En torno al Auto de los Reyes Magos A finales del siglo XVIII, el canónigoFelipe Fernández Vallejo descubrió en unmanuscrito de la catedral de Toledo untexto que consta de 147 versospolimétricos. En 1863, lo publicó Amadorde los Ríos y a partir de esa fecha, varioshispanistas lo han editado. En su edición de1900, Ramón Menéndez Pidal le puso eltítulo de Auto de los Reyes Magos y,estudiando sus características lingüísticas,concluyó que data de mediados del sigloXII, es decir posterior en tan sólo unasdécadas a la introducción del rito romanoen Castilla, que venía a sustituir almozárabe. Menéndez resaltó “el instintodramático con que el poeta procuraacomodar los versos a las situacionesiniciando la tendencia polimétrica quesiempre ha caracterizado el teatro español.”Otro editor, Winifred Sturdevant, sitúa lasfuentes del Auto no en el drama litúrgico –los tropos–, sino en obras en lengua vulgar,La Adoración de los Reyes por Luca Di Tommè (1360-65)encontrando semejanzas con poemasnarrativos franceses sobre la infancia deJesús como L’évangile de l’enfa nce, basado en el Evangelio del Pseudo Mateo, de graninflujo en la literatura y el arte medievales. Coincidiría así nuestro Auto con el Jeud’Adam francés en no proceder sólo de fuentes litúrgicas, dando testimonio de unaincipiente tradición de teatro religioso en lengua vulgar.Rafael Lapesa, por su parte, estudiando ciertos rasgos lingüísticos del texto, enespecial los casos de “rimas anómalas”, señala influencias gasconas concluyendoen el posible origen gascón del autor del Auto.Después del Auto de los Reyes Magos viene un vacío de dos siglos y medio en lahistoria del teatro español.Francisco Ruiz RamónA partir de Historia del teatro español
Ninguna escena de la infancia deCristo ofreció para la imaginaciónpopular medieval tanto interé scomo la Ador ación de los Magos .Esas figuras misteriosas, pocopresentadas en el Evangelio de SanMateo despertaron la curiosidad, yla leyenda no ha dejado de relatartodo lo que San Mateo habíaabreviado: sus nombres, losincidentes de su viaje, el relatosobre su vida e incluso su muerte.A partir del segundo cuarto delsiglo XII comienzan a invadirprogresivamente las escenas de laEpifanía en los tímpanos y ábsidesde los templos cristianos,mientras representan dramas litúrgicos de Ordo Stellae en el interior.No fue una excepción España, en cuanto al género literario, donde se engendró ya enel siglo XII el llamado Auto o Representación de los Reyes Magos. El hecho deestar compuesto íntegramente en una lengua vernácula nos muestra el gran interésque suscitaba el tema en el pueblo castellano en la Edad Media. Desde que vio la luzel Auto, ha habido mucha controversia en cuanto a su terminación, su fecha decomposición, origen del autor, su enjundia dramática, versificación, reparto de escenasy de personajes, etc. Estas controversias y críticas demuestran lo atractiva y complejaque es la obra, pero sigue siendo una extraña presencia, flotando en el aire, con lacual no se llega a cubrir una laguna de dos o tres siglos casi vacíos de la historia delteatro castellano.Puede que su origen sea de autor gascón, catalán o incluso riojano, pero sinduda tiene una tradición toledana, influida por el renacimiento intelectual del sigloXII, con una población mozárabe en su mayoría, y otra de origen franco, de la claseeclesiástica. Sería interesante que demostrara el profesor Pedro Cátedra que la copiade esta obra “fuera realizada o usufructuada en uno de los monasterios cisterciensesfemeninos toledanos antes de incorporarse a los anaqueles catedralicios”: al menos amí, que vengo de Oriente, no me han llegado noticias de tal demostración. Por elmomento sería lógico considerar que el Auto debería tener un fin dogmático ycatequético para una posible representación, sea ante un público mozárabe normal ycorriente, sea dentro de un monasterio. El fin sería el concienciar a ese públicoexplícitamente de la “verdad” cristiana mostrada por la Ecclesia y no dejarle sumido enla “ceguedad” de la Synagoga. Al mismo tiempo el autor pudiera haber aprovechado lanueva tradición de la Concordia que nos habla Deyermond, Concordia entre cristianosy judíos representada por Jesucristo que quita la venda de los ojos de la Synagoga yésta reconoce entonces la existencia de una verdad superior.La copia que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid está escrita en lasdos últimas hojas sobrantes de un manuscrito, a renglón seguido como si fuera prosa,con diversos signos gráficos. Estos signos sirven para dividir escenas o parlamentospero como indica Senabre, o Cacho Blecua, falta sistematicidad u homogeneidad.En cuanto a la interpretación del Auto, sea éste una obra completa o fragmentaria,tambiénse ha estudiado pero no suficientemente, ya que las polémicas aúnexistentes, sobre aspectos exteriores del Auto, dificultan la tarea de profundizarla.Hiroko KariyaProfesora e investigadora