Misiones Agustinianas nº 61.qxp - agustinos de la provincia del ...

POR CARIDADN LAS CALLES DE IQUITOSIQUITOS - PERÚsiempre mentirosos que viven del dramade la urgencia. Unos les dan algopor sacarlos de encima, otros les mandana trabajar con cajas destempladas,a la española, y otros más les mandana alguna de las tres Asistentas Socialesque tiene el Vicariato donde les hacenun seguimiento que los delata. Peroestos pícaros se las saben todas: suelenllegar cuando la Asistenta ya cerrósu oficina para que no tengas escapatoria,porque lo suyo siempre es de vimeses.Dormía en el estrecho batientede la puerta del CETA. Era racista yagresivo. Salvo los españoles todos paraél eran cholos o cocamas. Por máspactos que hicieras con él, no cumplíaninguno. Exigía su cuota quincenal porno molestar con insultos de grueso calibreen su lenguaje gagoso. Hablabasoliloquios en alto esperando su platode comida. Como estos hay otros nombres,cada uno con su historia, una historiatan truculenta y triste, tan increíble,que solamente podría ser relatadabajo la nebulosa del realismo mágico.Silfo pertenece al grupo de los lustrines,son un buen grupo que ocupa unsector de la Plaza 28 de Julio. Toda unaprofesión. Apenas le entiendo lo quehabla. Al fin intuyo que, como ha llovidotodo el día, no ha tenido trabajo ypor tanto no ha comido. Difícil no meterla mano al bolsillo. Silfo no tiene anadie, vivió desde niño en la calle, peroconserva la dignidad de un obrerodel cepillo y el betún. Entre sus colegashay de todo: niños y adultos, casados ysolteros, alcohólicos y relativamentesobrios, terocaleros y ex terocaleros.Les iguala a todos la caja de los bártulosy la cara de viejos prematuros.Cuando salgo o entro al garaje vienenpor turno a ayudarme con las puertas.Saben que el servicio nunca queda sinrecompensa.Valles, mendigo de Iquitos con sida.da o muerte y la solución la tienes túen el bolsillo.Por no hacer largo el artículo no dirénada de los transexuales que negociansu cuerpo por las noches, aprovechandola umbría de las densas poncianas de lacalle Bermúdez, justo al lado de laDirección. Ni hablaré de las madres quevienen por oleadas cargadas de hijos,propios y ajenos, aprovechando laNavidad, la matricula en los colegios uotras épocas significativas. Sería temade otro artículo la pobreza de muchosde mis amigos de la cárcel S. Jacinto deGuayabamba, siempre con sus cartassol emnes llenas de alabanzas y pedidos.En conclusión: No es fácil decir nocuando palpas una realidad tan lacerante.Me pregunto a veces, qué haríaJesús en este caso. Si tienes y no das tequedas con la mala conciencia; si lesdas también, porque sabes que no estásayudando sino alimentando un vicio,otras la pereza y casi siempre la dependencia.Pero hay tantas historias tristesdetrás, tantos dramas reales y verdaderos,que uno siempre prefiere equivocarsea favor del que no tiene.FR. VÍCTOR LOZANOEn todas nuestras casas y parroquiases clásico el goteo diario de gente pobrepidiendo plata para comprar unamedicina urgente, o para retornar alcaserío porque se quedaron sin blancavarados en la ciudad. Tal vez se acerquenpara pedirte nuevamente capitalpara reiniciar la venta de comida en elmercado, porque cayeron enfermos.Hay quien se acerca con lágrimas decocodrilo pidiendo para el velorio o elentierro de un familiar cercano, o elpedido conminatorio “porque a mi hijole mordió la víbora”. Estos son casiSilfo, limpiabotas descansando en el suelo7