Alsius

La muerte de Garm y el ascenso de Gash:
Los enanos mantuvieron relaciones con los syrtienses por un tiempo, incluso durante las
guerras contra los clanes nordos.
Pero sucedía también que, por ese entonces, se desarrollaba una terrible guerra entre dos
facciones de elfos. Los syrtienses exiliados siglos atrás por practicar la magia negra y la
nigromancia habían fundado un patriarcado en el desierto, y ahora emprendían una guerra
contra Syrtis para reclamar sus tierras.
Fue en uno de estos días que una caravana en la que viajaba el emperador Garm se
encontró entre las lineas de guerreros syrtienses e ignitas. Desafortunadamente una flecha
impactó en el pecho del líder enano, quien fue llevado a moribundo a Montsognir por el resto
de los enanos sobrevivientes.
Cuando la maltrecha y herida guardia de Garm volvió con el moribundo cuerpo de su líder a
cuestas, los generales enanos preguntaron que había sucedido. Dicen que en su lecho de
muerte, Garm balbuceó - ¡Fueron los elfos! -. Pero... ¿cuales elfos? Estaba claro, el color de
piel no era relevante... ¡Todos los elfos debían morir!
Lleno de ira y rencor, confundido por tan infundada traición, el hijo de Garm, Gash Gu’rrent
condujo a sus fieles guerreros a la guerra contra los reinos élficos. Los enanos pelearon en
incontables ocasiones y, aunque valientemente, sus fuerzas fueron menguando ante la
superioridad numérica de los elfos.
Sirtys era un reino fuerte y bien establecido. Los elfos enviaban legión tras legión, y elfo tras
elfo la población de guerreros enanos fue diezmada.
En cambio el reciente y desorganizado imperio no era competencia para la república
sirtyense, y los pocos enanos y sus armas de metal y madera no podían ni soñar con chocar
exitosamente contra la poderosa magia de los elfos.
Todo parecía perdido para Gash y sus hombres. Hambrientos, con frío y rodeados por el
ejército sirtyense huyeron a la Isla de Cristal. Allí permanecieron días enteros aguantando
las embestidas de los elfos.