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manejo integrado anntracnosis mango

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de pesticidas y cosecha de los frutos. Esta práctica se conoce<br />

como "callejones" en los lados laterales y reducción de la<br />

altura de la copa.<br />

En los sistemas de plantación de alta densidad poblacional (><br />

200 árboles/ha), la poda de los brotes es una práctica que<br />

debe contemplarse anualmente, antes del inicio de cada ciclo<br />

de producción, cuya intensidad y frecuencia dependerá del<br />

<strong>manejo</strong> previamente establecido para la población. Es<br />

importante destacar que en este sistema de <strong>manejo</strong>, se<br />

contempla el empleo de otras técnicas complementarias,<br />

como uso de reguladores de crecimiento, en especial el uso<br />

de inductores de floración como el nitrato de potasio a través<br />

de aspersiones foliares.<br />

Las podas deben realizarse inmediatamente después de la cosecha,<br />

para permitir que los brotes jóvenes tengan cuando menos de 4 a 4.5<br />

meses de edad para el desarrollo de floración en el siguiente ciclo de<br />

producción.<br />

Después de la poda se recomienda asperjar cobre pentahidratado y<br />

azufre humectable para el sellado de las heridas y evitar<br />

diseminación de enfermedades.<br />

Control químico. En la actualidad no es posible una explotación del<br />

<strong>mango</strong> con altos rendimientos y precios competitivos sin la utilización<br />

de medidas de protección, entre las cuales, los plaguicidas químicos<br />

siguen teniendo una participación considerable. Dodd et al., (1997),<br />

indican que en situaciones extremas, donde el cultivo de <strong>mango</strong> se<br />

desarrolla bajo condiciones completamente favorables para la<br />

enfermedad, hasta 25 aspersiones de fungicidas de contacto y<br />

sistémicos son necesarios para una buena producción.<br />

De esta manera, el uso de los plaguicidas debe ser enmarcado<br />

dentro de un <strong>manejo</strong> <strong>integrado</strong> del cultivo (Cuadro 4), donde un<br />

componente es el control químico de plagas y enfermedades, lo que<br />

obliga a conocer las propiedades de estos compuestos, su<br />

residualidad en el medio ambiente y en los cultivos para el momento<br />

de la cosecha del fruto, así como sus aspectos toxicológicos.<br />

Así también se debe conocer el hospedero, el patógeno y clima; es<br />

decir, las fases de crecimiento del <strong>mango</strong>, los estudios<br />

epidemiológicos del patógeno e información climatológica, así como<br />

la susceptibilidad del cultivar, lo cual indica que la aplicación de<br />

productos de contacto con carácter preventivo tiene mucho sentido<br />

para disminuir inóculo de los patógenos, para posteriormente aplicar<br />

fungicidas sistémicos, con carácter curativo cuando la infección de<br />

los yemas florales comienza a manifestarse y posteriormente utilizar<br />

nuevamente fungicidas de contacto para el crecimiento de la fruta, lo<br />

que conduciría a un mejor control de las enfermedades que afectan<br />

la floración y amarre de frutos a nivel de campo, además de que se

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