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usarse y las bisagras están bien engrasadas? Entonces abrirla no presenta<br />
ninguna dificultad. Así es en el caso de la comunicación. Si tienen por norma<br />
comunicarse y “engrasan” con amor cristiano las bisagras de la puerta de la<br />
comunicación, les resultará más fácil transmitir sus ideas aun cuando surjan<br />
graves discrepancias.<br />
*** w05 1/10 pág. 14 ¿Está su conciencia bien educada? ***<br />
Escuchemos la voz de la conciencia<br />
Si queremos que la conciencia nos ayude, tenemos que prestarle atención.<br />
Solo nos beneficiaremos de nuestra conciencia educada por la Biblia si seguimos<br />
sus dictados sin demora. Podemos comparar la conciencia bien formada con las<br />
luces de advertencia del tablero de mandos de un automóvil. Supongamos que se<br />
enciende la luz que indica que la presión del aceite está baja. ¿Qué ocurrirá si<br />
no le damos atención inmediata y seguimos conduciendo el vehículo? Le<br />
causaremos un daño grave al motor. De igual manera, nuestra conciencia, nuestra<br />
voz interior, puede advertirnos de que cierto comportamiento es malo. Tras<br />
comparar las normas y los valores bíblicos con el proceder que estamos siguiendo<br />
o pensamos seguir, la conciencia nos envía un aviso, como lo hace la luz del<br />
tablero. Prestarle atención no solo nos libra de las malas consecuencias de la<br />
acción impropia, sino que también permite que nuestra conciencia siga<br />
funcionando debidamente.<br />
*** w09 15/8 págs. 19-20 párrs. 7-8 “Manténganse en el amor de Dios” ***<br />
¿Cómo nos ayuda la conciencia? Veamos una comparación. Un explorador<br />
está atravesando una zona remota donde no hay senderos ni carreteras<br />
ni señales. Sin embargo, avanza a paso firme hacia su destino. ¿Cómo logra<br />
orientarse? Gracias a su brújula. Este pequeño instrumento, formado por una<br />
esfera con los cuatro puntos cardinales y una aguja imantada, siempre señala al<br />
norte. Si no fuera por la brújula, el explorador estaría completamente perdido.<br />
De igual modo, si no fuera por nuestra conciencia, los seres humanos estaríamos<br />
perdidos y no podríamos tomar decisiones que estuvieran de acuerdo con la<br />
moralidad, la ética y la justicia.<br />
8 Pero al igual que la brújula, la conciencia tiene limitaciones. Si el explorador<br />
colocara un imán cerca de la brújula, la aguja dejaría de señalar al norte. De igual<br />
modo, si nosotros nos dejáramos controlar por los deseos egoístas del corazón,<br />
estos distorsionarían el funcionamiento de nuestra conciencia. No hay que olvidar<br />
que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado”<br />
(Jer. 17:9; Pro. 4:23). Por otro lado, de poco le serviría la brújula al explorador si<br />
no contara con un mapa confiable. De la misma manera, si no recurriéramos a la<br />
infalible orientación de la Biblia, de poco nos serviría tener una conciencia (Sal.<br />
119:105). Lamentablemente, mucha gente se deja dominar por su corazón y<br />
apenas se preocupa por las normas expuestas en la Palabra de Dios (léase