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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

MA<br />

NU<br />

AL<br />

CAPACITACIÓN ESCLEROSIS MÙLTIPLE 2016<br />

Realización: Dr. Josué Elías<br />

Médico Cardiólogo – Instituto Nacional de Cardiología - Maestría en Ciencias Médicas<br />

Material elaborado por Healthlinks S.A. de C.V.<br />

Confidencial - Sólo para uso interno de Synthon


SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

ÍN<br />

DI<br />

CE<br />

Esclerosis múltiple................................................................ 5<br />

Epidemiología................................................................................................................ 5<br />

Tipos clínicos de esclerosis múltiple...................................................................... 6<br />

Manifestaciones clínicas............................................................................................. 6<br />

Síntomas motores......................................................................................................... 8<br />

Diagnóstico..................................................................................................................... 9<br />

Resonancia magnética................................................................................................ 9<br />

Líquido cefalorraquídeo............................................................................................. 10<br />

Tratamiento..................................................................................................................... 11<br />

Pronóstico........................................................................................................................ 16<br />

Preguntas de Revisión................................................................................................. 17


SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

Esclerosis múltiple<br />

La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune<br />

(una respuesta inmunológica dirigida a estructuras del<br />

propio organismo) que se caracteriza por la desmielinización<br />

(daño a la envoltura de mielina que envuelve a los axones<br />

de la neuronas) de múltiples áreas del cerebro y la médula<br />

espinal (es decir, del sistema nervioso central) que es<br />

consecuencia del ataque del propio sistema inmune del<br />

paciente que propicia la degeneración axonal; se manifiesta<br />

por manifestaciones neurológicas episódicas que producen<br />

una discapacidad progresiva a lo largo del tiempo en la<br />

mayoría de los pacientes afectados.<br />

El antecedente de un familiar en primer grado con EM<br />

aumenta el riesgo de EM a en un 2-4% a lo largo de la vida<br />

comparado con solo el 0.1% de probabilidad en la población<br />

general. Además, 10% a 20% de los pacientes con EM<br />

tienen un familiar de primer grado con otra enfermedad<br />

autoinmune, con mayor frecuencia artritis reumatoide, lupus<br />

eritematoso sistémico o patología tiroidea autoinmune.<br />

Epidemiología<br />

La prevalencia actual en todo el mundo es de más de un millón<br />

de casos, cifra que probablemente está infraestimada debido<br />

al reconocimiento incompleto de la enfermedad, incluso en<br />

pacientes desarrollados. La incidencia anual de la EM varía<br />

según la latitud y oscila entre 1.5 a 11 por 100,000 personas.<br />

La EM es una de las causas más frecuentes de discapacidad<br />

neurológica en adultos jóvenes (solo atrás de la primera causa,<br />

los traumatismos). La EM es más frecuente en las mujeres que<br />

en los hombres (2 a 2,5 veces más frecuentemente); como<br />

sucede en muchas de las enfermedades autoinmunes. Se<br />

presenta a menudo en la tercera o cuarta década de la vida,<br />

aunque se han reportado casos desde etapas tempranas de<br />

la vida o en pacientes mayores de 60 años. En muchos de<br />

estos últimos casos se pueden identificar manifestaciones<br />

clínicas previas, pero que se habían atribuido a otras causas.<br />

La EM es más común en personas del norte de Europa y los<br />

caucásicos tienen el doble de la tasa de frecuencia respecto<br />

a la población afroamericana. La enfermedad es más<br />

prevalente en latitudes templadas que en las regiones más<br />

cercanas al ecuador (1/500 vs 1/20,000; respectivamente).<br />

Varios estudios han mostrado que la EM puede estar<br />

relacionada con la exposición al tabaco, e inversamente<br />

relacionada con niveles elevados de vitamina D y la exposición<br />

precoz a una luz solar excesiva (quemaduras solares),<br />

posiblemente relacionado con los efectos beneficiosos del<br />

colecalciferol sobre la regulación de las respuestas celulares<br />

inmunes.<br />

Típicamente, la enfermedad se caracteriza por lesiones<br />

desmielinizantes y cicatrización en varias áreas del cerebro<br />

y la médula espinal, principalmente a nivel de los nervios<br />

ópticos, la sustancia blanca periventricular, la sustancia blanca<br />

yuxtacortical, el cuerpo calloso, los pedúnculos cerebelosos<br />

y la médula espinal dorsolateral. Estas lesiones se observan<br />

como placas en la sustancia blanca, probablemente más fácil<br />

de reconocer debido al predominio de mielina e inflamación<br />

en relación a la sustancia gris. A nivel microscópico se puede<br />

observar desmielinización, daño neuronal y atrofia de la<br />

corteza y sustancia gris profunda.<br />

El proceso de daño parece estar mediado por citocinas<br />

proinflamatorias liberadas a partir de células T. Se ha<br />

documentado un número progresivamente mayor de células<br />

T citotóxicas CD8 en el tejido cerebral, especialmente en el<br />

parénquima, y estas células pueden mediar directamente el<br />

daño a los axones a través de la liberación de proteasas.<br />

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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

TIPOS<br />

CLÍNICOS<br />

ESCLEROSIS<br />

MÚLTIPLE<br />

El número de axones lesionados se correlaciona con la<br />

extensión de la inflamación. Además, en la corteza se observa<br />

daño axonal e incluso apoptosis neuronal. La atrofia tanto<br />

del encéfalo como de la médula espinal, que se produce<br />

más rápidamente en la EM que en el envejecimiento normal,<br />

refleja la pérdida tanto de mielina como de axones.<br />

Tipos clínicos de esclerosis múltiple<br />

De acuerdo a la presentación inicial y evolución de la EM, se<br />

pueden identificar tres tipos clínicos principales: recurrenteremisión,<br />

secundariamente progresiva y primaria progresiva.<br />

La forma clínica más frecuente es la EM recurrente-remitente<br />

(85-90% de los pacientes) y se caracteriza por episodios<br />

agudos o subagudos de síntomas neurológicos nuevos o<br />

empeoramiento de los antiguos (recurrente) que aumentan<br />

en gravedad, alcanzan una meseta y se resuelven (remisión)<br />

de forma parcial o completa. Tras un brote, los pacientes<br />

pueden recuperarse totalmente o permanecer con un<br />

grado de deterioro neurológico que puede acumularse<br />

progresivamente a lo largo de cada recurrencia. La mayor<br />

parte de los pacientes con EM recurrente-remitente<br />

evolucionan a una EM secundariamente progresiva tras 20<br />

a 40 años del diagnóstico. La enfermedad secundariamente<br />

progresiva se define como un deterioro neurológico<br />

progresivo por al menos 6 meses sin evidencia de recurrencias.<br />

Algunos pacientes con EM secundariamente progresiva<br />

también pueden presentar recurrencias intercaladas que<br />

se pueden diferenciar de los episodios de empeoramiento<br />

progresivo, aunque estos episodios son menos frecuentes<br />

con el tiempo. La EM primaria progresiva, se caracteriza por<br />

un deterioro progresivo desde el inicio de la enfermedad<br />

y durante al menos 1 año sin recurrencias que se puedan<br />

identificar clínicamente. La frecuencia de esta forma clínica<br />

es de aproximadamente un 10% a 15% de los pacientes. Es<br />

más común en varones de edad media y suele haber más<br />

afectación de la médula espinal y menos lesiones cerebrales<br />

inflamatorias.<br />

Discapacidad<br />

Tiempo<br />

Figura 1. Tipos clínicos de Esclerosis Múltiple (EM).<br />

Manifestaciones clínicas<br />

En la práctica clínica, la EM se puede presentar en diversas<br />

formas, incluso en cuadros clínicos variados que pueden<br />

confundirse con otras enfermedades, haciendo difícil el<br />

diagnóstico en etapas tempranas de la enfermedad. Las<br />

manifestaciones características de un cuadro típico podrían<br />

ser expresadas en una mujer de raza blanca en la tercera<br />

o cuarta década de la vida que presenta alteraciones de la<br />

visión o de la sensibilidad de instalación aguda o subaguda.<br />

También pueden presentarse manifestaciones como<br />

fatiga, depresión, urgencia vesical, debilidad, alteración del<br />

equilibrio y de la coordinación. Durante los primeros ataques,<br />

el deterioro neurológico puede ser leve e imperceptible<br />

por el paciente, por lo que no acude a atención médica y<br />

la exploración física del médico no es lo suficientemente<br />

relevante como para desencadenar una búsqueda más<br />

exhaustiva.<br />

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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

PRINCIPALES<br />

MANIFESTACIONES<br />

CLÍNICAS<br />

Figura 2. Principales manifestaciones clínicas en la<br />

Esclerosis múltiple.<br />

Las parestesias (alteraciones de la sensibilidad manifestado<br />

por hormigueo) de una extremidad que son circunferenciales<br />

y no siguen la distribución de un dermatoma (zona específica<br />

inervada por un nervio espinal) sugieren una lesión de la<br />

médula espinal; estos síntomas se manifiestan a menudo<br />

distalmente y luego ascienden para afectar a partes más<br />

proximales de la extremidad, se irradian a la extremidad<br />

contralateral o progresan desde una pierna a un brazo.<br />

De forma similar, sensaciones en banda alrededor de una<br />

extremidad o en el tronco también sugieren un proceso<br />

desmielinizante.<br />

La mielitis transversa incompleta es un síndrome de médula<br />

espinal focal (parcial) habitualmente inflamatorio y que no<br />

sigue una distribución de un territorio vascular. Se trata de<br />

una presentación frecuente de la EM.<br />

El síntoma de Lhermitte, una sensación eléctrica que<br />

se produce con los movimientos de la columna en las<br />

extremidades con la flexión del cuello, es característico de<br />

una mielitis a nivel cervical. La pérdida franca de sensibilidad<br />

resulta menos común como síntoma o signo precoz,<br />

aunque se observa en casos más avanzados. Sensaciones de<br />

quemazón o de electricidad o un dolor profundo también<br />

son frecuentes en la EM.<br />

En la exploración física, las alteraciones más frecuentes a nivel<br />

del sensorio se refieren como la pérdida de la percepción<br />

vibratoria, más acentuada en los pies, y a diferentes<br />

niveles medulares, pero no completos, particularmente<br />

con estímulos dolorosos (pinchazo) o a la vibración, con<br />

distribución difusa más que a un nivel definido. Esos niveles<br />

sensitivos por lo general son asimétricos y difieren según<br />

el área de afectación dentro de la médula espinal. Pueden<br />

existir áreas parcheadas o focales que parecen no tener una<br />

distribución anatómica de alteración sensitiva y algunos<br />

pacientes describen sensaciones extrañas, como un goteo<br />

de agua o insectos moviéndose en alguna zona del cuerpo.<br />

La neuritis óptica se manifiesta por una constelación<br />

de síntomas visuales, generalmente en un solo ojo. Los<br />

pacientes refieren dolor en la parte externa de la ceja que<br />

empeora con el movimiento lateral del ojo. La alteración<br />

visual puede describirse como mirar a través de un velo o<br />

un vidrio esmerilado. El área de mayor pérdida visual puede<br />

localizarse con frecuencia en un punto específico, lateral a la<br />

mancha ciega; en casos leves puede ser únicamente evidente<br />

como una desaturación al color rojo al utilizar la cabeza de<br />

un alfiler. Los casos más graves provocan la pérdida total de<br />

la percepción de la luz. En la mayoría de los casos agudos,<br />

la inflamación es por detrás del disco óptico (zona central y<br />

obscura de la retina donde confluyen las ramas del nervio<br />

óptico) y por lo tanto, no se observan cambios inmediatos en<br />

la exploración oftalmológica. Los pacientes habitualmente<br />

recuperan de forma espontánea buena parte de la visión<br />

después de semanas o meses. En etapas posteriores, el<br />

disco óptico puede volverse pálido, sobre todo en la región<br />

lateral externa (región temporal), signo de daño a los axones<br />

después de la inflamación y desmielinización, incluso tras la<br />

recuperación de una agudeza visual normal. A menudo los<br />

pacientes tienen un trastorno visual crónico más sutil para<br />

los colores y un contraste de agudeza visual y de sensibilidad<br />

bajos.<br />

La afectación del tronco encefálico o del cerebelo puede<br />

producir síntomas visuales como consecuencia de<br />

alteraciones en los movimientos oculares. Los pacientes<br />

pueden experimentar visión doble (diplopía) o sólo visión<br />

borrosa. El signo neurológico de este problema se denomina<br />

oftalmoplejía internuclear. En la EM es muy frecuente la<br />

visión borrosa debida a lesión cerebelosa con movimientos<br />

oculares rápidos desencadenados (nistagmo) con la mirada<br />

lateral o vertical extrema. La oscilopsia, sensación de que se<br />

mueve el entorno cuando realmente no lo hace, constituye<br />

otro síntoma de una alteración de la coordinación ocular<br />

cerebelosa.<br />

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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

Síntomas motores<br />

Los síntomas motores más comunes de la EM son debilidad<br />

y alteración en la coordinación de una pierna, con afectación<br />

ascendente desde zonas distales hasta proximales y que<br />

habitualmente se extiende hacia la pierna contralateral o el<br />

brazo de mismo lado (ipsilateral). La lesión que causa estos<br />

síntomas está con mayor frecuencia en la médula cervical<br />

más que en la espinal torácica, incluso aunque el primer<br />

signo sea un pie parcialmente caído. La debilidad puede<br />

manifestarse en diferentes grados, desde parálisis grave<br />

hasta ser tan sutil que resulte indetectable a la exploración.<br />

La fatiga y la debilidad inducidas por el aumento de<br />

la temperatura corporal (como durante el ejercicio)<br />

manifestadas por el tropiezo de un pie o el arrastre de una<br />

pierna que se producen tras 15 a 20 minutos de ejercicio y<br />

que se resuelven con el reposo, son características de una<br />

enfermedad desmielinizante temprana. La ausencia inicial<br />

de hiperreflexia (reflejos espinales exaltados) y de respuestas<br />

plantares extensoras (signo de Babinski) puede poner en<br />

duda la afectación de las vías motoras. Desde luego, en<br />

etapas posteriores, los signos clásicos de afectación motora<br />

son más evidentes llegando a manifestarse como una<br />

marcha espástica (hemiparética o paraparética), calambres<br />

musculares y clonos (movimientos involuntarios sostenidos),<br />

que algunas veces se produce con los cambios posicionales.<br />

La ataxia (disminución en la capacidad para coordinar<br />

movimientos) puede producirse como resultado de<br />

alteraciones en el envío de la información sensitiva por<br />

encima de la médula espinal o por desmielinización de las<br />

vías cerebelosas en el tronco del encéfalo o en el cerebelo.<br />

A menudo se puede mezclar con las alteraciones visuales<br />

lo que puede derivar en mareo en sitios concurridos. La<br />

dismetría (alteración en la actitud de los movimientos por<br />

déficit o por exceso) que provoca temblor cuando se alcanza<br />

un objeto, constituye una causa habitual de alteración<br />

de la coordinación y la destreza. La ataxia troncal y de las<br />

extremidades inferiores puede provocar una marcha con una<br />

base ampliada (de ebrio). Otros trastornos del movimiento,<br />

como temblor postural y titubeo (temblor cefálico), son<br />

muchos menos comunes en la EM.<br />

Las alteraciones vesicales son síntomas extremadamente<br />

frecuentes, que se pueden manifestar por patrones mixtos<br />

o aislados de frecuencia urinaria aumentada, urgencia<br />

urinaria, incontinencia o retención urinaria. Con frecuencia<br />

estas manifestaciones deben buscarse proactivamente ya<br />

que los pacientes con frecuencia los ocultan. Las infecciones<br />

del tracto urinario resultado de la disfunción vesical, es una<br />

complicación que pueden agravar los síntomas subyacentes<br />

de la EM. Por otro lado, también puede presentarse<br />

alteraciones de la función intestinal que generalmente se<br />

presenta como estreñimiento. También puede presentarse<br />

incontinencia intestinal, aunque menos frecuente, se<br />

relaciona con incompetencia del esfínter anal y se manifiesta<br />

por un episodio aislado de urgencia fecal.<br />

La disfunción sexual también es frecuente en la EM, lo mismo<br />

que pérdida de la libido e incapacidad para alcanzar el<br />

orgasmo como resultado de una pérdida de la sensibilidad,<br />

alteraciones de la humidificación de la mucosa, espasticidad<br />

y dolor al momento del coito; o como resultado de efectos<br />

secundarios del tratamiento establecido.<br />

A nivel sistémico el paciente con EM puede referir fatiga<br />

intensa relacionada con varios factores como a alteraciones<br />

del sueño secundaria a dolor, calambres, aumento de la<br />

frecuencia urinaria, apnea del sueño, movimiento periódico<br />

de la extremidades o alteraciones en el ciclo vigilia-sueño.<br />

Esta fatiga también puede estar relacionada con depresión,<br />

síntoma frecuente en estos pacientes. La fatiga puede<br />

aparecer durante el día, predominantemente por la tarde<br />

(aún incluso después de haber dormido bien por la noche),<br />

que puede afectar significativamente al paciente.<br />

Como se ha descrito previamente, la sensibilidad al aumento<br />

de la temperatura corporal es un síntoma clásico de la EM, sin<br />

embargo, no se presenta en todos los pacientes. Elevaciones<br />

incluso menores pueden empeorar los síntomas. Estos<br />

síntomas pueden mejorar con el frío o empeorar en etapas<br />

tardías cuando se ha acentuado la disfunción muscular y hay<br />

rigidez y dolor.<br />

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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

Presentación clínica<br />

Dos o más ataques; evidencia<br />

clínica objetiva de 2 o más<br />

lesiones<br />

Dos o más ataques; evidencia<br />

clínica objetiva de una lesión<br />

Un ataque, evidencia clínica<br />

objetiva de 2 o más lesiones<br />

Datos necesarios para diagnóstico<br />

Ninguno<br />

a) Diseminación en espacio demostrada por RMN o<br />

b) 2 o más lesiones detectadas por RMN<br />

consistentes con EM más LCR positivo o<br />

c) Esperar un ataque clínico posterior que implique<br />

diferentes sitios<br />

a) Diseminación en el tiempo demostrada por RMN o<br />

b) Segundo ataque clínico<br />

Debido a que esta enfermedad es mucho más frecuente<br />

en mujeres durante la edad reproductiva; existen muchas<br />

posibilidades que puedan embarazarse. Durante el curso del<br />

embarazo puede disminuir la actividad de la enfermedad,<br />

especialmente hacia el tercer trimestre, reportándose<br />

una reducción en la frecuencia de recurrencias de hasta<br />

un 60%. Las recaídas son más comunes en los primeros 6<br />

meses posparto, aunque no hay evidencia que indique que<br />

el embarazo cambie la historia natural de la enfermedad.<br />

Aunque existe controversia respecto al efecto de la<br />

lactancia sobre la actividad de la enfermedad, el reinicio del<br />

tratamiento farmacológico modificador de la enfermedad, la<br />

contraindica.<br />

Diagnóstico<br />

El diagnóstico de EM se basa en demostrar evidencia de<br />

al menos dos lesiones inflamatorias desmielinizantes<br />

localizadas en distintas localizaciones dentro del sistema<br />

nervioso central que se identifican en momentos distintos<br />

(generalmente con un período de tiempo ≥1 mes), sin que<br />

exista una causa primaria que las explique. Los criterios<br />

diagnósticos de McDonald permiten realizar el diagnóstico<br />

sólo en un contexto clínico a medida que se van realizando<br />

las pruebas complementarias apropiadas de exclusión, como<br />

los descritos y revisados en 2010 (Tabla 1). Los hallazgos<br />

clínicos requieren de evidencias objetivas del deterioro<br />

neurológico en la exploración clínica, no solo síntomas.<br />

Además, una sola lesión tras varios episodios repetidos de<br />

deterioro neurológico no son evidencia suficiente para<br />

diagnosticar EM.<br />

Un ataque, evidencia clínica<br />

objetivo de 1 lesión<br />

(presentación<br />

monosintomática; Síndrome<br />

clínico aislado)<br />

EM= esclerosis múltiple; LCR= líquido cefalorraquídeo; RM= resonancia magnética<br />

Resonancia magnética<br />

a) Diseminación en el espacio demostrada por :<br />

(a) RMN o<br />

(b) Dos o más lesiones detectadas por RMN<br />

compatibles con EM más LCR positivo<br />

b) Diseminación en el tiempo, demostrada por:<br />

(a) RMNo<br />

(b) Segundo ataque clínico<br />

Tabla 1. Criterios de McDonald para Esclerosis Múltiple<br />

Aunque no existe una prueba definitiva para establecer<br />

el diagnóstico de EM, la resonancia magnética nuclear<br />

(RMN) debería realizarse en todos los pacientes en<br />

quienes se sospeche EM. Más del 95% de los pacientes<br />

con manifestaciones clínicas sugestivas de EM presentan<br />

alteraciones en la RMN, caracterizadas por lesiones brillantes<br />

hiperintensas. Una RMN normal debería hacer pensar en otra<br />

posibilidad diagnóstica.<br />

RESONANCIA<br />

MAGNÉTICA<br />

CEREBRAL<br />

Figura 3. Resonancia magnética cerebral. Más del 95%<br />

de los pacientes con manifestaciones clínicas sugestivas de<br />

EM presentan alteraciones en la RMN, caracterizadas por<br />

lesiones brillantes hiperintensas.<br />

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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

SECUENCIA<br />

TRANSVERSAL DE<br />

RESONANCIA<br />

MAGNÉTICA<br />

También se producen lesiones en la corteza cerebral y<br />

en la sustancia gris profunda, aunque no se aprecian con<br />

tanta claridad en la RM convencional. Cuando el medio de<br />

contraste sugiere que la barrera hematoencefálica está<br />

comprometida, y por lo tanto sugiere inflamación reciente<br />

de una lesión nueva o activa.<br />

RESONANCIA<br />

MAGNÉTICA<br />

MEDULAR<br />

Figura 4. Secuencia transversal de Resonancia Magnética<br />

en un paciente con esclerosis múltiple clínicamente<br />

definida. Se observan lesiones características en situación<br />

periventricular, algunas de morfología ovoidea, con su eje<br />

mayor perpendicular a las paredes ventriculares.<br />

La RMN es útil para predecir una futura recaída de EM en<br />

el momento de un síndrome desmielinizante clínicamente<br />

aislado. Los hallazgos específicos encontrados en la RMN<br />

permiten la confirmación de la enfermedad cuando se<br />

extiende a lo largo del tiempo y se disemina en espacio<br />

(en distintas partes del encéfalo o de la médula), parte de<br />

los criterios clínicos diagnósticos (Tabla 1). Las placas de EM<br />

aparecen de forma característica como áreas de alta señal<br />

(blancas) en las imágenes mediante inversión-recuperación<br />

con atenuación de fluidos (FLAIR) potenciadas en T2, que<br />

posibilitan la mejor discriminación de estas lesiones al<br />

suprimir la señal elevada del líquido cefalorraquídeo (LCR) de<br />

los ventrículos. El tamaño de las lesiones oscila entre 2 mm y 2<br />

cm; placas mayores ocasionalmente se asemejan a un tumor.<br />

Los hallazgos característicos de una lesión sugestiva de EM,<br />

típicamente es de forma elíptica, bordes bien definidos,<br />

falta de efecto de masa (ausencia de desplazamiento de<br />

estructuras anatómicas adyacentes) y captación del medio<br />

de contraste (gadolinio). Entre las localizaciones típicas<br />

se incluyen el área periventricular (perpendiculares y/o<br />

contiguas a las paredes ventriculares), el cuerpo calloso,<br />

los pedúnculos cerebelosos (afectación visual), el tronco<br />

del encéfalo, el área yuxtacortical y la médula espinal<br />

dorsolateral.<br />

Figura 5. Resonancia magnética medular. Secuencias<br />

ponderadas en densidad protónica (izquierda) y T2 (derecha).<br />

Plano sagital en un paciente con esclerosis múltiple<br />

clínicamente definida, que muestran múltiples y pequeñas<br />

lesiones desmielinizantes medulares.<br />

Líquido cefalorraquídeo<br />

El examen del líquido cefalorraquídeo (LCR) puede ser de<br />

utilidad cuando no se cuenta con los criterios mayores<br />

para establecer el diagnóstico de EM, pero no es necesaria<br />

si la presentación clínica empata con datos de enfermedad<br />

diseminada en la RMN. El análisis del LCR debe considerar<br />

el recuento de células contenidas, el total de proteínas,<br />

los niveles glucosa, la presencia de bandas oligoclonales<br />

(presencia de inmunoglobulinas dentro del LCR, indicativas<br />

de inflamación del sistema nervioso central). Las bandas<br />

oligoclonales en el LCR o un índice de IgG elevado aportan<br />

evidencia de producción de inmunoglobulinas (inflamación)<br />

dentro del sistema nervioso central, y son frecuentes en la<br />

EM, aunque pueden producirse en infecciones o en otros<br />

procesos inmunologicos; la prueba carece de especificidad<br />

para la EM y posee una sensibilidad de tan sólo el 85-90% en<br />

pacientes con una EM clínicamente definida. Desde luego, la<br />

evaluación del LCR es importante en pacientes con deterioro<br />

neurológico, ya que es imperativo descartar cualquier otro<br />

proceso inflamatorio diferente a la EM, que pueda explicar<br />

las manifestaciones clínicas (infecciones, tumoraciones, etc).<br />

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SYNTHON <strong>MANUAL</strong> ESCLEROSIS MÚLTIPLE<br />

ANÁLISIS<br />

DEL LCR<br />

Figura 6. El análisis del LCR debe considerar el recuento<br />

de células contenidas, el total de proteínas, los niveles<br />

glucosa, la presencia de bandas oligoclonales (presencia de<br />

inmunoglobulinas dentro del LCR, indicativas de inflamación<br />

del sistema nervioso central)<br />

Existen otros estudios diagnósticos que se han utilizado<br />

para apoyar el diagnóstico de EM, como la exploración<br />

mediante potenciales evocados (visuales, auditivos o<br />

somatosensoriales) y la tomografía de coherencia óptica<br />

(evaluación del grosor de la retina), que podrían ayudar a<br />

precisar la magnitud del daño axonal a distintos niveles.<br />

Existen cuadros clínicos de EM tan característicos que con<br />

frecuencia es fácilmente identificado por el especialista.<br />

Sin embargo, existen cuadros clínicos atípicos que pueden<br />

simular otras enfermedades y provocan el retraso del<br />

diagnóstico y la identificación temprana de la enfermedad.<br />

Por ejemplo, las lesiones estructurales, especialmente las<br />

de la base del encéfalo y de la médula espinal, que pueden<br />

reproducir síntomas sensitivos y motores en distintas<br />

localizaciones corporales, similares a las vistas en la EM. Otros<br />

diagnósticos que habrá que tomar en consideración son las<br />

malformaciones de Chiari con o sin siringomielia, la hernia<br />

discal, la espondilosis cervical y los tumores de bajo grado.<br />

También es muy importante considerar la posibilidad<br />

de que las manifestaciones estén relacionadas con un<br />

proceso infeccioso del sistema nervioso central, ya que<br />

las consecuencias a corto plazo pueden ser devastadoras.<br />

Alguno de los patógenos relacionados con este tipo de<br />

infecciones son el virus linfotrópico humano de células T<br />

(mielopatía asociada a virus/paraparesia espástica tropical),<br />

el virus de la inmunodeficiencia humana (neuropatía,<br />

mielopatía, alteración cognitiva y cambios en la sustancia<br />

blanca del SNC), la neuroborreliosis (enfermedad de Lyme),<br />

la neurosífilis, el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus, el<br />

virus del herpes simple, la mielitis por virus de la varicelazóster<br />

y el virus JC (leucoencefalopatía multifocal progresiva<br />

relacionada con el uso de natalizumab).<br />

Otras enfermedad inflamatorias o autoinmunes que afectan<br />

al sistema nervioso central deben ser consideradas en el<br />

diagnóstico diferencial (sarcoidosis, lupus eritematoso<br />

sistémico, síndrome de Sjögren y la vasculitis); lo mismo que<br />

alteraciones metabólicas o nutricionales que puedan imitar<br />

una EM (deficiencia de vitamina B12, o la mielinólisis central<br />

pontina secundaria a una corrección excesivamente rápida<br />

del sodio, deficiencia de vitamina D).<br />

Tratamiento<br />

La EM es una enfermedad crónica, potencialmente<br />

debilitante que actualmente no tiene cura. El tratamiento<br />

de la EM está dirigido para cumplir con varios objetivos:<br />

Reducir la frecuencia de recaídas o exacerbaciones, acelerar<br />

la recuperación, detener o enlentecer la progresión de la<br />

enfermedad, aliviar los síntomas en pacientes con deterioro<br />

neurológico permanente y maximizar la independencia<br />

y capacidad física en todas las etapas de la enfermedad.<br />

Objetivos secundarios, pero no menos importantes, están<br />

dirigidos a tratar comorbilidades especificas relacionadas a<br />

la EM como la depresión, fatiga, espasticidad muscular, dolor,<br />

insomnio y disfunción vesical, intestinal y sexual.<br />

Tratamiento de la exacerbaciones agudas o recurrencias<br />

El tratamiento de primera línea para contrarrestar<br />

las exacerbaciones agudas son las dosis altas de<br />

metilprednisolona por vía intravenosa, administradas<br />

diariamente durante 5 días, seguido de una reducción<br />

progresiva con prednisona por vía oral. Los corticoides han<br />

demostrado acortar la duración y gravedad de los síntomas<br />

de una exacerbación aguda, pero no tienen efecto sobre<br />

el deterioro invalidante a largo plazo. Cuando no se puede<br />

tener un acceso venoso, es posible utilizar dosis altas de<br />

prednisona por vía oral, aunque existen pocos datos que<br />

soporten su uso. La plasmaféresis ha sido utilizado en algunas<br />

ocasiones en pacientes con episodios desmielinizantes<br />

graves, especialmente en la mielitis transversa, aunque debe<br />

ser realizada por un especialista. Las inmunoglobulinas<br />

intravenosas no están recomendadas para este padecimiento<br />

en el momento actual.<br />

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