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Domingo 5 de junio 2016 X Domingo Tiempo Ordinario - Ciclo C

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<strong>Domingo</strong> 5 <strong>de</strong> <strong>junio</strong>, <strong>2016</strong><br />

X <strong>Domingo</strong> <strong>Tiempo</strong> <strong>Ordinario</strong> - <strong>Ciclo</strong> C<br />

“Si lloramos por la noche, por la mañana tendremos alegría.” Salmo 30<br />

Ven, Espíritu <strong>de</strong> Jesús,<br />

sobre los que creen,<br />

sobre los que dudan,<br />

sobre los que temen.<br />

Derrama tu fuego<br />

sobre la tibieza <strong>de</strong> nuestros quereres,<br />

sobre el invierno <strong>de</strong> nuestras ilusiones,<br />

sobre el rescoldo <strong>de</strong> nuestras opciones.<br />

Sopla tu aliento<br />

sobre los que construyen el futuro,<br />

sobre los que conservan los valores,<br />

sobre los que protegen la vida.<br />

Y sobre nosotros que nos acercamos<br />

a tu santo Evangelio. 1<br />

Lucas 7, 11-17<br />

11 Después <strong>de</strong> esto, Jesús se dirigió a un pueblo llamado Naín. Iba acompañado <strong>de</strong> sus discípulos y <strong>de</strong> mucha<br />

gente. 12 Al llegar cerca <strong>de</strong>l pueblo, vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único <strong>de</strong> su madre, que era<br />

viuda. Mucha gente <strong>de</strong>l pueblo la acompañaba. 13 Al verla, el Señor tuvo compasión <strong>de</strong> ella y le dijo:<br />

—No llores.<br />

14 En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se <strong>de</strong>tuvieron. Jesús le dijo al muerto:<br />

—Joven, a ti te digo: ¡Levántate!<br />

15 Entonces el que había estado muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a la madre. 16 Al ver<br />

esto, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a Dios, diciendo:<br />

—Un gran profeta ha aparecido entre nosotros.<br />

1 Tomado y adaptado <strong>de</strong>: Al viento <strong>de</strong>l Espíritu, Florentino Ulibarri - Ed. Verbo Divino<br />

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También <strong>de</strong>cían:<br />

—Dios ha venido a ayudar a su pueblo.<br />

17 Y por toda Ju<strong>de</strong>a y sus alre<strong>de</strong>dores se supo lo que había hecho Jesús.<br />

Algunas preguntas para una lectura atenta<br />

¿A dón<strong>de</strong> se dirigió Jesús? ¿Con quién iba? ¿Qué vio el Señor? ¿Qué sintió Jesús? ¿Qué le dijo al joven hijo <strong>de</strong> la viuda?<br />

¿Qué pasó con él? ¿En cuáles lugares se supo lo que Jesús había hecho?<br />

Algunas pistas para compren<strong>de</strong>r el texto:<br />

Padre Daniel Kerber 2<br />

La liturgia hoy nos presenta el relato en que Jesús resucita al hijo <strong>de</strong> una viuda. El texto tiene una introducción en que<br />

se presentan los personajes y la circunstancia (vv. 11-12) luego, se muestra la compasión <strong>de</strong> Jesús que se pone en<br />

obra y manda levantar al muerto (vv. 13-14). El que había estado muerto se levanta y Jesús se lo da a su madre (v.15) y<br />

finalmente tenemos la reacción <strong>de</strong> “todos” (vv. 16-17).<br />

En la primera parte se enfrentan dos procesiones, una procesión <strong>de</strong> vida, formada por Jesús, sus discípulos y mucha<br />

gente, y otra procesión “<strong>de</strong> muerte”, en que está el muerto, su madre y también mucha gente. Estas dos procesiones<br />

se encuentran, y el encuentro con el Señor siempre es transformador.<br />

En este caso, no hay ningún pedido, ninguna palabra <strong>de</strong> la madre o <strong>de</strong> la gente para que Jesús haga algo. Simplemente<br />

“al verla, tuvo compasión” (v. 13). Estos verbos son exactamente los mismos usados en la parábola <strong>de</strong>l buen<br />

samaritano: “un hombre <strong>de</strong> Samaria… al verlo, sintió compasión” (Lc 10,33) y en la <strong>de</strong>l Padre Misericordioso cuando<br />

regresa su hijo perdido: “su padre lo vio y sintió compasión” (Lc 15,20). De modo que Jesús es el primero en ver y<br />

sentir compasión y luego lo enseña así a sus discípulos.<br />

En el Antiguo Testamento Dios había visto la opresión <strong>de</strong> su pueblo y había bajado a liberarlos (Ex 3,7), <strong>de</strong> hecho, uno<br />

<strong>de</strong> los nombres <strong>de</strong> Dios es “El Señor ve” (Gen 16,13). Jesús pone en acto ese nombre <strong>de</strong> Dios, y antes <strong>de</strong> que le pidan<br />

nada, ve, y su mirada es una mirada <strong>de</strong> compasión, literalmente “se conmueve en las entrañas”. El dolor <strong>de</strong>l hijo<br />

muerto y <strong>de</strong> la madre que lo pier<strong>de</strong> no pasa <strong>de</strong>sapercibido por el Señor y esta compasión se vuelve activa. Primero le<br />

dice a ella: “no llores”, luego se acerca y toca la camilla. Es palabra y acto que se juntan para transformar la muerte <strong>de</strong>l<br />

hijo y el dolor <strong>de</strong> la madre. La procesión <strong>de</strong> muerte no pue<strong>de</strong> con la vida que trae Jesús.<br />

Según las leyes judías, había que evitar tocar un cadáver, pero Jesús traspasa las leyes y va a lo más hondo que es la<br />

compasión que transforma.<br />

Basta que Jesús se lo or<strong>de</strong>ne “Levántate” para que el joven se siente y comience a hablar. Y la mujer, que ya había<br />

perdido a su marido y ahora había muerto su única esperanza, su hijo, vuelve a recibir la vida <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> Jesús:<br />

“se lo entregó a la madre” (v. 15)<br />

2 Es presbítero <strong>de</strong> la Arquidiócesis <strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o, Uruguay. Vicario <strong>de</strong> Pastoral <strong>de</strong> la Arquidiócesis. Fue auditor en el Sínodo <strong>de</strong> los Obispos sobre La Palabra <strong>de</strong><br />

Dios en la vida y misión <strong>de</strong> la Iglesia (2008). Es miembro <strong>de</strong>l equipo <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong> la escuela bíblica <strong>de</strong>l CEBITEPAL- CELAM.<br />

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La reacción <strong>de</strong> “todos” es <strong>de</strong> asombro y reconocimiento agra<strong>de</strong>cido a Dios. La compasión transformadora <strong>de</strong> Jesús los<br />

hace reconocer la presencia salvadora <strong>de</strong> Dios en medio <strong>de</strong> ellos: “Dios ha venido a ayudar a su pueblo”.<br />

Este domingo, regresamos al <strong>Tiempo</strong> <strong>Ordinario</strong>, es el tiempo en el que el Evangelio comparte lo vivido por Jesús antes<br />

<strong>de</strong> ser reconocido como el Mesías. El mensaje que queremos resaltar en esta ocasión, es el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong><br />

Jesús al <strong>de</strong>cir: “Levántate”, ésta palabra hizo que el joven recobrara la vida y a<strong>de</strong>más empezara a hablar <strong>de</strong> ello. La<br />

presencia <strong>de</strong> Jesús y su palabra, nos llena <strong>de</strong> vida y nos invita a ser misioneros, la vida que Él nos da no la po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>jar sólo para nosotros <strong>de</strong>bemos compartirla.<br />

San Juan Pablo II, nos comparte una reflexión para este Evangelio: “El Evangelio <strong>de</strong> san Lucas narra un encuentro: por<br />

una parte, está el triste cortejo que acompaña al cementerio al joven hijo <strong>de</strong> una madre viuda; por otra, el grupo festivo<br />

<strong>de</strong> los discípulos que siguen a Jesús y lo escuchan. También hoy, jóvenes amigos, pue<strong>de</strong>n formar parte <strong>de</strong> aquel triste<br />

cortejo que avanza por el camino <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Naím. Eso suce<strong>de</strong>ría si se <strong>de</strong>jan llevar <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación, si los<br />

espejismos <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> consumo les seducen y les alejan <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra alegría enredándolos en placeres<br />

pasajeros, si la indiferencia y la superficialidad les envuelven, si ante el mal y el sufrimiento dudan <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong> su amor a toda persona, si buscan saciar vuestra sed interior <strong>de</strong> amor verda<strong>de</strong>ro y puro en el mar <strong>de</strong> una<br />

afectividad <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada.<br />

Precisamente en esos momentos, Cristo se acerca a cada uno <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s y, como hizo al muchacho <strong>de</strong> Naím, te dirige<br />

la palabra que sacu<strong>de</strong> y <strong>de</strong>spierta: "¡Levántate!". "Acoge la invitación que te hará ponerte <strong>de</strong> pie".<br />

No se trata <strong>de</strong> simples palabras: es Jesús mismo, el Verbo <strong>de</strong> Dios encarnado, quien está <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s, Él es "la<br />

luz verda<strong>de</strong>ra que ilumina a todo hombre" (Jn 1, 9), la verdad que nos hace libres (cf. Jn 14, 6), la vida que el Padre nos<br />

da en abundancia (cf. Jn 10, 10). El cristianismo no es un simple libro <strong>de</strong> cultura o una i<strong>de</strong>ología; y ni siquiera es sólo<br />

un sistema <strong>de</strong> valores o <strong>de</strong> principios, por más elevados que sean. El cristianismo es una persona, una presencia, un<br />

rostro: Jesús, el que da sentido y plenitud a la vida <strong>de</strong>l hombre.” 3<br />

Sigamos nuestra meditación con estas preguntas:<br />

¿Qué me hace pensar el que Jesús haya sentido compasión <strong>de</strong> la mujer? ¿En algún momento la Palabra <strong>de</strong><br />

Jesús me ha levantado? ¿He hablado <strong>de</strong> ello? ¿Confío que él será mi refugio y fuerza cada vez que me sienta<br />

triste?<br />

Levántame Señor, que estoy caído,<br />

sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;<br />

me quiero levantar y me quedo;<br />

yo propio lo <strong>de</strong>seo y yo lo impido.<br />

Estoy siendo uno sólo, dividido;<br />

3 Viaje Apostólico <strong>de</strong> San Juan Pablo II a Berna. Encuentro con los Jóvenes Católicos <strong>de</strong> Suiza, <strong>junio</strong> 5 <strong>de</strong> 2004<br />

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a un tiempo muero y vivo, triste y gozoso;<br />

lo que puedo hacer, eso no puedo,<br />

huyo <strong>de</strong>l mal y estoy en él metido.<br />

Tan obstinado estoy en mi terquedad,<br />

que el temor <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rme y <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rte,<br />

jamás <strong>de</strong> mi mal, se <strong>de</strong>svía.<br />

Tu po<strong>de</strong>r y bondad transformen mi suerte,<br />

que en otros veo enmienda cada día,<br />

y en mi nuevo riesgo <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>rte. 4<br />

¡Señor, también soy joven. Quiero revivir en ti!<br />

Cada día en mi oración, oraré por un joven (conocido o <strong>de</strong>sconocido) para que vea el camino y encuentre<br />

paz y vida en Jesús.<br />

“Ahora, que te entregaste, pí<strong>de</strong>le una vida nueva, un «resello»:<br />

para dar firmeza a la autenticidad <strong>de</strong> tu misión <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> Dios.”<br />

San Josemaría Escrivá <strong>de</strong> Balaguer<br />

4 Fray Miguel <strong>de</strong> Guevara<br />

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