Revista

Se han escuchado cosas tales como:
¡Es igualito a mi mamá!
¡Igualito a la tía Coca!
Pobre PALANGANA, si nos quedábamos
un día más en Alberti, él hubiera
sido el principal sospechoso.
Querido lector, vuelvo a comunicarme
directamente con usted, me tomé muy
en serio el reto de Covácevic, y la
verdad es que a este tipo le importa
muy poco la literatura, fíjese como voy
mejorando, ya me animo a decir “literatura”,
pero es que es así, en la narración
anterior fui muy telegráfico en el
escribir, pero voy a volver a mis formas,
que es decir, mis ideas.
Covácevic anda preocupado en sus
cosas y en la organización del Circo y a
mí ni pelota me da, lo que pasa es que
esto no es redituable y lo leen pocas
personas, así que paso a contar lo
sucedido en Cipolletti.
Caimos en un mal momento.
Escapamos justo del escándalo del
Payaso asustador de Alberti pero agarramos
de pechito un escándalo mayor.
Ya teníamos arregladas algunas fechas,
habíamos estado en esta plaza hace tres
años con buenos resultados, pero estalló
un flor de quilombo, un profesor de
música acusado de abusar pibes en dos
jardines de infantes, un desastre, esto
me repugna tanto que no me pidan que
entre en detalles, solo que los padres
quisieron linchar al tipo, manifestaciones
en las calles de Cipolletti, escuelas
cerradas, un clima de mierda, y lo peor
del caso, muy difícil de probar ante la
justicia los abusos de este tipo, en esta
ciudad parece que todo se tapa, hace
unos años mataron a tres pibas y la
policía se encargó de tapar todo.
Muchos días sin trabajo e incertidum-
bre, aprovechados para recorrer las
calles de esta ciudad, y como llamado
para la ocasión, en la radio suena
Leonardo Favio cantando:
EQUILIBRISTA DE MADERA
Sueño mío y lejano
Canto mío y lejano
Sueño de ver las pibas
Tomadas de la mano
Con muchachos alegres
Que sepan del verano
Todo amor todo canto
Canten bailen
Cada muchacha un pájaro
Hey, es tristeza mi llanto
Hey, no ser Dios y cuidarlos.
Como no puede ser de otra manera,
pasamos por la estación del ferrocarril,
ferrocarril Roca, nos recibe la cara de
Cristobal Colón en cemento, una gran
cabeza puesta a 3 metros del piso sobre
un bloque también de cemento, podría
haber dicho el “busto” y me ahorraba
descripciones, pero es solo la cabeza,
que tanto puede ser de Cristobal o de la
tía Coca recién levantada.
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