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183 - SURGAM - 1964 - JUNIO.pdf - Amigonianos

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editorial<br />

¡f J gs<br />

Una obra de nuestra época<br />

En todos los Cosos de nuestro Instituto quedó abierto el<br />

posado 12 de abril el Año jubilar con motivo del 75' aniversario<br />

de su fundación, realizado por el capuchino P. Luis Amigó, que<br />

llegaría a ser obispo de Segorbe.<br />

Nació lo Congregación Terciario Capuchino con el ftn de<br />

reeducar o los menores aportados del buen comino. Y nació en el<br />

preciso momento en que, ante el aumento de la delincuencia<br />

juvenil -fenómeno propio de nuestra época-, las autoridades<br />

se preguntaban angustiadas por el remedio paro esto moderna<br />

plaga.<br />

El Fundador de los Terciarios Capuchinos, pedagogo nato,<br />

meditó las características psíquicos y morales de los muchachos<br />

que había de educar, y redactó, hoce setenta y cinco años, un


220<br />

código -las Constituciones de los Terciarios, sus hijos-· que<br />

hoy día está fJieno de actualidad. Setenta y cinco años de ex¡;eriencia<br />

han puesto de manifiesto el acierto de sus normas y prescripciones.<br />

Gran número de establecimientos educativos, esparcidos<br />

por todo el mundo, se rigen por él. Su contenido es materia<br />

de explicación en cursos y conferencias. Numerosos educadores<br />

seglares ejercen su apostolado en Centros reeducativos según el<br />

espíritu y con arreglo a sus directrices. Habrá modificaciones<br />

en la a,blicación, pero serán accidentales, sin que afecten a lo<br />

sustantivo del sistema.<br />

Los tres momentos cumbres que el sistema amigoniano<br />

considera en el muchacho ponen de manifiesto la visión clara y<br />

acertada que del problema de la reeducación tenía el P. Luis<br />

Amigó: aislamiento provisional, vida social y libertad relativa.<br />

Para llevar a cabo un trabajo eficaz de reeducación es necesario<br />

que el muchacho se encuentre consigo mismo. Días de libertinaje,<br />

pasados al margen de toda autoridad, sin tiempo para reflexionar<br />

ni examinar su conducta, han producido en los chicos una extroversión<br />

total que anula su conciencia y le impide reconocer lo<br />

mal hecho. Lo tranquilidad, el reposo espiritual y el silencio que<br />

presiden estos primeros días de aislamiento provisional son excelentes<br />

medios para llamar a! muchacho a reflexión, a fin de<br />

que ejerza una autosco,bio espiritual con la que encuentre al<br />

hombre ausente totalmente de su vida, que se encuentre consigo<br />

mismo.<br />

Pero necesita nuestro hombre encontrarse también con la<br />

sociedad, de la que ha sido segregado por su conducta antisocial.<br />

Debe reanudar los lazos de amistad y convivencia con sus semejantes,<br />

que hagan posible de nuevo su colaboración y aportación<br />

a la empresa social en la que todos estamos empeñados. E.l egoismo<br />

ha de dar paso al altruísmo y a la caridad; ha de aprender a<br />

vivir también para otros. El ¡)eríodo de vida social que prescribe<br />

el sistema amigoniano hará ver al educador las posibilidades y


22!<br />

dificultades que presenta el muchacho. El aprendizaje de vida<br />

social ha de llevarse a cabo en un ámbito todavía reducido,<br />

como son las Casas de Reeducación que rigen los Terciarios Capuchinos,<br />

a fin de que sea posible y fácil la observación de su<br />

vida en sociedad. Necesita todavía vigilancia en este terreno,<br />

y constante asesoramiento por parte de los educadores. No és<br />

fácil volver al camino lo que se desvió de él. Lo es más, mucho<br />

más, el trabajo de reeducar.<br />

Por muy perfecto que supongamos el ambiente en un establecimiento<br />

de educación, siempre presentará los inconvenientes<br />

de todo internado. La vida no se da en él con la verdad, el realismo,<br />

el dramatismo con que se ofrece al muchacho en el ambiente<br />

normal de la familia y de la calle. Resultaría incompleto el<br />

sistema y quedaría el educador sin conocer las posibilidades de<br />

readaptación social que la educación ha desarrollado en los<br />

educandos de no contarse con un tiempo durante el cual se ensayen<br />

estas posibilidades. Es el período de libertad relativa que prescr(be<br />

el P. Amigó en sus Constituciones. En él se pone de manifiesto<br />

la eficacia del trabajo educativo que los Terciarios han realizado,<br />

y probará con sus resultados que en realidad han educado para la<br />

vida.<br />

Se habla mucho, con demasiado empaque, de los más modernos<br />

sistemas educativos, considerando como tales los que parece<br />

han echado por la borda lo que constituyó siempre lo básico y<br />

fundamental en todo programa de educación. A pesar de cuanto<br />

'digan los psicólogos, filósofos y sociólogos, el hombre, hoy como<br />

siempre, presenta unas fallas remediables solamente con el sistema<br />

pedagógico que consagró a los grandes educadores. A<br />

setenta y cinco años de distancia, la práctica ha demostrado<br />

que el sistema reeducativo amigoniano ha regenerado a millares<br />

de jóvenes, haciéndolos buenos cristianos y ejemplares ciudadanos.<br />

AY ALA<br />

3


222<br />

La<br />

formacir'Jn<br />

de la<br />

juventud,<br />

pnmera<br />

prencupaci(m<br />

de la<br />

Iglesia<br />

Alocución del PajHI al Cons¡jo de la Unión Nfundial de Maestms<br />

Católicos<br />

Estimados miembros del Consejo<br />

de la Unión Mundial de Maestros<br />

Católicos: Al final de vuestra reunión<br />

romana en la «Domus }\íariac» habéis<br />

querido venir a visitarnos y


-JUGABA<br />

jugaba el nUío incansable,<br />

jugaba el niño en la playa.<br />

Iba corriendo a la orilla<br />

donde las olas se amansan-,<br />

y entraba en ellos __ osado';<br />

risiseño el niño jugaba.<br />

Sobre las arenas de oro<br />

y entre .la espuma de plata,<br />

sus lindos pies parecían<br />

dos miniatUras de nácar.<br />

Espúaba ese momento<br />

en que; al nOcer la resaca,<br />

aguas que al mar retroceden<br />

y olas que al mar avánzan,<br />

cOn colores irisados<br />

y luces verdes y blancas,<br />

pintan en fondo de cielo<br />

el choque de dos cascadas.<br />

Llenaba un cubito" entonces<br />

de la líquida esmeralda,<br />

y abandona la orilla<br />

satisfecho de su Oudacia.<br />

Esperaba su regreso<br />

una niñita-galano<br />

abriendo un pequeño pozo<br />

con una pequeña. pala,<br />

pozo de infantiles miras<br />

y de ilusiones doradas<br />

como sus rizos iriquietas<br />

y como sus pies descalzas,<br />

descalzas por ser tan pobres,<br />

inquietas por ser tan falsas,<br />

puesto que los dos querían<br />

llenar el pocito de agua,<br />

y al verterla esperanzados,<br />

como por arte de magia<br />

la tragaban las arenas,<br />

y con ella, la esperanza.<br />

Nuevo corrér a la orilla;<br />

nuevo esperar la resaca;<br />

nuevo envolverse los pies<br />

en las o litas de gasa;<br />

nuevo llenar el _cubito;<br />

nuevo' volver Con la carga<br />

de doradas ilusiones;<br />

nuevo verlas fracasadas,<br />

sin que la flor de sus sueños<br />

perdiera nunca sus galas.<br />

jugaba el niño incansable;<br />

jugaba el niño eh la playa;<br />

seguirá jugando mozo;<br />

viejo, Seguirá en la infancia;<br />

nunca ceSará su -juego.<br />

Las ílustones humanas<br />

vienen a ser como pozos<br />

que jamás se llenan de agua.<br />

Luis Martínez Kleiser<br />

De la Real Acodemia Española


Temas<br />

de<br />

actualidad<br />

Por<br />

GUILLERMO<br />

MONTO YA<br />

Decano de los<br />

Presiden in<br />

de los<br />

Tribunales<br />

Tute!arr's<br />

de<br />

Erprula<br />

Es buena lección y al propio tiempo hace meditar un tanto, el<br />

estudio ele lo que por el mundo sucede, sobre todo en esa parte para<br />

nosotros interesante ele los habitantes de pocos años.


No es prec1so señalar los países; basta con indicar los hechos.<br />

En uno de aquellos, hace poco tiempo, existían ciento cincuenta<br />

bandas de golfos (allí los llaman de otra manera) con unos siete mil<br />

miembros aproximadamente. La conducta de estos menores se ajusta<br />

a su modo de pensar, material, grosero, incivil, sin freno moral alguno.<br />

Y son como tenían que ser, su comportamiento aquél y no otro<br />

porque las causas producen necesariamente sus efectos y el salvajismo<br />

y la barbarie son motivo de desmanes indefectiblemente.<br />

Esos muchachos cuat1do dejan de serlo son los que en poco espacio<br />

de tiempo cometen varios asesinatos.<br />

Y vamos a otro pueblo. En ese, de cada diez menores, hay uno<br />

que su conducta es públicamente mala: sabotajes, daños, incendios,<br />

robos. Estos referidos a vehículos de motor, han llegado a contar en<br />

un año la cifra de cuatro mil cien los sustraídos.<br />

Es terreno donde florece el sodomismo y la prostitución, donde los<br />

menores en muchos casos viven su vida con padres desquiciados, bebedores,<br />

desunidos, tolerantes, despreocupados.<br />

Cuentan que a Napoleón le preguntaron cuándo debía comenzar<br />

la educación de un' niño y contestó que veinte años antes de nacer,<br />

en la educación de la madre.<br />

Y es cierto. En la formación moral de la madre que nos trajo a la<br />

vida, está la escuela de nuestra conducta, allí tomamos contacto con<br />

el mundo y allí, con nuestros primeros pasos, formamos nuestra voluntad<br />

al unísono del abrir de nuestra inteligencia. La fortaleza del padre<br />

se unirá a la bondad y delicadeza de la esposa de donde brotará el<br />

amor para los hijos.<br />

Si esto no sucede o si parcialmente falta para los pequeños, están<br />

en camino de ser unos desgraciados.<br />

9


Y . vengamos más cerca en la geografía universal que, a saltos,<br />

estamos recorriendo.<br />

No. hace muchos días que dos sujetos distintos, en lugares diferentes,<br />

intentaron estrangular a dos muchachas, valiéndose ele la oscuridad<br />

de la noche. Ante los gritos ele terror de las chicas, no pudieron realizar<br />

su criminal propósito.<br />

Pero ahí está el hecho repugnante que relató la Prensa.<br />

¿Cómo se explican esos succcliclos sin una perturbación no sólo<br />

personal sino influenciada por un ambiente social corrompido?<br />

Ese ambiente va envolviendo a parte ele la socicclacl en excesos y<br />

abusos nocivos y tolerados. ¡_Qué leen esos sátiros, qué aprenden esos<br />

crapulosos? ¿Qué películas ve esa juventud que algunas veces ni m1ra,<br />

porque no le importa, la clasificación de las mismas?<br />

,u\ qué literatura se acude para caer en esas aberraciones, crímenes,<br />

insensateces y brutalidades que son mezcla ele erotismo, de crueldad<br />

y ele fiereza?<br />

¡Cuánto hay que estudiar en el libro ele la Humanidad!<br />

Pero hay algo en ella que se resquebraja.<br />

Se desataron las fuerzas del mal Y andan demasiado libres entre<br />

nosotros.<br />

Ocultas y difusas al principio, buscan todas las coyunturas para<br />

proliferar con audacia y disfraz.<br />

,,Por qué buscan el desasosiego, que perturbe nuestra dichosa paz;<br />

des ele el gamberro cobarde hasta el delincuente redomado?<br />

lO<br />

¿Saben por quién trabajan? ¡Ah!


viviendo muchos, muchísimos años, es muy sabia y conoce que el mejor incentivo para<br />

no caer en aberracio_nes sexuales es poner trabas a la unión de-'IO's sexos. Ella sabe que los<br />

hunícmos se «saltárán-a la torera» esos Impedinlentos, 'pero a'sí so-stiene el interés. Cuando<br />

el hombre Jlega a la cima de una montaña en automóvil no disfruta ni del paisaje, ni del<br />

descanso y satisfacción de respirar el aire puro como cuando ha tenido que ascender<br />

a costa de esfuerzos. Pues lo mismo sucede con el apetito sexual. Y en Norteamérica<br />

se ha desatado un Jibertlnaje en ese y en otros aspectos -quizá sea el alcohólico uno de<br />

los peores- que ha corrompido la socied2.d.<br />

Antes, cuando no había cine, radio y televisión, se conocían las costumbres de una<br />

socied2.d, por el teatro y la novela; hoy puede asegurarse que !as costumbres se ven a<br />

través del clne y la televisión.<br />

Si Norteamérica se limitase a exportar sus productos industriales, agrícolas y su<br />

técnica, bien estaría; pero que pretenda imponernos su moral no puede ni debe ser.<br />

El caso es que cuando los yanquis se hallan en Europa, y pretenden realizar la misma<br />

vida que figura en sus películas, las gentes se retiran asqueadas y en -más dé uná:oéaslón<br />

han recibido su merecido; pero yo no sé qué embrujo tiene el cine que lo que visto en<br />

ellos, al natural, nos repele, visto en la pantalla nos incita a la imita


250<br />

MUESTRAS CLARAS DE INCIVI­<br />

LIZACION, QUE ES PRECISO<br />

CORTAR TAJANTEMENTE<br />

()<br />

Hay muchas gentes que piensan<br />

que nos hemos civilizado mucho<br />

últimamente, y que podemos equipararnos<br />

en cuanto a civismo,<br />

con cualquier pueblo europeo.<br />

Y hay muchas gentes que lo<br />

dudan y que creen que cada uno<br />

tiene sus sistemas basados en la<br />

manera de ser de las gentes a las<br />

que hay que aplicarlos.<br />

Hay muchos jóvenes, muchos<br />

mozalbillos, que abominan del<br />

pasado y presumen de europeos,<br />

modernos, distintos y mejores que<br />

las anteriores generaciones, des ..<br />

fasadas según ellos por la manera<br />

de ser de la actual.<br />

Pero se dan casos, frecuente ..<br />

mente por desgracia, y en climas<br />

vitales como el nuestro, que tiene<br />

desde antiguo un alto clima de<br />

civilización, que dicen cómo si ..<br />

guen viviendo entre nosotros au ..<br />

ténticos vándalos, que gozan con<br />

destruir, con hacer daño, y a los<br />

que sería necesario corregir, con<br />

el castigo adecuado.<br />

A nuestra· Redacción han llegado,<br />

por ejemplo, un hombre con<br />

su mujer y sus hijos, a los que, al<br />

pasar por debajo de un puente les<br />

habían arrojado sobre su vehículo<br />

grandes pedruscos, abollándoles la<br />

chapa del techo, la del motor y<br />

dándoles el susto consiguiente,<br />

porque creían que se había desatado<br />

un huracán o que la tierra temblaba<br />

por un terremoto.<br />

En Portugalete, actúan unos<br />

cuantos muchachos de la misma<br />

calaña que los que en Baracaldo<br />

arrojaron piedras sobre el coche<br />

de ese matrimonio: los de Portu ..<br />

galete se están dedicando a la<br />

faena de pinchar ruedas de vehículos,<br />

romper las manillas de las<br />

puertas, arrancar las antenas, abo ..<br />

llar las chapas con objetos contundentes<br />

y cuanto pueden hacer<br />

para perjudicar a los vehículos que<br />

quedan aparcados mientras -sus<br />

propietarios duermen o trabajan<br />

o están en el cine.<br />

Y podríamos traer muchos ejemplos<br />

más de cosas que suceden<br />

-como los del género que provocó<br />

la leyenda del estrangulador-- y<br />

que sonrojan a los que quieren<br />

para la vida en Bilbao y en su hinterland,<br />

un nivel de civilb:ación<br />

rn.ucho más alto, una conviVencia<br />

y un respeto que son fundamentales<br />

y que dan el tono a los pueblos<br />

cultos, progresivos.<br />

Recordemos el caso de un caballero<br />

bilbaíno que vió a una hora<br />

normal, por la misma calle de<br />

Henao, a unos mozalbillos -y algunos<br />

de ellos ya maduritosmetiéndose<br />

en mal tono con una<br />

señorita que pasaba por la calle<br />

y cómo cuando el caballero , intervino<br />

para defender a la mujer,<br />

tuvo que retirarse ante la amena"'<br />

za cierta de la navaja de uno de<br />

ellos abierta, blandiéndola, mientras<br />

los otros se reían del «ro ..<br />

mántico>> caballero que había salido<br />

a defender a la chica atacada.<br />

Todas esas son pruebas de que<br />

hay entre nosotros gentes a las<br />

que se debe aplicar el correctivo<br />

fuerte que necesitan para que<br />

aprendan a comportarse- como<br />

personas civilizadas y vayan haciendo<br />

verdad que nos vamos eu ..<br />

ropeizando no solamente en suel ..<br />

dos, sino en educación.<br />

La autoridad debe de extremar,<br />

creemos nosotros y creen muchas<br />

gentes que sufren la acción de los<br />

incivilizados, la vigilancia hasta<br />

donde pueda llegarse, para conse-


Ya todo j;arece estar listo, )' entre dos personas suben a la ancianita al automóvil,<br />

un lustroso automóvil que ella jJor primera vez monta. JVo jJarece triste). sólo desconcertada,<br />

confundida ... Al fin y al cabo, ésta era su casa,)' la echan de ella; es todo; nn ligero temblor<br />

en su labio inferior, una más fuerte contracción de sus manos, de una de las cuales le acaban<br />

de extraer con gran cuidado ese brillante, único recuerdo y testigo de la fastuosidad de otros<br />

tiemjJos ... Un brillante, regalo amoroso de amorosos días ... «Bueno, no es conveniente, aSí<br />

diJeron ellos, que lleve joyas a un asilo)· resultaría imprudencia».<br />

Y se fue, sin su brillante, sin su jmro, sin Sil nieto. Este al fin comprende la hondura<br />

de su tragedia; comprende lo q11e esta vieJa fue en su vida; comprende que siempre la ha<br />

amado,y que ¡;or ello la hacía su.fiú" veces. Y este htlllazgo le causa de repente wwfeücidad<br />

dolorosa, punzante, jmifunda, algo que nadie en casa podria comprender,)' por eso se guarda<br />

para sí mismo su alegría J) su tristeza, para rumiada a solas en toda su extensión humana ...<br />

r a no es un niño,· a los siete años empieza a ser un lzOJizbre ...<br />

Pero se acabó. Un ligero bocinazo, una oleada de ¡;olvo, y la vilja se ha marchado<br />

dejando tragedia en el alma del niño, nostalgia en el corazón del jmro y una gran tranquilidad<br />

en los demás habitantes [le esta casa, jJUes sin la anciana,)' con una buena nifíera --·así<br />

¡;iensa la mamá de Pepito, una mami muy moderna- j;odrán ampliarse sus sesiones de<br />

«canasta>> y tal vez tenga mejor suerte ... En cuanto al paj;á de Pepito, no será ligero pensar,<br />

¡;ero con la abuela en el asilo, podrá empezarse el litigio sobre el testamento; al fin y al cabo<br />

es cosa fácil comprobar su enaJenación mental ...<br />

Pero, dejémonos de divagar,)' sigamos con nuestra historia: Al día siguiente,)' como<br />

corolario de los acontecimientos )'a nanados, llegó la niñera>· nuevo revuelo, nuevo iT)' venir<br />

jJor la habitación de la abuela, jJUes como ésta se ha marchado, bien puede servir su cuarto,<br />

luego de algunas riformas, jJara alojar al a)'a del «angelito>>.<br />

Pepito miró al aya con aire disciplente y se prometió a si mismo hacerle la vida<br />

imposible; tenia tantas razones para odiarla: le hablan amenazado tanto con traerla que<br />

esta amenaza por sí sola constituyó la más negra jneocupación, la pesadilla, la obsesión.<br />

Luego la traen precisamente ¡al día siguiente de la marcha de la abuela! No puede perdonárseles<br />

tal inoportunidad, jmcisamente cuando él atraviesa la más dolorosa crisis sentimental ...<br />

Y darle a la niñera, a una extraña, el warto de la abuela, ya rebasa los límites de la insolencia<br />

...<br />

Todo esto debió ¡mrsar el chico, pues alejándose de improviso, va a refúgiarse sollozando<br />

en el rincón donde dormita el perro, el wal se levanta sobresaltado previendo el ¡;eligro<br />

que se avecina; pero luego de mirarlo, com¡;rende la infinita soledad, la honda tragedia del<br />

chiquillo que con su soledad y su ttagedia, J' lenta, muy lentamente torna a acercársele al<br />

niño, lo mira con oJos humildes de perro bueno y lame la mano gordezuela; el chico coge al<br />

perro entre sus brazos,)' así en mudo coloquio se jJJ·oduce la nconciliación. ¡Oh dolor, que<br />

gestas la alegría y ligas los corazones, aun los pequeños corazones de los niños y de lo.r perro.r!<br />

Pero , este humilde jJerrito de mi cuento, jJerrito criollo sin pergaminos ni genealogía<br />

ni nombres extranjeros, j;errito bueno que hubiese lamido amoroso las plantas de<br />

San Francisco de Asís, está muy enfermo; J'a la abuela lo sabía,)' a/wra que ella no está,<br />

es el niño quien lo cuida con solicitud, le guarda los mejores huesos)' se ha constituido en<br />

guardián de su sueño, mientras medita qué será de él cuando el perro muera ...<br />

Piensa en otras cosas: no sabe con certeza a dónde van los perros cuando se mueren ...<br />

Bien quisú.ra «Leal» absolver las dudas de su amo, pero se da cuenta de su ignorancia:<br />

él, que agoniza, no sabe qué es la muerte>· cree que morir es ir al asilo donde llevaron a lq<br />

44


Máquinas de enseñar<br />

El profesor B. F. Skinner, de la Universidad<br />

de Hatvard, presentó una memoria<br />

sobte las máquinas de enseñar, el 3 de<br />

noviembre, ante la Sociedad francesa de<br />

Psicología.<br />

FRANCIA<br />

El p1·ofesor Skinner, que ha dedicado<br />

numerosos trabajos a los problemas del<br />

condicionamiento y del aprendizaje, hizo<br />

una exposición llena de humor sobre las<br />

velitajc.s que supone el recurrir a las máquinas<br />

de enseñar. Según su criterio, estas<br />

máquinas vienen a colmar la aspiración ·<br />

formulada en 1907 por el psicólogo americano<br />

Thorndike:


268<br />

de la época infantil calasancia, de los que salva dos o tres, y el cambio de rumbo en la vida de<br />

Calasanz ante su fracaso canonical. Nos gustan particularmente los capítulos _XXIX al XXXIII.<br />

por la valentía con -que se estudian aquellos sucesos gravísimos que pnJbar_on la santidad de<br />

Calasanz y afirmaron, -por paradoja, su obra, dejándola a punto de perecer.<br />

No poden1os menos de felicitar al P. Calasanz Bau, y desearle los mayores éXitos en su obra<br />

investigadora.<br />

T. R.<br />

El P. Felipe Scío, maestro y confesor de la Infanta Carlota<br />

Joaquina en Portugal. Por el P. Claudia Vila Palá, Sch. P. Analecta<br />

Calasanctiana. Número 1 I. Madrid, <strong>1964</strong>. I 16 págs.<br />

Esta obra es complemento que viene a ll.cnal' una laguna biográfica muy notable en la vida<br />

del P. Felipe Scío, que se hizo notar después de publicado el número extraordinario de «Analecta»<br />

del año rg61. El P. Vila ha estudiado certeramente los nueve años de permanencia del<br />

P. Scío en Portugal, como maestro y confesor de la Infanta Carlota .Joaquina. Para ello, ha<br />

buscado y localizado numerosos datos inéditos en el Archivo Histórico Nacional de !viadrid,<br />

en el Archivo Secreto Vaticano, y en el de San Pantalcón (Escuelas Pías) en Roma.<br />

Son cuatro interesantes capítulos, con apéndice y bibliografía, de los cuales nos parece interesantísimo<br />

el cuarto, que refiere el paso equivocado) y rectificado, del P. Scío en orden a una<br />

pretendida reforma de la Orden Escolapia en España. Es un ensayo muy interesante, que viene<br />

a completar el número extraordinario citado más arriba.<br />

J. c.<br />

El dogma católico, por José Sánchez C., S. l. 22 X I 5 cms. 208 págs.<br />

Editorial «Sal terrac». Sante.nder.<br />

Cn nuevo texto para Jos estudiantes de sexto curso. No es el prilnero del P. Sánchez Coba·<br />

leda. Conocidos son sus textos de quinto, cuarto y tercero. Claridad y seguridad son las notas<br />

fiobresalientes en el presente libro. Toda la doctrina católica: fundamentos de nuestra fe, Dios<br />

Creador, Dios Redentor y Dios Santificador, se encuentran perfectamente explayada en sus<br />

páginas. Oportunos cuadros y dibujos facilitan el aprendizaje. El autor no quiere contentarse<br />

con que sea un nuevo «texto», quiere que sea un almacén vivo de ideas oríentadoras en la \·ida<br />

cristiana; para ello al final ele cada lección ha puesto breves lecturas bíblicas, o de otros autores<br />

muy útiles para despertar nobles sentimientos en los jóvenes estudiantes a los que va dedicado.<br />

A. V.<br />

El misterio del Corazón traspasado, por Joseph Aub)', S. D. B.<br />

16 X 1 I cms. 84 págs. Editorial «Sal terrae>>. Santander.<br />


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Nanclares de la Oca, Narvaja, Osma, Ozaeta. Pci'iacerrada, Pucntclarrá, Rcspaldiza,<br />

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