Riesgo Operacional
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<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong>:<br />
Estado del Arte
La Administración del riesgo operacional se<br />
ha popularizado en los últimos años y, este<br />
tipo de riesgo ha cobrado una importancia<br />
más notoria. Lo que inicialmente se<br />
estableció como un riesgo que debía ser<br />
administrado y gestionado por las entidades<br />
financieras empezó a ser llevado a otras<br />
industrias y servicios. Pequeñas y grandes<br />
empresas de diferentes sectores económicos<br />
hacen esfuerzos por implementar un sistema<br />
de administración de riesgos- basado en el<br />
sistema de administración de riesgo<br />
operacional – y esto es una labor digna de<br />
resaltar; que los empresarios y<br />
administradores sean conscientes que sus<br />
negocios se encuentran expuestos de alguna<br />
manera a diferentes riesgos inherentes a la<br />
actividades económica que desarrollan y<br />
traten de controlarlos y gestionarlos.<br />
La administración de riesgo es una función<br />
corporativa que protege la operación del<br />
negocio y los intereses de los accionistas y<br />
los diferentes grupos de interés de la<br />
organización.<br />
Lamentablemente el cumplimiento de este<br />
objetivo no se logra alcanzar de una manera<br />
más o menos homogénea entre las<br />
empresas, ni entre aquellas que destinan un<br />
gran presupuesto a las funciones de riesgos y<br />
control ni en las que cuentan con estructuras<br />
más básicas.<br />
Las unidades de administración de riesgos<br />
han hecho esfuerzos sostenidos durante los<br />
últimos años para avanzar en el nivel de<br />
madurez de su gestión pero el panorama<br />
muestra que aún hay un camino largo por<br />
recorrer. En la presente nota abordaremos el<br />
panorama actual de la administración del<br />
riesgo operacional en Latinoamérica.<br />
Una década de Exploración<br />
Hace ya más de una década desde que fue<br />
introducido el sistema de administración de<br />
riesgo operacional como un elemento de<br />
gestión relevante que puede afectar el<br />
desempeño de una entidad financiera e<br />
incluso la estabilidad del sistema en casos<br />
extremos.<br />
Desde la introducción del concepto en los<br />
acuerdos del Comité de supervisión Bancaria<br />
de Basilea en el año 2001, los reguladores de<br />
los diferentes países o comunidades (para el<br />
caso de la UE) han creado normatividades<br />
internas para acoger las recomendaciones<br />
del comité. Y las entidades financieras<br />
comenzaron una etapa de exploración<br />
(creación tal vez) para implementar las<br />
nuevas exigencias legales en relación con la<br />
administración del riesgo operacional.<br />
Sin embargo este tiempo parece no haber<br />
sido suficiente para madurar los estándares y<br />
buenas prácticas para la gestión del riesgo<br />
operacional, tanto desde el punto de vista de<br />
los reguladores como de los supervisados.<br />
Durante este tiempo las entidades han<br />
tratado de implementar una metodología<br />
adecuada para un riesgo tan disperso y<br />
disímil que los ha llevado a probar una<br />
metodología tras otra sin llegar a tener la<br />
certeza de estar por fin en la senda correcta.<br />
Si bien en esta etapa de exploración y ensayo<br />
-de metodologías- se han logrado avances<br />
significativos; cuando las entidades<br />
financieras miran hacia atrás y ven la<br />
evolución de su sistema de gestión del riesgo<br />
operacional, sin duda, no podrán negar que<br />
hoy están mejor que hace algunos años y
aún más mejor que en los primeros años de<br />
implementación; no se puede decir que el<br />
panorama hoy en día luzca claro en cuanto a<br />
este riesgo se refiere.<br />
Durante los primeros años las entidades<br />
financieras hicieron inversiones y gastos año<br />
tras año en la implementación y<br />
mantenimiento de la Unidad (área) de <strong>Riesgo</strong><br />
<strong>Operacional</strong>, que eran vistas como costos<br />
regulatorios, es decir una carga económica<br />
impuesta y derivada de la generación de las<br />
normas de administración de riesgo<br />
operacional, lo preocupante es que hoy en<br />
día algunos directores no logran<br />
desprenderse de esta imagen -o situación- y<br />
sus unidades de riesgo continúan siendo (o<br />
siendo vistas como) un costo regulatorio, con<br />
un enfoque exclusivamente orientado al<br />
cumplimiento de las disposiciones<br />
prudenciales contenidas en las normas pero<br />
que no logran conectar con los sistemas de<br />
generación de valor de las entidades y<br />
permear en el ADN y estructura misma de la<br />
compañía.<br />
Por eso la mejor palabra para definir este<br />
contexto es ‘exploración’, guardando las<br />
proporciones, parece que reguladores y<br />
vigilados están a la búsqueda del mitológico<br />
‘santo grial’ de la edad media que para este<br />
caso no es más que encontrar la hoja de ruta<br />
que permita efectivamente gestionar el<br />
riesgo operacional generando valor para las<br />
compañías e integrándose adecuadamente<br />
en la cultura y estructura de la compañía.<br />
El riesgo <strong>Operacional</strong> hoy en día ocupa un<br />
lugar destacado dentro de la gestión de<br />
riesgos, sin embargo las unidades de riesgos<br />
y los reguladores no han logrado responder<br />
adecuadamente a los retos que les impone el<br />
entorno, el mercado y la naturaleza de este<br />
riesgo per se.<br />
Se pueden encontrar compañías donde la<br />
gestión del riesgo operacional esta relegada<br />
únicamente al cumplimiento de las<br />
exigencias normativas o con modelos de<br />
gestión que no logran satisfacer las<br />
expectativas de la dirección general, ni<br />
conectar realmente con los diferentes<br />
niveles jerárquicos que tienen bajo su<br />
responsabilidad la toma de decisiones y la<br />
administración de los productos, servicios,<br />
canales y procesos, elementos sobre los<br />
cuales se encuentra inmerso (o disperso el<br />
riesgo operacional).<br />
La situación no es tan sencilla y para<br />
entender bien es necesario abordar hilo por<br />
hilo cada uno de los elementos que enredan<br />
la madeja.<br />
El papel de la regulación<br />
La regulación prudencial del sistema<br />
financiero tiene por objetivo minimizar o<br />
prevenir pérdidas para las entidades<br />
financieras y garantizar la estabilidad del<br />
sistema financiero que juega un papel<br />
importante dentro del desarrollo económico<br />
y social de las naciones.<br />
Las normas prudenciales estimulan en los<br />
directores y administradores conductas<br />
responsables frente a la gestión de los<br />
riesgos que asumen en la realización de su<br />
objeto social.
El papel de la regulación frente al riesgo<br />
operacional no ha sido claro, básicamente se<br />
han visto tres grandes tendencias.<br />
Primera tendencia: normatividades<br />
puramente conceptuales. En estos países los<br />
reguladores han emitido normas para la<br />
gestión del riesgo operacional que consisten<br />
básicamente en enunciar diferentes<br />
conceptos asociados al riesgo operacional<br />
(riesgo inherente, riesgo residual, severidad,<br />
frecuencia, apetito y tolerancia, eventos de<br />
riesgo, factores, entre otros), los elementos<br />
que hacen parte de un sistema de gestión<br />
(documentos, políticas, roles y<br />
responsabilidades), y a mencionar las etapas<br />
básicas de un sistema de gestión de riesgos<br />
(identificación, medición, control, mitigación<br />
y monitoreo –información en algunos casos-<br />
); estos nombres pueden variar de un país a<br />
otro pero en esencia son lo mismo.<br />
En este primer grupo se tiene entonces un<br />
conjunto de instituciones que saben que<br />
deben identificar, medir, monitorear y<br />
controlar o mitigar sus riesgos pero no tienen<br />
claridad de cómo hacerlo pues los<br />
reguladores no proporcionan información<br />
detallada al respecto<br />
Si bien se puede entender que los<br />
supervisores quieran proporcionar un poco<br />
de libertad a los vigilados para desarrollar<br />
sus propios modelos, una orientación puede<br />
resultar valiosa.<br />
Segunda tendencia: normatividades<br />
enfocadas al requerimiento de capital por<br />
riesgo operacional. Algunos otros países han<br />
dado un paso más allá y han generado<br />
versiones actualizadas de las normas para<br />
administrar el riesgo operacional donde su<br />
enfoque es altamente concentrado en definir<br />
los criterios para la implementación del<br />
cálculo de capital por riesgo operacional, la<br />
construcción de la base de datos interna de<br />
eventos de pérdidas y las adecuaciones a los<br />
niveles de solvencia, sin embargo dejan de<br />
lado el sistema de gestión del riesgo; me<br />
refiero a la identificación, medición, control<br />
o mitigación y monitoreo de los riesgos<br />
operativos a los cuales se encuentra<br />
expuesta la organización, sin generar una<br />
dinámica que permita entender la naturaleza<br />
del riesgo operacional e integrar su gestión<br />
de modo que aporte a mejorar la eficiencia,<br />
seguridad en las operaciones y en la<br />
generación de valor.<br />
Tercera tendencia: La producción de<br />
normatividad conexa. La amplitud del<br />
concepto de riesgo operacional hace que<br />
muchas preocupaciones emergentes que van<br />
surgiendo en el mercado y en los reguladores<br />
puedan ser asociados a la gestión del riesgo<br />
operacional, tal puede ser el caso de temas<br />
como el riesgo reputacional, riesgo legal,<br />
riesgo tecnológico, riesgo de cumplimiento,<br />
sistemas de control, seguridad de la<br />
información, prácticas conductuales, ciber<br />
risk y todo cuanto “riesgo” (preocupación)<br />
esté de moda y pueda ser asociada a una de<br />
las 7 clasificaciones de eventos de riesgo<br />
operacional podrá encontrar un desarrollo<br />
normativo o prudencial con implicaciones<br />
operativas a la unidad de riesgo operacional.
Normatividades<br />
Conceptuales<br />
Normatividades enfocadas<br />
en el capital<br />
Producción normativa<br />
Conexa<br />
Las tres tendencias no son excluyentes y se<br />
pueden tener casos de entidades y directores<br />
de <strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> (RO) que tengan que<br />
convivir con los tres escenarios, Si una sola<br />
de las tendencias es por si misma<br />
preocupante la combinación de una segunda<br />
o tercera lleva el ovillo a otro nivel.<br />
Imagine una unidad de riesgo operacional<br />
que está tratando de encontrar la mejor<br />
forma, metodología o procedimiento para<br />
administrar el riesgo operacional en su<br />
entidad y de manera adicional el regulador le<br />
está generando nuevas cargas operativas (y<br />
económicas) a través de la adición de<br />
responsabilidades conexas al riesgo<br />
operacional pero que no se logran integrar<br />
adecuadamente en un sistema de gestión<br />
que se encuentra en descubrimiento o<br />
maduración en los casos más optimistas.<br />
La producción de nueva especialidades en<br />
“riesgos” – o preocupaciones conexas - no<br />
parece detenerse, cada vez saldrá uno nuevo<br />
que tratará de hacer zoom en un dolor<br />
puntual del sistema financiero cuando aún<br />
no se ha encontrado la forma integral de<br />
abordar el riesgo operacional desde la<br />
generalidad.<br />
La Gestión por Silos<br />
Las teorías y prácticas administrativas y la<br />
gestión por procesos vigentes le imponen un<br />
gran reto a la gestión del riesgo operacional.<br />
Las organizaciones han establecidos procesos<br />
independientes para las etapas o las<br />
herramientas de gestión del riesgo<br />
operacional.<br />
Las diferentes etapas del ciclo de<br />
administración de riesgo operacional o las<br />
herramientas para su gestión han sido<br />
definidas como procesos independientes. Es<br />
común encontrar una organización que tiene<br />
un proceso para la identificación, otro para la<br />
medición, uno completamente aparte para el<br />
control y prevención del riesgo y quizás otro<br />
adicional para el monitoreo. O posiblemente<br />
la organización tiene un proceso para<br />
autoevaluar riesgos, otro para reportar y<br />
contabilizar los eventos de pérdida por riesgo<br />
operativo y uno para la administración de los<br />
KRI (Key Risk Indicators). Esta división es<br />
natural dentro de un esquema de operación<br />
basado en procesos, donde las<br />
organizaciones documentan e implementan<br />
procesos con un alcance de principio a fin<br />
claramente definido y acordes con un<br />
objetivo determinado.
Gestión por silos: se definen un conjunto de procesos para gestionar el riesgo operacional pero no existe sinergias y<br />
retroalimentaciones positivas entre ellos.<br />
Sin embargo este enfoque ha generado que<br />
las unidades de riesgo operacional cuenten<br />
con un conjunto de procesos que no logran<br />
articular para que se retroalimenten<br />
positivamente uno al otro de modo que<br />
generen sinergias positivas en la gestión del<br />
riesgo a través de la información y las<br />
particularidades que se pueden obtener<br />
dentro de cada uno de los procesos (etapas o<br />
herramientas)<br />
sistemas para recolectar y administrar la<br />
base de datos de eventos internos,<br />
autoevaluaciones de riesgos y control entre<br />
otras herramientas o procesos, pero la<br />
pregunta es ¿hasta qué punto la información<br />
de los KRI, pérdidas y evaluaciones se integra<br />
y retroalimenta positivamente para<br />
incrementar la eficacia de la gestión del<br />
riesgo operacional?<br />
Hoy las organizaciones tienen<br />
implementados indicadores de riesgos (KRI),<br />
«Cuanto mayor sea<br />
el nivel de<br />
integración de los<br />
procesos de<br />
administración de<br />
riesgos, mayor será<br />
el valor generado<br />
de la información y<br />
la gestión»
Dispersión de las<br />
Responsabilidades<br />
La gestión del riesgo operacional no puede<br />
ser asumida por una sola área o<br />
departamento, al menos no de manera<br />
integral y completa.<br />
Este riesgo por naturaleza está disperso en<br />
toda la organización y requiere el esfuerzo<br />
de muchas personas para su administración.<br />
Lo primero que se debe tener claro es que el<br />
riesgo tiene diferentes niveles de gestión y<br />
responsabilidad, lo cual es desarrollado<br />
ampliamente por el modelo de las 3 Líneas<br />
de Defensa. Dentro del cual existen<br />
responsabilidades para la primera línea se<br />
encuentran las unidades operativas y de<br />
negocio quienes tienen la misión de<br />
mantener una asegurabilidad razonable<br />
sobre las operaciones que están bajo su<br />
responsabilidad, también deben de velar que<br />
los controles se encuentren en niveles<br />
eficaces y de implementar los planes de<br />
acción en caso de ser requerido. La segunda<br />
línea de defensa se encuentra conformada<br />
por los diferentes equipos especializados en<br />
la gestión del riesgo y el control con los que<br />
cuenta la organización, su rol, a diferencia de<br />
la primera línea, es transversal a toda la<br />
operación y a todos los procesos su principal<br />
responsabilidad es velar que las prácticas y<br />
métodos definidos para la gestión del riesgo<br />
sean seguidas e implementadas de manera<br />
efectiva por la gestión operativa. Finalmente<br />
tenemos la tercera línea de defensa,<br />
representada por la auditoría interna, cuya<br />
principal responsabilidad en garantizar la<br />
eficacia de los controles y la gestión del<br />
riesgo. Puede encontrar más información<br />
sobre el modelo de las 3 Líneas de defensa<br />
en el artículo “Las 3 Líneas de Defensa: Un<br />
Fino Engranaje”.<br />
Mirando la situación desde otro punto de<br />
vista, dentro del alcance de <strong>Riesgo</strong><br />
<strong>Operacional</strong> se encuentran los riesgos<br />
clasificados en las siguientes categorías:<br />
Fraude Interno<br />
Fraude Externo<br />
Clientes, Productos y Prácticas<br />
Empresariales<br />
Relaciones Laborales y Seguridad en el<br />
trabajo<br />
Fallas Tecnológicas<br />
Fallas en la ejecución, entrega y gestión<br />
de procesos<br />
Daño en activos materiales<br />
Sin embargo algunas de estas categorías de<br />
riesgo, o parte de ellas, cuentan con una<br />
unidad o departamento que la gestiona de<br />
manera dedicada y particular. Tales pueden<br />
ser el caso de los departamentos de<br />
Seguridad para el riesgo de fraude externo,<br />
Unidades de gestión de riesgo conductual,<br />
control financiero y seguridad misma en la<br />
administración del fraude interno; unidades<br />
de salud ocupacional o seguridad en el<br />
trabajo para la categoría de relaciones<br />
laborales; una unidad de control de lavado<br />
de activos en la categoría de Clientes y<br />
Productos; áreas de calidad y mejoramiento<br />
de procesos en la categoría de Fallas en la<br />
ejecución de procesos; Unidades de<br />
continuidad del negocio y aseguramiento de<br />
IT para la categoría de Fallas tecnológica, e<br />
incluso áreas como Cumplimiento normativo<br />
que puede tener un alcance transversal a<br />
todas las categorías.<br />
Son muchas unidades, con visiones y<br />
modelos de actuación diferentes con
esponsabilidades sobre los riesgos que por<br />
definición son competencia de riesgo<br />
operacional, y esta situación pone de relieve<br />
un reto adicional para las organizaciones,<br />
mientras más grande sea la compañía es más<br />
probable que existan mayor número de<br />
áreas como las mencionadas anteriormente,<br />
por el contrario en empresas pequeñas<br />
puede que estas responsabilidades se<br />
encuentren concentradas en un mismo<br />
departamento. Sin embargo en la medida<br />
que vayan surgiendo estos roles o<br />
departamentos incluso es importante<br />
generar las sinergia necesarias para evitar la<br />
duplicidad de funciones y más peligroso aún<br />
los vacíos en la gestión.<br />
Los diferentes departamentos deben<br />
encontrar la forma de explotar y generar<br />
sinergias a través de sus fortalezas y<br />
especialidades.<br />
La dispersión de las funciones de riesgo es<br />
una realidad innegable en las organizaciones,<br />
la solución no es negarlo, ni llevar a cabo la<br />
gestión de espaldas a esta situación lo cual<br />
puede resultar costoso para la organización y<br />
costoso para la gestión del riesgo y el<br />
aseguramiento de los objetivos operativos de<br />
la entidad. La capacidad de negociación es<br />
una competencia imperante entre los<br />
responsables de las diferentes unidades de<br />
riesgo y control.<br />
El Dilema del Modelo<br />
Existe un dilema presente en el modelo<br />
adecuado para la gestión del <strong>Riesgo</strong><br />
<strong>Operacional</strong> y es encontrar la medida justa y<br />
equilibrada entre “Precisión y Complejidad”,<br />
la organización demanda mayor precisión en<br />
la información generada por la Unidad de<br />
<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> y por ende contar con<br />
información de mayor calidad para la toma<br />
de decisiones basadas en riesgos. Sin<br />
embargo esto exige tener procesos de<br />
identificación, medición, control, monitoreo<br />
e información más complejos. Así como un<br />
equipo con unas competencias cuantitativas,<br />
de análisis y pensamiento crítico mucho más<br />
exigentes.<br />
La medición de los riesgos a través de<br />
métodos cualitativos es útil en una primera<br />
etapa de implementación de un sistema de<br />
gestión del riesgo operacional, permitirá<br />
cubrir de manera más rápida la organización<br />
y conocer los riesgos a los cuales se<br />
encuentra expuesta la compañía, también<br />
permitirá conocer el conjunto de riesgos<br />
altos, críticos o catastróficos, según la escala<br />
que se haya definido. Sin embargo este<br />
modelo limita la toma decisiones basadas en<br />
riesgos, en este punto se hace necesario dar<br />
el paso hacia métodos cuantitativos de<br />
medición del riesgo operacional; y es en este<br />
mismo punto donde surge el dilema entre la<br />
precisión y la complejidad.<br />
En un punto inicial, donde se va a empezar a<br />
construir una propuesta de medición, lo que<br />
se tiene presente es “La subjetividad”,<br />
imprimirle mayor precisión a la medición del<br />
riesgo implica reducir la subjetividad<br />
presente en la valoración, digo reducir,<br />
porque a este punto considero que es<br />
imposible eliminarla. Y para reducir la<br />
subjetividad se incorporan estimaciones<br />
basadas en información de la operación del<br />
negocio, métodos estadísticos, análisis de<br />
escenarios, cuantificación de la<br />
incertidumbre, elementos de costeos,<br />
principios financieros entre otros; sin
embargo en la medida que vamos añadiendo<br />
estos elementos podemos ir disminuyendo la<br />
subjetividad e incrementando la precisión en<br />
la cifra donde se ubica la exposición al riesgo,<br />
a costas también de tener un proceso cada<br />
vez más complejo.<br />
Definitivamente las entidades deben llegar a<br />
un modelo cuantitativo con un nivel de<br />
precisión tal que les permita tomar<br />
decisiones de control, capital y<br />
aseguramiento acertados y rentables desde<br />
el punto de vista del costo del riesgo, la<br />
pregunta es ¿Cuánta complejidad puede<br />
soportar los procesos de riesgos para llegar a<br />
eso? O mejor aún ¿Cómo se pueden<br />
incorporar elementos que agreguen<br />
precisión impactando en la menor medida<br />
posible la capacidad y la operación de la<br />
unidad de riesgo?<br />
Cultura Impermeable<br />
Llegamos al último elemento que me<br />
gustaría tratar sobre el estado actual de la<br />
gestión del riesgo operacional en las<br />
compañías: La Cultura.<br />
A modo de juicio personal, parece que la<br />
cultura de las organizaciones es<br />
impermeable a los temas de <strong>Riesgo</strong><br />
<strong>Operacional</strong>, en diferentes niveles y con<br />
diferentes implicaciones.<br />
Por un lado tenemos la falta de compromiso<br />
en el rol que cada miembro de la<br />
organización debe de desempeñar dentro del<br />
sistema de gestión del riesgo operacional.<br />
Algunas personas pueden pensar que el<br />
<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> es responsabilidad<br />
únicamente del equipo de la unidad de<br />
<strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong>, desconociendo la<br />
naturaleza de este riesgo y desconociendo el<br />
modelo mismo de las tres líneas de defensa,<br />
incluso más allá de estos argumentos que<br />
parecen muy internos de un área de riesgo y<br />
control, cuando una persona de la<br />
organización no se involucra con su rol<br />
dentro de la gestión del riesgo operacional<br />
desconoce que su responsabilidad no es solo<br />
ejecutar un proceso de negocio, sino<br />
garantizar que se cumplan los objetivos<br />
operacionales definidos para ese proceso y<br />
que para ello debe de asegurar la eficacia de<br />
sus controles, así como conocer y mitigar los<br />
riesgos que amenazan dicha responsabilidad.<br />
De otro lado tenemos la falta de credibilidad<br />
en la gestión del riesgo operacional. En<br />
algunos casos los empleados no se<br />
involucran porque no creen en la gestión del<br />
riesgo operacional, algunos de ellos lo ven<br />
simplemente como una carga normativa y no<br />
logran conectar la gestión del riesgo<br />
operacional con la generación de valor para<br />
la compañía. Esta falta de credibilidad se<br />
puede presentar incluso en el nivel directivo<br />
de la compañía y se puede presentar en un<br />
espiral peligroso para la gestión del riesgo,<br />
donde la unidad de riesgos no tiene<br />
resultados de valor por la falta de<br />
compromiso de la organización y la<br />
organización no está comprometida por la<br />
carencia de resultados que generen valor.<br />
La Unidad de <strong>Riesgo</strong> <strong>Operacional</strong> debe de<br />
enfocar sus procedimientos y metodologías<br />
de forma tal que permita generar valor en la<br />
gestión operativa del negocio y en la toma de<br />
decisiones, y esto se debe de ver reflejado en<br />
los informes internos y externos que genera.
Hasta este punto pareciera que la gestión del<br />
riesgo operacional gira en círculos y el paso<br />
de los años no se traduce efectivamente en<br />
un proceso de madurez que se alinee con los<br />
objetivos de la organización y se pueda<br />
traducir en generación de valor real para la<br />
compañía a través de una gestión<br />
responsable y consciente del riesgo<br />
operativo.<br />
El reto de los equipos de gestión de riesgo<br />
operacional es entender estos elementos<br />
que hoy generan amenazas y debilidades,<br />
revisar los recursos internos que se tienen y<br />
transformarse para enfrentarlos y producir el<br />
cambio definitivo que requiere, salir de la<br />
exploración a la generación de valor a guiar<br />
la actuación de las unidades de negocio con<br />
una visión clara del riesgo y en condiciones<br />
que propicien la sostenibilidad y<br />
perdurabilidad de la compañía.<br />
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