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BOLETIN AZCARM_JULIO 2016

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DOLOR, PLACER Y ESTADOS MENTALES EN LOS ANIMALES VERTEBRADOS<br />

Autor: Lorena del C. Jiménez Naranjo<br />

Dirección de Bioética y Vida Silvestre, Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre.<br />

istóricamente, los animales han sido<br />

considerados como cosas, objetos o como<br />

máquinas autómatas, carentes de sentimientos<br />

y sobretodo de la capacidad de experimentar<br />

dolor. Sin embargo, gracias a la teoría de la “continuidad<br />

evolutiva”, se sabe que el ser humano y el resto de los<br />

animales vertebrados, comparten muchas características<br />

anatómicas, fisiológicas y de comportamiento, con<br />

intereses o necesidades que los hace sujetos de<br />

consideración ética y jurídica (Vanda, 2012).<br />

Como principal argumento en este sentido, es<br />

importante mencionar que una característica común a<br />

todos los vertebrados, es la presencia de un sistema<br />

nervioso central funcional, que les confiere la capacidad<br />

de experimentar placer y dolor, con numerosas<br />

evidencias de que éste último, lo experimentan de forma<br />

sensible y consciente (Hickman et al, 2009; León- Olea,<br />

2002). Aunado a lo anterior, cabe resaltar que tienen la<br />

capacidad de darse cuenta de lo que sucede en su<br />

entorno, lo que a su vez hace que los animales posean<br />

intereses o necesidades (Singer, 1999), entre los que<br />

destacan no sufrir ni padecer dolor, conservar la vida,<br />

alimentarse, no ser depredado, reproducirse, convivir<br />

con otros miembros de su especie, entre muchos otros.<br />

Por otra parte, los animales también cuentan con<br />

las estructuras neuroanatómicas para experimentar<br />

emociones, que se originan y controlan en el sistema<br />

límbico, conformado por varias estructuras<br />

cerebrales, entre las que destacan el tálamo, el<br />

hipotálamo, el hipocampo, la amígdala, el cíngulo y la<br />

circunvolución del cíngulo (Edwards et al, 2006).<br />

Por lo anterior, como profesionistas a cargo del<br />

bienestar de los animales, es imperativo procurarles en<br />

todo momento una buena vida, tanto física como mental,<br />

con el principal propósito de satisfacer y proteger sus<br />

necesidades, pues ignorarlas es moral y éticamente<br />

reprobable, pues no debemos olvidar que tenemos el<br />

privilegio de la integridad física y emocional de estos<br />

individuos en nuestras manos, y como tal debemos<br />

tomarlo con seriedad y con la responsabilidad que amerita.<br />

Nuestras obligaciones en este sentido no sólo son<br />

de carácter ético sino también legal, perspectivas<br />

desde las cuales para ser justos en nuestra relación<br />

con estos individuos, se nos demanda satisfacer todas<br />

sus necesidades, y de la misma forma, se nos prohíbe<br />

cualquier acción en su perjuicio. Una forma de justicia<br />

implica practicar y fomentar la empatía por otras<br />

formas de vida, a través del cuidado y respeto hacia<br />

ellos, en consideración a sus capacidades cognitivas y<br />

emocionales, de tal forma que siempre se vean<br />

favorecidos por nuestras acciones.<br />

Referencias<br />

Edwards C, Hernández S, Vanda B. ¿Existen o no emociones en los animales?. AMMVEPE 2006;<br />

17 (4): 188-190.<br />

Singer P (1999). Liberación Animal. 2ª ed. Trotta: Valladolid.<br />

Hickman CP, Roberts LS, Larson A, I’Anson, Eisenhour DJ (2002). Principios Integrales de Zoología.<br />

13a. ed. McGRaw-Hill Interamericana: Madrid.<br />

León-Olea M.: Evolución filogenética del dolor. Cienc cult 2002; 46(9): 19-24.<br />

Vanda B . El estatus ético y jurídico de los animales no humanos. Bios&ethos. Diálogos Bioéticos<br />

2012; (4):25-28.<br />

Las emociones son construcciones mentales<br />

(experiencias subjetivas) que le permiten al individuo<br />

relacionarse con su entorno, y actuar de manera que les<br />

sea más fácil adaptarse y sobrevivir, y se puede saber que<br />

los animales las experimentan a través de su<br />

comportamiento (experiencias objetivas), sus preferencias<br />

y sus cambios fisiológicos.<br />

Las emociones pueden ser positivas, que son<br />

todas aquellas que generan “felicidad” o bienestar<br />

mental, o bien, negativas, que son aquellas que<br />

generan sufrimiento, miedo, ansiedad, frustración,<br />

aflicción o pena, depresión y en casos muy extremos<br />

pérdida de la esperanza (Edwards et al, 2006).<br />

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