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www.marianistas.org<br />
tirado en la carretera de la vida. Te doy sus datos por si alguna vez necesitas un buen<br />
"mecánico":<br />
Nombre del mecánico del alma: DIOS<br />
Dirección: El Cielo Horario: 24 horas al día, 365 días al año por toda la eternidad<br />
Garantía: Por todos los siglos<br />
Respaldo: Eterno<br />
Teléfono: No tiene. Pero basta con que pienses en Él con fe, además de que esta línea no está<br />
nunca ocupada.<br />
30. EL SANTO ROSARIO<br />
Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vio pasar un alma<br />
que no resplandecía tanto como las demás... y luego vio otra... y una más... De inmediato fue a<br />
reclamarle a San Pedro...Oye, Pedro, por que andan por ahí algunas almas que luego luego se<br />
ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás? Pedro le contestó un tanto<br />
nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía<br />
costar. ¿Dónde, tu? Por todos lados indicó el quejoso. Vamos a ver dijo Pedro, y saliendo de la<br />
portería se dirigieron a los jardines.<br />
En efecto por doquier se veían almas que no resplandecían tanto, sin embargo se veían felices<br />
de estar ahí. Pues mira, esos no han pasado por la puerta. Yo no los hubiera dejado entrar...<br />
puntualizó Pedro. Pues entonces aquí esta pasando algo raro, y más nos vale que<br />
investiguemos. Dijo con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación.<br />
Decidieron recorrer las bardas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en<br />
un de las bardas, la que quedaba más cerca de la Tierra.<br />
Ándale, por aquí se están colando dijo con aire triunfal Tomás. El que hizo esto lo va a pagar<br />
caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo... sentenció Pedro. Se acercaron<br />
ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que<br />
llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.<br />
Ambos apóstoles se voltearon a ver con cara de sorpresa y consternación... tras un silencio,<br />
Pedro dijo: Ay, María no ha cambiado nadita... desde que la conocí en Caná supe que era de<br />
esa gente que no deja de estar ayudando... (Jn 2, 1-11) Tomás resignado dijo: Si ni su Hijo se<br />
le escapa, te acuerdas que no quería hacer aquel milagro, y con una sola mirada de Ella<br />
accedió? Pedro concluyó diciendo: Mira, Tomás, tu y yo no hemos visto nada... .¿Ustedes<br />
también?, resonó una voz que los sobresalto... Con cara de asustados voltearon hacia el Trono<br />
de la Majestad de Dios... pero lo que percibieron fue una gran sonrisa...<br />
Este es un simple cuentito, pero que sin duda refleja una gran verdad. Por experiencia personal<br />
les puedo decir que las mejores épocas de mi vida Espiritual ha estado marcada por la fidelidad<br />
al rezo diario del rosario... y las peores, por la infidelidad o el abandono de este rezo. Soy de la<br />
opinión que una vida Espiritual sólida se debe basar en el rezo diario del rosario. Tengo mucho<br />
que hacer, no tengo tiempo para el rosario me ha dicho mucha gente, y yo le contesto diciendo<br />
que nuestro principal deber es alcanzar la vida eterna... de que nos serviría ganar el mundo<br />
entero si perdemos nuestra alma?<br />
3<strong>1.</strong> EL QUE TIENE QUE ESTAR AHÍ SOY YO<br />
Un misionero estaba hablando a una tribu remota de un pueblo que nunca había escuchado<br />
hablar de la vida y el ministerio de Jesús. El jefe de la tribu estaba sentado en la fila del frente<br />
escuchando intensamente todo lo que el misionero decía.<br />
Cuando la historia llegó a su punto culminante y el jefe escuchó lo cruelmente que crucificaron<br />
a Cristo, no pudo aguantarse más. Se levantó bruscamente y gritó: "¡Pare! ¡Bájelo de la cruz!<br />
¡Soy yo el que tiene que estar ahí, no Él!". Había comprendido el significado del evangelio;<br />
entendió que era pecador y que Cristo no tenía pecado.<br />
Cuando consideras esa escena del Hijo de Dios clavado en una cruz en agonía y sus heridas<br />
sangrando, ¿puedes decir de corazón "¡Yo tengo que estar ahí!"? Entonces, da un paso más y<br />
pon tu confianza en Él como Salvador para que puedas decir junto con Pablo: "Con Cristo<br />
estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí..." (Gá. 2:20). Jesús tomó