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Todo lo que tiene que ver con el
Don de la mafia Carmine Falcone
es un poco precario. Oswald ‘Oz’
Cobblepot es tan peligroso como
se espera. Y hasta las ruedas
de prensa se pueden volver un
peligro cuando Bruce se distrae
con el destello de su móvil.
Más allá de ese guión y esa
acción dirigida que esperamos
de esta versión, hay un factor
sorpresa: el respeto con el
que se ha tratado el trabajo de
detective. No es perfecto, la
verdad es que podría haber dado
más de sí en este episodio, pero
usar los artilugios de Batman
para examinar pistas y sacar
conclusiones de una escena
del crimen aporta un cambio
de ritmo que se agradece. De
hecho, el Bat-ordenador ha sido
integrado en la trama principal
y es un mecanismo ideal para ir
avanzando en la historia.
Al jugar las dos horas y media que
dura este capítulo, que no es más
que la introducción a una nueva
serie, la palabra que más veces
ha aparecido escrita en nuestra
libreta de notas es “adulto”. A
pesar de que haya un enlace claro
con los cómics por su aspecto
visual, no es una novela gráfica,
es más bien una película. La
banda sonora es de muy buen
gusto y ayuda a llevar las escenas
adelante, especialmente las que
te llevan a cavilar sobre las notas
sutiles de un piano.
Y llegas ahí, a ese cliff-hanger
final con el que acaba el capítulo.
Es suficientemente sorprendente
como para invitarte a continuar
cuando llegue la segunda entrega.
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