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Revista

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el otro, Moreira con sus fuertes manos va<br />

corriendo el muro, lo gira según avanza el<br />

policía, pero el milico lo descubre, Morei-<br />

ra corre, el milico atrás, ya va a matarlo<br />

por la espalda para cumplir con el trágico<br />

destino de Moreira, pero en el Circo del<br />

Arca, Moreira alcanza a saltar el muro, el<br />

muro que tantos Moreiras no pudieron<br />

saltar y acabaron traicionados y muertos<br />

por la espalda, acá no sólo se salva él, el<br />

muro se cae y aplasta al milico. Ovación y<br />

aplausos del público.<br />

Continúa el show con la presencia de Mr.<br />

Richard y su muñeco Ricardito, número de<br />

ventriloquía con chistes subidos de tono y<br />

como si fuera poco se brinda un show en<br />

exclusivo del ídolo latininoamericano.<br />

Entra Leonardo Favio con pañuelo rojo a<br />

lunares blancos en la cabeza y canta:<br />

Ella, ella ya me olvidó, yo, yo la recuerdo<br />

ahora… era, como la primavera…<br />

Y así termina esta función, muchas gracias<br />

por vuestra sensible presencia, siempre los<br />

llevaremos en nuestros corazones y recuer-<br />

den: El Gran Circo del Arca no se despide<br />

jamás, ¡hasta pronto muchachos!<br />

El público se va<br />

Covácevic desarma el circo.<br />

De a poco todo vuelve a sus respectivos<br />

lugares en cajas y valijas. Se carga en la<br />

Manteca.<br />

Covácevic enciende un cigarro.<br />

Conduce despacio, nos estamos yendo una<br />

vez más.<br />

Paramos en un arroyo. Se sienta en una<br />

orilla, piensa, piensa cosas que yo ahora no<br />

puedo saber ni adivinar pero conozco la<br />

fragilidad de nuestro oficio, y me preocu-<br />

pa, es que últimamente el asunto económi-<br />

co no viene muy bien que digamos. Se<br />

siente vacío, ni mal ni bien. No piensa en<br />

ninguno de nosotros, en este momento<br />

todo peligra. Sigue en el arroyo, por su<br />

cabeza no se cruza ningún plan, ninguna<br />

ruta.<br />

Despertá Covácevic. Despertá.<br />

presentar a Tapita García, el contorsionista<br />

ruso que logra introducir sus piernas en el<br />

interior mismo de su cuerpo ante la vista del<br />

público y luego sí, la estrella del circo:<br />

Pepito Cadile, en tristeza de payaso. Suena<br />

la acordeona, se asoma Pepito, el público<br />

atento, entra Pepito, despacio, primero un<br />

paso, al rato el otro, con sus chalupas<br />

enormes, gira, mira fijo al público que<br />

permanece en silencio, llega hasta un palo<br />

de la carpa, se recuesta, se desliza hacia<br />

abajo y mirando para arriba, se incorpora,<br />

va hasta el medio de la pista, y ahí larga su<br />

grito y dos chorros de agua finitos que<br />

salen disparados de sus ojos hacia la<br />

platea, mojando y asustando a los de la<br />

primera fila, todos ríen y piden que Pepito<br />

llore otra vez. Pepito vuelve a largar sus<br />

lágrimas, el público ríe más fuerte y piden<br />

más y Pepito vuelve a llorar y así…<br />

¡Fuerte el aplauso para Pepito Cadile y su<br />

número “Tristeza de payaso”!<br />

Ingresamos ahora en nuestra segunda parte<br />

de circo criollo, armamos los decorados y<br />

en instantes los actores estarán con ustedes.<br />

Baja un telón pintado, se ve un rancho,<br />

el horizonte, y un sol enorme. Hoy presentamos<br />

¡Juan Moreira! ¡Juaaannn Moreiiira!<br />

El gaucho que huía por las pampas perseguido<br />

por la policía. Hoy último acto de la<br />

obra Juan Moreira en falso final.<br />

Desciende un muro y se lo coloca en el<br />

medio de la pista.<br />

Música, acordeón nuevamente, entra Juan<br />

Moreira a caballo, avanza, se detiene,<br />

desciende, mira hacia todas partes, el<br />

caballo también, el rostro de Moreira y el<br />

del caballo quedan frente a frente, se<br />

besan, el caballo se va, Moreira queda<br />

solo, llega el milico, un petiso con una<br />

bayoneta más grande que él, Moreira se<br />

esconde detrás del muro, el policía lo<br />

busca, Moreira se burla de él provocando<br />

un silbido, el policía no lo ve.<br />

Se repite la misma acción dos o tres veces<br />

hasta que Moreira cambia el silbido por un<br />

ruido de pedorreta.<br />

El milico se desespera y camina hacia el<br />

muro. Moreira en un extremo, el milico en<br />

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