>de</strong> los toros y el chirrido y el olor <strong>de</strong> lapiel quemada por la marca <strong>de</strong> los ganados, le puso el brama<strong>de</strong>rocercano al sitio don<strong>de</strong> tejía y pasaba horas <strong>de</strong> ensueño. Comoamaba el cauce <strong>de</strong>l río Cartama, haciendo una obra gigantesca,le cambió el curso. Pero el extremo <strong>de</strong> la inclemencia, culminóal cegarle la posibilidad <strong>de</strong> mirar el paisaje, al ponerle tablasásperas que cerraban la vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el altozano.“—Le dispara su revólver, sin mirarla. Sin tocarla.“—La cuelga en el zarzo.


290Otto Morales Beníitez“—La <strong>de</strong>ja encerrada cuando sale, a pan y agua.“—Parece transparente <strong>de</strong> lo blanca y pálida.“Y en Balandú completaron:“—Algo le pasa a don Efrén para <strong>de</strong>jar sufrir así a su hija.En dos o tres ocasiones había <strong>de</strong>cidido intervenir, pero algole susurraba la posibilidad <strong>de</strong>l milagro; inclusive que el menosesperado azar en<strong>de</strong>rezara las cosas. Debía influir tambiénsu costumbre <strong>de</strong> no intervenir en vidas ajenas, aunque parecíaimposible consi<strong>de</strong>rar ajena la vida <strong>de</strong> su hija. Últimamentesu paso <strong>de</strong>cidido por los corredores iba apresurando el momento<strong>de</strong> una <strong>de</strong>cisión”.Asistimos a la formación <strong>de</strong> un mundo <strong>de</strong>lincuente, primitivo,<strong>de</strong> José Aníbal y el medio en el cual actúa. Su cercaníaa Juancho López, el hermano no reconocido <strong>de</strong> EfrénHerreros; a éste lo <strong>de</strong>testaba - lo impulsaba a los <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ros<strong>de</strong> la pasión rural - elemental y bravía - y a que aumentaransus rencores esquiniados contra las parientes y la posturahumanas <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong> Evangelina. Su actitud la sentía comoreflejo <strong>de</strong> los sometimientos, pues nada <strong>de</strong> lo que le ro<strong>de</strong>abaera su medio natural familiar, ni su afición, ni él creía quefuera su <strong>de</strong>stino.Estas noticias llegaban a Efrén Herreros. Este encuevabasus tormentos. Mientras tanto, Evangelina soportaba dolores.Su casa se llamaba, antes, “La casa <strong>de</strong>l río”, ahora la gentele cambió el gentilicio por el <strong>de</strong> “La casa <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas”.Ella, se endurecía para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su soledad. Mejía Vallejodice que gozaba <strong>de</strong> una “rabia enten<strong>de</strong>dora”. Se sabía superiora su marido y que ganaría la pelea.José Aníbal Gómez no toleraba que Evangelina tuvieraun aliento <strong>de</strong> euforia. Sería tanto como admitir, en su comportamiento,<strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s cobardonas <strong>de</strong> ternura. O admitirque tenía obligaciones <strong>de</strong> complacer sueños o <strong>de</strong>lirios. No.De ninguna manera. Su mundo era el <strong>de</strong> la incomprensión; elrechazo a cualquier manifestación <strong>de</strong> complacencia. Habíaque negar la gracia <strong>de</strong> la solidaridad. Cerrar la posibilidad <strong>de</strong>


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 291gozar el paisaje; quitar la riqueza líquida <strong>de</strong>l río Cartama paraque los ojos <strong>de</strong> Evangelina no <strong>de</strong>scansaran en sus caprichosos<strong>de</strong>splazamientos, en sus remolinos suntuosos, en sus caídasentre piedras y barrancos; ponerle al frente <strong>de</strong> su sensibilidad,<strong>de</strong> sus oídos y <strong>de</strong> su olfato, un brama<strong>de</strong>ro para <strong>de</strong>sbravarreses y potrancas, manejados estos oficios sin la sabiduría<strong>de</strong> su padre Efrén Herreros. Era imponerle unas torturas ymaltratar los novísimos oficios <strong>de</strong> la gana<strong>de</strong>ría y el amansamiento<strong>de</strong> las bestias.En medio <strong>de</strong> esos absurdos hechos, un día llega Roberto, elprimo, a visitar a Evangelina. Ésta lo consi<strong>de</strong>raba “como unpríncipe <strong>de</strong> los antiguos relatos” y en él “siempre ardieron loscaminos... una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidió seguirles el paso... el camino seguíasiendo la esperanza”. Roberto llegó porque presentía lasamarguras <strong>de</strong> su prima. Hizo relatos fantásticos; contó aventurasextrañísimas; reveló muchas escenas <strong>de</strong> espectacularesvuelos imaginativos. Buscaba plantar su rechazo a lo que acontecía.Relató el cambio <strong>de</strong>l cauce <strong>de</strong>l Río Arauca y cómo lospeces se rebelaron.Roberto explica los oficios más extraños e hipotéticos que élha realizado: <strong>de</strong>shollinador <strong>de</strong> volcanes; cogedor y en<strong>de</strong>rezador<strong>de</strong> relámpagos al ponerlos <strong>de</strong>rechitos; cambiador <strong>de</strong> cauces. Cadaepisodio era una burla y una querella directas contra José Aníbal.Fue un <strong>de</strong>safío a sus impertinencias <strong>de</strong>saforadas. Se le notificóentre evocaciones fantásticas, que se conocía su cruel y petulantemanera la <strong>de</strong> conducirse. Evangelina apenas, ligeramente, sesonrió. Fue un panfleto, en amables reminiscencias, a través <strong>de</strong>tareas inexistentes.Isabel en medio <strong>de</strong> las borrascasEn la <strong>parte</strong> más alta <strong>de</strong>l páramo, más allá <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> lasdos palmas, vive Isabel. Efrén Herreros le abre perspectivaseconómicas. Ella le habla en idioma <strong>de</strong> gran seriedad, <strong>de</strong> negocios,cambios, lin<strong>de</strong>ros. O le enuncia temas <strong>de</strong> una puerili-


292Otto Morales Beníitezdad <strong>de</strong> infinito encanto. Así va creciendo el mundo alucinado<strong>de</strong>l amor, muy lentamente.A la vez, Zoraida perturba a Efrén en ansieda<strong>de</strong>s. Éstapresiente que lo atrae, tentadoramente. Que aquél no lograliberarse <strong>de</strong> su sortilegio, al cual ella no pone <strong>de</strong>liberación.Pero <strong>de</strong>sata fuerzas <strong>de</strong> ternura y <strong>de</strong>seos. Avanza sobre la vidasentimental, tan suave como el raso: no sacu<strong>de</strong>, no es impertinencia<strong>de</strong>satada, ni sueño <strong>de</strong>svelador. Es un amorronroneante <strong>de</strong> dulzura. Pero hay una fuerza que se <strong>de</strong>sliza-muy suavemente– por los resquicios <strong>de</strong> la dulcedumbre humana.Acompaña así la soledad <strong>de</strong> Efrén Herreros. En ésteopera una fuerza <strong>de</strong> <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za interior. Su mundo íntimo ledicta las reglas <strong>de</strong> su comportamiento. Sus afanes lo atormentan.Pero lo gobierna un mandato <strong>de</strong> <strong>de</strong>cencia:“Cuando el dueño la miraba junto al maestro, en un extremo<strong>de</strong>l patio o junto a la puerta <strong>de</strong> salida, apaciguaba su impulsoprimero <strong>de</strong> quererla. Podría verlo factible, aunque unsentido <strong>de</strong> la lealtad lo rechazaba- lealtad con el maestro, lealtadcon el tiempo en que Medardo la disfrutó como se disfrutaun paseo que no pue<strong>de</strong> repetirse. Y lealtad con Zoraida,confiada en la casona, en algún modo confiada a él mismo.Cuando se le quedaba mirando en los quehaceres habituales,la admiraba <strong>de</strong> verdad: su dignidad en la lucha por lasobrevivencia eficaz y por el olvido”.¿Cómo era Isabel? Ella “había adquirido una fresca exuberancia,amplios sus ojos hacia los picos <strong>de</strong> la cordillera, alertasus aletas nasales para los olores <strong>de</strong>l monte, fuertes los muslosen las caminadas, suaves sus manos al cultivar las eras <strong>de</strong>l jardín.Miraba la fruta dulce en el árbol, el sexo en vacas y yeguasy toros y caballos, la gruesa ramazón, la orquí<strong>de</strong>a débil, el crepúsculoy su noche iluminada. Veía al niño y al anciano, algallo y al perro, al pájaro cantador. Pudo verse a sí misma cuandovio al hombre. Y un cierto salvajismo frente a las bestias: seponía las botas para meterse entre el ganado, or<strong>de</strong>ñaba, <strong>de</strong>scarnabaterneros, curaba el toro sin ayuda ajena”.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 293“-Isabel amaba su potranca Can<strong>de</strong>la. El animal se <strong>de</strong>jabaacariciar la cabeza, la crin, la cruz <strong>de</strong>l lomo, el anca...”¿Efrén Herreros cómo sentía a Isabel? El gran novelistaManuel Mejía Vallejo nos lo cuenta con brillo estético literario:“...Llegué para refregarme en tu sexo, Isabel, nombre primero,afirmación <strong>de</strong> la vida, tacto quejumbroso, queja diluidaen el llanto tendido, horizontal, vertical, sollozante y alegresexo tuyo, Isabel, pantomima, gemido enamorado, silencioapretujante, voz dolida, velluda voz, exclamación enmarañada,piel tibia y lisa, nervios sueltos al aire <strong>de</strong> la noche,grito callado otra vez, fiebre tiritante, muerte resumida, nacencia,el mundo eréctil, el dolor eréctil, la pena y el goce y ellabio entreabierto, dientes voraces contenidos en la piel alardor inventado, ancestral, tan tuyo y mío, tan <strong>de</strong> lejos y cerca,tan absolutamente hondo. La contorsión, el empuje violento,la ternura, la brega por nacer y por morir, el éxtasis, latontería, todo lo ridículo <strong>de</strong>l mundo, todo lo sabio y todo lotriste, eco <strong>de</strong> eternidad pasajera, tiempo sin pasado, edad sinorillas, vos, Isabel, dolencia mía, ancestro, vida frenada, ardor,<strong>de</strong>lta rabioso, quejante y tibio rostro <strong>de</strong> la muerte, esperanzamás allá <strong>de</strong> la caída. Vos, Isabel, dientes apretados, senofino, vértebras <strong>de</strong> mi dolor, costillas ja<strong>de</strong>antes, empeine <strong>de</strong> tupie, uñas <strong>de</strong> tus <strong>de</strong>dos, falanges, músculos en llama, ja<strong>de</strong>o,reclamo inútil. Glúteos apretados, sueltos, vaivenudos,bailadores; nervios tensos como la cuerda <strong>de</strong> una guitarra alreventarse. Tu sexo, yodo <strong>de</strong> mar, alga marina, lisura <strong>de</strong> pezesquivo, vuelo <strong>de</strong> alcatraz bajo el vellón <strong>de</strong> nube quieta. Amor,palabra que estalla en el aire nocturnecido, can<strong>de</strong>la, sollozootra vez sexo a<strong>de</strong>ntro, mar a<strong>de</strong>ntro, momento a<strong>de</strong>ntro don<strong>de</strong>espera la pregunta sin respuesta final.“Tal vez olvido tu cuerpo, tu manera <strong>de</strong> quejarte y <strong>de</strong> cerrarlos ojos, tus piernas recatadas en la hora <strong>de</strong>l sueño, tu respiraciónacelerada, simplemente olvidaré el amor. Recordaré el pulso<strong>de</strong> la piel en tus clavículas y la doble vuelta <strong>de</strong>l collar <strong>de</strong> tusquince años, cuando hubo una escondida promesa. Después


294Otto Morales Beníitezcaeré por ley <strong>de</strong> gravitación, estaré caído por ley <strong>de</strong>l amor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>mucho antes. Estaré tendido: otra manera <strong>de</strong> amar, así lamuerte sea la última entrega”.Isabel <strong>de</strong> pronto en su potranca “Can<strong>de</strong>la” visita La casa <strong>de</strong>las dos palmas y o vuelve a partir. Ha llegado carta <strong>de</strong> Medardopara Zoraida: “escribir es como querer”. Crece el amor <strong>de</strong> Franciscopor Natalia y acompaña a Evangelina el amor presentidopor su niño. Se vive entre el aire <strong>de</strong>l entresuelo <strong>de</strong>l amor. Zoraiday Efrén se encuentran entre sus arrebatos. Leamos la escena enla maestría sapientísima <strong>de</strong>l fabulador:“–Ya sabe lo que hay entre Isabel y yo.—Lo imagino -y sobaba a Dragón, imperceptiblemente.—Pero también <strong>de</strong>be saber esto: nadie invadirá la casamientras usted siga con nosotros”.“Ella sonrió y quiso <strong>de</strong>cir que lo quería y Efrén Herrerosadvirtió el golpe <strong>de</strong>l pocillo en el plato y pensó que era amabletener cerca personas como esa mujer. –Gracias– dijo ella,se levantó, <strong>de</strong>jó el gato en la silla, arrimó a la temperatura <strong>de</strong>lhombre”.“Gracias –y sintió esa boca fuerte en su boca, y el temblorcasi olvidado, y la lengua rego<strong>de</strong>áronse en la lengua y el apretónsuave en sus senos y el abrazo ja<strong>de</strong>ante y el anudarse lasmanos a la cintura y ésa a modo <strong>de</strong> quejumbre, temblorosatambién, y una tensa quietud”.“—Perdóneme.Y cuando se dirigió al cuarto - menos seguridad en pasosy movimientos al bajar las escalas, al tomar el enladrillado<strong>de</strong>l primer piso –sintió ganas <strong>de</strong> llorar.“—Todo está bien...Y algo pareció caer <strong>de</strong> un recuerdo.“—... ¿Quién es dueño <strong>de</strong> la culpa?—“Culpa no hay” –hubiera hablado Medardo si Medardoestuviera–. “Nosotros somos la culpa”.Después se le escucha repetir a Zoraida frente a la jaula<strong>de</strong> su turpial.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 295“Nadie pue<strong>de</strong> vivir sin su prisión”.Asoman los largos coloquios, en lo alto <strong>de</strong>l páramo, <strong>de</strong>Efrén Herreros con Isabel. Se van uniendo en comprensiones<strong>de</strong> dulzura. Se extien<strong>de</strong>n en ar<strong>de</strong>ntías. Ésta, quiere vivir másy más acerca <strong>de</strong> ese suave temblor que la sacu<strong>de</strong>, <strong>de</strong>svelándole:“—A veces las palabras no dicen lo que <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>cir, a míno me salen bien las palabras.—Te salen salvajes y brinconas.—Entonces usted me las amansa.—No hay qué quitarles el brío.—Sí, para usted soy como una potranca briosa. –Y provocasobarla.—Sóbeme, pues.Y ella gemía y su gemido parecía un pequeño canto <strong>de</strong> latierra.—¡Usted es Sultán”—Tranquila, Can<strong>de</strong>la.Después las miradas se juntaron en el vuelo <strong>de</strong> un ave,hacia el llano”.Recuperación <strong>de</strong> Evangelina y castigoEfrén Herreros andaba en <strong>de</strong>sazón. Su varonía le indicabasus <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> padre. Tenía conciencia <strong>de</strong> que su acción<strong>de</strong>sataría momentos horripilantes. Sería conmovedor al máximo.Cavilaba. Caminaba por los corredores <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> lasdos palmas, sonámbulo. Pero se le notaba que una tensión crecíaen su interior. A veces para disipar su inquietud ensillabaa “Sultán” y visitaba a Isabel, quien le repetía,querenciosamente, los simbolismos <strong>de</strong> las flores.


296Otto Morales BeníitezEl sonambulismo y fantasmas, espejos, retratos, lamuerteEn esta singularísíma y capital novela <strong>de</strong> Manuel MejíaVallejo, se entrecruzan muchos y sugerentes capítulos. Hayuno, el VIII, por don<strong>de</strong> el sonambulismo cumple una serie <strong>de</strong>escenas complementarias al cuadro general. Este -el sonambulismo-facilita el juzgar a las personas, las situaciones y losconflictos exteriores. De la misma Zoraida, se mencionan sus“noches <strong>de</strong> sonambulismo”. Lo que se dice, lo que acontece,son como dibujos sobre nudos íntimos. Salen los caracteresmás expresivos y ellos quedan allí, dando vueltas entre incertidumbres-Isabel es, por ejemplo, un nombre <strong>de</strong> imprecisasrelaciones con Efrén. Así se escon<strong>de</strong>n y no se <strong>de</strong>finen las queles dan azogue espiritual a los habitantes <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> las dospalmas. El gran novelista –en una frase– <strong>de</strong>ja entrever futuros<strong>de</strong>senlaces <strong>de</strong> ternura o <strong>de</strong> silencios que llevan vagos y difusospresentimientos. Las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cada ser - al relatarun pedazo <strong>de</strong> su vida o <strong>de</strong>jar que aparezca una vislumbre <strong>de</strong>ésta - señala una difícil senda para seguir y <strong>de</strong>scubrir la totalidad<strong>de</strong> su mundo incierto, sobrecogido <strong>de</strong> vacilaciones. Porbrevísimas que sean las indicaciones, se <strong>de</strong>fine la personalidad.Que no se confunda mi juicio: no es que no exista éste,sino que asoman sus dones o sus mermas interiores –ya dandocarácter– pero a través <strong>de</strong> diálogos, actitu<strong>de</strong>s, nudos <strong>de</strong>reflejos o <strong>de</strong> soleda<strong>de</strong>s o <strong>de</strong> silencios, que son la marca <strong>de</strong> suindividualidad. Sonambulismo que <strong>de</strong>ja asomar el asombromuchas veces.El ambiente <strong>de</strong> esta novela, se puebla <strong>de</strong> fantasmas. Élprimero es el <strong>de</strong> Juan Herreros, el fundador <strong>de</strong> la estirpe, elcolonizador que asoma al relato esfumado en el recuerdo. El,pasa en su caballo, en la noche, a velocida<strong>de</strong>s irreales. Se unesu leyenda pávida al entierro que hizo, como millonario, <strong>de</strong>sus monedas. Nunca <strong>de</strong>caerá su leyenda. Al contrario, crece yse engran<strong>de</strong>ce según la imaginación <strong>de</strong>l relator.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 297En cada anochecer, aparecen los fantasmas, los ruidos extraños,el mundo irreal <strong>de</strong> la oscuridad. Al comienzo <strong>de</strong> cadaaventura, la magia complementa el terror <strong>de</strong> lo que se espera.Inclusive las potrancas, briosas, en sus recorridos veloces, unpo<strong>de</strong>r extrañísimo en la distancia y en la imaginación.El medio era tan misterioso, obe<strong>de</strong>cía a reglas tanpsicopáticas, que al visitante le indicaban - para que no seatreviera a arrimarse - una planta <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> cristal, que teníael po<strong>de</strong>r extrañísimo <strong>de</strong> absorberlos.Un hombre citaba los fantasmas y les hablaba familiarmente,en coloquio <strong>de</strong> entendimiento. Era, entonces, el prodigio-“los fantasmas <strong>de</strong> sus invocaciones”. Mientras tantolos vampiros, en la casa abandonada, revoloteaban con <strong>de</strong>sesperación,mientras que los pumas muer<strong>de</strong>n una palma y laotra. Y así, mueren. Quienes por allí se atrevían, <strong>de</strong>clarabanal amanecer:“Hay muchos misterios bajo estos tejados. (Se escuchan)“sonidos sin nombre en las noches <strong>de</strong> duen<strong>de</strong>s revoleantes”.En la <strong>de</strong>nsa oscuridad, se entreoía que llegaba la recua <strong>de</strong>lcelebérrimo arriero Félix Velásquez. Se oyen los potros en lanoche sobrecogedora y se los ve, al amparo <strong>de</strong> los relámpagos.Es impresionante el cascoteo <strong>de</strong> los caballos, el galope raudo,los belfos resoplantes. Aparece una flor en la puerta <strong>de</strong> la viejamansión abandonada. La <strong>de</strong>ja un viajante <strong>de</strong> las leyendas.Quizás don Juan, en acto solemne, que reproduce su galanteríanocturna. Pasan los jinetes errantes y sus caballos resoplanenfebrecidos en la carrera en la cual atraviesan por esos caminos<strong>de</strong> montaña.El resollar <strong>de</strong> las bestias contra el viento, es impresionante.Los cascos caen po<strong>de</strong>rosos sobre la roca. Se escucha “la vozfundadora <strong>de</strong>l padre”. Al <strong>de</strong>scribir a éste, se recuerda que élhablaba, con unción, sobre los “caballos usados” y el vaho convincenteque sale <strong>de</strong> sus cuerpos potentes.Cada episodio, lo unen a los trasgos. Después <strong>de</strong> quemadala casa <strong>de</strong> Zoraida Vélez, en Balandú se cuenta que, al filo


298Otto Morales Beníitez<strong>de</strong> la medianoche, se escucha su guitarra <strong>de</strong> coquetas reminiscenciasen el canto.A una inmensa paloma negra que era una <strong>de</strong>coración inicial,se le escucha su batir impresionante <strong>de</strong> alas.Los espejos y los retratos, cumplen una misión <strong>de</strong> igual trascen<strong>de</strong>nciamitológica. Ambos resisten, misteriosamente las llamas.Reproducen figuras extrañísimas, <strong>de</strong>saparecidas o lejanas.Tienen la virtud <strong>de</strong> revivir seres cuya presencia es incierta. Lossegundos, al final <strong>de</strong>l incendio, están intactos. Allí se pue<strong>de</strong>ncontemplar las figuras ya <strong>de</strong>shechas por el tiempo.Cada espanto, va unido a la muerte. Esta, perturbadora, -insiste, con su terror, en varias ocasiones. Cuando se hun<strong>de</strong>en la sombra la adolescente Lucía, la atmósfera para recibiraquélla, era suave. Era un dolor que llevaba amenazando laexistencia tierna <strong>de</strong> una niña, quien era bella, fugaz y trascen<strong>de</strong>nteen su hermosura. Ella sola ro<strong>de</strong>aba <strong>de</strong> dulzura el contornoy se extendía al existir, al soñar, y, luego, al continuaren el recuerdo. Lucía evoca la suavidad. Como dice el poetaJulio Barrenechea(*):“Hoy he besado rosas blancas,<strong>de</strong>finiré la suavidad.La suavidad es un perfume,que no se atreve a perfumar”.Cuando murió Monseñor Herreros, se hizo evi<strong>de</strong>nte quese “sobrecogió el silencio”.A veces, en el ambiente, se sentía el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l “montón<strong>de</strong> sollozos disimulados”.Y la reflexión filosófica que nos advierte cómo es estehondo y perturbador fenómeno, que atraviesa este fabular:“La muerte que vamos trabajando cada día, cada noche”.En La casa <strong>de</strong> las dos palmas, “pernoctaron los que no teníanmiedo, los que veían más azaroso continuar, los que nopodrían retroce<strong>de</strong>r, los que en realidad habían llegado. Podríaser, también, la espera <strong>de</strong> la muerte”.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 299Es bien extraño lo que se recoge en estas páginas. Hay uncapítulo <strong>de</strong> amor primitivo entre el semental y la potranca,ambos po<strong>de</strong>rosos. De cómo es la piedra para esculpir los pumas<strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> las dos palmas, cuando Efrén Herreros haresuelto reconstruirla. Allí se evocan los ruidos extrañísimosque escuchaba Natanael. Cómo es el nacimiento humanísimo<strong>de</strong> los seres, gobernando aquél por lo presentido. A<strong>de</strong>más secuenta qué es lo que se espera <strong>de</strong> la magia <strong>de</strong> la oscuridadpara ennoblecer el miedo en lo apacible <strong>de</strong>l silencio. Es elpresentimiento <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sconocido. La fuerza cenital <strong>de</strong>l asombro.Cómo llega la noche que propicia ruidos, amenazas oscuras,vuelos insospechados, dolores <strong>de</strong>l recuerdo en visionesmágicas. Mejía Vallejo recrea lo mítico rural con su extraordinariariqueza verbal, que va creando ese mundo fabuloso,que encien<strong>de</strong> el alma <strong>de</strong> temores, aprehensiones y visionesmágicas.Fenómenos <strong>de</strong> la naturaleza, árboles, flores, pájarosEs impresionante leer cómo son los fenómenos <strong>de</strong> la naturaleza.Muchos <strong>de</strong> ellos marcan el espíritu <strong>de</strong> los personajes.Como consecuencia lógica, le dan a la novela una categoríarural <strong>de</strong> alta calidad. La fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong>scriptiva enriquece elambiente <strong>de</strong> la creación.“El viento en los cañones”, los arroyos, los ríos, el abismomirado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el barranco alto. “La montaña extendía sulomo para que la sobara Dios con su mirada”. Con el paisajese confundían las músicas, los colores, el aliento espiritualque insurgía vibrante <strong>de</strong> la tierra. “El padre viento corredor yenredador, el que todo lo trae y todo lo lleva”. Los truenos,las tempesta<strong>de</strong>s y relámpagos. El sonido que nace en las profundascavida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> resonancias terroríficas espirituales quese entenebrece en las hondonadas siniestras. Allá don<strong>de</strong> corren,huracanados, los ríos. Los chubascos <strong>de</strong> dinámicas goterasque rompen hojas, arrasan cultivos, doblegan los pas-


300Otto Morales Beníiteztos. Los hombres y las mujeres estaban allí, serenos a veces.En otras ocasiones, veían llegar la noche con patético terror.El contorno se oscurecía y la dimensión <strong>de</strong> la mirada se <strong>de</strong>teníaen el umbral <strong>de</strong> sus habitaciones. Más lejos, estaba el tormentoabierto <strong>de</strong> la tierra embravecida.Los árboles crecían ante la mirada complaciente. Después<strong>de</strong>l incendio y <strong>de</strong>l abandono <strong>de</strong> la Casa, al comenzar su restauración,se tomó la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> hacer semilleros <strong>de</strong>cedros y robles. Es necesario plantar nuevas especies parafortalecer el nacimiento <strong>de</strong> las aguas y volver a darles sombraamable a los farallones.Se iban revisando, amorosamente, las palmas <strong>de</strong> corocito,las pantojas <strong>de</strong>l cañamelar, los pecíolos envainadoras que formanel tronco <strong>de</strong>l plátano. El saúco, el eucalipto australiano,que llaman Gómero azul <strong>de</strong> Tasmanie, los sietecueros, losyarumos, los chaguales, el carate, el laurel, los brazos <strong>de</strong> roble,la guadua, la cañaveral, etc., etc., al infinito.Las flores crecen contempladas con arrobo. Algunas cultivadascon sutiles <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>zas. Otras en el campo abierto: eljazmín <strong>de</strong>l cabo, la espuma-<strong>de</strong>-mar, la lluvia-<strong>de</strong>-oro, lacaléndula, la siempreviva, el cortapico, la veranera que seenreda, el San Juan <strong>de</strong>l Monte, la batilla o convólvulo -la flor<strong>de</strong> los crepúsculos como la llamaba poéticamente PorfirioBarba-Jacob- las begonias, las josefinas, las melenas que caenen <strong>de</strong>smayos ante el paisaje, las orquí<strong>de</strong>as, las azaleas, el jazmín,la flor triste, las dalias, los colinos <strong>de</strong> San Joaquín, la flor<strong>de</strong> heliotropo, la palma <strong>de</strong> jardín, los helechos, las orquí<strong>de</strong>aso catleyas, las flores silvestres, begonias, margaritas, las trepadorasy otro etcétera también al infinito.Los pájaros eran la infinita variedad. Al amanecer, invadíancon sus cantos orquestales. Era la sinfonía natural. Allíestaban los sinsontes, turpiales, tominejos, ciriríes, los nuanuas,mirlas, silgas, azulejos, golondrinas, pinches, piscuís, afrecheros,colibríes, carriquíes, gavilán, las guacharacas, loros pavos,carriquíes, y así también, la mención no tiene límite.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 301Lo mismo acontece con las frutas: tamarindos, cocoteros,ciriselos, papayos, guanábanos, madroños, anones, sandías,aguacates, piñas, curubos, y, otra vez, hay que indicarque los nombres se multiplican.He escogido esta enumeración caprichosamente y sin quereragotar las especies que nombra <strong>de</strong> esta diversidad <strong>de</strong> dones<strong>de</strong>l campo.Los menciono con una intención <strong>de</strong>liberada. Hace muchosaños solicité la clasificación científica <strong>de</strong> los pájaros,flores, frutas y árboles que mencionaba el cuentista <strong>de</strong>l GranCaldas, A<strong>de</strong>l López Gómez, pues preveía un arrasamientoposterior. Impetraba que se conservaran los nombres con unaexplicación <strong>de</strong> sus calida<strong>de</strong>s, propieda<strong>de</strong>s, con una <strong>de</strong>scripción<strong>de</strong> la belleza que nombraban. Nadie me hizo caso. Puesleyendo La casa <strong>de</strong> las dos palmas, me doy cuenta que muchosnombres ya no los usan los colombianos. Otros, siempre hansido <strong>de</strong>sconocidos para quienes no han compartido la vidacampesina. Entonces, tomando esta novela -y casi que la totalidad<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Mejía Vallejo- se lograría algo <strong>de</strong> excepcionalimportancia. Es un mundo <strong>de</strong> árboles, flores, frutas yornitológico que merece una seria clasificación. Sería un bellolibro que podría escribir un especialista con sentido poético.Son muchos elementos que acompañan la escriturasingularísima <strong>de</strong> Manuel Mejía Vallejo por su hondura conceptualy su belleza: la montaña en sus mundos mitológicos;los ríos Cauca, Cartama, San Juan y Piedras. El regreso, consu cohorte <strong>de</strong> <strong>de</strong>safío, al recuerdo y la nostalgia. El canto queinunda <strong>de</strong> ritmos las horas <strong>de</strong> la euforia, las <strong>de</strong>l dolor. Lascoplas en las cuales el autor es un maestro, lo mismo que enlas décimas, que “inventan asuntos para componer la vida”.El viento, el olvido, los trabajadores <strong>de</strong>l campo con sus fi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>ssilenciosas, la soledad, el prodigio <strong>de</strong> las palabras-que “son ignorantes, a veces no saben lo que queremos <strong>de</strong>cir”.Los incitantes relatos <strong>de</strong> los acontecimientos en Balandú,


302Otto Morales Beníitezsabiendo que a los pueblos los domina lo diabólico: “<strong>de</strong>sgarrala alegría <strong>de</strong>l pecado”.Las bestiasEn este fabular, las bestias ocupan muchos espacios <strong>de</strong>lrelato. Ellas fueron -siempre- las más fieles compañeras <strong>de</strong>las hazañas <strong>de</strong> los hombres. Y en esas tierras altas <strong>de</strong>l páramo,<strong>de</strong> los farallones, <strong>de</strong> los ríos tormentosos y <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>sabismos, sus oficios eran los más nobles. Ellas eran solidariasen los <strong>de</strong>splazamientos <strong>de</strong>l hombre, en el transporte, en <strong>de</strong>safiarborrascas y el viento. Las bestias unieron al país, armaronla economía, le dieron alcance a las transacciones, hicieronfactible el intercambio. Como <strong>de</strong>cía el maestro Alfonso Reyeseran las mejores amigas <strong>de</strong>l hombre. Y lo acostaban ensus esfuerzos másculos y en sus bohemias. Relucían en lashechicerías amorosas. Son pacientes y complacientes en <strong>de</strong>rrotarla áspera naturaleza. Cumplen sus <strong>de</strong>beres sin arrebatarsecontra los imposibles. Indispensables fueron siempre enesas tierras altas, <strong>de</strong> caminos ásperos, <strong>de</strong> hondonadas y <strong>de</strong>cordilleras para dominar.Uno <strong>de</strong> los goces a que pue<strong>de</strong> aspirar un hombre, es el cuidarlas.Es don<strong>de</strong> el individuo se vuelve más humano y principiaa enten<strong>de</strong>r y amar su lenguaje. Cada acto es un ritual: picary exten<strong>de</strong>r la caña en las canoas, ponerles los granos <strong>de</strong> maíz yescuchar cómo lo <strong>parte</strong>n con sus po<strong>de</strong>rosas mandíbulas; darlesel salvado con panela o con miel, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un largo viaje y<strong>de</strong>scubrir su primitiva voracidad. Aprovechar para acariciarlascon a<strong>de</strong>manes <strong>de</strong> ternura. Sobarlas y recorrerles sus lomos, laspo<strong>de</strong>rosas ancas, la cruz don<strong>de</strong> comienzan las crines. Cuandoéstas son largas, <strong>de</strong>senmarañarlas con la mano paciente y conayuda <strong>de</strong> el peine. Peinar cuidadosamente la cola. Bañarlas yque reluzcan sus lomos y sus cascos.Es hermosísimo escuchar el paso <strong>de</strong> ellas: el <strong>de</strong> la trocha,larga o menuda, que es como un tejido sobre la tierra; el <strong>de</strong>l trote


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 303que parece zangolotear el mundo; el <strong>de</strong>l galope que es veloz ysincronizado al caer los cascos po<strong>de</strong>rosos; el <strong>de</strong> paso fino castellano- típicamente colombiano - que entreteje las <strong>de</strong>licias y dulzuras<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>splazamientos con la exigencia <strong>de</strong> un porte imperial<strong>de</strong>l jinete. Ninguno <strong>de</strong> ellos tolera <strong>de</strong>scuido, abandono, falta<strong>de</strong> personalidad dinámica en quien lo conduce.Mejía Vallejo cuenta que Efrén Herreros utiliza las mulas“para horas trabadas”. Ellas son la sabiduría. Con sutil y extrañísimapsicología en su comportamiento. Las más resistentes.Cuando son trochadoras, las más suaves en los <strong>de</strong>splazamientos.En ellas el jinete pue<strong>de</strong> ir confiado: no fallaráen su <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> previsión. Segura, segurísimas al máximo.Serenas algunas; otras <strong>de</strong> genio volcánico y difícil manejo. Seexige pericia y reciedumbre. Pero cuando saben obe<strong>de</strong>cer, nohay goce igual a compartir con ellas el camino. Nunca es ásperopara su sabiduría. Cuando empina sus orejas hacia elfrente, algo ocurre en cercanía. Si tien<strong>de</strong> una hacia un lado,por allí viene el peligro. Cuando éste es evi<strong>de</strong>nte, se <strong>de</strong>tiene.Y resiste a los apremios más beligerantes. Nadie logra moverla.Es la seguridad total, sin complacencias. No ce<strong>de</strong> a ningúnrequerimiento. Por eso aprendimos la lección <strong>de</strong> mi padre,don J. Olimpo Morales, quien repetía: “Para fiestas, laspotrancas lucidas, <strong>de</strong> ancas relucientes y crines <strong>de</strong>splegadasal viento. Para viaje largo, que la mujer y la mula sean <strong>de</strong> patafina: que no resbalen, que no resbalen”.Por ello, Efrén Herreros montaba en mula al tener queenfrentar cualquier <strong>de</strong>safío. En su compañía, aprendió las lecciones<strong>de</strong>l campo: “todo <strong>de</strong>bería andar según sus leyes. Entoncesmiraba el campo, y en el campo otra dimensión <strong>de</strong>ltiempo, paciencia <strong>de</strong>l aire, paciencia <strong>de</strong>l árbol en su crecimiento,paciencia <strong>de</strong> la orquí<strong>de</strong>a y el clavel, paciencia <strong>de</strong> lamontaña y el agua, que invitaban a una sosegada quietud.Paciencia <strong>de</strong> las nubes abiertamente mostradas, la <strong>de</strong>l musgoen los claros <strong>de</strong>l monte, el ritmo claro, el paso lento <strong>de</strong> losdías sobre el farallón”.


304Otto Morales BeníitezCada ritual frente a las bestias, aparece en esta novela <strong>de</strong>tantas connotaciones positivas literarias. El ensillarlas <strong>de</strong>mandaconocimiento minucioso. Primero, tener un cepillo <strong>de</strong> fibrasduras para recorrer su cuerpo y or<strong>de</strong>nar la piel. Engrasarla soga con la cual se va a engalanar la silla; poner en or<strong>de</strong>n ychequear los correajes <strong>de</strong> ésta; or<strong>de</strong>nar los estribos; que vayabien colocada la chuspa <strong>de</strong>l encauchado; que la cincha y lagrupa no maltraten. Y cada aspecto <strong>de</strong> éstos, aparece en buenidioma y con erudita <strong>de</strong>scripción en la prosa <strong>de</strong> Manuel MejíaVallejo.En los relatos <strong>de</strong> Enrique Herreros al referirse a la Guerra<strong>de</strong> los Mil Días, se <strong>de</strong>tiene en una serie <strong>de</strong> reflexiones biensugerentes. Ella, sin las bestias, no se hubiera podido a<strong>de</strong>lantar(*).Era lo único que le pedían, los generales, al gobierno.Pero este personaje se queja <strong>de</strong> que nadie se ha <strong>de</strong>tenido aformular el elogio <strong>de</strong> los caballos <strong>de</strong> guerra y, entre éstos, lascrueles durezas que pa<strong>de</strong>cían los que eran heridos y los quequedaban <strong>de</strong>samparados en su muerte heroica. Mencionaba,con patética <strong>de</strong>scripción, cómo herido el combatiente, el caballoavanza a la estampida, llevando, a veces, jirones <strong>de</strong> un hombreo un agonizante.Mejía Vallejo toma esa angustia <strong>de</strong>l combatiente y la vuelvemaestría literaria:“Sus manos acariciaban una testuz, dibujaban el arco <strong>de</strong>un cuello crinado, se afirmaban en la cruz <strong>de</strong>l lomo.“—Resuellos, crines revolcadas... Nadie habló <strong>de</strong> esos caballosguerreros, nadie reclinó su sien para oírles el corazón,músculos bravos encima <strong>de</strong> los cuartos <strong>de</strong>lanteros. !Nadie!Potros leales sin saber lo que hacían, valientes y fieles al jinete.¿Dón<strong>de</strong> los caballos difuntos? Belfos resonantes, respiracióncalurosa, mirada quieta don<strong>de</strong> se apaga el paisaje, nerviostensos al reflejo instintivo, cascoteo vulnerado, el valorsin nombre, el aguante en jornadas sin meta. De pronto en lanoche, contra relámpagos sin estruendo, la silueta <strong>de</strong> un caballo,a rastras el cabezal, ensillado y solo, herido y solo”.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 305“-Mi Viejo Alazán.“¡Sobaba en el aire esa piel sudada, peinaba las crinescayubras, <strong>de</strong>senredaba la cola airosa <strong>de</strong> su animal difunto, lollamaba en la tar<strong>de</strong>:-Alazán!“Y el caballo regresaba <strong>de</strong> su muerte, y Enrique lo cuidabay lo montaba como si también él estuviera muerto. Nadie jamáscabalgó caballos difuntos como Enrique Herreros. Recordabael redoble <strong>de</strong> las marchas que ejecutaban las bandas municipalesal comienzo <strong>de</strong> la campaña, ban<strong>de</strong>rolas rojas en lasmuchachas. Rojo el himno <strong>de</strong> ánimo, alegre el encuentro furtivoen la partida. Luego se hicieron fúnebres las marchas, eranya la canción <strong>de</strong>l regreso”.Hay algo que tiene especialísima resonancia en el espíritu<strong>de</strong>l hombre que ama las bestias: es su paso raudo por los caminos;o la alegría al llegar, en la mañana, a la pesebrera; o elbrinco y el relincho <strong>de</strong> las potrancas ardorosas; o las faenas <strong>de</strong>la amansada <strong>de</strong> jinete con sabidurías en frenos, pasos y maldiciones.Son, cada uno, momentos <strong>de</strong> <strong>parte</strong> <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> lavida que uno pue<strong>de</strong> compartir. Escuchar el paso <strong>de</strong> una recua<strong>de</strong> bestias arrendadas; o <strong>de</strong> unos potros retozones; o <strong>de</strong> unaspotrancas <strong>de</strong> vibrantes tensiones; o el lento <strong>de</strong> una mulada queya conoce sus oficios, le va indicando, al oído, los diversos yfinos comportamientos. Tienen los cascos, sobre la tierra virgeno el empedrado, sonorida<strong>de</strong>s diferentes. El conocedor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la lejanía, pue<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir qué acontece. Porque hay grados enlos pasos; en la lentitud o en lo beligerante <strong>de</strong> ellos. A<strong>de</strong>más,según a la estirpe <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamientos a que pertenecen.Como hay una acción <strong>de</strong> capital y trascen<strong>de</strong>nte importancia,cual es la postura <strong>de</strong>l jinete. Se pue<strong>de</strong>n escribir <strong>de</strong>masiadaspáginas haciendo el elogio <strong>de</strong> quien, al montarse, goza <strong>de</strong>la dignidad <strong>de</strong> fundirse con la bestia que conduce. Son <strong>de</strong> unamajestad integral. Así se les observa. Él va con la soberbia <strong>de</strong>po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>safiar el aire. El viento lo roza en su altura. El horizontese le amplía. Hay avi<strong>de</strong>z visual en lo que <strong>de</strong>scubre y el


306Otto Morales Beníitezmundo - empequeñecido - queda <strong>de</strong>trás. Nada lo atormenta:ni la dureza <strong>de</strong> la cuesta; ni la amplia extensión <strong>de</strong>l valle; ni lamontaña con sus durezas pétreas. Ni lo brusco <strong>de</strong> los <strong>de</strong>speña<strong>de</strong>ros;ni el rumor <strong>de</strong>safiante <strong>de</strong> los precipicios. El chalánvive horas admirables al sentir que está, en trance superior,por encima <strong>de</strong> la tierra. “Montar bien es una <strong>de</strong> las cosas agradables”,y así lo consagra el novelista en palabras que adviertenque nada comparable a esa embriaguez que produce elpaso <strong>de</strong> la bestia que nos lleva a tener la “sensación <strong>de</strong> integridadque le traían los montes”.Evangelina recuperadaEfrén Herreros, al conocer las aciagas noticias <strong>de</strong> lo queacontecía en la “Casa <strong>de</strong>l río”, entró en lucha contra su impulsoprimitivo <strong>de</strong> arremeter y castigar a su yerno José Aníbal.Volvía a adoptar las características que lo distinguían cuando<strong>de</strong>bía adoptar una <strong>de</strong>cisión infausta. Entonces, su paso eralento por los corredores como cuando la enfermedad <strong>de</strong> Lucía-;otra vez la mirada profunda se <strong>de</strong>tenía a contemplar losramos <strong>de</strong> orquí<strong>de</strong>as, la fuente o el roble po<strong>de</strong>roso. Sabía quetenía que tomar una actitud. Ésta, la aplazaba porque presentíalas arremetidas catastróficas que <strong>de</strong>bería realizar. Pero,en cada amanecer, era más evi<strong>de</strong>nte que tenía obligaciónmoral <strong>de</strong> rescatar a Evangelina.Llamó a Ramón, su hombre <strong>de</strong> confianza, -”adivinante <strong>de</strong>urgencias-” para que hiciera una recolección <strong>de</strong> noticias en loque llamaban ya la “Casa <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas”. Escolástica -“rescoldoveranero en el vientre, fiebre en los senos bajo el corpiño”-vivía allí, acomodada por Efrén para que vigilara, puesnunca le tuvo confianza a su yerno. El patrón sentía la solidaridad<strong>de</strong> sus amigos campesinos y conocía cómo era su marrulleríacomprensiva. A<strong>de</strong>más, como con silencios se atabanal dolor <strong>de</strong> los jefes que sufren. Con un gesto simple y elemental,<strong>de</strong>nunciaban su respeto y cercanía.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 307Eran muy perturbadores los dolores <strong>de</strong> Efrén por su hija.Atenazaban el corazón. Sabía que allá estaban su yerno yJuancho López, que lo odiaban. El revólver a Efrén le brincabaen la chuspa insinuando el disparo certero. Va propiciandohechos que dibujan la toma <strong>de</strong> la resolución: una visitaa Isabel, una carta que cruza la esperanza, la inquietudsentimental frente a Zoraida. Es un balbuceo entre las palabras,los hechos y los mandatos inaplazables <strong>de</strong>l alma. Loúnico que tenía muy claro era que “la presencia <strong>de</strong>l hombre(<strong>de</strong> José Aníbal) había embrutecido el paisaje”.Escolástica alumbraba santos; elevaba plegarias; hacíararos ritos pidiendo sosiego. Un día se levantó y sentenciosamentedijo:“Algo gran<strong>de</strong> se nos viene”.Efrén Herreros tenía conciencia <strong>de</strong> que tenía obligaciónpaternal <strong>de</strong> rescatar a Evangelina. El haberla entregado, consi<strong>de</strong>rabaque era su mayor error sentimental. Era una afrentaque él había cometido contra su vida y la <strong>de</strong> su hija. Y seguíaen su honda reflexión. A Ramón le indicó a quién <strong>de</strong>bía indagar.Este regresó: lo escuchó, calló, interiorizó su angustia.Efrén resuelve viajar a La casa <strong>de</strong>l río. En: La casa <strong>de</strong> lasdos palmas las gentes percibían que vendrían horas <strong>de</strong> dureza.Fue cuando Zoraida Vélez le dijo:-Cuí<strong>de</strong>se.Era porque una atmósfera <strong>de</strong> tempestad humana percibíaella que sacudía el alma <strong>de</strong> Efrén. Cumplió sus preparativoscon la mayor serenidad: sin alar<strong>de</strong>s, sin proclamas verbales, nigestos arrebatados, ni adjetivos pen<strong>de</strong>ncieros. El acto <strong>de</strong> llevaruna bestia caballar encallada con un galápago <strong>de</strong> mujer, erasuficiente para enten<strong>de</strong>r que, para que su hija la pudiera montar,tenía que librar una batalla <strong>de</strong>scomunal, que podría conducirlohasta la muerte.Llegó con su voluntad tensa que se <strong>de</strong>scubría en el gestoy la mirada. José Aníbal y Juancho López - su medio hermano- se presentaron para el combate. Efrén Herreros no habló.


308Otto Morales BeníitezCumplió con dos o tres resoluciones íntimas y la ligereza enel manejo <strong>de</strong>l arma, redujo a sus oponentes. Hubo peones-que no eran suyos- que lo ro<strong>de</strong>aron con gesto <strong>de</strong> doble solidaridad:<strong>de</strong> respeto a su vida <strong>de</strong> luchador, <strong>de</strong> Jefe nato, <strong>de</strong>guía moral y social <strong>de</strong> la región y <strong>de</strong> rescatador humanitario<strong>de</strong> la existencia estrangulada <strong>de</strong> Evangelina. El dramatismoen este capítulo, es uno <strong>de</strong> los momentos <strong>de</strong>scriptivos altos<strong>de</strong> la literatura colombiana, más lleno <strong>de</strong> espectaculares resoluciones.Es la gran<strong>de</strong>za humana <strong>de</strong> un padre que impone susfueros. Que, sin alar<strong>de</strong>s, pero con una violenta presencia <strong>de</strong>espíritu combatiente, va doblegando a los hombres <strong>de</strong> infameconducta. Lo que allí acontece, es <strong>de</strong> belleza espectacular.Es el amor <strong>de</strong> padre que orienta una escena <strong>de</strong> agudosperfiles <strong>de</strong> valentía paciente. No hay un gesto, no hay unaexclamación, no se escuchan más que unas ór<strong>de</strong>nes secas yprecisas. La espectacularidad <strong>de</strong> ese momento híspido, alcanzauna gran<strong>de</strong>za literaria en Manuel Mejía Vallejo. Ese soloinstante <strong>de</strong> su obra la justificaría y ennoblecería toda. Porquehace explícita la maestría intelectual para manejar una situacióntormentosa <strong>de</strong>l alma, en brevísimas palabras. Los actosque se cumplen son <strong>de</strong> horripilante crueldad. La <strong>de</strong>scripciónes sublime en su aterradora intensidad. Son castigos que perdurarán.Cuando da Efrén or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> marcar con el hierro, elmismo que utilizan para los animales <strong>de</strong> la hacienda, a JuanchoLópez y José Aníbal Gómez, la prosa <strong>de</strong>l novelista alcanza lamáxima belleza espeluznante. Lo que puntualiza, es uno <strong>de</strong>los momentos, en el fabular colombiano, <strong>de</strong> más sobriedaddramática. De mayor audacia en crear una atmósfera - don<strong>de</strong>aparece un acto <strong>de</strong> fatalidad luminosa - frente a los seres innobles.En el relato <strong>de</strong> esta novela, es un momento culminante.De belleza literaria <strong>de</strong> alta categoría estética. Es uninstante <strong>de</strong> los más espectaculares <strong>de</strong> las diferentes épocas<strong>de</strong> la creación colombiana. La superioridad <strong>de</strong>l artista - escritor,ya no se pue<strong>de</strong> discutir. No hay un adjetivo que sobre. Ycuando Efrén or<strong>de</strong>na que, con los <strong>de</strong>más animales, sean


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 309arriados al potrero, se indica el calificativo <strong>de</strong> “animales” queles asigna ya, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento, para la eternidad <strong>de</strong> susexistencias. Son instantes <strong>de</strong> tan patética <strong>de</strong>scripción que sóloun escritor <strong>de</strong> tan alta estirpe como Manuel Mejía Vallejopue<strong>de</strong> manejar sin que lo doblegue la persistente barbarie.Allí aparecen los recuerdos, el paso <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> la infancia,las amables horas <strong>de</strong>l existir <strong>de</strong> Evangelina en el seno <strong>de</strong> losHerreros. Brinca la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> una mala conducta <strong>de</strong> su maridoJosé Aníbal con la complicidad <strong>de</strong> Juancho. Lograr esemomento <strong>de</strong> cataclismo humano, necesita mucha sabia conciencia,en el fabulador, <strong>de</strong> cómo es la conducta <strong>de</strong> los hombresy cómo se utilizan las armas secretas, hondas, <strong>de</strong> reflexivalucha interior, hasta caer en gestos que le dan sello cabal aun hombre. Es cuando la existencia se doblega a favor <strong>de</strong> losmandatos <strong>de</strong> éste. Como aconteció con Efrén Herreros.Un acto <strong>de</strong> tan espectaculares dimensiones - capítuloXVIII - no necesita escenario especialísimo. Lo hondo y esenciales el mandato, interior, la fuerza <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>l hombre.Éste es quien le da gran<strong>de</strong>za. Es el que le imprime po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>irradiación. Efrén lo cumplió con “el ánimo en el temblor <strong>de</strong>la ira apaciguada”.Queda en evi<strong>de</strong>ncia, que el valor es po<strong>de</strong>río. Es economía <strong>de</strong>palabras y <strong>de</strong> gestos. Esa es la lección <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z varonil queentregó Efrén Herreros. Manuel Mejía Vallejo, como escritor,alcanza en esas páginas una altísima calificación. En este patéticocapítulo, aparece su gran<strong>de</strong>za literaria. Es una escena grandiosa,conmovedoramente escrita.El regreso a la “Casa <strong>de</strong> las dos Palmas”“Salida, llegada, espera en La casa <strong>de</strong> las dos palmas, posibilidad<strong>de</strong> la muerte en el <strong>de</strong>safío. Y ver en la boca <strong>de</strong>l monteun jinete sobre una mula, una mujer sobre una yegua colorada,un perro caminador, una lentitud <strong>de</strong>sesperante.-!Nada ocurrió!


310Otto Morales BeníitezNatalia fue al cuarto <strong>de</strong>l forastero y dio manivela a lavitrola, que cantó su canción <strong>de</strong> llegada.“Otra vez el paso lento <strong>de</strong> Efrén Herreros, recogido elbrazo herido, ligeramente agachado. Y Evangelina <strong>de</strong>trás,sonámbulo en el viaje largo, su alelamiento no supo <strong>de</strong> laherida.—¿Qué pasa, Ramón?—Llegan, niña Zoraida.Como si viera <strong>de</strong> nuevo, el orgullo que no le pertenecía:Tenía qué volver - como si fuera voluntad suya, po<strong>de</strong>resocultos que la acompañaban, entrevió en su oscuridad la siluetanegra <strong>de</strong> Asdrúbal. El olor <strong>de</strong> viruta y aserrín <strong>de</strong>nuncióla cercanía <strong>de</strong>l maestro Bastidas. -Regresaron, maestro - dijo—Soy capaz <strong>de</strong> rezar al tronco.-¿A cuál tronco?—El que va a dar la imagen <strong>de</strong> la capilla.“Apenas lo empecé, y será una imagen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio”.Luego la vida vuelve a acomodarse. Evangelina y Zoraidase van conociendo lentamente. Y principian a correr las conjeturas:“Nadie sabe qué ocurrirᔓNunca perdonarán la marca”Un día apareció el medio hermano Juancho López. Le crecíael odio en la mirada. Creyó que cogería <strong>de</strong> sorpresa a Efrény así aconteció. Ramón le gritó a éste:—Cuidado.Y allí terminó el episodio. Otra vez, la sobriedad <strong>de</strong>l valor.La muerte <strong>de</strong> EfrénEl doctor Morales vino <strong>de</strong> Balandú para asistir al parto <strong>de</strong>Evangelina. De paso le dijo a Efrén:—Atención a ese corazón.Efrén, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas, nofue el mismo. Y principió a espaciar el cumplimiento <strong>de</strong> sus


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 311oficios y <strong>de</strong> sus ritos. Demoraba las vueltas ordinarias; no se<strong>de</strong>splazaba hasta don<strong>de</strong> Isabel; no ensillaba a “Sultán” novigilaba el puente.Evangelina, silenciosamente se juntaba con Zoraida, sabíanque Efrén Herreros no temía a la muerte, ir viviendocada día se lo fue enseñando. Se hicieron más discretos losmovimientos al andar, al sobar sus animales, al mirar los alre<strong>de</strong>dores,al respon<strong>de</strong>r cualquier pregunta <strong>de</strong>sprevenida. Eradistinta la manera <strong>de</strong> contemplar una fruta, <strong>de</strong> podar una planta,<strong>de</strong> peinar la crin <strong>de</strong> Sultán. Se hicieron más espaciadas lassalidas al arroyo, más pausados sus paseos al Puente, máslentas las manos en cada objeto. Y más <strong>de</strong>tenida la mirada enlos seres que ahora compartían su soledad. Más <strong>de</strong>tenida enla noche larga.—“Isabel, también ella. Ella, sobre todo”.“A medida que pasaban los días iba siendo amigo <strong>de</strong> susfamiliares muertos, como si adujera otra vecindad. Las caras<strong>de</strong>l abuelo, <strong>de</strong>l padre, <strong>de</strong> Enrique y Mariano que Medardo <strong>de</strong>jaraen la galería. Y Pedro José. A cada regreso nuevas presenciasantiguas, llamaradas apagadas, fuegos fatuos, el absurdo.“Se fue <strong>de</strong>svaneciendo, según lo cuenta Mejía Vallejo.Efrén tuvo conciencia <strong>de</strong> que:“la vida se escurre <strong>de</strong> las manos”“la vida es uno mismo”“la vida no estaba para ser amansada”Y un día, sin dramatismo, <strong>de</strong>claró para que lo escucharanque “la vida había sido un buen asunto”.Características <strong>de</strong> la novelaHay en esta novela, una serie <strong>de</strong> rechazos a la violencia; ala actitud <strong>de</strong>l clero; a las fuerzas negativas <strong>de</strong> incomprensión<strong>de</strong> la sociedad pueblerina; a la forma como un marido –símbolo<strong>de</strong> tantos otros– trata a su esposa.


312Otto Morales BeníitezExiste en esta obra - como en las otras suyas - principiosestéticos que no los abandona: la belleza y claridad <strong>de</strong>l idioma;la factura literaria en don<strong>de</strong> va vertiendo juicios cuandopresenta críticamente el interior <strong>de</strong> sus personajes; la <strong>de</strong>scripción<strong>de</strong>l paisaje; la rememoración <strong>de</strong> lo esencial <strong>de</strong> cadaser, situación personal o actitud <strong>de</strong> la colectividad.¿Hay unos diálogos sin presencia <strong>de</strong> personaje? Es unatécnica <strong>de</strong> Manuel Mejía Vallejo. Aquél no aparece opinando,respondiendo, insinuando. Pero el autor va señalando lo queocurrirá, lo que se espera. O anuncia la tragedia que ronda.Lo presentido en el dolor. El temor que circunda la vida, queespera una <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> tormenta humana. Lo que escribe - yque algunos confun<strong>de</strong>n con un diálogo - es como la voz <strong>de</strong>lpueblo. A veces, es fuerte <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperanza trágica.Otras, un asomo <strong>de</strong> la alegría que crece como un árbol <strong>de</strong>luz en uno o varios <strong>de</strong> sus personajes y contagia <strong>de</strong> esa euforiaa la vida.Sus obras nos conducen a la reflexión honda sobre loscaracteres <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong>l país. En esta novela, genteantioqueña específica –<strong>de</strong>l suroeste– que se ha distinguidopor ciertas características en las nociones <strong>de</strong> la vida; en elmanejo <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong> la alegría; <strong>de</strong>l comportarse frente a losproblemas <strong>de</strong> la cultura - la popular y la otra; el recorrer, confuerza, el hondo fluir <strong>de</strong> las existencias, sin chisme aleve, sinoenfrentando sus retos.Metafísica <strong>de</strong>l novelistaJean - Paul Sartre(*) <strong>de</strong>cía “Una técnica novelística remitesiempre a la metafísica <strong>de</strong>l novelista; la tarea <strong>de</strong>l críticoconsiste, pues, en <strong>de</strong>spejar ésta, antes <strong>de</strong> evaluar aquélla”.En Manuel Mejía Vallejo esos valores están explícitos. Nolos oculta. Al contrario, van apareciendo en cuanto se enriquecey vigorizan las reacciones <strong>de</strong> sus personajes. Pero éstos,a<strong>de</strong>más, proponen - siempre - en sus reflexiones una ca-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 313bal e inequívoca manera <strong>de</strong> ver la existencia, en su doble enfrentamientoa las alegrías y los dolores.Qué fuerza en las evocaciones. Cómo iban creciendo calida<strong>de</strong>s<strong>de</strong>nsas, <strong>de</strong>fectos hondos <strong>de</strong> raras calida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> valor <strong>de</strong>torcida bohemia, <strong>de</strong> fuerza incitante para el odio. Unas frases,<strong>de</strong> <strong>de</strong>nsidad y <strong>de</strong> bella calidad intelectual, sitúan aquéllas.Qué maravilla cómo eleva a tenor poético lo que cruza enel día, en la noche. Qué riqueza <strong>de</strong> observaciones minuciosas<strong>de</strong> la naturaleza. Qué precisión para ahondar en el alma - ycomprometerse con el río <strong>de</strong> la sangre - y así sacar al mundocircundante lo que estremece el espíritu.En cuanto penetramos con afán <strong>de</strong> alcanzar claridad encuál es el mensaje <strong>de</strong> Mejía Vallejo, vamos puntualizando queabre muchas perspectivas en cuanto a diversas materias, que élpenetra con conocimiento y, en otras, con la percepciónintuitiva <strong>de</strong> un mundo muy complejo: lo referente a lo espiritual<strong>de</strong> los seres; sus relaciones interfamiliares; lo que es banalidadcircunstancial en los acontecimientos; lo que revela laprofundidad <strong>de</strong> situaciones que tienen dramáticos llamamientosa la conducta <strong>de</strong> los seres. También, a una naturaleza –ados naturalezas, la fría, la <strong>de</strong> tierra caliente,– a la cual señalacon el nombre <strong>de</strong> sus árboles, <strong>de</strong> sus frutos, <strong>de</strong> sus flores, <strong>de</strong>sus pastos, etc., que pue<strong>de</strong> examinarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un ángulo botánico.O ese mundo <strong>de</strong> abigarradas acciones que difieren a supueblo y que son <strong>parte</strong> <strong>de</strong> la antropología. Muchos <strong>de</strong> sus personajes,aparecen bien <strong>de</strong>lineados en sus sueños. En lo que, aveces, vuelven explícito y, en otras, es un razonamiento que elcreador formula al penetrar en sus conflictos o sus esperanzas.Y si hay un propósito <strong>de</strong> profundizar, encontraremos respuestasfilosóficas a muchos <strong>de</strong> los pronósticos que se formulan enlos breves diálogos; en las observaciones que se <strong>de</strong>jan caer al<strong>de</strong>sgaire, en lo que da vueltas y vueltas en el mundo espiritual- en la interioridad <strong>de</strong> cada ser - y que Vallejo Mejía, con riqueza<strong>de</strong> penetración, va poniendo en evi<strong>de</strong>ncia. El lector se sor-


314Otto Morales Beníitezpren<strong>de</strong> en enten<strong>de</strong>r que así él va creando la atmósferanovelística, sin equívocos. Es una <strong>de</strong> sus cualida<strong>de</strong>s más altascrear con sus actitu<strong>de</strong>s. Porque el comportamiento <strong>de</strong> ellas, ya<strong>de</strong>nuncia una concepción <strong>de</strong> la vida. Nos preguntamos: ¿estono es lo que examina la filosofía?También hay un mandato <strong>de</strong> nostalgia que recorre su creación.Que abate el paisaje, el alma <strong>de</strong> sus personajes, que encien<strong>de</strong>arreboles en sus espíritus. Aquélla viene <strong>de</strong>l ambienteque reproduce que está cercano a dolores, expectativas incómodaspara el recuerdo o para el tramo <strong>de</strong> vida que suce<strong>de</strong>rá;<strong>de</strong> la atmósfera rural a la cual el hombre le ha hecho per<strong>de</strong>r supureza y sus afanes <strong>de</strong> claridad elemental. Cuando lo híspidointerior <strong>de</strong> los seres, apabulla el clima natural <strong>de</strong> la naturaleza.La misma tierra, a veces, va ofreciendo una carga emocionalque dimana <strong>de</strong> ella o <strong>de</strong> los hechos que sobre su lomo se cumplen.Es, básicamente, una suma <strong>de</strong> recuerdos que Mejía Vallejova urdiendo entre temas perdidos, vidas truncas, retazos <strong>de</strong>lcaminar y <strong>de</strong>l soñar. O será que, las criaturas, ¿sólo estaránhechas para la evocación melancólica?Mejía Vallejo exhibe una prosa elegante literariamente.No hay homenajes a la chabacanería, al examen precoz, a lautilización <strong>de</strong> lenguaje <strong>de</strong>liberadamente vulgar. No aceptó esamodalidad <strong>de</strong> acercarse <strong>de</strong> tan ridícula manera al lector. Cuandoello sólo revela mal gusto literario. Itinerario <strong>de</strong> plebeyezidiomática, Qué bueno que La casa <strong>de</strong> las dos palmas, no hizoconcesiones a esa trivialidad que resta elegancia y nobleza alas páginas.Valores <strong>de</strong> una comunidadEn él hay un afán por reconstruir los viejos valores <strong>de</strong>una comunidad que los tenía bien organizados; la unidad familiar,el combate colonizador y el amor en sus diferentesformas <strong>de</strong> turbulencia y ternura <strong>de</strong>licada; la solidaridad <strong>de</strong>patronos y trabajadores; el juego <strong>de</strong> la imaginación en varios


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 315<strong>de</strong> los integrantes <strong>de</strong> su obra reluciente. El <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> lacolectividad no lo admite. Cuando se <strong>de</strong>sborda o se <strong>de</strong>sequilibra,busca que regrese a su cauce <strong>de</strong> normales conductas.Hay en su escritura un signo que aún no hemos relievadosuficientemente: el respeto que trascien<strong>de</strong> a la libertad <strong>de</strong> loscaracteres individuales, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cierto régimen <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s,que no traspasa el mundo colectivo. Que no rompe lasreglas <strong>de</strong> éste. Pero obe<strong>de</strong>ciendo a esos rigores, el ser lograimponer su marca espiritual. Hace primar lo que ama; lo que<strong>de</strong>sea; lo que lo impulsa. No son seres <strong>de</strong> rebeldía elemental.No, ésta viene <strong>de</strong> más hondo. Su libertad es un mundo máscomplejo y dinámico para que pueda predominar el acento<strong>de</strong> su personalidad.Sobresalen las pasiones confesadas y otras que se insinúano se <strong>de</strong>scubren implícitas en la conducta <strong>de</strong> las criaturas<strong>de</strong>l fabular. Algunas, en cambio, señalan la con<strong>de</strong>na, el equilibrio.Des<strong>de</strong> luego, sin que haya ten<strong>de</strong>ncia a la exposicióni<strong>de</strong>ológica, es evi<strong>de</strong>nte que priman unas i<strong>de</strong>as, como esnobilísima expresión <strong>de</strong> su universo, una concepción moralen algunos <strong>de</strong> sus personajes y, en otros, hay un mundo don<strong>de</strong>la liberación se asoma con sus vicios y sus encantos. Algunosaparecen envueltos en la leyenda <strong>de</strong> su propio <strong>de</strong>moniopersonal.Carrasquilla y Mejía VallejoIrrumpe aquí, cuando hago referencia a la reconstrucción<strong>de</strong> los valores <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong>, un tema que me inquieta: lascalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Carrasquilla y las <strong>de</strong> Mejía Vallejo. Leo, con frecuencia,la afirmación <strong>de</strong> que éste es un continuador o sucedáneo<strong>de</strong> aquél. He tratado <strong>de</strong> encontrar sus concomitancias.Es materia crítica que <strong>de</strong>manda estudio y cautela en las pon<strong>de</strong>raciones.Es elemental que trabajan la misma greda humana y, a<strong>de</strong>más,en el mismo territorio. Por ello tienen que existir refe-


316Otto Morales Beníitezrencias similares. Pero dudo <strong>de</strong> que sean muy evi<strong>de</strong>ntes lassimilitu<strong>de</strong>s. Claro que hay pormenores obligados: el sentidofamiliar, las connotaciones religiosas, la vocación por las transaccionescomerciales, la disposición para la música, el individualismo,la superioridad moral e intelectual <strong>de</strong> muchasmujeres que han contribuido, sin dubitaciones, a fortalecer elcarácter antioqueño.Pero estas concomitancias, no conducen a cercanías ni enel idioma, ni en el tratamiento <strong>de</strong> los personajes, ni en losdiálogos, por cierto muy breves en Mejía Vallejo. Lo que eneste escritor prima, es una impresionante capacidad <strong>de</strong> inmiscuirseen el alma <strong>de</strong> sus criaturas. Les toma la riqueza <strong>de</strong>su interioridad y siguiendo la huella <strong>de</strong> sus actos, va formulandotesis, teorías, afirmaciones y negaciones que el lector,atrapado en la magia <strong>de</strong> su prosa, confía en que son diálogos.No es así.Fe<strong>de</strong>rico <strong>de</strong> Onís(*), nos recuerda que Carrasquilla es “ungran escritor <strong>de</strong> nuestra lengua”. En lo cual coincidimos: luego,enfatiza: “lengua hablada y popular, (con) sentido <strong>de</strong> lagracia y <strong>de</strong>l humor... su estilo parece copia <strong>de</strong>l habla <strong>de</strong> losantioqueños... sus obras mayores son aquellas en las que nose hace más que hablar... lo que más vale son las conversaciones...(y) su humorismo <strong>de</strong> la mejor ley”.Pues bien: no establezco que los coloquios <strong>de</strong> Mejía Vallejosean tan extensos, ni correspondan al habla popular; ni reproducenla fuerza <strong>de</strong>l humorismo. Me parece que aquellos sonlacónicos; que sí hay aliento popular en cuanto reproduce lascondiciones <strong>de</strong> lo que es la conducta colectiva <strong>de</strong> los pueblosy no capto que la ten<strong>de</strong>ncia al aticismo tenga connotaciones.René Uribe Ferrer(*), un estudioso erudito, también nosrecuerda que Carrasquilla es “el único novelista pleno quehasta los penúltimos años ha producido Colombia”. Tambiénnos i<strong>de</strong>ntificamos con este juicio. Más a<strong>de</strong>lante afirma que sunovelística es “síntesis máxima <strong>de</strong>l carácter antioqueño”...Para mí, <strong>parte</strong> <strong>de</strong> estos atributos también prevalecen, pero


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 317entiendo, según mi análisis, que hay otros que confluyen acriterios más universales, especialmente cuando Mejía Vallejocomienza a formular su creciente ola <strong>de</strong> reflexiones.Kurt L. Levy(*), a quien es necesario repetirle la admiraciónpor sus estudios reveladores en torno a Carrasquilla, sostieneque “el diálogo escrito <strong>de</strong>be ajustarse rigurosamente aldiálogo hablado, reproducido hasta don<strong>de</strong> sea posible”. Enmis observaciones, creo que ello no ocurre, en cambio, enMejía Vallejo.Antonio José Restrepo(*), <strong>de</strong>clara que la lengua en queescribía lo <strong>de</strong>lata como antioqueño in<strong>de</strong>clinable e intransmisible...”.Y Sanín Cano manifiesta que “conoce el vocabulario<strong>de</strong> su comarca hasta po<strong>de</strong>rle servir en un futuro lejano alos historiadores <strong>de</strong>l castellano en América para investigar elcurso que siguen en esas regiones las modificaciones básicas<strong>de</strong>l idioma”.Me aventuro a plantear el tema <strong>de</strong> las diferencias entreCarrasquilla y Mejía Vallejo en cuanto a modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> suescritura. Es tema que apenas exploro. Pero que me abre perspectivasmuy diferentes en cuanto a ambos escritores. Auncuando los dos tienen bien centrada, y orgullosamente proclamada,su i<strong>de</strong>ntidad con su <strong>Antioquia</strong> entrañable, la <strong>de</strong> ellosy la <strong>de</strong> nosotros.Inteligencia y sensibilidadEs incontrovertible que hay dos calida<strong>de</strong>s - la inteligencia yla sensibilidad - en la casi totalidad <strong>de</strong> sus actores. Son evi<strong>de</strong>ntes.Aparecen en la manera <strong>de</strong> comportarse; en los diálogos; enlos juicios acerca <strong>de</strong> disímiles materias. En la forma como administrany admiran la naturaleza. En cuanto la adornan, lavigilan y la miman. Se extrovierten como tradicional conducta,que viene <strong>de</strong> viejas actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> abuelos y progenitores.Es necesario acentuar la característica en el estilo <strong>de</strong> MejíaVallejo, cual es el uso <strong>de</strong> la metáfora. Para puntualizar re-


318Otto Morales Beníitezflexiones, en torno <strong>de</strong>l avance <strong>de</strong> la trama <strong>de</strong> su novela o <strong>de</strong>la aparición <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> sus personajes. O <strong>de</strong> la presenciainminente <strong>de</strong> la naturaleza. El <strong>de</strong>ja una o varias <strong>de</strong> éstas,revelando su maestría en el manejo estilístico. La imagen y laanalogía, cumplen un rito substancial en su obra.Conocimiento <strong>de</strong>l campoMe <strong>de</strong>spierta el mayor entusiasmo su conocimiento <strong>de</strong>tallado<strong>de</strong>l campo en relación con las flores y los árboles. Lomismo que <strong>de</strong> otros fenómenos como las tempesta<strong>de</strong>s, el grueso<strong>de</strong> los truenos, el arriscado batir <strong>de</strong> los rayos. Lo conmuevenlos farallones, la dureza <strong>de</strong>l agua en las piedras, los abismosinquietantes.Se caracteriza la actitud <strong>de</strong> las personas por no tener unespacio ni tiempo <strong>de</strong> tranquilidad. Algo las <strong>de</strong>sazona; las <strong>de</strong>svelaen nuevos afanes; las conduce a reflexiones que perturbanla paz interior. Pero aparecen, a pesar <strong>de</strong> esta característica,con sus almas bien templadas para esperar las exigenciasque plantea el hecho <strong>de</strong> vivir. Y saben <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r lo suyo o lo<strong>de</strong> su amor, sin livianda<strong>de</strong>s.Mandatos <strong>de</strong> la conversación y la poesíaHay dos elementos que aún no hemos valorado con honduraen su mensaje. Son las influencias que ambos ayudan aenriquecer su fábula. Ellos son la conversación y la poesía,que en él eran dos altas calida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su espíritu. Aquí andanmezcladas y sublimadas. Hay páginas que sin conocer estosatributos, no podríamos explicárnoslas. Ellas se entremezclanen la corriente estilística, que le da aportes a la belleza, ingenioy expansión a sus relatos. Esto le permite hacer una caracterización<strong>de</strong> las calida<strong>de</strong>s profundas <strong>de</strong> sus seres, que esel lenguaje en el cual las revela, las <strong>de</strong>staca, las acentúa. Ellas,cumplían con su aporte <strong>de</strong>stacadísimo en la nobleza <strong>de</strong>l lenguajey, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, en la prosa sugerente <strong>de</strong> este novelar.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 319Sus novelas -entre ellas La casa <strong>de</strong> las dos palmas- nos introducena una “lectura vertiginosa y <strong>de</strong>nsa”. Se manifiestaun valor <strong>de</strong>l lenguaje, que no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>sconocer. En eleditorial <strong>de</strong>l Anthropos(*) se afirma que “La función <strong>de</strong> la literaturaes precisamente esa, dar al ser humano conciencia <strong>de</strong>sí mismo, <strong>de</strong> su experiencia y vivencia <strong>de</strong> alteridad”.Lo importante <strong>de</strong> él es el compromiso literario y cómoasume sus <strong>de</strong>beres como escritor, sin cesantías. Vive en continuacreación, que se une a su capacidad <strong>de</strong> fabular. De volversea la realidad y <strong>de</strong>scubrir los ingredientes vale<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>ésta y, a la vez, inmiscuirse en las exigencias rigurosas <strong>de</strong>lfabular. Don<strong>de</strong> aparecen obsesiones, símbolos. No hay personajesesperpénticos. Inclusive el mismo Aníbal es dañino ycrea la atmósfera <strong>de</strong>l obsesionado, pero no tiene esas características.Citando a M. Hernán<strong>de</strong>z Sánchez Barba en su Historia yliteratura en Hispanoamérica acentúa que la “mismidad y alteridadson las dos coor<strong>de</strong>nadas en don<strong>de</strong> se va a producir la grancoinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la literatura con la Historia... La Importancia<strong>de</strong> la Literatura Hispanoamericana, habiendo roto ya las líneasy los límites y las fronteras <strong>de</strong> lo regional, se ha universalizadoporque está tratando, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> planteamientosespecíficamente hispanoamericanos, los gran<strong>de</strong>s temas <strong>de</strong>lhombre que son la vida, la libertad y la esperanza”.Creo que esta cita se ajusta al mensaje <strong>de</strong> nuestro fabulador.Invención y recreaciónLa narrativa tiene la virtud <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong> ser ambiciosísima.El límite lo impone la capacidad <strong>de</strong> invención y recreación <strong>de</strong>lautor. En el caso <strong>de</strong> Mejía Vallejo el lenguaje cumple una tarea<strong>de</strong> alcances que le dan la hondura y, a la vez, la altura quemerece cada una <strong>de</strong> las situaciones <strong>de</strong>scritas. Marcel Proust, ensus estudios <strong>de</strong> crítica literaria, señala que “el verda<strong>de</strong>ro estiloes aquel que representa una visión selectiva <strong>de</strong>l mundo”.


320Otto Morales BeníitezLa poesía cumple una colaboración importantísima ensu novelar. Ella se expresa en coplas y décimas <strong>de</strong> lo quecreen acerca <strong>de</strong>l mundo sus personajes, con acento lírico.Ellas contribuyen a su fabular, pues son expresión característica<strong>de</strong> lo que es la cultura popular. La copla es unmandato poético que recoge una experiencia humana, quese organiza con características <strong>de</strong> reflexión popular. Ladécima que es más exigente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> laperspectiva, también la maneja sutilmente este escritor.Él <strong>de</strong>ja que se cumpla la originalidad <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong>l verso.Es una manifestación <strong>de</strong> la presencia poética en el lenguaje.Logra transmitir la experiencia - la suya -, pues vivió enlos sitios don<strong>de</strong> acontece La casa <strong>de</strong> las dos palmas o la evocación<strong>de</strong> un universo que es el <strong>de</strong> una comarca para él entrañablementeamada.Obra mayor en IndoaméricaSi uno repasa el libro <strong>de</strong>l profesor, escritor y crítico <strong>de</strong>literatura Augusto Escobar Mesa(*), se encontrará en los reportajes<strong>de</strong> Manuel Mejía Vallejo muchas <strong>de</strong> las claves <strong>de</strong>esta obra <strong>de</strong> “La Casa <strong>de</strong> las dos Palmas”. Compren<strong>de</strong>remosla raíz <strong>de</strong> su novela y las amplias diversida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su creación.Nos permitirán esas páginas entrar a la revelación <strong>de</strong> los sutileselementos que atan su creación. Es un diálogo para establecer<strong>de</strong>scubrimientos literarios.En un lúcido ensayo <strong>de</strong> Claire Lew(*) que ganó el PrimerPremio en ensayo en torno a esta novela, se hallan líneas paravalorarla.Otra novedad que quiero anotar, es la maestría, intensidady belleza <strong>de</strong> las frases <strong>de</strong> Mejía Vallejo. Propongo que seintente una Antología <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong> sus diferentes libros parahallar cómo <strong>de</strong>finen, aclaran –muchas con claridad poética–los gran<strong>de</strong>s interrogantes <strong>de</strong>l universo. Así se libra <strong>de</strong> lo típi-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 321camente regional o lugareño. Su pensamiento se extien<strong>de</strong> hacianuevas <strong>de</strong>liberaciones doctrinarias.No <strong>de</strong>bemos permitirnos equivocaciones. Ya, La casa <strong>de</strong>las dos palmas, alcanzó una consagración continental al recibirel Premio “Rómulo Gallegos”. Pero esta circunstanciacapitalísíma, no es, en sí, lo que nos indica su alta categoría.Es su trama don<strong>de</strong> hay múltiples elementos que culminan endramáticos episodios <strong>de</strong> singular gran<strong>de</strong>za en su manejo estéticoliterario; en su riqueza impon<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> personajes autónomos,bien <strong>de</strong>lineados en su concepción <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong>l sueñoy <strong>de</strong> la muerte. El lenguaje cumple una rigurosa misión <strong>de</strong>ennoblecimiento <strong>de</strong> situaciones, pensamientos y se levanta yempina para cantar a la existencia, a la naturaleza y al júbilo<strong>de</strong>l amor.Estamos, pues, ante una obra mayor <strong>de</strong> la novelísticaindoamericana.Bogotá, Barrio “El Refugio”, 1999


322Otto Morales BeníitezLa vocación españolísima <strong>de</strong>Velásquez Martínez“Cervantes, contemporáneo e intemporal”El libro camina en la vidaHace muchos años conocimos a Alberto VelásquezMartínez. El, ha contado el encuentro: <strong>de</strong> entrevistador areportaje. Nos unimos. Él, era la juventud impetuosa. Nosotrosandábamos, como siempre, luchando por la justiciasocial, uno <strong>de</strong> nuestros más caros <strong>de</strong>stinos. Hablamos <strong>de</strong> lopertinente que <strong>de</strong>mandaba el periódico y luego, charlamossobre la varia vida. En ésta, entraba lo intelectual y, comoestudiante que era, vibraba con los encuentros <strong>de</strong> las obrasrecientes. Recuerdo que la poesía lo estremecía. Había unavocación ya consciente <strong>de</strong> la alegría, <strong>de</strong> la creación cultural,que impulsa, contagia, compromete e ilumina. Como en esosdías no se aceptaba vincularse a un periódico sin tener formaciónmental seria y amplia, andaba organizando su vidainterior. Se le notaba tenso, ardido <strong>de</strong> ambiciones, pleno <strong>de</strong>afanes. Estudiaba en la Universidad una carrera y obe<strong>de</strong>cíaal mandato que lo ponía en franco combate mental. Buscabaconocer las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> diversas culturas. Tenía apetenciaque le venía <strong>de</strong>l abuelo santafereño, Julio Vives Guerra,quien durante años escribió, especialmente en “El Tiempo”,crónicas históricas, literarias, abiertas a la picara comprensión<strong>de</strong>l mundo. Tenía en la sangre, pues, una cita conla inteligencia.Se vinculó a “El Colombiano”. Le tocaron diversos oficios.Fue acentuando su carácter mental. Lo distinguía unvivaz entusiasmo. Que la existencia se lo conserve intacto.Porque es el que ayuda al <strong>de</strong>slumbramiento, la capacidad <strong>de</strong>comprensión, el que se expan<strong>de</strong> en sueños. Permite, a<strong>de</strong>más,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 323que no se acomo<strong>de</strong> el escepticismo que <strong>de</strong>tiene, con cruelespesimismos, la capacidad <strong>de</strong> irradiar y combatir por las quimeras.Hay que vivir siempre confiando en el asombro. Mientrashacía el aprendizaje periodístico, miraba a los hombres<strong>de</strong>l país. Admiraba a quienes estaban doblados <strong>de</strong> políticos y<strong>de</strong> humanistas. Sobre ellos, hemos dialogado varias veces,buscando lo que <strong>de</strong>staca, culturalmente, sus existencias. Porqueno se pue<strong>de</strong> ejercer esa dinámica, noble y creadora funciónpública, apenas acreditados en respaldos momentáneos<strong>de</strong> votos. El ejercicio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>manda muchos y diversosconocimientos. Velásquez Martínez emulaba con aquellos enel afán <strong>de</strong> alcanzar éstos y expresar sus propias creencias. Asífue creando su propia parcela periodística <strong>de</strong> comentarios. Leha dado su sello y <strong>de</strong>jado que aparezcan sus afanes, entrelibros que cruzan sus palabras.Sus viajes a España.Ha viajado a España en dos ocasiones, a colaborar en laEmbajada colombiana. Él, la amaba y allí acentuó sus querencias.Su afán <strong>de</strong> comprensión, buscaba su i<strong>de</strong>ntidad en lanaturaleza, el paisaje, las mujeres y hombres que hallaba, loque lo llevaba a la lectura, a nuevas emociones; se comprometíacon lo inmediato <strong>de</strong>l <strong>de</strong>splazamiento por las tierras hispanas.En libros ha <strong>de</strong>jado escritas sus experiencias y admiraciones.A veces, éstas, con <strong>de</strong>sbordamientos. Pero siemprecon inclinación a la verdad que tiene su fuente en el corazón.Viaja, explora, lee, mira, medita, escudriña. Leyéndolo, <strong>de</strong>jasensación <strong>de</strong> que quiere aprisionar lo que cruza por sus apetencias.Y, como es natural, ancló en la lectura <strong>de</strong>l Quijote. Era un<strong>de</strong>senlace lógico en un periodista que busca explicarse al puebloespañol. Allí está su raíz y su fuerza; su i<strong>de</strong>alismo y susbalances <strong>de</strong> la realidad. Leyendo este libro Cervantes, contemporáneoe intemporal apreciamos varias concomitancias que ha


324Otto Morales Beníitezbuscado el autor. La biografía <strong>de</strong> Miguel Cervantes Saavedra,le interesa tanto como lo que escribió. Ama sus letras y sus<strong>de</strong>sdichas. Avanza y penetra en registrar los caracteres <strong>de</strong> suspersonajes y se vuelve a la vida <strong>de</strong> don Miguel que tiene, aveces, más peripecias que los seres con los cuales fábula. Esun repaso y una vocación <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong> los entretelones<strong>de</strong> su peregrinar. Que, a veces, acce<strong>de</strong> él a tantos maltratos,como los que luego recibirían sus paradigmáticos, don Quijotey Sancho, <strong>de</strong> los yangueses.Riqueza <strong>de</strong> informaciónAl repasar los capítulos <strong>de</strong> este libro, nos asaltan múltiplesobservaciones que el autor va expandiendo. Para situar aCervantes, rememora qué genios sacudían y compartían conél su siglo, en el momento que está <strong>de</strong>sapareciendo la EdadMedia. Éste ayudará a sepultarla al cambiar el estilo, al prolongarsu visión regocijada <strong>de</strong> la existencia, al con<strong>de</strong>nar, explícitao subyacentemente, los <strong>de</strong>svíos <strong>de</strong> estos siglos <strong>de</strong> tanduras cruelda<strong>de</strong>s espirituales. El recorrido vital <strong>de</strong> don Miguel,se confun<strong>de</strong> con tragedias y sinsabores. Mientras que laimprenta avanza, buscando al pueblo. Este, a pesar <strong>de</strong> queseguirá viviendo con restricciones, principia a mostrar que laluz <strong>de</strong> la inteligencia y <strong>de</strong> la imaginación, se le abren en medio<strong>de</strong> forcejeos <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos y <strong>de</strong> las instituciones paraque este milagro no acontezca. Qué fuerza restrictiva paralas fuerzas populares!Pobreza, <strong>de</strong>sgracias, humillaciones, cárceles, acompañana don Miguel. Y, <strong>de</strong> pronto, los campos <strong>de</strong>l heroísmo; las dulcesfuerzas <strong>de</strong>l amor en Ana Franca; la casa solariega en Alcalá<strong>de</strong> Henares con sus ventanas abiertas al regocijo <strong>de</strong> la vista ysu Castilla –ancha y seca– que disciplina para la dureza vital.Lo sigue en su formación, en sus parvos <strong>de</strong>liquios; en sushondas pesadumbres. Es una escritura <strong>de</strong> Velásquez Martínezen la cual la <strong>de</strong>voción por aquella vida, crece en adjetivos.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 325Pasan las angustias, las frustraciones, el humorismo que se<strong>de</strong>rrama caudalosamente, cuando se enfrentan las flaquezashumanas. El autor <strong>de</strong> este libro ha consi<strong>de</strong>rado bien que nose pue<strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r una obra a cabalidad si no se tienen noticiasacertadas <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> viene y cómo era el entorno <strong>de</strong>lautor. En la raíz <strong>de</strong> su existencia están, a veces, las explicaciones<strong>de</strong> muchos actos <strong>de</strong> sus personajes. Las vidas se entretejen,<strong>de</strong>liberadamente o no. Es un mandato <strong>de</strong> reconstruir orevelar lo hondo <strong>de</strong> la experiencia. No es posible que se hagasu <strong>de</strong>slin<strong>de</strong> radical. Pero el hecho cierto es que el conocer elcentro humano <strong>de</strong>l autor, sirve para que los resplandores oagonías <strong>de</strong> su existencia, nos permita a los lectores enten<strong>de</strong>ralgunas <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s cardinales <strong>de</strong> la obra. Esto lo estudióbien el autor y nos acompaña con la constante observaciónhumana para conducirnos por los mundos i<strong>de</strong>alistas que pasanpor el Quijote.Se apoya en biógrafos, críticos, analistas, los más serios yeruditos ensayistas para ir situando a don Miguel y al Quijote.Des<strong>de</strong> luego, no para presumir <strong>de</strong> erudito falso, sino paraconducirnos hacia las fuentes que él consi<strong>de</strong>ra más válidaspara penetrar en aquellas dos existencias: las <strong>de</strong>l creador y supersonaje universal. Nos protege así a tener certezas y nosabre nuevos horizontes <strong>de</strong> reflexión.Qué valores refleja el QuijoteEn el examen <strong>de</strong> este libro <strong>de</strong> Velásquez Martínez, sobresalenlos valores que él le encuentra y señala <strong>de</strong>l Quijote. Son<strong>de</strong> singularísima importancia, pues así toma aquellos quetranscien<strong>de</strong>n y ayudan a dar una imagen totalizadora <strong>de</strong> laobra. Pone en alto sitial ese volumen que sirve <strong>de</strong> guía y caminopara la humanidad. Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar que es la novelaque señala la orientación <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna estructura <strong>de</strong> ésta,hace exploraciones críticas válidas por su contenido, entre laobra <strong>de</strong> Cervantes y la <strong>de</strong> Shakespeare. Penetra, entonces, en


326Otto Morales Beníitezintrincados <strong>de</strong>svelos en el análisis. Y en éste se le encuentraal autor el pulso firme <strong>de</strong>l razonamiento y una riqueza en los<strong>de</strong>splazamientos por los encantos <strong>de</strong> la imaginación.Sólo me encuentro perplejo cuando al hacer referencia alrealismo mágico menciona a Gabriel García Márquez, JulioCortázar y Jorge Luis Borges para unirlos, en ese espíritu <strong>de</strong>singularísimos caracteres, con el Quijote. No lo encuentroclaro. Ese fenómeno, el realismo mágico, es típicamenteindoamericano. Obe<strong>de</strong>ce a unas líneas <strong>de</strong> creación, in<strong>de</strong>pendientes<strong>de</strong> la literatura española, como suce<strong>de</strong> con las expresiones<strong>de</strong> nuestras muestras <strong>de</strong> la inteligencia <strong>de</strong>l continenteen diferentes formas: fábula, ensayo, poesía, cuento. En unaépoca se habló <strong>de</strong> que lo nuestro era un capítulo <strong>de</strong> la española.Ese es un tema superado. Las condiciones <strong>de</strong>l mundocreador en Indoamérica son <strong>de</strong> absoluta in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Suautonomía, es su signo.Dulcinea y los alientos propios <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong> comportarselas mujeres -en el Quijote y en la extensa obra <strong>de</strong>Cervantes- nos revela que su personalidad obe<strong>de</strong>ce a los máscabales signos. Son <strong>de</strong> una inteligencia, voluntad y conductaque alcanzan relieves singularísimos.En el Quijote, hay una profunda revelación <strong>de</strong>l mensajecristiano. Éste, recorre el sentido espiritual <strong>de</strong> la novela. Y vaen busca <strong>de</strong> la justicia y <strong>de</strong> la libertad. Estos dos nortes seentrelazan y mantienen su interrelación en el profundo <strong>de</strong>bateque a<strong>de</strong>lanta, constantemente, por la <strong>segunda</strong>. Cuando ellasufre mengua, o se le quiere <strong>de</strong>sconocer u opacar, irrumpecon sus sentencias filosóficas. Se sitúa el personaje centralcomo combatiente. No pier<strong>de</strong> un minuto en consagrar susaltos signos orientadores <strong>de</strong> la comunidad.Cervantes, a través <strong>de</strong>l Quijote, está indicando que <strong>de</strong>seauna sociedad que corrija el rumbo social que llevaba. Este. loencuentra equivocado. Cada escena, es resumen y símbolo <strong>de</strong>lo que pervierte al conglomerado colectivo. Cumple su empeñoa través <strong>de</strong> sus personajes, que son gentes humil<strong>de</strong>s y senci-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 327llas. Son los <strong>de</strong>sheredados, los buhoneros, los galeotes, los zagalesy las maritornes. Son quienes, están en el torbellino, asaltadospor los infortunios. Su conversación la condimenta conaforismos, refranes. Apela a la cantera popular, a ese abigarradomundo en don<strong>de</strong> el lenguaje crece y se vigoriza. Sus dosfiguras capitales -don Quijote y Sancho- encaman, el uno frenteal otro, dos polos opuestos, que extrañamente se complementan:el i<strong>de</strong>alista y el práctico. De su conjunción, va manandola singular corriente <strong>de</strong> vida que recorre ese fabular. Es lahistoria <strong>de</strong> un alucinado enfrentando la realidad. El segundo lohace regresar, en sus diálogos, a lo elemental <strong>de</strong> la existencia.Hay un estoicismo que va dando aliento a sus luchas, a lasfantasías, al mundo que se extien<strong>de</strong> en sueños.Velásquez Martínez nos conduce, otra vez, a que reflexionemossobre el significado <strong>de</strong> la novela. Esta, busca, conempecinada luci<strong>de</strong>z, restaurar el heroísmo y la moral. Cuandolos personajes se apaciguan en el retiro es para encontrarseconsigo mismo. Es acto <strong>de</strong> profundización en la interioridad.Parece, a veces, que primara la misantropía y que se pudierallegar a vivir en soledad. Queda la impronta <strong>de</strong>l silencio. Y enesos instantes, la libertad vuelve a ser la obsesión. Sus personajesestán enfrentados a la sociedad <strong>de</strong> su tiempo, y luchanpor la justicia que es otra <strong>de</strong> las preocupaciones capitales. Lalibertad y ésta, las encontramos unidas en el eje principal <strong>de</strong>lrespeto a la dignidad <strong>de</strong>l hombre. No admite lo que Cervantesllama el encaje, que es cuando el juez juzga por capricho.No queda duda, entonces, <strong>de</strong> la universalidad <strong>de</strong>Cervantes. Por ello mismo Milán Kun<strong>de</strong>ra -citado por el autor-<strong>de</strong>cía que al único que tenía que rendirle cuentas las novelas,era a Cervantes.La <strong>de</strong>voción por CervantesVelásquez Martínez hace evi<strong>de</strong>nte su <strong>de</strong>voción por su fabulary por su autor. Más <strong>de</strong> cincuenta autores pasan por sus


328Otto Morales Beníitezpáginas -ellos se <strong>de</strong>tuvieron, con riqueza <strong>de</strong> juicios, comparaciones,alusiones, críticas serenas y otras empinadas en pedanteríasy muchas <strong>de</strong>sviadas <strong>de</strong> la claridad,- y se hace evi<strong>de</strong>nteque los ha leído con minuciosidad. Pero, a<strong>de</strong>más, lopersigue, con <strong>de</strong>vota veneración, el averiguar las variantes <strong>de</strong>su vida: ¿fue o no alcanzó la categoría <strong>de</strong> poeta? ¿Qué leyópara conformar su espíritu <strong>de</strong> tan ricas calida<strong>de</strong>s estéticas yhumanas? ¿ Su religiosidad no toleraba que los cléricos or<strong>de</strong>naran,con<strong>de</strong>naran y <strong>de</strong>sviaran la existencia? Des<strong>de</strong> luego, leda vueltas a los criterios esenciales <strong>de</strong> la ilusión y la realidad.Y allí se queda dando vueltas, ensimismado, para enten<strong>de</strong>rmejor la fuerza intima <strong>de</strong> una creación espiritual que ama y losolaza. Son <strong>de</strong>masiados los datos en cercanías a la vida <strong>de</strong>Cervantes. Ellos <strong>de</strong>spiertan interés; avivan la imaginación <strong>de</strong>llector, <strong>de</strong>ja pistas para situar el apremio intelectual.El viaje a AméricaHay páginas <strong>de</strong> este libro en las cuales aparece su viaje aAmérica. Fue una aspiración fallida. Pero ha servido para acercaral autor y a la obra a estas tierras nuevas. En Colombia, leha facilitado a los escritores y poetas <strong>de</strong>jar consignadas sus<strong>de</strong>vociones. Cada cual, ha enriquecido la leyenda.La carta <strong>de</strong> don Miguel Cervantes Saavedra, solicitandoun empleo en el continente, se cruzó ante burócratas <strong>de</strong> torcidaentraña.En una copia, el 6 <strong>de</strong> junio el consejero ponente NúñezMarquedo. con “ironía o pulla”, le contesta: “Busque el peticionariopor acá en que se haga merced”. En la carta <strong>de</strong>cíadon Miguel: “que ha servido a S. M. muchos años, en lasjornadas <strong>de</strong> mar y tierra que se han ofrecido <strong>de</strong> veintidós añosa esta <strong>parte</strong>, particularmente en la batalla naval, don<strong>de</strong> ledieron muchas heridas, <strong>de</strong> las cuales perdió una mano <strong>de</strong> unarcabuzazo; y al año siguiente fue a Navarino y <strong>de</strong>spués a la<strong>de</strong> Túnez y a la Goleta; y viniendo a esta corte con cartas <strong>de</strong>l


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 329señor Don Juan y <strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Sessa para que S. M. le hiciesemerced, fue captivado en la galera “Sol”, él y un hermanosuyo; que también ha servido a S. M. en las mismas jornadas;y fueron llevados a Argel, don<strong>de</strong> gastaron el patrimonio quetenían en rescatarse, y toda la hacienda <strong>de</strong> sus padres y lasdotes <strong>de</strong> dos hermanas doncellas que tenían, las cuales quedaronpobres por rescatar a sus hermanos; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> libertadosfueron a servir a S. M. en el reino <strong>de</strong> Portugal y a lasTerceras con el Marqués <strong>de</strong> Santa Cruz, y agora están sirviendoy sirven a S. M. el uno <strong>de</strong> ellos en Flan<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Alférez;y el Miguel <strong>de</strong> Cervantes fue el que trajo las cartas y avisos<strong>de</strong>l alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> Mostagán, y fue a Orán por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> S. M.; y<strong>de</strong>spués ha asistido sirviendo en Sevilla en negocios <strong>de</strong> laArmada por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Antonio <strong>de</strong> Guevara, como consta <strong>de</strong>las informaciones que tienen, y en todo este tiempo no se leha hecho merced alguna. Pi<strong>de</strong> y suplica humil<strong>de</strong>mente, cuantopue<strong>de</strong> a V. M. sea servido <strong>de</strong> un oficio en las Indias <strong>de</strong> lostres o cuatro que al presente están vacantes, que es el uno lacontaduría <strong>de</strong>l Nuevo Reino <strong>de</strong> Granada, o la Gobernación<strong>de</strong> Soconusco en Guatimala, o contador <strong>de</strong> las galeras <strong>de</strong>Cartagena, o Corregidor <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> la Paz. que con cualquiera<strong>de</strong> estos oficios que V. M. le haga merced, lo recibirá,porque es hombre hábil y suficiente benemérito para que V.M. le haga merced, porque su <strong>de</strong>seo es continuar siempre enel servicio <strong>de</strong> V. M. y acabar su vida como lo han hecho susantepasados, que en ello recibirá muy gran bien y merced”.Núñez Marquedo había escrito también: “váyase el peticionario<strong>de</strong> contador <strong>de</strong> las galeras <strong>de</strong> Cartagena <strong>de</strong> Indias”.Pues bien: Velásquez Martínez lo sitúa en Cartagena y lopone a soñar entre arcadas, murallas y las olas bravias <strong>de</strong>l Caribe.De igual manera lo aprecia Pedro Gómez Val<strong>de</strong>rrama enuno <strong>de</strong> sus cuentos, (1970) En un lugar <strong>de</strong> las Indias <strong>de</strong> su libro“La procesión <strong>de</strong> los ardientes”, en los cuales entrelaza la fantasíacon la historia. Lo trae por las aguas <strong>de</strong>l mar Atlántico.Atreviéndonos a hacer una síntesis y a estropear su escritura,


330Otto Morales Beníitezél cuenta: Doña Catalina <strong>de</strong> Salazar cuando supo su nombramientoabrió “un ojo maligno” y luego lo cerró para seguir cuidandosus pertenencias. Don Miguel empaca: hojas <strong>de</strong> librosinconclusos. Se embarca en el galeón “Santiago” en el cual nopue<strong>de</strong> escribir por la riqueza <strong>de</strong> movimientos. Al llegar aCartagena, en la Plaza mayor queman a alguien. Lentamentese va convirtiendo en indiano. En su casa, hay cama sin compañía.El, requirió muchas españolas, “a quienes rindiera honoresy levantara faldas”. Sus amigos advierten que no necesitaéstas cuando tiene “real hembra a su servicio”. Una mestizaque parece haberle dado un hechizo. No quiere salir y se quedaen los brazos <strong>de</strong> Piedad. Los rumores cruzan por la Inquisición;el obispo, el brazo secular. Las cosas siguen <strong>de</strong> mal enpeor. “Nadie en Cartagena sabe <strong>de</strong> los humos <strong>de</strong> escritor quetenía don Miguel, porque nadie lo ha visto escribir nada... se vaconsumiendo en el alcohol y la “sensualidad siniestra <strong>de</strong> lamulata... se disuelve en el trópico”.Y termina el fantasioso relato: “Don Miguel <strong>de</strong> Cervantesse queda en silencio, mirando por la ventana hacia la tierraparda <strong>de</strong> la Mancha, meditando largamente en todo lo que lehabía ocurrido si se hubiere ido a Cartagena <strong>de</strong> Indias, en elNuevo Reino <strong>de</strong> Granada”.Realmente, lo único que llega <strong>de</strong> Cervantes a Cartagenason sus libros. En el navío “Espíritu Santo” se <strong>de</strong>spachan doscajas con volúmenes que remiten los inquisidores <strong>de</strong> Sevillaal padre maestro fray Rodrigo Quintanilla, consultor calificado<strong>de</strong>l Santo Oficio. La nota <strong>de</strong> la inquisición es <strong>de</strong>l 22 <strong>de</strong>marzo <strong>de</strong> 1605. En la caja No.1 vienen ochenta y cuatro libros<strong>de</strong>l Quijote. -Familiar <strong>de</strong> Jiménez <strong>de</strong> QuesadaEl maestro Germán Arciniegas al escribir la biografía yaventura <strong>de</strong> don Gonzalo Jiménez <strong>de</strong> Quesada, cuenta quecuando ocurrió la muerte <strong>de</strong> éste, su sobrina, María <strong>de</strong> Oruña,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 331se quiere venir a reclamar lo que nunca existió. Ella y susmarido, Antonio <strong>de</strong> Berrío, gastan tres años preparando elviaje <strong>de</strong> 1580 a 1583. Don Miguel <strong>de</strong> Cervantes busca sucargo. Se casa con Catalina <strong>de</strong> Salazar, que es una pariente <strong>de</strong>Gonzalo y <strong>de</strong> ese Antonio o Quijano o Quixada y futuro protagonista<strong>de</strong>l último libro <strong>de</strong> las caballerías. Hidalgos <strong>de</strong>Esquivias, uno se llamaba Hernando <strong>de</strong> Salazar Vozmediano.Su hija es, precisamente, Catalina. Es, entonces, cuando principiaAmérica a llenar la imaginación <strong>de</strong> Cervantes. Pero elQuesada que conmueve por sus locuras y su piedad, por sugran<strong>de</strong>za y sus miserias, es don Gonzalo...”, espejo <strong>de</strong> DonQuijote.Su vida en PopayánLa existencia <strong>de</strong> don Miguel <strong>de</strong> Cervantes sigue rodando.En Popayán se lo encontró el maestro Guillermo Valencia yen uno <strong>de</strong> sus poemas magistrales, La razón <strong>de</strong> Don Quijote,cuenta que“... en el severo porte se revelaba un algo<strong>de</strong> grandioso y risible, que me sacó <strong>de</strong> dudas”El escritor, poeta y profesor José Ignacio Bustamante queen Popayán, la culta, ejercía <strong>de</strong> “Maese”, cuenta cómo fueque lo enterraron en la ciudad culta, en su página La tumba <strong>de</strong>don Quijote:“Dulcinea, que quería que su Héroe viviera la muerte encarne y hueso, y no en cenizas que se dispersaran en el viento<strong>de</strong>l olvido, llegó al fin a don<strong>de</strong> estaba el catafalco <strong>de</strong> su Caballero.Los <strong>de</strong>l Tribunal vieron que el cuerpo <strong>de</strong> Don Quijoteerguíase y subía lentamente hacia el sol, con un silencio religioso,pues la multitud había enmu<strong>de</strong>cido. El pueblo, arrodilladomiraba cómo ascendía el Bravo Caballero <strong>de</strong> los Leones,hasta per<strong>de</strong>rse en las inmensida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cosmos.


332Otto Morales Beníitez“Las ánimas <strong>de</strong>l Cid Ruy Díaz <strong>de</strong> Vivar, <strong>de</strong> Bernardo <strong>de</strong>lCarlo, <strong>de</strong> Ricardo Corazón <strong>de</strong> León. <strong>de</strong> Carlo Magno y <strong>de</strong> donSebastián <strong>de</strong> Belalcázar, fueron prevenidas para recibir en su<strong>de</strong>terminado momento, en las vegas <strong>de</strong>l Cauca -cercanas aPubenza- el cadáver astronauta <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> la Mancha. Enefecto, seis días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los acontecimientos que <strong>de</strong>jamosrelatados, el cadáver <strong>de</strong> Don Quijote era recibido en el lugarya dicho, y conducido en brazos <strong>de</strong>l Cid hasta “un roble <strong>de</strong>añosa virtud”, don<strong>de</strong>, según el poeta, recibió cristiana sepultura”.Alberto Lleras escribió, más tar<strong>de</strong>, su Oración para que DonQuijote no huya. El escritor <strong>de</strong> tan altos dones culturales lo recuerdacon su adarga, escudo, lanza, escarcela vacía, endriagos, entuertos,<strong>de</strong> palabra cuidadora y razonamiento claro. Lo <strong>de</strong>jó alláen ese ambiente don<strong>de</strong> el sueño, la ilusión, la quimera alientan laalegría <strong>de</strong> mujeres y <strong>de</strong> hombres:“Y en la plaza mayor, bajo un árbol que arañaba al cieloimpasible, quedaron tus huesos, colocados allí por las manosrecias <strong>de</strong> los fantasmas.“¡Y qué bien estaban allí!“Porque el ambiente <strong>de</strong> Popayán, que así se llamara lavilla muy noble, respiraba caballería andante. En las rutasespañolas, sólo recibieras palos y sólo san<strong>de</strong>ces oyeras, y enla <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Argamasilla hasta Zaragoza todo fue unamargo Víacrucis. Allí, en la villa que tus pensamientos escogieronpara cubrir tus huesos <strong>de</strong> respeto y veneración, sólovoces <strong>de</strong> aliento hubieran recibido tus locuras y tu i<strong>de</strong>alizarincansable, sólo cálidos elogios hubiera merecido. Como tú,<strong>de</strong>sfacedora <strong>de</strong> agravios; como tú, señora, la ciudad payanesaera la única que merecía tus cenizas, así como para engendrartesólo era digno el pueblecito manchego. El rayo acariciaba lascúpulas <strong>de</strong> esa ciudad, y el rayo era hecho para tí, que no losentiste, porque en la Mancha los cielos eran impecablementeacadémicos. Un tormentoso río baña la ciudad, río tormentosohecho para que en él enredara sus piernas escuáli-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 333das tu Rocinante maltrecho. Y en cada casa respirase el amorosoolor <strong>de</strong> las bibliotecas que tú respiraste, que respirarassiempre, <strong>de</strong> no haber el ama y la sobrina arrojado tus libros auna hoguera, que seguramente las manos <strong>de</strong> los hidalgos <strong>de</strong>Popayán no hubieran encendido jamás”.En el poema Don Quijote muere en Popayán, uno <strong>de</strong> los másconsagrados poetas <strong>de</strong> la patria, Rafael Maya. canta así:“¡Oh - dijo don Quijote - no me matan dolencias<strong>de</strong>l cuerpo, sino una fatal melancolíaque tengo aposentada en la mitad <strong>de</strong>l alma.......................Muchísimas ciuda<strong>de</strong>s hay en el mundo cultoque envidiarían la gloria <strong>de</strong> esta villa nacienteal guardar los <strong>de</strong>spojos <strong>de</strong>l Hidalgo manchego.Provi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong>signio fue éste, y no capricho<strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino. La piedra que sellará esta tumbaserá también la base <strong>de</strong> nuestro azar histórico,y <strong>de</strong> esta fosa egregia, don<strong>de</strong> manos <strong>de</strong> niñasvan a regar las hojas <strong>de</strong> un roble solariego,ha <strong>de</strong> brotar un hálito <strong>de</strong> perenne heroísmoque, ilustrando las gestas <strong>de</strong> la paz y la guerra.les conceda a las plumas la virtud <strong>de</strong>l diamante,y a las recias espadas el fulgor <strong>de</strong>l relámpago.Y así, sobre las puertas, pondremos un escudoque cifre el venturoso porvenir <strong>de</strong> esta villa:Una mano viril que <strong>de</strong>shoja una palmapara ceñir la frente <strong>de</strong> los futuros próceres.Custodiad esta tumba, terminó el eclesiástico,y el pueblo respondió con un gran juramentofrente al volcán lejano, que alzaba su penacho,sojuzgando las cúspi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la azul lontananza.con su orgullo <strong>de</strong> antiguo Capitán <strong>de</strong> los montes.


334Otto Morales Beníitez“Don Quijote enca<strong>de</strong>nado”“Vamos a apelar algunos ejemplos para <strong>de</strong>mostrar comoDon Quijote necesita continuar librando batallas <strong>de</strong>scomunales.En nuestra época, se requiere tanto como en el tiempo<strong>de</strong> sus aventuras. Su beligerancia volverá a ayudar a los seresque esperan la justicia.El escritor José Hurtado García en 1947, escribe un libro<strong>de</strong> sostenida actualidad en tomo a la obra <strong>de</strong> Cervantes y lotitula Don Quijote enca<strong>de</strong>nado. Consi<strong>de</strong>ra que <strong>de</strong>be rescatarse allibro inmortal <strong>de</strong> “los cuellos académicos y <strong>de</strong> las planchadascamisas literarias” que lo hacían innaccesible al pueblo. Perose advierte que no es una vulgarización innoble. El autor principiapor recordar que Anatole France juzgaba el volumen<strong>de</strong>l manchego como manual <strong>de</strong> “indulgente piedad, biblia <strong>de</strong>benevolencia”.Hurtado García indica que Don Quijote fue concebido porun artista al cual no <strong>de</strong>terminaron los po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong> su tiempo,quizás porque no se sometió a los preceptistas, se sonreía<strong>de</strong>l culteranismo y renovó la lengua. Aquél, consi<strong>de</strong>ra que seapropiaron <strong>de</strong> él y lo han vuelto antipático. Su prólogo contralos latinistas, los eruditos falsos, está dirigido precisamentecontra quienes han pretendido quitarle fuerza a su amenidady a su regocijo popular. Les incomoda el sentido igualitario.que es el eje central <strong>de</strong> su creación.En el Quijote enca<strong>de</strong>nado sus capítulos se refieren a escenas <strong>de</strong>llibro <strong>de</strong> Cervantes. Cuando Juan Haldudo, al reaccionar por elcobro <strong>de</strong> los servicios que le han prestado, le permite hacer la<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la infancia contra este personaje. Porque en sus páginasse exalta la justicia humana. Hurtado García consi<strong>de</strong>ra quehoy están vivos y en acción agresiva los Juan Haldudo. Las reflexiones<strong>de</strong> don Quijote nos incita a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r, en la época actual,la niñez: “A pesar <strong>de</strong> todas las leyes sociales escritas, a pesar<strong>de</strong> San Francisco <strong>de</strong> Asís, <strong>de</strong> Lenin y don Juan Bosco. la infanciasigue siendo el pórtico <strong>de</strong> la injusticia”.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 335Los dominadores <strong>de</strong> turno, han sido adscritos a la censura,acicatean la piromanía intelectual. La chamusquina <strong>de</strong>lcura y la sobrina, nos indica cómo en este tiempo había que<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la libertad <strong>de</strong> pensamiento.El discurso <strong>de</strong> Don Quijote a los carneros, es página <strong>de</strong>acento humanísimo. Hoy se organizan matanzas colectivas yel frau<strong>de</strong>, el engaño, la malicia, inundan las activida<strong>de</strong>s. Senecesita que él regrese a poner or<strong>de</strong>n en el mundo contemporáneo.Repudió los galeotes. Pero las cárceles, actualmente, “siguensiendo albergue <strong>de</strong> todas las miserias”.El villano no sabe aceptar los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> gratitud, <strong>de</strong> lealtad,<strong>de</strong> no actuar con mezquindad. Aún le toca mucho a DonQuijote custodiar en el mundo.Las bodas <strong>de</strong> Camacho nos llevan a pensar en lo que hoy tenemosque observar atónitos: madres famélicas, niños abandonados,ancianos <strong>de</strong>sprotegidos. La mejor forma <strong>de</strong> fraternidad, esla mesa bien servida. Y aún se ha hecho poco para que el hambreno siga siendo azote <strong>de</strong> la humanidad.Siguen los capítulos <strong>de</strong> Don Quijote enca<strong>de</strong>nado <strong>de</strong>nunciandodón<strong>de</strong> aún hace falta la acción <strong>de</strong>l hidalgo: en lo femeninose dan garantías, mientras el prejuicio, en el comentario buidoy mal intencionado , sigue “<strong>de</strong>vorando energías, bellezas yvirtu<strong>de</strong>s”.Hoy ni en las instituciones ni en los gobernantes se observael efecto <strong>de</strong> los consejos a Sancho para manejar su isla.Sigue teniendo vigencia su programa <strong>de</strong> gobierno. SanchoPanza intervino para la regulación <strong>de</strong> los mercados. Hoy esmás indispensable cuando el neoliberalismo, que es la nueva<strong>de</strong>recha internacional, arrasa con la totalidad <strong>de</strong> los elementos<strong>de</strong> la justicia social. El control <strong>de</strong> precios, sigue siendoinsubstituible, contemporáneamente. El elogio <strong>de</strong> las letras,sirve para <strong>de</strong>stacar la lucha <strong>de</strong>l estudiante pobre. A la vez,estimula a los héroes <strong>de</strong> la inteligencia, entre ellos los periodistasque <strong>de</strong>ben pelear porque se imponga la justicia


336Otto Morales Beníitezdistributiva. Don Quijote elogió las armas como medio <strong>de</strong>imponer la paz. Ésta sigue, aquí en Colombia y en el mundo,buscando realizadores. Queda el mito <strong>de</strong>l caballo Clavileño,que, en la actualidad, muchos lo observan mecanizado, “convertidoen fortaleza <strong>de</strong>l aire, con la bomba atómica”. Hayque <strong>de</strong>sactivarla, para que no se aniquile rabiosamente lahumanidad. La inteligencia se encuentra <strong>de</strong>samparada. Asíse establece en el encuentro con Roque Guinart, en la visita ala Casa <strong>de</strong> los Duques, que es símbolo para los tiempos actuales.Don Diego <strong>de</strong> Miranda es la dorada mediocridad. Esrepresentante <strong>de</strong> la clase media y allí el Quijote solicita quese escriba en la lengua castellana. Hurtado García anota-que“<strong>de</strong> las categorías sociales dibujadas en el libro <strong>de</strong> Cervantes,sólo este caballero <strong>de</strong> dorada mediocridad miró a Don Quijotecon ojos leales, le abrió su casa sin reír <strong>de</strong> su inteligencia”.En los relatos se estremecen las tragedias <strong>de</strong> los pueblos, “lasluchas comarcanas, los odios vecinales”. A<strong>de</strong>más, cuenta susencantos, sus costumbres: “ allí está, sicológicamente, el centro<strong>de</strong>l mundo”. Maese Pedro es el creador <strong>de</strong> personajes, es eltriunfo <strong>de</strong> los títeres. Son las diversiones a las cuales alcanzael pueblo. Al hacer su testamento, establece que la riqueza enla muerte apacigua a los <strong>de</strong>udos. El último capítulo lo pone aviajar a América. Este libro <strong>de</strong> Hurtado García tiene la virtud<strong>de</strong> que obliga a Don Quijote a librar las luchas contemporáneas.Y es cierto que para enfrentarlas, se requiere tener lafuerza i<strong>de</strong>alista que acompañó sus sueños. Y así lo consagrael escritor <strong>de</strong>l Gran Caldas.Don Quijote sacu<strong>de</strong> el espíritu y lo alegraPara seguir regocijando a Velásquez Martínez, vamos arecordar poquísimos escritores que lo han acercado aIndoamérica. Para ello apelamos a una Antología inédita FantasíasQuijotecas que ha or<strong>de</strong>nado la avizora inteligencia <strong>de</strong>Vicente Pérez Silva. Laureano García Ortiz en su libro Con-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 337versando, en su capítulo “Fantasía <strong>de</strong> un bibliófilo”, relata unaAsamblea <strong>de</strong> libros que le toca presenciar en su biblioteca.Anatole France se a<strong>de</strong>lantó y sentenció que eso <strong>de</strong> los volúmenes“era arte <strong>de</strong> brujería”. Y don Quijote con lenta parsimoniay melancolía reclamó porque “nos trae Vuestra mercednuevos y extraños compañeros”.Antonio José Restrepo. tan cervantino, escribe <strong>de</strong> cómoél hubiera podido venir a Santafé <strong>de</strong> Bogotá, escuchando lasvoces <strong>de</strong> una carta <strong>de</strong> Juan Rodríguez Freyle y hubiese escritoel Quijote <strong>de</strong> las conquistas.Max Grillo, escritor, historiador, poeta en su FantasíaQuijotesca lo pone en aventuras con Bolívar, pues, en ésta época,hay que “<strong>de</strong>sfacer-entuertos contra la libertad”.Fray Julio Tobón B. O. F. M. lo pone a recorrer con carriel,peinilla y sombrero levantado sobre la frente, la tierraantioqueña.Siguiendo la línea <strong>de</strong> lo revelado en su escritura por HurtadoGarcía, comprobamos que Don Quijote, continúa librandolas batallas contemporáneas. Así el escritor Vicente PérezSilva escribe un capítulo. Don Quijote y Sancho retornan al mundoy empren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>scomunal batalla contra los astronautas. Loscosmonautas o selenitas y los astronautas alborotaban elmundo por la conquista <strong>de</strong> la luna. Don Quijote toma lasarmas más mo<strong>de</strong>rnas para impedir que perturben el dulceencanto <strong>de</strong> la noche.No termina su vagar por caminos, veredas y, ahora, porcielos y estratosferas. El mundo sigue en azogue esperandosu <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los símbolos soñadores <strong>de</strong> la humanidad, queél los <strong>de</strong>jó explícitos en su novelar.Compañía <strong>de</strong> Don QuijoteRealmente, Don Quijote sigue, siempre, acompañado, confi<strong>de</strong>lidad espiritual, a quienes lo han leído. Está allí. esperandosaltar para iluminar con su gracia; estimular con su capaci-


338Otto Morales Beníitezdad <strong>de</strong> lucha; volver a atar las gentes en solidaridad. Su escu<strong>de</strong>ro- “Sancho Sapientísimo”- abre su corazón <strong>de</strong> hombresencillo, que va cayendo en palabras <strong>de</strong> rica comprensión <strong>de</strong>las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s humanas. Asiste con su fraternal simplicidad,mientras Don Quijote vuelve a encen<strong>de</strong>r la chispa resplan<strong>de</strong>ciente<strong>de</strong>l humanismo. Ambos personajes nos convocan a lacomprensión. Hay elementos como la discreción, la humildady la amistad, que se unen para, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellos, atisbar y clasificarla vida y los actos <strong>de</strong> los seres.La influencia literaria <strong>de</strong> esta obra. sigue inspirando bellaspáginas. En otras ocasiones propicia esperpentos mentalescuando se trata <strong>de</strong> imitar su idioma, tomar sus términospara a<strong>de</strong>cuarlos al nuevo razonamiento. Los adjetivos que enla prosa <strong>de</strong> Cervantes se acomodan justamente para calificar,encomiar o criticar, en sus imitadores se vuelven tormento<strong>de</strong> rigi<strong>de</strong>z y aliento <strong>de</strong> pastiches. El manejo <strong>de</strong> los verbos enlos incitadores, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser espontáneo para convertirse ensecretísimo don <strong>de</strong>l lenguaje y se siente la apretada exigenciaa que se les somete. De suerte que hemos oscilado entre labelleza <strong>de</strong> la creación intelectual que el libro sugerente hainspirado y las dolorosas opulencias que algunos han ostentado,castigados duramente por las exigencias gramaticales.Por fortuna, Velásquez Martínez no nos llevó a estos tormentos.En cambio, nos advierte con su libro que en todas lasépocas, Don Quijote tiene tareas para cumplir. Por eso, élbusca que ahora nos acompañe, una vez más, con su luz encendida<strong>de</strong> creencias en las fuerzas i<strong>de</strong>alistas <strong>de</strong> la humanidad,a través <strong>de</strong> la libertad la justicia y la verdad.Bogotá, Barrio “El Refugio”, 1974


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 339Kurt L. Levy, Carrasquillay otros valores antioqueños 1Cercanías con PopayánMis encuentros con Kurt L. LevyLa vida generosa, misteriosa y mágica, me fue acercando,por distintos espacios, al conocimiento <strong>de</strong>l profesor Kurt L.Levy. Un día estaba en mi oficina, cuando irrumpió, carta enmano, <strong>de</strong> presentación <strong>de</strong> un amigo, predicando sus <strong>de</strong>vocionespor encontrar nuevos datos sobre Tomás Carrasquilla.Venía <strong>de</strong> la montaña, con azogue interior, con vislumbresestéticas, doblado <strong>de</strong> afanes <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el laberinto <strong>de</strong> montañasy las fuerzas i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> un pueblo que se <strong>de</strong>batía entreel ímpetu <strong>de</strong> sus anhelos. Me explicó el alcance <strong>de</strong> su investigación.Lo hacía con alegría intelectual y con clarivi<strong>de</strong>nciahumana. Des<strong>de</strong> ese momento, apareció ligado, en entrañableconjuro intelectual, con Popayán, la culta. Me manifestó quetenía interés <strong>de</strong> visitar la biblioteca <strong>de</strong>l agudo, culto y sonreídoescritor Juan Lozano y Lozano y que avizoraba, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esemomento, un coloquio estremecido <strong>de</strong> juicios estéticos y <strong>de</strong>esplendi<strong>de</strong>z en el racionamiento, si lo acercaba al MaestroRafael Maya. Cumplí <strong>de</strong> inmediato sus mandatos.En la <strong>Biblioteca</strong> <strong>de</strong> Lozano y Lozano, una <strong>de</strong> las másespléndidas <strong>de</strong> las particulares <strong>de</strong> Bogotá, estuvo escudriñandoen revistas, en periódicos <strong>de</strong>saparecidos, en ensayos<strong>de</strong> críticos que concordaban en haber vivido en la épocacoetánea <strong>de</strong>l novelista colombiano. Allí, hasta los predios<strong>de</strong> Suba, lo acompañó mi hijo Olympo Morales Benítez,1 Lectura en el homenaje al Prof. Kurt L. Levy en el Paraninfo <strong>de</strong> laUniversidad <strong>de</strong>l Cauca, Popayán, el 9-VII-2000, al inaugurar el “XICongreso <strong>de</strong> Profesores Norteamericanos especialistas en Colombia”.


340Otto Morales Beníitezquien principiaba a espigar como abogado. Más tar<strong>de</strong> lo vinculéa Maya. Necesitaba constatar en cuáles juicios concordaban;dón<strong>de</strong> podían aparecer discrepancias y cuáles eranlos fundamentos.Era difícil escapar al contagio mental <strong>de</strong> Levy. Tema unaalegría espontánea, que borbotaba en gran<strong>de</strong>s carcajadas, quese volvía consigna <strong>de</strong> espíritu <strong>de</strong> solidaridad. Estaba hecho<strong>de</strong> buena levadura humana.No volví a encontrarlo sino el día que regresó para darmeuna especie <strong>de</strong> informe oficial <strong>de</strong> qué había acontecido consus pesquisas, sin tener ninguna obligación <strong>de</strong> hacerlo. Era sumanera espontánea <strong>de</strong> comportarse frente a los seres. Me dijo<strong>de</strong> su asombro <strong>de</strong> lo que había encontrado, explorado en aquelsantuario <strong>de</strong> la cultura, y los diálogos <strong>de</strong> sutiles erudicionesque realizó con Juan Lozano y Lozano. Luego, me dijo queMaya era el equilibrio en el manejo <strong>de</strong> las estructuras literarias;que tenía una magistratura que aparecía espontánea ensus razonamientos. Venía, iluminado, pues sentía que el Maestrotenía hondas y firmes <strong>de</strong>vociones por el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la inteligencianacional. Para ello me entregó, para mi archivo, lalista integral <strong>de</strong> aquello que éste había publicado sobre escritores<strong>de</strong> la colonia, acerca <strong>de</strong> los luchadores por la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciay cómo había evolucionado la cultura nacional, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ese momento hasta 1955. Agregó: Maya tiene la limpiezamental <strong>de</strong> quien ni halaga, ni exagera, ni <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ña. Busca elsitio exacto para silabear el juicio crítico.Volví a tener sus noticias en cartas <strong>de</strong> espontáneo indagar.Siempre mantenía alguna preocupación bibliográfica. Noandaba <strong>de</strong>sperdiciado en malabarismos mentales. Al contrario,se exigía un mandato <strong>de</strong> concreción espiritual. Así, siemprelo hallé en su correspon<strong>de</strong>ncia, en sus diálogos, en la rebosantealegría <strong>de</strong>l existir.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 341¿Por qué Carrasquilla?Una <strong>de</strong> las primeras preguntas que le formulé fue que merelatara cómo explicaba el haber terminado comprometidocon la vida y la obra <strong>de</strong> Tomás Carrasquilla. Me dijo <strong>de</strong> entrada:es un escritor que busca la verdad <strong>de</strong> su pueblo. Pero nose <strong>de</strong>tuvo allí: agregó que cuando escapé, por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> algunamanera, <strong>de</strong> la racha nazista, vino a continuar sus estudiosen la Universidad <strong>de</strong> Toronto. Su inclinación se acentuabapor compren<strong>de</strong>r el mundo Indoamericano. En la biblioteca<strong>de</strong> los claustros, encontró varias novelas <strong>de</strong> este autor. Lasleyó. El mundo que <strong>de</strong>scribía, lo <strong>de</strong>slumbró. Era para él unarevelación que existiera un fabulador al cual cruzaban tantos<strong>de</strong>signios humanos, y que, a<strong>de</strong>más, sus personajes tenían tantaclaridad en sus actitu<strong>de</strong>s. Uno <strong>de</strong> sus profesores lo impulsópara que a<strong>de</strong>lantara su tesis <strong>de</strong> grado, escudriñando la maestría<strong>de</strong> la escritura <strong>de</strong> Tomás Carrasquilla y que se compenetraracon su mundo geológico y ecológico. Tendrá una granrevelación concluyo, anotándole.Pero, a<strong>de</strong>más, se había encontrado con un juicio <strong>de</strong> JulioCejador y Fraucua que <strong>de</strong>cía enfáticamente 2 : “Es, sin duda,Tomás Carrasquilla el primer novelista regional <strong>de</strong> América,el más vivo pintor <strong>de</strong> costumbres y el escritor más castizoallegado al habla popular, no sólo <strong>de</strong> su tierra antioqueña,sino, y por lo mismo, <strong>de</strong> cualquier región americana. En cuantoal lenguaje <strong>de</strong> Tomás Carrasquilla, toda alabanza es menguada.Estoy por <strong>de</strong>cir que es el más castizo y popular <strong>de</strong> losescritores castellanos <strong>de</strong>l siglo XIX”.Esta concomitancia espiritual, me empujó más a lo quemuchos <strong>de</strong> mis compañeros consi<strong>de</strong>raban una aventura, concluía.En diálogo con Fe<strong>de</strong>rico <strong>de</strong> Onis y con Harriete, suesposa, recibí más afirmaciones que conducían al compromi-2 Kurt L. Levy: “Tomas Carrasquilla”. Instituto <strong>de</strong> Integración Cultural.1985. Me<strong>de</strong>llín.


342Otto Morales Beníitezso mental. Por cierto que más tar<strong>de</strong> encontré más juicios <strong>de</strong>pon<strong>de</strong>ración. Recuerdo 3 que René Uribe Ferrer sentencia sinatenuantes, sin temores <strong>de</strong> comprometer su prestigio <strong>de</strong> críticoautorizado: no es aventurado afirmar que don TomásCarrasquilla es el mayor escritor que ha producido Colombia”.Alberto Lleras, 4 en página <strong>de</strong> maestría crítica, <strong>de</strong>l año<strong>de</strong> 1940, acabó <strong>de</strong> orientarme. Él escribió con la riqueza espiritualque ennoblece sus páginas <strong>de</strong> esteta <strong>de</strong> la prosa: “Elanciano que murió ayer en Me<strong>de</strong>llín ciego y tullido, fue elescritor colombiano más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> su tiempo... Y su tiempoes largo. Ochenta y dos años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en que nació enSanto Domingo, pueblo serrano y, según él, frío, feo y faldudo.No sería exagerado afirmar que fue también el primer novelista<strong>de</strong> América... la reputación intelectual <strong>de</strong> Colombia reposabasobre este gran varón, como en una <strong>de</strong> sus más reciascolumnas, aunque muchos lo ignoraran”.Pero a<strong>de</strong>más, continuaba Kurt anotándome: para completarmi pasión por Tomás Carrasquilla, hallé un estudio <strong>de</strong>l eruditoMaestro Baldomero Sanín Cano –quien fuera Rector <strong>de</strong> estanuestra ilustre Universidad <strong>de</strong>l Cauca– en el cual sostenía sindubitaciones 5 : “Empezó a escribir a los 24 o 25 años <strong>de</strong> edad, y<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeros trabajos hizo patentes en narraciones cortassu afecto a los humil<strong>de</strong>s, su admirable po<strong>de</strong>r en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>las costumbres y ambientes <strong>de</strong> las clases <strong>de</strong>sfavorecidas y suprofundo conocimiento <strong>de</strong>l lenguaje usado en esos medios. Ya<strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces se podía asegurar que con él tendría la región unestilista <strong>de</strong> gracia y fuerza superiores”.3 Kurt L. Levy: “Mi <strong>de</strong>uda con <strong>Antioquia</strong>”. Colección Ediciones Especiales<strong>de</strong> la Secretaría <strong>de</strong> Educación v cultura <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong>. Volumen 12.1995.4 Alberto Lleras: “El periodista” Selección y prólogo <strong>de</strong> Otto MoralesBenítez. Colección <strong>de</strong> Periodismo. Editorial Universidad <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong> y<strong>Biblioteca</strong> Pública Piloto <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín para América Latina. 1992.Me<strong>de</strong>llín.5 Baldomero Sanín Cano: Estudio publicado en “Lecturas Dominicales”<strong>de</strong> “El Tiempo”, en 1940.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 343Hay otro hecho que lo compren<strong>de</strong>n con facilidad los buenoslectores, continuaba diciendo Levy: para mí es imposible<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pensar en la casi totalidad <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong> laobra <strong>de</strong> Carrasquilla. Algunos <strong>de</strong> sus nombres se confun<strong>de</strong>ncon el título <strong>de</strong> la obra. Pero quiero recordar, con el afectoque uno toma a quienes lo han acompañado en <strong>parte</strong> <strong>de</strong>l recorrido<strong>de</strong> la existencia, a Eloy Gamboa <strong>de</strong> Hace Tiempos aBárbara Caballero <strong>de</strong> La Marquesa <strong>de</strong> Yolombó, a El padreCasafús, a Dimitas Arias, a Rogelio, a Ligia Cruz, a Simón elMago y Bernabela <strong>de</strong> Frutos <strong>de</strong> mi tierra’, a Fraciquí <strong>de</strong> SalveRegina; a Cantalicia <strong>de</strong> Hace Tiempos. Así podría continuar repitiendoel apelativo <strong>de</strong> seres que están confundidos conmis entretelas –para usar una palabra <strong>de</strong>l gusto <strong>de</strong>Carrasquilla– De sus nueve novelas y sus dieciséis cuentos,también lo atrapa a uno lo autóctono, lo religioso, lo histórico,lo musical, el paisaje natural, la epopeya <strong>de</strong>l pueblo.Kurt y Popayán, la cultaPero si hubiera tenido alguna duda, la disiparía –acentuabasu afirmación con energía Kurt– al encontrar la calificación<strong>de</strong>l altísimo poeta, hombre <strong>de</strong> cultura, Guillermo Valencia,varón que señala <strong>de</strong>rroteros mentales y conductas humanas.Éste dijo que Carrasquilla era “maestros <strong>de</strong> maestros”.Ya no tuve mucho más que pensar, terminaba afirmando conuna espléndida carcajada.Para mí, un <strong>de</strong>voto <strong>de</strong> la poesía y la prosa <strong>de</strong> Rafael Maya,tenía gran importancia el escuchar una síntesis <strong>de</strong> los juicios<strong>de</strong> éste. Levy hizo una síntesis, <strong>de</strong>stacando que quería acentuarla severidad <strong>de</strong> los elementos críticos <strong>de</strong> Maya. En estehombre –repetía– no hay i<strong>de</strong>as ni palabras para el <strong>de</strong>sperdicio.Veamos algunos <strong>de</strong> sus comentarios <strong>de</strong> vislumbres:Carrasquilla es un novelista realista. Se le quiere <strong>de</strong>sfigurar alseñalarlo como simple costumbrista, siendo un mo<strong>de</strong>rnista,aun cuando aquél calificativo lo que revela es que anda en


344Otto Morales Beníitezbúsqueda <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad. Sus <strong>de</strong>scripciones, –<strong>de</strong>cía Maya–son la verdad geológica. Los personajes son arrancados <strong>de</strong> lamisma vida. En el lenguaje hay notas típicamente antioqueñas,pero él las maneja con maestría y revela la casticidad quedistingue el afán <strong>de</strong> pureza <strong>de</strong>l idioma en los colombianos.Por eso su obra no pue<strong>de</strong> alin<strong>de</strong>rarse como <strong>de</strong> exclusivo asomoregional. En el Cauca existen ataduras con <strong>Antioquia</strong>. Noolvi<strong>de</strong>mos que el sabio jurisconsulto, y experto en muchas y<strong>de</strong>nsas materias científicas, don José Félix <strong>de</strong> Restrepo, educóa próceres como Francisco José <strong>de</strong> Caldas y Camilo Torres.Recuer<strong>de</strong>, me advertía, que Maya ha escrito que sus “libros–los <strong>de</strong> Carrasquilla– dan la impresión <strong>de</strong> una charla sabrosa,humorística, procaz y muy castiza. Así <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> hablarel Arcipreste <strong>de</strong> Hita en las romerías y en las plazas, entresoldados y juglares”. Es muy difícil, agregaba, que se encuentreun escritor que maneje el diálogo con mayor maestría.Usa el lenguaje con preciosida<strong>de</strong>s en el casticismo y el rigoridiomático, pero <strong>de</strong>ja que entren las voces populares, las menosregulares. Hay participación <strong>de</strong>l mito y <strong>de</strong> la fábula ennovelas como La Marquesa <strong>de</strong> Yolombó, que se refiere a épocasmuy pretéritas. Como, también, hace explícito su “humor picantey malvado”. Des<strong>de</strong> luego, apela a la hipérbole. Me entregó,repetía Levy, un texto en el cual afirma que Carrasquilla,“en el fondo era un patriarca <strong>de</strong> la Montaña, sano <strong>de</strong> alma,robusto <strong>de</strong> cuerpo, inagotable <strong>de</strong> ingenio y <strong>de</strong> palabras”.Se refirió también a sus crónicas Dominicales y a susHomilías, recalcando que tenían su aire polémico, que no queríaatenuar y que, al contrario, buscaba que aparecieran con sucontun<strong>de</strong>ncia bélica. Hay una <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> lo autóctono, contralo extranjero y lo postizo. Era un escritor elegante y teníainformación sobre las modas literarias. Concluyó el maestroMaya con una afirmación <strong>de</strong> severo corte crítico: “La novelaen América, sigue las huellas <strong>de</strong> Carrasquilla”. Muchos años<strong>de</strong>spués, Kurt Levy me dijo: lo que me anotó el Maestro Mayaen la primera conversación, se pue<strong>de</strong> constatar en dos <strong>de</strong> sus


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 345libros don<strong>de</strong> hay ensayos acerca <strong>de</strong> Carrasquilla: Me refiero,<strong>de</strong>cía, a Los tres mundos <strong>de</strong> don Quijote y otros ensayos 6 y Estampas<strong>de</strong> ayer y retratos <strong>de</strong> hoy 7 .Pero no terminan las interrelaciones <strong>de</strong> Kurt L. Levy conPopayán. Regresó al Canadá. Escribió su tesis <strong>de</strong> grado. Lapublicó en inglés y la editó, luego, nuestro Ministerio <strong>de</strong> Educacióncon traducción <strong>de</strong> otros payanes, <strong>de</strong> tradición intelectualen la prosa y en la poesía y en la gracia humana <strong>de</strong> suestirpe, atributos que a todos nos han servido <strong>de</strong> viático paraenfrentar la vida. Me refiero a Carlos López Narváez. Así sepudo conocer el estudio <strong>de</strong>l profesor alemán-canadiense “Vidasy obras <strong>de</strong> Tomás Carrasquilla” 8 .López Narváez, en una página que tituló “Brevemente”,dice lo siguiente: “Ocho años <strong>de</strong> preparación y una larga estanciaen Me<strong>de</strong>llín y Bogotá, han sido los factores <strong>de</strong> esteconcentrado estudio para la exégesis crítica <strong>de</strong> la obra globaly para la <strong>de</strong>finición estética <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong> TomásCarrasquilla, señero blasón <strong>de</strong> nuestra novelística y el máscolombiano, precisamente por lo regional y raizal, <strong>de</strong> nuestrosescritores costumbristas.La obra la dividió Levy en ocho capítulos; 1) La vida: una<strong>de</strong>dicación a la literatura; 2) El hombre: una pasión por laverdad; 3) Las teorías estéticas: una lucha por la armonía; 4)El artista creador: un escrutiño espiritual en la gente menuda;5) El artista creador: una indagación en las i<strong>de</strong>as únicas;6) El elemento regional: un tributo a <strong>Antioquia</strong>; 7) El lenguaje:una celada para imitadores; 8) Los críticos: un pecado <strong>de</strong>omisión.6 Rafael Maya: ediciones <strong>de</strong> la Revista Bolívar. 1952. Bogotá.7 Rafael Maya; Ediciones <strong>de</strong> la Revista Bolívar. 1956. Bogotá.8 Kurt L. Levy- Vida y obras <strong>de</strong> Tomás Carrasquilla. Traducción <strong>de</strong> CarlosLópez Narváez. Editorial Bedout. 1958. Me<strong>de</strong>llín.


346Otto Morales BeníitezEdición crítica <strong>de</strong> “La Marquesa <strong>de</strong> Yolombó”De La Marquesa <strong>de</strong> Yolombó hizo una edición crítica que propicióe impulsó el “Instituto Caro y Cuervo”, éste <strong>de</strong>reconocidísimo prestigio internacional. Es la época <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>snovelas en el continente y Tomás Carrasquilla coopera conésta a la dignidad intelectual internacional. El autor se pregunta:“¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> y cuando saqué yo tanta cosa y tantas vejeces?”.El origen para escribirla es lo que escuchó a su abuelo, a sustías, en unos diálogos largos e intensos en los cuales asomabanlos caracteres humanos que él <strong>de</strong>scribió. El ambiente es unareproducción fiel <strong>de</strong> la realidad geográfica y la belleza natural<strong>de</strong> la comarca. Así aconteció siempre en su fabular. Es unanovela que, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> la riqueza <strong>de</strong> la ficción, contiene múltiplestemas <strong>de</strong> alcance social, que le ofrece al novelista unacalificación <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> avanzada intelectual y política: <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>la emancipación <strong>de</strong> la mujer a través <strong>de</strong> la cultura; suconcepción i<strong>de</strong>ológica aparece dinámica cuando se refiere a lasituación <strong>de</strong> los indígenas y hace la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> la esclavitud;llama “ladrones civilizados” a quienes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el po<strong>de</strong>r económico,subyugan a sus pueblos; revela la censura a ciertosclérigos, sin omitir la dureza que <strong>de</strong>mandan sus con<strong>de</strong>nas. Dela heroína titular Bárbara Caballero, dice Carlos García Prada –citado por Levy– que “pocos personajes hay en la literaturahispanoamericana tan a trayentes como ella”. Kurt Levy también<strong>de</strong>staca la caudalosa información y cultura literaria <strong>de</strong>Carrasquilla, evi<strong>de</strong>nte en esta obra, como es igualmente comprobableen toda la suya. Leyendo éstas páginas críticas <strong>de</strong>lProfesor Levy, llegamos a la conclusión <strong>de</strong> lo que él propone,con su discreto sentido académico, es que los colombianos realicemosuna nueva lectura <strong>de</strong> Carrasquilla para que <strong>de</strong>senvolvamosla extraordinaria riqueza <strong>de</strong> temas sociales –revolucionariospara su época– y que <strong>de</strong>terminan su sitio en lo doctrinario.Es un examen que se ha hecho, con parquedad en <strong>de</strong>stacarsu mensaje i<strong>de</strong>ológico.


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 347El idioma <strong>de</strong> CarrasquillaAlgunos lectores apresurados, han formulado la anotación<strong>de</strong> que el lenguaje que emplea Carrasquilla, restringe lacercanía a su fabular. El profesor Kurt Levy hace una glosasevera a esa visión restringida. Él escribió:“Resulta cierto que el léxico <strong>de</strong> Carrasquilla es rico, porque,igual que su compatriota León <strong>de</strong> Greiff (compatriota<strong>de</strong> su patria chica), acu<strong>de</strong> a los recursos <strong>de</strong>l lenguaje en formaamplia sin preocuparse <strong>de</strong> nosotros los lectores que, porpereza, nos acostumbramos a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos con un repertoriolimitado <strong>de</strong> palabras. Carrasquilla, al afirmar que se dirige alpúblico cotidiano y vulgar, al lector sin pretensiones literarias,disfruta plenamente <strong>de</strong> su dominio lingüístico y literarioe invita al lector a compartir con él este dominio que se manifiestaen la fusión entre el elemento popular y el culto”.Después <strong>de</strong> leer este análisis, ya no tenemos <strong>de</strong>recho alevantar nuestra <strong>de</strong>spreocupación por consultar diccionariosaleccionadores. Es <strong>de</strong>cir, el <strong>de</strong>ber es infringir una <strong>de</strong>rrota a lapereza mental.Otro libro sobre CarrasquillaMás tar<strong>de</strong> publicó un libro con el título <strong>de</strong> Tomás Carrasquilla.Allí hay un juicio crítico que todavía sirve <strong>de</strong> advertencia,por esa ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los escritores nacionales a <strong>de</strong>spreciarnuestra propia creación. Kurt L. Levy dice: “Me fijéen aspectos <strong>de</strong> la literatura colombiana porque en mi opiniónlos críticos se habían olvidado <strong>de</strong> sus méritos: los <strong>de</strong> la casapor menospreciar, lo propio; los <strong>de</strong> afuera, muchas veces porignorancia”. Duro enfoque <strong>de</strong>l alemán-canadiense para quienesandamos en estos menesteres!!!. A<strong>de</strong>más, lo repite su estudioso,tenía don Tomás una virtud <strong>de</strong> optimismo que tampocoes <strong>de</strong> los colombianos. Éste repetía: “Me parece hermosala vida con todos sus <strong>de</strong>fectos”.


348Otto Morales BeníitezFe<strong>de</strong>rico <strong>de</strong> Onís quien estudió a Carrasquilla para escribirel prólogo a sus Obras Completas, publicadas en España,sostuvo que “era el precursor <strong>de</strong> la novela mo<strong>de</strong>rna”. ParaKurt L. Levy lo que más impresiona <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong>Carrasquilla, es su personal capacidad <strong>de</strong> asombro. Por suspáginas pasan el pueblo, la minería, los caminos, los hombres,las mujeres, los infantes. Él miró larga, intensamente, lo<strong>de</strong> su pueblo con comprensión y generosidad. Su analista dicecon claridad: “Carrasquilla trascien<strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l regionalismoporque capta la naturaleza humana, y porque se acercasuficientemente a sus personajes, visualizándolos como individuos<strong>de</strong> carne y hueso”.Pero <strong>de</strong>tengámonos, con la benevolencia <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s, enseñalar algunas <strong>de</strong> las características que <strong>de</strong>staca el crítico.Lo primero que apunta, es la riqueza <strong>de</strong> la inteligencia <strong>de</strong> lospersonajes adultos y <strong>de</strong> los niños. Que hay necesidad <strong>de</strong> hacerun análisis <strong>de</strong> su prosa-ficción como un todo orgánico yanalizar su evolución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1890 hasta 1936. Por su obra secampean las gentes humil<strong>de</strong>s. No buscó ni el éxito material nila gloria literaria. Su sátira era <strong>de</strong>vastadora. Tenía las condicionesespirituales <strong>de</strong> la tolerancia, el sentido <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia,y gustaba <strong>de</strong> la exaltación <strong>de</strong> la libertad. Por sus páginaspasan la religión, lo sobrenatural y el misticismo. Luego, Levyentra a señalar otros dones que van cayendo <strong>de</strong> la prosa y <strong>de</strong>las actitu<strong>de</strong>s mentales que refleja la obra <strong>de</strong> Carrasquilla. Éldice que la premisa básica es que cualquier movimiento literario,para que tenga vali<strong>de</strong>z, <strong>de</strong>berá surgir orgánicamente <strong>de</strong>la vida cultural <strong>de</strong>l país. La sencillez es el principio <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>raelegancia literaria. Que Carrasquilla repudiaba lo queno expresara un sentimiento humano. Predicaba que <strong>de</strong>bíarechazarse, enérgicamente, la afectación y el artificio y nodoblegarse a la imitación. A la vez, no permitirse ni el escritoren prosa ni el poeta, que los domine la pretensión <strong>de</strong> aparecerabstrusos. Que la novela no es más que un pedazo <strong>de</strong> lavida reflejada en “un escrito por un corazón y por una cabe-


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 349za”. Esto lo que nos indica es el equilibrio que se le <strong>de</strong>mandaal literato.Pero Kurt L. Levy no se <strong>de</strong>tenía allí. Penetraba en lo quevenía a ser lo más fundamental y profundo <strong>de</strong> las concepciones<strong>de</strong> Carrasquilla cuando nos advierte cuál es su maneranovelística. Él dice que éste fabulador y cuentista obe<strong>de</strong>ce asu propia técnica, pues no aparece subyugado por ningún ejemploanterior. Pone énfasis en la vida diaria. Mantiene vivísimosu interés por el individuo y hay limpieza en la forma comopresenta sus sentimientos. Tomando algunos <strong>de</strong> sus criteriosnos repite Levy lo que pensaba Carrasquilla: que “el artistano pue<strong>de</strong> mejorar la naturaleza” y que la novela refleja la“índole propia <strong>de</strong> un pueblo o <strong>de</strong> una región <strong>de</strong>terminada”.Él, recordaba la supremacía <strong>de</strong>l estilo y el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> traducirartísticamente la realidad. Observando las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s humanas,va armando el contenido <strong>de</strong> muchas escenas. El campo,para Carrasquilla, fue preocupación esencial. En sus novelasy cuentos, satirizaba a los personajes y esto mismo hacíaal juzgar muchas <strong>de</strong> las actitu<strong>de</strong>s sociales, lo mismo quecensuraban costumbres <strong>de</strong> la ciudad.Alguien le preguntó a Kurt L. Levy; ¿usted cómo haríauna síntesis <strong>de</strong>l Maestro Carrasquilla?, y contestó con unaamplísima carcajada, en las cuales era experto:“Leyó, escribió y conversó”Cartas con varios corresponsalesMantuvo permanente correspon<strong>de</strong>ncia con sus amigos. Fuiuno <strong>de</strong> los favorecidos. Él sostenía que la carta era una conversacióninteresada <strong>de</strong> dos personas. Que en ellas se adviertenafinida<strong>de</strong>s y disi<strong>de</strong>ncias. Con Benigno A. Gutiérrez, 9 quien fueun antólogo <strong>de</strong> aspectos trascen<strong>de</strong>ntalísimos <strong>de</strong>l pensamientoy <strong>de</strong> la creación en <strong>Antioquia</strong>, mantuvo un riquísimo epistolario.9 Kurt L. Levy: Benigno A Gutiérrez: Correspon<strong>de</strong>ncia. Instituto <strong>de</strong>Integración Cultural Recinto <strong>de</strong> Quirama. 1989. Me<strong>de</strong>llín.


350Otto Morales BeníitezDe Don Benigno escribió Roberto Cadavid, el celebérrimoArgos, el <strong>de</strong> las correcciones gramaticales, que fue un benedictinoen su labor <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su pueblo.Estas cartas siempre andan resolviendo dudas sobreCarrasquilla, señalando dón<strong>de</strong> publicó primero un cuento; anotandolas riquezas <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> unas páginas hasta ese momento<strong>de</strong>sconocidas; preguntando, indagando, inquiriendo, volviendoa interrogar. Es una inquisición que no termina y queva creciendo en apreciaciones, juicios breves y largos comentarios.Es una lección para los escritores impacientes. Sólo unapermanente, cuidadosa y lenta preparación, conduce a la comprensión<strong>de</strong>l mensaje creador.Pero, a<strong>de</strong>más, van apareciendo los <strong>de</strong>nuedos intelectuales<strong>de</strong> Levy por expandir la obra colombiana. Cuenta que suprimera ponencia sobre Carrasquilla la presentó en el Congreso<strong>de</strong> la Asociación Americana <strong>de</strong> Lenguas mo<strong>de</strong>rnas enDetroit, en 1951. En el Congreso <strong>de</strong> Berkely, en el 55, leyósu estudio acerca <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Dios Uribe, el extraordinarioescritor y gran panfletario. Relata que está escribiendo su colaboraciónpara el Diccionario <strong>de</strong> literatura iberoamericana quepublicará la OEA y que allí estarán monografías sobreantioqueños ilustres. Avisa que viaja a México para participaren el Instituto <strong>de</strong> Literatura Iberoamericana.Con otro insigne novelista como Manuel Mejía Vallejo,<strong>de</strong> tan singular resplandor en el fabular <strong>de</strong> Indoamérica, mantieneunas entrañables confi<strong>de</strong>ncias literarias. En carta <strong>de</strong>l 17<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1973 le informa que él en “Congreso <strong>de</strong>l InstitutoInternacional <strong>de</strong> Literatura Iberoamericana, leerá un estudiosobre su <strong>de</strong>slumbrante novela “Aire <strong>de</strong> Tango”Como antiguo discípulo Kurt L. Levy <strong>de</strong>l Maestro GermánArciniegas, siempre está celebrando, en agudos comentarios,lo que éste escribe y señalando como éste abre y señala loscaminos para la inteligencia <strong>de</strong>l continente, pero que, a<strong>de</strong>más,está creando, al unir las i<strong>de</strong>as y las personalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lacomarca, una teoría propia para oponer a la eurocentrista, a


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 351lo español, a lo africano, a lo asiático. Es <strong>de</strong>cir, que va or<strong>de</strong>nandolo que será el verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Indoamérica.“Mi <strong>de</strong>uda con <strong>Antioquia</strong>” 10El último libro <strong>de</strong> Kurt L. Levy que circuló, fue el que élmismo tituló Mi <strong>de</strong>uda con <strong>Antioquia</strong>. Quienes comentaron ellibro, <strong>de</strong>clararon que la <strong>de</strong>uda era <strong>de</strong> Colombia y <strong>de</strong> <strong>Antioquia</strong>con el escritor alemán-canadiense. En ese volumen, hallamosestudios sobre Juan <strong>de</strong> Dios Restrepo, Emiro Kastos, <strong>de</strong>quien asevera que “escribía al correr <strong>de</strong> la pluma, más preocupadopor la substancia, el mensaje, que por la forma literaria”.Se <strong>de</strong>tiene en Antonio José Restrepo, Mito, el contrincante<strong>de</strong>l Maestro Valencia en uno <strong>de</strong> los más célebres <strong>de</strong>batessobre la “pena <strong>de</strong> muerte”, cuando el Parlamento se conmovíacon las tesis <strong>de</strong> los humanistas. Recuerda lo que aquél<strong>de</strong>cía “Nací en Concordia pero vivo en guerra”. Fue orador,parlamentario, internacionalista, y esencialmente, un rebel<strong>de</strong>.Mantenía su conducta empenachada contra la dictadura<strong>de</strong> la Regeneración Conservadora <strong>de</strong> Núñez y Caro.Escribe páginas <strong>de</strong> análisis y comprensión acerca <strong>de</strong> Juan<strong>de</strong> Dios Uribe, el Indio. Sobre el cuentista Pacho Rendón tienejuicios <strong>de</strong> altísima valoración crítica. Lo mismo que sobreEfe Gómez, ese otro explorador <strong>de</strong> almas. Lo impresionanlas poesías <strong>de</strong> Porfirio Barba-Jacob y las <strong>de</strong> León <strong>de</strong> Greiff.Tiene varios estudios en los cuales se <strong>de</strong>tiene en las semejanzasentre Tomás Carrasquilla y García Márquez: “Gabose califica <strong>de</strong> ‘Escritor realista’. Carrasquilla se jacta <strong>de</strong> habercompuesto ‘la primera novela prosaica que se ha escrito enColombia’. García Márquez conceptúa que ‘las mentiras sonmás graves en la literatura que en la vida real’. Carrasquillaopina que el género novelístico recibe todo, ‘excepto la mentira’”.10 Kurt L. Lew: obra cit.


352Otto Morales Beníitez“Ni Carrasquilla ni García Márquez tienen pelos en la lenguay no les atraen los golpes bajos. Tal coinci<strong>de</strong>ncia se reflejaen dos asertos documentados ampliamente por la práctica.El costeño sostiene: “No soy un hombre <strong>de</strong> dos palabras” yCarrasquilla, más <strong>de</strong> medio siglo antes, lamenta la posiblepérdida <strong>de</strong> su empleo bogotano por su incapacidad temperamental<strong>de</strong> “cometer esa figura <strong>de</strong> política que se llama:‘Lámbele, Antonio’”.“Sinceridad y sencillez, son conceptos básicos paraCarrasquilla y para García Márquez. “Mientras más sincerosea (el novelista), más impacto tiene la novela” reconoceGarcía Márquez y Carrasquilla sostiene que en la vida y en laliteratura perdura “sólo lo sincero”, autorretratándose como“un salvaje en la sinceridad y en otras cosas”.Más a<strong>de</strong>lante señala la condición altísima <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>Manuel Mejía Vallejo cuando asevera: “Mejía Vallejo es elexponente principal <strong>de</strong> la generación post-Carrasquilla... ellegado literario está en sus manos... tengo fe en su potencial<strong>de</strong> escritor, su <strong>de</strong>dicación al oficio, su sensibilidad y disciplinay la honra<strong>de</strong>z <strong>de</strong> su compromiso con la literatura y con elmundo que lo ro<strong>de</strong>a”.Regresamos a Popayán, la cultaLas ligaduras <strong>de</strong> Kurt L. Levy con Popayán, la culta, siemprevivirán creciendo en el recuerdo. Carlos López Narváezpara saludar a éste y a su familia que visitaban a Colombia,en 1965, les dijo con su aliento poético:Te saludo KURT LEVY !Bien venido!Emban<strong>de</strong>rado el corazón te aclama;Lauro y olivo en colombiana ramaTejan para los tuyos blando nido.Caballero que siempre te has batidoPor tu fe, por tu pluma y por tu dama,


La montaña <strong>de</strong> la dura cerviz 353En tu invicto lanzan sean oriflamaEl año muerto y el recién nacidoAcá en la tierra <strong>de</strong> la batatilla,De fríjoles, <strong>de</strong> arepa, <strong>de</strong> natilla,De mulera y carriel, <strong>de</strong> quimba y frasco:En el solar <strong>de</strong> la Judaica <strong>Antioquia</strong>,Igual que en toda intelectual parroquia,Te aguarda sonriente el gran Carrasco!HomenajeEstá bien que este Congreso <strong>de</strong> Profesores Norteamericanosespecialistas en Colombia, rinda tributo <strong>de</strong> admiracióna la memoria <strong>de</strong> Kurt L. Levy. Él y yo ejercimos como Presi<strong>de</strong>ntesHonorarios vitalicios. Todos le <strong>de</strong>bemos a él muchasenseñanzas <strong>de</strong> alegría y <strong>de</strong> esperanza en el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la vida.Nunca pronunció una palabra <strong>de</strong> pesimismo. Estaba en lacúspi<strong>de</strong> <strong>de</strong> su inteligencia y <strong>de</strong> su humor. A él, como a losprofesores que con <strong>de</strong>voción siguen estudiando la cultura <strong>de</strong>mi patria, hay que entregarles la confianza en nuestro <strong>de</strong>stinointelectual porque está exaltada por quienes la atalayan y laavizoran. Ellos nos or<strong>de</strong>nan la vida intelectual para que siganemergiendo los sueños.Final <strong>de</strong> amorPerdónadme que vuelva mi memoria agra<strong>de</strong>cida sobre loque significa para mí Popayán, la culta. Para señalar lo que esella como símbolo y síntesis <strong>de</strong> la patria, es necesario querepita la lección que le escuché a mi profesor, el Maese JoséIgnacio Bustamante. Él escribió para sus discípulos:“Sobre el Canto a Popayán <strong>de</strong> Guillermo Valencia, el pintorEfraín Martínez confeccionó un heroico cuadro, que ador-


354Otto Morales Beníitezna actualmente el Paraninfo <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong>l Cauca yque constituye una interpretación objetiva <strong>de</strong>l citado canto.El enorme lienzo es algo así como la epopeya muda <strong>de</strong> nuestrahistoria. Cuanto el poeta máximo exaltó en el troquel <strong>de</strong>sus exámetros <strong>de</strong>sentrañando la gesta inverosímil <strong>de</strong> la ciudad“extática y lúgubre”, revive al conjuro mágico <strong>de</strong> los pincelesmilagros. Y <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as puras, invisibles sobre el fulgorintáctil <strong>de</strong> la palabra, brotaron las imágenes animadas, vistiendola carne mortal <strong>de</strong>svanecida por la gloria”.Hoy he vuelto a mis claustros y a la ciudad amada. Meacompañan en este peregrinaje para contestar a lista y repetirla lección aprendida en enseñanzas <strong>de</strong> profunda sabiduría,sus héroes militares, sus próceres <strong>de</strong> la civilidad, sus escritoresy poetas, sus artistas y sus hombres <strong>de</strong> ingenio y pasan, allado, mujeres, ennobleciendo la vida con el murmullo estético<strong>de</strong> su belleza. Estamos en Popayán, la culta, que es comoasistir a una nueva comunión con la vida más empinada <strong>de</strong> lapatria, asistidos <strong>de</strong> lo que ella entrega en vislumbres <strong>de</strong> gloria:la inteligencia, el heroísmo, el arte y la ternura.

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