Nueva Regulación Aduanera

EL NUEVO COMPROMISO DEL
AGENCIAMIENTO ADUANERO
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En Colombia la actividad de
“Agenciamiento Aduanero” puede
ser desarro llada por sujetos
personas jurídicas con registro DIAN de
autorización como “Agencia de Aduanas”,
quienes son re presentadas para su
actuación ante la Autoridad Aduanera
a través de sus “Agentes de Aduana”
vinculados (informados) ante la DIAN
como personas naturales con requisitos
de idoneidad -academia y experienciaacreditados.
De esta forma resulta claro
el uso de cada una de las tres referencias
aludidas, tal y como las debió aterrizar
la nueva regulación aduanera en su
compromiso de ajuste al Convenio de
Kyoto y demás rectores internacionales,
cosa que ya se había iniciado desde el
año 2008 cuando a través del Decreto
2883 se modificó y adicionó el hoy
denominado Estatuto Aduanero para
acatar el uso de Agencia de Aduanas a
cambio de Sociedad de Intermediación
Aduanera -SIA-, denominación que
impactaba en lo raro en el escena rio de
la comunidad internacional, que a veces
fue motivo de varios chistes y que hoy
debe terminar de desaparecer del léxico
de quienes tienen algún contacto con
lo aduanero, máxime cuando la nueva
regulación aduanera sugiere un alto
compromiso de cambio de vocabulario
y semántica.
Expedido el Decreto 390 de 2016 al cual
debemos referirnos de manera correcta
como “Regulación Aduanera”, por ser tal
cosa y ya no un estatuto aduanero, el
ejercicio del Agenciamiento Aduanero
entra a regularse integralmente con
soporte en tres grandes rectores:
primero, la Agencia de Aduanas como
actor no obligatorio; segundo, la Agencia
de Aduanas ya no como “Declarante” por
exce lencia, sino como Representante
Aduanero del Declarante; y tercero,
el Mandato Aduanero como acuerdo
privado entre el nuevo Declarante
cliente mandante y la Agencia de
Aduanas mandataria, y su oponibilidad
ante la Autoridad Aduanera a efectos de
la responsabilidad del uno o del otro.
El no ser un actor Operador de
Comercio Exterior obligatorio para el
desa duanamiento, hizo desaparecer
también la obligatoriedad de tener que
prestar el servicio a quien lo requiera,
como así lo preveía el Decreto 2685
de 1999, lo cual exige a la Agencia de
Aduanas que dentro de su proceso
de conocimiento del cliente, que por
supuesto está incurso en el sistema de
administración de riesgos de lavado de
activos, financiación del terrorismo y
financiación de la proliferación de armas
de destrucción masiva, que aparece
ahora como requisito y como obligación
general de todo Operador de Comercio
Exterior y que se expone en el artículo
53 del Decreto 390 de 2016, tendrá
que establecer todos los filtros y
condiciones a efectos de cono cer a
qué personas prestará sus servicios,
haciendo necesariamente un proceso
directamente armónico con lo que es el
nuevo sistema de gestión del riesgo como
pilar de la nueva regulación a duanera,
pues resulta claro que quien sea de
alto riesgo para la Autoridad A duanera
también lo debió ser para cualquier
Operador de Comercio Exterior, entre
ellos la Agencia de Aduanas, y de ahí
el compromiso nada fácil de diseñar y
aplicar un sistema de administración de
riesgos, que le permita tener claro cuál es
el perfil perfecto del Declarante Cliente
Mandante (importador, exportador)
que coincida en alto porcentaje con el
previsto por la DIAN, acerca de lo cual por
supuesto la nueva regulación evidencia
algunas características del vestido ideal
del Declarante importador, exportador.
El más, será el vestido marca OEA, por
lo que quien tenga tal prenda de diseño
(autorización) DIAN, no tendrá que
exhibir más atributos. El problema viene
es con los demás, pues incluso el nuevo
Usuario de Confianza, al no constituirse
en un registro DIAN no va a ser evidente
a través de un acto administrativo,
sino que su perfil se irá evidenciando