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Riesgo Operacional

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<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong>:<br />

Estado del Arte


La Administración del riesgo operacional se<br />

ha popularizado en los últimos años y, este<br />

tipo de riesgo ha cobrado una importancia<br />

más notoria. Lo que inicialmente se<br />

estableció como un riesgo que debía ser<br />

administrado y gestionado por las entidades<br />

financieras empezó a ser llevado a otras<br />

industrias y servicios. Pequeñas y grandes<br />

empresas de diferentes sectores económicos<br />

hacen esfuerzos por implementar un sistema<br />

de administración de riesgos- basado en el<br />

sistema de administración de riesgo<br />

operacional – y esto es una labor digna de<br />

resaltar; que los empresarios y<br />

administradores sean conscientes que sus<br />

negocios se encuentran expuestos de alguna<br />

manera a diferentes riesgos inherentes a la<br />

actividades económica que desarrollan y<br />

traten de controlarlos y gestionarlos.<br />

La administración de riesgo es una función<br />

corporativa que protege la operación del<br />

negocio y los intereses de los accionistas y<br />

los diferentes grupos de interés de la<br />

organización.<br />

Lamentablemente el cumplimiento de este<br />

objetivo no se logra alcanzar de una manera<br />

más o menos homogénea entre las<br />

empresas, ni entre aquellas que destinan un<br />

gran presupuesto a las funciones de riesgos y<br />

control ni en las que cuentan con estructuras<br />

más básicas.<br />

Las unidades de administración de riesgos<br />

han hecho esfuerzos sostenidos durante los<br />

últimos años para avanzar en el nivel de<br />

madurez de su gestión pero el panorama<br />

muestra que aún hay un camino largo por<br />

recorrer. En la presente nota abordaremos el<br />

panorama actual de la administración del<br />

riesgo operacional en Latinoamérica.<br />

Una década de Exploración<br />

Hace ya más de una década desde que fue<br />

introducido el sistema de administración de<br />

riesgo operacional como un elemento de<br />

gestión relevante que puede afectar el<br />

desempeño de una entidad financiera e<br />

incluso la estabilidad del sistema en casos<br />

extremos.<br />

Desde la introducción del concepto en los<br />

acuerdos del Comité de supervisión Bancaria<br />

de Basilea en el año 2001, los reguladores de<br />

los diferentes países o comunidades (para el<br />

caso de la UE) han creado normatividades<br />

internas para acoger las recomendaciones<br />

del comité. Y las entidades financieras<br />

comenzaron una etapa de exploración<br />

(creación tal vez) para implementar las<br />

nuevas exigencias legales en relación con la<br />

administración del riesgo operacional.<br />

Sin embargo este tiempo parece no haber<br />

sido suficiente para madurar los estándares y<br />

buenas prácticas para la gestión del riesgo<br />

operacional, tanto desde el punto de vista de<br />

los reguladores como de los supervisados.<br />

Durante este tiempo las entidades han<br />

tratado de implementar una metodología<br />

adecuada para un riesgo tan disperso y<br />

disímil que los ha llevado a probar una<br />

metodología tras otra sin llegar a tener la<br />

certeza de estar por fin en la senda correcta.<br />

Si bien en esta etapa de exploración y ensayo<br />

-de metodologías- se han logrado avances<br />

significativos; cuando las entidades<br />

financieras miran hacia atrás y ven la<br />

evolución de su sistema de gestión del riesgo<br />

operacional, sin duda, no podrán negar que<br />

hoy están mejor que hace algunos años y


aún más mejor que en los primeros años de<br />

implementación; no se puede decir que el<br />

panorama hoy en día luzca claro en cuanto a<br />

este riesgo se refiere.<br />

Durante los primeros años las entidades<br />

financieras hicieron inversiones y gastos año<br />

tras año en la implementación y<br />

mantenimiento de la Unidad (área) de <strong>Riesgo</strong><br />

<strong>Operacional</strong>, que eran vistas como costos<br />

regulatorios, es decir una carga económica<br />

impuesta y derivada de la generación de las<br />

normas de administración de riesgo<br />

operacional, lo preocupante es que hoy en<br />

día algunos directores no logran<br />

desprenderse de esta imagen -o situación- y<br />

sus unidades de riesgo continúan siendo (o<br />

siendo vistas como) un costo regulatorio, con<br />

un enfoque exclusivamente orientado al<br />

cumplimiento de las disposiciones<br />

prudenciales contenidas en las normas pero<br />

que no logran conectar con los sistemas de<br />

generación de valor de las entidades y<br />

permear en el ADN y estructura misma de la<br />

compañía.<br />

Por eso la mejor palabra para definir este<br />

contexto es ‘exploración’, guardando las<br />

proporciones, parece que reguladores y<br />

vigilados están a la búsqueda del mitológico<br />

‘santo grial’ de la edad media que para este<br />

caso no es más que encontrar la hoja de ruta<br />

que permita efectivamente gestionar el<br />

riesgo operacional generando valor para las<br />

compañías e integrándose adecuadamente<br />

en la cultura y estructura de la compañía.<br />

El riesgo <strong>Operacional</strong> hoy en día ocupa un<br />

lugar destacado dentro de la gestión de<br />

riesgos, sin embargo las unidades de riesgos<br />

y los reguladores no han logrado responder<br />

adecuadamente a los retos que les impone el<br />

entorno, el mercado y la naturaleza de este<br />

riesgo per se.<br />

Se pueden encontrar compañías donde la<br />

gestión del riesgo operacional esta relegada<br />

únicamente al cumplimiento de las<br />

exigencias normativas o con modelos de<br />

gestión que no logran satisfacer las<br />

expectativas de la dirección general, ni<br />

conectar realmente con los diferentes<br />

niveles jerárquicos que tienen bajo su<br />

responsabilidad la toma de decisiones y la<br />

administración de los productos, servicios,<br />

canales y procesos, elementos sobre los<br />

cuales se encuentra inmerso (o disperso el<br />

riesgo operacional).<br />

La situación no es tan sencilla y para<br />

entender bien es necesario abordar hilo por<br />

hilo cada uno de los elementos que enredan<br />

la madeja.<br />

El papel de la regulación<br />

La regulación prudencial del sistema<br />

financiero tiene por objetivo minimizar o<br />

prevenir pérdidas para las entidades<br />

financieras y garantizar la estabilidad del<br />

sistema financiero que juega un papel<br />

importante dentro del desarrollo económico<br />

y social de las naciones.<br />

Las normas prudenciales estimulan en los<br />

directores y administradores conductas<br />

responsables frente a la gestión de los<br />

riesgos que asumen en la realización de su<br />

objeto social.


El papel de la regulación frente al riesgo<br />

operacional no ha sido claro, básicamente se<br />

han visto tres grandes tendencias.<br />

Primera tendencia: normatividades<br />

puramente conceptuales. En estos países los<br />

reguladores han emitido normas para la<br />

gestión del riesgo operacional que consisten<br />

básicamente en enunciar diferentes<br />

conceptos asociados al riesgo operacional<br />

(riesgo inherente, riesgo residual, severidad,<br />

frecuencia, apetito y tolerancia, eventos de<br />

riesgo, factores, entre otros), los elementos<br />

que hacen parte de un sistema de gestión<br />

(documentos, políticas, roles y<br />

responsabilidades), y a mencionar las etapas<br />

básicas de un sistema de gestión de riesgos<br />

(identificación, medición, control, mitigación<br />

y monitoreo –información en algunos casos-<br />

); estos nombres pueden variar de un país a<br />

otro pero en esencia son lo mismo.<br />

En este primer grupo se tiene entonces un<br />

conjunto de instituciones que saben que<br />

deben identificar, medir, monitorear y<br />

controlar o mitigar sus riesgos pero no tienen<br />

claridad de cómo hacerlo pues los<br />

reguladores no proporcionan información<br />

detallada al respecto<br />

Si bien se puede entender que los<br />

supervisores quieran proporcionar un poco<br />

de libertad a los vigilados para desarrollar<br />

sus propios modelos, una orientación puede<br />

resultar valiosa.<br />

Segunda tendencia: normatividades<br />

enfocadas al requerimiento de capital por<br />

riesgo operacional. Algunos otros países han<br />

dado un paso más allá y han generado<br />

versiones actualizadas de las normas para<br />

administrar el riesgo operacional donde su<br />

enfoque es altamente concentrado en definir<br />

los criterios para la implementación del<br />

cálculo de capital por riesgo operacional, la<br />

construcción de la base de datos interna de<br />

eventos de pérdidas y las adecuaciones a los<br />

niveles de solvencia, sin embargo dejan de<br />

lado el sistema de gestión del riesgo; me<br />

refiero a la identificación, medición, control<br />

o mitigación y monitoreo de los riesgos<br />

operativos a los cuales se encuentra<br />

expuesta la organización, sin generar una<br />

dinámica que permita entender la naturaleza<br />

del riesgo operacional e integrar su gestión<br />

de modo que aporte a mejorar la eficiencia,<br />

seguridad en las operaciones y en la<br />

generación de valor.<br />

Tercera tendencia: La producción de<br />

normatividad conexa. La amplitud del<br />

concepto de riesgo operacional hace que<br />

muchas preocupaciones emergentes que van<br />

surgiendo en el mercado y en los reguladores<br />

puedan ser asociados a la gestión del riesgo<br />

operacional, tal puede ser el caso de temas<br />

como el riesgo reputacional, riesgo legal,<br />

riesgo tecnológico, riesgo de cumplimiento,<br />

sistemas de control, seguridad de la<br />

información, prácticas conductuales, ciber<br />

risk y todo cuanto “riesgo” (preocupación)<br />

esté de moda y pueda ser asociada a una de<br />

las 7 clasificaciones de eventos de riesgo<br />

operacional podrá encontrar un desarrollo<br />

normativo o prudencial con implicaciones<br />

operativas a la unidad de riesgo operacional.


Normatividades<br />

Conceptuales<br />

Normatividades enfocadas<br />

en el capital<br />

Producción normativa<br />

Conexa<br />

Las tres tendencias no son excluyentes y se<br />

pueden tener casos de entidades y directores<br />

de <strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> (RO) que tengan que<br />

convivir con los tres escenarios, Si una sola<br />

de las tendencias es por si misma<br />

preocupante la combinación de una segunda<br />

o tercera lleva el ovillo a otro nivel.<br />

Imagine una unidad de riesgo operacional<br />

que está tratando de encontrar la mejor<br />

forma, metodología o procedimiento para<br />

administrar el riesgo operacional en su<br />

entidad y de manera adicional el regulador le<br />

está generando nuevas cargas operativas (y<br />

económicas) a través de la adición de<br />

responsabilidades conexas al riesgo<br />

operacional pero que no se logran integrar<br />

adecuadamente en un sistema de gestión<br />

que se encuentra en descubrimiento o<br />

maduración en los casos más optimistas.<br />

La producción de nueva especialidades en<br />

“riesgos” – o preocupaciones conexas - no<br />

parece detenerse, cada vez saldrá uno nuevo<br />

que tratará de hacer zoom en un dolor<br />

puntual del sistema financiero cuando aún<br />

no se ha encontrado la forma integral de<br />

abordar el riesgo operacional desde la<br />

generalidad.<br />

La Gestión por Silos<br />

Las teorías y prácticas administrativas y la<br />

gestión por procesos vigentes le imponen un<br />

gran reto a la gestión del riesgo operacional.<br />

Las organizaciones han establecidos procesos<br />

independientes para las etapas o las<br />

herramientas de gestión del riesgo<br />

operacional.<br />

Las diferentes etapas del ciclo de<br />

administración de riesgo operacional o las<br />

herramientas para su gestión han sido<br />

definidas como procesos independientes. Es<br />

común encontrar una organización que tiene<br />

un proceso para la identificación, otro para la<br />

medición, uno completamente aparte para el<br />

control y prevención del riesgo y quizás otro<br />

adicional para el monitoreo. O posiblemente<br />

la organización tiene un proceso para<br />

autoevaluar riesgos, otro para reportar y<br />

contabilizar los eventos de pérdida por riesgo<br />

operativo y uno para la administración de los<br />

KRI (Key Risk Indicators). Esta división es<br />

natural dentro de un esquema de operación<br />

basado en procesos, donde las<br />

organizaciones documentan e implementan<br />

procesos con un alcance de principio a fin<br />

claramente definido y acordes con un<br />

objetivo determinado.


Gestión por silos: se definen un conjunto de procesos para gestionar el riesgo operacional pero no existe sinergias y<br />

retroalimentaciones positivas entre ellos.<br />

Sin embargo este enfoque ha generado que<br />

las unidades de riesgo operacional cuenten<br />

con un conjunto de procesos que no logran<br />

articular para que se retroalimenten<br />

positivamente uno al otro de modo que<br />

generen sinergias positivas en la gestión del<br />

riesgo a través de la información y las<br />

particularidades que se pueden obtener<br />

dentro de cada uno de los procesos (etapas o<br />

herramientas)<br />

sistemas para recolectar y administrar la<br />

base de datos de eventos internos,<br />

autoevaluaciones de riesgos y control entre<br />

otras herramientas o procesos, pero la<br />

pregunta es ¿hasta qué punto la información<br />

de los KRI, pérdidas y evaluaciones se integra<br />

y retroalimenta positivamente para<br />

incrementar la eficacia de la gestión del<br />

riesgo operacional?<br />

Hoy las organizaciones tienen<br />

implementados indicadores de riesgos (KRI),<br />

«Cuanto mayor sea<br />

el nivel de<br />

integración de los<br />

procesos de<br />

administración de<br />

riesgos, mayor será<br />

el valor generado<br />

de la información y<br />

la gestión»


Dispersión de las<br />

Responsabilidades<br />

La gestión del riesgo operacional no puede<br />

ser asumida por una sola área o<br />

departamento, al menos no de manera<br />

integral y completa.<br />

Este riesgo por naturaleza está disperso en<br />

toda la organización y requiere el esfuerzo<br />

de muchas personas para su administración.<br />

Lo primero que se debe tener claro es que el<br />

riesgo tiene diferentes niveles de gestión y<br />

responsabilidad, lo cual es desarrollado<br />

ampliamente por el modelo de las 3 Líneas<br />

de Defensa. Dentro del cual existen<br />

responsabilidades para la primera línea se<br />

encuentran las unidades operativas y de<br />

negocio quienes tienen la misión de<br />

mantener una asegurabilidad razonable<br />

sobre las operaciones que están bajo su<br />

responsabilidad, también deben de velar que<br />

los controles se encuentren en niveles<br />

eficaces y de implementar los planes de<br />

acción en caso de ser requerido. La segunda<br />

línea de defensa se encuentra conformada<br />

por los diferentes equipos especializados en<br />

la gestión del riesgo y el control con los que<br />

cuenta la organización, su rol, a diferencia de<br />

la primera línea, es transversal a toda la<br />

operación y a todos los procesos su principal<br />

responsabilidad es velar que las prácticas y<br />

métodos definidos para la gestión del riesgo<br />

sean seguidas e implementadas de manera<br />

efectiva por la gestión operativa. Finalmente<br />

tenemos la tercera línea de defensa,<br />

representada por la auditoría interna, cuya<br />

principal responsabilidad en garantizar la<br />

eficacia de los controles y la gestión del<br />

riesgo. Puede encontrar más información<br />

sobre el modelo de las 3 Líneas de defensa<br />

en el artículo “Las 3 Líneas de Defensa: Un<br />

Fino Engranaje”.<br />

Mirando la situación desde otro punto de<br />

vista, dentro del alcance de <strong>Riesgo</strong><br />

<strong>Operacional</strong> se encuentran los riesgos<br />

clasificados en las siguientes categorías:<br />

Fraude Interno<br />

Fraude Externo<br />

Clientes, Productos y Prácticas<br />

Empresariales<br />

Relaciones Laborales y Seguridad en el<br />

trabajo<br />

Fallas Tecnológicas<br />

Fallas en la ejecución, entrega y gestión<br />

de procesos<br />

Daño en activos materiales<br />

Sin embargo algunas de estas categorías de<br />

riesgo, o parte de ellas, cuentan con una<br />

unidad o departamento que la gestiona de<br />

manera dedicada y particular. Tales pueden<br />

ser el caso de los departamentos de<br />

Seguridad para el riesgo de fraude externo,<br />

Unidades de gestión de riesgo conductual,<br />

control financiero y seguridad misma en la<br />

administración del fraude interno; unidades<br />

de salud ocupacional o seguridad en el<br />

trabajo para la categoría de relaciones<br />

laborales; una unidad de control de lavado<br />

de activos en la categoría de Clientes y<br />

Productos; áreas de calidad y mejoramiento<br />

de procesos en la categoría de Fallas en la<br />

ejecución de procesos; Unidades de<br />

continuidad del negocio y aseguramiento de<br />

IT para la categoría de Fallas tecnológica, e<br />

incluso áreas como Cumplimiento normativo<br />

que puede tener un alcance transversal a<br />

todas las categorías.<br />

Son muchas unidades, con visiones y<br />

modelos de actuación diferentes con


esponsabilidades sobre los riesgos que por<br />

definición son competencia de riesgo<br />

operacional, y esta situación pone de relieve<br />

un reto adicional para las organizaciones,<br />

mientras más grande sea la compañía es más<br />

probable que existan mayor número de<br />

áreas como las mencionadas anteriormente,<br />

por el contrario en empresas pequeñas<br />

puede que estas responsabilidades se<br />

encuentren concentradas en un mismo<br />

departamento. Sin embargo en la medida<br />

que vayan surgiendo estos roles o<br />

departamentos incluso es importante<br />

generar las sinergia necesarias para evitar la<br />

duplicidad de funciones y más peligroso aún<br />

los vacíos en la gestión.<br />

Los diferentes departamentos deben<br />

encontrar la forma de explotar y generar<br />

sinergias a través de sus fortalezas y<br />

especialidades.<br />

La dispersión de las funciones de riesgo es<br />

una realidad innegable en las organizaciones,<br />

la solución no es negarlo, ni llevar a cabo la<br />

gestión de espaldas a esta situación lo cual<br />

puede resultar costoso para la organización y<br />

costoso para la gestión del riesgo y el<br />

aseguramiento de los objetivos operativos de<br />

la entidad. La capacidad de negociación es<br />

una competencia imperante entre los<br />

responsables de las diferentes unidades de<br />

riesgo y control.<br />

El Dilema del Modelo<br />

Existe un dilema presente en el modelo<br />

adecuado para la gestión del <strong>Riesgo</strong><br />

<strong>Operacional</strong> y es encontrar la medida justa y<br />

equilibrada entre “Precisión y Complejidad”,<br />

la organización demanda mayor precisión en<br />

la información generada por la Unidad de<br />

<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> y por ende contar con<br />

información de mayor calidad para la toma<br />

de decisiones basadas en riesgos. Sin<br />

embargo esto exige tener procesos de<br />

identificación, medición, control, monitoreo<br />

e información más complejos. Así como un<br />

equipo con unas competencias cuantitativas,<br />

de análisis y pensamiento crítico mucho más<br />

exigentes.<br />

La medición de los riesgos a través de<br />

métodos cualitativos es útil en una primera<br />

etapa de implementación de un sistema de<br />

gestión del riesgo operacional, permitirá<br />

cubrir de manera más rápida la organización<br />

y conocer los riesgos a los cuales se<br />

encuentra expuesta la compañía, también<br />

permitirá conocer el conjunto de riesgos<br />

altos, críticos o catastróficos, según la escala<br />

que se haya definido. Sin embargo este<br />

modelo limita la toma decisiones basadas en<br />

riesgos, en este punto se hace necesario dar<br />

el paso hacia métodos cuantitativos de<br />

medición del riesgo operacional; y es en este<br />

mismo punto donde surge el dilema entre la<br />

precisión y la complejidad.<br />

En un punto inicial, donde se va a empezar a<br />

construir una propuesta de medición, lo que<br />

se tiene presente es “La subjetividad”,<br />

imprimirle mayor precisión a la medición del<br />

riesgo implica reducir la subjetividad<br />

presente en la valoración, digo reducir,<br />

porque a este punto considero que es<br />

imposible eliminarla. Y para reducir la<br />

subjetividad se incorporan estimaciones<br />

basadas en información de la operación del<br />

negocio, métodos estadísticos, análisis de<br />

escenarios, cuantificación de la<br />

incertidumbre, elementos de costeos,<br />

principios financieros entre otros; sin


embargo en la medida que vamos añadiendo<br />

estos elementos podemos ir disminuyendo la<br />

subjetividad e incrementando la precisión en<br />

la cifra donde se ubica la exposición al riesgo,<br />

a costas también de tener un proceso cada<br />

vez más complejo.<br />

Definitivamente las entidades deben llegar a<br />

un modelo cuantitativo con un nivel de<br />

precisión tal que les permita tomar<br />

decisiones de control, capital y<br />

aseguramiento acertados y rentables desde<br />

el punto de vista del costo del riesgo, la<br />

pregunta es ¿Cuánta complejidad puede<br />

soportar los procesos de riesgos para llegar a<br />

eso? O mejor aún ¿Cómo se pueden<br />

incorporar elementos que agreguen<br />

precisión impactando en la menor medida<br />

posible la capacidad y la operación de la<br />

unidad de riesgo?<br />

Cultura Impermeable<br />

Llegamos al último elemento que me<br />

gustaría tratar sobre el estado actual de la<br />

gestión del riesgo operacional en las<br />

compañías: La Cultura.<br />

A modo de juicio personal, parece que la<br />

cultura de las organizaciones es<br />

impermeable a los temas de <strong>Riesgo</strong><br />

<strong>Operacional</strong>, en diferentes niveles y con<br />

diferentes implicaciones.<br />

Por un lado tenemos la falta de compromiso<br />

en el rol que cada miembro de la<br />

organización debe de desempeñar dentro del<br />

sistema de gestión del riesgo operacional.<br />

Algunas personas pueden pensar que el<br />

<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> es responsabilidad<br />

únicamente del equipo de la unidad de<br />

<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong>, desconociendo la<br />

naturaleza de este riesgo y desconociendo el<br />

modelo mismo de las tres líneas de defensa,<br />

incluso más allá de estos argumentos que<br />

parecen muy internos de un área de riesgo y<br />

control, cuando una persona de la<br />

organización no se involucra con su rol<br />

dentro de la gestión del riesgo operacional<br />

desconoce que su responsabilidad no es solo<br />

ejecutar un proceso de negocio, sino<br />

garantizar que se cumplan los objetivos<br />

operacionales definidos para ese proceso y<br />

que para ello debe de asegurar la eficacia de<br />

sus controles, así como conocer y mitigar los<br />

riesgos que amenazan dicha responsabilidad.<br />

De otro lado tenemos la falta de credibilidad<br />

en la gestión del riesgo operacional. En<br />

algunos casos los empleados no se<br />

involucran porque no creen en la gestión del<br />

riesgo operacional, algunos de ellos lo ven<br />

simplemente como una carga normativa y no<br />

logran conectar la gestión del riesgo<br />

operacional con la generación de valor para<br />

la compañía. Esta falta de credibilidad se<br />

puede presentar incluso en el nivel directivo<br />

de la compañía y se puede presentar en un<br />

espiral peligroso para la gestión del riesgo,<br />

donde la unidad de riesgos no tiene<br />

resultados de valor por la falta de<br />

compromiso de la organización y la<br />

organización no está comprometida por la<br />

carencia de resultados que generen valor.<br />

La Unidad de <strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> debe de<br />

enfocar sus procedimientos y metodologías<br />

de forma tal que permita generar valor en la<br />

gestión operativa del negocio y en la toma de<br />

decisiones, y esto se debe de ver reflejado en<br />

los informes internos y externos que genera.


Hasta este punto pareciera que la gestión del<br />

riesgo operacional gira en círculos y el paso<br />

de los años no se traduce efectivamente en<br />

un proceso de madurez que se alinee con los<br />

objetivos de la organización y se pueda<br />

traducir en generación de valor real para la<br />

compañía a través de una gestión<br />

responsable y consciente del riesgo<br />

operativo.<br />

El reto de los equipos de gestión de riesgo<br />

operacional es entender estos elementos<br />

que hoy generan amenazas y debilidades,<br />

revisar los recursos internos que se tienen y<br />

transformarse para enfrentarlos y producir el<br />

cambio definitivo que requiere, salir de la<br />

exploración a la generación de valor a guiar<br />

la actuación de las unidades de negocio con<br />

una visión clara del riesgo y en condiciones<br />

que propicien la sostenibilidad y<br />

perdurabilidad de la compañía.<br />

Si está interesado en ampliar esta<br />

información, conocer más acerca de<br />

este tema o desea evaluar y mejorar su<br />

sistema de gestión del riesgo y control.<br />

Póngase en contacto con nosotros<br />

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